Centro Virtual Cervantes
Artes

Ciudades Patrimonio > Oaxaca > De paseo > 27. Santa María del Tule
Oaxaca

27. Santa María del Tule

Galería de imágenes

Muy rico en ruinas arqueológicas y otras pervivencias de la civilización prehispánica, el territorio oaxaqueño admite un pabellón con lema castellano y divisa en náhuatl. Al fin y al cabo, el doble legado cultural es la fuerza mayor de pueblos como Santa María del Tule, cuyo nombre expresa la miscelánea de sangres e ideas. He aquí la prueba: por esta vez, la devoción mariana se combina con una planta, el tule, vocablo con el cual designan los indígenas a la espadaña. Sin duda, el patronazgo de la Virgen debió de ser reconfortante para los lugareños en tiempos pasados, en especial cuando la fabricación de la cal era su principal medio de vida.

A diez kilómetros de Oaxaca de Juárez y no lejos de pueblos afines, como Rojas de Cuauhtémoc, San Francisco Lachigoló, Santa Cruz Amilpas, Teotitlán del Valle y Tlalixtac de Cabrera, nuestra localidad disfruta de las aguas del Atoyac, lo cual templa la climatología, humedece las arcillas del subsuelo y riega plantas silvestres como el cazaguate, el mezquite y el guaje, al tiempo que posibilita el cultivo extensivo del maíz, el fríjol y la guayaba.

Pero, aun subrayando su importancia económica, estas plantas no parecen tan decisivas para la identidad de los lugareños como el prodigioso árbol del Tule. Atractivo para los botánicos y aún más si cabe para los excursionistas, su tronco atrae todas las miradas. Ni siquiera el templo de Santa María de la Asunción, muestra singular de la arquitectura religiosa del siglo xviii, consigue restar admiradores al árbol de marras, pese a que cada 15 de agosto muchos oaxaqueños acuden a festejar en esta ermita la Asunción de la Virgen. De hecho, el segundo lunes de octubre figura en el calendario local como la fiesta del árbol del Tule, lo cual da una idea de hasta qué punto el longevo y enorme ahuehuete (Taxodium mucronatum) adquiere acá protagonismo. No es de extrañar: sus cuarenta metros de altura y 509 toneladas de peso hacen de él un fenómeno de la naturaleza, digno de figurar en las enciclopedias y los manuales de biología.

En estos tiempos en que el prestigio periodístico de una criatura requiere cualidades extravagantes, el árbol del Tule resulta una especie idónea para fomentar expectativas entre el público masivo. Obviamente, la estupefacción del turista no dimana de la presencia de este exceso vegetal en el atrio de Santa María de la Asunción, sino de las dimensiones del tronco, y en particular, de las primorosas rugosidades y texturas que van formándose sobre este último, cuya corteza, por esa cualidad figurativa, nos parece tallada a cuchillo por algún artesano zapoteca.

flecha a la izquierda (anterior)  flecha hacia arriba (subir)  flecha a la derecha (siguiente)
Centro Virtual Cervantes © Instituto Cervantes,  . Reservados todos los derechos. cvc@cervantes.es