Durante la ejecución de un penal en un partido de fútbol, aproximadamente el 76% de los tiros terminan en gol. A pesar de la estadística en contra, el portero debe procesar toda la información de su entorno y prácticamente anticipar la trayectoria que tomará el balón. El estrés al que se enfrentan los guardametas, entre los pitidos del silbato, los gritos de los contrarios y los disparos a la portería, los ha llevado a desarrollar una percepción distinta del mundo, revela un reciente estudio publicado en Current Biology.
Un equipo de psicólogos de la Dublin City University, en Irlanda, investigó las diferencias entre los porteros, los jugadores de campo y las personas comunes al tomar una decisión en situaciones con estímulos sensoriales confusos. Su hipótesis era que los arqueros tienen una mayor capacidad para combinar información de diferentes sentidos y obtener resultados exitosos en su tarea de defender la portería.
La ventana de unión temporal donde todo se torna confuso
Para comprobar su teoría, el equipo de investigación diseñó una prueba clásica que evalúa la estimulación y confusión sensorial, la cual mide la amplitud de lo que se conoce como ventana de unión temporal. Este estado mental, propenso a cometer errores, se caracteriza por la fusión de estímulos sensoriales separados en un único evento perceptual. La ventana puede variar en cuanto a su ancho y simetría, estímulos, la persona y tarea en cuestión, pero siempre provoca confusión en el sujeto.
Para llevar a cabo el estudio, los psicólogos seleccionaron a 61 participantes, incluyendo porteros, jugadores de otras posiciones y personas sin experiencia futbolística. A todos se les mostraron una o dos imágenes en una pantalla, acompañadas de uno o dos pitidos. Los estímulos auditivos y visuales se presentaron con diferentes intervalos de tiempo.
Una parte de la prueba consistía en mostrar un destello acompañado de dos pitidos. Este patrón normalmente lleva a la percepción de la existencia de dos destellos y se produce porque se ha abierto la ventana de unión temporal, donde los estímulos se integran. Cuanto más lento sean los intervalos entre las señales, menos confusión se experimentará.
Los porteros no confunden sonidos con imágenes
Los resultados obtenidos indicaron que los porteros presentaron una ventana de unión temporal más estrecha en comparación con los otros participantes. Además, revelaron que los deportistas tienen mayor capacidad para discriminar las señales sonoras y visuales. Estos hallazgos confirmaron la hipótesis planteada por los investigadores. Los guardametas han entrenado sus cerebros para mejorar la precisión en la percepción de estímulos audiovisuales y responder en consecuencia. La habilidad es fundamental cuando, por ejemplo, se ve un balón pero no se escucha el sonido de la patada.
"Proponemos que estas diferencias se derivan de la naturaleza idiosincrásica de la posición del portero, que valora la capacidad de los porteros para tomar decisiones rápidas, a menudo basadas en información sensorial parcial o incompleta", escriben los psicólogos en el artículo Distinct profiles of multisensory processing between professional goalkeepers and outfield football players.
Michel Quinn, el psicólogo principal del estudio, es un ex portero retirado y además es hijo del guardameta de la selección nacional de Irlanda, Niall Quinn. Según Michel, él ya intuía que los porteros perciben el mundo de manera diferente y su objetivo era demostrarlo a través de la ciencia.
