Misterios y curiosidades del antiguo Egipto

El viaje fallido del príncipe Ponplón y el descubrimiento del ataúd del rey Kamose

En 1857 tuvo lugar en la necrópolis tebana de Dra Abu el-Naga el descubrimiento de un tosco ataúd de madera pintada que contenía una momia y algunos valiosos elementos de ajuar funerario. El arqueólogo Auguste Mariette envió, por orden del virrey de Egipto, estos artículos a Francia como presente diplomático para el príncipe Napoleón José Carlos. Excepto el ataúd, que se quedó en Egipto. No sabía que había regalado el ajuar funerario de un antiguo rey tebano que luchó contra los hicsos.

Estela del rey Kamose descubierta en el templo de Karnak. Museo de Luxor.

Estela del rey Kamose descubierta en el templo de Karnak. Museo de Luxor.

Estela del rey Kamose descubierta en el templo de Karnak. Museo de Luxor.

Olaf Tausch (CC BY 3.0 DEED)

En 1857, un par de años antes de que tuviese lugar el descubrimiento de la tumba de la reina Ahhotep con su espectacular tesoro de joyas de oro y de armas, el arqueólogo francés Auguste Mariette había vuelto a Egipto a petición del virrey Said Pachá. 

De hecho, Mariette se encontraba trabajando en el Museo del Louvre, en París, desde 1854, donde ocupaba el cargo de conservador del departamento de antigüedades egipcias. Pero esa vida tranquila y burocrática no iba con él, y al poco tiempo ya estaba deseoso de retomar el trabajo de campo. Esa nueva oportunidad se la brindaría su amigo Ferdinand de Lesseps, el ingeniero que sería el artífice del canal de Suez.

el viaje de ponplón

De Lesseps había orquestado con el virrey de Egipto la visita al país del príncipe Napoleón José Carlos, sobrino de Napoleón Bonaparte y primo del emperador Napoleón III de Francia, un hombre con grandes inquietudes e intereses al que sus allegados apodaban cariñosamente Ponplón. Como toda visita diplomática, la del príncipe Ponplón causó un gran revuelo en Egipto, y los preparativos para asegurar que todo fuese un éxito empezaron con bastante antelación.

Retrato del príncipe Napoleón José Carlos Bonaparte, apodado Ponplón. Hipólito Flandrin. 1860. Museo de Orsay, París.

Retrato del príncipe Napoleón José Carlos Bonaparte, apodado Ponplón. Hipólito Flandrin. 1860. Museo de Orsay, París.

Retrato del príncipe Napoleón José Carlos Bonaparte, apodado Ponplón. Hipólito Flandrin. 1860. Museo de Orsay, París.

PD

En realidad, la idea era que Ponplón tuviese el privilegio de "descubrir" algún valioso objeto arqueológico durante su visita, por lo que Said Pachá dio la orden de que a lo largo del recorrido del príncipe francés "brotasen" las antigüedades como si fuesen setas. Y para ocuparse de ello, De Lesseps y el virrey pensaron en Mariette, cuya función sería viajar Nilo arriba, antes de la llegada de Ponplón, descubrir antigüedades y volverlas a enterrar a lo largo del periplo principesco.

Dicho y hecho. Mariette envió a sus hombres a excavar en varios yacimientos que parecían prometedores por todo el país, como Giza, Saqqara, Abydos o Elefantina. Y fue durante esa operación de búsqueda de antigüedades para Ponplón cuando se hizo un importante descubrimiento en Tebas, concretamente en la necrópolis de Dra Abu el-Naga, que a priori no parecía presentar el más mínimo interés: un sencillo y tosco ataúd de madera pintada con una momia en su interior.

Mariette envió a sus hombres a excavar en varios yacimientos que parecían prometedores por todo el país, como Giza, Saqqara, Abydos o Elefantina.

Daga del rey Kamose. Biblioteca Real de Bruselas.

Daga del rey Kamose. Biblioteca Real de Bruselas.

Daga del rey Kamose. Biblioteca Real de Bruselas.

Paul Hermans (CC BY-SA 4.0 DEED)

El ataúd apareció en el fondo de un agujero, acompañado de algunos papiros. Los hombres de Mariette lo abrieron y la momia que había en su interior se redujo a cenizas al contacto con el aire. Entre los vendajes de lino y los huesos, sin embargo, lograron recuperar algunos objetos como una daga de bronce y oro que estaba junto al brazo izquierdo, dos pequeños amuletos en forma de león colocados en el pecho, una caja en forma de cartucho donde podía leerse el nombre de Amosis, un espejo de bronce, un escarabeo y algunos amuletos más.

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un caro regalo diplomático

Mariette pensó que todos estos hallazgos serían muy adecuados para engrosar los "descubrimientos" que Ponplón haría durante su viaje a Egipto cuando ¡oh decepción! se canceló el viaje del príncipe. De todos modos, las autoridades egipcias decidieron enviarle un "lote" de antigüedades como regalo diplomático, y Mariette reunió diversos objetos, entre ellos los descubiertos en Dra Abu el-Naga, que fueron embarcados hacia Francia. Todos excepto el poco atractivo ataúd de sicomoro estucado y pintado, que acabó olvidado en el almacén del Museo de Boulaq, antecedente del actual Museo Egipcio de El Cairo.

Tras la cancelación del viaje de Ponplón a Egipto, las autoridades decidieron enviarle un "lote" de antigüedades como regalo diplomático.

Amuletos en forma de león y caja en forma de cartucho pertenecientes al rey Kamose. Museo del Louvre, París.

Amuletos en forma de león y caja en forma de cartucho pertenecientes al rey Kamose. Museo del Louvre, París.

Amuletos en forma de león y caja en forma de cartucho pertenecientes al rey Kamose. Museo del Louvre, París.

2002 Musée du Louvre / Christian Décamps

Cincuenta años después, en 1907, el conservador Georges Daressy recuperó la pieza y fue capaz de leer, con mucha dificultad, el nombre del propietario, Kamose, inscrito en su superficie. La sorpresa del arqueólogo no tuvo límites. Se encontraba ante el ataúd del rey tebano de la dinastía XVII (1580-1550 a.C.) que había emprendido la guerra de expulsión de los invasores hicsos del norte, el monarca que había sucedido a Seqenenre Taa II, muerto violentamente en combate, y que precedió a Amosis, quien, finalmente, logró vencer y expulsar a los hicsos.

¡Mariette había regalado, sin saberlo, el ajuar funerario de uno de los reyes más famosos de Egipto! Y es que, por el nombre que había en la caja en forma de cartucho y por el tipo de decoración que presentaba el ataúd, el arqueólogo francés pensó que el difunto era un hombre llamado Amosis (por otra parte, un nombre bastante habitual) que vivió durante la dinastía XI (2125-2055 a.C.). No pensó que en realidad se trataba del nombre del rey Amosis, el sucesor de Kamose.

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Pero la tosquedad del ataúd parecía impropia de un gran rey. Daressy, de hecho, solo pudo leer el nombre, sin cartucho (representación esquemática de una cuerda anudada que rodea el nombre del monarca) ni praenomen (nombre del trono). ¿Tal vez no era este el ataúd original de Kamose? Pues seguramente no.

desenterrada y vuelta a enterrar

Según el Papiro Abbot, conservado en el Museo Británico y escrito 400 años después de la muerte de Kamose, en esa época la tumba del rey se hallaba intacta y su momia, en buen estado. Pero durante el reinado de Ramsés IX fue sacada de su tumba y enterrada por los sacerdotes tebanos en un agujero, bajo un montón de escombros, para protegerla de los continuos saqueos que en ese período asolaban la necrópolis real.

Según el Papiro Abbot, 400 años después de su muerte, la tumba y la momia de Kamose estaban en perfecto estado.

Espejo de bronce del rey Kamose, en el Museo del Louvre, París.

Espejo de bronce del rey Kamose, en el Museo del Louvre, París.

Espejo de bronce del rey Kamose, en el Museo del Louvre, París.

2003 Musée du Louvre / Georges Poncet

Finalmente, volviendo a Mariette, en 1858 el arqueólogo francés fue nombrado director del departamento de Antigüedades de Egipto. El virrey Said Pachá le dio amplios poderes como se refleja en una carta que le envió: "Te asegurarás de mantener a salvo los monumentos, les harás saber a los gobernadores de todas las provincias que tienen prohibido tocar una sola piedra; deberás encarcelar a cualquiera ponga un pie en el interior de un templo".

Nunca supo de su "error" con la identificación del ataúd y el ajuar funerario del rey Kamose, y bajo su dirección se llevaron a cabo grandes descubrimientos en todo Egipto. Aunque sus métodos no fueron siempre demasiado ortodoxos. De hecho, para sus enemigos, Mariette era "un torbellino que iba a destruir Egipto". Afortunadamente se equivocaron.