La Sierra de Cucalón

Con motivo del Día de la Diversidad Biológica, que celebramos este próximo 22 de mayo, nos calzamos las botas para ir de excursión por alguno de los paisajes más desconocidos y fascinantes de Teruel, único por su cantidad de ambientes y riqueza natural. ¡Visitemos las serranías de Cucalón!

Vista del valle de El Colladico desde la Peña Modorra. Fuente: http://chematapia.blogspot.co

Hallaremos una tierra dura. Integradas en el Sistema Ibérico, son cuatro los relieves montañosos que, volcados sobre el gran río Ebro, dibujan nuestro destino: la Sierra de Fonfría, la Sierra de Oriche, parte de la Sierra de Herrera, y la Sierra de Cucalón, que da nombre al conjunto. Una tierra difícil, de clima extremo y rudimentarias comunicaciones que han de atravesar agrestes perfiles. Encontramos, en fin, una tierra despoblada. Hoy, la zona de la Sierra de Cucalón cuenta con la menor densidad demográfica de toda la comarca del Jiloca. Un “desierto demográfico” en el que sus escasos pero aguerridos habitantes se dedican a la ganadería o la agricultura.

Vista de Lagueruela, con su ermita del Santo Sepulcro y sus torres medievales vigilando el paso del río Huerva. Fuente: http://www.codigopostal.org

Pero ante todo, las serranías de Cucalón son una tierra hermosa, y el lugar de nacimiento de dos gran ríos aragoneses: el Huerva, y el Aguas vivas, que encaminan desde allí sus pasos hacia el Ebro. Así, el primero de ellos ve la luz en el Collado de los Villares, ubicado en la cara septentrional de la sierra de Fonfría, un espacio que, junto con los Montes del alto Huerva, ha sido  declarado “Lugar de Importancia Comunitaria” (LIC)” por la Unión Europea. Desde este punto, a una altitud de 1280 metros de altitud, el Huerva se abre paso entre la Sierra de Oriche hacia la altiplanicie de Campo Romanos, donde tuerce hacia el valle. Pero es el Aguas Vivas el que más ramblas y barrancos abre en nuestro paisaje, todos ellos en la cara norte de la sierra y orientados hacia el corredor del Ebro. Dos de los afluentes del Aguas Vivas también nacen en estas sierras: el Cámaras y el Nogueta, este último uno de los mejor conservados de toda la provincia, en lo que a su cauce y dinámica natural se refiere.

Río Nogueta, característico por su ambiente poco alterado. Fuente: https://caminarporcaminar.com

Además, las montañas de Cucalón constituyen una encrucijada hidrológica decisiva, que da vida a importantes ríos de la cuenca del Ebro. Así, se cruzan también allí las cuencas del Pancrudo y del río Martín, horadando las sierras con una red de torrentes, regachos y barrancos que enriquecen nuestro medio ambiente.

El Huerva a su paso por el Azud de Lagueruela. Fuente: http://arablogs.catedu.es

Desde el punto de vista de la geología, las serranías de Cucalón son un verdadero laboratorio de estudio y escenario de disfrute, pudiendo observar en ellas estratos pertenecientes a diversos periodos de la historia de nuestro planeta, cifrándose los más antiguos en el Cámbrico Inferior, hace cuatrocientos sesenta millones de años. Nos sorprenden las rocas volcánicas de Loscos, los Chevrons de la Sierra de Oriche, el Kars de Piedrahita, la formación Utrillas, o el sinclinal de Bádenas. Al verlas, contemplamos la legendaria historia geológica de esta tierra…

En las rocas Paleozóicas, son abundantes los restos fósiles… Fuente: http://www.turismojiloca.es

Así, las rocas volcánicas de Loscos, blanquecinas y porosas, tienen su origen en el magma que ascendió entre las grietas ocasionadas por los choques continentales. Los Chevrons de la Sierra de Oriche, catalogados como Punto de Interés Geológico, nos hablan de los grandes anticlinales o plegamientos del terreno, cuyos gigantescos estratos nos evocan tiempos míticos.

Chevrons de la Sierra de Oriche. Fuente. http://www.jiloca.es

El sinclinal de Bádenas es un perfecto ejemplo de sinclinal (pliegue en forma de V) de los producidos durante el paleozoico. Más al este, nos encontramos la formación Utrillas, en la ladera sur del valle de Piedrahita. Se trata de una impresionante formación arenosa de ciento cincuenta metros de espesor, consecuencia de los ciclópeos avatares del Cretácico inferior.

Finalmente, en Piedrahita podemos admirar un enorme Karst o relieve formado a resultas de la constante erosión del agua, que al ir disolviendo la roca crea lapiaces y grutas decoradas de estalactitas y estalagmitas.

“Agujero de la Calleja”, en las cercanías de Piedrahita. Fuente: https://www.verpueblos.com

Para disfrutar de todo ello, existen diversos itinerarios que discurren por bosques y espacios de gran valor natural. Una de ellas es la Ruta Botánica de Bea, que además de ofrecernos espectaculares vistas de los chevrons de la Sierra de Oriche y de los comglomerados de Bea, nos permite descubrir cuatro de los llamados “árboles monumentales”, particulares por su tamaño, belleza y avanzada edad. Destaca la carrasca bicentenaria conocida como “la abuela de Bea”. Y por supuesto, el paseo nos conducirá a través de ¡más de siete comunidades vegetales distintas!: bosques de chopos cabeceros, sabinares y quejigales, marojales, pinares, encinares y avellanares.

Senderos de la bonita Ruta Botánica de Bea. Fuente: https://caminarporcaminar.com

Para los amantes del senderismo, existe también la “Ruta Geológica de Loscos”, que recorre el piedemonte de la Sierra de Oriche a través de catorce paradas que nos invitan a disfrutar de los principales lugares de interés cultural, , geológico, botánico, y hasta histórico, visitando el bonito pueblo de Loscos o el casi despoblado de Piedrahita.

Ermita de Santa Águeda, en Loscos. Fuente: https://www.pinterest.es

Y también recomendamos, por supuesto, la ruta que asciende hasta la mayor altura de las serranías: la Peña Modorra, ubicada en el extremo noroeste de la Sierra de Oriche. Como puede imaginarse, las panorámicas que ofrece este punto son magníficas: a un lado, el Valle del Huerva; al otro, el valle del Colladico y Piedrahita sobre un tremendo cortado.

Peña Modorra. Fuente: https://www.jiloca.es

La disposición y orientación de las serranías de Cucalón tiene por resultado una gran variedad de microclimas y ecosistemas. Descubrimos solanas y umbrías, crestas expuestas a la fuerza del viento, escondidos cantiles rocosos, y alguno de los bosques más hermosos de la comarca, como el sabinar de Olalla, uno de los bosques de sabina albar mejor conservados de Aragón. Otros ejemplos son el Rebollar de Fonfría o el Pinar de Cañamadera.

Sabina de la arboleda singular de Olalla. Fuente: http://www.diariodeteruel.es

En cada uno de estos lugares nos aguardan infinidad de especies animales, algunas de ellas en peligro, y que no es difícil encontrarse a lo largo de nuestros paseos, como lo son la Ranita de San Antón, cuya población se limita al oeste de la península. Entre el grupo de mamíferos, existen en Cucalón muchos tipos, a consecuencia de la diversidad de ambientes, como el Lirón Careto, el ciervo o el murciélago orejudo. Sobre nuestras cabezas, quizás observen nuestro devenir algún Búho Chico, solitarios Pituertos, o un gracioso Escribano Hortelano, difícil de ver pero de hermoso canto nupcial…

Escribano Hortelano, el único de los ibéricos que abandona nuestro territorio durante la invernada. Fuente: https://seo.org

En definitiva, la Sierra de Cucalón es uno de los enclaves imprescindibles del territorio aragonés que destaca por su riqueza bilógica y natural. Y que nadie deberíamos dejar de visitar para poder disfrutar de un placentero recorrido por sus maravillosos paisajes.

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