Matrix y los universos holográficos

Una de las películas más conocidas de ciencia ficción de los últimos veinte años, y sin duda un referente que ya se ha convertido en un clásico, es «Matrix», aunque el título original es «The Matrix» (1999). En esta película se da una vuelta de tuerca más a un concepto del que ya se hablaba hace 2.600 años. Sí, aunque pueda sorprender a algunos, el argumento de Matrix ya fue expuesto, en su concepto básico, por Platón, cuando nos explicó su «Mito de la caverna«, que es en realidad una alegoría.

En esta alegoría, Platón viene a decirnos que lo que vemos son las sombras proyectadas de la realidad. Es decir, que el universo que observamos es un reflejo del que realmente existe.

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Los prisioneros encadenados somos nosotros, que vemos el universo reflejado que se proyecta en forma de sombras desde el universo real.

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ER=EPR; vamos señora que se me llevan las teorías de las manos

Nuevo amanecer, nueva teoría revolucionaria. En este caso recibe el conciso nombre de ER=EPR. Habría mucho que hablar de cada lado de esta ecuación, que no es una ecuación matemática, sino la idea de que dos ideas aparentemente no conectadas entre sí, en realidad comparten un mismo principio: ni más ni menos, que el de unir la relatividad general con la mecánica cuántica, el santo grial de los físicos durante los últimos 40 años.

ER hace mención a Einstein-Rosen, que en 1935 publicaron un artículo conjunto que denotaba que, derivada de la teoría de la relatividad general, postulaba la existencia de lo que se ha dado a conocer como agujeros de gusano. Esos pasillos interdimensionales que unirían hipotéticamente dos puntos separados del espacio.

EPR hace mención a la paradoja Einstein-Podolsky-Rosen, que también en los años 30, era una contestación a la mecánica cuántica. Según Einstein, «Dios no juega a los dados» y este documento pretendía demostrar que el elemento probabilístico de la mecánica cuántica era un indicio de que la teoría no estaba completa. Trataban el tema del entrelazamiento cuántico, algo que derivaba en una situación absurda, por cuanto dos partículas, separadas y desconectadas, estaban misteriosamente unidas de algún modo no conocido.

Ahora, bueno en 2013, dos físicos como Maldacena y Susskind, que son dos veteranos expertos en la teoría de cuerdas, postularon que, en realidad, ambas ideas, ER y EPR, son en realidad dos aspectos de la misma conclusión: que las partículas entrelazadas están unidas entre sí mediante un puente Einstein-Rosen, es decir, a través de un agujero de gusano del tamaño de la longitud de Planck.

En este momento he de hacer una parada y advertir al lector: tanto esta idea como la teoría de cuerdas trabajan con longitudes de Planck, que es 10 elevado a la -35, extremadamente inferior al diámetro de un electrón, y muy por debajo de lo mensurable por instrumentos actuales.

La idea se dispara cuando se dice que podría haber una inmensidad de agujeros de gusano, y que incluso agujeros negros podrían estar conectados mediante agujeros de gusano. Esto explicaría la aparente discordancia entre relatividad general y mecánica cuántica. Dice Susskind:

“ER=EPR tells us that the immensely complicated network of entangled subsystems that comprises the universe is also an immensely complicated (and technically complex) network of Einstein-Rosen bridges,” Susskind writes. “To me it seems obvious that if ER=EPR is true it is a very big deal, and it must affect the foundations and interpretation of quantum mechanics.”

¿Qué nos queda? Nos queda lo de siempre: la idea es genial, pero, como en la teoría de cuerdas, trabajar con distancias de Planck implica una imposibilidad real de probar la teoría de forma experimental.

Consejo: si quieres crear una teoría que sea interesante y atractiva, trabaja con distancias y tiempos y longitudes de  Planck. Quedarás como un rey y nadie podrá refutar tu teoría.

Bueno, aunque suene un poco sarcástico, la verdad es que todo esto puede ser cierto, pero tenemos que ir más allá de las ideas, y empezar realmente a pensar en posibilidades que puedan ser probadas. Estamos ahogados en teorías. Cada semana salen dos, y la tercera se la dejo a mitad de precio. Así es difícil hacer ciencia.

Conclusión: la teoría está muy bien y puede tener aspectos muy interesantes, pero empieza a ser habitual ver cómo las teorías llegan y pasan una tras otra. Hay que hacer ciencia, no llenar portadas porque sí. El futuro es interesante, pero recordemos: hasta hace poco, los agujeros de gusano eran modelos matemático-físico teóricos, sin ninguna prueba de que existan. Actualmente lo siguen siendo. Vamos a ver cómo acaba esto, y espero de verdad que no sea otro montón de ideas sin más. Hagamos ciencia, lo cual implica teoría, pero también experimentación. Es fundamental, o nos estaremos perdiendo en papeles llenos de cifras que dicen mucho sobre el mundo de la matemática, y muy poco sobre el mundo real.

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