Debemos cuidar nuestros hábitos de vida para vivir más años y mejor. En el congreso de Alzheimer celebrado en Dinamarca estos días, los expertos mundiales han presentado sus trabajos de investigación sobre la demencia. El estudio FINGER ( Finnish Geriatric Intervention Study to Prevent Cognitive Impairment and Disability) es un estudio randomizado, longitudinal realizado a lo largo de dos años, sugiere que si se realiza una intervención adecuada podemos disminuir el riesgo de demencia.
La Dra. Miia Kivipetto, PhD, MD, profesora del Instituto Karolinska de Suecia y el Instituto Nacional de Salud de Helsinki, son los autores del estudio. Ellos nos dicen que se sabe que hay factores de riesgo modificables que debemos controlar para disminuir el Alzheimer, el problema es que todavía hay pocos estudios bien diseñados que encuentren evidencia científica que nos demuestre que disminuyendo las cifras de tensión arterial, diabetes, hipercolesterolemia o hábitos tóxicos, entre otros vamos a padecer menos demencia.
El objetivo fundamental del estudio FINGER fue realizar un programa en el que se controlaba la nutrición, actividades sociales, monitorizando y controlando los factores de riesgo metabólicos y vasculares, incluyendo la hipertensión, dislipemia, obesidad e intolerancia a la glucosa.
Los participantes fueron elegidos aleatoriamente de la población de seis ciudades de Finlandia, en total 1260 personas de edades comprendidas entre los 60 y 77 años. Fueron randomizados dentro de un grupo de intervención intensiva u otro grupo con atención normal en centros de salud.
La intervención intensiva consistía en:
-Siete sesiones grupales y tres sesiones individuales sobre hábitos nutricionales.
-Ejercicios supervisados por un fisioterapéuta con incremento progresivo de la intensidad, ejercicios de facilitación y estiramiento muscular 1-2 veces por semana además de ejercicios aeróbicos de 2-4 veces en semana.
-Entrenamiento cognitivo usando programas informáticos en ambos grupos.
-Monitorización de los factores de riesgo vascular realizados por una enfermera cada 3 meses y por un médico en 3 consultas a lo largo del estudio.
En el otro grupo, el control, se realizaba una mini-intervención con normas básicas realizadas en 13 visitas a lo largo del estudio.
En la evaluación de resultados realizada a los 2 años del estudio encontraron una evidencia significativa de la intervención en el estado cognitivo medido con la escala mNTB( modified Neuropsychological Test Battery), que es una escala con òptima sensibilidad a los pequeños cambios tanto en el Alzheimer como en otras demencias vasculares. Los resultados fueron similares en varones y mujeres. Como efectos secundarios cabe destacar la aparición de lesiones tendinosas o musculares consecuencia del ejercicio físico.
Este estudio continúa realizándose en Finlandia, con nuevas investigaciones en las que se están estudiando la incidencia de demencia a los 7 años, la aparición de depresión (escala de Zung), los factores de riesgo cardiovascular, la morbilidad y mortalidad, la discapacidad, calidad de vida, utilización de recursos sanitarios y marcadores sanguíneos de inflamación, lípidos y glucosa o longitud de los telómeros. También se les realizará estudio con RMN a 200 participantes y TEP a 60.
Incluso en los pacientes de 60 o 70 años se ha visto que la intervención es efectiva, por lo que nunca es tarde para afrontar la prevención de la demencia con cambios en los hábitos de vida. Debemos de tener en cuenta que muchos pacientes que han sufrido traumatismos craneoencefálicos o ictus tienen un riesgo mucho mayor de padecer demencia por lo que resulta interesante el realizar una prevención secundaria entre todos.
Este estudio ha sido presentado en la Alzheimer Association International Conference (AAIC) 2014. Abstract O1-05-04. July 14, 2014.
Autora: Ana Belén Cordal López