Cinco buenos motivos para tener gallinas

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A pesar de que son un animal poco ligado al entorno urbano, no hay motivo para no tener nuestras propias gallinas ponedoras como compañeras. No solo porque, por sus características, no necesitarán unos cuidados demasiado exigentes sino además porque nos procurarán una ayuda en esa alimentación sana tan demandada en nuestros días.

Y es que no cabe duda: tener nuestras propias gallinas no solo no es complicado sino que, además, nos reportará muchas alegrías.

En muchas ocasiones, es más la leyenda que conllevan las gallinas la cortapisa para no plantearlas como animales que podemos tener en casa. Sin embargo, hoy en este post de Consejos Verdecora os planteamos descubrir cinco buenos motivos por los que debemos plantearnos tener nuestras propias gallinas… incluso en un entorno que no sea el rural.

1. No necesitan una gran infraestructura para vivir: además del gallinero (que es una instalación bastante básica y cuyo tamaño dependerá del número de gallinas que tengamos) y de tener sus nidos, las gallinas solo requieren cierta libertad para poder estar contentas y desarrollarse. Por eso, solo es necesario contar con una terraza amplia o preferiblemente un jardín donde poder entretenerse, hacer ejercicio y pastar durante el día. Si el gallinero va a ser el único espacio que tengan disponible, es preferible hacerlo algo más grande para destinar una parte a su descanso y otra a que puedan pasear. Además, dado que son animales sensibles a la luz, es importante que cuenten con ella durante al menos 12 horas y que su espacio (el gallinero) sea algo más sombrío para ayudarlas al reposo nocturno.

Además del gallinero, tendremos que disponer de un espacio para que puedan hacer ejercicio y entretenerse
Además del gallinero, tendremos que disponer de un espacio para que puedan hacer ejercicio y entretenerse

El gallinero siempre ha de estar en un lugar de sombra y que las proteja del frío. Y algo muy importante para que las gallinas estén tranquilas (y, por ende, pongan más huevos): han de sentirse protegidas. Por eso es importante que cuenten con una vallado alrededor. De esa forma, estaremos ayudando a su bienestar.

2. Un auténtico agente de reciclaje: sí, tal cual. Porque además de su alimentación básica a base de pienso específico y de calcio (muy importante para contribuir a la dureza de los huevos), las gallinas disfrutan muchísimo con otros alimentos que pueden salir perfectamente de una cocina o de un jardín. Cáscaras de frutas, verduras, restos de lechugas o incluso el césped que cortemos del jardín serán pequeños manjares que agradecerán como parte de su alimentación.

3. Ayudan en el control de plagas: básicamente, porque como parte de su alimentación, las gallinas son amantes de los gusanos y los insectos. Algo que las convierte en unas amigas geniales de un jardín ya que, si pueden pasear por él, además nos ayudarán a mantener el equilibrio natural de nuestro espacio verde sin plagas.

4. Son una fuente natural de fertilizante: los excrementos de las gallinas son uno de los fertilizantes naturales más ricos en nitrógeno y otros nutrientes. Un fertilizante apto para preparar el suelo antes de plantar y que, incluso, puede aplicarse alrededor de las plantas para nutrir convenientemente el suelo. Y decimos alrededor porque, precisamente por su alta concentración en nitrógeno, aplicado directamente a la planta puede quemarla.

Huevos frescos y naturales, uno de los regalos de las gallinas felices
Huevos frescos y naturales, uno de los regalos de las gallinas felices

5. Aliadas de la alimentación sana: porque, no cabe duda, uno de los principales atractivos de las gallinas como animales caseros es su capacidad de proveernos de uno de los alimentos más nutritivos… pero de manera completamente natural. Y es que el hecho de poder contar con huevos naturales que provienen de gallinas felices, criadas con cierta libertad y con una alimentación cuidada marca una diferencia absoluta en nuestra alimentación. No solo en el sabor del huevo (que es sustancialmente distinto al de los huevos industriales) sino, también, en sus aportes minerales y proteicos. Además, los huevos frescos tienen una caducidad mayor sin perder sus nutrientes.

Y tú ¿te animas a tener tus propias gallinas?