LAS JOTAS DE GÁTOVA

Uno de los actos que definen ese día, sin duda, es la “Tarde de jotas”. Desde tiempos inmemoriales, la Plaza Mayor acoge a un grupo de músicos (hoy en día pertenecientes a la Sociedad Musical Santa Cecilia y a la Rondalla Raíces de Gátova) que durante unas tres horas interpretan la banda sonora de un pueblo, canciones populares con letra propia a ritmo de jota. Apenas han sonado las primeras notas, vecinos y vecinas de todas las edades acuden al centro de la plaza para bailar, siguiendo esos pasos que les enseñaron sus padres, o incluso sus abuelos. Algunos lucen la indumentaria tradicional del baile, otros sus mejores galas. Todos se unen e interpretan armoniosamente una danza conjunta, disfrutando con las letras, divertidas y espontáneas, que hablan de costumbres, de campo y de vida. Los mayores se sitúan con sus sillas alrededor del grupo de baile. Sus piernas ya no les permiten bailar, pero sus sentidos se invaden de memoria y gozan viendo a hijos y nietos continuar con la tradición. Los niños intentan seguir los pasos y corretean aquí y allá, invadidos por la alegría y el jolgorio de la fiesta. La plaza se convierte en foro de reunión, de reencuentro. Muchos vienen de lejos para no perderse el día grande de su pueblo añorado. Y los músicos continúan tocando, y los cantores cantando, sabiendo que, cuando el sol se ponga, quedará un año para volver a disfrutar de esta tarde de emociones. Unas horas en las que todo un pueblo convive en armonía, con el sosiego de sentirse partícipes de algo que traspasa generaciones y que tiene alas para el futuro.

Hace pocos meses, “La Tarde de Jotas” fue declarada Bien de Relevancia Local (BRL) por la Generalitat Valenciana, gracias a las gestiones realizadas por el Ayuntamiento de la localidad y por la Rondalla Raíces de Gátova. Se reconocía, así, que este este tipo de manifestaciones son un patrimonio inmaterial que superan la barrera de lo musical: es cultura, es identidad, es el latir de todo un pueblo.