La Alemania nazi hizo que los gendarmes galos arrestaran exactamente a 12.884 judíos afincados en el país. De ellos, 4.051 eran niños, 5.802 eran mujeres y 3.031 eran hombres.

Tras varios días de encierro en el recinto (y de pasar por varios «campos de tránsito» ubicados en las fronteras del país) la mayoría de ellos fueron trasladados hasta Auschwitz.

El plan

Así fue como sucedió la redada del Velódromo de Invierno en la Francia ocupada por los alemanes. Una deportación masiva que fue planeada en el verano de 1942 con la colaboración del gobierno de Vichy y que fue denominada «Operación viento primaveral». La deportación fue organizada por Darquier de Pellepoix, el comisario general de asuntos judíos del país. Este movilizó, nada menos, que a unos 9.000 gendarmes, funcionarios y policías galos de todo tipo para perpetrar la mayor vergüenza de la historia de la «France» colaboracionista.

Estos agentes fueron los encargados, el 16 y el 17 de julio, de arrestar a más de 12.000 personas. La tarea no les resultó difícil pues, como explica el historiador Yehuda Krell en su obra « Páginas de odio. Historia del antisemitismo», «los judíos franceses habían sido registrados con anterioridad, desde 1940, por las autoridades locales».

A partir de las cuatro de la mañana este improvisado ejército francés sacó a hombres, mujeres y niños de sus casas. «Las órdenes eran que no se dejasen convencer por las súplicas de nadie y que todos fuesen apresados. Los franceses incluso se extralimitaron llevándose a los niños de entre dos y doce años.

Fauré, por su parte, es partidario de que el gran número de mujeres y niños capturados se debió al «exceso de confianza» de los judíos hacia el Estado francés: «Cuando el rumor de la redada se precisó, solo habían huido algunos hombres. La comunidad judía estaba convencida de que las mujeres y los niños no corrían ningún riesgo. Pese a las advertencias y los rumores, la mayor parte de los franceses -empezando por los propios judíos- no podían imaginarse el destino increíble que les estaba reservado».

En palabras del historiador español, la mayoría de estos judíos eran extranjeros que habían llegado a Francia a partir de 1933, cuando Hitler ascendió al poder  y empezó a poner en práctica sus políticas antisemitas. «Muchos habían tenido niños en Francia que, por tanto, ya tenían la nacionalidad francesa. El gobierno de Vichy les quitó antes de esta redada la nacionalidad para poder arrestarlos y deportarlos sin problemas», completa el autor de «Los niños de la estrella amarilla».

«Las órdenes eran que no se dejasen convencer por las súplicas de nadie y que todos fuesen apresados»

La frialdad con la que se llevó a cabo la operación queda cristalina viendo el mensaje que, el 16 de julio, fue enviado a las 8 de la mañana por la prefectura de la zona: «La operación contra los judíos comenzó a las 4 horas de esta mañana. […] Muchos hombres abandonaron ayer el domicilio. Se quedaron las mujeres con uno o varios niños pequeños. Otros se niegan a abrir. Es preciso llamar al cerrajero».

INSTTRUCCIONES POLICIALES DE LA REDADA

París, 13 de julio de 1942 SECRETO Circular nº 173-42 (Extracto)

A los señores Comisarios de División, Comisarios de Vía Pública y de Circunscripciones de Extrarradio. […]

Las Autoridades Ocupantes han decidido el arresto y concentración de un cierto número de judíos extranjeros. La citada medida no atañe más que a los judíos de las siguientes nacionalidades: alemanes, austriacos, polacos, checoslovacos, rusos (refugiados o soviéticos, es decir, “blancos” o “rojos”), apátridas, es decir, de nacionalidad indeterminada. Todos los judíos arriba citados se hallan sujetos a tal medida, sea cual sea su sexo, con tal de que tengan una edad de 16 a 60 años (las mujeres, de 16 a 55 años). Los niños menores de 16 años serán trasladados al mismo tiempo que los padres. Todos ustedes formarán equipos de arresto. Cada equipo se compondrá de un guardia de uniforme y de un guardia de paisano o un inspector de los Servicios de Información [Renseignements Généraux] o de la Policía Judicial […]

Los equipos encargados de los arrestos deberán proceder con la máxima diligencia, sin palabras inútiles ni comentarios. En el momento del arresto además, no se discutirá si los motivos son justificados o no. Serán ustedes los responsables de los arrestos y de examinar los casos dudosos que deberán serles presentados. […]

Se pondrá a su disposición una flota de autobuses cuyo número se indica más adelante. Cuando hayan reunido un contingente suficiente para llenar un autobús, se dirigirán ustedes a: -el Campo de Drancy: individuos o familias que no tengan hijos menores de 16 años; -el Velódromo de Invierno: los otros. Llevarán luego los autobuses que sobren al Velódromo de Invierno. […] Por último, deberán conservar, para ser utilizadas posteriormente, las fichas de aquellas personas momentáneamente ausentes durante el primer intento de arresto. A fin de que mi Dirección pueda estar informada de la marcha de las operaciones, deberán llevar ustedes al mismo tiempo una contabilidad según los apartados anteriores, que remitirán a su correspondiente Dependencia. Se les dirigirán requerimientos periódicos para que presenten estas datos. Entre los arrestados, distinguirán el número de los que sean conducidos a Drancy de aquellos otros conducidos al Velódromo de Invierno. Para facilitar el control, harán inscribir en el reverso de la ficha por uno de sus secretarios la palabra “Drancy” o “Velódromo de Invierno”, según corresponda. Los servicios para los que se destacarán los efectivos indicados a continuación deberán ser provistos de sus correspondientes mandos, dado que las cifras aquí indicadas sólo incluyen el número de guardias. Los mandos no intervendrán en los arrestos, pero serán empleados en las tareas de control y vigilancia según sus instrucciones. Total de equipos: 1472; total de guardias de paisano o de uniforme: 1568. Otros: 220 inspectores de los Servicios de Información y 250 inspectores de la Policía Judicial. Guardias de los Centros primarios de concentración y acompañantes de autobús. Total de estos efectivos: 430. La Compañía del metropolitano, red de superficie, enviará directamente el 16 y 17 de julio a las 5 horas a las Centrales de Distrito, donde permanecerán a su disposición hasta el fin del servicio: 44 autobuses. Además, a la Prefectura de Policía (cuartel de la Cité): 6 autobuses. […] La Dirección de Servicios Técnicos pondrá a disposición del Estado Mayor de mi Dirección, en el garaje, a partir del 16 de julio a las 8 horas: 10 autocares. […] Además, de 6 a 18 horas de los días 16 y 17 de julio, se pondrá un motorista a disposición de cada uno de los Distritos IX, X, XI, XVIII, XIX y XX. La vigilancia del Velódromo de Invierno, tanto en el interior como en el exterior, estará a cargo de la Gendarmería de la región parisina y bajo su responsabilidad. Resumen de las fichas de arrestos: París: 25 334; extrarradio: 2 057; total: 27 391. El Director de la Policía Municipal, Hennequin.

En el velódromo

Tras el arresto, el gobierno colaboracionista dividió en dos grupos a los presos. Una parte (principalmente los hombres solteros y sin familia) fueron llevados hasta campos de internamiento como el de Drancy, al norte del país. El resto (mayoritariamente mujeres y niños) fueron trasladados en autobuses hasta el Velódromo de Invierno de París. «Fue algo muy simbólico porque el lugar no era solo un edificio en el que se practicaba ciclismo. Era un emplazamiento muy popular en el que se habían celebrado desde corridas de toros, hasta pases de modelos. Era un sitio de reunión cercano al río Sena. Un edificio muy conocido», añade Escobar.

Aquel lugar de jolgorio se convirtió durante varios días en un auténtico infierno. «Aunque era un edificio público con baños, no estaba preparado para albergar a tanta gente. Las condiciones fueron penosas. Los presos pudieron llevar escasamente una manta y un par de camisas. Apenas recibieron comida o agua y, a su vez, tuvieron que soportar el calor extremo que hacía en julio», completa Escobar. Durante esos días también fueron fusilados todos aquellos que intentaron escapar. Otros se suicidaron. «Francia se saltó todas las leyes de la República para tener esa relación cercana con los nazis», completa.

No le falta razón a Escobar. Así queda corroborado en el informe que una asistente social que accedió al velódromo publicó en 1942 (y que aparece citado en el dossier de la Biblioteca Gerardo Diego): «Los contados w-c que hay en el Velódromo (ya sabes qué pocos son) están atascados y no hay nadie que los arregle. Todo el mundo está obligado a hacer sus necesidades a lo largo de los muros. Abajo han colocado a los enfermos. Los barreños que tienen al lado rebosan porque no hay donde vaciarlos. […] La gente no bebe ni se puede lavar. El abastecimiento consiste en un cazo de leche por niño de menos de dos años (y tampoco llega para todos) y dos rebanadas de pan de 2 cm de grosor para todo el día (y no todos la consiguen). De momento se aguanta porque la gente ha traído provisiones de su casa, pero de aquí a pocos días no respondo de lo que pueda pasar».

Hacia Alemania

Finalmente, a partir del 18 de julio los presos empezaron a ser deportados hacia Alemania (en algunos casos) o hacia otros campos intermedios galos. Así lo determina el ensayista Emmanuel Lemieux en su obra « Edgar Morin: vida y obra del pensador inconformista». En la misma, señala este día como el primero en el que comenzaron a viajar trenes cargados de judíos hacia Auschwitz. Muchos de los reos no regresarían jamás a su tierra natal, pues su destino serían las cámaras de gas.

Escobar señala que esta situación fue especialmente cruda para los más pequeños. «Como los alemanes no sabían qué hacer con los niños, el gobierno se los llevó a un campo de internamiento al norte del país. Su situación fue doblemente traumática. Primero, porque tuvieron que despedirse de sus padres cuando estos fueron deportados. Y luego, porque fueron trasladados solos hasta Auschwitz en un convoy. Ese camino lo hicieron sin nadie que les cuidara, hambrientos y deshidratados. Fue algo terrible», añade.

Los datos de la redada del Velódromo de Invierno fueron traumáticos. En ella, se deportó aproximadamente a un cuarto del total de judíos que saldrían desde Francia en dirección a Alemania. Y lo más preocupante, según Escobar, es que posteriormente este horror trató de esconderse: «Todo fue indiferencia y silencio durante generaciones. Un ejemplo es que, en las elecciones francesas, Marine Le Pen llegó a decir que los franceses no habían colaborado con los nazis. Aunque lo de su padre fue peor. Él negó directamente el genocidio».

Extracto de un artículo de ABC Historia.