"La felicidad está en nuestra capacidad de amar y de dar"
Hace 30 años, durante siete días, un anciano y sabio quechua de la Aldea A, en la ladera de los Andes, instruyó al escritor y educador peruano Antón Ponce de León sobre los principios de la cosmovisión andina. "Era de estatura pequeña y rostro amable. Me dijo que todo era Inti (Dios). Y que cuando los conquistadores españoles llegaron al Perú creyeron que los incas adoraban al sol, pero en realidad, el sol era sólo una manifestación de Dios, también llamado Sol negro invisible, o fuerza creadora de todas las cosas. Que nosotros también éramos formas, rayos de Inti, por eso la cosmovisión sostiene que todos los hombres somos hermanos y no podemos luchar entre nosotros", recuerda Ponce de León, que llegó a Buenos Aires para dar una serie de conferencias.
"Agregó que todos los seres humanos tenemos una misión en la vida. Que lo triste es que la mayor parte de la gente no sabe a qué vino al mundo y vive sin saberlo durante años y años. Hasta que un buen día se va sin conocer su trascendencia, la importancia de esa misión que da un sentido profundo a la existencia."
Junto con Regia, su mujer, a tres kilómetros de Urubamba, en medio del Valle Sagrado de los Incas, camino a Machu Picchu se encuentra Samana Wasi, que significa casa de descanso, donde desde 1984 la pareja se dedica al rescate y cuidado de chicos y ancianos abandonados. Actualmente, se han propuesto ampliar el hogar y trabajan en la creación de una escuela para padres del siglo XXI.
"Una característica fundamental de esa misión es que en el fondo siempre se trata de un servicio a los demás. No podría ser de otra manera porque el amor es la fuerza más importante que tenemos los seres humanos y eso nos hace felices. Lo cierto es que luchamos denodadamente para alcanzar la felicidad y es lógico porque vinimos a este mundo para ser felices. El problema es que la buscamos donde no está, vamos muy lejos persiguiendo poder, placeres, riquezas, prestigio social, etcétera, pero nada de todo eso nos hará felices. La fuente está mucho más cerca, ¡dentro de nosotros mismos!; la felicidad está en nuestra capacidad de amar y de dar."
-¿Cómo sabemos en qué consiste nuestra misión?
-No es tan difícil; por otra parte, nuestra misión nos deja pistas para facilitar la búsqueda. En realidad, ella quiere que la encontremos ( ríe ). Durante el día hay que buscar un momento que permita tomar distancia del ajetreo diario, después hay que tomar un papel y un lápiz y empezar a hacer una lista de las cosas que le causan placer a uno, que le gustan o que le gustaría hacer. Hay que poner todo lo que pase por la mente, aun las cosas más absurdas y disparatadas. ¡Todo! Después hay que guardar la lista y dejarla por unos días. Cuando se retome, al releerla uno se dará cuenta de que algunas cosas ya no son tan importantes. Incluso, le parecerán desmesuradas y hasta ridículas. Uno tiene que tacharlas, pero si se le ocurren otras nuevas, conviene agregarlas. Y así, hasta que al cabo de un tiempo la lista se reduzca para quedar constituida sólo por tres o cuatro cosas que son las que realmente lo apasionan.
-¿Cuál sería el último paso?
-Analizarlas, observar cómo son realmente y descubrir que hay una que lo atrae de manera especial, hasta tal punto que podría dedicar su vida a hacerla realidad. Esa es nuestra misión en la Tierra. Para eso estamos aquí. ¿No es maravilloso? A veces puede ocurrir que se confunda nuestra misión con nuestra profesión u ocupación y no siempre es así. Por ejemplo, un médico al que lo único que le interesa es ganar plata. En ese sentido, creo que las dos profesiones más trascendentes que podemos ejercer son la de médico y la de maestro, dar vida y enseñar.
-¿Qué educación recibe un chico en Samana Wasi?
-Por una parte, exactamente la misma que en cualquier colegio. La diferencia está en que todos los días, de 17 a 19, debe asistir a una escuela de valores, como la llamo yo. ¿Qué le enseñamos ahí? Por ejemplo, a cuidar su cuerpo, a hacerse responsable por lo que hace o dice. A escuchar, a crear, a comprender que él es un proyecto fabuloso y que en él está hacerlo realidad.
-¿Y los ancianos?
-Nuestra tarea consiste en hacerles comprender que su vida no terminó, que están cargados de experiencia y transitando un momento muy especial en el que se les presenta la oportunidad de rescatar viejos sueños y concretarlos. Puede ser tocar un instrumento, cantar, aprender, pintar?, tantas cosas.
-¿En qué consiste la escuela para padres del siglo XXI?
-Ser padre es una de las tareas más importantes y difíciles para un ser humano. Sin embargo, daría la impresión de que no la tomamos en cuenta, como si no hubiera nada que aprender. Que todo se resuelve mágicamente. Bueno, la idea es ayudar a formar buenos padres, que es una manera de contribuir a crear una sociedad más sana. Entre otras cosas, recordar a los progenitores que los niños los toman muy en cuenta, que los observan con mucha atención, y que es muy difícil para un chico aceptar que no tiene que arrojar desperdicios a la calle si su padre lo hace continuamente como si fuera lo más natural del mundo.
lanacionarMás leídas de Espectáculos
No se calla nada. Mirtha habló de la libertad de expresión, volvió a pedir por la vacuna del dengue y reveló una infidencia de Milei
Un jarrón, secretos y guiños entre una expareja. Las “felicidades” de Adrián Suar y Benjamín Vicuña: cómo es la obra que ya era un éxito antes de su estreno
“Mis padrinos fueron Mariano Moreno y Sarmiento”. Mirtha recordó su casamiento y se sumó a los chistes sobre su edad