Luján, no solo una cuestión de fe

Turismo

Sede de la Basílica Nacional y destino religioso por excelencia, atrae también por su historia y por sus encantadores pueblos rurales.

A 68 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, una distancia que los peregrinos recorren a pie una vez al año, la ciudad de Luján es un destino ideal de miniturismo, donde lo urbano y lo rural conviven armónicamente, del mismo modo que lo hacen el pasado y el presente. Ubicada a orillas del río Luján, las primeras construcciones en la zona datan de comienzos del siglo XVII. Pero fue bastante después, el 15 de mayo de 1887, cuando la ciudad empezó a perfilarse hacia lo que es hoy. Ese día se colocó la piedra basal de la Basílica Nuestra Señora de Luján, que 48 años después reveló su arquitectura de estilo neogótico que la caracteriza. Actualmente, se halla en su etapa final una importante obra de restauración iniciada en 2006, consistente en la restauración integral exterior e interior, y que incluye la cripta del subsuelo, el baptisterio, la casa parroquial, el claustro, las santerías y la plaza. Lo que no impide que pueda ser visitada todos los días de 7 a 20 horas. La presencia de imágenes de la Virgen, en cambio, es una constante en toda la ciudad.

Otra parada en el circuito de turismo religioso de Luján es la Abadía de San Benito, que pertenece a la Congregación Benedictina de la Santa Cruz del Cono Sur. Se trata de un monasterio en el que su comunidad dedica su vida a la oración, el trabajo y el estudio. Es posible hospedarse allí, compartir algunos de los rituales y participar de la celebración de la Liturgia de las Horas. Del mismo modo, el llamado “restaurante de las monjas”, de cocina francesa, funciona en el convento de la orden Donum Dei. Sus cocineras y mozas son misioneras de la congregación provenientes de distintas partes del mundo.

 

Otro gran atractivo de Luján es el Complejo Museográfico Enrique Udaondo, de gran riqueza patrimonial, que comprende dos de los edificios más antiguos de la provincia: el Cabildo y la Casa del Virrey, que en 1942 fueron declarados Monumento Histórico Nacional. Este importante museo provincial está integrado por la Sala del Gaucho; la Sala de los Presidentes; el Museo del Transporte; los patios del Cabildo; una casa colonial en la que se pasa revista a los grandes hitos de la historia argentina; las colecciones de la familia Udaondo; el pabellón Manuel Belgrano; la Sala Federal, en tributo a Juan Manuel de Rosas; la Sala de Arte Hispanoamericano, y una Capilla con importantes piezas jesuíticas de arte religioso. El Complejo se puede visitar de miércoles a viernes de 12 a 18 y los domingos y feriados de 10 a 18 horas.

Frente al museo se encuentra la Plaza Belgrano (antes Plaza Real y Plaza de la Justicia), el lugar de encuentro de los lujanenses, escenario de todo tipo de festividades, actos y esparcimiento. El otro espacio verde, de gran atractivo, es el Parque Ameghino, de tres hectáreas de superficie, diseñado por el célebre paisajista francés Carlos Thays a la vera del río Luján a comienzos del siglo XX. Hasta 1924 se denominaba Parque Santamaría. En su predio se encuentra un monumento a Florentino Ameghino, naturalista argentino de gran importancia para las ciencias naturales de nuestro país.

Antes de llegar a Luján desde Buenos Aires, en el kilómetro 58 del Acceso Oeste, se encuentra el Zoológico de Luján. Se trata de un zoológico abierto, de contacto directo con los animales, en un marco de frondosa vegetación. Presentado como un paseo educativo, además de recreativo, genera polémica por los potenciales riesgos que presenta ese estilo de contacto directo, y por las sospechas de que los animales son sedados y sobrealimentados para reducir esos peligros. De todos modos, los ejemplares que pueden verse son por demás atractivos, al menos para quienes no son contrarios a la existencia misma de los zoológicos. El lugar tiene áreas para acampar, visitas guiadas, paseos en pony y juegos infantiles. Abre todos los días de 9 a 18 horas.

 

 

El encanto de los pueblos rurales

 

Carlos Keen, Open Door, Cortínez (o Cortines), Olivera, Jáuregui y Torres, con sus similitudes y diferencias, son los pueblos que se encuentran dentro del partido de Luján y que constituyen el circuito de pueblos rurales del municipio y también de la provincia de Buenos Aires, donde hay cientos que tienen características afines. Aunque a la vista de un citadino pueden parecer pueblos detenidos en el tiempo, y aun fantasmas, tienen su propia dinámica. Lo que no tienen, para fortuna de sus pobladores y de sus visitantes ocasionales, es vértigo.

Ubicado a 15 kilómetros de Luján, Carlos Keen ofrece el atractivo de su estación de tren, donde funciona el Centro Cultural y Turístico. También hay un predio para demostraciones ecuestres, el Museo Rural con sus antiguas herramientas de labranza, la Capilla San Carlos Borromeo, la Biblioteca Popular, la Feria Artesanal que funciona los fines de semana y los feriados, y una variada oferta gastronómica con restaurantes que funcionan en antiguas casonas recicladas.

Open Door se encuentra a 12 kilómetros de la ciudad y debe su nombre al método de tratamiento terapéutico de puertas abiertas de la Colonia Nacional Psiquiátrica Dr. Domingo Felipe Cabred, fundada en 1908, donde los pacientes hacían laborterapia en el tambo, el vivero, la granja o la quinta. Hoy, con sus más de 40 canchas, el pueblo se convirtió en la Capital Nacional del Polo, con campeonatos nacionales e internacionales y una infraestructura de alta gama para atender los requerimientos de los polistas.

Sobre la ruta 7, a 10 kilómetros de Luján, Cortínez, también conocido como Cortines, es un pequeño pueblo de casas antiguas que tiene como eje el Boulevard Dr. Muñiz, de frondosa arboleda. Denominado Pueblo de la Naturaleza por sus pobladores, invita a caminar sus calles silenciosas y a almorzar en algunos de sus restaurantes de campo.

El Pueblo Escondido, así es como llaman a Olivera, dicen que por encontrarse entre dos ciudades, sobre la ruta 5: Luján, de la que se halla a 20 kilómetros, y Mercedes. Un pueblo de 1.500 habitantes cuya historia se remonta a comienzos del siglo XIX, cuando el español Domingo Olivera adquirió la famosa estancia Las Acacias, un emprendimiento pionero en la producción rural, que tuvo durante su historia distintas actividades productivas, entre otras la cría de avestruces, apicultura y desarrollo y adaptación de ganados ovino y porcino.

Jáuregui, también conocido como Villa Flandria (allí funcionó la Algodonera Flandria y aún hoy se encuentra la cancha del club Flandria), tienen la particularidad de que está atravesado por el río Luján. Esto, a su vez, generó la existencia de dos nombres (además de Villa Flandria) para referirse a esta localidad, la segunda más poblada del partido. Al sur del río, se denomina Jáuregui; al norte, Pueblo Nuevo. El Club Náutico, el club Flandria, el Museo Textil y el Círculo Criollo Martín Fierro son los sitios turísticos más destacados, más allá de la belleza natural del pueblo, característica común a todos los otros.

Conocido como El Pueblo Olvidado, Torres es la más pequeña de las localidades rurales cercanas a Luján. Los lugares a visitar en este pintoresco pueblo de casas sencillas y antiguas son la Parroquia San José, la plaza frente a la estación de tren, la centenaria cancha de pelota paleta y un parque de esculturas hechas con material ferroviario en desuso.