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Camino a las urnas

Debate Atresmedia: La trifulca entre Pedro Sánchez y Albert Rivera da vuelo a Pablo Casado

Actualizado

Derecha contra izquierda, pero también Rivera frente a Casado y Sánchez frente a Iglesias. Una batalla más dura que la del lunes en la televisión pública

El segundo debate de los cuatro principales candidatos a la Presidencia del Gobierno, a sólo cinco días de que se abran las urnas, echó en la práctica el cierre a la campaña electoral. Pocos momentos se esperan ya cruciales. Esta suerte de primarias a doble vuelta entre aspirantes a La Moncloa ya están sólo pendientes de la decisión de los españoles.

La de este martes fue una confrontación en toda regla, de todos contra todos. Casi a la desesperada. Derecha contra izquierda, pero también Rivera frente a Casado y Sánchez frente a Iglesias. Más dura, más agria que la del lunes por la noche. Los encontronazos más duros se produjeron entre los candidatos de Ciudadanos y PSOE y con ello, dejaron un espacio libre para el lucimiento de Pablo Casado.

En esta segunda entrega, el líder del PP se creció y no dudó incluso en abrir fuego contra Rivera. Ambos, y también Pablo Iglesias, llevaron en esta ocasión la voz cantante frente a un Pedro Sánchez demasiado aferrado a los papeles, a las fichas y al listado de medidas planteadas en el Consejo de Ministros y que acusaba a todos de mentir.

El líder socialista abrió el debate negando su intención de pactar con Cs. Su pretensión, como ya anunció en el debate anterior, es la de gobernar en solitario dando entrada en su Ejecutivo a independientes.

El de Cs devolvió la pelota rechazando también él a Sánchez y a sus "aliados" con los que asegura no querer ir "ni a la vuelta de la esquina". Su Gobierno sería "constitucionalista, liberal y centrista" y por eso tendió la mano al PP. "Más claro el agua", sentenció.

Casado, en una actitud mucho más combativa que la del día anterior, marcó distancias claramente con todos. Aseguró haber sido el único que no ha pactado nunca con Sánchez y lamentó haber desaprovechado la oportunidad de haber sumado desde el principio fuerzas con Cs. El líder del PP en esta ocasión sí abrió la puerta a pactar con Cs y avisó a Sánchez de que "no se puede blanquear el terrorismo y el independentismo a cambio de votos".

Pablo Iglesias está dispuesto sin ningún género de dudas a formar Gobierno con el PSOE. Su máximo interés de nuevo fue urgir a Sánchez a que disipe la duda de si pactará con Rivera. Él por su parte mantuvo en pie su petición de entrar en el Gobierno si sus votos son decisivos para la investidura.

Cataluña y el desafío soberanista fue una vez más el tema más abrupto y en el que más se distinguieron los dos bloques. El candidato de Unidas Podemos defendió la "plurinacionalidad" del Estado y propuso dar encaje a la misma a través del diálogo. Planteó que Cataluña siga en el Estado pero "cambiando algunas cosas en España". Iglesias aprovechó para afear a sus rivales las "barbaridades" que dicen a este respecto.

Pablo Casado tachó a Sánchez de "candidato favorito de los que quieren romper España". El popular aseguró que Sánchez "ya ha negociado y ha cedido" ante ellos porque necesita sus votos. Para el popular, el actual presidente del Gobierno es "un peligro público para España".

Rivera corrió por el mismo camino recordándole a Sánchez todos los reproches que ha recibido el Gobierno de referentes del socialismo. En este apartado, el candidato naranja demostró que conoce bien el terreno y el líder socialista se vio obligado por segunda vez en dos días seguidos a afirmar con contundencia que respecto a las aspiraciones de los independentistas "no es no". En este capítulo, de nuevo, el presidente se mostró acorralado.

A Pedro Sánchez le llegó el primer revés cuando se le preguntó por qué no ha llevado a la práctica su promesa de derogar la reforma laboral. El socialista intentó romper la línea argumental que no le resultaba cómoda y sorprendió asegurando que él "nunca" ha pactado con los independentistas y llamó "mentirosos" a sus adversarios de la derecha. Casado respondió con toda dureza ayudado por Rivera. "Usted es rehén: tiene las manos atadas por Podemos y por los independentistas".

Iglesias adoptó la posición de moderador pero haciéndose valer clara e insistentemente como apoyo de Sánchez. El candidato de Podemos llegó incluso a acusar al líder naranja de ser un maleducado y un impertinente por interrumpir a los demás.

En el capítulo económico en el que se abordaron cuestiones tales como el empleo, las pensiones, los impuestos y la vivienda, los cuatro aspirantes se mostraron solventes.

Rivera propuso hacer "un nuevo mercado laboral" en el que se reduzcan drásticamente los contratos precarios. Sánchez enhebró una larga lista de medidas aprobadas por su Gobierno y prometió que si sigue en Moncloa hará que los autónomos paguen según sus ingresos. También afirmó que promoverá una reforma de la Constitución para blindar las pensiones.

Iglesias, que no dejó de batallar por introducir sosiego en la discusión, dio una imagen de moderación muy alejada de la agresividad que exhibe en el Congreso. Él también explicó con solvencia sus propuestas aunque en el terreno económico se movió más en la filosofía que en los números.

A este segundo debate, los candidatos venían bien preparados para afrontar cuestiones duras y, en especial, el líder del PP que tuvo que echar el resto para capear con el aborto y la violencia de género. Sánchez intentó arrinconar a PP y Cs en la esquina más extrema de la derecha y adoptó una posición de superioridad que topó de bruces con Rivera. El líder de Cs le frenó acusándole de "hacer política con el dolor".

En su último minuto, Casado prometió a los españoles "no defraudar"; Sánchez dio por hecho que el PSOE será ganador y pidió el voto para seguir "avanzando"; Rivera se presentó como un presidente que sólo pensará en el "futuro de España" trabajando "juntos"; Iglesias por último, cerró con un "la historia la escribes tú; sí se puede".

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