La actriz Marta Etura: "Deberían dejar gobernar a Rajoy porque tiene mayoría"

Marta Etura se mueve por el casco viejo de Donosti -su ciudad- con determinación. «Tengo clarísimo dónde quiero ir », nos dice. Es domingo, ha dormido poco porque la noche anterior se estrenó El hombre de las mil caras en el Festival de Cine de San Sebastián y le ha tocado madrugar para presentar ante la prensa El Guardián Invisible.

Lo primero que ha hecho al vernos ha sido guardar los tacones en el bolso y calzarse unas zapatillas deportivas. «Necesito unos pinchos y unos vinos, estos días de festival están siendo una locura». Lo dice mientras gira por una calle estrecha en la que hay dos carteles con la imagen de Otegi. Repara en ellos y se posiciona. «Con Otegi no hay debate político. Este señor no puede presentarse a ningún cargo público. Ha formado parte de ETA, secuestró a gente inocente. No hay discusión posible. Cualquier persona con semejante currículum no debe tener un cargo público. Una cosa es avanzar y otra, la impunidad». Etura -que tiene siete apellidos vascos- vivió toda su infancia y adolescencia en Euskadi. «He crecido rodeada de muertos de ETA, de secuestros, de extorsiones. Vivíamos bajo el terror. No hay que olvidar». Confiesa que nunca habla de este tema en las entrevistas porque se siente muy vulnerable.

¿Y de política?

Sentada y con unos pinchos.

«¡Pero qué guapa eres! ¡Y encima llevas la cara lavada!» -le grita una mujer que pasa por nuestro lado. Marta sonríe y agradece el piropo. Ella prefiere pasar desapercibida -es tremendamente discreta-, pero con tanto cinéfilo por la ciudad resulta imposible. No sé dónde nos está llevando pero asegura que «se come muy rico». Y añade: «Y encima son de la Real Sociedad. Pon que mi abuelo jugó en la Real. José Palenzuela, el único de la familia que no era vasco». Puesto está.

Y ahora sí, entre copas de vino blanco, pinchos de solomillo, croquetas y merluza fresca la actriz y ex vicepresidenta de la Academia de Cine, que sólo concede entrevistas para hablar de su profesión, se dispone a hacerlo de lo que sea.

Me han contado que seguiste los debates de investidura, de principio a fin, desde el sofá de tu casa...

Enteros. El discurso y las réplicas. Pero me parece lamentable que sean incapaces de ponerse de acuerdo. Los políticos luchan por el poder de su partido y no por los ciudadanos. Si hablamos de democracia deberían dejar gobernar a Rajoy que es quien tiene mayoría. Y si nos llevan a unas terceras elecciones deberíamos quedarnos todos en casa. Nosotros hemos hecho nuestro trabajo, ellos no. Les pagamos para gobernar, no deberían estar exentos de responsabilidades. El problema es que en España se vota por color, todo es azul o rojo, lo hagan bien o lo hagan mal. Vivimos en una dictadura de partidos. Yo creo en el equilibrio. Es como el análisis ese simplista de lo público es bueno y lo privado es malo. Claro que la Sanidad, la Educación y los transportes tienen que ser públicos, pero pueden estar gestionados por la empresa privada si lo hacen bien. A mí, en realidad, me encantaría que contratáramos una gestoría impecable. Y ya de paso que fuera justa con la Cultura.

El acuerdo que firmaron PP y Ciudadanos sólo plantea reducir el IVA a los espectáculos en directo. Vamos, que excluye al cine. ¿Qué les pasa con vosotros?

Hay una falta de apoyo, de afecto y un linchamiento brutal hacia el cine. ¿Cómo puede ser que un Gobierno hable mal de una de las industrias de su país? Eso no sucede en ningún país del mundo. Y gran parte del problema es que desde nuestro sector sólo se ha criticado a un color, se le ha dado siempre a los mismos, y cuando algún actor se ha posicionado nos han puesto a todos en el mismo saco. Es ridículo.

Cuando habla de política lo hace desde el hartazgo y desde el enfado pero, ni enfadada, pierde las formas. Etura es una mujer elegante, con clase, y con una educación muy afrancesada -estudió en Liceo Francés de Donosti-. Controla el tono, jamás lo sube, a pesar de su visceralidad.

Si algo le duele a Marta Etura es que la sociedad reduzca el cine al entretenimiento. «El teatro y el cine son profesiones importantes. Si se hacen desde el compromiso, se educa». Su compromiso por este oficio la llevó a aceptar la vicepresidencia de la Academia de Cine durante el primer mandato de Enrique González Macho.

Desde el otro lado de la barra una chica le da la enhorabuena por su trabajo en El hombre de las mil caras. Es un papel pequeño -interpreta a la mujer de Roldán- pero que resuelve con muchísimo talento. Detrás de cada una de sus interpretaciones hay largas jornadas de estudio. Analiza cada matiz de sus personajes, los psicoanaliza, hurga en su propia vida y se enfrenta a sus emociones para darles forma.

Investigaste mucho sobre la mujer de Roldán. ¿Cómo se vive con 1.500 millones -robados- en el banco?

¡Con la conciencia muy tranquila! Roldán y Nieves creían realmente que ese dinero que robaron y desfalcaron era legítimamente suyo. Vivían con el convencimiento de que eso lo hacía todo el mundo.

Algo de razón tenían: 20 años después lo siguen haciendo...

Es vergonzoso. Todo. Lo de Bárcenas, los ERE de Andalucía, lo que está pasando en Valencia... Está claro que cuanto uno más se acerca al poder, más corruptible es. Hay que buscar una solución, pero creo que encontrarla no le interesa a nadie.

Empieza a hacerse tarde pero Marta no perdona un postre, así que da tiempo para un último brindis y para una última reivindicación: «El mundo es machista, España sigue siendo machista y nuestro legado en el cine es machista. El 90% de los guionistas son hombres que escriben a través de una mirada masculina, por tanto, el 90% de los papeles protagonistas son para hombres. Las mujeres lo tenemos muy jodido».

Es la queja de una actriz a la que nunca han dejado de llamar, pero que alza la voz en favor de una realidad que afecta a muchas de sus compañeras. Si algo define la actitud de Marta Etura ante la vida es que se posiciona.