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Aliens y espíritus invaden La Fresneda

La localidad se llenó de niños y mayores en busca de chucherías y de visitas terroríficas a las "Casas encantadas"

Aliens y espíritus invaden La Fresneda

La Fresneda se volvió a volcar con la fiesta de Halloween, y quienes más la disfrutaron o más la sufrieron, según el caso, fueron los niños. Porque fueron los pequeños quienes "invadieron" las casas en busca de golosinas a golpe de "truco o trato", y también quienes más sufrieron las terroríficas escenificaciones de las "Casas encantadas" que concursaban ayer para llevarse el premio a la más espeluznante.

La casa de Arancha Llera, por ejemplo, bajo el título "Zona 0", se convirtió en un peligroso nido de extraterrestres, que hacían su aparición entre la niebla, rugiendo y obligando a las visitas a correr y subirse a la nave espacial para escapar de ellas. Una escenificación con alusiones a "Alien, el octavo pasajero" y con unos cuantos sustos con los que la mayoría del público se divirtió enormemente. Otra de las casas, "El túnel del purgatorio", de Guillermo Bartolomé, era también divertida para quien se lo tomaba como lo que era, pero para algunos pequeños resultaba demasiado poco amigable. Hubo algunos que dieron la vuelta aterrados sin ni siquiera entrar al túnel, un lugar oscuro, lleno de sorpresas nada agradables al que las visitas llegaban antes de pasar por un punto en el que varios personajes mostraban su cara más loca y escalofriante.

Completaron las casas encantadas una dedicada al "Fenómeno poltergeist" y otra a una terrorífica "Isla de los perdidos". Todas ellas formaban la "Ruta del terror" que hizo que numeroso público fuera de un lado a otro de la urbanización en busca de la experiencia escalofriante. En todas las casas se formaron largas colas.

Con todo, susto arriba o susto abajo, los vecinos de La Fresneda se divirtieron de lo lindo por las calles, la mayoría disfrazados por pandillas o en familia. A veces, incluso se veían familias un tanto especiales, como es el caso de Andrés Conde, que no solo se vistió el de vampiro sino también su hija Alicia, y además su perro, "Brownie", ataviado con una capa y muy atento a las extrañas criaturas que aparecían por todas partes.

Otras familias, en cambio, dedicaron la tarde a atender a los muchos niños y mayores que recorrían la urbanización en busca de dulces. José Luis Díaz, por ejemplo, se pasó toda la tarde escuchando "truco o trato". La organización dispone cada año un mapa con varias casas cuyos voluntarios ofrecen las golosinas a quienes quieran a cercarse a llamar a su puerta. "El año pasado nos vinimos a vivir aquí y ya nos ofrecimos a repartir caramelos, pero nos pilló un poco por sorpresa, no sabíamos que iba a haber tanta gente; este año venimos mejor preparados", asegura durante el poco tiempo que le dejan las visitas: niños que, unos tímidos y otros con más descaro, piden sin solución de continuidad caramelos y golosinas.

Hubo otros niños, en cambio, que en vez de dedicarse a pedir caramelos por las casas fueron, por contra, quienes se ofrecieron a repartirlos. Así lo hicieron Gonzalo y Nicolás Melendi y Pablo y Alejandra Mendoza. Ataviados con sus disfraces para la ocasión, se colocaron a la puerta de su vivienda para repartir chuches y ver cómo se formaban largas colas de pequeños monstruos terroríficos.

Como explicaba Yolanda Méndez, madre de Gonzalo y Nicolás, esta es una tradición "con la que los niños ya nacen". La Fresneda ha hecho suya la fiesta de Halloween y los pequeños la han incorporado a su vida. "Desde que tenían casi un año ya se celebra Halloween, y ahora, cada vez que llega la fiesta, la viven muchísimo, y quieren participar", explica. El furor por la noche de difuntos crece en la localidad sierense, que cada vez atrae más adeptos a su sobrecogedor espacio.

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