No hay evidencias de que haya habido 2.433 muertes fetales o “bebés muertos” en EE.UU. por las vacunas frente a la COVID-19

El bulo malinterpreta datos no confirmados del sistema de vigilancia VAERS. Hasta hoy no se han encontrado problemas de seguridad con las vacunas en embarazadas


Circula por las redes sociales un texto que afirma que se han producido 2.433 muertes fetales o “bebés muertos” en Estados Unidos debido a las vacunas frente a la COVID-19. El texto cita al Sistema de Notificación de Reacciones Adversas a las Vacunas (VAERS, por sus siglas en inglés). Se trata de un sistema de vigilancia norteamericano que registra sospechas de efectos adversos

El texto malinterpreta información de la base de datos, ya que se trata de un sistema abierto y no de casos confirmados. Es cierto que los datos sobre la seguridad de las vacunas en embarazadas siguen siendo limitados. Pero los Centros para el Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos manifiestan a Newtral.es que son seguras. “Se ha demostrado que los beneficios de recibir la vacuna frente a la COVID-19 superan los posibles riesgos derivados de la infección en embarazadas”, afirman. Esto coincide con la estrategia de vacunación que se ha seguido desde el Ministerio de Sanidad.

El VAERS de Estados Unidos reúne casos de muertes fetales no confirmados

El contenido que se ha viralizado en redes sociales afirma que “se han registrado 2.433 muertes fetales en el VAERS de mujeres embarazadas que recibieron una de las inyecciones COVID-19”. El contenido utiliza los términos ‘muertes fetales’ y ‘abortos’ como sinónimos, pero no es así. Una muerte fetal es la pérdida de un bebé a partir de la semana número 20 en el embarazo, según describen los CDC. Si se produce antes, se habla de aborto espontáneo

La cifra sí que corresponde con el número de entradas subidas relacionadas con muertes fetales y abortos en el sistema de advertencia temprana VAERS, gestionado por los CDC y la Administración de Medicamentos y Alimentos estadounidense (FDA). Pero esto no significa que sean casos confirmados. 

Esta plataforma recoge eventos adversos que ocurren después de la vacunación. En él, cualquier persona puede subir un informe a la plataforma. Por eso, desde los propios CDC advierten: “Que se notifique un problema de salud al VAERS no significa que la vacuna haya causado el problema”. Es decir, el sistema recoge sospechas sin confirmar de posibles efectos adversos que se han producido después de la vacunación, pero no determina que estén causados por la vacuna. 

Si la plataforma detecta patrones inusuales, otros sistemas de los CDC se encargan de investigarlos, como el proyecto Vaccine Safety Datalink (VSD) y el proyecto de Evaluación Clínica de Seguridad de las Inmunizaciones (CISA).

Correlación no es lo mismo que causalidad

El texto también afirma que “en los últimos 11 meses ha habido más muertes fetales por las inyecciones COVID-19 que en los últimos 30 años a causa de todas las vacunas”. De nuevo, se basa en datos del VAERS, por lo que no puede inferirse que las muertes fetales y abortos hayan sido producidos por la vacuna. 

Sobre estas cifras, Tom Shimabukuro, subdirector de la Oficina de Seguridad de la Inmunización de los CDC, señala a Newtral.es que “los CDC no han observado patrones inusuales o inesperados en los datos del VAERS que indiquen un problema de seguridad de las vacunas contra la COVID-19 durante el embarazo”.

María Garcés-Sánchez, pediatra del centro de Salud Nazaret de Valencia y vocal del Comité Asesor de Vacunas (CAV) de la Asociación Española de Pediatría, puso como ejemplo para desmentir un bulo similar del pasado abril que en el VAERS se pueden buscar variables como ‘accidente de tráfico’ o ‘intoxicación etílica’ y asociarlas a una determinada vacuna. 

Estas causas de muerte no tienen nada que ver con la administración de la vacuna. Es decir, el VAERS solo recoge que hay una correlación temporal entre la vacuna y la variable (una persona vacunada ha muerto en un accidente de tráfico), pero no causalidad (la vacuna no ha provocado el accidente).

Además, tal y como advierte la plataforma en su web, “solo con el número de informes no se puede usar para llegar a conclusiones sobre la existencia, severidad, frecuencia o índices de problemas asociados a las vacunas”.

No hay evidencias de que la vacuna contra la COVID-19 aumente el riesgo de aborto

El texto compartido también apunta falsamente que la revista New England Journal of Medicine “admitió que el estudio utilizado para justificar que los CDC y la FDA recomendaran la vacunación a las mujeres embarazadas era fraudulento”. Esta afirmación también es falsa

La investigación a la que hace referencia es un informe preliminar de los CDC. En él se analizó la seguridad de las vacunas ARNm frente a la COVID-19 en personas embarazadas.

“El estudio se diseñó para ayudar a los profesionales de la salud y a las embarazadas a hacer decisiones informadas sobre la vacunación, especialmente porque no se incluyeron mujeres embarazadas en los ensayos clínicos”, señala a Newtral.es Tom Shimabukuro, subdirector de la Oficina de Seguridad de la Inmunización de los CDC e investigador líder del informe. Según los resultados preliminares, la vacunación no aumenta el riesgo de abortos espontáneos.

No hay un 82% de abortos entre las vacunadas, es un cálculo incorrecto

El bulo asegura que un nuevo análisis de las cifras “indica una incidencia acumulada de abortos espontáneos que oscila entre el 82% y el 91%”. Pero se trata de una manipulación de los datos del estudio. Esta afirmación ya la desmentimos el pasado julio. 

Tal y como explicamos, el grupo de investigación contactó con 3.958 embarazadas, unos tres meses después de que recibiesen la pauta completa de vacunación. De ellas, 827 terminaron su embarazo dentro del plazo del estudio del informe y solo se encontraron 104 abortos espontáneos. “Aproximadamente el 12,6% experimentó una pérdida de embarazo y el 87% llegó a término de forma saludable”, apunta Shimabukuro. Esto coincide con los parámetros de aborto espontáneo que ocurren en condiciones normales, entre 12,5% y 18,7%. 

Lo que se propone desde el texto falso es que 700 de las 827 embarazadas del estudio recibieron la vacuna en el tercer trimestre. En esta etapa es más difícil sufrir abortos. Por eso excluyeron a esas 700 del cálculo y la tasa de aborto les resultó alrededor de 82%. Pero se trata de una malinterpretación.

“Somos conscientes de que parte de los datos se han usado para calcular índices de aborto más altos. Pero estos cálculos no son correctos. Más de 1.000 embarazos continuaron y no teníamos disponibles los datos de los resultados en el momento que se acabó el informe”, declara el investigador. 

Es decir, las mujeres que se vacunaron en su primer trimestre de embarazo, tres meses después, cuando fueron contactadas por los investigadores, no llevaban el suficiente tiempo de gestación como para haber tenido un bebé sano. Por eso en el mensaje el resultado de la tasa de aborto en vacunadas es tan alto, de entre el 82 y 84%.

Se sigue estudiando la seguridad de la vacuna contra la COVID-19 en embarazadas

Para matizar este punto, en octubre sacaron una corrección del artículo. En ella añadieron que no pudieron calcular un denominador para el riesgo estimado de aborto espontáneo. Esto fue debido a que en el momento del informe no estaba disponible el seguimiento de las embarazadas vacunadas en el primer trimestre.

Por eso, en el propio estudio el grupo reconoce que es necesario un mayor seguimiento, “incluyendo el de un mayor número de mujeres vacunadas durante las primeras fases del embarazo”. De hecho, el pasado septiembre se publicaron resultados preliminares de otro estudio norteamericano que incluyó a embarazadas que se vacunaron en su primer trimestre. Según explica Shimabukuro, “los resultados sugieren que la vacuna no aumentó el riesgo de aborto”.

No hay evidencias de que haya habido un aumento de muertes de recién nacidos en Reino Unido por las vacunas

El texto también hace referencia a un vídeo que se ha compartido por redes protagonizado por un presunto director de una funeraria británica. En él señala que está viendo “muchas más muertes de recién nacidos” desde que comenzó la campaña de vacunación. 

En el contenido, el hombre solo da su nombre, “Wesley”, y afirma haber sido director de una funeraria durante 3 años. El supuesto director hace varias afirmaciones relacionadas con las vacunas frente al COVID-19, incluyendo un aumento de muertes de personas entre 30 y 40 años “cuando ese grupo de edad fue vacunado”. Pero no aporta pruebas para ninguna de ellas. Las autoridades británicas no han reportado un aumento de muertes de recién nacidos durante la vacunación frente a la COVID-19, ni de personas entre 30 y 40 años. El Gobierno de Reino Unido recomienda la vacunación en embarazadas, asegurando que “ofrecen la mejor protección a las embarazadas contra la COVID-19, que puede ser severa en estadíos avanzados”.

Fuentes

Declaraciones de Tom Shimabukuro, subdirector de la Oficina de Seguridad de la Inmunización de los CDC

Página web de los CDC

Artículo de los CDC en la revista New England Journal of Medicine.

Página web del Gobierno de Reino Unido

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