Cuando Santiago Bernabéu se puso respondón con el Régimen

Un documental sobre el hombre que coronó al Real Madrid defiende que en su palco no había más autoridad que la suya.

El presdente Santiago Bernabeu en el vestuario del Real Madrid dando una de sus célebres 'santiaguinas'.

D. R.

Durante décadas en España, los periodistas fueron muy conscientes de que la única persona a la que se le podía preguntar "¿es usted un dictador'" era Santiago Bernabeu. El deporte era uno de los pocos terrenos en los que se permitía pronunciar palabras que en el resto de escenarios, por supuesto el político, sólo podían acarrear problemas. Por eso Bernabeu tuvo que responderla tantas veces, siempre con un inequívoco gesto de fastidio_._ "Esa es la pregunta que más me molesta", reconoce justo después de encenderse un puro en una entrevista recuperada en Bernabeu, el documental que ha dirigido Ignacio Salazar-Simpson y estrenado hace unos días. ** "Yo creo que en mi vida he sido siempre absoluta y completamente liberal. He respetado a todo el mundo. Una cosa grande que ha hecho Dios es ponernos un motorcito en la cabeza para que cada uno piense como quiera".**

Primero futbolista, después entrenador y por último presidente –"no había otro y me pusieron a mí", concluía sobre cualquiera de esas etapas–, es imposible entender el Real Madrid sin su figura, tan presente en el mismo nombre del estadio como en el modelo y la filosofía deportiva de una de las instituciones más reconocidas del mundo. La película, comisionada por el propio club de cara al doble aniversario que tendrá lugar en 2018 –40 años de su fallecimiento y 75 del inicio de su presidencia–, se ocupa de recalcar su carácter de visionario y el compromiso con el equipo de su vida. También de subrayar la marcadísima personalidad de uno de los hombres más carismáticos del siglo XX en España. Máximo mandatario del club entre 1943 y 1978, responsable directo de una etapa gloriosa en la que un equipo liderado por Di Stefano y Gento alzó cinco Copas de Europa consecutivas (1956-1960) , ** muchos españoles veían en él a la única autoridad que podía rivalizar con la del general Francisco Franco.** Quizá por eso era tan habitual que se le pidiera contestar a Bernabeu preguntas que parecían formuladas para el Caudillo.

El franquismo quiso apropiarse entonces de aquellos éxitos deportivos y durante mucho tiempo y entre amplios sectores caló la idea de que el Real Madrid era el equipo del régimen.

Bernabeu siempre que pudo se apresuró a negarlo con rotundidad, recordando que gran parte del estamento militar había sido decisiva en la formación del Atlético Aviación, posterior Atlético de Madrid. "Cuando acabó la guerra nos metieron en la cárcel a medio equipo y los directivos del Atleti eran todos coroneles", dijo de aquella época en los primeros 40, cuando junto a otros antiguos jugadores y socios tuvo que reconstruir un Real Madrid al borde de la desaparición.

Bernabeu en el centro, rodeado de su junta directiva.

D. R.

A partir de la segunda mitad de los 50, con los triunfos en las competiciones europeas, el Real Madrid se convirtió en uno de los pocos embajadores españoles en el resto del mundo y Bernabeu recibía condecoraciones del presidente de la república francesa. Fue entonces cuando destacados miembros del régimen quisieron aproximarse al club. Ahí fue cuando algunos ministros y militares quisieron hacer del palco del estadio de Chamartín, y después de su nuevo campo, rebautizado por la Asamblea General de Socios Compromisarios en 1955 como Santiago Bernabeu en honor al hombre que lo había impulsado, una extensión de sus dominios. Por supuesto, encontraron la resistencia del presidente del Real Madrid. "Cuando me vaya del club le cambiarán el nombre", solía decir.

Bernabeu nunca se había ocultado: era conservador, católico y durante la Guerra Civil se pasó al bando nacional en cuanto pudo escapar de Madrid.

Sin embargo, el hecho de que además fuera monárquico convencido y urgiera la restauración de la corona en España no le granjearon demasiadas simpatías en el gobierno de Franco. Aunque lo fundamental para explicar el conflicto entre las dos instituciones más poderosas del país al margen de la Iglesia, es que Don Santiago no toleraba que se faltase el respeto al club que representaba.

Es conocida la ocasión en la que el ministro de agricultura Rafael Cavestany, en un partido amistoso contra la selección uruguaya, reclamó sentarse en el centro del palco, con el embajador de Uruguay a su mano derecha. Bernabeu al verle se levantó, le saludó y le indicó cuál era su butaca. “¿Y aquí quién se sienta?”, señalando el sitio donde lo hacía Bernabéu. ** “Aquí se sienta el presidente del Real Madrid“, contestó.** En el siguiendo consejo de ministros, Cavestany, que indignado había abandonado el partido cuando acabó la primera parte, llamó la atención sobre la descortesía del mandatario del club.

El documental Bernabeu obvia esta y también aquella en la que en 1973, antes de un partido de la sección de baloncesto frente al Maccabi Tel Aviv, el presidente impuso la insignia de oro del club al general israelí Moshé Dayán, seguidor reconocido del Real Madrid. ** Como un rescoldo de su herencia fascista, incluso a esas últimas alturas de su regimen Franco se resistía todavía a reconocer el Estado de Israel.**

El que sí que recoge la película de Salazar-Simpson es el episodio que en sus primeros años de presidencia, a mediados de los 40, pudo acabar con Don Santiago batiéndose en duelo de pistolas. El retador fue el general José Millán Astray, una figura de apariencia siniestra –le faltaban el ojo derecho y el brazo izquierdo– que ha pasado a la historia como fundador de la Legión y autor de la frase "¡Muera la inteligencia!", que espetó a ** Miguel de Unamuno** en la universidad de Salamanca en 1936.

Millán Astray llevaba tiempo campando a sus anchas por el palco, haciéndose acompañar de un séquito armado con subfusifiles y no se recordaba que hubiera pagado jamás una entrada o solicitado invitación alguna. El incidente que hizo a Bernabeu perder la paciencia sucedió cuando el general intentó propasarse con la esposa de un diplomático. El presidente dio instrucciones a los operarios del club para que pusieran unas vallas de obras que impidieran el acceso a la zona en la que el militar solía colocarse. Cuando en el siguiente partido apareció Millán Astray las derribó y se encaró con Bernabeu, al que retó a un duelo con pistolas al amanecer.

Algunas fuentes varían entre dos versiones. La más extendida es que Don Santiago, asustado, requirió la mediación del general Agustín Muñoz Grandes, mano derecha de Franco, futuro ministro del Ejército y vicepresidente en sus gabinetes. Bernabeu había estado a sus órdenes durante la Guerra Civil en Valencia. Muñoz Grandes, que venía de liderar la División Azul meses atrás, impuso su autoridad y ordenó a Millán Astray que no apareciera más por Chamartín. La que defiende el documental, a mayor gloria de la figura más importante de la historia del Real Madrid, es más heroica: ** el mismísimo Franco le habría pedido a Bernabeu que se disculpase y él se niega.** En ambas el fundador de la Legión no volvió a pisar nunca el estadio, pese a ser un forofo madridista.

Cuando murió Franco el 20 de noviembre de 1975, ** Santiago Bernabeu** seguía siendo presidente del Real Madrid. Su autoridad sobrevivió a la del dictador.

A pesar de lo que algunos siguen recordando en 2017 , no dijo a sus jugadores que acudieran al funeral del Caudillo.

No abandonó el cargo hasta tres años más tarde, cuando falleció el 2 de junio de 1978.

Para entonces ya llevaba algún tiempo dirigiendo el club en la distancia, desde su casa en Santa Pola, donde encontró un refugio para sus otras dos grandes pasiones, la agricultura y la pesca, junto a su esposa, María Valenciano, viuda de su mejor amigo de juventud.

Le dejó en herencia las 300 pesetas que tenía en su cuenta y un millón a plazo fijo. Aunque parezca increíble, nunca recibió una sola peseta del Real Madrid.

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