Alberto Cortina y Marta Chávarri: 30 años después del gran escándalo

El 11 de febrero de 1989, España se enteraba de la relación extramarital de Chávarri y Cortina. Aquellas fotos lo cambiaron todo.

Alberto Cortina y Marta Chávarri.

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Hace 30 años, el 11 de febrero de 1988, la revista Diez Minutos publicaba en portada las fotografías de un escándalo que sacudiría los cimientos del Ibex 35 durante los meses posteriores: Alberto Cortina, marido de Alicia Koplowitz, y Marta Chávarri, esposa de Fernando Falcó, marqués de Cubas, fueron inmortalizados saliendo juntos de un hotel de Viena. Aquellas imágenes confirmaron el romance y, por tanto, la infidelidad. “Era un secreto a voces. Previamente se había retirado un material de ellos dos juntos en Madrid. No sé si fue un chantaje o no. En las fotos de* Diez Minutos* no disimulan nada. ¡A lo mejor hasta habían posado!”, recuerda la periodista Carmen Rigalt.

Aunque creyeron que su romance nunca trascendería, Alicia Koplowitz comenzó a sospechar de su marido unos meses antes. A finales del año 1988, le pidió a su amiga, la abogada y exministra Ana de Palacios, que la ayudara a averiguar con quién salía su esposo. La respuesta no tardó en llegar: Marta Chávarri, la joven esposa del marqués de Cubas y bisnieta del conde de Romanones, era el nombre de la persona. Al parecer, a finales de ese mismo año, Miguel Ángel Aguilar, director de la agencia EFE, también paralizó la publicación de unas imágenes de ellos dos juntos. El bombazo fue imposible de desactivar. Al día siguiente de la portada de Diez Minutos, Alicia Koplowitz obligó a su marido a dimitir de su cargo de administrador de Construcciones y Contratas, el imperio familiar.

La separación tuvo muchas consecuencias empresariales. En marzo de ese año, el consejo de administración de FCC aceptó la dimisión de Alberto Cortina y nombró a su primo Alberto Alcocer, casado con Esther Koplowitz, hermana de Alicia, como nuevo presidente. Las hermanas decidieron entrar en el consejo. Cortina no consiguió la fusión del banco Central, del que era consejero y accionista, con Banesto.

Portada de la revista 'Diez Minutos'

“Aquello fue un punto de inflexión. El corazón lo comenzaba a ocupar todo. Las finanzas, la aristocracia… Las cosas tienen importancia cuando tienen perspectiva histórica, pero aquel divorcio fue el comienzo de una nueva etapa para la prensa. Recuerdo que ellas no eran muy conocidas anteriormente. De hecho, había muy pocas fotos. Alicia Koplowitz contrató a Sylvia Polakov para que le hiciera un retrato que luego ilustró las crónicas siguientes”, prosigue Rigalt.

Pero si el resultado de aquel desliz fue nefasto para Cortina, también lo fue para Marta Chávarri. Dos semanas después ella y su marido, Fernando Falcó, presentaron su separación de mutuo acuerdo en los juzgados de familia de la Plaza de Castilla de Madrid. Su único hijo, Álvaro Falcó, se quedó bajo la custodia de su padre, quien conviviría con él en el domicilio conyugal. Desde entonces, Marta se convirtió en objetivo de la prensa.

Todo valía con tal de abordar la fascinante vida de la ya ex marquesa de Cubas. Un fotógrafo había realizado una instantánea de Marta Chávarri sin ropa interior durante el verano anterior en una discoteca. Antes de que saltara el escándalo, la vendía por 400.000 pesetas y nadie la compró. Después, pidió seis millones y la revista Interviú la compró. Chávarri demandó y la publicación tuvo que pagarle 34 millones de pesetas (204.000 euros) por violar su intimidad. Su tormentosa relación con la prensa prosiguió cuando, en noviembre de 1989, demandó a la revista Época y a su director,** Jaime Campmany**, tras la publicación de diálogos íntimos entre ella y Cortina. En 2002, el Tribunal Constitucional sentenció que la revista había “dañado la imagen social y afectado negativamente a la reputación y el buen nombre” de la joven aristócrata.

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“Aquella fue una conmoción política, periodística, económica. Se jugaba una cosa más importante que los cuernos y era la victoria de ellas contra sus exmaridos. Esther Koplowitz también se separó al poco tiempo de Alberto Alcocer. Parecían unas mujeres sumisas y, tras divorcirase, hicieron estudios de empresa acelerados y mejoraron mucho su empresa”, evoca la periodista María Eugenia Yagüe. En diciembre de 1991, Alberto Cortina y Marta Chávarri se casaron por lo civil en el ayuntamiento de Navas de Estena (Ciudad Real) y celebraron su enlace en la finca Las Cuevas, propiedad del empresario. “Se casó por pura caballerosidad porque no tenía esa intención y al ver que ella estaba acosada, lo hizo. Él la defendió muchísimo de la prensa y ganó muchos pleitos”, prosigue Yagüe.

Cuatro años después, en 1995, Marta Chávarri y Alberto Cortina se separaron. La relación entre el financiero y Silvia Riera, una exmodelo barcelonesa que trabaja como relaciones públicas en Madrid, fue el detonante de la ruptura, según publicó el semanario Tribuna y recogieron en sus páginas las revistas ¡Hola! y Diez Minutos. Posteriormente él rehízo su vida con Elena Cué y ella comenzó a salir con el empresario Javier Salaverri. También tonteó con Philippe Junot, quien ahora, designios del destino, seha convertido en su suegro, ya que su hijo Álvaro sale con Isabelle Junot. Cortina y Cué son actualmente uno de los matrimonios más solidos del panorama financiero español. Chávarri lo volvió a intentar con el funcionario Antonio Gutiérrez, pero no pudo ser.

También causó sensación el divorcio de Esther Koplowitz y Alberto Alcocer. Un tiempo después, ésta se casó con Fernando Falcó, quien estuvo casado con Marta Chávarri y a quien ésta dejó cuando inició una relación con Alberto Cortina, entonces marido de Alicia Koplowitz y, por tanto, cuñado de Esther. Un auténtico lío que servía para cerrar un círculo. Actualmente, Marta se ha alejado por completo de los medios y solo se deja ver de vez en cuando comiendo en algún restaurante con su hijo Álvaro. La normalidad ha vuelto a sus vidas 30 años después.