martes, 12 de octubre de 2010

Visita al Colegio Gabriel García Márquez - Sede B Minuto de Dios (Soacha, Cundinamarca)



La visita comenzó el 24 de septiembre. Llegar al colegio no fue fácil y tomó más tiempo del que me hubiera imaginado. Ya había atravesado Bogotá en el Transmilenio, me había ido hasta Bosa en el bus alimentador, había continuado hacia Soacha en una buseta, me había bajado en el puente Quintanares y llevaba una media hora larga cuando por fin pasó el colectivo que me subió al sector de Cazuca. En la tercera parada me bajé y esperé hasta que el voluntario de la Fundación Pies Descalzos vino a mi encuentro para guiarme en el camino hacia la sede Minuto de Dios; en otro colectivo seguimos subiendo con dificultad por un camino sin pavimento, cada vez más pendiente. Cuando nos bajamos, mi guía me indicó que debíamos continuar a pie por un camino muy empinado que se abría loma arriba entre construcciones muy precarias. Allá en lo alto estaba la Sede Minuto. Al llegar me faltaba el aliento.
Me encontré con una sólida construcción empotrada en la ladera, no muy grande, con salones amables, muy bien iluminados.


La cita con las docentes que participan en la experiencia Uno a Uno era a las once y ya eran casi las once y media de la mañana. De las cuatro docentes encontré a una, después a otra. Decidimos iniciar la entrevista porque los padres estaban citados a las 12:00 m., la misma hora en que los niños de la jornada de la tarde llegan para la primera clase. Pronto se nos unió la tercera docente, y cuando estábamos a punto de interrumpir porque los padres y los estudiantes estaban llegando, llegó la cuarta docente. Yo ya sabía que tendría que volver otro día pues ese viernes la rectora no podía estar presente. La entrevista con las docentes tendría que continuar cuando fuera posible el encuentro con la ella. Me quedaron sonando comentarios como “…ahora son los niños los que me enseñan a mí…”; “…tuve que asumir el reto porque a mí eso de los computadores no me gustaba…”; “…los niños tienen mayor interés cuando se trata de clases con el XO…”; “…con el XO la preparación de las clases es todo un reto…”
La reunión con los padres tendría lugar en el salón donde suelen hacer las prácticas de Batuta. Llegaron casi veinte. No muchos en realidad; pero muy interesados y motivados. Rápidamente se rompió el hielo y la conversación comenzó a ser fluida.


Parece que el interés de los padres por los juegos que trae el computador es similar al de los estudiantes; y en ese interés compartido se están descubriendo y desarrollando nuevas formas de relación en las que los niños introducen a los padres en el universo del computador y del internet, favoreciendo la integración familiar. Sin embargo, al lado de ésta y otras muchas bondades que se reconocen a partir de la llegada de esta innovación a la escuela y a la familia, también hay preocupaciones: que el costo de ir al café internet todos los días; que dejan muchas tareas para investigar en internet (o eso dicen los estudiantes) y no se dispone de conexión en la casa; que si cuando hacen esas tareas sí leen lo que bajan de internet o sólo cortan y pegan… El tiempo pasó rápido y llegó la hora de la despedida y de la pose para las fotos. Antes de partir, la mayoría de los padres manifestaron su agradecimiento por la oportunidad que sus hijos están teniendo.


La entrevista siguiente era con los estudiantes, pero en ese momento estaban almorzando. Después de compartir la mesa con un grupo de niñas que me miraban con mucha curiosidad y timidez, regresé al salón donde fueron llegando estudiantes de grados tercero y cuarto. Por algún “corto circuito” en la comunicación no llegó ninguno de quinto, grado que también participa en el proyecto.
Una vez en el salón, me dí cuenta de que las y los estudiantes tienen su interés, su atención y sus ojos en el XO. Cuesta trabajo lograr que atiendan la explicación de lo que vamos a hacer, pero finalmente tenemos las condiciones para iniciar la entrevista. Prácticamente todas las respuestas hablan de los juegos; los que traía la máquina o los que ellos han bajado de internet. Se evidencia también la fascinación de accionar la cámara y la decepción por los problemas con los cargadores.


También en esta ocasión el tiempo transcurrió velozmente y se llegó la hora de terminar. Para el regreso era necesario terminar de subir la montaña y llegar a un camino pavimentado, esperar el colectivo, tomar el bus alimentador, y en el Transmilenio atravesar Bogotá en sentido contrario.
Gracias a la intervención del Ferney Carrillo, el coordinador, diez días después, el 4 de octubre, logramos continuar las entrevistas con las docentes y con la rectora. Esta vez el encuentro fue en la sede principal, donde todo es diferente. Siendo un terreno más grande, todo parece muy estrecho. Son muchos estudiantes, son muchas actividades; permanentemente hay mucho movimiento. La rectora, Elvia María Rodríguez, nos recibió antes de atender una reunión con el Secretario de Educación. Su posición ante la experiencia es crítica y reflexiva. Reconociendo que lo que está sucediendo con los niños de 3º, 4º y 5º tiene unos impactos positivos de gran envergadura que se reflejan no sólo en el aula sino también en el entorno familiar y comunitario de los estudiantes, se pregunta qué va a pasar con estos estudiantes cuando pasen a 6º y vuelvan al esquema pedagógico previo a la experiencia 1:1; cómo van a afrontar los docentes de 6º a este grupo; y muchos otros interrogantes relacionados, por ejemplo, con la sostenibilidad del proyecto.


Llegado el momento, continuamos la entrevista con las docentes, esta vez en compañía del Ferney y de Nicolás, el técnico de Pies Descalzos que ha acompañado el proyecto todo el tiempo. Es recurrente el tema de haber superado el susto de enfrentarse a la tecnología y lo bueno que es “sacarle el juego a esta herramienta”.
Cerca del medio día Ana Victoria, Ruth Aydée, Luz Marina y Anita, las docentes, tuvieron que partir para su Sede, antes de que los niños comenzaran a llegar. Yo me quedé con Nicolás conversando sobre el inventario técnico y entre tanto, comenzó a llover y llover y llover. Y así, “en medio del diluvio universal”, tuve que regresar.

1 comentarios:

consuelo dijo...

Buenas tardes.
María Isabel Otero
Me encanta el comentario sobre la Institucion en la que laboro desde hace 18 años.
Me gustaria que nos visitara en la sede Minuto en la jornada de la mañana tambien hemos tenido la oportunidad de trabajar con los equipos XO no se imagina la emocion de nuestros niños de segundo explicandoles a los pequeñines de preescolar como podian usar el equipo, siento una tristeza enorme por no poder seguir trabajando con ellos en la jornada de la mañana, y tambien no han entendido que los niños pequeños si son capaces de trabajar con ellos, además ya algunos de ellos los saben manejar porque tienen hermanos en los cursos superiores como son tercero, cuarto y quinto.
Gracias por visitarnos y encontrar tantas emociones e inquietudes en la comunidad educativa de nuestro colegio.
Consuelo Pachón P