Crónicas del Interior Profundo: la mítica VILLA SALAVINA

Abordaje y análisis de sus características esenciales.

Por Guillermo Sebastián Tagliotti

Héctor Roberto Chavero, más conocido como Atahualpa Yupanqui, alguna vez definió a Villa Salavina como un “yacimiento folclórico”. Es una tierra que aún hoy en día conserva esa particular aureola, asombrando por la densidad de su patrimonio cultural.

En el proceso de formación de la idiosincrasia salavinera, se advierten potencialidades que se desprenden de su diversidad. Es un pueblo que se afirma en su dimensión humana y solidaria.

Desfile patrio, en calle principal.

La cultura representa un conjunto de valores únicos e irreemplazables, ya que las tradiciones y formas de expresión de cada pueblo constituyen su manera más lograda de estar presente en el mundo. Darle continuidad, contenido y significación auténtica desde la esencia, es un desafío que adquiere características vitales para el ejercicio de tan alto cometido.

A través de imágenes naturalistas reflejaremos también sus diferentes paisajes, como complemento para tratar de aproximarnos un poco más en detalle a esta mítica comunidad, que en pleno Siglo XXI armoniza el acervo de técnicas tradicionales con modernas tecnologías.

Gestión

En los últimos 15 años, a partir del advenimiento del Dr. Gerardo Zamora a la gobernación, el interior profundo de Santiago del Estero comenzó y continúa un proceso de resurgimiento, concretándose numerosas obras de infraestructura urbanística junto al incremento de servicios públicos destinados a su población.

El gobernador, junto al comisionado.

En ese sentido el comisionado Juan “Chacho” Almaraz, acompañado del secretario de Gobierno, Guillermo Chazarreta; remarcaron su agradecimiento “al gobernador Dr. Gerardo Zamora, y a la presidenta provisional del Senado de la Nación, Dra. Claudia de Zamora, por su permanente apoyo y acompañamiento”.

Claudia Zamora, recibiendo a salavineros.

En exclusiva para EL CORREO DEL INTERIOR, anticiparon además que “estamos trabajando en instituir una fecha especial que conmemore el Día de la Salavina Ancestral, como homenaje a aquella Salavina que estuvo antes de todo, porque junto a Soconcho son los asentamientos génesis en nuestra región”, subrayaron ambos funcionarios.

Salavina

Institucionalmente Salavina proviene del fondo mismo de la historia desde los tiempos de Sunchituyoj y Averías (800 y 1.200 de la Era Cristiana). Hasta el presente se conservan los rasgos costumbristas, incluyendo la lengua madre: El Quichua. Aquí muere Diego de Rojas, fundador del primer pueblo español en Santiago del Estero, a manos de los Juríes.

Oriunda de este departamento es Sor Mercedes Guerra, fundadora del Instituto de las hermanas Terciarias Franciscanas de la Caridad, seguidora de la obra de María Antonia de Paz y Figueroa.

El río, fuente de vida.

Fue cuna del folclore nativo, siendo en tiempos remotos su artesanía la característica fundamental. Vecino de la zona es también don Sixto Palavecino (Barrancas), al igual que los hermanos locales Soco y Cachilo Díaz (de quienes nos ocuparemos más adelante en un párrafo especial).

El departamento Salavina posee una superficie de 3.562 kilómetros cuadrados, con una densidad de 3,09 hab/Km².

Villa Salavina se encuentra distante 181 kilómetros de la ciudad Capital de Santiago del Estero; a 29 km de Los Telares; a 80 km de Colonia Dora y a 76 km de Sumampa.

Una antigua población

Villa Salavina es una de las poblaciones más antiguas de Santiago del Estero y también de los curatos de Argentina. Ya existía antes de la llegada de los españoles y figura como curato en 1717, 1799, 1826 y 1835.

Los sanavirones poblaban el norte de la provincia de Córdoba y la parte sur de Santiago del Estero, donde se hallaba Salavina. En 1623 se creó el curato de Salavina, establecido en la antigua Villa del mismo nombre. Los curatos eran las antiguas parroquias, y su fundación se debía a la necesidad espiritual de los pobladores. Nuestra Señora del Carmen fue entronizada como patrona, y desde entonces su imagen se venera en esta comunidad.

La creación del virreinato del Río de la Plata provocó el reordenamiento jurisdiccional santiagueño. En 1783 el coronel del Regimiento de Salavina, Antonio del Castillo, fue facultado para reunir la población costera al Salado y trabajar en este río a objeto de encauzarlo. A fines del siglo XVIII la población de Salavina se trasladó a la margen izquierda del río Dulce. La antigua Salavina estaba ubicada en la margen derecha del río Dulce, en un paraje anegadizo expuesto a inundaciones que causaban desastres irreparables, esto motivó su cambio de ubicación.

Varias familias, entre ellas dos que vinieron del Perú con abundantes recursos económicos, emigraron a Córdoba escapando de lo que llamaban el río “novelero”, por sus constantes desviaciones y sus crecidas en las lluvias de verano.

Sin embargo quedó una buena cantidad de vecinos con el que se formó la nueva Villa, donde su única calle era forzosamente centro urbano, social y comercial.

Cuando se produjo la Revolución de Mayo el cura de Salavina era Basilio Ibarra, tío y educador de Juan Felipe Ibarra. Entre los personajes famosos de Salavina se destacaron Francisco Javier Lascano, nacido en Córdoba el 2 de diciembre de 1790, capitán de milicias en Santiago del Estero.

Colores de primavera 2020.

Su hermano mayor fue Benito Lascano, nacido en Salavina, rector del Colegio de Montserrat y más tarde obispo de Córdoba. También Pedro S. Barraza, que fue becado para estudiar en el Colegio Nacional y posteriormente llegó a ser gobernador de Santiago del Estero.

Por Ley del 30 de junio de 1863, el gobernador Manuel Taboada mandó delimitar 17 departamentos santiagueños y esto se cumplió el 9 de enero de 1864. El 25 de agosto de 1887, Salavina fue dividida en distritos: Salavina, Taruca Pampa, Carrillos, Verón, Anga, Navarro, Fuerte Esperanza, Guerra, Saladillo, Sabagasta, Bajada y Salinas. Respecto de la educación, se produjeron notables avances en la segunda mitad del siglo XIX.

La iglesia de Salavina en el transcurso del siglo XIX estuvo expuesta a los ataques de los aborígenes chaqueños. En 1871 su párroco era fray Ramón Fernández, quien estaba ordenando el archivo, pero lamentablemente varios papeles y libros desaparecieron.

Otra capilla que pertenecía a la jurisdicción de Salavina era Taruca Pampa, donde se rendía culto al Señor de la Paciencia (patrono de la actual ciudad Los Telares).

Religiosidad y fe.

En 1872 el curato de Nuestra Señora del Carmen de Salavina tenía una población de 7.500 personas, según un informe del párroco Fernández. En 1893 el visitador padre Clodomiro Arce informó que el antiguo templo de Salavina estaba en regular estado, pero se conservaba.

Soco y Cachilo Díaz

Julián Antonio Díaz, “Cachilo”, fue un guitarrista y compositor nacido en Villa Salavina el 23 de marzo de 1905, y fallecido en Santiago del Estero el 28 de septiembre de 1967. Con su hermano Benicio Díaz, “Soco”, firmó conjuntamente como Hermanos Díaz obras como La olvidada y La blanca rosa, chacareras con letra de Atahualpa Yupanqui.

Luego del fallecimiento de Benicio en 1948, Julián firma personalmente algunas composiciones como “La Humilde”, icónica chacarera con letra de Oscar Valles. Ambos hermanos fueron referencia de consulta en materia de ritmo, interpretación y sentido de la música.

“Soco” cultivaba la guitarra y el bandoneón con gran intuición musical. Es creador de varias composiciones fundamentales del folclore santiagueño. Murió joven, a los 49 años.

Julián y Benicio, actuando.

Por su parte “Cachilo” regentearía junto a su hijo Luis Mariano en la ciudad Capital la escuela de música denominada Tuhsca. Fue reconocido admirador de músicos populares como el violinista ciego Conrado Pérez, y Los Hermanos Simón por su “fidelidad interpretativa”

Don Atahualpa Yupanqui era muy amigo del Cachilo, con quien colabora poniendo la letra en varios de sus temas musicales, e incluso es el encargado de avisar a la redacción de la Revista Folklore la triste noticia de su fallecimiento, escribiendo una nota que aparece en el Nº 153 (11 /10/1967) que titula “En el adiós al Cachilo Díaz”.

En este artículo exalta la figura musical de los Díaz, del dolor del Cachilo ante la prematura muerte de su hermano; y cuenta las circunstancias que dieran lugar a la creación de “La Humilde”, que repetirá  en algunas de sus presentaciones antes de la interpretación de dicha chacarera.

En este antiguo pueblo santiagueño donde dicen (mejor dicho “reclaman”) que allí nació la chacarera, “Cachilo” supo contar que durante sus tiempos de perseguido político, había oportunidades que Atahualpa se recluía allí para no caer preso.

Cierta vez, concretamente un domingo, en la famosa y folclórica casa de “Cachilo” en calle La Plata 680 de la capital santiagueña, donde frecuentemente se alojaban invitados músicos y compositores amigos, estaba Atahualpa departiendo con la familia Díaz y sus siempre allegados.

Fue cuando uno de los circunstantes se animó a decirle… “don Ata, usted le pondría letra a la chacarera La Olvidada” (de los hermanos Díaz), a lo que el gran compositor e intérprete accedió bajo una condición: “me retiro de la reunión para instalarme con la guitarra, cuaderno y lápiz al fondo de la casa… no me interrumpan”…

Plazoleta Salavinera.

Mientras, en el fogón había comenzado a asarse un lechón a la parrilla. Al cabo de más de una hora, Yupanqui se unió al grupo con la letra pedida, y la interpretó… Es aquella que dice…

Yo encontré esta chacarera

penando en los arenales

por un criollo barranqueño

que ya no ai’ ver los jumiales.

Así cantaba un paisano,

paisano salavinero,

debajo de un algarrobo

en una tarde de enero.

Estos versos completaron una antigua obra musical perteneciente a los Hermanos Díaz y grabada luego por múltiples intérpretes, entre ellos el propio Atahualpa Yupanqui.

La Olvidada pasó desde entonces a formar parte del repertorio folclórico de muchos cantores y conjuntos vocales, cuando en la década del 60′ la música argentina de tierra adentro tuvo su renacimiento a la popularidad.

El Tanicu

Celebrando el Tanicu.

En octubre y con el fin de mantener viva una centenaria tradición y creencia popular, en Villa Salavina se celebra la llegada del Tanicu, mitológico personaje también llamado “El Dios de la Abundancia”, quien llega por las casas y se lo debe agasajar con abundancia de comida para que pueda “bendecirte” así tengas un buen año; pero es terrible en la venganza si esto no fuera así y reparte miseria todo el año sin doquier.

Según cuenta la leyenda se trata de un joven que vive oculto en las entrañas del monte, en una situación de miseria permanente a juzgar por las ropas que luce, lo que justifica esta presunción. Sus atuendos son desalineados y rotosos, pantalones remendados, sombrero viejo y desprolijo, harapiento, no tiene calzados y sus pies delatan que nunca los tuvo por enormes tamaños y el aspecto costroso y cayociento.

Multitudinaria convocatoria.

Largas mesas con mucha comida y bebida se ubican a la sombra de los árboles, donde familiares, amigos y vecinos comparten esta celebración pidiendo por un año lleno de abundancia para todos. La fiesta del Tanicu no es propiamente para él, sino para que él no venga. A la casa en la que él nota que hay fiesta y mucha comida, no se arrima. En caso contrario, él llega y “se apodera de la casa”. Las consecuencias serán nefastas: un año de necesidades y de grandes dificultades de todo tipo.

Trincheras de Carnaval

La danza, siempre presente.

Villa Salavina también celebra, en febrero, sus tradicionales Trincheras de Carnaval con pechadas, pialada, carrera con obstáculos, enlazado de terneros, desfile de caballos y shows musicales.

El espectáculo se destaca por un fuerte sentido de santiagueñidad, donde florecen y se reflejan rasgos culturales y costumbres propias del hombre de campo, convocando a familias de la región y turistas que llegan para esa fecha a disfrutar de sus vacaciones.

Locro para compartir.

Indagando acerca de factores que intervienen en la producción social de expresiones e ideas como orientadoras de relevancia, puede inferirse que lo medular y la esencia del ser salavinero, hasta donde es posible aproximar esta pretensión, es consecuencia de la morfología de su hábitat geográfico así como de sus vicisitudes históricas.

Teniendo en cuenta que actualmente es difícil establecer de manera tajante y definitiva denominadores comunes para caracterizar conglomerados humanos en proceso constante de movilidad, debido entre otras causales al influjo creciente de culturas foráneas por efecto de la globalización y los procesos absorbentes que generan medios hegemónicos de comunicación, no obstante hay algunos aspectos que intervienen en la configuración del modo de ser, pensar, sentir, percibir y actuar del pueblo salavinero que se denotan con solidez, configurando su propio concepto de identidad cultural e idiosincrasia.

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