Ir hasta Ciudad Bolívar y no degustar las delicias de esta fruta es casi un pecado, al igual que comerla y echar al piso sus semillas, esas que han servido de materia prima para la realización de diversas golosinas criollas que dibujan la personalidad de esta región
Ada Victoria Serrano
Fotografías: Luis Castillo
Fotografías: Luis Castillo
En
la cuna de Angostura la docilidad del merey se presenta y llega hasta la mesa
del venezolano con la autenticidad y sello del bolivarense que, gracias a la
dulce tradición gastronómica que allí se guarda, ha llegado a patentar su
peculiar sabor en recetas que son paso obligatorio en el paladar de quien hace
turismo por estas tierras.
Al hablar de este
fruto, muchos asociarían inmediatamente su apariencia con la imagen de un
turrón, pues éste ha sido el producto que más ha calado en el favoritismo de
sus seguidores. Sin embargo, cada una de las partes que conforman su árbol de
origen son tan fieles como funcionales para la cocina, pues a lo largo de los
años han servido como ingredientes fundamentales en la preparación de diversos
postres y platos fuertes.
Ya sea rojo o
amarillo –variedades en las cuales se puede conseguir-, el merey es útil desde
la pulpa hasta la semilla. En primera instancia su jugoso fruto contiene
grandes cantidades de ácido cítrico y sustancias tánicas, mientras que por otro
lado su nuez después de tostada es rica en grasas.
Sea testigo de las
maravillas que puede obtener de este regalo culinario que engrosa el dossier de
la gastronomía venezolana.
Mil
cantares de un fruto
El mazapán, el
turrón y el denominado “merey pasado” son confites bolivarenses únicos en su
especie.
El primero se
describe como una pasta presentada en trocitos cuadrados o panelas que pueden
variar de tamaño, según lo desee quien la vaya a degustar. Se realiza
triturando o moliendo las semillas que luego son llevadas al fuego en una
mezcla de leche completa y condensada, miel de abeja y, por supuesto, el toque
de la casa.
José Arana,
representante de Dulces El Panal señala que lo artesanal predomina en esta
labor y explica que el proceso debe ser llevado en un fogón a altas
temperaturas y muy pendientes de remover la mezcla constantemente, con el
objetivo de obtener un producto uniforme, tanto en contextura como en su sabor.
De esta manera se lleva a una bandeja para su respectivo reposo y se culmina
con la fase de calentamiento, justo en ese momento cuando la pasta ya está en
su punto.
Este dulce es el
gancho en las ventas y se puede conseguir en arreglos de cestería realizados en
palma de moriche que son comercializados con otros bocadillos tradicionales,
afirma Arana.
Para los amantes de
los dulces crujientes, compactos y que se devoran en un sólo mordisco, el
turrón de merey es una excelente opción. Su receta es muy sencilla, la base se
hace con las semillas del fruto trituradas, miel de abeja y azúcar. Pero el
sabor tan particular que marca la diferencia se debe gracias a la inclusión de
leche, papelón o cacao, ingredientes
complementarios que dan vida a creaciones que se ajustan a todos los gustos.
Su color, olor y
sabor debe conservar ciertas características para que estas variaciones
caribeñas que custodia su origen en la europa antigua pueda ser catalogada como
un verdadero turrón. Cronistas e historiadores afirman que su procedencia es
trinitaria y las luces de esta hipótesis se encuentran en aquellos relatos que
hallan a Nicolasa de Sutherland como la madre de esta receta. Ella fue quien
sustituyó un día las almendras importadas por las tan criollas semillas de
merey, fórmula que luego se expandiría por el suelo guayanés de generación en
generación.
El merey pasado es
una alternativa exquisita para quienes les agrada los dulces en almíbar. Su
sabor y textura se asemeja a una ciruela pasa y es básicamente la pulpa del
fruto con la cual se preparan diversos postres como tortas, helados o natillas
y sirve de acompañamiento para platillos osados de la gastronomía criolla.
Según José Arana, si el merey pasado posee un método de conservación correcto
“nunca se daña” y siempre estará listo para llevarlo a la boca.
Asimismo, en el
mercado se puede conseguir la forma más simple del merey: sus semillas saladas.
Su presentación en bolsitas se asemejan al
maní o pistacho.
Tierra bendita
Ciudad
Bolívar es conocida por su Casco histórico, el Puente Angostura, la sapoara, su
agobiante calor y, por supuesto, la dulcería hecha con merey, la cual ocupa un
sitio predilecto en este rincón de Venezuela.
Las
mayores producciones de este fruto vienen del suelo guayanés, sin embargo en el
estado Anzoátegui existen significativos hallazgos.
Los
productores al extraerlo llevan grandes cantidades a campos ubicados en
Soledad, como es el caso de los fabricantes de Dulces El panal. Allí lo asan en
planchones rudimentarios y son pisados con un tronco de madera. Posteriormente
esta materia prima se expone al sol durante unas cuantas horas y luego se
desconcha la primera capa que la cubre, con la finalidad de dejar la parte más
tierna de las semillas, para así
finalmente freírlas.
Describir
la sensación que provoca el tan popular merey procesado en la boca resulta
distinta al gusto de quien la prueba y más aún cuando ya de antemano el
comensal se ha dejado enamorar por los confites que son creados con estos.
Pero, ¿por qué sucede esta anormalidad?. La variación de procesos de
calentamiento y enfriamiento hacen que la textura y el sabor sufran un cambio
relevante, ése que es necesario para la formación de la verdadera materia prima que es utilizada en la creación
de los turrones. Por esta razón de un rincón a otro se pueden encontrar
diferentes contrastes al degustarlo, pues un minuto más o menos al fogón puede determinar sus características
finales.
Dulce
tradición
Uno de los puntos
de referencia más significativos en la producción de dulcería de merey en
Ciudad Bolívar es la familia Arana.
Como legado de sus
anteriores generaciones, hace 50 años atrás, los integrantes de esta estirpe se
iniciaron en el mágico mundo de endulzar paladares, pero tomando como
ingrediente de partida el mango y la criolla jalea obtenida de éste.
Sin embargo, fue en
los dorados años setenta que el señor José Arana valiéndose de su experiencia
dentro del ámbito, experimentó con el merey y se propuso utilizar su
creatividad para la invención de recetas que hoy en día son perseguidas con
gran antojo.
Este experto quien
desde los siete años vendía bocadillos dulces en el puerto de la chalana,
rememora su infancia como un episodio muy productivo, que más allá de dejarle
una bandeja colmada de dulces recuerdos, le permitió adquirir conocimientos que
a la postre lo llevaría a formar la dulcería número uno de la región
bolivarense conocida como “El Panal”.
Entre esas delicias
que llevan su firma, se pueden citar el merey con leche o chocolate y el
llamado “mazapán especial”, receta que incluye las semillas del fruto tanto
molidas como enteras.
Actualmente, con
diez personas laborando -la mayoría parientes-, esta fabrica artesanal ha
logrado posicionarse llevando el sabor criollo desde Santa Elena de Uairén hasta Puerto La Cruz y se ha hecho merecedora
de diversos reconocimientos, algunos de ellos avalados por la Corporación de
Turismo del estado.
Exprimiendo el merey
María
Bertorelli, en un estudio realizado para el Centro de Investigaciones Agropecuarias
del Estado Anzoátegui señala que el cultivo de merey tiene diversas
utilidades. Brasil es ejemplo de
referencia en esta industria, pues ha desarrollado grandes fabricas para el
aprovechamiento sustancial del mismo.
En
Venezuela los subproductos obtenidos varían. De la almendra se pueden realizar
dulces y mantequillas. Al tostarla se puede conseguir nueces, pasapalos y
postres. De igual forma esta parte del fruto sirve para la fabricación de
cosméticos.
Por
su parte, el aceite que desprende su cáscara es útil para la elaboración de
barnices, tintes y resinas y es ideal para la preservación de libros. Con el
pseudofruto se preparan mermeladas, gelatinas, conservas y hasta bebidas
alcohólicas como el vino, vinagre y ginebras.
Finalmente,
su tronco es aprovechado para la construcción de barreras rompe-vientos y
cercas, y en la elaboración de goma arábiga.
Datos curiosos
- La Bandera de Guasipati entregada en 1994 contiene la silueta de un
árbol de merey dibujada en color blanco y dispuesta en el centro de la
misma; su significado se atribuye al gentilicio de estas tierras.
- La palabra “merey” es de origen desconocido, se usa en los Llanos
orientales de Colombia y en toda Venezuela. Según el investigador
Henríquez Ureña algunos creen que ésta es de estructura taína, procedente
de pueblos amerindios que habitaban en las Antillas.
- Este hallazgo gastronómico es rico en Magnesio, elemento necesario
para el correcto funcionamiento del cuerpo humano, por lo que se considera
un mineral esencial para la nutrición y para numerosas funciones como la
relajación muscular, coagulación sanguínea, prevención de los espasmos de las
arterias coronarias, alivio del síndrome pre-menstrual y hasta sirve como
laxante.
- La época del año más propicia para conseguir este fruto va desde
marzo hasta mayo. Por esta razón los productores conservan grandes
cantidades de merey en sus depósitos que deben ser acondicionados con aire
fresco y alejados de la humedad para evitar su deterioro.
Hola! Probe uno de los mejores mazapanes de merey que he provado alguna vez, me lo trajo un hijo de ciudad Bolivar. La fabrica es "El Panal". Esta ubicada en Ciudad Bolivar. Tiene un numero telefonico el 02856641512. He llamado muchas veces pero nunca contestan. Mucho le agradecere si me envian la informacin de como contactarlos.
ResponderEliminarTambien si venden sus producto en Caracas.
..igual me sucedió a mi...llamo, llamo y nadie constesta..habrá un nuevo número de teléfono de EL PANAL?
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