Figueroles




En este pueblo están parte de mis orígenes, ya que en este lugar nació mi abuela materna Teresa Reboll Bernat en 1906.

Del libro escrito en verso, para su lectura en los colegios públicos: "La provincia de Castellón de la Plana", de D.C.P. de Sillán, 1883.



(Sic) Figueroles situado
está en terreno quebrado
y aunque frío productor,
su término cultivado,
por buenas aguas regado,
admite toda labor.
A setecientos ochenta
los habitantes que cuenta
ascienden, y cuna fué
de fray Juan de Villalonga,
cuya gran fama prolonga
su ciencia, valer y fé.




Figueroles se encuentra en el margen izquierdo del valle del Río Lucena, rodeado de altas cumbres a la sombra del gran Peñagolosa, de antiguo, su término fue poblado por diferentes culturas, hecho probado por los yacimientoa arqueológicos existentes.



La primitiva población árabe que poblaba el Alcalatén, a la sombra de su castillo, fue expulsada en la conquista por Jaime I, este concedió al noble aragonés Joan Ximen de Urrea, el dominio de estos territorios, poblandolo con gentes de sus dominios. Figueroles d'Alcalatén como poblado perteneció a la Tinença del mismo nombre. el señorito paso posteriormente a los condes de Aranda y finalmente a la casa ducal de Hijar hasta 1818 Desde muy antiguo estuvo ligada a la jurisdicción de Lucena, hasta su segregación definitiva en 1726.

Ha sufrido los avatares de todas nuestras guerras civiles, pagando un alto precio por ello 





Su casco antiguo esta formado por calles que siguen un trazado irregular, siguiendo quizá un recinto amurallado, que contorneaba el pequeño promontorio donde esta ubicada



Antigua puerta de acceso al pueblo

Guarda rincones para dar rienda suelta a la imaginación, sus calles tranquilas, sus casas con flores, y su gente agradable.


Su Iglesia Parroquial, de estilo renacentista, esta bajo la advocación de San Mateo, aún conserva retablos de los siglos XVII y XVIII, tiene un precioso reloj de sol, con un emblema que hace referencia al apodo de "escalda sants", que tienen los de Figueroles, a raíz de que en la primera guerra carlista, se escondieron los santos de la iglesia en los gallineros del pueblo, terminada la guerra, las mujeres tuvieron que lavar las imágenes con agua hirviendo para poder limpiarlas.



Los lavaderos públicos, no pueden faltar en ninguno de nuestros pueblos




Tiene muy buenos senderos y rutas para los que nos gusta patear, el ascenso a Torremundo desde aquí es muy agradable, se pasa por lo que queda de algunas de las antiguas masías que poblaban su término, rodeados de pinares, juniperus, algarrobos, y olivos, con vistas espectaculares.

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