top of page

[Historias de ciudad]La historia de Las Violetas que llaman la atención en Ibagué


Desde hace diez años, Pereira vio florecer la unión de tres madres y abuelas para hacer música. Genívera, Consuelo y Gloria forman el trío Las Violetas, que por estos días son el atractivo de la Calle 10 con Carrera Tercera en Ibagué. No tienen ningún parentesco, y el cantar y tocar guitarra no fue un destino que buscaron. Las tres confiesan que el andar de ciudad en ciudad es una oportunidad que sus esposos no les habrían permitido. Han llevado su voz y sus melodías a Manizales, Popayán, Medellín, Cali, Buenaventura y el eje cafetero. Interpretan música de carrilera, y uno que otro bolero que un transeúnte les pida. Con sus uniformes e instrumentos llaman la atención en las calles, y demuestran que la edad no es un obstáculo para soñar otro rumbo en la vida.


La semilla del canto y las melodías


Para las tres, el acercamiento con la música fue diferente. Genívera Taborda, de 73 años nacida en Guática, Risaralda, aprendió a tocar guitarra desde pequeña. Su padre le compró el instrumento y un tío le obsequió una cartilla con la que aprendió a dar sus primeros tonos. A los 17 años le enseñó a un hermano, con el que luego formaría un dúo para interpretar bambucos y pasillos. Luego, se casaría y formaría un hogar de seis hijos. “Yo me casé y lo primero que me llevé fue la guitarra”. Su esposo era trabajador del campo, y Genívera desde el primer momento defendió su amor por la música.


Oyéndola cantar mientras lavaba ropa, fue la oportunidad que tuvieron los vecinos de Consuelo Laverde, una caldense de 55 años, para convencerla de su talento en la adolescencia. Sin embargo, fue sólo hasta después de ser madre de tres hijas y ama de casa, que decidió dedicarse de lleno a la música. Cantaba en los parques con algunos amigos, pero no era su principal ocupación. Fue cuando se encontró con Ofelia Jaramillo, una señora de 75 años que también cantaba, y además tocaba la guitarra. Empezaron a trabajar como dueto, y las comparaban con las Hermanas Villarreal.


El esposo de Consuelo, no vio con buenos ojos su labor. La celaba y le ponía horarios cuando salía a dar serenatas con Ofelia. Por ello, eligió la alegría de interpretar una buena letra, y terminó con su relación sentimental. Viajando de un sitio a otro por más de cinco años, se levantaba a las 6:00 a.m. a recibir lecciones de guitarra con Ofelia, y en una semana ya tenía conocimiento de los tonos. Luego, conocerían a Genívera y Gloria, con quienes formarían un cuarteto que duró alrededor de cuatro años.





Su camino como trío musical


Gloria Castaño, una huilense de 65 años, fue la última en integrarse a Las Violetas. Trabajó como vendedora ambulante en Pereira, ofreciendo ropa y variedades. Su esposo desapareció en el 2005, hecho que se le atribuye a algún grupo armado del país, por lo que tuvo a su cargo la educación y el cuidado de sus cinco niñas y dos varones. Gloria no sabía cantar ni tocar guitarra, aunque de niña hizo la segunda voz en grupos que participaban en actividades sociales. Consuelo fue quien convenció a Ofelia de integrarla al grupo, y ella le decía: “apréndame Glorita…mire como hago yo…que usted algún día me va a reemplazar”. Como cuarteto, duraron hasta la muerte de Ofelia, ocurrida hace un par de años.


Las Violetas de Risaralda han cantando en tarima en varias ocasiones, y tienen grabados tres discos gracias a particulares que han creído en su talento. Genívera ha compuesto tres canciones, cada una dedicada a una ciudad diferente: Popayán, Manizales y Santuario, Risaralda; y Consuelo, una titulada Por un beso de amor, las cuatro incluidas en sus trabajos musicales. Permanecen de ocho a quince días en una ciudad; pagan hospedaje y comida y madrugan a inundar de música de carrilera las calles y los parques. Toman prestadas para su voces las letras del Dueto América, Olimpo Cárdenas, Julio Jaramillo, Los Relicarios El Caballero Gaucho, Las Hermanas Calle, Rómulo Caicedo, y otros exponentes de la música popular.


En un buen día, pueden ganarse más de $100.000, aunque también las contratan para eventos y serenatas. Su jornada empieza a media mañana hasta las 2:00 de la tarde pues el público no las deja marcharse; después se toman un descanso, y continúan hasta el atardecer. Tienen dos agüeros: el primero las obliga a no hacer planes con el dinero antes de presentarse; el segundo: a no repartir las ganancias antes de cumplir con un compromiso. Se encomiendan a Dios, y frente a la preocupación de sus familias por sus viajes, les dicen que “las tres son como una sola persona”, y por ello se cuidan y se acompañan mutuamente.


Es común que los transeúntes se detengan con curiosidad para verlas cantar y tocar, no sólo por sus edades sino por su manera de interpretar. Las tres hacen voz; Genívera es la puntera y Consuelo y Gloria acompañan con guitarras. A Ibagué, llegaron este 2015. La primera vez fue hace un par de meses. No conocían la ciudad, aunque Gloria ya había pisado tierras tolimenses con su padre cuando era niña. Junto con Popayán y Manizales, les agrada visitar la capital musical por el buen trato que han recibido de los ibaguereños. Se ubican en una banca de la Carrera Tercera con Calle 10, o bajo el árbol de mango frente a la Gobernación del Tolima, para animar el comienzo del día de los ciudadanos.


Genívera está componiéndole un bambuco a Ibagué, como muestra de agradecimiento a la generosidad de sus habitantes, y la valoración que han hecho de su talento. Las han entrevistado medios televisivos en Manizales, las ha reseñado el periódico El Tiempo, y a nivel local, las emisoras La Fm y Ecos del Combeima. Para Genívera, la edad no es un impedimento para probar otros rumbos en la vida. Su mensaje es claro: “Yo sí les digo a los adultos mayores que, mientras puedan divertirse, bailar, salir y estar alegres, no se queden en los rincones…que salgan…que si sus hijos y sus nietos les dicen que les estorban, pues vuélense para la calle…nosotros tenemos derechos que no tiene la juventud, pues ya hemos aprendido a vivir”.


Las Violetas de Risaralda confiesan que el último día que toquen y canten, está en manos del destino. Por ahora, ya han empacado sus maletas para dirigirse a otra ciudad, o a descansar un par de días en su querida Pereira. En el centro de Ibagué, se escucha entonces un eco…una memoria que añora su regreso, para que su historia no sea una leyenda sino un testimonio vivo de música y pasión.


Entradas destacadas
Vuelve pronto
Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
No hay tags aún.
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page