Hellín es una localidad situada en en el sureste de la provincia de Albacete, en la Comunidad Autónoma de Castilla La Mancha. Es cabeza del término municipal que lleva su nombre, que cuenta con una extensión de 781´19 kilómetros cuadrados y una población de algo más de 31.000 habitantes, según datos del INE para 2013, siendo la ciudad de Hellín la más poblada de la provincia tras la propia Albacete.
El Término Municipal de Hellín está formado, a parte de la propia ciudad, por las pedanías de Agra, Agramón, Cancarix, Cañada de Agra, Isso, Las Minas, Minateda, La Horca, Mingogil, Nava Campaña, Torre Uchea, Rincón del Moro y el Maeso, el municipio, a su vez, está insertado en la Comarca de los Campos de Hellín junto con los municipios de Albatana, Fuente Álamo, Lietor, Ontur y Tobarra (con una extensión total de unos 1500 kilómetros cuadrados. Hellín se encuentra en una zona muy importante al estar inserta en un cruce de caminos entre la Meseta y las depresiones murcianas, y entre la capital y las poblaciones del sureste peninsular. El término municipal es atravesado por los ríos Mundo y Segura, el último de los cuales hace de frontera con la Región de Murcia.
La zona en la que se encuentra la ciudad de Hellín tiene un importante recorrido por la historia, que se observa tanto en yacimientos como las pinturas rupestres o el Tolmo de Minateda como también en su casco histórico.
Se tiene constancia de la presencia grupos paleolíticos documentados en el paraje de “La Fuente”, manantial de agua que se encuentra en el norte de la ciudad. Cerca de la localidad de Minateda se encuentra uno de los abrigos con pinturas rupestres más importantes del arte levantino: “el Abrigo Grande de Minateda” que presenta un friso con más de 300 figuras que representan escenas familiares y de caza, descubierto por Abate Breuil en 1920.
Cerca del Abrigo Grande se erige el Tolmo de Minateda, uno de los asentamientos humanos más importantes donde se establecieron íberos, romanos y visigodos, que situado en lo que fue un importante cruce de caminos, se considerará un enclave estratégico de primer oeden. La presencia de una muralla que flanqueaba la entrada al asentamiento, aljibes, almazaras, etc. revelan una vida social, económica y militar muy interesante. En algunos yacimientos cercanos se dejan ver influencias griegas y fenicias. Según las tablas de Tolomeo y la Geografía General de Juan Bautista Carrasco, se conoce con el nombre de ILUNUM una ciudad de la Bastetania, comarca de los Marsos, que fue fundada por los romanos en 200 a.C. Tal vez este Ilunum haga referencia al Tolmo de Minateda, desde donde probablemente se llevó a cabo el proceso de romanización hacia otras regiones.
La villa de Hellín tendrá relativa importancia, permaneciendo activa desde el siglo II hasta el IV d.C, ubicada al norte de la actual ciudad, donde se encontraron unos mosaicos que hoy pueden contemplarse en el Museo Nacional de Arqueología de Madrid.
La historia visigoda de la región tiene un importante documento en La Camareta, eremeritorio situado junto al pantano del Camarillas. Los visigodos entraron en la península en el año 415 como federados de los romanos para combatir las invasiones bárbaras. A partir de estos momentos la zona será conocida como Ello y debió de adquirir cierta imortancia, lo que se deriva de la creación del Obispado.
Tras la conquista del Islam, los árabes la denominaron Iyyu (h). Debido a los conflictos iniciales durante los primeros años de su dominio en la península, los árabes decidieron crear una nueva ciudad a modo de contrarrestar a Orihuela, que en cierto modo los estaba traicionando. De esta manera se empezó a construir el Castillo de Hellín (hoy derruido) en el año 753, desde donde iban a dirigir la política y la administración del antiguo condado de Teodomiro. En torno a sus murallas surgió el germen de lo que hoy es la ciudad de Hellín. Es muy probable que sea la ciudad de Ello que aparece en el pacto de Teodomiro que da lugar a la Cora de Tudmir, región bajo dominio de Teodomiro, miembro de la nobleza visigótica que establece un acuerdo pacífico con los musulmanes, manteniendo durante algún tiempo algunos territorios del sureste peninsular como tributarios.
Tras la conquista castellana del siglo XIII, Hellín queda encuadrado, por el Tratado de Alcaráz de 1243, en el Reino de Murcia, quedando posteriormente dentro de los dominios señoriales del Infante Don Juan Manuel, que al mismo tiempo, era Adelantado Mayor del Reino de Murcia. La autoridad del Adelantado se verá mermada a finales del siglo XIV, cuando el Señorío de Villena esté en manos diferentes a las del Adelantamiento. Sin embargo, tras las guerras del Marquesado Hellín volverá a la Jurisdicción Real.
Hasta la conquista definitiva del Reino de Granada (fin del siglo XV), la localidad vive bajo la constante amenaza de las algaradas musulmanas, sin embargo, tras finalizar este peligro fronterizo, la localidad conocerá una recuperación económica y poblacional importante.
En el siglo XIX Hellín quedo integrado en la Provincia de Albacete tras la división provincial, y con la instauración de la Democracia y la creación del Estado de las Autonomías dejó de estar asociada a Murcia pasando a formar parte de la Comunidad Autónoma de Castilla La Mancha.
En cuanto al tema que se va a tratar en este blog, por acercar al lector al ambiente en el que nos encontramos, ha de decirse que Hellín se mantendrá fiel a la República hasta el final de la Guerra Civil. Sin embargo, la fragilidad de poder latente en el Ayuntamiento de Hellín, constituido por minorías políticas muy diferentes (Unión Republicana, CNT), quedará reflejada en las últimas actas de los plenos del Ayuntamiento en los momentos anteriores a la toma de poder del Movimiento Nacional. Se advierte que tras la victoria de franquismo se llevó a cabo un rápido proceso para institucionalizar la represión. Pronto empezarán a nombrarse encargados a fin de agilizar los procesos de depuración de funcionarios. A partir de ahora los tribunales pasaran a ser militares, por lo que asistimos a una militarización de la justicia.