Vivienda rural en Colombia, un reto pendiente para el desarrollo rural y sostenible

Vivienda rural en Colombia, un reto pendiente para el desarrollo rural y sostenible

Edición 96 | Miércoles, Junio 14, 2023 - 15:04

La revisión histórica de este indicador en la ruralidad muestra que en 1993 el 78,8 % se encontraba en déficit habitacional.

El déficit habitacional, una problemática que afecta a cerca de 5.1 millones de hogares en Colombia y que se refiere a la falta o precariedad de vivienda, tiene un impacto en dos frentes: el cuantitativo, que está relacionado con la insuficiencia de viviendas disponibles para satisfacer la demanda de los hogares; y el cualitativo, que identifica las deficiencias en calidad, servicios públicos, espacio o seguridad en una vivienda (DANE, 2020).

De estos 5.1 millones de hogares, 46,3 % son rurales, es decir, 2.3 millones tienen alguno de estos déficits y representan 81,0 % del total que están en las zonas rurales del país, con una incidencia mayor a la que se observa en los hogares urbanos, donde es del 24,8 %.

La revisión histórica de este indicador en la ruralidad muestra que en 1993 el 78,8 % se encontraba en déficit habitacional y, para 2005, ese porcentaje fue del 68,3 %, es decir, se redujo en 10,5 puntos porcentuales (p. p.). Con la metodología del 2009, el resultado para el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2018 (CNPV18) habría sido de 84,4 %; sin embargo, con el cambio metodológico realizado, el indicador aumentó a niveles del 81,0 % (DANE, 2005).

Haciendo la comparación con el área urbana del país, en 1993 el 45,3 % de los hogares urbanos presentó algún tipo de déficit, mientras que en 2005 se redujo al 27,0 %, 1,7 veces más que en la ruralidad. Para 2018, el déficit habitacional urbano se situó en 24,8 % (con la metodología anterior habría sido de 17,2 %, continuando con la disminución).

Estos datos nos permiten evidenciar que, si bien en términos globales el déficit habitacional ha tenido grandes reducciones en el país (de 53,7 % en 1993 a 36,6 % en 2018), el avance se ha presentado principalmente en las áreas urbanas, contrario a los centros poblados de menor tamaño y las áreas rurales que, en general, aún padecen de una fuerte deficiencia en términos habitacionales. Esto se evidencia en el mapa anexo donde, entre 1993 y 2018, el 45,5 % de los municipios desmejoraron el indicador en las áreas rurales (469 municipios), mientras que solo 46 registraron datos negativos en sus cabeceras municipales.

Además, como se puede observar en el gráfico, el déficit habitacional alto se presenta en áreas rurales de municipios donde esta variable disminuye en su zona urbana, a pesar de que en la mayoría de estos el bajo déficit cuantitativo suele relacionarse con un menor déficit cualitativo. Este factor es importante al momento de generar la vivienda con la cual se busca superar los déficits.

En el caso específico de la ruralidad, de 2.4 millones de hogares que tenían déficit habitacional, 1.7 millones era de tipo cualitativo, mientras que el resto (un poco menos de 700 mil hogares) se encontraba en déficit cuantitativo, lo que significa que para el 2018 esa era la cantidad de viviendas que se requerían.

Mapa. Cambio del déficit habitacional entre 1993 y 2018

Fuente: DANE. Censos de población 1993 y 2018. Los municipios que no se censaron en 1993 no son tenidos en cuenta en la comparación intercensal. Cálculos propios.

Gráfico 1. Incidencia del déficit en cabeceras vs. área rural y número de hogares por municipio

Para los 1.7 millones de hogares rurales en déficit cualitativo, es decir, con deficiencias en la calidad de las viviendas, los componentes que más inciden están relacionados con los servicios públicos: el 44,2 % relacionado con la recolección de basuras, el 38,8 % con acceso a agua potable y el 26,1% con alcantarillado. Un dato relevante relacionado con los 700 mil hogares que demandarían vivienda en el área rural, es que el 46,8 % requiere intervenir la estructura de su vivienda actual, pues es de mala calidad.

Ante este panorama, aspectos como el acceso a la vivienda y la calidad de esta son determinantes en la ruralidad, y, sin duda, deben trabajarse de manera integral. Esto implica una política que le apueste a aumentar la oferta, principalmente en las cabeceras de los municipios considerados rurales, donde la oferta constructiva formal tiene más oportunidades de ingresar, con la posibilidad de realizar inversiones en infraestructura de servicios públicos, equipamientos como infraestructura escolar o mejoramientos de vivienda en las áreas más dispersas, lo que obliga a que la institucionalidad fortalezca su capacidad de incidir en estos territorios. 

Para lograr los objetivos también es importante hacer los ajustes reglamentarios necesarios, ya que así se facilitará la inversión en vivienda y servicios públicos, tan fundamentales para garantizar la inversión y la consolidación de enfoques diferenciales que prioricen el acceso de estos hogares a subsidios o programas del Estado. De esta forma, se empezaría a disminuir la brecha entre la ruralidad y las ciudades más grandes del país.

Referencias

DANE (2005). Déficit habitacional 1993.

https://view.officeapps.live.com/op/view.aspxsrc=https%3A%2F%2Fwww.dane.gov.co%2Ffiles%2Finvestigaciones%2Fboletines%2Fcenso%2FDeficitViviendaCenso1993.xls&wdOrigin=BROWSELINK

DANE (2005). Déficit habitacional 2005.

https://view.officeapps.live.com/op/view.aspxsrc=https%3A%2F%2Fwww.dane.gov.co%2Ffiles%2Finvestigaciones%2Fboletines%2Fcenso%2FDeficitViviendaCenso2005.xls&wdOrigin=BROWSELINK

DANE (2020). Déficit Habitacional 2018.

https://www.dane.gov.co/files/investigaciones/deficit-habitacional/deficit-hab-2020-presentacion.pdf