UNIDOS ANTE DIOS

Belén Barboza Vallena y César Javier Mengual Mazacotte se conocieron en el verano del 2013 en San Bernardino. César tuvo que viajar unos días al exterior, pero a su vuelta la invitó a salir, justo en el Día de los Enamorados.

Juntos transitaron casi 10 años de noviazgo hasta que llegó el momento de jurarse amor ante Dios. El año pasado, Belén voló a Miami con toda su familia, de vacaciones y, por insistencia de su hermana, fue a cenar a un restaurante a orillas del mar. Inmensa fue su sorpresa cuando apareció de pronto Chichi y le propuso matrimonio, quien viajó solo para darle la sorpresa.

Belén y Chichi se casaron el 27 de agosto en la iglesia Santísima Trinidad. La novia pasó la noche anterior en el hotel La Misión con su mamá. Si bien se despertó tranquila, a medida que se acercaban las horas tenía sentimientos encontrados: una mezcla de felicidad, nerviosismo y ansiedad.

Belén optó por un diseño de Beverly Kuhl, quien supo llevar a la realidad el estilo romántico y elegante de la novia. El vestido estaba bordado con flores 3D y brillos de varios tamaños sobre tul de seda natural. Para complementar su look nupcial y cumplir con la tradición, portó en su ramo un hermoso rosario de su suegra y lució unos aretes de su hermana. Fue maquillada por Augusto Santiviago y peinada por Jorge Benítez, de Glam Squad.

Puntualmente, Belén llegó a las 14.30 al templo en un auto vintage descapotable. Allí la aguardaban su prometido y todos sus seres queridos, que asistieron para acompañar la ceremonia religiosa. Luego de comparecer en el altar y dar el sí quiero, los nuevos esposos se dirigieron a El Castillo de Remanso, lugar de la recepción. Belén y Chichi entraron con la canción I Gotta Feeling, de los Black Eyed Peas, y ya en el centro de la pista bailaron A Thousand Years, de Christina Perri, seguido de la canción Bailar contigo, de Carlos Vives. Luego, todo fue pura diversión. Un comienzo perfecto.

DETALLES

Ningún detalle quedó librado al azar, gracias a la experiencia y el talento de Adri Saccarello. La decoración fue trabajo de El Depósito, que reflejó a la perfección la esencia de los novios, elegantes y románticos, con toques de flores blancas, hojas de eucalipto, muchas velas y tenues luces. Stuppendo, por su parte, preparó el menú de la boda.