Descubriendo Santuario, en la puna jujeña.

«En el lugar llamado SANTUARlO, unos 15 km al norte de la ciudad de Abra Pampa, se ha erigido en tiempo inmemorial, en fechas que ni los más antiguos vecinos pueden precisar, una iglesia en honor a la Virgen de Copacabana. La iglesia se erigió en un despoblado de la Puna, en donde se observaban cuatro viviendas totalmente deshabitadas y un poco más lejos una modesta escuela, cuya dirección guardaba la llave de la iglesia.«

Fiesta Patronal Virgen de Copacabana de Santuario – Folleto 2022

Iglesia de Santuario en Cochinoca (veromendo, 2021).

Hace un tiempo, cuando descubrí que la ilustración de tapa de la primera edición del libro «La fiesta de la Candelaria. Quebrada de Humahuaca y Puna» de Josefa Santander, había sido realizada por mi madre me abalancé a comprarlo y a disfrutar de su lectura. Esto fue motivo de una entrada previa en este Blog. (1) El libro ofrece una interesante investigación conducida hacia el año 1962, que tuvo como eje central a las festividades relacionadas con la Virgen de la Candelaria en Jujuy. (2) Uno de sus capítulos está dedicado a la celebración de la Virgen de Copacabana, advocación de la Candelaria, en la localidad de Santuario. (1, 2) Además, otra información ofrecida por el libro resultó reveladora por cuanto me permitió confirmar algunos datos de la biografía de mi padre, Jorge A. Mendoza. (3)

Santuario es el nombre de un paraje cercano a la ciudad de Abra Pampa, hacia el norte, en el departamento jujeño de Cochinoca. No aparecen referencias sobre él en la web y la búsqueda de información acerca de esta localidad nos conduce a «Santuario de Tres Pozos«, un lugar diferente ubicado al Oeste de Cochinoca, cerca del límite con el departamento de Susques y con la provincia de Salta. Afortunadamente, Santander ofrece en su libro un mapa que resulta muy ilustrativo y permite ubicar unívocamente el lugar. (1, 2)

En el libro se señala la presencia de una escuela en Santuario y, aunque en ese entonces ya se lo describía como un despoblado, seguramente agrupaba a niños y niñas de varias leguas a la redonda para su educación. En la actualidad, la Escuela Nacional Nº 18 no figura en la nómina de escuelas de Jujuy, siendo posible que con el correr de los años haya sido cerrada por falta de matrícula. Esta referencia me posibilitó confirmar que esa fue la humilde escuela donde mi padre realizó sus estudios primarios (en su biografía aparecía dicho establecimiento pero no había sido posible para mí ubicar el sitio exacto donde se emplazaba). En otra parte del texto, se destaca la participación de Nicolasa Nelson de Mendoza –mi abuela–, como promesante de la Virgen de Copacabana en Santuario por razones de salud. Así, pude conocer que mi familia paterna había estado muy relacionada con este casi desconocido lugar en Jujuy.

Asimismo, el libro deja testimonio de los nombres de los habitantes antiguos del lugar pues detalla quiénes tomaban parte en las celebraciones. Entre ellos se mencionan a don Pacífico Gaspar y a su esposa, doña Elena Lamas, hija de don Juan de Dios Lamas, oriundo de Santuario. Se hace referencia también a don Laureano Abánquien fuera «esclavo» (*) de la Virgen de Copacabana en Santuario, a doña Petrona Laime, natural de Abra Pampa, la sra. Filomena Zerpa de Ciares, oriunda del lugar y cuyos antepasados fueron dueños de las tierras en donde se erigieron la iglesia y la escuela, además de otras familias recordadas como «muy devotas» de la Virgen como eran los Vilte, los Ontiveros, los Estopiñán de Rinconada. De esta manera, se recupera una parte de la historia del lugar a través de la identidad de las familias y pobladores locales. (2)

La Puna y la Quebrada, historias entrelazadas…

Con Zoilo Gaspar, Andrea Garnica, Rosaura Líquín y Patricia Cruz en el Acto de Chucalezna (dic. 2021)

En diciembre de 2021 viajé a Jujuy para asistir al acto de imposición del nombre de la Escuela Nº 332 de Chucalezna como «Los Niños Pintores de Chucalezna». (4) Gracias a dicha ceremonia pude conocer y abrazar a muchos de aquellos niños y niñas pintores, alumnos de mi padre en el taller extracurricular de arte que funcionara entre 1959 y 1973 en la localidad de Chucalezna, en plena Quebrada de Humahuaca. (5) Entre ellos, Zoilo Gaspar y Rosaura Liquín se apresuraron a contarme sus historias de niñez. Ambos habían nacido en Abra Pampa y ambos habían sido enviados, siendo aún muy pequeños, para educarse, para «criarse«, con mi abuela Nicolasa en Chucalezna. Las familias de los dos niños habían creado lazos estrechos con mis abuelos en la época en que trabajaban en Abra Pampa: mi abuela ejerciendo la docencia en escuelas nacionales de Puerta Potrero y de Puesto del Marqués, y mi abuelo –Fernando Mendoza–, precisamente en Santuario. Cabe aclarar que recién en 1958, llegó Nicolasa a Chucalezna, para ejercer como directora en la escuela de ese lugar. Pero volviendo a 2021, Zoilo Gaspar me confirmó que mi padre supo cursar los estudios primarios en la escuelita de Santuario mientras que mi abuelo ejercía como maestro y director en el mismo establecimiento. En 1962, cuando Santander llevó adelante su investigación, mi abuelo ya no estaba en funciones allí y la escuela se encontraba a cargo de una directora cuyo nombre no es mencionado.

Por su parte Zoilo, que devino «Niño Pintor» en su pasaje por Chucalezna y por su escuela-taller, resultó ser nada menos que uno de los hijos de Pacífico Gaspar y de Elena Lamas, los históricos pobladores mencionados en el libro! Zoilo me relató que don Pacífico había destacado en Abra Pampa y en Santuario por ser un importante ganadero de la zona y, además, un «pasante» de la imagen de Santiago que pertenecía a su familia. Los Gaspar residían en «la banda» de Abra Pampa donde la imagen tenía su propio oratorio. Cada 24 y 25 de julio, en ocasión de su festividad, era llevada a la localidad de Santuario para para ser «pasada«, es decir, para salir en pequeña procesión y formar parte de una misa especial. Tambien tomaba parte en los honores a la Virgen de la Candelaria. (2, 6)

Estas historias resultaron tan movilizantes que casi 60 años después de las celebraciones estudiadas por Santander y a casi 80 años de que transitaran por ahí mi padre y mi abuelo, la profe Faltracco, la «Niña Pintora» Rosaura Liquín y yo, nos reunimos en Abra Pampa para remontar caminos apenas marcados e ir hacia Santuario, tras los pasos paternos.

Laguna de Runtuyoc y, a lo lejos, las montañas de Puerta Potrero (veromendo, 2021)

El camino de Santuario.

Desde Abra Pampa, por ruta nacional Nº 9, transitamos hacia el norte y, a la altura de la laguna de Runtuyoc, localizamos una pequeña huella que salía hacia el Oeste, que tomamos con ciertas dudas pues enseguida aparecía una tranquera. La presencia de la cordial Rosaura logró que una a una, todas las tranqueras a lo largo del camino se nos fueran abriendo luego de alguna pequeña explicación a los vecinos presentes en cada lugar. En un momento dado, el camino viró abruptamente hacia el Sur y empezó a tornarse más arenoso. Al detenernos para evaluar su estado, Rosaura aprovechó para mostrarnos que a esa misma latitud en la zona montañosa que se veía hacia el Este, era donde se encontraba el paraje Puerta Potrero, donde entre 1937 y 1946 había ejercido la docencia mi abuela Nicolasa. En aquellos tiempos, en ese otro desolado lugar el estado también se había encargado de que una escuela, la Nacional Nº 66, estuviera presente.

En ese momento vino a mi mente la historia que mis abuelos me contaban, que «cuando ambos eran muy jóvenes, casi recién recibidos, ejercían su profesión en escuelas que se encontraban ubicadas en ‘montañas enfrentadas’ –ellos decían así–. Entonces, en las horas en que el sol formaba un ángulo favorable, se mandaban mensajes ‘espejeando’, es decir, reflejando la luz solar con un espejo«. Así que casi con seguridad estábamos en el escenario real de ese simpático relato! (7) La historia familiar se seguía devanando…

Continuamos por la huella, traspasando tranqueras o badenes cargados de agua de la lluvia de la noche anterior hasta que en un momento, allá a lo lejos, al oeste, comenzó a divisarse un cuadradito blanco. Al acercarnos poco a poco, la figura de una iglesita como un terrón de azúcar, comenzó a revelarse enclavada en el medio de esa pampa de altura. El camino prosiguió y finalmente cuando estábamos a escasos 100 m de nuestro destino, un impresionante cañadón arenoso se abrió ante el vehículo. En ese momento la ilusión de llegar a la iglesia se desvaneció pues resultaba difícil saber si íbamos a encontrar un paso para atravesarlo pero, a poco de andar en paralelo a la cañada, apareció el cruce y el lecho estaba firme y transitable. A pocos metros de allí, nos esperaba el corazón de Santuario donde residen su iglesia y su escuela.

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La iglesia de Santuario y su torre con campanario (veromendo, 2021)

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Según un folleto de la Fiesta Patronal en Honor a la Virgen de Copacabana de Santuario, la iglesia cumplió sus 150 años en 2022, indicando que habría sido erigida en 1872. Por su parte, el trabajo de Santander tomó como referencia a la Historia Eclesiástica de Jujuy del canónigo Miguel Ángel Vergara, según la cual los primeros datos sobre de las capillas existentes en la jurisdicción de Cochinoca fueron suministrados por el sacerdote Domingo Filgueiras, en 1915. Así, entre las antiguas capillas ya se mencionaba a la de Santuario, y a su patrona, la Virgen de Copacabana. Por ende, hacia 1915 la capilla ya estaba erigida y consagrada a dicha imagen. El libro de Santander también documenta que don Laureano Abán habría adquirido la imagen en la mismísima ciudad de Copacabana, en Bolivia, desde donde la habría traído hasta Santuario para consagrarse como su primer «esclavo«. Muchos años después, la familia Abán dejó de habitar en la zona, quedando aún menos vecinos para encargarse de su celebración y del cuidado de la capilla. Hacia 1915 se le hizo un mantenimiento y se le cambió el techo. Ese arreglo estuvo a cargo del padre de la ya mencionada vecina Filomena Zerpa. (2)

La iglesia de Santuario consta de una sola nave de aproximadamente 15 m, construida en adobe revocado y blanqueado. Hacia 1962, el techo a dos aguas era de caña y torteado y estaba sostenido por vigas de cardón. (2) Actualmente, la iglesia se encuentra bien mantenida y los techos son de chapa.

Campanario de Santuario en Cochinoca (veromendo, 2021)

El campanario se encuentra emplazado en la parte superior de una torre de adobe erigida aproximadamente a 1 m del cuerpo principal. En nuestra visita pudimos acceder al estrecho recinto. Asimismo, en las inmediaciones se encuentran algunas paredes, también de adobe, que resisten estoicamente el paso del tiempo y un cementerio con lápidas de peculiares diseños, que se perciben también muy antiguas. Al frente, la presencia de dos bellos árboles brinda la sensación de estar en un pequeño oasis.

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No pudimos ingresar para conocer el interior de la iglesia pues, según nos informamos después, la llave es resguardada por una vecina de Abra Pampa y hay que coordinar la visita. Por ello, tuvimos que conformarnos con la pormenorizada descripción que realiza Santander en su libro, esperando poder conocer algún día a la pequeña imagen de la Virgen de Copacabana. Finalmente, y también según la publicación, la celebración a la Virgen de Copacabana tiene lugar el 5 de agosto en coincidencia con una de las fechas en las que se la celebra en Bolivia. Por su parte, la imagen de Santiago perteneciente a la familia Gaspar, se continúa celebrando los días 24 y 25 de julio y su «pasante» hasta hace algún tiempo fue Justo Gaspar, hermano de Zoilo, quien heredó la tradición. (6)

La Escuela Nacional Nº 18, o sus ruinas.

Unos metros más allá, se encuentran dos edificaciones en estado de completo abandono. La más antigua, casi derruída y la más nueva, con sus ventanas tapiadas, su tanque de agua roto son la prueba de una lejana presencia de la educación nacional y pública. Sin embargo, a la vez indican que nuestro interior va quedando deshabitado; los jóvenes migran hacia las ciudades para estudiar o trabajar y luego ya no regresan al terruño. Al acercarnos al edificio más viejo, tras una antiquísima puerta de madera descubrimos una habitación en donde el techo, parcialmente desaparecido, permite el ingreso de la luz para descubrir tesoros que apenas se mantienen en pie. Aún se conservan los antiguos bancos escolares y se aprecia en un rincón, el espacio del rescoldo. Habíamos llegado al sitio donde mi padre había transcurrido su infancia y probablemente había hecho uso de esos mismísimos mobiliarios.

El edificio «nuevo» de la Escuela Nacional Nº 18 de Santuario (veromendo, 2021)

Regreso al presente

Volviendo hacia Abra Pampa hicimos un alto en la finca de don Gustavo Cruz, vecino de la zona, hijo de doña Francisca Ciares y nieto del reconocido escritor don Domingo Zerpa. Nos quedamos charlando un rato con él, que es dueño de un Clío 1.2 con el cual recorre los caminos de Cochinoca. Nos contó que antiguamente en esa zona hacían el engorde las llamas para luego reunirlas al estilo de un «rodeo«, con el fin de venderlas. También nos confirmó que la campana grande de la iglesia había sido soldada y que ahora suena diferente pero que la pequeña suena lindo y que la llave de la iglesia la guardaría doña Timotea, a quien tendríamos que buscar la próxima vez.

Pequeños oasis en Santuario (veromendo, 2021)

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Biodiversidad, siempre biodiversidad…

La Puna, aun con los fuertes vientos que la caracterizan y el frío por la altitud, es un reservóreo de biodiversidad a cada paso, contrariamente a lo que un citadino puede imaginarse. Los antiguos edificios se derruyen, pero mientras haya agua la flora se adapta y fructifica y los animales se reproducen. Este delicado equilibrio tambalea de la mano del cambio climático y de las actividades extractivistas del humano, con períodos cada vez más largos de sequía en la región .

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Conocer estos lugares nos permitirá amarlos y defenderlos. Conocer sus historias, que son parte de nuestras historias, nos posibilitará honrarlas y difundirlas.

© veromendo

Folleto de la Fiesta Patronal de la Virgen de Copacabana de Santuario gentilmente acercado por don Zoilo Gaspar (2022)

Agradecimientos

Con Rosaura Liquín en Santuario (veromendo, 2021)
  • A la profe Faltracco, siempre abierta a conocer nuevos caminos de la Puna.
  • A la lic. Santander, sin su libro no habría podido completar la historia de mi padre.
  • A don Zoilo Gaspar y doña Rosaura Liquín, por su afecto, su amistad y por compartir conmigo sus historias.

Referencias

Semana Santa en Tumbaya: encuentro con la fe, las tradiciones y la música.

Allá en lo alto de Punta Corral, el frío es nuestro hermano. Sólo acompaña la música de los Sikus, a nuestra madre en su descenso hacia las calles de Tumbaya.

Folleto «Semana Santa en Tumbaya»

La bajada de la Virgen de Copacabana de Punta Corral desde su santuario en los cerros hacia el pueblo de Tumbaya, es una de las manifestaciones más multitudinarias y con más devoción en el norte argentino y en el país. La mística desarrollada tiene origen en su antigua historia, muy local, que involucra fieles, esclavos y devotos que eran primigenios habitantes de la zona de Tumbaya.

Procesión de la Virgen de Punta Corral llegando a la iglesia del pueblo de Tumbaya (Folleto año 2005)

Desde el año 1889, cuando se terminó de erigir su santuario en Punta Corral, cada Domingo de Ramos tuvo lugar el descenso de la imagen de la Virgen hacia el pueblo de Tumbaya, escoltada por una peregrinación de fieles. Sin embargo, las transformaciones socio-políticas que se fueron dando en la región, generaron cambios jurisdiccionales que repercutieron en esta tradición durante los siguientes años. Por un lado, la creación de los departamentos de Tilcara y Tumbaya determinó que Punta Corral y su santuario quedaran en jurisdicción tumbayeña. Pero en 1917, cuando el pueblo de Tumbaya quedó sin sacerdote, la imagen de la Virgen empezó a descender hacia el pueblo de Tilcara, junto a su ya famosa procesión. Además, se cambió el día de la bajada del Domingo de Ramos al Miércoles Santo. Luego de 54 años de esta nueva dinámica, comenzaron a ponerse de manifiesto tensiones entre ambos pueblos por la propiedad de la imagen, la sucesión de sus esclavos y por el desarrollo de las celebraciones de Semana Santa que año a año se iban consolidando como un fuerte atractivo turístico-religioso.

Finalmente en 1972, luego de varios años de litigio y a instancias del obispo de Jujuy -José Miguel Medina-, el culto se subdividió. Se resolvió dejar la imagen antigua en posesión de la feligresía de Tumbaya, que pudo retomar la costumbre de bajar la Virgen de Copacabana de Punta Corral desde su santuario hacia Tumbaya, durante el Domingo de Ramos. Por otra parte, se mandó tallar especialmente una nueva imagen para que residiera en un nuevo santuario que se emplazó en una altiplanicie cercana a Punta Corral, pero de jurisdicción tilcareña. De esta manera, quedó instituido el descenso de la denominada Virgen de Copacabana del Abra de Punta Corral todos los Miércoles de Cenizas, hacia Tilcara. Se posibilitó así que ese pueblo mantuviera también la tradición. 

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A continuación, comparto el texto de un folleto turístico del año 2005, donde se cuentan otros aspectos de esta antigua tradición:

Tradición de la Virgen de Punta Corral en Tumbaya. Folleto de difusión turística (año 2005).

«Tumbaya se encuentra en la histórica Quebrada de Humahuaca, 47 Km hacia el norte de la ciudad de Jujuy. Su ubicación supera la cota de los 2000 m.s.n.m., destacándose por su paisaje y su clima típico de la Quebrada. Es el primer pueblo con población autóctona descendiente de los Omaguacas.

En 1773, al desdoblarse el curato de Humahuaca, Tumbaya fue elegida como cabecera parroquial. Hacia fin de siglo se edificó la nueva iglesia dedicada a Nuestra Señora de los Dolores. Así nos lo informa el dintel del coro «Esta iglesia se edificó en el año 1796 por el D. Josef Alexo de Alberro, natural de Córdoba«. 

Es un caso típico de predominio, que ejemplifica a la perfección cómo era un pueblo de encomienda, donde la iglesia pasó a ocupar un lugar más alto, con la fachada mirando el pueblo, y dando la espalda a la montaña. El pueblo de Tumbaya se estructura en una planta de pocas manzanas y la plaza constituye el centro del pueblo; la arquitectura responde a modelos de origen colonial y su presencia en el lugar. Su bello cementerio, en cambio, se ubica en lo alto de una loma con vistas al pueblo.

Tumbaya es parte del Patrimonio de la Humanidad con un emplazamiento deslumbrante entre monumentales cerros.

La historia de la milagrosa imagen de la Virgen de Copacabana de Punta Corral que se venera en la Quebrada de Humahuaca, indica que apareció en el año 1835 en los cerros de Punta Corral, en el departamento de Tumbaya, Jujuy. En esa zona vivían las familias de Don Pablo Méndez y de Don Roque Jacinto Torres.

Según los relatos heredados, Don Pablo Méndez se encontraba un día pastando ovejas cuando se le apareció una señora blanca, de cabellera reluciente quien le recomendó que volviera al día siguiente al mismo lugar. Así, al otro día, el temeroso Don Pablo encontró en el lugar solamente una piedrita que luego de ser llevada, siempre volvía a ser encontrada en el lugar de la aparición. Esa significativa muestra movilizó a que se construyera en ese lugar una capilla en honor a la Señora, edificio que con el tiempo y la distancia al centro poblado, se fue destruyendo.

Tiempo después, Don Roque Jacinto Torres enfermó. Ante esta situación, se encomendó a la Virgen y prometió construir una nueva capilla si sanaba de la dolencia. El Milagro se produjo y luego de su recuperación Don Roque empezó la construcción de la capilla prometida, junto con otros habitantes de la zona. Se señala su inicio en 1889, terminándose la obra diez años después. Desde aquel entonces se extiende el culto y la devoción a la Señora de Copacabana de Punta Corral, congregando año tras año a miles de fieles que se acercan desde el Norte Argentino como así también desde otras regiones.»

Tradición de la Virgen de Punta Corral en Tumbaya. Folleto de difusión turística (año 2005).

Más sobre la Semana Santa en Jujuy y sus devociones

De Coraya a Casa Grande, biodiversidad y paisajes en Humahuaca (2020).

En la actualidad, el camino a Coraya se encuentra en estado de abandono. Una pena. Se recomienda consultar cuál es el estado del mismo antes de emprender su recorrida y circular con precaución. Por otra parte, la mina «El Aguilar», responsable del mantenimiento de los otros caminos de la zona, fue cerrada y desmantelada en 2021. Por ello, no puede garantizarse que el estado de los mismos sea transitable.

Actualización 2022.

Coraya es una pequeña población que se encuentra aproximadamente 15 km hacia el noroeste de la ciudad de Humahuaca a la que se llega por la RP Nº 14, que nace a la altura de Humahuaca (ver mapa al final). Si se continúa por el mismo camino, luego de recorrer otros 25 km es posible llegar a la localidad de Casa Grande. Los subyugantes paisajes que el trayecto depara, hacen que valga la pena realizarlo.

Además, la riqueza vegetal desplegada en el mes de enero en la zona también resulta sumamente atractiva. De manera tal que a cada paso, se torna casi obligatorio detenerse para fotografiar algunas de las innumerables especies vegetales o animales presentes. Resulta interesante asociar cómo la vegetación se ha adaptado a diferentes altitudes u orientaciones en las laderas, creciendo en agrupaciones.

Sin embargo, al partir desde Humahuaca lo que primero llama la atención durante dos o tres kilómetros son las banquinas de la RP Nº 14 llenas de desperdicios de todo tipo, por encontrarse en las cercanías del gran basural a cielo abierto ubicado al oeste de la ciudad. Además, todas las tardes se realiza la quema de basura generando humos acres que se pueden ver y oler desde los alrededores. Resulta deprimente tanto descuido e inacción por parte de las autoridades locales, a metros de la ruta nacional Nº 9, en la mismísima Quebrada de Humahuaca, Patrimonio de la Humanidad.

Pasando la zona del basural, ya el panorama se torna limpio y el paisaje vuelve a ser el centro de atención. La ruta empieza a transitar por un lateral de la Quebrada La Soledad, que a esta altura del año está totalmente reverdecida.

Vista hacia el N desde RP 14. A lo lejos se divisa la curva que realiza el Río Grande a la altura de Rodero (veromendo 2020)

Allí, churquis (Prosopis ferox), airampos (Opuntia sulphurea) y cardones (Trichocereus atacamensis) coexisten profusamente pues por tratarse de una quebrada transversal a la de Humahuaca, gozan de cierta protección. Si bien la época de floración de los churquis está llegando a su fin, aparecen salpicados del amarillo de sus flores junto a las de la sumalagua (Senna crassiramea o rígida), presente en menor proporción.

Como en toda la Quebrada de Humahuaca, la presencia de Tillandsia clavel del aire, en cardones, churquis y otras especies es un indicador del crecimiento lento o nulo, es decir, pone en evidencia la poca renovación que los tejidos vegetales tienen en las especies infestadas, lo que posiblemente está asociado a transformaciones producidas por el cambio climático.

Dejando atrás la Quebrada La Soledad, el camino sigue ascendiendo suavemente, proporcionando bellas panorámicas hacia Ovara y Rodero.

Mirando hacia el este, el río Grande corta la panorámica en la cual los techos de las viviendas de los barrios de Humahuaca brillan en sus márgenes y, más allá, se observa la RP Nº 73 como un sinuoso caminito que trepa hacia Pucara y Hornocal. Las Peñas Blancas y la Serranía de Hornocal, que se destacan en horas de la tarde, no llegan a distinguirse por el contraluz del sol de la mañana. En la última curva del camino, justo antes de adentrarse en la Quebrada de Coraya, un imponente Trichocereus atacamensis o cardón, nos regala una de sus últimas flores.

La Quebrada de Coraya es sinuosa y bella. En las laderas de su tramo inferior hay profusión de cardones y churquis que, lentamente, con la altura, van siendo reemplazados por pastizales andinos y otras especies arbustivas y herbáceas. Algunas de ellas muestran preferencias por laderas más reparadas y otras, simplemente, se han adaptado a vivir al ras del suelo pedregoso y calcáreo. Finalmente, tras recorrer 14 km se arriba a la entrada de Coraya, una encantadora localidad con un emplazamiento único.

Dejando atrás Coraya, el camino empieza a ascender sinuosamente. A sus costados los churquis van despareciendo y se empiezan apreciar otras especies como el palán-palán (Nicotiana glauca), llamado localmente «cacala«. Por su parte, los Trichocereus atacamensis dan lugar a Trichocereus tarijensis con deslumbrantes flores púrpura de mediados del verano. Registramos T. tarijensis entre los 3500 y 3850 m.s.n.m., cuando los pastizales de altura también empiezan a cobrar relevancia.

Un poco más arriba, alrededor de los 3750-3800 m.s.n.m., floridas matas de Adesmia y tolas en flor (posible Baccharis) sorprenden junto al camino. También se pueden observar Agalinis sp. de llamativas flores color fucsia.

En la misma zona, aparecen arbustos sin espinas, con delicadas flores blancas tipo verbenaceas, posible Junellia sp. o Mulguraea asparagoides.

Mientras queda atrás el último T. tarijensis, el camino sube y sube hacia el abra.

Resulta increíble la resiliencia mostrada por algunas especies de flor diminuta, que surgen en la mismísima huella de ripio, a 3850 m.s.n.m.

Entre los pastos de las laderas pronunciadas, a la misma altitud, aparecen otras cactáceas, Agalinis sp. y la llamada localmente «garbancillo» de bella flor azul pero que es tóxica para el ganado (Lupinus intortus).

Adesmia y angosto camino hacia una explotación de lajas (veromendo, 2020)

El camino, que inicialmente había mantenido rumbo hacia el oeste, empieza a dar un giro en su traza orientándose hacia el sur. En este momento, se abandona la quebrada que se venía flanqueando para internarse entre cordones montañosos hacia el abra, que dará paso a un entorno de magníficas vistas prepuneñas.

El abra en la RP 14, hacia Casa Grande a 3957 m.s.n.m. (veromendo, 2020)

Traspasando el abra, se continúa circulando en altura para luego, empezar un suave descenso hacia Casa Grande que se encuentra a 3450 m.s.n.m.. Luego de una curva, el paisaje comienza a abrirse permitiendo observar, en la lejanía, un huancar en la cabecera de la Quebrada de Yacoraite.

Pasando el abra a 3900 m.s.n.m. (veromendo, 2020)

De aquí en adelante, se atraviesan zonas donde tanto las laderas como el camino adoptan colores de increíble intensidad, que van desde el púpura al casi negro, viran al naranja y pasan al blanco tiza. Aquí, la diversidad mineral, vegetal y animal se sinergizan.

Vestigios arqueológicos, paisaje y minería en la casi Puna de Jujuy (3875 m.s.n.m., veromendo, 2020)

Luego de otra curva, se avisora en la lejanía al campamento de la Mina «El Aguilar» y más cerca, custodiando las espaldas del caserío que todavía permanece fuera de la vista, una colorida formación que recuerda al famoso «espinazo del diablo» de Tres Cruces. Además, se pueden apreciar vestigios arqueológicos de los habitantes originales del lugar en las laderas de un cerro «mirador«, desde donde se domina la visual de todo el lugar.

Nuevas curvas y contracurvas deparan más sorpresas vegetales, como la presencia abundante de arbustos de una variedad de Boungaivillea (posiblemente Boungaivillea spinosa), con sus característicos sépalos parecidos al papel de arroz, en varias tonalidades. También se puede encontrar «chinchircoma» de flor blanca (Mutisia hamata Reiche) que es muy utilizada localmente como planta medicinal, al igual que su pariente la «chinchircoma» de flor naranja (Mutisia freisiana Cabrera) cuyas infusiones se usan para la tos, para la fiebre y hay quiénes sencillamente la agregan al mate, junto con paico (Dysphania ambrosioides) y menta (Mentha sp.), de manera preventiva.

Mutisia hamata
Luminosa chinchircoma (Mutisia hamata, 3500 m.s.n.m., veromendo, 2020)

Al fin se comienza a divisar Casa Grande, un pequeño oasis entre la vibrante mineralidad, a orillas del río homónimo.

La confluencia de los ríos Casa Grande y Vizcarra es llamada localmente Punta de Agua. Estos dos ríos, junto al San Carlos, al Casa Chica y al Vicuñayoc dan lugar a la formación del río Yacoraite, que escurre sus aguas en su propia quebrada, más al sur. Aunque parece cerca, todavía quedan un par de kilómetros y unas cuantas curvas por transitar antes de arribar a destino.

Casa Grande: todavía quedan curvas y dos ríos que cruzar (veromendo, 2020)

Las playas de los ríos Casa Grande y Vizcarra son amplias y deben atravesarse adivinando un poco por donde va la huella y agradeciendo que, afortunadamente, traen muy poco caudal. Así, se llega a Casa Grande, donde lo primero que llama la atención es la frescura del lugar, ofrecida por la sombra de numerosos árboles ubicados estratégicamente por la mano del hombre. La parada obligada para conversar con algún vecino de la zona es frente a la Escuela local. Allí un cedrón (Aloysia citrodora) de añosos troncos deslumbra con el esplendor de su floración junto al rumor ensordecedor de miles de abejas que se están dando un banquete. Desde allí, se disfruta del mágico paisaje de Casa Grande.

El camino, que sigue por detrás del pueblo y llega hasta la Mina suele estar en buen estado general, salvo algunos pequeños tramos. Para volver a Humahuaca por Tres Cruces, se puede cruzar por la minera pero es necesario presentar documentación del vehículo y DNI de tod@s l@s viajer@s (La mina El Aguilar ha sido desmantelada, por lo cual no puede garantizarse que el estado de los caminos, del cual se encargaba la minera, sea transitable. Actualiz. 2022). Estos datos son clave para para evaluar el camino de retorno. Mientras tanto, se puede retomar por la RP 14 para explorar las formaciones montañosas tipo «espinazo» que se encuentran detrás de Casa Grande. Ciertamente, el camino se presenta bastante deteriorado en su primer tramo pero luego mejora y los paisajes que esperan son fascinantes. Pero este recorrido será parte de una próxima entrada.

(c) veromendo, 2021

Mapa Humahuaca- Coraya- Casa Grande basado en imagen de Google Earth (veromendo, 2021)

Agradecimientos: a la profe Faltracco y a Irma Alejo, compañeras en esta interesante travesía.

Bibliografía consultada

Sitios sugeridos

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Todos los ríos de Jujuy

En la Síntesis Geográfica de la Provincia de Jujuy (1978), Bernardo Farfán reproduce aspectos tomados del libro «Geografía de la Provincia de Jujuy» del profesor Teodoro S. Saravia (1). Complementada con información de publicaciones más recientes, se ofrece en esta Entrada una detallada descripción de vertientes, cuencas, ríos, arroyos y lagunas de Jujuy.

Edición y compaginación, veromendo. Fotografías: Pey Lien in memoriam y veromendo

Definiciones

Según la R.A.E., la hidrografía es una parte de la geografía física que se ocupa de la descripción de las aguas del planeta Tierra, de sus características, tales como caudal, lecho, cuenca y sedimentación fluvial en aquellas que son continentales. Este concepto se utiliza también para denominar al conjunto de aguas de una región o de un país. (2)

Asimismo, se conoce como cuenca hidrográfica al territorio cuyo régimen fluvial desagua a través de un sistema de drenaje natural único. Es habitual que se considere la cuenca hidrográfica de un determinado río como una región natural específica.

Vertiente hidrográfica, por otra parte, es el conjunto de ríos y sus respectivos afluentes que desembocan en un mismo destino. Los ríos que conforman una vertiente hidrográfica suelen tener características similares.

Cabe destacar la diferencia entre hidrografíahidrología. La hidrología se dedica al estudio de la distribución y de las propiedades de las aguas presentes en la corteza terrestre y en la atmósfera. Por lo tanto, incluye el estudio de la humedad del suelo, las precipitaciones y las masas glaciares, entre otros temas (3).

Consideraciones generales de la hidrografía de Jujuy

La provincia de Jujuy cuenta con tres vertientes hidrográficas fundamentales:

  1. La vertiente del río Grande, cuyas aguas desembocan en el Bermejo, río que a su vez desagua en el río Paraná y éste, en el Río de la Plata para llegar finalmente al Océano Atlántico.
  2. La vertiente interior, cuyos ríos terminan en lagunas de altura o se pierden en terrenos áridos y salares de la Puna.
  3. La vertiente del río Grande de San Juan de Oros. Este río, que en su origen funciona como límite físico entre las Repúblicas Argentina y de Bolivia, luego vuelca sus aguas en el caudaloso río Pilcomayo que, a su vez, es uno de los afluentes más grandes del río Paraguay.

En Jujuy, muchos de los ríos tienen origen en aguas que surgen de manera natural en las laderas montañosas –los denominados «ojos de agua«– o que provienen de deshielo. Por su parte, el régimen pluvial se caracteriza por aumentar su frecuencia en el verano, de tal manera que durante los meses de octubre y noviembre ya caen las primeras lluvias, que se intensifican de diciembre a marzo o abril. Durante esta época la mayoría de los ríos de la provincia aumentan considerablemente su caudal y sus aguas, que en los meses de invierno se muestran cristalinas, se tornan turbias o rojizas debido al limo que arrastran.

Vertiente del Río Grande

La vertiente más grande de Jujuy es la del río Grande, con un recorrido total de 500 kilómetros aproximadamente, siendo para la provincia una de las fuentes primordiales de recursos y un factor de progreso. Podría decirse que es “el Nilo de Jujuy”…

El río Grande de Jujuy atraviesa los departamentos de Humahuaca, Tilcara, Tumbaya y La Capital (actualmente Manuel Belgrano), dando vida a la Quebrada de Humahuaca. Tiene un recorrido de alrededor de 180 km, desde la ciudad de San Salvador de Jujuy (24º10’ Lat. S) hasta las proximidades de Iturbe (Negra Muerta: 22º55’ Lat. S) en el departamento de Humahuaca, donde confluyen el río Cóndor con el de La Cueva que le dan origen. El río Grande, como tributario del Bermejo, pertenece a la cuenca del Plata. (5)

Pese al gran desnivel altitudinal que presenta la Quebrada –San Salvador de Jujuy se encuentra a 1.258 m.s.n.m. mientras que su límite norte, en la unión de los ríos Cóndor y de La Cueva, está a 3.343 m.s.n.m. (5) su curso no es muy torrentoso y solamente en la época de lluvias, sus aguas corren con gran potencia pudiendo llegar a constituir un peligro para las poblaciones que se encuentran en su ribera.

La Quebrada de Humahuaca, flanqueada por dos grandes cordones montañosos pertenecientes a la Cordillera Oriental, presenta zonas con amplias llanuras de inundación que superan los 3 km de ancho, mientras que en algunos puntos –los localmente llamados “angostos”–, se estrecha hasta alcanzar sólo 30 m. Todo a lo largo del cauce del río Grande se suceden las desembocaduras de ríos que se conforman en las quebradas tributarias. (6) La morfología asimétrica de los cordones lindantes determina que, por el lado occidental, las faldas largas con pendiente suave dan lugar a quebradas tributarias transversales igualmente suaves o paulatinas, como las de Purmamarca, Huichairas, Juella y Yacoraite. Por su parte, las laderas orientales más cortas y pronunciadas (puesto que en realidad son líneas de falla) caen abruptamente sobre el valle con una pendiente de hasta 30º, como por ejemplo las de La Huerta o Calete.

Detalle de la cuenca del río Grande en la Provincia de Jujuy (SEGEMAR -ITGE 1998, Zamora Gómez, J. P., Tesis 2015, Ref. 4)

Luego de recorrer la Quebrada de Humahuaca y el ex departamento de la Capital –actualmente Manuel Belgrano– el río Grande toma orientación hacia el sudeste y describe una amplia curva en las proximidades de San Juancito donde recibe las aguas del río Perico. Aquí toma la denominación de río San Pedro y recorre el departamento homónimo hasta confundir sus aguas con las del importante río Lavayén. A partir de este punto pasa a denominarse río San Francisco y corre hacia el norte, sirviendo de límite entre los departamentos de Ledesma y Santa Bárbara. Finalmente ingresa en territorio de la provincia de Salta para tributar al río Bermejo.

Cuenca hidrográfica de los Ríos Grande y Perico (Zamora Gómez, J. P., Tesis 2015, Ref. 4)

La cuenca del río Grande es alimentada por más de cincuenta afluentes. Se mencionarán a continuación los tributarios más importantes.

AFLUENTES por LA MARGEN DERECHA del río Grande (OESTE).

En el departamento de Humahuaca y luego de su nacimiento, el río Grande recibe el tributo de los arroyos Chorrillos, Ovara, Coraya, Churcal, Pinchayoc y Uquía, que nacen en las proximidades de la sierra del Aguilar. La mayor parte del año, estos permanecen secos y sólo durante los meses del verano aportan un caudal que está determinado por la intensidad y frecuencia de las lluvias propias de la estación.

Quebrada de Coraya, tributaria de la Quebrada de Humahuaca (veromendo, 2020)

Algo más al sur se encuentra el río Yacoraite que tiene un recorrido aproximado de 55 km y en su curso inferior pone límite entre los departamentos de Humahuaca y Tilcara. El Yacoraite se forma por la confluencia de los arroyos Vicuñayoc, Casa Grande, San Carlos y Casa Chica que nacen también en la sierra del Aguilar.

Río Yacoraite (Postal 10 x 18 cm, Gráfica S.A., años ’70, aprox.)

Entrando en el departamento de Tilcara, es tributario el río Juella que, con un trayecto aproximado de 20 km, nace en Abra de la Cruz y tiene como afluentes a los arroyos Carámbano, San José y Chiquero.

El río Huichaira nace en el Abra de Pocoyoc y, durante sus 15 km de recorrido, tiene como afluentes a los arroyos Lipán y La Cruz. Continuando hacia el sur aportan al río Grande, los arroyos de Hornillos, Inca-Huasi y Quebrada Colorada. Ya en el departamento de Tumbaya, y siempre por la margen derecha, desemboca el río Purmamarca que pasa por el pueblo del mismo nombre. Nace en la sierra de Lipán y tiene una longitud aproximada de 50 km.

Luego siguen los arroyos Tumbaya, Coiruro y del Medio. El arroyo del Medio tiene singular importancia porque corre por la «falda del Volcán» luego de nacer en las estribaciones del cerro Morado. Durante la época de grandes lluvias puede arrastrar un caudal inconmensurable de agua mezclada con limo, greda y piedras pudiendo cubrir enormes extensiones que abarcan la traza de la RN 9 y la vía del Ferrocarril General Belgrano, que circuló hasta los años ’90. En este tramo temible, que era conocido como “Paso del Volcán”, las vías de comunicación siguen siendo interrumpidas con gran frecuencia lo cual constituye hasta hoy un problema serio especialmente en épocas estivales.

El Arroyo del Medio en Volcán, desde RN9 (veromendo, 2020)

Continuando en el departamento de La Capital, cinco ríos importantes nacen en las estribaciones de la sierra del Chañi y aportan considerable caudal de agua al río Grande durante todo el año. Corre en primer término el río León, que tiene un recorrido aproximado de 40 km y está formado por la confluencia de los arroyos Chañi y Cuevas.

Imponente Quebrada del río León desde RN 9 (veromendo, 2020)

El río Lozano, con 20 km de longitud, nace en las laderas del Chañi, tiene un caudal apreciable durante todo el año y una pendiente muy pronunciada.

El río Yala, con 25 km de longitud, tiene su origen en las lagunas de este mismo nombre y se desliza vertiginosamente por un lecho pedregoso de gran pendiente hasta entregar sus aguas límpidas y espumosas al cauce del río Grande.

El río Reyes, que nace en el Abra del Chañi, tiene como afluentes a los arroyos de Paño, Agua Caliente y al río Guerrero, que a su vez recibe las aguas del arroyo de La Quesera. En el lecho del arroyo de Agua Caliente se encuentran las renombradas fuentes termales de Reyes o “Termas de Reyes”, que día a día adquieren mayor reconocimiento por las propiedades curativas de sus aguas, lo benigno de su clima y la belleza natural circundante.

El río Chico o Xibi-xibi nace en Chuquina y, después de atravesar la ciudad de Jujuy, vierte sus aguas al río Grande en el lugar denominado Punta del Diamante. Desde el barrio de Cuyaya y hasta las proximidades de su desembocadura, se han construido obras sólidas de defensa en ambas márgenes, las que están cruzadas por varios puentes; uno por donde pasa (pasaba) la línea férrea y los otros que unen la ciudad con el barrio de Villa Gorriti.

Río Chico o Xibi-xibi en San Salvador de Jujuy (veromendo, 2019)

Entre los ríos Reyes y Chico, se encuentran algunos arroyos de poca importancia y que tienen algún caudal solamente en las épocas lluviosas, pudiendo mencionar al Burrumayo, al Quebrada Honda y al Huaico Hondo.

El río Alisos nace en La Almona. Tiene una longitud aproximada de 50 km y gran parte de su curso sirve de límite entre los departamentos de La Capital (Manuel Belgrano) y San Antonio.

El río Perico, con un recorrido aproximado de 70 km, nace en las laderas del cerro Bayo bajo el nombre de río Cerro Negro y al recibir como afluente principal al río de Los Morados cambia su nombre a río de La Cabaña. Así continúa su curso hasta las proximidades del pueblo de San Antonio, donde recibe las aguas del río de Los Sauces, que nace en la provincia de Salta y tiene, a su vez, como afluentes principales a los ríos Blanco y Uracatau. Luego de funcionar como límite entre los departamentos de San Antonio y El Carmen, corre por este último para desembocar en el río Grande en las proximidades de San Juancito. El caudal del río Perico es considerable. La casi totalidad de sus aguas alimenta a los diques La Ciénaga y Las Maderas, construidos con fines de abastecimiento de agua potable para la población y para controlar las crecidas del mismo río. Ambos diques prestan inmensos beneficios por medio del riego para grandes extensiones de tierra fértil, que son utilizadas para cultivos intensivos como el de tabaco, que constituyen la riqueza fundamental de esta zona de la provincia.

Dique «La Ciénaga» (postal antigua)

Desde San Juancito, el río Grande tuerce su curso hacia el Nordeste hasta alcanzar su desembocadura en el Bermejo. En este trayecto su lecho deja de ser pedregoso y corre por terrenos arenosos, menos accidentados y de pendiente suave. Sin embargo continúa recibiendo, siempre en su margen derecha, el tributo de ríos importantes en volumen de agua. Entre ellos hay que destacar al caudaloso río Lavayén. Este río, que tiene un recorrido aproximado de 160 km, nace en los nevados de Salta y se forma por la confluencia de los ríos Wierna, Caldera y Vaqueros. Por su margen derecha tiene como afluentes los ríos Amadores y Santa Rosa, los arroyos Yaquiasmé, Quisto, San Juan de Dios y Arroyo del Medio. Finalmente debemos mencionar el río Colorado, que nace en la región central de Santa Bárbara y después de servir de límite entre este departamento y el de San Pedro, tributa sus aguas al Lavayén. Asimismo, por su margen izquierda, el Lavayén recibe las aguas de los ríos de Las Pavas y Las Cañadas.

Desde su unión con el Lavayén y hasta su desembocadura en el río Bermejo, el río Grande pasa a denominarse San Francisco. En este tramo, siempre por la margen derecha y en territorio del departamento de Santa Bárbara, recibe el aporte de los arroyos de La Médica, Las Conchas y, finalmente, el río de Santa Rita que nace en las serranías de Santa Bárbara recibiendo a su vez las aguas de los arroyos Seco, Los Matos, Simbolar y Hoyada. El Santa Rita desemboca en el San Francisco en las proximidades del Gramillar.

AFLUENTES POR LA MARGEN IZQUIERDA del Río Grande de Jujuy (ESTE).

Los afluentes por su margen izquierda es decir, por el Este, son menos en número si bien algunos de ellos, por su recorrido y caudal, tienen mucha importancia.

El primer afluente en territorio del departamento de Humahuaca es el río La Cueva que en su origen recibe la denominación de río Casillas, y tiene una longitud aproximada de 50 km.

Continuando hacia el sur debemos mencionar al río Antumpa, cuyo curso es de 40 kilómetros, y se conforma por la confluencia de los arroyos Chaupi-Rodeo y Peña Blanca. Le siguen los ríos Rodero y Coctaca, ambos de menor amplitud e importancia que los dos anteriores. A continuación, el río Calete, que cuenta con un caudal considerable, tiene un recorrido aproximado de 60 kilómetros y se forma por la confluencia de los arroyos Ocumazo, Cianzo, Aparzo y Varas.

Descendiendo hacia el valle del río Cianzo (veromendo, 2018)

Finalmente, antes de dejar el departamento de Humahuaca, aportan sus aguas los arroyos Capla y Volcán.

En los departamentos de Tilcara y Tumbaya son pocos los afluentes de la margen izquierda, siendo dignos de mención el arroyo de la Quebrada de La Huerta, que nace en el Abra La Cruz y desemboca al frente de la localidad de Huacalera y el arroyo denominado Huasamayo, que se origina en el campo de La Laguna y pasa justamente por detrás del pueblo de Tilcara. Este tiene como afluentes a los pequeños arroyos San Gregorio, Charabozo, Alfarcito y Casa Colorada.

Hacia el Sur siguen los arroyos Gualchío, Tacomuyoc, Trancas y Huajra.

Ya en territorio del departamento capitalino, con excepción del río Zapla, sólo existen arroyos de poca importancia como los denominados Jaire y Chijra que, naciendo en Ruana y en La Cuesta, desembocan frente a Lozano y a la ciudad de Jujuy, respectivamente. Por su parte, el río Zapla, nace en las estribaciones de la sierra homónima y tiene un recorrido de 20 km. Completan la cuenca del río Grande los afluentes que, en los departamentos de San Pedro y Ledesma, aportan por la margen izquierda. Ellos son: el río Negro que, con un recorrido aproximado de 85 km, sirve de límite entre los departamentos de San Pedro y Ledesma y que se beneficia de las aguas de los ríos Payo, Tilquiza, La Escalera, Capillas y Negrito y, por su margen derecha, recibe el tributo del río El Quemado.

Puente sobre el Río Tilquiza (veromendo, 2005).

A continuación, el río Ledesma, cuyo curso es aproximadamente de 105 km y se forma por la confluencia de los ríos Tesorero, Corral de Piedra, Ocloyas y Burromayo. En su inicio toma el nombre de río Candelaria pero recién después de recibir el tributo del río Colorado, pasa a denominarse río Ledesma. Desde aquí hasta su desembocadura, este río tributario presenta un cauce desmesuradamente ancho en relación con su caudal.

Río Corral de Piedra (Collage de fotos 35 mm, veromendo, 2005).

El río San Lorenzo, es el afluente más importante de la margen izquierda del río Grande de Jujuy que, como ya se ha mencionado, en este último tramo se denomina San Francisco. Está formado por la confluencia de numerosos arroyos y ríos que nacen en el departamento de Valle Grande y el sector oriental de Tilcara. Su recorrido es de aproximadamente 95 km. Tiene su origen en el Abra Colorada y, hasta su unión con el río del Valle Colorado, recibe el nombre de río Caspalá, que luego de pasar por el pueblo homónimo, corre con aguas cristalinas que se deslizan por un cauce de gran pendiente, encajonado y muy accidentado. Al reunir sus aguas con las del río del Valle Colorado recibe el nombre de río Valle Grande, hasta su confluencia con el río de Las Cañas . Este último, por su parte, nace en las sierras de Tilcara y recibe por su margen derecha a los ríos Negro y Totorillas como tributarios.

Paralelo a los ríos Caspalá y Las Cañas corre el río San Lucas, que nace en las serranías del departamento de Humahuaca bajo la denominación de río de Yala para, más adelante, volcar sus aguas torrentosas al ya mencionado río Valle Grande.

La unión del río Valle Grande con el Las Cañas da lugar al caudaloso río San Lorenzo que, como ya fue mencionado, vierte sus aguas en el San Francisco.

A continuación el río Sora, que nace en las faldas orientales del cordón de Calilegua, y el río de Las Piedras, que tiene sus nacientes en las laderas del Zenta y Calilegua, también vuelcan sus aguas en el río San Francisco. Gran parte del curso del Las Piedras, de alrededor de 50 km, sirve de límite con la provincia de Salta.

Finalmente, entre los cursos de los ríos Sora y Las Piedras, corren los arroyos Sauzalito y Yuto, en pleno departamento de Ledesma.

Vertiente interior

La vertiente del interior está constituida por los ríos que alimentan a las lagunas más importantes de la provincia: Pozuelos, Guayatayoc y Vilama, así como también a las Salinas Grandes y al salar de Olaroz.

La laguna de Pozuelos recibe el caudal de varios ríos, siendo dos los de mayor consideración el Cincel y el Santa Catalina.

El río Santa Catalina tiene sus nacientes en las montañas de Timón Cruz. Sus afluentes originarios son los arroyos Yancana y San Isidro: el primero nace en Ciénego Grande y el segundo en Tres Picachos. Ambas corrientes se unen cerca de Oratorio, desde donde sigue una dirección de sur a norte y, hacia la mitad de su curso, forma una amplia curva hacia el este para luego retomar un rumbo de norte a sur que lo lleva a desembocar en la Laguna de Pozuelos. Según la región que atraviesa recibe diferentes nombres, llamándose primero río Santa Catalina luego, Sarcarí en el límite con Bolivia, más tarde río Grande y, justo antes de vertir sus aguas en la laguna de Pozuelos, Pasajes .

El río Santa Catalina tiene un recorrido aproximado de 120 kilómetros y sus afluentes más importantes de la margen izquierda (Este) son los arroyos Oratorio, Chuyaytina, Cruz Peaña, Iromayo, Peña Colorada, San Francisco, Apóstol, Cara-Cara, río Seco, un segundo arroyo Peña Colorada, Tolamayo y Sarcarí. Por la margen derecha (Oeste) podemos mencionar como afluentes más importantes los arroyos Puesto Chico y Yoscaba. En las épocas estivales tiene mucho caudal, presentando en ciertos momentos un aspecto imponente por el volumen que arrastra. Sus aguas en todo momento son aptas para uso humano; su lecho es casi siempre pedregoso y encajonado, especialmente desde su origen hasta la mitad de su curso. Luego se desliza suavemente por las llanuras de Piscuno, Cerrito, Cieneguillas y Pasajes.

El río Cincel nace en las serranías de Cabalonga. Al principio tienen un recorrido de oeste a este y sirve de límite entre los departamentos de Rinconada y Cochinoca, luego toma rumbo norte y después de atravesar los distritos de Cincel, Cerro León, Carahuasi, Ciénego Grande y Pozuelos, vierte sus aguas en la laguna de ese nombre. Tiene un recorrido de 60 kilómetros aproximadamente. Entre sus afluentes principales debemos mencionar al Lopiara, en la margen izquierda y al Botegayoc en la derecha. Este último tiene sus nacientes en la sierra de Quichagua. Aún con pocos afluentes, el río Cincel tiene un caudal importante que aumenta considerablemente en la época lluvias, es decir, de diciembre a abril. Este río no tiene mucha pendiente por lo que sus aguas corren con lentitud por un lecho arenoso hasta su destino en Pozuelos.

La laguna de Pozuelos recibe, además, el aporte de otros arroyos como Cóndor, Lagunillas y Guayatayoc. El primero tiene su nacimiento en la serranía de San José, que por su margen derecha recibe como afluentes a los arroyos Colquimayo y Salviayoc. Hacia este último, confluye el pequeño arroyo El Chorro, en cuya margen derecha se encuentra situado el pueblo de Rinconada. Por su parte, el arroyo Guayatayoc se origina en los altos de Yoscaba, tiene una longitud aproximada de 20 km y se forma por la confluencia de los arroyos Sayate y Queñual y, luego de servir como límite entre los departamentos de Santa Catalina y Rinconada, vierte sus aguas en la laguna de Pozuelos.

La extensa e imponente laguna de Guayatayoc recibe el aporte de numerosos arroyos y ríos siendo los siguientes los de mayor importancia:

Río de Abra Pampa o Miraflores. Tiene sus nacientes en el sector sur del departamento de Yavi. Primero recibe el nombre de río del Puesto. Luego de pasar y conformar la pequeña laguna de Runtuyoc toma el nombre de río de Abra Pampa, dado que transita por las cercanías de este pueblo. Continuando siempre hacia el sur, pasa a llamarse río Miraflores y por último, Cochagasta, antes de entregar sus aguas a la laguna de Guayatayoc. Con una longitud aproximada de 115 kilómetros, posee un caudal considerable que se desliza mansamente y sin mayores accidentes hasta su desembocadura, pues su lecho es mayormente arenoso. Sus principales afluentes por la margen derecha son los ríos Angostura, Chorojra y Doncellas. Este último, a su vez, recibe las aguas de los arroyos Chorbante y Tambillos. También podemos mencionar los ríos Casabindo, Negro, Blanco y finalmente el de Tusaquillas. Retomando con el río Abra Pampa, por su margen izquierda tiene como afluentes, en primer término, el río Colorado que, en gran parte de su curso, sirve de límite entre los departamentos de Cochinoca y Yavi y luego, los ríos Tabladas, Lumara y Abra-Laite, más pequeños, aunque también dignos de mención.

El Río de Las Burras sigue en importancia al río de Abra Pampa o Miraflores y fluye hacia la Laguna de Guayatayoc. Tiene una longitud de 135 km aproximadamente y se forma por la confluencia de los ríos Coranzulí y Pastos Chicos, que se originan y recorren en su totalidad por el departamento de Susques. El primero nace en las estribaciones de los cerros Tocón y Niño, pasa por la localidad de Coranzulí, toma orientación de norte a sur y, después de un recorrido aproximado de 60 km, se une con el río de Pastos Chicos. Éste, a su vez, nace en la localidad homónima, corre de sur a norte y tiene una longitud aproximada de 70 km. Ambos poseen un caudal de agua considerable y permanente durante todo el año. El cauce del río de las Burras en su recorrido por el territorio del departamento de Cochinoca tiene hasta un kilómetro de ancho y es sumamente arenoso, constituyendo un severo obstáculo para el tránsito pues se lo debe cruzar siguiendo el camino que conduce a Susques o San Antonio de Los Cobres. Precisamente por ser su lecho tan arenoso, durante la mayor parte del año permanece seco y solamente durante la época de lluvias cuenta con un caudal considerable que aporta a la laguna de Guayatayoc.

Completan la hidrografía del altiplano, los ríos que se vierten en las Salinas Grandes, los salares del departamento de Susques y a la extensa laguna de Vilama que se encuentra enclavada casi en plena Cordillera de Los Andes y dentro del departamento de Rinconada. El afluente más importante de las Salinas Grandes es el río del Moreno, que nace en las estribaciones del Cerro Bayo y corre de sur a norte.

La laguna de Vilama, está formada por las aguas de arroyos que se originan en los deshielos de las montañas que sirven de límite con la República de Bolivia.

El río Rosario, que tiene sus nacientes en el departamento de Rinconada, sigue un curso de norte a sur y, después de un recorrido aproximado de 80 km, desemboca en el Salar de Olaroz.

Los ríos que surcan en distintas direcciones el territorio de la puna jujeña proporcionan el agua, elemento vital para la población diseminada en las montañas y llanuras, así como también para abrevar los rebaños de ganado lanar y cabrío y posibilitar el riego de las pequeñas parcelas en terrenos donde por la topografía o por un ambiente moderadamente benigno, se permite el reducido cultivo de algunos cultivos andinos o plantas forrajeras adaptadas a estas regiones áridas y de clima riguroso.

VERTIENTE DEL RÍO GRANDE DE SAN JUAN Y PILCOMAYO

Completan la hidrografía del altiplano los tributarios del río Grande de San Juan, que tienen la particularidad de seguir un curso de sur a norte. Todos ellos se originan y recorren territorio de los departamentos de Rinconada, Santa Catalina y Yavi, siendo los más importantes los ríos Granadas, Orosmayo y La Quiaca.

Río Granadas. Sus nacientes se encuentran en las proximidades del imponente cerro homónimo, con un recorrido aproximado de 50 km. Cuenta con numerosos afluentes siendo los principales, por su margen derecha, el río Tiomayo y, por la izquierda, el Queñoal o Garciayoc, que en gran parte de su recorrido sirve como límite entre los departamentos de Rinconada y Santa Catalina. También son afluentes por la margen izquierda los arroyos Quinchamal, Cusi-Cusi, Paicone y Potrero Grande. Todos estos se encuentran en territorio del departamento de Santa Catalina. El Granadas tiene un caudal considerable formado por los deshielos de las montañas que en esta región presentan casi siempre nieves eternas.

Río Orosmayo. Tiene sus nacientes en las proximidades de Coyaguayma,  también se orienta de sur a norte y su caudal es considerable durante todo el año. Luego de un recorrido de 80 km se une al río Granadas en el propio límite de los departamentos de Rinconada y Santa Catalina. Los afluentes por su margen derecha son los arroyos de La Cueva, Antiguyo, Ajedrez, Chiricoya, Farallón, Campanario y San Pedro. Por la margen izquierda debemos mencionar en primer término al río Pircas que tiene, a su vez, al arroyo Pirquitas como afluente cuya importancia radica en que en su lecho se han encontrado ricos aluviones de estaño que en la actualidad (años ’70) son intensamente explotados. Asimismo, debemos mencionar también a los arroyos Laime y Colpayoc. El Orosmayo ha tenido justo renombre y trascendencia pues su lecho contiene ricas arenas auríferas así como aluviones estanníferos, especialmente en el trayecto desde las inmediaciones de Pirquitas hasta las localidades de Orosmayo y San Pedro.

Finalmente los arroyos afluentes del río Grande de San Juan por la margen derecha, que nacen y recorren territorio del departamento de Santa Catalina son los siguientes: Oros, Merco, Hiromoco, Guasa-Chajra, Vallecito, Río Seco y El Angosto.

Río La Quiaca. Nace en las estribaciones de las montañas de Toquero. Al principio se orienta de oeste a este y luego de pasar por la Quiaca toma rumbo Norte, se interna en territorio boliviano y finalmente vierte sus aguas en el río Grande, que a su vez es tributario del caudaloso Pilcomayo. El río La Quiaca tiene varios afluentes, siendo los más importantes los que se encuentran en la margen derecha, que en su mayoría nacen en el sector sur del departamento de Yavi y recorren su territorio hacia el norte hasta el río La Quiaca. Podemos citar los siguientes: Tafna, La Ciénega y Toro-Ara. Este último es importante porque circunda la localidad de La Quiaca y sus aguas son las que se toman para dar agua corriente a esa población. Otro afluente de importancia es el que nace en las proximidades de Barrios, que toma el nombre de esta localidad al principio para luego denominarse Sansana, hasta desembocar en el río La Quiaca. También debemos mencionar al río de Yavi, que nace en la región denominada Casti, pasa por la cercanía del pueblo de Yavi, al que provee de agua potable y finalmente termina internándose en Bolivia, recibiendo antes como afluente al arroyo denominado Yavi Chico, que nace en el Rincón de Cajas.

LAGUNAS

El territorio de la provincia de Jujuy posee un número considerable de extensas y pintorescas lagunas. Las de Guayatayoc y Pozuelos son las más importantes, ya que son numerosos los ríos que les tributan sus aguas.

La laguna de Guayatayoc se encuentra situada en el departamento de Cochinoca. El volumen de sus aguas varía y alcanza la mayor amplitud durante los meses de marzo y abril. En este período tiene una extensión aproximada de 30 km de largo por 8 km de ancho cubriendo, alrededor de 240 kilómetros cuadrados. Por estar alimentada por los ríos de Miraflores o Abra Pampa y de Las Burras y por numerosos arroyos que durante la época de lluvias cuentan con un caudal apreciable, en esa época logra su mayor volumen, alcanzando los 4 o 5 metros de profundidad. Tiene la particularidad de estar prácticamente unida con las Salinas Grandes que se encuentran al sur de ella.

La laguna de Pozuelos se encuentra emplazada en el propio límite de los departamentos de Rinconada, Yavi y Santa Catalina. Recibe el aporte de los ríos Santa Catalina, Cincel, Cóndor, Guayatayoc y numerosos arroyos de menor importancia. Por su enorme extensión -tiene un largo aproximado de 20 km por un ancho de 10 km-, presenta un aspecto imponente aún en aquella inmensa pampa puneña. Asimismo se encuentra poblada por gran cantidad de aves acuáticas, como patos, parinas, guallatas, gallinetas, gordillos, chullampas, teru-teru, entre otras.

La laguna de Vilama se encuentra en el departamento de Rinconada y en las proximidades del límite con Chile. Se sitúa a más de 4.000 metros de altura, en una región árida y muy despoblada.

Tiene un largo aproximado de 20 km de largo por 8 km de ancho, cubriendo, una extensión de aproximadamente 160 kilómetros cuadrados. Es alimentada por ríos formados con los deshielos de la Cordillera de los Andes.

A 19 kilómetros de la ciudad de Jujuy y a una altura de 2.036 m.s.n.m. se encuentran las cristalinas lagunas de Yala. Son seis depósitos de agua provenientes de vertientes que surgen en las estribaciones de las serranías del Chañi. Reciben los nombres de del Nogués, Alizar, del Comedero, Desaguadero, del Rodero y Laguna Larga. Se llega hasta ellas costeando el curso del río Yala aguas arriba, por un camino de cornisa entre paisajes de sorprendente belleza, sinuoso y muy accidentado, que son muy visitadas por los turistas y los amantes del deporte de la pesca fina del pejerrey y la trucha. Son ambientes muy favorables para la cría y reproducción de estas especies. El pejerrey es abundante y se han pescado truchas hasta de 8 kilogramos.

En las proximidades de la laguna del Desaguadero se ha construido una Estación de Piscicultura para la cría y reproducción de truchas, que depende de los técnicos de Fomento Rural de la provincia.

La laguna de Runtuyoc. Su nombre es una palabra de origen quichua que significa «con huevos«. Esta laguna está situada en el distrito de Abra Pampa muy próxima a la vía férrea y a la ruta nacional 9. Tiene una extensión de 5 kilómetros cuadrados y está poblada por gran cantidad de aves acuáticas.

Laguna de Runtuyoc, Cochinoca (veromendo, 2021)

La laguna de Volcán se encuentra en las cercanías de la estación ferroviaria de El Volcán, 40 kilómetros al norte de la ciudad de Jujuy y a una altura de 2.078 ms.n.m. Ocupa una superficie aproximada de 37 hectáreas y está circundada por bellos paisajes.

Hasta acá Síntesis de la Provincia de Jujuy.

Algunas espejos de agua no mencionados, de importancia turística y paisajística:

  • Laguna de Tesorero (Depto. Manuel Belgrano).
  • Laguna de Leandro, en la zona de Rodero (Humahuaca).
  • Dique Los Alisos.
El río Grande de Jujuy cruzando por la ciudad de San Salvador de Jujuy (veromendo, 2015)

Referencias

Ramal ferroviario entre San Salvador de Jujuy y La Quiaca: su historia.

A través de este artículo podremos conocer y entender como nació, creció y fue desmantelado el Ferrocarril General Belgrano, otrora Ferrocarril Central Norte, eje del comercio y desarrollo del NOA durante el siglo XX.

Texto: «Regreso al futuro», por el Dr. en Historia Ricardo Cicerchia.

Ciencia hoy 21 (123). Buenos Aires, julio 2011. Pags. 23-31.

Imágenes: «Jujuy en Imágenes del Pasado«. Julio Gaite y Félix Infante.

San Salvador de Jujuy, Gutemberg (1967).
Y archivo personal.

Un imaginario regional

Durante la colonia, el altiplano surandino –abarca el suroeste de Bolivia, el norte de Chile y el rincón noroeste de la Argentina– constituyó un espacio geográfico con unidad étnica y cultural, articulado por una red de intercambios comerciales cuyo foco fue la producción minera del cerro de Potosí. Las posteriores orientaciones nacionales operaron como fuerzas centrífugas sobre la cohesión de ese territorio. Tras el quiebre de esa red de intercambios en el siglo XIX, la región argentina experimentó una adaptación de sus circuitos mercantiles en el marco de una tímida especialización productiva y una reorientación de su comercio hacia el litoral atlántico. Esos cambios, que se iniciaron con la ruptura del orden colonial, también deben asociarse con las transformaciones de los medios de comunicación, el modelo político administrativo nacional y la nueva hegemonía portuaria. El ferrocarril contribuyó, y en mucho, a reconfigurar ese espacio y sus tramas de intercambio.

El tren por la Quebrada de Humahuaca a la altura de Chucalezna (Foto: fragmento de la original; Lorenzo Kelly para UNT, 1959, archivo personal).

Sabemos que las guerras de independencia significaron retrocesos en la economía jujeña. Al interrumpirse en gran medida el acceso a los mercados del Perú y del Alto Perú, se detuvo el comercio de ganado entre Buenos Aires y el área andina. Finalizado el proceso revolucionario, la gradual y tenue reactivación económica que comenzó a insinuarse se vio frenada por los conflictos internos y hacia fines de la década de 1830 por la guerra con la Confederación Peruano-Boliviana.
A comienzos del siglo XX reinaba en el país una ideología que se podría caracterizar por el lema Orden y progreso. La construcción de un ramal de ferrocarril desde la capital de Jujuy hasta la frontera con Bolivia, vinculado hacia el sur con Tucumán, Córdoba y Buenos Aires, actuó por lo menos en dos sentidos. En parte como un elemento desarticulador del espacio mercantil andino, al conectar las provincias marginales del noroeste con la economía del litoral y, al mismo tiempo, como un elemento de reorganización de ese espacio, al que confirió una nueva estructura, con la consiguiente influencia sobre las prácticas socioculturales de las comunidades afincadas a lo largo de la línea.

El ferrocarril, además, amplió el campo de acción de los grupos dominantes regionales y significó la llegada de (para el lugar y la época) grandes empresas, que tenían acceso a los mercados de capital y aplicaban modernas técnicas de administración. Así, la red ferroviaria, como proyecto de gran magnitud, exigió al Estado y a particulares asumir nuevas funciones y adquirir destrezas de las que carecían en materia de gestión, financiamiento y reglamentación. Como tal, fue parte sustancial de una visión modernizadora del país. En el caso de Jujuy, el ferrocarril proporcionó transporte de excepcional calidad para las producciones azucarera y tabacalera, y favoreció que surgieran núcleos urbanos y actividades productivas novedosas.

Un proyecto que marchó sobre rieles

Considerando los beneficios que el ferrocarril produciría en su provincia, Daniel Aráoz, gobernador de Jujuy a comienzos de la década de 1860, procuró apoyar la construcción de un ferrocarril de Rosario a Córdoba. Con el tendido de ese tramo, que se completó en 1870, los rieles se acercaban a las provincias del noroeste. En 1868 el gobierno nacional autorizó la construcción del Ferrocarril Central Norte, una línea de trocha métrica o angosta que uniría Córdoba con Jujuy; en 1872 firmó los contratos de obra y en 1873 se inició su construcción. La línea llegó a San Miguel de Tucumán en octubre de 1876. El tramo Córdoba-Tucumán fue vendido en 1887 al Ferrocarril Central Córdoba, de capital británico.

Traza del Ferrocarril Central Norte (Cicerchia, R. Ciencia hoy 21 (123), julio 2011. Pag. 24).

El 9 de octubre de 1886 se sancionó la ley 1888, cuyo artículo primero dispuso la prolongación del Ferrocarril Central Norte de Tucumán a Salta y Jujuy. Los rieles llegaron a Ruiz de los Llanos en 1888 y luego a Güemes, desde donde se bifurcaron hacia las respectivas capitales provinciales, que alcanzaron en 1891. Con el tiempo, el ramal hacia Jujuy también se bifurcaría y se alcanzaría la frontera boliviana en dos lugares, La Quiaca y Yacuiba, mientras el ramal a Salta llegaría a Chile bastantes años después por el paso de Socompa.
Con la venta del tramo Córdoba-Tucumán, el Ferrocarril Central Norte quedó formado por dos secciones: la Norte, que unía San Miguel de Tucumán con Salta y Jujuy y tenía una extensión de 398 km, y la Sur, que unía esa ciudad con San Cristóbal, en el centro de la provincia de Santa Fe, y tenía una extensión de 651 km. La administración del conjunto estaba en Tucumán. La sección Sur había sido el Ferrocarril de San Cristóbal a Tucumán, comprado en 1896 por el Estado a la Compañía Francesa de los Ferrocarriles Argentinos.

«El tendido de vías ha llegado a San Salvador de Jujuy, al otro lado del Xibi- Xibi, en la Estación del Ferrocarril detenido en San Pedrito, en esa casilla, tal vez un poco improvisada. Pero el milagro está allí, a los ojos algo incrédulos de los jujeños que van y vienen para ver el nuevo juguete grande que les trae un hálito de progreso en 1890. […] Pero faltaba el puente sobre el Río Chico para que los pasajeros llegaran a la propia ciudad, cosa que recién se logró varios años más tarde» (Félix Infante).

Las primeras negociaciones para prolongar el ferrocarril a Bolivia se habían iniciado en mayo de 1883. En junio de 1894 se firmó en Buenos Aires el acuerdo sobre la unión ferroviaria, sancionado como ley boliviana en octubre de 1895. El trazado de la línea a Bolivia provocó una puja entre Salta y Jujuy. El proyecto estaba a cargo del ingeniero alemán radicado en Salta José Enrique (Josef Heinrich) Rauch (1846-1900), quien aconsejó estudiar dos posibilidades para ascender a la Puna: la primera, que terminó prevaleciendo, pasaba por San Salvador de Jujuy, seguía la quebrada de Humahuaca en toda su longitud y alcanzaba Abra Pampa por Tres Cruces, para seguir de allí a La Quiaca; la segunda, en cambio, atravesaba la provincia de Salta, pues en su primer tramo coincidía con el inicio del actual Tren de las Nubes: subía desde Rosario de Lerma por la quebrada del Toro para dirigirse hasta El Moreno y luego, bordeando las Salinas Grandes y la laguna de Guayatayoc, también alcanzaba Abra Pampa.
El estudio se prolongó tres años y llevó a la conclusión de que era aconsejable optar por la vía de la quebrada de Humahuaca. También se sostenía por esos años que el ferrocarril no exigiría un gasto excesivo, y que su explotación resultaría remunerativa. La Dirección de Vías de Comunicación y Arquitectura del gobierno nacional elevó la recomendación al Poder Ejecutivo, rubricada por el director general de Ferrocarriles y profesor de la especialidad en la Facultad de Ingeniería de la UBA, Alberto Schneidewind (1855-1934).

En 1902, la enérgica y convincente argumentación del senador jujeño Domingo T. Pérez impuso en el Congreso Nacional la postura de elegir el trazado por la Quebrada de Humahuaca. Sostuvo que para analizar la conveniencia de una línea férrea era imprescindible tener en cuenta tres factores: los técnicos, la población y el agua. A la luz de esas consideraciones, demostró que la Quebrada de Humahuaca superaba francamente a la del Toro. Pérez señaló que la población jujeña a la que beneficiaría el ferrocarril sumaba 15.561 habitantes, mientras que el trazado por la quebrada del Toro solo lo haría a 3160 pobladores, según datos censales de 1895. E indicó que habría escasez de agua en varias estaciones proyectadas de la ruta del Toro, algo que dificultaría el abastecimiento de las locomotoras de vapor; además el agua que se podría obtener sería altamente salobre y obligaría a enganchar a los convoyes vagones tanques. El 24 de enero de 1902 el Congreso sancionó la ley 4064 que optó por el trazado de la Quebrada de Humahuaca.

«El tren ha cruzado a la otra banda sobre el puente tendido sobre el Río Chico, pero espera aún la estación definitiva que se está construyendo algunas cuadras más hacia el norte, aprovechando la barranca, durante el año 1903. Pero el Ferrocarril seguirá hacia el norte, por la Quebrada de Humahuaca, siguiendo la ruta histórica, para no dejar de lado poblaciones jujeñas importantes que marcaron bien alto el coraje de sus hombres que tanto hicieron por la libertad, para llegar a la frontera argentina en el norte y dar lugar a la formación de La Quiaca, la ciudad pujante de ahora, la primera mano argentina tendida en cordialidad amistosa hacia Bolivia«. (Félix Infante)

La ejecución de las obras estuvo a cargo de la empresa Luis Stremitz y Cía., ganadora de una licitación pública por un monto de casi 6,9 millones de pesos oro. La extensión de la línea sería de unos 300 km, que incluían alcantarillas y un importante puente de acero de 210m de largo. Las características del terreno entre León y Volcán hicieron necesaria la colocación de cremallera y el uso allí de locomotoras especiales. El 30 de diciembre de 1907 la primera máquina, llamada Coronel Mateo J. Martínez –nombre de un oficial de las guerras de la independencia–, hizo su llegada a La Quiaca.

Los efectos económicos y sociales del ferrocarril

El 28 de febrero de 1907 se había fundado el pueblo de La Quiaca, en coincidencia con la estación de ese nombre. En mayo de 1908 se habilitó el servicio ferroviario regular. La construcción se había realizado por tramos, como lo muestra el cuadro ‘Apertura de los tramos entre San Salvador de Jujuy y La Quiaca’.
Quedó en manos de las autoridades bolivianas la prolongación de la línea hacia el interior de ese país. El tramo entre la ciudad fronteriza de Villazón y Tupiza, de un centenar de kilómetros, fue iniciado en 1912 y tardó doce años en completarse. Recibió financiación del Estado argentino y fue construido por la empresa francesa Vézin. El enlace entre Tupiza y Atocha, de otro centenar de kilómetros, se terminó hacia 1925.

«Allí está, elegante, sobria, la Estación de Ferrocarril Central Norte. El tren del sur ha llegado con sus pasajeros que van a trepar a los coches —mateos—, de cuatro ruedas, algunas con llantas de goma, verdadero lujo, y su yunta de caballos a un peso moneda nacional el viaje, no importaba a qué rumbo o distancia en la ciudad.
En realidad, los curiosos eran muchos más que los propios pasajeros. Ir a este lugar a ver llegar o salir a los viajeros, era pasatiempo mucho más divertido que concurrir al Bar Victoria —único cine de Jujuy donde por unas masitas se podía gozar de una tanda de películas de Carlitos o Max Linder [..]
«. (Félix Infante)

En Jujuy, el nuevo ferrocarril se convirtió en un medio excepcional de comunicación, que dinamizó la economía en general, y en particular el mercado de trabajo. Provocó un flujo de migrantes de las zonas rurales a los pueblos y ciudades, facilitó el reclutamiento de trabajadores, fue el camino por el que circulaba información sobre demanda de mano de obra y niveles salariales, los pasajeros del tren se convirtieron en consumidores de producción local y la empresa ferroviaria volcó una importante demanda de abastecimientos en la región que atravesaba. Comunidades de pobladores del altiplano se establecieron a la vera de las estaciones, proceso que se aceleraría hacia 1930.

Con la línea operando en su totalidad, pueblos como Tumbaya, Purmamarca, Maimará, Tilcara, Huacalera, Uquía, Humahuaca, Iturbe o Abra Pampa cobraron impulso y experimentaron una reanimación –modesta pero consistente– del comercio. La Quiaca, en proceso de urbanización, pasó en 1917 a ser la cabeza del departamento, función que había tenido hasta ese momento Yavi, donde en tiempos coloniales había residido el encomendero español Juan José Campero, marqués del Valle de Tojo.
El emplazamiento de las estaciones consolidó aquellas localidades que hoy concentran el mayor peso demográfico de la provincia. En la quebrada de Humahuaca, vigorizó poblados como Volcán, donde la empresa ferroviaria estableció depósitos y talleres. El tren hizo pasar a un segundo plano las principales actividades económicas anteriores a su aparición, la ganadería de subsistencia y la provisión de pastaje para el ganado en pie que atravesaba la región rumbo a las minas del sur de Bolivia. En su reemplazo tomaron fuerza la horticultura y la fruticultura, que encontraron forma de enviar sus productos al mercado. Y el tren abrió la posibilidad del arribo de turistas, que con la posterior llegada de hotelería y de la ruta pavimentada en la década de 1970 convirtió a la quebrada de Humahuaca e incipientemente a la puna en un destino turístico de carácter regional primero y nacional e internacional en breve tiempo. El ferrocarril también permitió el desarrollo de la minería de Jujuy, en Rinconada, Salinas Grandes y, más tarde, en Pirquitas y, sobre todo, en El Aguilar.

El tren en la estación Tilcara, ca. 1970. Tiene una locomotora para trenes mixtos diseñada por Baldwin Locomotive Works de Filadelfia en 1922 y fabricada por Krupp en Alemania en 1938. Foto Ferrocarriles Argentinos, colección Fundación Museo Ferroviario (Cicherchia, R., Ciencia Hoy).

Al mismo tiempo, las comunidades puneñas experimentaron cambios en sus modos tradicionales de vida por la posibilidad de participar en el crecimiento de la actividad agroindustrial del azúcar y por la expansión de la minería. Las oportunidades de ganar salarios monetarios en esos sectores de la economía produjeron un creciente despoblamiento del campo, la desestructuración de prácticas agrícolas ancestrales y fuertes modificaciones en los lazos sociales.
El volumen de carga transportada por el ferrocarril aumentó al paso de la expansión de la línea. Se destacó el tráfico realizado desde las dos cabeceras, San Salvador de Jujuy y La Quiaca, según se puede apreciar en los gráficos.
A partir de la década de 1930 comenzó una reorientación de la estructura productiva regional que incluyó la diversificación de los sectores productivos, por ejemplo, la aparición de la vitivinicultura en Salta, industrias subsidiarias del azúcar como el papel en Ledesma, la expansión de la minería y la instalación por parte del Estado de la planta siderúrgica de Altos Hornos Zapla, en Palpalá.
Durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón los ferrocarriles de capitales privados fueron nacionalizados. El Central Norte, que desde 1917 se llamaba Ferrocarril Central Norte Argentino, se convirtió en Ferrocarril General Belgrano. En 1958 se creó la Empresa de Ferrocarriles del Estado Argentino (EFEA), luego Empresa de Ferrocarriles Argentinos (EFA), y finalmente Ferrocarriles Argentinos (FFAA).
Hacia 1960, todavía circulaban estupendas formaciones compuestas por la máquina, vagones de carga (con ventilación para el transporte de productos frescos), coches de pasajeros (con baño y dos lavabos por coche) y un glamoroso coche comedor. La red del Ferrocarril Belgrano comunicaba las cuatro grandes regiones de la provincia de Jujuy: los valles del sur, la cuenca del río San Francisco –cuyo nombre familiar tiene precisas reminiscencias ferroviarias: el Ramal–, la quebrada de Humahuaca y la puna. Las conectaban con el resto del país por trenes como el Norteño y el Cinta de Plata, que tocaban Córdoba, Tucumán y Salta. A Bolivia viajaba el Panamericano, que llegaba a La Paz. El Estrella del Norte, del Ferrocarril General Mitre, el antiguo Central Argentino, unía Tucumán con Buenos Aires vía La Banda, en Santiago del Estero, y Rosario.
Las políticas del llamado desarrollismo, imperantes durante parte de las décadas de 1950 y 1960, mejoraron el panorama jujeño. La provincia pudo mostrar una variedad de producciones, tanto agrícolas como mineras e industriales, y el tren fue el medio de transporte por excelencia de aquella expansión. Pero cambios en los mercados mundiales, innovaciones tecnológicas y nuevos rumbos políticos afectaron con dureza ese venturoso panorama socioeconómico regional.
Al mismo tiempo, la red ferroviaria estatal se vio afectada por numerosos problemas, muchos de carácter estructural, sobre todo, obsolescencia y deficiente mantenimiento de infraestructura y material rodante, y escasas inversiones en modernización. Hacia fines de la década de 1960, en más del 60 % de los 45.000 km de la red los rieles estaban apoyados directamente sobre la tierra, lo que limitaba el transporte de grandes cargas y reducía la velocidad de los trenes; y más del 50 % de las 1600 locomotoras a vapor que seguían en uso databa de tiempos de la Primera Guerra Mundial.
Por esos mismos años, el ferrocarril perdió su posición central como transporte de media y larga distancia tanto para pasajeros como para cargas, pues las carreteras y el parque automotor por un lado, y los aeropuertos y los servicios aéreos por otro conocieron una fuerte expansión.

El FCGB por la Quebrada de Humahuaca (Diapo: Jorge A. Mendoza, 1959, archivo propio)

Mientras esto sucedía, en Jujuy la minería, la siderurgia y la producción azucarera sufrieron procesos de reestructuración. En la agroindustria se produjo el cierre de algunos establecimientos y la modernización tecnológica e institucional de otros, con un destacado liderazgo de Ledesma. La minería vio la declinación de importantes yacimientos, como Pirquitas, pero también el fortalecimiento del más importante, El Aguilar. Estos cambios en la economía regional provocaron convulsiones en el mercado laboral, desempleo y marcados éxodos de trabajadores.
Como consecuencia directa de lo anterior se produjo un retroceso de la participación del tren en el transporte de carga y de pasajeros de la provincia, que para fines de la década de 1980 había descendido a menos del 20% del total. A comienzos de la década siguiente, los ferrocarriles estatales argentinos terminaron incluidos entre las actividades no redituables del Estado y quedaron sometidos a las políticas de privatización aplicadas entonces.
La decisión de aplicar esas políticas y, sobre todo, la manera como fueron aplicadas, significaron en la práctica el desmantelamiento y desguace de más de un siglo de esfuerzos por construir una red ferroviaria que sirviera a la economía y a la sociedad argentinas. Además, como todo reacomodamiento violento, tuvo duras consecuencias sociales, por ejemplo, la decadencia de ciertos pueblos cuya razón de ser había sido el ferrocarril. Una actividad que se vio particularmente afectada fue el comercio con Bolivia, de cuya magnitud y composición dan cuenta los cuadros que presentamos sobre ese tráfico, el cual, por las características geográficas de las zonas que debe atravesar, resultaba poco apto para el transporte por carretera.

El último viaje

La empresa estatal de ferrocarriles fue durante varias décadas uno de los pilares en que se apoyaron la economía y la sociedad de Jujuy. Sirvió en muchos momentos a las ramas más dinámicas de la economía y dio respuesta a necesidades de la población rural y de las ciudades, tanto para traslados locales o de corta distancia como para llegar a las grandes capitales regionales. Mientras funcionó dentro de parámetros aceptables, el ferrocarril actuó como un potenciador de las economías regionales y un puente cultural. Facilitó la comunicación entre el medio rural y el urbano, y puso en contacto comunidades alejadas para las cuales el paso del tren constituía un acontecimiento mayor.

Último tren a La Quiaca (laquiacarock en YouTube)

El 10 de marzo de 1993 circularon por última vez los trenes de pasajeros de larga distancia en la mayoría de las provincias argentinas, con ciertas excepciones en las de Buenos Aires, La Pampa y Río Negro. El Ferrocarril General Belgrano vio sus líneas troncales desactivadas, buena parte de su equipamiento rematado, muchos de sus edificios vaciados y no poco de su personal desempleado.
Además, como sucedió en muchas otras ocasiones, sus archivos, que guardan capítulos significativos de la historia del país, resultaron dañados y en parte destruidos.
A casi dos décadas del último viaje, el imaginario de las comunidades jujeñas sigue expresando una profunda nostalgia por los sonidos del tren. Hoy, la pobreza estructural de la región, las debilidades institucionales de la esfera pública y las fracturas culturales de la sociedad –sus males endémicos– se reflejan en las ruinas ferroviarias.

La Estación del FCGB en San Salvador de Jujuy ha sido reconvertida. Actualmente denominada como Vieja Estación, en ella funciona el Centro Cultural «Manuel Belgrano«, donde tiene sede el Museo Municipal de Bellas Artes Prof. «Jorge A. Mendoza«. (veromendo 2016)

Referencias y sugerencias bibliográficas

Imágenes

Termas de los Reyes

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Postal de Termas de Reyes, Foto Cuevas (Jujuy, años ’50)

Muy cerca de la ciudad de San Salvador de Jujuy, a tan solo 23 km hacia el noroeste, enclavados en la quebrada del río Reyes, se encuentran los baños termales más conocidos de la provincia: las famosas Termas de Reyes. Elevadas a 1890 metros sobre el nivel del mar, en una ladera de la serranía de Chañi, surgen las vertientes de agua caliente que antiguamente fluían libres para mezclarse algo más abajo con las aguas del arroyo de Aguas Calientes para luego desembocar en el río Reyes.

Según se cuenta, allí habrían acudido los jefes de las comunidades originarias de la región, en especial durante el período de dominación incaica. Así que tomando esta historia como referencia, los conquistadores españoles denominaron el lugar como “Termas de los Reyes”.

A fines del siglo XIX empezaron a acercarse a la zona personas en busca de recobrarse de afecciones diversas utilizando los baños termales. En su “Descripción Brevísima de Jujuy, Provincia de la República Argentina”, Joaquín Carrillo relata que los bañistas hacían uso de los rudimentarios pozos hacia donde convergían las aguas de las vertientes que, eventualmente, se mezclaban con el agua fría del arroyo. Pero el precario sendero que conducía hacia aquellos lados muchas veces se veía interrumpido por deslaves y desmoronamientos característicos de las épocas de lluvias, que imposibilitan el acceso.

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Hotel Termas de Reyes (veromendo, 2005)

Por ello, más cerca en el tiempo, durante la gestión del gobernador Pedro Buitrago, se decidió tanto la construcción de un hotel que aprovechara las propiedades de esas aguas «curativas» como también la del camino que conduciría hacia ese lugar. El proyecto y la edificación de las instalaciones, a cargo de Jaime Roca y Santiago Lucarde, que preveía la utilización de materiales de la zona, resultó igualmente muy costoso. Finalmente, en noviembre de 1938 se inauguró el «Gran Hotel Casino Termas de Reyes«, bajo la administración del Estado.

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Hotel Termas de Reyes (veromendo, 2005)

La suerte del lugar no estuvo ajena a los avatares políticos del país. Así, a través de los años, el espacio fue cambiando de manos y también de función. Por ejemplo, en 1946 quedó a cargo de la Fundación Eva Perón, pasando a funcionar como Hogar Escuela y clínica de recuperación infantil, asistiendo a niños de escasos recursos. Doce años después, fue reinaugurado como hotel y así, en forma sucesiva, fue regenteado por administraciones públicas y privadas hasta que en 1999, mediante una licitación pública pasó definitivamente a manos privadas.

El Hotel Termas de Reyes es imponente y se encuentra enclavado en una quebrada de belleza natural privilegiada. Los visitantes pueden optar por hospedarse en el hotel o sólo hacer uso de las instalaciones termales por el día. Y quienes prefieren un estilo menos lujoso, pueden disfrutar de los beneficios de las aguas termales en una pileta pública que se encuentra al pie del hotel, donde se ofrecen instalaciones muy prolijas, en medio de la vegetación. La entrada, en este último caso, tiene un costo muy accesible.

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Panorámica de la Quebrada de Reyes (Andrea Avalle, Panoramio http://www.panoramio.com/photo/8861367)

Para acceder a Termas de Reyes existen varias opciones. Desde la ciudad de San Salvador, por ejemplo, se puede alquilar un auto u optar por un servicio de taxi o de “remise”. También se puede llegar tomando un colectivo de la Línea 1-Ramal C del transporte público de la capital jujeña, que goza de frecuencias más que aceptables. El paseo es precioso y transcurre de forma tranquila. Este colectivo puede abordarse en una de las numerosas «paradas» dentro de la ciudad de Jujuy y termina su recorrido a metros del Hotel (ver Costos más abajo).

Yendo en auto, se puede unir este lugar con las famosas Lagunas de Yala, a través de un camino de cornisa de belleza increíble. Pero antes de largarse a esta aventura hay que averiguar si el mismo está transitable, ya que muchas veces se encuentra bloqueado por desmoronamientos de la montaña.

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Puente que cruza el Aº Aguas Calientes, hacia las Lagunas de Yala (veromendo 2005)
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Circuito turístico Reyes-Yala en la región de Valles en Jujuy ( Mapa base: Google maps).

*** © veromendo

 Referencias & sitios recomendados

Entrada75 termas en Jujuy - Carrillo

»75 «Termas en Jujuy« por Joaquín Carrillo en   https://chucalezna.wordpress.com/2014/10/27/termas-en-jujuy/