Feligreses trasladaron sobre sus cabezas las bateas con el ropaje del santo para lavarlas en el conocido río Cuachi, un proceso que dura alrededor de seis horas.
Ramiro Gómez / Chicoasén
Desde el templo del Señor del Pozo de Chicoasén a través de una procesión acompañada con la danza de los parachicos, música de tambor y carrizo, feligreses trasladaron sobre sus cabezas las bateas con el ropaje del Señor del Pozo para lavarlas en el conocido río Cuachi, un proceso que dura alrededor de seis horas, comentó Rosario Gutiérrez López.
La preparación inicia a las siete de la mañana en la que participan las mujeres encargadas de lavar la vestimenta de la imagen y los hombres ejecutan sones tradicionales a través del tambor y pito.
Gutiérrez López expresó que es una práctica heredada por los antiguos zoques y que desde hace 10 años participa en esta actividad.
“Dios nos da la fuerza de estar aquí lavando la ropa del Señor del Pocito, es una alegría, antes venían nuestros antepasados, nuestros abuelos, nuestras abuelas venían a lavar la ropa, ahora estamos nosotros que nombran a una persona que se encarga, nos invita que vengamos, ya saben quiénes venimos y nos invitan y para nosotros es muy bonito que celebremos este día hermoso de lavar la ropa del Señor del Pocito”.
El músico tradicional, Víctor López López, que acompaña durante la procesión de la sacada de la ropa de la iglesia del Señor del Pozo de Chicoasén hasta al río Cuachi, compartió que es una bendición servir a Dios, una tradición heredada por sus abuelos, quienes de igual manera servían al Señor del Pozo con su música para trasladar las prendas que se utilizan en diferentes actividades de la misma iglesia.
Concluyó que después del lavado y secado de las ropas, las mujeres trasladan a la iglesia del patrón del pueblo para guardarlas en un espacio sagrado que sirven en diversas actividades religiosas durante el año.
