Está en la página 1de 25

II ENCUENTRO DE HISTORIADORES Y

CRONISTAS DE TUCUPIDO

CERRO GRANDE CASERIO DEL ORIENTE


DEL GUARICO

PONENTE: Domingo Solórzano

Mayo del 2010


II ENCUENTRO DE HISTORIADORES Y CRONISTAS DE TUCUPIDO

CERRO GRANDE CASERIO DEL ORIENTE DEL GUARICO

Consta de los siguientes aspectos:


- Antecedentes Históricos.
- La Cruz de Las Araguatas.
- Cerro Grande, Su Gente Ayer y Hoy.

Antecedentes Históricos

En años anteriores a 1760, fecha que se tiene como la Fundación del pueblo
Santo Tomás de Tucupido, aún quedaban pequeños grupos de indios
palenques y cumanagotos dispersos en los montes de Tamanaco, o sea al
norte del pueblo hacia donde hoy es San Rafael de Laya y Guaribe. Refieren
los cronistas de la época hechos de violencia contra estas tribus que se
resistían a los conquistadores. Por ejemplo, Sedeño y Ortal son
responsables de ese feroz ensañamiento; quemaban y saqueaban los
villorrios y se entregaban al desenfreno carnal con las indias. Se sabe que
Ortal murió violentamente, como dijo el poeta Juan de Castellanos:

“Gozando de mujer, dama lozana

Una siesta cubierta de sudores.”

Los grupos caribes estaban representados entre 1.680 y 1.760, en la zona


del oriente del Guárico – para esa época provincia de Caracas- por los
caciques Anapuya, Guaigotó, Orocopón o Arcupón, Guayacamo,
Patigurato, Unarima, todos cercanos a Chaguaramal del Batey, hoy Zaraza.
Hacia el sur, más allá del Ipire, estaba la gran cacica Orocomay. Entre la
confluencia del Tamanaco y Quebrada

Honda, se hallaba Guaramental, quien era dueño y señor de la tierra de


Anoantal, sita entre Tamanaco, Guaribe y Unare. Guaramental tenía un
ejército de 15.000 indios flecheros. Según el poeta Juan de Castellanos,
Guaramental vivía con:

“Mas de doscientas concubinas

De diferentes pueblos y lugares”.

Para esa época el capitán Agustín Delgado hizo contacto con Guaramental,
y éste lo recibió con gran deferencia, “le ofreció su pueblo, sus chozas
donde le dio posada para todos sus soldados y demás gente de servicio”
Delgado aceptó lo que el cacique le ofreció, quien los alojó en una ramada
de 300 varas en cuadro. De comida le obsequió carne de monte seca:
báquiro, chigüire, danto, venado, vino hecho de maíz fermentad y yuca, que
era su principal sustento. Para demostrarle a Delgado su poderío mandó a
proveer a toda la tropa del canario con abundante bastimento; porque
Guaramental era hombre de buen gobierno, a quien temían y respetaban
sus vasallos. Muchos días estuvo Agustín Delgado entre los indios del
pueblo de Anoantal y su cacique Guaramental. Delgado le preguntó al
cacique si entre sus vecinos tenia alguien de quien hubiese algún agravio,
pues ellos estaban dispuestos a desagraviarle o vengarle de este enemigo.
Guaramental recordó que él tenía un litigio con el cacique Orocopón,
porque éste le había despojado de una poza de pesca en el rio Unare.

Orocopón vivía cerca de los Barrancos de Clarines. Luego de ponerse de


acuerdo Guaramental y Delgado, el ejercito de indios e hispanos
marcharon en horas nocturnas en busca de Orocopón. Amaneciendo lo
asaltaron y derrotaron. Orocopón cayó combatiendo, y Guaramental de
inmediato le cortó la cabeza en presencia de sus acompañantes, y así lo
dejó escrito Juan de Castellanos:

“Mandola desollar y el casco raso

Limpio del humor que contenía

Della hizo hacer dorado vaso

Con que después el bárbaro bebía.”

El 18 de julio de 1680, indios palenques y cumanagotos, cansados de los


maltratos de los conquistadores, queman y destruyen el pueblo de San
José de Guaribe. Estos indios, luego de la acción, se internan en los montes
de Tamanaco siguiendo el curso del rio hacia lo que es hoy el oriente del
Guárico: San Rafael de Laya, Uveral, Cerro Grande, Jabillalito, Los Arucos,
El Zurrón, Carrillero, La Aguadita.

Todavía existe un pozo al norte de Tucupido llamado Los Arucos,


posiblemente allí habitaron los indios Arucos. También desde más allá del
Unare, huyeron hacia la selva Tamanaco grupos indígenas desde los años
1.534, 1538,1632 y 1645. Siempre huyendo de las masacres de los
conquistadores.

A esto se unían algunos curas realistas que estaban al servicio de los


terratenientes y le sembraban la idea al indio que ir contra estos era estar
contra el rey, quien representaba a Dios. También el cura José Antonio
Cabrera perseguía a los indios influenciados por las autoridades de
Chaguaramal del Batey o Perales, el cual quemó todos los villorrios
indígenas entre Jabillal y La Aguada de los mamones. Quizás en venganza
por todos estos atropellos por lo que el indio Vicente Guaricapa o
Guarirapa, ya oficial del ejército patriota en 1.815, persiguió sin tregua a
Nicolás Figueroa, alias “ Barrajola” uno de los asesinos de Ribas, logrando
alcanzarle en Las Lagunitas, cerca de Cerro Grande, y le dio muerte a
lanzasos por los riñones.De tal manera, que el sitio de Cerro Grande, por su
ubicación estratégica se convirtió en asiento de muchos grupos indígenas ,
que huyendo de tantos atropellos llegaron a estos parajes en lo que otrora
fue la gran selva Tamanaco. Los abuelos de estos fundadores de Cerro
Grande fueron los que pelearon contra los españoles en Guaribe y Piritu
cuando Juan de Urpín destruyó las salinas del Neverí y los manglares del
Bajo Unare. La selva era el único escondite que les quedaba; atrás dejaron
el mar, buscando la seguridad en los intrincados montes Tamanaqueños.
Todavía hoy en pleno siglo XXI existen en Cerro Grande los apellidos
Guaita, Quereigua, Maita, Guaricapa, Aular, Carrillo, Charaima. Este último
nos recuerda al gran cacique Charaima de los indios guaiqueries de
Margarita, cuya hija, la princesa Isabel, dio a luz al mestizo Francisco
Fajardo, fruto de la unión con un oficial español. Así empezó el poblamiento
del caserío Cerro Grande, situado a 28 kmts al norte de Tucupido, asentado
sobre una colina prominente entre medanales y piedra caliza.
Antiguamente se surtían de agua del rio Tamanaco y las quebradas
Tucupido, Angostura y Quebrada Seca, pero en la actualidad los habitantes
tienen el servicio de agua bombeada desde una laguna que después de
llenar el tanque situado en la zona más alta del caserío baja hasta las casas
por gravedad. En lo referente al mestizo Francisco Fajardo, era éste hijo de
un conquistador español del mismo nombre. Actuó desde muy joven en la
conquista del centro, sobre todo en el valle de los indios Teques y Caracas,
donde fundó el Hato de San Francisco, que históricamente constituye el
primer asiento de la ciudad de Caracas. A pesar de ser mestizo, Fajardo fue
cruel con la gente de su raza, por lo cual consideramos como una injusticia
la exaltación de su nombre y los homenajes que se le rinden.
La Cruz de Las Araguatas

Parece que por las fechas encontradas en brazos de cruces en el antiguo


cementerio indígena de la Danta, situado entre el fundo Palosano y el
caserío La Fortuna, Cerro Grande se pobló con familias indígenas
descendientes de los fundadores del pueblo Santo Tomás de Tucupido.
Entre los medanales y la roca caliza donde está asentado el caserío, se han
encontrado restos humanos enterrados en grandes vasijas de arcilla
llamadas bongo por los indígenas. Como se sabe para el año 1830 después
de la Guerra de Independencia, Santo Tomás de Tucupido era solo
horcones humeantes. Ranchos abandonados por los indios que junto a Fray
Anselmo Isidro de Ardales en 1760 habían conformado un cabildo dando la
fisonomía a un pueblo de misión. Solo quedaba el recuerdo ingrato del
asesinato del General José Félix Ribas. Sus dos capillas convertidas en
cenizas.

Los terratenientes vivían en sus hatos la mayoría hacia el Sur más allá del
Hato los Morrocoyes entre los ríos Quebrada Honda, el Ataúd, el Macho y el
Hato el Socorro. Los pocos indios sobrevivientes de la matanza que fue la
Guerra de Independencia, se refugiaron montaña adentro hacia el Norte,
cruzaron el río Tamanaco, Quebrada Seca, hasta llegar a esa elevación
pequeña y aislada llamada Cerro Grande, como se conoce este sitio desde
tiempos inmemoriales, igual o parecido a otros pueblos de América tales
como:

Cerro Colorado. Población del Perú en la Provincia de Arequipa.

Cerro Colorado en Cumaná, Sucre, Venezuela


Cerro de Las mesas, centro Arqueológico de México, estado de Veracruz.

Centro de paseo, Ciudad del Perú, capital del Departamento de Pasco

Cerro de Los Santos, Santuario Ibérico situado en Albacete España, donde


en 1860 se encontraron numerosas piezas escultóricas.

Cerro Largo, Departamento del Uruguay.

Seguramente como llegaron a Cerro Grande los Guaita Charaima,


Quereigua, Guaricapa, Arucos, Maita, Aular, Carrillo y otros grupos,
también lo hicieron gente de trabajo que se ubicó en estos montes
buscando la fertilidad de la tierra y así desarrollar, la agricultura y la cría en
un lugar pacífico, alejado de los horrores de la guerra. Perseguidos
políticos se refugiaron en esta zona de Cerro Grande, como es el caso del
General Emilio Arévalo Cedeño quien estuvo escondido en la Finca
Guamachito propiedad de Don Adolfo Armas.

Su delito haberse alzado en Calabozo el 1814 contra la dictadura del


general Juan Vicente Gómez, quien lo persiguió sin tregua y nunca pudo
capturarlo. Cerca de Cerro Grande queda el sitio Las Lagunitas donde fue
ajusticiado por el indio Vicente Guaricapa, Nicolás Figueroa alias Barrajola,
uno de los asesinos del General José Félix Ribas. Desde Caicara del
Orinoco llegó a Cerro Grande Ángel Custodio Bolívar. A orillas de la
quebrada San Rafael en el camino que conducía hacia Palosano logró
hacer un fundo llamado también como la Quebrada San Rafael. Construyó
una casa en Cerro Grande que luego pasó a ser de Gutiérrez Arvelaez y
actualmente es casa de habitación de Ángel Gabriel Mejías y familia.
A finales del siglo XIX se estableció en el sitio Las Araguatas un hombre
llamado EL ISLEÑO, venía de los lados de Valle de La Pascua. Las
Araguatas estaba situado entre el actual Caserío Cerro Grande y el fundo
Guamachito y empezaron a llamarlo así porque en sus contornos
abundaban unos monos de color rojizo llamados araguatos (alouatta
seniculus) mono aullador, zoónimo de raigambre aborigen.

EL ISLEÑO llegó acompañado de una niña; su hija Benigna. En esa región


solo se conoció con ese nombre EL ISLEÑO. A los pocos días demostró su
gran capacidad de trabajo. Lo primero que construyó fue una casa en Las
Araguatas. Al poco tiempo gracias al trabajo tesonero del ISLEÑO y su hija
Benigna, el sitio Las Araguatas paso a ser un emporio agropecuario
rodeado de grandes cañaverales, ganado, lagunas y potreros. Allí también
hubo un trapiche conde se molía la caña, se elaboraba el papelón y un
alambique para destilar aguardiente, era la industria más importante de esa
parte del Oriente del Guárico. Refieren las crónicas de la época que los
grandes productores de papelón eran Las Araguatas y las moliendas del
pueblo El Socorro. Estos productos eran llevados en arreos de burros y
mulas hasta Puerto Píritu, Barcelona, Boca de Uchire, de donde a su vez se
traía sal, telas, pescado seco, casabe y otros artículos. También se
producía en Las Araguatas maíz, frijoles, algodón, queso y demás
derivados de la leche. En Las Araguatas trabajaban hasta 70 obreros o
peones como se decía antes. En el camino que conducía de Guamachito al
Tamarindo cerca de Las Araguatas existía un cotoperiz seco que se veía a
lo lejos, al lado de un riachuelo donde bajaban a beber el ganado, burros,
caballos, venados, cachicamos, conejos, araguatos, aves y demás especies
de nuestra fauna. Desde el pié o la “pata” de ese palo seco empezó a
circular el rumor entre los habitantes de los caseríos cercanos, que habían
visto salir en las noches de luna clara como un cristal, espantos en forma
de cochina que corría por el camino derramando lágrimas que caían al
suelo como brasas de guatacaro. Otros murmuraban que en el mes de
mayo los cazadores de venado veían desfilar un soldado vestido de rojo con
una estrella dorada en el kepis. Algunos vieron salir una bola de fuego que
se perdía a la distancia en la inmensidad de la noche, volando sobre los
pajonales, cañaverales y montañas de Las Araguatas. Todos los espantos
salían desde la pata del cotoperiz seco. Entonces EL ISLEÑO y su hija
Benigna cristianos católicos como eran, seguramente recordando la
tradición del hallazgo por parte de Santa Elena, madre del Emperador
Constantino en el año 324 del madero donde crucificaron a Nuestro Señor
Jesucristo, decidieron mandar a hacer una cruz de madera de acapro con
una altura de 2 metros de alto con la siguiente inscripción tallada en sus
brazos: mayo 3 de 1912. EL ISLEÑO y Benigna acompañados de los vecinos
del caserío Cerro Grande limpiaron un terreno alrededor del cotoperiz seco
donde decían que salía el espanto.

Este peladero media 25 varas en cuadro (1 vara equivale a 80 cm) y en el


centro colocaron la cruz a poca distancia del Tamarindo posesión de Don
Antonio Ramos. Ese día 3 de mayo aparece en el santoral cristiano como
Día de la Cruz y desde entonces los Guaita, Charaima, Quereigua,
Guaricapa y otras familias aledañas a Las Araguatas acompañaron al
ISLEÑO y su hija a celebrar anualmente el 3 de mayo el velorio de La Cruz
de Las Araguatas.

Después de varias rogativas a la cruz, los espantos desaparecieron y según


informaron los habitantes del caserío, una tarde de mayo vieron levantarse
una nube desde Las Araguatas, está a su vez se convirtió en un autobús
volador cuyos pasajeros eran los espantos que se despidieron para
siempre. Años después Benigna la hija del ISLEÑO, joven buenamoza se
casó con Felipe Díaz llegado del caserío Sabana Larga, vecindario situado
entre Tucupido y Valle de La Pascua, a un lado del Camino Real de
Barcelona. Felipe Díaz se traslada con Benigna a vivir a Sabana Larga
donde tenía fundo, pero cuando muere el ISLEÑO se regresa con su esposa
y se pone al frente de la administración de Las Araguatas. A Felipe lo
conocieron como Felipe Araguato haciendo alusión al nombre de la
próspera finca. Engrandeció la posesión llegando a tener gran renombre en
el Oriente del Guárico por la calidad del papelón, el aguardiente y el queso
que producía. Felipe Díaz cuando se va de Las Araguatas dejó encargado a
Menejo García quien había quedado viudo, para que la administrara. Este
se casó con María Bolívar hija de Ángel Custodio Bolívar quien vivía en
Cerro Grande y era dueño del fundo San Rafael. Al poco tiempo Menejo
García muere en Tucupido y María Bolívar se marcha de Las Araguatas. La
finca pasa sucesivamente a propiedad de Antonio Ramos, Espíritu Santos
González y Fortunato Lima. Este último quien tenía un conuco cerca de
donde estaba la cruz, la rescata en la segunda mitad del siglo XX y la
traslada al caserío Cerro Grande donde vivía en compañía de su esposa
Doña Rosa Mélida. Fortunato además de agricultor y bodeguero era
músico-violinista. Por eso mucha gente llegó a decirle a la Cruz de Las
Araguatas, La Cruz de Fortunato, hasta el 3 de mayo de 2006, cuando se
comprueba por testimonios orales tradicionales y por la inscripción Mayo 3
de 1912, que los verdaderos responsables de la autoría de esta reliquia son
el ISLEÑO fundador de Las Araguatas a finales del siglo XIX y un talentoso
artífice anónimo que la elaboró. En 1970 acompañado del canario Marcos
Llanos Abreu dueño del fundo Guamachito llegué a ver las ruinas de lo que
fue la Hacienda Las Araguatas y solo quedaban algunos araguatos rojizos
que dieron origen al nombre del sitio. La cruz está actualmente bajo el
resguardo en el local de la Escuela Básica Primaria de Cerro Grande,
donde celebran el velorio de cruz de Mayo con la misma fe que profesaron
los antiguos moradores de esa comunidad. Los habitantes de Cerro Grande
han decidido, que no teniendo documentos probatorios de la fundación del
caserío, tomar el 3 de mayo de 1912 como fecha de su nacimiento y así
celebrar el 3 de Mayo de 2012 el centenario de este hecho Histórico –
Religioso.

Los guardianes de la cruz dirigidos por el maestro José de la Cruz Mejías


aspiran junto al pueblo Cerrograndeño que esta sea incorporada al
Patrimonio Cultural tangible del Municipio Autónomo José Félix Ribas,
Tucupido Guárico.

Cruz de Las Araguatas Escuela Cerro Grande

Cruz de Las Araguatas (Detalle)


Cruz de Las Araguatas José la Cruz Mejías (Maestro) y Ángel Gabriel Mejías
(Habitante Cerro Grande)

Cerro Grande. Su Gente Ayer y Hoy

Situación Geográfica

Este pequeño pueblo limita al norte con el caserío Michotal; por el sur con
los caseríos La Fortuna y quebrada Seca; por el este, con el caserío La
Angostura y la quebrada del mismo nombre, y por el oeste, con el fundo
Palosano, caserío San Andrés. Debemos hacer la aclaratoria de que todos
estos sitios dependían de la circunscripción civil de la comisaría general de
Cerro Grande, la cual tenía comisarias subalternas en los caseríos más
cercanos. Así mismo fue en la Escuela Estadal E- 25 Cerro Grande donde
funcionó el primer centro piloto del Registro Electoral Permanente, que
dependía de la oficina del Consejo Supremo Electoral de Maracay, Estado
Aragua.

La Fauna

Las especies terrestres más abundantes son: venado, cachicamo, conejo,


araguato, báquiro, chigüire, mapurite, etc.

Las acuáticas más comunes son: guabinas, babas, panaques, buscos etc.

Entre los reptiles se cuentan: mapanares, tragavenados, cascabeles,


corales y otras sierpes venenosas Por último mencionaremos los ya casi
extintos quelonios como los morrocoyes, galápagos, terecayas y tortugas.

El Clima

El Cerro Grande se encuentra en la zona tropical con dos períodos


estacionales: el seco, llamado verano, y el lluvioso, llamado invierno. Por
estar situado en una colina, llega hasta allí un viento fresco que hace
bastante aceptable la temperatura.

La vegetación

La vegetación es la propia del llano de montaña, es decir, guatacaros,


cujíes, virotes, barbascos, araguaneyes, acapros, tarares, cañafístolas,
cardones, guasimos en las partes altas, mientras en las bajas abundan
grandes pajonales y bruscales.

La Economía

Los recursos económicos de Cerro Grande están basados principalmente


en la agricultura; los productos más comunes son el maíz, los frijoles, el
sorgo y las caraotas. La actividad pecuaria ha sido también bastión de
progreso.
Se tiene conocimiento de que los fundos más importantes que existieron en
la zona eran propiedad de Juan Antonio Hernández, dueño de Palosano; del
general Ramón Antonio Cabeza, dueño de Las Bovedas; del isleño
propietario de Las Araguatas; de Adolfo Armas, quien poseía el
Guamachito; y de Francisco Ortega (hijo), quien era dueño de La
providencia.

Tradicionalmente Cerro Grande es conocido por sus rebaños de ganado


caprino, o sea, que es una zona chivera.

Sus habitantes en su mayor parte son expertos en la elaboración de


escobas de millo, sillas, silletas, canastos y mesas. Recordamos algunos de
los pioneros de estos menesteres tales como José Manuel Mejías, Juan de
Jesús Jiménez, Juan Bautista Arvelaiz, Marcelino Martínez, Juan Charaima
y los hermanos Landaeta.

La Cal

Como se menciona al comienzo de este relato, Cerro Grande está asentado


sobre una colina de medanales y piedra caliza. Me informaban Alejandro
Balza y Fernando Aular (el vate), sobre la importancia que otrora tuvo este
caserío cuando no traían cal ni otros materiales de construcción desde los
pueblos vecinos. Para este tiempo la cal que se usaba en Tucupido para
encalar las casas, era traída de Cerro Grande en forma de una mezcla con
bosta de ganado que abundaba en los corrales de lo que es hoy el sector El
Tranquero.

Quienes se ocupaban en el procesamiento y explotación artesanal de la cal


en hornos especiales situados en la parte occidental del caserío, eran Pío
Amariscua, Vicente Martínez, Catano Mejías (don vito), Juan Campos y
Alejandro Balza. De esta producción se seleccionaban varios sacos que
eran enviados al cura de Tucupido para el blanqueado de la iglesia. Era el
aporte de un pueblo creyente y comprometido con su fe en el Divino
Redentor.

La Educación.

Antes predominaba el maestro particular que ejercía su oficio por una


modesta paga. No era necesariamente graduado más bien lo hacían por
vocación. A lo largo de la historia de Cerro Grande llegaron a este pueblo
ilustres maestros que aportaron esfuerzo, voluntad y sabiduría en la
formación y educación de la juventud de esa comunidad. Mencionamos
algunos de esos venezolanos que dejaron su huella en el quehacer
educativo de Cerro Grande: Guillermo Herrera, Ángel Ubieda, Pedro
Fernández, Raúl Rafael Soto (chicho) , Alida de Romero, Rafael Teodoro
González, Cora Valiente de Martínez, María Zamora, José Manuel Figueroa,
Ramón Oca, Cristóbal Torrealba, Yolanda de Laya, José de la Cruz Mejías,
Iris Calcurian, Mariangela, Yennimar García, Yohana Henríquez, Yadis
Martínez y Domingo Solórzano quien suscribe estas notas.

Hoy día existe una escuela concentrada con 6 educadores, 2 locales en


regulares condiciones y llegó también el gran adelanto del siglo como es la
computación.

De todos estos educadores, Mena Herrera es un verdadero símbolo de


maestro rural, que trabajó y vivió en Cerro Grande.

Las Bodegas

En épocas pasadas todo llegaba al caserío a lomo de mula o burro por la


única vía existente; las picas indias que venían desde Tucupido, después de
atravesar el río Tamanaco por algún paso o por el puente del Caimán, cerca
del sitio La Palmita. Desde el comienzo, la bodega era el centro del
comercio. Y la bodega sirvió para enganchar clientes con el sistema del
fiado, pues muchos bodegueros adelantaban dinero prestado a cuenta de
la cosecha. Él campesino compraba fiado a cuenta de la misma. De los
bodegueros se recuerda a Corino, Ismael Rón y Fortunato Lima. Fortunato
además de bodeguero era violinista y productor agropecuario. A él y su
esposa doña Rosa Mélida se debe que Cerro Grande para los años 1.945-
1955 era el único caserío del Oriente del Guárico que tenia luz eléctrica;
una planta de 25 bombillos y después una victrola y una rockola que eran el
orgullo cerrograndeño, ya que ni siquiera San Rafael de Laya contaba con
este adelanto. En 1.980 llegó a Cerro Grande la energía eléctrica instalada
por Cadafe. El primer televisor que se vió fue encendido en la casa de Lina
Landaeta, un regalo de su esposo José Gregorio Martínez, quien lo llevó
de Valle de La Pascua.

La salud

En un tiempo la población fue diezmada por enfermedades producidas por


la picada del chipo que es el vector del tripanosoma cruci y el cual fue
eliminado en la segunda mitad del siglo XX por las constantes campañas de
fumigación de DDT, que aplicaban anualmente casa por casa.
Esporádicamente el caserío era visitado por médicos, pero quienes
enfrentaban verdaderamente los problemas de salud eran las enfermeras y
comadronas verdaderas y abnegadas servidoras públicas único auxilio con
que se contaba a la hora de un problema de salud en esos montes.

Claro, ya había pasado la época de brujos y curanderos. Es digno de


mencionar a los enfermeros Narciso Pérez Castillo, Elvia Magallanes,
Josefina González, Gloria, Ángel Ramón Pedrique, Crucita Pedrique de
Carpio; y las comadronas Pascuala Mejías, Eulalia Carrillo, María Antonia,
Dolores Balza, Candelaria Charaima Quereigua, Cecilia Aular y los
curanderos Eduardo Guaita, Martin Guaita y Alejandro Balza.

Música y Tradiciones

Como todo pueblo con ancestro aborigen, Cerro Grande siempre ha sido
fiestero. Antes celebraban el día de San José, de Las Marías, del Carmen,
de San Isidro Labrador, de San Pedro y San Pablo, de Santa Rosa y de San
Juan; el baile de negros, traído a esta zona por negros de Altagracia de
Orituco; velorios de Cruz desde el 3 de mayo; Semana Santa, con mucha
devoción y fe. Navidad y Año Nuevo, Fiesta de Reyes, Carnaval. Eso era
baile trancao, comida y bebidas espirituosas en todas esas fechas. Quizás
por ser tan fiestero Cerro Grande, es pueblo musical. Por aquí pasaron
grandes músicos como Juan Esteban García, bandolista; Ramón Lozada,
arpista. Cantadores de Velorio de Cruz: Agapito Mejías, Ramón Olivo,
Francisco Ortega, la familia Charaima (hijos de Juan Charaima, violinista y
luthier); son Cosme Charaima, cuatrista y coplero; Alejandro Charaima,
arpista; Juan Bautista Charaima Aular (El Indio Charaima) ;los Aular (Rafael
Eloy Regino) guitarrista y cuatrista respectivamente; Gutiérrez Arvelaiz,
cuatrista; don Víctor Landaeta ( don vito) violinista; Palminio Ortega, poeta
y cuenta-cuento. Fortunato Lima, violinista; Claro y Fortunita Guaita,
bandolistas.

Al comienzo del siglo XXI se proyectan varios jóvenes que mantienen la


tradición musical de su tierra, entre ellos los Landaeta, los Martinez, los
Mejías, los Trias los Herrera, los Guaita, Maritza y Alvis Charaima.

Los Choferes

Se cuenta que el primer carro automotor que llegó a Cerro Grande subió
por el cerro de la Laguna El Copei, era un camión Ford de estacas que por
su parecido a un pez de Tamanaco muy sabroso en sancocho fue bautizado
con el nombre del busco; y el cual a su vez, era conducido por su dueño
Ricardito Caguaripano. Cuando éste se apagaba en los barriales lo
prendían con una manigueta que se le introducía por la parte delantera.
Luego vinieron otros choferes que hicieron y hacen el transporte hacia
Tucupido y a veces hasta Valle de La Pascua. Son ellos: Julio Seijas, Félix
Ortega, Esteban Chire, Darío Hernández, Pedro Risso, don Marcelino, El
Profesor, Simón Guzmán (en La Calandria), Manuel Ortega ( Manuelito)
Juvenal Pedrique, Ramón Soler, Juan Ramón, Rafael David Márquez en la
vino tinto.

Los Cementerios

Hasta muy avanzado el siglo XX, los entierros se acostumbraba hacerlos en


chinchorros en el cementerio “La Danta” situado entre el caserío La
Fortuna y Cerro Grande. Desde que se implementó en Venezuela el sistema
de cedulación de personas, esta forma de entierro quedó obsoleta y
empezaron a utilizarse las urnas de madera, hechas por don Custodio
Requena y los cadáveres son trasladados al cementerio Municipal de
Tucupido. Frente a la escuela se han localizado restos de un cementerio
indígena. También al oeste, en un sector pedregoso, cerca de una mata de
mamón, antigua casa de Gabino Mejías, había un cementerio de niños.

Santa Rosalía de Piedra

Como todo pueblo, los cerrograndeños tienen su santa: es Santa Rosalía de


Piedra, que se venera en todos esos caserios.La Santa tiene su aposento
en el caserío La Fortuna. Sus cuidadores son los herederos de quien la
encontró hace mas de cien años, el señor Mónico Bernáez.Tambien hay la
Leyenda del Resucitado de Cerro Grande.

Hijos Ilustres

Sin duda que el campeón mundial de boxeo: Yober Ortega, hijo del poeta
Palminio Ortega y de Juana de La Cruz Lima, ocupa el primer lugar en esta
sección de hijos ilustres.Otros dignos de mención son:

Juan Bautista Charaima Aular (Indio Charaima) arpista y cantautor,


ganador del primer lugar en el Festival Infantil Cantaclaro, renglón recio.

La Negra Pedrique, Pedro Telmo Mejías, Nohelia Lima todos educadores de


destacada labor.
Daniel Ortega, abnegado médico.

Y los cantores y poetas Domingo Ramos, Cecilio Ramos, José Vicente


Arvelaiz, Juan Carlos Arvelaiz, Rafael Herrera, Palminio Ortega, José
Domingo Solórzano Vidal, Raúl Landaeta, quienes con su brillante
actuación han dado renombre a Cerro Grande.

Sitios de Interés.

Entre otros lugares de interés histórico pueden señalarse:

El sitio donde el oficial Vicente Guaricapa, cerca de Las Lagunitas, dio


muerte a Nicolás Figueroa, alias Barrajola, uno de los asesinos de Ribas.

La Cruz de Las Araguatas, reliquia histórica que data del 3 de mayo 1.912.

El cementerio La Danta.

El cementerio de los Angelitos, al oeste del caserío.

Conclusiones.

El Cerro Grande – actual- sigue siendo un pueblo sencillo, trabajador, con


las virtudes y errores de sus antepasados. Consciente de sus objetivos,
enrumbados hacia el engrandecimiento de la patria. La escuela y el
dispensario, a cargo de funcionarios idóneos, marchan a cabalidad. La
energía eléctrica, el agua potable tratada, son necesidades perentorias. Lo
más URGENTE es la construcción de una vía de penetración aceptable,
pues la actual está a punto de convertirse en la antigua pica india, que
conocieron sus primeros pobladores. Sinceramente, es un desastre que no
se compagina con el progreso de una comunidad que tanto aporta a la
economía del país, tal como lo es la producción de carne, leche, queso,
artesanía y mantenimiento de las tradiciones, entre ellas las
pandehorneras, lozeras y alpargateras que aún subsisten sin contar con los
aportes de los organismos públicos.
Para ti Cerro Grande, he escrito con el corazón este pequeño “corrió” en
que expreso todo el amor que te tengo:

Feliz soy de mi destino,

De mi ancestro campesino

Que me palpita en el pecho

Y me señala el camino

Para decírtelo en verso.

Verso que sabe a corrío

Con frescura de rocío

Y aroma de araguaney,

Verso presuntuoso el mío

Y orgulloso en el caney.

Es que la brisa temprana

Viaja desde la sabana

A refrescar tu colina,

Y el claro sol se desgrana

En la hora vespertina.
Muchos poblados he visto,

Algunos son muy bonitos

Y muchos que son mejores

Pero ninguno exquisito

Como este de mis amores.

El se yergue majestuoso

Con ribete de coloso

Y alegoría prominente,

Con su pasado glorioso

Es orgullo de su gente.

Eres llanura oriental,

Eres nota musical

Que me alegra la existencia.

Me trae recuerdo especial

De sueño y adolescencia.

Concierto de los “rojizos”

Más allá de los encantos,

Bullicio de un pueblo grato


Raza de color cobrizo

Del ancestro claro y nato.

Recia estirpe del indiano

Que en tus montes habitó

Cuando eras todo verdor

Entonces con gran valor

Con su sangre defendió.

Hoy contemplo con angustia

Que algo desapareció,

El nombre del gran cacique

(No hay nadie que me lo explique)

El progreso lo ignoró.

A tus predios de nobleza

Con amor le rindo honores.

Gracias mil, naturaleza,

Que te dio tanta belleza,

Pueblito de mis amores.


Bibliografía.

Fray Pedro Simón. Noticias Historiales De Venezuela.

Biblioteca Ayacucho.

Juan de Castellanos. Elegías De Ilustres Varones De Indias.

J. A. Armas Chitty. Historia del Guárico.

Adolfo Rodríguez. El Llano: Enigma. Explicación de Venezuela.

Diario “El Expreso”. Ciudad Bolívar. 07- 01-2007

Tradición Oral. Alejandro Balza, Angel Ramón Pedrique, José Esteban


Martínez Landaeta, Manuel Ortega, Juan Isidro Aular y José La Cruz
Mejías.
Domingo Solórzano, Tucupido, Maestro de Escuela, Poeta y Cronista, su
Verso tiene sabor y olor de pueblo, hermano de la palma y del toro
cimarrón. Lleva el orgullo rural por dentro.

También podría gustarte