Al iniciar el descenso desde el punto más alto de la carretera San Cristóbal – La Fría se puede conocer un pueblo de paso con mucha historia desde su fundación en 1593 asentado en un valle de bosque seco premontano a casi 968 m.s.n.m. Territorio que incluso está representando en una de las cuatros estrellas de la bandera del estado Táchira. Así todo parece indicar que Lobatera es uno de los municipios más antiguos; y a pesar de poseer un casco central pequeño, existen espacios naturales auténticos e ideales para poner en práctica algunos deportes de aventura.
En los orígenes del poblamiento Lobatera debe hablarse de su legado aborigen, pues gracias a los registros históricos y estudios geográficos se ha logrado saber que estas tierras estuvieron pobladas por comunidades indígenas que llegaron desde el norte del Táchira para asentarse en sus tierras. Aunado a esto, 4 viejos caminos reales en tiempos de conquista y comercio han sido la inspiración del historiador Samir Abdala Sánchez Escalante para plantear 5 opciones coloridas para conocer el municipio Lobatera, las cuales se presentan en tres de la siguiente manera: (I) Las Minas, (II) Borotá, y (III) Lobatera.
Las rutas turísticas municipales, las cuales se desarrollaron sobre los antiguos e históricos caminos reales y que posteriormente se convirtieron en amplias carreteras, tienen un color propio. El que envuelve a cada sendero o camino de Lobatera. Sámir Sánchez.
Para iniciar el recorrido en el municipio Lobatera las tres rutas con historias se harán por sus 2 parroquias y más de 20 aldeas partiendo desde el alto de Palo Grande a 1.500 m.s.n.m. No obstante, desde esta cortada también se puede descender por la carretera a Catarnica para llegar a Peribeca pero esa es otra ruta de Capacho Nuevo, Independencia.
Así, iniciando con la ruta de (I) Las Minas de Carbón de Lobatera [Ruta Marrón o Ruta del Camino Real de las Minas y la Arcilla] desde el Restaurante «Palo Grande» hacia la derecha. El primer lugar por pasarse será la (1) aldea Momaria y las cercanías de la (2) aldea Boca de Monte. En ambas localidades algunas bodegas se encuentran, y empiezan a divisarse algunos hornos para la fabricación de ladrillos. Luego de algunos minutos yacen los alrededores del caserío La Oscura para iniciar la entrada a la (3) aldea Cazadero. Allí se puede hacer una primera parada a orilla de carretera cercana a una casa, pues se consigue en la quebrada Cazadero pequeñas cavernas con la formación rocosa “El oído”, las cuales han sido sitio de interés de grupos de excursión para realizar rapel en las paredes verticales cercanas a la quebrada.
En el sitio de Cazadero se puede hacer un alto en el camino y descansar en “el bosque de los árboles silbantes”, bosque de pinos que por la fuerza del viento genera un zumbido constante. Samir Sánchez.
De regreso a la vía principal se consigue la (4) aldea Las Minas, la última parada del transporte de la «Línea Borotá». Diversos senderos se pueden seguir ya sea en bicicleta o caminando en dirección a los bosques de pinos de la zona. Para efectos del recorrido, lo mejor será ir a dirección a los “Pozos Azules”, pasando por el reconocible puente de hierro de -armadura simple Warren Truss- que da continuidad a la vieja «carretera central del Táchira» de 1912.
Camino hacia al puente, al lado derecho, una enorme pared vertical de roca casi maciza se consigue, en la que grupos de escalada han instalado puntos de anclaje para practicar; y al lado izquierdo, se ve la abismal garganta y recorrido de la quebrada Pozo Azul. Luego de pocos minutos, se encuentra el puente colgante, donde pueden iniciarse varios recorridos para excursionistas, geólogos, y especialistas en ecología. Al pasar el puente, dos amplias zonas pueden ser visitadas considerando su extrema dificultad, escasez de agua potable, y la preservación del medio ambiente.
(-) A un extremo de la estructura se bajará por un sendero, para luego empezar quebrada arriba el camino entre algunos tramos lodosos e inmensas rocas sedimentarias de colores claros. Quien esté atento encontrará un rostro tallado en una piedra con rasgos indígenas, producto de grupos visitantes urbanos.
En ascenso, pequeños pozos de aguas verdosas cristalinas se conseguirán; tal vez sirvan para un refrescante baño, aunque al poco tiempo de removerse el agua el color cambiará por completo por tener los pozos un fondo arcilloso. Luego, pequeños orificios entre lajas aparecen, derivadas de la erosión por contacto de la presión del agua hace años atrás. Quebrada arriba una pequeña caída de agua parece indicar el final del trekking; sin embargo, gracias a los puntos de anclaje, ya mencionados, se puede seguir el ascenso a un costado del cañón.
Al estar en lo más alto se divisan algunos cerros que encierran la (5) aldea La Montaña. Desde el mirador, al lateral izquierdo, se puede conectar con el sendero en dirección a los variados sectores de las minas de carbón, las cuales siguen siendo explotadas de forma artesanal. De aquellas empresas mineras solo quedan las marcas de las vetas perforadas cercanas al caserío El Rodeo hasta el cerro La Cuja, del cual se puede ir a Capacho Viejo en un recorrido de casi 4 horas por espacios boscosos donde predomina el orégano.
Desde el mirador, al lateral derecho, siguiendo las mangueras para la captación de agua en la zona, se conseguirá con el llamativo sitio natural “puente del diablo”, llamado así por su forma destacada en plena ladera de montaña; sin embargo, dicha forma geológica junto a la vegetación arbustiva indican que por allí hubo un curso de agua, el cual ha desaparecido por completo.
(-) Al continuar la antigua «carretera central del Táchira», se conseguirán con algunos hornos en la (6) aldea Arenales y la (7) aldea La Cabrera, siendo el horno más antiguo el de la Alfarería Artesanal «Rodríguez». En el lugar, uno de sus miembros, Manuel Rodríguez, ha comentado otros sitios naturales de interés por conocer como la cruz en el cerro Cabeza de Vaca, y unas cavernas cercanas.
Por esta ruta y desde Las Minas y Arenales se puede apreciar la amplitud de toda el área oriental del histórico valle de Lobatera y de sus pueblos. Sámir Sánchez.
En las alfarerías destacan las altas pampas circulares con sus hornos, sin duda son construcciones llamativas hechas en forma de torre con ladrillos de barro cocido. Así, otros habitantes miembros de la familia Moncada, o de la familia de Pedro García aún permanecen en el sector de Las Minas de Carbón apostando en el suelo arcilloso para producir bloques y tejas con el uso de las instalaciones de abandonadas alfarerías como [Alfarería «Alfamín», Alfarería «Copetín», Alfarería «Ladrillos de arcilla», Alfarería «Fiamir», Ladrillos La Parada, entre otras]. De interés, otro recurso natural extraído de las rocas cercanas a los riachuelos es la cal, que al igual que el carbón es llevada a los hornos para su procesamiento. La calera más antigua que se conoce es de data 1954, siendo su propietario Críspulo Contreras. Cabe destacar, que en este sector con parches casi deforestados quizás el principal problema ambiental sea la contaminación de las aguas en el curso de quebradas y otros accidentes geográficos.
Retomando el senderismo, desde el tramo carretero se podrá ir al cerro Cabezas de Vaca, para apreciar el valle Lobatera; o al cerro Las Minas y Arenales, un sector tan desolado que por las noches se presta para que los habitantes de Lobatera comenten que por allí baja “el carro del diablo” hasta llegar al cementerio municipal, en horas de la noche. Si se ha de seguir en la vía, se llegará hasta La Cortada que conecta con la carretera de “El Vallado”, sector que comunica con las tierras calientes de Ureña [Ruta Azul o Ruta del Camino Real de la Frontera] pasando por la (8) aldea La Victoria, la (9) aldea Los Trapiches, la (10) aldea El Oso, y la (11) aldea La Trampa –paisajes propios de la Depresión del Táchira-.
Sin embargo, para efecto del recorrido solo queda bajar por la (12) aldea La Parada donde se encuentran los llamados pozos azules de Lobatera (parque natural de Pozos Azules) que drenan sus aguas al río Lobaterita, y que son usados por algunos habitantes como balnearios. Para llegar al lugar deben realizarse algunas caminatas en áreas desoladas; razón por la cual, se han contado historias de miedo como las de “el geniecillo de los pozos azules” sustituidas luego ante el paso ocasional de un motorizado.
El color azul verdoso de los estanques de agua deriva -de la sal de cobre diluida cuyo origen está en una pequeña veta de cobre que atraviesan los pozos- de la quebrada Pozo Azul también llamada quebrada La Parada. En el descenso se consiguen pequeñas formaciones muy llamativas entre rocas y el estancamiento de las aguas como “el laberinto del minotauro”, debido a las rocas de diferentes escalas que deben atravesarse; el pozo de jade, por su color y dimensión casi central en la quebrada; “la garganta del diablo”, zanjón natural en un inmensa piedra laja inclinada “donde los lugareños afirman que el diablo dejó sus huellas luego de la resureción de Cristo”; y las piletas, cerca de los balnearios más frecuentados.
Estas zonas mencionadas por aldeanos y turistas; con el tiempo ya poco suele ser visitadas debido a dos problemas que se evidencian: bajo nivel de los caudales, y nuevamente contaminación de las aguas; no obstante, hay quienes desconocen del asunto y aun así visitan el lugar, ya sea para hacer senderismo o remover las aguas estancadas de los pozos. Quizás algunos de esos pozos sea “el pozo de los ahogados”, en donde hace muchísimos años madre e hija al ir a lavar ropa y darse un baño fueron sumergidas por la corriente de un inesperado remolino. Más abajo a casi 1 Km, ya por la carretera de tierra definida, en el sector El Mango (fácil de reconocer por el árbol frutal) se consigue el pozo Bravo, el cual quizás por la sequía también ha disminuido su famosa profundidad de 5 metros.
Saliendo a la carretera sin asfalto desde lejos se pueden ver algunas instalaciones y maquinarias para la minería, algunas pertenecen a la mina «Copemín». Ya casi a la salida se consigue la carretera con dirección a la joya colonial de San Pedro del Río; por lo que, corresponde girar a la derecha para entrar al casco de Lobatera o iniciar el recorrido a este pueblo pero desde la ruta (II).
Al tomar la ruta (II) [Ruta Blanca o Ruta del Camino Real de los Pueblos] iniciando de nuevo en Palo Grande, comenzará el descenso en curvas por toda la carretera Panamericana [Troncal 01], en la orilla a la derecha se podrá conseguir el Restaurant «El Empedrado»; y más adelante, una estación de servicio de gasolina junto a casas agrupadas con pequeña plaza y capilla indicando que se está por la (13) aldea La Llanada.
Al seguir el recorrido, por este corredor gastronómico del Táchira, el clima nublado disminuye, se consigue luego el Restaurant «Don Jorge» y otros kioscos merenderos (Corredor Turístico «La Morcilla») donde se puede preguntar por el queso de cabeza de cochino o morcillo. Los merenderos de la vía se han instalado por algunas familias que aprovechan la ubicación de sus casas en la carretera. Un aviso publicitario informa de «Morcillas La Curva», recordando el primer puesto llamado «Morcillas El Rinconcito» siendo María Romelia Sánchez de Chacón la primera en tener el puesto en venta de morcillas desde 1958. Cabe destacar que para mantener la tradición, las morcillas se han ofrecido por toda la familia Sánchez a través de los años.
Siguiendo a pocos metros, se consigue el casi abandonado Vivero «Cachamay» en donde se comentan relatos como el suceso de Alfredo Moreno y la aparición de un duende. A medida que se avanza, la carretera va abriéndose montaña abajo, en algunos tramos se observan cortes naturales que dejan ver los horizontes del suelo, pequeñas líneas de variados colores. Fácilmente se empieza a ver paisajes distantes como los bosques de pinos por las minas de Lobatera, o hacia el frente como el cerro de las cárcavas de Lobatera. Al avanzar por las curvas zigzagueantes algunas vallas publicitarias acompañan al pequeño monumento de bienvenida a LOBATERA, para informar la cercanía a este pueblo “falda reclinada de los andes tachirenses”.
A la vista se encuentran dos vías teniendo como punto de referencia la vieja Taguara «La Merideña». Desde allí se puede continuar hacia (a) la autopista San Cristóbal – La Fría, o desviarse a la izquierda para conocer (b) el poblado de Lobatera, la ruta (II). En caso de haber tomado la opción (a) hay dos entradas a la derecha que forman parte de la parroquia Constitución; por lo que, se podrá conectar nuevamente con Borotá (I).
(-) En la primera entrada [Ruta Naranja o Ruta del Camino Real de Mochileros] se buscará la (14) aldea Zaragoza con su petroglifo «la piedra del indio»; o la (15) aldea de Oro, en donde se aprecia una cruz enclavada en un cerro despejado, la cual forma parte de la procesión que se realiza en Semana Santa. Solo queda continuar más arriba buscando la carretera de La Cuchilla y la (16) aldea Llano Grande con destino al cerro Mochileros vía al Páramo El Zumbador. Cerca de la zona también se halla la (17) aldea El Salado con su leyenda de “el hombre del tabaco”.
(-) La segunda entrada permite tomar dirección a la [Ruta Verde o Ruta del Camino Real de la Caña y el Páramo] hacia La Grita, pasando por los sitios mencionados por Sánchez: Llano de los Apóstoles, (18) aldea El Molino, cuna de Ana Teresa Rosales la “biblioteca viviente del pueblo”; la (19) aldea La Molina, llamada así por el molino de María Sánchez de Corbera; y más arriba, la (20) aldea El Volador, donde se recuerda a Carmen Rosa Rosales con su elaboración de tiestos de barro por el sector La Tigra; y finalmente la (21) aldea Potrero de las Casas, donde se ubica “la casa Monasterio de Encuentro y Oración «San Juan de la Cruz» de los frailes carmelitanos teresianos” por el caserío Tampacón.
En ambos recorridos la parada obligatoria será en Casa del Padre «José Francisco de la Estrella», zona en donde los indios Lobateras estaban asentados, y se encontraron con las tropas del Capitán Juan Maldonado de Ordoñez; zona que además se conoce como hito limítrofe de cuatro municipios en los que el sr. Dario Hurtado comenta: “la carretera de acceso principal pertenece al municipio Lobatera (Lobatera), las casas al municipio Andrés Bello (Cordero), la capilla al municipio Vargas (El Cobre), y la segunda carretera de acceso al municipio Michelena (Michelena)”. En “Casa El Padre” permanece una estatuilla de Francisco José de la Estrella, párroco de Lobatera en 1821, y personaje de importancia para el pueblo de La Grita durante 1827. Este lugar es un sitio icónico para el estado Táchira por su clima, su corta distancia de la ciudad cordial, y por ser punto de encuentro de actividades importantes como la «vuelta al Táchira» y el «zumbador trail».
Respecto a la opción (b) al tomar a la izquierda, saliendo de la vía principal se empezará un tramo corto, en donde pocas casas se encuentran solo el restaurante campestre de Carlos. Después de pocos minutos se pasa por un pequeño puente e inicia la conexión de la carrera 4 de Lobatera paralela a una quebrada. De inmediato aparecen las primeras casas de falladas modernas pero de arquitectura simple con pequeños solares para la siembra de caña de azúcar, ají y árboles frutales. Cerca de allí un pequeño boulevard. Luego ya se observan estructuras de estilo colonial con algunas remodelaciones. De repente la carrera 4 es cortada por el conjunto plaza e iglesia para dar la bienvenida al visitante.
A la memoria del ilustrísimo Monseñor Manuel García Guerrero (25-05-1908 – 06-12-1986) cura párroco de esta santa iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá de Lobatera quien resplandeció por la piedad y humildad de su vida y honda preocupación en la conducción y reconstrucción del nuevo templo la cual inició en mayo de 1950 siendo su arquitecto el R.P. Leonardo González C. Sr. R., y como maestro de obra Don Ricardo Ruiz Ortiz de grata memoria.
Esta iglesia construida en estilo neorromántico fue consagrada solemnemente según el ritual romano por el III obispo de San Cristóbal Mons. Dr. Alejandro Fernández Feo el 18 de noviembre de 1967.
Fundación Cultural “Lectura y Recreo”, Laus Deo (25 de mayo de 2008).
Valle de Lobatera, “La falda del Ande reclinada”
La plaza Mayor (plaza Bolívar de Lobatera) está con sus bancos y pequeño jardín ornamental que rodean la estatua vaciada en bronce de “El Libertador” colocada sobre un trípode de mármol negro. Estando en esta plaza se puede descansar un rato; en sus bancos, se puede leer el libro «Lobatera» de Samir Sánchez para saber un poco de historia acerca del origen y fundación de este pueblo andino.
Según cronistas como Sánchez o José del Rosario Guerrero Briceño todo indica que antes en las tierras de Lobatera no había nada; por lo que, no hubo enfrentamiento entre indígenas y españoles. Solo se encontraba al margen del río Lobatera un amplio terreno, el cual gracias a las concesiones de tierras se convirtió para el año 1953 propiedad de Pedro de Torres, uno de los contribuyentes a la fundación de La Grita. A partir de allí empezó la construcción de un hato encerrado en madera, para resguardar ganado, que más adelante se convertiría en pueblo.
Continuando con la tradición oral, en la plaza algunos ancianos se consiguen reunidos; quizás algunos de ellos sepan los cuentos de espantos como “el niño del traje azul” que pasa por el frente de la Casa de la Cultura «Víctor Enrique Martínez» cerca del hogar de la familia Andrade, donde luego de doblar en la esquina de la carrera 3 desaparece; de los ruidos misteriosos -bramidos y mugidos de ganado- por las noches, en el viejo matadero que tenía el pueblo en 1970; o el encuentro de Mireya Ramírez con las brujas, las cuales según se espantan al colocar una cruz, realizada con palma; por ejemplo, detrás de la puerta principal de la casa. Algunas de estas historias se pueden conseguir en la Biblioteca Pública «Carlota Sánchez de Ramírez», en donde también los vecinos han contado que por las noches aparecía “el perro del diablo”.
Ante tanto cuento, si se desea permanecer en el lugar, la Posada «Piedra del Indio» o la Posada «Tía Conchita», quizás sean la opción más renombrada para el descanso. En Lobatera, la mayor parte de las edificaciones importantes se encuentra alrededor de la carrera 4; de esta manera, se pueden identificar algunas obras construidas. La primera de ellas, predominando por su altura y arquitectura neobizantina de herencia española, es la iglesia Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá construida al ser fundado el pueblo, y reconstruida en 1908 luego del terremoto de 1875 por órdenes del sacerdote Pedro María Morales Gómez, quien también fundó el 19 de abril de 1906 la banda Sucre.
Justo al lado del templo está la casa cural, y a casi dos cuadras se halla la sede de la banda creada por Morales, de la que se tiene varias piezas musicales recopiladas por Roberto Avendaño, y resguardadas con la colección fotográfica e iconográfica de expresiones culturales de Lobatera, a través de un catálogo con fecha de 1906. En dicha fototeca iconográfica de Lobatera se conservan imágenes de aquellos sacerdotes que han servido en la iglesia; y otras figuras destacadas como la de Erasmo Arcángel Ovalles Moreno, músico e hijo de Marcos Damian Ovalles, director de la banda Sucre; Carlos Eleazar Alviarez Sarmiento, locutor en Ecos del Torbes, quien fue el primero en narrar la primera competición ciclista internacional «vuelta al Táchira»; Nelson José Chacón, locutor en aquel programa «Estampas Campesinas» en la emisora 93.3 Fm; o del ciclista Guillermo Aníbal Cárdenas, “El Tigre de Lobatera”.
Hablando de personajes, hay quienes con su profesión y trabajo merecen ser recordados como el barrendero José Chivarrea, con su “¡Chiva, arrea! ¡Chiva, arrea!”; a los artesanos Arébulo Pernía y Elide Josefina Zambrano; a Inencia Aurora Rosales de Ovalles, famosa por preparar buenas comidas; o al devoto de las ánimas.
Retomando las construcciones, la segunda obra construida es la pequeña plaza Chiquinquirá, espacio utilizado para la celebración en septiembre de las ferias patronales más antiguas del el estado Táchira, siendo la primera el 28 de diciembre de 1774. Esta plaza se ha utilizado para observar corridas de toros, realizar actividades deportivas, y vender gastronomía típica desde hace muchos años cuando incluso llegaban visitantes de localidades colombianas como San José de Cúcuta, Salazar de las Palmas, y Pamplona.
Mientras tanto, en la esquina de la carrera 3 con calle 2 permanece la edificación del comercio sucesión Mora, la cual conserva su estructura colonial desde su construcción. No puede olvidarse la Escuela de Labores «Mons. Manuel García»; y por la carrera 1, la casa de la familia Chacón que desde 1930 brinda una muestra detallada de la arquitectura colonial: paredes de ladrillo, techo de caña brava, pisos con mosaico de cerámica, y ventanas y puertas de madera. En cuanto a objetos curiosos y de interés, solo pueden conocerse preguntando a sus habitantes. De esta forma, se podrá saber de la colección de fotografías de Manuel Sánchez, “Regulín”; de la colección paleontológica y de los minerales de José Carmelo Velazco Pacheco, entre otras.
Ya a la salida del pueblo, antes pasar el puente se ubica el diminuto boulevard inaugurado el 24 de junio de 1999 en recuerdo a Teresa Cárdenas, apodada “La Negra” cuando vendía miche desde la puerta de su casa. Luego se consigue a modo de parador turístico la panadería o la licorería, locales que no están tan surtidos como la recordada Bodega «Don Isaías Medina». Desde allí, se puede tomar rumbo a los dos municipios que derivaron de Lobatera, luego del trágico terremoto de 1875:
(-) Si se va a mano derecha, se puede subir por la avenida Pedro María Morales con retorno a la carretera con destino a la meseta de Michelena (municipio Michelena); y la continuación incluso de la opción (a) en cercanías de Casa del Padre.
(-) si se va a mano izquierda, empezará una autopista semiárida entre tunas y cactus que llevarán a San Juan de Colón (municipio Ayacucho). Iniciando dicha autopista se encuentra desapercibida la plaza «Presbítero Gabriel Gómez», construida en 1968 para recordar al sacerdote. Frente a la plaza, permanece desde 1875 la capilla El Humilladero (Monumento Histórico Nacional) con su cementerio municipal “El Torreón”, en donde destaca el panteón marmóreo hecho por el escultor italiano Emilio Gariboldi (1882).
Algunos cerros en Lobatera pueden ser visitados aunque no hay caminos definidos, ni recomendados solo senderos improvisados por baquianos que pueden llevar al alto de una cruz cerca del cementerio; o hacia el estancamiento de una laguna ya casi seca a 45 minutos desde el poblado, documentada en 2015 por Jhonn Jalberth Benitez Colmenares. Las carreteras tanto al llegar como para salir de Lobatera están rodeadas de extensa vegetación xerófila sin ninguna casa cerca; tal soledad ha permitido que surjan relatos como “la mujer del Coconito” o los jóvenes que indican que falta uno. Finalmente, queda conocer la segunda y última parroquia del municipio Lobatera.
Vuelta al trompo en Borotá
Esta vez la dirección será hacia la cuesta al frente del letrero de Palo Grande, pasando luego por la Posada «Valle de Santiago» hasta encontrar la Cruz de Mayo, como símbolo religioso en toda la entrada del pueblo a 1.467 m.s.n.m., capital de la parroquia Constitución. El origen de Borotá se remonta en el proceso de conquista, siendo sus primeros pobladores los indígenas Aborotaes. De allí el nombre de Borotá, José Becerra Golindano explica que “el cronista de San Cristóbal, Dr. J.J Villamizar Molina, en su libro: Instantes del Camino” da esta denominación [Aborotaes]. Leyendas de esta tribu indígena han sido descritas en la literatura, como es el caso de la «Leyenda de Yubi», escrita por Lolita Robles de Mora.
Ya sea en el bus de «Línea Borotá», en carro particular, en bicileta, o a pie se conseguirá con las calles en buen estado denominadas “corredor turístico colonial Santa Rosalía de Palermo”, el cual fue construido por el obrero José del Carmen Rangel Omaña. Como de costumbre la estructura más alta del pueblo es su estructura parroquial. Así, la iglesia Santa Rosalía de Palermo a plena vista indica que “fue construida debido al entusiasmo patriótico-religioso de este pueblo su párroco pro. L. Lobo en 1915”. Varias capas de pintura indican que este templo ha sido restaurado en varias oportunidades. En esta iglesia se recuerda a la Diana Solange Chacón Lozada, quien se encargó de decorar el lugar en varias oportunidades.
La iglesia, se encuentra acompañada de la plaza Bolívar, la cual es punto de encuentro tanto para actividades del Liceo Educativo como para reuniones comunitarias. En cuanto a la patrona de la parroquia se desconoce con exactitud el por qué se designó a Santa Rosalía de Palermo; sin embargo, “posiblemente fue el 28 de Octubre de 1864, al nombrarse el párroco residente y colocándose como patrona a esta advocación mariana, cuyas fiestas se celebran el 4 de Septiembre de cada año” manifiesta el sr. Becerra Golindano.
Abandonando la plaza Bolívar y su iglesia, se puede encontrar otra pequeña plaza con el monumento: El parque del Avión, en homenaje a Medardo Chacón y Jesús García, espacio que se encuentra acompañado de un pequeño jardín con bancos, y pequeñas tiendas, las cuales venden dulces y bebidas. Tal vez por allí se recuerde a Eliberto Rangel Mora apodado “macalacuba”. Luego, lejos del casco central con vía hacia la zona más alta de la montaña se puede conseguir con el espacio ecológico y saludable de «La Alborada». Carlos y Asia María, sus fundadores lograron optimizar todo el espacio del terreno donde funciona su proyecto de medio ambiente y salud natural.
De regreso a la vía principal, ascendiendo un poco más, se puede hacer un recorrido de aproximadamente una o dos horas hasta el mirador de las antenas en el cerro Gallinero, también conocido como cerro La Mantellina, por la fila Los Letreros. Desde allí, se puede observar gran parte del valle de San Cristóbal y otras localidades del estado como Palmira o Cordero. En el camino algunas fincas recuerdan que la agricultura también está presente en Borotá. Continuando el sendero, en pleno bosque, una cruz de cemento con la inscripción: San Isidro, 24 – 04 – 75; en la parte de abajo, una placa con el recuerdo: Julio Jesús Contreras Escalante y Flia – José Roche Ruiz y Familia, Los Letreros 1975. Luego, después de algunos minutos se llega al lugar de las antenas.
De regreso a la carretera se encuentra un espacio para realizar ciertas actividades recreativas, y mayormente es utilizado para celebraciones infantiles. Conocido como el parque «Tío Conejo», este lugar fue establecido en 1968, y conserva algunos columpios, toboganes, y demás atracciones tradicionales. El parque se encuentra abierto para el disfrute familiar los fines de semana. Cabe señalar que en sus inicios «Tío Conejo» fue un potrero al que poco a poco se le fueron sembrando árboles y… Anteriormente existían nacientes de agua que surtían su área, pero los habitantes de la localidad las aislaron, y destinaron al uso directo de la población.
Continuando el recorrido, por la vía del parque se puede ir al cerro Cruz de Mayo, cerca del tanque de agua. Desde este cerro adornado con una cruz para conmemorar la celebración Cruz de Mayo se puede observar todo el poblado de Borotá desde “la piedra glyptodon”, que a modo de resumen es un pueblo pequeño de calles planas con algunas pendientes. Su clima es muy agradable, pues se encuentra dentro del alto relieve montañoso de Lobatera.
Este lugar no es tan frecuentado comparado a otros lugares turísticos, tal vez, por lo que no es un pueblo de paso en la carretera Panamericana. Sin embargo, Borotá se ha prestado para actividades como competencias de piques fangueros, y la más conocida «Vuelta a Borotá en Trompo»: “tradición cultural que ha dado a conocer esta localidad en otras regiones de Venezuela”. Una escultura en forma de trompo se conserva en una pequeña plaza, para recordar el evento. Así, velozmente puede decirse que Borotá tiene espacios al aire libre e instalaciones para todas las edades, y para todo tipo de intereses; desde manifestaciones culturales, actividades deportivas, y cuidado del medio ambiente. Solo queda retornar nuevamente a Palo Grande; o decir, que hasta aquí podría terminar el recorrido por el municipio Lobatera… Todo dependerá de las otras opciones alternativas ya mencionadas para recorrer este territorio con sus casi 216 km² de extensión territorial.
Yoser Linares – https://yoserviajero.wordpress.com