Minas de Carbón por Lobatera

Minas de Lobatera Fotografía: Diego Cegarra

Al iniciar el descenso desde el punto más alto de la carretera San Cristóbal – La Fría se puede conocer un pueblo de paso con mucha historia desde su fundación en 1593 asentado en un valle de bosque seco premontano a casi 968 m.s.n.m. Territorio que incluso está representando en una de las cuatros estrellas de la bandera del estado Táchira. Así todo parece indicar que Lobatera es uno de los municipios más antiguos; y a pesar de poseer un casco central pequeño, existen espacios naturales auténticos e ideales para poner en práctica algunos deportes de aventura.

En los orígenes del poblamiento Lobatera debe hablarse de su legado aborigen, pues gracias a los registros históricos y estudios geográficos se ha logrado saber que estas tierras estuvieron pobladas por comunidades indígenas que llegaron desde el norte del Táchira para asentarse en sus tierras. Aunado a esto, 4 viejos caminos reales en tiempos de conquista y comercio han sido la inspiración del historiador Samir Abdala Sánchez Escalante para plantear 5 opciones coloridas para conocer el municipio Lobatera, las cuales se presentan en tres de la siguiente manera: (I) Las Minas, (II) Borotá, y (III) Lobatera.

Las rutas turísticas municipales, las cuales se desarrollaron sobre los antiguos e históricos caminos reales y que posteriormente se convirtieron en amplias carreteras, tienen un color propio. El que envuelve a cada sendero o camino de Lobatera. Sámir Sánchez.

Para iniciar el recorrido en el municipio Lobatera las tres rutas con historias se harán por sus 2 parroquias y más de 20 aldeas partiendo desde el alto de Palo Grande a 1.500 m.s.n.m. No obstante, desde esta cortada también se puede descender por la carretera a Catarnica para llegar a Peribeca pero esa es otra ruta de Capacho Nuevo, Independencia.

Así, iniciando con la ruta de (I) Las Minas de Carbón de Lobatera [Ruta Marrón o Ruta del Camino Real de las Minas y la Arcilla] desde el Restaurante «Palo Grande» hacia la derecha. El primer lugar por pasarse será la (1) aldea Momaria y las cercanías de la (2) aldea Boca de Monte. En ambas localidades algunas bodegas se encuentran, y empiezan a divisarse algunos hornos para la fabricación de ladrillos. Luego de algunos minutos yacen los alrededores del caserío La Oscura para iniciar la entrada a la (3) aldea Cazadero. Allí se puede hacer una primera parada a orilla de carretera cercana a una casa, pues se consigue en la quebrada Cazadero pequeñas cavernas con la formación rocosa “El oído”, las cuales han sido sitio de interés de grupos de excursión para realizar rapel en las paredes verticales cercanas a la quebrada.

En el sitio de Cazadero se puede hacer un alto en el camino y descansar en “el bosque de los árboles silbantes”, bosque de pinos que por la fuerza del viento genera un zumbido constante. Samir Sánchez.

De regreso a la vía principal se consigue la (4) aldea Las Minas, la última parada del transporte de la «Línea Borotá». Diversos senderos se pueden seguir ya sea en bicicleta o caminando en dirección a los bosques de pinos de la zona. Para efectos del recorrido, lo mejor será ir a dirección a los “Pozos Azules”, pasando por el reconocible puente de hierro de -armadura simple Warren Truss- que da continuidad a la vieja «carretera central del Táchira» de 1912.

Camino hacia al puente, al lado derecho, una enorme pared vertical de roca casi maciza se consigue, en la que grupos de escalada han instalado puntos de anclaje para practicar; y al lado izquierdo, se ve la abismal garganta y recorrido de la quebrada Pozo Azul. Luego de pocos minutos, se encuentra el puente colgante, donde pueden iniciarse varios recorridos para excursionistas, geólogos, y especialistas en ecología. Al pasar el puente, dos amplias zonas pueden ser visitadas considerando su extrema dificultad, escasez de agua potable, y la preservación del medio ambiente.

Cañón de los Pozos Azules – Minas de Lobatera Fotografía: Diego Cegarra

(-) A un extremo de la estructura se bajará por un sendero, para luego empezar quebrada arriba el camino entre algunos tramos lodosos e inmensas rocas sedimentarias de colores claros. Quien esté atento encontrará un rostro tallado en una piedra con rasgos indígenas, producto de grupos visitantes urbanos.

En ascenso, pequeños pozos de aguas verdosas cristalinas se conseguirán; tal vez sirvan para un refrescante baño, aunque al poco tiempo de removerse el agua el color cambiará por completo por tener los pozos un fondo arcilloso. Luego, pequeños orificios entre lajas aparecen, derivadas de la erosión por contacto de la presión del agua hace años atrás. Quebrada arriba una pequeña caída de agua parece indicar el final del trekking; sin embargo, gracias a los puntos de anclaje, ya mencionados, se puede seguir el ascenso a un costado del cañón.

Al estar en lo más alto se divisan algunos cerros que encierran la (5) aldea La Montaña. Desde el mirador, al lateral izquierdo, se puede conectar con el sendero en dirección a los variados sectores de las minas de carbón, las cuales siguen siendo explotadas de forma artesanal. De aquellas empresas mineras solo quedan las marcas de las vetas perforadas cercanas al caserío El Rodeo hasta el cerro La Cuja, del cual se puede ir a Capacho Viejo en un recorrido de casi 4 horas por espacios boscosos donde predomina el orégano.

Puente del diablo
Fotografía: Yoser Linares

Desde el mirador, al lateral derecho, siguiendo las mangueras para la captación de agua en la zona, se conseguirá con el llamativo sitio natural “puente del diablo”, llamado así por su forma destacada en plena ladera de montaña; sin embargo, dicha forma geológica junto a la vegetación arbustiva indican que por allí hubo un curso de agua, el cual ha desaparecido por completo.

(-) Al continuar la antigua «carretera central del Táchira», se conseguirán con algunos hornos en la (6) aldea Arenales y la (7) aldea La Cabrera, siendo el horno más antiguo el de la Alfarería Artesanal «Rodríguez». En el lugar, uno de sus miembros, Manuel Rodríguez, ha comentado otros sitios naturales de interés por conocer como la cruz en el cerro Cabeza de Vaca, y unas cavernas cercanas.

Por esta ruta y desde Las Minas y Arenales se puede apreciar la amplitud de toda el área oriental del histórico valle de Lobatera y de sus pueblos. Sámir Sánchez.

En las alfarerías destacan las altas pampas circulares con sus hornos, sin duda son construcciones llamativas hechas en forma de torre con ladrillos de barro cocido. Así, otros habitantes miembros de la familia Moncada, o de la familia de Pedro García aún permanecen en el sector de Las Minas de Carbón apostando en el suelo arcilloso para producir bloques y tejas con el uso de las instalaciones de abandonadas alfarerías como [Alfarería «Alfamín», Alfarería «Copetín», Alfarería «Ladrillos de arcilla», Alfarería «Fiamir», Ladrillos La Parada, entre otras]. De interés, otro recurso natural extraído de las rocas cercanas a los riachuelos es la cal, que al igual que el carbón es llevada a los hornos para su procesamiento. La calera más antigua que se conoce es de data 1954, siendo su propietario Críspulo Contreras. Cabe destacar, que en este sector con parches casi deforestados quizás el principal problema ambiental sea la contaminación de las aguas en el curso de quebradas y otros accidentes geográficos.

Retomando el senderismo, desde el tramo carretero se podrá ir al cerro Cabezas de Vaca, para apreciar el valle Lobatera; o al cerro Las Minas y Arenales, un sector tan desolado que por las noches se presta para que los habitantes de Lobatera comenten que por allí baja “el carro del diablo” hasta llegar al cementerio municipal, en horas de la noche. Si se ha de seguir en la vía, se llegará hasta La Cortada que conecta con la carretera de “El Vallado”, sector que comunica con las tierras calientes de Ureña [Ruta Azul o Ruta del Camino Real de la Frontera] pasando por la (8) aldea La Victoria, la (9) aldea Los Trapiches, la (10) aldea El Oso, y la (11) aldea La Trampa –paisajes propios de la Depresión del Táchira-.

Sin embargo, para efecto del recorrido solo queda bajar por la (12) aldea La Parada donde se encuentran los llamados pozos azules de Lobatera (parque natural de Pozos Azules) que drenan sus aguas al río Lobaterita, y que son usados por algunos habitantes como balnearios. Para llegar al lugar deben realizarse algunas caminatas en áreas desoladas; razón por la cual, se han contado historias de miedo como las de “el geniecillo de los pozos azules” sustituidas luego ante el paso ocasional de un motorizado.

El color azul verdoso de los estanques de agua deriva -de la sal de cobre diluida cuyo origen está en una pequeña veta de cobre que atraviesan los pozos- de la quebrada Pozo Azul también llamada quebrada La Parada. En el descenso se consiguen pequeñas formaciones muy llamativas entre rocas y el estancamiento de las aguas como “el laberinto del minotauro”, debido a las rocas de diferentes escalas que deben atravesarse; el pozo de jade, por su color y dimensión casi central en la quebrada; “la garganta del diablo”, zanjón natural en un inmensa piedra laja inclinada “donde los lugareños afirman que el diablo dejó sus huellas luego de la resureción de Cristo”; y las piletas, cerca de los balnearios más frecuentados.

Estas zonas mencionadas por aldeanos y turistas; con el tiempo ya poco suele ser visitadas debido a dos problemas que se evidencian: bajo nivel de los caudales, y nuevamente contaminación de las aguas; no obstante, hay quienes desconocen del asunto y aun así visitan el lugar, ya sea para hacer senderismo o remover las aguas estancadas de los pozos. Quizás algunos de esos pozos sea “el pozo de los ahogados”, en donde hace muchísimos años madre e hija al ir a lavar ropa y darse un baño fueron sumergidas por la corriente de un inesperado remolino. Más abajo a casi 1 Km, ya por la carretera de tierra definida, en el sector El Mango (fácil de reconocer por el árbol frutal) se consigue el pozo Bravo, el cual quizás por la sequía también ha disminuido su famosa profundidad de 5 metros.

Saliendo a la carretera sin asfalto desde lejos se pueden ver algunas instalaciones y maquinarias para la minería, algunas pertenecen a la mina «Copemín». Ya casi a la salida se consigue la carretera con dirección a la joya colonial de San Pedro del Río; por lo que, corresponde girar a la derecha para entrar al casco de Lobatera o iniciar el recorrido a este pueblo pero desde la ruta (II).

Al tomar la ruta (II) [Ruta Blanca o Ruta del Camino Real de los Pueblos] iniciando de nuevo en Palo Grande, comenzará el descenso en curvas por toda la carretera Panamericana [Troncal 01], en la orilla a la derecha se podrá conseguir el Restaurant «El Empedrado»; y más adelante, una estación de servicio de gasolina junto a casas agrupadas con pequeña plaza y capilla indicando que se está por la (13) aldea La Llanada.

Al seguir el recorrido, por este corredor gastronómico del Táchira, el clima nublado disminuye, se consigue luego el Restaurant «Don Jorge» y otros kioscos merenderos (Corredor Turístico «La Morcilla») donde se puede preguntar por el queso de cabeza de cochino o morcillo. Los merenderos de la vía se han instalado por algunas familias que aprovechan la ubicación de sus casas en la carretera. Un aviso publicitario informa de «Morcillas La Curva», recordando el primer puesto llamado «Morcillas El Rinconcito» siendo María Romelia Sánchez de Chacón la primera en tener el puesto en venta de morcillas desde 1958. Cabe destacar que para mantener la tradición, las morcillas se han ofrecido por toda la familia Sánchez a través de los años.

Siguiendo a pocos metros, se consigue el casi abandonado Vivero «Cachamay» en donde se comentan relatos como el suceso de Alfredo Moreno y la aparición de un duende. A medida que se avanza, la carretera va abriéndose montaña abajo, en algunos tramos se observan cortes naturales que dejan ver los horizontes del suelo, pequeñas líneas de variados colores. Fácilmente se empieza a ver paisajes distantes como los bosques de pinos por las minas de Lobatera, o hacia el frente como el cerro de las cárcavas de Lobatera. Al avanzar por las curvas zigzagueantes algunas vallas publicitarias acompañan al pequeño monumento de bienvenida a LOBATERA, para informar la cercanía a este pueblo “falda reclinada de los andes tachirenses”.

A la vista se encuentran dos vías teniendo como punto de referencia la vieja Taguara «La Merideña». Desde allí se puede continuar hacia (a) la autopista San Cristóbal – La Fría, o desviarse a la izquierda para conocer (b) el poblado de Lobatera, la ruta (II). En caso de haber tomado la opción (a) hay dos entradas a la derecha que forman parte de la parroquia Constitución; por lo que, se podrá conectar nuevamente con Borotá (I).

(-) En la primera entrada [Ruta Naranja o Ruta del Camino Real de Mochileros] se buscará la (14) aldea Zaragoza con su petroglifo «la piedra del indio»; o la (15) aldea de Oro, en donde se aprecia una cruz enclavada en un cerro despejado, la cual forma parte de la procesión que se realiza en Semana Santa. Solo queda continuar más arriba buscando la carretera de La Cuchilla y la (16) aldea Llano Grande con destino al cerro Mochileros vía al Páramo El Zumbador. Cerca de la zona también se halla la (17) aldea El Salado con su leyenda de “el hombre del tabaco”.

(-) La segunda entrada permite tomar dirección a la [Ruta Verde o Ruta del Camino Real de la Caña y el Páramo] hacia La Grita, pasando por los sitios mencionados por Sánchez: Llano de los Apóstoles, (18) aldea El Molino, cuna de Ana Teresa Rosales la “biblioteca viviente del pueblo”; la (19) aldea La Molina, llamada así por el molino de María Sánchez de Corbera; y más arriba, la (20) aldea El Volador, donde se recuerda a Carmen Rosa Rosales con su elaboración de tiestos de barro por el sector La Tigra; y finalmente la (21) aldea Potrero de las Casas, donde se ubica “la casa Monasterio de Encuentro y Oración «San Juan de la Cruz» de los frailes carmelitanos teresianos” por el caserío Tampacón.

Casa del Padre Fotografía: Diego Cegarra

En ambos recorridos la parada obligatoria será en Casa del Padre «José Francisco de la Estrella», zona en donde los indios Lobateras estaban asentados, y se encontraron con las tropas del Capitán Juan Maldonado de Ordoñez; zona que además se conoce como hito limítrofe de cuatro municipios en los que el sr. Dario Hurtado comenta: “la carretera de acceso principal pertenece al municipio Lobatera (Lobatera), las casas al municipio Andrés Bello (Cordero), la capilla al municipio Vargas (El Cobre), y la segunda carretera de acceso al municipio Michelena (Michelena)”. En “Casa El Padre” permanece una estatuilla de Francisco José de la Estrella, párroco de Lobatera en 1821, y personaje de importancia para el pueblo de La Grita durante 1827. Este lugar  es un sitio icónico para el estado Táchira por su clima, su corta distancia de la ciudad cordial, y por ser punto de encuentro de actividades importantes como la «vuelta al Táchira» y el «zumbador trail».

Respecto a la opción (b) al tomar a la izquierda, saliendo de la vía principal se empezará un tramo corto, en donde pocas casas se encuentran solo el restaurante campestre de Carlos. Después de pocos minutos se pasa por un pequeño puente e inicia la conexión de la carrera 4 de Lobatera paralela a una quebrada. De inmediato aparecen las primeras casas de falladas modernas pero de arquitectura simple con pequeños solares para la siembra de caña de azúcar, ají y árboles frutales. Cerca de allí un pequeño boulevard. Luego ya se observan estructuras de estilo colonial con algunas remodelaciones. De repente la carrera 4 es cortada por el conjunto plaza e iglesia para dar la bienvenida al visitante.

5 - Iglesia - Lobatera
Iglesia de Lobatera Fotografía: Yoser Linares

A la memoria del ilustrísimo Monseñor Manuel García Guerrero (25-05-1908 – 06-12-1986) cura párroco de esta santa iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá de Lobatera quien resplandeció por la piedad y humildad de su vida y honda preocupación en la conducción y reconstrucción del nuevo templo la cual inició en mayo de 1950 siendo su arquitecto el R.P. Leonardo González C. Sr. R., y como maestro de obra Don Ricardo Ruiz Ortiz de grata memoria.

Esta iglesia construida en estilo neorromántico fue consagrada solemnemente según el ritual romano por el III obispo de San Cristóbal Mons. Dr. Alejandro Fernández Feo el 18 de noviembre de 1967.

Fundación Cultural “Lectura y Recreo”, Laus Deo (25 de mayo de 2008).

Valle de Lobatera, “La falda del Ande reclinada”

La plaza Mayor (plaza Bolívar de Lobatera) está con sus bancos y pequeño jardín ornamental que rodean la estatua vaciada en bronce de “El Libertador” colocada sobre un trípode de mármol negro. Estando en esta plaza se puede descansar un rato; en sus bancos, se puede leer el libro «Lobatera» de Samir Sánchez para saber un poco de historia acerca del origen y fundación de este pueblo andino.

Según cronistas como Sánchez o  José del Rosario Guerrero Briceño todo indica que antes en las tierras de Lobatera no había nada; por lo que, no hubo enfrentamiento entre indígenas y españoles. Solo se encontraba  al margen del río Lobatera un amplio terreno, el cual gracias a las concesiones de tierras se convirtió para el año 1953 propiedad de Pedro de Torres, uno de los contribuyentes a la fundación de La Grita. A partir de allí empezó la construcción de un hato encerrado en madera, para resguardar ganado, que más adelante se convertiría en pueblo.

Continuando con la tradición oral, en la plaza algunos ancianos se consiguen reunidos; quizás algunos de ellos sepan los cuentos de espantos como “el niño del traje azul” que pasa por el frente de la Casa de la Cultura «Víctor Enrique Martínez» cerca del hogar de la familia Andrade, donde luego de doblar en la esquina de la carrera 3 desaparece; de los ruidos misteriosos -bramidos y mugidos de ganado- por las noches, en el viejo matadero que tenía el pueblo en 1970; o el encuentro de Mireya Ramírez con las brujas, las cuales según se espantan al colocar una cruz, realizada con palma; por ejemplo, detrás de la puerta principal de la casa. Algunas de estas historias se pueden conseguir en la Biblioteca Pública «Carlota Sánchez de Ramírez», en donde también los vecinos han contado que por las noches aparecía “el perro del diablo”.

Ante tanto cuento, si se desea permanecer en el lugar, la Posada «Piedra del Indio» o la Posada «Tía Conchita», quizás sean la opción más renombrada para el descanso. En Lobatera, la mayor parte de las edificaciones importantes se encuentra alrededor de la carrera 4; de esta manera, se pueden identificar algunas obras construidas. La primera de ellas, predominando por su altura y arquitectura neobizantina de herencia española, es la iglesia Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá construida al ser fundado el pueblo, y reconstruida en 1908 luego del terremoto de 1875 por órdenes del sacerdote Pedro María Morales Gómez, quien también fundó el 19 de abril de 1906 la banda Sucre.

Justo al lado del templo está la casa cural, y a casi dos cuadras se halla la sede de la banda creada por Morales, de la que se tiene varias piezas musicales recopiladas por Roberto Avendaño, y resguardadas con la colección fotográfica e iconográfica de expresiones culturales de Lobatera, a través de un catálogo con fecha de 1906. En dicha fototeca iconográfica de Lobatera se conservan imágenes de aquellos sacerdotes que han servido en la iglesia; y otras figuras destacadas como la de Erasmo Arcángel Ovalles Moreno, músico e hijo de Marcos Damian Ovalles, director de la banda Sucre; Carlos Eleazar Alviarez Sarmiento, locutor en Ecos del Torbes, quien fue el primero en narrar la primera competición ciclista internacional «vuelta al Táchira»; Nelson José Chacón, locutor en aquel programa «Estampas Campesinas» en la emisora 93.3 Fm; o del ciclista Guillermo Aníbal Cárdenas, “El Tigre de Lobatera”.

Hablando de personajes, hay quienes con su profesión y trabajo merecen ser recordados como el barrendero José Chivarrea, con su “¡Chiva, arrea! ¡Chiva, arrea!”; a los artesanos Arébulo Pernía y Elide Josefina Zambrano; a Inencia Aurora Rosales de Ovalles, famosa por preparar buenas comidas; o al devoto de las ánimas.

Retomando las construcciones, la segunda obra construida es la pequeña plaza Chiquinquirá, espacio utilizado para la celebración en septiembre de las ferias patronales más antiguas del el estado Táchira, siendo la primera el 28 de diciembre de 1774. Esta plaza se ha utilizado para observar corridas de toros, realizar actividades deportivas, y vender gastronomía típica desde hace muchos años cuando incluso llegaban visitantes de localidades colombianas como San José de Cúcuta, Salazar de las Palmas, y Pamplona.

Mientras tanto, en la esquina de la carrera 3 con calle 2 permanece la edificación del comercio sucesión Mora, la cual conserva su estructura colonial desde su construcción. No puede olvidarse la Escuela de Labores «Mons. Manuel García»; y por la carrera 1, la casa de la familia Chacón que desde 1930 brinda una muestra detallada de la arquitectura colonial: paredes de ladrillo, techo de caña brava, pisos con mosaico de cerámica, y ventanas y puertas de madera. En cuanto a objetos curiosos y de interés, solo pueden conocerse preguntando a sus habitantes. De esta forma, se podrá saber de la colección de fotografías de Manuel Sánchez, “Regulín”; de la colección paleontológica y de los minerales de José Carmelo Velazco Pacheco, entre otras.

Ya a la salida del pueblo, antes pasar el puente se ubica el diminuto boulevard inaugurado el 24 de junio de 1999 en recuerdo a Teresa Cárdenas, apodada “La Negra” cuando vendía miche desde la puerta de su casa. Luego se consigue a modo de parador turístico la panadería o la licorería, locales que no están tan surtidos como la recordada Bodega «Don Isaías Medina». Desde allí, se puede tomar rumbo a los dos municipios que derivaron de Lobatera, luego del trágico terremoto de 1875:

(-) Si se va a mano derecha, se puede subir por la avenida Pedro María Morales con retorno a la carretera con destino a la meseta de Michelena (municipio Michelena); y la continuación incluso de la opción (a) en cercanías de Casa del Padre.

(-) si se va a mano izquierda, empezará una autopista semiárida entre tunas y cactus que llevarán a San Juan de Colón (municipio Ayacucho). Iniciando dicha autopista se encuentra desapercibida la plaza «Presbítero Gabriel Gómez», construida en 1968 para recordar al sacerdote. Frente a la plaza, permanece desde 1875 la capilla El Humilladero (Monumento Histórico Nacional) con su cementerio municipal “El Torreón”, en donde destaca el panteón marmóreo hecho por el escultor italiano Emilio Gariboldi (1882).

Algunos cerros en Lobatera pueden ser visitados aunque no hay caminos definidos, ni recomendados solo senderos improvisados por baquianos que pueden llevar al alto de una cruz cerca del cementerio; o hacia el estancamiento de una laguna ya casi seca a 45 minutos desde el poblado, documentada en 2015 por Jhonn Jalberth Benitez Colmenares. Las carreteras tanto al llegar como para salir de Lobatera están rodeadas de extensa vegetación xerófila sin ninguna casa cerca; tal soledad ha permitido que surjan relatos como “la mujer del Coconito” o los jóvenes que indican que falta uno. Finalmente, queda conocer la segunda y última parroquia del municipio Lobatera.

5 - Constitución, Borotá
Borotá Fotografía Yoser Linares

Vuelta al trompo en Borotá

Esta vez la dirección será hacia la cuesta al frente del letrero de Palo Grande, pasando luego por la Posada «Valle de Santiago» hasta encontrar la Cruz de Mayo, como símbolo religioso en toda la entrada del pueblo a 1.467 m.s.n.m., capital de la parroquia Constitución. El origen de Borotá se remonta en el proceso de conquista, siendo sus primeros pobladores los indígenas Aborotaes. De allí el nombre de Borotá, José Becerra Golindano explica que “el cronista de San Cristóbal, Dr. J.J Villamizar Molina, en su libro: Instantes del Camino” da esta denominación [Aborotaes]. Leyendas de esta tribu indígena han sido descritas en la literatura, como es el caso de la «Leyenda de Yubi», escrita por Lolita Robles de Mora.

Ya sea en el bus de «Línea Borotá», en carro particular, en bicileta, o a pie se conseguirá con las calles en buen estado denominadas “corredor turístico colonial Santa Rosalía de Palermo”, el cual fue construido por el obrero José del Carmen Rangel Omaña. Como de costumbre la estructura más alta del pueblo es su estructura parroquial. Así, la iglesia Santa Rosalía de Palermo a plena vista indica que “fue construida debido al entusiasmo patriótico-religioso de este pueblo su párroco pro. L. Lobo en 1915”. Varias capas de pintura indican que este templo ha sido restaurado en varias oportunidades. En esta iglesia se recuerda a la Diana Solange Chacón Lozada, quien se  encargó de decorar el lugar en varias oportunidades.

La iglesia, se encuentra acompañada de la plaza Bolívar, la cual es punto de encuentro tanto para actividades del Liceo Educativo como para reuniones comunitarias. En cuanto a la patrona de la parroquia se desconoce con exactitud el por qué se designó a Santa Rosalía de Palermo; sin embargo, “posiblemente fue el 28 de Octubre de 1864, al nombrarse el párroco residente y colocándose como patrona a esta advocación mariana, cuyas fiestas se celebran el 4 de Septiembre de cada año” manifiesta el sr. Becerra Golindano.

Abandonando la plaza Bolívar y su iglesia, se puede encontrar otra pequeña plaza con el monumento: El parque del Avión, en homenaje a Medardo Chacón y Jesús García, espacio que se encuentra acompañado de un pequeño jardín con bancos, y pequeñas tiendas, las cuales venden dulces y bebidas. Tal vez por allí se recuerde a Eliberto Rangel Mora apodado “macalacuba”. Luego, lejos del casco central con vía hacia la zona más alta de la montaña se puede conseguir con el espacio ecológico y saludable de «La Alborada». Carlos y Asia María, sus fundadores lograron optimizar todo el espacio del terreno donde funciona su proyecto de medio ambiente y salud natural.

De regreso a la vía principal, ascendiendo un poco más, se puede hacer un recorrido de aproximadamente una o dos horas hasta el mirador de las antenas en el cerro Gallinero, también conocido como cerro La Mantellina, por la fila Los Letreros. Desde allí, se puede observar gran parte del valle de San Cristóbal y otras localidades del estado como Palmira o Cordero. En el camino algunas fincas recuerdan que la agricultura también está presente en Borotá. Continuando el sendero, en pleno bosque, una cruz de cemento con la inscripción: San Isidro, 24 – 04 – 75; en la parte de abajo, una placa con el recuerdo: Julio Jesús Contreras Escalante y Flia – José Roche Ruiz y Familia, Los Letreros 1975. Luego, después de algunos minutos se llega al lugar de las antenas.

De regreso a la carretera se encuentra un espacio para realizar ciertas actividades recreativas, y mayormente es utilizado para celebraciones infantiles. Conocido como el parque «Tío Conejo», este lugar fue establecido en 1968, y conserva algunos columpios, toboganes, y demás atracciones tradicionales. El parque se encuentra abierto para el disfrute familiar los fines de semana. Cabe señalar que en sus inicios «Tío Conejo» fue un potrero al que poco a poco se le fueron sembrando árboles y… Anteriormente existían nacientes de agua que surtían su área, pero los habitantes de la localidad las aislaron, y destinaron al uso directo de la población.

Roca Glyptodon

Continuando el recorrido, por la vía del parque se puede ir al cerro Cruz de Mayo, cerca del tanque de agua. Desde este cerro adornado con una cruz para conmemorar la celebración Cruz de Mayo se puede observar todo el poblado de Borotá desde “la piedra glyptodon”, que a modo de resumen es un pueblo pequeño de calles planas con algunas pendientes. Su clima es muy agradable, pues se encuentra dentro del alto relieve montañoso de Lobatera.

Este lugar no es tan frecuentado comparado a otros lugares turísticos, tal vez, por lo que no es un pueblo de paso en la carretera Panamericana. Sin embargo, Borotá se ha prestado para actividades como competencias de piques fangueros, y la más conocida «Vuelta a Borotá en Trompo»: “tradición cultural que ha dado a conocer esta localidad en otras regiones de Venezuela”. Una escultura en forma de trompo se conserva en una pequeña plaza, para recordar el evento. Así, velozmente puede decirse que Borotá tiene espacios al aire libre e instalaciones para todas las edades, y para todo tipo de intereses; desde manifestaciones culturales, actividades deportivas, y cuidado del medio ambiente. Solo queda retornar nuevamente a Palo Grande; o decir, que hasta aquí podría terminar el recorrido por el municipio Lobatera… Todo dependerá de las otras opciones alternativas ya mencionadas para recorrer este territorio con sus casi 216 km² de extensión territorial.

Yoser Linares – https://yoserviajero.wordpress.com

Los Yeguines de Simón Rodríguez

Video: Iván Aledo

Un espacio con tres vías de acceso, podría decirse el más pequeño del estado Táchira con una superficie de más de 64 km2. El Municipio Simón Rodríguez poco a poco se ha embellecido a pesar de lo recóndito de su ubicación a casi 157 km de San Cristóbal. Este lugar merece ser visitado pues no tiene nada que envidiarle a otras zonas del estado. Para llegar a él puede hacerse por la tradicional carretera Panamericana hasta llegar a La Tendida con un cruce inmediato a la derecha para luego pasar por Hernández. San Simón al margen del río Escalante y a una altura de 1.120 m.s.n.m., brinda pequeños espacios para la tranquilidad y algunas aventuras en sus aldeas agroturísticas.

San Simón escondido entre el gran verdor

Otra alternativa para llegar al poblado es por la casi carretera interminable que pasan más montañas por Jáuregui. Sin embargo, a pesar de los 21 km de recorrido desde la parroquia Emilio Constantino Guerrero puede disfrutarse de todo lo que ofrece el páramo andino: clima agradable, cultivo de flores y gente cordial. Cada caserío conserva detalles distintos.

San Simón - Simón Rodríguez

En 1946 el pbro. Luis E. Reyes emprendió la construcción del templo continuándose por espacio de 17 años con los pbros. Martín Martínez, Juan F. Marcelino, Santos Martin y Moises Mayor. El 19 de mayo de 1963 el excelentísimo Monseñor Alejandro Fernández Feo bendijo solemnemente el nuevo templo parroquial San Miguel Arcangel.

El día 10 de diciembre del 2011 se realizó la consagración del templo San Miguel Arcangel de San Simón precedidad por nuestro obispo diocesano Monseñor Mario del Valle Moronta Rodriguez siendo párroco el presbítero José Alexis Guerrero Rosales.

La llegada a San Simón por toda la montaña es encantadora, desde Pueblo Hondo se le conoce como el camino de los indios, ya que se consiguen hornos, petroglifos y otros elementos que por supuesto se esconden lejos de la carretera. Ya en el municipio al pasar el puente puede decirse: ¡al fin, llegada! Las calles de piedra se visibilizan, casas tradicionales recuerdan a sus pobladores colonos pero los rasgos faciales de algunas personas recuerdan a los aborígenes yeguines quienes vivieron en cuevas por la montaña.

Alcaldia Municipio Simón Rodriguez

Con tan solo cuatro puestos para buses, el terminal de San Simón es muy sencillo. A su alrededor pequeños comercios: bodega, panadería, y hasta una entidad bancaria. Al ir un poco más por el canal de bajada se encuentra la cancha deportiva, que no puede faltar; y la sede de la alcaldía: “La Casona”, con su estructura colonial bien cuidada que conserva algunas pinturas traídas de Italia. También, se consiguen las casas de estudio más importantes: Grupo Escolar «Simón León», Escuela Técnica Agropecuaria «Antonio Ignacio Rodríguez Chacón», y Biblioteca Pública «Prof. Horacio Moreno».

Más adelante se encuentra en el fondo de una calle ciega los bustos escultóricos de tres personajes ilustres: Simón Rodríguez, Simón Bolívar, y Horacio Moreno. Retomando la vía se menciona la Tasca «El Sotáno», y con unos cuantos pasos se encuentra la estructura más alta: la iglesiade una sola torre con San Miguel Arcángel como advocación. Como todo pueblo venezolano la plaza con la estatua de Bolívar no puede faltar, aunque este Bolívar es auténtico al menos su estatura parece ser honesta. Alrededor de la escultura hay varios árboles, según el cronista municipal Francisco Ramírez se ha plantado un árbol por cada acontecimiento significativo para el pueblo.

Olvidando la plaza Bolívar de San Simón, aparece un pequeño recinto en homenaje a la Virgen de Coromoto decorada con muchas flores en tonos morados y rojos. En ocasiones el lugar permanece encerrado por rejas de hierro pintadas en blanco. Cerca en la salida del pueblo, el aviso en madera informa que la Posada «Las Adriani» ha sido una de las opciones más reconocida para quedarse.

San Miguel Arcángel

Después, se halla la pequeña gruta con la Virgen de Lourdes y la historia de la huella del diablo. A su lado, un gran asta con la imagen pequeña de San Miguel Arcángel en un diseño moderno. Al final de la salida, se encuentran pequeños kioscos de ladrillos para la venta de dulces, bebidas, y otras cosas. Desde San Simón puede irse a Zea, estado Mérida; o irse a Hernández, que como se ha mencionado suele ser la vía principal de acceso a este pueblo capital del municipio Simón Rodríguez, estado Táchira.

Luego del recorrido por el pueblo debe quedar claro que en el municipio existen más sectores por visitar pues las aldeas de San Simón aparecen hacia lo más alto de sus montañas:

  • Portachuelo, con sus caseríos La Esmeralda, Barrohondo y La Cuchilla.
  • Santa Lucía, rodeada por la quebrada Las Palmas. En el caserío El Rincón se consigue un balneario. Se encuentran también los caseríos de Playa Grande, Las Delicias, El Hoyo, La Pica, y El Saladito.
  • San Roque, casi por toda la carretera con sectores como Angostura, Mesa Grande, Buroquía, Los Cedros, El Fundo, El Paramito y Las Totumas.
  • San Isidro, dividido en San Isidro Alto: El Cerro, La Guarica y La Loma; y San Isidro Bajo: La Pica, El Fundidal, Estanquitos, y La Lagunita.
  • San Andrés, con su cerro Beneficia y comunidades cercanas: Beneficia (cerro), El Alto, Las Adjuntas, Bolero, La Laja, Los Monos, La Trinidad, Los Estanquitos, Mesa La Danta.
  • San Miguel, con cuatro acueductos rurales pertenecientes a los caseríos Capacho, La Veguita, Palangana, La Cachimba. También debe nombrarse El Rincón, El Cerro, Pie del Río, Mesa Seca, Campo Alegre y El Filo.

Por otra parte algunas venas hídricas se distribuyen en toda la zona con nombres idénticos al lugar cerca de las aldeas o caseríos. La quebrada Los Cedros fue donde se estableció el acueducto rural del pueblo. Algunos puentes deben pasarse y la carretera se va transformando en senderos, caminos boscosos o camellones según la dirección que se tome. Algunas casas viejas comparten el paisaje con estructuras nuevas de arquitectura tradicional.

En ocasiones plantaciones de guineo, caña de azúcar, mora, cebollín o cilantro, y otros rubros sin olvidar la tradicional papa y zanahoria debido a que los suelos húmedos cubren casi todo el territorio Rodriguenze. Sin duda, toda una aventura para quienes cambien sus usuales zapatos por botas de caucho.

Respecto a los atractivos naturales en San Simón, ya se habló de sus cuevas. Mientras, cerca de las quebradas se desprenden pequeñas caídas de agua, el salto de La Golondrina le llaman a uno en la quebrada La Trampa. También puede hablarse de cerro Negro, montaña que divide naturalmente a San Simón de La Grita. Sin embargo, el lugar más reconocido es una laguna enclavada en la montaña, y que para llegar debe ascenderse por la aldea Santa Lucía pasando por caminos de recua donde hay algunas casas viejas, y pequeños cerros donde se han establecido antenas de transmisión para señales de radio en El Vigía.

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Puede llegarse entonces a la laguna Las Palmas llamada así por estar rodeada en uno de sus lados por palmas o maporas. El nombre de laguna La Brava también se le asigna según por las vidas que se ha llevado en el fondo de sus aguas: cuatro cruces se ven cerca de ella. Dos están en la orilla de la laguna, mientras que las otras dos se ubican dentro de la casa más vieja de la zona con los nombres de María de Ramírez († 1935) y Marcos Ramírez († 1936). Por otra parte, en el lugar se puede acampar; e incluso pescar pues el agua limpia lo permite, y algunos peces carpas (cyprinus carpio) se consiguen.

Estando en lo más alto de la montaña, el estado Táchira comparte tierras con el estado Mérida y su Páramo de Mariño, incluso la laguna Los Lirios es compartida por estas dos entidades a través de una línea imaginaria satelital. El cuerpo de agua Los Lirios está rodeado de casas que dividen sus terrenos con muros de piedra extendidos hasta la orilla, en donde nadan algunos patos silvestres. La zona montañosa es muy tranquila, existe gran diversidad de aves pequeñas y ganado que transita en el pasto delimitado por cercas. En ocasiones se escuchan algunos cascos de caballo con su jinete, quién transporta costales de verduras. También se evidencia transporte rústico pues la carretera lleva a Bailadores.

San Simón guarda otros lugares por caminos dentro del bosque y algunos atajos a campo abierto. El gran verdor de las montañas se aprecia si no hay neblina. Los trapiches son de gran importancia para el procesamiento de la caña de azúcar. El lugar es calmado no hay ruidos fuertes solo el sonido de la naturaleza. Simón Rodríguez merece ser visitado, en este municipio se recuerda varias costumbres de los pueblos andinos.

Yoser Linares – https://yoserviajero.wordpress.com

Los Pozos de Ayacucho, San Juan de Colón

Fotografía: Diego Cegarra

La ciudad de las palmeras, zona fronteriza, tierra agrícola y de recuerdos indígenas. 29 de noviembre de 1831, San Juan de Colón su capital. “Cuna de heroicidad, con San Félix un pueblo que hace historia, y San Pedro un rinconcito colonial” aquí “nuestras etnias dejaron un legado”. En ambos lados de la carretera Panamericana [Troncal 01] con sus paisajes: montañas con forma de volcán, quebradas para darse un chapuzón, senderos por explorar. Ayacucho, paraíso inmortal.

Extendido en dos ambientes naturales diferentes a las montañas andinas del estado Táchira, se encuentra el municipio Ayacucho. Su capital está ubicada en una pequeña meseta, según vista por primera vez en 1548. Este lugar se ha transformado en un pueblo con aires de ciudad pues abundan los comercios alrededor de la plaza Bolívar. Quien vaya directo a Colón, tal vez afirme que hay poco por hacer allí. Sin embargo, Ayacucho guarda varios lugares para compartir con la familia; para los más aventureros, el deporte extremo también se encuentra en la zona. Visitar el municipio debe hacerse entonces por cada una de sus tres parroquias. El recorrido puede iniciar de distintas maneras pero la autopista San Cristóbal – La Fría es la mejor guía tomando algunos atajos.

Quien parta desde la ciudad de cordialidad encontrará dos zonas de acceso para dirigirse a la ciudad de las palmeras. Michelena, por la parte alta; y Lobatera, por la parte baja… En descenso por leves curvas, luego de pasar el poblado de Lobatera, la carretera se amplía en un paisaje semidesértico de montañas desnudas con pequeñas aberturas y estratos. Allí predominan los matorrales y plantas espinosas. En la carretera se pasan algunos puentes, en ocasiones desapercibidos. Tal vez y falta uno, por las noches. Un canal en desvío hacia la derecha debe tomarse pues antes de llegar a Colón se debe conocer la famosa joya colonial del estado Táchira.

Calles de piedra por San Pedro del Río Fotografía: Yoser Linares

Luego de pasar por debajo de otro puente aparecen dos direcciones: la de la izquierda, dirige al Vallado con vía a Ureña; la de la derecha, a la primera parroquia de Ayacucho, San Pedro del Río. Conocido anteriormente como aldea Río de Las Casas, este lugar se conserva luego de algunas remodelaciones y es zona de interés para el turista. Calles de piedra, casas con fachada colonial, y varios servicios hacen al pueblo acogedor con su gastronomía; por ejemplo, no se olvida el Restaurant «La Casona de Los Abuelos», o la Dulcería «Ramírez». Todo sin dejar de comprar artesanías en aquellos locales como Artesanías «Los Morales» o Artesanías «Los Alfareros».

Allí, La plaza es el centro de reunión, para los que van solo por un trago en la recordada Bodega «La Perla de la esquina»; para los niños, en el paseo La Chirirí de las cabalgatas a caballos pueden disfrutar cerca de la quebrada La Chirirí que dio origen al nombre del pueblo.

Este tradicional espacio se ha ganado su buena fama, pues termina siendo la opción más común para los viajes cortos de fin de semana. Algunas cosas se recuerdan como la quema de pólvora; mientras tanto, el Dr. Carlos Mora se ha encargado de narrar historias con algunas vivencias en su libro «Evocando el recuerdo. Historia de mi terruño San Pedro del Río». Luego de recorrer las pocas calles pareciera que todo acaba pero no es así, detrás de la iglesia San Pedro Apóstol la ruta puede continuar con sus pozos, cascadas, y cuevas.

Los habitantes de esta localidad agradecen a los esposos José Basilio Guerra y Teresa Morales de Guerra la donación del reloj para esta iglesia (1973)

Empieza el ascenso, las calles de piedra se abandonan para comenzar por cortas cuestas, ya San Pedro del Río se observa desde arriba e incluso la meseta donde está San Juan de Colón. Así se comienza la dirección a la (1) aldea Los Palmares. En el lugar se observan casas rurales en abandono, y otras habitadas con sus perros y gallinas. Desde esta vía se puede hacer un recorrido de trekking al cerro El Morrachón con su forma de volcán. Ahora, sin salirse de la vía principal se podrá encontrar el pintoresco mural con el nombre «Centro Turístico Pozo Azul». Allí, una bodega se encuentra con otra área para el juego de billar; varias personas que pagan a operadoras turísticas llegan para cambiarse y empezar la aventura con el canyoning, pues cerca de la bodega está el sendero hacia la quebrada Cueva Helada.

Desde la bodega entonces, al bajar por un pequeño solar [parte trasera de la casa] se va a la Cueva Helada. Aparecen algunos pozos de poca profundidad usados por algunas familias aledañas al sector para disfrutar del sol, y preparar alimentos en fogones improvisados. Caminando quebrada abajo se observan pequeñas caídas de agua. Todas funcionan para la práctica del deporte extremo ya sea barranquismo o canyonig. La cascada La Niña parece ser la más alta. Así se puede transcurrir el día…, aunque es necesario tener precaución en la visita pues ya han ocurrido muertes por imprudencia al caminar donde no se debe.

De regreso, se puede continuar por la vía para ir a otros pozos. Por lo que, al llegar a un sector más habitado, donde se encuentra una capilla, se puede preguntar la dirección al pozo Azul de Las Adjuntas, llamado así porque el río El Riecito que lo vierte nace de la quebrada Grande y la quebrada Cueva Helada. De esta manera, se forma el profundo pozo colorido de agua fresca. Para llegar a él, debe caminarse entre senderos e incluso por una enorme laja. Cercano al pozo, más abajo, brotan las “aguas azufradas”. En esta zona hay varias rutas alternas a los pozos azules.

Cerca también se encuentra el pozo Venteadero con su ejemplar salto de agua. Diferentes aldeas rurales se distribuyen por la zona e incluso con dirección a Colombia se puede ir… Continúa la visita a San Juan de Colón al cual se puede llegar por la (2) aldea El Peronilo (por allí hay se relata acerca del mono de la quebrada Blanca); sin embargo, para que no haya extravío lo mejor es regresar de nuevo a San Pedro del Río. Si es muy tarde, aquellas posadas como Posada «Mi Vieja Escuela», Rancho «Don Sinfo», o  Posada «El Balcón» con su piscina pueden servir de hospedaje.

Tomando el camino antiguo a San Juan de Colón o mejor el retorno a la carretera Panamericana, con dirección norte, aparece el viejo recinto de la Tasca Restaurant «El Paisa» y un pequeño monumento para indicar los números de servicio de grúa. Continuando, se debe pasar por una gran abertura donde las paredes de sedimento se cubren de mallas para evitar los deslizamientos de rocas. Al continuar, se divisan algunas viviendas sencillas con aspecto de asentamiento irregular. Más adelante en la vía principal, para entrar a la capital del municipio se debe ir por la avenida Luis Hurtado Higuera.

La ciudad de las palmeras, San Juan de Colón Fotografía: Yoser Linares

En la avenida se encuentra la plaza El Educador, algo deteriorada, adaptada con grafitis y usada para algunas acrobacias en patineta. Cerca el IUT (Agroindustrial), extensión de la zona norte del Táchira; y el Hospital Colón. Al finalizar la vía principal se encuentra el cementerio municipal de Colón: un espacio para el historicismo. Almas milagrosas, la pierna encantada o historias de ultratumbas son escasas en el llamado cementerio de San Juan de Lobatera pero en cuanto a los monumentos funerarios puede decirse otra cosa, ya que son considerados Patrimonio Cultural Monumental. Estas estructuras arquitectónicas: túmulos, templetes, cipos…, fueron construidas por familias fundadoras, la mayoría pertenecientes según el Lic. Samir Sánchez: “a la primera inmigración intensiva europea en tierras tachirenses, que se dio a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. Familias españolas, italianas y francesas como los Anselmi, Sardi, Mazzei, Cazabone, Cardi, Segnini, Paolini, Giusti, Maget, Guglielmi, Pasci… Estatuas en mármol, lápidas epigráficas, y estilos neoclásico y ecléctico que reúne detalles del arte clásico, gótico y barroco se pueden apreciar tan solo al borde de la línea central que atraviesa este cementerio levantado en 1852”.

Retomando el recorrido, dentro de la sencillez queda por comentar otras cosas. En San Juan de Colón, no se olvida el Hotel «Las Palmeras» con su piscina. Además, hay varias plazas… Un poco de historia en la plaza Sucre, y se entiende el por qué este municipio recibe el nombre de Ayacucho. Bajo relieve, figuras ilustrativas homenajeando la Batalla de Ayacucho: “La obra del general Sucre. La disposición de ella ha sido perfecta y su ejecución divina… Ayacucho, es la desesperación de nuestros enemigos. Ayacucho, semejante a Waterloo, que decidió los destinos de la Europa, ha fijado la suerte de las naciones americanas” indica la placa en la estatua ecuestre del “Gran Mariscal de Ayacucho”.

Por esta plaza se ven algunos comercios y se observa el mercado. Como dato interesante, frente a la plaza está la Escuela «Francisco de Paula Reyna» con  la piedra del mapa, la cual conserva un mitograma exclusivo de figura femenina; puede significar el nacimiento de algún Dios o personaje importante. También “serpientes enrolladas y comenzando a desenrollarse, caras de indios” son algunos de los pictogramas que se aprecian en  el monumento. Además, se comentan historias relacionadas con la avaricia durante el gobierno de Eustaquio Gómez y un posible tesoro que oculta la piedra. Finalmente, este petroglifo “es una de las pocas reliquias que tenemos de nuestros antepasados los indios Chinatos de la tribu de los Caribe” así relata el antropólogo Anderson Jaimes. Todo lo anterior es una muestra, de la importancia de los petroglifos, y en el municipio Ayacucho hay varios.

Aún en el casco central, por la carrera 8, la Casa de la Cultura «Pedro Antonio Ríos Reyna» es el espacio donde niños y jóvenes se nutren de arte y música. El nombre del lugar se debe al músico y cultor Ríos Reyna, quien formó parte de la Orquesta Sinfónica de Venezuela e hizo del violín su instrumento de enseñanza. Las instalaciones un poco descuidadas llevan en sus pasillos varios cuadros recordando eventos importantes de la ciudad de las palmeras y en otras regiones del país.

Ahora por la iglesia San Juan Bautista, “el Santo que todo lo da”. San Juan, patrono del municipio tiene junio como mes de celebración para los ayacuchenses. Al frente de la iglesia se halla la plaza Bolívar adornada con plantas aracáceas. Sin embargo, «se acaban las palmeras en San Juan de Colón» menciona Daniela González ya que “al pasar de los años se secan o el viento las tumba… en la plaza Bolívar ya han dejado de existir más de 10 palmeras; en la plaza Sucre se han caído 5…, cada día es más escasa la vegetación que queda en este lugar”. El chaguaramo (roystonea oleracea) es símbolo de abundancia para el municipio, en su bandera aparece en el centro rodeado de dos ramas de laurel indicando: «triunfo, victoria, grandeza y poder».

Luego de historia y cultura, se retoma la aventura pues en el mismo poblado hay rutas por describir. Otras zonas como pozo Tanque o la cascada La Tampacala (reconocida popularmente como La Cúspide), la cual tiene un difícil acceso pero por su altura merece ser visitada. Son varios los puntos de referencia que deben pasarse para llegar a la cascada en el siguiente orden: las casas de los guardias nacionales, el almacén de las bombonas de gas, la Bodega «Los Teodoritos» o el “llenadero de agua San Juan”…, todos ubicados cerca en la (3) aldea Paraguay… No hay perdida después de encontrar el puente que comunica con la parte baja de la aldea se inicia la caminata. Al final vistas panorámicas del pueblo se observan en esta ruta de montaña.

Es interesante saber cómo aún continúan los sistemas tradicionales para la recolección del agua. A pesar que Hidrosuroeste es el encargado de distribuir al agua potable. En sectores de Colón se cuenta con aguas rurales, Paraguay es uno de ellos sin olvidar la (4) aldea La Colorada y la (5) aldea La San Juana. Así a casi 1.128 m.s.n.m. aproximadamente se encuentran algunos canales rurales, diques de captación y demás obras.

Retomando los detalles, lo natural de este sendero y sus verdes coloridos. Varias frambuesas silvestres por el camino; con suerte se ve la tarántula andina (xenesthisimmanis), y algunas nacientes de agua hacen esta ruta algo diferente. La cascada La Tampacala [Cúspide] se encuentra dentro de un bosque lluvioso tropical, así el municipio Ayacucho deja un lado las montañas andinas para introducirnos en la selva húmeda; sí, como si se estuviera en el Amazonas. Sigue el sendero. Algunas aldeas cercanas, y cerros conocidos por la mayoría que vive allí: cerro La Colorada, cerro Los Loros, cerro La Urbina, cerro El Blanquizal… Algunas escuelas, fincas bien levantadas, casas rurales modestas pueden encontrarse en el camino que va perdiendo forma a medida que se avanza. No se puede olvidar pasar por El Caney del Indio.

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Al fin, se consigue la cascada La Cúspide con casi 100 metros de altura, es considerada hasta el momento la caída de agua más alta en el municipio Ayacucho, “la Gran Sabana de los Andes tachirenses”. Naturaleza virgen le llaman algunos. No puede faltar un baño aunque el agua es fría, y las piedras babosas. Todo esto se esconde en algunos senderos… El camino continúa, incluso se puede subir hasta la caída de agua. Sin duda, el lugar es misterioso por lo poco transitado, y por sus encantos que conectan con el cerro La Urbina. Así relata Gustavo Hevia. Todo es un buen ejemplo de los lugares que esconde la naturaleza. Ahora, para los que buscan ir a lugares más cercanos, la quebrada La San Juana puede ser opcional…

Se despide la capital del pueblo considerando la autopista San Cristóbal – La Fría hacia el norte. De nuevo tramos por la montaña con algunos locales como el Desarrollo Turístico «Mi Viejo San Juan» y la Tasca Restaurant «El Viejito». Cercano a él, otra ruta para balnearios naturales como pozo Tobogán. Siguiendo el kilometraje un aviso informa algo importante: Aquí inicio la construcción de la carretera central del Táchira. “primer eslabón de la rehabilitación gomecista (1910-1914)”. Continuando, se encuentra la división de la carretera vieja a la derecha; y la de la autopista a la izquierda, la cual debe tomarse. Al margen aparecen algunas casas con venta de frutas como el mamón o el zapote; mientras que otras adornan por completo su fachada con utensilios elaborados en aluminio. Al finalizar la leve pendiente entre curvas, la vía se amplía y se observa una redoma muy pequeña a la derecha.

En la historia San Félix con su «Gran Ferrocarril del Táchira» Fotografía Yoser Linares

San Félix pueblo que hace historia nació  de la mano del ing. Loinas Sucre quién trazó las primeras calles. Conocido anteriormente como Cara e’ Perro, por la forma topográfica que tiene la meseta donde se ubica, San Félix crece y queda en el olvido con la historia del «Gran Ferrocarril del Táchira». Hoy, solo quedan algunos recuerdos físicos: un vagón, la última estación Táchira, y la línea del tren compuesta por un túnel y varios puentes. La cercanía a la Panamericana [Troncal 01], y el paso constante de motos hacen ver a este pueblo un poco inseguro para el visitante; sin embargo, con precaución, pueden conocerse algunos balnearios como los pozos de San Félix, las aguas azufradas, y conversar, si se corre con la suerte, con algún trabajador o historiador del antiguo ferrocarril.

Así de sencillo es San Félix, en toda la entrada del pueblo hay una caja de cristal conservando la imagen de la Virgen del Carmen, patrona de la parroquia Rivas Berti por lo que el nombre de San Félix, mártir africano, sólo fue un favoritismo personal del Mons. Tomás Antonio San Miguel que cambió la toponimia de Cara e’ perro.

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Si se desea conocer el túnel del ferrocarril, está cerca del balneario de San Félix. Este tal vez no sea el favorito de muchos pero para los días de calor es favorable llegar al lugar. Algunos kioscos deteriorados son las marcas de las fuertes crecidas. “Este lugar era más bonito, tenía varias casitas para la venta de comida pero el río se las llevó”, comentó una Sra. que vivió en una de las casas a orilla de la autopista donde se aparece la mujer de negro. En cuanto al ferrocarril, personajes como Zoila Martínez de Castro, el Dr. Leonardo Ruiz Pineda, y Mons. Miguel Antonio San Miguel por nombrar algunos atravesaron el modesto túnel de montaña de 36 metros, hoy solo es refugio de animales nocturnos… Túneles, puentes, alcantarillas aún se encuentran como leyenda viva del «Gran Ferrocarril del Táchira». “Huella imborrable de un pasado histórico que traspasó frontera” indicó Alexandra Torres.

Con más información del ferrocarril, en su antigua estación convertida en la Escuela Bolivariana «San Félix», pequeñas piezas han sido encontradas por pescadores recordando a la antigua máquina que levantó al pueblo, que permitió mayor comunicación de San Cristóbal con el exterior, y que aceleró el crecimiento económico. Así los viajes a lomo de mula cesaron, y las entradas/salidas con pasaporte a Colombia disminuyeron. 1913 es el nacimiento de la locomotora en el Táchira, Pedro Nolasco, y sus tierras; Benito Roncajolo, y sus familiares; accionistas de localidades vecinas; y obreros (maquinistas, carboneros y cargadores de leña) dieron vida a los aproximados 119 km de la máquina de vapor desde Encontrados pasando por La Fría – El Guayabo (estaciones intermedias), y por Calvario, Valderrama, Laureles, Sal de Reyes, Orope, San José…, (estaciones secundarias) hasta la estación central del Táchira: San Félix. Ese era el recorrido del ferrocarril por encima de muchos ríos: La Blanca, Uraca, Lobaterita…, y atravesando las montañas tachirenses.

Se construyó con el tiempo la reconocida autopista para culminar la Panamericana [Troncal 01], y la visión futurista de llevar el ferrocarril hasta San Cristóbal quedó en el olvido. El final de funcionamiento: 1955. Así cuentan Hernán Hernández y Margot Escalante. Más de 100 años han pasado, algunos tramos del ferrocarril permanecen visibles. Lamentablemente no se pensó conservar este medio de transporte para fines turísticos: conocer el funcionamiento del tren, pasear en él y entender la importancia del comercio son algunas ideas. Solamente se puede revivir la historia junto a sus personajes y graves acontecimientos: accidentes, robos, muertos, ¡todo ocurrió! A través de la tradición oral de los que trabajaron para la compañía, de los que escucharon cuentos sobre lo que pasó en los vagones, y de los que hoy aún se interesan sobre el «Gran Ferrocarril del Táchira»: “nervio motor de la economía tachirense”.

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De regreso al recorrido, ya para la salida del municipio algunos tramos de la autopista están constituidos por puentes para pasar ríos. El paso de vehículos no es el único uso que tienen estas estructuras, por ahí cerca balnearios como Primer Puente y 5 puentes o el Pozo del Amor donde algunos se dan un salto al agua; mientras que otras personas practican el rapel (operadoras turísticas ofrecen cursos básicos para aprender sobre el ascenso y descenso en cuerda). Finalmente, así termina todo por Ayacucho con su extensión de casi 484 km2 de superficie, municipio frontera de 26 aldeas agroturísticas con diferentes balnearios, solo es cuestión de preguntar y caminar un buen rato bajo el sol de los andes tachirenses para llegar a los pozos azules de Ayacucho.

Yoser Linares – https://yoserviajero.wordpress.com

¿Qué llevar para viajar en bus?

Viajar en autobús, tal vez sea una de las formas de viaje menos agradable para algunas personas pues la comodidad es menor. Tener que compartir con personas desconocidas y llevar el equipaje con el de otros pasajeros puede producir preocupación; sin embargo,no todo es malo, simplemente se debe ser precavido. Cualquier espacio público al que vayas puede ser inseguro pues realmente no se conoce las intenciones de las personas.

De manera que viajar solo o acompañado en viajes públicos, requiere de alistar bien todos las cosas. Así, el uso del llamado equipaje de mano es necesario. ¿Cuál es el tamaño ideal del equipaje de mano? Hay pasajeros quienes consideran llevar algo grande mientras que otros llevan algo pequeño. Todo dependerá de la comodidad, y de las cosas que se consideren necesarias; sin olvidar que debes estar pendiente de él pues si te quedas dormido podría desaparecer. Ubica tu equipaje en un lugar visible y accesible. También, para viajar en bus debes llevar ropa cómoda. Teniendo presente lo anterior, aquí un listado de 10 cosas para viajar en bus:

1 – Dinero. Es evidente que para cualquier viaje tengas que llevar dinero pero considera que el presupuesto que hayas planificado se puede modificar ante una eventualidad, por lo que, es mejor como el lema de la compañía de seguros “es mejor tenerlo y no necesitarlo, a necesitarlo y no tenerlo”. Considera llevar suficiente dinero en efectivo, y gastar el menos que puedas. ¿Se te antojo algo? ¿Es necesario? Piénsalo ¿tacaño o ahorrador?

2 – Documentos de identificación. ¿Eres venezolano? ¿Eres extranjero? ¿Eres estudiante? ¿Eres profesional? Pues demuéstralo a las autoridades, y no se vale decir que dejaste tu documento de identificación atrás en el guarda equipaje. Y si se te ha ocurrido la brillante idea de viajar sin documentos, al menos lleva testigos que aseguren que no eres buscado por algún delito; es decir tus compañeros de viaje. Evita pasar malos ratos con cualquier tipo de autoridad para ellos no hay excusas pues simplemente es su trabajo.

3 – Medicamentos. Si sufres de alguna alergia, o estás en tratamiento. ¡No olvides la medicina! Pues tu salud es importante. No es que tengas que llevar un botiquín de primeros auxilios en el equipaje de mano; sin embargo, considera que puedes sufrir de nauseas, dolor de cabeza, dolor de espalda o incluso no poder dormir. De Manera que, considera llevar al menos medicamentos antihistamínicos, analgésicos, antiinflamatorios e incluso para conciliar el sueño.

4 – Útiles personales. ¡Solamente los necesarios! Hay quienes se preocupan por la apariencia mientras que otros no. Sudor, lagaña, mal aliento temporal, es lo que consigues al despertar sumando un mal peinado ¿Quieres que otras personas te vean así? Considera entonces llevar al menos, cepillo/pasta dental o caramelos mentolados, alguna loción corporal y un peine. Por supuesto, las mujeres dedican más tiempo a su apariencia así que los útiles personales pueden incrementar acompañados de un espejo pequeño.

5 – Recipientes. Un término general para entender las múltiples opciones referentes a hidratación y alimentación. Teniendo claro que debes llevar agua y algún refrigerio. Considera llevar un recipiente para recargar agua o cualquier bebida. Por ejemplo, si compras alguna bebida pero es de envase retornable y no hay vasos ¿cómo la llevas? Si no tienes efectivo pero quieres pedir un poco de agua para llevar ¿En dónde la llevas? Igualmente puede suceder con la comida. Por ejemplo, se te antojo algo para comer por el camino y no tiene envoltorio ¿cómo lo llevas? Tener un recipiente de plástico podría servir.

6 – Abrigo ¿Qué es peor aguantar frío o calor? Al menos si te da calor puedes considerar quitarte alguna prenda y guardarla; El abrigo que consideres dependerá de tu atuendo. Utiliza pocos accesorios y prendas de vestir con telas cómodas. Es cierto que el uso de mantas ocupa mucho espacio; todo dependerá del frío que puedas soportar. También puedes dividir el abrigo por cada área corporal; Por ejemplo, para los pies, varios pares de medias, para la cara, un buff o pañoleta; y para las manos, un par de guantes. Si eres intolerante al frío pues lleva todo lo anterior, y te envuelves como una momia.

7 – Opción de bolsas resistentes. Lleva guardado un espacio adicional para guardar alguna prenda que te quites, o guardar cualquier cosa incluso comida. Las bolsas plásticas siempre serán imprescindibles por eso siempre escucharás o dirás: “No tiene una bolsa que me regale”. Hasta para eventos desafortunados, pues si te dieron ganas de vomitar puedes también usarla.

8 – Algo con qué limpiarte. Vas a comer, vas a sudar: necesitarás de un pañuelo. También probablemente sientas la necesidad de ir al baño. Por lo que no te puedes olvidar: papel higiénico, servilletas, toallitas húmedas, o la mismísima prenda íntima que lleves. Todo lo anterior, puede ser válido, y son opciones si te has olvidado del pañuelo o el papel higiénico.

9 – Multicontacto triple aterrizado. Mejor conocido como “T”, es una un aparato con la misma función que una regleta eléctrica. ¡Te va ser muy útil, y sorprenderás a otros viajeros! Pues al tener que buscar una toma de corriente eléctrica para cargar el dispositivo móvil, la cámara fotográfica, o cualquier aparato electrónico; probablemente la encuentres ocupada. Pues todos los que van de viaje llevan sus equipos. Con la conexión T, podrás ampliar la conexión y no tendrás que bajarte rápido del bus para ser el primero en buscar un punto de carga.

10 – Algo donde anotar y con que escribir. Finalmente, si eres detallista no olvides anotar todo lo que observes y todo lo que escuches, pues más adelante podrías olvidarlo. Recuerda que lo mejor de un viaje es recordar todas las experiencias para luego poder contarlas a otras personas. En el camino encontrarás varios paisajes, sitios de interés e incluso nuevas personas. Una dirección o un número de teléfono importante que pierdas por no tener donde anotarlo sería muy triste. Así que lápiz y papel a la mano.

¿Crees que falta algo imprescindible? Comenta entonces y ampliamos el listado de cosas que llevar para viajar en bus.

Yoser Linares – https://yoserviajero.wordpress.com

Las típicas poses en las fotos de viaje

El bum de la selfie en todas sus modalidades con el uso o hasta antes de las cámaras frontales no es solo el único tema que puede sobresalir en las fotografías de viajes. Tomarse una “pic” [picture] para algunos viajeros requiere de tiempo y concentración en donde estar de pie, sentado o acostado no es aceptable, pues se requiere de otras poses más creativas. A continuación 5 típicas poses que solemos hacer para tomarnos una fotografía:

  • “Manos al aire”. Con los brazos extendidos y mirando para el cielo.
  • “Como si no me diera cuenta”.
  • Saltando

Cuando se va de paseo a cualquier lugar, indudablemente la foto no puede faltar. Tomarse fotografías se convierte en obsesión, y algunos en sus redes sociales suben un montón.

  • Foto detalle. Cuando nos aburrimos de las fotos faciales y corporales. Se recurren a las manos y pies.
  • Con la bandera.

Si estás pensando en fotos creativas para subir en redes sociales. El listado puede incrementar. Adictos a la fotografía han usado la creatividad a través de la ilusión óptica y otras técnicas artísticas de fotografía. Algunas de las poses típicas poses en las fotos de viaje se han popularizado a través de los likes  y me gusta en RRSS.

Yoser Linares – https://yoserviajero.wordpress.com

Ciclopaseo: modalidad recreativa que es tendencia

Una actividad recreativa tan en boga en la actualidad, como el ciclopaseo, se ha convertido en una forma diferente de hacer turismo, que invita a redescubrir las rutas urbanas y naturales del Táchira.

Los ciclopaseos son una modalidad de ciclismo no competitivo, de tinte recreativo, que se ha convertido en una tendencia dentro de los practicantes y aficionados a este deporte en el Estado y además, es también un medio que sirve para admirar, en cada pedaleada, los diferentes destinos turísticos de la región, lo único que se necesita es prepararse sobre las dos ruedas y un gran espíritu aventurero.

En muchas ciudades del mundo son promovidos los ciclopaseos, pero como una alternativa ecológica dentro de lo urbano, que no es una excepción en San Cristóbal, sin embargo cada fin de semana es el más esperado por los ciclistas para planificar las rutas largas.

Casi como una tradición, cada domingo las carreteras se llenan de ciclistas que se reparten en diferentes rutas, algunos optan por recorridos ligeros como el tramo que lleva a Chorro El Indio o Peribeca, mientras que otros prefieren recorridos más largos y distraerse con un paisaje desértico en las Minas de Lobatera.

También existen rutas que ameritan una mayor planificación como la tradicional Peregrinación al Santo Cristo de la Grita en bicicleta, en la que cada año que pasa, son más los ciclista que se unen a ella; y el recorrido que se organiza en la represa La Honda, donde además de transitar el verde paisaje, permite vivir una experiencia diferente al adentrarse por un largo y oscuro ducto en desuso.

Si bien esta actividad permite conectarse con esos lugares, según Jacobo Rivera, ciclista del grupo Rock & Bike de Táriba, el ciclopaseo “también es una experiencia de salud, una buena oportunidad para compartir con los amigos, hacer fotografía, mantenernos sanos, más jóvenes de espíritu y con una actitud positiva”.

El impacto en la salud es otro de los beneficios que no se pueden obviar al momento de montar en bicicleta, Orlando Ramírez ciclista de Rock & Bike y profesional del área de la salud, señala que “el cerebro se oxigena más y permite pensar con más facilidad, además este ejercicio físico libera la llamada hormona de la felicidad, la endorfina, convirtiendo el montar en bicicleta en uno de los antidepresivos más naturales”.

El ciclopaseo es una forma de aventurar, de hacer turismo de manera diferente para redescubrir el gran panorama urbano y natural de del Estado Táchira, en el que no puede faltar una cámara y aprovecharlas diferentes herramientas digitales de medición de estadísticas deportivas,para tener un registro completo en cada viaje. 

Peregrinación al Santo Cristo: un reto espiritual y mental más que físico  

Jonathan Gómez – jonathanosaru@gmail.com

Son cientos de personas las que año tras año deciden emprender una odisea contra el físico y las fuerzas de la naturaleza, sin más que su voluntad y algunos pocos atavíos propicios para dicha gesta. La peregrinación al templo del “Santo Cristo de La grita” es una tradición que se encuentra fuertemente arraigada en las costumbres del pueblo tachirense.

Muchos realizan este viaje por motivaciones estrictamente religiosas y empujados por su profunda fe en el patrono del estado Táchira y como forma de pago de promesas realizadas al mismo. Por muchos años los creyentes han tomado las carreteras del páramo para llegar hasta la excelsa población de La Grita, provenientes de los más diversos rincones del estado –e incluso en ocasiones de afuera del mismo-, siendo la ruta más tradicional la que comprende el trayecto que inicia en la ciudad de la cordialidad y cruza el páramo.

La Caminata por lo general se realiza en los días previos al día central de las celebraciones patronales, el 6 de agosto de cada año. Son muchas las agrupaciones que se encargan de organizar y colaborar en la realización de la misma, así como también participan las fuerzas vivas del estado para garantizar la seguridad y bienestar de los peregrinos.

Cada peregrino se prepara a su placer para la misma, ya que la travesía comprende por lo general una caminata de más de 80 km en una sola jornada –ni los peregrinos de Compostela, ni los atletas del maratón de las arenas en el Sahara afrontan etapas tan largas-, con la siempre presente posibilidad de lluvias intensas y heladas repentinas en los altos del Páramo del Zumbador, así como también las vistas maravillosas de los cielos estrellados cuando el clima lo permite, o los amaneceres plateados en las vías de la carretera, las duras y extenuantes escaladas o descensos por las diversas “trochas” que se han preparado a lo largo de los años para acortar el camino.

Sea como quiera que el peregrino se haya preparado para la larga marcha durante las 12 a 14 horas que promedian los más veloces de ellos, es más un reto mental y espiritual que un reto físico. Siendo la voluntad y la fe el principal combustible para completar la trabajosa travesía que se ve recompensada con la llegada al templo y la vista de la imagen milagrosa del Cristo de la Grita y la satisfacción de haberla realizado, y seas o no creyente, la energía del lugar te va a sobrecoger e inundar de ánimo.

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Rosales en la vía del páramo

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Basílica del Espíritu Santo 

 

Los administradores de esta página hemos sido participes de esta tradición por más de 4 años, participando en ella a pie y en bicicleta. Les invitamos a celebrar la tradición del pueblo tachirense y visitar la población de La Grita y al “Cristo del rostro sereno”.

Peregrinación al Santo Cristo en bicicleta: cómo el pavimento te muestra de qué estás hecho.

Jonathan Gómez – jonathanosaru@gmail.com

Despiertas, es domingo al amanecer, ves por la ventana de tu cuarto y observas la fuerte lluvia que cae sobre la ciudad. Te sientas en el borde de la cama a ver la lluvia caer mientras una vocecita al costado tuyo dice «a dormir de nuevo, mucho frio y lluvia para salir», pero recuerdas que has esperado este día durante todo el año, y has empleado muchas horas de entrenamiento para este día.

Saltas de la cama y te vistes, licras, medias, botas, franela, guantes, casco y rompevientos. Desayunas y saltas sobre tu bicicleta. La lluvia se detiene el suficiente tiempo para terminar de convencerte que es hora de salir. En el asfalto te encuentras con tus amigos y compañeros de ruta. Y comienzas la tarea descomunal de pedalear durante 80 Kilómetros continuos y durante largas horas.

¿El destino? La población de la Grita,  centro de las festividades patronales del estado. Para llegar, hay que escalar primero el Páramo del Zumbador a más de 2500 m.s.n.m. y a la mitad del camino.  Aún con el pecho lleno de voluntad emprendes el ascenso, pero claro, la ruta no te lo iba a poner fácil, ¿Qué creíste que esto sería un paseo dominical cualquiera? No señor, la lluvia te acompañaría todo el camino, derramándose sobre todo tu cuerpo, haciéndolo más pesado, más lento. Aun así ruedas, ruedas sin parar.

Los kilómetros se van acumulando, sigues rodando, pedaleas sin descanso, vas encontrándote con compañeros anónimos en el camino, algunos dejan de ser anónimos y se convierten en amigos del camino. Sigues rodando y el cansancio comienza a aparecer, cuando crees que vas a abatirte, AC/DC comienza a sonar en tu MP3 y te repites «escuchando Thunderstruck, no puedo rendirme» y continuas pedaleando con fuerza.

Te acercas a los últimos 10 kilómetros para llegar al Zumbador, es una odisea solitaria, solo vas tú, tu música y tu cansancio. Pedaleas más, y más, cuando faltan solo unos pocos kilómetros para coronar el puerto de montaña, un pedal se daña y te provoca una lesión en la rodilla, incluso así sigues pedaleando, y decides tomar un atajo, un atajo que resulto no ser la mejor elección y al final de él llegas a la cima, que resulta ser solo la mitad del camino, pero la mitad más difícil y agotadora.

Sientes el renovador fuego de la satisfacción hinchar tu pecho. Pero debes continuar, luego de un descanso, te preparas para continuar con el largo recorrido a cumplir, 40 kilómetros más de descenso lleno de curvas cerradas, rectas interminables y  adrenalina. La lluvia sigue persistente, el pavimento esta resbaloso, lleno de baches, el frío congela tus articulaciones, la rodilla no deja de recordarte a cada pedalazo que esta maltratada, y pese a eso, el viento en el rostro, la sensación de libertad y velocidad, y la sangre hirviendo de emoción hace que todo lo demás se olvide, habías pedaleado durante horas e incontables kilómetros para llegar allí y disfrutar de ese placer.

Ruedas como un bólido imparable –Y hasta insano- junto a tus amigos en una fila india durante una hora. Llegas al fin a tu meta, encuentras luego de un corto ascenso el templo dedicado al “Cristo de La Grita”, el del rostro pacifico. Cruzas los portones con una mueca en el rostro dividida entre el dolor y el placer. Te dice en silencio, para ti ¡Lo he logrado!  , luego de rendir tus respetos a la deidad del templo, te sientas junto a tus amigos y compañeros de aventura a compartir las impresiones sobre la larga jornada en medio de las risas y cansancio.

En un momento de introversión, llegas a la conclusión que esta inusual gesta, la lograste no por tus amigos de toda una vida, no por esos anónimos que en el recorrido pasaron a dejar de serlo, mucho menos por esos que continuaron siendo anónimos de principio a fin, no lo hiciste por impresionar a nadie más. Lo hiciste solo por ti y para ti, para enorgullecerte de tus fuerzas internas, para aceptar que puedes flaquear y sentirte débil pero dentro de ti habita ese fuego que te impulsa adelante y esa satisfacción no puede quitártela nadie, te das cuenta que disfrutas mucho de esas pequeñas victorias; que al final, son las que cuentan. Y cuando despunta el día, subes tu corcel de aluminio al camión y emprendes el camino de vuelta a casa para disfrutar de un merecido descanso.

 

Las mejores 5 app para aventureros

Al emprender una ruta muchas veces recibimos las señales no medibles que nos envía nuestro organismo, como el cansancio o el hambre, pero si queremos ir más allá y obtener los datos medibles en cuanto a nuestro entorno, detalles de nuestra ubicación, nuestro recorrido, entre otros, existen diferentes instrumentos a través de los que podemos obtener dicha información.

Pero adentrarse en la naturaleza con el menor peso posible en una mochila, ha llevado a los excursionistas a optar por lo compacto de los teléfonos celulares inteligentes de nueva generación, que gracias a su sistema de geolocalización y con la ayuda de diferentes aplicaciones, pueden arrojar los datos de navegación que necesitamos de todas las travesías.

Basándose en la premisa de que las nuevas tecnologías transforman el mundo de los individuos de la misma forma que, cambian la percepción del mundo que tienen los individuos, todos estos instrumentos de medición que se facilitan para dispositivos celulares a través de la Google Play Store, ayudan a tener una perspectiva diferente de cada contexto en cada ruta.

Entre las aplicaciones más populares se encuentran:

 

Wikiloc (Gratuita)

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Esta aplicación es una de las más usadas y para la fecha conforma una comunidad de más de 2 millones de usuarios, dicha aplicación permite a los excursionistas almacenar y compartir rutas al aire libre desde diferentes categorías, ya sea senderismo, ciclismo, caminata, motociclismo, caballo, deportes acuáticos, entre otros.

Las rutas de esta herramienta se muestran a través mapas de Google Maps y además de compartir información importante como kilometraje, dificultad técnica, coordenadas, altitud, también se pueden compartir fotografías, siendo también una aplicación muy fácil de usar y ocupa muy poco espacio en la memoria del móvil.

(No requiere conexión de datos)

Strava (Gratuita) actualizacion-strava-con-auto-pause-1STRAVA-LOGO

Es una aplicación más dirigida a deportistas y corredores, que además de arrojar datos del exterior, también contabiliza datos como la frecuencia cardiaca, la cadencia y la potencia.

Strava – que significa esfuerzo en sueco – es una aplicación que funciona en forma de red dónde los datos de la travesía, como velocidad, diferencia de altura, el kilometraje, los segmentos, se pueden comparar con otros miembros de esta comunidad virtual, también refleja sobre el mapa el recorrido total.

(No requiere conexión de datos)

 

Relive (Gratuita)

Esta es una aplicación muy particular ya que, previa conexión con Strava, genera un video 3D del recorrido que se haya hecho, siempre y cuando sea mayor a 20 kilómetros, su uso no tiene mayor complejidad, lo único que hay que hacer, previa conexión con Strava, es echar a andar, registrar la actividad, y luego de esperar un lapso de aproximadamente 24 horas, Relive genera un video del recorrido a través del mapa, además de registrar información como velocidad máxima, el pico más alto de la ruta, distancia y tiempo empleado y media de pulsaciones.

ViewRanger GPS (Gratuita)

Esta es otra alternativa para marcar y compartir rutas de senderismo, bicicleta de montaña y otras actividades al aire libre, a través de ella se pueden compartir la ubicación exacta en tiempo real además de obtener las estadísticas necesarias de cada travesía.

ViewRanger Gps, permite buscar rutas cercanas por nombre de lugar en cualquier parte del mundo, las mismas pueden descargarse de forma gratuitas para hacerle seguimiento con navegación activa única con guía visual en la pantalla del móvil  y además tiene sus alertas cuando se  ha salido de la ruta señalada y notificaciones de proximidad al acercarse a algún punto de paso durante el recorrido.

(No requiere conexión de datos)

Endomondo (Gratuita)

De utilidad más dirigida a deportistas como corredores y ciclistas, a través de Endomondo se pueden registrar todos los datos estadísticos de cada entrenamiento acompañado de la mejor tonada, ya que la misma aplicación también reproduce música.

Edomondo permite compartir y comparar datos con otros usuarios de la aplicación, también se conecta con las redes sociales para compartir las actividades y de la misma forma tiene conectividad con las pulseras de actividad.

Dentro de la Play Store también se pueden conseguir otras aplicaciones útiles para cada una de las travesías, ejemplo de ellos son aquellas que alargan la batería del móvil, muy importante ya que el celular en todo momento estará en la búsqueda de señal, influyendo en el gasto de la batería, de la misma forma se pueden encontrar infinidad de instrumentos, como aplicaciones de navegación con brújulas, aplicaciones de información metereológica y aplicaciones que pueden servir de guía para primeros auxilios entre otras muchas opciones.