Las ciudades celtibericas de la Meseta Oriental.

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Date: July 2011
From: Complutum
Publisher: Universidad Complutense de Madrid
Document Type: Article
Length: 13,944 words

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7.2. Defensas y urbanismo

En la estrategia de conjunto que ofrece el poblamiento, con la articulación de torres-castillos, aldeas y ciudades, para el control y dominio territorial, jugaron un papel importante los sistemas defensivos. Las líneas de muralla, aunque con alguna excepción, tienden ahora a regularizar las zonas sinuosas, imponiendo así un cierto dominio de la fábrica arquitectónica sobre el recorte natural. En los textos clásicos tenemos referencias de la relación de estos recintos fortificados con el caserío; así, Tito Livio (XXI, 8, 5), refiriéndose a Sagunto, indica que se combatía "por entre las ruinas de las murallas y a poca distancia de las casas", lo que indica la existencia de intervallum entre las casas y la muralla; o la cita sobre Cartago Nova, donde "los asaltantes llegaron a incendiar las casas adosadas a las puertas y murallas de la ciudad". Un tramo de intervallum se conoce en Numancia (Fig. 14), pero es más usual que las casas estén adosadas a las murallas (Taracena 1954).

Los restos conservados de las murallas corresponden a las zonas bajas, que casi siempre eran de piedra; pero cuando algún yacimiento, como Castilmontán (Somaén, Soria) conserva una mayor altura, se han documentado en su parte superior recrecidos de adobes (Arlegui 1992). Hay que pensar, que algunas murallas desaparecidas, pudieron estar hechas con madera entrelazada y adobe o tapial, y pudieron arder, como nos relatan las fuentes en el caso de Pallantia, o desaparecer sin dejar rastro.

Las murallas pueden ser verticales o en talud y presentan una diversidad constructiva, desde el empleo de sillares o grandes cantos rodados toscamente trabajados, dispuestos irregularmente, pasando por sillarejo bien careado, dispuesto en hiladas regulares, hasta el empleo de aparejo "ciclópeo". El grosor de estas defensas varía, por lo general, entre 2 y 4 m y para la altura se ha calculado unos 6 m, correspondiendo la parte superior al parapeto, a veces de adobe, más estrecho que dejaba un camino de ronda o adarve para recorrer la muralla. Los rellenos de estos muros llevan frecuentemente paramentos internos de refuerzo. Se conocen también murallas dobles o zonas reforzadas con doble lienzo. El acceso a estos recintos se realiza por medio de puertas (Fig. 15) protegidas con dos lienzos acodados o con la disposición de doble muro; en las ciudades rupestres las puertas aparecen tajadas en la roca, disponiendo de doble portón, siendo menos frecuentes las puertas simples (Lorrio 1997: 71-93). La arquitectura, en este momento, aportará soluciones para una mejor defensa de los perímetros curvos a base de la construcción de lienzos acodados, que ejerzan un mejor control de las alineaciones. A veces, estas zonas acodadas sirven para instalar torres defensivas de forma cuadrangular, que, en ocasiones, alternan con bastiones circulares. Es frecuente el refuerzo de las murallas con fosos delanteros, como el impresionante de Contrebia LeuKade, excavado en la roca (Hernández 2007) (Fig. 16).

[FIGURA 18 OMITIR]

La estructuración interna de los asentamientos estará condicionada por el momento en el que surjan, la función que realicen y la población...

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Gale Document Number: GALE|A298057130