Clío. LA CASA DE LA BAHÍA Memorias de Manuel Trujillo Durán.

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COLECCION : RAFAEL MARIA BARALT Alexis Fernandez La Casa de la Bahia Ediciones Clío

LA CASA DE LA BAHÍA Memorias de Manuel Trujillo Durán

Alexis Fernández LA CASA DE LA BAHÍA Memorias de Manuel Trujillo Durán Colección: Poesía y Narrativa

Universidad Nacional Experimental “Rafael María Baralt” (UNERMB), 2018 La casa de la Bahía. Memorias de Rafael Trujillo Durán ©2018, Alexis Fernández 2da Edición: Noviembre de 2018 Este libro es producto de investigación desarrollado por su autor. Fue arbitrado bajo el sistema doble ciego por expertos en el área bajo la supervisión del Fondo Editorial UNERMB de la Universidad Nacional Experimental “Rafael María Baralt”. Venezuela. Depósito legal: ZU2018000274 Hecho el depósito de ley: ISBN: 978-980-427-113-7 Director:Dr.JorgeVidovicLópez Portada:HilarioAtienzo diseñoydiagramación:JulioGarcíaDelgado Ediciones Clío Maracaibo Estado Zulia Contacto: edicionesclio.es@gmail.com

Colección Rafael María Baralt

hispanoamericano

La colección Rafael María Baralt le rinde homenaje al historiador y escritor polí tico quién fuera sin lugar a dudas uno de los escritores del siglo XIX más reconocido en Venezuela e Hispanoamérica; su producción intelectual y los aportes en materia literaria los encontramos en el campo de la historia, escritos costumbristas, poesía, escritos políticos a través de sus artículos de prensa, en sus trabajos filológicos me diante los diccionarios que escribió y finalmente; en su contribución como diplo mático de Venezuela, España y Republica Dominicana. Destacó como uno de los grandes prosistas de la lengua castellana, hasta el punto de figurar como el primer en ocupar un sillón en la Real Academia de la Lengua Española en el año de 1853. En el sentido anterior; la intención con la colección es promover las publicaciones en el área de las Ciencias Sociales, especialmente las investigaciones que fortalecen los procesos de reconstrucción de la ciencia histórica aunque , la colección, también permite la incorporación de escritos sobre temas de geografía, arte y cultura que pue den ser suministrados mediante la estructura de conferencias, ensayos, entrevistas, textos de carácter histórico, jurídico, acuerdos, declaraciones; entre otros relaciona dos con el área objeto de estudio de las Ciencias Sociales. Dr. Jorge F. Vidovic Coordinador de la jorgevidovicl@gmail.comColección

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Para Ignacio de la Cruz y Antonio Soto Ávila (In memoriam). Para Carmelo Raydan y Eyleen León, bajo el juego infinito de luces y sombras.

“…se ve en forma de un anfiteatro con un conjunto de casas de diferentes tamaños, y sobre ellas los capiteles y torres de los templos, que junto con las azoteas y miradores de algunas casas parece una ciudad nacida del seno de las aguas...” Silvestre Sánchez, 1883

José Ignacio Arocha, 1949

BAHÍA DE MARACAIBO: está formada por la “Punta Arrieta”, que es la que principia al Este, corre la costa hasta el punto llamado “El Manglar”, que se encuentra al Oeste y dista de aquella dos millas; aquí tuerce al Sur y se dirige hasta la “Punta de Santa Lucía”, que queda frente a la de Arrieta de la cual dista también dos millas.

AAgradecimientosMinaPárraga,enlaBiblioteca

Pública María Calcaño, a José Gregorio González, Yelena Martínez, Omaira Galue, en el Acervo Histórico del Estado Zulia. A Nelly Hernández, en la Biblioteca Tulio Febres Cordero, en Mérida. Al personal de la Biblioteca y Hemeroteca Nacional, especialmente a Vilena Figueira en la Sección de Libros Raros. A los miembros de Cine Club Universitario por mantener el festival que propicia su nombre. A Lucinda Luzardo, quien me permitió el acceso a la biblioteca de su padre, el amigo José Luzardo Bravo. A Adafel Atencio Rincón, en los mil recorridos por los vericuetos de Caracas en busca de libros raros, extraviados, preteridos. A la familia Trujillo Ortiz, especialmente a Iraida, Mario, Monche Trujillo Ortiz, nietos de Manuel Trujillo Durán, en Catia La Mar. A la familia de Régulo March en Valencia, Caracas y Maracaibo. A Ramón Querales, cronista de Barquisimeto, a la familia Mora Cardozo en Lara. A Orlando Escalona, hermano de la línea, compañero de viaje, en el sentido que lo propusiera ese otro Orlando, Orlando Araujo, del pie de monte barinés. A Brigitte Bernard y Fanny Michel, por ubicar en Lyon, Francia, en el Institute Lumiere, los artefactos y las gráficas de las primeras vistas animadas. A Jesús Ángel Parra, cronista de la ciudad de Maracaibo. A Valdo Cardone, quien se apareció una mañana con una fotografía original de sus abuelos, tomada en 1907, como si la hubieran tomado apenas unas horas antes, en las prensas del Salón Fotográfico. Al historiador José Nieto Ibáñez, en Sevilla, por presentarme las crónicas de Ernesto Vieco Morote y del capitán Venancio García I Frometa. A Pedro Cuartín Torres, por la corrección de los manuscritos. A la hermana Fátima, Zulay Matheus, en su infinita bondad, la Fondazione Donizetti, en Il Comuni di Bergamo, conoce de sus esfuerzos. A los jóvenes Douglas López, Eddy Reyes y Andrés Mora, integrantes de “La Sociedad”, asociación cultural. A Blagdimir Labrador, quien con su esfuerzo, entusiasmo y solidaridad ha hecho posible la presente edición. A quienes sin nombrarlos, han construido los senderos misteriosos de este libro.

Las primeras letras de la tierra .............................................................................. 19 El circo de madera ................................................................................................ 30 Los globos de papel de seda ................................................................................. 37 El teatro del frente ................................................................................................. 49 La luna, el telescopio, la playa .............................................................................. 59 El curso de las estrellas y/o la mecánica celeste ................................................... 64 De las sombras de mano de Aniceto al vitascopio de Edison y al cinematógrafo Lumiere pasando por raros artefactos de enrevesados nombres .......................................... 79 Vistas animadas en el Baralt ................................................................................. 89 La casa de la bahía .............................................................................................. 101 Mediodía en casa ................................................................................................. 143 Viaje a Isla de Toas .............................................................................................. 152 Regreso a la bahía ............................................................................................... 156 Encuentro con Atilana Magiollo y la diva Italia Victorina Repetto ..................... 166 No hay carnaval sin cuaresma ............................................................................ 179 Enfermedad de Atilana ....................................................................................... 187 Un sibarita en casa ............................................................................................... 191 Aniceto y el padre Ruiz ....................................................................................... 197 Guerras de Aniceto .............................................................................................. 200 ¡Parados sobre un volcán! ................................................................................... 205 Mujeres del mar .................................................................................................. 207 Las cartas a Stevenson (el carrusel itinerante) ..................................................... 211 Gutenberg ............................................................................................................ 252 Zeus baja a tomar cerveza con los bardos en la bahía ......................................... 298 El circo-teatro Variedades ................................................................................... 318 La fabriquita de hojalata ..................................................................................... 331 Urania se estrena en Maracaibo .......................................................................... 333 ¿Se acabó la cuerda Manolo? .............................................................................. 339 Tarde de 1933 ...................................................................................................... 346 Cronología de Manuel Trujillo Durán ................................................................. 352 Fuente de Citas e Ilustraciones ........................................................................... 363

Biografía ilustrada porque el autor se dio a la tarea de rastrear archivos fotográficos, libros y revistas, crónicas y referencias de los Trujillo Durán (inaugurado su Salón Fotográfico a partir de 1896, luego el Salón de Fotograbado en 1898 y posteriormente el periódico Gutenberg, en 1911, impreso en sus propios talleres) y memorias de los fotógrafos y artistas de la época que se reunían semanalmente en la Casa de la Bahía, casa ubicada frente al teatro Baralt, donde se desarrolla buena parte de la acción de la novela y sirve a su vez, de título genérico a la narración. Nueve largos años indagando en viejas bibliotecas públicas y privadas, en antiguos archivos familiares, en extraviadas correspondencias, le permitieron a su autor compilar esta historia sobre la ciudad del pasado que aún vive en el imaginario de sus pobladores. Imágenes fotográficas, postales, poster del cine, anuncios de periódicos, crónicas escritas y orales, conforman un dédalo que el lector atento en base a una narración en primera persona, un diario, unas cartas y unos diálogos entre sus personajes reales y ficcionados, logrará con desconcierto y lucidez, armar progresivamente.

de la Bahía”, es la biografía ilustrada de Manuel Trujillo Durán (1871-1933), narrada como pretexto para describir e interpretar la ciudad-puerto de Maracaibo desde su interioridad. Una panorámica que abarca los años finales del siglo XIX hasta las tres primeras décadas del XX, se descorre en un álbum fotográfico o en un gran fanal con telón de fondo de los primeros aparatos de cine, desde las primeras películas proyectadas en el teatro Baralt, con en el Vitascope de Edison (mejor, patentado por Edison) a las primeras vistas animadas de los Hermanos Lumiere hasta las experiencias de cine y fotografía de la Venezuela a inicios de la explotación petrolera.

“LaPrólogoCasa

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Todo el encanto de la época de inicios del cine, el recorrido por distintas ciudades del país y la vecina Colombia, llevando sobre sus hombros el referido aparato, los nuevos aportes en el campo fotográfico y tipográfico, la realización del periódico Gutenberg, la afición por la astronomía, la construcción de una fábrica de hojalata y la edificación de un teatro de variedades en pleno centro de Maracaibo, van acrecentado la angustia vital del hacedor ante la ciudad que se va, que deja atrás el “progreso”,

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Manuel Trujillo Durán, pasionario de la tecnología y de los avances de la ciencia decimonónica y Guillermo Trujillo Durán, cultivador de las letras y poeta parnasiano, logran revelar los secretos de la ciudad puertas adentro. La ciudad-puerto del circuito cafetalero y la ciudad exacerbada de los poetas del lago.

en el país y en Sur América es la que presentan el 16 de julio de 1896, los hermanos Trujillo Durán. Pioneras proyecciones que llevarán a Manuel Trujillo Durán a recorrer el país y el norte santandereano, oficio que desempeñará durante las siguientes tres décadas, alternando con la pasión por el periodismo, la gerencia de espectáculos, la fotografía y la astronomía.

Manuel Trujillo Durán, Aniceto Serrano, Guillermo Trujillo Durán, Udón Pérez, José Ramón Yépez, Idelfonso Vásquez (periodistas, fotógrafos y poetas), los comerciantes y empresarios Alfredo Duplat y Régulo March, los artistas Julio Arraga y Manuel Puchi Fonseca protagonistas del concierto cultural de la época, descorren las páginas de una historia que por diversos intereses pretende ser invisibilizada. Picaresca, tragicómica, jocoseria, ilustrada, semirural y modernista la ciudad se convierte en una obra de teatro cotidiano de la Maracaibo antañona y recupera una de las figuras emblemáticas de la Venezuela decimonónica y de principios de siglo: Manuel trujillo Durán. “Obrero del arte, de los aparatos de cinematografía, de la técnica, del periodismo, de la construcción, de las letras…”, como bien refieren los periódicos y crónicas de la época.

La Casa de la Bahía agotando las reservas de una sociedad que ha perdido el derrotero a razón de la explotación petrolera y con ello, la pérdida de la entrañable ciudad portuaria. El desenlace, el doloroso final, es la caracterización de una época que obnubilada por los destellos del Oro Rojo, como lo previera el poeta Udón Pérez, se inmola ante su aparenteFranciscoesplendor.LaCruz

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Las primeras letras de la tierra Desgarrado, de la mano de mi madre recorro la distancia que media desde mi casa al viejo caserón del colegio Federal, donde iniciaré los estudios que me convertirán en un ciudadano de bien, no un hijo procero de la patria, no un soldado resteado como preconizaba José Trinidad Trujillo. Un ser preparado ante la sociedad de la bahía, que era mucho decir, repetía en un interminable pero firme soliloquio, María del Carmen Durán, mientras yo entre sollozos, sentía que dejaba la seguridad de la casa, los olores familiares, el plin, plin, plun, plas de los aguaduchos y el run run de las palomas enamoradas en el traspatio, la jarra de agua de canela y los aromas del jazminero que cultiva tía Delia Durán, sucesora de la madre más allá de la faena imaginable.

La bahía se raja en dos bajo mis pies mientras sorteamos los charcos de lluvia que me alejan definitivamente de la casa donde el mundo empezaba y terminaba en los responsos cautivos de papá. Un cuaderno inundado por mis lágrimas, un lápiz destrozado entre mis manos y unas trémulas aves revoloteando en las cornisas del colegio hizo cuenta afectiva del espacio deshecho que dejaba atrás. ---Mañana, mañana recorreremos las instalaciones---, dijo en suave voz, el maestro Martínez, un venerable como amable maestro que portando un milagroso bálsamo en sus manos sacudió mis cabellos y tranquilizó los incontrolables espasmos que sacudían al muchacho montaraz que devoraba sus uñas hundido en el pupitre, creo que algo así supuso la sonrisa plena de mi madre cuando con su mano en alto me dejaba en la más completa orfandad.

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El cuarto oscuro, el salón de la calavera de crujiente mandíbula y oscilante movimiento, el pasadizo de los seres decapitados con sus alaridos de lamentos y cadena de sentencias, contiguos a la bien dispuesta biblioteca, era una zona en penumbras, allí pararían quienes nos atreviéremos a infligir las normas y a romper con desmanes la paz del recinto. Iluminada, la biblioteca distendía la aflicción que producía ser condenado a una estadía en el infierno mismo, según relataban quienes cargaban tras sus espaldas y garretes, por su pésima conducta, las advertencias de las autoridades del colegio. A los aromas inseparables de la casa, uní el olor a libros envejecidos, a viejos planisferios, a madera curada para espantar la termita y el comején. ---El nivel de las aguas acosa estas construcciones y, la humedad, es nuestro principal enemigo, además del olvido, dijo el maestro Martínez, en el primer recorrido prometido. La biblioteca, el caudal de los libros, había insinuado el viejo maestro, lo he ido armando poco a poco. Inicialmente, los libros fueron otorgados cuando su fundación, por las autoridades escolares. Luego, cedí mis propios textos, después cada maestro ha traído sus obras, los alumnos que han culminado sus estudios han consignado sus libros ya usados, los poetas, especie abundante en la rada, han traído sus volúmenes generosamente dedicados, los sacerdotes del seminario, cuando les he suplicado la falta de materiales, conmovidos han traído sus donaciones, algunos comerciantes han contribuido y algunas familias han donado lo suyo, de modo que hay aquí algunos volúmenes que pueden darte alguna luz. Este colegio es reminiscencia de aquel fundado en 1839, por empeños de quienes se lo solicitaran al general José Antonio Páez, quien después de cuatro años, decreta la creación del Colegio Nacional de Maracaibo, que iniciará sus actividades en el edificio del Convento de San Francisco. Después de un sencillo acto protocolar, donde interviene el Gobernador Juan Romero, el señor rector Carlos Urdaneta, licenciados los dos, y la oración del presbítero José Ramón Troconis, empiezan con gran alborozo sus actividades con una pila voltaica, ese aporte de Alessandro Giuseppe Antonio Anastasio Volta, nacido en Como, en Lombardía, una pequeña ciudad portuaria como la nuestra a orillas del lago Como…este Volta, vino a crear a principios de siglo, ese artificio para generar electricidad, empleando para ello, discos de zinc y cobre alternos con trozos de cuero humedecidos en salmuera. Un pequeño prisma de cristal, para demostrar la descomposición de la luz blanca en los colores del arco iris, un experimento adelantado por Isaac Newton y luego perfeccionado por Johann Ritter, ya en 1800. Algunos instrumentos de medición de temperaturas como termómetros y barómetros para la presión atmosférica y

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¡La memoria si no se protege, será arrasada por la plaga¡. Esta cuenca está destinada a perder sus historias sino se protegen sus arcanos, dijo acariciando un encuadernado como polvoriento folio, donde divisé un hombre con un globo sobre sus hombros. Aún recuerdo las palabras contenidas en el discurso del Rector Licenciado Carlos Urdaneta, en atención a la ciencia de la filosofía, “…con su auxilio aprendemos á conocer y á dirigir las acciones de nuestra alma, discernimos lo justo de lo injusto, el error de la verdad, las sutilezas seductoras del sofisma, de la exactitud de los juicios bien formados. La filosofía nos enseña la libertad sin licencia, la religión sin fanatismo, la creencia sin superstición, la libertad política sin saturnales, la obediencia sin servidumbre. Los movimientos, los períodos, los eclipses, las magnitudes, las distancias y todos los otros fenómenos que ofrecen los cuerpos celestes, los observa y analiza esta ciencia universal. El aire atmosférico, la electricidad, el fluido eléctrico, el galvanismo, los círculos del esfera, la descripción de la tierra, el tiempo y sus medidas, las cantidades y sus relaciones, los mares con las profundas teorías de las mareas, y todas las revoluciones del globo son objeto de su estudio. El rocío, la escarcha, el granizo, la nieve y el yelo: el relámpago, el rayo, el trueno, las exhalaciones, los fuegos lambentes, los ambulones, las auroras

En otro próximo recorrido el venerable como sabio maestro descorrería los volúmenes del arte y artificios de la ciencia celosamente resguardados en otro compartimiento de la ampliada biblioteca.

La Casa de la Bahía predicciones meteorológicas, tan útiles como necesarios en estas tierras sometidas a las tensiones climáticas, un microscopio simple, una lupa para observar rastros diminutos, algunos mapas y la carta general de Venezuela, algunas globos terráqueos, algunos instrumentos de la física de Pascal. Y estos preciados tomos, hijo. Elementos del Derecho Natural de Burlamaguy, el Tratado de Ideología de Destutt de Tracy, la Lógica de Condillac y Dumarsais y esta Física de Antonio Libes, un ejemplar extraordinario que colocó en mis manos y aún recuerdo de ese Tomo Tercero, el capítulo VI, cuyo enunciado terminaría de excitar el extraño éxtasis de tomar un libro en mis propias manos y sentir su extraordinario calor, De los fenómenos de atracción o de repulsión aparentes que presentan ciertos cuerpos fluctuando en la superficie de algún fluido. Aquella selección colmaba la placidez, pero producía un escozor mayor ante la pretensión de su lectura. Nuevas interrogantes, nuevas incógnitas se descorrían ante el caudal que atesoraba aquella biblioteca. La lectura resguardaba el fuego interior de esos días, las lecturas compartidas develaban el reino de los misterios. Nuevos libros y nuevos instrumentos se habían añadido desde aquella mañana cuando la pila voltaica asombrara a profesores y alumnos.

22 Alexis Fernández boreales, la luz zodiacal y los demás meteoros acuosos, luminosos e ígneos, los contempla y examina la filosofía. Ni los brillantes astros que giran en el firmamento, ni los minerales que se ocultan en las entrañas más hondas de la tierra, pueden sustraerse de su inspección filosófica…”. Esas reflexiones, su pasmosa memoria, su preocupación por preservar ese caudal…marcaron la tarde y los días siguientes. En sus manos aquellos libros envejecidos eran un destello. La lectura de un párrafo le permitía ahondar con propiedad en los más diversos temas relacionados, atrás quedaban las calaveras luminosas y el herraje de las cadenas de los seres sin cabeza, Aniceto, Udon, Julio, Puchi, Evencio, Braulio, Publio –malo hasta dormido, en propia confesión- perseguidos por algunos seres infernales, contaban de las terribles pesadillas que atormentaban sus noches. Sin notarlo hice la traslación de los afectos (incluidos colores y sabores que aprendí a memorizar en secreto) a la ampliada edificación donde continuaré los estudios de bachillerato. El olor a lápiz, a cuaderno recién estrenado, a libros recién abiertos, al aliento y voz ronca de la mañana, al encuentro de los condiscípulos y sus mañas compartidas, al himno y a la fila inicial, al maestro multiplicado por diez sabios y no sé cuántos héroes, a la esfera que desorbitó mis sentidos y a la lectura que retribuía con creces el orbe por conocer, guardaron la convicción de que el mundo y la aventura por conocerlo, apenas empezaba. Las cartas de navegación y las observaciones astrales como las primeras letras y los colores de la tierra corrían desenfrenados en aquel recinto. La casa en su continuo desplazamiento seguía propagándose más allá de los ecos ocultos de su contorno, cuando en ese nuevo perímetro intentaba vanamente sustituirla, en las nuevas coordenadas delineadas estaba allí, con el limón y el jazminero incluido, la larga lista de mis héroes y el espanto de los desaparecidos. Un alumno del año que nos precede, Francisco Franco, ha construido para su aprobación de grado, una esfera terrestre la cual excitó la admiración de examinadores y concurrentes por la exactitud, precisión y limpieza con que estaban dibujados en la superficie del globo los continentes, mares e islas, con los círculos astronómicos y su graduación, todo con los nombres y signos correspondientes.

Esa esfera, astral y de relieves impresionantes que me deslumbra cada mañana, contiene el orbe conocido. Cuando abordamos la entrada principal, el globo terráqueo ya gira sobre su eje, a media mañana es una esfera de colores levemente suspendida sobre el escritorio de ceiba, en las horas de la tarde en la rotación pespunteada del ecuador, luce ligeramente inclinada sobre su órbita, entonces el trópico arde en llamaradas en las cercanías de los grandes lagos. Un arcoíris esplendido abreva

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La Casa de la Bahía en las torrenteras de un río dorado. Los primeros colores y las primeras letras de la tierra anuncian islas, lagos y descollantes montañas en ese globo indómito que giran ante mis ojos, tanto como los continentes del planisferio colgado de la pared y los océanos en un díscolo mapamundi que rueda escaleras abajo.

Iluminada o ensombrecida de acuerdo con la luz del día que cae sobre sus continentes, mares, lagos y ríos, grandes llanuras y protuberantes relieves del terreno y esos astros dando vueltas sobre su superficie, me lleva unas cuantas horas del día observarla. Navego en aquellos mares así como recorro en bestia largas extensiones bajo el sol o una pertinaz lluvia, según la intensa sequía o el extremo invierno, cuando no aterido en regiones gélidas o sepultado por tormentas de arena en inclementes desiertos, tantas que olvido las otras clases, hasta ser sorprendido

---No sólo se mueve sino que pone en movimiento esa cauda de planetas, me dice Udón, Udón Antero Pérez, mientras se zambulle en las aguas cristalinas del lago.

---Cómo coño se mueve, Manuel? Si son sólo dos taparas unidas por una penca de caña brava y adornada por unas cáscaras de huevo, me ha dicho Aniceto para sacarme del estupor ante el singular globo terráqueo, cuando ya los compañeros corren en los arenales de la playa, contigua al puerto. La satisfacción en la cara de Aniceto juega marullo. Convencido está que el artificio, bajo el efecto de sus palabras, ha quedado desecho: las taparas ruedan por el patio, ha freído huevos en una sartén y juega a ser espadachín con la penca de caña brava.

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Alexis Fernández por los condiscípulos y algunos maestros cuando con codazos y rechiflas me llaman la atención. ¡Epa Galileo en persona, y cómo cuida de sus lunas!, ¡debe estar observando la Vía Láctea, y ahora nos viene con el cuento de un río de estrellas en el firmamento!, me gritó más de una vez Aniceto y algunos de nuestro grupo, cuando convertidos en gladiadores me lanzan pequeños globos y dardos de papel que simulan luminosas esferas dando vueltas a mí alrededor.

A tropel, corremos desenfrenados, por las calles polvorientas, rumbo al puerto. Nos damos unos revolcones de padre y señor mío, en las arenas ardientes. El sol escarcha en las olas un verano de resinas ocres. Aniceto y Braulio, lanzan sus cuadernos al aire limpio de la playa. --- ¡Cada luna tiene su lunático, Manolin!, dice Aniceto, mientras hunde sus pies en la arena. Ufano, no se percata que me aferro a sus movimientos de traslación y rotación y que aún, asombrado, giro en su órbita.

--- ¡No hay esfera que valga, sino esta que avanza sobre nuestras cabezas!---, dice pleno Puchi Fonseca. Las clases de física particular, cosmografía, geografía universal y cronología van deparando un universo de insospechadas posibilidades. La exactitud de la física, el campo sin ventanas de la geografía, el universo sin fin pero seductor de la cosmografía, el carrusel sucesivo de la cronología, iban colocando el color y el sabor a esa mampostería dispersa y entrañable que dejaba atrás cuando con mi madre, tirándome del brazo, abordaba la entrada al colegio, y ya en sus cátedras, sin quererlo articulaba esa manera de interpretar la realidad desde una óptica que ordenaba secuencialmente el universo deshecho de la casa.

De un tajo tumba la cabeza del maestro Martínez, ata a una cruz al padre Ruíz con sus hábitos en volantas y se asoma al baño de las colegialas, encaramado en los hombros de una cuerda de muchachos que esperan su turno.

Anicetorespiración.irrumpíacon

pasión en los estudios de leyes, deletreaba una cuartilla que su humor socarrón y cítrico, según su confesión, enervaba los nervios a más de un docto en legislaciones y hacía bronca con citas remedadas de los viejos libros del abuelo que con natural soltura nos legaba y pedía conspicuos resultados cuando regresábamos por nuevos títulos, de los ya apolillados textos que archivaba como un tesoro. Un verdadero raudal que por su tozudez, (sólo soliviantada por la frescura y atrevimiento de los párvulos ventoleros fin de siglo, según remedaba ya en la finitura de su vida) fue pasto fértil del comején y la termita. Guillermo Trujillo Durán, levantaba el vuelo y el velo del mundo de la mano de un físico y un legislador, para mayores males decimonónicos. Un grueso vademécum de poesía griega y latina, deslizó el abuelo Jeremías en las manos de Guillermo cuando advirtió la levantisca intención de sus nietos primerizos. Una vieja cámara fotográfica que dispara como un revólver colgó de mi hombro, diciendo a sus anchas, ---¡Vamos a terminar de fusilar el siglo!, guiñando un ojo a Aniceto mientras hace ademanes de fusilamiento. Los viejos catalejos que nos regalara la tarde cuando nos sorprendió en plena discusión sobre las incursiones de los piratas en la bahía, era una reliquia dolorosa

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La Casa de la Bahía A la par, los estudios de filosofía añadían un sabor añejo a esas disquisiciones que suponían ser novedosas. No eran compartimientos separados unos de otros, al contrario al calor de los preparados maestros lograba puentes que se interconectaban simultáneamente y pasadizos secretos que me llevaban a las puertas, no de las respuestas esperadas sino al centro mismo donde se atizaban aun más las grandes incógnitas. El centro de la tierra, las estrellas remotas, la extensión del Orinoco, sus cabeceras y sus deltas en el mar, los minerales en el lago, las distancias remotas del puerto, la verdad del compás, el norte de la brújula, eran si no enigmas, intrincados temas y largas horas de práctica, ardorosas disquisiciones matizados por la gramática latina, la cicuta de Sócrates y sus palabras inmortales.

La descripción del cielo, las coordenadas astrales para medir las distancias, las cartas de navegación, los instrumentos de medición iban construyendo un planisferio donde me desplazaba con propiedad, recogía las redes, reconocía las mareas, leía las señas de los astros, describía la elipsis del acercamiento del planeta en el momento de su contacto con la tierra en el maravilloso cenit del eclipse…la casa de El Murallón, construida como defensa de los ataques de piratas y La Laja, la extensión de piedra de ojo que nace en la inmediaciones de la ciudad y hunde su áspero lomo de mil ojos en el lago, eran los enigmas que esculcábamos en libros y memorias de los mayores, y, en el fragor de las discusiones, crepitaban a palmos de nuestra

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resquicio de nuestros sueños. Morgan, Juan Daniel Nau, el sanguinario, Olonés, Miguel El Vascongado, Julian Lanforte, William Jackson, esos nombres pronunciados por el abuelo, adquirían la cruel resonancia que se divisaba en sus ojos, cruentos episodios cuando las costas eran arrasadas. Sus hombres, mujeres y niños eran sometidos a las más inhumanas torturas con el solo objeto de lograr las confesiones que les llevaran a sus trasegados tesoros, tesoros escondidos, relegados, luego, por mal enterrados, caudales extraviados en los hatos devorados por matorrales y parajes de olvido, donde la desgracia concurría para evitar el saqueo y el ultraje. Esos demonios llevaban la crueldad espoleada en su sangre, había sentenciado el abuelo, el catalejo permitía observar sus movimientos, su cercanía, el número de sus embarcaciones. Habían pertenecido a los frailes franciscanos, fue encontrado en unos baúles de la cofradía y Ramón Albornoz, se lo había cedido en pago de un trabajo de albañilería. Aun recuerda el grueso del oleaje cuando la batalla naval del lago. Las embarcaciones guerreras, la encarnizada batalla. Cómo su padre se había subido en los cocoteros de El Milagro para observar el encuentro… En las ruinas del viejo teatro ubicado al frente de la casa, inauguramos el reino de las tablas. Tablas por teatro y por tablas, porque madera era cuanto quedaba del palco de las antiguas presentaciones. Cada tarde las clases eran remedadas siguiendo las coordenadas de la navegación en pleno lago, la legislación ateniense y las lecturas de Catulo, según al estrato subiera el práctico de la embarcación, el experto leguleyo o el bardo en el locus griego. Las iguanas embalsamadas y echadas a correr con una elástica y un carreto de hilo, los magníficos catalejos para divisar las embarcaciones enemigas, los globos de papel de seda y su armazón de caña brava y mecatillo, el reloj de arena para los combates de gallera y las embarcaciones en miniatura eran la mejor puesta en escena de aquellos guerreros del patio que se negaban a entregar sus armas, ante los reclamos de Isolina. En el recorrido prometido por el amable maestro Martínez, estaba la visita a los salones donde se hacían las exposiciones y defensas de los trabajos de grado. Allí en una amplía sala estaba sobre un escritorio de ceiba, la esfera donde había deletreado las primeras letras y colores de la tierra. El maestro Martínez, me había revelado sus secretos. Empleando dos taparas traídas de las tierras del sur del lago, el joven aventajado, había armado el artefacto. Trabajó las dos taparas, una más voluminosa que la otra, las cuales cocinó y con una baqueta extrajo su pulpa, las oreó al sol y alisó sus asperezas con papel de lija, cortó un cuarto a la más pequeña para soporte de la mayor donde con una gubia repujó la costra terrestre y pintó

La Casa de la Bahía en acuarela la superficie del agua, con papel periódico remojado en engrudo de almidón, construyó los relieves y protuberancias montañosas, incrustó una fina caña brava en forma perpendicular entre las dos y luego, colocó con delgados palillos de madera, cáscaras de huevo previamente pintados, para remedar los planetas orbitando. Suave en su estructura, al soplar sobre ella o al ser alcanzada por la brisa, giraría sobre su eje produciendo esa fiesta que despertaba mis sentidos al mundo.

En algún resquicio de esa esfera oscilante va la casa de la bahía con sus secretos replegados, dando tumbos entre las breñas.

Convencido de las bondades de los estudios y las inclinaciones demostradas, José Trinidad Trujillo, había asentido a las solicitudes de María del Carmen Durán, el primogénito no sería militar, estudiaría una carrera liberal. Sería ingeniero, lo enviaría al exterior, regresaría eso sí a servirle a la patria. La propuesta había sido manejada con toda la clásica diplomacia de Carmela ante las reiteradas disposiciones de mi padre para quien el país era un campo de batalla y ellos, sus hijos, soldados comprometidos ante la naciente república. Un pariente de mi padre, adinerado y bien ubicado en la administración del gobierno costearía, los gastos relativos a mi estadía en Nueva York, él fructificaría esfuerzos para resarcir los gastos y molestias causadas. Regresaría con la gloría del deber cumplido y me establecería a disposición de las causas justas, que buena falta hacen ante tanta montonera que desangra al país.

---Con ingenio y voluntad, puedes inventar los mundos que quieras. No sólo este, Manuel, recuerda, los mundos que quieras.

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Sus palabras, a tropel sobre la orbitada superficie terrestre y estremecida en la inusual ventisca, inundaron el amplio salón:

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En esa gestión inicial le acompañan el arquitecto y pintor Manuel Salvador Soto y el pintor, también italiano, Luís Fontana, quienes con el maestro Bicinetti, integraban un grupo de expertos decoradores, además de las clases recibirían prontamente, el encargo de parte de las autoridades locales, de decorar el salón principal del Palacio de Gobierno, ultimar los detalles de arquitectura para el acto inaugural del teatro Baralt y preparar el pabellón de la exposición nacional que se realizaría en Caracas. Eventos apegados a la celebración de fechas patrias.

El circo de madera Superada la penuria de mi primer desplazamiento, (el celaje mineral de ese amanecer no me abandonará jamás) asisto en las tardes a la Escuela de Dibujo Natural, dirigida por el memorable maestro italiano Luís Bicinetti, conocido por sus magistrales retratos al creyón, sus clases de dibujo y caligrafía y sus grabados en metales y mármoles.

En su propia casa en la calle Aurora, se instaló la Escuela de Dibujo, donde asistimos quienes desde el colegio inicial habíamos manifestado interés en los nobles elementos del arte, según el decir del venerable maestro Martínez. Clases que ponían en nuestras manos los elementos esenciales del dibujo lineal, la construcción, la arquitectura, así como la figura, el paisaje y la perspectiva. Poseedor de un magistral dominio, el maestro Bicinetti, Luigi, como aprendimos a nombrarlo, ¡Luigi del Vasonetti¡, como le endilgara entre dientes Aniceto, cuando corregía sus bocetos, nos convoca cada día a esa entrega apasionada por el arte, donde el dibujo es el punto de partida.

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Entrañamos una gran amistad con Julio Arraga y el tocayo Manuel Ángel, los dos condiscípulos del colegio que ya han sorprendido a más de un maestro y representante, con sus destrezas en el dibujo de los héroes de la independencia, santos, vírgenes, tronos y paisajes de la propia rada, cuando han llamado a concursos y a las respectivas evaluaciones de fin de curso. A escasos dos meses de inaugurada la escuela, se inician, con el característico entusiasmo del maestro Bicinetti, las primeras exposiciones. Diez y once años teníamos quienes descollábamos en las sucesivas premiaciones.

La Casa de la Bahía

---El dibujo como estructura de la obra, ya sea esta un retrato, un paisaje, una construcción cualquiera, el dibujo es esencial para el planteamiento de arranque---, repetía con ardor mientras musitaba en italiano, rumorosas melodías. Trazaba con soltura, a grandes rasgos las obras referidas, rehacía bosquejos, esbozaba ejemplos, y pedía “!soltura de esa mano como de esa cabeza, meglio il cuore¡”, y “el pensamiento no se agota, crece en cada trazo, miei figli”, mientras se queja hasta la desolación de la escasa dotación de materiales de parte de las autoridades competentes y su pronto regreso al ramo hotelero, que al menos da para sobrevivir.

---El arte, el arte propiamente es bien poco valorado, decía con vehemencia cuando observaba aquellos “prodigiosos avances, ojalá y tengan eco en nuestra sociedad, y no sean vistos con la mayor indiferencia, por parte de quienes deben ver su trascendencia”

Afianzaremos igualmente, el gusto por los amaneceres y el deseo de no perdernos un solo atardecer en las orillas de la ensenada. Con Julio asistíamos a un amanecer de fiesta donde las lavanderas y pescadores eran escrupulosamente registrados con la fosforescencia propia de nuestras costas, su gesto particular, su presencia ancestral, en óleos sobre tablas que tomaba de la carpintería de su padre y con Manuel Ángel, las irrenunciables horas de la tarde quedaban trazadas en bocetos que luego reproduciría con toda la fuerza de sus ocres requemados en su casa que ya convertía en laborioso taller. Notas, bocetos, retratos daban cuenta del registro

Julio Arraga, Manuel Angel Puchi Fonseca y yo ostentábamos el primero, segundo y tercer premios respectivamente. Aniceto Serrano auguraba grandes éxitos cuando no progresivas decadencias.

En las noches, ese trío de entusiastas como ocurrentes docentes, hacía énfasis en los intereses de los artesanos, que eran ya unos maestros en los ramos de la albañilería, herrería y carpintería. --- ¡Estos tarajallos, le sacan punta a una bola de billar¡ decía Manuel Salvador Soto, observando la destreza en la elaboración de herramientas como en el diestro uso que prontamente otorgaban a las mismas.

Alexis Fernández que periódicamente aumentaban nuestros respectivos portafolios. Prontamente el maestro Manuel Soto, le pide a Julio, colaborar en el decorado del teatro Baralt, avisado de las destrezas que ya le destacan como un gran artista. Julio Arraga gana el concurso de los ángeles del frontis, del trono de la virgen de la Chiquinquirá, obras talladas en cedro. Igualmente culmina la obra Bolívar en San Mateo, encargo del gobierno del Estado. Nuestros trabajos serán presentados en las sucesivas exposiciones de fin de año que el entusiasta maestro Bicinetti, propone como expresión del compromiso creador de sus discípulos con su escuela. En el tráfago de la bahía llegaban desde los más extravagantes y curiosos personajes, como los impredecibles gitanos que alguna vez aparecían con osos acróbatas con panderetas y micos con acordeones y pericos con bastón, anunciantes de la buena suerte, aparentes ex presidiarios de remotas cárceles en alguna isla caribeña con sus crecidas barbas y tatuajes y cicatrices y sus ojos vidriosos, prestidigitadores de las más variadas como exótica ralea, pronosticando el acabóse del siglo ante el inminente fin de mundo, así como curtidos cultores del arte. Uno de ellos, fue el maestro colombiano Luís García Beltrán, con quien aprendimos a diluir el pigmento molido con aceite de linaza. Laborioso, nos explicaba, cómo producir ese pigmento, con el empleo de huesos quemados para los tintes oscuros, para los tonos negros; con las piedras huecas (que usábamos de sonaja en la orilla de la playa) para obtener los colores de la tierra. Esas piedras sonoras, tienen adentro unas tierritas que empleábamos para los colores rojos y amarillos; los anhelados colores ocres, esos amarillos requemados de nuestros amaneceres y los rojos enardecidos de nuestro atardeceres, (que prontamente vimos ascender en los trabajos de Julio y Puchi). Y así mismo, nos enseñaba cómo aglutinar ese pigmento, con la grasa animal, con el sebo. Y cuando escaseaba la linaza, procurábamos la trementina, la resina de la corteza de un árbol de pino, para producir óleo y las maneras de aplicarlo en la paleta. Cómo lograr esa oxidación para atrapar su trasparecía o bien su opacidad, su brillantez o su carácter atenuado. Cómo preparar las telas y realizar esbozos al

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La Casa de la Bahía óleo. El maestro Beltrán fue un gran retratista, aún recuerdo el retrato que hiciera con esmero al general Jorge Sutherland, de cuerpo entero y al tamaño natural, padrino de la boda de mis padres.

---El arte de la ebanistería, es el oficio que nos devuelve el sueño de fabricar a partir del propio ébano. ¡Transformar la nobleza de la madera en arte¡---, nos dice casi en murmullos, hablando consigo mismo, más que con aquellos intrusos, cuando aparecemos tras los bastidores. Un hombre de una gentileza y humildad singular. Enfundado en una gastada braga, portando una visera de loneta a color, tras las hojuelas de madera que cubren su rostro y sus delgados brazos y manos, aparecen sus ojos de un azul acendrado mientras cepilla con fruición una vareta de cedrillo. Un universo de leños y tablones, rolas y costales de aserrín, nos recibe en la entrada del taller. Un olor a barniz, a cola y a madera recién cortada impregna el amplio corredor. Las filtraciones dejan ver perpendiculares rayos de luz donde sobrevuelan partículas de polvo y madera aserrada. Más adelante, un cúmulo de obras que abarca no sólo réplicas de santos y vírgenes sino también magníficos muebles de uso doméstico, acabados por aquellas mágicas como delicadas manos, van saliendo detrás de las virutas y astillas en su banco de carpintero donde José del Rosario, armado de una hachuela, sus metros y reglas, escuadras móviles o falsas escuadras, lápiz y gramil así como del formón, el escoplo y el serrucho, la garlopa y la escofina, barrenas y mechas cada día, (herramientas mayormente recreadas por él mismo, muchas de las cuales ha mejorado considerablemente), después del trazado, troceado y recortado, quita la aspereza natural de la madera para convertirla en aquella fábrica de sueños que se descubre ante nuestros ojos.

---Es un trabajo muy sencillo que sólo se aprende con los años, si hay prisa nunca se termina---, nos dice mientras nos muestra un molde que ha preparado en madera donde sobresalen dos cabezas de querubines para el arquitrabe de la puerta principal

En muchas ocasiones visitamos la carpintería del padre de Julio, José del Rosario Arraga, quien es un hábil carpintero. En su taller conozco de esa maravillosa como noble profesión.

---El gran secreto de la madera es cortarla en menguante, si no se apolilla, dice mientras con gran destreza, aplica sus herramientas para el cepillado de la madera.

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---Las vetas no sólo nos hablan de sus años; si se destacan, embellecen.

Al finalizar la tarde, todos seremos carpinteros. ---Ebanistas, de corazón de roble

---El arte queridos primos debe ser tan útil como bello, nos diría más adelante cuando pondera las virtudes de la artesanía emprendida en su propia casa.

más caros deseos---, dice Aniceto mostrando un boceto que luego convertirá en romanilla en la ventana desde donde vigilará las andanzas de las mozas cuando regresan de misa.

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---El curarire, el asmo, el roble son maderas duras, se fosilizan con el tiempo. Nuestras riberas y selvas están pobladas de árboles, ojalá y no la devasten. Un cuidado uso, resembrar, para no quedarnos sin especies---, dice mientras enciende una vieja pipa que aviva aún más el cobalto profundo de sus ojos. Inquieto, sintiendo el escozor en la planta de los pies, (¡me ardían las patas¡) me diría luego, Aniceto, le pregunta sobre su oficio.

Alexis construiremosFernándeznuestros

---¡Lo haría más bonito!, fue mi respuesta inmediata. El representante del circo, siguiendo la sorna del amigo Bracho y sin querer quedar mal con mi padre, me ---espetó:¡Silo haces tienes garantizada la entrada al circo¡ Lo adquirí en Barranquillas. Debo entregarlo a un comerciante extranjero instalado en la ciudad, me han dicho

---¿Cómo llegué a hacerme carpintero? Por atender a un reto. Sí, por retar a un echón amigo de mi padre, Rogelio Bracho, quien ese día nos visitaba. Y casualmente el representante de un circo que se instalaba en la bahía, llegó a la casa, preguntando por una dirección para entregar una encomienda. Promocionaba además, su espectáculo. Era un hombre alto, de largos cabellos encanecidos, con unas sandalias de cuero y dos perros atados a unas gruesas cadenas. En la otra mano, haciendo regazo, recuerdo que en su muñeca lucía un repujado brazalete de cuero, llevaba un barco. Un barco de madera. Un hermoso barco de madera con todo su velamen, quilla, mástil, su flamante capitán, sus cuadernas y bodegas. Yo que pasaba ratos en la carpintería de mi padre, me fasciné ante aquel barco que casi navegaba en sus ásperas manos. En un acto, que primeramente califiqué de imprudente, de esas salidas de los mayores cuando quieren lucirse, sobre todo cuando hay extraños, Rogelio Bracho, diestro patrón de piragua, lo puso ante mis ojos y preguntó burlón --- ¿Usted, hijo, sería capaz de hacerlo? ---

Julio nos muestra sus avances en el dibujo (un grueso cuaderno de folios sueltos contentivos de sus dibujos cultiva con tesón) y en pequeñas esculturas en madera que adelanta en la carpintería. Su padre, experto en el tratamiento de la madera, nos habla con profusión de las bondades de nuestras tierras donde crece tanta verdolaga como noble árbol.

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Los días siguientes, sin perderme una sola función, asistí puntualmente al circo.

La Casa de la Bahía en el puerto, que quizás lo encuentre cerca de aquí, en una de las casas del café---, dijo promocionando al circo y justificando su presencia en la casa.

Observé cada uno de sus integrantes, cada una de sus funciones, cada movimiento que el ambiente del circo, convertía en retadoramente fatal.

Corté, modelé, aserré, rehíce el modelo, del baúl de mi madre saqué la tela para su bandera y de su costurero, carretos de hilo anudé en sus barandas, finalmente empleé colores fuertes para las cuadernas y planteé al timón un capitán vestido con las ropas que usaba el retador amigo de papá. ¡Hasta el sombrero con retazos de fique le hice! En la tarde fuimos todos los testigos del reto. El empresario, ultimaba detalles al frente de aquel cuerpo de bailarinas y payasos, domadores y fieras, trapecistas y acróbatas histriones y saltimbanquis que preparan la función de estreno para la noche. Al ver el barco, el empresario dio dos saltos y con sus saltones ojos, gritaba de emoción ¡Eres un artista, muchacho, ándate con nosotros!, haciendo pasar a mi padre, al patrón de piragua que se sentó de lo más horondo en primera fila, a dos de mis primos que había llamado para presentarles la primorosa nave.

Mi padre, impasible como era, me miró y dirigió su mirada sobre las herramientas que estaban tras los armarios. Asentí con la cabeza y trabajé con ese barco que portaba el empresario del circo. Tres días, tres largos días comprometidas algunas horas de la noche, trajiné el tosco madero de ceibo que escogí para la armadura.

Pero el circo se fue, ¡partió con sus ventoleras para otros rumbos¡ como repetía papá. No regresé al colegio. Regresaba al taller de mi padre. Poco a poco, fui construyendo en madera ese circo que desvelaron mis años adolescentes y que hoy parece que el hijo quiere continuar, cuando debería tener otra profesión---, nos dice abriendo un gran anaquel y descubriendo un mundo de bailarines y trapecistas, muñecos de arlequín y una colección de soldaditos de plomo, circos, circos de madera con sus fieras y domadores y barcos, barcos de madera que aún cursan en un río de estrellas fulgurantes…

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Los ojos de María del Carmen Durán fueron esa vez más intensos, crecidos, inquietos miraron las mismas incógnitas en los míos que escrutaban sin ver los ojos ausentes del padre que en estricto orden, sorteaba toda suerte de conmiseraciones. Investido de blanco y morado el padre Ruiz, echa las bendiciones, seguido de un misario que dispensa incienso en un candelabro.

37 La Casa de la Bahía Los globos de papel de seda Tarde de 1889

--- Eres igual a él, tesonero, me dijo en apretada voz, Ortega, Orteguita Morales, el padrino. ¡El barco, hijo, debe estrenar un nuevo capitán, ¡ afianzando el abrazo, removiéndome de pies a cabeza, para finalizar, ahogado en lágrimas y sonándose estruendosamente la nariz, entregándome como quien entrega un trofeo, luego de una cruenta batalla, el manojo de llaves de la casa, que en la misericordia del pésame había arrancado de las manos de mi madre quien las había tomado del cuerpo inerte de José Trinidad Trujillo, cuando le acercara al amanecer, la acostumbrada taza de café, aromatizada con clavos de olor.

Todas las miradas, los consabidos pésames, los llantos repentinos ante la llegada de entrañables parientes, las indulgencias del párroco oficiante, las consejas de las tías enlutadas, cayeron sobre mis hombros con un ensañamiento hasta entonces desconocido. El hijo mayor, cabeza de casa, sostén del hogar, asintieron en conjunto.

Guillermo, con su caleidoscopio en las manos intenta armar y desarmar la desconcertante situación en los apremios de la calurosa tarde.

--- ¡Manuel, desanda en el rol certificado de la época, cumple el encargo de marino sin mar y muere ahogado en la orilla!, grita Aniceto ante la bandada de alcatraces que zigzaguea a ras de las aguas, y reímos, reímos, desenfrenados mientras nos acercamos al muelle.

---Creo que ya no se va a despertar jamás, hijo---, creo leer en los labios de una de las tías mayores, impenitentes tomadoras de café, forradas de negro y rosario en mano, sentadas en los taburetes de la antesala, bajo el murmullo de una plegaria que aún hoy resuena en los escondrijos más insospechados de la casa.

comprendería que la zona riesgosa que desandaba era la propia. Iba a vivir siempre en el apremio del cordel tensado entre los extremos, en lo no previsto para el manual de civilidad y etiqueta, ese espécimen remedado en puño y letra en compostura de gente de la Bahía y calcado con seguidilla sentimental en cuplé de ultramar, he apuntado a Stevenson, instalado en las Antillas.

Las palabras y las sentencias de los mayores se desintegran bruscamente en el juguete que excusan la atención de Guillermo, así como los candelabros y el féretro de caoba pulida donde está haciéndose el dormido papá, ahora cuando tanta gente con sus rostros enseriados y vestidos de negro quiere saludarlo.

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--- ¿Va a seguir durmiendo papá? ---,

Los sahumerios, los aromas de las coronas, óvalos y cruces de rosas y claveles se potencian en el olor a madera de la casa, cuando el padre Ruiz, entona una vigilia por el difunto y los cirios en llamas engrandecen su figura contra la alta cortina púrpura y mostaza levantada detrás del sarcófago. Finalmente un olor a lirios deshechos estremece la casa cuando intentan cerrar vanamente la ventanilla del ataúd. Maracaibo crepita en los sahumerios, en las flores desechas, en los cirios derretidos, en algún llanto incontrolado, en el andamiaje de la casa alterado para siempre.

En el techo quedaban las iguanas embalsamadas, los catalejos de nácar obsequiados por el abuelo, los globos de papel de seda, el reloj de arena construido de un viejo farol y las réplicas de embarcaciones trabajadas en balzo. El último globo (un magnifico rombo con trazas azules y verdes) aún arde en el tendido eléctrico destrozado por la brisa. Desde nuestra cuenca lacustre –cuando el borde rosáceo de la tarde izara sus velas sobre el lago-seguiríamos los pasos de Andrómeda, mientras tanto tomaríamos notas de su desplazamiento, trepados bien alto en la torre del Aconvento.esaedad

--- ¿Tanto como una yunta de buey, no? Me responde Aniceto, ahora cuando, ante su desenfado, me hago pescador de buches amarillos en alta mar, buscador de tesoros en el Caribe, fotógrafo de remotos parajes y mercader socarrón de pieles de castores y ciervos en las colonias del sur americano para regresar, mustio por los estropicios del tiempo y la edad, quizás manco y de ojo desfondado, cubierto de negro remiendo y maloliente escupitajo a la casa en el agua donde, sostengo con ardor, envejecieron nuestros ancestros.

---La herradura lacustre es como un imán y las aguas del golfo hacen el resto. Se abren a los cuatro horizontes del cielo y no sé cómo, pero esa herradura te va marcando el regreso---, digo, sentencioso, tratando de explicarme más a mi mismo el apego, que al festivo Aniceto.

--- ¡A ver las muchachas alemanas que se bañan en el lago, ¡ dice Aniceto mientras se zambulle en la orilla. Cómo armar ese escenario insólito. Cómo armar ese engranaje que apenas si vislumbro en las imágenes que sucesivamente se destraban de esos sueños recurrentes cuando vanamente ordeno un desvencijado tablero hasta entonces disperso. Entre el azar y la inventiva pulsa un arco secreto, un resorte crispado se descorre caldeado por unas imágenes que intentan ser sucesivas. No se repiten, unas tras otras desfallecen ante un áspero escenario, arrebatado por la brisa. En la infancia había juntado ciudades acercándolas en el mapa, había sorteado los más escarpados montes, bajado a la jungla más tupida, navegado en turbias como traicioneras aguas, de alguna manera uniría ese dantesco tablero. La muerte de mi padre me hacía ahora ejecutante de un ritmo desconocido. La plaza festivamente coloreada era ahora una tierra árida que pretendía enervar los sueños. La voz que susurraba detrás del viento llevaba el aliento freso de su recuerdo.

---Regresaré a ver las sílfides desde una choza en el lago, después de haber rastreado el mundo, murmuro, haciendo un catalejo con mis manos.

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La Casa de la Bahía Lentamente intento comprender, con un dolor en algún lugar secreto, en una región devastada del alma, en las caminatas ante el puerto, luego de poner en escrupuloso orden el recién inaugurado Salón Fotográfico, cómo la afrenta ante esas aguas calmas, de una extasiada serenidad, bravías a ratos, atronadoras e incontenibles en ocasiones, pulsan mi existencia. La muerte de mi padre me acercaba aun más a aquella realidad que quería trascender.

Las incursiones como administrador en el vapor Los Andes, el arco de proa de ceibo revestido en metal y apuestas de sol, gana el viento el sur, siguen incrustadas en mi memoria. La ganada pericia como técnico en The Maracaibo Electric Lights Company, donde despliego cierta habilidad en el conocimiento y operación del sistema de alumbrado público, recientemente instalado en la ciudad, me proporciona nuevas opciones.

---La luz de kerosene apesta, es preferible morir achicharrado con las bondades de este nuevo servicio, es sólo un sistema de carbones a base del arco eléctrico, que produce una luminiscencia azulosa, le susurro a Aniceto, cuando me registro en la nueva compañía. Soy apenas un muchacho, cuando la directiva de la compañía me envía a los Andes –un mundo en permanente invierno que ante el calor de la bahía, percibo como región de entrañables enigmas- para solventar un imprevisto en las instalaciones de una nueva planta de electricidad, que tratan de instalar en San Cristóbal. El viaje en vapor hacia el Sur del Lago, es de un recorrido memorable. La línea que se define sobre el horizonte es de una extasiada serenidad. Las toninas del Lago siguen el rumbo de la barca. Las horas se cuecen al calor del vapor que se adentra en una deslumbrante inmensidad, sólo cielo y agua nos enrumban hacia el sur hasta desaparecer por completo los contornos costeros.. Al fin el anhelado sur se avecina en ríos que bajan a raudales al encuentro de la embarcación. Hay conmoción cuando

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La Casa de la Bahía las aguas cenagosas de los ríos se encuentran con las aguas calmas del lago. ---Un álbum de herbaria y jungla, caños y pantanos se conjuga en sus riberas arenosas---, hubiese anotado con prontitud Aniceto. Un empresario del café dispara su fusil sobre una cuerda de cocodrilos apostados en las riberas, que no parecen percatarse de las aviesas intenciones del intruso. Tras los robustos árboles se escabullen araguatos de piel de achote. A ras de las aguas sobrevuelan ágiles aves zancudas. Sobre las lianas penden serpientes verdosas y una piara de báquiros se lanza al río al paso de la embarcación. Casas desgonzadas, arboles desgajados, restos de montaña, navegan en su corriente mientras el capitán y los prácticos, a duras penas, esquivan su trémulo remontar. ---¡Es otra crecida que desborda los linderos, recobra surcos y amenaza con arrasar cuanto esté a su alcance!---, escucho de uno de los maestros que ahora conduce la embarcación. Sobre las siete de la mañana llegamos al puerto de Encontrados, sobre el río Catatumbo.

El Gran Ferrocarril del Táchira ha encendido sus calderas. Desde la estación inicial de Encontrados hasta la estación de Uracá, recorre ciento cinco kilómetros…. recién inaugurado hace apenas meses, el olor a leña chamuscada con carburo y alquitrán, se sofoca entre sus juncos. Crecen poblados a ambos lados de los rieles donde se asientan las estaciones. Sobre el origen del nombre de Encontrados, juntura del río Zulia con El Catatumbo o encuentro de arrieros perdidos en los avatares de la selva, no lo sé…me dicen sin confirmación alguna, los afables operarios que con destrezas se preparan para iniciar

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---No solo café dan estas montañas, también gente emprendedora, tratamos de llevar estas bombillas más allá, me dice mientras echa un ojo a la cuadra de mulas donde se arremolina la niebla.

Alexis Fernández la marcha, sucesivamente van descorriéndose en un carrusel de pueblos recién instalados, las poblaciones de Gallinazo, El Chao, Valderramas, Buena Esperanza, Laureles, Sal de Reyes, La Perra, El Guayabo, Las Cabullas, San José de las Palmas, Orope, hasta llegar a La Fría. Estaciones al lado de los rieles que en plena selva lucen sus ligeras estructuras recién instaladas, al paso gravoso de la pesada máquina que con estridencia se desliza sobre los rieles, en un momento pienso que van a desparecer engullidas por la vegetación... Luego, no sé cuantos kilómetros a lomo de bestia, a pie cuando las laderas de las montañas están más en el aire que en tierra firme y, remontar penosamente, un quebrantado camino de recuas entre terrenales montañosos y planicies pantanosas, pequeños poblados distantes unos de otros y trillas en zig-zag, sin retorno aparente hacia otros apartados y remotos parajes hasta llegar después de dos días, a la villa de San Cristóbal. Una ciudad de altos techos, alternados de teja y palma real, anchas paredes de bahareque pintadas de blanco y altos enlosados, calles empinadas de piedras unas y bajantes de arena las otras, silenciosas, envueltas en la niebla, con gente callada y hacendosa, rodeada de grandes extensiones de cafetales y siembras dispuestas milagrosamente en las laderas de las montañas, hacen de la ciudad un verdadero sortilegio. ---¡Café, un tinto bien cargado¡, he escuchado en boca de la oficiosa señora que nos atiende, abundante agua por demás helada y unas grandes arepas de trigo y queso asumen con ganancias el duro remontar. “Es la versión andina de Isolina”, pienso mientras recuerdo los vigorosos tentempiés de la calle Venezuela, preparados por la Reina del lago, ahora cuando el olor a café acerca el rumor de las acacias y la infernal vocinglería cercanas al muelle.

“---Las semillas que se cultivan en las llanuras y las montañas de este país mueven al mundo, al paladar del mundo…”, había escuchado de Bornhorst, facultado de

El circuito había presentado problemas en el encendido, recuerdo la cara perpleja de los empresarios y del mismo técnico enviado por la compañía, cuando rápidamente tras operar el sistema de encendido, logro solventar el asunto; sólo una cuestión de ajuste, el engranaje de la maquinaría estaba fuera de canal y el swiche de ignición trabado, sin control, precisé. Conozco a un joven empresario coterráneo, emparentado con el negocio de la electricidad, Luis Manuel Méndez, quien se sorprende de mis habilidades y hace gala de una gran afabilidad, me invita a recorrer la región andina, asumiéndose como empresario de la luz,

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Desde entonces, cultivé en mis retinas las colinas de un verdor contrastante con la luz calurosa del puerto. Volvería ansioso a aquellos parajes así como inhalaría hasta desfallecer el aire de mar cuando navegara hacia el Golfo en busca de las Islas del Caribe, en ruta hacia Nueva York, donde adquiriría tinta, papel, negativo, cintas vírgenes para la pequeña imprenta y el salón de fotografía que funcionará allí, a escasos metros del puerto. Admito pronto que esa Ciudad-Puerto está en el centro mismo de la contingencia, en el punto de ebullición donde las interrogantes a pesar de su sencillez, se hacen más insultantes. Entonces, ¡a todo evento¡ emulando la jerga de Aniceto, creo que quizás intente descifrarla. Remedar sus imágenes, seguir su ritmo lacustre, acoplar su son marino, atesorar su murmullo fluvial, encontrar

El regreso sedujo (ya en la captación despabilada del paisaje y contumaz anotador desde los inicios escolares) un horizonte de montañas y pedregosos ríos, oblicuos acantilados y altos bucares enrojecidos, envueltos en la niebla, que realmente me han maravillado, hasta absorberme completamente y ser parte de ese paisaje.

La Casa de la Bahía una de las casas alemanas instaladas en Maracaibo. Le entrego a su vez una tarjeta de visita, y le invito a concurrir al salón fotográfico, instalado allí en las calles del centro, en su próxima visita a la ciudad.

Tanto que opto por escribir, de distintas maneras a Steveson, ---Todavía tengo las montañas en mis ojos. Nunca había visto tanta naturaleza, no solo poseso del caserón, sino del árbol, la piedra aledaña y la nube juntos.

Entonces anhelé por siempre, ser caminante de esas enrevesadas grutas, quizás registrar imágenes de esas antiguas rutas de herradura, trillas de paso por donde bajan el café a paso de bestia… Regresaría posteriormente a practicar el registro fotográfico de las instalaciones del Gran Ferrocarril del Táchira, a adentrarme en un escenario virgen, primario, envolvente. No por sus extensiones telúricas, más bien, por rehacer esas antiguos trayectos de a pie, rutas de recua, mapas de itinerarios indígenas acoplados en la memoria, cruce entre timotocuicas y tomoporos, entre torondoyes y bobures, campo por lago, agro por agua, reciprocidad entre labriegos y pescadores anoto con precisión, y, recuerdo las dos barricas de aguas buenas que traen del río Torondoy, hasta el tinajero de la casa de la bahía, y me detengo, en los vaivenes de la embarcación, en ese intercambio incesante ente laderas y costas y pienso, ya aletargado, en el pequeño salón fotográfico que con Guillermo y Aniceto, he instalado en la propia casa, en el comercio cafetalero que ha hecho de la bahía un puerto de embarque y desembarque, y, nuevamente recuerdo las palabras del viejo Bornhorst, “…las semillas de este país mueven al mundo, al paladar del mundo…”,

El resto de la bahía ensombrecida en la noche, saca fiesta de las noches de plenilunio. Las barcas se arremolinan en el muelle. Los bongos construidos por los carpinteros de la ribera truenan en sus recias maderas. El edificio de La Aduana contiguo, la Iglesia Matriz más allá, la Casa de Beneficencia, bamboleándose a oscuras, son trémulas embarcaciones que se deslizan a la deriva. La arboleda cercanas al muelle, cruje incesante atizada por la brisa. Las calles de arena se humedecen hasta prolongar el oleaje donde a la luz de la luna restallan tanto esquivas cangrejas como trémulas doncellas, algunas embarcaciones amanecen deshechas frente a los edificios. Un rancio olor a buches deshechos, frutos fermentados, pescado manido y huevos hueros se arrebata en las caprichosas oscilaciones de la brisa.

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--- ¿Cómo cruzar el mar sin cartas de navegación, un marino de agua dulce, sobre todo si es venático? Me pregunta Aniceto, indicándome la luna sobre nuestras cabezas y ondeando en el oleaje del lago, las intermitencias del relámpago. Las lámparas de kerosene, apenas si iluminan las instalaciones de la rada, la brisa las vuelve fugaces lumbres que chisporrotean en la noche.

---¡Nauseabundas antorchas para tanta claridad¡

Alexis Fernández la razón de su voz. Las montañas se elevan sobre la franja lacustre, visibles desde la ensenada, unas corvas azuladas se deshacen desde el oleaje de regreso. Tengo un dédalo ante mis ojos que hunde sus entrañas en el mar (y te pido Stevenson no hacer distingo entre mar, lago, río, todo fluye desde los pies hasta mi sueños y todo ancla y leva según el oleaje de la sangre que corre en mis venas) cuando intento ordenarlo naufraga, en algún lugar el mundo se ha fracturado y no sé dónde, termino confesándole a Stevenson.

---Nos robaremos las barretas de carbones ya quemadas que lanzan al piso los empleados de la compañía para instalar las nuevas barras y escribiremos con esos carboncillos los pasquines más picantes en las paredes encaladas de la rada.

--- El nuevo alumbrado público, con lámpara de arco Aniceto, es un verdadero acontecimiento. Quedan atrás los viejos faroles de acetileno que empleaban carburo. Más atrás los estucos de sebo de grasa animal colocados sobre horcones. Este nuevo alumbrado se produce con un mecanismo de carbones chispeantes con base en el arco voltaico, una luz azulosa de mayor calidad. Vendrán nuevas inventivas, quizás nuevos retos. ¡Incrédulo, perspicaz, dudaras hasta de tu sombra¡ Sin embargo Aniceto, te conozco parentela, los nuevos inventos te robaran el sueño.

El Lago acaudala a los ríos del sur. El mar sigue al golfo, avanza hacia la Barra, se adentra al Lago. Los alisios hacen centrifugas hacia las costas, los vientos de las riberas a su vez soplan hacia el centro del Lago. Entonces, centellea un relámpago que alumbra sus corrientes, resplandece los contornos –la hilera de mangles y cocoteros agrupa las costas- y desborda las embarcaciones. En los litorales lacustres las enseñas de un negro en trono amainan la tempestad, las vírgenes del lago acopian las oraciones. El lago (con sus planchadas flotantes, escolleras y puertos rehaciéndose vertiginosamente), es un periscopio donde fluyen las más variadas embarcaciones en un intercambio constante de banderas y comercios tanto como las fuerzas encontradas de las mismas mareas que ahora más hacia el noroccidente, surcan hacia las Islas Antillanas siguiendo ruta al Atlántico, donde Manuel y Aniceto, marinados en embarcación de gran cabotaje, avanzan hacia ignotas como exóticas regiones ultramarinas.

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La Casa de la Bahía Sólo unas seis décadas nos distancian de los eventos libertarios que enrumbaron la independencia del país. Sólo unas pocas centurias atrás esa ribera lacustre fue recorrida por toda laya de piratas y corsarios que defenestraban a su cruel antojo las principales ciudades costeras. Esta ciudad fundada no sé cuántas veces, se rehace ante mis ojos desorbitados. Una ranchería de cañabrava y techos de enea se apertrecha en las riberas. A un muelle de balzo (ciudad flotante en las tempestades de la bahía), le sucede una escollera de tablones, a un ancladero de horconadura le sobrevive un puerto de embarque y desembarque. Un gran puerto de embarque y desembarque con gruesas vigas de madera, hierro galvanizado y techumbre de teja acanalada, alberga ya unas mil y tantas embarcaciones de la mayor variedad. Buques de ultramar, vapores nacionales, barcos, piraguas, chalanas, bongos, remolcadores, cayucos, alternan ante las pizarras de entrada y salida del puerto. En pocos años, la ciudad arma sus tinglados, sus edificios de horconadura y mampostería, sus tiendas de ultramar, sus techados de tejas, sus balcones con vista al lago, sus residencias con fachadas multicolores y zaguanes y traspatio y puertas falsas, sus esquinas asoleadas y sus aceras reforzadas, descorren un lienzo que he tratado vanamente de armar. “La fotografía no es sólo un aliciente, es un oficio entrañable, es un documento por demás…” le he confesado a Stevenson, entendido de la vieja imprenta heredada de su abuelo, un viejo trinitario quien lo ha formado en el noble oficio de las galeras de plomo.

46 Alexis FernándezMuelle

de Maracaibo. Fotografía de Jacobo de Pool, 1894

Calle de la Marina. Fotografía de Jacobo de Pool, 1894

Llena la marea. El oleaje rompe contra las escolleras y troncos de cocoteros que circundan las riberas. Los alcatraces hacen curva en las embarcaciones y rompen fila ante el estruendo de las olas mientras la luna asume la Bahía. Una vieja canción interpretada por un dúo acompañado de guitarra, ondea a ráfagas en la brisa, alarga a ratos su nostalgia, disemina su áspero y oficioso designio amoroso y después se sosiega en las ventanillas de la botellería cercana.

--- ¡Rutas para los bardos marinos que se mueren de sed!, replica Aniceto mientras busca licor en la bodega cercana al muelle.

47 La Casa de la Bahía

--- Siempre habrá alguna ruta en el mar para los pasos insomnes, aludo con fe en desconocida entidad.

ir ese consentimiento, Manuel! Ese si es un verdadero acontecimiento, no esas lucecitas de bengala para iluminar una ciudad sitiada por el sol, iluminada por este espejazo de marzo. ¡Sol y luna, solarium y plenilunio para los bárbaros bardos!, repite pleno Aniceto mientras camina descalzo en la arena. Muelle nuevo de Maracaibo. Fotografía de Arturo Lares Baralt, 1896

Una mujer se acerca contoneándose, pide cigarrillos, ofrece su cuerpo, pide algún dinero. Uno de los dos le acerca tabaco y lumbre, ---Puedes quedártelos, digo. Ella entiende, sabe de su caminata infructuosa, de su movimiento de cascabel aireada, gravemente herida en su desplazamiento; pero los toma, no sin cierto desdén, maldice, al percatarse que su ofrecimiento amoroso queda desecho en la rada, sin embargo, da las gracias después del insulto y continúa desplegando gracias en el ¡Cómomuelle.dejas

48 Alexis Fernández De un soplo apago la llama de la vela que apenas si ilumina la habitación, no sin antes colocar el manojo de llaves en la repisa del corredor, a mano, donde quizás José Trinidad Trujillo, esté pendiente de los movimientos de la casa. La respuesta de una de las tías a Guillermo, ---Creo que ya no se levantará jamás, ahora duerme un sueño eterno, hijo---, aún se escucha en los ecos rendidos de la casa, envuelta en un acre vaho de flores desechas.

49 La Casa de la Bahía

El teatro del frente edificio que alcanzaba unos diez metros sobre nuestras cabezas. En ese mismo terreno, las ruinas de un viejo teatro abandonado, hicieron las delicias de quienes montábamos pequeñas piezas teatrales, la venta de agua en burro, los centinelas de la luz, los acaloramientos de los extranjeros en la bahía, los navegantes de piraguas, los piratas en la rada que terminaban en rechiflas y en verdaderas batallas campales entre los actorcitos de circo y los actores de pacotilla, y toda suerte de insultos, enfrentados en nuestros inopinados roles. ---Claro, fuimos testigos de excepción. Mientras armaban las horconaduras y las bases de piedras de ojo para levantar el edificio, nosotros sacábamos las jaulas para las collaritas y las rabo-blancas que habíamos instalado en la noche. Sobre nuestras cabezas como tu bien dices Manuel, se levantó ese edificio, un proyecto original Niños aún presenciamos la construcción del teatro. En el mismo terreno donde lanzábamos los globos de papel de seda con armadura de caña brava y mecha de brea, cazábamos iguanas y canaguaras, seguíamos el canto del alcaraván y la ruta del eclipse de sol, se alzó un vasto

Alexis Fernández del ingeniero cubano Manuel de Obando, con pórtico de cuatro columnas, un arquitrabe y terraza con barandas de hierro, con paredes de ladrillo y mampostería siguiendo un estilo dórico-romano, con sus aceras de mármol, con sus doce mangueras giratorias de hierro galvanizado para la ventilación del coliseo, para el refrescamiento no sólo de las divas de operetas y zarzuelas, sino de la concurrencia mayor, comodidad para el soberano público que no tiene porque sufrir los reveses de nuestro acalorado trópico, cuando ha cancelado puntualmente su boletería. Como debe ser un coliseo, un verdadero theatrón, un lugar para contemplar. Fuertes bases de mampostería para la construcción de la herradura de la nave central. Maderas, tablones de madera, horcones, muñecos, molduras, vigas y varetas hicieron la armazón interior bajo un estilo árabe de una gran sencillez pero de una gran belleza; su cielo raso de madera de cedro pintada al óleo, y las nueve musas, creación de nueve noches consecutivas de pasión entre Zeus, rey del Olimpo y Mnemósine, diosa de la memoria, protectoras de las artes, las ciencias y las letras, Calíope, la de bella voz, Clío, la dadora de gloria, Melpómene, la pura melodía, Talía, festiva, festiva a muerte, Euterpe, la encarnación del placer, Terpsícore, danzarina, Erato, la muy amable, Polimnia, entonadora de himnos, y una, una dedicada a la astronomía, con un hermoso nombre astral, Urania, la celestial, protectora de las constelaciones, representada por una esfera celeste, corona de estrellas y compás, todas ellas rodeando en círculo, una hermosa lámpara central. Mármol blanco se empleó para el primer piso. Las escaleras que ascienden al segundo son de caoba pulida, ya conoces la reciedumbre y belleza de la ceiba trabajada, ese hermoso árbol de la familia de las cedréleas, viene del guaraní caa-uba, que significa árbol de la selva, el más vistoso, y en forma de caracol las escaleras que siguen al paraíso. En el gran arco del telón la fotografía del bardo y filólogo, Rafael María Baralt y en los óvalos de la arquería del piso superior, los nombres de esa pléyade de insignes plumíferos, Cecilio Acosta, Fermín Toro, Andrés Bello, José Ramón Villasmil, Rafael Arvelo, Heriberto García de Quevedo, José Luís Ramos, y nuestro entrañable pariente José Ramón Yépez, el Cisne de Lago. ¿Qué te parece, Manolin? El excelente trabajo del Bachiller Manuel Soto, tu tocayo, al igual que el ingeniero cubano Manuel de Obando, un trabajo de envergadura, ¡no es que tengan la verga dura los Manuel!, si no, que bien se desempeñan el ingeniero y el maestro, en asuntos de construcción y ebanistería. Las sillas de la platea, imagínate no más, de hierro fundido y asiento giratorio, las trajeron de Norteamérica, dicen que de una fábrica en Nueva York, los decorados de la misma Italia, de las cercanías de Venecia donde sus artesanos se dedican al arreglo de escenarios teatrales. Ni qué decir de los jardines adyacentes, los jardines de tertulia

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Manuel.Interior

La Casa de la Bahía o patios de desahogo, para los entreactos, inmensos, sobrios, dos pisos que se comunican con el edificio central que incluye su restaurant, el patio- jardín con una fuente central, escalones y todo sembrado de árboles que buena falta le hacen a los más recientes edificios que se construyen en la ciudad y, al final, un tercer patio, para nuestro beneficio (aún están armadas las trampas-jaulas en el techo de la casa de enfrente), humedecidos sus árboles por una fuente central. Aquí mismo habían levantado unas paredes de bahareque, un escenario rústicamente techado, unos palcos altos y bajos en forma de herradura, escaños de madera en el patio, dos fondas con el nombre de cantina

Y para ser aún más preciso en una clara afrenta verbal, Guillermo, con una cinta de albañil, extendida entre sus manos en alto le describe: ---Sí, Aniceto el Grande, no olvides los cuarenta y cuatro metros de largo, veintiuno de ancho y diez de alto, y los jardines con sus cuarenta y cuatro metros de largo y nueve de ancho, que nos han quitado la cuadra de las carreras, el patio de cacería, el rancho de los burros y el observatorio de los eclipses. Se han llevado en tus términos, nuestro corral de comedias, nuestro teatro trashumante, según se queja del Teatro Baralt, 1883

52 Alexis Fernández Teatro Baralt, 1883 Aguadores. Fotografía serie estereoscópica, 1895

las juego con los asnos sabaneros de Sinamaica, esos miran hacia delante, buscando el sin fin de la Guajira.

La Casa de la Bahía

--- Ganarán los burros de El Empedrao. Tienen cohetes en el rabo y no sufren de ---sed.Me

---¿Haremos las carreras de bestias ensilladas?

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---Te he dicho sin decir, lo que dice Horacio Sánchez, uno de sus maestros carpinteros, sin ser producto de mis desvelos, que ese es el interior del teatro, con sus alacranes y sus remaches. No creo por demás, que estos matajeys rompan la calidez de nuestra bahía. Nos esperan, ¡hermanos impresores, hombres de tinta y papel¡ Señores de la imagen!, para la entretención y solaz, buenas temporadas de conciertos, óperas y zarzuelas.

---Mañana, de acuerdo al pie con que se levante, dice, para sus adentros Guillermo, y concluye aseverando en voz alta,

---Demolerá piedra a piedra, horcón a horcón, opera a zarzuela (incluidas las mozuelas), demolerá él, el mismo coliseo que se levanta grandioso ante nuestros Paraojos.

el desquite reta Guillermo a Manuel, -quien desdeña el pleito, hurgando en los escondrijos de la mampostería donde se ha escondido una sabandija-, a sabiendas que el guante lo recogerá Aniceto,

Dice ufano Aniceto, convencido de las bondades y excelencias previstas para el teatro que prontamente para conmemorar fechas patrias será inaugurado.

---Sí, trotaremos, pero a puro pelo.

---Ganarán los aguadores, los muchachos del agua que no son acróbatas ni cirqueros ni payasos como nosotros, sino jinetes.

La luz del atardecer exalta el almagre quemado de los tejados, se desvanece suavemente hacia los corredores y zaguanes, se posesiona de la plaza Bolívar y de los edificios de gobierno hasta bien entrada la noche, cuando estrena luna con aureola de agua en los entramados de las acacias. Un escenario eficaz para el asombro de quienes persiguen el rastro de los canaguaras ante la madriguera que guarda la piedra de ojo y el tropel de furtivos jinetes de jumentos en rebatiña de puro pelo en los arenales de la rada, reina en la ciudad.

Un cortejo de carruseles ecuestres, trapecistas, transformistas, teatreros de carrera de caballos y paradas de burro, según decía el abuelo Jeremías, desfilaban en las escasas temporadas reservadas al recreo y el entretenimiento. Progresivamente las compañías de zarzuela y operetas, compañías lirico dramáticas, los circos trashumantes fueron desplegando sus programas ante los asombrados ojos de quienes hacíamos nuestros sus pasiones por las tablas. Las pocas compañías de teatro, zarzuelas y operas, contratadas, pero sobre todo las compañías de circo, con sus acróbatas, malabaristas, transformistas, y asombrosos contorsionistas, terminaban siendo nuestros amigos, nos adentraban en el mundo de las tablas, nos acicalaban con sus trajes y pinturas, nos regalaban monedas, naipes y postales de sus países de origen. Contaban sus tragedias y terminaban llorando y riendo de sus múltiples peripecias. No viajarían más, se quedarían en casa, en la amable aunque calurosa bahía, arrendarían una casa de tejas cercana al puerto, si daban las monerías, una con balcón con vista al lago.

Esa noche el escenario resplandecía con impresionantes luminarias, se dispuso de un gran telón negro de fondo, los utileros hábilmente disponían de diversos objetos, esencias mágicas que a nuestros ojos sencillamente levitaban. De repente, en el silencio expectante, hizo su aparición el gran mago Patrizio, vestido de frac negro y camisa blanca, corbata de moño y piqué blanco y sus zapatos de charol, con una

Al final de la jornada, doblando la esquina con sus muecas de payaso, sus vestimentas de llamativos colores, sus ojos tristes, sus crinolinas, corbatines, pecheras y puños falsos, sus pañuelos en volantas, rumbo al puerto nos decían adiós.

---¡Esos bichos, los de aquí y los de adentro, van a acabar con mi vida¡, dice Isolina, al frente de un ejército de mujeres, que armadas de rastrillos y escobas de brusca, corren tras los alacranes y ciempiés que atraviesan raudos el vecindario. El estallido no ya de los alcaravanes que han devorado el día, sino de los tuqueques que se posesionan de los escondrijos de los horcones y de las piedras de ojo, resuena con desparpajo en la ciudad.

Nunca supimos si se despedían entre lágrimas o sonrisas sólo aprendimos que en las peripecias de los hombres y mujeres de circo, la felicidad no es para siempre. El espectáculo que más nos impresionó fue el del gran prestidigitador presentado por la compañía Patrizio`s Ilusionit Company, el del conde Ernesto Patrizio de Castiglione y del gran prestidigitador catalán, José Grau.

54 Alexis Fernández

La remoción de escombros para la construcción del nuevo teatro, desplaza toda suerte de alimañas hacia las casas vecinas.

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Esa noche el conde de Castiglioni, precisó a un concurrente a subir al escenario a quien entregó un grueso mazo de cartas, desplegó proezas con su poder mental al adivinar, una a una, las cartas ante los asombrados espectadores. Hizo aparecer y desaparecer de su sombrero y bolsillos, conejos, palomas, llaves, cigarrillos, monedas, pañuelos, relojes, dados y cualquier otro artefacto que llegara a sus embrujadas como endiabladas manos. Dobló ante nuestros desorbitados ojos, relucientes utensilios de plata, elevó en la atmósfera sorprendida del salón, una exquisita lámpara de lágrimas y nos deslumbró hasta la perplejidad, al destrabar puertas y ventanas falsas con el solo contoneo de su bastón de oro. Para inmediatamente desvanecerse ante nuestra mayor turbación y emerger en un juego de fascinantes esplendores, conjurando a los muertos en una acto de nigromancia trascendental, hablar con los mismos difuntos y aliviar las tensiones con un silforama de vistas a colores alrededor del mundo.

Inmediatamente, el gran prestidigitador José Grau, presenta en su debut a miss Isabel Grant, la maravilla de Barcelona, en un riesgoso salto mortal en el trapecio y realiza la invocación de los espectros Vivos e Impalpables, conversión de la mera ilusión en la misma realidad, “haciendo de los ESPECTROS, vivos e impalpables la más sorprendente aplicación de un principio de la Óptica y produciendo la más profunda admiración de todos aquellos que saben apreciar los adelantos de las ciencias físicoexperimentales”, según aclara una reseña en El Posta del Comercio, uno de los periódicos de quien sería nuestro ductor y amigo, el entrañable José María Rivas.

El otro gran evento que nos deslumbró, acontecimiento que nos propició el venerable maestro Martínez, cuando fue hasta la casa y nos invitó a presenciar la entrada triunfal de la diva del teclado a la rada. ¡Vamos a recibirla y luego, nos vamos al teatro¡ Él, había adquirido con premura los boletos de entrada.

La Casa de la Bahía chistera reluciente y un precioso bastón. Hizo prodigiosos trucos con sus naipes de pócker, sólo con los años conocí la gracia del falso pulgar, o el pulgar del mago, como prefería Aniceto cuando pretendía cautivar a los condiscípulos con trucos y malabarismos que terminaban con las consabidas gavillas callejeras.

el espíritu, esta es una buena oportunidad, muchachos! Se trata de la llegada a nuestra bahía, de la genial Teresita Carreño, una pianista excepcional. Esos arreglos llevados a cabo con tanto esmero en el teatro, han tenido por fin, celebrar apoteósicamente el primer centenario del natalicio del Libertador, como debe ser. Y por supuesto, para la familia política, enaltecer la figura del nombrado Ilustre Americano, Guzmán Blanco. Para nosotros es una estupenda oportunidad. Tenemos asegurada la entrada al teatro, dijo entusiasta.

Aún recuerdo cómo los periódicos celebraron y ponderaron aquella visita. La diva, la intérprete del lenguaje de los cielos, la soberana del teclado, narraron memorables momentos de su magistral ejecución. ---La meritoria pianista y compositora acompañada del Barítono Giovanni Tagliapiedra, en el vapor Americano Maracaibo han arribado a la bahía, Manuel---, dice esplendido en una expresión inusual el respetado maestro Martínez, abanicando sus brazos en señal de bienvenida. Un grupo de jóvenes pertinentemente convenidos conducirán a la descollante, real moza al distinguido barco del club de remo, de la colonia alemana, concedido gentilmente por Mr. Rudolf Gross. Un coche de lujo, del Señor Bruno Machado, adornado de jazmines y claveles, fuegos de mortero y la banda de la ciudad, han acompañado a la excelsa pianista y a su distinguido esposo hasta el hotel donde se aloja. Una comisión de honor recibirá a la pianista y dará sus palabras a nombre del pueblo zuliano. Una serenata y la recitación de los entrañables bardos Idelfonso Vásquez y Sisoes Martínez, culminará el caluroso homenaje.

---No es sólo el calor de la bahía, es el calor de su gente---, murmuró al oído de su esposo, que a regañadientes soportaba los parabienes a Teresa. Eso nos lo hizo saber el maestro Martínez quien advertía, con la mayor discreción los más leves movimientos de la pareja, aturdida por los estragos del viaje, el calor apremiante de la mañana y el clamor de bienvenida.

---No me merezco tanto halago---, le dijo al representante del comité de bienvenida, quien solícito le entrega una distinción acordada por las autoridades locales. Cómo entendidos articulistas escribieron sus agudas apreciaciones…y que sólo haya podido recoger informes “informes” y contradictorios: acordes, a lo sumo, en ciertos puntos cómico-provincianos, seguida de serenata archipámpano con discurso recíproco-reflejo…lleguemos

al martes que fue ayer, y entremos al templo de Talía…El telón está alzado y ocupa la mitad derecha de la escena; como gigantesca ave que está a punto de alzar el vuelo, suspendida la negra ala, el gran piano-aviso de la fábrica Weber…he aquí que toma aliento y principia a

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Alexis ----¡PrecisoFernándezescultivar

Y Juanito Manén, el catalán Joan Manén i Plana, el prodigioso niño violinista de apenas 13 años, que nos impresionara como concertista de exquisitas miniaturas para violín y orquesta, como ponderara la nota de prensa. Sólo una década después, en el memorioso 1896, se iniciaba una gran variedad de revistas musicales. En el mes de enero, la presentación de la Compañía de Zarzuela Española de Enrique Lloret. En febrero debutaban diversas compañías de variedades. En marzo, reservado el teatro para los bailes de máscaras en plena faenas carnestolendas. En mayo proseguían las presentaciones de las zarzuelas infantiles con los más variados programas que iban desde el Dúo de la Africana, el Gorro frigio, los toros de punta, la mascota y el Rey que rabió…en julio, la llegada del encargo que le he hecho a Luis Manuel Méndez, daría un vuelco en la programación del apreciado teatro. No seríamos ya los deslumbrados espectadores, nos convertíamos en los activos protagonistas de un programa excepcional que recordaríamos en los años siguientes.

Claudio José Domingo Brindis de Salas y Garrido, el Paganini negro, el Paganini cubano o, el Rey de las Octavas, venía de cosechar triunfos en la misma Rusia.

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La Casa de la Bahía derramar sobre nosotros las sublimes e inefables armonías que inspiró a Golschak el Miserere de Il Trovatore. Un estremecimiento, un soplo repentino pareció tocar los cuerpos y murmurar en todos los oídos: ¡He aquí el genio!

Su actuación fue realmente meritoria, comprendo el regocijo del maestro Martínez, tanto por apersonarse al teatro para escucharla, arrellanado en un cómodo asiento, como por hacernos partícipes de un acto trascendente, como el que estamos presenciando. Aniceto, ha guardado para sí sus reconvenciones y disfruta absorto aquella ejecución. Es más, se hará pianista, o mejor aún, más con su porte y voz, barítono. Guillermo estudiará solfeo con la maestra Agustina Celli, en su propia casa de la calle Aurora o bien optará por las clases de la profesora Adalgisa Cósimi, allí mismo en la calle del Obispo Lazo. Será una semana de voces y poses, en el mismo poyo de la ventana, ante los espejos, en el zaguán donde cantan los pájaros de Isolina, quien resignada cambia las jaulas hacia el traspatio, por los desaforados cantantes de ópera que han inundado la casa.

Luego nos deslumbraría el gran músico y violinista, el Chevalier, Brindis de Sala.

La playa es hoy más extensa hacia el sur donde flotan pequeñas casas en el agua. En las riberas el grupo de alemanes han construido sus casas solariegas, buscando la gratitud del lago. ---El bosque del lago es prístino, casi azul---, dice Guillermo mientras Aniceto, revira sobre esa versificada claridad de las aguas.

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Casas de baños en Los Haticos, colección Acervo Histórico del Edo. Zulia

La luna, el telescopio, la playa

59 La Casa de la Bahía

La orilla lacustre arde en la pretensión de prolongarla. Más tarde apareceremos cámaras y caballetes al hombro, cuadernos de notas y atriles de pintura, a inventariar la ciudad que intenta ocultarse sin lograrlo, tras el último fulgor de la tarde. Un resplandor cobrizo sobre las torres de la ciudad, una esquina desdoblándose entre la claridad y las sombras, un muelle acosado por el oleaje y un paso presuroso de pescador en la arena hacen gala de la memoria que intenta recuperarlas. Más allá, las embarcaciones atadas a invisibles sogas restallando en el oleaje bajo el destello fulgurante, las casas de campo de los comerciantes alemanes, el visaje eclipsado de los hatos, el golpeteo en el muelle

La tarde se suspende entre la franja mineral de un atardecer irrepetible y la avasallante Diana que como un globo ambarino asciende sobre el lago (según el decir almibarado de Guillermo, como ha sentenciado Aniceto, como ha asentido Julio Arraga, como ha deplorado Puchi Fonseca, ¡armamos un peo de cualquier mariquera!, dice alguno consternado cuando nuevamente nos acercamos a la playa.

---No hay como la luna llena en estos predios sobre todo cuando encandila la presa---, dice sonreído Julio, afecto a largas horas de cacería.

---Tú tienes la respuesta Aniceto, no hay luna como la de mi lago---, dice Guillermo cuando pondera sus destellos diamantinos.

--- ¿En algún lugar del mundo, habrá jodido tanto la luna, a tantos otros mortales, cómo a nosotros, esta que se alza en las riberas del lago?, se pregunta Aniceto, siguiendo su curso absorto, y, haciendo mofa por lo bajo de “---¡estos románticos y naturalistas que abundan en nuestra rada, mis propios primos, mueren en la orilla, no porque no puedan nadar, no porque teman al mar, sino porque ya en las laderas andinas, les supura el alma por el imperioso deseo de regresar¡. Sólo les digo, en cualquier lugar, al hacerse la noche, se eleva la Diana, en menguante como en llena, rozan estrellas fugaces, los planetas exhiben sus cabelleras de fuego, en los cielos de julio, avanzan los carruajes nocturnos y las mareas cuecen el oleaje, pero, ¿cómo coño nos alejamos de aquí, sin regresar lloriqueando?

---¿Y todavía dicen que no enloqueció a más de uno, la esfera que giraba en el salón de exposiciones del colegio?--- Dice Manuel, haciendo girar su índice lentamente sobre su oreja, escudriñando las lágrimas en los ojos de Aniceto, quien se ha mofado de los adoradores de Diana y resulta ser víctima de sus propias sentencias, mientras desempacamos, no ya los binoculares del abuelo Jeremías, sino un pequeño pero poderoso telescopio que hemos adquirido en las tiendas alemanas en la propia bahía.

---¡Te invito Aniceto a seguir el curso de las estrellas¡ No nos inmolaremos ante su

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---¡No se puede escupir para arriba Aniceto, porque lo que viene es un aguacero¡ dice Guillermo, con un pañuelo escurriéndose las lágrimas.

Alexis Fernández de alguna resegada lavandera y el voceo extraviado de pescadores, arrasados en la brisa, terminan de hundir la tarde ante nuestros ojos desorbitados que siguen su ascenso alucinante.

---Sin esta claridad nocturna, cualquier puerto es un averno---, dice Puchi Fonseca, estoico, casi mítico, ante su fulgor.

---¡Vas a terminar desacralizando no sólo la luna sino hasta el mismo astro rey¡ Manolín---, responde desconsolado Aniceto.

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---No olvidéis, el epígrafe de La media noche, a la claridad de la luna, de nuestro José Rafael Yépez, que reza: En ninguna parte la Naturaleza nos penetra más de un sentimiento de su grandeza: en ninguna parte ella nos habita más y más fuertemente, que bajo el cielo de nuestra América, recuerda conmovido Guillermo.

La Casa de la Bahía esplendor, y no te preocupes, quizás sólo acrecentaremos el misterio. Quizás como Galileo seamos procesados por la Santa Iglesia y bajo fallo del Tribunal de La Suprema Inquisición, condenado a abjurar públicamente de la teoría copernicana, aquella que sostuvo como cierta la falsa doctrina de que el sol es el centro del universo e inmóvil, y que la Tierra se mueve, y con un movimiento diario, a cumplir arresto domiciliario, a recitar por tres años, una vez por semana los Siete Salmos Penitenciales, y no publicar nuevos estudios ni reeditar las anteriores investigaciones. ¡Sepultado en vida como dirías, Serrano¡ y que aún condenado, profirió por lo bajo, la célebre sentencia. “!Eppur, si muove!” ---, dice jubiloso Manuel, posesionado del visor del artefacto ponderando sus propiedades. Instalan el telescopio, arman sobre cuatro troncos la crepitante hoguera, descorchan botellas, acercan maderos, se pertrechan de un viejo cascaron de canoa abandonada. Arman sus caballetes y preparan las rústicas tablas que suplen los deseados lienzos. Cálculos, anotaciones, trazos y bosquejos se diseminan en la arena, las palabras se deshacen en la brisa antes de convertirse en gritos cuando intentan perpetuar la ciudad. La luna se acerca en las lentes antes de perderse en la nubazón, iluminando a ratos, grandes áreas de las playas colindantes, para permanecer en el grumo de piedra caliza, en un óleo de Julio Arraga; atizado por la brisa, se hace endecha en la escritura de Guillermo Trujillo Durán, se encumbra en un bosquejo iluminado de Puchi

---¡Aquí construiremos nuestra propia Urania¡ dice, en alusión al observatorio que hemos anhelado para las observaciones en la bahía.

---Sin olvidar, a nuestro Idelfonso Vásquez, ya que hemos hecho nuestro su Rayo de Luz, cuando nos dice, Es en la luna broche de diamante / Por Dios prendido en los nocturnos velos; / en la centella, sierpe rutilante; / y en el iris, corona de los cielos.---, replica Aniceto lanzado al ruedo sus dardos ilustradamente envenenados, según ha dicho.

---¡QueFonseca.síestamos jodidos, dúdenlo¡. Hay lago y luna para rato, a pesar de tanto profano---, dice Aniceto repuesto del sentimiento lunar que lo ha embargado, mientras describe con su dedo un círculo en la arena, alrededor del grupo.

---Es nuestro destino, como Udón cuando invoca a Baudelaire, ¡beber un cielo líquido que riega mi alma de luceros¡ clama Puchi Fonseca, al borde del éxtasis, desenfundado su guitarra y tratando de acompañar aquella refriega literaria, con arreglos matizados por la brisa.

Referencias que sólo consiguen atizar el caldeado ánimo de Aniceto, quien memorioso recita, dando vueltas en torno al círculo que ha trazado en la arena, las reflexiones del maestro Pedro Arismendi: “Hay hechos en el mundo real que a veces me hacen creer las más absurdas fábulas de la Mitología. Por ejemplo, yo casi admito aquella invulnerabilidad que daban las aguas de la Estigia desde que veo que algo más raro y de mayor entidad producen las del Lago Coquivacoa. Pocos hay que se bañen en él desde la infancia, y a los veinte años no sean excelentes poetas. Así, únicamente puede comprenderse cómo la sola ciudad de Maracaibo haya producido en este período más escritores que todo el resto de la República”.

---La magnificencia del sol es encantadora: se ve salir que parece un disco de oro y no globo de fuego…Qué hermosa aurora la de sus grandes rayos que brillan por lo claro sobre el oscuro fondo de las nubes”.

Porque yo te canto cuando el disco rojo / del astro poniente reproduce el ojo / de algún Polifemo, sobre ápices zarcos…--- apunta Guillermo con Udón, cuando ya las redes están echadas.

62 Alexis Fernández

Tratando de que los efluvios no vayan más allá del alcance del artefacto, Manuel, que intenta en vano graduar la imagen de un astro cada vez más volátil, arrasado por la corriente, invoca el cuestionario espacial del maestro Silvestre Sánchez, que ha servido a su vez, para las clases magistrales del venerable maestro Martínez y que luego, compartiría con el profesor Luis Ugueto.

--- Se presenta esplendida y hermosa, y derrama los puros rayos de su frente sobre la ciudad, acompañada de innumerables estrellas que tachonan el firmamento, al que oscurecen con su hermoso resplandor, y que se refleja sobre esa gran masa de agua del lago que se ostenta como una inmensa sabana de plata.”

---“¿Cómo se presenta la luna?

Y sin empachos, recita, la balada que precisó en la prensa, para ponderar su condición de poseso del firmamento.

---“¿Cómo se ve salir el sol?

---

---¡Mañana seguimos y discutimos! ¿Qué significa hecho verga…? ¿Qué coño significa estar hecho verga y además hasta cuándo un simple ocaso nos va a arrebatar la vida? ¿Cómo coño un simple crepúsculo que ocurre todos los días en esta playa de Dios, nos va a hundir en el desespero?---, propone e inquiere Puchi Fonseca, quien a duras penas dobla sus bocetos que ruedan llevados por el vendaval y guarda con fervor su guitarra, mientras yo, este humilde mortal, excomulgado de mi condición de profeta, aún exorbitado por aquellas difusas imágenes cada vez más volátiles, recojo el preciado aparato, semienterrado en la arena.

La Casa de la Bahía Allá arriba el sol brillante, Las estrellas allá arriba; Aquí abajo los reflejos De lo que tanto brilla. Allí lo que nunca acaba, Aquí, lo que al fin termina; Y el hombre atado aquí abajo Mirando siempre allá arriba. Reímos, reímos y lloramos ante las pretensiones poéticas de Aniceto.

---Eso no es poesía. Eso a duras penas es una miseria, una miseria de filosofía---, replica Guillermo.

nuestro observatorio, escrutaremos el universo, nos acercaremos a su misterio!, clama Manuel tratando de poner orden en la pea.

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----¡Estamos hecho verga!, ¡Manuel está cada vez más en los cielos que en la tierra!, ¡Cómo si aquí no ocurriera tanta calamidad!, dice Julio Arraga, tratando de recoger inútilmente, sus atriles arrebatados por la fuerte ventisca.

---¡Poesía y filosofía de nuestra finitud e infinitud de los cielos¡ ---responde en su defensa Aniceto. La Soledad, es de Augusto Ferrán, no pretenderán ocultar sus ¡Instalaremosvirtudes.

El curso de las estrellas y/o la mecánica celeste

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El encuentro con el agrimensor y astrónomo, Luis Ugueto, caraqueño, quien pronto dirigirá el Observatorio Cajigal, la correspondencia y noticias de José Comas y Solá, en España, las notas del presbítero holandés, Johan Steim, quien terminará dirigiendo el observatorio del Vaticano, las narraciones del genial Flamarion en Juvisy-sur-Orge, acompañaban aquel concierto que los artistas de la bahía y los constructores de la ciudad-puerto, ejecutaban cada tarde, en esa casa del centro de la ciudad, que la ausencia del padre forzosamente convirtió en lugar de faenas. El profesor Ugueto, había nacido en Maiquetía, desde niño sintió una fuerte atracción por el firmamento, en sus cuadernos proliferaban rayones de los astros, soles y lunas, manchas amarillas y rojas que iluminaban las montañas y el mar, estrellas que fugitivas desaparecían ante sus escrutadores ojos ---¡Esa bóveda azul guarda sus secretos, desde niño me preguntaba que había más allá de ese horizonte que veían mis ojos¡---, indicaba con

Aquella narración, tan veraz como cercana a nuestro entorno, nos deslumbró. El recuerdo del maestro Martínez, quien admiraba la labor desplegada por Giovanni Battista Agostino Codazzi Bartolotti, tanto como buen guerrero como excelente cartógrafo, geógrafo, ingeniero, que ha recorrido la Sierra de Perija y el sur del lago, la misma ciudad y su cuenca lacustre y la presencia de Carmelo Fernández, quien bajo la presidencia de Venancio Pulgar, ha traído de Alemania, las barandas de hierro con ocho puertas ornamentales, una fuente central y cuatro estatuas de bronce representando el comercio, la industria, la agricultura y la navegación de la plaza Bolívar, ha trabajado en el reacondicionamiento del altillo del Templo de San Francisco, en la construcción de la Biblioteca Pública, en la recuperación del Lazareto y en el nuevo mercado del Puerto El Piojo.

La Casa de la Bahía fruición. Instalado en la bahía, nos relata cómo ha trepado en los tejados a la caza de atardeceres y cómo al alba, Venus está más equidistante por nuestra posición en el ecuador. Dispuesto a conocerlos, instala en la azotea de su pensión en Veroes, el sextante, que le regalara el oficial de la marina alemana Frederick Linton y logra determinar la latitud de la estatua del Libertador, en la plaza Bolívar de Caracas. Había logrado el titulo de agrimensor y pretende hacer estudios de ingeniería. La precaria situación familiar le hace desistir y optar por trabajos relacionados con la topografía. De Caracas pasa a Mérida, luego de algunos meses en la ciudad de las nieves perpetuas, como la llamara el caballero Anton Goering, se dirige a la ciudad solar que le impresiona, “---esta ensenada es propicia para la observación astronómica. Además hay la posibilidad de realizar algunas mediciones y estudios del terreno que ya me han encargado las autoridades. ---¡Compartiremos esa experiencia…! ---”, dice mientras desenfunda sus instrumentos de medición que no son extraños para quienes hemos estado atentos a la elaboración de cartas de navegación y a descifrar esos enigmas que se desplazan en el firmamento.

Nos comenta cómo, Humboldt, en 1810, ya había fijado puntos por coordenadas astronómicas en el país, cómo había logrado determinar latitudes y longitudes en los llanos tanto de Colombia como de nuestro país. Cómo Agustín Codazzi, en su elaboración del Atlas de Venezuela, había usado esos puntos y había fijado otros. Cómo ese Coronel de Ingenieros, se hace acompañar por Carmelo Fernández, artista, sobrino de José Antonio Páez, reconocido dibujante y pintor testimonial, miniaturista y acuarelista topográfico, quien ha trabajado en el levantamiento del mapa de Venezuela, quien luego se desempeñará en el Colegio Nacional de Varones de Maracaibo, como profesor de Dibujo e Idiomas.

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hagamos cos o´ cos h sen M

_______________ igual a ___________= K Cos o´ cos h´ cos M

Más otras formulas de igual tenor que coparon la amplia pizarra adosada a la pared del salón, y podemos precisar el avance o retardo en el paso de la estrella por los hilos y llamemos a al valor angular del espacio del valor angular del espacio entre los hilos del retículo y t el tiempo que tarda la estrella para atravesarlos… Con pasión, nos explica, cómo conocer la diferencia de longitud entre dos lugares, con el uso del cronómetro. ---Esto puede resolverse trasportando un cronómetro, arreglado con respecto a la hora de un lugar y finalmente, compararlo con la hora absoluta del otro lugar---, nos dice cuando Aniceto por lo bajo, me confiesa que su lugar, como que son las leyes, el estudio de las leyes, porque no ha entendido, !ni jota, ni la “o”, por lo redondo, mijito! Al finalizar la jornada, donde el maestro Ugueto ha expuesto, las coordenadas astronómicas para la medición de las latitudes, Aniceto, apela sin más, a la manera cómo Sancho ha invocado, al astro rey, cuando tomara posesión de su ínsula y cómo ha empezado su ejercicio del poder, “¡Oh perpetuo descubridor de los antípodas, hacha del mundo, ojo del cielo, meneo dulce de las cantimploras, Timbrio aquí, Febo allí, tirador acá, médico acullá, padre de la Poesía, inventor de la Música: tú que siempre sales, y, aunque lo parece, nunca te pones! A ti digo, ¡oh sol, con cuya ayuda el hombre engendra al hombre!; a ti digo que me favorezcas, y alumbres la oscuridad de mi ingenio, para que pueda discurrir por sus puntos en la narración del gobierno del gran Sancho Panza; que sin ti, yo me siento tibio, desmazalado y confuso”.

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Nos explica cómo determinar la latitud por alturas iguales de dos estrellas … el método consiste en la observación de dos estrellas, la una al norte y la otra al sur del cenit, del mismo lado del meridiano y a poca distancia de él …se precisan los triángulos astronómicos, designado con º, h los elementos de la del norte y con h, º los elementos de la del sur…, bajo un caudal de procedimientos que despliega con gran propiedad, se dispone a preparar la fórmula al cálculo logarítmico…en consecuencia

---Sí, Manuel, vago, desmadejado y difuso así me siento, pero indudablemente, que este hombre es un maestro. Sí, dile que sí, que formaremos parte de la comisión que se encargará de medir las distancias remotas del puerto, imitando la voz del gentil agrimensor.

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La Casa de la Bahía ---Por supuesto Aniceto, sin olvidar que es, sin ese sol, como nos sentiríamos imprecisos, lánguidos y más confundidos que borracho comiendo dulces. ---Jajajaja. ¡No se te pasa una por alto, Manuelito, a mi lado cuánto has aprendido¡ ¿Y cómo legislar en esta bahía , sitiada por el sol, sino es bajo el imperio de su luz? Más adelante nos contará, cómo logra desarrollar una fructífera labor como director del observatorio Cagigal. Nos habla de Rojas Paul y de Muñoz Tébar, Presidente y ministro de Obras Públicas, quienes han propiciado la fundación de un Observatorio Astronómico y Meteorológico, ubicado en la parte alta del Cerro del Calvario, al este de la ciudad, llamada “La Colina de Quintana”, luego, “Quinta Colina”, y más tarde, “Colina Cajigal”, en homenaje al Coronel de ingenieros Juan Manuel Cajigal, el fundador de los estudios de matemáticas en el país. Incansable arribará a sus oficinas, cuando las vías quedan desechas por las lluvias, a lomo de mañosa mula cuando no a pie, con sus artículos en una gruesa funda de loneta. Más tarde, con una mística encomiable, nos contará cómo han logrado la instrumentación para lograr un funcionamiento adecuado del observatorio astronómico y meteorológico que requiere el país, cómo en sus reiterados informes el Doctor Urbaneja, quien preside el Colegio de ingenieros en Caracas, para el año de 1886, había solicitado los requerimientos ante el Ministerio de Instrucción Pública, lo cual daría lustro al Gobierno que realizara esta encomiable empresa científica, ha pedido igualmente con precisión, levantar una nueva carta geográfica del país. Finalmente, el gobierno ha acatado según la formal solicitud del Doctor

Ha propuesto la red meteorológica para el país, y prontamente conseguirá sus instalaciones en Mérida, Ciudad Bolívar, Calabozo, Puerto Cabello y en nuestra propia ciudad. Logrará precisar con regularidad la hora nacional y trabajará con denuedo en las comisiones que levantan el mapa militar y físico del país, en la determinación de las longitudes y el control de los Josébarómetros.Comas y Solá, ¡Josep Comas i Solà! como lo remeda Aniceto en alusión a su origen catalán, se ha convertido en el gran promotor de las observaciones astrales realizadas desde su observatorio bautizado

Alexis Urbaneja,Fernándezlacompra

al Señor Boulton Junior, de un ecuatorial de Bardan, con objetivo de ciento treinta y cinco milímetros de diámetro, con movimiento de reloj, micrómetro, nueve oculares con aumento desde cincuenta hasta cuatrocientos cincuenta veces, dos terrestres, prisma para zenit, círculos prefectos para declinación y ascensión recta, cúpula, reloj sideral y otros accesorios, prometiendo entregar en el lapso de un año, un anteojo de mayor fuerza, con sus accesorios y cúpula. Se logra la adquisición al año siguiente y a la vez se designa a la colina Cagigal, al oeste del Paseo Guzmán Blanco, como el lugar privilegiado para las observaciones astronómicas y climatológicas. Se designa al astrónomo italiano Mauricio Buscalioni como Director del Observatorio Cajigal y él, asume el cargo de astrónomo agregado del instituto. Recuerda las amable palabras del Doctor Buscalioni, antes de partir a Italia, gravemente enfermo, cuando ponderara su actuación en el instituto, “…con apenas 23 Años, ha sabido a sus estudios de ingeniería civil agregar gran suma de conocimientos en matemáticas sublimes y en ingeniería superior y mecánica…”

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En el Cojo Ilustrado, en Caracas, el periódico que ha nacido luego de cerrar en nuestra ciudad, El Zulia Ilustrado, donde he logrado enviar algunas fotografías, ha dejado escrito con suma precisión: “Astrónomos ilustres, sabios matemáticos Hiparco, Kepler, Descartes, Newton, Euler, Legrange, Leplace, Fuller, sois como eslabones de una inmensa cadena que termina con Moor, Wall, Fuller, Stephenson, Edison, en las sorprendes aplicaciones del vapor y la electricidad. ¿Qué pluma igualará a la vuestra cuando describís el por qué el secreto de los cielos, el hilo maravilloso que había de guiar a las útiles y gloriosas conquistas del progreso moderno?”

La Casa de la Bahía como Villa Urania. Nos cuenta cómo a sus trece años, con un catalejo de 50 mm, se convierte en un vehemente observador del firmamento. Cómo convierte sus primarias observaciones en un libro. Cómo a los 15 años, ha realizado un trabajo sobre un meteorito caído en Tarragona, cómo ha logrado sus observaciones sobre un eclipse lunar y las andromédides, el enjambre de meteoritos visibles en noviembre del 85. Cómo ha obtenido su licenciatura en ciencias físico-matemáticas, en la universidad de Barcelona. Cómo ha confeccionado el primer mapa de Martes realizado en España, empleando unos catalejos de la casa bardou de París, de 108 mm, cómo ha adelantado sus primarias observaciones sobre el Sol, Saturno y Júpiter, con este pequeño pero eficaz aparato... Sus primeras observaciones sobre el planeta Marte (siete laboriosos años, de esa intensa década de los años ochenta del mil novecientos) serán editadas por la revista L´Astronomie, creada por el genial Camille Flamarion y, luego recopiladas en el segundo tomo de la obra, Le Planéte Mars, de Flammarion, en la editorial creada por Ernest, hermano de Camille. Ha sido contratado como astrónomo en el Observatorio Catalán de Sant Feliu de Guixols, en Girona, un observatorio que cuenta con un poderoso anteojo doble mailhat de 220 mm de abertura. Nos cuenta que realizará las primeras observaciones de estrellas dobles que se han realizado en su país, sus resultados serán publicados en “Astronomische Nachrichten”, una importante publicación especializada y, nos ratifica, de su interés por difundir esos conocimientos que se dan en ese vasto firmamento que aparece inescrutable, a las no sabe, ¡cuántas bifurcaciones del cielo¡. ¡No sólo mirar, observar y contemplar!, sino ojo avizor, es preciso ampliar nuestras miras, nos describe con profusión, hacia ese vasto cosmos tan intrincado como seductor. El conocimiento del universo es la aventura más fascinante que el hombre habría jamás emprendido. De vuelta a Barcelona, ha instalado, en la terraza de su casa, un refractor Grubb de 156 mm de abertura y cámara fotográfica y mantiene su columna quincenal de astronomía en el diario La Vanguardia, que incansablemente escribirá por décadas, bajo la premisa de difundir los conocimientos astronómicos… Pasionario del cine y la fotografía (ha llegado a ser un excelente fotógrafo empleando los más primarios como con los más sofisticados aparatos) experimentado con un cinematógrafo Guamont y adaptándole el prisma del espectrógrafo, ha registrado en cine por primera vez, el espectro de la cromósfera solar, en el evento del eclipse de sol de 1905.

---Nos queda el consuelo, un cinematógrafo Guamont, de la misma factura del que hemos adquirido para nuestras proyecciones en el teatro, aparato que he mejorado adoptándole a su vez, una linterna mágica para lograr una mayor iluminación, digo retando el escarnio que aviva el ingenio de Aniceto.

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Luego ya en 1912, cuando estamos montado nuestro periódico, será el presidente del Sociedad Astronómica de España y América, y por supuesto, en su acendrada labor divulgativa, dirigirá su revista que coleccionaremos con el gusto de los libros de primaria, olorosos a tinta y magistralmente ilustrados. Aún recuerdo el cintillo publicado en Gutenberg, donde pedía dinero prestado ofreciendo como respaldo, una casa de tejas ubicada en la calle de Oriente, sólo con la finalidad de pagar por adelantado la ya prestigiosa como documentada revista. Urania, urania, era su separata en sepia que daba gusto sólo por la gracia de su impresión, amén de la diversa y prolija información para cualquier entusiasta de la astronomía. Su revista

Ha sido nombrado director del observatorio Fabras, que llegaría a ser bajo su orientación, el más importante centro de investigaciones astronómicas, sísmicas y meteorológicas de su país. Equipado con un poderoso telescopio Mailhat doble, tanto visual como fotográfico, de 380 mm de abertura y un círculo meridiano, más un conjunto de accesorios para estudios astrales, actividad sísmica y registros atmosféricos, el observatorio Fabras conjuntamente con Villa Urania, ocuparán sus interminables horas al estudio de los cielos.

Alexis Fernández --- ¡Nos salió un gallo de pelea y en la madre patria!---, decía con sorna y admiración Aniceto, ante los aportes de aquel científico que dejando academias y poses ultra sonantes, compartía en los diarios, en charlas, en su propio hogar convertido en observatorio, en el observatorio Fabras, sus conocimientos y alcances astrales.

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---¡Confusión de traductores!, chavalos. Recordad que ¡traductor es traidor!, digo literalmente. Quienes tradujeron del italiano al inglés, la palabra canali, lo hicieron por canal y no por channel. Recordad por igual que en inglés la palabra canal se emplea para las cimentaciones artificiales para acarrear agua y channel es sencillamente un canal natural. De modo pues que los fulanos traductores, emplearon la primera palabra para traducir la segunda. ¡Señores! ¡Y, se ha armado esta sampablera!. Marte, ¡le planete Marte está habitado! ¡Y está habitado por seres inteligentes, seres inteligentes que ante el ocaso de su planeta han ideado salvarlo construyendo los benditos canales!--- nos ha recordado Aniceto, mientras desempolva un anaquel repleto de periódicos y revistas. Hecho potenciado casi hasta la locura por el astrónomo Percival Lowell, quien defendía la idea de la construcción de los canales de Marte, realizados con el propósito de llevar agua desde sus regiones polares hasta el ecuador, para salvar los estragos de la civilización marciana. Percival Lowell, había construido su propio observatorio, el Lowwell Observatory, en Flagstaff, Arizona, desde donde se dedicaría al estudio del planeta Marte y sus canali, aseverando la avanzada de una cultura inteligente, capaz de extraer agua de sus polos y llevarlas a regiones ecuatoriales menos frías.

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La Casa de la Bahía fue la panacea que discutíamos cada tarde en las sesiones de estudios siderales, como la ha bautizado Aniceto, en la casa de la bahía qué se ampliaba y recomponía en atención a los intereses de los habituales y que bajo la óptica de Comás y Solá, sus pares opuestos, las diatribas que ocasionaba el periódico recién creado, el taller de fotografía y fotograbado que habíamos mejorado notoriamente, las memorias de Guillermo que verbalizaba sin terminar de escribirlas, la formación en leyes que indudablemente había adquirido Aniceto y mis mismas angustias ante aquel mundo en ebullición que trataba inútilmente de relatar en mi diario y en las cartas a Stevenson, se recrecían en la diaria polémica. Régulo March y Alfredo Duplat, intentaban vanamente ponernos pies en tierra a aquellos astrónomos como atormentados poetas. José Comás y Solá estudió por primera vez los eclipses mutuos de los satélites de Júpiter. Había estudiado con denuedo los figurados canales de Marte, negando la aparente red geométrica de los finos canales que supuestamente había advertido Giovanni Virginio Schiaparelli, al señalar con la palabra canali, supuestas estructuras alargadas en su superficie.

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Precisó la rotación diferencial de Saturno. Descubrió una variable eclipsante de Perseo. Descubrió la vinculación de un radiante secundario de las Perseidas con el cometa Swift-Tuttle, ya en 1913. Dos años más tarde, descubre un primer asteroide que llama Hispania y en los años sucesivos, los asteroides, Alphonsina, Barcelona, llamando al quinto, pepita, hasta el amanecer, los pocos contertulios que ya quedábamos para la época, mantuvimos acoloradas discusiones sobre la naturaleza de su nombre. La presencia de Aniceto, desde un rincón del salón fotográfico, hace guiños sobre la naturaleza de la dichosa como entrañable palabra, con dejos lúbricos y afanes de mozalbete. Un posterior artículo inserto en Urania, aclararía que su nombre era en homenaje a la Constitución de Cádiz de 1812, llamada, “La Pepa”, la nueva constitución de Cádiz, la primera que se redactaba en España y la más liberal de su tiempo.

Alexis Fernández José Comás y Solá refutó las apreciaciones de Lowell, sosteniendo que eran producto de meras ilusiones ópticas. Mantuvo por igual discrepancia con Eduard Fonseré y con Albert Einstein, en sucesivos e incisivos artículos publicados en La Vanguardia, el periódico barcelonés, que es y seguirá siendo un gran legado.

Precisó que el radiante de meteoros entre Draco y Vega pertenece a un enjambre relacionado con el cometa Giacobini-Zinner, en el año mil novecientos dieciséis cuando nosotros seguíamos el rastro del eclipse total de sol que deslumbró el día en la bahía. Descubrió una binaria y cuatro estrellas variables en Orión, observaciones que precisaría en 1898 y 1916 (dieciocho años de observaciones ininterrumpidas, asistido por novísimos aparatos pero sobre todo por su agudeza visual). Distinguió la Nova Aquilae en su maravilloso esplendor, en 1918. Estudió la atmósfera de Titán, ya en el año veinte. Tres años más tarde descubrió una variable cefeida en Libra. En 1926 descubre el cometa periódico que pasa por el perihelio cada 8, 54 años, el que ostenta su nombre. Entre sus muchas obras editadas, he adquirido El Cielo, novísima astronomía ilustrada, un hermoso libro profusamente ilustrado con sus propias fotografías… Propuso la celebración de las Fiesta del Sol, la anual celebración de la Exposición Internacional de Astronomía y Ciencias afines que hemos ideado instituir en nuestra ciudad, a razón del sueño de instalar el observatorio en la rada. Recuerdo como si fuera ayer, la expresión de Régulo March, cuando el cielo se nos vino encima en

La Casa de la Bahía la tormenta que dio al traste con la pretensión de crear el observatorio Urania, en homenaje a este insigne difusor de los conocimientos astronómicos ---¡En casa de herrero, asador de palo, mijito!, fuimos incapaces de prever el vendaval que enterró en la arena el hermoso sueño.

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En nuestro cielo se suscitaron por igual eventos que tratábamos de registrar con los instrumentos de observación al alcance, motivados en mucho por la pasión y entrega de aquel promotor catalán y las precisas observaciones del amigo Luis Ugetto, quien además fue el coordinador del eclipse de 1916. El paso del cometa Halley en 1910 significó el inicio de un espectáculo sideral que aún guardo en la memoria. La cauda del cometa se extendió en nuestro cielo que estrenaba noche de luna llena. Un glorioso 18 de mayo de 1910, cuando en horas de la noche se presentó hacia el Occidente, el núcleo y una larga cabellera luminosa extendida hacia el Oriente. Una cauda de escarchas dejaba el esplendoroso cometa a su paso, abriéndose a raudales a un cielo azul grisáceo.

La Tierra atravesaba su cola ese 18 de mayo… Era el movimiento del cometa del matemático inglés Edmundo Halley, cuya aparición periódica ocurre cada setenta y cinco año aproximadamente…el cable francés informaba permanentemente de su nueva aparición…la guerra de informaciones y distorsiones en los periódicos, no se hizo esperar, el cometa que aparecería en el firmamento llevaba un gas venenoso en su cola… Fue conjetura durante semanas las distintas expresiones que se sucedieron tras el paso del cometa. Muchos se ocultaron del evento por considerar que podían morir envenenados por los gases de la cola del cometa…Muchos quedaron sin voz, otros se santiguaron, rezaron en voz baja sentidas oraciones, otros asistían a un ritual, otros consternados predijeron terribles desgracias… Cataclismos. Catástrofes. Fin de mundo… Una de las tías se vistió de negro, ella y las primas, las hermanas de la Caridad, las hijas de María, hincadas ante un crucifijo y con velas en las manos, oraron cada noche mientras el cometa desplegaba su vistosa enramada en el cielo… Muchachos aviesos trepados en los techos, hablaban de que por ¡solo un tris!, ¡Un tris de este color, uniendo la delgadez de las uñas del índice y pulgar!”, ¡la tierra no había chocado con la cola de fuego del planeta!

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Otro evento memorable fue el eclipse total de sol. Es tres de febrero, la bahía estrena un claro día, con una suave brisa que sopla del Norte. En pocas horas se desarrollará el eclipse total de sol de 1916. “En la región del lago el de febrero es un mes de cielo limpio y sin nubes y el eclipse era en horas de la mañana, se esperaba completa visibilidad y los habitantes de la ciudad se prepararon con binóculos, anteojos oscuros, vidrios ahumados, y entre el grupo de personas amantes de la astronomía, uno de ellos, don Manuel Trujillo Durán, tenía un buen telescopio, lo instaló en la terraza superior del Palacio de Gobierno, avisando por la prensa el día anterior al del eclipse que al ocurrir el primer contacto de la luna con el sol haría estallar una potente bomba pirotécnica para anunciar el principio del eclipse.”…”, ha escrito refiriéndose a ese día un prestigioso cronista quien describiría con detalles las peripecias que he logrado armar para anunciar el inicio del eclipse y hacer partícipe al publico que animoso se ha dispuesto a presenciar el fenómeno astral. He logrado anunciar por la prensa el día anterior que iniciándose la interposición, detonaré una poderosa bomba pirotécnica para advertir del momento estelar. Armados de lentes oscuros, vidrios ahumados, binóculos, con sus respectivos sombreros de pajilla y sus pertinentes abanicos, una larga cola de entusiastas espectadores se encuentra frente al Palacio de Gobierno, donde armado de un telescopio en la terraza superior, les exhorto, a disfrutar del magnífico espectáculo sideral. Un niño de algunos nueve o diez años, curioso, pero muy discreto, ha esperando pacientemente su turno, para observar con sumo interés el oscurecimiento, ¡es un espectáculo!, ¡un espectáculo!, pero, me voy, me voy a verlo en la casa, me dice con simpatía y admiración, luego de observar pacientemente no sólo el paso del eclipse sino el aparato mismo, la disposición del artefacto, las acotaciones escritas en el cuaderno de notas. A las

La Casa de la Bahía nueve y veinte minutos, detono el cañonazo de mortero para indicar que el satélite de la Tierra ha hecho el primer contacto de interposición entre el Sol y la Tierra…. La temperatura rondaba en los 28 grados centígrados…la algarabía en la cola se acrecentó con la venta ambulante de refrescos y golosinas, los comercios cerraron sus puertas, se principió a opacar el día, llegó a su máxima interposición a las 10 h. 55 m., se procedió a verificar la temperatura, corroborándose que esta había bajado a 25 grados, apareciendo en el firmamento estrellas de diferentes constelaciones y los planetas Venus y Júpiter. “La corona de la luz solar que rodeaba a la Luna en el momento de mayor oscuridad ofrecía un espectáculo emocionante, en que una luz difusa como la del satélite de la Tierra en su mayor esplendor aclaraba la penumbra del cielo y de la tierra en la plenitud del mediodía.” Relataría el estimado cronista que gustoso se sumaba a la reunión de entusiastas observadores del eclipse, haciendo gala de valiosos conocimientos del acontecer de los cielos. Ya a las 12 h. 30 m. la temperatura había ascendido a los 28 grados y ya concluyendo el eclipse sobre la 1 h. 10 m. pm. El termómetro volvía a nuestros acostumbrados 29 grados a la sombra. El entusiasta cronista, empresario editor, nos acercó sus anotaciones cuando se adentrara hacia el sur de la cuenca lacustre, acompañado de un inmejorable equipo.

Después de navegar hacia el sur, adentrase en la penumbrosa selva, acampar en un mirador formidable, proceden a hacer las respectivas instalaciones. Ante sus ojos la faja ecuatorial abierta a los puntos cardinales. La estrella Polar en el extremo norte de la Osa Menor indica la posición del polo Ártico; Aldebarrán en la constelación de Taurus muestra el esplendor de su fuerza luminosa; Sirio se destaca como la más brillante de las estrellas de primera magnitud en el vértice del ángulo que enlaza el Can Mayor al Can Menor; en la proa de El Navío va Arturus como faro indicador de rumbos y Antares en Escorpio luce fulgente igual que las facetas de una joya. Abrumados ante el espectáculo de los miles de puntos luminosos que depara la ancha faja de color gris perla llamada Vía Láctea que atraviesa en la noche la bóveda del cielo; hacia el punto austral, las cuatro estrellas de la Cruz del Sur y debajo, rasante de la tierra, los enigmas que propaga el silente e ininterrumpido Farol del Catatumbo. Luego, el acucioso niño, que provisto de su vidrio ahumado, había observado con detenimiento el paso astral, con los años, nos propiciaría, su particular percepción del evento “…Manuel Trujillo Durán, promotor del cinematógrafo y de la afición por la astronomía en Maracaibo, obtuvo permiso del presidente del Estado para observar con un pequeño telescopio el eclipse desde la azotea de la casa de Gobierno,

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Alexis Fernández y avisar a la población con una bomba de mortero de las que se usan en fuegos de artificio, en el preciso instante del comienzo del fenómeno que fue pocos minutos después de las diez de la mañana. Numerosas personas se congregaron frente a la Gobernación, que lucía para entonces su color amarillo. No es difícil saber, quién era el niño de apenas nueve años y tres meses de edad, que estaba atento al estallido de la bomba anunciadora con su vidrio ahumado listo a observar por vez primera un eclipse de principio a fin. El niño observador obtuvo permiso de su madre para estar presente en la plaza frente a la Gobernación porque con toda seguridad de obediente, habrá de regresar al hogar para ver en familia completa la cumbre del eclipse, así fue. Cuando el sol presentaba un menisco parecido la luna nueva y se tornaba amarillento como ésta, el niño interesado estaba en reunión en el patio delantero, observando a las gallinas que venían en busca del rincón donde tenían su dormitorio sobre una vara, creyendo que venía la noche. Luego se escuchaba el canto agudísimo, más bien chirrido, de los grillos nocturnos. El sol semejaba una bola negra rodeada de colorcillos de arco iris, lo cual es la cromósfera del sol; y como de remate de cuento, brillaron unas diez estrellas, dos de las cuales, por ser las que salieron como luceros de alba, se veían imponentes. Durante un minuto fue lo grandioso”. He adquirido por correspondencia, un hierómetro, un electrómetro y un pluviómetro para las observaciones climáticas que sumado a los planisferios, telescopios, atlas y cartas celestes, el gabinete astronómico fue adquiriendo el mismo fervor que imprimíamos al salón fotográfico que prontamente se convirtió en salón de fotograbado.

Muchos acudieron al salón como se concurre a una sala donde una matrona de pañoleta, echa las cartas, con la mano izquierda y con la otra, echa a rodar la bola de cristal, buscando conocer si en los días siguientes una tormenta arruinaría los festejos de una boda o encharcaría el agasajo al recién ---¡Ahoranacido.cómo

que se metieron a brujos, los hijos de Carmela!, repetía Isolina, cuando observaba la cuerda de parroquianos esperando su turno para la conjura. Las narraciones de Flamarion atizaban aquel encuentro, lo hacíamos nuestro, cartilla aprendida de memoria por Aniceto Ilustrado Serrano, aventura del cosmos, eventos de los

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La Casa de la Bahía sagrados cielos, como refería Guillermo y que impenitentemente, yo, tomaba como abecedario de lo dicho por la ciencia en manos de un fabulador de siete suelas. Flammarion nos seducía con sus experiencias siderales y nos alentaba aún más cuando nos ponía de frente a la mismísima Uranía, en excepcional descripción, en obstinada afrenta con el mismo director del instituto, al encontrarlo en su estudio en plena observación de Urania, Una noche - la noche en la que descubrí los cambios que su semblante sufría de acuerdo con la dirección desde la cual le caía la luzhabía encontrado la puerta del estudio bien abierta; una lámpara, que se levantaba sobre la repisa de la chimenea, hizo que la figura de la musa apareciera en su aspecto más seductor. La luz oblicua tocaba suavemente su frente, sus mejillas, sus labios y su garganta. La expresión era maravillosa…El Director entró, pero no parecía tan sorprendido por mi presencia en su estudio como yo había temido (la gente a menudo pasaba por la puerta yendo al Observatorio). Pero justo cuando yo volvía a poner la lámpara sobre la repisa de la chimenea, él dijo: “Vd. está muy retrasado para Júpiter”. Y cuando cruzaba el umbral de la puerta: “¿Es Vd. por ventura un poeta?” añadió con un aire de profundo desdén, enfatizando con un acento de desprecio la sílaba final…Yo le podría haber contestado mencionándole los nombres de Kepler, Galileo, dÁlembert, los dos Herschels, y otros ilustres sabios quienes eran al mismo tiempo poetas y astrónomos…”

---Guardando las distancias que no es nuestro caso, me recuerda al carajito del colegio con la esfera y sus cometas, que ha sacado mucho de astrónomo y poeta---, dice Aniceto en clara alusión al globo terráqueo de las primeras letras de la tierra y para untarlo en su propia salsa, para terminar punzándolo, ¡ya que picado estaba yo!, por la clara alusión, leo en voz alta la exhortación de Urania al flamante astrónomo: “… Esta encantadora faz de Urania, con toda su deleitable variedad de expresión, ¡cómo me obsesionaba! ¡Cuán graciosa era su sonrisa! Y sus ojos de bronce tenían, en ocasiones, una expresión verdaderamente viva. Sólo le faltaba hablar. La noche siguiente, apenas caí dormido, vi ante mí la majestuosa figura de la diosa, y esta vez ella me habló. ¡Ella estaba realmente viva! ¡Y qué preciosa boca! Yo pude haberla besado en cada palabra que profirió. “¡Ven”, me dijo, “ven conmigo a los cielos -- arriba, más arriba sobre la Tierra. Tú verás a tus pies este mundo inferior, tú contemplarás la inmensidad del Universo en toda su grandiosidad. ¡Detente!, ¡contempla!”..”, ---Creo que el astrónomo francés se ha masturbado con esa efigie---, deslizó Aniceto, en voz baja, cuando quiere ser escuchado de veras. ---Es una descripción sublime, más allá de tentación carnal alguna---, refirió convencido de su arte e ingenio, Guillermo.

---Nos adentraremos en los enigmas del universo de la mano de nuestros maestros,

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---Nunca encontré razones para que la ciencia se oculte bajo sombrío manto. Siempre la amé por la belleza que nos revela. ¡Oh! ¡El estudio! Jamás ambicioné otra cosa que poder estudiar--- habría referido Flammarion al escritor Percy Noel, bajo la cúpula del observatorio de Juvisy, cuando además el escritor le hablaba de cómo sus libros se leían con el deleite de una novela y era sin más, exactas investigaciones científicas. El público juzga que sus libros acerca del cielo se leen con el placer de una novela. No obstante, su exposición, es la de la más exacta de las ciencias, rememoro persuadido del gran aporte a la divulgación de la ciencia que encuentro en aquellos hombres de ciencias convertidos en maestros, periodistas y hasta fotógrafos.

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---¿Cómo puedes adelantarte Manuel? Si el viaje apenas comienza, me dice más consternado que convencido Aniceto. ¿Cómo se adelantó Flammarion, en su viaje a través del universo? guiado por la diosa griega de los cielos, guiado por Urania. Publica su Urania en 1890 y dos años más tarde, El fin del Mundo, donde avizora quinientos años en el futuro en la cercanías del choque de un cometa con la tierra ¡Eso sólo se logra por entrega amorosa, entrega amorosa a su oficio, al empeño de sus observaciones, digo!---.

Alexis siempreFernándezycuando

tengamos a bien colocar la primera letra de nuestras humildes observaciones del universo, a nombre de la insigne como trascendente Urania---, digo retando a los contertulios al viaje iniciático.

---¡NoGuillermo.joda!,

---¡Por un rapto de poesía, que es el aliento de los genios!---, dice convencido

¡por un arranque de locura!, mis congéneres!---grita Aniceto.

---¡Yo creo primachos que son más ficción que verdadera ciencia!---, ha referido Aniceto cuando siente que aquel escritor logra despertar semejante interés en los locos de la calle Venezuela, que ya están casi echando cartas al vecindario, prediciendo futuros y hasta avizorando tormentas.

79 La Casa de la Bahía De las sombras de mano de Aniceto al vitascopio de Edison y al cinematógrafo Lumiere pasando por raros artefactos de enrevesados nombres.

Las primarias incursiones en la compañía eléctrica. Bien llevadas las observaciones astrales, la minuciosa elaboración de cartas de navegación, las mediciones entre ciudades remotas del puerto, las primeras impresiones de fotograbados, así como la misma inauguración del Salón Fotográfico, habían apuntado sino hacia su buen nombre, que no era vital, no era vital para el desenfadado Manuel quien viajaba en la larga noche de ultramar y coleccionaba conchas marinas en islas antillanas, al menos resarcibles al clan familiar que ya era mucho decir, al menos contrarrestar las andanadas y bravuconadas del no ya robusto,

Alexis Fernández sino cuadrado Aniceto. ¡Por Dios!, esas proyecciones de hombrecillos sobre un fondo de loneta, no podían dejarlo en ridículo como había insinuado Aniceto, portador de todas las objeciones posibles cuando de armar el retador tablero del templo de la fotografía se trataba. Urticante, Aniceto, había desdeñado la posibilidad de un aparato para proyectar imágenes animadas.

---Cuando más sombras chinescas, tradiciones milenarias, no olvides Las Marionetas Legendarias de Sichuan. Arabescos con luz, algún carrusel con laminillas de colores y movimientos giratorios. En eso, los franceses y los mismos ingleses, han dado la hora.

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anamorfosis así como lo escuchas bien Manolete y tú Guillermino, cuando los objetos vistos por medio de espejos cónicos o cilíndricos, se deforman, estamos hablando de las llamadas anamorfosis, un espejo mágico conocido desde Da Vinci. Transformaciones de la imagen o figuras distorsionadas, figuras escondidas que salen a la luz al ser proyectadas en una superficie que las refleja con forma de cilindro, cono o pirámide. Sencillamente se dispone un cilindro de vidrio o metal que

---El viejo recurso de la cámara oscura: la proyección de imágenes externas dentro de un cuarto oscuro, Manuelito, es de vieja data. Los antiguos griegos, experimentaban con las filtraciones de la luz en una habitación. El mismo Aristóteles la había empleado en sus observaciones, el mismo sabio de estagirita la había descrito minuciosamente: «Se hace pasar la luz a través de un pequeño agujero hecho en un cuarto cerrado por todos sus lados. En la pared opuesta al agujero, se formará la imagen de lo que se encuentre enfrente». Ese recurso fue usado por artistas para sus bocetos y pinturas, en los siglos siguientes, Manolito.

Remata con estudiada ironía mientras sorbe y, echa grandes bocanadas de un legítimo puro habanero, en nuestras mismas narices que seguimos con interés el insólito viaje de sus palabras, ---Cuando no el viejo truco de las linternas mágicas. Las linternas que empleaban lámparas de aceite o vela para proyectar pinturas realizadas sobre vidrio con colores transparentes. Y con el paso de los años las mejoraron, las combinaron, las invirtieron. Con un elemento de aquí, compusieron uno más allá, para producir algo que siempre han creído nuevo, pero que tiene un antiquísimo origen. Esas proyecciones de imágenes sobre un fondo plano, usando dispositivos mecánicos que hacen girar en círculo esas mismas imágenes, no pasará de ser un truco de ¡Anamorfosis!,histriones.

discos con agujeros, discos con encajes, tambores giratorios, carruseles, cruzamientos de juguetes ópticos que han querido ya aplicar movimientos a las figuras. Fuegos diamantinos. ¡Ilusionistas! De cabezas y bustos, parlantes y rodantes. Hermosas Minervas convertidas en purulentas hechiceras. Transformistas y contorsionistas, hacen palco en la bahía, funámbulos de varia ralea hechizan con sus acrobacias. ¡Fantasmagorías¡. Tan antiguos como las sombras de manos, son estos artilugios ópticos- mecánicos Manolin, subterfugios de la luz, engañifas de la retina a fuerza de triquiñuelas de la luz…, mientras así describe de sus diestras manos fluyen una manada de inquietos lobos, corpulentos elefantes y conejos retozones, a contraluz en la encalada pared del salón.

La Casa de la Bahía al reflejar un dibujo deformado recompone el dibujo en sus proporciones correctas, es el conocido álbum anamorfórico. ¡Claaaaro!, si los teatrillos y salas de cabaret estaban dedicadas a los juguetes ópticos, raros artefactos con enrevesados nombres, como trabalenguas o destrabalenguas, recuerden que los trabalenguas se han hecho para destrabar la lengua sin trabas ni mengua alguna y si alguna mengua traba tu lengua…, tales como el fenaquistiscopio, el taumatropo que como el anterior de nombre tan difícil ya conocía la persistencia retiniana, la cual consideraba que si dieciséis imágenes de un movimiento que transcurre en un segundo se hacen pasar sucesivamente también en un segundo, la persistencia de la visión las une y hace que se vean como una sola imagen en movimiento, ese artilugio llamado también el disco mágico, un disco de cartón con dos imágenes diferentes que al girar con una cuerda se funde en una sola. El zoótropo o rueda de la vida, así como el praxinoscopio, un juguete con imágenes en aparente movimiento. Un tambor con una rueda interior, con espejos y cintas de papel que reflejan unas imágenes situadas

---Discos,alrededor.

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---¡Y los Hermanos Trujillo Durán en su flamante periodiquillo, que hace de la luz el rayo, anunciaran con bombos y platillos que aquello es un fanal de verdad! ¡Y Aniceto, del barco el capitán provisto de pobre estribillo convertido en mago charlatán no llega a duros ni sencillos ¡ -Haciéndose en el desdichado verso, mofa de sí mismo para apaciguar los estragosPara retomar el discurso inicial con mayores bríos. “---¡Con níveo pañuelo de seda con sus iniciales en rojo pespunteadas, el mago retoca su empapado talante!---“, me hace llegar en nota manuscrita Guillermo. “---Este pariente enloquecido, retoca con fruición su sudoroso rostro, ¿cuántos libros y periódicos habrá engullido, que casi pierde la razón? le escribo al dorso.

---Trampas de la imagen de preocupados geniecillos para entretener al mundo y escapar de los ojos censores de la disciplina, Manuel María Segundo de la Trinidad Trujillo Durán, y por supuesto del aburrimiento. Ya en Paris, en Londres como en Viena desbordan los aparaticos que salen de los gabinetes de física convertidos en juguetes, quejábase el mismo Baudelaire, del costo de los mismos, sólo accesibles a escasos miembros de la sociedad, mientras así nos narra, refrenda sus palabras con copiosas lecturas, memoriza citas, recuerda célebres frases, atesora largos párrafos

recuerda el caleidoscopio que intenta armar la calurosa tarde de 1889, ante el féretro de su padre.

82 Alexis PerplejoFernándezGuillermo

---Mañana dirán las gacetillas las de la competencia y las de más allá que Manuel tiene un organillo para arrullar la ciudad, provisto de carrusel y liencillo para proyectar imágenes de verdad ¡Que sean vistas animadas ya lo dirá la cruda realidad¡

La Casa de la Bahía de antiquísimas como muy actualizadas obras, progresivamente se nubla su barba, blanquecinos mechones brotan de su cabello, el paltó azul marino habitual se hace levita, un alargado sombrero de copa sustituye al borsalino de lana y los gestos raudos, precisos se aletargan, gravosos, acompañados de un susurro estremecido pero convencido de cuanto dice, de la bocanada del puro habanero, (así lo ha cristianado desde su entrada al puerto), se desprenden relucientes caleidoscopios.

---No pasarán de las mismas fotografías, que ya estamos haciendo en casa. Los estereópticos que han inundado nuestro gran Coliseo, trayendo las fantasmagorías más inverosímiles a nuestra rada. Los recientes rayos X del físico alemán Wilhelm Conrado Röntgen, son de un verdadero ingenio. Muchas de nuestras buenas señoras, Zoótropo, linterna mágica, fenaquitiscopio. Talleres del Pilar, Mérida

---¡Sombras y siluetas! Dioramas. Panoramas. Cosmoramas. ¡En fin silforamas!, esos grandes telones pintados a mano alzada, movidos e iluminados mecánicamente.

Trompos, trompos fantásticos, cuadros disolventes, tambores mágicos, carruseles ecuestres, catalejos que iluminan el salón, mientras un sorprendente juego de luces los proyecta atropelladamente, en el blanco humo del tabaco, cuando ya arde su envejecido rostro.

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Alexis Fernández no pasan ni por un pienso, frente a la casa del Doctor Negrete, porque allí hay un aparato que las puede ver por dentro. ¡Y no sólo eso, sino, que las puedan ver en sus encajes íntimos¡ es decir, mis contertulios, ¡en pantaletas! Quizás fotografías estereoscópicas de los edificios y calles aledañas. Probablemente un cinematógrafo de los mozalbetes galos de Lyon que cautivan inocentes en los cafés parisinos. Jóvenes innovadores, imbuidos por su padre, el fotógrafo Antoine Lumiere, en la Rue de la Barre, en Lyon. Ese aparato es un proyector cinematográfico, cámara filmadora, reveladora y a la vez copiadora, y no es que dé el brazo a torcer, pero ese es un verdadero milagro y costará por la competencia entre esos grandes consorcios del entretenimiento, que dicho artilugio llegue hasta acá…Ojalá y esos reconcomios entre poderosas firmas comerciales no nos prive, de semejantes bondades. En eso debe andar alguna ventolera patentada del Brujo de Menlo Park que ya mueve al mundo con su electricidad, la reproducción de sonidos y hasta claves y musiquillas como el telégrafo y el fonógrafo, su ya famoso kinetoscopio, un gabinete de madera provisto de rodillos con una mirilla individual para la exhibición de postales que ha dejado atrás aquellos ingenios del movimiento y la luz, y mueve indudablemente sus grandes ganancias, pero ¿cómo captar y representar el movimiento, carajos? ¿Cómo darle continuidad al movimiento de esas figuras, si son sólo eso, figuras de papel adosadas, unas tras de otras en un carreto para ser proyectadas por un fanal sobre un gran telón. Pero, es mi deseo primachos, lograr que haya alguna luz al final del túnel. Lograr ver esos chorros de luz que ya bañan los telones del mundo y logran proyectar esas imágenes que ya son una panacea en materia de espectáculos. Y esos fanales no alcanzan nuestra rada. Teatros mecánicos. Gabinetes ópticos los ha habido como cañadas en esta ciudad. Vivimos de ilusiones. Siempre hemos vivido remedando las grandes hazañas. Es como avizorar con telescopios, montañas en la luna y pensar que esas montañas están pobladas y sus habitantes, nos dicen ¡Adiós!. Se exalta, se atraganta, su tanta corpulencia se levanta y toma aire, cree seriamente en cuanto dice, y, se hace globo, globo aireado que rebota en el salón y, grita a viva voz, haciéndose catalejos, escudriñando a lo lejos, gesticulando con sus envejecidas manos y diciendo con voz más temblorosa aún, ¡eso está por verse!, ¡amanecerá y veremos!, remarcando con desparpajo y cierta dosis de crueldad, las últimas frases. Una enorme pizarra donde con tizas de colores ha diseñado el recorrido de su discurso, le sirve de telón de fondo.

Las palabras sentenciosas, dieron vuelta en el salón fotográfico, giraron pesadas en eso de añadirle movimiento al papel, se envejecieron en el aire emulsionado del salón, y después de abrir su brecha de incertidumbre, su resquicio de duda en plena inquietud, ridiculizar la pasión por aquel aparato y sus inciertas probabilidades,

Linterna mágica y visor de imagenes

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La Casa de la Bahía fueron, sin embargo, el ardiente aguijón que permitirá desplegar el lienzo donde Manuel, este humilde mortal, provisto de un prodigioso aparato proyectará sorprendentes rollos de cintas para un cautivado público, y concluir en un rapto más de afrenta que de convicción, --- ¡sí imágenes en movimiento!, de eso se trata, ¡Aniceto Eusebio Serrano Durán! A zancadas cruzaré la distancia entre el Salón de Fotografías y la calle aledaña a la plaza, recorreré sin voltear al boulevard Baralt, irrumpiré en las calles cercanas al muelle, correré cercano al puerto y me adentraré resuelto en las oficinas de la Aduana. El artefacto llegará en un mes, lo trae Luís Manuel Méndez. Viene embalado en el vapor “El Progreso”, quizás traiga las recomendaciones que él le observara, en diligente esquela al mismo Edison. Ese aparato le permitirá continuar con la presentación en el propio teatro Baralt de las nuevas filmaciones que son noticias en el extranjero.

Alexis Fernández

87 La Casa de la Bahía Augusto Lumière,Augusto1872Lumière e hijos, 1880 Cinematógrafo, 1896

88 Alexis Fernández Thomas Alva Edison, 1900

Mientras tanto, Manuel aguarda la llegada del aparato, encerrado por horas en la casa-taller, reproduce los experimentos de Joseph Niepce, un avanzado químico francés, litógrafo y científico que con su hermano, ha inventado un motor de navegación y con Daguerre, la mismita fotografía. Provisto de una cámara oscura, rehace los dibujos de sol, reconstruye el singular heliógrafo. Repone los trabajos de Daguerre, coloca fielmente una lámina de cobre sensibilizada en la cámara oscura, obtiene imágenes de una gran nitidez. Estudia el proceso de calotipo, impresionando en la cámara papel sensibilizado con sales de plata, produciendo un negativo que se positiva por contacto sobre otro papel igual con la luz del sol. La ventaja, poder hacer tantas copias como sea necesario. Realizamos el trabajo por encargo que una clientela ávida espera impaciente. Horas interminables rodeados de un equipo que ha ido armando

89 La Casa de la Bahía

Vistas animadas en el Baralt

---¡Uno de esos adelantos, hijos, está por llegar, a las puertas de nuestra propia ensenada! ¡Está por llegar y está por verse…! No es que descrea, pero mi fe, Manolín y Gustavete, es aquiniana! ¡Ver para creer! ¡V-e-r p-a-r-a c-r-e-e-r¡ ¡Así deletreada, con pausa y mucho énfasis¡

Imagino que el artefacto, no sólo hará las complacencias sino que transformará la manera de percibir el mundo, en un futuro no muy lejano.

Un fanal capaz de iluminar las fotografías insertas en un carrusel y que logre proyectarlas en un inmenso lienzo extendido que englobe el orbe, como aquella extraordinaria esfera terrestre del colegio donde precisé las primera letras y colores de la tierra y ante la que sentí por primera vez, el vértigo de asomarme al mundo. Quizás como en el sueño, los asientos sean giratorios y reclinables, los olores y sabores, perceptibles según la trama y el escenario. El sonido del bosque arrasado por la brisa, las hojas crepitando en el fuego, la marcha del tren en plena selva en el Sur de lago, la nieve en el Everest y el sol centelleante en las arenas del Sahara, las cabalgatas en el llano guariqueño y la pesca en el Golfo, arderán en nuestro rostro, estarán a palmos, rodando ante los ojos exorbitados de los desconocidos espectadores.

---Cartas de los amigos que vencen las distancias y ausencias a fuerza de la letra escrita, quien escribe vive y vivirá----, repite pleno Aniceto exhibiendo el fajo de cartas que llegan a la bahía, en el vapor Zulia, llevado directamente por los trajineros a la calle de Venezuela, donde ---estos hijos del bien, por no decir de Minerva, diosa de la sabiduría y de la guerra, que si de Carmen María Durán, Carmela según Aniceto, conviven a sus anchas. Cámaras, láminas, papel, bobinas, emulsiones, arman un mecanismo fotográfico que cautiva a una clientela ávida de retratarse como de perpetuarse y congraciarse con los adelantos de moda.

La imagen de la luna llena filtrándose en las ramas de las acacias y descomponiéndose en mis manos que inútilmente tratan de asirla, es un cuadro recurrente. He sudado, he sudado la gota hereje, en términos de Aniceto. Un sudor espeso hace bronca en mi cuerpo. Un sueño martirizante, un escenario repleto de rostros expectantes mirando en la oscuridad, hacia el lienzo que apenas empieza a recibir los primeros radiaciones de luz y donde ya las imágenes se suceden una tras de otra, en busca de algo impreciso, tras un traqueteo de máquina gravosa, movimientos que despuntan

90 Alexis diligentementeFernándezcon

Aniceto y Guillermo. Libros, enciclopedias de ciencias, de astronomía, de náutica, de gramática y filosofía, van engrosando los anaqueles bien dispuestos en el Salón Fotográfico.

Por fin, el Vitascopio, llega a la rada. Entre enseres –engranajes de bobinas, turbinas y dinamos para el sistema de electricidad en San Cristóbal-, regresa Luis Manuel Méndez, portando el anhelado artefacto.

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---En tus manos tienes un reflector cinematográfico, la compañía es nuestra, el mundo del espectáculo también. Nueva York anda de cabezas con el aparato, hagamos lo propio---. Le dijo a Manuel, colocando el aparato en el escritorio del taller. Aniceto, Guillermo y algunos clientes presentes miraron de reojo como quien mira a un animal marino recién sacado del agua y aún con escarchas de mar. Inquieto Manuel, separa los precintos de seguridad del embalaje de sellos troquelados de la rubia madera, retira el papel azul intenso con olor a manzana del envoltorio y entre la mirada acuciosa de Aniceto, la sorpresa agradada de Guillermo, la curiosidad de algunos presentes y su propia turbación, el aparato luce reluciente en la atmósfera caldeada del taller. ---Por fin, en la bahía el adelanto del siglo. Todos los artefactos que han caído en mis manos, los he potenciado, en algún sentido, los he mejorado, quizás los haya idealizado, ¿ocurrirá lo mismo con éste? piensa, mientras intenta descifrar su destino paralelo a aquel artefacto.

---¡Es un proyector de imágenes, el mismo aparato presentado en el vodevil Koster and Bial’s Music Hall, de Nueva York, Señores¡ ---, dice con énfasis Luís Manuel, mientras enciende un rubio americano. El artefacto luce regio instalado en una base de madera curtida, provisto de un pequeño motor, una manivela para el engranaje de la película, tres poleas para su desplazamiento y posterior proyección mediante un reflector, y acoplado, el sistema eléctrico de encendido. El artefacto bruñido en dorado es más que un sueño, es la extensión del sueño palpable, doliente de esa realidad manifiesta en los sueños que sorprendentemente llegaba a hurtadillas, piensa Manuel escrutando detalladamente el ---Hayaparato.júbilo, hay júbilo en el taller de la rada---, dice Manuel, ---y cómo no, afirma Guillermo mientras descorcha una botella de bon vine,

La Casa de la Bahía en la oscuridad siguiendo la huella de algo indefinido, algo esponjoso que toma formas imprevistas, formas que se disuelven, que circulan y viajan concéntricas en su propia naturaleza, me ha despertado con sobresalto y una profunda inquietud en ese algo impreciso, confuso, algo fuera de lo común para mi propia vida y la vida de la bahía está por llegar.

al recién llegado.

---No todo lo que brilla es oro, amanecerá y veremos si en sus destellos se mueve el mundo, replica Aniceto, desechando la copa de vino y aferrándose a la reserva de brandy, mientras revisa el bendito artilugio al derecho y al revés.

Alexis invitandoFernándezalbrindis

---El mundo amanece tanto en Nueva York como en Paris, asomarse al mundo desde esta orilla no es un pecado--- replica Luís Manuel Méndez mientras pondera las bondades de la meca de los inventos, el entretenimiento y del vil pero vital metal (haciendo sonar medio y anular y contado con todos los dedos, en una jactancia sin límites según Aniceto).

---Cuando Edison llamó a los moradores de Nueva York para el encendido de 50 bombillas incandescentes, en su propio laboratorio y en los jardines de Menlo Park, algún avisado periodista escribiría, “El lucero vespertino que despuntaba en el firmamento, no era Venus, sino las lámparas incandescentes de Edison.” En esa memorable noche de 1880, apenas hace dieciséis escasos años, precisamente día de San Silvestre, la penumbra se hizo día, gracias al genio creador, el mundo de la oscuridad se había iluminado y ahora el gran reto: “--- Llevar el alumbrado eléctrico a todos los hogares” había afirmado el mismo Edison.

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---Dirás buscando Money, Money, es decir Money and Money Don Luisón Mandolín, más que tras farolas y luminarias de palco y galería. ¡Salud!, intervino Manuel, oportunamente para evitar que la tarde se agriara y la sangre corriera al mismo lago y manchara los carteles del esperado espectáculo. Han realizado la contratación del teatro, el financista es el mismo Luis Manuel Méndez y por nuestra parte el allegado Aniceto Eusebio Serrano. La contratación de las orquestas que amenizaran la proyección está acordada. Aniceto ha contratado a la misma banda municipal que ejecuta las retretas los jueves en la plaza. Orquestas para animar los entreactos, ante esas vistas animadas silentes, breves, pero que con su movimiento revolucionan el mundo del espectáculo. Todo está preparado para la magna fecha. Refaccionado para la celebración del centenario del nacimiento del prócer Rafael Urdaneta, el teatro estrena un gran momento.

Y a la vez, digo yo, en esta región del trópico, convertir esos inmensos caserones vacíos que son los teatros, en verdaderos encuentros con los artilugios de la ciencia. En eso, ¡ilustres caballeros¡, estamos.

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---¡Si señores!, lo nunca visto. La ciencia iluminando nuestras vidas. De la cámara oscura a la linterna mágica, del teatro óptico al praxinoscopio pasando por el taumátropo, superando el fenaquistiscopio, llegando más lejos que el zoótropo y el mismo kinetoscopio, llega a nuestras cálidas tierras, la verdadera revolución de la imagen, las vistas, los cuadros, las imágenes animadas.

La Casa de la Bahía La casa taller de los Trujillo Durán otro, tan intenso como el del mismo coliseo. La familia entera es movida por la ventolera de los muchachos de presentar un aparato traído de afuera, han contratado al teatro y nuevos atuendos estrenaremos el sábado para no dejarlos guindados, viendo los toros desde la barrera. Todos vamos, no podemos dejar solos a esos inventores, linotipistas y polígrafos, enloquecidos de remate con esos carteles que están imprimiendo, ha dicho satisfecha Florángel, la cosa primorosa de los Trujillo Durán, quien pronto, cuando pase esta ventolera fin de siglo, será la flor excelsa de los primeros juegos florales celebrados en la bahía.

Llega ¡Señores y Señoras¡, el único, el novedoso ¡Vitascopio!, el Vitascopio edisoniano¡. ¡Operado por el mismísimo Manuel Trujillo Durán¡. !La última invención del Brujo de Menlo Park¡ ¡Perspectiva, sombra y movimiento¡. Todo en un mismo artefacto: la vida ante nuestros ojos. ¡!!! Solaz espectáculo¡¡¡¡. Comparta Usted y su familia, bosques, paisajes, perspectivas variadas, bailes caprichosos y fantásticos idilios, y en fin, cuanto puede abarcar la imaginación, con la novedad de que todo aparecerá lleno de vida, de animación y con movimiento natural y continuo… Sólo por un bolívar en galería y veinte bolívares, en balcón, haga suyo el esparcimiento. Aquí en el gran coliseo de la rada, en nuestro teatro Baralt, la maravilla del fin de siècle, L’invenzione del xix secolo, end the Century, Ende des Jahrhunderts, The Edison Vitascope, ¿dónde? en nuestro propio theatron. ¡Entretención para toda la familia¡ Ha voceado Aniceto convertido en un verdadero parlante y repartiendo los volantes en cada esquina del boulevard Baralt. ---Impreso en carteles, publicitado en la prensa y voceado así, la concurrencia

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Gran beneficio al evento de parte de El Cronista, El avisador, La Conciencia Pública, El Tipógrafo, El Fonógrafo y Los Ecos del Zulia, que han destacado a grandes columnas la invitación al teatro y no sólo han invitado, han refrendado las virtudes y gracias del artefacto del genio de Menlo Park, luego de haber asistido a la función para la prensa. Qué cuadros tan magníficos los que se presentaron á nuestra vista! Qué naturalidad tan bien aparentada en las personas y en los objetos! Indudablemente, el siglo XIX, es el siglo de los grandes progresos, ha refrendado en sus páginas La Conciencia Pública. Mientras los amigos de El Avisador, se han lanzado con…Un prodijio más, pero un prodijio que supera en grandiosidad á los otros que el genio ha creado á merced del fluido misterioso. Que el eco de la voz vuele con la velocidad del pensamiento, aprisionado en la onda que se deslisa a lo largo del hilo que á distancias inmensas une los pueblo; que una lengua de metal hable con la palabra viva del hombre ó con el eco armonioso de instrumentos de música; que se haga la luz…parece hoy natural, concebible; pero que á despecho de la distancia, con el movimiento de la vida, con la palpitación, con el aire, con el más insignificante detalle, eso no puede ser sino uno de los más oscuros misterios, resueltos en el siglo XIX por el poder del genio. La electricidad, el elemento más poderoso y temible de la naturaleza, no solo está vencido y puesto al servicio del progreso y la civilización por el hombre, sino que es ya el agente de sus caprichos y recreación. Quién sabe si no está lejos el día en que sea también en el nervio de nuestras alas, agente de nuestros vuelos infinitos… Manuel se acicala y ultima detalles en los preparativos del cableado eléctrico, Guillermo y el resto de integrantes de la familia, participan de una fiesta que han hecho, sensiblemente familiar, ---¡El día sábado es la graduación de estos locos, quiera Dios y no llueva, no caiga la lluvia de cocos que trae la lluvia, no se vaya la luz y les asista, la mitad de la gente que han invitado!---, dice tía Delia Durán, arreglando el bies a una falda sepia de muselina que ha sacado del baúl para lucir de gala, ¡mijita algo tenemos que hacer para acompañarlos ante tanta ventolera!.

---Yo los espero aquí, les va a ir bien. Ya me contaran, dice congraciada Carmela mientras recuerda la cara perpleja de Manuel, la mañana cuando lo dejara, luego

Alexis Fernández está garantizada, así me quede sin gañote y sin pulmones, el esfuerzo de tamaña empresa está garantizado---, ha dicho Aniceto mientras sorbe y guarda rápidamente la reserva de brandy para tan magnas ocasiones, mientras lleva en sus manos el fajo de volantes que entregara en el establecimiento La India, donde Brinolfo lo entregará a su distinguida clientela.

Al fin, la noche del sábado, once de julio de mil ochocientos noventa y seis, a las treinta y ocho minutos. El cielo luce despejado, Maracaibo estrena maravillosa luna nueva, los cirros semejan barcas en el puerto. Los palcos, la galería y la gallera están copados. No dejo de estar nervioso, como apurados andan Guillermo y el mismo Aniceto que se las da de sabihondo y lo observo sudar la gota pareja. Me asumo, me santiguo. Tomo el aparato y preciso la manilla hasta lograr colocarla en el engranaje de mayor precisión, chequeo el encendido, observo el biombo que está equidistante donde el ramal de luz logra su cometido, introduzco el rollo de película y lentamente deslizo la manivela hasta lograr avizorar en la pantalla las primeras siluetas que empiezan a deslizarse como empujadas por una fuerza invisible. Acción que hemos repetido desde las cinco de la tarde, tratando de lograr el mejor funcionamiento del artefacto, la exacta ubicación del enfoque. Aniceto asumido como director del evento, ordena el inicio de la orquesta que estrena una gran Obertura. Inicio entonces el rodaje de la primera vista, Gran Alegoría sobre la doctrina de Monroe. Inmediatamente el baile de la Serpentina, aplaudido grandemente por la concurrencia. Iniciamos, la segunda parte de nuestro programa, con otro gran preludio, la singular Obertura La Corona de Oro (a esta altura, veo a Guillermo sonreír y a Aniceto con una cara de satisfacción encomiable, limpiar sus lentes de carey, diciéndome ¡Nos la estamos comiendo Manolito!). Siento el cuchicheo de admiración de quienes comentan la genialidad del aparato, el enfado de algunos niños y cierta rechifla en algunos bellacos en el gallinero, para continuar con Baile de Indios y seguimos con Taller de herrería. Para finalizar nuestro programa, ya en la última entrega de esta noche, con una nueva Obertura, El Caballero Bretón y de inmediato los cuadros, Gran Parque central, realizada en Nueva York y el Torneo Carnavalesco, con la novedad del mismo color cautivando el iris de nuestros ojos. Aplausos. Congratulaciones. Vivas al espectáculo que ha cautivado al público en nuestro regio Coliseo. “Sólo veinte días hace que por primera vez se exhibe, el gran aparato en nueva York… Está ya en esta ciudad, la primera de las de sud-América, que sepamos, que gozará del sorprendente aparato.”, refrendaba El Avisador en la promoción del evento. Al día siguiente, Plaza Herald, la Danza de bailarinas, el bis de la Serpentina, la alegoría sobre la libertad de Cuba, el Sorprendente juego de paraguas y fuentes y montañas de Nueva York, con las respectivas oberturas de nuestra orquesta, magnificaron el evento. Regocijo el nuestro ver plasmados en nuestros periódicos, la reacción del soberano, la inolvidable noche de ese sábado once de julio de mil ochocientos noventa y seis.

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La Casa de la Bahía de sortear los charcos de la lluvia, lloriqueando, en el viejo Colegio Federal, “Vas hacer mucha cosas hijo, vas a dar qué hacer…” recordó que le dijera con sus ojos aguarapados cuando con su mano en alto le decía dulcemente Adiós.

96 Alexis Fernández La Serpentina, 1895 Taller de Herreria, 1895

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Los emisarios de los Lumiere, un verdadero ejército de avanzada recorre el mundo (se cuentan acerca de doscientos y tantos jóvenes entre franceses, italianos, alemanes, holandeses reclutados por la empresa Lumiere, diseminados por las más remotas regiones, ubicando parajes exóticos, concertando personajes notorios en el auspicio del poder político y militar, describiendo las glorias del viaje en ignotas regiones) llevando las excelencias del ingenioso aparato: unos cuantos metros de cintas vírgenes, unos cuantos trípodes y proyectores, esmaltes para revelado y lámparas de arco.

La realidad se ha trasformado, allí delante de nuestros ojos, con el ingenio de la ciencia, los avances técnicos y las maravillas de la imaginación, el mundo de las fantasías se descorre con furor, rezan avisos en periódicos y pasquines, en carteles y recitaciones, discursos de oradores de orden, consejas de cabildeos, comadrejas de asesores presidenciales. Es el arte de la ciencia, el verdadero grito de los actuales momentos, la moda de hoy por hoy. Es el arte de la ciencia, el verdadero souvenirs de los actuales momentos, la moda donde se funde el arte y la ciencia. “…con tal exactitud han sido sorprendidos y fijados los movimientos por un múltiple número de fotografías, distanciadas por pequeñísimas fracciones de tiempo, que al volver a representársenos con la misma rapidez con que fueron obtenidas, encontramos la ilusión de la vida y del movimiento”

La Casa de la Bahía Voz general es que el incansable Edison ha dado al mundo con el Vitascope una maravilla fin de siglo. La escena de la herrería y la preciosa serpentina, que se presentó con todos los encantos de la variedad en el colorido y de la esbeltez en los movimientos, fueron muy aplaudidas…ha recogido el prestigioso diario Los Ecos del Zulia, en su edición del día siguiente.

La maravilla había llegado: la vida azarosa, a veces cruel continuaba en los carteles, quizás más apacible, se podía al menos, admirar, admirar como un entretenimiento. «De repente, la imagen… se anima y se hace viva. Es la vida misma. Cuando todos puedan fotografiar a los seres queridos no ya en su forma inmóvil, sino en su movimiento, en su acción, en sus gestos familiares, con la palabra al filo de los labios, la muerte dejará de ser absoluta». “De la oscuridad a la luz” “El invento de moda no miente” entintan los titulares parisinos.

Las noticias en periódicos y revistas de diversas facturas y tenor, en atención al espectáculo que asombrara a la humanidad, se multiplican.

98 Alexis Fernández

Al otro lado del mar (¡de la mar océano!, gruñe Aniceto), dos jóvenes, Thomas Armat y Charles Francis Jenkins, empeñados en lograr un aparato que proyectara esas anheladas imágenes sobre un fanal, presentaron el phantascopio, en la Feria Estadal del Algodón en Atlanta, en 1895, capaz de emitir sucesiones de imágenes sin intermitencias, aparato que dio lugar al vitascopio. Jóvenes que entran en contradicción por cuestiones de rentas producto del desempeño del artefacto y deciden separarse. Ni corto ni perezoso, Edison vio en aquel artilugio, la posibilidad de proyectar las vistas animadas que ya adelantaba con el kinetoscopio y compra a través de Norman Raff y Frank Gammon, a Armat, la patente que le permitiría explotar comercialmente el flamante vitascopio. Ya en el mes de abril del siguiente año, presentan la primera función del vitascopio, la danza de Annabell, en el vodevil Koster and Bial’s Music Hall, de Nueva York. Cintas, breves vistas en movimiento, alargando actos de vodevil, que incluían un combate de boxeo, el emperador alemán pasando revista a sus tropas y Mar agitado en Dover. La ultima invención del brujo de Menlo Park, aupaba el inicio de una experiencia fascinante. el Edison! Se echó al guante cuanto invento detectaba con su ojo de águila. Y no les dicho de las imprecaciones de la Doctrina Monroe, ese programa de expansión imperial inspirado en los escritos de John Quincy Adams y presentada por el presidente James Monroe, en su séptimo discurso al Congreso sobre el Estado de la Unión, en 1823. En pocas palabras, “América para los americanos”, guarda toda la argucia de las pretensiones coloniales del país del norte… ---, dice Aniceto, en el ejercicio de la porfía, mientras reseña la emoción del soberano la víspera de la presentación del aparato. La realidad se ha trasformado, allí delante de nuestros ojos, con el ingenio de la ciencia, los avances técnicos y las maravillas de la imaginación, el mundo de las fantasías se descorre con furor, rezan avisos en periódicos y pasquines, en carteles

---¡Rapaz

La coronación del zar Nicolás II, el jubileo de la Reina Victoria, el desfile oficial y visita de Francisco José I de Habsburgo, en las fiestas del millennium, el papa León XIII, en bendición al artefacto y los paseos en góndola en Venecia, la brumosa ciudad en El expreso en la estación de Berlín, la presencia de Guillermo II y Kaiser de Alemania y el aire castrense en Rancho de la infantería, las Maniobras de Artillería de Vicálvaro, La salida de los alabarderos de Palacio, van despertando un interés colectivo que entusiasma no sólo al publico absorto ante sus propia realidad convertida por un milagro de la ciencia y la inventiva del hombre, en esas vistas animadas que sorprenden, cautivan la atención y sorprende aún más a los hermanos Lumiere ante los jugosos dividendos.

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En Cuba, el actor cubano de la época José Casasús presenta un corto publicitario de la cerveza Tropical, El brujo desapareciendo

La Casa de la Bahía y recitaciones, discursos de oradores de orden, consejas de cabildeos, comadrejas de asesores presidenciales.

En Colombia, en el teatro Borrero se presentan las primeras vistas realizadas en la ciudad de Cali. Sus calles, sus casas aparecen titilando ante el asombro. En Argentina las vistas de la Bandera Argentina, ondeando en la Plaza de Mayo, cuadros de intervenciones quirúrgicas y el Viaje del Doctor Campos Salles a Buenos Aires, vistas del desembarco del presidente de Brasil Manoel Ferraz de Campos Salles en fraterno abrazo con el presidente argentino Julio Argentino Roca.

En Uruguay se estrena Una carrera de ciclismo en el velódromo de Arroyo Seco, una única toma que hizo el deleite del público cautivo por la veracidad del evento y seguidamente Juego de Niñas y Fuente del Prado de Félix Oliver, español residente en Uruguay y consecuente amigo de los Lumiere. En sus viajes a Europa conoce también a George Melies, trabaja a su lado, aprende los trucos, aprende hacer películas con “trucos”, filma para su promoción como pintor letrista, cortos cómicos, interpretados por el mismo, asume el rol de exhibidor cinematográfico a la par de su afición a la pintura de marinas y pintor retratista. En Chile, en el Salón de la Filarmónica de la ciudad, se presenta las vistas tituladas Una cueca en Cavancha y Cuadro La Caridad puesta en escena por señoritas de la Enlocalidad.Brasil se exhiben una serie de vistas de la Bahía y la llegada del presidente Prudente de Morais al Arsenal de la Marina. Más tarde en Perú, se corrieron las primeras imágenes de la geografía limeña en La confitería Jardín Estrasburgo, seguidos de La Catedral de Lima, Camino a la Oroya y Chanchamayo. Un vistascopio edisoniano llevado a lomo de bestias por dos amantes de las vistas, Charles Joy Vifquain y William Harvey Alexander. Un cinematógrafo de los Lumiere en andas por ignotas rutas, son responsable del evento.

Con furor se estrenan en México los cuadros de El presidente de la república paseando a caballo en el bosque de Chapultepec, los retozos en el poder de Porfirio Díaz. Inmediatamente, con inusitado entusiasmo se presentan Corrida entera de toros por la cuadrilla de Ponciano Díaz y Verbena del Carmen en Puebla. Vistas de toros, boxeo y riñas de gallos alternaban con las compañías de operas y zarzuelas.

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Alexis Fernández Vistas, cuadros vivos de apenas segundos que fotógrafos y pintores, empresarios y promotores, manivela en mano, armados con el portentoso aparato Lumiere y los adelantos que progresivamente va incorporando Edison en el perfeccionamiento de los artefactos ya conocidos, recorren teatros, improvisados cines, cafés, salones de tertulias, en las más altisonantes ciudades como en las más alejadas provincias ofreciendo y cautivando al público, ofreciendo una gama de espectáculos que van desde las zarzuelas y operetas a las compañías de circos y entretención, desde las vistas animadas a las transformaciones de mujeres barbadas en hermosas amazonas, la sorprendente trasformación de competentes forzudos en misteriosos y lastimosos filistrines. Rutas comerciales se articulan en el esfuerzo por difundir y distribuir el conjunto de espectáculos que empresarios y público van disfrutando con fruición.

---¡El poder, el poder a la orden de las ilusiones del aparato fin de siglo…! Y nosotros empeñados en retratar aniversarios caseros los sábados en la tarde---, dice Aniceto ante la cauda de periódicos desplegados en la mesa del salón.

La casa de la bahía

101 La Casa de la Bahía

---Un patio andaluz es el corazón de la casa, sombra, agua y frescura y las respectivas hierbas y macetas en flor. Es a todas, todas, El jardín del paraíso anhelado por los antiguos constructores musulmanes. Luego de esas privanzas fueron trasladadas al sur de la península, adaptándola con donosura a las condiciones encontradas anhelando la intimidad de sus recintos. Allá en Granada, la fuente, aquí en nuestra calurosa bahía, el aljibe, rodeado de robles. Allá en los Reales Alcázares de Sevilla, el patio del crucero… aquí en esta bahía

La casa de la bahía se hizo entrañable. Ubicada en un conjunto de viejas casas adosadas, cerca de la plaza Bolívar, frente al teatro de la ciudad, a pocos metros de las entidades de gobierno, se convirtió en encuentro libertario de la tarde. Iniciaba la hilera de casas, de modo que ubicada en la esquina, poseía la amplitud de la sala principal, el primero y segundo patio, el tinglado y el pasillo para la puerta de agua, propicia para las faenas acordadas y guardaba en su fachada los impactos de los disparos de fusil cuando las constantes escaramuzas entre meleros y peludos y en sus ventanas con poyos, las romerías en carnaval.

102 Alexis parnasiana,Fernándezlospasadizos

Su inesperada ausencia nos dejó un desasosiego que intentábamos desterrar cada tarde. José Trinidad Trujillo, nacido en la luminosa ciudad-puerto de 1832, armado de una prodigiosa memoria, reconstruía en detalle la gesta independentista del país ante las cruentas opresiones monárquicas, los episodios definitivos, los asaltos más espectaculares, inmortalizaba con precisión los calificativos de Bolívar sobre sus hombres en armas y aludía con emoción, al preciso término con que designara al general Urdaneta. ---Llamó a Arismendi astuto, a Bermúdez impetuoso, a Mariño gallardo, a Monagas valiente, a Montilla bizarro, a Páez bravo, a Salom constante, a Santander culto, a Soublette discreto, a Valdés osado, y a nuestro héroe, le endilgó en digno justiprecio, brillante. ¡Brillante en su exaltada humanidad¡ Brillante en su condición de soldado y brillante en sus atributos ciudadanos¡ ---. Según narraban entrañables crónicas que terminaba haciendo suyas, infligiéndoles ese sabor a hecho cumplido, a discurso compartido en los sudores y ardores de su ánimo y memoria, enumerando con pasión, las diferentes incursiones militares del prócer, deplorando su temprana muerte. Había fallecido en Europa cuando él apenas cumplía los trece años, sus padres de ascendencia vasca, habían logrado educarlo con disciplina y tesón, cómo inició a muy temprana edad una vertiginosa carrera militar, cómo había participado gallardo y envalentonado en las mil batallas, cómo entre muchas nombradías fue designado General en Jefe y cómo se desempeñó en su condición de comandante general del departamento de Cundinamarca y presidente de la Comisión de Repartimiento de Bienes Secuestrados…cómo había asumido la presidencia de Colombia, cómo pedía a sus hijos devolver los recursos de la última encomienda en el extranjero, por no haberla cumplido a cabalidad… cómo había perdido las dos casas asignadas por el congreso a sus héroes de guerra, una en la calle Obispo Lazo y la otra en la calle Ancha, o calle del Comercio, en un eternizado juego de cartas con el coronel Nicolás Joly. Una que había pertenecido a don Hermenegildo Rodriguez y la otra a don José Mendizábal. La primera de las casas, una buena casa de altos de mampostería y la segunda, una casa confortable de tejas y bahareque. ¡Qué iban a hacer cuando no estaban en el campo de batalla¡ Entretenerse matando mosquitos y jugando, tomando un trago y charlando de la guerra y sus avatares, que no fue ese su caso, porque jamás tomó. Fue un hombre

secretos entre las casas de gobierno para evitar la felonía de piratas, tupidas de dalias sus puertas falsas. Aquí en nuestras casas los capiteles de madera, allá en Córdoba las bóvedas estrelladas, repite cada tarde Aniceto, rememorando al padre Ruiz, chasqueando la jerga andaluza entre seseo y ceceo, aduciendo las bondades de la vieja casa tradicional árabe-andaluza, para doblegar el desconcierto y las expectativas que allegaban la muerte de papá.

Un prócer leal a la causa del Libertador que ganó veinte batallas, que perdió siete, que fue sitiador en siete ocasiones, sufrió dos veces el sitio, y dio dos asaltos; el que llevó bien puesta la espada que le ciñó la patria y la hizo brillar siempre con inmarcesible lucimiento, el que merece que le canten los poetas, lo reproduzcan los pintores y lo modelen los estatuarios, terminó, como se quema el pebete dejando ambiente de fragancia inefable…Repetía con ardor José Trinidad Trujillo, colocando en cada expresión, la antesala de una nueva batalla. Sí, fue un gran conversador, cuando entraba en confianza. Sí, después de las batallas, los militares buscaban donde matar el rato, así hablaba hasta el amanecer, con una taza de café, alternada con otra de ron, sólo María del Carmen Durán, lograba culminar cada episodio tratado, con un ---¡Está bien, José Trinidad Trujillo. Ya esas ánimas descansan, permíteles tú, descansar en paz!

Al finalizar la jornada, sus rumores se escuchaban estentóreos, en los sitios y efectos más inverosímiles de la casa, en el áspero crujido de su horconadura, en los alacranes escurridizos en la piedra de ojo, en el rumor del agua cayendo en el aljibe, en el rosario en familia que ya más nunca se terminó de rezar, en los refajos teñidos de negro colgados en las cuerdas del patio y en los ojos de mamá que miraron sin respuestas, el sarcófago perderse en la turbulencia de la tarde. La noche de luna avasallante en Maracaibo de 1889, cruje en sus huesos y en sus responsos, más allá de nuestras disquisiciones ante las extensiones del lago, más allá de nuestra nostalgia que disipa sahumerios humeantes y acres aromas de flores desechas, mientras los parientes ponderan sus virtudes y omiten su ya escasos defectos. El caleidoscopio agujereado yace en el techo, en un intento de Guillermo, de impedir la disolución del féretro, donde papá se ha echado a dormir, también el viejo reloj de arena, los binoculares de nácar para divisar las naves enemigas y las réplicas de las embarcaciones donde viajaríamos hacia ignotos como alejados mares. Los catalejos cedidos por el abuelo y las embarcaciones, talladas en madera de balzo, fueron enseñanzas que sabiamente el abuelo Jeremías disponía ante nuestros asombrados ojos que miraban a través de los de él, las cruentas hazañas de los piratas en el lago. En la voz del padre la república se deshacía y recomponía con cañonazos y fuego cerrado de artillería. El abuelo hacía proa al norte en un mar de turbulencias. El padre recrudecía sus delirios al paso de caballerías. Entre esas dos nostalgias nosotros, la larga familia de padre y madre, tratábamos de recomponer el mundo que seguía desecho en un campo de batalla o se deslizaba en una embarcación mar adentro.

La Casa de la Bahía de palabra y a carta cabal, bajo documentos registrados, entregó decididamente las dos casas perdidas en franca lid.

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Alexis Fernández Nos tomó más de un intento reparar los ánimos para que la casa no declinara en las saturaciones de la tarde, tan sin las historias del padre y los responsos cautivos en la voz de María del Carmen Durán. El, con la historia destilándole a escasos centímetros de la piel, convertía en encarnizado campo de batalla sus bien detallados discursos. Ella, capaz de ordenar la historia de la república y meterla centímetro a centímetro en sus propios huesos, con su apacible voz, sólo con la razón de haberle ordenado sus deseos, cumplía a cabalidad sus propios designios. El armaba la arenga, ella disponía de las municiones. Los cinco hijos (incluyendo las dos perdidas) acrisolaban el derrotero de la patria. ---¡Soldados! ¡Soldados ante cualquier contingencia de la naciente República!---. ---Los cinco muchachos (contando las dos perdidas) tienen que terminar de enterrar sus cachimbos en el patio, José Trinidad Trujillo. ¡De tanta sangre derramada, se nos mueren ángeles! Además las mujeres no van al cuartel y los hombres de la casa tienen reservado cualquier otro destino, no el campo de batalla, remataba Carmen Delia Durán ante el discurso reiterado de José Trinidad Trujillo, con detonaciones de fusilería y acres aromas de pólvora. La casa (sala y zaguán) convertida en salón fotográfico, taller de fotograbado, estudio, imprenta --–La única a vapor en la rada, ¡eh¡---, ha gritado jactancioso Aniceto a los vientos de la ciudad, observatorio astronómico, el techado de tejas primero y los árboles del frente luego, fabulosos para observar el atardecer y hacer alquimia de sus tardanzas, adquiere continuamente la movilidad de la ciudad.

Un engranaje de turbinas encendidas al amanecer, el rumor de las embarcaciones, la alharaca en las inmediaciones del puerto, el suave pero sostenido oleaje restallando en los muelles, el olor a café enredado en las acacias mecidas por la brisa y a cagajones frescos esparcidos por las calles de arena, los aromas de tinta y papel mezclados con olores de fogón de leña otorgaban a la casa de la bahía la semblanza de una laboriosa factoría en ebullición.

---¡Un óleo renacentista¡ grita Aniceto cuando al fragor del amanecer ojea entre papeles un álbum cedido por el abuelo.

---Nuestra casa en el trópico es una maravilla. Miren la maravilla consignada por el abuelo Jeremías, un álbum con un lienzo de Brueghel, El Viejo, La Caída del Ícaro, un hermoso paisaje, donde Ícaro cae al mar, por acercarse demasiado al sol y quemarse sus alas de plumas pegadas con cera, creo hermanos que esa fábula se queda pendeja ante las maravillas de nuestra playa, donde el sol por la inclinación

Hacer de tipógrafos cajistas, preparar los moldes, los tipos, hijo, los tipos, ordenar las letras con sus espacios, orlas, filetes, y llevar los moldes a las máquinas y terminar como tipógrafos impresores, -todo ello en uno solo, como refiere tico, es decir Anicetico- montar las galeras de plomo, preparar los clises, armar las páginas de El rayo de Luz, -es un paseo en esta casa-, y, soportar la prédica del mismo Aniceto, las replicas consonantes de Guillermo, mis calmas y prisas tratando de armar esos acordes disonantes, la voz estrepitosa del padre reconstruyendo el pasado y la suave voz de la madre, ordenando el presente, se fue haciendo ritual sincronizado de la tarde en la casa de la bahía.

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Coleccionistas de aperos del mar (restos de embarcaciones, enmohecidas anclas, conchas marinas, mandíbulas de tiburón, caparazones de tortuga, troncos de mangle y piedrecillas) recogidos en las riberas del lago y la permanente exposición de los trabajos fotográficos estratégicamente ubicados, viejas cámaras por armar y restos de antiguas imprentas, el amplio salón se convertiría en plena faena y discusión en una artesanal industria así como en un foro advertido por letrados y poetas, ---No tanto como el boulevard Baralt---, donde el numen y la letra, la razón y la ciencia se confunden---, dice Aniceto en clara alusión a Guillermo quien ha ponderado las virtudes y bondades del verso parnasiano en las cuatro esquinas del anhelado boulevard mientras lee en claridosa voz los versos de Idelfonso Vásquez.

--- Rápido mensajero de esos mundos / que recaman y pueblan el vacío, / halla estrechos los ámbitos rotundos/ ¡Cabe en una gota de rocío!, recita Guillermo ante

---Ya haremos nuestras gráficas para el resto del mundo, mi querido Ícaro maracaibero, nuestra cuenca lacustre es un verdadero tesoro, un tesoro perdido a los ojos del orbe que sigue pensando en alguna ciudadela europea o norteamericana como el culo del mundo---, replica Manuel, empecinado en el revelado de los ---Estonegativos.es un verdadero renacimiento. Ya tendrá nuestra bahía las semblanzas de un Julio Arraga y de un Puchi Fonseca, convertidas en fabulosos cromos en nuestra propia imprenta, esos cromos vendrán a enriquecer la humanidad, dice Guillermo, deshaciéndose de las imágenes del duelo que aún conserva nítidas tras sus gruesos espejuelos mientras arma los tipos de madera para un nuevo tiraje.

La Casa de la Bahía del ecuador, debe estar más cerca, aquí no se le hubiera ocurrido a Dédalos y a Ícaro semejante vuelo, dice el letrado Aniceto, sonreído y contrastando los cromos coleccionables y husmeando a sus anchas el tropel y las fragancias encontradas de la casa.

---Siempre fueron unos soñadores, en sus sueños está, hacer un inventario del mundo. Y si no les alcanza el día, entonces que lo hagan de noche.

Más allá del eco de sus palabras, en alguno de los cuartos en penumbras, resuena el chasquido acompasado de la hamaca donde mece sus sueños José Trinidad Trujillo.

la cuartilla impresa que pasea por sus ojos, el verso de Vázquez, con el que hemos titulado nuestro periódico.

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---Flecha incendiaria que los nervios crispa / si se dispara de amorosa tea; / lampo en el oro; en el acero chispa / llama en el sol…¡en el cerebro idea!, replica jactancioso Aniceto, ordenando las hojas recién impresas en la sofocación de ácidos, emulsiones, placas, aromas de cuarto oscuro y cuarto de revelado que saturaban el ya caldeado salón.

---En algún momento, menos pensado, se levantará y volverá con sus andanzas de montoneras. Nosotras nos encargaremos de tranquilizarlo; meteremos nuevamente los animales en el corral.

Ese olor a lirios desechos, acentuado por los ácidos aromas empleados en las máquinas de impresión, al menos en lo que concierne a la sala y antesala, convertida en taller fotográfico, sala de redacción, taller de impresión y cuarto oscuro para el revelado, terminó instalándose en los más inverosímiles intersticios de la casa. Finalmente se confundió con el olor a tinta y hasta nuestra indumentaria adquirió ese olor a resina, a aroma de taller en plena producción. A veces, se ocultaba debajo de las planchas de impresión, bajo las remesas de papel, en las cajas de los tipos y

Alexis Fernández

---Terminarán incendiando la casa, de eso estoy convencida, dice en el trajín Isolina, ahora, cuando corta leña para el fogón.

---Las dalias se fueron con la sequía, quedan las trinitarias que son veraneras…ellas vuelven con las cagadas de los pájaros y las primeras lluvias de abril, murmura Josefa Trujillo Durán, mientras desenreda la hiedra de la mampostería.

La madre, doblada en sus memorias, zurce un tejido de colores que simula el sol y aplaca las furias desatadas,

--- ¡Sólo falta que pongan a funcionar las hornillas a vapor!---, dice tía Delia Durán, a Isolina, quien refunfuña mientras orea en un saco de fique, semillas de cacao en el empedrado del patio. Ella, la tía Delia Durán, arma y desarma lo que queda aún de la casa, más en su memoria que en el espacio real que ella le asigna.

--- Nosotros no terminamos de escribirla, responde Manuel.

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Llegó enviado por un amigo de mi padre quien residía en Barranquilla. Buscaba quedarse en la bahía, en algún trabajo, había sido alarife, desde muy joven, en la costa colombiana, le atraían las referencias de la ciudad. José Trinidad lo recibió, como un hijo que regresa al hogar después de años de ausencia. Las conversaciones de las sucesivas guerras civiles en Colombia y en nuestro país, se hicieron frecuentes

---José Trinidad Trujillo, no terminó de contar la historia, dice Guillermo.

---Y los sin tiempo, los no tiempo, los negados, ¿qué hacemos…?. Pregunta Aniceto, mientras descorcha la botella.

La Casa de la Bahía clises hasta que irremediablemente volvía a aparecer, como el primer día del duelo.

El olor a flores desechas no abandonaría jamás el recinto. El luto colgado de los perros de agua era arrebatado por la brisa, recrudecía en las cuerdas en el patio y crepitaba lentamente hasta apaciguarse en los candelabros del pequeño altar.

---Eso, anegamos el mundo con nuestros deseos, replica Manuel, mientras sorbe lentamente y descorre el obturador de la cámara. El acompasado caer de las gotas de agua de los aguaduchos es una magnifica sinfonía, cuando rebota insistente en el corredor de la casa. Plin, plin, plun, plas en acordes que se alargan hasta media mañana. Una tinaja de alfarería recibe el agua, rodeada por una chirigua, un bernegal y la entrañable botijuela de José Trinidad Trujillo, una sinfonía de agua rematada por el canto de los miles de gallos criados en los patios vecinos. Trinitarias, alternadas con crotos y berberías rechazan el calor que se apresura en la tarde. La casa es un bosque para María del Carmen Durán y para Florángel, una jungla.---¡Pienso no más en barrer aquel hojerío, es más que un bosque, es una selva!

---¡Y se quitan las ganas de sembrar otra planta, mijita, no hay como el campo a cielo abierto!, dice Isolina, separando las ramas de hiedra que amenazan con devorar la casa. Jamás se marcharía Lino, con un andar lento, pausado, llegó para no irse jamás.

Maracaibo arde en los sahumerios, en los cirios derretidos, en algún llanto incontrolado, en el escenario de la casa alterado para siempre.

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Martínez había adquirido el amor por los libros, de aquel costeño, había aprendido los secretos de la construcción. La trabazón de la horconadura, el trabajo de las vigas de carga, la preparación de la lechada, las proporciones equilibradas para la mampostería, el corte en ángulo de 45 grados de la madera y las varetas reforzadas para el techo, eran una enseñanza tan vital como las reglas de tres simples y la deducción de las cuadras en el terreno. Lino Capetillo, con una sonrisa de bonhomía cautivaba el corazón no sólo de Isolina, sino del resto de los integrantes de la casa. ---Tiene la transparencia del gesto, es así por fuera como por dentro y en su sonrisa no hay maldad, había sentenciado Carmela cuando aquel hombrón llegaba a la puerta solicitando a mi padre y de inmediato se dispuso a reparar la canal del techo y se quedó para siempre a la sombra de la casa. Las trinitarias, las barberías, los helechos y la hiedra crecieron bajo el afecto indeclinable de sus manos. Isolina, cultivó la compañía de Lino, más allá de nuestras bromas e impertinencias y paulatinamente logró, ella, quien con el resto de las mujeres era el alma de la casa, que Lino asumiera sus oficios sin alterar para nada el ejercicio de sus Hijatareas.deun curazoleño, Bernardo Peter Matilda, encargado del mantenimiento de ferrocarriles en el sur del lago, Isolina guarda una entrañable relación con la casa de la bahía. Isolina regresa en enero. Trae de las tierras del sur el descubrimiento del siglo, trae oro puro en sus pertrechos, cacao porcelana del sur del lago, la bebida de los dioses, el mismito cauliflor. Hervido en fogón de leña, espoleado con molinillo de madera en vasijas de barro, servido en pocillos de greda es la fascinación del gusto, y, trae envuelto en papel de estraza, pan dulce anisado de Tovar, ¡para mojarlo en la bebida aún caliente!. Es la botica en frasco, el remedio eficaz, lo mejor para el desaliento. Hecho así es la única infusión que quita las asperezas del invierno, mejora el asma, quita el frío de sangre, desentumece los huesos. Trae las vasijas con arena o periódicos para los Traeescupitajos.unabacinilla

Alexis Fernández en los atardeceres en la casa de la bahía, después que Lino, ultimaba detalles de construcción, ampliación y reparación de averías que nunca terminarían. En su andar reposado cultivaba el buen decir y era realmente memorioso. ¿Albañil? Un artista de la construcción que no tenía ningún empacho en enseñar su arte como Sialarife.delmaestro

blanca de peltre, ¡para las funciones de la noche, en otra ni queriendo! Trae la jaula con los dos loros pujones que le dan la hora y conciertan la siesta.

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Más allá de los linderos ascienden las montañas y los bucares en un cielo que deja ver las estrellas, cuando no está nublado y bajan los ríos cristalinos que se enturbian hacia el lago. Ha dejado la línea férrea donde creció y a la cual quiere siempre volver, para luego de caminar los linderos, aposentarse en casa, oler los jazmines, trastear por el patio, preparar las infusiones y los alijos de encargo, volver a partir. Allá queda la larga familia de tíos y primos que forman más que una tropa, un ejército. Isolina, ha cumplido ese ciclo sacramentalmente, en casi cincuenta años.

La Casa de la Bahía Trae las cajetillas de piel roja que humea con la candela para dentro y trae el tambor para los bordados en cruz de su lencería, para ¡cuando esté en cama, una nunca Traesabe!en una caja de plátanos, anís estrellado, pescado salado de río, frascos de dulce y bolas de cacao. ¡Por poco te traes un gallo, mijita¡, le replica la tía Delia Durán María mientras repara sus encargos.

---¡Mi dulce reina del trópico¡ !Mi princesa trotamundos¡ y canturrea una extraña melodía acompasando la figura grande y tostada de Isolina. Isolina ha dejado atrás, (sólo por unos meses, aclara siempre que piden quedarse definitivamente en casa), los extensos platanares, los grandes cedros y ceibas del patio bajo cuya fronda crecen los arbustos de cacao, la cuerda de gallos de Israel y las lluvias torrenciales, así como la casa de techo de palma, paredes de cañabrava y piso de barro grea, engrandecida cuando dice, ¡Casa como esa ninguna, la de Dios Enquizás…!suspatios crecen dalias como arroz y los crotos de jardín avanzan como cedros.

---¡Y trae su lengua viperina, divino músculo sin descanso, buena para la guerra y la paz! dice Manuel mientras la abraza y casi sube su morena redondez por los aires.

---¡Quien anda en tren, navega en piragua y ancla en el puerto, esa es mi morena Isolina¡. ¡No es tanto cuanto desanda, sino cuanto trajina.¡ Tres meses monte adentro, nueve meses en la costa, ya no quiere vivir sino de costa a costa. Son los antojos de mi mojina Isolina¡ recita Manuel con el gusto de verla andar en la casa.

---Los largos en el agua, los cortos en la arena, no se preocupen tanto por mis idas que no les causaré pena, dice retando la recitación mordaz de Manuel mientras muere de risa.

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---¡El agua entró en sus gargantas y salió por sus ojos y sus oídos!---, dijo el anciano misionero extraviado en la selva cuando recaló una madrugada hasta el umbral de la casa, en la recién escaldada línea férrea Santa Bárbara-El Vigía y la consiguió oreando el café que llegaba de las montañas del sur, al leer con detenimiento sus manos en la claridad del amanecer.

Isolina escuchó sus palabras con atención, sirvió café en totuma al desamparado anciano y le invitó a reposar en casa. Entró por provisiones para atenderlo. Toalla y jabón, alguna ropa limpia, comida. Regresó con ansias de atenderlo, con urgencia tomó las vituallas suponiendo recuperar al anciano en pocos días. El viejo ya no estaba, un escapulario colgaba del respaldo de la silla donde minutos antes el misionero colgaba sus huesos y escasas carnes. Tomó el escapulario, se lo colgó del cuello, musitó algunas oraciones y recordó a sus hijos, navegantes de piraguas. Desde entonces Isolina empezó su peregrinaje, alguna vez aparecerá, quizás en algún viaje lo encuentre y me dé razón. A nadie contó la presencia fugaz del anciano, ---a Usted ahora que se la pasa indagando y preguntado le cuento que quizás alguna vez consiga a esa persona, no en esa misma encarnadura, quizás en otra que me explique la sentencia del agua que profiriera aquel anciano, la mañana cuando recaló por la casa y cuando ya era un ángel que se deshacía en el zaguán---. No habló más del asunto Isolina, la piragua de regreso a Maracaibo naufragó en aguas del lago, el viejo misionero le había alertado. La lectura de sus manos había revelado su futuro. Sus hijos murieron en el percance de la Diana cuando naufragara en la desembocadura de El Catatumbo. No sobrevivió nadie, los cuerpos aparecieron flotando en las riberas algunos kilómetros más Isolinaabajo…viste de medio luto, largos vestidos de popelina y mangas tres cuartas, de pintas negras en fondo blanco, son los trapos que hacen mi mapire, según dice. Lleva medio fondo de kimono de crehuela blanca, atado a su cintura que ella misma almidona y orea en las cuerdas, en la casa que hizo suya. Sus manos hacen de los productos del lago, verdaderas exquisiteces. Isolina hace dulces de camarones, y ¡es una fiesta! Isolina prepara limonzón con leche, y ¡es la locura! Si bien festejan sus viajes, más alegran sus regresos. En sus maletas siempre vienen sorpresas, regalos, encargos familiares. Lleva el flux de casimir de Basilio, su esposo hincado por una rabo amarillo en los barzales del sur. Lleva las tabletas para la jaqueca crónica, los ungüentos para las rodillas maltratadas, la colonia francesa y un talco inglés, regalo de uno de los hijos extraviados en el lago.

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---¡Ni sirvienta ni concertado! ¡Son de la casa, uno más de la casa!---, dijo categórica Carmela en el patio cuando reclamaba el inventario que suponía estábamos haciendo de la Maquinariasbahía.

armadas de pequeñas imprentas en desuso, partes de algunas que no funcionaron jamás y de otras envejecidas, trabadas por su falta de uso, algunos tipos y moldes de madera, otros engranajes de complejos sistemas construidos en hierro, que desechaban las grandes empresas al comprobar que no podían armarlos en casa, fueron haciendo del pequeño taller, una especial empresa que engrandecíamos en las tertulias acaloradas de la tarde.

Aniceto repetía lo que en muchas ocasiones, le había escuchado a mi padre. La primera imprenta había llegado a la ciudad en 1821, cargada por las huestes republicanas que sitiaron la bahía al mando del general Lino de Clemente. Al año siguiente Francisco Tomás Morales retoma la ciudad y artefactos de esa imprenta son lanzados a las aguas del lago y otras, reembarcadas por el propio Clemente, rumbo a Moporo. Muchos se dieron a la tarea de recuperar las piezas lanzadas al lago y recomponiendo los aparatos y los tipos de madera, lograron imprimir algunos periodiquitos de escasa distribución pero de comprometido contenido político. Y remataba sentencioso, haciendo suyas la memoria de algún fascículo que hubiese devorado la noche anterior, ---¿Qué poder comporta una pequeña imprenta? ¿Qué poder tiene la letra impresa?, ya lo sabía Gutenberg, quien imprimió en Maguncia, las primeras 180 biblias, algunas en papiro, otras en papel, mejor conocida como la Biblia de las 42 líneas o biblia de Mazarino, y las ilustró en su taller a mano, ¡Señores¡, a mano… en dos tomos de doble folio, de 324 y 319 páginas cada una, con espacios en blanco para después pintar a mano, ¡señores¡, las letras capitulares, las alegorías y figurines que van a ilustrar con delicadeza cada una de sus páginas y nuestro Francisco de Miranda quien desde Haití, a principios de siglo introduce una pequeña imprenta en nuestras costas para impulsar la gesta de independencia…

La Casa de la Bahía De uno de los kilómetros de la línea férrea ha tomado el ferrocarril hasta Santa Bárbara, ha navegado en piragua hasta Maracaibo y ya en el puerto, plena en su andar, en compañía de dos muchachos que la socorren en el puerto y cargan sus provisiones y enseres, llega cargada de una procesión de cajas y maletas hasta la casa. Se marcha en octubre cuando son más escandalosas las fiestas y regresa en enero cuando está casi dormido el puerto. ---Una puede pasar desnuda que no la ven, en los meses de fiesta !por poco te prenden fuego los muchachos¡, aunque viene el carnaval donde el mismo diablo anda suelto pero eso se aplaca en la semana mayor---, dice mientras acomoda su romería en la habitación.

un hábil ebanista!---, le dijo Juan Evangelista, el padre de Julio Arraga, cuando le mostrara, las plantillas para los decorados de las fachadas de las casas del centro.

---No ebanista, Usted, sólo soy un aprendiz---, recuerdo que le respondí a aquel maestro sublime que aún flotaba ante mis ojos en las instalaciones de su taller, la tarde cuando descubrimos el circo de madera.

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Alexis Fernández

Otro arte posteriormente cultivado fue el de la encuadernación. Antiguos croquis de navegantes, viejas fotografías previamente retocadas, postales y hasta deshechos manuscritos contentivos de parnasianos sonetos cuando no de bien guardados secretos familiares, fueron recosidos en tapas duras, muchas de ellas troqueladas, en cueros repujados y telas remedadas del original, para convertirse en manos de los ¡Señores de la Imprenta¡, en verdaderas joyas de colección tipográfica. Preservar el pasado glorioso, el momento sublime, la mocedad y sus virtudes, fue una pasión convertida en vistosos atlas cocidos en hilo y separadores de páginas en punto de cruz, finas lienzas púrpuras con bordes dorados. Láminas cubiertas con papel de agua. Luego la aplicación de las técnicas del jaspeado, marmoleado, dorado y gofrado alemán….

Recuerda Aniceto, el recordatorio perpetuo-según le endilgara Guillermo-, …que los papeles xilográficos, los aterciopelados, los de barniz metálico, y los brocados y dorados los crearon descendientes de grabadores, de los antiguos estamperos ambulantes que vendían sus imágenes protectoras imprimiéndolas con la única fuerza de sus manos.. Estratégicamente ubicada, en la calle de Venezuela No. 6, ubicada en la esquina sureste de la plaza Bolívar, a pocos metros de la Casa de Morales, del contiguo Palacio de Gobierno, frente al teatro Baralt, magnificaba los aires de empresarios que indudablemente Guillermo (afianzado en la poesía y los estudios gramaticales), Aniceto (inclinado en la legislación y comején de incunables, por no decir roedor de biblos en sus propios términos) y yo, celador de crepúsculos, no teníamos. Manuel, oficioso de la carpintería, se dio a la tarea de hacer compartimientos secretos a cada mueble de la casa. A las alacenas, archivos, escritorios, escaparates con una gran habilidad le hacía su respectivo departamento recóndito donde la familia fue resguardando bajo llave y en gavetas secretas, en falsos compartimientos, ubicados estratégicamente en forma imperceptible, elementos de valor, joyas, correspondencias, documentos familiares, fotografías, detalles entrañables que atesoraba cada miembro de aquella larga familia que aún puertas adentro preservaba su íntima ---¡Terminarásmemoria.siendo

----Hace memoria de sí misma. Es un documento para la posteridad---, refiere Guillermo convencido de sus bondades, al registrar la armadura de una embarcación preparada por los carpinteros de la ribera. Las cuadernas de ceiba y los mástiles de asmo, son convenientes para los embates que sufren las piraguas.

---Esto es un problema desde la antigüedad, el mismo papiro, que crece a orillas del Nilo, esa superficie maravillosa para los manuscritos de la antigüedad, no resistía el paso de los años, apenas si alcanzaba los cien años. En climas húmedos, se desintegraba, se deshacía, sencillamente como lo que eran, hojas de papel de una hierba palustre de la familia de las ciperáceas, el Ciperus papyrus que también se encontraba en la cuenca mediterránea. Mucha escritura se perdió irremediablemente. Luego el pergamino proveniente de pieles secas de animales, permitió preservar antiguas escrituras. Y después los códices, esos cuadernitos de hojas rayadas hechas de maderas y cubiertas de cera donde se podía escribir con una punta afilada y hasta borrar y volver a escribir, permitieron nuevos avances, en eso de preservar y trasmitir la memoria. No le auguro larga vida a estos retraticos de tinta y papel.

las fotografías, es un verdadero placer. La ciudad queda prendida de su imagen, dice Manuel enfocando la horconadura de una construcción aledaña al puerto.

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---¡Estas impresiones son perecederas, esas imágenes se desvanecerán como los espectros en la función del teatro!---, se lamenta Aniceto ponderando en sus palabras, la necesidad de preservarlas.

La Casa de la Bahía Aniceto empujaba a juros el carretón de la realidad por la puerta principal (peripuesto de un buen haz de citas y sentencias) y él mismo se encargaba después de las escaramuzas verbales, de echarla con edictos y dictámenes, hacia el fondo del traspatio. Hacia el fondo se ubicaban las guacamayas y los loros, las aves de corral y un mono travieso de las montañas del sur del lago que Isolina, cautelosa, amarraba de los árboles del traspatio. !No se vaya a intoxicar, Pancho, con tantas

---Tomaremulsiones!yreproducir

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En la diaria diatriba el cuadernillo se fue ensanchando, la casa adquiriendo la combustión de una artesanal fábrica, los parlamentos de José Trinidad Trujillo recrudecían cuando intentaban espantarlos, las mujeres de la casa organizando los espacios reales e imaginarios, lo que permitía que el carruaje del presente no arrollara definitivamente a los personajes que el teatro del frente trasladaba hasta el último resquicio de la casa, donde unos actores laguneros (en boca de Aniceto) asumían los más inveterados roles.

Alexis ---¡HazFernándezcomprimido

la historia Aniceto!, pero no hay duda, es verdad. Se tornarán sepia como viejos odres reventados, según leo en tu febril imaginación. Desvanecidas imágenes en el mediodía lacustre, adquirirán la trascendencia de los tiempos idos. Deshechas serán estudiadas por acuciosos investigadores, prosigue sonreído Manuel.

---¡No joda!, ¡se volverán fororo¡, ¡cenefa se volverán¡, alimento fértil para la termita y el comején; cuando más, inventarán el olvido---, dice Aniceto mientras registra el ultimo negativo de la tarde.

adquirirán la presencia del paso ineludible del tiempo---, reitera Guillermo a punto de un endecasílabo parnasiano.

Vistas de casas de campo, de los muelles, de los buques, de las piraguas, de las construcciones ferroviarias, de sus edificios –de viejas reminiscencias coloniales-, de los tranvías, así como retratos, un verdadero gabinete fotográfico que incluye sus respectivos retoques, todo un templo de la escena, retratos de autor, de homenajes oficiales, y por supuestos de ceremonias familiares: matrimonios, bautizos, agasajos, eran un buen pretexto para la lente que perpetuaba la eternidad del momento.

---Podría resumir las distintas épocas en un solo presente. El pasado, ha concluido, consumatum est, que diríamos en nuestra antigua linguae; el pasado, ya fue, ya pasó y, el futuro que tanto os preocupa, ¡está por venir¡ Sólo tenemos este presente que intentamos vanamente preservar mediante la palabra escrita para evitar la desmemoria y el olvido que inexorablemente llega. ¿No es ese, el oficio de los escribas del Reino? ¡Tengo mis anotaciones¡ y ahora, mi estimada parentela, estas estampas y aquellos lienzos. ¡Sin embargo, aunque os duela todo fulgor se

---Desvanecidasdesvanecerá¡

---¡Una eternidad comprometida!---, ratificaba implacable Aniceto al entregar el encargo que cumplidamente había prometido en la gerencia del salón.

El grupo se ha ampliado. Alfredo Duplat y Régulo March, comparten las diatribas de la casa de la bahía. Duplat, es un incansable viajero. Su familia reside en los Andes, en Rubio, dueños de posesiones cafetaleras. Su familia se ha dedicado al igual que Luis Manuel Méndez, al negocio de la electricidad. Han logrado instalar plantas eléctricas en Cúcuta, donde han reconocido la firma Duplat y Compañía, que la población ha llamado la luz Duplat. Empeños de Augusto Duplat Angostini, quien una década atrás instala en la hacienda Los Colorados, la primera empresa que abastecería de luz eléctrica a la población de Cúcuta. Régulo March, la personificación de la bonhomía, estudiante de farmacia, hace gala de su genealogía familiar en las Islas Baleares. Descendiente directo su abuelo Ramón March, de los March Ordinas, antiguos contrabandistas de armas y tabacos, en la costa caribeña y en los puertos de Mayorca, donde han fundado un emporio financiero, vinculados con el poder político. Cómo Ramón March, capitán de fragata, ha conducido su embarcación hasta Curazao y cómo con una brújula apostada en su camarote (sufría de vértigo al navegar) ha logrado zarpar del puerto de Willemstad hasta atracar en Maracaibo, para no izar velas jamás. Se instaló en la ciudad. Se casó con Teresa Villasmil D`ampaire, tuvieron sus hijos Ramón y Federico March, quienes se asociaron a distinguidos comerciantes y lograron desarrollar una serie de actividades comerciales, vinculadas con la Banca, los seguros marítimos, la central azucarera y la red ferroviaria que Roncajolo extendía hacia el sur del lago. Su hermano Federico March se encargará de sus negocios al morir Ramón. Afanosos de la ciencia y de los adelantos tecnológicos, quieren participar del negocio del espectáculo donde está involucrado el empresario trashumante (¡sin contrabandear con artefactos óptico-mecánicos!---, aclara entre risas, Régulo). Arturo Lares y Serbio Tulio Baralt, parientes, Julio Soto, el gabinete Rembrandt de Puchi Fonseca, hacen gala de una serie de fotografías que expondremos en el salón fotográfico. Cada ocasión es propicia para exhibir su acendrado trabajo, incorporado con regocijo con los que adelantamos en casa. Retratos, retratos infantiles, alegorías, personajes, edificios, embarcaciones, muelles y puntas de playa… El Salón Fotográfico se convertirá en Galería de Arte, ---¡En museo de antigüedades!, dice con mofa Aniceto mientras ultima detalles para su pronta

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La Casa de la Bahía El Salón Fotográfico fue haciéndose de la escenografía que correspondía en rigor a cada homenaje y a la febril imaginación que la pasión por la fotografía y los impresos producía en Manuel (Guillermo y Aniceto bajo la urticaria del primogénito se hacían prensistas, fotograbadores, periodistas, ya quedaba un tiempo precioso para el poeta y un momento propicio para el hombre de leyes).

116 Alexis inauguración.FernándezExpondremos

nuestro trabajo así como de la cauda de fotógrafos retratistas ahora cuando recuperan testimonios de la ciudad que amanece con rostro remozado y guarda puertas adentro sus íntimos anhelos. Escenarios circenses, ambientes teatrales, reminiscencias de viejos teatros europeos y movidil americanos, casas dieciochescas ambientadas en el trópico y casas andaluzas despabiladas ante los esplendores lacustres, son armados y desarmados de acuerdo a las exigencias que dictaba la ocasión. El teatro ubicado al frente de la casa es el recinto que inspira buena parte de aquel santuario que los hermanos Trujillo Durán, trasladaban de acuerdo con las temporadas de óperas y zarzuelas, de acuerdo con las compañías de circos que llegaban febrilmente a la bahía y que ellos, afanosos, transportaban a su propio templo de la fotografía. La concurrencia de fotógrafos, pintores, bardos y no bardos, la troupe rezagada de las compañías teatrales, los personajes de circos y algún empresario trashumante, más los clientes naturales del encanto fotogénico, la concurrencia ávida de noticias de eventos siderales, hacían del salón fotográfico la trastienda que compartían al calor de las discusiones de los más disímiles temas. ---El siglo no había empezado y ya nos arrebatamos con sus imponderables avances. La fotografía es un verdadero arte. Un aporte de la ciencia y una puesta en escena del ojo avizor. La fotografía de M. Trujillo D., situada frente al teatro Baralt, ofrece al público toda clase de trabajos fotográficos, desde la elegante miniatura hasta el hermoso retrato de 1/5 del natural¡¡ Especialidad en materias de vista de calles, casas, buques, casas de campo , interiores de edificios &,&. Maracaibo; ---calle de Venezuela N0. 6, reza el anuncio que diligentemente hemos colocado en periódicos y revistas de nuestra ---Vistasrada. panorámicas de la ensenada caribeña. ¡Y todo lo que Usted, estimado cliente desee para preservar la memoria y evitar el olvido¡ antes de envejecer, o antes de ser atacado por la terrible viruela, ¡hágase su retrato y hágase el halago de una buena fotografía¡ ¿Dónde? aquí en su recién inaugurado salón fotográfico de los Hermanos Trujillo Durán. Ocurra ante nuestro Salón Fotográfico y consulte por la firma Trujillo & Arraga, donde cámara y pincel al oleo, pastel, acuarela, aguada le depararan la agradable noción de la eternidad: por siempre jóvenes en nuestra galería de fotos y retratos. Observe tan notables ensayos en el establecimiento La India, en el mismo boulevard Baralt, donde el arte fotográfico y la creación artística van de la mano. Manuel Trujillo Durán, fotógrafo y Julio Arraga, pintor, lograrán la eterna juventud que las pandemias y los años pretenden arrebatar. ¡Además desde carte-de-visite hasta Cristos luminosos! querido cliente---, clama Aniceto mientras

---EnGuillermo.esanegación,

más que grandezas están acumuladas todas las miserias del mundo, finaliza sentencioso Aniceto.

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---Eso se da aquí y más allá de nuestros linderos. El médico niega al boticario y el boticario desdice del pratipédico. En la madrugada no hay quien te ponga una ampolleta, que te la recetó un galeno y te la expidió un farmaceuta, ¿entonces?

La Casa de la Bahía ultima detalles del tiraje del periódico y Manuel intenta armar una cámara fotográfica de fuelle para enfocar, manga hasta el hombro y disparos enceguecedores. La vieja cámara, con forma de revólver y que además, dispara como un revólver, el vetusto y premonitorio regalo del abuelo, es una pieza memorable que inaugura el salón principal. Un elegante aviso pergeñaba la entrada con la inscripción del Salón Fotográfico de los Hermanos Trujillo Durán, con los años, la misma inscripción fue amoldada en terracota, en la acera de adoquines, elaborados en los mismos hornos de ladrillos de El Empedrado. ---¡con esa modalidad ahora nos van a pisar hasta el alma¡, replicaba Aniceto. ---¡No te preocupes, nos pisarán cuando más las costillas¡, repetía Manuel. Libre pensadores, geniecillos, amantes de la libertad, de nuestra condición de comediantes y empresarios trashumantes, poetas y dramaturgos, fotógrafos y fotograbadores de profesión, cirqueros y bien humorados por libre elección, diga Usted, ---¡jodedores de oficio ¡---, dice en clara afrenta Aniceto Eusebio Serrano Durán, a quienes poco simpatizan, con los jovenzuelos que quieren hacer de la vida una bandera de trashumancia y de la bahía un circo itinerante.

---El poeta niega al letrado, el letrado se encumbra y niega al poeta. El artista niega al otro que rasga el paisaje y el otro que no lo rasga, se niega a sí mismo al renegar del artista, dice Manuel.

---Este es un mundo de paradojas; éste y los que vendrán no serán diferentes, la mezquindad, es el mayor de los defectos del hombre---, predice Aniceto.

---Hemos vivido, negándonos---, en esa negación esta nuestra miseria y grandeza, dice

Definitivamente como diría el comediógrafo (sí, ya se empleaba para la época el calificativo, mio fratello) Tito Macio Plauto, Homo homini lupus, non homo, quom qualis sit non novit, digamos en lengua cervantina, hermanos, Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro, dice Guillermo en una clara reiteración de la práctica del citólogo quien luce desconcertado.

---¡Que molleja de pedantes, me salieron los hijos de Carmela!. Quieren adelantarse cuando he cruzado la frontera, pero son mis parientes y debo, sencillamente esperarlos. En mi corazón reina la conmiseración…fratellos gemellos, ¡Vergación!, y te digo Guillermo Tell, haz confundido por joder no más, la gimnasia con la magnesia, el latinazgo, por no echarte en cara el latinajo, es válido, pero no la retahíla cacofónica del médico-boticario-pratipédico y su rupestre ejemplo y fatal carencia, asunto de otro costal… y tu Manolito Trujillo, recuerda que cada quien arrima la sardina a su sartén, que a Hamlet lo han marinado en salsa agridulce de acuerdo con la bilis del comensal, ya que como recordaras… Ahí está el respeto que hace de tan larga vida una calamidad. ¿Pues quien soportaría los latigazos y los insultos del tiempo, la injusticia del opresor, el desprecio del orgulloso, el dolor penetrante de un amor despreciado, la tardanza de la ley, la insolencia del poder, y los insultos que el mérito paciente recibe del indigno cuando él mismo podría desquitarse de ellos con un puñal? ¡Dios me salve, María!---dice Aniceto haciéndose la cruz y besándola en su índice y pulgar. Es noche de consultas, las paginitas de El rayo de Luz, han ido aumentado así como el trabajo fotográfico, la impresión de hojas sueltas, los bocetos de retrato y las colecciones de álbumes familiares, la disposición para imprimir nuevos periódicos y la posibilidad real, de abrirnos con un periódico mayor. Refiere Aniceto, no sin antes, leernos y refrendarse así mismo, la cartilla de Baralt, donde después de descartar las mañas del camaleón que algunas veces son los periódicos, cuando hasta el mismo diablo llega a confundir, para precisar las inveteradas bondades del mismo: “…sépase que es un taller de sastre remendón; un soplón que vive de lo que otros hablan; un vientre glotón que digiere o se indigesta de cuanto encuentra; un tántalo siempre sediento y nunca saciado; una mala cerradura que ni abre, ni cierra, ni asegura, o la que chilla cuando nueva o cuando vieja, por untada o enmohecida, se presta suave y silenciosa a la llave; una campaña en el desierto; un buen día de enero; es en fin, para decirlo todo de una vez, el término de comparación popular del mentir descarado, de donde para hablar de alguno de tantos, suele decirse que miente por los codos, que no las piensa, o que parece una gaceta (como no sea la del Gobierno)”.

118 Alexis ---¡ParaFernándezquélamentos

que conducen al pesimismo! Del pesimismo al nihilismo hay un paso, me reiteraba el querido maestro Martínez. To be, or not to be: that is the question, Señores de la Bahía. Allí radica la grandeza de quien niega o afirma, quien niega por desconocer termina hoyando su propia fosa, remata Manuel, tomando el dardo que ha lanzado Guillermo y alcanzando los periódicos que gentilmente han consignado en el salón fotográfico.

Mientras el otro Aniceto (converso después de la refriega) se empeña en ponernos ¡pie en tierra firme¡, según ha referido a la larga parentela, hasta enflaquecer en el intento, para terminar más efusivo, apasionado, creyente, defensor a ultranza de cuanto proponemos en la mesa del taller. Su estrategia consistía en negar a priori, para terminar afirmando con énfasis, con la mayor propiedad cuanto había acaloradamente desechado por impropio, inviable, cosas de muchachos, terquedad de juventud, serán al final de la jornada, mis parientes, ¡hombres de bien¡. Gutenberg, en mangas de camisa trabaja en unos moldes de madera para tipos y moldea clises.

119

Newton no se pierde una sola de las discusiones, tiene por costumbre rozar las piernas de los contertulios y desaparecer cuando dobla su cuerpo en un arco que sucumbe ante los ojos atónitos. Ya lo había dicho Sigüenza y Vera, ---el tipógrafo, el real señor de la imprenta, debiera estar, instruido en todas las ciencias para llenar completamente todos sus deberes. Él, Guillermo y yo, los restantes miembros familiares, el letrado Rafael Yépez Serrano, sus hijos, el bardo José Ramón Yépez Trujillo, el poeta Rafael Yépez Trujillo, el galante Guillermo Yépez Trujillo, nietos, para mayores gracias, del Cisne del Lago, emparentado Guillermo Yépez Trujillo, con una de las Delias, Delia Teresa Pérez, de las hijas de Udon Pérez, llevábamos, pues, en la sangre, no sólo el numen poético, sino además tinta de impresores. Éramos, sencillamente,

---- Y convencidos estamos que moriremos limpios, el periodista y sus afines son oficios de mermado peculio y fugaz encanto, observa la cauda de letrados que terminan sin un ápice de gloria, arruinados, si alguna vez tuvieron fortuna y sepultados en el olvido. Poetas, novelistas (escasa especie en la bahía, nos arroba el lago y somos incapaces de deslástranos de sus posesiones), dramaturgos, actores, viven y vivirán de efímeras como contadas glorias---, dice resignado Guillermo.

La Casa de la Bahía

---¡Vivir el instante, porque atrás espantan y lo que viene ya es bastante---, reitera el presente Aniceto.

---- Diáfanos del alma y de la faltriquera también, pero uncidos de la emoción, por el deber cumplido y plenos ante la perpetua querencia caribeña, añade Manuel.

---Y juramos ante la tablilla baraltiana, levantando a la vez, la plumilla y el tintero, la copa y ¡el elíxir primero¡, hacer cumplir, los preceptos de la verdad, la pulcritud y el esmero, remata Aniceto mientras vierte sobre el periódico una escatimada cantidad de licor. ¡Poquito, niños, porque es bendito!

120 Alexis Fernández

los impresores artesanales de la entrañable casa de la bahía y, a juicio, de Aniceto Eusebio Serrano Durán, definitivamente, habíamos emprendido, el empinado, pero ¡galante camino¡. Gutenberg, en pantuflas se asoma cada mañana y deja caer leves enunciados sobre una página en blanco. Newton ronda en el zaguán con dos grandes incógnitas que hacen círculos en sus ojos… Lanzamos aquel suelto con fecha alterada que tanta picaña causó en quienes ponderan la Historia con letra capitular y se granjean un puesto en la burocracia, guindados del poder, en quienes el humor era en esos términos un asunto de vagos sin oficio y la reverencia oficial, el bozal nuestro de cada día, para quienes habían hecho de la estulticia la razón de ser de sus precarias existencias. Para su beneficio (mayor iracundia provocaría) los primeros endilgados del titular, éramos, sin más, nosotros mismos.

Bres. Manuel Trujillo Durán y Aniceto E. Serrano, Zánganos al vapor; Solemnes birotes, Tipos del porvenir, Columnas fundamentales del monumental edificio de la Patria, y reformadores de siete suelas; Considerando: Que el trabajo continuo, sin descanso, si bien es verdad que ennoblece al hombre, también es cierto que lo consume, le idiotiza y le lleva al completo aniquilamiento de su cuerpo; Considerando: Que es necesario dar elevación á las penas que abruman el espíritu, por medio de parrandas, bebezones, comilonas, veladas, griterías, tumultos Considerando:&.&; Que el día 24 de octubre de 1893 más que otro ninguno para el cumplimiento del anterior considerando; Considerando:y Que ya basta de consideraciones, porqué hemos considerado que no quede más que considerar, hemos formulado sin consideración alguna el siguiente descomunal

121 La Casa de la Bahía

5o---De las 6ª las 7 nocturnas, los selectos y meflíticos miembros ó no miembros de la familia, que hallan sido invitados –no por tarjeta- empezarán a presentarse, deslumbrantes, en los esplendidos salones del hombre-luz en los cuales no encontrarán quien los reciba.

3o---A la 1 p.m. el Fatuo afrancesado tomará de nuevo el portante y se dirijirá al taller, para continuar el trabajo, á fin de ganar el jornal completo.

§ único.---Intertanto el tugurio que le sirve de habitación, se decorará, suntuosa y convenientemente, para la estupenda parrandibebicomigritazón que tendrá lugar en la noche, y de la cual trataremos más adelante.

4o---A las 4 de la tarde el tipo fin de siécle, inquieto, mortificado, pensando en cómo estará la suya casa, exclamará: je suis trés mal ici y sobre la marcha, se dirijirá al maestro Roncajolo, quien le concederá permiso para separarse.

122 Alexis Fernández

2o---A las 7, el Patrono de los derrotados, como en un corto, saldrá con sus consabidas zapatillas y lentes de oro en busca del trabajo, y en él permanecerá hasta las once y cuarto, que regresará a tomar, en medio de mil gesticulaciones, su diminuto almuerzo.

programa:

1o---A las 5 hs. Y 35 ms. De la mañana del próximo 24, día de san Rafael, Patrono de los derrotados, saldrá por el Oriente el gallo de las estrellas y emprenderá su marcha hacia el occidente.

7o---A las 12, el Júpiter de Maracaibo, nos privará del portentoso invento lumínico del Brujo de Menlo Park, y tanto la regia mesa, como el vestíbulo, jardín, y gran sala, quedarán alumbrados por pestíferas lámparas de inmundo kerosene 8o---Cuando halla terminado la suculenta cena, la pericada dejará el (ilegible), ocupará de nuevo los penumbrosos salones donde acabará de saciarse con frigoríficos helados, almibarados dulces, melosas jaleas, &,& y…. continuará la representación de estrambóticas charadas, la cual se prolongará hasta que cada quien se largue para su casa á te darán ….un traje de espectro y á entregarse al sueño 9o---Se …..por invitadas todas las personas que reciban este considerador programa. 10o---…ado, violar las cosas ajenas. Comp……..olado y falsificado en las nebulosas a los 20 días, 11 horas, 36 minutos, y 43 segundos del mes de octubre de 1892 y uno más.

MANUEL TRUJILLO D.----ANICETO E. SERRANO

6o---A las 11 hs. 32 ms. Y 22 ss. la hambrienta concurrencia se acercará, cual bandada de parecidos buitres, a la opípara mesa, en la cual comerán los que puedan; y los que no puedan se pasarán la varada.

123 La Casa de la Bahía § único---Una vez que esté reunida la mayor parte de la concurrencia, si no toda, se servirá un poco de cerveza al sexo bello, brandy al feo, y se dará principio a la parranda con charadas improvisadas, juegos de salón y otras ociosidades por el estilo.

124 SalónGaleríaFotográfico

125 Jose Trinidad Trujillo / Maria del Carmen Durán / Manuel Trujillo Durán / Guillermo Truji llo Durán / Elisa Trujillo Durán / Josefa Trujillo Durán Colección Familia Trujillo Ortiz, en Catia La Mar

126 Atilana Maggiolo Pocaterra

127 Manuel Trujillo Durán

128 Edilia Maggiolo Pocaterra Servio Tulio Baralt

129 Manuel Trujillo Durán y Regulo March Manuel Trujillo Durán Manuel Trujillo Durán

130 Margarita Personaje no identificado Adrubal Echeto José Boscán

131 Manuel Trujillo Durán Personajes no identificados

132 Colección Familia Trujillo Ortiz, en Catia La Mar

133 Manuel Trujillo Durán

134 El Fonógrafo, 1910 El Cojo Ilustrado. Colección Acervo Histórico del Edo. Zulia. Fototeca Arturo Lares Baralt

135 Fotografía de Manuel Trujillo Durán, 1896 El Cojo ColecciónIlustradoAcervo Histórico del Edo. Zulia Fototeca Arturo Lares Baralt

136 1896 1896 El Cojo Ilustrado. Colección Acervo Histórico del Edo. Zulia. Fototeca Arturo Lares Baralt

137 18961896El Cojo Ilustrado. Colección Acervo Histórico del Edo. Zulia. Fototeca Arturo Lares Baralt

138 Manuel Trujillo Durán Colección Familia Trujillo Ortiz, en Catia La Mar

139 Isabel Mora Trujillo / María Yépez Trujillo / Diana Trujillo / Carmen Trujillo, sentada / Floran gel Trujillo Durán (Ten), sosteniendo una foto de Elisa Mora Trujillo

Colección Familia Trujillo Ortiz, en Catia La Mar

140 Fotografía del grupo familiar de Valdo Cardone, 1907

141 Manuel Trujillo Durán y Atilana Maggiolo Colección Roberto Jimenez Maggiolo

142 Régulo March y Manuel Trujillo Durán

Cesa el chasquido seco y acompasado de las planchas de impresión. Las cámaras fotográficas se acoplan en sus fuelles, se recogen en sus caparazones de vinil y guardan el consabido reposo. La artesanía de la cocina coloca boca abajo sus enseres. Gutenberg en una victrola escucha a Enrico Caruso y clama por las antiguas escrituras de Maguncia. Newton se enrosca en una siesta sin fin debajo del alar y los loros y el mono de Isolina, hacen lo propio en la fronda del patio. El sol abrasador es el único dueño del mediodía lacustre. Las turbinas y calderas languidecen en las fábricas en un rumor de hojas arrastradas en la brisa. La casa, el boulevard Baralt, el mercado y los muelles contiguos llegan a su línea de flotación. Las embarcaciones se evaporan…todo se suspende levemente, todo flota. El sortilegio puede durar poco menos de un instante. Cualquier traspié en el zaguán puede hacerlo desaparecer, el campanario del convento, el reloj de la catedral, la ventisca en las ventanas de romanilla, el susurro de un abejón en la madera, puede romper el prodigio. Sobre las dos de la tarde, un gran reloj incrustado en la memoria de la ciudad, levanta sus aspas con un estruendoso ruido y pone en marcha la tarde que sacude sus manillas acompasadamente. Los seres de la casa abrazan igualmente sus roles bajo el tictac que pulsa la ciudad; sus voces, gestos, manías se engranan al unísono ahora cuando humedece sus turbinas en las aguas del lago. Maracaibo es un vapor que leva anclas bajo el clamor de su irrenunciable vocinglería…

143 La Casa de la Bahía Mediodía en casa

---Idilios. Idilios novechentosos Aniceto, le repetía quien con cámara en mano, enfocaba el paso sofocado en las calles de arena… Entonces, esa ciudad arrolladora, es el cuadro de una lenta película, donde cada elemento adquiere su contorno, todo flota, todo gravita hasta descender o elevarse a ras del techo. El mínimo movimiento, el más leve sonido hace que estalle en mil partículas que se dispersan sucesivamente para regresar lentamente a su estado aparentemente original…

144 Alexis Fernández --- ¡Orilleros sí, pero del mar Caribe. Es decir, de la orilla del mundo ¡ ¡Y más Caribe no puede ser el mundo…! dice Aniceto mientras despliega el cartapacio de fotografías de las fachadas de las casas y muelles, los rostros y torsos sudorosos, el anclaje y leva de las embarcaciones, bajo el avante de proa y babor, piel y nervios de carretilleros y trajineros, bajo un sol reverberante, en el mostrador del salón.

---¡El sudor, pues, que junta el oleaje del muelle de Cartagena de Indias, el malecón habanero, las ramplas de Santo Domingo, las costas de Veracruz, nuestra Guaira y nuestra entrañable Sultana del Lago, en su desvelo cotidiano, a fuerza de puro músculo! Las aromáticas semillas como las piedras preciosas, las pieles como harinas, las maderas como nuestro ganado, seguirán aportando su grano feraz… ¡Y de allí a ultramar en el engranaje de los puertos de Hamburgo y Sevilla… cuando no a los fondeaderos de Nueva York…!

Todo ocurre en la casa. Es tanta la algazara, los olores del ventorrillo, los colores alterados de la tarde, la música del boulevard, el saludo entre moradores, el chiste a bocajarro, la palabra con doble sentido, la rumorosa bujía encendida, que la casa no es sino una prolongación de la ciudad por dentro, para el siguiente día, después de extender sus tinglados, arremolinarse bajo la sombra, amainar de nuevo en una calma chicha de siesta lacustre. ---Es el siglo mismo que se descorre ante nuestras

La Casa de la Bahía lentes, le responde Guillermo mientras pasea el obturador en el amago de nuevos

tengo la impresión de que en la tormenta un buque atracará en el zaguán, su capitán asume el timonel e inicia su navegación puertas a dentro, el tranvía a vapor llegará hasta el corredor y los vendedores corren ofertando sus mercancías en el patio. Por la puerta de agua entran los aguadores antes de amanecer…un carrusel donde desfilan coches, calesas, quitrines, victorias tirados por mulas gira en las instalaciones de la casa…más allá el tranvía de vapor da paso al eléctrico que desaparece tras las ropas colgadas en las cuerdas del patio… ---Es la película que estos mortales cederán para la posteridad, digo cuando realmente intentamos el guión que se traspapela ante el implacable mediodía.

Un esplendor inusitado se estrena cada día ante nuestros escrutadores ojos, ante la réplica incesante de Aniceto, ante el orden irrestricto de Guillermo, ante las confesiones del Viejo Bardo Marino, ante el verso edulcorado y alborozado de los viejos tigres de la Bahía, instalados sempiternamente en La Zulianita cuando no en La Francia, ---instruidos en el verso y en el codo, en la prosapia y en el mismo Baco, como repetía jactancioso Aniceto, incluyendo años más tarde, las estrofas caldeadas de viejo tigre y gran cacique, según le designara otro trovador orillero de la costa cumanesa en su forzoso peregrinaje por malecón habanero, quienes cantaran y bebieran a morir en esta misma costa de los dos, tocada por itinerario de navegación, conjugando versos y pesares, juglares de orilla, soneteros parnasianos les acordonó otro confeso de la mar en romería de cabotaje queriendo restar coraje al verso lagunero, por ser sólo ¡estrofas de la tierruca¡, mientras el bardo de la Bahía , más tarde les espetaría a boca llena ¡Que ladre y que muerda la tropa jauría/ Mientras yo te llamo con voces del alma…ante los caudillos que después de la gesta independentista se devoran entre sí y quieren vivir como héroes de guerra y héroes de guerra vaciados en estatuas de mármol en plaza pública. Ante el tráfago del puerto, cuyos habituales se multiplican en halagos y rechazos frente a un escenario que varía, acopla nuevos modales, hace el guiño con el ojo izquierdo mientras con el derecho alardea de esas entradas, engalana nuevo atuendo, se ajustan el talle las mujeres y se visten de dandi los señores ---¡Acuña decires de tracción de sangre, mecánica a vapor, usa telégrafo y levanta teléfono, enciende la luz eléctrica, escucha fonógrafo y sigue meando en la calle!, ha dicho aireado Aniceto, en esa bulliciosa tarde que devora las escolleras en el muelle.

---Engalana sus cabezas con sombreros de pajilla y se acicala de encajes, viste de blanco lino dril irlandés, reescribe viejas jaculatorias como auténticas y patentiza

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Entrabajos.lasmadrugadas

---¡No sólo con sus panaderías, también con sus mozas llenas de esplendor…!---, replica Aniceto cuando ya preparamos las tarjetas de la precipitada exposición en nuestro Salón Fotográfico.

Aún recuerda el inconfundible olor del baño de las primeras masturbadas. Ese olor a baldosas enjabonadas, a musgo ascendiendo entre la trabazón de piedras y maderas, a lecho de río, a playa desbordada, a los aromas de lirios y malvas humedecidos en sus propias macetas que esmeraban la atención de la tía Dalia Durán. El acecho a ser descubierto, era un acicate que punzaba cada una de las maniobras solitarias. Las voces inconfundibles de la casa, casi encima. Las inusuales baldadas de agua lanzadas al piso para justificar una pecaminosa como comprometida tardanza. El placer mismo de encontrarse con su naturaleza, exaltado el ánimo, gozoso a muerte, eran sensaciones más allá de cualquier catecismo.

juzgará de acuerdo con su condición y posición. La colonia alemana, ha preferido el sur de la ciudad para hacer sus casas de campo frente al lago, después de exprimir la última sangría a nuestras semillas. La colonia italiana se integra a la ciudad con sus panaderías, los holandeses y franceses con sus almacenes y quincallerías surten de buen gusto los secreter de nuestras mujeres--- digo aplacando el vendaval que se avecina.

---HayAniceto.quienes

Alexis Fernández como propio cuanto llega y sale de las embarcaciones, remata Guillermo Trujillo, acicalándose su sombrero de panamá, tratando de apaciguar el ardiente sol que amenaza romper los tejados, casi cuarteados ante los improperios de Aniceto Serrano quien es el primero en vaciar la tinta del tintero en la escritura de nuevas como viejas plegarias.

Con toda la disidencia a cuestas, la casa guarda sus secretos. En Las piedras de ojo de la mampostería, en las secretas que deplora Aniceto, en las baldosas del baño que adora Guillermo, flotan restos del prodigio.

La terrible sacudida de los pies a la cabeza de la primera eyaculación había hecho sucumbir todos los presagios que auguraban la plena dicha sexual.

ven la rada en su grandiosidad y pondrán en verso sus atributos, refiere Guillermo mientras se dispone a leer un endecasílabo dedicado al lago en su

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---Cadaesplendor.quien

---Hay quien ve las secretas y siente la mierda ascendiendo en sus narices---, dice

---¡Te salva la chanza, Manuel, si no serías nuestro peor enemigo!, dice entre risas Aniceto quien ha terminando bebiéndose la despensa de la casa, las reservas de El Continental y las botillerías de los muelles.

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---Un libro de notas, un diario romántico, con pucheros de sol y luna, respondiéndose a sí mismo, con burla, aniñando la voz.

---¡Una nouvelle fin de sicle¡, o, ¡acotaciones de un naturalista decimonónico¡--susurra Guillermo, a despecho del secreto resguardado.

---¡Anotaciones!, ¡un breviario¡ ¡Chavalos!---,indiqué en contra de la hiriente sorna que pretendía convertir en papelillo de feria, en patéticas confesiones o, en bazar achacoso, la impenitente escritura que sabía muy adentro de mí, pecaban, no sin cierta gracia y más de una desgracia, de sus bellacas advertencias. ¿Un breviario, Manolo, cuando ya casi es una enciclopedia lo que estáis escribiendo?---, dicen al unísono los dos agentes de la casa.

---¡Te la comiste, muchacho, cuánto coño habéis aprendido de nosotros!---, dicen al mismo tiempo, sin saber todavía quien ha dicho la última palabra.

La Casa de la Bahía Juró por todos los santos, por los fieles difuntos, por las ánimas benditas que no lo haría nunca más. Al día siguiente, a la misma hora, lo volvería a hacer ya quizás para siempre, por el resto de sus días porque muchachos qué descubrimiento tan placentero… pero no, no se trataba de continuar con esa deliciosa práctica, esas muchachas que nos visitan son realmente hermosas y creo Aniceto, Guillermo que ellas quieren, quieren más de lo que nosotros en nuestras acaloradas discusiones suponemos…la confesión no se hizo esperar. En la bahía, a esa misma hora de la tarde, a la hora del baño, de una a dos, de dos a tres, de tres a cuatro, de cuatro a cinco de la tarde, de acuerdo al horario de cada quien, se ejercía la práctica eyaculatoria in contineti, diría Aniceto mientras los contertulios miraban disimuladamente las flores fucsias de los robles esparcirse en el patio contiguo. Y entonces, ¿qué coño es lo que hace Manolito puertas adentro?---, pregunta resabiado Aniceto.

---¡Si, coño, un breviario donde abreven las brevas más bravas de la bahía!---, digo saliéndole inútilmente al paso a los dos gendarmes.

148 Alexis Fernández

Un cuaderno fui hilando cuando la ciudad se resistía a desaparecer en la opacidad envolvente de la tarde. Las casas de techos enrojecidos y los leños envejecidos de los apamates, las casas volátiles contiguas al puerto y las extensiones de las calles de arena, las macetas de trinitarias y berberías, las cayenas blancas y rojas, las casas pajizas y sus patios sin límites, el interior de esos recintos caldeados por lentos murmullos y encendidos trozos de leña, desvaneciéndose ante el estupor de querer asirlas en una letra, en una imagen, resistiéndose en su obstinación al ardiente paso de las horas, pasaban a ser entonces notas, trazos, fotografías, lienzos que atesoraba en un lugar más adentro aún, que el alcance inmediato, arriesgado, en el afán de Esepreservarlas.espíritujuvenil, entusiasta, no nos abandonaría jamás (jamás hasta no empezar a desgajarse el árbol frondoso de la casa, digo). Ese aire de muchachos sorprendidos hasta de la forma de caminar los perros en la calle, nos acompañaría siempre. Nuestro estupor ante los ocasos del mes de julio ---esa línea hiriente del atardecer que prolongaba el día más allá de lo establecido en el viejo reloj de pared de la casa, el encantamiento ante las primeras lluvias que arrasan la bahía hasta convertirla en una trémula embarcación, la perplejidad ante el canto y el vuelo rasante de los alcaravanes en los traspatios, era proverbial. Cada quien lanzaba el dardo en el hiriente duelo que deparaba la tarde. ¡Manuel es un prosélito de crepúsculos!--dijo, Guillermo. ¡Manuel es un pendejo que vive pensando en la inmortalidad de las canaguaras!---, replicó Aniceto cuando el susodicho los dejaba a todos con la palabra en la boca por ir tras las sabandijas en los bahareques.

Nuestros arrebatos ante el mineral incrustado del amanecer, los cirros espesos

--- ¡Vivo exorbitado ante tanta grandeza¡, siempre estaremos en deuda con la naturaleza, y nos corresponde estar atentos al avance de la ciencia, que siempre debe estar al servicio de la sociedad, el mundo cambiará hacia formas inimaginables, uno de sus grandes dilemas ¡que es y ha sido siempre! la obtención del poder para dominar y sujetar al otro, había declarado a Aniceto cuando caminaban con los ojos vendados en las ruinas del murallón y nos dábamos a aquellos largos parlamentos, sobre la ciencia, la ciudad fenicia, la ciudad fenicia del abuelo Jeremías, recuerdo cuando nos decía, ---¡Fenicia, fenicia por lo de rojo o púrpura!, el tejido rojo que teñían con caldo de múrice, que luego fue origen de su riqueza! Esta ciudad fenicia a orillas de un lago, ciudad de navegantes, mercaderes, artesanos, pescadores, que levantan su estandarte a fuerza de arduo trabajo, como aquellos fenicios que conquistaron los mares mediterráneos...esperemos que está ciudad anfibia no sea arrancada de sus cimientos.

---Sí pero ni el telégrafo (el envío de señales eléctricas a través de un hilo de cobre) ni la radio (el empleo de las ondas electromagnéticas y el descubrimiento de las ondas de radio para la trasmisión de mensajes a grandes distancias) podrán disipar la ternura que nos inspira Newton, atento a cada uno de nuestros pasos, digo provocando el escozor en el alma beligerante del estimado primo. Vehementes de los adelantos de la ciencia, fuimos atesorando colecciones de revista y textos de los más ilustres difusores de los progresos científicos de la época. ---¡Locuras, locuras de lo que está por llegar!---, repetía Isolina ante los restos de viejas máquinas de impresión que en ocasiones echábamos a andar. Una linterna mágica, un zoótropo y un maltrecho proyector de imágenes convertían la casa en un verdadero circo en llamas en mitad de la casa. El planisferio, las brújulas, telescopios y cartas celestes enrarecían aún más el ambiente ante los ojos desorbitados de Isolina quien irrumpía en aves marías clarísimas, despachando con una escoba de brusca, no sé qué presencias oscuras, en los rincones de la casa. Más de una vez, la encontramos rezando en el patio, cuando las cámaras que empleaban el polvo de magnesio estallaban en la cara de más de un concurrente.

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La Casa de la Bahía de blancura sobre el lago, el paso inclemente de las horas sobre las cosas más nimias, pero que dejaban su huella delatora, iban a convertirnos en los infatigables caminantes de la ciudad que escrutaron con detenimiento cada nueva construcción así como cada nuevo avance de la técnica en la solución de problemas (los pozos artesianos, el tendido eléctrico, la comunicación en clave morse y el cónclave del fonógrafo) ---¡La ciencia debe estar al servicio del soberano, los avances tecnológicos bienvenidos siempre y cuando simplifiquen la vida del hombre, para que este pueda entregarse al ocio creador, he allí su sobrada justificación!---, refrendaba entusiasta Aniceto, rememorando al maestro Martínez. Y la ciencia, esa que echa a rodar el mundo, parte de principios muy elementales. Ya lo decía Einstein, al explicar el funcionamiento del telégrafo, you see, wire telegraph is a kind of very, very long cat. You pull his tail in New York and his head is meowing in Los Angeles. Do yo understand this? And radio operates in exactly the same way: you send signals here, they receive them there. The only difference is that there is not cat. Es decir, primachos, en vuestra lengua, como ves, la telegrafía por cable es una especie de gato, muy, muy grande. Tú jalas su cola en Nueva York y su cabeza maúlla en los Ángeles. ¿Lo entiendes? Y la radio trabaja exactamente de la misma manera: tú envías señales aquí, ellos las reciben allá. La diferencia es que, ahora, no hay gato.

---¡Dios qué de agravios han cometido! Dígame Usted que iluminar el rostro de esas

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---¡No lo digas tan alto Serrano, cualquiera cree que es verdad!---, dice Manuel mientras se anuda la corbata.

---Dejará de serlo en los días santos, los 24 y 31 de diciembre, con sus respectivos 25 y primero de enero, pero el resto del año, ¡duro que se trabaja en estos predios¡.---, dice Aniceto, tintineando el vaso tempranero.

Guillermo hizo galas del buen decir (criterio mofado por más de uno en el concierto) jamás pronunció y mucho menos escribió, empero, cuando inmediatamente el áspero y deleznable término, era delegado por la gentil expresión sin embargo, cuando no, por la elegante, no obstante. Hizo mutis con cogote o pescuezo, cuando podemos decir, nuca o mejor aún, cuello. Sufrió a horrores cuando Josefa, la hermana mayor, le dijo que tenía quebrantos en la rabadilla, cuando podía expresarse propiamente con una luxación de coxis. Jamás le perdonaría a Isolina cuando profería que le dolía el calembé, le fallaba la múcura y andaba mal del coco. Ni qué decir de cachimbo cuando el ombligo, es irreemplazable o, la vulgar verijas, o entrepiernas, (que tiene un toque de tentación, según sea el caso) cuando podemos hablar sin estupor de las nunca bien ponderadas ¡ingles! Aniceto prefería contra viento y marea, las palabras castizas, llanas, saben a costa, replicaba mientras sorbe tragos de licor en un cuenco de coco. A la casa llegaba día a día Aniceto, cada vez con un nuevo invento, que dejaba atrás el que el día anterior, había descorrido con lujos de detalles en el mostrador del Salón Fotográfico. Había estado convaleciente después de la cagantina producto de su desaforado apetito y, fortalecido, venía recargado al ruedo, con nuevas propuestas y nuevos planteamientos.

---En la mañana el galante como arduo trabajo en el salón fotográfico, en la tarde la tertulia literaria y ciertas caricias al buen decir con un buen elixir, que es oficio del numen y no de plegarias, en la noche empinar el codo y darle función al cuerpo en los lupanares de la ciudad con las mozas extranjeras que abrevan en nuestras riberas---, repetía constantemente Aniceto.

Alexis personasFernándeztanserias

que llegan hasta la casa, con un cachivache que les estalla en la cara y después conjurarlo en un cuarto que llaman oscuro y después ofrecérselo en una imagen que la pueden carretear. Dígame Usted, que ponerle el nombre de un santo varón, de un científico, según me han dicho al gato de la casa, ese gato que tiene cara de incertidumbre, se la pasa rozando las piernas del que sale como de quien entra y es tan callejero como el propio dueño.

---Reminiscencias

La Casa de la Bahía ---¡Ventoleras de Aniceto, quién sabe con qué argumento, artilugio, problema por resolver, no vendrá…!---, decía la tía Delia Durán, pendiente de Anicetico, para ver qué se traía entre manos el entrañable como dicharachero sobrino. por cierto que es un linaje aragonés, de las montañas de Jaca en Huesca y que desciende del caballero Don Gil de Trujillo, rico hombre de Aragón quien por ciertas diferencias en 1136 con el rey Don Ramiro, el Monje, pasó a Andalucía estableciéndose en Jerez de la Frontera. Otros afirman que desciende de Don Juan de Trujillo, a quien el rey Don Alfonso VIII de Castilla cedió la ciudad extremeña de Trujillo cuyo nombre adoptó como apellido. Otros dicen que proviene del lugar de Trujillo en Portugal, cuyo principal ascendiente fue Don García Fernández de Trujillo casado con Doña Sancha Rodríguez vecina de Mérida. Hubo otras ramas en Canarias, Santander, Guadalajara y Soria. Tus armas Manolin son. Los de Aragón exhiben, en campo de plata, tres bandas de azur cargadas de trujillos, esa especie de trigo que tiene aristas negras de oro. Otros traen, en campo de oro, trece roeles de azur puestos en tres palos y uno en punta; bordura de gules con ocho sotueres de oro. Los de Castilla traen, en campo de oro, cinco flores de lis de azur puestas en sotuer. Existen además muchísimos otros que obedecen a distintos linajes. coloniales, somos más criollos que la arepa de maíz, el tallo de yuca y el casabe Aniceto---, le digo con sorna.

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---Mestizaje del bueno, una tríada cósmica. Del negro, el aguante; del indio la holgura y del español vasco aragonés…el olor, el olor de la cagada---, dice un risueño Aniceto mientras ponemos a tiro y retiro los tipos para un tiraje acordado.

La Bahía deja atrás las casas de comercio y los edificios de asuntos públicos y oficiales, se adentra en sus calles por las casas de tejas y mampostería, con sus cercas de palo a pique y barandas de madera labrada, y luego, llevada por la brisa, se ensancha presurosa hacia sus calles arenosas donde se dispersan sus casas de palma y bahareque, más allá se extienden los hatos delineados por la sombra del cují y la ramazón del dividivi, rodeados por la extensión de la arenisca.

A escasos dos o tres kilómetros del puerto los caminos de recuas acercan los frutos y productos que los indígenas y campesino cultivan con tesón. Los huertos y conucos, entre las trillas polvorientas refrescan sus sembradíos con altas palmeras que restallan contra los vientos de enero.

----Dan

Viaje a isla de Toas

---En sus ojos, la zarzuela vespertina dolosa de llanto imprudente y en su desafinada voz, la grifa de riña del lago en cantata en una contradanza impecable, piensa “---Yvaya usted, a saber misio, demasiada criatura, asaz terneza ante el biombo circundante para resolver cuantía de empresa que esfuerza dinamo y chispa en turbina, músculo, señal y brazo, lo otro demás es lisonja, pura loa para el entretenimiento mientras largan la simiente de puro trabajo!---” profiere Isolina mientras enciende las estufas para el desayuno.

---Manuel trabaja de sol a luna, escribe canciones en el mar como en las dunas---, profiere mientras deshace las consejas diamantinas de las plumas inflamadas y la lengua procaz de Isolina. ---Nací ante la bahía y suyo es mi soplo---, recita mientras, acordona el cordel hirsuto del zapato indómito. ¡Por fin, Manuel, se abotonó los zapatos, coño¡---, termina diciendo. Ríen. Ríen. Ríen a carcajadas mientras preparan el equipo para las fotografías y las vistas que pretenden realizar. Isolina, ultima los detalles de un generoso desayuno y una vianda con vigoroso tentempié.

152 Alexis Fernández

La Casa de la Bahía Guillermo quien ve muy temprano hecho trizas sus endecasílabos.

Ventean los alisios y la Isla se aleja en las ráfagas. El ruido, el fuerte oleaje, el sol crudo estallan al unísono sobre la nave que se inclina riesgosa. Su piedra caliza se esfuma y desaparecen sus protuberancias rocosas ante nuestra penosa embarcación. Por un instante eternizado no hay Isla. El oleaje que entra a raudales y el ruido fragoso asumen la embarcación. No hay isla hasta casi la proa varar en sus orillas, en su vieja planchada. El esplendor levanta una iglesia, unas cuantas casas de bahareque y palma y un murallón de defensa en medio de una arena sepia, que hace extensión del fuerte oleaje bajo el sol. Todavía enceguecidos tanteamos las murallas pedregosas, los uveros de playa, los cactus, los cujies, dividivis y cocoteros que aparecen doblegados ante la arena y nos hundimos en las charcas salobres que han dejado la lluvia y el fuerte oleaje. Ya en tierra firme los contornos reaparecen ante nuestros ardidos ojos. El Castillo ante la Isla, rememora a un vigilante ante el mar. Conoce Aniceto que Toas en lengua indígena, to hú, significa mi ojo, quizás el norte guardián entre las islas Toas y Zapara, ante la presencia de embarcaciones enemigas, murmura absorto ante el ocre restallante de la Isla. Lisandro, adormilado ante el estupor del mediodía isleño, nos recibe. Cálido extiende sus manos ásperas y nos da la bienvenida. Los pescadores regresan a las cuatro, mucho antes de las cuatro antes de empezar a llenar la marea. Traen sus chinchorros y sus aperos, traen sus ensalmes y sus piezas. Haremos las vistas, vamos a hacer la faena de pesca, vamos a echar el cuento, dice Manuel y sonríe Lisandro, sin ninguna pretensión. Para él somos eso, amigos ventoleros que le dejaremos alguna propina, acaso un buen trago, alguna provisión. Llano, no se encascabela, piensa Aniceto, convencido de la autenticidad de Lisandro, más no en las bondades del aparato. Haremos la filmación. “Los pescadores de Isla de Toas”, piensa y repite en voz alta, para convencerse más a sí mismo que al resto del propósito inverosímil de filmar una película. “El regreso de los pescadores de Isla de Toas”, mejor, sostiene Manuel mientras toma la iniciativa de tomar las fotografías, armar el artefacto, reparar la valija, “Viaje a Isla de Toas”, cree que es mejor título.

---La noche del iluminado es una, las noches del navegante ninguna, dice con voz abaritonada Aniceto.

Van a zarpar, la distancia es proa al norte en oleaje ensañado hasta Isla de Toas.

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Una Isla por descubrir, Toas. Maravillas en el Trópico, dice a viva voz, el cartel donde se anuncia la presentación en el Baralt.

Las instalaciones del Gran ferrocarril del Táchira, una escena memorable en plena selva. Gente de la empresa Lafayette, abre camino en la broza, a veces sabana, a veces pantanos, muchas veces espinoso barzal, con esfuerzo acuesta las traviesas que soportarán los rieles donde marchará más tarde el prestigioso ferrocarril. Inicia su aventura el Gran Ferrocarril del Táchira, es la nueva propuesta para las vistas. ¿Qué alma viviente en la Bahía no se asombrará de esa descomunal empresa, un ferrocarril avanzando en plena selva?

Isla de Toas estrena atardecer en vísperas de plenilunio: los pescadores regresan alborozados, buena pesca. La luz multiplicada de octubre conduce el cardumen al chinchorro. El tronío hizo buena la faena, dice Alvarado, dueño de las embarcaciones y viejo pescador de Zapara. ¡Si hay buena mar, hay buena gente en la playa!, y comparte sin equívocos, la botella de aguardiente que le alcanza Aniceto. La piel curtida, escamosa, cuarteada en el cuello se extiende en malla hasta el lomo requemado, su torso acoplado en dos lajas, sus manos mal curadas de los destajos, las piernas estebadas rematan en dos pies como aletas, retratan a un hombre de atarraya, noche, embarcación y mar. Es la primera foto que toma Manuel, a contraluz el pescador luce sobrio. En sus ojos nublados crecen tormentas, una ligera lágrima atraviesa el iris, ahora cuando dice no siempre el tronío suena así y señala la embarcación en ruinas varada en la playa contigua. Allí perdió a sus hijos, la embarcación naufragó en el Golfo, una manguera devastadora, arruinó los mástiles. Quedó a la deriva y luego, un centellazo la destrozó. Murieron todos, once hombres nos debe la mar, once almas que no

Dice Manuel queriendo trasmitir su entusiasmado a Aniceto, quien todavía escéptico a granel, expendio de desconfianza, escama de reconcomio así lo ha bautizado en plena Isla, escucha desconfiado semejante empeño. ---¡Escepticismo no, Manolo, suspicacia ante tanta juvenil demencia¡, remata Aniceto para mayores gracias. Y rezongando instala la bobina para el primer intento.

Alexis Fernández

Los pescadores bromean entre sí, sacuden su cabello, se acomodan un traje imaginario, llevan las postales a la casa, se exhiben con el trofeo de pesca en sus manos, terciados los inmensos animales marinos en sus hombros, reafirman la formidable faena.

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Más tarde llegarán hasta La Ceiba, donde entronca la línea férrea con el Puerto.

155 La Casa de la Bahía regresaron. Esto es más que una película, una tragedia, una aventura ocurrida aquí en nuestras propias narices, piensa, Manuel, mientras manipula la manivela del aparato. Ningún periódico recogió semejante tragedia, ninguna gacetilla, papel…

Regreso a la bahía

156 Alexis Fernández

Cómo

estaba previsto Julio y Puchi, viajaron a Europa. Italia será su destino. Visitarán la anhelada Génova, su catedral y magnífica colección, su monumental Cementerio, único en su género, ha anotado en su escrupuloso diario, Julio Arraga. Nos cuenta, cómo le impresiona, la galería privada del palacio Durazzo Pallavicini, construido en el siglo XVII, la iglesia de la Anunnziata, en Vía Balbi, la venerable como famosa Pisa, la torre pendente di Pisa, el sorprendente campanario de su catedral, esa torre construida en doscientos años, y que es un sortilegio de la arquitectura renacentista….. Entusiasta, nos describe cómo desde Génova, llegan en ferrocarril, después de seis horas, a la también añorada Florencia, la Citá gentile, donde conoceremos al genial Tomini Pietro, un excelente profesor que nos brindará sus enseñanzas y hospitalidad.

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La Casa de la Bahía Luego, también en tren, viajaremos a la ciudad eterna. Roma como en un sueño, va desenterrando sus secretos, nos los entrega en calma, al ritmo de sus arcos y columnatas, de sus campanarios y mármoles. Pian piano si arriba lontano, repetía Puchi, disfrutando a sus anchas, de aquellas ciudades tan remotas como ahora tan cercanas, que permitían definir aún más los contornos de la ciudad-puerto que los había despedido entusiasta. Ya en la tarde, visitamos la Fiera Vercelli, que está situada en la margen del Arno y tiene unas vistas preciosas. El Arco de Constantino, construido mil años antes de Cristo. La Piedad de Miguel Ángel en el Vaticano, cuánta admiración ha concitado, la hemos observado con tanto detenimiento…la Coronación de la Virgen de Rafael, la Capella Sixtina, de rodillas he subido por la scala santa (y he visto en fin todo lo que hay de grande en esta ciudad), nos relee de su diario, emocionado, nostalgioso y complacido de regresar a esta costa, a encontrarme con los míos, a cultivar lo aprendido, a enseñar en la escuela, en mi gabinete que ahora ampliaré hacia un verdadero centro de arte. ¡Roma¡ Roma nos ha cautivado y nos ha enseñado donde se inspiran las grandes obras de arte. ¡Hemos conocido el fuego de su creación de la mano de sus propios creadores! La caída de la nieve, un hermoso óleo sobre tela, enseña con fehaciencia, la madurez realista de su trazo. Han sido días dichosos, ¡cinco días, cinco días con sus noches, descubriendo a la ciudad que nos entregó gradualmente sus enigmas¡ dice con nostalgia, ¡tan poco tiempo en esa ciudad¡, pero deseosos de estar con los de la casa, anota en su diario en los requerimientos de una añoranza traicionera. Tanto, él como Puchi, se despabilan ante aquella majestuosidad, en la distancia se hacen aún más entrañables, a ambos los desvela como una secreta llama, el regreso. En Florencia, con el maestro Tomini Pietro, trataremos de conocer los secretos del arte desde sus entrañas. El enigma que subrepticiamente está en el cómo… no en el qué ni en el cuándo, en el cómo, ¡cómo se ha llegado a ese arte, cómo se ha llegado a ese arte trascendente que aún hoy nos alcanza y conmueve!, nos recalca, mostrándonos, una gruesa de dibujos y bocetos.

Trabajos que espera terminar allí donde el mundo sabe a muelle y rondan campantes el sol, la luna, las estrellas y sus vástagos, bajo el recuerdo de la luna, el telescopio y la playa, cuando me increpara ante mis preocupaciones por el firmamento y los alcances del aparato aquel, ¡poner los pies en la tierra y ocuparme de una buena vez, del asunto cotidiano del país!, ¡él!, que desde el amanecer, ¡vivía en el puerto recuperando paisajes! ¡Todos estábamos celosos del artefacto aquel! Con asombro aún, recuerda mi respuesta. ---Tranquilo Julio, te contestaré con las mismas palabras

Por su parte, Manuel Puchi Fonseca, nos ilustra exhaustivamente, cómo se incorporó a la Academia de Arte en Florencia, cómo recibe clases de notables artistas de gran prestigio como los maestros Stefano Ussi y Arturo Faldi. Su destreza en el dominio del idioma le propició un clima de comprensión y acercamiento ante aquellos maestros del arte. Las enseñanzas estaban allí en sus propias galerías de arte, en sus academias, en sus calles, en sus templos y orfebrerías… El Camello obra que realiza en la Academia de Arte, despierta una gran admiración en maestros y participantes.

El maestro Ussi, cuenta sus experiencias en el frente de guerra de Montanara, cómo cae prisionero y cómo es trasladado a Austria en la cárcel de Theresienstadt, la cruel experiencia de la guerra le había inspirado sus dibujos. Cultivaba con maestría singular el retrato, a fuerza de observación y dedicación, llegará a ser un gran Suretratista.posterior regreso a Florencia y la obtención de la premiación del concurso trienal convocado por la Academia de Bellas Artes con el dibujo La resurrección de Lázaro, y la obtención de una beca para seguir sus estudios en Roma. Le luce extraordinaria la beca obtenida por nosotros en nuestro país y comparte sus conocimientos con vehemencia. Hacía sólo cuatro años, había sido nombrado profesor de la Academia de Bellas Artes de Florencia… Arturo Faldi ha sido alumno del maestro Ussi, a quien admira con devoción. Sus enseñanzas lo han adentrado en temas históricos y bíblicos y a fuerza de constancia y disciplina, descollaba como un verdadero maestro en el género. Pucci emocionado confiesa, cómo nos dio más de una lección de ética y noción de la verdadera creación artística, ¡nada de copias, nada de falsificaciones, es necesario ponderar la creación…! Nessuna copia, non falsi, è necessario bilanciare la creazione...! repetía con insistencia. Los bien definidos colores de la tierra que ya conocíamos de los maestros colombianos y la soltura de la mano en el desarrollo del dibujo del maestro Luis Bicinetti, fueron enseñanzas que vinieron en nuestro auxilio. ---¡Les caerá bien, les caerá bien una temporada en la cuna del Renacimiento…!, recuerda que les advertía con énfasis el veterano maestro.

158 Alexis Fernández de Anaxágoras, cuando le preguntaron si le era indiferente su patria: ---“No, contestó y señalando al cielo, me ocupo de ella siempre, y creo que no estoy en el mundo más que para observar el sol, la luna y todo el cielo”---, mientras los hijos de Diana, los poetas del lago, los románticos y naturalistas decimonónicos como nos endilgara Aniceto, ¡quien terminó llorando y recitando sus endechas!, tratábamos de recoger los atriles, los cartones, las tablas boceteadas que sucumben arrastrados por la fuerte brisa y en cambote, a duras penas, tratábamos de recuperar el flamante telescopio sepultado en la arena.

La Casa de la Bahía Arturo Faldi será invitado para ilustrar la edición en gran formato de la obra Il Venezuela del escritor italiano Tomas Caivano, donde el maestro toscano expondría su gran capacidad descriptiva e interprtativa en la realización de bien detalladas acuarelas de la Caracas fin de siglo... memorables cartones a la aguada...en negro y blanco... que reproducen asuntos, históricos, personajes y temas nacionales...

Sobre las 11 de la mañana, cuando ya el sol raya los balaustres, llega Julio. Ha dado una vuelta por el boulevard, ha recorrido el puerto, la pequeña rampla del muelle, ha observado con solicitud el movimiento de carga y descarga de las embarcaciones, ha caminado el mercado El Piojo, revoltoso de gente a media mañana. “!Un hormiguero de gente!”, piensa y se detiene en las facciones de la madame que lleva sobre su cabeza una cesta cargada de pan dulce cubierto con miel y trozos de frutas, en los pescadores que calafatean sus embarcaciones en misma ribera, se ha entretenido observando las palomas que revolotean en la cúpula del convento y, despacioso, ensimismado, se acerca al salón fotográfico. ¡La masa no está para bollos Manuel, ni el arte tampoco!---, dice Julio Arraga, con el pliego de trabajos bajo el brazo. ---¡Este Salón Fotográfico, está tan limpio

Compartimos en la casa de la bahía, el regreso de los artistas y mi regreso como empresario trashumante. No sé en cuantas ocasiones, la exposición de motivos giró en torno a la descripción de nuestros respectivos recorridos. La nostalgia por volver y el insufrible anhelo de regresar, centraron aquel encuentro que deparaba cada tarde, una nueva aventura que contar… en más de una ocasión el sueño vuelto añicos al constatar el cierre de las pocas casas de estudio del arte y la escasa promoción de actividades que tenían que ver con el esparcimiento y la entretención…

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Retreta nocturna en la Plaza Bolívar, Entreacto en el teatro Caracas, Desembarco de Miranda en las costas de Coro, 1806, Escenas abordo del Citta de Genova, rumbo a La Guaira, y tantas otras hasta sumar 47 acuarelas, dignas de preservarse...

Puchi con orgullo nos dice que ha participado en el Circolo degli Artisti di Firenze y en la Disegno Accademia. Ambos se codean con el excelente pintor Vigú…en la distancia conllevada se torna imperioso el deseo de compartir con los nuestros tanta grandeza. No había calle, puente, galería, obra maestra, evento, que no contaran con detalle a quienes en la bahía, ansiosos esperaban el regreso… Los avances en el dibujo, la técnica del claroscuro, el tratamiento del color, acentuados en sus enseñanzas mediterráneas, se hicieron patentes en sus obras sucesivas…tanto Julio como Puchi Fonseca, regresaban al clamor del ritmo lacustre, al entrañable imán que representaba esa cuenca, según había sentenciado Aniceto, a pesar de la aprobación del gobierno del Estado, de extender un año más, la estadía…

---Desde la antigüedad el artista va arrastrando sus penurias. En alguna que otra época, surgen gestiones interesantes, recuerden la diligencias de los Medicis en Florencia, la Cittá gentile que has añorado, ciudad que tú y Puchi, acaban de visitar, desde la creación de escuelas, hospitales, hospicios y el innegable apoyo a los artistas y, no venían de nobleza feudal alguna ni de dinastías ni de caudillos o aventureros afortunados, como bien lo ha aclarado el novelista Giovanni Papini, quien también se ocupó de nuestra querida rada en sus escritos sobre los piratas, esos vándalos del mar, estos Medicis, eran meros comerciantes que venían del pueblo y en doscientos años levantan su patrimonio con base en el arte del cambio principalmente. Y sin ir muy lejos, nuestro Jesús Muñoz Tébar, hombre de luces que logró enviar a nuestros hombres de ciencia a Paris, Adolfo D´Empaire y Juan Tinoco, fueron a estudiar medicina y a nuestros queridos artistas a la mismísima Florencia.

---El arte es, mientras dure la emoción, después sobreviene el olvido, lo he dicho y lo sostendré, como afirmé en el monólogo que especialmente escribí para la simpática artista, Señorita, Refugio Azuaga, presentado ayer miércoles y que presentaremos el próximo sábado, en nuestro teatro Baralt:

---Como bien lo dices Aniceto, arrastrando penurias. Una sola golondrina no hace verano y aquí estamos más limpios que taller de sastre, después de venir de la propia Florencia, las autoridades no responden por sus encargos y de paso, han cerrado la mismísima Escuela de Dibujo, responde Julio.

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Alexis Fernández como el relumbrante Centro de Bellas Artes, el gabinete de pintura, que buscando a Dios, acabo de inaugurar, en la calle Aurora¡ Así debe andar el flamante gabinete, Rembrandt, también para la enseñanza del arte pictórico que acaba de instalar Puchi Fonseca en su casa, cerquita de aquí, en la calle Independencia. Y todavía estamos esperando la cancelación del trabajo encargado por el Gobierno Regional, para la celebración del centenario del Mariscal de Ayacucho ---, dice lanzando el cartapacio sobre el escritorio.

---¡Es la misma vaina!. Aún deben las realizaciones de la celebración del primer centenario del Libertador, pidieron fotos para todo el mundo y todavía es fecha que no han cancelado, ni las primeras entregas, le responde Manuel, desplegando el archivo de negativos de la referida celebración.

---¡Aquí está todo Maracaibo¡. Generales, jefes de gobierno, presbíteros, damas de los jefes de gobierno, comerciantes, periodistas abundantes y poetas por doquier---, profiere Guillermo, al observar la cantidad de retratos desplegados en el mostrador del ---Lossalón.personajes

---Yo hago la fotografía y tú coloreas el retrato y Aniceto promociona el trabajo---, propone Manuel, dando por sentado el contrato.

declama Guillermo entregando la invitación al teatro.

---Y que tal si ensayamos con el color y le damos vida a tanto funeral---, propone Manuel ante las tentadoras posibilidades de colorear aquella cauda de personajes en blanco y negro.

---¡Antero no es pichón que revolotee en estos nichos¡ responde Aniceto, empleando el nombre que ha desechado el bardo, aduciendo que, ---Udón, Udón Pérez suena mejor, ¡qué es eso de Antero, ¡ ese fue mi padre que me echó tremenda vaina---, ha dicho en La Francia, la noche anterior.

La Casa de la Bahía “Así es tan varia la suerte con que el artista se ufana: hoy en deidad nos convierte y nos enloda mañana”

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---¡Trato hecho, no se hable más del asunto¡---, afirma Julio.

---Que no te escuche Udón, que hoy tiene su verbo encendido, alega Guillermo.

---Aquí están los personajes de la ciudad, en sus momentos estelares. El gesto de mando, de los generales y de los que no son generales también. El aspaviento de los jefes de gobierno en función de servicio (que han llegado a la curul, siendo jefes de montoneras), altivos con sus subalternos, sumisos con sus superiores. Los pisapasitos de los faldetuos, las damas que no sólo engalanan estos predios, sino que encantan las veladas, los benditos fablistanes y su hábito de aparecer cuando menos se les espera y nuestro poetas como flores en un vergel---, describe Aniceto ante el álbum del Centenario.

de la ciudad en blanco y negro, dice interesado Julio Arraga.

---Trujillo&Arraga, de la mano en el arte, preservan su lozanía, los mejores retratos iluminados del Caribe, insinúa Guillermo mientras ya elabora el cintillo para la Fueprensa.luego de regresar de nuestros referidos viajes, tantear nuestros escuálidos bolsillos y continuar con la pasión de querer vivir de nuestros respectivos artes, cuando acordamos registrar aquella firma que nos permitía retratar e iluminar los retratos que nos aprobarían un mínimo de ingreso. Inmediatamente Aniceto y Guillermo, publicista y redactor del Salón Fotográfico, idearon aquello de la pandemia que de vedad quitaba lozanía hasta el cutis de las más primorosas doncellas y las bondades del retrato iluminado.

162 Alexis ---¡AnicetoFernándeznoselaborará

---Todavía me deben el retrato de Miranda que me encargara el Ejecutivo Regional, un retrato de cuerpo entero para el Salón de Sesiones del Palacio de Gobierno donde todavía está ubicado---, se quejaría Julio Arraga, durante más de cuarenta años de la promesa incumplida y solemnemente postergada. Por unos cuantos años Julio Arraga continuó realizando aquellos grandes óleos de naturaleza épica. Se propuso realizar, las manchitas, la postal sobre pequeños trozos de madera cuando no de cartón, del paisaje lacustre ejecutada con sorprendente maestría allí mismo en el puerto, en el boulevard, en el mercado donde propios y extranjeros, gustosos adquirían por un precio irrisorio el trabajo de aquel maestro de la pintura… para resolver el menudeo del día a día postergo la obra anhelada. Viaja a los Andes para atrapar aquel paisaje que por la claridad lacustre nos envuelve en un sentimiento entrañable... sus obras disiparán la línea del horizonte para alzarse en escarpadas como verdes y azuladas montañas y casas oblicuas… A su vez, Puchi Foseca, acendrará su gusto por los atardeceres en la bahía, las representaciones de héroes de la Independencia, mientras conservará su relación con los círculos artísticos italianos…

---Trujillo y Arraga, para los que salgan!, responde Aniceto mientras se dispone a preparar el documento, instalado al frente de su escritorio.

el manuscrito y Guillermo nos montará el aviso de prensa !---, añade Manuel, buscando la aprobación de Aniceto y Guillermo.

163 La Casa de la Bahía

164 Alexis Fernández

165 La Casa de la Bahía Retreta Nocturna en la Plaza Bolivar, 1895

El general Joaquín Crespo y su familia en su residencia de Santa Inés, 1896

Encuentro con Atilana Maggiolo y la diva del bel canto El regreso significó el encuentro con esos ojos de alondra que traspasaron la oscuridad del teatro –¡esos ojos de alondra! ¿de quién es la frase Guillermo? ¿Quién, Stevenson, la acuñó en el couplet de ultramar?-. --- ¡Atilana tiene nombre de guerrera, camina como una gacela y sigue siendo italiana!---, había murmurado Aniceto cuando se percató que las arenas de la bahía, las paredes del teatro, el piso de madera de la platea se resquebrajaban ante los pasos de Manuel tras la gacela que ocupaba el palco, la noche de la presentación de las nuevas vistas animadas. Una remoción interior había sentido el mayor de los Trujillo Durán cuando la joven se acercó y le entregó con una voz de no-me-olvides, la tarjeta de visita de Juan Bautista Maggiolo, su padre. Vestida de blanco y con un elegante sombrero beige con cintas doradas, había recorrido las escaleras hasta la esquina del proscenio donde estaba instalado el artefacto que compartía al lado de Aniceto. No hubo vistas animadas que permitieran a Manuel quitar los ojos de aquella aparición. El aparato temblaba en sus manos y las vistas aunque aplaudidas por el público, padecieron de la misma conmoción interior que estaba sufriendo el fotógrafo lagunero. Las nuevas vistas, Incendio en Nueva York y salvación de las víctimas y en especial la Bailarina, volcaron su hechizado fuego no en el entusiasta público, que aplaudió con furor, sino en el empresario que operaba el mágico Lasartilugio.chanzas

166 Alexis Fernández

de Aniceto no hacían sino acrecentar la imperiosa necesidad de ver de cerca esos ojos y escuchar el deleite de su voz. Merecedora de todas las fotografías, el salón fotográfico, quedaba reducido a una simple capillita, a un simple santuario donde sobresalía la elegancia, la voz y la mirada de aquella chiquilla que

Presto El cronista, en su edición del día 7 de diciembre, no hizo sino atizar el alma envalentonada, al menos eso creía yo, que era blanco de todos los fuegos. Ver a aquella rubita, bailando al son de alegre vals, desplegadas al viento las finísimas gazas de su traje, para rebullirse en ellas y aparecer de nuevo, como un ángel que flota entre un golfo de nubes, que cambia de colores a cada beso de la luz y dejando caer a su espalda, en forma de crespos, los hilos de su melena de oro, como rayos de sol, ensortijados, es lo más simpático y halagador. ¡No era otra más que ella! Ella en su candidez y en la calidez de nuestra bahía desplegando sus gracias y este rendido productor, copiándole hasta la sombra de sus pasos.

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¡Al trabajo!, ¡al trabajo! ¡Al orden!, Manuel José de la Santísima Trinidad Trujillo Durán, a reconvención se llamó, cuando el público, los periódicos y autoridades locales, pidieron las presentaciones del nombrado aparato y de las nuevas vistas. Uno de los periódicos, lanzó al ruedo sus opiniones compartidas por el resto. No hubo cuadro entre los ocho ofrecidos al público que no fuese del agrado de todos, llamando especialmente la atención y mereciendo las más calurosas palmadas, La carga de caballería que aparece apenas visible sobre el horizonte y se agranda a medida que avanza a todo escape hasta llegar a la orilla del proscenio, y cuando en su carrera loca, parece que va a precipitarse sobre el público, se admira el maravilloso voltear de grupo que nos recuerda a Páez en su histórica frase: ¡Vuelvan Caras!; la esplendida cremación de Juana de Arco, la incomparable heroína francesa; el incendio de una casa-cochera; el baño matinal y los bailes de distintas bailarinas en cuyos trajes se verificaban de modo prodigioso cambios de colores bellísimos admirables. Pidiendo que no sea la última vez cuando se presente en la ciudad el ingenio de Edison. Otros refrendaron como uno de los mejores descubrimientos del siglo… estos sobresalieron por su excelencia y limpieza y el público los aplaudió pidiendo su repetición…Otros precisaron que el público, como siempre que ha presenciado el óptico espectáculo, salió por demás complacido del teatro y murmurando con entusiasmo el nombre del ilustre inventor, a quien la palabra sibilina del genio le ha revelado tantas cosas allá en el Olimpo de su gabinete de experiencias, para asombro y encanto de la civilización del siglo actual y de los que están por venir.

La Casa de la Bahía entregándole el presente, le había dicho: ---Mi padre, lo saluda y quiere conversar con Usted. Sólo atinó a asentir con un gesto, inclinando la cabeza sin dejar de mirar aquellos ojos que traspasaban todas las fronteras predecibles, sólo un breve, ---Mis respetos, señorita Maggiolo, alcanzo a murmurar en quebrada voz mientras absorbía el perfume que emanaba de aquel ángel.

Los tenores Pedro Bugamelli y Luis Bergami, se hacen acompañar de las dignas señoritas Italia Victorina Repetto, Cesira Brandi además traen un cinematógrafo Lumiere y por supuesto algunas películas. En conjunto requieren de su concurso para la filmación de algunas películas en la propia bahía y la proyección de las mismas en el teatro Baralt. Lo ha adquirido en Italia, Donabella, esposa de uno de los artistas integrantes de la compañía. Una hermosa señora, coleccionista de fotografías del trópico y deslumbrada por el invento de los hermanos Lumiere, su esposo entendido de la técnica de estos artilugios, no pudo viajar. Lo ha adquirido recientemente, no conoce a la perfección el manejo del mismo, le ha confesado en angustiada esquela a Caivano, responsable de finanzas de una compañía dramática, emparentado con Mario Lombardi. Es una maravilla quizás, pero no en sus inexpertas manos. ---Disculpe, señor Trujillo, quizás sea usted el hombre indicado, ha dicho con agrado Juan Bautista Maggiolo. El manejo del mismo, su bien ganada experiencia, su vinculación con los periódicos y con el mismo teatro, le convierten en el personaje más ajustado para tal evento. Manuel seducido más allá de lo indecible, ¡trastocado!, en términos de Aniceto, ¡vuelto sereta, hermano!, en boca de Guillermo, busca incansable los ojos de la gacela portante de la invitación. Busca su perfume, su voz, su andar en las escaleras no ya del teatro la noche cuando

168 Alexis IndudablementeFernándezque

fue un gran espectáculo. Un gran espectáculo por los ángeles presentes no sólo en el telón de fondo proyectados por el bendito artefacto, sino también por los ángeles andariegos en las gradas del teatro. Esos mismos periódicos refrendaron en detalle lo que era un hecho indudable. El fotógrafo salía en gira con el aparato de las vista hacia Colombia. Sí, después de estos compromisos continuaremos el anunciado viaje, yo mismo lo había informado.

Viene un maestro concertista y director de orquesta, el renombrado Ugo Barducci.

Un cálido recibimiento de la colonia italiana para el fotógrafo y empresario trashumante que recorre el país portando la novedad del cine. Juan Bautista Maggiolo, también fotógrafo y dueño del Salón de Fotografía Venezolana, en representación de la colonia italiana y miembros del Club El Comercio, han promovido la recepción con un claro objetivo. Se acerca la temporada de óperas y zarzuelas en el teatro Baralt y nos visitará la compañía de operas clásicas italiana, de Mario Lombardi, de sus recorridos por Bogotá, Costa Rica y Guatemala, para ser más precisos la compañía de Lambardi y Colombo que ahora navega hacia la bahía recala de los escenarios que deparan Valencia y Puerto Cabello. La compañía de operas italianas Lambardi y Colombo, así registrada ante la aduana para esquivar algunos apremios de insolvencias fiscales, entendí posteriormente.

---Sí, pronto estaremos nuevamente estrenando nuevas películas en el teatro. Hay un compromiso previo, con Luis Manuel Méndez, para continuar hacia Colombia,

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La Casa de la Bahía lo fulminó con su andar sino en las escaleras de su alma que no alcanzan para verla aparecer ante aquel gentío que hacen antesala al salón donde reunidos esperan su presencia. Hubiera querido decirles, conozco a la troupe de Mario Lombardi, conozco a su gente, pero no, extasiado conjugaba todos los dones primorosos de aquella chiquilla. Una bien servida mesa de bocadillos europeos y americanos, una buena despensa surtida de finos licores y un público ávido de conocer de los adelantos del siglo, se reúne con procacidad en la amplia y bien iluminada sala. En torno al amplio salón, un surtido botiquín que incluye una cuantas botellas de coñac francés Biscuit-Dobouche, brandy Conssenier y algunas botellitas de champagne Roederer y un buffet espléndidamente servido. Pescadillos en aceite. Arenques del Báltico, escabechados. Lamprejuelas de Suecia. Pasta de bealtsteack, conserva de anchoas, pasta de lengua de vaca. Gelatina de gallina, jalea de liebre. Salchichón de Wesfalia. Jamón en vino de Borgoña. Berza colorada en vino. Berza blanca en mantequilla. Raíz de perejil y rodajas de apio en agua. Y las infaltables consueldas, delicateses que degusta Aniceto a placer mientras pondera las virtudes de las manos de Isolina, ¡unas cuantas palomitas en coco, no hay quien las supere figli mie¡, la cocina bien aderezada de su madre, un mojito en coco, para los días santos, ¡es la carta culinaria de la bahía¡, sin dejar de saborear una a una, las golosinas y elíxires que surten la dispendiosa bodega.

Al final de la concurrida mesa, aparece un mechón de cabello amarillo, un perfil que se ilumina como la misma gloria y unos ojos que almendrados alborotan el alma del cineasta lagunero.

----La discreción es el botón de oro, el botón de oro del don Juan, le murmura sonriendo Aniceto a Manuel. Guillermo asiente, mientras toma partida de la esplendida bodega. Aniceto raudo entre conseja y conseja, ya campanea un dorado elixir que según él, sabe realmente a gloria y no la despelucada tiernuela, ---¡Que bien llenita está¡, y deshace por partida doble, el corazón del fotógrafo decimonónico.

---Sí, fue un viaje a la capital y a algunas ciudades portuarias e interioranas, donde el aparato ha levantado los más aviesos comentarios. Más de uno, en la misma capital, señaló que era brujerías de la mecánica y otros, ¡locuras de fin de siglo¡, ¡perspicacias de la ciencia¡ y en fin, las más de las veces, una concurrencia festiva por los ingenios de la ciencia y la capacidad de imaginar otros mundos posibles.

Alexis despuésFernándezdevisitar

Y ríen, ríen desenfrenados en la locura de armar la exposición que en la concurrida sala de la noche anterior, Manuel ofreció a Atilana Maggiolo Osorio, la prima nona de Juan Bautista Maggiolo Pocaterra y Carmen Osorio Rincón.

San Cristóbal, luego Cúcuta y Bucaramanga y quizás arribar a Bogotá. Pero aquí está Aniceto, queda también Guillermo, quien ejerce la fotografía y está encargado de nuestro salón fotográfico. Podemos probar el aparato al arribar a puerto la magnífica compañía, haremos unas vistas de la ciudad, de su gente, de su comercio, seguro será de su mayor agrado. ¡Salud, por el regio evento¡. Salud por el adelanto de la ciencia y la imaginación que redimen al hombre de su desesperación y mortal aburrimiento, ha dicho Von Hess, quien preside la directiva del club El comercio, ¡Salud, señorita, gracias por la invitación¡ a su vez usted está invitada a nuestro salón, a mediados de mes la esperamos, tenemos una exposición de retratos y fotografías y nos gustaría constar con sus agradable presencia. ¡Le haremos llenar la Lainvitación!nochefue

---Habrá que recuperarlo, dice entre risas Aniceto, mientras con una caleta de la noche anterior, ya celebra el vernissage, para la anticipada exposición. Esa tarde del 31 de diciembre, en el vapor Maracaibo, llega la troupe de la compañía lirico-dramática de Mario Lombardi. Ávidos por recorrer la bahía, su troupe se pasea por sus calles y plazas, viene de los teatros de Valencia y Puerto

corta y más precario el día, para la recepción que Manuel ha inventado de la noche a la mañana, para acercar al ángel hasta su nicho. Retoques para la exposición que ocurriría en un mes, invitaciones impresas en la madrugada para ser entregadas con la velocidad del caso, el brindis otorgado por la asociación de comerciantes, anunciantes del periódico, todo en un santiamén porque el muchacho de regreso vino ¡más sorocho que un topocho! y hay que reinventar el mundo, para recibir a Atilana que tiene nombre de guerrera, desanda como una gacela y sigue siendo italiana, refiere Aniceto, mientras mete en sobres las invitaciones para la precipitada exposición.

---Ni marinero ni carnicero citadino, ni aire de mar ni aroma de la ciudad, ¡sólo Aniceto de la Sierra, que yo la vi primero¡.

---El aire del mar alborota el alma del marinero. El aroma de la ciudad, la del carnicero---, dice Aniceto.

---Italiana y maracaibera, tiene el alma latina repartida entre sus ojos, dice absorto Manuel a Guillermo, quien sencillamente le dice a Aniceto, ---¡Lo hemos perdido¡.

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La Casa de la Bahía Cabello, donde les han referido las bondades de la Sultana del Lago, de su calor insultante, de posibles parientes que han hecho suya la bahía…Honores al maestro concertador y director de orquesta Ugo Barducci. Distinciones a la primera dama, soprano absoluta, Victorina Italia Repetto, a la primera dama, mezzo soprano absoluta, Cesira Prandi, a la soprano, Elisa Nerossi, al primer tenor absoluto, Luis Cassini Gelli, al primer barítono absoluto Pedro Bugamelli, al primer bajo absoluto Mariano Baldelli, al barítono Carlos Vizzardelli, al bajo cómico Luis Bergami, al director de escena, Luis Capelli y a los comprimarios, su apuntador, sus músicos, sastres, todos por igual recibieron su agasajo de bienvenida…---¡Sono stati portati al gatto!---, dice Aniceto mirando de reojo a las primeras damas que se abanican con glamur ante el calor de la bahía. ¿Qué tal si hubiéramos continuado con los ensayos del bel canto? ¿Qué tal su hubiésemos continuado con las enseñanzas de la maestra Agustina Celli o las instrucciones de la profesora Adalgisa Cósimi, allí en la calle del Obispo Lazo, a una cuadra de la casa?---, pregunta Guillermo ante la troupe femenina que luce con desparpajo sus gracias. Hay recibimientos de parte del Club El Comercio y de la colonia italiana, hay atenciones en los establecimientos del boulevard Baralt, donde las diva del bel canto derrochan más de un encanto.

Las celebraciones de fin de año hacen de la bahía una fiesta colectiva, ese treinta y uno de diciembre se estrenó con especial sortilegio. Hasta la madrugada se escuchaban detonaciones de morteros en la ciudad que prolongaría sus fiestas más allá del Día de Reyes donde nuevamente se vestirían sus calles y establecimientos con las más lucidas veladas y los más diversos ritmos decembrinos se entrecruzaban en una jarana de nunca acabar… Según lo pautado, se encontraran en la plaza. Han acordado hacer las vistas con el cinematógrafo. Habituado al manejo del vitascope, Manuel diserta con propiedad sobre las ventajas del artefacto francés. Este puede filmar, copiar y proyectar, el que tenemos en casa es sólo un proyector. Sólo una observación, con los amigos de la prensa, en el anuncio del evento, favor colocar Cinematógrafo (Vitascope perfeccionado) que lo cortés no quita lo valiente, ha hecho énfasis en el afán de no desmerecer ninguno de los artilugios que según, él, deslumbran con sus prodigios. El compromiso con López Méndez, me llevará por otras tierras. Mi espíritu se quedará

Especialmente la seductora como hermosa Victorina Italia Repetto, quien ha estado pendiente de las condiciones del teatro donde lucirá sus galas e impresionará con su dulcísima voz. Es de Milán, regresará en el mes de marzo a reunirse con su familia a quien convencerá de viajar a estas tierras donde piensa radicarse quizás en la costa Colombiana o en Centro América, o, tal vez, sí quizás aquí… è una baia caldo, molto bello!, dice con un mohín que arranca más de un suspiro.

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---No Aniceto, nos encontramos en Puerto Cabello y cumplo algunas de sus solicitudes, la estrella tiene otros rumbos y no es precisamente en la bahía---. Guillermo, curtido en lides, lanza su alerta, ---¡Al mejor cazador se la va la liebre cuando apunta dos veces!--¡Me rindo!, ¡lanzo mis redes al mar, al mar de tanta belleza, ambas italianas, parecen esculpidas por las manos de Migue!

---¿De quién…? Preguntan al unísono los cancerberos.

Varios cuadros de los hermanos Lumiere, lleva la flamante Donabella, para quien la ciudad con su rumor y silencio le recuerda, su casa en Ragusa, el puerto siciliano donde ha vivido su infancia. De acuerdo al largo programa, sugiero sólo filmar dos vistas y acompañarlas con dos de las que ha traído la doña italiana cuando adquirió el aparato, alternadas para lograr un buen efecto en la concurrencia al teatro. Le sorprenden los aguadores, los muchachos portando agua en bestias y le agradan algunas construcciones de la ciudad, elige el Hotel Europa, en la esquina contigua a la plaza, uno de los artistas de la compañía anda con dolores de muela y debe ser llevado de emergencia al dentista, instalado en una de las habitaciones del hotel, allí tienes las dos vistas más apropiadas para la jornada, Un célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa y Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo, alternadas con Los campo Elíseos y La llegada de un tren. Con el sabor de la fiesta decembrina retozando en el ambiente, la proyección de

---¡De Migue!, ¡De Miguel!, ¡De Miguel Ángel Bounarroti!

Alexis Fernández aquí, en la rada, cerca de…entregando el aparato a Donabella, cerca de tus ojos, hubiese querido decir a la primogénita de la familia Maggiolo, quien pisapasito voltea sus acaramelados ojos para evitar las evidencias. La diva del bel canto ha disfrutado de la estadía en la bahía, a pesar del calor, del ruido del mercado que llega hasta su cómoda habitación, de las mujeres que golpean sus ropas en la orilla del lago, de los recitadores populares que todo lo dicen cantando… Además de los extenuantes ensayos, quiere conocer esta ciudad que le ha cautivado, su gente, su trato, su humor. Aniceto con sus artefactos instalados, precisa una estrella fugaz en los cielos de la ciudad. ¿Una perseida, una leonida o una lírida en los cielos de Maracaibo?

---¿Primo cómo que le está sacando fiesta la heroína de Donizetti o, es Usted, quién está regando las flores de su vergel?

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---¡En ningún lugar del mundo se celebran estos días cuasi decembrinos como en nuestra bahía. ¡Quien no sembró, que no siembre en noviembre!---! dice ufano Aniceto, para quien ya es diciembre con el tropel de los morteros y la algazara de los tambores. Hay un regocijo que se acentúa no sé si por el regreso del fotógrafo lagunero, en términos de Aniceto, o por los efectos de esa luminosidad decembrina que exalta con un fulgor inusitado, el almagre de las cornisas. Diciembre en sus fastos acerca esa abrillantada luz que se desgaja en suaves destellos, ilumina el último resquicio de las embarcaciones en la bahía y estalla en bambalinas de colores en el patio de la casa; se pronuncia en el olor del estreno, en una culinaria de agasajo, en una caja de sorpresas que termina seduciendo nuestro más íntimos deseos: captar la ciudad, ---¡Bebernos la ciudad, Señores, es tiempo de Natividad!, en términos de Aniceto. Huele a diciembre en la ciudad que arde en su mediodía lacustre y luce un cielo por demás estrellado. Pascuas y navidades estremecen la bahía. Los estribillos irrumpen de la esquina al zaguán, del enlosado a la calle, en la jerga del insulto, en la gracia de la bendición, según el costado donde hinque la espina. Santa Lucía y El Saladillo, Santa Bárbara y El Empedrao, alternan sus sones al son del furruco y la tambora. Los cueros estrenan nuevos como viejos redobles, el furro y las maracas hacen comparsa decembrina y las cuerdas conciertan, un rasgado de gaita y parranda.

Es epifanía que derrocha encuentros y alegrías en el suburbio, es un Divino Niño extraviado y una romería en su búsqueda. Es un pesebre que se guarece en los rincones bajo una lluvia de escarchas que ilumina un portal de Belén. Es en su plenitud Orión que deposita sus destellos en nuestro cielo. Observo a Sirio, en su esplendor asoma el Can Mayor, Aldebarán, prosigue en su ruta silenciosa mientras se desdibuja Tauro. Alfredo Duplat y Régulo March, aguardan los nuevos planes y Elproyectos.31arriba la compañía de óperas de Mario Lombardi que he conocido en Puerto Cabello y Valencia. Vienen en su troupe unas divas que pondrán de cabeza a más de uno en esta ensenada. Traen un gran elenco que sorprenderá por su calidad y variedad. Exhibiremos las vistas anteriores como las nuevas. En el marco del evento

La Casa de la Bahía las nuevas vistas, el ángel que había aparecido portando la tarjeta de visita, las expectativas ante la compañía de ópera y zarzuela, las posibilidades del nuevo aparato, los preparativos no se hicieron esperar.

He regresado, el 23 de noviembre, días de música y parranda, celebraciones de villancicos y aguinaldos, comparsas y pesebres, romerías en honor a la virgen de La Chinita y canticos y plegarias a Santa Lucía. Hay fiestas en la ciudad y Aniceto y Guillermo, celebran mi regreso como anticipo de las festividades decembrinas.

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Alexis Fernández de la compañía Lambardi y Colombo, presentaremos las dos vistas grabadas con el nuevo aparato. Hay comitivas que acercan salutaciones de bienvenida. La compañía de operas estrenará en los día siguientes, el fastuoso como atrayente repertorio. El barbero de Sevilla, la magistral obra de Rossini; Lucía de Lammermoor y Il don Pasquale, del maestro Donizzeti; Los Puritanos, de Vincenzo Bellini; la caballería Rusticana de Puccini, una puesta en escena que recordaríamos por años, roles estelares, magnificas ejecuciones, sobrias actuaciones así como un derroche de calidad vocal y actoral, se sucedieron cada noche ante un público rendido, incluyendo por supuesto el cuentecillo de nunca acabar de almibarados romances… así resumió El Tipógrafo, las condiciones de la Victorina Italia Repetto, en el rol de Anneta en Crispino e la comare: “En cuanto á la señorita Repetto (Aneta) yá era de presumir como surgirían las notas de aquella garganta hecha para cautivar con las melodías de su sonoros trinos. Cada noche que aparece en la escena es una nueva corona que conquista para su frente, como artista de notable mérito. Así nos lo demostraron las ovaciones de que fue objeto”. ---¡A más de uno se le largaron las manos de tanto alabar!---, dijo en correspondencia Aniceto a Guillermo quien festivo, pedía su repetición, aunque después se desdijera, mientras Anneta, desde el tablado, con su blanco vestido largo de encajes y mangas arreboladas, cubierta de flores, lanzaba besos furtivos a algún caballero de ella prendido.

Ramilletes, cestas y sombrillas de flores, versos y madrigales como gaje de aprecio y simpatía, adornaron el coliseo cuando su público festivo pedía un bis acentuado… esa inolvidable noche, Crispino e la comare, de los hermanos Ricci, los hermanos Federico y Luigi Ricci, esa hermosa ópera bufa que hizo delicias en el proscenio. La retreta acostumbrada de los domingos en la plaza Bolívar, diagonal al teatro, bajó su horario, de modo que se podía disfrutar en la temprana de La Marcha de la Opera, Tannhauser, de Wagner, la sinfonía de Nacucodonosor, de Verdi, una selección de la opera Sonámbula, de Bellini, la barcarola de Juan de Calais y la danza Adela, la orquesta dirigida magistralmente por Juan Delgado y continuar prestos al teatro a disfrutar las puestas en escena de la compañía lírica dramática.---¡Sin soltar tus patacones no, hasta allá no llega tanta bondad!---, ha dicho con voz atiplada Aniceto, imitando al digno director Juan Delgado. El viaje a los Andes, estaba previsto para los primeros días de enero. Estaba previsto para el ocho de enero, día de mi cumpleaños, celebración que me han recordado al pisar el umbral de la casa de la bahía. ¿Cómo escapar ante aquella jauría que quiere celebrar entre abrazos de bienvenida y la alegría del encuentro? Ya comprado los boletos, ya anunciado en la sección de la aduana de entrada y salida de pasajeros en la bahía, anunciado en los afables periódicos locales, me quedé corto, me hice

¡Quieres acabar ragazzo con la nubile y con la bella imperatrice!, imitando con una precisión inigualable al viejo maestro Bicinetti. Vuoi finire con la stessa Repubblica italiana! Festivos, locuaces, más dicharacheros que parientes lejanos reunidos en diciembre, nos instalamos en los predios de la Zulianita. Régulo March y Alfredo Duplat, hacen gala de sus apellidos foráneos, para congraciarse con Cesira Prandi y Elisa Nerossi, mezzo soprano absoluta y soprano respectivamente, entonando Il Don Pascuale del mismísimo Donizetti, haciéndose los héroes de la escena, cuando no interpretando el Barbero de Sevilla, haciendo gusto por el maestro Rossini, unas mesas más allá, en La Francia, en pleno boulevard Baralt, tratando de deslumbrar a las señorinas de la misma troupe que encantadas toman cervezas con bocadillos en aceite de salmón. Hablan con soltura de Julio Arraga Y Puchi Fonseca que ahora mismo se instruyen en el Circolo degli Artisti di Firenze y en la Disegno Accademia. Un entrañable regocijo me hizo posponer el viaje más allá de lo acordado, y la presencia de la deidad italiana Italia Vitorino Repetto, la primera dama de la ópera la Favorita, la exquisita soprano absoluta, terminó de convencer al maleable cumpleañero que dejaba para el mes de marzo su salida de la bahía. Un verso, extraviado en un papelillo, saltó del periódico El Cronista a las delicadas manos de aquella Euterpe: A la inspirada artista Italia Vitorina Repetto: “Cuanta dulzura y maestría / cuanta tienes mujer en tu cantar sonoro; / cítara de marfil con cuerdas de oro, / pulsada por Apolo es tu garganta”. Y no sólo El Cronista se deshizo en halagos, también en El Tipógrafo, en su edición de enero de 1897, se leyó en voz

La Casa de la Bahía aguas como diría Aniceto ante entrañables amigos y sentidos parientes que pedían compartir en la morada, en el boulevard Baralt, ante exquisitos como exóticos elixires, con el hombre que no paraba en casa y que además está de aniversario.

¡Cristiano! ¿Cómo te vas a ir?, ¡Mijo¡ ¿Pa´ dónde vais?, fue el clamor de las mujeres de la casa que ya preparaban la celebración del cuarto de siglo del fotógrafo viajero. Cajas de frutas, bandejas de dulces y tortas adornadas con grajeas de chocolates lucía el corredor, papelillos de feria el zaguán, luces de bambalinas en el enlosado.

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¡Se armó la parranda! Fue entonces cuando se apareció Aniceto con aquel estandarte que me terció al cuello, donde decía: Me quedo en casa esta noche, rodeado de las consabidas botellas colocadas en la mesita plegable, y fue Guillermo, quien cámara en mano, tomó la respectiva fotografía. Noches en el boulevard Baralt, banqueros y comerciantes, poetas y artistas, empedernidos de Baco, sacándose la resaca de las fiestas decembrinas, las muchachas y señoras de gala, la presencia de las divas del bel canto, y yo prendido de aquella mujer con nombre de ancestro europeo como decía Aniceto, Italia Vitorina Repetto.

176 Alexis Fernández alta: “Ella constituye, por la inimitable dulzura y sonoridad de su voz y por los conocimientos que tiene adquiridos en el sublime arte, una joya de gran precio para los que rinden á Euterpe culto de amor”. Culto de amor a aquella diva engalanada en la prensa de la bahía, era lo que inusitadamente el fotógrafo viajero estaba en esos momentos padeciendo… Me apropié del verso, me apropié de la dulzura de aquella diva, luego el mismo Aniceto me contó que era de Diódoro, el jactancioso Diódoro que terminará siendo enemigo de nuestras funciones cinematográficas, que él lo había copiado y firmado por mí, para deslumbrar a la diva que me tenía trastocado. Me quedé con el verso, me quedé con aquella atenta Lucía di Lammermoor, convertido en Sir Edgardo en los jardines del Castillo de Ravensgood en busca de Lucía, quien sonreía ante el verso que recitaba en sus extasiados oídos, me quedé con el mono que Aniceto y Guillermo, habían descorchado en el mismo bar del Hotel Europa, la noche de farra cuando había suspendido hasta el mismo viaje a los Andes. Además un cruento invierno azotaba la cordillera andina y los ríos del sur hacían casi innavegable el ascenso hasta el puerto de Encontrados, me repetía en las semanas siguientes, aplacando el ratón que carcomía la moral por el compromiso incumplido. Ante el arrobamiento que me producía aquel monumento a la beldad, Guillermo, me preguntó con suma discreción, ---¿Y la catirita de los Maggiollo…? Sin ánimos de discusión alguna, más por cortesía que por cualquiera otra convicción, ante el preocupado hermano, le respondí, a soto vocce ---¡Es muy joven, hay que esperar que el tiempo madure su corazón!---. Aniceto que no se perdía una, respondió con coraje,---¡Cuidado hermanito, te quedáis sin la pelada y sin la mayora…sin la cornucopia y el mecatillo. ¡Qué de vainas Manuel!. ¡Ahora la niña y que debe madurar sus pulmones! La cara de estupor, fue mayor, al menos la de ellos, yo andaba a la caza del meteoro que deslumbraba en los cielos de la ciudad, ante la pregunta que sin pronunciarla, leí en sus labios, ---¿Y los Andes…? ---¡Hasta donde sé, a pesar de las lluvias, debe estar en el mismo lugar!---. Ya era tarde, la diva y no la niña, se arrebolaba en sus encantos, colocaba su brazo de Euterpe para que el galán de la rada, recorriera con ella las instalaciones del teatro, las entrañables como calurosas calles y plazas, los muelles con sus cantinas donde la brisa salobre calcaba hasta el suspiro de aquella diva. Llegó el ansiado momento. La presentación de la compañía lirica dramática de Mario Lombardi con la puesta en escena de la ópera La Favorita de Donizetti y la

La Casa de la Bahía proyección de las vistas, realizada en la bahía. Llegó el sábado 28 de enero con su estelar programa, la Compañía de Óperas Clásicas y de Conciertos “Lambardi y Colombo” (Compañía Lírica Italiana) en honor al maestro Concertador y Director de Orquesta Ugo Barducci, Ópera La Favorita, en cuatro actos, música del maestro Donizetti y letra de Roger y Vaez. En el intermedio del segundo al tercer acto, el señor Luis Bergami, en obsequio al beneficiado, cantará, la romanza: los recuerdos de un artista del estimado maestro Ugo Barducci. Vals “Las Bellas Hijas del Zulia” del maestro Beneficiado y Barcarola, cantada por el barítono Pedro Bugamelli, con música del maestro Barducci. Y el estreno del portentoso aparato El Cinematógrafo (Vitascope perfeccionado) con los cuadros: 1º. Los campos Elíseos (París). 2º. Un célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa (Maracaibo). 3º. Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo. 4º. La llegada de un tren. Quien se prendió del corazón de muchos fue la especialísima Italia Vittorino Repeto en la fiel ejecución de sus roles. Fue Diódoro quien con un supuesto pseudónimo escribió semejante romance en El Tipógrafo: “Alondra de bellos cantos que, / cuando modulas notas inimitables, /cautivas y seduces como ninguna… / Yo te saludo sublime artista. / Tú, que llevas en tu garganta, las vibraciones más armoniosas, /deja que escuche por un momento / tus dulces arpegios, con los que igualas / en armonía el alegre cantar del pajarillo, cuando saluda alborozado el nacer del nuevo día… / permíteme que te escuche dulce Alondra…” y así una mohosa ringlera de edulcorados versos en el más melindroso de los estilos. Todos supieron que el meloso periodista metido a poeta ramplón había escrito aquella bagatela, ¡hasta en su casa se enteraron! Si colocó su ya famoso pseudónimo Orodoid, que es con mucho su nombre invertido, en la autoría del bodrio. Otro más sublime dejo tinta correr en el vertedero de su pasión: “Su talento subyuga, la viveza de su imaginación hechiza, su hermosura atrae y la verdad con que desempeña los papeles que se le confían, conmueve, arrancando a quienes la escuchan y presencian sus escenas de alta dramática, gritos de admiración.” Aún no sé quien firmó arrebolado por tanta donosura, el segundo de los halagos firmados con una sencilla V, una discreta V, una discreta v labidental. Contra todo evento, después de los murmullos y corrillos -¿habrá otra ciudad más atenta al chisme que la nuestra?- el genio de Orodoid, de quien esgrimí la única expresión salvable de su verso, ya no sólo iba a hablar mal de las vistas y de sus promotores, terminaría odiándome el resto de sus días.

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Las dos películas Lumiere contaron con el beneplácito del público. Las que filmamos en la rada, no convencieron. Sólo la primera filmación, obtuvo sus hurras y buenos comentarios. Algún periódico calificó el resto como un verdadero fiasco, amén de algunas críticas al desempeño del aparato.

---¡Así sólo habla un hombre cuando está enamorado…!, dijo bajo la presunción de los halagos a la diva, Aniceto, temiendo que el fotógrafo volara tras los pasos de la divina Euterpe.

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---¡Sí, un hombre enamorado que cuando se enamora dos veces se vuelve payaso!, sentenció Guillermo.

---¿Será, al final, esa mágica condición, nuestra razón de ser?---, digo por decir, sin saber dónde a esta hora andan la cabeza, el corazón y los pasos del fotógrafo que convertido en galán entrega sus rendidos suspiros a la encumbrada artista dueña de su corazón.

Apenas breves momentos de esas “Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo” y “Un especialista sacando muelas en el Gran hotel Europa”, acompañado por Donabelle, sorprendida y entusiasta, con Guillermo como ayudante y Aniceto como empresario, nos empeñamos en producir. Toscas vistas, oscilantes imágenes, logradas en apenas segundos, silentes, en blanco y negro, gravosas, pero que en sinuosos movimientos, añadían ese movimiento a las imágenes, tantas veces anhelado. Tantas veces presentido. Imágenes con vida, situaciones que con cierta suspicacia, intentamos captar en nuestra propia orilla. El viejo y recurrente sueño: la puesta en marcha de una gran cruzada donde la memoria no se disipe, el sentimiento no se escabulla, la emoción se renueve, la risa no se desgaste. ¡La vida!, Aniceto, como Dios, para recrearla! ¡Cómo un genio, para reproducirla¡ ¡Como un mago, Guillermo, para inventarla¡ ¡Y si se vence la dinamo, se paga la bujía, falla la conexión eléctrica, nos quedamos sin linterna mágica, inventaremos un circo donde la emoción vaya de la mano del riesgo, la sorpresa y la música harán otro tanto y la magia de la arena circense nos envolverá infinitamente!.

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No hay carnaval sin cuaresma.

Y ahora, ¡señores del arduo como prolijo trabajo¡, se nos allega la fiesta del rey Momo. Se inicia la zambra, el estropicio, la algarabía, en nuestra querida rada. Invocaciones de aquellas esplendidas fiestas griegas en honor a Dionisio, recordando al rey Momo, el rey de la Burla, que fue expulsado del Olimpo por sus sarcasmos y sus locuras... Reminiscencias de aquellas saturnales y lupercales romanas dedicadas a exaltar a Baco, dios del vino¡ Las jornadas predilectas para darle placer al cuerpo y deleite al espíritu¡ Tres días de rumba y gala, hasta la octavita de carnaval, donde sortearemos el último de nuestros lances. Ya no irán, las hordas, atemorizando a los ciudadanos, bañando a quien apareciera en las esquinas, lanzando huevos podridos a los transeúntes, repartiendo harinas en los despavoridos habitantes de nuestra bahía, ¡esta barbarie al decir de nuestras autoridades queda circunscrita al recato, es asunto del pasado¡ Pero cosas veredes, hermanos, ya veremos en alguna boca calle, ¡el chapuzón de agua, en el mismo enlozado, donde se arma la fiesta¡, ¡la rebatiña con la lanzadera

Alexis Fernández de harina, en el zaguán, donde el rey Momo es santiguado¡, ¡el chasquido del huevo podrido, reventado en el rostro de algún inocente¡. Gracias a Dios, hemos superado aquellos momentos de bellaquerías insoportables, ¡cómo era aquello de destechar las casas para bañar a sus moradores¡, ¡cómo es eso de destrancar una puerta o ventana para registrar hasta el último cuarto para hacerle esas maldades a quien se resistiera a jugar carnaval¡, ¡qué es eso de irrespetar hasta el mismo duelo o luto de nuestros congéneres¡. No, no, creo que el carnaval es en santa paz, destapar las botellas posibles y bailar hasta morir en esos maratones, a ver quién logra mantenerse en vilo, después de bailar dos o tres días seguidos, untándose ron maravilloso en las piernas para evitar el engarrotamiento y breves sorbos de agua de mesa efervescente, a ras de los labios, para evitar la desecación.

---Y este es ya, ¡señores¡ el itinerario aprobado para el desfile inaugural. Los detalles de organización a cargo de Víctor Raúl Sandoval y Udón Antero Pérez, han logrado su aplicada ejecución. Iniciará el recorrido, el cuerpo de bicicletas convenientemente orladas y en orden. El rey Momo en su coche, vistoso como ninguno. La directiva de la Banda del Estado, las familias invitadas en sus respectivos coches, Diódoro Alvarado, el conspicuo representante, de la comisión organizadora, montado en su jaca gallarda y engalanado de su cinto rojo, bien ceñido, mejor atendido, heroico, galano, proseguirá el desfile. ¡No queda más que quitarme el sombrero ante tanta gallardía! Jamás pude ser mezquino ni con el propio enemigo… Las Juntas Carnavalescas Parroquiales, digo la de la parroquia Bolívar, Santa Lucía, Santa Bárbara, la de Chiquinquirá, con sus respectivas Bandas Musicales, las comparsas de Capuchinos y de Payasos, en sus monturas asnales, las carrozas alegóricas, la de las Industrias, la del Comercio, la de las Ciencias, la de las Artes y Oficios, concurrirán debidamente arregladas para tan magna ocasión. Muchachos envejecidos en sus disfraces y viejos rejuvenecidos en sus deseos, corren dando tumbos entre los coches y carrozas. Fuegos de mortero retumban y bambalinas penden de las casas y edificios públicos. Audaces disfraces y procaces caretas pugnan por el aquelarre. Viejos purulentos y princesas engalanadas de encajes, piratas y damiselas, magos y bailarines, se arrojan al desfile inaugural. Partiremos de la Plaza Bolívar, seguiremos por la calle de las Ciencias hasta la plaza de San Juan de Dios, para tomar la calle de Los Andes hasta cruzar por la del Comercio, doblando luego por la de Ayacucho, para caer en la de Independencia, doblando por la del Milagro para posteriormente, tomar la de Bolívar hasta alcanzar la de Paéz, seguiremos al ritmo de las bandas, bajo el tropel de grajeas, papelillos, golosinas y algún noble trago disperso en la barahúnda que un alma piadosa acerca hasta el sediento que porta sendo estandarte, en elogio al rey Momo, que no es otro que el gordo Cheito Villalobos, vestido de

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La Casa de la Bahía payaso, hasta alcanzar la calle de Venezuela hacia el oeste, cruzando nuevamente por la del Milagro, para acceder a la de Carabobo hacia el este, hasta cruzar por la de Vargas hacia el norte, para entrar a la plaza Urdaneta, siguiendo por la calle de Padilla hacia el este y, luego bajar a la calle de la Federación y tomar la de la Nueva Venezuela y, seguir por la del Lago, hasta entrar a la plaza Sucre y seguir por la de Ciencias para cruzar por la calle del Obispo Lazo y tomar la de Bolívar hacia el oeste, hasta entrar triunfales a la plaza Baralt, donde se recogerá el Rey Momo, en su trono-salón, debidamente arreglado por nuestro, Pigmalión zuliano, el singular, Camito, el verdadero artífice de las alegorías carnestolendas, haciendo gala de su artesanía, ha construido un estrado venerable, para terminar en medio de las armonías de las bandas musicales y fuegos artificiales, el regio paseo inaugural de la algarabía carnavalesca. En las noches los irrenunciables bailes en el teatro Baralt y en los clubes a orillas del lago, donde el Caribe sabe a rumba y petitsalé, a farra de batahola y algazara, al privilegiado mundo de la jarana.

Carroza celebración del carnaval, década 1890

Indicativa, precisa, fue su escritura y nítidas, definitivas, sus palabras: Incontinenti, Calle Obispo Lazo, Calle del Oriente, Plaza Baralt y Calle Derecha, 1896

Las tres noches continuas de carnaval, el rostro con señas de trasnocho, la ropa con fragancias que no son de la casa, más ciertas excusas imperdonables en el roce del cuarto, hizo suponer lo peor, cuando en su ropa consiguió aquel pañuelo, ¡coño¡, ¡Isolina, con olores de hembra en celo¡ Deshizo el matrimonio, se vio mudada a la casa de sus padres, regresó a sus cajas y envoltorios los presentes, hizo añicos los anillos y pendientes, tijereteo fotos, cartas y tarjetas, embadurnó de tinta las postales y terminó haciendo papelillos, el acta de matrimonio, cuando en aquel destajo del crimen, advirtió el cuerpo palpitante de la transgresión. “!el muy puñetero, anda en malos pasos¡ ¡Qué periódico ni qué periódicos¡, ¡los muy carajos andan alborotados en plena rumba de carnaval, no me importan los otros, pero que haya sido él, el primero en atravesar el umbral de la perdición, no, no se lo voy a perdonar¡”. Aun tengo claritas las palabras del secretario del cuerpo, el señor Mariano Urdaneta, (ante el mismo Doctor Raúl Cuenca, su presidente y aquella galería de personajes que fueron nuestros testigos, allí estaban desde los padrinos de la boda, Luis Manuel Méndez y Carlota de Méndez que no pudieron asistir por inundaciones en San Cristóbal y fueron suplidos por Rafael Yépez y Josefa Trujillo, Servio Tulio Baralt y Edilia Magiollo) quien después de preguntarnos por nuestros afectos, y rubricar nuestra confirmación, asentó de su puño y letra y con voz alta, clara e inteligible así como fueron rotundos nuestros respectivos asentimientos.

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---Hazte el muerto, Manuel, que lo que viene es candanga con burundanga---, dice Isolina al desconcertado esposo que ha llegado “amanecido y hediondo a noche, ¡mi amor¡” cuando ya el canto de los gallos ha levantado el día más allá de las barandas de la plaza.

---Lo único que hay que agradecerle a los hombres es que les gusta tanto, eso de abajo que es tan hediondo---, dice Isolina, reafirmando con su natural frescura, la expresión final, tratando de calmar la tempestad que advierte en el llanto de Atilana. Ella, constreñida en sollozos, la escucha perpleja, parpadea por unos instantes y entre lágrimas, revienta en una sonora carcajada que estremece los cimientos más sólidos de la casa. Un abrazo las une en una “concordia de especie, hacen un cerco impenetrable, lo que sabe una, lo sabe la otra y allí estamos jodidos” había dicho Aniceto, advirtiéndole a sus congéneres, “A bove ante, ab asino retro, a mulliere undique caveto”, es decir parientes, “Guárdate del buey por el frente, del burro por detrás, y de la mujer por todos los lados”, cuando las veía resolverse en asuntos que manejaban hablando como ventrílocuos y disponiendo del mundo como si fueran sus creadoras. Manuel que ha escuchado, nítidas, las sonoras carcajadas de su esposa, dice, galante y en el remate de su inocencia, sin sospechar el tornado que se ---¡Laavecina:risade la mujer es su segundo idioma!

---¡Pero no su segundo martirio!, mijito---, dice Atilana entre dientes, para ser escuchada sólo por Isolina, renovada del ataque de lágrimas y risas y dispuesta a cambiar el rumbo de los aguijones que la escuecen en cuerpo y alma.

La Casa de la Bahía dirigiéndome a los dos les dije: quedáis pues unidos en matrimonio perpetuo e indisoluble. Sí, Isolina, así escribió y habló y así asentí en lo más profundo de mis sentimientos. ¡Perpetuo e indisoluble, con esta carrera de montura desbocada que lleva Manuel¡ Dispuesta estaba, cuando la consiguió Isolina, kerosene y fósforos en mano, para acabar de una vez, mujer, con aquella destemplanza.

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---Si se lo acepto la primera vez, me condeno por pendeja---, le dice después del espasmo a Isolina mientras se recoge con un gancho dorado el cabello.

---¡Tranquila niña que apenas comienza el invierno y aún faltan muchos carnavales con sus aguaceros por caer¡---, ¿Y esto, Isolina, esto es lo único que me faltaba?, mostrando en el pañuelo de seda, las mellas traviesas de unos labios procaces y otras muescas no menos delatoras.

---Ay, Aniceto Eusebio Serrano Durán, déjate de invocar al mismísimo Baco y sus romerías. En esta punta de playa, se ha podido rascar desde el cura hasta el gato y ahogarse en alcohol hasta el propio ratón, pero, ¿él?, ¿él?, en esas andanzas y a esas horas de la noche, y, ¿durante tres días, tres días sin ver, sol ni sombra, en esta ciudad, en esta ciudad ¡sitiada por el sol¡, ¡un fantástico solárium para el templo de la fotografía¡, así con la voz envalentonada, como él siempre, ha dicho, y venirse a convertir, para mayores desgracias, de la noche a la mañana, en noctámbulo por desventura…Sólo me resta decirte como dice mi madre, que algo aprendió de mi italianísimo padre, Si, ho vissuto con lui!.

Tratando de mediar, Aniceto aduce razones de fiesta colectiva, casi el alma nacional volcada a las calles en animada celebración, ¡apenas sí empezaba la celebración¡ ¡Apenas si habían olido alguna pizca alcohol¡. El desfile de las carrozas alegóricas, los coches debidamente decorados, los fuegos de morteros, las negritas del Caribe, los bailes y comparsas de noche y de día, las ataviadas damiselas, con sus mohines, pícaras caretas y seductores movimientos, la francachela de caramelos y golosinas, las grajeas, los escudos de todas las naciones, los bastones loros, las trompetas lanza confites, los polvos del sol, antiquísimas reminiscencias de los atributos para recibir al rey Momo y quizás Atilana, ¡carnaval¡, carnestolendas, carnelevare, carnelevale, carnevale, ¡carnevale¡ ya en la lengua de tu genitore¡, incluya, ¡no el pecado de la carne¡, sino quitar la carne y en tiempo previo a la Cuaresma cristiana, los cuarenta días de abstención de la carne. ¡Que, quizás, sea este su caso¡ Manuel, es hombre probo y sólo creo que peca de excesiva generosidad.

---¡Se ha podido llamar Generoso Trujillo, Don Trujillo, Amable Trujillo Durán, y haber comulgado en eucaristía, pero ya que es un mago que convierte un velorio en una fiesta, que vaya solicitando al padre Ruíz, su misa de cuerpo presente, porque está muerto¡ afirma Atilana, en irrefutable sentencia. Tratando de articular el azaroso presente, Manuel teje y desteje el flux de su enterramiento, más allá de su definitiva condena. “---¡Manuel, se hace el policía del vallejo¡, es decir, el pendejo y, ¡creo que hasta el muerto se está haciendo¡---” , dice Aniceto a Guillermo, cuando ve el rostro inconmovible de Manuel, entretenido en armar y desarmar, la lente de una desvencijada cámara fotográfica, mientras él, solidario, trata de mediar en el conflicto, recibiendo aquella andanada de argumentos tan bien expuestos.

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Defensor de causas nobles, según ha dicho, Aniceto, invoca su generoso carácter, su don de gente, su afabilidad. ¡Manuel convierte un funeral en una fiesta¡ dice Aniceto, lanzando el resto.

---Habló la sabiduría: I morti. Nessuna di parola¡, per raggiungere la pace¡---, dice Aniceto abanderando el mecanismo conyugal de sobrevivir en santa paz, sin caer en provocaciones y entredichos, ya que Actus me invictus pacto, non es meus actus, es decir, caballeros, ¡Lo que hice contra mi voluntad, no es obra mía¡ Es decir, unos tragos o echar un trueno, es un pecadillo soportable en nuestra bahía, lo que es lo mismo, ¡borracho no se vale¡ ¡Caballeros¡

---Esta niña, tiene el derecho romano arcaico en su sangre, sus principios son inflexibles, ius est, o bien, ius no est, pretende ejercer a plenitud la usurpatio trinoctii. Esta niña está por pedir el Divortium ex iusta causa, conducta concomitante de su herencia italiana--- dice Guillermo ante las fulminantes respuestas de su cuñada mediterránea y caribeña.

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La Casa de la Bahía

---El gran secreto, hermanos, es no decir ¡esta boca es mía¡ Hacerse el extinto (¡el policía del vallejo, le escuché hace ratos a Aniceto¡) y aún, muerto, llevar la procesión por dentro, porque cuanto diga, me delata, y además, ¡creo que ella prefiere mi silencio¡ ¡No es que la sienta mi cómplice, si no que prefiere mi mutismo¡.

---Creo que a nuestro hermano le sale, ¡capitis deminutio máxima¡, sentencia Guillermo, dejando a Aniceto, aturdido y boquiabierto cuando es él, el aplicado en leyes y no éste pichón de auriga parnasiano¡

---¿Qué dice el poeta leguleyo latinus? Pregunta Aniceto desconcertado cuando ve invadido no sólo su digna prosapia si no hasta su mismo terreno.

---¡Sinvergüenzas estos hijos de Carmela¡ dice Atilana a Isolina, cuando desde lejos, ha escuchado el final de las acendradas discusiones, mientras Isolina, del otro lado del zaguán, con un trapo en las manos los despacha, indicándoles, ¡Shiiiiito, muchachos, que son pichones y se espantan¡

---¡Qué arrecho es verse en la lengua de tus propios congéneres¡ Sé que aunque no es la pretensión de los dos, hacer leña del árbol caído, han hecho castañuelas de su propio hermano. ¡No hay peor cuña, que la del propio albarico¡---, dice Manuel, pretendiendo remendar capa y sombrero, que a esta hora con su nombre y linaje, los ve rumbo al albañal.

¡Ni dramático, ni chocante, carajitos, que cada quien baile su rumba, dice Manuel en clara alusión a los vergueros que ha levantado Atilana, dueña de la casa y sus Elmoradores.noviazgo es un encanto; el matrimonio es un delirio. Algo cambia con este compromiso y cambian también los contertulios---, ha dicho con sorna Manuel, dejando el testigo a quien lo quiera tomar.

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Alexis Fernández ¡A partir de hoy, en sano ejercicio de mi escritura, cuando cualquiera de los presentes, intervenga en este relato, que ya deja de ser un diario, ¡imbricado por mi yo personalísimo!, como ha gritado Aniceto, que agarre su cuerda de mono y asuma su propia existencia¡ Cada quien es responsable de sus desvaríos así como de sus ficciones---, dije para que todos los concurrentes al salón fotográfico, partícipes de esta historia, asuman con prestancia, hidalguía y compromiso, su grandeza así como su miseria.

¡Patético Manuel¡---, ha ripostado Aniceto mientras engulle tajadas de plátano con queso frito y escurre una olla de cola de vaso. ¡Peripatético mi hermano mayor¡, dice envalentonado Guillermo.

¡A verga¡, cada quien es dueño de su voluntad¡---dice Aniceto Me adscribo a ese proyecto histórico---, dice Guillermo mientras recita en voz alta, poemas de Udón. Vivo y viviré en el verbo---, dice de su propia cosecha.

Enfermedad de Atilana

Manuel me llevó los primeros mangos. Los recogió del patio. Grandes, dorados y ocres, de piel rugosa, amarillos, son los más dulces, decía siempre que aparecía por la casa. Tú Isolina le acercaste una bandeja de mimbre y mirándolo a los ojos, le espetaste, ---Los hombres que regalan frutas, dan lo mejor de sus corazones. ¡Es como regalar flores! Sí, Isolina, fuiste cómplice del almibarado portador de los mangos. Si hasta le regalaste la cesta para llevarlos. Y el muy majadero, arrancó el manojo de isoras del jardín de la casa y se apareció con esa cesta de frutas y flores que tú le arreglaste. El muy zángano iba santiguado por la madama de la casa

---No. No era la moza barranquillera que se hacía pasar por gitana y cargaba de cabeza desde el dueño hasta el perico del circo, sin contar con el fotógrafo de la familia. No, no era, ninguna de las italianas rezagadas, de una de las compañías de ópera y zarzuela que tanta función extra dieran en los mismos botiquines, tratando de enseñar italiano y bel canto a más de un bardo de la ciudad. No era la negra antillana que tienda con catre armo, en el mercado, cerca del boulevard Baralt.

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Tampoco como supuse, una mestiza cucuteña, Isolina, que como tu bien sabes, más de un carnaval trajinó en estas calles. ¡Tampoco la francesa esa¡, tan amante de las fotografías que quiso quedarse no sólo con las fotografías, sino con la cuerda de fotógrafos que conviven en la ensenada. Es una gocha, una gocha de Trujillo, Isolina. Ella le dará, los hijos que por naturaleza yo no pude darle. ¡Y no es ninguna loca¡. Pero para mí es igual, de la calle, de sus andanzas en la calle, de sus viajes…---, dice en una pausada resignación, Atilana, mientras desalentada, casi ida, canturrea acariciando los juguetes y arreglos que por segunda vez, ha preparado para la llegada del primogénito.

188 Alexis Fernández

Por primera vez, Isolina comprendió, que la tragedia rozaba la vida de Atilana, cuando la vio mecer suavemente el pequeño moisés en donde no dormitaba ningún ángel. El primero se había ido al llegar, entre la canastilla de encajes de seda y arreglos de lana (en azul que es el color de los varones, ¡el azul los protege de los espíritus malignos¡ había asentado Carmela), cartillas de animales fabulosos y catalejos en miniatura, que engrosaron dos buenos baúles de madera, guardados, para una nueva ocasión. Y el segundo, con toda esa galería, a punto de romper el empaque y otros presentes de los primos, que ya desandaban en el patio, a pesar de los brebajes sanatorios que las entendidas de la bahía preparaban anunciando abundancias y bendiciones, sencillamente, no terminó nunca de espesar. Los dos intentos, estrujaron su alma, más que los siete meses y medios repetidos, cuando albergara una ilusión que rebasaría las expectativas que su naturaleza había dejado a mitad de camino. Mario y Luciano, no llegaron nunca. Ese anhelo deslucido, la acercaba peligrosamente a un borde desconocido, sin ansias de regreso. La misma Isolina, hizo un alto que produjo dos celajes en sus ojos que no terminaban jamás de caer. Carmela destrenzó los escarpines y los abrigos, sintiendo que era ella, en carne propia, quien enterraba sus entrañas en el patio, estimando que una parte de Manuel, ya no les pertenecía. Josefa y la tía Delia, prolongaron el dolor, silenciando en un murmullo lastimero hasta los propio rezos que habituaban proferir debajo de los tamarindos del zaguán, cercanas las seis de la tarde. Florelba, Ten, sintió en carne propia el rechazo de la naturaleza e íntimamente convino en no retar el percance, no se casaría nunca. Por segunda vez, Elisa Trujillo, guardó la esclava de oro y el colmillo de tigre para el pie izquierdo, contra conjurada para cualquier maleficio, que ojos mal intencionados y designios aviesos, depararan al primogénito, sin hacer comentario alguno a Atilana. Edilia Maggiolo, intentaba vanamente reanimar a su hermana, a quien observaba acercarse peligrosamente a un precipicio que no le pertenecía. Los acres aromas de los sucesivos duelos anteriores, se esparcieron por la casa con una fuerza abrumadora.

--- Creo que Atilana, es machorra---, dijo convencido Aniceto.

--- ¿Cómo es esa vaina?---, pregunto intrigado Guillermo.

--- ¡Que no cuaja hermano¡, que quizás sea estéril---, respondió en voz baja Aniceto cuando se percata de la presencia de las mujeres de la casa.

---Hoy en día, con los avances médicos, hay maneras, hay remedios, hay modos de buscar la fertilidad, no sé, maneras---, dice Guillermo seriamente preocupado,

La Casa de la Bahía piensa en su cuñada, en sus expectativas, en el mismo Manuel, en las expectaciones de la casa por dentro.

189

Mario se hizo ingeniero como quería su padre antes de morir José Trinidad Trujillo. Él hizo sus estudios y regresa, cada verano a compartir con los suyos. Luciano es un hombre de negocios que comercia en las islas antillanas. Ambos tienen ya familia, a Mario, le han nacido cuatro niños. Luciano y Maritza, están a la espera. El mutismo alcanzó a Manuel, que a zancadas daba vueltas en redondo, sin atinar a pronunciar palabras, envuelto en una tristeza parecida, a aquella que sintió, cuando sepultara a las tres niñas, Hilda, Cira y Matilde, que fueran enterradas de apenas tres años, la primera, dos años, la segunda y cuatro, la mayor. Hijas apenas logradas en el encuentro más bien fortuito con Agripina, Agripina Altuve Uzcategui, de Betijoque, a quien conociera en uno de los viajes hacia los Andes, cuando un crudo invierno

---Se consternó la casa y ahora el dolor adquiere nuevas fisuras---, responde realmente acongojado Guillermo.

---Los sentimientos son los mismos, con los años nos hacemos más vulnerables---, dice Aniceto cuando observa, que realmente la casa se ha trastrocado. Los dos anhelados ángeles de Atilana han partido más allá de sus fervorosas ansias, ella más que nadie los ve, cuando la luz se filtra por los balaustres de las ventanas, perderse en la oscuridad, piensa Isolina.

---Se volvió a vestir de luto la casa---, dice Manuel ensimismado cuando siente aquel rosario en familia que ya más nunca dejó de escuchar de labios de sus tías enlutadas cuando asistían al funeral de su padre y ese eco sordo, constante, se repetía desoladoramente en los resquicios más improbables de la casa.

---¡Donde no pueda ni pronunciar sus nombres, porque no están¡ Dice Atilana mientras desdobla las tarjetas impresas por Manuel para su alumbramiento---.

---Porque ellos regresan cuando nadie está. Juro por esta cruz que los vi apersonados en el zaguán, Isolina. Vestidos como los vestí para su comunión. Uno tras otro en la larga fila del colegio, con su uniforme de gala y sus cuadernos ordenados. Atentos, atentos a las invenciones de Manuel. Eso sí, ellos se ahuyentan cuando aparece algún extraño---, cuenta cada tarde Atilana, recostada en su cuarto, mientras ordena uno a uno, los presentes otorgados a los muchachos que pronto regresaran del evento.

Mario y Luciano ingenian correrías en el traspatio, hacen cabriolas en los tejados, corretean las palomas en lo alto del convento, ya no tardan en llegar.

---¡Esto es que el hombre se mantiene duro en los dos frentes¡---, intercede sin ambages Aniceto.

190

---No, Aniceto, creo que me necesitan en los dos fondos, ¡en el fondo de las pailas del fogón¡--, dice Manuel, sonriendo cuando entrega ya los registros para la creación del nuevo periódico.

Alexis Fernández lo agarrara en pleno viaje. Una vida paralela, hizo Manuel, al calor de aquella andina, sencilla, callada, trajinosa, a quien la casa de Atilana, la hacía muy de la calle cuando de la calle verdaderamente era Manuel, quien llegó sacándome fiesta desde el primer momento. Todavía recuerda Agripina, cuando vio a aquel cuerpo emparamado, con dos maletas forradas en gruesas mantas y una mula alquilada, que no quería dar paso alguno. Había llovido durante cuatro noches, las laderas se desplomaban y la recua de los arrieros de mula, estaba hecha un fango y la jilacha mula, ¡nada que cogía para dónde¡. El individuo tenía que estar en Trujillo en cuatro días. Semana y media, se tardó el sol en agarrar fuerza y secar los cañaverales que cundidos estaban de aguazal y semana y media tardamos en sacarle al hombre, la fiebre que cogió cuando la lluvia lo arrió hasta la casa. El tercio aquel, agarró una temperatura tan alta, que sólo con pócimas de corteza de sauce, hojas de laurel, raíz de jengibre y limón, lo pudimos sacar de abajo. Y una vela encendida a la imagen del Divino Niño Jesús de Escuque, en la repisa del cuarto. Cuando se puso bueno, fue a su compromiso en Trujillo y volvió, agradeciendo hasta demás, el haberlo sacado del foso. Y volvió otra vez. Y otra vez volvió hasta que cargó conmigo y esa pelada que los dos tuvimos de puro gusto. Luego, ya aquí nos resolvimos en una casa alquilada, cerca del centro, que nos sirvió de hogar y ya van tres las niñas que la mala racha nos ha hecho enterrar, una tras otra, hasta ahora que Ciro y Roque, los dos varones que por fin logramos, ya han pasado todos los pasmos que perjudican estas ---No,playas.noladejaré, no dejaré a Atilana. Entre los dos hay una fraternidad amorosa, de una gran hermandad---, dice, Manuel a Guillermo, mientras justifica la presencia de Agripina y piensa en el abismo que ronda en los pasos de Atilana.

De su bolsillo saca un recetario (recetas de cocina, secretos culinarios, propiedades de ramas y semillas, medidas y raciones, tiempos de cocción, escrupulosamente anotados) y con pasión, dispendioso, locuaz, ---Característica de un acuariano con su ascendente en sol radiante, signo del aire dominado por Saturno y Urano, que bien conducen algunos aspectos de su carácter y destino---, dice con prosapia, mientras se dispone a explicarnos con sumo detalle a criollos y extranjeros, las virtudes de uno de los platos tradicionales de la cuenca lacustre. De astronomía y en parte de gastronomía (¡más de la engullida que de la práctica culinaria!) sabe uno

Emocionado se instala a sus anchas en la cocina mientras recomienda a Isolina y a Lino, tratamientos para la curtiembre de los cueros y grasas de animales, cómo salar y desalar las piezas de cacería, cómo capar los machos cabríos para evitar que se emberrinche su carne, cómo conservar bulbos y raíces con su frescura original.

191 La Casa de la Bahía

Un sibarita en casa

En los días santos, Aniceto ha dispuesto de una velada en nuestro propio taller.

Ha invitado algunos amigos extranjeros residentes en la bahía, comprometidos con su comercio y algunas representaciones consulares de visita en la ciudad. Ha ideado hacer de cocinero y ha encargado al mercado provisiones tanto secas como húmedas. Quiere promocionar el trabajo del taller en las colonias extranjeras y quiere conocer sus pareceres sobre su estadía en la bahía.

Un dicharachero gastrónomo y experto cocinero que despliega toda una suerte de tratamientos culinarios con un entusiasmo arrollador, se desplaza en la cocina cuando ya cuece sus calderos al fuego de obsequiosos y crepitantes fogones de leña.

La carta de esta, su casa, aquí mismo en la calle Venezuela, no es si no, para inicio de esta cuaresma, tiempo de redención, tiempo de cambios en nosotros mismos para ser mejores y vivir más cerca del redentor. ¡Tiempo de conversión y penitencia! Expiar, expiar algunos pecadillos de excesos de antruejo, si ese fuera el caso, y vivir el tiempo de renovación.

192 Alexis Fernández qué ronda cerca, cerca de una cámara fotográfica y de los destellos de Urania---, dice con sorna mientras despliega con fruición sus bien detalladas recetas.

---¡Señores!

---Veamos, veamos en orden nuestros abastecimientos, para la exquisitez lacustre que engulleran en poco tiempo. Señores, en nuestra despensa, de nuestra magnifico ejemplar hemos separado estos tres kilos de corvina salpresa, dos hermosos cocos

---¡Pues sí, para esta temporada la casa oferta sus exquisiteces costeñas! ¡Mojito en coco! La mayor exquisitez del arte culinario que dispensan nuestras playas. He desechado altos deleites al paladar, como el suculento cabrito tierno en leche de coco o, bien, las especiales palomitas asadas con yuca y el inigualable arroz piragüero, con plátanos dominicos y quesos del sur del lago para optar por la excelencia de este esplendido acuático.

---Ya que estamos en estos días de liturgia y santos oficios y es preciso resguardarse en esas abstinencias que no prohíben el consumo de las especies de la mar. ¡Sí, señores!, que el placer mayor es degustar aquello que la misma tierra nos provee, que nuestros mares y lagos nos otorgan. El lago en su bondad nos ha regalado no se sabe cuántas especies lacustres que bastarían para alimentar no uno, sino dos, tres guarniciones y aún nos proveería de más para tiempos de escasez. Desde róbalos, pargos rosados, toninas, flamencos y garzas azules hasta caimanes y jaguares en sus inmediaciones y el inventario es largo de contar. Este ejemplar, esta preciosa curvina de pecho amarillo, carne blanda y blanca, rica en fosforo y en litio, es una de las más preciados frutos del lago. Además que nos dona su cola y cabeza, para sumar su rico inventario. Con sus variantes, curvina, curvinato, curvinita, grandes o pequeñas, fritas en rodajas, asadas o guisadas en salsa, o en mojo como es el caso, son las delicias gastronómicas del paraíso tropical. ¡Quiera Dios! ¡Quiera Dios!, que la pretensión de extraer más allá de su sabia, no nos encharque el estuario. Pueden amigos tomar nota de esta receta, que me han legado el buen gusto y las manos prodigiosas de nuestra querida madre, Emilita Durán Bracho. Estos son mis ingredientes, sin faltar por supuesto, un brindis para celebrar su presencia aquí en nuestro propio salón fotográfico.

En esta paila ya se cuece el arroz y aquí en esta bandeja, la ensalada cocida que acompañará nuestro plato principal y este es un aporte de la digna cocina de la casa. En esta olla la cabeza y la cola frescas, para una restauradora sopa, por supuesto añadiendo el consabido recao de olla, esa síntesis gastronómica de nuestras ramas verdes, bulbos y raíces, para un sancocho de reyes. Nuestro amigo, el gastrónomo nacido en la rue de les Champs Elysees, dejo su criterio al respecto, bajo la siguiente consideración: “La sopa es a la comida lo que la fachada a un edificio, no sólo es lo primero que se toma, sino que debe sugerir el carácter del banquete, al igual que la obertura anuncia el tema de la ópera”, y, mejor tema, no puede ser, sino degustar

---Y, para rematar, unas ramitas de cilantro para un toque casi de queda!!! Situación nada extravagante en nuestra entrañable bahía, que ha vivido, desde que el mundo es mundo, entre tumbos y tambos y, vamos queridos comensales a añadirle un toque de sabor a nuestro sediento buche, con estas cervezas frías que nos ha acercado el bueno de Lino, mínimas libaciones, escasísimas libaciones, sólo permitidas a soto vocce, es decir, ¡encapillados¡. ---, dice peripuesto de un delantal en su gruesa humanidad y único dueño del escenario,

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La Casa de la Bahía pujones del hato de Heraclio, tres tazas de agua tibia, una cebolla blanca de cabeza, una rama de cebollín, seis ajíes dulces, medio pimentón, recordad eliminar las venas y las semillas, cuatro dientes de ajo, machacados con esta preciosa piedra de mano, hortalizas y verduras frescas, provenientes de las cordilleras andinas, un cuarto de taza de aceite aliñado, y, por supuesto, el toque de gracia de la pimienta y el comino al gusto, tres cucharadas de alcaparras bien escurridas, esas especias de las tierras tropicales de Asia y de las islas Molucas, en Indonesia y las oportunas aceitunas rellenas, esa drupa del olivo curtida en sal y vinagre, hincada de una ñinga de pimiento que tanto sazón producen.

---Recordad, gentil industrioso y bardo parnasiano, señores del consulado alemán y señores de la colonia italiana, que la preparación es un asunto de haute cuisine, como bien lo expresó y dejó escrito, un cocinero mayor como fue Grimod de la Reyniere. Sí, Alexandre Balthazar Laurent Grimod de La Reynière, el gastrónomo excéntrico, o, el primer periodista gastronómico, como le han endilgado posteriormente. Eximio practicante de los placeres de la mesa y un excéntrico de siete mares, que sufrió de la enfermedad de sindactalia, y se hizo contra natura, buena mofa de sí mismo. Luego, si les parece, en otro momento, les diré de su padecimiento y, caros amigos, procedamos en consecuencia, en honor de nuestros distinguidos comensales y en provecho de nuestra ya estimulada avidez a la preparación de nuestro platillo.

Alexis Fernández el concentrado de sus extremidades. Al fuego ya, ese preludio reparador de nuestro desgastado e insomne numen.

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---Procedemos pues a cortar, nuestro magnifico ejemplar, esta curvina de pecho amarillo, de nuestro propio estuario, en trozos más bien pequeños y la dejamos remojando en agua, para quitarles la sal, por supuesto, cambiando el agua unas tres veces. Recuerden que les indiqué, lo de curvina salpresa, para lograr la particularidad de esta exquisitez lacustre. Esto nos lo ha hecho, el día anterior, la graciosa Isolina, quien debe desaparecer y, apersonarse, sólo cuando venga a degustar la excelencia del día, preparada por este humilde comensal, aprendiz del delicioso placer del buen engullir, puesto que su sola presencia me inhibiría de ciertas prácticas culinarias, truquillos de cocina, de los cuales ella es una excepcional maestra.

---Hermanos impresores caribeños, señores arios y señores de la mar mediterránea, vamos a rallar la pulpa de los cocos y a colocarlas en una vasija con agua caliente. Inmediatamente pasamos por un colador esa pulpa que va a destilar la especial leche de coco que es la panacea en estos menesteres, y ya les diré mis parientes cuando la vamos a emplear. En esta olla con agua a punto de ebullición, vamos a colocar los trozos ya desalados de la curvina y vamos a retirarlos de inmediato y a dejarlos reposar. Desmenuzamos el pescado, descartamos su cuero y espinas, no sin antes decirles que de sus buches se prepara, en el exterior, una excepcional pegadura que se emplea para calafatear embarcaciones de gran calado. Picamos las hortalizas y verduras en tiras y cuadros muy pequeños y sofreímos con los aliños en esta paila grande que por las muescas que presenta debe haber cogido más fuego que el Cristo negro de Gibraltar y ya está más que curada por las sabias manos de Isolina. Vamos a agregar el néctar de coco, un punto de pimienta y uno de comino, y ponemos a hervir unos minutos más. ¡Vamos!, ¡vamos hombre!, que nos diría el padre Ruíz, si nos viera en este sublime momento de gloria, vamos añadir el pescado bien desmenuzado, las alcaparras y las aceitunas rellenas, esas exquisiteces que nos han llegado de ultramar. ¡Señores!, ¡Herr!, ¡Cavallieri!, esperemos que sus sabores se disuelvan y se integren poco a poco, bajo el fuego de estos leños de guayabo que no amargan los ojos y no invaden de humo a la digna cocina, aguardemos que esas verduras y especias curtan de sabor la desgranada y delicada carne de nuestro cetáceo y al final añadimos estas ramitas de cilantro que le dan un toque especial. ¡Dios, Oh Gott, mama mia!, la sabrosura del trópico. A bene placito. ¡Suculento, jugoso el mojito de curvina de nuestro estuario lacustre! Ni muy aguado, ni muy seco. Sin más dilaciones, a degustar, ¡Señores!, dice ufano Aniceto mientras toma el cuarto vaso de cerveza helada y se prepara a servir a unos comensales rendidos

----En vez de impresores y fotógrafos deberíamos montar una venta de comida en el mercado---, dice Manuel, acercándose al prodigioso Aniceto, quien entrega tarjetas de visita del salón fotográfico.

---No sólo los dejó sino que además los publicó en dos gruesos volúmenes que fueron la carta de muchos gastrónomos de Europa. Sus Almanaque de gourmands y Manual de anfitriones y golosos, fueron cartillas para los insaciables tragones de su ---Yépoca.estos europeos se han despedidos repletos, pichirres como todos ellos---,

---Sí, los dedos de las manos pegados por unas membranas menos el pulgar. Nadie se las vio jamás porque el muy carajos usaba unos mitones. Y al preguntarle por esa costumbre, decía que no las mostraba porque las tenía muy feas puesto que se las había comido una cochina cuando dormitaba en la cuna.

---Tranquilomojito.poeta, que ya mis soliloquios están encaminados, sólo espero por un editor…---, le responde Aniceto, entregándole, la gustosa receta. ¿Y qué, coño, es la sindactalia, mijito?, le pregunta intrigado.

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---Este si es el mío. ¿Y es cierto que dejó sus apuntes?

---¡Que el tercio nació con los dedos como un pato! ¿Cómo…? ¿Cómo¬¬¬¬ así?

---¿Hermano, cuándo escribe sus monólogos? ¡Verga, no le das una palomita a nadie¡ Aunque esto está muy bueno---replica Guillermo mientras engulle una buena ración del

La Casa de la Bahía ante la exquisitez que se desprende en blandos y olorosos vapores que suavemente inundan la casa. Hemos comido como reyes dice, el vice cónsul alemán agradecido por la esplendidez gastronómica de esta costa lacustre y las bondades de las manos de Aniceto. Y excusándose puesto que la firma donde se desempeña ha adquirido una cámara para el álbum familiar, pero que lo tendrán en cuenta. Están invitados a nuestra casa dicen los dos representantes de la colonia italiana, ponderándolas virtudes de la comida en la bahía y comprometidos en preparar exquisiteces del sur de Italia de donde es Di Pietro.

196 Alexis Fernández añade cuando se percata que los comensales retiran sus sombreros del perchero y abandonan satisfechos la amplia sala. El resto entusiasta de la casa, despacha a Isolina y a Lino y contrata a Aniceto por sus bondadosas manos en la práctica culinaria, el gourmet criollo y quien no esconde sus manos como el misio francés, dice Isolina mientras disputa con Lino, parte de la cabeza del suculento sancocho, quien gustoso, saboreándose, dice, --¡tan bueno como el guiso que preparamos todos los días en esta casa¡---.

197 La Casa de la Bahía

¿Cómo asumió la bahía? Como un hijo más de El Empedrado, o nacido en el mismo ¡

Aniceto y el padre Ruíz

En los tiempos, cuaresmales, los ponientes vendavales! Pues que el hombre se ha tomado medio frasco de vermífugo rosado del que prepara Ramiro Osorio en su propia botica, y se ha destapado por arriba y por abajo, después de haberse comido el bufet completo de El Gran Hotel Europa, con sus respectivos vinillos y ajicetes, y creyendo que se la han alborotado las lombrices se ha metido ese vermífugo que lo ha enviado casi a la sepultura. Ahora vosotros me decís que el muy zángano ha engullido en la temprana, una docena de cervezas y media curvina de este tenor que él mismo ha preparado. No queda más que encomendarnos a Dios, si ese muérgano no tiene sino el tripero suelto con esa atragantada---, dice el padre Ruíz al percatarse de los estragos de Aniceto. ¡Vaya cantante de óperas!, ha llegado derrochando Il Don Pasquale a todo pulmón. ¡Vaya abogado de antruejo!, si es el propio diablillo en persona. Al morir su padre, Aniceto, fue visitante asiduo del convento de San Francisco. Trabó con el padre Ruiz, una amistad venerable, fue su monaguillo. Adquirió del padre Ruíz, el culto por el mundo latino y la pasión por la lectura, la memoria ilustrada, las frases del desparpajo, precisas, raudas que ocasionaron no pocos dolores de cabeza al eclesiástico que observaba al mozalbete más perspicaz que el mismo demonio. ¡Es más sagaz que un mismo beduino!---, repetía cuando el joven alzaba vuelo en plena sacristía. Adelantaba entre sus notas, una semblanza del padre Carmelo Ruíz, una crónica. Sí su historia al confirmar por la labor sacerdotal, su renuncia sacramental, su llegada a la bahía. ¡Una biografía del padre Ruíz, vale más que esas narraciones santurronas!

El tráfago de las embarcaciones en el puerto, el ir y venir de los trajineros, la ruma de los productos en las instalaciones de la aduana, el verbo de los marineros y el aroma a frutos y pescado frescos y fermentados es un cuadro que Aniceto no tiene ningún interés en perder. Con sumo placer husmea en aquel tiovivo que enciende sus turbinas cada mañana ante sus ojos ofuscados, ---¡Deslumbrado, por todo cuanto llega de afuera y cuanto sale de nuestras entrañas!, ¡hermanos que no es poca cosa!, refrenda como si fuera la primera vez que devora sus anchas las cuadras que distan entre su casa y el Salón Fotográfico.

Cómo en las tardes bebía su buen vino tino, procedente de las vides del alto Priorato, el pastoso y dulce moscatel del norte de España, el rancio seco de Alella, extraído de la uva garnacha, ¡hummm¡, saboreando y chasqueando, y entre ¡chasquido¡ y ¡chasquido¡, ¡su suave aroma frutal!, hijo, hijo de la ventura, así con el estallido del buen jerez en su lengua y paladeando las alcachofas de Tudela con almejas del Báltico. Sí, su sabiduría, su manera de asumir el mundo, convencido de su muy particular humanismo---, ha jurado Aniceto, parodiando sus expresiones y remedando su voz, hacer su biografía con toda su clásica sapiencia no exenta de la más sagaz picaresca. Se levantó más temprano de lo habitual. Su hora precisa fue siempre las seis, las seis y cuarto de la mañana a más tardar. Hoy, bajo el tesón lluvioso que encharca la ciudad, había adelantado una hora, a las cinco en punto saltaba literalmente de la Lascama.dostazas de café y el rasurado con la navaja ante el espejo del estante instalado en el mismo baño, le devuelve un rostro jovial que termina de agradecer con halagos, chistes sobre su presencia y memoriosas lecturas que recuerda con gusto mientras entona cantos gregorianos y se practica con emplastes de ramas, masajes para las piernas adoloridas. Bien acicalado, flux de casimir azul marino, el bastón a la mano, la cajetilla de habanos, la gruesa de libros y cuadernos para las memorables citas y el infaltable sombrero de pajilla, es un hombre que en sus términos se bebe el amanecer lacustre.

mercado El Piojo, habitual del boulevard Baralt, contertulio no sólo de feligreses, sino amigo de cuanto impío recalara por estos alejados predios; abierto a la discusión amplia, cordial con todo tipo de forasteros que arribaran a la bahía, cómo era amigo de caleteros y lavanderas, trajineros y vendedores que merodeaban los muelles.

198 Alexis Saladillo,Fernándezvecinodel

La Casa de la Bahía Manuel, ha hecho lo suyo, sabe que muy temprano llegará Aniceto. Esos días de ausencia mientras Aniceto supera la intoxicación por la atragantada de los pececillos en aceite, los exquisitos bocadillos y los sorbos de añejados como exóticos vinos, en uno de los establecimientos del boulevard Baralt, han sido días de recuperación y de extenuantes y memoriosas lecturas donde el interdicto viene al ruedo armado con estas y aquellas vastas reflexiones… tras los balaustres lo vio llegar En plena calle, expuesto a la luz del sol, Aniceto multiplica su exuberante figura, afianzado de su bastón, que al fin ha recuperado, tres cuadras más allá, en el boulevard Baralt, nunca en el teatro donde afirmaba había sido hurtado, y empeñado por unas dos nuevas botellas de vino, cuando apenas si empezaba la farra. Ya en el interior de la casa, Manuel lo ve mucho más profuso, fortachón, enfundado en su traje azul marino y prendido con ardor de su tabaco, un suave aroma a lavanda confundido con el olor del tabaco se disipa con frescura a su alrededor. ---Viene con sus dinamos recargados, piensa Manuel, mientras se levanta y dispone de una silla reforzada para quien viene a refundar el mundo, al menos a tratar de organizarlo.

199

Se me ha perdido un bastón de caucho, con puño dorado que deja traslucir que es de cobre, recuerdo de un amigo de todo mi aprecio. Quien lo tenga debe cumplir el deber de devolvérmelo, sin que yo lo gratifique, porque no estoy dispuesto a pagar por lo mio y mucho hago con guardar el secreto de quien me lo entregue, pagar este aviso y no dar parte al comandante Gedler, pues presumo que se trata de un hurto.

Guerras de AnicetoGUERRA!

Aniceto Eusebio Serrano El Tipógrafo, 1897

He publicado mi protesta en la prensa, al grito de ¡GUERRA¡ Cómo van a robar un bastón, que se supone ayuda al desvalido, que se emplea por necesidad, no por mera vanidad, que además es un obsequio personal. Nada de patiquín, vestido de blanco con bastón y sombrero de pajilla. No, una necesidad. ¡No, ni que fuera el bastón de Esculapio¡ En el mismo teatro, en pleno acto, a algún ladino no se le ocurre otra cosa si no, al quedar a oscuras, ¡zuas¡, quedarse con lo que es ajeno---, replica Aniceto en contra de lo que supone una verdadera profanación, un sacrilegio, ¡no digo yo¡, un obsequio tan apreciado. ¡Yo lo tengo preparado. Vuelve a suceder, en cualquier momento, le cambio la fecha y lo vuelvo a publicar!

200 Alexis Fernández

---Depende Manuel, depende de cuáles sean las ideas, el ideario político, que funda ese poder. Un poder que libere, un poder que no oprima, ese es el gran proyecto. ¡Un humanismo, un humanismo bien fundado propongo¡ ¡Humanitas y litterae¡ Filantropía y estudio de las letras clásicas, abnegación y disciplina en el estudio de la antigüedad clásica y si el bien nos falla, se nos trastoca el mundo, nos quedaremos contemplando el infinito como los griegos. Se trata de exaltar el espíritu en el cultivo de las artes liberales, el trívium y el cuadrivium Manolete, y luego de limar esas herramientas, el cultivo de la biografía, el diálogo y la epístola que son renglones y

---Es una manera de decir, que mientras más avanzamos en el concierto de las ciencias más egoísta nos volvemos. ¿Por qué, me preguntarás? Porque el desarrollo de esa ciencia y de esa técnica, implica poder y el poder envilece, nos hace egoístas y el egoísmo todo lo pervierte, responde Manuel.

---Hemos sido unos románticos y no creo que dejaremos de serlo, dice Aniceto, levantando la vista del periódico y aguzando la nariz, para atrapar el olor a cacao batido con molinillo de madera y servido en vasijas de barro que Isolina prepara en el fogón de leña del traspatio.

---Ya aparecerá Aniceto---, responde Manuel, ocupado en trazar los planos para una construcción que desarrollará en la esquina norte de la plaza Bolívar, suponiendo que el anhelado bastón ha quedado olvidado en alguna trastienda de la ciudad.

---Además, con esa proclama cualquiera regresa el báculo, añade Manuel mientras Aniceto ojea el matutino donde ha publicado su decreto. El ruido de los carruajes, el deambular de los animales en la calle, el murmullo que se acrecienta en la plaza y en el boulevard, alerta el día que ya despunta sobre la fronda de los almendros y tamarindos del patio.

---¿Cómo es eso Manuel?

La Casa de la Bahía

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---El siglo se nos vino encima Aniceto, con sus promesas y desencantos. Nos acerca al próximo venidero que ofrece los más sutiles adelantos y los aportes ingentes de la técnica para ventura de la humanidad; pero el desarrollo del hombre, el alcance del ser, es de una mecánica inversa.

---Un amanecer así con la bahía en ebullición, dice Manuel, percatándose de las copas iluminadas de los arboles, el sol colándose a través de las ventanas, el zaguán de los malabares inundados de luz, es una postal memorable---.

---Nuestro entrañable José Ramón, vivió, escribió y murió tildado de un romanticismo puro. Una biografía pendiente revelaría más su hazaña personal que sus logros como escritor---, dice Aniceto.

---Sí, eso es, una propuesta, pero la cuiditas del asunto es ¿cómo ofrecer esa misma propuesta a un colectivo cada vez mayor?---, se pregunta Manuel.

---Expresa su época, o es su época, la que se expresa a través de él. Y creo, sin salvarlo de tus juicios (muchas veces exacerbados), es el caso del bardo marino. ¡Hizo cuánto le vino en ganas, lució las prendas de su coraje, escribió y murió como el último romántico¡ ---¡Cómo que el último romántico, está por verse¡ Aún hay una racha de arrebatados en nuestra rada. Idelfonso Vásquez, que no es ningún precipitado, lanza sus dardos con el veneno pasional, Sisoes Finol ni se diga, Elías Sánchez Rubio, anda por los fueros, Simón González Peña y el bardo trashumante Ismael Urdaneta, carga la república por dentro así como en nuestra propia casa, dice Aniceto, señalando con

Alexis expresionesFernándezvivas, ante los tortuosos tratados de la teología y las rutinarias leyendas de la hagiografía, esas piadosas leyendas santorales. La cultura debe entonces, crear conciencia, crear conciencia de nuestra historia, crear conciencia del pasado como criterios para interpretar nuestro porvenir.

---Todo hombre expresa su época, a su manera, con sus avances y restricciones, Manuel, indica con énfasis Aniceto.

--- Sin desconocer sus méritos Aniceto, como señalas, fue un romántico que ejecutó sus partituras con profunda entrega, no exento de desgarramientos, alega Manuel.

---Un humanismo clásico Aniceto, sin olvidar el gesto de refundarnos a partir de lo aborigen, como lo propusiera el bardo marino en Anaida e Iguraya y en sus leyendas Los hijos de la Parayuta. Mirarnos desde nuestro propio ombligo.

---Eso debe ser política educativa del Estado, vigilante no sólo de la formación sino de cómo hacer llegar los avances de esa ciencia y de esa técnica a la sociedad. Yo, humildemente, pondero las virtudes de ese humanismo, de ese humanismo liberal---, responde Aniceto, cerciorándose de la hora, para encender sin angustia, su noble puro.

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Aniceto, más con el afán de picarlo (¡la mayéutica y la dialéctica van de la mano¡ señores del verso y la imagen, repetía constantemente) que de continuar con la discusión sobre el valor, del sui generis humanismo, le repregunta distraídamente mientras mete su nariz en la taza que ya les acerca Isolina, ---¡En esa postal memorable de la mañana en la bahía, que ya quieres imprimir, debe olerse en su tinta, la fragancia de esta magnífica infusión¡, dice y agradece con afecto, el gesto a Isolina. ¿Y cómo asumirán, los hijos de Carmela (conste que me incluyo, dice a los bardos entregados a su trabajo), este nuevo milenio?

---¡CuandoManuel.nopor

---¡Testigos de excepción de un mundo que avanza entre dos siglos¡ no habremos bien cerrados los ojos, cuando ya amanecemos ofuscados por una nueva ventolera

una nueva montonera, Manuel, porque entre montoneras y hanventolerasvivido estos servidores de Dios¡.---, replica Aniceto, acompasando su portentosa humanidad y mirando de reojo a Manuel, le pregunta mientras repara la hora, se percata del tictac de la catedral, cuando indica las cinco de la tarde y, opta ya por el elixir, que según su decir, es agua de vida: ---¿Y cómo nos prepararemos para asumir el nuevo siglo, Manolin?

---¡Con una mano adelante y otra atrás¡ Como decía mi padre, porque el limpio, ¡no tiene ni palante ni patrás para vivir, no sólo en vestimenta sino tampoco en bastimento, Aniceto.

---Estaremos con un pie, en el siglo que se va y el otro, en el que acaba de llegar. No habremos digerido ese pasado de cuartelazos a lo topa tolondra (me dirás, depende del cristal con que se mire, mi Aniceto) cuando inmediatamente nos atolondraremos con las innovaciones que ya pugnan por llegar---, indica Manuel mientras observa con gusto el placer de Aniceto cuando sorbe la taza y enciende su habanero.

---, acota

La Casa de la Bahía los labios en trompa repetida, a Guillermo quien corrige con Udón, unas cuartetas y al propio Manuel, que dejando la cámara, desempolva los libros del viejo bardo marino para una reimpresión.

---Jajajaja, tú y tus vainas, Manuel, con un pie en el estribo y otro, en el andén; viajando en un maderamen o montado en un aerostático; entre coliseos sin luminarias eléctricas y artefactos de vistas animadas que no se pueden proyectar y atentos del progreso, pero montado en el potro cojitranco del pasado, como quien dice---, expone riéndose con desparpajo, Aniceto.

203

---En cualquier época, se podrá hacer un inventario de sus glorias y miserias. Pero esta circunstancia, es única---, dice Aniceto… Estas rutas de ultramar del comercio cafetalero, estas embarcaciones que ya construyen y calafatean en nuestro astilleros, estas construcciones que remedan viejas fortificaciones, vestigios coloniales que hablan de un pasado a orillas del lago, las nuevas casas que se construyen en las soleadas parroquias…… las mismas casas de enea, sobre cuatro estacas de nuestros indígenas, que fundaron excelsas nominaciones, estos avances tecnológicos, son un aporte para la economía nacional, nada despreciable para el avance del país---,

--- Ya has visto Aniceto, cómo nos han ninguneado a fuerza de descarados subterfugios…a quién se le ocurre, fusionarnos en el estado Falcón-Zulia, con Capatárida como capital o la peregrina idea de colocar a Cojoro, en la Guajira como capital del Zulia, negando nuestra legitima competencia portuaria---, dice Manuel.

204 Alexis Fernández ---¡Esa si es la cuiditas mi hermanazo¡, esa sí es la razón que mueve al palenque y al engranaje¡, quien tiene dinero, tiene el poder y quien ostenta el poder, vende su alma al mismísimo demonio para entronizarse en él, replica Aniceto.

---¡Nada menos que al mismísimo ilustre americano¡, querido Manolo ---Nos queda, entonces, las expectativas por un mundo mejor. Aún cuando nuestro aporte sea retratar ensenadas, dice Manuel nostalgioso.

Estamos parados sobre un volcán! Y no es precisamente de lava Manuel. Hay un informe que he obtenido de Efrén, el pariente que trabaja en contraloría del estado, un informe cuya credibilidad está garantizada, es del año 1876 cuando él se desempeñaba como asesor. El mismo anuncia que … el subsuelo del Estado Zulia, esconde grandes riquezas. Señala que en Isla de Toas, la piedra caliza, es de una gran calidad y cubre la extensión de la isla y a muy pocos metros del mar, aflora el carbón de piedra, superior a las minas del valle de Naricual en Anzoátegui, que otra mina de carbón de piedra aflora en Tulé, que en las galerías de Misoa hay varias minas de asfalto, conocido por los indios como mene, que en Cabimas hay seis leguas de extensión del mismo material, que otras minas del mismo crudo existen en las carreteras de Perijá, que en la misma zona perijanera, se encuentra cristal de roca y piedra que contiene cobre y unas leguas más allá, en la sierra se encuentran azabaches y otras piedras valiosas, que en Macoa se encontró incienso o ámbar debajo de un banco de arena, que cerca de Lagunillas la tierra resume petróleo y apenas a cinco leguas de Altagracia, en uno de sus potreros, hay corrientes de agua sulfurosa, que en la Boca del Catatumbo, fue descubierta una fuente y laguna de aguas calientes donde destella un relámpago constante sin sonoridades… esto Manuel, es un verdadero volcán que va a cambiar la faz del Zulia, del país y quizás de la

205 La Casa de la Bahía ¡Parados sobre un volcán!

---Indudablementetierra…

Aniceto. Ya nuestros indígenas conocían el mene, empleado por ellos para calafetear sus embarcaciones y curarse alguna herida. Premonitorio Aniceto al advertir que estaríamos muy pronto parados sobre un charco de aceite. Ya en el Táchira, en la hacienda La Alquitrana, se había instalado

Aniceto se hace Doctor en Leyes, un tribuno de verbo encendido y dispuesto a la controversia ilustrada.

---El fondo del alma nos arrasó, Cipriano Castro, “el Cabito”, cuando cerró la universidad en el año de 1904 y su flamante ministro de Educación Eduardo Blanco, le dio el ejecútese a tan ignominiosa acción. El mismo de la Venezuela Heroica y el mismo pajarito que sirvió de modelo al artista Arturo Michelena, cuando hiciera su obra Miranda en la Carraca…los argumentos inválidos, el clima mortal de que la universidad propiciaba el materialismo y el ateísmo, fue más que caldo de cultivo para que prospera tal acción…pero la razón verdadera fue la creencia del ministrico que señalaba que en el país sólo había cuatro profesiones. Médicos a lo Moliere, abogaduchos lisonjeros, una cauda de ingenieros que no levantaban un puente y muchos, muchos teólogos. Era necesario crear estudios prácticos que contribuyeran a la producción económica del país. Entonces, bajo su imperio se cierra la universidad y se crea en la ciudad el Instituto de Náutica, un instituto que no pasó de ser tinta en el papel…

206

Alexis Fernández una primera compañía minera para explotar el recurso. Y en Sucre en el lago de asfalto natural de Guanoco, se instalaba una empresa extranjera… Ojalá y ese volcán como bien describes, no nos arrase el fondo del alma.

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El CRÁTER DULCE ¡Regresas de la noche embrujada de luna!

Rafael Yépez Trujillo De vuelta, Manuel, comparte con la troupe de un circo que visitará la bahía.

Después de dos meses de presentación rutilante en puertos de Centro América, algunos días en Barranquilla, en fraterna visita familiar, invitados por una de las integrantes del circo, hija de padre palestino y madre colombiana, ha invitado al circo a unos días de descanso, ella Maruja, es una maga excepcional, ha corrido por sus calles derrochando todo su ingenio y picaresca sobre sus ágiles pies y cautivantes maneras, aprovechando por supuesto algunas funciones que han sido muy concurridas, han departido una temporada especial cuenta Anastasio su representante legal. Entre bromas y risas, sus rostros agotados y ropas llamativas el personal del circo se adentra en sus respectivos camarotes.

La de la Bahía Mujeres del mar

La luna de noviembre resplandece en el espejo de agua. Maruja, nigromante, prestidigitadora y excepcionalmente hermosa lleva su sandunga bajo un ropaje de luces que trasiega su enigmático rostro de rasgos cautivantes. Mientras el grupo se recuesta, la maga se desliza con garbo sobre la cubierta inundada de luz. Una gata, una víbora, una muy lucida pantera, más nunca una bruja es aquella que se desliza tintineando cada centímetro de su carne. Manuel toma aire, vuelve a tomar aire y se frota hasta el ardor los ojos, el elenco que se desplaza ante su atónita contemplación es el mismo circo ardiendo en sus cimientos, aquello sencillamente es el asalto

Casa

Traes olor de selva y fulgor de luceros, y parece que toda la lujuria del cosmos rebosara en el cráter de tus besos y quemara tus labios con mi labios en la divina comunión del fuego.

Alexis Fernández de la luz que ha querido para su humilde oficio… ¡iluminar una sola fotografía con aquel haz de luz sería la dicha! ¡Dios, si la viera Aniceto, qué pensaría Guillermo!

Toma sus manos y le espeta sin más: ---Siempre serás un niño. Nunca dejarás de asombrarte. Hay mucha luz en tu destino, eh¡, ¡cuidado¡ ¡brasas, llamas a tu alrededor¡…un fuego te rozará muy cerca¡

--- ¡Me ha rozado dirá Usted, Señora¡ Le responde Manuel absorto a ras de sus ---Eresojos. un aventurero, no lo digo por tu estampa, ni en pro de tu lisonja sino porque tienes un pie en tierra y otro en el mar…y ¡Cuidado! ¡Cuidado, chavalo! Tienes el alma rondando en el cielo, siempre en pos de la más fugaz de las estrellas, como quien diría con el corazón siempre en las nubes y lanza sobre la mesa su manojo de naipes ya desplegados en la incertidumbre de un escandaloso destino.

--- ¿Y Usted Mi Señora, dónde aloja su alma? (poniendo en la expresión toda una pecaminosa intencionalidad)

--- ¡Soy una maga que ayer fue una sirena! Vengo de las arenas donde el mar se alejó…Mi nacimiento y muerte están en el mar, ¡siempre renaceré!…quizás en una actriz, en una hechicera, en una bailarina, en una misma sirena. ¡Quizás en una vendedora de sortijas en tu propia rada!, dice con una insoportable picardía cuando convertido en pulpo Manuel lucha con sus mil enloquecidos tentáculos en un mar de insultantes sargazos. La cercanía de la mujer, la luz de noviembre cayendo sobre la embarcación, los tragos que gentilmente Melchor, el negro encargado de una de las bodegas, le ha acercado a la pareja que entretenida intercambia impresiones sobre las aventuras en el mar ante una mesa repleta de naipes y una esfera de cristal, cartas y diarios remarcados con letras caligráficas, hacen que el fuego se intensifique entre la mano derecha que entrelazada bajo el tapiz verde que cubre la mesa y la otra, tanteando más allá la larga falda hasta levantar un orillo de organdí y sentir una ansiada

Habla con dos enanos integrantes del circo, especies de cancerberos de la estilizada Maruja, hará sus fotos al llegar a la bahía. Maruja reúne con su gracia al resto de la tripulación. El turbante dorado, los zarcillos en forma de peces que penden sobre sus desguarnecidos hombros, la blanca blusa anudada sobre su inquietante ombligo, las pulseras en sus muñecas, la ancha falda azul con lunas crecientes que rozan sus pies desnudos instalan una función radiante en plena cubierta. Manuel es arrobado al centro mismo del espectáculo.

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---¡Clarocamarote¡.quelabusqué en las tinieblas del cuarto! Una sola vela apenas si iluminaba la habitación. Una enloquecedora fragancia de hierbas perfumadas se acentuaba cada vez que daba un paso en su búsqueda. Lienzos de colores caían sobre la arrebujada cama quizás dispuestas por sus criados, los enanos. Esa niña, danzó como un cascabel, tan cerca que casi escuchaba sus sonajitas, musitó extrañas como melodiosas canciones, interpretó un drama en un raro parlamento. Era no obstante, la risa más dulce jamás escuchada. ¡Yo creo que esa mujer era una sirena!

La Casa de la Bahía humedad entre bellos y leves movimientos pélvicos, asentidos al vaivén del suave Yoleaje.sereanima más aún, cuando los dos forzudos que acompañan al circo se percatan del intruso que levanta las llamaradas en los ojos de Maruja y casi se abalanzan contra él, cuando los dos enanos trapecistas se cruzan en su camino y fieramente ofendidos, desplazan a empujones a los dos gigantones que regañados y refunfuñando regresan a sus habitaciones.

---¡Y te lo juro!, Aniceto. ¡Por esta cruz!, Guillermo ¡que esa jodía mujer no apareció durante toda la noche!, ¡se esfumó!---, le ha contado a los parientes que se deshacen en conjeturas ante la desaparición de Maruja cuando el empresario trashumante ya estaba a punto de poseer aquella maravillosa criatura y además, ¡hermanos, en su propio

La risa de Maruja conduce a Manuel a su recámara, los enanos trapecistas hacen guardia, Melchor festeja acercando una botella a la pequeña despensa del camarote, la luna desaparece en su esplendor los contornos del lago. Manuel poseído se adentra en terreno prohibido, acuciado por las recomendaciones de Carmela y la tía Delia Durán, “---¡Cuidado con las mujeres de la noche, y más si ellas son del mar!”, decía la una, “---Cuidado con las mujeres de la costa. Llevan la luna en su alma y el sol encarnado en su corazón…muchas padecen de una pulsión en sus entrañas que enloquece a los hombres!” repetía, la otra casi al unísono, cuando de viajar el mayor de la casa, se trataba. Sólo el recuerdo de Isolina emergía en defensa del viajero, “---¡Lo que abunda, no hace daño!---, le había dicho cuando las mujeres de la bahía levantaban sus hombros y hacían guiños con sus labios en flor, ante la cámara del salón fotográfico y reían de placer ante las galanterías de los entusiasmados fotógrafos.

---¡Te caribeó el negro Melchor! ¡Quizás que brebaje puso en ese trago¡. ¡Se la echó al pico y tu buscando sirenas¡ ¡De verga si no es la vendedora de baratijas que vi

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---¡Se quedó dormido hermano! Las magas bajean como las serpientes, afirmó con precisión farmacéutica Guillermo. Realmente no sabe si en verdad durmió con la maga, si en los embates del amor se lanzó al lago, si se deshizo en una de sus encarnaciones, si regresó al desierto donde antes anidó el mar…Un pendiente de oro con la figura de un pez, se desliza entre su ropa cuando desempaca el equipaje, un guiño a Isolina que lo recibe acalla las vocesEldisonantes…Cráterdulce, así llamó Rafael Yépez Trujillo, la presencia de la fascinadora Algunamaga. vez lo reuniría en un volumen. Quizás los llamaría Cascabeles, por su naturaleza misma, una serie de textos dedicados a ese íntimo fuego… Deliberadamente estarían ofrendados a esa hechicera que permanente recorría nuestros puertos, con todas sus gracias en la pulsión de sus encantamientos… Mujer astral, mareada de luna, venida de la noche con toda la lujuria del cosmos. Un abrazo fraterno otorgué al sobrino que convertía en verso, la rabia, la burla y las reconvenciones de la casa.

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Alexis Fernández ayer en el mercado! Te aseguro que esa bruja durmió con él y ni una lucecita de bengala trajiste del espanto, replicó Aniceto enfadado con Manuel.

de 1895

211 La Casa de la Bahía

Las cartas a Stevenson o el carrusel itinerante (Correspondencias, notas para esquelas que jamás fueron enviadas, fragmentos de un diario que remotamente pensaba concluir)

Cartas a Maracaibo,EstimadoStevensonStevenson:23demarzo

Esas notas que te refiero Stevenson, dispersas como me has dicho, intentan recobrar esos pedazos de alma que han quedado disgregados en las veritas y vericuetos de la ciudad. “---!Mi primo patético… ahora quiere hacer un recuento de la acrópolis!---”, me ha endosado Aniceto que bien sabes, sufre de sus flujos y reflujos y luna y marea calza sus mismas ciclos, ¡está que lanza sus dardos a granel!. Es el primero de la cuadra en inventariar desde el número de carruajes de mulita hasta el último almacén instalado en el puerto. “---¡Escribes Manuel, un cuadernillo decimonónico plagado de costumbres!---”, me ha dicho Guillermo, quien continua descubriendo el parnaso en las memorias del abuelo Jeremías. Entre esas imprecaciones y los rutinarios recorridos por la ciudad, en realidad,

212 Alexis Fernández Casas de baños de Los Haticos y Vista de Maracaibo

La Casa de la Bahía ¡asombrándonos ante cada atardecer como si fuera el último! y, ¡aspirando cada amanecer como si fuera el primero!, he tratado de expresar su ritmo, su color –sí Stevenson, la luz que se afianza y acentúa sus contornos, su gente con un pie atrás en la herencia de país guerrero y otro adelante, en el hallazgo de una ciudadanía comprometida, sin terminar de convencerse en qué época realmente vive. Sus mujeres, ¡en el garbo y gloria de su posesión!, quisiera ya morirme, desde la ternura y calor de las madamas de la casa hasta los juveniles hallazgos de la calle. Sus casas y aposentos (cuyo color es más el destello de su luz) siguen retando la más entrañable imaginación. Sí, trataré de recoger esos fragmentos de nuestra vida en la bahía, caldeados por ese fuego interior de pretender conservarlas, me aterra ese paso fugaz de las horas sin el menor interés en nombrarlas, decirlas de alguna manera, fotografiarlas, o matizarlas en el caso de los amigos artistas que hoy como siempre nos acompañan en este recorrido por la ya entrañable ciudad.

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214 Alexis Fernández Estimado Maracaibo,Stevenson:17dejunio de 1895

La sultana del Caribe como bien la nombran los viajeros italianos que recalan por nuestras costas asombrados ante las maravillas del trópico, es un recodo de esta rada que con su calor insoportable y su voz beligerante, nos reconforta ante el desconcierto y la premura de no atraparla en una memoria compartida. Están de remate nos ha dicho tu querida tía, quien además te envía mil bendiciones y un abrazo.

Así, cómo los he ido asentando han ocurrido. Este amanecer, ¡me quedo corto al describírtelo!, es no sólo grandioso sino ensordecedor. Ya a las cuatro de la mañana el bureo o la jarana como dicen Isolina o Lino, respectivamente, cuando de ir al mercado se trata, son grandiosos. El murmullo de las olas en los muelles. Las aves revoloteando en los desechos. Los trajineros (tiznados de negro hasta el cansancio) confundidos en un solo movimiento, en el desembarque y reguardo, de los sacos de café en los almacenes de la aduana. Una cauda de estibadores cargando y descargando mercancías de todo género, de las embarcaciones surtas en el puerto. La rebatiña entre vendedores y compradores que van desde una onza de carne de res, pasando por la compra de conejos, palomas, carne de cacería hasta licores de contrabando, es una feria permanente. Nos adentramos bien temprano en ese mundo que levanta sus anclas con el mayor desenfado y así como levanta palios y toldos, recoge bien temprano sus andamios y la ciudad portuaria queda a nuestras anchas para el ya cotidiano recorrido que hacemos cámara y trípodes, caballetes y utilerías de pintura, al hombro, para recoger este banco de arena, aquel destello sobre las olas, los decimistas y bohemios agarrados de una botella, los balcones con panorámica al lago, alguna lavandera resegada, los restos de las ventas de pescado así como toda una galería de desperdicios que las olas llevan hasta la orilla donde estos hijos del lago, en voz de Aniceto, prometen inventariar la ciudad.

215 La Casa de la Bahía Notas para Stevenson, Maracaibo noviembre de 1895

Fu un contraste fabuloso. Este lago bordeando los sueños y en la distancia un paisaje que me subyuga. Esas colinas arrasadas en la niebla se aposentaron en un sueño que fui develando físicamente. Puedo tocar su humedad con sólo extender mi mano…

---Todapalomas…narración,

Todavía tengo las montañas en mis ojos. Nunca había visto tanta naturaleza, no solo poseso del caserón, sino del árbol, la piedra aledaña y la nube juntos….Tengo un dédalo ante mis ojos que hunde sus entrañas en el mar (y te pido Stevenson no hacer distingo entre mar, lago, río, todo fluye desde los pies hasta mi sueños y todo ancla y leva según el oleaje de la sangre que corre en mis venas) cuando intento ordenarlo naufraga, en algún lugar el mundo se ha fracturado y no sé dónde…

…manual de civilidad y etiqueta, ese espécimen remedado en puño y letra en compostura de gente de la Bahía y calcado con seguidilla sentimental en cuplé de ultramar… de pura ganas que tenía otro destino, no el que las circunstancias me otorgaron, sin embargo no sin dolor, extrañado, pero con un cierto esplendor, asumí los retos que devengó la muerte de José Trinidad Trujillo. Sólo en su recuerdo me daba placer construir las redes del mundo que él había echado al mar (al campo de batallas que diría Carmela…) y el entrañable fervor que significó esa casa que ha crecido por dentro como un árbol de no sé cuantas raíces…

La fotografía no es sólo un aliciente, es un oficio entrañable, es un documento por demás…quizás envejezca recuperando crepúsculos… y con los amigos artistas, grumos y esplendores de la luz…frontispicios de templos y cornisas cagadas de que no es éste el intento, es como una ciudad y toda ciudad es un laberinto---, me ha dicho el abuelo Jeremías. Las fotografías hablan tanto como una novela bien escrita, allí están disgregadas sus claves. En ese claroscuro están integrándose los distintos planos de la realidad. Evidente, elusiva, la otra cara de la moneda debe completarla el observador que implicado juzga sin censurar su propuesta, he anotado con fervor en mis breves escritos. ---Escribirás en el diario (esas notas dispersas como has dicho) o escribirás las cartas a Stevenson, que al fin y al cabo es lo mismo. La única diferencia estriba en que el diario es, a diario, y las cartas a Stevenson, ¡cuando te salga del forro Manolito!---, ha dicho entre risas, Aniceto, picado por conocer el contenido del diario o de las cartas al primo isleño.

La pasión por los mapas, las cartas de navegación, las aplicaciones de los sextantes y brújulas, fue la amena conversación que con Julio Arraga y Manuel Puchi Fonseca, ante la ganada experiencia del capitán Leiva, la no menos interesante conversación del presidente del Estado, Teniente

Estimado Stevenson: Me convertiré Stevenson en un empresario trashumante, en un señor empresario como referirá la prensa de la capital, en el mes de agosto, llevaré el vitascopio a Caracas, al teatro Municipal, regresaré a funciones en La Guaira, en Puerto Cabello, pasaré luego a ciudades tan distintas como distantes, arribaré a Maracay, proyectaré en Valencia y ya adelanto las conversaciones para presentar las vistas en UnBarquisimeto.díaasoleado y una noche, más o menos tempestuosa (mareos y vómitos de algunos navegantes, incluido quien suscribe) hasta el mediodía del siguiente día, navegó el vapor Maracaibo, bajo el mando del capitán Leiva, para arribar a las costas meridionales, las de sotavento, de espaldas a los alisios y donde el mar se regocija en su calma, para cedernos esa tierra de gracia que es Curazao. Alejarse de la ciudad que se eleva en sus torres y edificios tras las distintas embarcaciones surtas en el puerto y cuyo nombre está inscrito en la misma embarcación que se aleja, la torna realmente entrañable en el recuerdo. No olvides la sentencia de Aniceto, ¡la herradura del lago es un verdadero imán, te atrae apenas das la vuelta. El viaje inicial, en el esplendido vapor, de ¡1200 toneladas! ¡Supera en mucho aquellas barquichuelas que casi naufragan en la Barra! (esto lo ha repetido con vivo orgullo el insigne capitán Leiva), de la línea D Roja, una de las casas alemanas aposentadas en el Caribe que administran el trasporte marítimo, lo he compartido con los dos grandes amigos de infancia, Julio y Puchi, los dos estimables pintores que viajan a Italia.

216 Alexis Fernández Caracas, 29 de agosto de 1896

Mampostería, acero, madera y vidrios de colores ejecutó en la obra de ese teatro ¡a la italiana! en forma de herradura privilegiando la visión frontal del espectáculo, favoreciendo al público, ubicado en distintos niveles. ¡Cómo ha sido llamado teatro Municipal a partir de 1888! Tomarás el ferrocarril, Manuel que te llevará de La Guaira a Caracas, allí también he colocado un grano de arena, dice sin el mínimo asomo de vanidad, sencillo, locuaz, es otro compañero de viajes. Nos refiere lo grandioso de su ejecución, una verdadera proeza en medio de un terreno montañoso, colindante con el mar y precipicios de terror. Nos comenta las contribuciones del ingeniero jefe John Hudson, en la solución de verdaderos retos del arte de la ingeniería, como fue el caso del renombrado ZigZag, de arriesgada acometida, una de las estaciones, que permitía el encuentro de dos trenes, uno que bajaba, otro que ascendía, así como importantes ahorros en la ejecución de la obra, al rectificar puentes y empalmes, de peligrosa realización…

El ingeniero Jesús Muños Tébar, nos refiere que él ha contribuido a culminar el teatro Municipal de Caracas, donde pretendo presentar el aparato de las vistas, gustoso del espectáculo que ofreciéramos apenas una semana en el teatro Baralt.

217

El recuerdo del telescopio enterrado en la arena es motivo de bocetos y poemas echados al mar. Puchi desenfunda su guitarra y entona Fratelli d`Italia, la canción del poeta Goffredo Mameli, que se convertiría en himno de Italia. Arraga por lo bajo me ha confesado que está dispuesto a anotar el más mínimo detalle de su viaje al exterior. Por mi parte le reitero, lo que he venido haciendo cada tarde. Además de las fotografías, tomar nota, tomar nota de la ciudad y su movimiento ¡tomar no sólo fotografías, sino tomar nota de cuanto bicho se mueva delante de nuestros ojos!---,

Una sucesión de hechos que nos cede un mundo íntimamente conectado, es aquel que ahora en pleno viaje se desarrolla en el amplio salón del confortable vapor.

La Casa de la Bahía de Ingenieros, Jesús Muñoz Tébar, quien ha logrado enviar a los dos artistas a formarse en tierras itálicas, aligeraran el trayecto hasta Curazao. ¡La isla de los Milagros!, ¡la Ihla da Curaçao!, ¡la Isla de la Curación!, esa prodigiosa tierra que ha curado a tanto marinero de las insanias de la mar, según nos afirma el capitán Leiva, quien repite en papiamento, con una inusitada alegría, tout makaku sa kua palu nanta subí, tout makaku sa kua palu nanta subí, mientras los prácticos acercan la embarcación al puerto.

Cómo el teatro de la capital, se llamó al inicio teatro Guzmán Blanco, cómo se ha inaugurado con la representación de la ópera Il Trovatore de Giusepe Verdi, interpretado por la Compañía de Ópera Italiana Fortunato Corvaia.

Cómo el tren se empina desde los 8 metros sobre el nivel del mar en La Guaira hasta los 911, en Caño Amarillo, ya en la ciudad de Caracas. Cómo para refrescar las locomotoras, se han construido cinco paradas de agua, donde los mecánicos aprovechan para enfriar la máquina.

218

¡Para qué referir mi asombro, Stevenson, aquello es obra de la ingeniería moderna

Alexis recuerdoFernándezenprocaz

lenguaje la beligerancia innata de Aniceto, que como bien sabes, Stevenson, es capaz de coser un flux entero en cuerpo ajeno. El fragor del anclaje aumenta con el resto de embarcaciones que elevan anclas y otras que alternan en el muelle. Curazao es un rumor de mil aromas y coloraciones marinas que aturden de entrada, luego ese oleaje se convierte en bálsamo que adormece. El sol que restalla te despierta más de una vez, antes que aparezca la ciudad indómita que ya no te permite el sueño. Una suerte de isla encendida que se resiste estoicamente a desaparecer ante las olas, se sacude fieramente ante los embates del mar. ---¡Y esto es sólo el comienzo! dice Puchi Fonseca, realmente aturdido no sabe si por la resaca de los tragos, o la resaca del viaje. Después de siete días de haber dejado el puerto de Maracaibo, llego a Caracas. El trayecto de la Guaira a Caracas en el ferrocarril es un verdadero milagro, recuerdo las palabras del ingeniero Muñoz Tébar, ¡es una obra maestra! Un verdadero milagro de la mecánica, pienso ahora cuando ya la máquina enciende sus ¿Cómo,calderas.después de atravesar túneles y puentes en la montaña y bordeando la costa, se llega a Caracas, no lo sé? Afortunadamente, un joven inglés, les ha cedido amablemente, su lugar a una señorita y a su abuela en asientos de primera. Comparte conmigo, los dos de segunda que han quedado vacantes. Es ingeniero, trabajará en la obra, va a reemplazar a su padre quien ha enfermado gravemente en Caracas. Con un dominio proverbial del español, me habla de las nueve estaciones, infringiéndole a cada una de las localidades su particular acento: La Guaira, Maiquetía, El Rincón, Curucutí, ZigZag, Boquerón, Peña de Mar, Cantinas y Caño Amarillo, ya en Caracas. El tren entra y sale de la montaña como un río que corre a la inversa. Un engranaje de ruedas, vagones y furgones, sobre dos rieles, impulsados por unas turbinas a vapor, adentrándose en la montaña, es de una experiencia sorprendente. Un ascenso, a veces vertiginoso, otras lenta y monótono, de máquina desgajándose y remontando la cuesta, anoto a la brevedad, ¡si salimos vivos de este carrusel cuando recuerdo la angosta separación de los rieles! te juro, Stevenson, te escribiré in extenso, pienso mientras escucho con atención aquella maravillosa descripción.

La Casa de la Bahía que ya pisa los talones al nuevo siglo!

En atención al punto del vitascopio, El Tiempo, en su edición del día martes, 4 de agosto de 1896, ¡me sorprende que ya lleguen al número 1011, cuando nuestro Rayo de Luz, apenas si alcanza los 21 ejemplares! refiere así la visita de cortesía que he dispensado al periódico: Ha llegado a Caracas, el Sr. bachiller Manuel Trujillo D., con el objeto de exhibir el Vitascope, última invención de Edison. No tiene todavía teatro, pero se trata de una verdadera brujería de la mecánica. Vaya ocurrencia, agradezco la receptividad a la presentación del aparato en la ciudad, me hace gracias la leyenda, pero una verdadera brujería de la mecánica, me sabe a circo de medioevo, cuando ya estos aparatos de la imagen han sido desacralizados por nuestro Aniceto Serrano Durán, ante nuestras propias narices.

Estoy en la cuna del Libertador y camino con el orgullo por sus calles. Calles empedradas y altas torres y edificios con balcones. Sauces y apamates, rosales y heliconias, crecen en conjunto en quebradas y puentes, calles y plazas adoquinadas.

En la plaza Bolívar, ante su estatua ecuestre, recuerdo las palabras de mi padre, “No habrá paz en el país hasta que no se acuerden los proyectos de Bolívar”.

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Aprovecho la ocasión para consignar, ante la redacción del periódico El Cojo Ilustrado, algunas fotografías anteriormente solicitadas. Entrego las fotografías de las estaciones del Gran ferrocarril del Táchira, Lovatera y Quebrada Amarilla, en la vía hacia La Dificultad. Adquiero papel y tinta, encargo de Aniceto y Guillermo, que han quedado al frente del Salón Fotográfico.

Hace sólo quince días, se ha presentado en el teatro municipal de Caracas, la obra de Arturo Michelena, Miranda en la Carraca, donde el presidente Joaquín Crespo rinde honores a los ochenta años de la muerte de Francisco de Miranda.

Me impresiona ese entrañable lienzo donde Miranda, recluido en las mazmorras de la Carrara, luce atado a una cadena y apostado de sus libros. Vestido de frac negro, pechera blanca y pantalones caquis, luce de una expectación insoportable, recostado sobre su mano derecha. Una mirada doliente y descorazonada, empaña el rostro del héroe precursor. Pienso en Julio y Puchi, en sus obras sobre los héroes de la patria. Me hubiera gustado sus impresiones sobre este óleo recién expuesto. Me refieren que el modelo que posó para la obra, es el escritor Eduardo Blanco.

En ese mismo teatro presentaré el vitascopio, donde hace apenas quince días expuso el maestro Michelena, quien ha recibido justo reconocimiento de la magna obra.

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Alexis Fernández Y al día siguiente, El Mundo, es decir, el cinco de agosto, enuncia así en una de sus páginas: Vitascope ó Vitascopio (figuras en movimiento) en breve será exhibido este aparato curiosísimo, último invento de Edison, según nos informa el empresario Manuel Trujillo Durán, el espectáculo es de gran mérito y tendrá efecto en unos de los teatros de la capital. Próximamente se anunciará su inauguración. Sí, Stevenson, no será hasta el 28 de agosto cuando presente a la prensa; las proyecciones que han aumentado de número, al recibir en La Guaira, el envío de nuevas vistas, después de aguardar la oportunidad propicia, y luego de solventar problemas de adaptaciones eléctrica… presentaré entonces, a partir del día cinco de septiembre, las primeras vistas exhibidas en Maracaibo, tanto como las nuevas, en el teatro Veroes, Un taller de barbería, The Corbett-Curtney fight, incendio de Nueva York, Mariposa Blanca y Baile de escoceses. Así puntualizó El Tiempo “…sólo faltaban los fotógrafos y los mecánicos, aunque se trataba de un colmo de la mecánica y la fotografía. El éxito fue inmenso. El público exigió el bis de algunos cuadros. Nos cansábamos de admirar la divina mariposa coreográfica que parecía un milagro de los colores y de la belleza que esmaltaba la tela del brujo de Menlo Park”. Mientras El Derecho centraba su atención en las gracias desplegadas en la cinta La Serpentina que también había despertado elogios cuando se presentara en Maracaibo “…Obtuvieron todas el mayor aplauso, especialmente La Serpentina cuyas exquisitas formas danzaban ante las miradas sorprendidas de los espectadores que trataban de convencerse de que aquello era puramente una visión óptica y no una hermosísima bayadera yankee envolviendo corazones en la tornasolada gasa de sus amplias vestiduras. Hay en esa amplitud de gasas de la danza serpentina, un no sé qué excitante y perturbador que habla directamente al espíritu. Las desnudeces castas, por decirlo así, que de vez en cuando se transparentaban a través de aquel oleaje de velas multicolores son más apreciadas que la exhibición completa que de sus galas hace de falda corta y mallas…” La reacción, Stevenson, un público culto, impresionado de las proyecciones, llegaron a pedir nuevas presentaciones.

221 La Casa de la Bahía

He presentado las vistas en los puertos de La Guaira, en Puerto Cabello. En Valencia donde la calidez y cordialidad de su gente me pareció sorprendente. El viaje nuevamente en tren, ahora en el Gran Ferrocarril, el tren de Valencia, o el tren alemán, como también se le llama para distinguirlo del tren inglés (que así nombraban al tren de La Guaira-Caracas), acorta verdaderamente las distancias en este mar de montañas y llanuras. Si aquel es un milagro de la técnica, este es un portento de la ingeniería. Cómodo con sus treinta vagones para pasajeros, ciento y tanto para carga y otros treinta para transporte de ganado, con sus velocípedos, sus trolies y gruas, recorre 186 kilómetros… Un andamiaje de hierro que recorre al país en la factura de un rentable negocio para las firmas extranjeras y un beneficio para quienes administran sus rentas. Quienes cultivan ven exiguas ganancias cuando logran trasportar sus Sí,productos…Stevenson, una cordialidad que llevaré siempre en el alma. Desde sus periodistas, sus diligentes encargados del teatro Municipal, las atenciones de la dueña de la pensión donde finalmente me he alojado, son dignas de mi mayor agradecimiento. Entrañable estos ambientes propiciados por las pensiones, estos viejos caserones, convertidos en gratos hospicios, donde ancla un cálido ambiente familiar; luego del extenuante viaje, las infaltables vicisitudes, los retrasos y demás imprevistos, es un regocijo bajo la luz de una adorada como languidecente lámpara, revisar el itinerario de viaje, los periódicos y revistas locales, las notas y esquelas que escribo con pausa… al día siguiente los periódicos dieron noticias de las funciones acordadas, El Diario, edición matinal, dejó asentado en su hoja: “…Procedente de Puerto Cabello ha llegado a esta ciudad el señor Manuel Trujillo Durán, quien según nos ha manifestado, se propone exhibir en nuestro teatro Municipal <<El Vistacope>>, último maravilloso invento de Edison…” los días siguientes nuevamente El Diario, promovía el espectáculo con solicitud: “El Señor Trujillo, propietario de este maravilloso aparato de Edison, se propone dar otra función el jueves próximo, atendiendo a la excitación de varias personas que no pudieron asistir al teatro el sábado y domingo últimos…”

Lee detenidamente, Stevenson, lo que escribe el comentarista de La Tribuna, de Valencia, sobre las magnificencias del aparato y la calidad de las vistas: “En las noches del sábado y Domingo último, como estaba anunciado, se exhibió en nuestro

222 Alexis Fernández Valencia, 14 de septiembre de 1896

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La Casa de la Bahía teatro Municipal, el prodigioso aparato del célebre Edison, conocido con el nombre de El Vitascopio. El efecto fue superior, muy superior a las ponderaciones de la prensa de la capital; pues cuando pensábamos ver sombras y movimiento, tuvimos ocasión de observar que las figuras se presentaban de relieve, que se mueven, que viven como si fueran reales. Esto fue causa de que la concurrencia escasa el sábado, aumentase considerablemente en la noche del domingo. El público entusiasmando hizo repetir algunas exhibiciones, sobre todo la de los bailes que conforman mejor que otro la ilusión del espectador, porque no presenta casi solución de continuidad al repetir el movimiento. Esplendido número para una compañía de variedades sería este del Vitascopio”. Sí, la receptividad del público fue encomiable, tanto que hubo que repetir funciones extras bajo un clamor de admiración general. En una de esa ocasiones, apreciadas familias que no pudieron asistir al teatro, solicitaron con la mayor deferencia, la realización de una proyección en una de sus casas. Un entrañable miembro de la familia Bernal Oliveros, había fallecido, no les parecía pertinente asistir por resguardo del duelo, a las actividades del teatro. Fue una cálida velada con las mayores atenciones, de parte del numeroso grupo familiar, con el debido recato que imponía su funeral. Al final no dejó de ser motivo de la mayor admiración, ---¡Qué bendito aparato, José María Bernal, protector de lo nuevo, cómo lo hubiera disfrutado!---, dijo sentida la señora Inés Olivero, para quien José María Bernal, está allí, atento, al desarrollo de la casa. Ella solícita, lo pondrá al tanto de las bondades del artefacto, cómo no contárselo si él, era de los primeros afanosos de tales Abrazosadelantos.dedespedida, abrazos de despedida con los cumplidos del pronto regreso y las cálidas salutaciones.

224 Alexis Fernández

Y ni qué decir, del recibimiento en la entrañable ciudad de Barquisimeto, donde me han informado, gente de la mayor veracidad, que luego de las proyecciones, han inaugurado en la misma casa, una cantina con el nombre del artefacto.

Un país musical como te había referido tu abuelo, de vueltas por estas tierras. Una casa de los pájaros donde se gestan sus nobles instrumentos musicales. Solariegas poblaciones van apareciendo diseminadas en aquella geografía de bosques y montañas nubladas. Café y cacao, caña de azúcar, cueros y frutas se arremolinan en

225 La Casa de la Bahía Barquisimeto, 31 de octubre de 1896

Por recomendaciones de quienes administran el teatro de Valencia, opté por dirigirme de nuevo a Puerto Cabello y tomar el Ferrocarril Bolívar que me llevará de Tucacas a Barquisimeto. Un ferrocarril concebido para trasporte de carga que apenas hace dos años, se ha convertido en transporte de pasajeros. Un ferrocarril minero que cruje, ensucia ropa y equipaje, das más vueltas que un perro antes de echarse, y termina magullando el último pedacito del alma del viajero que se alimenta sólo del prodigioso paisaje que va deparando su recorrido… Café y cacao acarreó durante varios años este ferrocarril que inició su labor de trasladar cobre desde las minas de Aroa hasta el golfo Triste, en el mar Caribe, las minas de cobre de Aroa que habían pertenecido a la familia de El Libertador, aproximadamente doscientos kilómetros de camino de hierro que transportaba la producción minera y agrícola hasta Tucacas, luego en vapor hasta Puerto Cabello y de allí en transporte marítimo para su distribución al comercio internacional. Luego se crea el Ferrocarril Sudeste de Venezuela que va a enlazar con la estación de La Luz de Aroa, lugar donde se conecta con el Ferrocarril Bolívar. Un sorprendente entramado de caminos de hierro muchas veces siguiendo las rutas trazadas para el comercio cafetalero que se efectuaba a lomo de mula o siguiendo las antiguas caminerías de los indígenas…poblados que se desarrollan en las estaciones van compartiendo sus espacios al paso de estos engranajes de hierro…memorable el paso del ferrocarril al acercarse a la estación Duaca, el tren pasa directamente por el Bosque de Guape y se adentra en la ciudad, que cautiva por su sembradío de rosales y palmeras, que ha tenido a bien construir, la administración del ferrocarril, que ojalá y mantenga su ornato, realmente impresionante, para ceder a un recorrido entre poblados y vegetación boscosa, hasta adentrarnos lentamente al centro geográfico del país, un gran centro de acopio de la producción de granos ante la demanda para la época del mercado caribeño y europeo. Caminos de recua y algunos caminos reales entre una vegetación a ratos frondosa, a ratos desértica, con lloviznas permanentes, deja a su paso el ferrocarril minero. Aves canoras prendidas de sus cielos y monos y araguatos colgados de sus ramas.

226 Alexis Fernández sus improvisadas estaciones. La siembra de cocuiza para exorcizar el sisal, como un milagro de sus prodigiosas manos van surgiendo hilos, mecatillos, sacos, paños, artesanías que responden a apremiantes necesidades. En el reposo una trenza de color se convertirá en manto, mas tarde en chichorro, tejidos coloreados con las mismas resinas. Colores y sabores estallan ante tus ojos. Chivacure, Boquerón, El Hacha, La Luz, Aroa, Duaca, El Eneal, suman poblados que estallan detrás de las inmensas arboledas y leves colinas. Una aventura impresionante este recorrido para llegar a Barquisimeto. Como ir abriendo surcos en el paisaje para toparte con una tierra de más adentro, un empalme y cruce de caminos que va penetrando en sus propios surcos hasta arrojarte en el centro de un mundo de acopios. Es como despellejar una fruta, haciendo un círculo con su corteza que jamás logras lanzar, luego desbrozar sus gajos para finalmente después de degustar su pulpa, encontrarte con una o varias semillas fulgurantes que arrojas al surco de la tierra para observarla crecer en calles, plazas y mercados que despuntan surgidos de la bruma, que rumorosos despiertan ante ti… Barquisimeto es una tenue neblina bajo el arrullo del río Turbio, en sus casas contiguas se habla bajo, se escuchan oraciones, se adormece. Temprano algunas farolas han iluminado algunas calles, antorchas de cebo aún humean en viejos portales. Los ladridos y chasquidos en la oscuridad se suceden a distancias… todo se aduerme en un rumor de hojas desgajándose, de aguas desvaneciéndose. El día despierta a una fiesta de los sentidos, todo vibra en medio de la niebla donde se cuela un irrenunciable aroma a café, a estiércol de chivo, a cuero recién desollado. Esa sensación de comienzo, de iniciar el día no ocurre tanto como puertas adentro del país… Nueve horas que se convirtieron en veinte, después de superar problemas de descarrilamiento de uno de los vagones…163 kilómetros que he disfrutado literalmente desgranando paisajes… Las proyecciones ocurrieron en una céntrica casa, diagonal a la botica de Bolaños, precisamente frente a la casa de gobierno reconstruida por el general Jacinto Lara. Luego, me ha informado, un pariente del abate Rodríguez, que ahí estableció, Amato Baldasari, un comerciante italiano, residenciado en Duaca, un célebre botiquín llamado El Vitascope. Sí, estimado Stevenson, un botiquín con el nombre de El Vitascopio, algo de feria quedó con el paso del carrusel itinerante. ¡Una fiesta!, Una fiesta de figuras animadas como ¡al fin!, diría y celebraría en la rada, Aniceto. ¿La acogida del público?

Para muestra, Stevenson, un botón, las ocurrencias publicadas en El Escudo, del día 30 de octubre, son de un inapreciable valor: “Vitascope. Sensacional ha sido en esta ciudad la exhibición de este notable aparato. Antenoche y anoche ha sido numerosa y selecta la concurrencia que á asistido a admirar el efecto sorprendente del nunca bien ponderado Edison. Se han colmado los deseos del señor empresario

Sí, Stevenson, el viejo sueño, que estas imágenes restituyen…. He tomado fotografías. Fotografías del mercado, de los vagones cargados de frutas, de caña, de cacao, de artesanías del sisal, que seguro, sin menguas, seguro te haré llegar… Las convertiremos en postales, memoriosas tarjetas del Salón Fotográfico para la posteridad…

227 La Casa de la Bahía con el éxito obtenido y el público ha quedado plenamente satisfecho en sus aspiraciones de cosas así, que de manera tan bella y prodigiosa hablen al espíritu y á la inteligencia”.

Ferrocarril Bolivar

El tiempo apremia Stevenson. Debo partir los primero días de enero para los Andes, siguiendo lo pautado en el contrato establecido con Luís López Méndez. Cúcuta y San Cristóbal son las ciudades de arribo. Algunas otras aledañas como La Grita y posteriormente en Colombia, la población de Bucaramanga, están en el itinerario de viaje. La intención es llegar a Bogotá y lograr la presentación en el teatro principal de la ciudad. Sí, le extendí la invitación a la compañía de ópera y zarzuela de don Mario Lombardi, con quien compartí los escenarios de los teatros de Puerto Cabello y Valencia, para su presentación en Maracaibo. Ellos continuarían hacia Barranquilla, la prometedora oferta de presentarse en el teatro Baralt, le pareció muy halagadora. ¡Lambardi nunca existió, mucho menos Colombo¡ fue una estratagema para efectos aduanales, la compañía de don Mario Lombardi, presentaba problemas económicos. Era una compañía de operas, más no de cinematógrafo. En Puerto Cabello, luego de las funciones del vitascope y las presentaciones de ópera, departíamos en un botiquín cercano al teatro. Allí se presentó, Bugamelli, uno de los cantantes de la compañía, flanqueado de un italiano de apellido Prandi, quien resultó pariente lejano de Mario Lombardi. Estaba en Venezuela, rumbo a Medellín, y zarpaba esa misma noche. Sin ambages, planteó el negocio, que según él, le resolvería la mitad de su retardado viaje. Nos ofertó un cinematógrafo Lumiere, que según sus propias expresiones, era un “vitascope perfeccionado”. Este podía no solo proyectar, sino a la vez filmar, filmar y proyectar. Don Mario Lombardi, miró desilusionado el aparato, ¿cómo adquirirlo?, si a duras penas, el poco peculio obtenido, nos alcanza para sobrevivir, muchacho. La troupe es sacrificada, pero no deja de ser exigente. Por mi parte, observé con detenimiento el aparato que el señor Prendi colocaba en mis manos. Vi el rostro sonrojado de Aniceto y los ojos escrutadores de Guillermo, diciéndome en qué nueva ventolera te vas a meter. Vi la mirada de Luis López Méndez, diciéndome ¿qué pasó, compadre, con el contrato, pues? Y sin mediar, así sin más, con las ganancias obtenidas, sin afectar para nada, el monto de las ganancias de mi socio, adquirí el aparato que me permitiría realizar nuevas funciones en el mismo teatro Baralt. Es más, en el mismo evento donde la compañía de Mario Lombardi, presentaría su evento de óperas y zarzuelas, incluiríamos la presentación del flamante aparato. Lo de Lambardi y Colombo, fue la firma que acreditamos para compartir escenarios sin entrar en contradicciones con las autoridades locales. No contradecir el convenio que previamente habíamos firmado con el teatro para la presentación de las vistas y con mi socio y lograr de una buena vez, un aparato que superaba con creces este que ya mermaba sus potencialidades ante aquel invento galo que causaba un verdadero furor en los escenarios internacionales. No podía

228 Alexis Fernández Maracaibo, 26 de noviembre de 1896

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El viaje de regreso significó, lo que en el fondo quiere todo viajero. Regresar al punto de partida, regresar a las calles y casas y amigos y amigas que han magnificado esa ciudad, quizás para nuevamente volver a partir. Sí Stevenson, regreso con la sensación de haber cumplido parte de la meta acordada con Luís Manuel Méndez, pero ante todo de haber cumplido el sueño de haber llevado el espectáculo del artefacto de las vista por el país. El peculio obtenido, nunca un gran recaudo, eso sí, la parte acordada con el socio Méndez, está en su lugar. Mi correspondiente lucro, menguado no sólo por haber adquirido, material fotográfico para el salón, sino por las colecciones de libros y revistas, que de seguro aumentara nuestra percepción del mundo, que a decir de Aniceto, “se acorta la vista, cuando no se lee. Se empequeñece el mundo sin libros”. De eso se trata, intentar comprender este mundo disonante que sin mengua día a día, añade nuevos acontecimientos y adelantos, así como nociones y conceptos en los distintos campos del saber. Nos quedaremos pequeños ante el avance de la ciencia y no nos alcanzará la vida para terminar de interpretarla, estimado Stevenson. De las festividades, de sus infaltables corrillos, ya te informaran los inexcusables parientes (que nunca faltan a su compromiso de ponerte al día con los más inverosímiles cuentos) si no fuera por ellos, viviríamos en el limbo, todo lo acomodan a la medida de su lengua. Pero, a pesar de todo son adorables. Tienen entrañables historias…

La Casa de la Bahía actuar de otra manera, a sabiendas que me amarraba a un contrato con quien ya había logrado una sólida amistad. No, no lo adquirí, Stevenson, fue un sueño casi pesadilla que perturbo durante tres días mi ya perturbado seso, como diría Isolina…

230 Alexis Fernández

231 La Casa de la Bahía Cúcuta, marzo de 1897

Nuevamente en un vapor, ahora en el Vapor Los Andes, donde había trabajado como administrador ante la inesperada muerte de José Trinidad y donde navegara cuando cumplía compromisos con la compañía de electricidad, solicitado para tratar de solventar problemas de encendido en la villa de San Cristóbal. El viaje que ya había realizado invitado por quienes intentaban instalar la energía eléctrica en San Cristóbal, entre ellos Luís Manuel Méndez, quien estaba al frente de la empresa. Residía en los Andes y trataba de llevar el tendido eléctrico hasta la Grita y Rubio, luego de instalar el de la villa de San Cristóbal. Inaugurado hace dos años, el Gran Ferrocarril del Táchira, que cubre la ruta entre Encontrados y La Fría, para conectarse prontamente con el Ferrocarril de Cúcuta, a través del Puerto Villamizar sobre el río Zulia, es la vía que he seguido para continuar con la presentación de las vistas, tanto en esa región del Táchira como en el norte de Santander en Colombia. En San Cristóbal estaba previsto presentar las proyecciones en el marco de la feria patronal, así mismo inaugurar las nuevas instalaciones eléctricas. El mismo Luis Manuel Méndez, me entregó la nota de prensa: “El programa quedó lleno en todos sus puntos, menos en dos; ni la luz eléctrica se exhibió, ni el Vitascopio del célebre electricista norteamericano Edison…”. Las inundaciones y la consiguiente destrucción de los caminos de recua, había impedido el traslado de turbinas y materiales de electricidad comprometidos para la fecha de inauguración. Yo continuaría hasta Cúcuta, proyectaría en la acogedora Villa del Rosario de Cúcuta, hasta llegar por una serie de páramos, serranías y llanuras hasta Bucaramanga.

232 Alexis Fernández Bucaramanga, 25 de noviembre de 1897

Tierra de gracia, ciudad de la gentileza, me depara una estadía reconfortante después de haber padecido de las mil peripecias para haber llegado hasta su benéfica presencia. He sufrido de fiebres así como terribles molestias estomacales. En la maleta, añado con fe, pastillas y algún jarabe con base en hierbas para prevención. El cuerpo responde a esos mejunjes y pócimas que añaden un peso más a mi ya surtido equipaje. Nunca fue más receptivo el público y nunca como el diario El Norte, periódico alguno describiría con lujo de detalles la presentación de las vistas, ¡si hasta el atuendo de las damas fue descrito con la mayor galantería! y hasta ¡el bendito aparato!, como refirió la amable señora Oliveros en Valencia, fue descrito en su funcionamiento!, después de una interesante conversación con el atento como notable periodista. No quiero ser exhaustivo (¡efusivo! me endilgas a ratos) pero te transcribiré en detalle aquella memorable jornada en el teatro Peralta de la gentil y cálida Bucaramanga, de parte del periódico El Norte, el día 22 de noviembre de 1897: La primera exhibición de este maravilloso invento tuvo lugar en la noche del último sábado ante una concurrencia numerosa, selecta y animada que había ido al teatro Peralta en busca de nuevas impresiones. Muchas familias ocupaban los palcos y gran número de caballeros llenaban casi totalmente la platea. En los palcos y en los cortos intervalos que lo permitía el foco eléctrico, interrumpido con frecuencia para el funcionamiento del aparato, distinguimos: Sra. Mutis, traje amarillo cromo, adornos negros. Sra. de Hoftmann, lila claro. Sra. de Barreto, gris, adornos crema. Sra. de Cogollos, fresa…Srta. María Uribe, chaqueta blanca, enaguas azul oscuro. Srta. Puyana, chaqueta celeste y enaguas negras. Profusión por todas partes de colores, de cintas, de encajes, de bellos rostros y miradas centelleantes envueltos en una atmósfera tibia y perfumada. El cuadro que más llamó la atención fue el de las Srtas Shalt en el precioso baile de las palomitas. La Serpentina fue muy aplaudida desde que comenzó, pero el Sr. Empresario tuvo que suspender su exhibición con gran pena para el público porque se reventó la cinta del celuloide donde están las fotografías. La segunda función tuvo lugar con mayor concurrencia de señoras y caballeros. Hubo lleno completo y el público quedó más satisfecho. Las inimitables Elena y Marta, con el andarín Carlos, llamaron mucho la atención. El martirio de Juana de Arco fue muy aplaudido.

233

Obtenidas varias fotografías instantáneas sobre un rollo de cinta de celuloide transparente que gira regularmente debido á un motor eléctrico, esta cinta, desarrollada como cualquiera placa fotográfica ordinaria, viene a servir después para el Vitascope, girando con la misma velocidad, delante de un lente de gran poder que refleja las imágenes sobre un lienzo blanco siguiendo el mismo procedimiento de las linternas mágicas y valiéndose de un foco eléctrico de gran potencia. El día en que este aparato se perfeccione y se combine sabiamente con el fonógrafo ampliado, tendremos una revolución en los teatros y desde América podremos conocer todos los avances del arte escénico de Europa.

Felicitamos al joven Empresario Sr. Trujillo y les deseamos muchos triunfos en sus Elcorrerías.sábado y domingo serán las últimas funciones. Aprovecharlas, Señores! No puede existir mayor lealtad.

La banda se portó bien y reino orden en ambas funciones. El Vitascope nos á venido a otorgar ratos de solaz á probarnos hasta dónde puede llegar la inteligencia, la ilustración y la tenacidad de un hombre.

La Casa de la Bahía En resumen, todo gustó muchísimo, pero el triunfo lo obtuvo La Serpentina que entusiasmó al público. Hubo aclamaciones de entusiasmo y nutridos aplausos.

234 Alexis Fernández La Guaira, 1898

Trataremos de instalar una agencia de importación, en el ramo de la fotografía. En eso he viajado a esta ciudad igualmente portuaria, ciudad igualmente sitiada hace pocas centurias atrás, por corsarios y filibusteros. Noticias de incursiones de Amyas Preston, de la flota de Sir Walter Raleigh, así como tropelías de William Jackson y Michel de Grammont, recogen sus crónicas. Hoy, florece un creciente comercio marítimo. Rondan en los mercados, tanto circos como carruseles itinerantes ofreciendo vistas y panoramas de la ciudad.

---Un sueño, un sueño más, nos dice Aniceto, anhelando no haber sido él, el poeta visionario que escribiera el artículo.

Con Guillermo, he sido nombrado representante de la Revista Científica Ilustrada Hispanoamericana y Luz y Sombras, editadas por firmas fotográficas de Nueva NosYork.anima, el pensamiento del poeta Amado Nervo, cuando en uno de su artículos a la prensa afirma, “¡Oh, sí a nosotros nos hubiese sido dado reconstruir así todas las épocas, si merced a un mágico aparato pudiésemos ver el inmenso desfile de los siglos como desde una estrella, asistir a la marcha formidable de los mortales a través de los tiempos! ¡Cómo sorprenderíamos entonces el vasto plan del universo!”.

Por lo pronto te diré que el cinematógrafo es una caja, una caja negra, no es una cámara oscura, que en sus monólogos (sólo habla él con la envestidura de un magister dixit) Aniceto se ha encargado de aclarar. Posee un mecanismo de arrastre que mueve la película desde el chasis a través de una lente y una ventanilla hasta otro chasis que recoge el cilindro. La lente concentra la luz reflejada en cada cronograma de la película, esto ocurre a una velocidad entre 16 y 20 fotogramas por segundos. Es eso, una caja negra que hace fotos, copia y proyecta. ¿El peso? Sólo 5 kilos de modo que el traslado de la cámara es realmente fácil, y además la puedo operar individualmente, lo que observo verdaderamente complicado es el traslado del Adquisiciónequipo. que hemos hecho en La Guaira. Los representantes de la firma francesa nos han dejado el trípode, varias cajas de película virgen, cajas ajustables en madera para ser cargadas con película y que van colocadas encima del cinematógrafo. Otras cajas metálicas para recibir la película impresionada debajo del aparato, y otras rectangulares para llevar las dos bobinas necesarias para el tiraje del positivo, colocadas también encima del aparato. Además me han previsto de rollos de película impresionada para las proyecciones. Garrafas de reveladores. Latas esmaltadas para el revelado.

235 La Casa de la Bahía Maracaibo, julio de 1900

Con el estimado Alfredo Duplat he adquirido un nuevo aparato. Un cinematógrafo Lumiere que realmente supera en mucho el desplazado Vitascopio. Es una versión mejorada, mucho más perfeccionada de aquel armatoste de contrabando con el que hicimos las primeras vistas, el vitascopio perfeccionado, un rústico como mellado artefacto Lumiere que funcionó de milagros.

Entusiasmado por la presencia de la nueva máquina, no he cumplido en escribirte. La tengo conmigo y realmente me parece sólo eso, un sueño. Refulgente la observo en la alta noche del lago. Las olas que rompen contra la bahía son testigos de semejante inquietud. Insomne. Inquieto, me entretengo en ese imprevisto devenir, duermo a medias (en mis sueños las vistas animadas rayan en el estupor) y despierto más intrigado aún, sólo para observarla, escudriñarla, conocerla más a fondo.

¿El material con qué están hechas las películas? Nitrato de celulosa, altamente inflamables, que está que se prenden solas. Su traslado como la exposición al sol, es sumamente delicado.

Como sabes también hemos intentado con el estimado Alfredo Duplat instalar una agencia de importación en esta ciudad, hemos realizado algunas negociaciones en el ramo de la fotografía y equipos cinematográficos. Con buen tiempo y buena mar, como diría el abuelo Jeremías haremos un negocio que garantice el abastecimiento del salón fotográfico y a la vez surta el mercado local…

236 Alexis CargadorFernándezportapelículas.

Objetivos con focales diferentes. Bobinadora manual. Lámpara de arco (con frasco de vidrio para enfriar y condensar). Provisión de carbones. Cable eléctrico para las conexiones. Bastidor para la proyección, transformable en anaquel de embalaje del material. Como observarás necesitaría un ejército para trasladarnos, empresa que comprometería en mucho el ya gastado presupuesto. Pero la motivación es mayor a cualquier obstáculo.

Pues bien, en la prensa de la misma capital, una de sus páginas da cuenta de ello, y en estos términos, “Tampoco se accede.--- Considerada la solicitud que hace el ciudadano Manuel Trujillo Durán, vecino de Maracaibo, para que se le acuerde la gracia de exoneración de derechos arancelarios a un tren de fotograbado y fotografía que importará, el presidente de la republica no ha accedido a ella, por estar destinados esos artículos a una empresa exclusivamente particular.” Informa La República del 4 de enero de 1899. El paquete no paró allí. No sólo me fue negada la exoneración sino que además fui

He adquirido, con el peculio de las últimas proyecciones en Cúcuta y Bucaramanga, un equipo de fotografía y fotograbado, que bien merecido lo tienen Aniceto y Guillermo, quienes se han encargado después del largo periplo, del taller fotográfico. El anterior era ya un museo de antigüedades. Me mueve, la idea de obtener magnificas reproducciones tanto en el arte de fotograbado como de las mismas fotografías, para desarrollar aún más el potencial del salón fotográfico y contribuir con el desarrollo del arte de la impresión en la ciudad. Pues bien, he solicitado la exoneración de los derechos arancelarios para la importación de los mismos y esta así sin más ha sido negada, ha sido negada argumentado como respuesta, que es una empresa de uso exclusivamente particular, ¡particular la troupe que estos hijos de Carmela como diría la lengua de Aniceto, tienen que alimentar! Además del beneficio de la buena empresa. Creo que no soy un empresario Stevenson y menos aún, un ejercitado hombre de negocios. Mientras siga colocando, la mano en el corazón y no la mente en la razón, como le he escuchado a Isolina, cuando de estos asuntos se trata, seguiré siendo el mismo cazador de auroras de la calle Venezuela.

La Casa de la Bahía puesto preso por evasión de impuestos. Que si el individuo recibió los encargos, de la solicitud que le fue negada por la presidencia de la República. Que si desconociendo la legislación al afecto, contrajo sin consentimiento de las autoridades tributarias, el envío de un tren fotográfico y partes que la integran. Que si no declaró la totalidad de la solicitud y al contrario adulteró la declaración respectiva. Imagínate no más el escándalo y la preocupación de los de la casa…Pero todo vuelve a la calma y el entuerto con abuso incluido, fue solventado.

237

“Por orden del general Castro, recibida en calograma del martes en la noche, le fue devuelta la libertad personal á nuestro amigo Manuel Trujillo Durán. Nos congratulamos con él”, publicó El Fonógrafo, poniendo en orden la casa tanto la de afuera como la de adentro. Y en los preparativos de la boda, con el agravante de la muerte de Juan Bautista Magiollo, también fotógrafo y padre de Atilana. Una ceremonia sencilla, dada la circunstancia del duelo que aflige a la familia.

238 Alexis Fernández Estimado Maracaibo,Stevenson:1903.

Me hacen gracias los elogios de La Tira, La Tira Cinematográfica, el interdiario jocoserio, del estimado Víctor Raúl Sandoval, especialmente la sección La Tira de Peregil, de su colaborador Juan Peregil, cuya declaración es sumamente interesante: “Voy á fundar -nos dice- la información exacta y animada de lo que es la ciudad de Maracaibo, tal cual si fuese vista en el aparato de Edison: hombres de pro y de credenciales, que le den al Zulia fisonomía moral, política, religiosa, artística y literaria; tipos del pueblo, escenas de calle, templos, tranvías y paseos, edificios, &, todo será retratado ó descrito con su vida retroactiva y sus movimientos actuales.

Lo único que no deseo es que mi labor se lleve á mal y que por la desgracia de mi nombre, se me arrime la otra de creerme un conquistador de fama y lustre, pues yo soy Peregil y no Tenorio”. Bien es cierto que Diódoro Alvarado, no es nuestro amigo, no menos cierto es que su lengua vale por dos, cuando de roer en lomo ajeno se trata. Se cree Dios y, además, el gran zángano, cree que tiene al cernícalo, agarrado por las garras. La diatriba entre la gente de La Tira, representada por el digno Juan Peregil y El Obrero, personificado por Diódoro, no es menos interesante. Juan Perezgil, le reclama a Diódoro, sus ácidos comentarios sobre algunas de las vista, al alegar que no son aptas para la familia. ¡Que faltan el respeto al pudor y atentan contra las buenas maneras! Recuerdo el manual de civilidad que impusiera esa tonta como falsa moral en nuestras malas conciencias. No creo que haya sido él, quien puso correr la versión de que el cinematógrafo recién estrenando por nosotros, es una maquina en desuso, ¡un aparato viejo!; tú sabes lo que eso significa, mentir por partida doble. Presentar una máquina vieja, como si esta fuera el último adelanto de la técnica cinematográfica, recién llegada de tierra gala, cómo bien dicen nuestros anuncios en el Fonógrafo, y a la par engañar al noble soberano que nos acompaña cada noche, el público del coliseo no se merece, no se merece una convocatoria para andarles con esas marramuncias. No le cabe en su reducido seso que haya adaptado una linterna mágica al artefacto recién adquirido para lograr una mejor y más nítida proyección… Lo que sí me hace gracias y trasciende la diatriba del demiurgo, es la producción musical del maestro Eduardo Perich, un valse arreglado al cinematógrafo. Un valse interpretado por la banda concertada para amenizar las proyecciones. El cinematógrafo, se estrenará esta misma noche al finalizar la primera parte de nuestro interesante programa…

Y verdaderamente, hay regocijo. Una maravillosa velada en aquella ciudad andina que amablemente se desvela por ver las vistas, compartir el ingenio del cinematógrafo y salir de la diaria rutina… ¡Ha llovido, Stevenson, cómo debe llover en el cielo! Una lluvia prolongada. No, no. Un verdadero diluvio desde Cúcuta nos acompañó a San Cristóbal. Para mayores males. ¡Un asalto! ¡Sí Stevenson, la buena estrella que me señalas no nos alumbró esa noche! Dos bandoleros nos detuvieron en el fangoso e intransitable camino. Querían dinero quizás, no hacernos daño. Lo cierto del caso es que al ver las cámaras y el equipo de cine, quedaron mudos. Uno de ellos, el mayor se volteó y con un puñal en ristre, nos conminó, ¡no a que le diéramos dinero alguno!, si no que muy serio nos espetó, ¡Entonces, ya que Ustedes andan en esto, écheme las cartas, pues! Y ante nuestro estupor, nuestra sorpresa (casi risa más por los nervios que por cualquier otra cosa) lanzó el puñal al zanjón y se perdió tras el peñasco… nos vio cara de tahúres, magos, sí, brujos, brujos, o cosa parecida. ---¡Nos vio cara de hechiceros!---, dijo aliviado Alfredo Duplat. Llegamos tarde, muy tarde, completamente empapados. Un resfriado he alcanzado

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La Casa de la Bahía San Cristóbal, 16 de agosto de 1903 Horizontes (teatro variedades) Iniciaré otra vez el recorrido, sólo que ahora me acompaña el apreciado Alfredo Duplat, quien es un baquiano de estas rutas cafetaleras y conoce más que cualquiera el movimiento social y cultural de esta Cúcuta y villa de San Cristóbal de principios de siglo. En San Cristóbal, el recibimiento ha sido apoteósico, su familia, la casa cural, la gente del consejo de la ciudad, han agradecido la visita y han convocado entre todos a una fiesta en homenaje a la actividad del cinematógrafo. Así nos han dado la bienvenida en el Semanario Horizontes que se realizará en el teatro Variedades: “Procedentes de Cúcuta han llegado á esta ciudad los expectables caballeros Don Alfredo Duplat y Don Manuel Trujillo Durán, quienes vienen á obsequiar a nuestra culta sociedad, con las modernas e ingeniosas representaciones cinematográficas hábilmente dirigidas por ellos. No dudamos que el público en general acuda en masa á presenciar tan bellos y variados espectáculos, los que nos proporcionaran gratos instantes de ventura y solaz. Saludamos cordialmente á los señores Duplat y Trujillo Durán; y les deseamos prosperidad durante su permanencia en el seno de esta ciudad.”

240 Alexis Fernández que me mantiene con fuertes dolores de cabeza. Me reconforta la habitación, las cálidas frazadas, el mejunje con limonada que la señora dueña de posada me alcanza con fervor. La estadía en la posada va adquiriendo esa entrañable añoranza de casa en el camino que anhelaré en futuros viajes. Tomar notas, poner orden ante el carrusel del desplazamiento. Pero la mala racha, no se detiene ahí, hay problemas con la electricidad, la lluvia ha dañado buena parte de las instalaciones que con tanto esfuerzo lograron llevar hasta la precaria estación del teatro. Al final, en memoria del abuelo Jeremías, ¡Llueve pero escampa! El calvario se detiene ante un pueblo entusiasta, atento a las vistas que traen los señores del cine. Trabajamos duro en reponer las averías que presentan las turbinas, reinstalar el cableado hasta las conexiones ubicadas en el teatro. Las respectivas visitas a las oficinas del atento periódico… De nuevo, de acuerdo con la prensa publicitamos nuestro programa: “Anoche – Se exhibió por primera vez el cinematógrafo en esta ciudad. Hubo alguna concurrencia a pesar del mal tiempo. Ojalá que en las representaciones sucesivas, se les de más claridad y estabilidad a las vistas. Delirio del dolor del cabeza. El beso de los viejos. El sueño del astrónomo y la reñida Batalla de Mafecking, merecieron los aplausos del público. En adelante, esperemos que la policía ponga coto á los gritones, esto desdice de los pueblos cultos. En el próximo número ampliaremos. Delirio del dolor del cabeza. El beso de los viejos. El sueño del astrónomo. La Batalla de Mafecking. La Cenicienta. Riña de Gallos. El Trapecio misterioso. Se dio la función a beneficio del templo de la ciudad”. La referencia del periódico “….se les de más claridad y estabilidad a las vistas y al día siguiente señala que “…sentimos que no haya podido dársele buena luz, pues sólo se vieron desfilar las figuras como sombras” es cierto, la deficiencia en el fluido eléctrico propició un mal funcionamiento del aparato. Amén de ello, arreció la tormenta que nos acompañó durante todo el viaje, oscureció lloviendo y así amaneció en los días siguientes…

Para qué decirte del dolor de Florángel, agrupaba los soles de mamá, tratando de iluminar aquella oscuridad. Josefa llenaba sus silencios de novenarios. Isolina se multiplicaba en afanes encubriendo el llanto. La tía Delia, forrada de luto, desandaba en el patio. Lino deshacía sus fortalezas para entregarse a un desconcierto que en sus ojos presentía yo, no lograba descifrar. Otra vez, Stevenson, Maracaibo volverá a marchar hacia un camposanto donde el mutismo se afianzará en rezos y responsos. Su sonrisa, tantas veces evocada en las conmiseraciones de su ausencia, así como su habitual serenidad, ante las imprecaciones de José Trinidad, marcará la pauta de su fortaleza en la conducción de la casa. Con la sutileza de su ternura, ganaba a diario las batallas enarboladas por papá; así hemos asentido en conjunto, la recordaremos en su alegría. Como bien sabes nunca cogió cama, invicta en su serenidad, cuando cayó fue para morir. ¡Nada de llantos! ¡Ningún quebranto! Al final, oramos, sumidos en el mayor dolor.

241 La Casa de la Bahía Stevenson:Maracaibo, septiembre de 1903 Ha muerto mamá. Ya sabes el dolor que embarga a toda la familia. El duelo ha recrudecido en el recuerdo de José Trinidad…sus conversaciones se escurren en el patio, el chasquido itinerante de la hamaca se hace estridencia en las trabazones de la madera, en las piedras de ojo, con iracundia se reproducen sus escaramuzas en el concierto de los aguaduchos. La muerte del abuelo Jeremías, ocurrida hace sólo tres años, era una muerte como esperada, a sus 95 años, refería con ironía o quizás resignación, ---Me despediré con el siglo, les dejo el venidero a Ustedes, que bastantes sorpresa traerá…, y marchaba lento, ya ciego, tocando levemente las paredes. En su incierto andar tenía la impresión que tocaba las paredes para no irse, para aferrarse con dolor a un mundo que había escrutado con sabiduría. La muerte de Carmela, reavivó todo los lutos de la casa. Guillermo, desesperado, trataba de articular aquella casa que se estremecía por dentro. Todavía en sus manos veo el caleidoscopio donde armaba y desarmaba los cuadros de la muerte de papá.

En casa Stevenson, he recorrido otra vez Los Andes y el sur del lago, como fotógrafo para hacer un registro gráfico de las instalaciones ferroviarias para revistas y periódicos tanto de la bahía como de la ciudad de Caracas. El Fonógrafo como El Cojo Ilustrado han requerido buenas fotografías para sus ediciones aniversarias. Arturo Lares como Julio y Héctor Soto y este servidor, hemos realizado un trabajo arduo por las condiciones del clima y la escasez de materiales. Nuevamente en la entrañable como adorada bahía. Hemos ideado realizar una película. Hemos escuchado una a una de las respectivas opiniones. Es una panorámica de la ciudadpuerto, un recorrido por sus distintas instancias y personalidades, la ciudad que hemos inventariado en su engranaje. El mensaje que nos ha propuesto Aniceto, es por demás elocuente En el cinematógrafo de mi memoria tengo cintas medias borrosas… ¿Son escenas de verdad o de sueño?...

242 Alexis Fernández Notas para Stevenson, abril de 1905

---¡Hacer

---Ha inquirido no sin cierta angustia, Manuel Machado. El hermano del poeta, Manuel Machado, ¡tu tocayo Manolín!, que ha lanzado esas líneas a nuestro anhelado ideario: Hacer la película de la ciudad. ¡Esa, la del inventario!, como desdeñosamente has dicho. Nos despertaremos en medio de nuestro sueño y tendremos a la Sultana del Lago rendida a nuestros pies---. Dice Aniceto, armado de los aparatos y haciendo tomas de las calles y establecimientos de la ciudad. la película como en un sueño, donde el haz de luz del foco ilumine el biombo donde discurra la vida…!---, ha dicho visiblemente emocionado Guillermo. ---Sí, Stevenson, es un sentimiento de todo cuanto es; todo cuanto ha ocurrido; todo cuanto puede llegar a suceder. Una visión que las recoja todas en una sola mirada. Es la bahía, plena y mísera, abundante y escasa, de acuerdo al peldaño social, pero es, es en su absoluto. Íntegramente todo su pasado, plena en su presente y todo cuanto puede alcanzar a ser. Allí tienes la plenitud del boulevard, con sus bardos alucinados y embebidos, sus doctores más sabios que el mismo Salomón, ostentando títulos y poses de gran sapiencia, sus damas de alcurnia luciendo bajo

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La Casa de la Bahía sus telas de tafetán el corsé que oprime el talle y recoge sus cinturas y el penacho de sus sombreros más alto que la estatua de Baralt, sus borrachines de décima de aniversario y pide-lo-todo, sus indios empobrecidos con una historia a cuestas que ni nosotros mismos nos hemos atrevido a recoger, salvo las poética parnasiana del venerado José Ramón Yépez y del estimado Udón, sus cineastas y fotógrafos más limpios que bolsillo de empresario trashumante y la cuerda de apoderados de las infusiones que viven el mediodía maracaibero ponderando las virtudes de aguas mediterráneas. ¡Vamos a ver…!, vamos a ver...!, nos decimos casi al unísono. Mientras tanto seguiremos con nuestras funciones en el Teatro Baralt. El Fonógrafo 1903

Una hermosa crónica de la época, ha recogido con una supuesta precisión la temporada cinematográfica, en San Cristóbal, cuando ya desde hacía aproximadamente tres años, dábamos funciones en aquella laboriosa ciudad. “El invento de los hermanos Lumiére llegó a San Cristóbal en 1906, realizándose la primera proyección en el Teatro Garbiras el jueves 21 de junio de 1906. Los empresarios Trujillo y March traían equipos especialmente construidos por la Casa Pathé de Francia. Se establecieron los siguientes precios; siete reales con butaca, seis sin ella y tres reales para niños. Esta innovación trajo la consiguiente participación en esa función de la Banda del Estado dirigida por Alejandro Fernández. Los empresarios mencionados presentan la gran novedad y queda José Jesús Herrán quien es el propietario de los equipos en enero del año siguiente…”. Cierto, Herrán un visionario como pocos adquirió los equipos, ---¡Darán guerra aquí en casa! Estos artilugios iluminaran nuestras noches---, nos dijo sonriente y al año siguiente, firmábamos el documento de compra, ---Un equipo Pathé, inmejorable,---, Ha dicho Régulo March, con más animo de obsequiárselo al señor Herrán que realizar negocio alguno. Le donará instalaciones eléctricas (cableado y swiches, lámparas y bobinas). Como cierto es que desde hace algunos años ya desandábamos en estos predios, trayendo las luminarias y el circo ambulante que traía desde los periquitos de la suerte, las encomiendas de Isolina, los botones de hueso y hasta el cine… !Con razón quien los asaltó, les pidió que le echaran las cartas, si con esa facha parecen unos nigromantes! nos recordaría eternamente Aniceto. San Cristóbal tan cerca del cielo (una geografía de lluvia y montañas) y punto de encuentro del norte santandereano, es una región para no dejar de volver. ---¡Hasta los árboles suenan, ni qué decir de los pájaros!, el follaje, el follaje donde anidan es una selva, dice absorto Régulo March, deslumbrado ante tanta majestuosidad. ¡Cuántos musgos y líquenes, ramas y raíces para la preparación de tanto brebaje, ungüento, bálsamo, emplaste para las dolencias de la edad! ¡Que no viene sola, trae su carruaje de quebrantos…! y en estos páramos cualquier achaque tiene su remedio, que lo otorga la misma naturaleza, desde el frío de sangre hasta la dolencia de huesos, desde el pasmo catarral hasta el resfriado bronquial…cuántos Dictamos desde el real como el dorado, el plateado como el Díctamo de Castilla buenos para tanta afección gripal, como el Frailejón morado y la Salvia Real y la Salvia del Páramo que comprometen el funcionamiento estomacal, se consiguen silvestres sólo con desbrozar la ruta de los páramos…

Nuevamente siento que la posada (una amplia casa teja y bahareque, con un jardín central bordeado de piedras de río y sitiado de helechos colgantes) es el sitio indicado

244 Alexis Fernández San Cristóbal, 27 de junio de 1906

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---No,cabinet…no

La Casa de la Bahía para poner en orden no sólo el carrusel de las películas y aparatos de proyección, sino las notas, esquelas, programas, que aturden a los empresarios ambulantes y que al decir, de Aniceto, son notes journaliste du XIXe siècle, enfermé dan son le hagas caso a Aniceto…la casa en el mar como en la montaña, es la morada para cualquier mortal, reposar no los huesos sino los huesos y el numen, máxime si estos funambuleros cargan un circo a cuestas…dice casi dormido Régulo, mientras enumera las posiblidades de sahumerios y pócimas que deparan estas nevadas montañas.

Cámara Gaumont

246 Alexis Fernández Mérida, 8 de junio de 1907

Después de varios intentos interrumpidos por las lluvias y los pésimos caminos, hemos llegado a esta señorial como amable ciudad. Hemos proyectado en el Salón de Actos públicos del Universidad y logramos amenizar la jornada con la orquesta de Justo Uzcátegui. El Posta Andino, en su tiraje del ocho de junio, no podía ser más preciso: “Del cinematógrafo Pathé hemos asistido á las veladas cinematográficas, y no dudamos en aseverar que este perfecto y fino aparato de los Sres. Trujillo & March, es de lo mejor en su clase. El refleja en el lienzo las cintas más bellas é interesantes con precisión del más insignificante detalle. Entre otras no menos sorprendentes citaremos la gran “Hada de las flores”, cinta que arranca á la ilustrada concurrencia los más calurosos aplausos. El rey del Dólars es sublime, pero es nocivo, ataca directamente los nervios delos Las“limpios”.burlas del Harmiton, son bastantes divertidas. El mago de la noche-El Rey de los Prestidigitadores, con sus extraordinarios y sorprendentes escamoteos, hace poner los pelos de punta. La gran corrida de toros, en Barcelona de España, por el Doctor Luis Manzantini y Bombita, es imposible de buena. Es una regia corrida. Robo de manzanas, es de las travesuras más traviesas que puede cometer un granuja. Esta cinta vale miles de aplausos. El remordimiento, es un cuadro interesante. El amante de la luna, merece los honores del BIS por cien veces”. ¡Para qué más! Régulo March, convencido está que se residenciará en la acogedora ciudad. Su clima de nieves permanentes. Su regocijo interior. Su trato bondadoso. Sus montañas llenas de un herbolario para la elaboración de pócimas medicinales es la tierra donde añoraba pasar su senectud. Nos mudaríamos, era un hecho. Él, se encargaría, además de mantener el establecimiento de las proyecciones, adquiriría un amplio local al lado de las mismas instalaciones universitarias, establecería allí su botica, el negocio de las películas y su nueva casa de residencia. Convencería a su familia en Maracaibo, él estaba presto a recibir a quienes desearan conocer las nieves merideñas en su propia casa.

247 La Casa de la Bahía Cámara Pathé

248 Alexis Fernández Catedral de Mérida, 1904 Avenida Independencia, frente a la plaza Bolivar. Foto A. Bréger, 1908

249 La Casa de la Bahía

250 Alexis Fernández Carteles promocionales, 1907-109

Hemos coincidido en Cúcuta con Carlos Badaracco, un genial hombre del espectáculo. Locuaz, con una pierna que arrastra a causa de un accidente en una embarcación en el río Magdalena, unos dientes de oro y una jocosidad (un tanto parecida a la de Aniceto, pero más ladina) digna de elogios. ¡No sabe el mundo del espectáculo cuántas batallas ha perdido, cuántas veces la embarcación ha naufragado, el carromato se ha incendiado, el circo se ha deshecho, el mago ha dejado el bisoñé con la novia del evento, quien además era la administradora y mujer del dueño del circo, pero lo importante es volver a levantarse! ¡No sabe cuántas veces la carpa se la ha venido encima y él, bañado en colonia, mucha yunta y leontina de oro, con una flor en el ojal, se ha levantado como el ave fénix, en medio de las cenizas...! ¡De punta en blanco, he salido airoso de más de un percance letal! Viajaremos nuevamente a San Cristóbal, donde ya hemos abierto fuego en medio de la Nuevamente,plaza…eslaprensa

la que se encarga de darnos la bienvenida y publicitar la programación: Procedentes de Cúcuta llegan los empresarios Manuel Trujillo Durán, March y Carlos A. Badaracco. Camarotógrafo El amor de la esclava / un film sobre el general Juan Vicente Gómez / hermosos paisajes y escenas de la vida real / Donado el 20 % al orfanato de la ciudad. Y nuevamente, el mal tiempo atenta contra el esperado espectáculo…!Daba grima proyectar en esas condiciones! Y no nos queda otra que con una flor en ojal, de punta en blanco, sin rociarnos en colonia y mucho menos leontina de oro, agarrar nuestros tereques y volver por donde vinimos…

251 La Casa de la Bahía San Cristóbal 8 de enero de 1909

GutenbergNigromante

del bien, funda y modela su arcano sueño, su invención sublime, después que el fruto de su genio exprime tras largas noches de fatiga y vela Udón Pérez, 1909

252 Alexis Fernández

El rugido intermitente de los vapores, al anclar o izar banderas en los muelles; los carruajes repletos de frutos y mercancías en la faena diaria de carga y descarga, en los almacenes de la aduana; las innumerables transacciones bancarias, las negociaciones de los seguros marítimos; la bujía encendida de los talleres y su galería de encargos; el rumor de los tranvías de sangre y el chasquido repetido de los tranvías a vapor en su recorrido por las calles de arena y su desplazamiento sobre los rieles, a veces encharcadas, a veces interrumpido su desplazamiento por animales pastando en sus inmediaciones; el pregón de los periódicos lanzado a los cuatro vientos; las tandas del cinematógrafo y las corridas de toro; el clamor de los alumnos en los colegios y la vocinglería de los revendedores en las adyacencias del mercado, abrían un gran telón de fondo desde las primeras horas de la mañana hasta bien entrada la noche, en ráfagas sucesivas como un !Esocarrusel.erala ciudad! Un gran carrusel, cuyo eje de desplazamiento, se encontraba allí en el boulevard Baralt y en los rutilantes mercados a orillas del lago, las aspas que giraban incesantemente a su alrededor. Los comercios remozan sus ofertas imprimiendo primorosos cromos coleccionables con rostros galos y anglosajones que no pocos atesoran con pasión. ----Nosotros hacemos los propios, semblantes costeños calcinados por el sol,

253

Un olor a café tostado asciende por sus más delgados resquicios hasta colarse en ese gran patio sitiado permanentemente por el sol. El olor a salmuera procura los muelles, se extasía en el mercado y estalla en burbujas de colores bajo la inclemencia solar. Los buches de corvinas, los restos de pescados tasajeados en guacales convertidos en mesas, la sanguaza que colorea el arenoso oleaje, las vísceras de cacerías asoleadas, bajo un manto de moscardones, envuelven en un espeso aroma la brisa salina que zarandea el velamen de las embarcaciones. Es el puerto anhelado que estrena el ajetreo inusitado del nuevo día. Es el corazón de la ciudad que palpita en el tictac del reloj instalado puertas adentro. Maracaibo, la ciudad-puerto engranaba con fruición sus nuevos rostros ---¡Con esta Pepa de sol, quién no se pone pilas!, repetía apretando el paso Aniceto. De vuelta de las montañas andinas y del norte santandereano, hemos decidido, lanzarnos con la idea tantas veces manejada y discutida, del anhelado como pospuesto periódico. Sí de nuevo, la casa de la bahía, su rechinar y olores recrudecen al levantar un trasto o al cerrar una ventana que da al zaguán, al paso del viento que levanta su hojarasca olorosa a malabar y cilantro, jamás dejaba de ser el punto de encuentro donde recalaba según el decir de Aniceto, ¡que ya era mucho decir!, el viajero trashumante que tiene carrera de caballo y parada de burro y nosotros los tierruños que no sacamos un chino a mear, vuelven a encontrarse.

---Contamos con Don Aniceto Serrano y Rafael Yépez Serrano, como redactor y corrector---, digo tratando de saldar antiguas como nuevas heridas, en aquel ya casi hospital de ultramar que la tragicomedia persiste en propiciar.

---No sólo un lenitivo para viejas como nuevas heridas, sólo que no podemos vivir sin su amparo---, aclararía el farmacéutico egresado que era Régulo March, mientras desempolva viejas recetas como facturas que jamás devengaría…

---Tenemos nuestra asesoría jurídica, que bien acredita más de un litigio---, profirió ceremonial el Doctor Aniceto Eusebio Serrano Durán.

La Casa de la Bahía si no pregúntenselo a Isolina, dice sonreído Aniceto.

---Todos regresábamos a su alar, a su sombra benéfica. Un bálsamo que cura nuestras heridas, aún las más añejas---, había sentenciado Guillermo en la validación de su pericia boticaria y excelso verbo.

---¡NO JODA, sin más vueltas de tuerca, nace Gutenberg! ¡Salud!---, dice Aniceto.

Un periódico en gran formato, abierto a las más disímiles opiniones (al menos eso creíamos desde el primer momento) procurando conjugar la información oportuna, el buen criterio y la irrenunciable manía de incluir las más novedosas ilustraciones ya sea en grabados como en fotograbados, retratos, postales, viñetas que a nuestro parecer daban vida a sus bien diseñadas páginas… José Ramón y Rafael Yépez Trujillo se incorporaban entusiastas al trabajo editorial. Florángel (Ten), Ana, María e Inés Yépez Serrano, el caney en flor de la casa, como bien refería Aniceto, zurcían sus soles, al calor de las prensas. No sólo soles acrisolamos, sino sueltos en letra impresa, refrendaba Ana, con donaire mientras recordaba que sólo trece años atrás, en el novedoso 1897, había creado Alondras, la revista literaria que las agrupó en

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---¡Sin olvidar primito las biblias de Maguncia que ya les había referido, que las hizo el mismo Johannes Gensfleisch zur Laden!, aclara Aniceto Ilustrado Serrano

agua al sediento, le daremos tinta al papel ---, dice sorteando los retos de financiamiento Regulo March.

---LeDurán.daremos

---Les había advertido que Gutenberg rondaba cada mañana. Que en una hornaza de madera grababa leves páginas, que dejaba caer un tintero en una página en blanco---, digo rememorando el sueño vibrante de El Rayo de Luz.

---Sí, orfebre y grabador de monedas terminó con los años creando los tipos móviles de metal, una labor casi secreta de poeta en la antigüedad---, asiente Guillermo asumiendo con hidalguía parnasiana el reto.

Y así con el enunciado preliminar de nuestro periódico, un día sábado, ---Nuestros actos más importantes los realizaríamos los sábados. ¡Qué cosas no!---, dice empecinado Aniceto en recordar, tertulias en las plazas y el boulevard de la rada, sin contar que un día sábado proyectamos cine, un día sábado instalamos un telescopio en la playa, un día sábado nos bebimos el bar del Hotel Europa, un día sábado… Cómo hoy sábado 26 de noviembre de 1910, estamos inaugurando en la casa de la bahía, como gustas decir Manuel, nuestro flamante periódico. Desde el pórtico: Armamos nuestra tienda de combate desde la prensa. Iniciamos nuestra éra de lucha con una empresa nueva, que aspira á llenar su cometido desplegando todas las actividades de la vida humana, todas las energías de la inteligencia, puestas desde luego al servicio del público, con riquezas de buenas intenciones y de ardoroso deseos de salir avante airosamente en la obra del Bien!

Alexis Fernández

Gutenberg tiene gran circulación en la ciudad, en el interior de la República y en el Extranjero. Su base principal la forman: literatura, variedades, ciencias, artes, noticias generales, crónicas de Tribunales, de Comercio, del Culto Católico, de Modas, del Mercado, de Teatro, de Salones, Etc. Trata los asuntos de interés público doctrinaria é imparcialmente. La correspondencia debe dirigirse á los editores propietarios; todo o demás corre principalmente á cargo de los Redactores responsables. Oficina: IMPRENTA HERMANOS TRUJILLO. Calle de Venezuela No. 6, frente al Teatro Baralt. (Teléfono No.23): abierta desde las 5 a.m. hasta las nueve de la noche. de noviembre de 1910

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255 La Casa de la Bahía una suerte de cofradía y además, sus endechas estaban diseminadas en el diario El Fonógrafo y otros periódicos no menos notables. <<<DIARIO MATINAL DE INFORMES UNIVERSALES>>>

Fonógrafo, El Avisador, Los Ecos del Zulia, El Obrero, La Tira, enlazaron esas expectativas de los primeros números que tocaban con interés y gracia, las puertas del lector. Así como intercambios progresivos con las revistas Relieves, Alba del Trópico, La Patria y La Propaganda Católica, nutrieron los canjes y correspondencias que orlaron de buena onda el oficio de impresores. Udón, poeta visionario, no dudó en ponderar sus virtudes como los viles derroteros, en la conjugación de la vindicta pública, destacando siempre la fe en quienes pasionaria mente asumíamos de nuevo el Vienesreto:cual un antiguo caballero de la cívica lid al campo rudo, mostrando como lema en el escudo con relieves de luz nombre procero. Oigo el piafar de tu corcel guerrero de tus armas el són, y á verte acudo para ofrecer mi voto y mi saludo á quien blande la pluma por acero.

256 Alexis SalutacionesFernándezdeEl

Héroe de más de un lúgubre episodio serás mañana: la calumnia, el odio… lanzarán contra ti dardos crueles. Más bajo el lema que en tu escudo brilla no han de verte doblada la rodilla ni arrastrando en el lodo tus laureles. Udón Pérez 28 de noviembre de 1910 Trabajo de a diario que levaba anclas en el mediodía lacustre. Época cuando nacía la Sociedad de Astronomía de España y América, dirigida por el astrónomo José Comás y Solá y su memorable revista. Aún recuerdo el aviso que incluyéramos en Gutenberg, solicitando dinero a rédito, sólo con la finalidad de cancelar por adelantado, la colección de su revista Urania, ÓRGANO DE LA SOCIEDAD

257 La Casa de la Bahía ASTRONÓMICA DE ESPAÑA Y AMÉRICA Y DE LA UNIÓN NACIONAL DE ASTRONOMÍA Y CIENCIAS AFINES.$700 Se solicita esta cantidad a rédito; el interesado ofrece en garantía una buena casa de tejas situada en la acera Oeste de la calle de Oriente.

Solicítese a M. Trujillo Durán Agente de negocios y propiedades ---¡Una locura! ¡Cancelar una revista por adelantado…! Y, ¡peor aún!, ¡pidiendo prestado!dinero ¡Habráse visto!, los mismos hijos de Carmela, ¡Sin casa y sin techo! ¡Sin el chivo y sin el mecate!, ¡mijitos, van a quedar!---, dijo Isolina a quien aquello, además de una verdadera locura, era, ¡una falta de respeto!. Con las manos en la cintura, los ojos más redondos que plenilunio de marzo y moviendo la cabeza de oriente a occidente, se pasó toda la tarde, repitiendo a intervalos ¡Habráse visto! ¡Habráse visto!, mientras Lino, sonreía, desmintiéndola en secreto. Y brindemos además, que el bardo Guillermo Trujillo Durán, acaba de ser distinguido con Diploma de Honor en LOS JUEGOS FLORALES DEL ZULIA---, ¡los primeros Juegos Florales, realizados en el país, de los cuales este humilde servidor, es su contenedor!, dice Aniceto, leyendo solemnemente el dictamen que ya hemos impreso en las hojas del periódico y que Aniceto, ataviado de mensajero, lee a todo pulmón y con voz engolada, en el centro del Salón fotográfico, el veredicto del PRIMER PREMIO DE POESÍA LÍRICA, señores queda sentado que el Centro Literario del Zulia extiende, por credencial de la Corona Real de Oro, al poeta G. Trujillo Durán, como autor de la mejor pieza concurrente al tema “El amor es la vida”, según veredicto de los señores Marcos Tulio Saluzzo, Felipe Tejera y Julio Calcaño, respectivos Director, Subdirector y Secretario Perpetuo de la Academia Venezolana de la Lengua, correspondiente de la Real Española, constituidos en Caracas…Maracaibo, 5 de julio de 1911 Y firman, los que firmando pueden, (f.)Juan B. Bessón (f.) Carlos Lalinde Presidente del Centro Literario Secretario del Centro Del Zulia

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Alexis Fernández Hay fiesta, fiesta en la casa de la bahía que es la celebración de la ciudad en pleno.

Y Guillermo, vestido de príncipe lee con voz trémula:

Guillermo Trujillo Durán Vida, soplo sagrado; invisible resorte en la materia, que eres fuerza en el músculo, increado fulgor en el cerebro i desbordado, torrente por la arteria, ¿dónde tu asiento está? ¿Dónde se agita la misteriosa causa que te impulsa cuando das a la célula convulsa la vibración tenaz con que palpita?

Puchi Fonseca gana premiación en Turín, Italia, con la obra El último beso y Servio Tulio Baralt, obtiene el Grand Prix, en la Exposition Internationale de Photographie del Cercle International des Arts, en Paris. Hicimos nuestra esa fiesta e hicimos nuestra la fiesta permanente de la casa de la bahía. La siempre acalorada diatriba literaria, las sempiternas razones del pensamiento filosófico, el sucedáneo político… la tarde conjugada en un presente que terminaba siendo arrollador. Coleccionamos con pasión los autocromos de los hermanos Lumiere, tratadas las placas con diminutos granos de fécula de patata y los propios que cultivábamos en el salón, coloreando muchos de ellos a mano, con la patente de hecho en casa. El Álbum poético e ilustrado de Gutenberg, fuimos armando por entregas diarias de nuestro periódico, poemas de Campoamor pasando por la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz así como los poemas de Udón Pérez y Guillermo Trujillo Durán, engrosaron aquellos memorables tomos ilustrados con las más variadas viñetas y fotograbados de los mismos autores. Amén de un buen número de caricaturas que con gracia ponderaban el avance de la ciencia siempre en provecho del soberano, no sin la sutileza de la ironía que punzaba más de una sensibilizada piel.

Contratado por el Inspector del Ejército, Félix Galavís, llega al país el fotógrafo Enrique Zimmermann, para filmar los actos de la conmemoración del Centenario de la Independencia. En octubre de ese año 11 llega a nuestra rada, en el vapor Mérida, para filmar el lago de Maracaibo y la fiesta de la virgen de la Chiquinquirá.

Cordial nos visita en la casa de la bahía, observa las instalaciones tipográficas, el salón de grabado, la permanente exposición de retratos. Queda deslumbrado con los retratos iluminados y la colección de libros y revistas le llama la atención. La imprenta a vapor le es familiar, cuando niño trabajó en una similar, instalada en el patio de su casa, además de fotógrafo es cantante, es tenor, nos dice en confesión y guarda una gran pasión por la vida de los circos, cree que terminará sus días viviendo en una carpa…como un gnomo anda y desanda por el salón fotográfico y termina disertando sobre el rol de la imprenta. Ha logrado instalar una primera compañía de cine en barranquilla y ha logrado proyectar con su compañía The Cuban Metropolitan Film Company, entusiasta ha realizado proyecciones en Cartagena. Aprovechará su viaje al país e instalará sus estudios en Caracas, creará

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La Casa de la Bahía Florángel, Ten, con el traje de coronación de los Juegos Florales, entrega nardos y tarjetas de visita a los entusiastas asistentes. Las Yépez Serrano, entregan sus elegías, rememorando con dulzura y dejos de tristeza, la trágica muerte de su padre, el bardo José Rafael Yépez, el Cisne del Lago.

---¿Quién puede con estos locos?, dice Isolina mientras recoge los disfraces, rezagos del último carnaval en la bahía.

HOY SABADO GRAN FUNCION Beneficio del teatro LA DESEADA PELICULA DEL LAGO AL TEATRO AL TEATRO

Los primeros automóviles (un ford de tres pedales hizo la atracción en nuestras calles polvorientas), globos aerostáticos que empecinados fanáticos de los inventos, desarrollaron con particular destreza, las noticias del paso del cometa Haley, con su cola envenenada y el inminente acabo de mundo, los juegos de beisbol (que con Williams Phels ayudé a organizar, atrás habían quedado los intentos de Juan Besson, quien en 1897, luego de estudiar en la Claverack Academy y en el Hudson River Institute, se propuso implementar el juego de pelota en nuestra ciudad), la novena Gutenberg, se estrenaba tanto en el campo como en las letras, ¡más en las letras que en el campo, en el terreno de juego no ganamos un solo partido! Una bahía en ebullición que anunciaba en coche… con música los programas del cinematógrafo, la zarzuela para la noche, o de los toros para la tarde, como bien anotaba, José María Rivas en sus Costumbres zulianas, editadas apenas un año antes.

260 Alexis Fernández una cinematografía con novedosos equipos que adquirirá en Nueva York a la firma Fox InvitaFilm.alpueblo zuliano, en nuestra hoja y periódicos de la rada, a quienes posean embarcaciones de todo tipo, a colaborar con la referida filmación. Sin menguas ofrecimos el mayor apoyo. Llamamos a la gente con embarcaciones, contactamos a patrones y prácticos, en cambote asistimos a su filmación. Ya para diciembre de ese mismo, se estrenarían sus cintas en el teatro Baralt.

La imprenta a vapor adquirida, levaba anclas no solo para la edición del periódico, salía a flote con la colección de poesía que inauguraría con prestancia y afecto, la edición del Ánfora Criolla de Udón, una cauda de poetas aguardaban las ediciones orladas con viñetas, grabados, fotografías, que artesanalmente, nos empeñábamos en lograr… una labor editorial conjugada al calor de la métrica y la reinvención del Parnaso se familiarizaba en aquella empresa que tenía más de afecto que razones bursátiles para sobrevivir. Udón, clamó la urgencia de imprimir aquello textos que su denodada labor producía ante el paso inexorable del tiempo y las argucias de los burócratas centrados en una gastada gestión gubernamental, en diatriba compartida con Guillermo, cuando de publicar su Ánfora Criolla se trataba.

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Y en respuesta solícita, Guillermo, pautó con fervor, la obreril faena y la palabra en alto sostenida, …. Se agita yá en el obrador: previene gredas i barros, el modelo forja, i a la noble labor de sus artífices demarca líneas y prescribe normas.

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Sí, imprimimos el libro, una edición que a nuestros ojos se veía primorosa. Una edición que nos dimos a la tarea de ubicarla en quienes esperaban el libro de poemas con ansias de compartir sus hallazgos. En nuestra imprenta y en la casa del poeta se dispensaba el producto, ---¡Como un mismo bálsamo al necesitado!---, dijo Régulo March, en parangón a los mejunjes que preparaban en las boticas de la rada. Compartir en la calle, en la plaza, en el boulevard, el sortilegio de sus cadencias y el trino de sus hallazgos. Udón era un poeta que la gente no sólo respetaba, sino que además leía, disfrutaba, comentaba. Memoriosos aprendían sus versos y recitaban con pasión. Noveles poetas y congraciadas damas zurcieron sus versos al borde de sus sueños. Caleteros y decimistas las hacían suyas, para al final de la jornada refrendar, sí chico, este poema nos los cedió Udón, ¡el gran bardo Udón! Hubo quienes, recitaron sus poemas en cualquier velada social fuera esta literaria o sencillamente festiva. Hubo quienes amansaron sus pasiones terciado de los versos del poeta, otros las encendieron y hubo más de uno que al calor de su poesía reinventaba el Parnaso en la bahía. Quien sí nos cayó del cielo fue el biplano de Frank Boland, una mañana sobrevoló la ciudad quedando el mundo perplejo. Habían llegado en el vapor Zulia, Mr. Frank Boland, oriundo de Rahway, Nueva Jersey con sus promotores y mecánicos, Hoeflich, Sniffen y Kron, invitados por Román Delgado Chalbaud, para celebrar la fecha aniversaria cuando Juan Vicente Gómez asumió el poder.

La Casa de la Bahía Ese taller que riges con tu hermano, de labor y constancia paradigma, fue el escogido porque en él La Musa velo. Si rico no, galano ciña; y tú, Guillermo, a quien antiguo lazo de sincera amistad me junta i liga, tú el mensajero que del bosque hojoso debes hasta la urbe conducirla.

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Venían de realizar sus proezas en Nueva York, Puerto Rico, Curazao y habían participado en Caracas, deslumbrando con sus hazañas. Ya en la ciudad, después de superar algunos inconvenientes mecánicos, en el mes de diciembre cuando la algarabía es más grande, sobrevoló por veintidós minutos los claros cielos de la bahía, con su biplano sin cola (así lo habían bautizado), con sus alas de madera forradas en tela, con un motor de 60 caballos de fuerza y apenas 300 kilos, para ir a aterrizar, después de varias maromas, a orillas del lago, cerca de la antigua cervecería Maracaibo. Gutenberg no podía hacer caso omiso del prodigioso vuelo, era de ver cómo en la mañana del domingo la gente invadía las direcciones en coche, a pie y en tranvía, o bien del Sur del Lago en embarcaciones de distintas clases, todo lo cual formaba en conjunto el más bello panorama… El audaz aviador hizo su ascenso desprendiéndose de la tierra como un pájaro colosal de alas potentes, fatigando el aire con una habilidad pasmosa y girando por tres veces en radios extensísimos, para luego descender a los 22 minutos con una majestuosidad magnífica que arrancó de todos los labios los ‘urros’ más entusiastas. Luego, ya Mister “Bolas”, que así nombró el pueblo al arriesgado aviador, en el segundo intento como estaba previsto, no pudo cumplir la hazaña, una ventisca del norte dio al traste con el avión de cañas de bambú y cayó al lago. Sin mayores daños, salió ileso del percance y pocos daños sufrió la nave. Por nuestra parte además de disfrutar de aquel ingenio en el aire, posado en tierra y en el momento de su caída al lago, hicimos las respectivas fotografías que colocamos en venta en el mismo salón fotográfico, con sus respectivos anuncios en el Gutenberg. Una estela de admiración dejó aquel arriesgado piloto en el pueblo en general. Luego nos enteraríamos que en una demostración en Trinidad y Tobago, el biplano se vino abajo, chocó contra unos árboles y el arriesgado aviador se fue para otros cielos quizás más lejanos… No menos lejos quedaba esa morada para quien había hecho de la bahía un santuario y de la casa de la bahía un sudario, en sus jocosos como vehementes términos, en sus discursos como en la ejecución de sus principios, sin ceder un ápice a la picaresca y al asombro ante el mundo. Sin notificar, tocó a su puerta y, él presto, se dispuso a viajar. Él, era el alma repartida en todos nosotros y le quedaba para resarcir la suya, en ¡cómodas y distantes cuotas!, decía. La Parca, en su caridad, lo tomó del brazo y así anduvieron los dos, en franca correría, hasta desplazarse a la antigua Punta Arrieta, desandar en El Manglar y seguir hasta el sur para atracar en la Punta de Santa Lucía, lo tomó del brazo y así anduvo, no sin antes, caminar el último recodo del mercado, la plaza de más allá, el puente tras los andamios de vendedores, el último bar indeclinable de la noche, la última luz del puerto.

La Casa de la Bahía Casi llega hasta la casa, cuando la noticia se adelantó unos pasos. ¡Se nos fue Aniceto! ¡Sí, anoche se nos fue Aniceto! La mañana, el día siguiente, los nuevos días habían cambiado quizás para siempre. DUELO EN GUTENBERG, fue el enunciado que oscureció nuestra hoja, ese mortal diez de mayo de mil novecientos trece. Tinta y linotipias se entristecieron en la página dolosa del enunciado, semejante ultranza quedaba registrada con dolor …el publicista de verbo fácil y galano, de cálamo que era como inembotable lanza en la febril polémica; el que ornado por el lauro académico, nutrido de varia doctrina desde temprana edad, pudo abordar en la prensa con particular donaire las más diversas y complejas de las cuestiones que alto piden ejercicio i especial virtud a la mente…ese no es a estas horas sino un nombre más inscrito en el triste catálogo de las victimas de prematura mortalidad.

Memorable el encuentro con el artista, Otto Greenberg, quien nos honró con su trabajo al reproducir las siluetas de quienes llevábamos el diario trajinar, en nuestro tercer aniversario. Una exposición en nuestros propios talleres para celebrar los tres años del periódico cuyo nombre resarcía las penurias de quien sin saberlo con el devenir de los años nos cedería noblemente su nombre. Con destreza silueteó la figura de cada uno de los integrantes y colaboradores entrañables del periódico, que inmediatamente convertimos en bien peripuestos cuadros, dignos de una gran exposición. Son las exhibiciones, exposiciones o como mejor plazca decirles, parte mui socorrida del festejo de las efemérides históricas en todos los países cultos; en orden menos campanudo i más familiar, la presencia de gente amiga fraternizando con la de la casa, en las celebraciones de cumpleaños, por humildes i silentes que estos sean, constituye donde quiera el mejor pábulo y salsa de los honestos regocijados …Nos imaginaremos, sí, que es hoi nuestra hoja la sala en que, entre un refresco y otro, una que otra recitación con melo i sin pea, algunas charadas i un poquito de murmuración del prójimo, echamos una cana al aire, o nos teñimos el pelo, que dijo el otro con motivo del cumpleaños susodicho… en el encarte que En broma y en serio, hemos incorporado en Gutenberg.

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Perspicaz ojo de artista, a partir del oficio y silueta, hacer tu semblanza distintiva con la genialidad de un mago. Un mago de la pluma resultó este Otto Greenberg que con su tintero casi a golpe de fuete levantó las figuras del quehacer de Gutenberg.

Y al mayor de los Trujillo, el hereu de la Parellada de los Hermanos Trujillo, no queda exento de la mecánica, no celeste por cierto, de la llave inglesa en que convirtió su esqueleto, ¡Qué está en el esqueleto? Le parece a Usted; ese cuerpo que el artista le ha dado con tanto acierto, simbólica a un tiempo de la mecánica labor, de él preferida a todas las demás, y de la voluntad de hierro con que a todo hace, i que a nada hace fo, como no sea a las bajezas e indignidades.

---¡Genio y figura hasta la sepultura---, rememoró el bardo Udón cuando vio en su semblanza incorporada una lira. Bueno, pues ahí tiene al poeta, al gran poeta, ese corpachón que Usted ve, esa lira, no podía figurarse de modo más plástico, porque en verdad que todo en este hijo predilecto de la indiana Musa es una lira, que lo mismo canta en notas sublimes los misterios de nuestra virgen naturaleza, que las más sublimes emociones de la ternura i las más altas grandezas de la patria, indica el texto que acompaña la obra.

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Pleno de lauros en gloriosos certámenes, el segundo de los Trujillo Durán, lleva el sonoro nombre sajón de santos, reyes y conquistadores afamados. Por cierto, si por lo de santo no, como ya se colige de esa pipa i esa actitud, por lo demás no lleva mal su nombre nuestro Guillermo.

Para nombrar con cámara fotográfica echada a andar con trípode y todo, el rostro rubicundo del joven fotógrafo Arturo Lares, anda husmeando en el vecindario. La cámara fotográfica que le sirve de cuerpo no es más que una de las proteicas trasformaciones de este chico de la prensa llamado a ser grande mui pronto, honrando nuestros Lares. Así le dicen por cognomen, que él se llama Arturo, i no oye con gusto por Arturito…

Hijo de gato caza ratón, dice el proverbio y es que abuelo y padre poetas, nace el nieto e hijo, con esa veta. José Ramón Yepez Trujillo se nombra en gracia. Va usted a creer que es un joven acaudalado, por ese prematuro embonpoint i esa actitud de burgués satisfecho del buen estado de sus negocios. Pues no, señor; poeta también, soñador también, con palmas de triunfo también i todo el caudal que tiene lo lleva en la cabeza i es herencia que le vino con el nombre de aquel dulcísimo poeta que se llamó José Ramón Yépez. Nuestro joven presentado agrega a ese apellido el de Trujillo, i hace mui bien. Rafael Yepez Trujillo, hermano del anterior. Estirpe de poetas, de periodista, de impresores, ¡vaya qué familia señores! Gracioso cupidillo. ¿No es cierto? Pues esa mano que sabe disparar sus flechas a sus damitas de ojos glaucos, es la misma, que moviendo las cuerdas de la lira en que ahora por capricho apoya el pie, sabe ganar laureles con que ornar la gentil mente pensadora.

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269 La Casa de la Bahía Regulo March que llegó de baleares islas, ¿él?, no, sus ancestros marineros que hicieron de Maracaibo su lar para no volver a zarpar ¿Otro banquero? Sí, tal parece, pero no. Merecía serlo, eso sí, i mucho que holgaríamos de ellos los que nos llamamos sus amigos. Otro Proteo del trabajo, que todo quiere hacer i todo hace....

¡Ni qué decir de Benedicto Peña! Letrado y preocupado por cuanto acontezca en el foro citadino, por no decir maracuchino. Salude Usted, señor mío, al hombre más bien dichoso i más bien dicho que peñas i llanos hayan dado al mundo. ¿Qué poeta? Pues bene poeta i hasta laureado. ¿Qué dichos para Gutenberg, con sal i pimienta? Pues dicto en ablativo singular, aunque la gramática pida el plural dicta. ¿Que se requiere aguante i firmeza para soportar adversidades, injusticias del prójimo i seguir impertérrito? Pues Peña será de hecho quien es la misma mansedumbre y afabilidad…

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El maestro Octavio Hernández, maestro de maestros, redactor, corrector, poliglota, sabio de varias culturas, propias y diversas, arroyo y erial fértil donde crece la filosofía y con humildad, que es mucho decir…Imagínese Usted; hágase usted la cuenta de que es Usted mismo, quien conociéndole mui bien, va hacer su presentación a otras personas; i éche usted méritos hasta que se canse, que por mucha lata que sea, a él no le hará mella, porque es hombre que se pirra por darlas i prohijarlas, i tiene aguante para todas.

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Había recorrido Barranquilla, en actividades de cine, se había asociado a nuevas compañías dramáticas… Mui pronto tendremos el placer de verla en esta ciudad, pues nuestro viejo amigo Zimmermann que llegó ayer en “El Mérida”, entre otras varias de primer orden, trae esta notabilísima cinta, puntualizamos de inmediato en nuestra hoja… Nuestro periódico que al mismo tiempo anunciaba la muerte de nuestro entrañable Rafael Yépez Serrano, una pieza fundamental que como Aniceto, desacoplaba la mesa y movía los escenarios recónditos de la casa, anunciaba entusiasta el magno evento que concentraba la cinta ¿Quo Vadis?..la única cinta que se ha exhibido en el Palacio Arzobispal de Bogotá i en el de Caracas, ante los Li R. Señores Arzobispos, Clero regular y Colegio del seminario. Una pieza única que valoraríamos por la calidad de sus cuadros y la veracidad de su contenido. ¿Quo Vadis?... de Enrico Guazzoni con sus grandes escenarios y acontecimientos de multitudes. Sin embargo, un vendaval de circunstancias adversas sobrevino, unas tras otras.

La Casa de la Bahía En levantar nuestras máquinas a vapor estábamos, cuando se apersonó el viejo amigo Zimmerman, con una de las películas que causaba furor en el mundo. ¿Quo Vadis?, la presentaría en el Baralt, ocho partes integraban la estelar cinta cinematográfica. Nos consignaría escenas de Los Gladiadores en el Circo Romano.

Carmela, ausente algunos años, volvió a llevarle flores a José Trinidad Trujillo. El duelo sacudía nuevamente las cuerdas del reloj de la catedral y nombraba un novenario en los recintos sagrados de la casa. Los legionarios idos escribían un capítulo diferente en el calendario no ya lunar sino solar de nuestra bahía. La película, esa que anhelábamos realizar, se desarrollaba inopinadamente ante nuestras mismas narices, con zarpazos de un destino que nos confundía, nos despertaba en pleno sueño. Esa real tragedia nos dejaba al borde de un limbo demasiado cercano como para no nombrarlo…como diría el poeta antioqueño Tomás Carrasquilla: “Aquel encanto, aquella atracción que en todos ejercen esas visiones instantáneas y mentirosas, es porque en ellas vemos, tal vez sin darnos cuenta de su enseñanza, la imagen fidelísima de nuestras propias existencias: toda la vida, la vida toda, es un reflejo, una película...” ---¡No queda sino continuar con la feria!, como diría Aniceto. ¡El periódico no daba para más! Gutenberg había cumplido su ciclo. La inesperada muerte de Aniceto, el alma de la industria como refería Guillermo. La enfermedad de Rafael Yépez Serrano, su retiro progresivo del periódico y su inevitable muerte. Los costos de impresión, más el elevado precio del papel, no permitían cubrir el pago de los

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Alexis prensistas,Fernándezmucho

Si hemos correspondido dignamente a ese favor constante, no hemos de asegurarlo nosotros, solo sabemos que a ello dirigíamos sin descanso nuestro esfuerzo. En cuanto creímos poder sin entero desaire emitir nuestro concepto sobre puntos de interés general para la colectividad, o revivir entusiasmos patrióticos, en la renovación de las grandes efemérides nacionales o del regional terruño, movimos la vieja pluma de los sonantes periodos del artículo de fondo, i si por lo demás preferimos llevar el sitio que a ellas se destina en estas páginas, antes que el fruto de nuestras propias lucubraciones, los de ajeno intelecto, no tememos errar diciendo que en ellos ofrecimos siempre a nuestro público lector, con selección cuidadosa, ya la enseñanza moral, ya la puramente instructiva o de importante información, ya la sesuda crítica o el artículo de noble literatura en que se apacientan i solazan los ánimos fatigados por la rudeza de la cotidiana lucha. Por lo demás, a la sección que en nuestro diario denominamos Poliantea, i que con mayor holgura se mueve nuestro estilo, por condición de carácter, quisimos y procuramos dar constante amenidad e interés, tratando allí muchas veces, en forma de editoriales comprimidos, asuntos que a plumas tan fáciles como fecundas daban materia para

Con el presente número suspendemos, al menos por ahora, la labor periodística que, más de dos años hace, pusieron los Hermanos Trujillo, con fines a que la aspiración de honesto lucro se juntaba la de un patriotismo bien probado yá en ellos por análogas i distintas empresas, en manos que, de luego a luego i con justo dolor de esta sociedad zuliana, resto a la muerte a los dulces afectos del hogar i a los nobles afanes en que se interesa el procomún; labor que, no con desconocimiento de nuestra ya gastada fuerza, para continuar de digno modo la de nuestros predecesores, pero cediendo a móviles de compleja índole a que sustraernos no nos era dado, asumimos con el abril del año retropróximo i hasta aquí hemos traído, venciendo en cuanto podíamos las dificultades de la senda, siempre ardua que aceptamos… Del resultado de tal estudio, pues, dependerá el que esta suspensión de nuestro diario sea un definitivo Adiós o un simple hasta luego.

menos contratar al nuevo redactor y al nuevo corrector. En nuestro auxilio acudió solícito el maestro Octavio Hernández, quien colaboró en llevar no sin fatiga el pesado carro del periódico. Sabio del periodismo, de la enseñanza, del arte, mantuvo el alto la tea del diario que se hundía… Gutenberg con un por hasta ahora, después de analizar pro y contras, decía sencillamente ¡Adiós, o hasta luego!, un día domingo treinta de agosto de mil novecientos catorce…

Esmerada i varia escogencia de poesía para el álbum i de obras para el novelesco folletín que no escasos volúmenes ha proporcionado Gutenberg en el tiempo de su vida a los coleccionistas de buen gusto, tuvo siempre nuestra particular atención, i de igual forma hemos dado folletos de innegable utilidad, en diversos órdenes i especies…..

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La Casa de la Bahía extensos y sucesivos artículos de los que van a las llamadas “páginas de honor”; i allí mismo, en esa Poliantea, con la local noticia o el periodístico cumplido social, mezclamos a la continua la jovial pero bien intencionada censura, i la útil doctrina que más aprovecha cuando se da sin humos ni altisonancias pedagógicas.

274 GutenbergGalería

275 Viñetas empleadas en Gutenberg. 26 de noviembre de 1910 - 30 de agosto de 1914

276 General Rafael Urdaneta. 1788 - 1845

277 Poetas José Rafael Yépez 1822 - 1881 Udón Pérez 1871 - 1926

278 Atilana Maggiolo. s/f. Colección Roberto Jimenez Maggiolo

279 Fotografías Promoción Casas Comerciales Década 1910 - 1930

280 Instrumento para la elaboración de tarjeta de visitas Biblioteca Tulio Febres Cordero, Mérida Moldes para chliché Biblioteca Tulio Febres Cordero, Mérida

281 Dr. PresidenteMatos Colegio de Abogados

Dr. Enrrique Acosta Presidente Colegio de Abogados

Br. Juán B. Besson Presidente Centro Literario del Zulia

Dr. Guillermo Quintero Luzardo Presidente Centro Literario del Zulia

282 Publicidad GutenbergGtemberg 11 de diciembre de 1910

283 Canje y Correspondencia. 1910 - 1914

284 Alegoria a la Fotografía de Hector Soto Publicidad Moda y Publicidad en Gutenberg

285 El Rayo de Luz. 1896 - 1897

286 Humor y sátira en Gutenberg. 8 de marzo de 1911, Nº 82, pag. 3

287 Canje y correspondencia. 1910 - 1914

288 Arte Fotográfico, composición Serbio Tulio Baralt. Gran Premio en la Exposición Internacional de Fotografía. Paris, 1911

289 Arte Fotográfico, composición Serbio Tulio Baralt. Gran Premio en la Exposición Internacional de Fotografía. Paris, 1911

290 Italia Artística de Hector J. Soto, 1903 El Aguador de Hector J. Soto, 1903 Aguador Serbio Tulio Baralt, 1912

291 Fotografías Panorámicas de Pedro Villasmil Década 1910 - 1920

292 Fotografía y anuncio de Pedro Villasmil. 1910 - 1920

293 Fotografía del Salón Rembrandt de Puchi e Hijos Colección Roberto Jimenez Maggiono

294 Colección Acervo Histórico del Zulia Fototeca Serbio Tulio Baralt Fotografía de Pedro Villasmil

295 Colección Acervo Histórico del Zulia Fototeca Serbio Tulio Baralt Fotografía de Pedro Villasmil

296 Autocromo de los Lumière, 1904 - 1935 La vie en couleur ! Centenaire de l’Autochrome Lumière

297 Fotografía de Juan Bautista Maggiolo, aproximadamente 1900

298 AlexisZeusFernándezbaja a libar con los bardos de la bahía Todo el Olimpo nos ha visitado. Sus mensajeros han consignado sus tributos. Han legado sus enseñanzas así como han aprendido de nuestras humildes virtudes. Zeus toma en la Zulianita con Udón Pérez y compone versos al lago. En muchas ocasiones se hizo acompañar de sus hijas con Mnemosine, las dichosas musas que se dedicaron a merodear por las calles La Marina y la calle del Comercio, comprando algunas prendas de seda en el Almacén americano o en la Boutique Paris, donde hacen las delicias de los transeúntes, para complacencia de Udón, quien les habla de las Delias, sus parientes de la calle Carabobo. Udón había hecho del boulevard Baralt su centro de operaciones, y desde allí operaba, ¡cuidado como docto¡, ¡mas no como doctor¡, aclaraba reticente ante los riesgo de un rasero común, en una tertulia donde tenían cabida desde poetas cachimberos, decimistas, parnasianos del gay saber y noveles poetas y cuya pasión era su indeclinable amor al embrujo de la rada del trópico, ¡no el mero designio fenicio, caballo!, sino el fervor por las infinitas extensiones de su lago, así se lo refería a Zeus, Señor

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La Casa de la Bahía del cielo, Dios de la lluvia, Acumulador de las nubes y Dueño del rayo, a quien escribiera más de un sonoro verso, sobre todo cuando en irrenunciable ronda ambos compartían hasta el amanecer en las posesiones del siempre anhelado boulevard, avizorando los destellos del Catatumbo y el frenesí de los alisios rompiendo las escolleras en el muelle. Dionisio se arremanga unas señoras peas –que así se llama en estos predios a las borracheras – de padre y señor mío y casi se desbarranca a orillas del lago, un viernes de carnaval cuando tomaba cervezas con José Ramón Yépez, el Cisne del lago. Dicen que José Ramón, repetía estrofas de los Cielos de la Tarde, y con voz trémula entonaba, Cuitado marinero del Mar de la Antillas, ¿por qué con frente pálida miras las nubecillas teñidas de arrebol? Es fuego de los trópicos que brilla en el camino magnifico del sol.

Apolo casi muere en una crecida de la Cañada Morillo, una tarde del 26 de julio de 1889, día del chubasco de Santa Ana, cuando compartía con Idelfonso Vázquez, en un mano a mano interminable en puntuales cuartetas sobre las potencias del numen y las extensiones de la cuenca lacustre. Retirados un tanto de los predios de La Zulianita y aposentados en La Francia, por motivos de unos tragos cobrados de más y eso que a pesar de la conocida bonhomía de Pradelio Angulo, su legítimo dueño, quien gentilmente exoneró pago alguno y ¡borrón y cuenta nueva, Caballeros, esta es su casa¡, le alegaron alteración de las facturas, retardos en la atención y cosas así y Apolo, más que molesto, iracundo, se los había demostrado, se levantó raudo y acto seguido cruzó su formidable pierna izquierda sobre su formidable pierna derecha

300 Alexis Fernández y ambos ya, bastante fogueados pasaron de las mesas de la plaza Baralt al lago, bajando por el norte de la polvorienta calle Oriente, transitaron por la Casa de Beneficencia, tomaron provisiones en los botiquines cerca de El Murallón y se acercaron a la Laja, hasta recorrer el muelle, donde José Ramón, muere al caer a las turbulentas aguas consternadas por el brisote, mientras los dos cantaban y recitaban a las núbiles presencias del lago. Dicen que aún se escuchan sus endechas de El Rayo Azul, cuando era arrebatado por las furiosas aguas, Yo he visto el astro que adoraba el inca sumido en lluvia de flotante fuego, salir al mundo y trasponerse luego en las olas del mar. La noche, ese terrífico recuerdo del abismo, del caos, de la nada, yo la he visto de estrellas coronada esplendida brillar. Hay quienes han llegado a reprocharle a Dionisio, por qué no lo salvó, él sencillamente responde que los tantos tragos, la doble visión, la pérdida de los reflejos, impidió que tomara su cuerpo de poeta y lo llevara hasta la orilla, que así lo hizo, pero que tomó al que no era el que era, y el que realmente era, se precipitó al fondo del lago, desfallecido lo abandonó al designio de las corrientes salvando unas ninfas que deambulaban cerca y tranquilos primos que él vio, cuando convertido en cisne aleteaba altura en los consternados cielos del lago y que no era un pelícano o un buchón cualquiera, no, era un cisne blanco real donde planeaba al infinito el numen del bardo marino y cosas así, entrecortadas en los estertores de la magna resaca, atendido por una cuerda de sátiros, centauros y espléndidas ninfas.

La Casa de la Bahía que permanecía erguida, y ahí les hizo el cuatro, inmediatamente cruzó su pierna derecha sobre su pierna izquierda que lucía como un asta, sin ningún temblorcito de pierna, y acto seguido, puso el brazo en delantera y ni un temblorcito de mano, ¡nada de estar ebrios¡, cuando sólo estaba empezando a disfrutar con Idelfonso y ya los dependientes creían que estaban hechos leña y podían cobrar lo que les diera la real gana, que fueron 17 y no 27 cervezas como decían los dependientes, que por supuesto habían engullido raciones de queso gruyere y unas deliciosas salchichitas alemanas untadas en flor de mantequilla y ramitas de cilantro, nada más y aquel cuentón astronómico que llega a los cielos y así se los hizo saber, que no se sometía a la prueba de encender una vela con su aliento y soplar en el ojo de nadie porque por su condición de Dios del Olimpo, claro que la iba a encender, claro que iba a desfondar el ojo del que se arriesgara a que él le soplara en la cara, y que ya estaba bueno de discutir con quienes los descalificaban por borrachos, y vámonos Choncho, que nos esperan cosas más trascendente que este pleito de canes y vamos, pues, Pitio (así llamaba Idelfonso a Apolo cuando entraban en mutua solidaridad, por haber matado a Pitón, la legendaria serpiente que guardaba un santuario en las montañas del Parnaso) entregándole el arco y la lira que había dejado tirados en el mostrador, lo cierto es que terminaron retirándose a La Francia, donde desfilan muchachas con sombreros parisinos y cuerpos ceñidos a escotados trajes que son un encanto y el mismo Idelfonso adujo que era mejor así, que así se quitaban de encima tanto agorero que quería tomar de ellos y resarcirse como poetas al lado de su ya encumbrada fama, ganada a fuerza de versos, comedías, dramas, sonetos, que bastante habían gastado sus noches bajo deplorable como benigna lámpara para que aprovechados de sus olímpicas facultades, vinieran a vivir de famas ajenas. Y hasta con el mismo Udón no andaba tan bien, no sólo a razón del resultado del concurso del Salón Fotográfico, donde hubo una clara inclinación hacia Udón, pariente de los promotores, sino cierta vainita que le notaba en el saludo a Udón, a Octavio Hernández que era un hombre de buena preparación y era curruña, uña y sucio, de Udón, al mismo Guillermo Trujillo Durán, que era tan comedido, que lo había conseguido hablando bajito con su hermano Manuel, cuando se topó con ambos en la calle Venezuela, con Manuel, que es un Caballero, grandes amigos, si el título de su periódico fue cedido por mí a los hermanos Trujillo Durán, unos muchachos todavía cuando fundaron el periódico, pero por si acaso uno nunca sabe…, a Rafael Yépez Trujillo, otro carajito de la misma familia, Rafito en francachela, se había delatado con ciertas picardías de joven rapsoda, lo excusaba, y que era mejor no coincidir, para que los efectos nocivos de tales desencuentros no acendraran con el inmenso calor de la bahía, así que desde aquí en nuestra apartada mesa, que también es de mármol de carrara como las de allá, bien temprano, vemos el vasto

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Hemos visto pasar a Mnemosine, la esposa de Zeus preguntando por él en los botiquines de la ciudad y regañando a sus hijas, las musas, que todo lo quieren tener, que todo cuanto ven lo quieren comprar. Si hasta Talía que es la más salía de las misias musas, andaba del brazo, de Eurípides, que no tiene nada de poeta sino el remoquete helénico ese que le puso el abuelo Anaximandro Ortega y dos versos que compuso en su vida, uno a su primer amor y otro a su difunta esposa, que dicen fueron la misma mujer y sólo cambiaba los nombres según la ocasión

ante nuestros ojos, asistidos por los dioses del Olimpo y por el numen infinito de Cheramón, El Cisne del lago, ¡Salud, hermano ¡le dijo en franca camaradería a Pitio, mientras empinaban el codo en procura de la fría y dorada espumosa, esa tarde acalorada del 26 de julio cuando se presentó el chubasco de Santa Ana y las cañadas arrastraron con todo hacia el lago y el lago devolvía mástiles, quillas deshechas, aguamalas y estrellas de mar hasta la puerta de agua de algunas casas y frentes de edificios comerciales. Bueno a ellos se les ocurrió, vainas de borracho dicen algunos, ir a pescar al fondo del mercado que daba exactamente al lago, por donde desemboca la dichosa cañada y allí Choncho, conocedor del terreno, repetía a ratos que más sabía el diablo por viejo que por diablo, se hizo el policía del vallejo, y no atravesó la aguazón como si lo hizo Apolo, que tratando de salvar el arco y la lira, casi es arrollado por la terrible corriente que arrastraba enormes piedras, animales, coches de tiro y todo cuanto encontrase en el vecindario.

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Alexis universoFernándezdiscurrir

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La Casa de la Bahía y se la pasaba pavoneándose con Talía del brazo, de arriba abajo, en el tranvía de Bellavista, repitiendo poemas que no eran de él, sino de Udón, de Vázquez, de Trujillo Durán, de Guillermo digo, porque el otro Durán anda en eso del cine y de las vistas animadas y retratando cuanto caserón o puente recién construido o personaje curioso se baje de las embarcaciones. Y convertido en astrónomo, si hasta un observatorio tiene instalado en su casa, tú te vas a casar o te nació un vástago y lo quieres celebrar, no mas con ir al salón fotográfico y consultar los astros, lo puedes remediar, en un santiamén te dice el estado del tiempo para la fecha, si lloverá o no en la bahía, si caerá un coñazo de agua o hará tiempo placido en la ensenada, hará buen tiempo para la celebración o no, recuerda que cuando llueve todo se enloda en nuestras calles y ríos de porquería corren por nuestra amada acrópolis y es el mismo que se la pasa…. El mismo concurso celebrado en el Salón Fotográfico, convocado en su periódico, El rayo de luz, fue ganado por el propio Udón, con unos poemas serventesios ganándole al mismo Idelfonso Vásquez, lo que él no dice y jamás lo dirá, es que envío su trabajo firmado por Juan Álvarez Pirela, un empedernido de cuanta botellería existía en la rada, conocidos por todos como el bohemio y eternamente poseído de Baco, trovador, noctívago y calavera, bien parado de pumpá y levita, mucho bigote a lo káiser y barba vikinga y los organizadores del evento, cerciorándose de la mofa de Idelfonso, le otorgaron el premio a Udón Antero Pérez, confiriendo los 12 retratos nada menos que en papel imperial al poeta Udón, un verdadero halago para juglar alguno, y esta situación como que propició la ojeriza que ya se veía venir entre los dos rapsodas de la bahía. Si hasta periódicos y gacetillas han fundado a fuerza de endecasílabos y redondillas y unos cuantos premios y apremios han ganado en cuanto certamen lance la redacción de periódicos, casas de comercio y entes públicos, a estas fieras del numen en la bahía. Los mismos anuncios publicitarios fueron estrofas rimadas en los periódicos de la ciudad., así como las proclamas para los actos solemnes y las despedidas ante los deudos, tanto como las invitaciones a matrimonios y ni qué se diga de las cartas de amor, aquello fue rapsodas despechados en caligrafías de Eros que de tanta invitación se hizo cónsul de país extranjero en la guerra como en la paz y vivía el muy puñetero, pleno entre amoríos las delicias del destierro y salpicado de cuanto arrebato amoroso se suscitara en tan lejanas como olvidadas tierras, asegura Rafael Yépez Trujillo, Rafito, que fue según propio testimonio su pasión compartida y recitó rítmicamente al florilegio de más de una alborotada falda,

304 Alexis Fernández Desde los cármenes del Génesis la flor es como la mujer: ambas embrujan nuestra vida con los perfumes del Edén.

La Casa de la Bahía Que de tanto arrebol las mujeres andaban con el rostro encendido las 24 horas del día y ya el lago quedaba chiquito ante el sortilegio de tanto verso desparramado. No digo yo si acompañados de tanta gente de altura, porque el Olimpo queda alto y el mismo parnaso es de otra gran altitud, que por poco cambian la bahía y su lago por Atenas y el mediterráneo, aunque ebrios le canten al relámpago y al prístino lago y después cuando salgan a la esquina, vivan arrobados por volver a la dichosa herradura, aunque al parecer herradura es concha y la concha llama, según más que una yunta de buey que bastante alborotados andaban esos hijos de Minerva en la rada componiendo alejandrinos a la diestra y a la siniestra que hasta rivales se volvían cantándole al mismo lar, es decir al mismo bar, al mismo mar, al mismo barco en la bahía, a la misma cabellera, a los mismos ojazos, a los mismos pechos, labios y caderas de mujer rubia, negra, negrarubia, le profesaban con descaro la parranda de versos que muchos en semerendos líos se metían y como si nada al otro día se prendían de la tía, de la hermana o la de prima que a la bahía llegaban, buscando el sol al mediodía…pero no todo fue arrumaco y tienda de piropos al granel y al detal, no, hubo sus desgarramientos no por faldas sino por exigencias propias de su condición de bardos….

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---¡Rancias retóricas para nombrar a tanto poetica ramplón que abunda en nuestra rada!---, diría Aniceto.

Poetas postalinos que apenas bosquejaron breve esquela al dorso de tarjeta neoyorquina con glamorosa fotografía de hermosas Venus, a penas con un vislumbre de color en las ya sonrojadas mejillas y labios pintados al pincel, y bardos serventesios que rimaron la primera con la tercera y la segunda con la cuarta y creyeron devorarse las aguas del lago y las arenas de Castilla. El retrato iluminado de aquellas Euterpes abundó en nuestras correspondencias más sentidas.

Los hubo, los hay y los habrá, plumíferos en esta rada como el sol de cada día. La cauda pasa por los portaliras, los vates, los aedas, los apolonidas, los rapsodas, los propios bardos y trovadores, los líricos, los felibres, los escaldos, liridas, liróforos, rimadores y cantadores de oficio pero no todos (como es ley del universo) comulgaron con los mismos principios y porfías. Troveros del Lago, Reyes de La Musa del Coquivacoa, Prosadores del astro Rey, Rimadores de la regia Diana multiplicaron periódicos y revistas, sueltos y pasquines donde vertieron su numen irredento. Cachimberos y repentistas a granel, buenos decimistas al detal que contaron episodios cotidianos con envidiable picaresca.

---Sí, y por debajo de la mesa pujaría su versito majunche---, replicaría Guillermo. Hay quienes alejados de Baco y sus pasiones, renunciaron a placeres mundanos

306 Alexis Fernández y en una cofradía se dedicaron a buscar la piedra filosofal y el elixir de la vida, trasmutar arenas en oro y obtener la eterna juventud, o la anhelada inmortalidad. Hubo quienes esgrimieron con severidad los postulados de vastas como severas filosofías hasta hacerse rígidos oráculos de peregrinas corrientes de pensamiento.

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---He tratado de articular semejante épica del modo como se la desglosó siempre inclinado hacia su posible continuación por la pluma más apropiada, que indudablemente es la suya. En el Canto I, he referido la ineludible acta fundacional de Maracaibo, iniciada con el descubrimiento del lago por Ojeda, el horror de los indígenas en sus casas en el agua, la mención de Venezuela en el golfete que nos sirvió de rada y gracias a Las ciegas se reduce a una orilla sembrada de enormes construcciones, sin vista ni fresco del saludable espejo de agua. Hago mención a sus protagonistas Anaida y Turapén, descendiente de los caciques Mara y Guairatín. El Canto II, se inicia con el lance mortal donde Turupén da muerte a Aruao y la celebración del matrimonio del vencedor con gran festividad. Las continuas guerras entre nuestros indígenas y los caribes peninsulares e isleños en el litoral guajiro, de donde surgieron las represalias del canibalismo, jamás acostumbradas en las guasábaras interiores del lago. El Canto III, al aporte de los conquistadores en los oficios, costumbres, artes y táctica militar de los aborígenes y viceversa, el provecho que los colonos sacaron de ellos en ciertas industrias, como la extracción de resinas, jugos frescos, fermentados, polvos y mil otros elementos vegetales de virtudes curativas llamadas Contra por los piaches en el tratamiento de la mordeduras de serpientes, cuyos curanderos eran a la vez sacerdotes evocadores de Amariba, espíritu del bien , en tanto que otros los Mojanes, curaban con la intervención de Yarfá, espíritu del mal. ¿Qué religión era ésta que no obstante sus visos de bárbaras supersticiones daba resultados positivos?

El Canto IV, trataría de los gobiernos coloniales y sus tiranías, de las encomiendas de indios a los poderosos de España, de la trata de negros y su introducción en el campo, del entrecruzamiento entre las tres razas.

---Es Usted, el llamado a continuar con semejante epopeya, es en cuanto resurrección de José Ramón, usted es Yépez resucitado, le dijo a Udon.

La Casa de la Bahía Fue en esa revuelta verbal, cómo Idelfonso Vázquez, prohijado del numen de Yépez, le propuso a Udon, darle continuidad a lo que la desgracia de su muerte ocurrida en las aguas del lago impidió concluir, un canto a la fundación de la ciudad, ya que su respeto al bardo mayor, a su numen el más codiciado de las beldades olímpicas, le cohibían darle continuidad a tan magna hazaña emprendida por el maestro.

El V canto versaría sobre las campañas emprendidas por nuestros próceres indígenas como lo es el caso de Tomas Vega, coterráneo de Urdaneta, que regó su sangre en el campo de batalla, y ningún poeta zuliano ha cantado el heroísmo de este prócer

Ni el bardo Vásquez cumplió su cometido, terminó endiosando al que pretendía denunciar. Ni el poeta Udón, aceptó su ofrecimiento.

Ese pleito no terminó jamás…cómo jamás terminó el pleito de Elías Sánchez Rubio con el mundo…desgarrado le cantó a la precaria condición humana, en sus años mozos compartió con Jesús Semprúm y Emiliano Hernández para integrar el grupo que llamaron Los Mechudos. Luego conformarían Ariel…los espantos de la bohemia y el martirio de la adición, dieron cuenta de sus desventuras…Se inyectaba su carga letal con una jeringa allí mismo en el boulevard Baralt, mientras compartía la tertulia literaria.Todose

Alexis Fernández que pasó la vejez y murió oscuro en su pobre cantón. Con sapiencia de la métrica, para evitar aburrimientos, he escrito en octosílabos los cantos de la celebración nupcial del canto II, dejando en libertad la métrica del III y IV y para el V, ha empleado catorce sonetos dedicados a Urdaneta y al olvidado Tomas Vega, en celebración centenaria.

Trashumantes, como el poeta legionario Ismael Urdaneta. Un poeta desgarrado que vio sucumbir el mundo, su ciudad y sus bardos. Terminó matándose, deshecho en sus miasmas. Recuerdo aquel verso irrenunciable para medianamente comprender parte de su arriesgada existencia

conjura: La noche…La estancia penumbrosa…El lecho, que revuelve mi ansia ¡el ansia del aire que falta en mi pecho!

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La Casa de la Bahía Aquel viril deseo de aventura y peligro, de andanzas y fiebre loca, me devora la entraña –buitre de Prometeo!atado a mi destino como el otro a su roca. ¡Poca cosa no!, verter así su alma en un verso, tan sonoro como exquisito no se logra a la vuelta de la esquina. Dejó una carta que se extraviará en nuestra frágil memoria, como esa exquisita musicalidad de sus versos con tan íntimo contenido. No tuvo paradero en sus andanzas. Se marchó a recorrer mundo y el mundo le ofreció las aventuras que el gustoso ejecutó, no sin espanto y dolor. Después de deambular por el país, el cuarto le quedó chiquito, viaja a Uruguay, conoce y trabaja como corrector de Rodó, sigue a Argentina, bien pronto partirá a Europa. España y Francia serán su destino. Son los días de inicio de la Gran Guerra, se alista en la Legión Extranjera de Francia, en el Primer Regimiento Extranjero, tropas francesas, británicas, australianas, neozelandesas apostadas en Bel-Abbés, en la batalla de Galípoli. Prontamente marchará sobre el estrecho de los Dardanelos, el antiguo Helesponto de Grecia, integrando la II Compañía del Batallón de Legionarios. El escenario es una guerra de trincheras. Un cruento ataque a la bayoneta…donde recibe un impacto de bala en la sien, resultando su oreja izquierda destrozada y quedando prácticamente sordo… se recupera en el Hospital Marítimo en la isla de Sidi y recibe dos condecoraciones, la Cruz de Guerra y la condecoración Inglesa… Mejora su estado de salud y obtiene permiso para llegar nuevamente a Paris, pavonearse en sus plazas y bulevares y escribir sus cartas y poemas en la distancia nostalgiosa que caracteriza su errancia…nuevamente la vida de cuartel, cierra filas en el IV Escuadrón de la XII Compañía… y otra vez parte a los Dardanelos, tres días consecutivos de duros enfrentamientos, el batallón es enviado al frente de Strout-mitza, en el mes de noviembre de 1915, el crudo invierno hace mella en el Escuadrón, el ejército búlgaro se defiende con coraje, se lanzan en una guerra de asedio que desangra ambos contingentes…se abren trincheras paralelas en zigzag, tierra de nadie, la guerra quema el Corazón Romántico del bardo que siente sus pies congelarse en el frente de batalla, su sangre derramada en la nieve sucia de Verdun, nuevamente Ismael Urdaneta es hospitalizado ahora en Mentón, cerca de Niza, en las instalaciones de la Cruz Roja…recuperado se alista y ahora forja combate en los montes de Ucrania, en esas trincheras ateridas de frio el poeta adquiere una terrible enfermedad, una tarbes dorsal, una parálisis que arruinará su vida… pierde su pierna izquierda y el poeta andariego le quita la toca de novicia a la enfermera que le atiende y termina casándose con ella. La Medalla de Verdún, La Medalla Interaliada , la distinción de Herido de Guerra y el Cordón de la Foragiere

310 Alexis Fernández de la Legión de Extranjeros acreditan su coraje, se exhiben lozanas en su pecho doliente…Vive unos cuanto años en Francia colaborando con periódicos de aquí y de Caracas…regresa ya en el año 21, realiza su viaje en el vapor Haití de la Compañía trasatlántica de Francia y regresa a la ciudad que le recibe con honores en el teatro Baralt. Se dedica a dar conferencias sobre esas experiencias en el frente de guerra, es llevado en coche hasta La Zulianita, donde comparte con amigos… reducido a una silla de ruedas ve disiparse su coraje entre la desesperanza y la realidad que empieza a carcomer su ya gastado ánimo… Y puesto que esa desgarradora como reveladora carta, dirigida a su hermano Arístides, después de dispararse un balazo en el corazón, se perderá, te digo como te decía que dice así:

Hermano: ¡zozobró el navío¡ Allí tienes la lista de mis acreedores. La suma es considerable. Si el general Pérez Soto, a quien rogarás me salve de esavergüenza póstuma, la encuentra algo subida, dile que te ayude con una partepara cubrir lo más urgente, es decir, esos cuatro recibos ¡de esta quincena¡que están en poder de: Alfonso Urdaneta, Arturo Andrade, Armando Segniniy Héctor Pons. Segnini, un gentleman, tiene además uno del 15 de este mes.

Solo que le rogué que me esperase y así lo hizo gentilmente. Cuando salgasa hacer las diligencias de entierro, ponte al habla con esta gente, basándoteen que quizás el banco no pague por un muerto. No me hagas un velorio seco.Dámele de beber a mis amigos y que echen sus cuentos y anécdotas: esto meserá grato. Nada, o muy pocas velas. Un ramo de flores quiero a la cabecerade mi cama. No permitas que el odio de mamá impida a Trinita llorar juntoa mi cadáver: sus lágrimas serán sinceras porque ha perdido a su segundopadre. Esa maleta negra mía se la había ofrecido a ella. Que la desocupen y que…se la lleve a la Nueva Venecia, 51, con el llavero, como está con la llave,el pito y la navajita. También es de Trina el retrato de papá que me acompañósiempre y hay que devolverle el retrato de ella que se halla aquí en mi cuarto.Llévate para tu escritorio el almanaquito y haz componer el reloj para que lotengas también. Los dos fluxes blancos míos se los dan a Rafael Morales: yo se los había ofrecido. Mi Cristo, para mamá. Guarda mi cartera y el estilo:tal vez se los darás a mi hijo algún día. De mi participación en la casa y en los terrenos, el día que se liquiden enviarás a mi viuda un 75%, la otra cuartaparte es para Trina. ¡Esta es mi formal voluntad¡Ya pedro Rivero tiene instrucciones para financiar mi libro y enviarle a Teresa,cuya dirección exacta es ésta: Madame Veuve Urdaneta, 5, Rue Margarithe, Vidi Adios,Bel-Abbes-Algerie.hermanoIsmael

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Posdata:Amamá que me perdone el dolor que le causo, pero mi vida era yaimposible: enfermedad, hogar ausente, sin situación y sobre todo sinesperanza. El fracaso de la gestión del Doctor Troconis desbordó el vaso. Alalma del Dr. Baptista debo ocho misas y seis a las Ánimas. ¡Debía hasta enel CIELO¡

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313 La Casa de la Bahía En nuestro lar, cada día el recién creado diario Panorama, colocaba en el boulevard Baralt, pizarrones donde un calígrafo anotaba los partes de guerra. El poeta Guillermo Trujillo Durán, dejó sentado su apreciación de aquella cruenta guerra. Su voz nítida así lo sentenció:AÑO 1914 ¡Qué trajiste? Funestas convulsiones en que todo ideal se despedaza, la tragedia de raza contra raza i el imperio de horror de los cañones ¿Tu obra? Desenfreno de pasiones, cetros blandidos por guerrera maza, el hierro del arado hecho coraza, i trocados los templos en bastiones. ¿Qué te llevas? Las cóleras sañudas del infortunio, el auge del progreso, i lágrimas de huérfanos y viudas. ¿Qué dejas? sangre, corrupción, ruinas el culto de Moloch en torpe exceso, i la visión del odio en las retinas.

---¡Lo voy a bañar, como Usted mismo dice lo voy a enharinar, recuerde que el rey Momo está de fiesta, que estamos en carnaval!

---¡No estoy jugando carnaval! Fue la respuesta de inmediato, colocando su mano derecha en alto.

---¡No estoy jugando carnaval. Incluso guardo luto!, ripostó el poeta.

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Alexis Fernández No todo fue liturgia del verbo en la soleada rada. También hubo sus desencuentros y no precisamente verbales.

Exceso de juventud, demasía de coraje, colmo de confianza, expresó en sentidas condolencias una población que se volcó a sus exequias. El otro caso casi épico fue el de Udón. Él andaba armado, llevaba su revólver, afincado en la pretina. Su traje de casimir azul marino, su sombrero de tirolés, su agua de colonia. Un carnaval con sus morisquetas y mascaritas, pero aciago. Tomaba sus tragos en el bar La Gacela, cuando se apareció Cadenas, el jefe de policía de la ciudad, echándoselas como siempre de muy guapo, tirándosela de gran cacao y le espetó:

Hubo un hecho que enluto a la familia de bardos, impresores y periodistas. La muerte prematura de José Ramón Yépez Trujillo. Un hecho aciago por demás. Se divertía en el boulevard Baralt, en La Copa de Oro, compartía con amigos y parientes, conversaba atento al maestro Aniceto Ramírez y Astier. Ya en casa, sin percatarse, tropezó en el umbral, cayó su arma y detonó. El tiro funesto dio en su rostro. No hubo manera de salvarlo. Todo fue tribulación en la casa que apenas si dejaba el duelo. Había fundado la revista Proshelios, con su hermano Rafael Yépez Trujillo, acompañados de José Butrón Olivares y Principios con Jesús enrique Lossada. Nieto de El cisne del lago, llevaba en su genealogía la impronta poética.

---¡Poeta lo voy a bañar!

---¡Prepárese juglar que lo baño!, ¡Lo voy a poner como un gofio!, dijo el intruso, cuando sin miramientos rompió con los dientes el paquete de maicena y ¡zuas!, lanza el contenido en el rostro del poeta, quien prestamente desenfunda su colt 36, cacha nacarada y de cinco disparos y detona, raudo, algunas descargas. El tiro, el tiro para cobrar la injuria, no dio justamente en el bribón que se había atrevido a lanzar el paquetazo. Desafortunadamente, dio en la cara de Felipe, en la frente de Felipe Peralta, quien departía con Udón. En la algazara uno de los disparos

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Seis meses estuvo recluido en la cárcel por el desafuero cometido en la humanidad de su amigo. Dolido escribió aquel hermoso canto que llamó Lira Triste, en uno de sus cuartetos dijo de su consternación:Errómitorpemano al delincuente que con sus fieros provocó el castigo, y el ciego azar, funesto y enemigo, tendió a mis o pies la víctima inocente.

Hombre de lances y versos rozó más de una vez los umbrales de la muerte. Su despedida fue de las más sentidas por el pueblo y sus poetas le cantaron hondas endechas de adiós. No podía faltar a la ceremonia de glorificación, la voz del poeta Trujillo Durán:

La Casa de la Bahía dio en la cabeza de Felipe Peralta Villalobos, quien cayó fulminado en el sitio. Un tiro agarró el intruso oficial de policía, en el sitio exacto donde los reciben los que huyen, escribió sentido Rafito Yépez Trujillo, entrañable amigo del poeta.

Taumaturgo de manos generosas, de elevado sentir, de paso diestro, distribuyó su pan, brindó su vino, enalteció los seres i las cosas, i al recorrer su ríspido camino, tocaba piedras i se hacían rosas.

316 Alexis Fernández Pero Zeus se marchó. El Olimpo entero alzó vuelo, a lejos las riberas se oscurecían. Hubo que sacudir a las musas que querían deambular por el boulevard Baralt. Júpiter guardó sus mapires y también se fue… Apolo canceló sus deudas, puso al día sus réditos y caminó…

Todo se alteró. Después que la tierra detonó el horizonte se alteró para siempre. La barahúnda de gente venida tras los destellos del mene, se adentró con herramientas de fuego a succionar las entrañas de la tierra, más allá de los espejos de agua. De esas esencias había brotado aquella vena mineral que sacudiría hasta el último rincón de la casa en las aguas. La misma gente del país dejó los surcos de siembra para medrar en los surcos de una aparente riqueza que más temprano que tarde nos sumiría en una desesperanza mayor. Ya el poeta Idelfonso Vásquez se quejaba de las siegas que ocurrían en las riberas para ganarle terreno al lago con el propósito de construir edificios. Y así se quedó con su error de ortografía La Ciega, en vez de La Siega, como debería ser. Y cada vez más al estuario se le fueron quitando ribas como corrientes perdía el cardumen y alas enfangadas revoloteaban en las orillas. Y el poeta del lago azul y los verdes palmeros fue de los primeros que se percató en esa pesadilla de asfalto se nos venía encima. Lo dejó sentado en Oro Rojo Del vientre del lago sonoro al pie de las sierras vecinas, con sedes hidrópicas buscaban el “Oro negro” de las …..….minas. I ufanos, alegres, risueños, paseaban en torno la vista, como si allí fuesen señores i dueños por lei de Conquista.

El poeta legionario al regreso de sus andanzas cunde en estupor ante la arremetida contra el lar nativo

No fue ajeno Rafito, Rafrael Yépez Trujillo, al brusco cambio que ya se hacía sentir en el alma de las ya otroras musas del estuario

317 La Casa de la Bahía

No he sentido en mi vida dolor más lírico de irremediable ausencia de colorido local, a mi regreso a Maracaibo, que el ver en el Lago de mi infancia las barcas, las ingenuas y blancas barcas de cabotaje que convertían el Lago en un estanque, el verlas con el pecho y las alas tiznados de petróleo.

La muchacha moderna que se muere de abulia (asalto del liceo al vodevil) y en esta tierra puebleril del Zulia sueña con Roquefeler o Roschil, luce glumer de seda en la tertulia y dice yes y fuma chesterfil Esas notas que te dejo en el aparte, Zeus y Cía.…, son para un teatro de guiñol, un tenderito móvil para títeres, armable y desarmable en cualquier plaza de la ciudad.

Lo creó Laurent Mourget, un sacamuelas, que para espantar el dolor mientras trataba a sus pacientes ingenió historias representadas por marionetas, movidas detrás de un mostrador. También en Lyon, el centro mundial de la seda, el mismo estado donde los Lumiere inventaron el cinematógrafo… Lo escribí en compañía de Régulo, después de las proyecciones y los espectáculos del circo…¿de Régulo March? No, de Régulo Díaz, el March, con su novia oculta, tomados de la mano, no se perdieron una sola función en la amable oscuridad del teatro… Régulo Díaz, recordaba al terminar la escritura, que hacíamos de memoria, a dos manos, tratando de articularnos en una sola voz, para ser contada en ese anhelado teatrino armado en cualquier esquina de la ciudad, la descripción de las vistas de la ciudad, del maestro Silvestre Sánchez, “…La del norte se ve en forma de un anfiteatro con un conjunto de casa de diferentes tamaños, y sobre ellas los capiteles y torres de los templos, que junto con las azoteas y miradores de algunas casas parece una ciudad nacida del seno de las aguas...” quisimos esa arquitectura, el anfiteatro de una ciudad nacida del seno de las aguas…

318 Alexis Fernández

Circo-teatro Variedades

No me dirás que el circo no es la expresión más íntima de la condición humana: asombrarse, asombrarse con los vaivenes de la vida y luego, reír, reír, hasta desfallecer y si te falta el aliento, llorar, llorar hasta morir---, dice en sentida confesión, Régulo March.

---Haremos nuestro propio circo. Un circo contiene al teatro, pero no a la inversa, dice retadoramente Manuel ahora cuando la compañía circense culmina su temporada. Esas operetas y zarzuelas, comidillas y cuentecillos no remedan tanto la vida, como la suerte de un circo echado a andar. Allí puedes ver, no al dueño del circo que al final es un empresario rendido antes sus ganancias, o un pobre diablo preso de los avatares, tan limpio como el último de sus payasos (que aún en su congoja puede hacerte reír o llorar con el carruaje de sus penas). Puedes sí, admirar al acróbata en su precisión ante el salto mortal. A los trapecistas más arriesgados que el anterior, al combinar sus ágiles movimientos, en la confianza mutua, de que quien lo recibe 1917

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armar la nueva función, el nuevo invento, la nueva retreta, dice entre risas Régulo March. El circo de la rada Hemos negociado los tablones del circo El trébol, unos tablones de carreto, madera

La Casa de la Bahía en el lance final, es su otro yo que no cederá un ápice en sus músculos y nervios templados, ya que el próximo que lance su columpio puede ser él; el arriesgado domador de feroces bestias, cuyo solo aliento y rugido basta para enervar al más conspicuo de los señores del circo, pavonearse con arrojo a las fauces impredecibles; las bellas bailarinas, más hermosas aún en saltos y volteretas, los transformistas, esa combinación entre ficción y realidad, que terminan asumiendo la personalidad del que vive en trance; el tragador de espadas de fuego y el certero lanzador de puñales a hermosas como arriesgadas jóvenes que ven sus valerosas dagas a escasos centímetros de sus bien pincelados rostros; y los payasos, artífices de la ternura, la sonrisa cómplice y el asombro, mayor humanidad es imposible suscribir bajo el sencillo pero ardoroso acuerdo de armar el tinglado para hacer felices a los otros, al expectante público. Son seres que cada tarde, en la fanfarria y las bambalinas, asumen las distintas personalidades que durante toda su vida han cultivado para hacer sonreír a quienes tienen la dicha de no haber envejecido, puesto que quien asista a un circo, es un ser siempre joven. No sólo por las ocasiones que le lleven a la risa incontinente, sino por la capacidad de asombrarse, de no haber perdido definitivamente su alma de niño---, relato con fruición a Régulo quien ya ojea los periódicos, precisando los anuncios del último circo que se estrena en las arenas de la ---Norada.queda sino continuar con la feria, como diría Aniceto. El periódico no daba para más. Gutenberg había cumplido su ciclo. La inesperada muerte de Aniceto, el alma del negocio como refería Guillermo. La enfermedad de José Ramón, y su retiro progresivo del periódico, y su inminente muerte. Los costos de impresión, más el elevado precio del papel, no permitían cubrir el pago de los prensistas, mucho menos contratar al nuevo redactor. Gutenberg con un por hasta ahora, decía sencillamente ¡Adiós¡ ---¡No sé cuántas veces repetiremos esa cantaleta!, le susurro aún compungido a ---HastaRégulo.

me ha dicho con una voz de viejo que se esconde tras sus agudos ojos interrogantes, cuando diligente aplica un barniz con base en resinas preparadas por él mismo para la protección de la madera, se destaca como estudioso de las matemáticas y desde el eclipse del dieciséis cultiva la astronomía. Un teatro en forma de herradura, como el mismo teatro de la Opera en Paris y el mismo Baralt en nuestra bahía, ¡Qué abuso del concepto!, diría Aniceto. Pues sí, Aniceto, un teatro que se abra al gran público y pueda albergar en su programación toda una gama de posibilidades. Ópera y zarzuela, comedias, circo, cine y hasta ring de boxeo. La disposición es bajo la noción del viejo teatro italiano, lograr la mayor perspectiva para el público, lograr la integración entre los actores y el soberano ávido que acude a sus instalaciones. Ya he firmado convenio para continuar con las proyecciones del cinematógrafo en nuestro propio teatro.

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Ante la construcción que dirijo se desenvuelve con destreza un joven aprendiz de albañilería que realmente me ha impresionado, lo había conocido cuando el eclipse del 16, hizo la cola para observar en el telescopio, llevaba en la mano, un vidrio que él mismo había ahumado en su casa, un curioso muchacho interesado tanto en la técnica de cualquier oficio como en la explicación teórica de cuanto se moviera a su alrededor. Régulo Segundo Díaz, es el joven que ya descuella como maestrico de obra, realizador de plantillas para los decorados de las fachadas, los llamativos remates policromados, las molduras y formas en relieve, para decorar las encendidas cornisas, rosetas y arabescos, así como las ventanas redondeadas y los vistosos portones, de buen gusto que decoraron por años nuestras casas. Amén de ser un empecinado lector y aplicado pintor, alumno de Manuel Puchi Fonseca. Ha trabajado con interés el arte de la construcción y habilidoso aprende cómo tratar la madera, cómo trabarla para no maltratarla, además de poseer un sutil sentido de la realidad, en momentos cuando se desempeña con diligencia, en la construcción del circo-teatro que levantamos en la calle Carabobo, “!Estas arcadas llegarán más lejos que un simple teatro, un coliseo griego digno de grandes representaciones teatrales…!”

Alexis Fernández dura y noble, bien cortada en menguante, ideal para la construcción del teatro de variedades que observé en Bucaramanga, en el teatro Peralta, hace ya unos cuantos años, ¡veinte para ser más precisos¡ y que aquí construiremos, Régulo March y este servidor, para continuar el desconcierto que la muerte de Aniceto, la siguiente muerte de Rafael Yépez Serrano, ha dejado.

Un verdadero teatro de variedades y así lo construiremos y para decidir su nombradía, convocaremos a un concurso a nuestro distinguido contertulio, el pueblo de nuestra rada, al mismísimo pueblo que bajo una sencilla votación decidirá, no sólo su nombre sino además nuestro destino como en el lance de unos naipes en el

Sí, lo llamaremos como el soberano decida. Yo mismo haré de maestro carpintero, constructor y empresario del espectáculo. En cuanto a la ubicación, ya hablamos con Udón Antero Pérez, quien ha estado de acuerdo con el arrendamiento del terreno, ubicado cerca de la calle Carabobo, entre Vargas y Páez, en un terreno de la esposa del estimable Udon Pérez. Es más, construiré un pasillo desde la casa de Udón al palco, así las Delias podrán asistir al teatro sin salir a la calle, como con su humor socarrón, el poeta ha sentenciado “!para que asistan al teatro, sin salir a la calle, cuando muera su padre¡”.

---Haremos nuestro propio circo. Un circo contiene al teatro, pero no a la inversa, dice retadoramente Manuel ahora cuando la compañía circense culmina su temporada. Esas operetas y zarzuelas, comidillas y cuentecillos no remedan tanto la vida, como la suerte de un circo echado a andar. Allí puedes ver, no al dueño del circo que al final es un empresario rendido antes sus ganancias, o un pobre diablo preso de los avatares, puedes sí, admirar al acróbata en su precisión ante el salto mortal. A los trapecistas más arriesgados que el anterior, al combinar sus ágiles movimientos, en la confianza mutua, de que quien lo recibe en el lance final, es su otro yo que no cederá un ápice en sus músculos y nervios templados, ya que el próximo que lance su columpio puede ser él; el arriesgado domador de feroces bestias, cuyo solo aliento y rugido basta para enervar al más conspicuo de los señores del circo, pavonearse con arrojo a las fauces impredecibles; las bellas bailarinas, más hermosas aún en saltos y volteretas, los transformistas, esa combinación entre ficción y realidad, que terminan asumiendo la personalidad del que vive en trance; el tragador de espadas

---¡No me dirás que el circo no es la expresión más íntima de la condición humana: asombrarse, asombrarse con los vaivenes de la vida y luego, reír, reír, hasta desfallecer y si te falta el aliento, llorar, llorar hasta morir!---, dice en sentida confesión, Régulo March.

321 La Casa de la Bahía escenario de la vida.

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El día viernes a las diez de la mañana, previamente habíamos convenido que nuestro Hércules, arrastrará seis coches de caballo, para cuatro pasajeros desde La Casa Azul al pie de la estatua de Baralt, abrazado del parachoques de un vehículo. De muy buen ánimo, el ruso Mikhail, arrastraba con su descomunal fuerza, la cuerda de los seis coches cargados de pasajeros hasta que una llovizna pertinaz hizo patinar el vehículo, ¡la gente se volcó a las calles a ver tremenda demostración de fuerza¡, fue el preámbulo para el lanzamiento, ¡por fin¡, de nuestro ansiado teatro de variedades.

Al fin, nuevamente un sábado en la noche, como aquella cuando presentamos el vitascopio en el nuestro fastuoso coliseo, la regia inauguración ahora del

Para su inauguración hemos contratado al atleta ruso Mikhail Scheiberlin, personaje de una extraordinaria fortaleza. Cómo doblaba las monedas, cómo arrastraba coches con pasajeros por los rieles del tranvía, cómo catorce gendarmes de la policía del estado, quedaron más que exhaustos al pretender derribarlo, en una extraordinaria demostración de fuerza.

Alexis Fernández de fuego y el certero lanzador de puñales a hermosas como arriesgadas jóvenes que ven sus valerosas dagas a escasos centímetros de sus hermosos rostros; y los payasos, artífices de la ternura, la sonrisa cómplice y el asombro, mayor humanidad es imposible suscribir bajo el sencillo pero ardoroso acuerdo de armar el tinglado para hacer felices a los otros, al expectante público. Son seres que cada tarde, en la fanfarria y las bambalinas, asumen las distintas personalidades que durante toda su vida han cultivado para hacer sonreír a quienes tienen la dicha de no haber envejecido, puesto que quien asista a un circo, es un ser siempre joven. No sólo por las ocasiones que le lleven a la risa incontinente, sino por la capacidad de asombrarse, de no haber perdido definitivamente su alma de niño.

La Casa de la Bahía anhelado sueño de Aniceto, Régulo March, Guillermo y yo quien había alquilado hasta los botones de hueso de las costureras de la casa, para culminar tan ansiada empresa. El día sábado 6 de octubre de 1917, ocurrió la regia inauguración, en la esquina donde se cortan las calles de Carabobo y Páez. En un concurso abierto, rodeado de entusiasta participantes, lanzamos la escogencia del nombre del teatro. Variedades, Variedades, fue el nombre suscrito por los vehementes partícipes. Esa noche inaugural, Mikhail Scheiberlin, hizo danzar sus fornidos bíceps al son de una delirante melodía, dobló a placer gruesa platinas de hierro, hizo que Angelito Castillo, tan descomunal como él, rompiera a golpes de mazo una enorme piedra colocada en su pecho, varios forzudos del público trataron en vano de remover una larga vara de sus portentosas manos sin estremecerlo un centímetro de su cuadrante.

La adaptación cinematográfica de la novelista italiana, Matilde Serao Mi vida por la tuya, en creación de María Carmí y Tullio Carminatti, ocupó el Variedades con furor. En el diario Panorama, exhibíamos con beneplácito, tantos los anuncios de las películas como cualquiera otro evento que colmaba la cartelera de funciones

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Se promovió entonces, una lucha cuerpo a cuerpo con aquel gigantón, experto en artes marciales. Mil pesos casó la empresa a quien fuera capaz de vencer, en un lapso de cinco minutos en lucha greco romana, jin, jitsu, cah-cath-can al atleta Mikhail Scheiberlin quien diestro en el escenario se pavoneaba, conocedor de las artimañas de la lucha y poseedor de una descomunal fuerza, balanceándose en su andar, por las calles polvorientas del Maracaibo. El colombiano, José Benito Auly, se presentó al desafío. Le dio brega al luchador el caleño que astuto, repelía las destrezas del ruso, dispersándose cual escapista con un juego de piernas dignas del mayor elogio. Como un corolario de nuestras actividades en el recién inaugurado teatro, se esperaba con impaciencia, por las veladas cinematográficas que logramos realizar dos veces por semana. Una concurrencia afecta al cinematógrafo que incluía desde niños, jóvenes, mujeres y algunos caballeros que eran arrastrados por el grupo familiar, disfrutaban con agrado las películas que progresivamente fuimos dando en los horarios normales como en los estelares. Tantos años de esfuerzo recorriendo el país con el equipo a cuestas, era realmente reconfortante. Bien ubicada la cabina de proyección, a buen resguardo los aparatos y las cajas de cintas, superadas las penurias de las primeras vistas animadas, era un placer proyectar en aquel confortable local que se convertiría en los años siguientes en el mejor cine de la ciudad. El estreno de Lo Imposible, tuvo que ser repetido en varias oportunidades.

324 Alexis Fernández CIRCO VARIEDADES

HOY JUEVES GRANDIOSO ESTRENO MI VIDA POR LA TUYA Reprisse de Lo imposible Artistas de Varieté desfilaran encumbrados en nuestro coliseo. Emma Muller, la gran cantante y Claudio Bray, el Doctor Bray, el gran Ilusionista Excéntrico hacen memoria en sus roles estelares. Vitoria y Carrillito, los valientes toreros pisaron el redondel del Variedades poniendo de manifiesto su arrojo y gallarda simpatía en las lidias del coso taurino. Más de una vez, intercalamos cine con drama, para beneficio de algún actor en precarias condiciones de salud, recluido en el lecho del dolor como enteraba la prensa o, bien para alguna institución de beneficencia que nos endilgaba el título de filántropos. La Santa Biblia fue una de las producciones que mayor expectativa causó en la ciudad. Relatada por jóvenes actores bien peripuestos detrás del telón, iban narrando con singular pasión y maestría los diferentes cuadros alegóricos a las sagradas escrituras. El clero en pleno asistió impelido por la popularidad de la cinta y el fervor de la feligresía en la concurrencia al evento. Fedora con la actriz florentina Francesca Bertini, con su exquisita y matizada sexualidad, no fue del agrado del entusiasta clero…esa diva del cine mudo produjo más de un dolor de cabeza… Un momento estelar fue la introducción del boxeo, la primera pelea de boxeo escenificada en nuestro país. Eduardo Passeiro, argentino y Ernesto Swamberg, americano. Dos encuentros sucesivos, cuyo ganador fue el americano. Daniel Alvarado, un pura sangre maracucho, reta al americano Ernesto Swamberg. Se acepta el reto. Daniel Alvarado, “El Caballo”, poseedor de una proverbial fuerza, se entrena con Aniceto López, un diestro jugador de palos y con Héctor Quintero, sagaz con la peinilla, de quienes recibe pertinentes pero muy breves instrucciones.

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La Casa de la Bahía Hay quienes apuestan por la fortaleza física de Daniel, señalan su fuerza y destreza, al sacar de un jalón el último saco de café de una ruma de diez, hablan de su fuerza para destrabar puertas, desarrajar gruesas argollas y mover pesados toneles en el muelle. Hay un ligero intercambio de golpes de reconocimiento entre los contendientes de peso mediano. Hay un golpe a la barbilla del criollo, de parte del americano que mueve con destreza sus manos y pies. Hay un izquierdazo que conecta Daniel sobre el rostro de Ernesto, más bien un ramalazo de su enguantada mano izquierda que sintió de pronto convertida en peinilla. Uno, dos, tres, pasos al frente de Ernesto y el criollo que recula contra las cuerdas. Se envalentona cuando escucha su nombre, que descuella con creces del vocerío, y se lanza al ataque, con el impulso de las cuerdas y con los puños en guardia, se encuentra con el contendiente que se lanza a su vez, para rematarlo, el encontronazo fue mortal, ambos caen sobre la loneta del ring. ¡Daniel¡, ¡Daniel¡, ¡Daniel¡, ¡Caballo, es tuyo¡, escucha al final cuando sin mundo cae contra el piso que lo recibe sin defensas.

Hasta diez le contó el árbitro, Esteban Paris, en medio de la expectación general.

Ocho le contó el árbitro, al contrincante, quien con pericia había colocado sus guantes para amortiguar la caída, y quien es inmediatamente, declarado vencedor. En la algarabía, recuerda que es la primera vez que un caletero se pone guantes, sube al ring, se enfrenta en una contienda de boxeo. Se recuerda invicto en las peleas callejeras, a la salida del colegio, cuando derrotó a más de uno con el coraje de sus puños, recuerda que solo dejaba al contendor cuando alguna vecina salía con un cántaro de agua y los bañaba en plena faena. Recuerda su fortaleza en las faenas cafetaleras en el muelle. Vio con lágrimas en los suyos, los rostros de los derrotados, vio la calle arenosa, enfangada en los lados, donde crecía una hierba rala, la larga pared del colegio que servía de escenario, donde algún pendejo había escrito “Caballo, se deja…”, y otros insultos aún más graves, sitiada de perros y muchachos. Vio por último, los rostros de sus dos entrenadores, uno de juegos de palo y el otro diestro con la peinilla, quiso imitarlos en sus destrezas, quiso ser uno de ellos. No supo más del asunto, inconsciente, en hombros es llevado por la calle

326 Alexis CaraboboFernándezhastasu casa.

Por atribuciones del gobierno de turno, fue prohibido el boxeo por considerarlo una práctica cruel, práctica que se continúo realizando en los patios de las casas, en los solares, en los enlosados, donde no estuviera el ojo oficial. El nuevo gobierno, da de nuevo la permisividad y ya es el Variedades que compite con la empresa Parisina, en la contratación de nuevo combates. Boxeadores de Caracas, Chile, Argentina, del Caribe llegan expectantes a la ciudad, en los meses siguientes, la bahía es un fogoso ring de boxeo. Fotos, postales, cartelones, llevan impresos los rostros de famosos púgiles tras los rudos guantes en alto. El gesto feroz, la mirada incisiva y los puños enguantados en insinuante combate reunieron los manojos de barajas intercambiadas en los mercados El otro gran momento fue el encuentro entre “El tigre francés” y “El pantera negra”. Francia y Trinidad enfrentadas en un reto mortal. El tigre empezó a destruir los carteles del encuentro, donde aparecía el nombre y el torso en pugilato del pantera; el otro se envalentonaba, de sólo escuchar su nombre. Carteles destruidos y escaramuzas verbales se sucedían, prometiendo un combate letal. Escupitajos del uno, al rostro en el cartel del otro, avivaban un encuentro a muerte. No duraran un raund, todos de pie, vimos como caía fulminado el pobre tigrito francés. “El pantera negra”, propino fuerte nocaut al tigrito que desfallecido, es sacado en hombros. Memorable, memorable por la carrera artística del tenor, por su prestancia en escenarios internacionales, por su impecable voz fue la presencia del artista Miguel Fleta, asistido por la compañía de Alfonso Bracale. Aquilatado por una impecable trayectoria, el artista quiso ponderar sus exquisiteces vocales, no en ese ¡Corral

Palco y Platea: un Bolívar- Preferencia Numerada: Bs. 1.50 – Palco Primera Fila: Bs.2 Galería: Un real:-: Localidades por Teléfono 75 No todo ha sido soplar y hacer botellas, como bien refería March, ante las desventuras y percances suscitados en el negocio de instalar tu templete y proyectar películas, cuando armado de un cinematógrafo Gounond, proyectábamos películas en el teatro Baralt. Para muestra un botón. El caso del estimado amigo César León. Como el mismo lo había canturreado por estas calles de Dios, el empresario de películas es un jilguero, por estos andurriales, pasa la vida lleno de esperanzas y en las faltriqueras ni un patacón. Juntó sus reales y medios, pasando más privaciones

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La Casa de la Bahía de comedias¡, donde Bracale y yo como empresario, lo habíamos metido. ¡Por todos los santos, cómo me han metido en semejante chiribitil¡. ¡No!, ¡no!, que mi excelencia como artista desborda estas limitadas como precarias circunstancias. Amén del calor, de un calor sofocante que hace en esta remota bahía. ¡Aunque de gente bien pintoresca, ¡eh¡ Tengo que cantar donde ayer mismo celebraban una maestranza, donde huele aún a matadura, a cascajo, a sangre asoleada, cantar donde la gente se cae a golpes y hacen demostraciones de fuerza, gritaba a viva voz, al maestro Bracale, que disimulando los enojos del tenor, sonreía mientras con un enorme tabaco ponderaba las virtudes del mejor café que había tomado en su vida, ¡y mire Usted¡, que he andado en estas riberas de América. ¡Que no cantaba allí!, dijo a Bracale, que en ese coso aún había el sofoco y los olores de las bestias en las faenas taurinas, que aún se sentía el forcejeo de aquellos rines de boxeo, que aún se escuchaban las risas como los llantos de payasos, sin contar que entre el público, rodeado de su familia y amigos, el general Vicencio Pérez Soto, gobernador del estado, se arrellanaba en la cómoda butaca del palco preferencial, para presenciar al inigualable tenor español que llegaba a las costas lacustres, al sin par Miguel Burro Fleta, quien sin inmutarse, ordenó a uno de sus escoltas, asistir al señor tenor al teatro, que ya esperaban por él, sino anúnciele, ¡que le sale calabozo¡, dijo casi al oído del gendarme quien salió presto a ejecutar el mandato. En menos de lo que canta un gallo, Miguel Burro Fleta, nacido en Albalate de Cinca, en Huesca, interpretaba lo mejor de su repertorio y desgranaba ante un público complacido, incluyendo al mismo gobernador, a su familia, a los señores procuradores, al zorro Bracale, su donaire de artista galano de escenarios internacionales. Su portentosa voz, interpretando las arias y romanzas, se escuchaba nítida en los predios del mercado y del Boulevard Baralt.

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Alexis Fernández que ratón en herrería. Adquirió su cinemógrafo, se instaló en La Rita, armó su cuchitril en la plaza pública, previos permisos de actuación, todo legal, toda ley, para pasar sus películas y remediar sus días con las presuntas ganancias producidas por el artefacto. Películas que alquilaba a la firma del turco Abraham Lahoud, quien arrendaba desde un clavo de olor hasta un clavo de acero. Las películas las resguardábamos nosotros tanto como para proyectarlas en el Variedades, como para conservarlas en buen estado, ya que el material empleado en su confección, era sumamente delicado y el turco Abraham Lahoud, no quería correr ningún riesgo, altamente inflamables eran susceptibles a cualquier percance, ¡si truena o relampaguean, se incendian¡, decía evitando complicaciones algunas. De modo pues, que el amigo César, alquila su material de películas ante la firma del turco Lahaoud y nosotros mismos le hacemos entrega del pedido. En plena proyección, un primero de enero del veintitrés para ser más exactos, cuando ya el público disfrutaba de la cuarta parte de la película El Luchador, bastante trajinada por cierto, aconteció lo que la desgracia no escatima cuando está por entrar en escena, en el preciso momento de sacar la película que se acababa de pasar y colocar la quinta parte de El Luchador en el aparato proyector, se inflamó instantáneamente esa cuarta parte que se había quitado, trasmitiendo el fuego a la que se empezaba a pasar, ¡fue la locura¡, las llamas no dieron lugar a nada, se incendió hasta el mismo proyector, y como pudo ayudado por varios amigos y espectadores, logró lanzar de la base del templete donde estaba colocado, al piso, el aparato envuelto en llamas y a duras penas, apagarlo con arena. Fue la ruina. La cuarta y quinta parte de la película El Luchador y la primera parte de la cinta La Dama del Guante Negro, que estaba en la bobina, en su caja de lata lista para su proyección, habían sido destruidas por el fuego y para mayores desgracias, al aparato proyector se le habían partido las piezas de engranaje. El turco Lahaoud, encolerizado le quiso quitar hasta el alma. ¡En dólares tenía que resarcir los daños¡. Una cantidad que exorbitaba el menguado peculio de nuestro amigo León. El caso de embargo y enajenación de bienes, lo llevo a tribunales, buscando que al amparo de la ley, los ojos de Dios, la gracia divina y no sé cuantos santos, iluminara a aquel impío que adquiriendo aquellas películas a bajo precio quería esquilmar con las mismas. Contra su descarga (embargado por una elevada suma, mas la enajenación precautelativa de dos de sus casas, el turco Lahaoud, había clavado sus garras en la víctima de turno, no aceptaba la cantidad ofrecida para resarcir el perjuicio), el amigo Léon, aducía que por referencias de empleados de la firma, las películas las había adquirido a muy bajo precio para especular con ellas, aquí en Maracaibo.

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La Casa de la Bahía En su amparo los abogados del esquilmado y ofendido, César León, abrían esbozado: Es de advertir que Lahauod había manifestado yá a personas amigas que ese material de películas lo había comprado a mui bajo precio con el fin de especular con él aquí en Maracaibo, lo que mui bien hace suponer que si hubiera sido un espíritu accesible, de los que no solo viven en la vida por el mezquino interés material, sino también por los nobles impulsos de humanitarias acciones de seguro que hubiera aceptado mis ofrecimientos, puesto que en muy poca cosa iban a perjudicarse sus intereses. A este respecto pudiera aducir cada quién las razones que a su conveniencia tuvieran; pero por encima de todo es la conciencia i el impulso de justicia los que predominan siempre en estos actos para apartar la obcecación del interés i darle cabida en el espíritu a la equidad racional de toda acción noble y generosa…Acontecimientos hai en el curso de la vida que no pueden por menos que obrar de un modo intenso en el espíritu racional; i ante la magnitud d ellos, queda uno cruzado de brazos ensimismado en profundas meditaciones a la vez que con glacial indiferencia i estoicismo contempla los actos repudiables de ciertos individuos, que sin impulso generoso que aliente el alma, si es que la tienen, van cortejados por la codicia infecunda para el bién pero pródiga para sembrar perjuicios; i guiados solamente por las pasiones mezquinas acometen a diestra y siniestra, sin deliberar la magnitud de males que pueden causar con los actos de justicia i atropello que quieren consumar. Tales son las consideraciones que sugiere a mi pensamiento el proceso que se ha instaurado contra mí, i las que obrando de modo poderoso en el espíritu han hecho que me practique una indagatoria a mi conciencia i me pregunte: ¿Por ventura he obrado mal al contribuir a resarcir a Lahoud la pérdida que pudiera haber sufrido él en las tres partes de películas que me alquilara? No; por el contrario he creído obrar bien al presentarme voluntariamente al resarcimiento de esa pérdida al alcance de mi escaso peculio, i sin deberlo hacer, porque el caso del incidente ha sido accidental, fortuito; i que si, a primera vista, casos como el presente parecen no obedecer a una fuerza mayor, algo coincide en ellos que no está en el orden moral i común de las cosas; por lo tanto, son acontecimientos que emanan de leyes inmutables no conocidas por la naturaleza humana, i la lei en su interpretación debe de considerarlos excepcionalmente como casos inevitables, accidentales o fortuitos. Nada de esto se ha tenido en cuenta por parte de los que siguiendo el impulso del interés particular i material han procedido en mi contra; i antes que oír la voz de la razón i situarse en el camino de la equidad i la justicia, para accedera un convenio razonable, prefieren ocurrir a los tribunales de justicia para deslindar este desgraciado como enojoso asunto…i me defenderé con la plena convicción que mi defensa es de justicia; i la confianza íntima me acompaña de que Dios salva al que está salvo, i El no habrá

El caso se ventiló finalmente en los tribunales que….

330 Alexis Fernández de permitir que se cometa una injusticia; por el contrario , si hemos de creer que hai Jueces, bien sé que cuando ellos siguen el camino de la rectitud i se inspiran en los nobles dictados de la conciencia, cumpliendo a cabalidad con su deber, como lo demandan los sagrados i altos principios que les impone el ministerio de que se hallan investidos, jamás declina, ni tergiversan el dictado de la Lei; i sus sentencias son siempre rectas emanadas del cumplimiento de la Justicia, dando al César lo que es del César i a Dios, lo que es de Dios. César León Maracaibo, febrero de 1923….

331 La Casa de la Bahía

La fabriquita de hojalata

Ala par del circo-teatro que armaba, me di a la tarea de construir una fábrica de hojalata, una nueva ventolera (así lo vio el de aquí y la de más allá) para armar la díscola cabeza. Una fábrica para envasar productos perecederos que necesitaban ser transportados o bien resguardados para evitar su descomposición. Con precisión, sobre las prensas, lográbamos el corte de las delgadas hojas de lata, hacíamos su costura sobre los bordes hasta lograr la forma del envase y en serie troqueladas al final del canal, iban cayendo los recipientes de las más variadas formas y tamaños, de acuerdo al molde que empleáramos como guía. Régulo March, jamás olvida la cara de satisfacción de Ramón Villasmil, quien estaba al frente del recién creado diario Panorama, y necesitaba enviar unas hallacas a España, a Madrid donde residía, por razones de estudio, miembros de su familia. Con denuedo realizamos aquel empaque que garantizaría la frescura del producto, ---¡Llegaron intactas!, repetía la feliz expresión de Ramón al comprobar que su familia se había deleitado con el envío en el mes de diciembre… y así tantos otros encargos que llegaron lozanos a sus respectivos destinos. Láminas para envasar, empaques resguardados al vacio para garantizar su higiene, limpieza y calidad de los productos que permitían su mayor rendimiento… labor que tenía una genuina vocación artesanal que cultivaba con la pasión de la ebanistería y la construcción de inmuebles… con el tiempo, los compromisos adquiridos al frente del Variedades, las diligencias en la preparación de planos y maquetas, “la fabriquita” como así la llamamos fue administrada por Ciro y Roque que hicieron buen provecho de su producción artesanal. Con Régulo Díaz, acreciento el gusto por las molduras que con tanto esplendor ennoblecen nuestras fachadas. El buen gusto de esos coloridos perfiles, venía de Holanda, se impuso en Curazao y terminó conquistando nuestras fachadas, que no ocultaron

332 Alexis Fernández ciertos atrevimientos y caprichos, propios de nuestra inventiva. Cornisas, grecas, adornos policromados y en relieve, jambas, dinteles, gárgolas, guardapolvos, rosetones y zapatas, pintados en aceite con los colores primarios se alternaban bajo los almendros para retar la brillantez solar. Era un trabajo de alarife, ebanista, pintor y artista que ostentaba el nombre de una entrañable pariente de la casa cuando no, el de una remota ciudad que alguien había avistado en alguna revista para colorear.

333 La Casa de la Bahía Urania se estrena en Maracaibo

“La Tierra no es sino una isla flotante, un Hamlet en este gran país solar, y este imperio solar es él mismo sólo una provincia en las profundidades del infinito espacio estrellado” Camile Flammarion. Después de sortear toda suerte de inconvenientes, logramos el proyecto del observatorio Urania, instalado en Isla de Toas. En un terreno cedido por Atenógenes y Alcibiades, dos viejos pescadores, parientes de Lisandro Alvarado, el amigo que nos atendiera cuando tomábamos las fotografías e intentábamos hacer la película sobre la Isla -en el montículo de un cerro, rodeado de un terraplén colonial, resguardo en la época ante la presencia de piratas y corsarios-, con el diligente Régulo Segundo Díaz y el apoyo incondicional de Régulo March, construimos el anhelado observatorio: una edificación en forma de caracol que asciende a un cenit donde se instalan los equipos de observación: un telescopio, planisferios, placas, croquis, planos, mapas astrales, cuadernos de registro. Una pequeña sala resguardo de una biblioteca con volúmenes de la ciencia física y matemáticas aplicadas al estudio del universo astral y luego de una escalera circular, una Cámara Obscura. La idea contempla construir alrededor,

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por nombre nuestra ansiada Atalaya, en honor, como ha quedado claro, al acreditado astrónomo José Comás y Solá, quien posee su observatorio llamado Villa Urania y en honor al inestimable Aniceto Serrano, quien en su vida comulgó, con la observaciones astrales a pesar de tener sus pies bien instalados en la tierra, en la mesa como regio comensal y en el bar como insigne primer invitado, Aniceto fue testigo de excepción del comportamiento de los cielos--- puntualiza con rigor casi luctuoso Guillermo.

Alexis Fernández cuatro pequeñas salas para las observaciones de los cometas siguiendo las guías cardinales. Guiados por Urania, la musa mitológica de la astronomía y en honor a José Comas y Solá, hemos decidido nombrar el observatorio con el nombre de ---SíUrania.señor, en este resguardo amurallado, bajo la inclemencia de nuestro Astro Rey, la bondad de nuestra regia Diana y bajo la energía de Urania, en esta provisoria isla elevaremos muestras miradas al vasto universo. No es un sepulcro convertido en observatorio astral, reiterada costumbre en la antigüedad. Una preliminar construcción que espera reforzar sus cimientos y ampliar sus primarias y rústicas instalaciones---, he pronunciado ceremonial, desplegando la maqueta de la añorada ---Uraniaconstrucción.llevará

se indague no sólo será espléndidamente editado, sino que será a la vez, útilmente captado. ¿Cómo? Nuestras experiencias siderales bajo un cumplido informe astral, serán escrupulosamente registradas y cualquier fenómeno astral, fielmente filmado. Una reunión de estudiosos de la astronomía permitirá dar a conocer los alcances de esta iniciativa, en otras palabras, el avance de la cinematografía al estudio sideral, complementará las observaciones logradas ---,

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La Casa de la Bahía ---Urania, musa griega de la astronomía y la astrología, ataviada de azul para representar la bóveda celeste, acompañada de un globo terráqueo y asistida por un compás para precisar sus mediciones. Una diadema conformada por un haz de estrellas que a la vez ilumina su manto y dispuestos a sus pies, algunos instrumentos de cálculos matemáticos, erigida entonces como musa de las matemáticas y las ciencias exactas. Así mismo antiguas escrituras refieren que en Caldea, el país con mayor tradición en las observaciones astrales, se encontraba el encumbrado santuario de Belo, el cual servía de observatorio. Igualmente, el sepulcro de Osymandis, en Egipto, ostentaba un círculo dorado propicio para las observaciones celestes, de media vara de grueso y 182 varas de circunferencia, en nuestra cuenca lacustre, este terraplén estratégicamente ubicado, nos permite levantar este bien ubicado mirador para acercarnos a las constelaciones y conocer sus secretos---, ha comentado Régulo Segundo Díaz a los contertulios del anhelado proyecto del ---Todoobservatorio.cuanto

---¡Quizás no llegue hasta aquí!---, respondió Alcibíades, al observar los negros nubarrones que corrían demasiado rápido hacia el este. No bien había atracado la pequeña embarcación en el pequeño muelle, cuando un centellazo iluminó la tarde ya oscura en la isla. Sucesivos y latigantes relámpagos se incrustaban en el firmamento liquido del lago, que a esta hora era una inmensa manta marina serpenteando en la oscuridad. La tormenta amenazó otra vez, y esta vez fue Alcibíades, quien pensó que era mejor resguardarse, pensando en la gente esa que esta instalando unos largos artefactos con espejos en el antiguo murallón. No dio para más, la tempestad creció en los límites de la costa y se presentó con toda su crudeza en las dunas que brotaban en la ensenada. Las embarcaciones fueron

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Alexis Fernández dice Régulo March, para quien el cielo, sus constelaciones y planetas, están allí, más cerca del corazón que en el extremo opuesto del visor ampliado que intenta seguir su rastro. Régulo, Guillermo, Régulo Segundo Díaz, Calixto y Gabriel (los dos jóvenes cineastas) perseveran en lograr su celebración. ¡Por fin!, el anhelado día. Con fuegos de mortero, en la soledad de la isla, iniciábamos las actividades del anhelado observatorio. Finalmente, después de tantos intentos, lográbamos reunir aquel conjunto de entusiastas adoradores de Urania. Profesores, investigadores, periodista, fotógrafos, cineastas, estudiosos de la física y preparados matemáticos, fueron llegando a la bahía, mientras los encargados de recibirlos, hospedarlos y posteriormente trasladarlos a la isla, no daban tregua en la diligencia acordada. El Hotel Victoria, en el centro de la ciudad, dio la recepción, auspició el hospedaje y propició la flota de embarcaciones para el traslado hasta la isla.

Con aparatos bien colocados, dispositivos registradores, los apuntadores del acontecimiento, llevaban un exhaustivo y detallado movimiento de cuanto ocurre en la instalación del magno evento. Las teorías de José Comás y Solá, comandan las discusiones, la refriega verbal y teórica contra quienes descargaba sus apreciaciones, entre ellos Percival Lowell, el proclamador de los canales de Marte y Edward Fonseré, del mismo observatorio Fabra, las controversias ante las teorías de Einstein, en su visita a Barcelona y cómo no se había permitido una confrontación pública sobre la teoría de la relatividad, que José Comás Y Solá refutaba y por supuesto, las narraciones de Flammarion, centraban la discusión. Un día soleado, una suave brisa no denotaba para nada el mal presagio que Atenógenes le había comentado a Alcibíades, cuando regresaban del día de pesca ---¡Hay tormenta cerca!---. ¡Hay una tormenta en la barra!---. Dijo el curtido y veterano pescador, práctico de embarcaciones.

---¡Repondremos la inversión, más se perdió en la guerra!, gritaba March, a quienes mallugados y quejándose del infortunio de las nuevas construcciones, resurgían debajo de los

--Un documento de excepción, dijo Santos, representante de una emisora en el

Dos señoras, con acento anglófono, se reponían de la situación, sacudiéndose el polvo y a la vez, tomaban fotografías con una cámara con lámpara de flash, la cual había sustituido el polvo de magnesio como fuente de luz.

---¡Esto, Señores, fue más que un susto! ¡Casi nos cuesta la vida…!---, dijo la primera de ellas, vuelto añicos su vestido sport y el sombrerito inglés.

La Casa de la Bahía botadas no al mar, sino al patio de las casas con los techos que llegaban más allá del fondo hacia los linderos, en un remolino que las envolvía con la arena sepia de la ---playa.¡Vamos por ellos, que al menos salven sus vidas!---. Fue el decir y la acción de los pescadores que se aventuraron en medio del vendaval para rescatar a los astrónomos que veían aquel frágil caserón circular ceder ante aquella arremetida. Manuel, Régulo March, Guillermo trataban de poner a salvo a los diligentes observadores astrales, que como capitanes con la embarcación haciendo aguas, eran su principal preocupación. --- ¡Qué no se quiebre un hueso, se rompa la testa, se envaine uno de estos invitados, muchachos, muchos de ellos de afuera!, fue la preocupación de los organizadores del evento. Los aparatos que habían ubicado para su filmación habían logrado el momento de mayor turbación. Calixto y Gabriel, cámara en mano apreciaban los fogonazos de la tormenta, las embarcaciones empujadas con los enseres de las casas, las peripecias de los mismos actores del evento, las diligencias de los pescadores que ponían a salvo a aquella comisión de periodistas y científicos de los astros en el cielo, quedaron milagrosamente registrados por las cámaras que con un esfuerzo enorme han podido poner a buen resguardo, tras las paredes bajas del mirador, los muchachos contratados al efecto.

---¡Un susto! ¡Fue solo un susto!, repetía Guillermo, visiblemente consternado.

--- Quiet! Quiet Emily, it’s all over! ---, dijo la segunda mientras fotografiaba el carrusel desecho del observatorio.

---¡Construiremos,escombros.otroobservatorio,

más idóneo que este, con más posibilidades de realizar un buen trabajo!---, decía Manuel a quienes la experiencia de ver convertido el sueño del astrónomo de la bahía, se había trastocado en una fuerte y nada grata experiencia ante el mar. Repuestos de los estragos del vendaval, ya en la ciudad, la camaradería de los participantes, propició la posibilidad de editar lo filmado en plena tormenta.

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338 Alexis Fernández norte de

en la próxima reunión que se celebrará en Jamaica, alentó Smith, delegado de una sociedad de astrónomos instalada en el Caribe jamaiquino.

---Podríamos editarlos en nuestros estudios, dijo Alejandro, manager de los estudios de televisión y cine que programan instalar en México, quien veía en el episodio de la tormenta un nada descartable negocio. Manuel que ha corrido sobre los percances y con el rollo editado del frustrado evento, después de enterarse de los estragos de la tormenta en la costa oriental del lago y en los Puertos de Altagracia, donde provocó incendios y las embarcaciones llegaron a mitad de la plaza, aclara con parsimonia,

---¡Urania! ¡Urania se estrena en Maracaibo!---, para tranquilidad de Guillermo, de Régulo Díaz, que miraba intrigado aquel desconcierto, de Régulo March y del mismo Calixto y Gabriel, que ya veían la posibilidad de enrumbar el proyecto del observatorio en una película que los redimiera del notorio fracaso.

---DeberíamosSantander.presentarlo

339 La Casa de la Bahía

¿Se acabó la cuerda, Manolo?

Todo empezó a declinar. Para qué referir la muerte sucesiva de Aniceto y Rafael Yépez Serrano, los verdaderos artífices de Gutenberg. Sin sus benéficas presencias, sin periódico, que terminó siendo un fiasco, no me cansaré de decirlo, es decir sin alma y sin letras nos dejaron. Yo no era bueno, sino para arreglar los linotipos, las máquinas cuando estas se dañaban, los anuncios ofreciendo recompensas más que dando premios y Guillermo, tomado del verso, no lograba más que propiciar el encanto por la palabra. La daga en el corazón con la partida tan inesperada como absurda de Aniceto. Inmediatamente la enfermedad que hizo estragos en la recia personalidad de Rafael Yépez Serrano. La aciaga tarde cuando el traspié dio con la vida del joven bardo José Ramón Yépez Trujillo. La irreparable pérdida ante la muerte de Octavio Hernández y luego, la partida del estimado Udón, eran no roturas, sino zanjas en el alma perdida para siempre. La desaparición de Serbio

¡Te parece poca cosa, ese como luto colectivo! A su vez, la época dorada, del circoteatro Variedades, iba de paso. La fábrica de hojalata, se la había cedido, a Ciro y a Roque, para que remediaran medianamente su existencia. La ciudad engalanada de negro, ensombrecida su alma, no se abría más que a un incierto callejón. ¡Lo único que falta es que también me pegue un tiro!, me dije, altisonante, cuando tras la mirada borrosa, los ligeros mareos, sentía que el mundo ya desgajado se me venía encima. ¡Eso sería lo último!, pensé con énfasis. ¿Qué es eso, Manuel?, me dije en un constrictor regaño ante mi manifiesta debilidad, increpándome ante el pequeño espejo del cuarto que había alquilado en los altos de Panorama, el periódico que al cerrar Gutenberg, con prestancia en las instalaciones mecánicas, había ayudado a armar. --- ¿Qué pasa se acabó la cuerda, Manolín?---, me dice Aniceto asomado al espejo, tras las escaras que moteaban el ya deslucido cristal. Me reafirmo en sus palabras, y termino guiñándole un ojo en señal de ¡Vamos a ver, primacho, todavía no me esperéis¡ ¡He venido, amigo Montiel, por unos ligeros mareos¡---, le dije a Montiel Villasmil, el médico familiar, cuando amablemente me recibe en su consultorio. Un amplio salón tapiado de diplomas y reconocimientos, exhibe detrás del ordenado escritorio, donde destacan el bastón de Esculapio, tallado en madera pulida, una remesa de textos médicos y una suma de portarretratos, algunos en sepia y otros verdaderamente desvaídos, quizás si se retocaran con sumo cuidado se preservaran para el recuerdo, donde se asoman desde los abuelos paterno y materno, los señores Eulogio Montiel y Sagrario Villasmil, un poco más abajo, el general Montiel y la señora Eulalia Villasmil, el mismo Doctor Pedro Montiel Villasmil y sus cuatro hermanos, en una fotografía de fin de curso, hasta los propios nietos, vestidos de marineritos y payasitas, con tibios colores azul bahía y las muchachas con faldas color granadas fucsias, jugando con unos soldaditos de plomo y aros en el patio de la casa de Bella Vista. ¡Sí!. ¡Nada más!, unos ligeros mareos, sobre todo en las mañana al levantarme y

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Tulio Baralt, en alguna ergástula del gobierno de Gómez, fue una noticia que nos conmovió; aún hoy no sabemos a ciencia cierta qué ocurrió… La no menos inesperada como dolorosa muerte de Julio Arraga y como un catafalco que nos cayera encima, la muerte por su propia mano de Ismael. El poeta condecorado en la legión francesa dijo en sentida esquela a Arístides Urdaneta, su hermano mayor, que el barco zozobraba, hermano debía hasta el alma. El alma y sus investiduras, bardo legionario, al igual que tú, debía yo.

de los exámenes, que duraron poco más de un siglo, en la siguiente visita, me espetó, con palabras que sentí con una inusual inclemencia, no ya del galeno enfundado de dril de la fotografía, sino el mismo, Doctor Montiel Villasmil, áspero

341 La Casa de la Bahía un tanto la visión borrosa, dije diligentemente, para mermar cualquier síntoma indicativo de mi precaria salud. Carraspeó detrás de sus gafas, limpió su frente, con un delicado pañuelo de seda, donde lucían en letras caligráficas sus iniciales en dorado, como diciéndome, ¡no quieras pagarte y darte el vuelto Manuel! Es necesario practicarte algunos exámenes, antes de un diagnóstico definitivo. ¡Qué tampoco será nunca definitivo! No todos los organismos, se comportan de la misma manera. Hay enfermedades crónicas como agudas en su evolución. Y lo que es bueno, para uno, a veces, ¡ha ocurrido!, es mortal, para el otro. Esto vino en mi auxilio, lo que había supuesto, ¡exceso de rutina! Me dije adentro, bien ufano. ¡Preocupaciones laborales! ¡Mortal sedentarismo para un sexagenario!, pensé, ya me lo había adelantado el mismo Régulo March, --- ¡Manolo tómate una vacaciones, te estás acoquinando, por más que te apures no desbordarás las agujas del reloj!, me dijo para hacer mella en quien veía buscar, neciamente, la hora 25, asunto que con mi proverbial calma, había siempre desdeñado, mientras observaba las fotografías donde en francachela, dialogaban los mayores con los niños de la casa. Ideé en mi auxilio, una temporada de temperamento en algún apartado solar andino, quizás en Escuque, donde Agripina, aún tiene estimados parientes. Quizás en las islitas caribeñas, donde la salud va adosada al sol, al mar y a su gastronomía, y el estimado Stevenson, está al doblar la esquina. El viaje a las islas que siempre anhelamos Aniceto, es el remedio para tantos males. Sí, quizás reposo, ¡descanso! Manuel, me auto mediqué en un santiamén. Costumbre que cultivé con cierta vehemencia, cuando todavía podía mirar el sol de frente. Pero aquel veterano en salud, que lucía fortachón, enfundado en su traje de dril blanco, en la quinta de las fotografías ubicada, justamente frente a mí, indicó los rutinarios exámenes que me hice por inercia, corroborando lo que ya presentían y expresaban mis entrañas. Una semana en ascuas, dejándome llevar por un sol apostado a mis espaldas, significó entregarme aún más a aquella idea de abandono que se venía encima. ---¡Te pondrán a orinar en un hormiguero, cuando más leerán tus fluidos en una bacinilla Manolo, qué más pueden hacer estos medicuchos de vademécum y tabernáculo !---, me repite incesante Aniceto, asomado al filo del irreconciliable Luegosueño.

---Aún no puedo ofrecerte un resultado definitivo. Quizás te hayas hecho diabético, además debes controlar la tensión, estimado Manuel. ¡Seguí en el dulce¡ mi madre y la tuya, no salen de esas industrias caseras¡. ¡Le meten el dulce a uno hasta en el arroz¡ Pero, paciencia, no te inquietes, la ciencia médica, es rediviva, ¡hay remedios!, desde los caseros, que es con mucho cerrar el pico hasta estos fármacos que si no la curan, ayudan a sobrellevar este tipo de enfermedad. Con disciplina, y sé que te sobra la actitud estoica, hay Manuel, para rato, dijo entregándome unos diminutos frascos con píldoras rojas y amarillas y los respectivos récipes que guardé con suma pena cuando regresaba, no a una de las dos casas donde alternadamente había compartido mi vida, sino al cuarto de trabajo donde solitariamente rumiaba mis continuos achaques, al menos allí podía mirarme al espejo, increparme para sacudir el quebranto. Caminaba con el sol sobre mis hombros, el círculo que había tratado siempre de ampliar, se cerraba. La noche en la bahía aceleraba la creciente angustia. La brisa arrulladora de la tarde me parecía de un ruido abrumador. La vocinglería que adoraba, era un turbión que sin caer, empapaba mis huesos. No me agarró la malaria, la enfermedad de chagas, la bilharzia, la peste española que casi acaba con la especie, la fiebre amarilla, la tuberculosis que por poco pesco cuando me topé de frente con el crudo invierno del sur del lago, ¡coño!, ¡y me viene a joder la diabetes ahora que estoy encerrado en la casa! La deuda acumulada, más el nuevo préstamo, ¡pena me da recordar aquel monto tan alto, que no hubo manera de reponer, ni en sus bajos intereses moratorios!, a Andrés Sucre, el empresario cumanés que tan gentil me tendió la mano, para reacondicionar y adquirir el nuevo mobiliario del teatro, que ya estaba hecho una ruina. ¡El honor es mío, Manuel!, dijo entregándome el pagaré, en presencia de su familia. La confianza que había depositado en mí, el hermano Régulo March, cuando siempre había apostado a nuestros negocios, ¡negocios que ahora andaban tan mal! El recién inaugurado teatro Baralt, nos llevaba a todo no digo por los cachos, daba vergüenza sólo anunciar una nueva temporada en el Variedades. Con gusto y no sin desconcierto, observaba en silencio las carteleras rutilantes de los cines en la ciudad. El teatro Odeón, el teatro Olimpia, el Nuevo Circo, el teatro cine del Lago, el circo Delicias, en la promoción de sus exquisitas funciones vespertinas. Vergüenza

342 Alexis Fernández en su decir, pero finalmente afable:

¡Dios, el otrora circo-teatro donde el forzudo atleta Mikhail Scheiberlin hacía de las suyas, el cinematógrafo con dos tandas por semana, proyectaba y dramatizaba obras en vivo y Miguel Fleta, el magistral intérprete de Verdi y de Bizet, descorazonaba las muchachas del solar! ¿Adónde habíamos llegado quienes comulgábamos amaneceres con atardeceres y nos pavoneábamos entregando las tarjetas de visita a cuánto mortal pisara estas costas? ¡Los dueños del circo-teatro más popular de la ciudad están en la carraplana!, escuche de labios de unos parroquianos cuando, una de estas tardes, regresaba al cuarto. Aún recuerdo la expresión acuñada, por las tías solteronas de la ciudad, cuando una de las muchachas de la casa salía pizpireta, le decían con altisonancia, ¡Mijita habéis dado más funciones que el cine Variedades!

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La Casa de la Bahía ahora que enamorado me sentía de Leticia, la hija de Emiliano Sulbarán, el gentil directivo de la Standard Oil de Venezuela, sin decirlo a nadie, ella sonreía ante mis solicitudes y galanterías de hombre mayor, dueño del circo y de los monos también, pensaba yo, cuando tras bastidores, entendía que aquel cuchitril en que se había convertido el circo-teatro-cine-rin-de-boxeo-coso-taurino, no era sino una plaza obsoleta y decadente donde se vendían desde operetas y zarzuelas hasta albóndigas envasadas en soportes de hojalata.

Y este circo-teatro de Variedades, como así lo había concebido desde el inicio cuando con Régulo March, presentábamos las vistas animadas en San Cristóbal, en el teatro de Variedades de esa estimable ciudad, hacía ya treinta años, y fundado este sólo 15 años, se nos venía encima. ¡Con mucho!, ¡y sí que era un empresario de nuevo cuño¡ Rafito, Rafael Yépez Trujillo, mi entrañable sobrino, asumía desde hacía un cierto tiempo, la gerencia del teatro. Ya adelanta contrataciones con el sin par Rafael Guinad, para presentarlo en el Variedades, antes de partir rumbo a nuevo York. Así como adelanta contrataciones con las compañías de Bracale, que trajimos en su momento con el inigualable Miguel Fleta, la compañía de zarzuelas Ughetti, la compañía de operetas y zarzuelas de Soler Vela. Nuevos aires que quizás enrumben el destartalado corral de comedias.

¡Yo que no he creído un coño!. Lo que se llama un coño, de esas mariqueras impuestas por el mercado, me santiguaba ahora cuando a mis sesenta y tres años, borrosa la mirada, enamorado sin remedio, endeudado hasta la médula, oprimía sin querer el gatillo del arma que nunca había disparado ni para matar un conejo. He escrito, lo dejo en estas notas, sí notas, qué líneas puede articular un empresario con el circo en llamas, que quizás, si sopla buena brisa, Guillermo te las hará llegar:

¡Me llené de tarde¡ ¡Me llené de lágrimas¡ Un hombre que llora ante ese oro de la tarde Es más que un hombre que llora por amor. (Guillermo quizás corrija y escriba entonces, Es más que un hombre que llora de amor. Yo hasta el final quizás prefiera la pasión del por …y la dejaré así en su inequívoco dolor…) Dirás, ¡estás viejo Manuel¡, y para no herirme, dirás, ---¡estamos viejos Manuel¡. ---Sí,:no sólo viejo, Stevenson, sino enfermo como Garrik, el comediante inglés que enfermó de nostalgia. Recuerda cómo le canto a David Garrik, el mexicano Juan de Dios Pesa, al invocar su spleen Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora! ¡Nadie en lo alegre de la risa se fíe, porque en los seres que el amor devora el alma llora cuando el rostro ríe!

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---¡Eso es morriña¡ ¡Melancolía y burda decadencia para un capitán de siete mares! ¡Nostalgias para un capitán de faenas del mar y no un sencillo marinerito de agua dirás, pasará con una buena tarde de sol, una espléndida cabellera de ultramar y un buen licor, destilado en casa, las sempiternas consejas de Aniceto que a esta hora debe estar frotándose las manos, para quizás compartir un trago, cuando se percate que he doblado la esquina. No, no pasará, creo que ese oro de la tarde me está matando, creo que el barco ancló y quizás, como me dijera el Padrino ante la muerte de mi padre, ¡el barco, hijo, necesita un nuevo capitán¡ A ese capitán, Stevenson, que trató de enrumbar aquella desolada embarcación, se lo comió el oro, el oro cruel de la tarde¡ sólo me aferro al verso de Rafito, de Rafael Yépez Trujillo, escrito en diatriba, a un mal poeta que por malo es “ultraista”…siempre es nueva en el oro de la tarde, la vejez virgiliana del crepúsculo.

Románticos a ultranza nos endilgaría para siempre, cuando él mismo andaba a la caza del último destello…para colgarlo, sin pretensiones, en el dilatado óleo requemado que extendía sobre la ciudad.

La sonrisa de Carmela cuando me dejara íngrimo en las puertas del colegio, las flores que llevara a Atilana, cortadas del jardín regado por Isolina, el manojo de

dulce!---,

Sobreviene el recuerdo ya lejano, no sin humor, cuando devorábamos el último fulgor de la tarde y las imprecacionese del artista de los atardeceres, Puchi Fonseca, cuando ripostaba de nuestro embeleso ante los sempiternos ocasos de la bahía.

La Casa de la Bahía postales de la bahía que entregué con frenesí a Italia Victorina Repetto (como quien entrega las angustias de su alma para quizás compartirlas en un puerto que no depara retorno), las caminatas ante el muelle, disputándonos madrugadas y anochecidas, el olor a tinta del Salón Fotográfico, los tomo de poesía de Gutenberg, el traqueteo del primer proyector con sus imágenes gravosas, hasta el último sofisticado aparato que bien pronto dejaría atrás los cachivaches cinematográficos de la bahía, el siempre anhelado telón de fondo donde podía ocurrir lo inverosímil, la solidaria como fraternal amistad de Régulo March, quizás la ternura reunida de esos recuerdos Stevenson, no validarían jamás la conseja del desdén que me corroía la sangre y acercaba persistentemente a un umbral desconocido.

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---¡Nunca es tarde Manuel…!, creo que dice Aniceto, con un gesto ilusorio cuando pretende desviar el curso de la detonación que ahora no sin inocencia asalta la tarde.

Tarde de 1933 Y él, que tuvo esta sublime consagración en el curso de toda su vida, se llenó de profunda desconfianza cuando sintió un día que también era un enfermo del gran hospital del mundo, y por ironías de la suerte se creyó incurable, como Garrik, y se arrojó en lo desconocido como Séneca...Pocas veces corrieron con más justicia y amargura las dolientes lágrimas de un pueblo Aniceto”.

Ramírez y Astier, en Meseniana, ante la tumba de M.T.D. Maracaibo, marzo de 1933 Entre esa mortal decisión, el dedo que aprieta el gatillo, la detonación, el impacto, el hilo de sangre que cae desde la hamaca de loneta cruda al piso de mosaicos, el cuerpo reclinado con los zapatos de tela, rozando un trajinado vademécum, la toalla ensangrentada y la noticia en la plaza más veloz que todas esas acciones juntas, ha pasado apenas un segundo, un minuto imborrable ya aquella tarde cuando te vimos, Manuel, desgonzado en la hamaca, el diccionario universal, humedecido de sangre, no sabíamos ni sabríamos jamás por qué tomaste tan azarosa ¿Cuestionesdecisión. de rentas? ¿Asuntos de faldas? ¿Razones de enfermedad? ¿Desasosiegos de honor mancillado? ¿Nulidades prematuras? fueron presunciones que se rehacían y deshacían

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En cualquiera otra persona, razón suficiente tendría para que en hora aciaga tomara tan imperiosa disposición. ¡Cualquiera podría atentar contra sí!. ¡No sé! Cometer una locura ¡Qué sé yo, Manuel! ¡Dispararse! ¡Una soga al cuello por tribulación! ¡Unas gotas de exterminio! ¡Una estocada certera! Pero tal escenario, digo la bala, la soga, las gotas, la daga fulminante, no eran para ti Manolo, que aún hoy no sabemos por qué cometiste el sacrilegio contra tu propia humanidad, si en cuerpo y mente eras un sabio, un varón. ¡Un santo varón! ¡Capitán de faenas! ¡Veterano de siete suelas! como con humor solías decir. Para volarte así la sien de una sola vez, así sin más que aparato armar, qué evento convocar, qué caserón levantar, qué murallón recorrer, así sin más qué fórmula o retrechera inventar.

Quizás alguno se percató del peldaño corrido que acababa de quebrarse. Así, leyó ante tu féretro el bardo Bartolomé Osorio, “---Yo íntimo amigo---, su final deploro; / me humillo y clamo ante esa sepultura; / vierto sangre de mi alma i…sufro y lloro”.

Alguno supuso que la sonrisa quedaba más allá del punto exacto donde acababa de ocurrir la tragedia, “…incansable en las luchas por la vida...era un poeta de cuya lira no fluían los madrigales fantásticos del versificador corriente, el género de su poesía era concreto en sus sentimientos… ”, dejó escrito en sentida esquela, Domínguez Olivares, cuando lanzaba un manojo de nardos al foso recién abierto.

Y así se despedía el maestro Aniceto Ramírez y Astier, “Perdona los desvaríos de una mente confundida con lo trágico de tu eterna despedida. No los atiendas, porque son debilidades del corazón humano. Y escucha sólo mi oración ferviente.”

La Casa de la Bahía de acuerdo con la veracidad de los más disímiles argumentos. El recuadro de las barandas de la plaza encasillaba el vocerío en una centrífuga aciaga. ¿Una deuda impagable con personeros amigos del Banco del Estado? ¿Un embrollo familiar causado por algún inconfesable desliz? ¿La desazón de una enfermedad terminal? La trama fue tejida y destejida con todas las implicaciones que la muerte de un ser especial acababa de ejecutar contra su propia humanidad. Los poetas que invocaron el parnaso hasta en las secretas de las casas, llevaron sus mesenianas al barro luctuoso de tu sepulcro. Algo abrupto, doloroso, pecaminoso (presunción que alertó más de un tenaz feligrés) acababa de ocurrir.

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Mesenianas, notas, poemas, cartas, recogieron los periódicos a la par de ese carruaje de flores que tú nunca pediste.

En cualquier otro hombre que hubiera tomado la fatal decisión, un asunto aunque pecaminoso, quizás hasta válido.

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Esta memoria que tú exorcizaste de olvido, no hace sino reiterar las largas conversaciones que hacen rosario en la ciudad, tu nombre Manuel se levanta y sobre tus hombros una larga lista de bien hechuras cobra fuerza con la mayor nobleza: inventor, electricista, constructor (¿aún está levantada la casa que construiste a Luís Raúl Fossi, en una de las esquinas de la plaza Bolívar, que luego fue de la “Venezuela Power”, o se la terminó de llevar la ventolera del siglo?, tipógrafo, fotógrafo, carpintero, cineasta, periodista, ¡obrero de la máquina y de la letra!, como alguna vez te endilgara el repelente pero noble Aniceto, ¡enamorado de los crepúsculos pero malo para los negocios!, como te ufanabas en decir, que sé yo de tanta andanza y maestría que fueron favores de tus manos y avanzada mente, baluartes que regaste al mundo para que esta noticia nos consuma en fatalidad, ya Manuel dejaste más nostalgia con tu partida inesperada como brutal que con toda tu muerte destinada, más azar que liturgia acordada, ya ni sé… Perturbada me creyeron cuando espero a mis hijos, que ya no tardan en llegar, convertidos los dos en unos hombres de ventura, ¿qué podría decirles a Mario y a Luciano, cuando pregunten por ti?. Tú nunca estabas y eso será garantía, de que les pueda mentir en tu favor. ¡Debe estar viajando, debe estar en algunas de sus proyecciones en otra ciudad!, en algún teatro donde el cine sigue siendo una ilusión, quizás sea mi respuesta. Me han visto llorar muchas veces, de modo que no les sorprenderán mis lágrimas. Deben suponer que mi aflicción, se debe a tu estadía en lejanas tierras. De modo Manuel, que no les diré nada, ni una palabra de lo acontecido. Seguirás siendo en tu ausencia, la sombra engrandecida que alimenta mis días. Ellos lo saben, y saben que sin nombrarte lloro en secreto, quizás aguardando tu incierto regreso, que nunca más, después de esta espera simulada, jamás será posible más allá de mi incierta esperanza…

Mucho el tormento, mucha la desazón Manuel, que se metió entre ceja y ceja esa insana decisión. Hasta la fecha Manuel, ahora que ese abanico ensangrentado ya no tiene color, que lo convertí en rosario y cuenta de mis responsos, en crucifijo acechando mi pecho, en relicario de mi mayor dolor, no logro o mejor no quiero entender por qué Manuel, te rompiste la sien con un balazo que nunca debió ser para ti. Hoy noche cuando todavía escribo estas líneas, agotada mi lámpara, zurcida la sábana y pañuelos con iniciales pespunteadas en punto de cruz que jamás te entregué, lencería más de olvido que de actos consumados, las baldosas salpicadas de angustia más que de sangre, repiten sin cesar las preguntas que nunca ya responderás.

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La Casa de la Bahía Tú siempre Atilana Maggiolo Osorio, marzo de 1933 ¿Qué pasó? ¿Por qué me dicen semejante noticia que no quiero creer...? el hombre de las invenciones, está inerte en su cuarto de trabajo, allí donde día y noche arma y desarma el mundo porque va muy lento y es necesario apurar la carga porque otro siglo se nos viene encima con más cambios que el anterior. ¿Qué pasó con la luz que inundó tu alma? ¿Se apagó el fervor de los días claros? Siempre fui mujer de pocas palabras, asombrada en tu compañía me alentaba la luz que arrojabas sobre mis días. Ciro y Roque ya hombres, intentan seguir tus pasos sin lograrlo, en su humanidad, tú creces sin apartarlos. Llevan tu luz que ahora mortalmente se recoge sobre tus pasos. “! Cómo da vueltas el mundo en las agujas del instante…!”, me dijiste siempre inclinado en la mesa de tus chibaletes, cuando te disponías a reinventar el mundo. Ahora entiendo que ese mundo da vueltas una sola vez, para nacer y para morir, sólo una sola vez, que al fin y al cabo son una sola. Una sola Manuel, una sola vez, tú que retaste al mundo con tanto afán para no volver. Todavía recuerdo cuando llegaste emparamado al alar de la casa, ¡de esta no me muero!, dijiste, cuando te viste repuesto y en mejoría. Esa carrera que seguiste entonces, no puede parar así de golpe sin romper las alas que tú mismo habías ayudado a fabricar. ¡Qué puedo decirte, Guillermo!, ¡tú que conociste el alma de Manuel!, dime ¿dónde quedó su luz? Agripina Altuve Uzcátegui ¡Pummmm y Pisssssssssss! Se agitaron las palomas del convento, la brisa dispersó los periódicos y estremeció las hojas de los árboles cercanos. Aún arde en mis oídos el sonido del disparo con el que se quitó la vida Manuel Trujillo Durán. Estaba en la plaza, saludó con agrado a los amigos, llevaba su abanico de uso personal. Nada demostraba la hora aciaga que estaba por venir. Un saludo con reverencia al prelado que se cruzó en su camino cuando ya él se dirigía al cuarto que tenía alquilado en la planta alta del diario Panorama. Las tres menos un cuarto, cuando escuchamos la detonación. Algo se espació en el boulevard, en la plaza, en la cuadra del muelle… Ese disparo partió la ciudad en dos… en años nadie, nadie pudo darle crédito a la inverosímil como funesta noticia… Régulo Segundo Díaz, Kuruvinda.

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351 La Casa de la Bahía

MANUEL TRUJILLO DURAN

1875 El 18 de mayo de 1875 ocurre el terremoto de Cúcuta, afecta norte de Santander y 1877Táchira.Llegada del cónsul Plumacher

1878 Nace Guillermo Trujillo Durán, poeta, fotógrafo, hermano de Manuel Trujillo Durán con quien compartirá las experiencias en el salón fotográfico y en el periódico Gutenberg.

352 Alexis CRONOLOGIAFernándezDE

1872 El 13 de julio nace Julio Arraga. Eduardo López Rivas, edita La Antorcha.

1880 Nace Florángel Trujillo Durán. Desarrollo del circuito agroexportador, infraestructura portuaria, movimiento marítimo-lacustre, intenso comercio interior y exterior, compañías bancarias aseguradores, obras. Reconstrucción del muelle, comercio lacustre y de ultramar... ”buques de alto bordo y vapores que

1874 Cierre de la Aduana por G.Blanco (1874-78). Nace Aniceto Eusebio Serrano Durán. Anton Goering, acuarelista alemán visita Maracaibo.

1871 Nace el 8 de de enero de 1871. El 6 de marzo Nace Udón Antero Pérez, Manuel Puchi Fonseca y Francisco Cano “Titán”. (1870-77 septenios de Guzmán Blanco-Venancio Pulgar).

1879 Nace Aniceto Ramírez y Astier, poeta lírico. Se edita El Fonógrafo (18791917). El Posta del Comercio (1879-1887), Thomas Alba Edison crea la lamparilla eléctrica incandescente, consistente en un hilo de carbón dentro de una burbuja de vidrio sin aire. Fue utilizada por primera vez en la Ópera de París en ocasión de la Exposición Universal de la Electricidad de 1881 y no reemplazó a la de gas hasta que el filamento fue metálico.

La Casa de la Bahía fondean la bahía…” Más de mil embarcaciones en permanente movilidad…Se edita Los Ecos del Zulia (1881-1917),

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1883 El 24 de julio, inauguración del teatro Baralt, en homenaje al Primer Centenario del Libertador. En su decorado han trabajado el maestro Luis Bicinettti, el decorador Luis fontana y el arquitecto Manuel Salvador Soto, quien también dirige la construcción del acueducto de La Hoyada1883-84. Se celebra la Gran Exposición del Centenario de EL Libertador.

1881 Muere José Ramón Yépez, El Cisne del lago (21 de agosto). Se inicia la promulgación del estado Falcón-Zulia con capital en Capatárida, de parte del gobierno de Antonio Guzmán Blanco, que se extiende hasta el año 1890.

1882 Se crea el 11 de abril, la Escuela Natural de Dibujo del Zulia, Luis Bicinetti, artista italiano asume su dirección. Se funda el Banco de Maracaibo, iniciativa de la Sociedad Mutuo Auxilio, se crean Cajas de Ahorro, se instituye la Sociedad Protectora de Familias, se nombra la Junta Administradora de la Biblioteca.

1884 El 5 de septiembre se inauguran, los primeros tranvías a tracción de sangre. Presentación en el teatro Baralt, de actos de taumaturgia, nigromancia y vistas en silforamas con el conde Enrique Patrizio de Castiglioni, mago italiano y José Grau, prestidigitador catalán. 1885 Estudios de Bachillerato en el Colegio Federal de Varones, condiscípulo de Udón Pérez (Consultar en los Anales del Colegio Federal del Estado Falcón-Zulia). El 4 de marzo nace Ismael Urdaneta. El día 27 de abril de 1885, es inaugurado el referido acueducto de La Hoyada. Se inicia la construcción del nuevo mercado llamado Los Ventorrillos dirigida por el arquitecto Manuel Salvador Soto. Obtiene premiación de 3era. Clase en el Concurso Anual de la Escuela Natural de Dibujo del Zulia, compartido con Rafael María Baralt. Julio Arraga y Puchi Fonseca obtienen los primeros y segundos premios.

Alexis Fernández

1887 Juan Bautista Maggiolo funda su taller fotográfico, llamado Fotografía Venezolana, en la calle de las ciencias No. 26. Inicia sus estudios de Ciencias Filosóficas Aniceto Eusebio Serrano Durán.

1890 Nace Rafael Yépez Trujillo, hijo de José Ramón Yépez Serrano y Josefa Trujillo, residen en la casa de los Trujillo Durán. Se estrena la Copa de Acíbar, de Manuel Marín, en el teatro Baralt. 1891 Creación de la Universidad del Zulia, rector Francisco Ochoa, inauguración

1886 Los días 8-19 de junio conciertos de Teresa Carreño, acompañada por su esposo el barítono italiano Giovanni Tagliapietra en el teatro Baralt. Se funda la compañía de Seguros Marítimos de Maracaibo, se construye el ferrocarril de La Ceiba en Trujillo, se edifica el Mercado Nuevo. Se inaugura el nuevo mercado Los Ventorrillos, cuya actividad se extiende hasta el año de 1927, cuando es destruido por un voraz incendio. Manuel Salvador Soto, sustituye a Luis Bicinetti en su cargo.

1888 Nace José Ramón Yépez Trujillo (Hijo de Rafael Yépez Serrano y de Josefa Trujillo Duran de Yépez, nieto de José Ramón Yépez). Nace el poeta Elías Sánchez Rubio. Instalación de la Energía eléctrica. Teléfonos. Presencia de Luis Manuel Méndez. Celebración del Primer Centenario del general Rafael Urdaneta, en la Escuela de Artes y Oficios. Creación del Boulevard Baralt. Se edita El Zulia Ilustrado (24 de octubre de 1888 al 31 de diciembre de 1891). El Teléfono (188818891890). El 27 de julio Muere José trinidad Trujillo, su padre. Trabaja en el vapor Los Andes como contador, trabaja en la The Maracaibo Electric Lights Company. Construcción de la plaza Urdaneta. Vapores: El Progreso, Uribante, Colombia, América, Venezuela, Comercio, Relámpago (en El Zulia Ilustrado, 30/06/1889 No. 7) El año 1889 supone un hito en la fotografía venezolana, ya que el 31 de marzo, El Zulia Ilustrado, publica las primeras imágenes fotográficas en la prensa nacional de que se tenga noticia, gracias al procedimiento del fotograbado, aunque los clichés se procesaban en Nueva York.

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355 La Casa de la Bahía del tranvía a vapor. Se restituye la autonomía del estado, se nombra nuevamente a Maracaibo como capital, en el gobierno del general Raimundo Andueza Palacios, al caer el gobierno de Guzmán Blanco.

1892 Es nombrado Julio Arraga director de la Escuela Natural de Dibujo. Publica un panfleto con Aniceto Eusebio Serrano, cuestionando la burocracia de la época con un profundo sentido del humor. Remodelación del puerto, buques de gran calado, relleno de las orillas, construcción del edificio de la Aduana, locales para almacenes, un aljibe y demolición de La Laja. 1893 Julio Arraga gana el concurso abierto para construir el Trono en honor a la virgen de Chiquinquirá. Talla en madera de cedro los ángeles y el trono…Aniceto Serrano y Guillermo Trujillo Durán, redactores de El Cronista, revista teatral que apenas alcanza a dos números, editado por Efraín Rivas, en el mes de junio de 1893.

1894 Muñoz Tébar inaugura el nuevo acueducto y el Empedrado y acomete el adoquinado de la calle Ciencias. Víctor Raúl Sandoval funda El Cronista…

1895 Se instala la Proveedora de Agua. Gran Ferrocarril del Táchira. Benito Roncajolo. Vapor Progreso y Uribante, Pinedo y Cia, curazoleño. Colombia y Venezuela, Zulia Steam Navigation Co., S.G. Pinedo. América, Cabrera y Luciani, el remolcador Augusto de August Lutowsky. Se realiza la primera Exposición de Productos Regionales del Estado Zulia, donde Julio Arraga y Puchi Fonseca, obtienen los primeros premios, en atención a la Celebración del primer centenario del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre. 1896 Inaugura su Salón fotográfico en su casa de habitación, crea El rayo de Luz, con Adolfo Carrizo. Realiza las primeras proyecciones con el Vitascopio de Edison en el teatro Baralt, el 11 de julio de 1896. La Serpentina, Baile de Indios, Taller de Herrería, Sorprendente juego paraguas y la Doctrina Monroe. Zarpa para Caracas, ruta Curazao (allí debió recibir las nuevas películas, Un taller de barbería, The Corbett-Courtney fight, incendio en Nueva York, Mariposa Blanca y Baile de escoceses) el 26 de julio y llega a La Guaira el 1º de agosto y no es sino

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Alexis Fernández hasta el 5-9 de septiembre cuando presenta las proyecciones en el teatro Caracas, resolviendo problemas de adaptaciones eléctricas. A mediados de septiembre presenta el Vistascopio en La Guaira (14 de septiembre), Puerto Cabello (finales de septiembre) y para octubre ya ha recorrido el centro del país pasando por Valencia (3-11 de octubre) y Barquisimeto (28 de octubre). El 22 de noviembre regresa a Maracaibo (5-29 de diciembre). Planifica viajar al Táchira y luego a Colombia, en gira con el aparato. Se celebra la segunda Exposición Regional del Zulia. El gobierno que preside Muñoz Tébar, acuerda otorgar becas a los jóvenes artistas Julio Arraga y Manuel Angel Puchi Fonseca, para realizar estudios de arte en Italia. El 26 de julio comparten el viaje en el vapor Maracaibo con Manuel Trujillo Durán quien presentará el vitascopio en Caracas y otras regiones del interior del país. 1897 Parte Manuel a Colombia, vía San Cristóbal. El 3-30 de enero se presenta en el teatro Baralt, la Compañía de Óperas Clásicas y de Conciertos “Lambardi y Colombo” (Compañía Lírica Italiana). Evento organizado por el Club del Comercio y La Colonia Italiana. Manuel no proyecta en San Cristóbal, por las pésimas condiciones de las instalaciones eléctricas, acto programado para el 20 y 27 de enero, en el marco de las ferias de San Cristóbal. “El programa quedó lleno en todos sus puntos, menos en dos; ni la luz eléctrica se exhibió, ni el Vitascopio del célebre electricista norteamericano Edison…” Proyecta en Cúcuta en el teatro …. No es sino hasta el mes de agosto cuando llega a Bucaramanga y presenta el aparato en el teatro Peralta, el 21 de agosto de 1897. El 3 de septiembre regresan del viaje a Italia Julio Arraga y Manuel Puchi Fonseca. El 5 de julio se realiza la Tercera y última Exposición Regional, organizada por el gobierno de Muñoz Tébar, otorgándose en el campo artístico, medalla de oro, al fotógrafo Juan Bautista Maggiolo.

1898 10 de marzo: nombrados Manuel y Guillermo, representantes de la Revista Científica Ilustrada Hispanoamericana y Luz y Sombras, editadas por las firmas fotográficas E. H. T. Anthony & Ca., y G. Gennert de Nueva York. 20 de julio expone M.T.D. y Julio Arraga, retratos al pastel, en el establecimiento “La India”, en la Plaza Baralt. Rubrican la firma Trujillo y Arraga para hacer retratos de todas clases al óleo, pastel, acuarela, sepia y creyón. Nota de prensa: “Para prevenir los estragos de la viruela en el rostro, es conveniente retratarse en el Salón Fotográfico y encomendar á la empresa artística de Trujillo y Arraga un cuadro al pastel o creyón de los magníficos que ahora está haciendo” El Tipógrafo (23/8/1898). El 13 de septiembre Julio Arraga y Puchi Fonseca, lanzan un concurso de pintura:

1904 Vuelve a Cúcuta con Alfredo Duplat y presenta con el cinematógrafo las películas de Lumiere, en el teatro Guzmán. Apertura del Zumaque I, en las afueras

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La Casa de la Bahía dibujar al carbón y del natural una figura. Julio Arraga abre un gabinete, Salón de Bellas Artes, para la enseñanza de pintura. Presencia del fotógrafo y pintor Frank 1899Belt…La presidencia de la República le niega la adquisición de productos fotografía y fotograbado, por ser para uso exclusivamente individual, en el mes de enero. Guillermo Trujillo Duran escribe el monólogo El Arte por dentro, “Expresamente escrito para la simpática artista señorita Refugio Azuaga”, presentado en el teatro Baralt. Asume el poder el general Cipriano Castro. Víctor Raúl Sandoval en compañía de Adalberto Toledo, funda La Tira, edición interdiaria, de carácter 1900jocoseria.25 de febrero muere Juan Bautista Maggiolo, fotógrafo de profesión, de origen italiano. Encarcelado Manuel Trujillo Durán ¿por evasión de impuestos? Se casa el 24 de octubre con Atilana Maggiolo, hija del fotógrafo Juan Bautista Maggiolo Pocaterra y Carmen Osorio Rincón. 1901 Proyecciones con un cinematógrafo Lumiere en el teatro Baralt 1902 Continúa con las proyecciones con un cinematógrafo Lumiere en el teatro 1903Baralt Muere Carmela, madre de los Trujillo Durán. Presenta en el teatro Baralt, nuevas cintas con un cinematógrafo Lumiere, asociado con su hermano el poeta Guillermo Trujillo Durán. Viaja a Cúcuta con Alfredo Duplat y regresa a San Cristóbal (14 de agosto) en labores de exhibición, por primera vez en la ciudad, de un “aparato cinematógrafo”. Los días 13, 15, 20 y 27 de agosto realizan las proyecciones en el teatro Variedades. Las películas fueron: Delirio del dolor de cabeza. El beso de los viejos. El sueño del astrónomo. Batalla de Mafeking. La Cenicienta. Riña de Gallos. El trapecio misterioso. El jubilo de Victoria.

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1908 Continúan las presentaciones con el cinematógrafo en el teatro Baralt (enerofebrero) y también en la ciudad de Mérida, en el mes de junio. Se edita la revista “Prosa y verso”, dirigida por José María Rivas. Se funda la editorial “Hermanos Belloso Rosell”. 1909 Regresa a San Cristóbal con Régulo March y se une el empresario Carlos Badaracco, procedentes de Cúcuta, realizando proyecciones con el camaratógrafo (8 de enero). Proyectan el film “El Amor de la esclava” para probar la calidad del aparato y promocionar sus películas. Se proyecta un trabajo sobre Juan Vicente Gómez, así como panoramas y espectáculos reales. Las proyecciones se realizan en el Teatro Garbiras, el antiguo Teatro de Variedades, el cual recibe el nombre de Aristides Garbiras, su fundador. Nace Roque Trujillo Altuve, hijo de Manuel

1906 Continúa con la firma Trujillo&March, exhibe nuevas proyecciones en el teatro Baralt, el 8 de enero. Manuel Trujillo Duran y Régulo March llegan a ser grandes amigos. Se une a esta sociedad el empresario Carlos Badaracco. Nace Régulo Segundo Díaz, conocido como Kuruvinda.

1907 Continúa con la presentación itinerante con el cinematógrafo Pathe en el Salón de Actos Públicos de la Universidad, en Mérida, asociado con Regulo March. Proyecta el mes de junio. Hada de las Flores. El rey de los Dolars. Las burlas del Harmiton. El mago de la noche-El Rey de los Prestidigitadores. La gran corrida de toros. Robo de manzanas. El remordimiento. El amante de la luna. En el mes de noviembre, recibe el título de Doctor en Ciencias Políticas, Aniceto Eusebio Serrano Durán. Se edita Vendimia de Udón Pérez, prologado por Aniceto Serrano.

Alexis Fernández de Mene Grande. Cierre de la universidad de parte de Castro y su ministro de educación Eduardo Blanco. 1905 Adquiere un cinematógrafo Pathe, asociado con Régulo March, registra la firma, Trujillo&March, exhibe nuevas proyecciones en el teatro Baralt. Víctor Raúl Sandoval funda La Pluma

La Casa de la Bahía Trujillo Durán con Agripina Altuve Uzcátegui

1910 El 26 de noviembre crea el periódico Gutenberg, asociado con su hermano Guillermo Trujillo Durán. Redactores responsables Aniceto Serrano y Rafael Yépez Serrano. Flor Ángel Trujillo Durán, gana el concurso de los primeros Juegos Florales. Se publica La Maracaida de Idelfonso Vásquez. Se construye la Escuela de Artes y Oficios.

1911 Nace Ciro Trujillo Altuve, hijo de Manuel Trujillo Durán con Agripina Altuve Uzcátegui, con Williams Phelps introduce el baseball en Maracaibo. Manuel Puchi Fonseca obtiene medalla de oro en la Exposizione Internazionale delle Industrie e del Lavoro, realizada enTurín, Italia. Llega en el vapor Mérida, Enrique Zimmermann, para filmar el lago de Maracaibo y la fiesta de la virgen de la Chiquinquirá. Víctor Raúl Sandoval con el poeta Udón Pérez, crea el semanario La Guitarra, todo escrito en verso inclusive sus avisos. Se funda la Escuela de Artes y Oficios, para la celebración del centenario del 5 de julio de 1811. 1913 El diez de mayo muere Aniceto Eusebio Serrano Durán. Duelo en Gutenberg, indica su sentido editorial. Regresa de Italia la obra premiada de Puchi Fonseca, se celebra en su homenaje un sentido acto de reconocimiento con participación de Julio Arraga, en el teatro Baralt. 1914 Inserto en Gutenberg publican El Antruejo, página dedicada a exaltar el valor del carnaval, redactado por Udon Pérez, como Trovador. El 25 de junio muere Rafael Yépez Serrano, quien fungía como director de Gutenberg. En domingo 30 de agosto ocurre el cierre de Gutenberg. El 1 de diciembre nace Panorama. Se construye el circo El Trébol, se presentan corridas de toro y se proyectan cintas cinematográficas. 1915 Muere el fotógrafo Servio Tulio Baralt (n 1860c), preso en La Rotunda, por enfrentarse al general Gómez. Casado en primeras nupcias con Edilia Maggiolo Osorio, hermana de Atilana Maggiolo, esposa de Manuel Trujillo Durán. Se destacó por sus retratos iluminados, ganador del premio en Viena y realizador del Álbum

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1917 el 12 de noviembre, asociado con Régulo March inaugura el circo-teatro Variedades, con listones de madera provenientes del circo El Trébol, “carpinteando él mismo, yo era maestrico, él era maestro de obra, era ebanista…Sin emplear un clavo, para no maltratar la madera, de manera trabada, construyo en forma de herradura, el circo teatro que después de un concurso, se llamo Variedades” según me contara Kuruvinda, Régulo Díaz, ubicada en la calle Carabobo, entre Vargas y Páez, en un terreno de la familia de Udon Pérez.

360 Alexis Fernández del Centenario del 19 de abril de 1911.

1918 El petróleo es el primer rubro de exportación.

1919 Nace la revista Alma Latina, dirigida por Udón Pérez y Rafael Yépez Trujillo.

1916 Muere accidentalmente José Ramón Yépez Trujillo, en casa de los Trujillo Durán. Instalado en la terraza del Palacio de Gobierno, con un buen telescopio, anuncia con fuegos de mortero el eclipse de 1916. Régulo Segundo Díaz Labarca, de apenas 9 años, con un trozo de vidrio ahumado, en las manos, espera su turno al telescopio, para contemplar el eclipse. Se crea el Círculo Artístico del Zulia, el 26 de Julio de 1916, siendo su presidente Julio Arraga, en casa de Pedro Villasmil, pintor y fotógrafo.

1920 El 18 de diciembre se casa en segundas nupcias con Atilana Maggiolo Osorio.

1921 Regreso de Ismael Urdaneta, recibido con honores en el teatro Baralt.

1922 Reventón del pozo petrolero Barroso No. 2, en La Rosa, Cabimas. Reventón del pozo Barroso No. 2, el 14 de diciembre. Se iniciaba la época del chorro. Time is gold, es la consigna.

1929 Se instalan diversas compañías petroleras en todo el territorio nacional.

1931 Muere el poeta Elías Sánchez Rubio. 1932 el 19 de diciembre de 1932 segunda inauguración del Baralt, construido por el Ing. belga León Achiel Jerome Hoet 1933 el 14 de marzo, muere Manuel Trujillo Duran. Deja sobre su escritorio, una serie de notas, recortes de periódicos, una amplia y nutrida biblioteca, correspondencias, referencias de sus viajes, anotaciones sobre inventos y descubrimientos.

1928 El 18 de julio muere Julio Arraga. El 29 de septiembre Muere Ismael Urdaneta.

Entra en producción el campo petrolero de Tía Juana, en la Costa Oriental del Lago.

1926 Muere Udón Pérez. Nombrado por Juan Vicente Gómez, el general Vicencio Pérez Soto, asume la presidencia del Zulia el 7 de junio de 1926. La compañía Gulf Oil Company, descubre los campos petroleros de Ambrosio (prolongación hacia el norte del campo La Rosa) y Lagunillas. La compañía Lago Petroleum Corporation, inicia la exploración del lago. Se estrena nuevamente, el 8 de octubre, en el Variedades, el drama en un solo acto y en verso, Entre Sombras de Udón Pérez, esta vez por la compañía Wilson Saavedra-Ciangherotti.

361 La Casa de la Bahía 1924 Rafael Yépez Trujillo gana la premiación otorgada por el consistorio del Gay Saber de Madrid. Se estrena en el Variedades, el drama en un solo acto y en verso, Entre Sombras de Udón Pérez, 1925 Muere Octavio Hernández. Poeta, educador, ensayista, redactor de Gutenberg en el año de 1913.

362 Alexis Fernández

363 La Casa de la Bahía FUENTES DE CITAS E ILUSTRACIONES Las primeras letras de la tierra Imágen de los Anales del Colegio Federal del Estado Falcón-Zulia Volúmenes I-II 1839 a 1894 UNIVERSIDAD DEL ZULIA PUBLICACIONES DE LA DIRECCION DE CULTURA Maracaibo 1953 pág. 15............................................................................... PÁG.19 Cita/ Idem pág. 14 ................................................................................................. PÁG. 21 y 22 Dibujo de Angelis Cuevas 2012 ................................................................. PÁG. 23 Imágenes ilustrativas de la bibliografía reseñada en los referidos Anales. Archivo Instituto Autónomo Biblioteca Nacional pág. 11 ................. PÁG. 28 y 29 El circo de madera Imágen del Museo de Juguete de Mario Calderón, Mérida Fotografía de Javier ..................................................................................... PÁG. 30 Fotografía de los ángeles del Trono de La Virgen de Chiquinquirá Realizado por Julio Arraga. Fotografía de Alfonso Fernández ....................PÁG. 32 Imágen de Piraguas, colección Museo del Río Escalante, de Luis Chachín Fotografía de Rafael Bracho ................................................................ PÁG.35 y 36 Imágen de la Fundación Talleres del Pilar de Mario Calderón, Mérida Soldaditos de Plomo Fotografía de Javier Márquez...................................................................... PÁG. 36

364 Alexis Fernández Los globos de papel de seda Imágen del Vapor Los Andes, descargando café en el muelle Colección Acervo Histórico de Edo. Zulio Fotografía de Arturo Lares Baralt, 1896 ...................................................... PÁG. 37 Imágenes de The Maracaibo Electric Lights Company Publicadas en el Cojo Ilustrado, 1895. Colección del Acervo Histórico del Edo Zulia. Fototeca Arturo Lares Baralt ............................................................. PÁG. 40 Imágen del Gran Ferrocarril del Táchira. Encontrados a la Fría Colección del Acervo Histórico del Edo Zulia. Fototeca Arturo Lares Baralt Publicadas en El Cojo Ilustrado, 1895 ......................................................... PÁG. 41 Imágenes de la bombilla de arco e incandescente de Edison En el Zulia Ilustrado, 1888 pág. 141 y 142 ..................................................................................... PÁG. 44 y 45 Imágenes Muelle de Maracaibo y Calle de La Marina Fotografías de Jacobo De Pool, 1894 ...................................................... PÁG. 46 Imagen Muelle Nuevo de Maracaibo Colección del Acervo Histórico del Edo. Zulia Fotografía de Arturo Lares Baralt, 1896 ................................................. PÁG. 47 El teatro del frente Imágen del Teatro Baralt y Calle Venezuela Colección Acervo Histórico ........................................................................ PÁG. 49 Imágen del interior del Teatro Baralt de 1883 Publicado en El Cojo Ilustrado 1901 Colección Acervo Histórico ....................................................................... PÁG. 51 Imágen del antiguo Teatro Baralt Imágen de los Aguadores, serie estereoscópica, 1895 Colección Acervo Histórico ....................................................................... PÁG. 52

365 La Casa de la Bahía Imágen de Teresa Carreño http://www.biografiasyvidas.com ............................................................... PÁG. 55 El Fonógrafo 8 de Junio de 1886 ................................................................. PÁG. 56 Casas en Los Haticos ................................................................................... PÁG. 58 La luna, el telescopio, la playa Telescopio http://www.kalipedia.comAntiguo .......................................................................... PÁG. 59 Galileo Galilei en Enciclopedia Hispánica, Editorial Barza Planeta, Barcelona, España, 1999 ............................................................................ PÁG. 61 José Rafael Yépez A la claridad de la luna edición especial de El Fonógrafo, publicada en 1910 ..................................................................... PÁG. 61 Idelfonso Vásquez El rayo de Luz, en Gente del Lago, Selección, prólogo y notas de Velia Bosch ediciones de la Fundación Zuliana para la cultura, Caracas, 1884............... PÁG. 61 Udón Pérez “Maracaibo, mía” en Antología Poética, ediciones Instituto Zuliano de la Cultura Andrés Eloy Blanco, 1976, pag.133 ............ PÁG. 62 Udón Pérez Charles Baudelaire La serpiente que danza ............................ PÁG. 62 Silvestre Sánchez, en Geografía del Zulia imprenta La Opinión Pública, Caracas, 1883, pag. 57 ................................................................................ PÁG. 62 Pedro Arismendi Guzmán, Pedro (hijo), 1980. En El Zulia Ilustrado. Fundación Belloso Maracaibo ................................ PÁG. 62 Balada. En El Tipógrafo 18 de marzo de 1897 ........................................... PÁG. 63

366 Alexis Fernández El curso de las estrellas y/o la mecánica celeste Alberto Olivares Dr. Luis Ugueto Ingeniero, astrónomo y profesor Edicones de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales Volumen 22, Caracas, 1896 ........................................................................ PÁG. 64 Idem, pag. 193 ............................................................................................. PÁG. 66 Miguel de Cervantes Saavedra, el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha II, cap. XIV Ediciones de la Librería Salesiana, Barcelona, 1959 .................................. PÁG. 66 Imágen Observatorio http://1viejasfotosactuales.multiply.comCajigal .................................................... PÁG. 67 Eduardo Rolh, Apuntes sobre la Historia del Observatorio Cajigal, en Boletín Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales Volumen Año XXII Tomo II año - No. 58 Caracas 1962 .......................... PÁG. 68 En El Cojo Ilustrado, 1895 ......................................................................... PÁG. 68 Imágen del astrónomo José Comas y Solá http://ve.globedia.com ................................................................................ PÁG. 68 Imágen del Observatorio Fabra, Barcelona, España, 1911 http://www.todocoleccion.net ..................................................................... PÁG. 70 Imágenes de Saturno, 1901 y 1911 respectivamente Elaboradas por José Comas y Solá En su obra Astronomía, ediciones de la Biblioteca Hispania Ilustrada Editorial Ramón Sopena, 1935 ............................................................ PÁG. 72 y 73 Portadas de las Ediciones coordinadas por José Comas y Solá ................... PÁG. 74 Idem, pag. 52 ............................................................................................... PÁG. 75 David Belloso Rossel, El eclipse total de sol del año 1916 Obras completas, edisiones del Banco de Maracaibo, impreso en Buenos Aires Argentina 1978, pag. 822 ................................... PÁG. 75

367 La Casa de la Bahía Idem, pag. 822 ............................................................................................ PÁG. 75 Régulo Díaz, Kuruvinda ¿Quién es Maracaibo? Editorial Kuruvinda, Maracaibo, 2005, pag. 52 .................................................................... PÁG. 75 y 76 Grabado de Camille Flammarion http://fiction.eserver.org .............................................................................. PÁG. 76 Camilo Flammarion, Urania, La musa del cielo, La obra original, data de http://www.scenia.org1890 ................................................................................. PÁG. 77 En entrevista del escritor Percy Noel, Cómo es el alma según Flammarion, en el Diario Excélsior, México, 1924 ..................................... PÁG. 78 De las sombras de mano de Aniceto al vitascopio de Edison y al cinematógrafo Lumiere pasando por raros artefactos de enrevesados nombres. Dibujo de Angelis Cuevas, 2012 ................................................................ PÁG. 79 Aristoteles y su versión de la Cámara Oscura http://www.enciclopedia.us.es .................................................................... PÁG. 80 Imágenes de la Fundación Talleres del Pilar de Mario Calderón Fotografía de Javier Márquez ..................................................................... PÁG. 81 Idem ............................................................................................................ PÁG. 83 Idem ............................................................................................................ PÁG. 85 Idem ............................................................................................................ PÁG. 86 Imagen de Augusto Lumière Auguste Lumière et son matériel de photographic Lyon vers 1872 ............................................................................................ PÁG. 87

368 Alexis ImagenFernándezdeLosLumière Auguste Lumière et ses fils Auguste et Louis Lyon vers 1880 ............................................................................................ PÁG. 87 Imagen de un Cinématographe Lumière équipé pour la prise de vue Le Musée Lumière 1896 .............................................................................. PÁG. 87 Imagen de Thomas Alva http://www.moonmentum.comEdison................................................................... PÁG. 88 Vistas animadas en el Baralt Imagen del Teatro Baralt Colección Acervo Histórico del Edo. Zulia Fototeca Arturo Lares Baralt ....................................................................... PÁG. 89 Carmelo Raydan El hecho fotográfico en la Maracaibo decimonónica Ediciones de la Comisión V Centenario Lago de Maracaibo, 2001, pag. 17 ............................................................................................... PÁG. 89 Imágenes del Vitascopio y Thomas Alva Edison http://www.glogster.com ............................................................................. PÁG. 93 El Cronista 11 de Julio de 1896 pag 2 .......................................................... PÁG. 93 La Conciencia Pública 11 de Julio de 1896 pag 2 ....................................... PÁG. 94 El Avisador 11 de Julio de 1896 pag 2 ........................................................ PÁG. 94 El Avisador 9 de Julio de 1896 pag 2 .......................................................... PÁG. 97 Los Ecos del Zulia 13 de Julio de 1896 pag 2 .............................................. PÁG. 97 Diario El Globo, Madrid, 21 de mayo de 1896........................................... PÁG. 97 Diario La Poste, Paris, 30 de diciembre de 1895 ........................................ PÁG. 97

369 La Casa de la Bahía Jaime Sandoval El vitascopio: primer espectáculo cinematográfico de Venezuela en Panorama Histórico del Cine en Venezuela 1896-1993. Fundación Cinemateca Nacional. Caracas 1997 ............................................................................... PÁG. 98 Juan Felipe Leal Anales del cine en México 1895-1911 / 1896: El vitascopio y el cinematógrafo en México books.google.co.ve ........................................... PÁG. 99 Arturo Agramonte y Luciano Castillo José E. Casasús ¿El decano de la cinematografía en Cuba y México? http://www.lajiribilla.co.cu ......................................... PÁG. 99 Luis Ospina Historia particular y común del cine colombiano. El Ferrocarril de Cali 16 de junio de 1899. http://www.cinefagos.net ................................... PÁG. 99 Cine Latinoamericano en http://andres-imagen.blogspot.com .................. PÁG. 99 Historia del cine uruguayo. Cinemateca uruguaya http://www.rau.edu.uy ............................................ PÁG. 99 Cronología del cine chileno. http://www.cinechile.cl ................................. PÁG. 99 Historia del cine http://historiadelcineperuano.blogspot.comperuano ................................................ PÁG. 99 La casa de la bahía Imagen fachada casa marabina Gullermo García Mendez En Maracaibo Retrato de la Ciudad Generosa BCV Caracas 1970 ............................................................................................. PÁG. 101 Manuel Scarpetta y Saturnino Vergara, Urdaneta Rafael, Diccionario Biográfico de los Campeones de la Libertad de Nueva Granada, Venezuela, Ecuador y Perú. Perú. Tomo N-Z, 1879 ............................................................................... PÁG. 102 Idem Ob. Cit. Tomo N-Z. ........................................................................... PÁG. 103

370 Alexis IdelfonsoFernándezVásquez El rayo de Luz, en Gente del Lago, Selección, prólogo y notas de Velia Bosch, ediciones de la Fundación Zuliana para la Cultura. Caracas, 1884, pág. 61 ..................................................... PÁG. 105 Antoni Vélez Celemín en Un curso de marmoleado en la Imprenta Artesanal del Ayuntamiento de Madrid, 2009 .......................................... PÁG. 112 Anuncio del Salón Fotográfico Los Ecos del Zulia 16 de diciembre de 1896 pag 1 ................................... PÁG. 113 William Shakespeare en Hamlet, monólogo del Acto Tercero Editorial Planeta, España, 1999 ................................................................. PÁG. 118 Rafael María Baralt, en Escritos en Prosa Biblioteca Virtual Universal ..................................................................... PÁG. 118 Joseph Sigüenza y Vera en Mecanismo del arte de la imprenta para facilidad de los operarios que le exerzan, Imprenta de la Compañía, Madrid, 1822 ............................................................................................. PÁG. 119 Documento satírico Ubicado en el archivo de la familia Trujillo Ortiz ........................... PÁG. 121 - 123 Mediodía en casa Detalle de alegoría a La Fotografía Hector J. Soto 1911 ................................................................................... PÁG. 143 Fotografías del transporte lacustre, tranvía de mulita, a vapor y eléctrico Colección del Acervo Histórico Fototeca Arturo Lares Baralt ..................................................................... PÁG. 144 Inventos de http://quoteinvestigator.comEdison ..................................................................... PÁG. 149 Genealogía del apellido http://www.misapellidos.comTrujillo................................................................... PÁG. 151

371 La Casa de la Bahía Viaje a isla de Toas Imágen Proa al Puerto, Colección Mac Gregor Archivo América Rincón ........................................................................... PÁG. 152 Regreso a la bahía Imagen de Julio Arraga y Puchi Fonseca Juan Calzadilla, en J. Arraga Ernesto Armitano Editor Caracas 1972 pag 31................................................................................... PÁG. 156 Guillermo Trujillo Durán en el monólogo El Arte por dentro Ediciones de la Imprenta Americana, Maracaibo, 1899 ............................................. PÁG. 161 Obra de Puchi Fonseca, La Casa de el Chirimollo Obra de Julio Arraga, Al Amanecer Juan Calzadilla, en J. Arraga Ernesto Armitano Editor ............................. PÁG. 163 Caratula de la Obra Venezuela de Tomás Caivano Ilustrada por Arturo Faldi .......................................................................... PÁG. 164 Manuel Segundo Sánchez en Acuarelas de Arturo Faldi Litografía y Tipografía del Comercio , Caracas 1940 ............................... PÁG. 164 Encuentro con Atilana Maggiolo y la diva del bel canto El Cronista, 27 de diciembre de 1896. pag 2 .............................................. PÁG. 167 El Cronista, 30 de diciembre de 1896 pag 2 ............................................. PÁG. 167 El Fonógrafo, 30 de diciembre de 189 pag 2 ............................................ PÁG. 167 El Tipógrafo 11 de enero de 1897 ............................................................. PÁG. 174 El Cronista, 30 de enero de 1897 pag 2 .................................................... PÁG. 175 El Tipógrafo 30 de Enero de 1897 .............................................................. PÁG. 176

372 Alexis Fernández El Avisador, 28 de enero de 1897 .............................................................. PÁG. 177 El Cronista, 27 de enero de 1897 pag 2 .................................................... PÁG. 177 El Tipógrafo, 30 de enero de 1897............................................................. PÁG. 177 El Tipógrafo, 11 de enero de 1897 ............................................................. PÁG. 177 El Tipógrafo, 29 de enero de 1897 ............................................................ PÁG. 177 Imagen de carroza en la celebración del Carnaval Colección Acervo Histórico Fototeca Arturo Lares Baralt ..................................................................... PÁG. 179 Imágenes alusivas al Carnaval con carrozas adornadas en las calles de la ciudad Colección Acervo Histórico Fototeca Arturo Lares Baralt ..................................................................... PÁG. 181 Imágenes Calles de Maracaibo y Plaza Baralt Colección Acervo Histórico Fototeca Arturo Lares Baralt ..................................................................... PÁG. 182 ¡Parados sobre un volcán! Se encuentra en documento de 1876 donde se precisan las riquezas minerales del Estado Zulia, elaborado por el general Wenceslao Briceño Mendez Historia del Edo. Zulia de Juán Besson ...................................................... PÁG. 205 Las cartas a Stevenson o el carrusel itinerante Imagen tomada de las postales de Juán Bautista Maggiolo ..................... PÁG. 211 Casa a orillas del Lago de Maracaibo Colección Acervo Histórico Fototeca Arturo Lares Baralt ..................................................................... PÁG. 212

373 La Casa de la Bahía Ilustración de embarcación empleada como viñeta en Gutenberg ........... PÁG. 214 Postal de la Isla de Curaçao Colección familia Chacón, Tovar ............................................................. PÁG. 214 Imágen Ferrocarril Caracas - La Guaira http://www.llanerodigital.net .................................................................... PÁG. 216 El Mundo, Caracas, 5 de agosto de 1896 ................................................. PÁG. 220 El Tiempo, Caracas, 29 de agosto de 1896 .............................................. PÁG. 220 El Derecho, Caracas 29 de agosto de 1896 .............................................. PÁG. 220 Mapa del Ferrocarril Caracas - La Guaira Archivo Instituto Autónomo Biblioteca Nacional .................................... PÁG. 221 El Diario, Valencia, septiembre de 1896 .................................................. PÁG. 222 La Tribuna. Valencia, 3 de octubre de 1896 ................................... PÁG. 222 y 223 Imagen Ferocarril Caracas - Valencia http://www.tramz.com .............................................................................. PÁG. 223 Mapa Ferrocaril Caracas - Valencia Archivo Instituto Autónomo Biblioteca Nacional .................................... PÁG. 224 El Escudo, Barquisimeto, 30 de octubre de 1896 .......................... PÁG. 226 y 227 Imagen Ferrocarril Bolivar ....................................................................... PÁG. 227 Mapa Ferrocarril del Táchira Archivo Instituto Autónomo Biblioteca Nacional .................................... PÁG. 224 El Origen, Organo de la Sociedad de Artesanos, San Cristobal 19 de febrero de 1897 ............................................................................... PÁG. 231

374 Alexis Fernández Postal de Cúcuta, Carrera de Santander, al Norte Colección familia Chacón, Tovar ............................................................. PÁG. 231 El Mundo, México, 1898 .......................................................................... PÁG. 234 Imagen Cinematógrafo Lumière tomada en el Instituto Lumiére, Lyon Fotografía de Fanny Michel 2012 ............................................................ PÁG. 235 La República, Caracas, 4 de enero de 1899 ............................................. PÁG. 235 El Fonógrafo, febrero de 1899.................................................................. PÁG. 237 La Tira, 20 de abril de 1903 ..................................................................... PÁG. 238 Horizontes, año 1, San Cristobal, 14 de agosto de 1903 .......................... PÁG. 239 Idem .......................................................................................................... PÁG. 240 Imagen Cámera Gaumont Fotografía de Fanny Michel Tomada en el Instituto Lumière, en Lyon, 2012 ....................................... PÁG. 245 El Posta Andino, 8 de Junio de 1907 ........................................................ PÁG. 246 Imagen Cámara Pathé Fotografía de Fanny Michel Tomada en el Instituto Lumière, en Lyon, 2012 ....................................... PÁG. 247 Imagen Catedral de Mérida de 1907 Ubicada en la Biblioteca Tulio Febres Cordero Imagen Av. 3 Independencia frente a la Plaza Bolivar, 1908 Ubicada en la Biblioteca Tulio Febres Cordero ....................................... PÁG. 248 Carteles Promocionales, 1907 ........................................................ PÁG. 249 y 250 Horizontes, 13 de enero de 1909 .............................................................. PÁG. 251

Imagen página titular de Gutenberg, 14 de diciembre de 1910 ................ PÁG. 255 Udón Pérez Gutenberg, en El Fonógrafo, 1909 ......................................... PÁG. 256

Udón Pérez Gutenberg, en homenaje al periódico Gutenberg Edición del 28 de noviembre de 1910 PÁG. 256

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375 La Casa de la Bahía Gutenberg Viñetas empleadas en la página titular de Gutenberg 26 de noviembre de 1910 .......................................................................... PÁG. 252

Gutenberg editorial, 26 de noviembre de 1910 ......................................... PÁG. 255

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Anuncio en Gutenberg 1911 ..................................................................... PÁG. 257

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Imágenes primera edición de Anfora Criolla de Udón Pérez, 1913........................................................................ PÁG. 261 y 262 Udón Pérez, Ánfora Criolla, en Epístolas, correspondencia versificada entre Udón Pérez y Guillermo Trujillo Durán. II Edición, Maracaibo, 1951 PÁG. 263 Gutenberg, 15 de diciembre de 1912 ......................................................... PÁG. 264

Imagen de Guillermo Trujillo Durám Salón Fotográfico PÁG. 258 Guillermo Trujillo Durán, en Prisma, El amor es la vida, pag 74 Publicaciones de La Universidad del Zulia, Dirección de Cultura pág 73 PÁG. 258

Nota de Condolencia ante la muerte de Aniceto Serrano Durán 10 de mayo de 1913 PÁG. 265

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Veredicto del Centro Literario del Zulia, el cual recayó en Guillermo Trujillo Durán, el 5 de julio de 1911, en Prisma. Publicación de la Universidad Nacional del Zulia, Maracaibo, 1957, pág. 73. PÁG. 257

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376 Alexis ExposiciónFernándezdesiluetas de Otto Grinberg en Gutenberg, 1913 ........... PÁG. 265 - 270 Tomás Carrasquilla Obras completas Editorial Bedout, Tomo 1, Medellín, 1958, pág 665-695 .................................................................... PÁG. 271 Cierre de Gutenberg, 30 de agosto de 1914 ...................................... PÁG. 272 y 273 Zeus baja a libar con los bardos de la bahía Imagen de el Fonografo, edicion especial de 1910 ................................... PÁG. 298 Imagen de José Ramón Yépez, Selección de poemas y leyendas, Los cielos de la tarde, Publicaciones de la Universidad del Zulia, Maracaibo 1948, pág. 7 .............................................................................................. PÁG. 299 José Ramón Yépez, Selección de poemas y leyendas, El rayo de luz Publicaciones de la Universidad del Zulia, Maracaibo 1948, pág. 33 ............................................................................................ PÁG. 299 Idem ......................................................................................................... PÁG. 300 Imagen de Idelfonso Vasquez En Breves perfiles de poetas del lago de Luis Villalobos Villasmil, Madrid, 1970 ......................................................... PÁG. 302 Postal de Retrato Iluminado Archivo América Rincón .......................................................................... PÁG. 304 Rafael Yépez Trujillo, Poesías de Rafael Yépez Trujillo, Ediciones de la Universidad del Zulia, II Tomo, 1967, pág. 51 ............................... PÁG. 304 Imagen de Rafael Yépez Trujillo, En Breves perfiles de poetas del lago de Luis Villalobos Villasmil, Madrid, 1970 ......................................................... PÁG. 304 Postal Iluminada de la época Archivo América Rincón .......................................................................... PÁG. 306

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Ismael Urdaneta, en Poemas de la Musa Libre, edición de Instituto Zuliano de la Cultura, sin año de edición, pag 47 ........................................................... PÁG. 309

Imagen de Elias Sánchez Rubio En Breves perfiles de poetas del lago de Luis Villalobos Villasmil, Madrid, 1970 PÁG. 308

Elías Sánchez Rubio, en La Falena, Gente del lago, Velia Bosch. Ediciones de la fundación Zuliana para la Cultura, Caracas, 1984 .......... PÁG. 308

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Imagen de Ismael Urdaneta, Paris ............................................................ PÁG. 312

Imagen de Guillermo Trujillo Durán, en Gutenberg, 1914 PÁG. 313

Carta de Ismael Urdaneta a su hermano Arístides, en Cosas del Zulia de Ciro Urdaneta Bravo. Ediciones de la Ciudad, Alcaldía de Maracaibo, Caracas, 1992 PÁG. 311 y 312

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Udón Pérez, Lira Triste, In Memoriam, ediciones del ejecutivo del Estado Zulia, Maracaibo, II Edición, pág. 53, 1971 ................................. PÁG. 315 Guillermo Trujillo Durán, en Prisma, Glorificación en Acto Inaugural del monumento a Udón Pérez, Publicaciones de la Universidad del Zulia, Dirección de Cultura, Maracaibo, 1958 pag.164 PÁG. 315 Udón Pérez, Oro Rojo, en Nilda Bermúdez. El proceso petrolero del Zulia en la visión de escritores, poetas y periodistas (1922-1930) Ediciones Cifra Nueva, Trujillo, 2002, pag.46-47 PÁG. 316

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Guillermo Trujillo Durán, en Prisma, 1914. Publicaciones de la Universidad del Zulia, Dirección de Cultura, Maracaibo, 1958 ............... PÁG. 313

377

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Imagen de Udón Pérez, Salón Fotográfico PÁG. 315

La Casa de la Bahía Referencias textuales de los Cantos y Leyendas de José Ramón Yépez Selección de poemas y leyendas, El rayo de luz Publicaciones de la Universidad del Zulia, Maracaibo, 1948 ................... PÁG. 307

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378 Alexis Fernández Ismael Urdaneta, Poemas de la Musa Libre, In Memoriam, ediciones del Instituto Zuliano de la Cultura, sin año de edición ............................. PÁG. 317 Rafael Yépez Trujillo, Poesías, Temas y Autores Zulianos, Ediciones Dirección de Cultura de LUZ, II Tomo, pág. 11 ....................................... PÁG. 317 Circo-teatro Variedades Detalle del teatro Variedades, construido por Manuel Trujillo Durán Colección Familia Trujillo Ortiz ............................................................... PÁG. 318 Imagen panorámica del teatro Variedades Colección Familia Trujillo Ortiz ............................................................... PÁG. 321 Anuncio de la programación del teatro Variedades Panorama, 28 de julio de 1932 ................................................................. PÁG. 322 Imagen de Francesca http://www.stanford.eduBertini........................................................................... PÁG. 324 Imagen de Daniel Alvarado Edición Especial de Panorama, Viejo Zulia, pag, 116 .............................. PÁG. 325 Imagen de Miguel http://anexozarzuelasgb.blogspot.comFleta ..................................................... PÁG. 326 Remitido en el diario Panorama de César León “Por mi defesa” 19 de febrero de 1923 ...................................................................... PÁG. 329 y 330 Imagen panorámica del teatro Variedades Colección Familia Trujillo Ortiz ............................................................... PÁG. 330 La fabriquita de hojalata Imágenes de Frisos de Maracaibo, Varios autores, Fondo Editorial Biblioteca de Autores y temas Zulianos, Maracaibo, 1982 ............................................ PÁG. 332

379 La Casa de la Bahía Urania se estrena en Maracaibo Imagen de http://uraniaenberlin.comUrania ......................................................................... PÁG. 333 Obras de Régulo Díaz, Kuruvinda Colección de Florinda Torres ................................................ PÁG. 334 - 335 - 338 ¿Se acabó la cuerda, Manolo? Imagen de Manuel Trujillo Durán Colección Familia Trujillo Ortiz ............................................................. PÁG. 339 Verso de Juan de Dios Pesa http://www.filosofianueva.com.ar ............................................................ PÁG. 344 Rafael Yépez Trujillo en Epístola, La Cabaña del Ritmo, ediciones del diario Panorama, Maracaibo, 1927 .................................................... PÁG. 344 Detalle de fotografía de Pedro Villasmil Colección Acervo Histórico del Edo. Zulia Fototeca Arturo Larez .............................................................................. PÁG. 346 Fotografía editada de Pedro Villasmil Colección Acervo Histórico del Edo. Zulia Fototeca Arturo Larez .............................................................................. PÁG. 350

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL RAFAEL MARÍA AUTORIDADESBARALT Lino Morán Beltrán Rector Johan Méndez Reyes Vicerrector Académico Leonardo Galbán Sthormes Vicerrecto Administrativo Victoria Martínez Carvajal Secretaria rectoral

Publicación digital del Fondo Editorial

Cabimas,Noviembre,UNERMB2018estadoZulia,Venezuela.

Alexis Fernández recopila para la Historia Regional del Zulia todos estos logros del pionero Manuel Trujillo Durán a través de cartas, recortes de prensa, fotos y mapas, así como de inéditas entrevistas a testigos presenciales de todos estos hechos, entre quienes destaca el legendario Régulo Segundo Díaz (Kuruvinda).

La vida y obra de Manuel Trujillo Durán continua vigente a través de sus herederos, sus hijos Roque y Ciro Trujillo Altuve (hijos de Agripina Altuve Uzcátegui, su fiel amiga y compañera, oriunda de los Andes venezolanos), cuyos nietos han sido la fuente de primera mano para la elaboración de esta novela ilustrada.

LA CASA DE LA BAHIA. Memorias de Manuel Trujillo Durán, del profesor y escritor ALEXIS FERNANDEZ, se constituye desde ahora y para la posteridad en lectura obligada de niños, jóvenes y adultos que anhelen conocer con la profundidad de un historiador y la sensibilidad de un poeta, la transformación cultural de esta “tierra del sol amada” durante el tránsito del siglo XIX al siglo XX.

Alexis Fernández Nacío en Santa Bárbara del Zulia (1950). Lcdo. en Filosofía y MSc. en Antropología (Universidad del Zulia). Escritor y cultor popular zu liano. Director del Acervo Histórico del Zulia desde 2017. Autor de obras como Días de gracia (narrativa), Anotaciones para una Antología de Poesía Falconiana, Turbio Fontanero (Novela), Costa Lejana (prosa poética), entre otras.

Articles inside

Urania se estrena en Maracaibo

8min
pages 334-339

Cronología de Manuel Trujillo Durán

15min
pages 353-363

Se acabó la cuerda Manolo?

12min
pages 340-346

Tarde de 1933

7min
pages 347-352

La fabriquita de hojalata

2min
pages 332-333

El circo-teatro Variedades

23min
pages 319-331

Zeus baja a tomar cerveza con los bardos en la bahía

28min
pages 299-318

Las cartas a Stevenson (el carrusel itinerante

55min
pages 212-252

Gutenberg

32min
pages 253-298

Parados sobre un volcán

2min
pages 206-207

Mujeres del mar

6min
pages 208-211

Guerras de Aniceto

7min
pages 201-205

Aniceto y el padre Ruiz

4min
pages 198-200

Un sibarita en casa

10min
pages 192-197

Encuentro con Atilana Magiollo y la diva Italia Victorina Repetto

28min
pages 167-179

Enfermedad de Atilana

7min
pages 188-191

No hay carnaval sin cuaresma

13min
pages 180-187

Regreso a la bahía

13min
pages 157-166

Viaje a Isla de Toas

5min
pages 153-156

Mediodía en casa

18min
pages 144-152

La casa de la bahía

44min
pages 102-143

Los globos de papel de seda

18min
pages 38-49

La luna, el telescopio, la playa

8min
pages 60-64

Vistas animadas en el Baralt

20min
pages 90-101

El circo de madera

11min
pages 31-37

El curso de las estrellas y/o la mecánica celeste De las sombras de mano de Aniceto al vitascopio de Edison

28min
pages 65-79

Las primeras letras de la tierra

17min
pages 20-30

El teatro del frente

14min
pages 50-59

y al cinematógrafo Lumiere pasando por raros artefactos de enrevesados nombres

10min
pages 80-89
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