Memorias de Venezuela Nº39 - Zamora guió las insurrecciones campesinas

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DOSSIER

La sentencia que liberó al Valiente Ciudadano no alteró, sin embargo, el resultado fraguado por sus enemigos: a pesar de la votación que obtuvo no fue investido como delegado para votar en las elecciones presidenciales. La ira del Indio Mientras Zamora se liaba a puños en Villa de Cura, Rangel se alzaba en Magdaleno. No le fue difícil encender la insurrección. Ya había grupos de campesinos, manumisos y esclavos dispuestos a rebelarse. La crisis que azotaba al campo, aunada a las medidas de embargo, confiscación y remate de tierras a favor de los comerciantes-prestamistas había empeorado las condiciones de miseria en las que vivían. A las condiciones de vida de la masa de desposeídos que padecía los rigores de la miseria, se le sumaba un elemento poderoso: la conciencia que el propio Zamora había despertado. Zamora llevaba años promoviendo las idea liberales entre la gente, incluidos los sectores pobres. Desde 1840, Zamora advirtió que entre esos crecía el había rechazo a la oligarquía que gobernaba desde Caracas y sostenía el régimen económico que mantenía a las grandes mayorías sometidas a la explotación y sin posibilidades de acceso a la propiedad ni a la participación política.

Ezequiel Zamora. Archivo Audiovisual de la Biblioteca Nacional.

Cuando comenzó a circular el periódico El Venezolano, ese mismo año, Zamora se convirtió en un divulgador de las arengas de Antoni o Leocadio Guzmán, cabeza del también recién nacido Partido Liberal. Desde su pulpería en Villa de Cura, salí a recorrer el campo, y les leía a los campesinos las opiniones, novedades y denuncias que llegaban desde Caracas.

Federico Brito Figueroa, en Tiempo de Ezequiel Zamora, cuenta que en 1844, cuando a Guzmán se le intentó juzgar por difamación e injuria, la noticia enardeció a la gente que escuchaba la información leída por Zamora. El 9 de febrero de ese año, una multitud cercó el tribunal donde se le pretendía imputar por tales cargos. Cuando en Villa de Cura y sus alrededores escucharon eso, los habituales escuchas de El Venezolano estallaron en júbilo. Los frutos de esa tarea de agitación que Zamora había llevado adelante, los recogió Rangel cuando se declaró en rebeldía. En menos de una semana ya había más de 300 personas en acción bajo su guía. El 3 de septiembre tomaron la hacienda Yuma, propiedad de Ángel Quintero, para entonces secretario del Interior y Justicia, enemigo del proyecto liberal y cómplice del fraude electoral. Allí comenzó en forma la guerra contra la oligarquía. Se liberó a los esclavos, se quemaron los títulos de propiedad y se fusiló a los empleados de confianza de Quintero. Un solo ejército Una semana llevaba incendiada la tierra aragüeña cuando al fin se encontraron los dos líderes. Desde el primer momento, quedó constituido el comando de lo que pasó a llamarse el Ejército del Pueblo Soberano, su jefe, Ezequiel Zamora, en grado de gene-

Jefes de las partidas rebeldes y locaciones de su acción ( 1846/1847) Rosalio y Concepción Herrera Segundo Martínez Evangelista Cabeza José Antonio Tovar y Gregorio Matute Pío Avilán Manuel Puerta Luis Hernández Indio Simón a la cabeza de negros e indios Guaribe Juan Martínez Pedro Rodríguez José Manuel Aponte Tiburcio Herrera Juan Utrera El Negro Infante Pedro Centeno Pedro Pérez, Simon Flores Juanicote Aponte y El Tirano Pedro Aquino

(Llanos de Calabozo) (La Platilla) (Llanos de Canuto y Tiznados) (Guardatinajas y Las Galeras) (Camatagua) (Camaguita) (Memo) (El potrero) (Tucupido) (Chaguaramas) (Valle de Tiara) (Cerro Azul) (El Cacao) (llanos de Cardoncito) (llanos de Lezama) (llanos de El Calvaro, Guardatinajas, Los Ángeles y Parapara) (margen derecha del río Unare hasta Orituco)

AGOSTO2016 N.º39 MEMORIASDEVENEZUELA 29


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