Estudio Inventario Iglesias de la Escuela Chilota

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ESTUDIO INVENTARIO

iglesias del archipiélago de chiloé PERTENECIENTES A LA ESCUELA CHILOTA DE ARQUITECTURA RELIGIOSA EN MADERA


ESTUDIO INVENTARIO IGLESIAS DEL ARCHIPIÉLAGO DE CHILOÉ PERTENECIENTES A LA ESCUELA CHILOTA DE ARQUITECTURA RELIGIOSA EN MADERA © Subsecretaría del Patrimonio Cultural, 2019 Estudio Inventario Iglesias del Archipiélago de Chiloé Pertenecientes a la Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera Estudio a cargo de: Departamento de Estudios, Difusión y Educación Patrimonial, Subsecretaría del Patrimonio Cultural Ejecución: ONG Poloc Subsecretaría del Patrimonio Cultural (2019). Estudio Inventario Iglesias del Archipiélago de Chiloé Pertenecientes a la Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera. Santiago: Subsecretaría del Patrimonio Cultural. Recuperado de: www.cultura.gob.cl/publicaciones/ Se autoriza la reproducción parcial citando la fuente correspondiente. Septiembre, 2019

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PRESENTACIÓN Las iglesias de Chiloé, construidas principalmente de madera, son un ejemplo excepcional de arquitectura religiosa en América Latina. Estos templos católicos reflejan la riqueza cultural de la tradición arquitectónica chilota, caracterizada por la mezcla de saberes y técnicas indígenas y europeas, la armónica relación con el entorno y la vigencia de su importancia espiritual para las comunidades. A casi veinte años de la inscripción de dieciséis iglesias de Chiloé en la Lista del Patrimonio Mundial (Unesco, 2000), se hace necesario revisitar y analizar el carácter patrimonial de los templos presentes en el área cultural chilota, que incluye la Provincia de Chiloé y las comunas continentales de Calbuco, Carelmapu y Maullín. Lo anterior en sintonía con los importantes cambios que ha experimentado la noción de patrimonio cultural en las últimas décadas, entre los que se encuentran la aprobación de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial por la Unesco en 2003, y la incorporación del concepto de paisaje cultural, reflejado en la publicación de la Recomendación sobre el Paisaje Urbano Histórico en 2011 (Unesco). Por ello, el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, a través de la Subsecretaría del Patrimonio Cultural, impulsó el presente estudio e inventario que es un primer ejercicio en pos de comprender de manera integral el conjunto patrimonial formado por las iglesias de la Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera, abarcando su dimensión material e inmaterial. La iniciativa contempló la identificación, catastro y descripción tanto de las iglesias de la Escuela Chilota que aún están en pie como aquellas que no, además de registrar las prácticas religiosas y/o culturales asociadas a los templos. Como resultado, el estudio identificó 152 templos de esta tipología, superando con creces el número preliminar de iglesias que se creía formaban parte de esa escuela, cercano a 60. Este aumento se debe a un cambio en la forma de aproximación a esta tradición que, junto con sus características arquitectónicas, amplía la mirada incorporando sus prácticas culturales, las formas comunitarias de utilizar los espacios, su importancia social, su relación con el territorio y la comprensión de este conjunto como un sistema. En virtud de esto, es probable que esta lista aumente en el futuro, de acuerdo a nuevas formas de comprender el patrimonio cultural chilote. Junto con ello, el estudio evidencia que el área cultural chilota supera sus límites administrativos, debido a que fuera de

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la provincia de Chiloé también pueden encontrarse iglesias con atributos de esta escuela. Lo anterior refleja la influencia cultural de la isla en otros territorios, conectados entre sí a través del mar. Asimismo el catastro arroja que entre los atributos de estos templos el 83% están asociados a fiestas religiosas, 65 % con carpinteros en la comunidad y 30% con carpinteros de ribera, 66% con fiscales, 22% con cabildos, 38 % cuenta con una organización laboral a través de mingas y 51% con patrones. Estas cifras dan cuenta de la vigencia de estas iglesias para las comunidades locales y su dimensión inmaterial. El estudio también avanza en algunas recomendaciones, entre las que se encuentran la creación de escuelas de oficios que permitan transmitir las técnicas y conocimientos tradicionales relacionados con la construcción de estas iglesias, así como también establecer un trabajo directo con las comunidades asociadas a ellas. De esta manera, el presente informe sistematiza y genera una base de datos útil y referencial para la toma de decisiones relativas al resguardo de este patrimonio cultural identificado, desde una perspectiva y aproximación más amplia, que da cuenta que las Iglesias de la Escuela Chilota son expresiones de una cultura viva y de una forma particular de entender el mundo.

Consuelo Valdés Chadwick Ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio

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ÍNDICE INTRODUCCIÓN 11 OBJETIVOS Y METODOLOGÍA

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ÁREA DE ESTUDIO

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REVISIÓN DE ANTECEDENTES Revisión bibliográfica y documental Formulación de la revisión bibliográfica y documental Resultados de la revisión bibliográfica y documental Entrevistas a actores relevantes Conclusiones a partir de la revisión de antecedentes

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RESULTADOS Definición de la Escuela Chilota (hipótesis operacional) Sustratos de la Escuela Chilota y actualidad de la organización religiosa local Religiosidad y geografía huilliche (siglos XV-XVI) Evangelización jesuita (siglos XVII-XVIII) Innovaciones franciscanas y desarrollo de la morfología “clásica” (siglos XIX y XX) Patrimonialización (década de 1970 al presente) Atributos de la Escuela Chilota Dimensión arquitectónica-formal Aspectos constructivos (atributos técnico-constructivos) Dimensión cultural Descripción de los atributos que componen las dimensiones Iglesia como expresión de cosmovisión El conjunto de iglesias como “red de significación” de un proceso socio-histórico Usos (convergencia de usos) Formas de organización comunitaria y apropiación social, la iglesia como expresión de comunidad Sistemas y técnicas constructivas tradicionales (atributo técnico-constructivo) Aprendizaje continuo en relación con la adaptación al medio Criterios de elaboración del listado preliminar de iglesias a catastrar Fichas de registro base Propuesta de trabajo en terreno Registro en terreno Etapa I: 9-24 enero de 2019 Zona 1: Cochamó, Calbuco, Carelmapu y Maullín Zona 2:Ancud y Quemchi Zona 3: Dalcahue, Curaco de Vélez y Quinchao Zona 4: Castro, Chonchi y Puqueldón Zona 5: Queilén y Quellón Etapa II: 4-16 de marzo de 2019 Zona 1: Cochamó, Calbuco, Carelmapu y Maullín Zona 4: Castro, Chonchi y Puqueldón Zona 5: Queilén y Quellón Zona 4: Castro, Chonchi y Puqueldón Conclusiones del registro en terreno

38 38 40 40 41 41 42 43 43 44 44 45 48 49 50 51 51 52 53 54 57 59 62 62 62 63 64 64 65 65 66 66 67 69

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Cartografía de la Escuela Chilota 71 Análisis de la información obtenida 72 Ajuste y valoración de los atributos 73 Matriz de análisis de atributos 78 Resultados de la matriz de análisis de atributos 80 Preexistencias 83 Madera 91 Socialización de avances y resultados del estudio 94 CONSTATACIONES Y RECOMENDACIONES 97 Constataciones 97 Recomendaciones 99 Generales 100

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DOCUMENTACIÓN CONSULTADA Inédita Publicada

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BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA

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ANEXOS DIGITALES Fichas de Registro Base

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INTRODUCCIÓN

El presente informe tiene por objetivo sistematizar y dar cuenta de los principales resultados del estudio “Inventario Iglesias pertenecientes a la Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera”, de acuerdo a la estructura descrita a continuación. En primer lugar se describen los objetivos y metodología del estudio, y se recogen los antecedentes que determinaron la propuesta base de trabajo. Posteriormente, en el apartado titulado “Área de estudio”, se establecen los alcances territoriales del inventario. A continuación se detalla el proceso de revisión de antecedentes, que consideró la consulta de fuentes documentales y bibliográficas, la realización de entrevistas que buscaron recoger las percepciones y opiniones de expertos, y la organización de reuniones de sociabilización. En el siguiente apartado se describen los hallazgos iniciales, que permitieron desarrollar las primeras hipótesis sobre la Escuela Chilota y sus atributos, así como elaborar la ficha de registro y diseñar el trabajo en terreno. Luego, se describen las constataciones y recomendaciones finales del estudio. Por último, en los apartados finales se detallan la documentación y bibliografía utilizada para la elaboración de este informe. Para el desarrollo del inventario se utilizó el programa Survey 123, el que permitió elaborar una ficha de registro que fue posteriormente aplicada en terreno. El trabajo de campo fue realizado entre los meses de enero y mayo de 2019, resultando un inventario de 152 templos con tres niveles de profundidad, según la información recolectada y su tratamiento: información extensa de 86 templos, información breve de 9 templos e información puntual de 57 templos. Este estudio se propone avanzar hacia una mirada integral del acervo cultural de Chiloé, para lo cual es necesario abordar cabalmente su complejidad, de manera integrada y sistémica. Anclada más allá de la historia, con un presente abierto al diálogo y a la reflexión crítica, la Escuela Chilota adquiere su valor en la profundidad del tiempo y en la extensión espacial de su influencia. El equipo ejecutor del estudio agradece especialmente a fiscalas/es, patronas/es, o vecinos encargados de la llave, quienes amablemente abrieron las puertas de sus iglesias o capillas y compartieron su conocimiento de la historia comunitaria y de su iglesia. También a los entrevistados por su generosidad y voluntad para reflexionar acerca de la Escuela Chilota: Constantino Mawromatis Pazderka, José Luis Catalán Catalán, Armando Bahamonde Vera, Luis Goldsack Jarpa,

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Edward Rojas Vega, Elvira Pérez Villalón, Monseñor Juan María Agurto, Nelson Bahamonde Barría, Lorenzo Berg Costa y Viviana Lazo Peters; así como también a quienes asistieron a los talleres participativos desarrollados durante el proyecto, y a quienes viajaron desde Calbuco a Castro sin otro interés que representar a sus capillas en este inventario. A Ignacio Ibáñez, Jefe de la Biblioteca Pública de Castro “Martina Barrientos Barbero”, a Maria Eugenia Oyarzun, Directora de Obras de la I. Municipalidad de Quinchao, y a tantas personas que hicieron posible llegar a los rincones más bellos del Chiloé profundo.

OBJETIVOS Y METODOLOGÍA

Los objetivos del estudio se enmarcan en las recomendaciones de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, aprobada por la Conferencia General de la Unesco en 1972 y ratificada por Chile en 1980. Esta convención establece el compromiso de conservar el patrimonio cultural y exige, a su vez, un compromiso equivalente que favorezca el proceso de registro documental. A nivel mundial, el registro documental y la elaboración de inventarios se consideran esenciales para la conservación del patrimonio cultural, identificándose como principales motivaciones: ǶǶ ǶǶ

ǶǶ

ǶǶ

Icomos, Principios para la creación de archivos documentales de monumentos, conjuntos arquitectónicos y sitios históricos y artísticos, 1996.

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Hacer que progresen el conocimiento y la comprensión del patrimonio cultural, de sus valores y de su evolución. Suscitar el interés y la participación de todos en la preservación de dicho patrimonio, merced a la difusión de las informaciones registradas. Asegurar una gestión y un control pertinente de los trabajos o de toda modificación concerniente al citado patrimonio. Asegurarse de que el mantenimiento y la preservación del referido patrimonio respeten sus características físicas, así como sus materiales, modos de construcción y significación histórica y cultural1.

En consideración de estos antecedentes, el estudio tuvo como objetivo la elaboración de un inventario que identificara las iglesias pertenecientes a la tipología de la Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera, en adelante la Escuela Chilota (ECh), que existieron o aún se emplazan en el Archipiélago de Chiloé, y las prácticas religiosas y/o culturales asociadas a los templos (Patrimonio Cultural Inmaterial). Junto con ello, esta investigación da cuenta de la bibliografía y documentación existente sobre el tema, con el fin de transformarse en una base de datos útil y referencial para la toma de decisiones relativas al resguardo patrimonial de estos inmuebles y las prácticas religiosas y/o culturales asociadas a estos.


Los objetivos específicos del estudio son: 1. Realizar una revisión bibliográfica y documental sobre la Escuela Chilota, a partir de los principales archivos y fuentes de información disponibles en el país y de los organismos y entidades competentes. 2. Establecer una definición consensuada de lo que se entenderá como Escuela Chilota, identificando su técnica, presencia territorial e importancia en el Archipiélago de Chiloé. 3. Elaborar un formato de ficha consensuado con la Unidad Técnica, que permita identificar los templos pertenecientes a dicha escuela, que existieron o que aún se emplazan en el Archipiélago de Chiloé, y las prácticas religiosas y/o culturales asociadas a los templos. 4. Georreferenciar y mapear cada iglesia, elaborar un SIG (shapefile) que identifique toda la información catastrada de acuerdo al desarrollo de planimetría, y construir una base de datos tipo SIG para la sistematización de la información. 5. Realizar un análisis de información sistematizada que permita a futuro la planificación de acciones para el resguardo del patrimonio cultural identificado. Para la realización de un inventario completo que identifique las iglesias de Chiloé bajo la tipología de Escuela Chilota, destacando su valor patrimonial (tanto material como inmaterial), se hace necesario comprender el desarrollo histórico de esta escuela, sus influencias socio-culturales, su contexto espacio-temporal y los procesos de sincretismo cultural que hacen de ella una tradición con claras particularidades históricas (materiales y simbólicas). Bajo esta lógica, se pretendió establecer una discusión bibliográfica entre autores y fuentes históricas ligadas a las iglesias chilotas, que permitiera alcanzar consensos, analizar contradicciones y perfilar una definición más innovadora y dialéctica de la Escuela Chilota, que problematice e integre sus influencias, sus procesos históricos de transformación y los modos de perpetuación de la tradición histórico-cultural de la provincia. En términos proyectuales, se buscó que la sistematización de la información bibliográfica, documental y oral sentara las bases para facilitar futuras investigaciones y/o teorizaciones acerca del desarrollo histórico y cultural de la Escuela Chilota. Metodológicamente, por tanto, se propuso una combinación de tres acercamientos al tema: una revisión bibliográfica y

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documental, una serie de entrevistas a actores clave (académicos, gestores culturales, profesionales del patrimonio, carpinteros, dirigentes locales, etc.) y al menos una reunión de socialización.

ÁREA DE ESTUDIO

El modelo de uso consuetudinario comprende desde las actividades extractivas de recursos naturales hasta los usos más espirituales o cosmovisionales, que apuntan a una manera singular de relación entre la comunidad y el territorio. Se entiende como un modelo ya que se replica cuando una familia o comunidad ocupa un espacio anteriormente deshabitado.

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La localización geográfica y alcance territorial del estudio se definió en las bases de la licitación a partir de límites administrativos, circunscribiéndose a la Provincia de Chiloé, que es menor al área conocida como Archipiélago de Chiloé. Atendiendo a la historia de esta provincia, se vuelve necesario reconocer que durante los siglos XVI, XVII, XVIII y parte del XIX la Provincia de Chiloé tuvo una vida aislada, con dinámicas sociales propias. Asimismo, en este período abarcó un territorio más amplio que el actual, cuyos límites norte y sur podrían ser los llanos de Osorno y el archipiélago de los Chonos. Por lo mismo, es posible identificar un área cultural chilota contemporánea que no coincide con la actual provincia homónima, y que se extiende a Puerto Montt, Calbuco, Carelmapu y Maullín por el norte, a Chiloé continental, las islas Desertores y la costa de la provincia de Palena por el oriente, y a las islas Guaitecas y Chonos por el sur. Por consiguiente, podemos decir que el área cultural chilota se extiende a las costas de todo el mar interior de Chiloé y al radio navegable por mar abierto: Maullín, la costa oeste de la Isla Grande de Chiloé, el litoral norte de Aysén y el archipiélago de los Chonos. En esta afirmación relevamos el carácter bordemarino y marítimo del desarrollo cultural de Chiloé. Desde comienzos del siglo XVII, Carelmapu y Calbuco, con todo su archipiélago, fueron parte integral de la antigua provincia de Chiloé. Por ende, su desarrollo cultural es similar al norte y sur del canal de Chacao. El área de Hualaihué, Chaitén y las costas norte y este del Seno de Reloncaví fueron habitadas a partir del siglo XIX, con población que provino casi exclusivamente de Calbuco y las islas del mar interior de Chiloé y que recreó en estos nuevos territorios los modelos de uso consuetudinario2 y, en suma, la cultura chilota del siglo XIX. No obstante, esta área continental ya era bien conocida por los chilotes y calbucanos, pues durante toda la colonia fue un área de extracción de alerce y otros recursos madereros y marinos. Por ello, el poblamiento estable de esta zona puede considerarse apenas una expansión tardía del área habitable, más que un proceso de “colonización”, como a veces se presenta la construcción de la identidad provincial palenina. Dichos procesos se dieron más bien en el área interior de Chaitén, al interior de los valles de Palena y Futaleufú. Esta constatación, de común acuerdo con la Unidad Técnica, consolidó la intención de incorporar al estudio las comunas de Calbuco, Maullín y eventualmente Chaitén. En términos prácticos,


esto implicó — por ejemplo — la revisión de los templos de Carelmapu, Maullín, San Miguel de Calbuco, y Chumelden, entre otros. En relación al alcance territorial del estudio, cabe señalar que el área de influencia cultural chilota se extiende aún más allá de esta área histórica, hacia Osorno e incluso Valdivia por el norte, hasta el Cabo de Hornos por el sur, y hasta las provincias de Río Negro y Chubut en Argentina. Establecer los límites de un área cultural representa una gran complejidad, ya que tanto las prácticas culturales como las expresiones materiales, constructivas y arquitectónicas se dan a través de un continuum sobre el territorio, transformándose constantemente en el tiempo, producto de innovaciones, cambios demográficos y económicos, conflictos sociales y políticos, etc. En ese sentido, se propone — a propósito de los atributos que fueron identificados y que serán detallados en los resultados de este informe — hablar de mayor o menor pertenencia a la “Escuela Chilota”, dependiendo del nivel de intensidad con que se presentan sus atributos en cada uno de los templos revisados. Es importante recordar que en el siglo XVI, época del primer contacto español, Chiloé ya era una región completamente habitada, y por ende su paisaje ya estaba modelado por la coexistencia de al menos dos pueblos o tradiciones culturales: los grupos nómades o transhumantes llamados chonos, y la población llamada veliche, sedentarios de tradición hortícola. Pese a que se ignora la etimología del etnónimo veliche, es evidente que son grupos de cultura mapuche, al menos en cuanto a lengua, religiosidad y organización social, observándose particularidades en costumbres y economía, en consonancia con las peculiaridades del territorio. Los chonos tienen una antigüedad de ocupación del territorio datada en 5.000 años, mientras que los veliche habrían llegado alrededor del año 200 d.C. Ambos grupos se encontraban en un proceso avanzado de contacto, compartiendo conocimientos de navegación, agricultura, textilería, aprovechamiento de las especies marinas, entre otros. En principio, ambos grupos hablaban lenguas distintas: los chonos tenían una propia y los veliche hablaban la que actualmente se denomina mapudungún. Sin embargo, hay múltiples indicios del bilingüismo de los chonos, al menos de aquellos más cercanos a Chiloé3.

David Nuñez, “Chonos, Payos y Williche del sur de Chiloé. Pasado y presente de la negación de un pueblo en centro de estudios sociales de Chiloé”, in Archipiélago de Chiloé, nuevas lecturas de un territorio en movimiento, ed. Eduardo Mondaca et al. (Castro: Editorial CESCH, 2018), 39–56.

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La población veliche vivía en la costa continental de lo que hoy es Calbuco y Maullín, en la isla grande de Chiloé. Habitaba desde el canal de Chacao hasta el estero Huildad (al norte de Quellón), de preferencia en la costa oriental de la isla y en varias islas menores, especialmente las más cercanas a la isla grande, como Quinchao, Lemuy, Llingua, Linlín, Meulín y Quehui, entre otras.

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Cuando los conquistadores españoles dividieron el territorio a través de las encomiendas, se repartieron a una población veliche organizada en cavíes (conjuntos de familias encabezadas por un líder que los españoles llamaron cacique). Tanto en Chiloé como en el resto del territorio mapuche, estos cavíes no vivían agrupados en pueblos, sino dispersos en un amplio territorio. Sin embargo, cada caví tenía un centro de reunión establecido, donde se realizaban encuentros sociales, deportivos y ceremoniales. Por esto último, también se les denominaba rewe (hito ceremonial mapuche) o ngillatuwe (lugar donde se realizan ceremonias). Estas actividades congregaban a la población de cada caví, configurando un paisaje de uso similar al que posteriormente encontraremos en los pueblos coloniales de Chiloé, los que tienen una capilla como centro y sus habitantes viven dispersos en los campos. Al igual que las procesiones católicas, las ceremonias mapuche requieren de un espacio abierto y plano, capaz de congregar a mucha gente. Esto permite postular la hipótesis de la existencia de un patrón de continuidad entre el ngillatuwe y la iglesia colonial con el atrio enfrente.

Bahamonde, Nelson. Entrevistado por David Nuñez. Entrevista personal. Puerto Montt, 1 de abril, 2019.

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Jorge Ibar Bruce, “Ensayo sobre los indios Chonos e interpretación de sus tiponimias”, Anales de la Universidad de Chile, no. 117 (1960): 61–70.

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Relato del piloto Hernán Gallego de la expedición del capitán Francisco de Ulloa y los pilotos Hernán Gallegos y Francisco Cortés Ojea 1553-1554. En: Ximena Urbina, Fuentes para la historia de la Patagonia occidental en el periodo colonial. Primera parte siglos XVI y XVII (Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso, 2014), 36.

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La presencia de grandes conchales de origen chono en las cercanías de la mayoría de los centros poblados antiguos de Chiloé, sugiere la idea de que los centros ceremoniales mapuche o veliche se constituyeron sobre sitios de reunión previamente establecidos por los chonos. La cantidad y el gran tamaño de estos conchales hacen suponer que estos sitios, más que lugares de paso de un pueblo nómade, fueron centros de grandes reuniones de población en ciertas épocas4. El análisis de la toponimia chono de muchos de los antiguos “pueblos” también da cuenta de esta continuidad, ya que se observa una abundancia de topónimos con la partícula au/ao, que significa playa o bahía5, dando cuenta de lugares que además presentan buenas condiciones para desembarcar (Achao, Quinchao, Apiao, Alao, Manao, Linao, Cheniao, Chacao, Terao, Matao, entre otros). La abundancia de población está muy documentada en las bitácoras de los primeros navegantes que se internaron en el territorio: “(…) y dimos al otro día siguiente con unas islas, las cuales pusimos por nombre las islas de Los Coronados, donde hay muchas bahías y la tierra muy llana y muy poblada de indios, y bien vestidos de ropa de lana. Están en altura de 40 grados. Toda la tierra va llana adelante cuanto se puede divisar. Son muy pobladas”6. Asimismo, la gran cantidad de embarcaciones observadas en el mar interior de Chiloé, da cuenta de una rica vida social, con intensas relaciones entre la población de los diferentes sectores. Para los veliche, las embarcaciones tenían como principal función el viaje y no


la pesca ni la marisca, ya que dada la abundancia pescado7 la pesca se realizaba con corrales y la marisca se realizaba en el mismo sector. Esta abundante población, con una gran complejidad de relaciones sociales internas e interétnicas, fue gravemente impactada por el contacto europeo. Las enfermedades, los trabajos forzados y el esclavismo redujeron la población de Chiloé a una décima parte en menos de cuarenta años, pasando de estar conformada por 30.000 personas a menos de 3.000. La gran empresa evangelizadora que dio origen a la Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera, se instaló tras esta debacle social, cultural y demográfica.

REVISIÓN DE ANTECEDENTES Revisión bibliográfica y documental Formulación de la revisión bibliográfica y documental

Ricardo Álvarez et al., Corrales de pesca en Chiloé (Valdivia: Imprenta América, 2008), 9 y ss.

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La revisión de antecedentes tuvo por objetivo general insertar la historia de la Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera en el marco más amplio de la historia social, arquitectónica y religiosa de esta provincia austral. Los objetivos específicos se detallan a continuación: ǶǶ Estudiar la historia de la arquitectura en la provincia de Chiloé. Sin detenernos exclusivamente en los templos católicos de esta provincia: ¿qué sabemos, a partir de la bibliografía especializada, sobre las construcciones en general en esta provincia? ¿Cómo evolucionaron en el tiempo? ¿Existen elementos distintivos (tipos de edificaciones, morfología, materialidades, etc.)? ¿Puede proponerse la existencia de una “arquitectura de Chiloé”? ¿Qué vínculos o relaciones podrían proponerse entre la arquitectura en Chiloé y la Escuela Chilota? ǶǶ Investigar la historia religiosa de la provincia de Chiloé. Toda vez que es recurrente la asociación entre Escuela Chilota y la peculiar religiosidad de la provincia, nos propusimos responder estas preguntas: ¿cómo fue el proceso de evangelización en la provincia de Chiloé? ¿Qué relaciones pueden establecerse entre este proceso y el mapa de las capillas de Chiloé? ¿Cómo se organizaron las comunidades religiosas en la provincia de Chiloé y cómo ha ido cambiando en el tiempo esta organización? ǶǶ Dar cuenta del proceso de consolidación de una Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera, como concepto utilizado para describir el patrimonio material de la provincia de Chiloé. En otros términos: ¿Desde cuándo comienza a utilizarse este concepto? ¿Qué autores e instituciones lo utilizan o han utilizado? ¿Cómo lo han definido y lo definen en la actualidad? ¿Qué relación tienen estos autores e instituciones con el proceso de patrimonialización de las iglesias de Chiloé? ¿Qué vigencia tiene esta manera de entender la Escuela Chilota?

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Pese a que estos tres objetivos específicos se intersectan en algunos aspectos, en el estudio se han definido en términos analíticos para organizar la pesquisa. Al momento de iniciar la revisión, el equipo consensuó una lista tentativa de títulos a revisar que luego fue jerarquizada y completada con nuevas referencias, adiciones iconográficas relativas al siglo XIX y referencias a documentación de los siglos XVIII y XIX. Entre ellas, el “Sínodo del obispado de Ancud de 1851”, el “Informe de la visita del obispo de 1850”, relatos de viajeros, “Capillas 1780, 1850 y 1940”, padrones de la población de Chiloé de c.1780 y un resumen de tributarios de la misma época, existentes en el Archivo Nacional Histórico y en el Archivo General de Indias. A continuación, se presenta un cuadro resumen de los archivos que contienen documentación vinculada con la Escuela Chilota y las iglesias de Chiloé. A este cuadro, podrían incorporarse el Archivo General de Indias (Sevilla, España), el Archivo del Convento de Santa Rosa de Ocopa (Junín, Perú) y el Archivo General de la Nación (Lima, Perú). Asimismo, este esquema podrá cruzarse oportunamente con los temas y problemas que han sido identificados a lo largo del estudio y que aún no han sido investigados.

Rodolfo Urbina, Población indígena, encomienda y tributo en Chiloé 15671813: política estatal y criterios locales sobre el servicio personal de “veliches” y payos (Valparaíso: PUCV, 2004), 42 y 43.

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Archivo

Acceso

Ubicación

Archivo Histórico Franciscano

Privado. Acceso previa presentación del investigador

Santiago

Privado. Acceso previa presentación del investigador

Santiago

Privado. Acceso previa presentación del investigador

Santiago

Privado. Acceso previa presentación del investigador

Santiago

Público

Santiago

Archivo Histórico Franciscano

Archivo Histórico Franciscano

Archivo Histórico Franciscano

Archivo Nacional Histórico

Fondo, colección o unidad

Tipo de documentación y años aproximados

Fondo Colegio de Misiones de Castro

1837-1984 Actas capitulares; Actas de consejo, actas discretoriales, oficios, comunicaciones con autoridades civiles y particulares, registros de beneficencia y documentos de postulantes.

Fondo Conventos, secciones Ancud y Castro

1876-1959 Documentos administrativos, censos, circulares, comunicaciones, cuentas y varios.

Colección fotográfica Siglos XIX-XX Cerca de 20.000 fotografías desde fines del siglo XIX a la actualidad. Colección de planos y croquis

Siglos XIX-XX Cerca de 500 piezas, relativas a los conventos e iglesias de la orden.

Capitanía General

1591-1840 Documentación relacionada con el gobierno interior, justicia, guerra y hacienda del Reino de Chile, del cual dependió la provincia de Chiloé hasta 1767.

Archivo Nacional Histórico

Archivo Nacional Histórico

Público

Público

Santiago

Santiago

Junta de temporalidades Compañía de Jesús

1525-1881

Real Audiencia

1563-1817

Documentación relativa a la Compañía de Jesús en Chile y América. Mayormente se concentra en los años 1767-1790.

Tribunal con mayor jerarquía en el Reino de Chile. Documentación judicial. Archivo Nacional Histórico

Público

Santiago

Fondo Antiguo

1501-1879 Fondo misceláneo. Contiene el Padrón general de la provincia de Chiloé, firmado por Hurtado (1785).

Archivo Nacional Histórico

Público

Santiago

Fondo Varios

1534-2005 Fondo misceláneo. Contiene los dibujos de E. König (1845), la Historia de Chiloé, inédita, firmada por Abraham Silva (c.1890), Copia del proceso contra los brujos de Chiloé (1880) y Libro copiador de bandos de buen gobierno de Chiloé (1826-1889).

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Archivo

Acceso

Ubicación

Fondo, colección o unidad

Tipo de documentación y años aproximados

Archivo Nacional Histórico

Público

Santiago

Ministerio de Justicia

1774-1900 Hasta 1887 correspondieron a este ministerio las funciones de Culto e Instrucción Pública. Documentación relativa al obispado de Ancud y a la organización eclesiástica en general.

Archivo Nacional Histórico

Público

Santiago

Relaciones Exteriores 1810-1900 Entre 1887 y 1924 Ministerio de Relaciones Exteriores, Culto y Colonización. Documentación relativa al obispado de Ancud.

Archivo Nacional Histórico

Público

Santiago

Intendencia de Chiloé

1826-1934 Documentación de la Intendencia de Chiloé.

Archivo Nacional Histórico

Público

Santiago

Gobernaciones y municipalidades

Gobernación de Carelmapu (17 vv 1826-1885). G. de Castro (21 vv 1849-1930). G. de Quenac (2 vv 1829-1854). G. de Quinchao (147 vv 1849-1884). Municipalidad de Achao (2 vv 1895-1916). M. de Ancud (1 v 1875-1895). M. de Carelmapu (1 v 1871-1881). M. de Llanquihue (1 v 1862-1903). M. de Puerto Montt (3 vv 1876-1919). M. de Quinchao (1 v 1863-1871).

Archivo del Obispado de Ancud

Privado. Acceso denegado

Ancud

No organizado

Siglos XIX y XX.

Archivo Nacional de la Administración

Público

Correspondencia de los párrocos, Correspondencia de los obispos, inventarios parroquiales, visitas pastorales, cuentas del obispado, planos de diversas iglesias, oficios y circulares del obispado, actas de bautismo, matrimonio, confirmación y entierro.

Cuadro 1. Cuadro resumen de archivos que contienen documentación vinculada con la Escuela Chilota y las iglesias de Chiloé. Elaboración propia. 20

Santiago

Fondos de notarios y conservadores

Notarios de Achao (1 v 1865). Notarios de Ancud (110 vv 1894-1934). Notarios de Calbuco (54 vv 1755-1919). Notarios de Puerto Montt (298 vv 1853-1937). Conservadores de Achao (1 v 1874-1887). Conservadores de Calbuco (7 vv 1872-1934).


Resultados de la revisión bibliográfica y documental

Arquitectura en Chiloé En esta investigación se optó por abordar el objeto de estudio desde los registros aún existentes, relativos a la arquitectura practicada en esta área cultural. Debido a las limitaciones asociadas a las fuentes, esta revisión abarca desde el siglo XVIII en adelante. Durante el siglo XVIII, la principal característica de la arquitectura en Chiloé fue el uso de la madera. Esta era trabajada toscamente para la composición de muros y, de manera excepcional, para los pisos y techos. Predominaban los pisos de tierra y el uso de paja o canutillo para los techos, sostenidos en un armazón de coligüe9. Esto permite comprender los motivos por los cuales Castro, sede del cabildo de españoles, fuese para fines del siglo XVIII una aldea de chozas10. En casi todo, esta reproducía la casa-fogón, el tipo de edificio doméstico general en la provincia y que posiblemente es de origen huilliche. En ocasiones, tenía añadidos productivos, utilizados para la guarda de animales, el almacenamiento de los granos, entre otros. Asimismo, este tipo de edificación era la predominante en los otros dos centros urbanos de la zona (Chacao y San Carlos).

Rodolfo Urbina, La periferia meridional indiana, Chiloé en el siglo XVIII (Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso, 1983), 52–53.

9

10

Urbina, 54.

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Urbina, 55.

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Urbina, 56.

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Urbina, 56.

14

Urbina, 61.

15

Urbina, 61.

Urbina, Población indígena, encomienda y tributo en Chiloé 1567-1813: política estatal y criterios locales sobre el servicio personal de “veliches” y payos, 109. 16

Al igual que Castro, estos centros tenían en su vecindario algunos edificios de uso político y religioso de cierta consideración. En ese período, en Castro había “una iglesia parroquial o matriz, un convento seráfico de San Francisco, otro de Nuestra Señora de la Merced, un colegio y una iglesia de la Compañía de Jesús”11, que luego pasaría a los franciscanos de Chillán y a los de Ocopa. En Chacao, se encontraba una iglesia parroquial y el “palacio del gobernador”, que fue calificado por John Byron como “un granero techado, dividido en varios departamentos”12. En San Carlos de Chiloé, luego de su fundación en 1767, el fuerte y la casa de gobierno fueron los únicos edificios con techumbre de madera13. Para fines del siglo XVIII, destacan la iglesia de Achao (la que fue rehecha luego de su incendio en 1784)14, por tener tres naves, y la de Chonchi (fundado en 1767), pues aparentemente era más grande que la de Castro15. En el resto de los pueblos de Chiloé (que serán caracterizados en el siguiente apartado), solo existían algunas habitaciones ocupadas esporádicamente, la “casemita”, “casa ermita” o “casa de mita” (habitación anexa a la capilla y destinada para alojamiento de los curas católicos y otras visitas temporales)16 y una iglesia que, a juzgar por las descripciones decimonónicas, debe haber sido bastante modesta. Una ilustración más tardía de lo que pudieron ser aquellas casas de habitación e iglesias, se encuentran en los registros de ingleses como Philip Parker King y Charles Darwin, quienes visitaron la provincia de Chiloé en las décadas de 1820 y 1830. King, quien dirigió la primera

21


expedición del Beagle, informó la existencia de casas de madera en Ancud, algunas de las cuales tenían techos de tejuela y otras techos de paja. Las imágenes que ilustran su trabajo son decidoras: mientras que en Ancud figuran algunos edificios domésticos de dos pisos — hechos de tablas, con balcones y aleros (figuras 4 y 5) — en sus alrededores predominan las casas-fogón, asimilables a lo que entendemos hoy en día por una ruca mapuche (figuras 2 y 3)17.

Ver también Marijke Van Meurs, Conrad Martens en Chiloé, 1834 (Santiago: Museo Regional de Ancud, 2014). En esta obra se reproduce la obra gráfica de Conrad Martens, artista contratado en la segunda expedición del Beagle, y autor de varios de los grabados incluidos en Philip Parker King, Robert Fitzroy, y Charles Darwin, Narrative of the Surveying Voyages of His Majesty’s Ships Adventure and Beagle between the Years 1826 and 1836, Describing Their Examination of the Southern Shores of South America, and the Beagle’s Circumnavigation of the Globe. Tomo I (Londres: Henry Colburn, 1839). 17

Las demás imágenes de Simon se pueden consultar en Marijke Van Meurs, Carl Alexander Simon en Chiloé, 1852 (Ancud: Dibam, 2016). 18

Rodolfo Urbina, Ancud. Una capital provincial decimonónica 1800-1900 (Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso, 2016), 49–51. 19

Charles Darwin, Journal of Researches into the Natural History and Geology of the Countries Visited during the Voyage of H.M.S. Beagle Round the World, under the Command of Capt. Fitz Roy R.N (Londres: John Murray, 1860), 359. 20

21

Darwin, 338.

King, Fitzroy, and Darwin, Narrative of the Surveying Voyages of His Majesty’s Ships Adventure and Beagle between the Years 1826 and 1836, Describing Their Examination of the Southern Shores of South America, and the Beagle’s Circumnavigation of the Globe. zz, 274–75. 22

22

Lo mismo parecen afirmar los bocetos de Alexander Simon, los que fueron levantados del natural en 1852. Estos retratan el interior de algunos inmuebles (figura 6) y al menos una vista de la recova de Ancud (figura 7)18. Asimismo, Rodolfo Urbina señala que, aún en Ancud, la madera se trabajaba muy toscamente hacia las décadas de 1830 y 1840, usándose en bruto para las construcciones y labrándose sólo con hachas19. Según Charles Darwin, en Chiloé las iglesias eran generalmente “como graneros”, hechas íntegramente de madera20. En cambio, la de Castro (que estaba hecha de tablas) le pareció “venerable y pintoresca”21 (figura 1). A diferencia de ella, King afirma que hacia 1826 la iglesia y el almacén de Ancud estaban construidos de piedra (figuras 8, 9 y 10)22.


• Figura 1. “Old Church at Castro”, Philip Parker King, Robert Fitzroy y Charles Darwin, Narrative of the Surveying Voyages of His Majesty’s Ships Adventure and Beagle between the Years 1826 and 1836, Describing their Examination of the Southern Shores of South America, and the Beagle’s Circumnavigation of the Globe. Tomo I (Londres: Henry Colburn, 1839), 300-301.

• Figura 2. “Near Pt. Arena”, Philip Parker King, Robert Fitzroy y Charles Darwin,Narrative of the Surveying Voyages of His Majesty’s Ships Adventure and Beagle between the Years 1826 and 1836, Describing their Examination of the Southern Shores of South America, and the Beagle’s Circumnavigation of the Globe. Tomo I (Londres: Henry Colburn, 1839), 300-301.

• Figura 3. “Pt. Arena.-- San Carlos Chiloé”, Philip Parker King, Robert Fitzroy y Charles Darwin, Narrative of the Surveying Voyages of His Majesty’s Ships Adventure and Beagle between the Years 1826 and 1836, Describing their Examination of the Southern Shores of South America, and the Beagle’s Circumnavigation of the Globe. Tomo I (Londres: Henry Colburn, 1839), 300-301.

• Figura 4. “San Carlos de Chiloé [a]”, Philip Parker King, Robert Fitzroy y Charles Darwin, Narrative of the Surveying Voyages of His Majesty’s Ships Adventure and Beagle between the Years 1826 and 1836, Describing their Examination of the Southern Shores of South America, and the Beagle’s Circumnavigation of the Globe. Tomo I (Londres: Henry Colburn, 1839), 274-275.

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• Figura 5. “San Carlos de Chiloé [b]”, Philip Parker King, Robert Fitzroy y Charles Darwin, Narrative of the Surveying Voyages of His Majesty’s Ships Adventure and Beagle between the Years 1826 and 1836, Describing their Examination of the Southern Shores of South America, and the Beagle’s Circumnavigation of the Globe. Tomo I (Londres: Henry Colburn, 1839), 274-275.

C A R L A LE X A NDER SIMON EN CHILOÉ , 1852

• Figura 6. “Das Innere eines Indianerhauses auf der Insel Caylin. 7 Febr 1852”, Marijke Van Meurs, Carl Alexander Simon en Chiloé, 1852 (Ancud: Dibam, 2016), 64. C A R L A LE X A NDER SIMON EN CHILOÉ , 1852

BIBLIOTECA Y ARCHIVO HISTÓRICO EMILIO HELD WINKLER, N° Inventario I-4 Antecedentes: Técnica: tinta sobre papel Anotaciones en la obra: Centro, abajo: Das Innere eines Indianerhauses auf der Insel Caylin. 7 Febr 1852 El interior de una casa indígena en la isla Caylin. 7 febrero 1852 Centro, abajo, contra el borde inferior del papel: Alle Weiber Waizen austretend (dreschend), tragen schwarze Röcke, indig blau Jacken, eine ein hellblaue u der Mann, welcher eine Gitarre macht, hat ein buntes Tuch um den Kopf, Hosen u Jacke sind blauschwarz, der Gürtel ist roth52. Esquina inferior izquierda 4/05 64

• Figura 7. “Recoba de Ancud”, Marijke Van Meurs, Carl Alexander Simon en Chiloé, 1852 (Ancud: Dibam, 2016), 62. BIBLIOTECA Y ARCHIVO HISTÓRICO EMILIO HELD WINKLER, N° Inventario I-3

24

Antecedentes: Técnica: tinta y lápiz sobre papel Anotaciones en la obra: Centro, abajo: Recoba de Ancud Esquina inferior izquierda: 3/05


Figura 8. Esteban María König, “Chapelle de St. François desservie par les moines Ytaliens del’ordre des franciscains. En haut Ancud”, 1845. Volumen 136, Fondos Varios, Archivo Nacional Histórico. 1852 (Ancud: Dibam, 2016), 62.

Figura 9. Claudio Gay, “Plaza de San-Carlos de Chiloé (1835)”, en Atlas de la historia física y política de Chile, Tomo I (Santiago: LOMDibam. 2010), lámina N° 35.

Figura 10. Esteban María König, “Eglise de St. Carlos, parroisse principale de la ville de Sn Carlos”, 1845. Volumen 136, Fondos Varios, Archivo Nacional Histórico.

25


A lo largo del siglo XIX, el tipo de construcción para vivienda prácticamente no cambió23. En Castro, aún a principios del siglo XX era común el tipo de vivienda rural, construida por sus propios dueños, sin planos y con poquísimas variaciones de estilo24. A pesar de esto, sí se producen importantes innovaciones en la arquitectura local, tales como los decorados neoclásicos o los palafitos, que aparentemente comenzaron a construirse en esta época25.

Urbina, Ancud. Una capital provincial decimonónica 1800-1900, 87–88.

23

Rodolfo Urbina, la vida en Chiloé en los tiempos del fogón 1900-1940. (Valparaíso: Puntángeles Universidad de Playa Ancha, 2002), 73–74.

24

Marco Antonio León, Chiloé en el siglo XIX. Historia y vida cotidiana de un mundo insular (Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso, 2015), 33.

Al observar los edificios religiosos y públicos, aparecen innovaciones considerables a lo largo del siglo XIX, que podrían relacionarse con el auge económico de las décadas centrales de dicho siglo, derivado de la explotación maderera26. Por ejemplo, en la década de 1880 se reconstruyó el mercado de Ancud usando cal y piedra, con techos de fierro galvanizado y emplantillado de ladrillos27. Asimismo, luego del incendio de 1859 se planificó e inició la obra de la catedral de Ancud (con estructura de fierro), para lo cual se contrató a una empresa constructora de Valparaíso28. En Castro se construyó un nuevo convento en 1839, dos años después de que entraran los franciscanos italianos, y se inició la construcción de un nuevo convento e iglesia luego de que se incendiaron las viejas en 185729.

25

Para más antecedentes ver: Diego Morales, “El negocio de la madera: comerciantes y ‘hacheros’ de Chiloé, 1850-1875”, Magallania 42, no. 2 (2014): 41–60; Diego Morales, “un puerto maderero en el sur de Chile: Ancud en los años cincuenta del siglo XIX”, Magallania 44, no. 2 (2016): 87–105.

26

Urbina, Ancud. Una capital provincial decimonónica 1800-1900, 90.

27

La iglesia se quemó en 1879, antes de que estuviera terminada. Urbina, 94.

28

Urbina, 169. Ver también: Lorenzo Berg y Gian Cherubini, “El aporte de los misioneros franciscanos italianos a la tipología arquitectónica de la torre-fachada en las iglesias de Chiloé”, AUS 26 (2014): 4–9.

29

Urbina, 237. Ver también, Berg y Cherubini, “El aporte de los misioneros franciscanos italianos a la tipología arquitectónica de la torrefachada en las iglesias de Chiloé”.

30

26

En la generalidad de las iglesias de la provincia, es precisamente en este siglo cuando se incorporaron las torres a la fachada30. Esto, viene a complementar el volumen general de las iglesias de Chiloé (los recintos tipo galpón o casa grande y la introducción de las tres naves a fines del siglo XVIII), que procede del tiempo de los jesuitas y fue una derivación de la construcción de grandes rucas para recibir a la población de cada sector rural (el cavi-capilla).

Historia de la religión en Chiloé Existe abundante bibliografía sobre la evangelización y la historia del catolicismo en Chiloé31. Respecto del proceso de evangelización de la población chilota, es posible afirmar que si bien los jesuitas no lideraron los primeros esfuerzos para ello, sí fueron quienes dieron forma a la iglesia católica en esta parte del mundo32. Desde su llegada a la provincia en 1608, los jesuitas buscaron una evangelización acorde al Tercer Concilio de Lima. Es decir, convertir a los indios e incorporarlos a la iglesia, pero sólo en la medida en que probadamente tuvieran un “aprendizaje real de la fe”. Esto significó distanciarse de aquellos primeros “bautizos masivos”33 y de la “cristianización sacramental”, lo que posibilitó el desarrollo de la principal institución evangelizadora de Chiloé, el fiscal34. En el año 1610 se organizó la primera “misión marítima”, la que fue coordinada con los longko de la provincia. Luego, esta pasaría a constituirse en la afamada “misión circular” de


Esteban Barruel, Los fiscales de Chiloé: una ruta devocional, Santiago, Ediciones Orígenes (Santiago: Ediciones Orígenes, 1997); Renato Cárdenas y Carlos Trujillo, Caguach, isla de la devoción: Religiosidad popular en Chiloé (Santiago: Lar Ediciones, 1986); Gabriel Guarda, “El apostolado seglar en la cristianización de América: la institución de los fiscales”, Historia 7 (1968): 205–25; Catherine Hall y Renato Cárdenas, “La religiosidad popular de Chiloé”, cultura de & desde Chiloé 5 (1986): 36–44; Fr. Rogoberto Iturriaga, Usos y costumbres de los religiosos Franciscanos (s. XIX) (Santiago: Publicaciones del archivo Franciscano, 1994); Marco Antonio León, Franciscanos, misioneros y chilotes: el colegio del Santísimo Nombre de Jesús de Castro: 1837-1905 (Santiago: PAF, 2005); Marco Antonio León, “Disipando las tinieblas del entendimiento. Iglesia y Sociedad en Chiloé durante el Siglo XIX”, Revista Cultura de y desde Chiloé 19 (2005): 69–98; Rodrigo Moreno, Misiones en Chile austral: Los Jesuitas en Chiloé 1608-1768 (Sevilla: Universidad de Sevilla, 2007); Macarena Ponce de León, “Historia Institucional de la Iglesia en Chiloé en los siglos XVII, XVIII y XIX” (tesis para optar al grado de Licenciado en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, 1996); Eduardo Tampe, Tres siglos de misiones en Chiloé (Santiago: Salesiana, 1981); Rodolfo Urbina, Las misiones franciscanas de Chiloé a fines del siglo XVIII, 1771-1800 (Viña del Mar: Iártole, 1990); Urbina, “Notas sobre la religiosidad popular en Chiloé del siglo XIX: Lo sagrado y lo profano en las Fiestas patronales”, en Vida rural en Chile Durante el siglo XIX, (Santiago: Academia Chilena de la Historia, 2001), 141–73; Isidoro Vázquez de Acuña, Costumbres religiosas de Chiloé y su Raigambre Hispana (Santiago: universidad de Chile, 1956); Isidoro Vázquez de Acuña, Santería de Chiloé: ensayo y catastro (Santiago: Editorial Antártica, 1994). 31

Urbina, Las misiones franciscanas de Chiloé a fines del siglo XVIII, 1771-1800, 5.

32

Moreno, Misiones en Chile austral: los Jesuitas en Chiloé 1608-1768, 103.

33

34

Moreno, 172.

Chiloé, que funcionaría de manera estable a partir de los años 1617-162135. Durante los siglos XVII y XVIII, la misión circular o volante fue organizada con regularidad por los jesuitas en los meses de primavera y verano y, luego de su expulsión en 1767, por los franciscanos de Chillán y de Ocopa (Perú)36. La misión circular consistía en un periplo fijado con antelación y que se repetía anualmente, en el que los misioneros de Castro visitaban las capillas de indios de la provincia, reuniendo a la población aledaña que ya estaba puesta sobre aviso. En dichas ocasiones, y durante tres a seis días, los misioneros regularizaban los sacramentos impartidos durante su ausencia, celebraban misa, presidían las fiestas patronales y las procesiones celebradas con ocasión de la misión, doctrinaban, evaluaban las labores de los seglares locales que dirigían la evangelización en ausencia de los curas, etc37. Por lo tanto, no es de extrañar que este modelo de evangelización tuviera como consecuencia que para mediados del siglo XVIII la población indígena de la provincia tuviera más conocimiento y respetara en mejores términos las cuestiones de la fe, en comparación con la población española, igualmente dispersa en el territorio de la provincia. Por lo anterior, en 1741 el obispo de Concepción dispuso que los españoles también tuvieran sus fiscales y que usaran para sus rezos las capillas de los indios, dándole preferencia a estos mientras no construyeran sus propios templos38. En síntesis, es posible afirmar que la evangelización de Chiloé fue llevada adelante por la Compañía de Jesús, para lo que articuló una misión circular por las capillas de la provincia y promovió un modelo de organización local de la religión, lo que tuvo consecuencias geográficas, políticas, sociales y arquitectónicas que se proyectaron en los siglos XIX y XX y aún en la actualidad39. Al respecto, es preciso abordar dos cuestiones: 1) la relación entre la evangelización, el mapa de las capillas de Chiloé y los centros sociales-ceremoniales huilliche anteriores a la entrada de los españoles y 2) las características de este modelo de organización local de la religión. Respecto al primer punto, parece probado que la misión circular fue adoptada por los jesuitas ante la imposibilidad de reducir la población indígena de Chiloé a dos o tres poblados, optando por asentar las capillas en los centros rituales y sociales de la población huilliche de Chiloé (que se denominaban cavi y que con justa razón podríamos asimilar al rewe mapuche40). Estos centros de población se articularon con las encomiendas de tributo dadas a los españoles y, por otra parte, con las capillas que sirvieron como eje de la misión circular.

27


35

Moreno, 119.

Ponce de León, “Historia institucional de la iglesia en Chiloé en los siglos XVII, XVIII y XIX”, 75. Ver también: Urbina, las misiones franciscanas de Chiloé a fines del siglo XVIII, 1771-1800.

36

Moreno, Misiones en Chile austral: los Jesuitas en Chiloé 1608-1768, 164–71. El detalle de los lugares donde se detenía la misión se puede consultar el Plano de las misiones de los padres jesuitas en el archipiélago de Chiloé, 1762 en Elvira Pérez et al., “La sombra del reino, Los Jesuitas y el territorio Chileno alrededor de 1767”, en Congreso de investigación interdisciplinaria en arquitectura, diseño, ciudad y territorio intersecciones (Santiago: Ediciones ARQ, 2018), 254–55.

37

Tomás Catepillán, “La provincia de Chile: construcción el Estado-nación en Chiloé, 1830-1880” (tesis para optar al grado de Doctor en Historia, Colegio de México, 2017), 358.

38

Ver Urbina, “Notas sobre la religiosidad popular en Chiloé del siglo XIX: lo sagrado y lo profano en las fiestas patronales”; Cárdenas y Trujillo, Caguach, isla de la devoción: religiosidad popular en Chiloé.

Paulatinamente, estos espacios ocupados temporalmente en las fechas de festividades pasaron a poblarse de manera permanente y a constituir pueblos en regla, aunque sin trazado ni planificación. Es por esto que se puede afirmar que los pueblos más antiguos de Chiloé no tienen por origen una fundación (a excepción de Castro, Ancud y Chonchi), sino que corresponden a espacios de reunión ritual y social de larga data. En primer término, del período en que la población huilliche ocupaba soberanamente el territorio, cuando esos lugares sirvieron para la celebración de los ngillatún y, en segundo término, de las capillas católicas que erigieron los mismos huilliche bajo la dirección de sus fiscales y patrones con supervisión de los misioneros católicos41. Por estos motivos, existe un mapa de capillas de una considerable densidad histórica, y que se vuelve cada vez más complejo con la creación de nuevas capillas que en adelante no necesariamente remitirán a los cavi anteriores a la invasión española, cuestión que cabría estudiar en profundidad (se contabilizaron 83 capillas en 1780, 91 capillas en 1850 y 226 en 1940). Respecto del segundo punto, parece indudable que el eje de la evangelización en Chiloé fue la adopción de las figuras del fiscal y los patrones o, en otros términos, que la misión circular no habría tenido el éxito que tuvo si los jesuitas de los siglos XVII y XVIII no la hubieran articulado con la actividad evangélica de los mismos evangelizados, que era el objetivo fundamental de la institución del fiscal42.

39

José Joaquín Saavedra, “1712. El sentido de lo indio en el Chiloé colonial” (tesis para optar al grado de Magíster en Estudios Latinoamericanos, Universidad de Chile, 2015), 144–60.

40

Urbina, Población Indígena, encomienda y tributo en Chiloé 1567-1813: política estatal y criterios locales sobre el servicio personal de “veliches” y payos, 85–126. Ver además Urbina, “Notas sobre la religiosidad popular en Chiloé del siglo XIX: Lo sagrado y lo profano en las fiestas patronales”.

41

Guarda, “El apostolado seglar en la cristianización de América: la institución de los Fiscales”, 205.

42

43

28

Guarda, 206–9.

En Chiloé, los fiscales fueron una institución exclusivamente indígena hasta 1741, cuando el obispo de Concepción dispuso que los españoles también tuvieran fiscales y erigieran sus capillas en los parajes donde habitaban. El fiscal fue una institución creada en Nueva España con el objetivo de transformar al indio en un apóstol católico, haciéndose extensivo al Virreinato del Perú y a la generalidad de las Indias Occidentales43. Establecida esta institución en Chiloé, la vida pastoral de las capillas dependía casi exclusivamente de los fiscales44. Estos debían conocer la doctrina, dirigir los rezos semanales en la capilla, bautizar provisionalmente a los nacidos durante el año, dar los auxilios espirituales a los moribundos, enseñar el catecismo y dar cuenta al párroco en los días de misión. En atención a la importancia de estas actividades, se les reconocieron ciertos privilegios materiales y simbólicos, como exención de tributos, uso de bastón y preeminencia en las celebraciones45. Junto con el fiscal, se establecieron a la larga sota fiscales46 o ayudantes del fiscal, así como otros cargos casi tan importantes


Moreno, Misiones en Chile austral: los Jesuitas en Chiloé 1608-1768, 179.

44

Moreno, 174–77. Esto no es distinto lo que dispuso el obispo de Ancud en 1851 para los fiscales, ver Fernando Retamal, El primer sínodo chileno de la época republicana: Ancud 1851 (Santiago: Ediciones Universidad Católica de Chile, 1983), 161.

45

Ver su normativa en el sínodo de 1851, en Retamal, El primer sínodo chileno de la época republicana: Ancud 1851, 162.

46

Moreno, Misiones en Chile austral: los Jesuitas en Chiloé 1608-1768, 180.

47

48

Moreno, 181–82.

Ver: Gabriel Guarda, “Las Iglesias y el culto”, en Chiloé, ed. Carlos Aldunate (Santiago: CNCA-Museo Chileno de Arte Precolombino, 2016), 187–227.

49

Retamal, El primer sínodo chileno de la época republicana: Ancud 1851, 179.

50

Ver “Sentencia de segunda instancia contra los reos Paillacar, Millalonco, Tureuna, Peranchiguai, Coñuecar y Necul”, Gaceta de los Tribunales, octubre 25, 1851. Publicado en Retamal, El Primer sínodo chileno de la época republicana: Ancud 1851.

51

Ángel Vásquez, “Apuntes sobre el archipiélago de Chiloé. Impresiones de viaje”, La Estrella de Chile, marzo 20, 1870, 372.

52

53

ver Cavada, 1940, p. 231.

Vinculados al Colegio de Chillán y Ocopa, en Perú, durante las últimas décadas del siglo XVIII y primeras del XIX

54

Urbina, Las misiones franciscanas de Chiloé a fines del Siglo XVIII, 1771-1800, 7–8.

55

como los mencionados en la gestión local de la fe católica. Entre ellos, los supremos, los que en principio estuvieron encargados del cuidado material de las capillas y las imágenes sagradas47. Estos proliferaron en número llegando a existir generalmente uno por cada imagen y, más importante, fueron cobrando una creciente importancia en las festividades locales48. Es probable que los organizadores de estas fiestas, hacia fines del siglo XVIII y principios del XIX, se combinaran con las autoridades de los cabildos de indios, o al menos emularan la estructura de estas corporaciones de la “república de indios”49. Es importante mencionar que, como consecuencia de este sistema altamente autónomo, las comunidades religiosas (es decir, las feligresías de cada capilla) cobraron una importancia fundamental en la erección de sus templos, en términos de financiamiento, diseño y construcción. Exceptuando los templos de las cabeceras parroquiales, conventos y catedral, al menos hasta mediados del siglo XIX puede decirse que las iglesias de capillas respondieron al gusto y capacidades de sus feligresías50, aunque es probable que se incurriera en abusos y coacciones al respecto51. De modo análogo, durante el siglo XIX se financiaron y construyeron la mayoría de las escuelas primarias52. Sin embargo, en este período cambió de cierto modo la relación que existía entre las autoridades eclesiásticas y estos cuerpos colegiados, que eran relativamente autónomos y sobre todo locales. A partir de la erección del obispado de Ancud en 1844 y su entrada en funcionamiento a principios de 184553, la iglesia católica intentó limitar el campo de acción de las autoridades religiosas locales, así como también normar las celebraciones religiosas organizadas autónomamente. Asimismo, esto puede relacionarse con el exilio impuesto a los jesuitas, la entrada de los franciscanos en la provincia de Chiloé54, el casi total abandono misional de esta zona durante los años de las guerras civiles de 1810-1826 y, finalmente, la llegada de ciertos franciscanos italianos al territorio. Luego de la expulsión de los jesuitas en 1767, la población de Chiloé quedó sin auxilio religioso, a excepción de la presencia de cuatro franciscanos, tres mercedarios (todos residentes en Castro) y tres curas seglares. Ninguno de estos diez religiosos había tenido obligaciones misionales, que les resultaban del todo ajenas. Más aún, prácticamente no salían de Castro ni de las cabeceras parroquiales. En consonancia con las disposiciones del Rey, se ordenó que los tres curas seglares se hicieran cargo de las misiones en Chiloé. Esto valía lo mismo que decir que estas quedarían sujetas a su propio arbitrio, tanto por la total ignorancia de aquellos religiosos como por la falta de personal para cubrir la misión circular55. Mientras tanto, el obispo de Concepción debía preparar y enviar nuevos misioneros a la provincia.

29


Entre 1769 y 1771 sirvieron la misión de Chiloé los franciscanos del Colegio de Propaganda Fide de Chillán. Sin embargo, a partir de 1771 el Rey encargó a los franciscanos del Colegio de Santa Rosa de Ocopa la atención de la provincia de Chiloé56, por lo que doce religiosos fueron enviados ese año a la zona57. En general, en las últimas décadas del siglo XVIII el número de franciscanos se estabilizó en torno a los quince, descendiendo a seis religiosos para 1816.

Ponce de León, “Historia institucional de la iglesia en Chiloé en los siglos XVII, XVIII y XIX”, 53–54.

56

Cinco de ellos nacidos en Chillán, Santiago y Concepción; dos nacidos en Cartagena y tres en Andalucía y Valencia. Ponce de León, 65.

57

58

Ponce de León, 67.

59

Ponce de León, 124–34.

60

Ponce de León, 75.

61

Ponce de León, 76–77.

Cárdenas y Trujillo, Caguach, isla de la devoción: religiosidad popular en Chiloé, 15–16; Ponce de León, “Historia institucional de la iglesia en Chiloé en los siglos XVII, XVIII y XIX”, (tesis para optar al grado de Licenciado en Historia), 121.

62

Ponce de León, Historia institucional de la iglesia en Chiloé en los siglos XVII, XVIII y XIX”, (tesis para optar al grado de Licenciado en Historia), 112.

63

64

Ponce de León, 55–56.

Francisco Cavada, Historia centenaria de la diócesis de Ancud, trabajo publicado con motivo del primer centenario de la fundación de la diócesis (Ancud: Imprenta San Francisco – Padre Las Casas, 1940), 231.

65

León, Franciscanos, misioneros y chilotes: el Colegio del Santísimo Nombre de Jesús de Castro: 1837-1905, 61.

66

30

67

León, 64.

68

León, 73.

El sistema de capillas-cabeceras fue creado por iniciativa de esta orden, las que supuestamente debían tener presencia estable de un sacerdote y, en último término, funcionar como parroquias de los pueblos dispersos58. A pesar de estas innovaciones, a las que podrían sumarse los proyectos de crear un obispado de Chiloé y un colegio de misioneros en Castro59, en principio los franciscanos respetaron la misión circular y la organización local del culto (fiscales y demás cargos, financiamiento y construcción comunitaria de iglesias, etc.). Sin embargo, fueron muy críticos del “sistema evangelizador jesuita”, y principalmente de los fiscales60. En parte, por rigidez teológica (y lo que es igual, por el esfuerzo de purificar y corregir las prácticas religiosas católicas) y en parte por la ignorancia del idioma insular. En suma, por una creciente distancia de las comunidades indígenas61. Es posible afirmar que durante los años de guerras civiles (18101826) existió un abandono “espiritual” de la provincia de Chiloé, debido a la casi total ausencia de religiosos que atendieran las misiones y las capillas en general. Asimismo, podría decirse que en este período se produjo un auge de los fiscales, quienes compensaron la ausencia de los sacerdotes. Esta situación se proyectó a la década de 1830, al punto de que solo pudo remediarse con la llegada de quince franciscanos a la provincia, nueve de ellos italianos. Ellos fueron dirigidos por Diego Chuffa o Ciuffa, Marcos Bula y Antonio Gavillucci62, quienes fueron encomendados por el gobierno chileno para fundar el colegio de misioneros de Castro. Como movimiento “regenerador” de la iglesia católica en el austro chileno, este hecho fue precedido por la visita a Chiloé del presbítero Rafael Valentín Valdivieso en 183563. Asimismo, el flujo de franciscanos italianos a Chiloé creció a partir de 1837, como parte del proyecto de transformar a Castro en un centro de formación de misioneros para la evangelización de la población mapuche continental y para la atención de la población de Chiloé64, función que fue reforzada con la creación del Seminario Conciliar en Ancud y su inicio de funciones en 184965. Pese a que la misión circular dejó de practicarse desde las guerras de independencia, los franciscanos del Colegio de Castro “siguieron


desempeñando en la feligresía chilota un rol similar al del misionero colonial”66. Es decir, trabajar por purificar la fe y las prácticas religiosas, limpiarla de elementos indígenas, moderar el rito, perseguir las supersticiones, etc67. Por otra parte, se centralizó el auxilio religioso en los lugares de residencia fija de los sacerdotes, quienes esporádicamente visitaban las capillas, manteniendo estos templos y las instituciones religiosas locales creadas por los jesuitas68. Este movimiento general, que podríamos denominar de centralización, tiene sus principales hitos en la creación del Obispado de Ancud, del Seminario Conciliar y del Colegio de Misioneros de Castro, y puede entenderse como un esfuerzo por limitar la autonomía de la organización eclesciástica local y por normar las festividades patronales69. Algo bastante llamativo, ya que nunca los fiscales de capilla habían tenido tanta autonomía como en las primeras décadas del siglo XIX, y quizá hasta 185970. Junto con ello, si consideramos el período iniciado por el predominio franciscano en Chiloé (a partir de c.1770), podríamos decir que también corresponde a este tiempo el inicio de uno de los problemas más interesantes y menos estudiados de la historia de Chiloé, la desindigenización de la población. Siguiendo a Rodolfo Urbina, usualmente este proceso se asocia a la unión residencial (existencia de capillas con población huilliche y española), a pesar de que hacia 1780 esta unión era solo parcial y concentrada en las capillas contiguas a Castro71.

Historia de la Escuela Chilota

Cárdenas y Trujillo, Caguach, isla de la devoción: religiosidad popular en Chiloé, 32; Urbina, Ancud. Una capital provincial decimonónica 1800-1900, 245; Urbina, “Notas sobre la religiosidad popular en Chiloé del siglo XIX: lo sagrado y lo profano en las fiestas patronales”, 159.

69

Urbina, “Notas sobre la religiosidad popular en Chiloé del siglo XIX: lo sagrado y lo profano en las fiestas patronales”, 145 y 153. 70

Catepillán, “la provincia de Chile: construcción el Estado-nación en Chiloé, 1830-1880”. (tesis para optar al grado de Doctor en Historia), 361.

71

En primer lugar, es posible señalar que la Escuela Chilota — como etiqueta — puede entenderse como un proceso de patrimonialización inicialmente impulsado por el Estado de Chile y promovido especialmente por un conjunto de arquitectos. Entre ellos, destacan Gabriel Guarda, Lorenzo Berg y Hernán Montecinos, cuyos esfuerzos desembocaron en las declaraciones de Patrimonio Mundial de la Humanidad y en la creación de la Fundación de Iglesias de Chiloé (hoy en recesión). Debido a que este proceso de patrimonialización se enfocó principalmente en los aspectos materiales de la Escuela Chilota, obliteró parcialmente la dimensión cultural y política de estos templos, y en general los aspectos inmateriales asociados a la creación, manutención y actividad de las iglesias de Chiloé. Por lo mismo, parece posible proponer una definición que incorpore estos elementos y que se abra a morfologías no consideradas hasta ahora en el inventario de iglesias (patrimoniales) de Chiloé.

31


Los primeros decretos de protección de las iglesias de Chiloé fueron promovidos por el obispado de Ancud. El primero de ellos data de 1951, y corresponde a la declaración de la iglesia de Achao como Monumento Histórico. Luego, entre 1971 y 1979 se declararon bajo esta misma categoría las iglesias de Curaco de Vélez, Rilán, Dalcahue, Vilupulli, Chonchi, Quinchao y Castro, y en la década de 1980 la iglesia de Nercón. En todas estas declaratorias, los valores culturales que el Consejo de Monumentos Nacionales reconoció en los templos fueron de carácter arquitectónico, histórico, simbólico e identitario.

Consejo de Monumentos Nacionales, Postulación de las iglesias de Chiloé como Sitio de Patrimonio Mundial / Unesco (Santiago: Consejo de Monumentos Nacionales, 2003), 14.

72

monumento histórico iglesia de

declaración decreto y fecha de dictación

fijación de límites decreto y fecha de dictación

Achao

DS 5058, del 06/07/1951

DE 260, del 08/09/1999

Quinchao

DS 1750 del 26/07/1971

DE 260, del 08/09/1999

Castro

DS 1875, del 19/07/1979

DE 260, del 08/09/1999

Rilán

DS 1750, del 26/07/1971

DE 260, del 08/09/1999

Nercón

DS 422, del 27/07/1984

DE 260, del 08/09/1999

Aldachildo

DS 222, del 10/08/1999

Ichuac

DS 222, del 10/08/1999

Detif

DS 222, del 10/08/1999

Vilupulli

DS 1750, del 26/07/1999

DE 260, del 08/09/1999

Chonchi

DS 1750, del 26/07/1999

DE 260, del 08/09/1999

Tenaún

DS 222, del 10/08/1999

Colo

DS 222, del 10/08/1999

San Juan

DS 222, del 10/08/1999

Dalcahue

DS 1750, del 26/07/1999

Cuadro 2. Consejo de Monumentos Nacionales, Postulación de las Iglesias de Chiloé como Sitio de Patrimonio Mundial / Unesco (Santiago: Consejo de Monumentos Nacionales, 2003), 86. 32

A través del Decreto N°260 (cuadro 2) de 1999, y durante el período de preparación del expediente de postulación para la declaratoria de Sitio Patrimonio Mundial Unesco, se establecieron los límites o áreas de influencia de los templos, identificando las áreas de amortiguación de protección del bien e individualizando las construcciones aledañas que integran cada conjunto. Entre ellos, la plaza o explanada, el cementerio y las casas parroquiales. Lo anterior se explicita en el documento “Expediente de Postulación a Sitio de Patrimonio Mundial”, donde se indica que tanto “el terreno aledaño como la construcción constituyen una unidad y los elementos en ella contenidos son parte de la tipología constituida por las iglesias”72. A ello, se suma el hecho que los límites dispuestos estarían dentro de los predios del mismo propietario, es decir, el arzobispado de Ancud.

DE 260, del 08/09/1999


Consejo de Monumentos Nacionales, Expediente de declaratoria de monumento nacional en categoría de Zona Típica entorno del Monumento Histórico iglesia Santa María de Rilán, comuna de Castro, Provincia de Chiloé (Santiago: Consejo de Monumentos Nacionales, 2017).

73

Listado de Zonas Típicas del sector de Chiloé:

74

1. Entorno del MH de la iglesia Nuestra Señora del Rosario de Chelín, Decreto Nº 278 (2016). 2. Entorno del MH de la iglesia de San Antonio de Vilupulli, Decreto Nº 264 (2016). 3. Entorno del MH de la iglesia Santiago Apóstol de Detif, Decreto Nº 316 (2015). 4. Entorno del MH de la iglesia Natividad de María de Ichuac, Decreto Nº 315 (2015). 5. Entorno del MH de la iglesia Nuestra Señora de Gracias de Nercón, Decreto Nº 72 (2014). 6. Entorno del MH de la iglesia San Antonio de Colo, Decreto Nº 609 (2013). 7. Entorno del MH de la iglesia de San Juan Bautista de San Juan, Decreto Nº 603 (2013). 8. Villa Quincha (Entorno de la Iglesia de Quinchao), Decreto Nº 268 (2013). 9. Pueblo de Tenaún (Pueblo tradicional, rematando en la Iglesia de Tenaún), Decreto Nº 944 (2004). 10. Calle Centenario (Categoría Conjunto, incluye capilla de Chonchi), Decreto Nº 153 (2000).

No obstante, con las visitas de los primeros expertos de Icomos, desde el año 2000 quedó claro que la protección de los límites próximos de los conjuntos parroquiales sería insuficiente para la conservación de un bien más integral. Para ello, la Unesco sugirió establecer áreas de amortiguación más amplias, vinculadas con la relación de las torres y el paisaje, la puesta en valor de la línea de costa y su conectividad con los templos73. Dicho esto, hasta el año 2016 se han realizado diez declaratorias de Zonas Típicas o Pintorescas a los entornos de las iglesias y a los poblados circundantes en el sector de la isla y archipiélago de Chiloé74. Otras cuatro iglesias del Sitio de Patrimonio Mundial han sostenido procesos más actualizados, donde se han integrado las modificaciones al “Reglamento sobre Zonas Típicas o Pintorescas” de la ley N° 17.288 (en vigencia desde 2017), y principalmente la elaboración de lineamientos de intervención y actividades de participación comunitaria75. Estas últimas han jugado un rol esencial, al evidenciar lo ajeno que parecerían dichas protecciones a los propietarios de las viviendas involucradas y a la comunidad en general. De acuerdo a los documentos elaborados por la Oficina Técnica del Consejo de Monumentos Nacionales en Chiloé, durante el 2017 se habrían organizado y desarrollado al menos cuatro iniciativas de declaratorias de Zonas Típicas: el entorno de la Iglesia de Rilán (Castro), el entorno de la iglesia de Dalcahue (Dalcahue), el entorno de la Iglesia de Achao (Quinchao) y el entorno de la Iglesia de Aldachildo (Puqueldón). No obstante estas iniciativas, se han registrado numerosas solicitudes de declaratorias de Monumento Histórico y de Zona Típica76 que han quedado sin efecto en el total del área del Chiloé cultural (cuadro 3).

Consejo de Monumentos Nacionales, Chiloé y su patrimonio (Santiago: Dibam, 2015).

75

Consultar el archivo Consejo de Monumentos Nacionales.

76

33


ZT Entorno MH Iglesia de Caguach

Los Lagos

Chiloé

Quinchao

ZT Isla de Aucar (incluye pasarela y humedales)

Los Lagos

Chiloé

Quemchi

MH Iglesia San Juan de Lincay

Los Lagos

Chiloé

Puqueldón

MH Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria de Puchilco

Los Lagos

Chiloé

Puqueldón

MH Iglesia Nuestra Señora del Carmen de Compu

Los Lagos

Chiloé

Quellón

MH Iglesia Nuestra Señora del Rosario de Maullín

Los Lagos

Pto. Montt

Maullín

MH Iglesia de Llingua

Los Lagos

Chiloé

Quinchao

MH Iglesia de Quehui

Los Lagos

Chiloé

Castro

MH Iglesia de San Javier

Los Lagos

Chiloé

Curaco de Vélez

MH Iglesia de Curaco de Linlín

Los Lagos

Chiloé

Quinchao

MH Iglesia de Los Pinos

Los Lagos

Chiloé

Quinchao

MH Iglesia San José de Caulín

Los Lagos

Chiloé

Ancud

MH Iglesia San Antonio de Chacao

Los Lagos

Chiloé

Ancud

Cuadro 3. Solicitudes de declaratorias de Monumento Histórico y de Zona Típica que han quedado sin efecto en el total del área del Chiloé cultural. Elaboración propia.

¿Qué ocurrió entre 1951 y 1999 en términos de producción intelectual y de organización política? ¿A qué actores podría asociarse con esta escalada de declaratorias patrimoniales? Para responder a ello, a continuación se realizará un recuento de los trabajos de aquellos investigadores e instituciones que perfilaron la patrimonialización de las iglesias de Chiloé, y que definieron lo que era la Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera.

Gabriel Guarda, Iglesias de Chiloé, 17001900. (Santiago: Ediciones Universidad Católica de Chile, 1984); Gabriel Guarda, La tradición de la madera (Santiago: Ediciones Universidad Católica de Chile, 1995); Guarda, “Las iglesias y el culto”.

Cabe mencionar que las últimas declaratorias responden a las iniciativas de autoridades nacionales, regionales y locales, y a grupos de expertos del ámbito académico y del clero. Estos últimos han contribuido en organizar a las comunidades y a grupos seculares que han participado históricamente en la conservación de las iglesias de Chiloé.

77

Hernán Montecinos, Ignacio Salinas, y Patricio Basáez, Las iglesias misionales de Chiloé (Santiago: Imprenta Faber S.A., 1995).

78

Lorenzo Berg, Restauración iglesias de Chiloé, conservando lo onfinito: proyecto y obras 1988-2002 (Santiago: Editorial Universitaria, 2005).

79

Berg y Cherubini, “el aporte de los misioneros franciscanos italianos a la tipología arquitectónica de la torrefachada en las iglesias de Chiloé”.

80

34

Las principales publicaciones en este ámbito pertenecen a Gabriel Guarda77, Hernán Montecinos y otros78, Lorenzo Berg79, y Berg con Cherubini80. A partir de estos aportes, es posible proponer un bosquejo del proceso de consolidación teórica de la Escuela Chilota y del proceso de patrimonialización, así como también una síntesis clara respecto de la evolución de la arquitectura religiosa en Chiloé. En función de estos autores y obras, parece un hecho que a partir de la década de 1970 se desarrolla un proceso de


“encuentro” con la diferencia chilota y de valorización de aquella identidad y de su patrimonio material81. Este proceso tuvo como principales consecuencias el convenio entre el obispado de Ancud y la Universidad de Chile (“Programa de protección y desarrollo del patrimonio arquitectónico de Chiloé”), la creación de instituciones culturales como el Taller Puerta Azul, la proliferación de trabajos académicos sobre la arquitectura en Chiloé, la promoción de Monumentos Históricos y de procesos de restauración, y la creación de una institución específicamente abocada a la conservación de estos inmuebles en 1993, como es la Fundación Amigos de las Iglesias de Chiloé82. Si bien estos trabajos e iniciativas no fueron las primeras en enfocarse en las iglesias de Chiloé83, la Escuela Chilota aparece como tema de estudio recién en la década de 1980. Con anterioridad sólo existían iglesias de Chiloé, mejor o peor conservadas, con mayor o menor ornamento, etc. En términos generales, se aprecia en la bibliografía citada un esfuerzo por contextualizar la fabricación de las iglesias de Chiloé que cada autor consideró parte de la Escuela Chilota. Así, por ejemplo, son comunes las referencias a la evangelización jesuita, el carácter local del culto, el posible influjo de la carpintería de ribera, etc. Sin embargo, estas obras hablan de aquellos antecedentes como historia pasada y no como sustratos aún presentes en la vida de las iglesias chilotas.

Berg, Restauración iglesias de Chiloé, conservando lo infinito: proyecto y obras 1988-2002, 12.

81

Guarda, La tradición de la madera, 15; Montecinos, Salinas y Basáez, Las iglesias misionales de Chiloé, 5.

En ese sentido, Berg habla de seis etapas para referirse a la “evolución histórica arquitectónica de las iglesias”: fundacional, búsqueda, clásica, post-clásica, moderna y contemporánea84. A cada etapa se le asocia una serie de elementos característicos o atributos que han permanecido o evolucionado, y que asociaremos a la Escuela Chilota. Por ejemplo, en la etapa de búsqueda (correspondiente al período de presencia de los jesuitas en el territorio) se caracteriza a los templos con la construcción de la nave (volumen horizontal) de amplias dimensiones, la utilización de madera labrada y fundaciones en piedras; y, en una etapa tardía, la integración de estructuras espaciales tipológicas y elementos arquitectónicos como la torre y los lucernarios.

82

El mismo Gabriel Guarda podría considerarse pionero, toda vez que en su formación como arquitecto, en la década de 1950, estudió estos inmuebles.

83

Berg, Restauración iglesias de Chiloé, conservando lo infinito: proyecto y obras 1988-2002.

84

Igualmente, se vincula la etapa clásica (correspondiente al auge económico de Chiloé y a la llegada de las órdenes franciscanas) con la incorporación de nuevos artesanos en el territorio y la complejización de los sistemas constructivos (según Berg, se introduce el ballon-frame), permitiendo elementos arquitectónicos más osados y el refinamiento de los elementos decorativos. En conjunto, estas características aportaron singularidad a cada una de las capillas, que probablemente fueron expresión de la fe, el gusto y el progreso económico de las comunidades

35


que las erigieron. En la etapa post-clásica se tendería a una simplificación y modificación de los modelos desarrollados en la etapa clásica (torres exentas e introducción de nuevas torres en fachadas), así como en las etapas modernas y contemporáneas, marcadas por circunstancias culturales, religiosas y ambientales que van desde el quiebre con la tradición arquitectónica hasta la recuperación y reinterpretación de los atributos de la arquitectura de Chiloé bajo los postulados del postmodernismo.

Entrevistas a actores relevantes

En términos generales, las entrevistas a actores relevantes buscaron indagar en el conocimiento que existe de la Escuela Chilota, ya sea por sus experiencias de trabajo práctico y/o teórico desde la academia o por sus experiencias en gestión cultural, implementación de políticas públicas o promoción del tema desde la sociedad civil. Para ello, se diseñó una entrevista semiestructurada que permitiera abordar los siguientes tópicos: identificación del entrevistado, la escuela, tipología (atributos y características), temporalidad, actores, territorio, usos, estado de conservación, investigación, roles asociados a los usos y oficios asociados. Durante el desarrollo del estudio fue posible concretar diez entrevistas:

Nombre entrevistado

Descripción

Fecha

Constantino Mawromatis Pazderka

Académico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile

29-11-2018

Armando Bahamonde

Presidente Red de Cultura de Chiloé

02-12-2018

José Catalán

Asociación de Carpinteros Patrimoniales de Chiloé

02-12-2018

Luis Goldsack Jarpa

Arquitecto Programa Taller Chiloé de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile

04-12-2018

Edward Rojas

Arquitecto, Premio Nacional de Arquitectura 2016

10-12-2018

Elvira Pérez

Jefa de Programa del Magíster en Patrimonio Cultural UC. Investigadora estudio de las misiones circulares

13-12-2018

Monseñor Juan María Agurto

Obispo de Ancud

14-01-2019

Nelson Bahamonde

Historiador

01-04-2019

Lorenzo Berg

Profesor asociado y académico del Instituto de Historia y Patrimonio de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile

05-04-2019

Viviana Lazo Peters

Asesora Programa Puesta en Valor del Patrimonio, Departamento de Gestión de Inversiones Regionales. Subdere.

17-04-2019

Cuadro 4. Entrevistas concretadas durante el desarrollo del estudio. Elaboración propia. 36


Los registros fueron transcritos para facilitar el análisis de su contenido. Junto con ello, se elaboró un certificado de consentimiento informado que fue enviado a cada uno de los entrevistados, solicitando autorización para que ONG Poloc y la Subsecretaría del Patrimonio Cultural puedan utilizar la entrevista para los fines que estas instituciones requieran.

Conclusiones a partir de la A partir de la revisión de antecedentes, es posible concluir que: revisión de los antecedentes ǶǶ

ǶǶ

ǶǶ

ǶǶ

A excepción de algunos pocos edificios concentrados en Castro, Chacao y San Carlos (Ancud), así como exceptuando las iglesias de Achao y Chonchi.

85

Hasta las primeras décadas del siglo XIX85, en la provincia de Chiloé predominó una construcción de “diseño oral”, de estilo tosco, con maderas en bruto, labradas con hacha, techos de paja y tecnologías de construcción rudimentarias. Posteriormente, y pese a que los edificios religiosos fueron mayoritariamente construidos y financiados localmente, se fueron incorporando novedades arquitectónicas en ellos. El mapa de las capillas de Chiloé se montó sobre la red de los cavi huilliches. En otras palabras, estos templos fueron instalados en los antiguos ngillatuwe (lugar del ngillatún), los que a su vez pasaron a ser centros de evangelización católica. Al respecto, cabe destacar que la presencia de elementos huilliches en el rito católico en Chiloé y el proceso de “desindigenización” de las capillas de la provincia son temas pendientes a estudiar en la historia de esta zona. El tipo de evangelización católica en la provincia de Chiloé incorporó como actores centrales a los mismos evangelizados. Es decir, a la población indígena y, a partir de 1741, a la población española. Esto se realizó mediante una serie de instituciones y características propias de la organización religiosa local que sobreviven hasta la actualidad, con adiciones y modificaciones que aún esperan ser estudiadas, tales como los fiscales, supremos, fiestas de cabildo, financiamiento y construcción local de los templos, así como también ciertas innovaciones teológicas aún no investigadas. Es posible concebir cuatro sustratos o períodos que emergen y se actualizan hasta el presente, y que derivan de cuatro grandes períodos en la historia de la arquitectura y las prácticas religiosas en Chiloé. Estos son: •• Religiosidad y geografía huilliche (siglos XV-XVI): en lo fundamental, fija la matriz espacial de la provincia de Chiloé, así como ciertos contenidos de la religiosidad chilota que aún no han sido estudiados.

37


••

••

••

RESULTADOS Definición de la Escuela Chilota (hipótesis operacional)

Evangelización jesuita (siglos XVII-XVIII): remite a la organización local del culto, en la conjunción de misión circular, fiscales, patrones y cabildos, así como al volumen básico de las capillas de Chiloé, desarrolladas como casas o rucas grandes. Innovaciones franciscanas y desarrollo de la morfología “clásica” (siglos XIX y XX): remite a la incorporación de los elementos más conocidos de la Escuela Chilota (torre y fachada), así como a los inicios de la disputa entre la iglesia “central” (fundación del Obispado de Ancud en la década de 1840) y la organización local del culto, particularmente fortalecida entre 1810 y 1830. Temporalmente coincide con este sustrato el proceso de “desindigenización” de las capillas huilliche y, probablemente, coincide con el período de organización de los cabildos de capilla. Patrimonialización (1970 al presente): remite al proceso de definición de la Escuela Chilota — realizado por universidades, el obispado de Ancud y organismos del Estado — y al proceso de patrimonialización de las iglesias de Chiloé. Asimismo, coincide con este período el proceso de fortalecimiento de las organizaciones de las capillas durante el obispado de Juan Luis Ysern.

Uno de los principales objetivos de este estudio fue desarollar una definición de la Escuela Chilota. Este desafío ha sido abordado a modo de hipótesis operacional para, entre otras cosas, posibilitar la identificación de los atributos que darían cuenta de la existencia de la Escuela Chilota en alguna dimensión e intensidad. Según las bases de la licitación, el carácter de la tipología denominada Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera, “estaría dado por constituir estos inmuebles un ‘tipo’, cuyo devenir y transformaciones los han establecido en el plano cultural como un ‘arquetipo’. Los elementos básicos de este tipo como: la explanada, el volumen horizontal, la torre fachada, la bóveda y el sistema constructivo, se han mantenido constantes a lo largo del tiempo”86.

86

38

Página 18.


La patrimonialización ha puesto en valor al edificio y, aunque en muchos expedientes se menciona la importancia de la comunidad, esta siempre aparece subordinada a la conservación del inmueble. Sin embargo, las comunidades vivas alrededor de cada templo mantienen prácticas culturales de alto valor, en la medida que aún logran articular la vida social de cada localidad. Por ejemplo, el trabajo colectivo en torno al mantenimiento del templo y el cementerio o la celebración de las fiestas de cabildo (donde todas las familias van rotando en su organización), son prácticas que sitúan al templo como un eje central. En ellas, es la propia comunidad la que moviliza a otros actores, como la iglesia en la figura del párroco, o a posibles donantes, para la reproducción de este modo de organización comunitaria. Así, el rol del templo para la comunidad excede el que la propia iglesia u otros actores externos le asignan. Por lo mismo, es posible afirmar que la organización y prácticas comunitarias son fundamentales para la existencia, conservación y proyección de la Escuela Chilota. Considerando que se crea escuela cuando se genera una “manera de hacer”, que se transmite o transfiere a otros de manera espontánea, natural o sistematizada, a propósito del reconocimiento o valoración de reflexiones y prácticas llevadas adelante por una o varias personas; entendemos al mismo tiempo que existiría un continuum o una producción continua de la cultura chilota a través de su cultura constructiva que en este caso se asocia a las iglesias. No obstante el esfuerzo por encontrar atributos que permitan distinguir entre aquellas edificaciones que serían parte de esta cultura constructiva, el término Escuela Chilota y sus atributos se utilizan para referirse a las iglesias de Chiloé en general, e incluso a la construcción en madera no necesariamente religiosa, pero que se estima como parte de la identidad de esa provincia. En palabras de Luis Goldsack: “El devenir histórico, que es un atributo interesante en la iglesia, que habla de este continuo, de esto que no nace, sino que se hace [...] la Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera se hace, se hace en el tiempo, se hace [...] como todas las escuelas, va aprendiendo de errores, va aprendiendo de gente que llega, de aportes de extranjeros, del conocimiento que existía tácitamente dentro de los carpinteros de la zona, los que hacían las embarcaciones, los que construían sus casas”87.

Goldsack, Luis. Entrevistado por Pablo Briceño. Entrevista personal. Santiago, 4 de diciembre, 2018.

87

En otras palabras, si no se produjeron a priori edificios de Escuela Chilota, por un lado podríamos entender que Chiloé es una gran escuela de arquitectura en madera — incluyendo, naturalmente, edificios religiosos en madera —, que se ha desarrollado a través de los cuatro periodos que ya hemos propuesto, y que continuamente se manifiestan como sustratos. Por otro lado, no es posible pensar

39


la Escuela Chilota con prescindencia de las prácticas culturales y políticas que han dado sentido y forma a las iglesias de Chiloé. Bajo esta hipótesis, se vuelve fundamental reconsiderar los sustratos de la Escuela Chilota señalados en la revisión de antecedentes, y definir el conjunto de atributos de esta producción arquitectónica continua que sería prioritario o valioso inventariar en las iglesias de Chiloé.

Sustratos de la Escuela Chilota y actualidad de la organización religiosa local

Si se entiende a la Escuela Chilota como una unidad indivisible entre materialidades, uso del espacio y prácticas culturales, es posible plantear la existencia de cuatro grandes momentos en el desarrollo de esta escuela, los que corresponden a aquellos señalados en las conclusiones de la revisión de antecedentes. Estos han aportado elementos que se superponen y coexisten hasta el presente, a modo de sustratos en constante emergencia y actualización, como se describe a continuación:

Religiosidad y geografía huilliche (siglos XV-XVI) Se trata de la matriz espacial de la provincia de Chiloé, con una llamativa continuidad entre los siglos XV y XIX. El principio básico es el montaje entre la capilla, eje de la evangelización jesuita, y el antiguo cavi huilliche. Contiene en su centro el ngillatuwe y, por tanto, coincide con el lebo/rewe de la Araucanía histórica. Se trata de la continuidad entre cavi, capilla y pueblo, con un marcado patrón de asentamiento de bordemar entre Calbuco y Huildad. Por ello, es posible afirmar que la mayoría de los centros poblados de Chiloé tienen como base los espacios de reunión social y ritual huilliche del período anterior a la conquista española, o que el modo huilliche de habitar la geografía de Chiloé se proyecta en el tiempo, sobreviviendo al trauma de la conquista y rearticulándose en los siglos monárquicos y republicanos. Esta continuidad espacial debe ser ponderada en función de las conclusiones del terreno, y sobre todo en atención a la alta movilidad del emplazamiento de los templos inventariados. Es probable que la continuidad señalada sea de los sectores y de la toponimia, y no necesariamente del emplazamiento exacto de cada capilla, ni aún de la población residente en cada sector. Este hecho fundamental relativo a la espacialidad, con efectos identitarios todavía no estudiados en términos históricos y antropológicos, tiene como correlato la posibilidad de que elementos religiosos huilliche permearan en las prácticas católicas promovidas por los jesuitas durante el proceso de evangelización y consolidación de la misión circular. El más visible, aunque es

40


más una hipótesis que una certeza, es la incorporación de la explanada a los templos católicos y el recorrido circular de la feligresía en las procesiones de los días de fiesta, girando siempre hacia la izquierda en el atrio. Dicho de otra manera, en sentido contrario a las agujas del reloj, tal como en el ngillatún todavía vigente en otros territorios. Con todo, hace falta estudiar las formas religiosas huilliche previas a la entrada de los españoles.

Evangelización jesuita (siglos XVII-XVIII) Se trata del período en que se organizan las instituciones y los modos de gestionar la religión en la provincia de Chiloé. El principio básico a destacar es el hecho de que los jesuitas promovieron a los huilliches de la provincia como evangelizadores de sí mismos, y por lo mismo reconocieron sus formas de habitar el espacio y generaron una serie de cargos e instituciones que dan forma a la Escuela Chilota. Entre ellos, el financiamiento, construcción y mantención local de los templos, y el establecimiento del fiscal, el sota-fiscal, los supremos y patrones88. Con modificaciones, este esquema sobrevive a la actualidad y, en último término, es el que ha impreso en las iglesias de Chiloé la peculiaridad que las vuelve únicas en el universo de los templos católicos. Junto con ello, el desarrollo de grandes casas para albergar a la comunidad religiosa local, o el edificio galpón y la más tardía introducción de las tres naves, parece haberse fijado en el período jesuita, y podría proponerse como uno de los elementos morfológicos característicos de la Escuela Chilota89.

Innovaciones franciscanas y desarrollo de la morfología “clásica” (siglos XIX y XX)

Probablemente la incorporación de cabildos a la organización de las fiestas patronales derive del proceso de organización de la república de indios, que en Chiloé se da a fines del siglo XVIII; no se puede descartar la hipótesis de que los cabildos de capilla deriven del siglo XIX, como recreación y acomodo de la república de indios en el contexto liberal de la República de Chile, que suprime dicha corporación.

88

Cabe recordar que los ritos mapuche más importantes no se realizaban (ni se realizan) bajo techo.

89

Este es un período marcado por dos hechos aparentemente contradictorios. Mientras que por un lado corresponde a este tiempo la incorporación de dos elementos que sin duda son los más conocidos de la Escuela Chilota (la torre y fachada), en este período también comienza la disputa entre la organización local del culto y la “iglesia católica central”, que tomó forma en el obispado de Ancud y, sobre todo, en la labor evangélica de los franciscanos. Por lo tanto, es posible afirmar que las innovaciones de este sustrato se relacionan con la dimensión arquitectónica de la Escuela Chilota, y con ciertas transformaciones en la organización local del culto. Las más llamativas de ellas son la desindigenización de las capillas de Chiloé, la creación de los cabildos religiosos y, probablemente, los esfuerzos por normar aquella organización local y por purgarla de elementos ajenos a la ortodoxia católica.

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Respecto de la morfología de las capillas de Chiloé, a partir de la revisión bibliográfica parece evidente que corresponde a este sustrato el elemento más distintivo de la Escuela Chilota, la torre-fachada. Como plantean Berg y Cherubini, esto pudo derivar de las innovaciones de los franciscanos (y en especial de las fábricas atribuidas al padre Diego Chuffa o Ciuffa) en las diversas iglesias que construyeron90. Cabe destacar que la primera iglesia con torre-fachada asimilable a esta morfología sería la iglesia de Osorno, la que fue construida en 1844 y fotografiada en 1893. Sin embargo, es posible que en la iglesia de Castro, que fue construida en 1837 y de la cual no hay registros, ya aparecieran algunos de estos elementos.

Patrimonialización (década de 1970 al presente) Se trata del sustrato más reciente en la historia de la Escuela Chilota, y consiste en la consolidación del concepto Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera. Este proceso es resultado de la proliferación de investigaciones universitarias al respecto, la promoción de procesos de restauración, la creación de programas de estudio y colaboración entre la Universidad de Chile y el obispado de Ancud, la creación de la Fundación de Amigos de las Iglesias de Chiloé y la declaración de un conjunto de templos católicos del archipiélago como Monumentos Históricos a nivel nacional y su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco a nivel internacional. Aún falta estudiar en detalle el proceso de encuentro entre los arquitectos de la zona central chilena y la “diferencia” de Chiloé, que en términos temporales coincide con los primeros años de la dictadura cívico-militar (década de 1970), así como la revaloración de la identidad chilota y su tematización folclórico-mágica, que en cierto sentido servirá a la industria turística contemporánea.

Berg y Cherubini, “El aporte de los misioneros franciscanos italianos a la tipología arquitectónica de la torrefachada en las iglesias de Chiloé”, 4–9.

90

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Junto con ello, corresponde a este período una lectura de la Escuela Chilota centrada en los bienes inmuebles, lo que resultó en una expropiación pasiva de algunos templos chilotes que, en lo fundamental, dejaron de estar sujetos al arbitrio de sus comunidades religiosas. Por otra parte, este sustrato también puede relacionarse con la revitalización, organización y fijación de estilos y técnicas de construcción, la capacitación de carpinteros y la promoción de la restauración de los templos como uno de los objetivos de las políticas patrimoniales del Estado y el obispado de Ancud en la provincia de Chiloé. Por último, este sustrato se vincula también con innovaciones arquitectónicas en los templos católicos de Chiloé (algunos datados del siglo XVIII), que rompen totalmente con los principales elementos formales de la Escuela Chilota, y con el abandono de otros inmuebles por la decadencia del culto católico.


En resumen, se trata de cuatro sustratos que aún hoy emergen en las capillas de Chiloé, siempre en relación con la infinidad de variaciones e innovaciones locales que han caracterizado a la Escuela Chilota, tanto en relación a sus elementos arquitectónicosformales, a los sistemas constructivos, a los usos y prácticas culturales, y a las políticas asociadas a las iglesias de Chiloé. En relación a la actualidad de la organización religiosa local en la Provincia de Chiloé, es posible afirmar que esta presenta diversos grados de vitalidad, mateniéndose la celebración de las fiestas patronales, muchas de ellas instauradas en la época colonial. Sin embargo, se observa un empobrecimiento generalizado en cuanto al tiempo y esfuerzo que la comunidad dedica a estas fiestas, a los elementos rituales asociados y a la desarticulación del antiguo cabildo. De este último, se conservan sólo algunos de sus cargos, se han empobrecido sus roles y número de fieles, etc. Una excepción importante es el caso de la fiesta de Caguach, la que ha trascendido los límites de los “cinco pueblos” a los que originalmente pertenecía, y se ha constituido en un evento multitudinario, y aún con nuevos templos en ciudades receptoras de la migración chilota, como Punta Arenas. Esta situación se relaciona con factores estructurales (como la migración a las ciudades, el aumento del trabajo asalariado en sectores rurales, etc.) y culturales (como la secularización de la sociedad y el auge de las iglesias evangélicas, que en algunos casos ha venido a reemplazar al catolicismo casi por completo).

Atributos de la Escuela Chilota

Para abordar el conjunto de atributos que se reconocen en la Escuela Chilota, estos fueron organizados en tres grandes dimensiones: arquitectónica-formal, aspectos constructivos y cultural.

Dimensión arquitectónica-formal Se refiere a los aspectos formales, morfológicos, espaciales y de emplazamiento que son posibles de identificar, y que en su conjunto caracterizarían a la arquitectura de los templos de la Escuela Chilota. Estos son: 1) la torre-fachada, con variantes en la cantidad y formas de las cañas o en el uso de pórticos y zaguanes; 2) la fábrica tipo galpón, con dos aguas; 3) la existencia de tres naves (incluso en edificios pequeños); 4) la ubicación costera, en relación al maritorio; 5) la existencia de una explanada, plaza o atrio que enfrenta al templo; 6) la existencia de una casemita aledaña (también denominada casa ermita o casa de mita) y; 7) la presencia de un cementerio en las inmediaciones.

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La presencia, ausencia, número y tamaño de los elementos arquitectónicos que componen y configuran el templo, indicarían aspectos fundamentales para comprender a las iglesias y a sus comunidades. Entre ellos, el significado de la torre fachada (altura, número de torres), el emplazamiento del inmueble respecto a su acceso y el maritorio (acceso, orientación, ausencia o presencia de pórtico), y el rol de la explanada, plaza o atrio respecto al templo y a las construcciones aledañas (tamaño, configuración, ubicación, inmuebles aledaños).

Aspectos constructivos (atributos técnico-constructivos) Se refiere al aprendizaje continuo respecto a las posibilidades materiales que entrega el medio natural y la utilización de estos recursos de manera eficiente, relación que constituye la base de lo que podríamos identificar como la “cultura constructiva” propia de la Escuela Chilota. Se identifican así atributos como la utilización de la madera (materia prima), el aprovechamiento racional del recurso (el bosque, el conocimiento asociado a su explotación, el uso de las maderas), y el desarrollo de técnicas/tecnologías apropiadas que permiten proyectar, construir, habitar y dar significado a los inmuebles, enfrentando eficientemente las condiciones del medioambiente. Así, el desarrollo continuo de estos atributos responde a los requerimientos morfológicos, espaciales, ambientales y culturales exigidos por sus usuarios. En ellos, se integran sistemas de tabiquerías y elementos reticulados en trabas y encastres, para levantar las torres y alcanzar luces para los amplios espacios de cobijo (nave tipo galpón), cielos abovedados y volúmenes cerrados para mejorar la aislación y evitar filtraciones ante la lluvia, entre otros.

Dimensión cultural Se refiere a las prácticas culturales y políticas asociadas a los templos, con énfasis en la organización religiosa local, en las celebraciones vinculadas a las iglesias, en la diversidad de usos que pueden confluir en aquellos edificios, y en el modo de financiarlos, construirlos y mantenerlos (en cuanto a la organización del trabajo, no a técnicas constructivas). En esta dimensión consideramos a las iglesias como expresión de cosmovisión. Por lo tanto, se vincula también con la existencia de un fiscal o fiscala, consejos o directivas de capilla, cabildos, supremas, bandas de pasacalles, un calendario festivo vigente, la organización laboral a través de mingas y la responsabilidad comunitaria respecto de la situación del inmueble, entre otros factores.

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Descripción de los atributos que componen las dimensiones

Respecto a los atributos que componen las dimensiones antes mencionadas, se profundizará en aquellos que se identificaron a través de la revisión de antecedentes y de la realización de entrevistas. Mientras que los aributos arquitectónicos o especiales y constructivos se describirán de manera aislada, los culturales serán abordados de manera transversal. No obstante, todos estos estarían interrelacionados y serían tributarios entre sí. Dicho esto, varios autores y personajes claves coinciden en reconocer un conjunto característico de la Escuela Chilota, constituido por la tecnología de la madera y la presencia de torre fachada más el volumen horizontal y la explanada. Asimismos, algunos integran la variable fundacional/territorial e inmaterial (religiosidad y fiestas). Respecto a la dimensión arquitectónica, según los antecedentes consultados la torre-fachada, la nave (volumen horizontal) y la explanada constituyen los atributos más característicos de la arquitectura de las iglesias chilotas. Por ejemplo, Luis Goldsack señala respecto a la torre-fachada: “la idea de que la torre de la iglesia chilota es muy importante, y más importante antes que ahora, porque al llegarse del mar, era una forma de informar al que llegaba que ahí había algo, que había donde llegar (...) entonces le dan la condición de faro, le dan la condición de ser diferentes unas a otras, aunque muy semejante, unas más esbeltas, unas más rechonchas, incluso Tenaún con tres torres, dos de ellas que son adornos, para mostrarse, para hacerse reconocibles”91.

Goldsack, Luis. Entrevistado por Pablo Briceño. Entrevista personal. Santiago, 4 de diciembre, 2018.

91

Berg y Cherubini, “El aporte de los misioneros franciscanos italianos a la tipología arquitectónica de la torrefachada en las iglesias de Chiloé”, 4–9.

92

Montecinos, Salinas y Basáez, Las iglesias misionales de Chiloé.

93

Goldsack, Luis. Entrevistado por Pablo Briceño. Entrevista personal. Santiago, 4 de diciembre, 2018.

94

Goldsack, Luis. Entrevistado por Pablo Briceño. Entrevista personal. Santiago, 4 de diciembre, 2018.

95

Montecinos, Salinas y Basáez, Las iglesias misionales de Chiloé, 14.

96

Al análisis de su existencia, número y proporciones, se agrega el de sus influencias, evoluciones y significados más trascendentales e inmateriales92. Destaca además que, debido a la destreza constructiva que requiere la torre, su morfología actual nos permite establecer el estado de conservación de los inmuebles93. Según Luis Goldsack, varios de los templos que hoy cuentan con torres más bajas o achatadas, habrían sido originalmente esbeltas y con tres tambores o cañas, y habrían sido rebajados producto de daños ocasionados por el viento, sismos, etc94. Complementario a la torre, la nave o volumen horizontal es considerada por Goldsack como “el espacio litúrgico, el espacio religioso que es la nave, y la nave es un galpón, es un galpón que se adosa a la torre, que tiene el pórtico de ingreso para definir un área de protección previa (...) el lugar donde se produce la religiosidad real, donde ahí se expresa el rito”95. Coincidiendo con su característica de galpón, Montecinos profundiza respecto a su uso/ espacialidad, afirmando que “las capillas eran grandes casonas, a modo de galpones, pero con torre y cruz. La razón para hacerlas tan grandes era dar cabida a toda la comunidad que habita dispersa en la extensión del paraje donde estaba situada”96.

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Respecto a ambos elementos (torre-fachada y nave), es interesante la reflexión de Montecinos, pues integra el factor de temporalidad, señalando que “así como en el período jesuita se consolidó la planta basilical de tres naves y corredores laterales, durante el proceso constructivo de las capillas en los tiempos de los franciscanos va a desarrollarse el motivo de la torre-fachada”97. Entre los elementos morfológicos, destaca también la explanada en su rol de articulador del espacio religioso chilote98, lo que se relaciona con el encuentro de la comunidad y la fiesta, y sentaría las bases de la urbanización/organización del territorio a diferentes escalas. En la misma dimensión arquitectónica, identificamos el atributo del emplazamiento u orientación del inmueble y su relación con el pórtico, este último compuesto generalmente de pilares, arcos y frontón, y que caracterizaría las construcciones respecto a su relación con el medio y protección ante la intemperie. Cabe destacar que este atributo permitiría analizar la antigüedad de los templos y el elemento construido (físico), ya que gran parte de las iglesias preliminarmente catastradas que cuentan con el pórtico en fachada, corresponden a templos construidos y conservados desde los siglos XVIII y XIX. Se ha complementado el estudio con un análisis de la orientación de los accesos de las iglesias, para establecer la relación entre ella con la exposición a las intemperies (lluvias/viento/mar) y la presencia/ausencia, pérdida o eliminación del elemento característico del pórtico. Respecto al emplezamiento, Luis Catalán señala que “casi la mayoría [de las iglesias] que vas a encontrar están siempre a orilla de playa. Por lo mismo, porque antes el medio de locomoción que tenían era vía mar. Entonces siempre las vas a encontrar tú a orilla de playa. Siempre con la cara mirando hacia el sur. Sí, la orientación por el tema del agua que las castigaba, entonces casi todas están hacia allá”99.

97

Montecinos, Salinas y Basáez, 17.

Antonio Sahady, Felipe Gallardo y José Bravo, “La dimensión territorial del espacio religioso chilote: fusión ejemplar del patrimonio tangible con el intangible”, Revista de Geografía Norte Grande 42 (2009): 48.

98

Catalán, José Luis. Entrevistado por David Núñez. Entrevista personal. Ancud, 2 de diciembre, 2018.

99

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Al analizar la dimensión constructiva podemos identificar atributos relacionados con el desarrollo tecnológico ligado a materiales locales específicos y al conocimiento (ancestral) de las comunidades para trabajar y explotar dichos recursos. Identificamos como primer atributo la disponibilidad del material (madera) y el aprovechamiento racional y sustentable de los recursos del medio. Al respecto, Luis Goldsack señala que “la Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera a mí se me ocurre que tiene su origen, primero en la existencia del recurso, en Chiloé existe un recurso que es una madera nativa notable, que todavía sigue existiendo en una gran extensión de Chiloé y que puede disponer de bosques, justamente por la condición que tiene


el chilote, hasta el momento, Dios quiera que no se transforme en un depredador, sino que vive guardando reservas de bosque”100. Respecto al atributo asociado al desarrollo de tecnologías apropiadas para las condiciones imperantes y de una cultura constructiva asociada al uso de la madera, Goldsack nuevamente destaca “la capacidad que tiene un chilote de solucionar problemas de manera práctica, el chilote por estar viviendo en el bordemar, es un hombre que sabe hacer botes, porque si no, no podría transportarse (...) En todas partes hay un lugar donde hay un par de viejos que son presumiblemente carpinteros de ribera (...) Entonces hay una habilidad por parte del chilote, de enfrentarse al medio con el recurso del que dispone”101. Agregamos lo indicado en entrevista con Armando Bahamonde respecto a que el chilote: Tiene su propio estilo, su propia modalidad, que usa sus propias técnicas ancestrales, y que por sobre todo utiliza también herramientas que han sido (...) confeccionadas por los mismos carpinteros. O sea, técnicas y uso de herramientas, (...) con una raíz de mucha historia ancestral (...) No es una escuela que haya nacido así de un momento a otro, sino que es una sumatoria de distintos tipos de, yo diría de incorporación de elementos, experiencias y valores, producida desde Chiloé, y desde afuera mismo de Chiloé también, los encuentros que han tenido chilotes en las distintas épocas de la historia102.

Goldsack, Luis. Entrevistado por Pablo Briceño. Entrevista personal. Santiago, 4 de diciembre, 2018. 100

Goldsack, Luis. Entrevistado por Pablo Briceño. Entrevista personal. Santiago, 4 de diciembre, 2018. 101

Bahamonde, Armando. Entrevistado por David Nuñez. Entrevista personal. San Juan, 2 de diciembre, 2018. 102

Primer taller de socialización, licitación “Inventario Iglesias pertenecientes a la Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera”, Biblioteca Pública de Castro, Castro, 26 de enero, 2019. 103

Esto último refiriéndose a los orígenes diversos de la herencia del trabajo de la madera: influencias de los pueblos originarios e influencias de los colonizadores; así como el conocimiento del material expresado por ejemplo en el uso de diversas maderas en un mismo inmueble, el reconocimiento de la especificidad del material y sus posibilidades (tejuelas de diferentes especies según el emplazamiento y orientación de las fachadas, utilización de maderas de acuerdo a las secciones y esfuerzos a los que serían sometidos los elementos de las tabiquerías, etc.). Esta adaptación a los materiales óptimos disponibles también implicó el uso de techo metálico en algunos templos, como se señaló en el taller realizado en enero de 2019 con alta participación de fiscales: “no nos cerremos tanto en los materiales, miremos por ejemplo a Dalcahue y Tenaún que son patrimonio de la humanidad y tienen techo de zinc”103. El desarrollo de un sistema constructivo que permite resolver aspectos formales o espaciales de las iglesias, constituye también un atributo. Goldsack aborda la especificidad constructiva de la torre y el rol de la cruz como elemento constructivo y función estructural del edificio señalando que:

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La torre no es cualquier torre, no es una torre exenta del cuerpo, sino que está incorporada al cuerpo, aparece el dado basal, que eleva la torre a una altura que llega justamente más menos a la cúspide de la nave, posteriormente, vienen las cañas, la primera caña, la segunda caña, que se van formando en octógonos. Y ahí empieza a reunirse este atributo formal, con los atributos técnico-constructivos. En Chiloé, el gran problema es el viento. Entonces uno empieza a ver que el atributo de la torre está dado fundamentalmente en la forma en que se relacionan las partes y componentes de madera, que dan origen a la torre104. Respecto a la transferencia tecnológica experto-comunidad, el carpintero Luis Catalán agrega que “entonces por ahí nos piden, uno acude, y nosotros siempre trabajamos como en la misma plantilla con estas torres hexagonales, con una cruz pasada desde el alma hacia abajo, hasta el puntal, entonces de ahí ellos van aprendiendo también”105. El sistema constructivo subyacente a las iglesias de la Escuela Chilota incluye una regularidad en las proporciones de los edificios, como indica Lorenzo Berg: “está todo construido en base a varas, porque venían en varas y en el largo de las varas, y cuando las empezamos a medir así con varas, los anchos, los largos, empieza a calzar todo, todo cuadra. Y lo otro son relaciones, por ejemplo las cubiertas, claro, con la tejuela y en general están hechos de a dos tercios, todo está como reglado, no obstante hayan diferencias entre ellos”106.

Goldsack, Luis. Entrevistado por Pablo Briceño. Entrevista personal. Santiago, 4 de diciembre, 2018. 104

Catalán, José Luis. Entrevistado por David Núñez. Entrevista personal. Ancud, 2 de diciembre, 2018. 105

Berg, Lorenzo. Entrevistado por Pablo Briceño y Francisca Lobo. Entrevista personal. Santiago, 5 de abril, 2019. 106

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Respecto a la dimensión cultural, se integró como atributo el emplazamiento fundacional de las iglesias, que abarca un período de tiempo mucho mayor que los inmuebles a inventariar, pertenecientes a las capillas del circuito de las misiones circulares y que, como hemos afirmado, remite a la geografía huilliche previa a la conquista española. Junto con el elemento espacial y la continuidad cavi-capilla-pueblo, nos parece importante ubicar en esta dimensión los atributos relacionados con la organización local del culto (fiscales, sota-fiscales, supremos, patrones y cabildo), el modo de financiar y construir las iglesias (trabajo comunitario, no necesariamente remunerado), la celebración regular de festividades religiosas (fiestas patronales y calendario litúrgico en general) y la confluencia de usos sociales en los templos. Finalmente, otros atributos identificados en las entrevistas son:

Iglesia como expresión de cosmovisión Parte importante del valor simbólico de la iglesia como edificio-templo, comunidad y conjunto, reside en que


sintetizan y fusionan modos de ver el mundo que se pueden identificar como constitutivos de la cultura chilota. Esta síntesis se concreta tanto en el templo y su relación con el contexto constructivo, medioambiental y sociocultural, como en los elementos simbólicos al interior del templo y la organización de la comunidad alrededor de la iglesia. Al respecto, Constantino Mawromatis señala que: La iglesia no es un edificio por sí solo, sino es parte de una convención o una visión de la vida, o sea, el poblado chilote típicamente se compone por la iglesia, por una explanada frente a la iglesia, por el cementerio, por un muelle eventualmente, o sea, conforman toda una unidad, muy relacionada con la manera de vivir de los chilotes, de los ritos, entonces la iglesia no es solamente un templo religioso, sino también un lugar de congregación de las comunidades, el lugar que le da sentido al poblado, y por tanto es parte esencial también del valor que se le da a la iglesia107. Dicha cosmovisión implica una relación con el templo similar a la que tiene la machi con su rewe. Una vez que se deteriora la madera, pierde su funcionalidad y valor, de modo que no hay un afán por conservar sus vestigios como reliquia. Así queda expresado en el siguiente testimonio: “se nos estaba viniendo la torre abajo, nuestra comunidad estaba creciendo, la capilla se nos estaba haciendo chica, en los temporales, venían los ritos grandes que eran comuniones y confirmaciones y estos funerales, que en los funerales llegan todos, y ya era un peligro y si nosotros seguíamos esperando, ‘postulemos’... se nos iba a caer la capilla, nos sentimos obligados [a construir un nuevo templo]”108.

El conjunto de iglesias como “red de significación” de un proceso socio-histórico

Mawromatis, Constantino. Entrevistado por Fracisca Lobo. Entrevista personal. Santiago, 29 de noviembre, 2018. 107

Primer taller de socialización, licitación “Inventario iglesias pertenecientes a la Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera”, Biblioteca Pública de Castro, Castro, 26 de enero, 2019.

Este atributo está estrechamente relacionado con el anterior, y se trata de un valor semántico que se extrae del conjunto de iglesias. El significado de la red deviene de la sedimentación de un proceso socio-histórico particular en torno al mar de Chiloé. En este sentido, el conjunto de iglesias, su emplazamiento en el territorio, sus sistemas y técnicas constructivas, sus aspectos formales, sus usos y valores simbólicos asociados y las formas de organización alrededor de las iglesias, denotan este proceso y pueden valorarse como una “red de significación”.

108

Esta red se amplía hasta más allá del territorio insular de Chiloé y da cuenta de la influencia de la cultura chilota en otras regiones de Chile a través de procesos migratorios.

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En relación a ello, Armando Bahamonde afirma: Cuidado, que no solamente son iglesias chilotas las chilotas, son iglesias chilotas también las que estaban en Maullín, las que estaban en Carelmapu, ¡las que estaban en Llanquihue!, algunas de Osorno y algunas al interior también, de la parte de Fresia por ejemplo, Los Pellines, Calbuco, donde, por qué son iglesias chilotas, por dos cosas: porque los carpinteros eran chilotes y porque la influencia, el radio de influencia de la cultura chilota, no te olvides que era desde Valdivia mismo, hasta el Cabo de Hornos. Por lo tanto, estas eran parte de Chiloé [...] [Actualmente] si tú vas y conversas con la gente y todo, sus costumbres, su folklore, su forma de construir es exactamente lo mismo109.

Usos (convergencia de usos) El espacio del templo y otros asociados, como la explanada, son planeados y gestionados para albergar distintos usos, tanto por parte de la comunidad local como para recibir a visitantes que vienen a su encuentro. Entre ellos, el uso litúrgico y ritual, el uso pastoral (pastoral social, preparación de primeras comuniones, etc.) y el uso social–comunitario (a manera de sede social). La diversidad e intensidad de estos usos se relaciona directamente con el nivel de apropiación social de la iglesia por parte de la comunidad. En relación a ello, el carpintero José Luis Catalán sostiene: “Anteriormente la iglesia era como la mesa de centro del pueblo, porque ahí aparte de las confirmaciones, la usaba la Junta de Vecinos. Muchas veces fueron de albergue, tenían distintos usos. Entonces era como la sede social, todas las reuniones se hacían en la iglesia, entonces te podemos hablar hace no mucho tiempo”110.

Formas de organización comunitaria y apropiación social, la iglesia como expresión de comunidad

Bahamonde, Armando. Entrevistado por David Nuñez. Entrevista personal. San Juan, 2 de diciembre, 2018. 109

Catalán, José Luis. Entrevistado por David Núñez. Entrevista personal. Ancud, 2 de diciembre, 2018. 110

Agurto, Monseñor Juan María. Entrevistado por Pablo Briceño. Entrevista personal. Ancud, 14 de enero, 2019. 111

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Estas iglesias han sido construidas y gestionadas por la comunidad organizada, en ausencia de los sacerdotes y la estructura eclesial. Formas particulares de organización han surgido tanto para la construcción y conservación del templo (minga), como para la gestión del mismo y la realización de las actividades asociadas al culto religioso. Entre ellos, la figura de los fiscales, sota-fiscales, comités de capilla y campaneros, y la organización por sectores del poblado. De acuerdo con el padre Agurto, “se va dando la simbiosis también entre lo que la gente trabaja, lo que la gente come, lo que la gente también vive junto a la capilla, también la junta de vecinos y la relación en la capilla es


también una relación afectiva, no solamente organizacional, y eso provoca que por lo tanto sean lugares humanizadores”111. De esta forma, entre los criterios principales para la elaboración de un canon se encontrarían no sólo cómo se hizo, sino cómo se vive, ya que la apropiación social es indicativa del significado e importancia de la iglesia para la comunidad. Sobre ello, Catalán plantea que “la iglesia era administrada absolutamente por la comunidad, en donde las puertas, las puertas, hay que decirlo, las puertas de la iglesia estaban abiertas, permanentemente y todos los días, porque había fiscales, y habían comités, no como ahora de iglesia que son los que van cuando hay una misa, no, estoy hablando de comités especiales que había en la iglesia, de mantención de iglesia, de que enseñaban a la gente, a los niños, al resto a cantar, enseñaban todas las prácticas religiosas”112. Asismimo, Goldsack afirma que “la Escuela de Arquitectura Religiosa Chilota en Madera, yo creo que la gracia que tiene, uno de sus atributos fundamentales, es que es propiedad del habitante [...] Yo creo que ese atributo es el que nosotros, con la acción productiva de actuar sobre el templo en cuanto a edificio, y no sobre el templo en cuanto a comunidad de personas, ha hecho que la comunidad tienda a desligarse un poquito”113.

Sistemas y técnicas constructivas tradicionales (atributo técnico-constructivo) La construcción y restauración de los templos, en general, se realiza en base a oficios, técnicas artesanales y conocimientos tradicionales, especialmente asociados a la carpintería de ribera, que se han transmitido por vía oral y de generación en generación. De esta manera, los “portadores” de la manifestación son personas de la comunidad local y debe estar vigente la cultura que da sustento a la propuesta técnica.

Catalán, José Luis. Entrevistado por David Núñez. Entrevista personal. Ancud, 2 de diciembre, 2018. 112

Goldsack, Luis. Entrevistado por Pablo Briceño. Entrevista personal. Santiago, 4 de diciembre, 2018. 113

Goldsack, Luis. Entrevistado por Pablo Briceño. Entrevista personal. Santiago, 4 de diciembre, 2018. 114

Este atributo no excluye la existencia de influencias arquitectónicas procedentes de otras regiones o países, sino que las incorpora y las adapta a la realidad local. En esta apropiación se encuentra el valor de su técnica y tecnología, lo que es descrito por Goldsack: “Aquí tenemos grandes secciones de madera porque tenemos el recurso (...) porque tiene el conocimiento el chilote de qué madera resiste la humedad, qué madera resiste mejor el viento, qué madera resiste mejor la llegada de polilla, cuándo deben cortarse, porque el hombre que hace embarcaciones sabe de eso, que es el mismo que hace la iglesia, por ahí parte un poco la cosa, porque es la misma comunidad la que la hace, no reconocemos muchos arquitectos, reconocemos más bien maestros que han participado en varias iglesias”114.

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Aprendizaje continuo en relación con la adaptación al medio Como se señaló anteriormente, las iglesias expresan la capacidad del chilote para adaptarse al medio y desarrollar soluciones y adaptaciones locales. Esto se manifiesta en el uso ingenioso de técnicas y materiales en la construcción de las iglesias, para hacer frente a las limitaciones propias del territorio insular y su aislamiento. También se refleja en el dinamismo y la constante evolución de los materiales utilizados en la restauración de los templos, que ponen en valor la “espontaneidad” de esta arquitectura religiosa. Este atributo incluye una relación relativamente armoniosa del chilote con el entorno y la utilización de los recursos naturales, lo que ha permitido que se conserven hasta el presente zonas boscosas que siguen proveyendo madera. Para Mawromatis, esto “tiene que ver primero con una arquitectura vernácula, no es una arquitectura culta, es una arquitectura enraizada por un lado con la geografía, con las condiciones locales, de las especies nativas, de lo que permite el contexto, y por otro lado, con la habilidad de los carpinteros chilotes que supieron utilizar estos recursos naturales de una manera muy creativa, muy ingeniosa, dado las carencias que tenían en cuanto a materialidad”115. A continuación, se presenta una síntesis de los atributos que componen la dimensión arquitectónica, constructiva y cultural de la Escuela Chilota, los que han sido identificados o descritos en la bibliografía consultada y en las entrevistas realizadas. Cabe destacar que los atributos más característicos permitieron priorizar y seleccionar, de manera preliminar, el conjunto de iglesias a ser inventariadas en el presente estudio. DIMENSIÓN

ATRIBUTOS116

ARQUITECTÓNICOS Conceptos claves: Morfológicos, Espaciales, Emplazamiento.

Presencia de la torre-fachada y otros elementos de acceso (pórtico, pestaña, proporciones, columnas).

CONSTRUCTIVOS Conceptos claves: Materialidad, Desarrollo tecnológico, Cultura constructiva, Sistema constructivo.

Materialidad madera (porcentaje de utilización de madera). Mayor porcentaje de presencia de madera, mayor valuación.

Explanada (atrio) como articulador del espacio religioso y social del territorio chilote a nivel local (templo, cementerio, localidad).

Tecnología en la construcción aplicada a la fundación y estructura base rígida (chasis) con utilización de basas (piedra cancagua, granito u otros). Desarrollo de un sistema constructivo que logra atender los requerimientos formales y creación de ambiente (sistema de tabiquerías con trabas o pocos clavos, cielos falsos abovedados sobre nave central, estructura de torre telescópica). Antigüedad de construcción: no existe; 1970-2020; 1920-1970; 1870-1920; anterior a 1870.

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DIMENSIÓN

ATRIBUTOS

CULTURALES Conceptos claves: Deseo de trascendencia, Religiosidad chilota, Historia.

Densidad histórica: existencias históricas y menciones bibliográficas de las capillas. Inventario actual; 1940; 1850; 1780; Misiones Circulares. Existencia y ejercicio de organización religiosa local: fiscal, sota-fiscal, patrones, cabildo y supremos, rezadores; comité; pasacalle; coordinador entre comunidad e iglesia. Fiesta patronal. 3: hay; 1: no hay; 5: devoción (convoca gente de otros lugares). Usos sociales de la iglesia (fiestas, reuniones, refugio de viajeros, albergue, lugar de acopio, otros). 5: hay; 1: no hay. Vigencia de función religiosa católica (misa católica, funerales, catequesis, matrimonios, bautizos, confirmación). Presencia de carpinteros en la comunidad (valor máximo: carpinteros de ribera). Organización local para la construcción y/o conservación del templo (reparación, cortar el pasto). 5: autoconstrucción; 1: ninguna participación de la comunidad.

Cuadro 5. Síntesis dimensión y sus atributos, identificados en los templos de la Escuela Chilota. Elaboración propia.

Criterios de elaboración del listado preliminar de iglesias a catastrar117

A lo largo del estudio, se individualizaron 103 iglesias (identificando su nombre, lugar de emplazamiento y existencia), entre existentes y desaparecidas. Estas se ubican en el territorio establecido dentro de los límites religiosos y culturales de Chiloé, correspondientes al Golfo de Ancud por el norte (Maullín, Carelmapu, Calbuco, Puerto Montt, Cochamó), la Isla Grande y las islas del archipiélago de Chiloé. Los criterios para su identificación fueron cinco: ǶǶ

Mawromatis, Constantino. Entrevistado por Fracisca Lobo. Entrevista personal. Santiago, 29 de noviembre, 2018. 115

El atributo “Iglesia como expresión de sincretismo hispano indígena (orientación, imágenes, dualidad masculino/femenino, fiestas y ritualidad; etc.)” se considera muy relevante y susceptible de medición, sin embargo, se requiere una investigación específica para abordarlo, por lo tanto se excluyó de la lista. Se recomienda como tema de estudio para futuras investigaciones. 116

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La existencia de documentación bibliográfica y documental de las iglesias, que permitiera identificar la presencia o no de los atributos de la Escuela Chilota (a través de fotografías, menciones, fichas etc.). Las fuentes de información que fueron utilizadas para abordar este criterio fueron los siguientes títulos: •• “Iglesias de Chiloé”118 •• “Chiloé, Iglesias Patrimoniales” 119 •• “Las Iglesias Misionales de Chiloé” 120 •• “Restauración Iglesias de Chiloé” 121 Se incorporaron al listado las 76 iglesias con documentación y con una localización asociada a las Misiones Circulares jesuitas122, atendiendo a un atributo fundacional. De las 76 enlistadas, 49 de los sitios contarían con iglesia/templo vigente (existente) y 25 no existirían, no obstante se decidió visitarlas. Se integraron las iglesias ubicadas en sectores de Palena y Calbuco, las cuales fueron reconocidas como pertinentes a inventariar (por la presencia de atributos), 53


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Fichas de Registro Base

A través de la revisión bibliográfica del libro de Gabriel Guarda de 1984, se han integrado al listado otras 300 iglesias además de las 84 individualizadas inicialmente. De estas, muchas corresponden a las emplazadas en los “pueblos de indios” o cavíes. Queda pendiente integrar la zonificación de los cavíes al listado, para establecer posibles cruces entre capillas y preexistencias de cavíes en el territorio. Ver: Guarda, Iglesias de Chiloé, 1700-1900. 117

CAACh (Centro de Amigos de la Arquitectura Chilota), Iglesias de Chiloé (Castro: CAACh, 2012). 118

Todo lo anterior impacta no solo en el ejercicio de captura de datos sino también en la simplificación del análisis de datos posterior. Los datos capturados en la aplicación Survey123 for ArcGIS pasan a estar disponibles de inmediato en la plataforma de ArcGIS online. De este modo, se logra optimizar las operaciones de campo, entender los datos registrados, tomar mejores decisiones y representar espacialmente el trabajo. En términos generales, la estructura de la ficha de registro tiene como objetivo indagar en la presencia de los atributos arquitectónicos, constructivos y culturales atribuibles a la Escuela Chilota (descritos previamente). Igualmente, se integran consultas que permiten levantar antecedentes para la individualización y localización de las iglesias en términos administrativos, así como campos que permiten generar una imagen de la situación actual del inmueble, ya sea en términos materiales (estado de conservación, intervenciones) e inmateriales (vigencia de las manifestaciones del patrimonio cultural inmaterial asociado). De esta manera, la ficha de registro base se organizó en los siguientes campos: ǶǶ

Montecinos, Salinas y Basáez, las iglesias misionales de Chiloé.

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Berg, Restauración iglesias de Chiloé, conservando lo infinito: proyecto y obras 1988-2002. 121

Montecinos, Salinas y Basáez, Las iglesias misionales de Chiloé. 122

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Para el registro en terreno se utilizó la aplicación de campo Survey123 for ArcGIS, que corresponde a una captura de datos basada en un formulario tipo encuesta, el que permite registrar la información a través de dispositivos móviles. De esta manera fue posible agilizar el proceso de captura, con preguntas predefinidas y respuestas fáciles de rellenar, incluida la incorporación de imágenes de respaldo.

Cristián Larrere, Chiloé. Iglesias patrimoniales (Ancud: Fundación Amigos de las Iglesias de Chiloé, 2018).

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por parte de los expertos asistentes a la primera reunión de socialización “Taller de Cartografía Participativa”. Se han eximido del inventario las iglesias que no cumplen, a simple vista y a priori (a partir de la revisión documental) con los atributos espaciales, constructivos o culturales de los templos. Se integran a la lista las Iglesias del Sitio de Patrimonio Mundial.

Identificación: incluye datos de registro, tales como código y nombre oficial de la capilla o parroquia y otras denominaciones asociadas. Ubicación: incluye datos relativos a la división político administrativa (región, provincia y comuna según la codificación de Subdere), a la localidad específica donde se ubica la iglesia, a la localización geográfica a través de GPS de la aplicación (coordenada norte y este), datos de referencia de distancia vehicular y marítima, además del emplazamiento de acuerdo al


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plan regulador comunal (urbano/rural). Antecedentes administrativos: Este campo detalla el rol SII de la propiedad, propietario, diócesis y parroquia a la que pertenece, así como nombre del párroco responsable. Además, en este campo se incorpora información relativa al uso actual de la propiedad según tipología consensuada con la UT (equipamiento, industrial, infraestructura, residencial, sin uso, sitio arqueológico, sitio de memoria, sitio indígena), especificando en cada caso usos específicos. Antecedentes del inmueble: Incluye información relativa a la superficie aproximada del predio y del inmueble (construido). Además se considera el emplazamiento del inmueble respecto al territorio, orientación y/u otras construcciones dentro del predio. Este campo también considera la mención de antecedentes de declaratoria patrimonial, especificando la categoría de protección según tipología (Monumento Histórico, Sitio de Patrimonio Mundial, Zona Típica, Inmueble de Conservación Histórica y/o Zona de Conservación Histórica). Por último, el campo considera las menciones bibliográficas utilizadas, y si es que fue sitio de la misión circular de los jesuitas. Atributos arquitectónicos y constructivos del inmueble: Incluye información relativa a la presencia y características de la torre-fachada, el pórtico y el volumen tipo galpón, así como también sobre los elementos interiores (características de las naves, presencia de coro y sacristía, revestimiento de los muros interiores, tipo de piso, columnas y arcos). Estado de conservación del inmueble: Incluye una evaluación general del estado de conservación del inmueble y un compendio de las intervenciones realizadas en el mismo, diferenciadas en mayores y menores. Respecto a las intervenciones, se complementa con la procedencia de los recursos y se solicita identificar a los responsables de su ejecución. Elementos asociados al inmueble: Incluye el registro del cementerio, casemita, explanada y otros, así como también el registro de elementos muebles al interior del templo (altar, santería, pilas, retablos, barcos, etc.). Patrimonio cultural inmaterial asociado: Considera el registro de las manifestaciones culturales inmateriales asociadas al inmueble, tales como carpintería, tejuelería, santería, existencia de rezadores, mingas y medanes, presencia de cooperativas, fiscales,

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cabildos y patrones, celebración de fiestas de cabildo y patronales, existencia de bandas de pasacalle, celebración de funerales, velorios y otros. Registro: En este campo se completa la ficha individualizando al informante (nombre, ubicación y contacto) y al registrador (nombre, institución y fecha).

Metodológicamente, el trabajo de levantamiento de información y llenado de fichas tuvo dos etapas: trabajo de campo y de gabinete. El trabajo de campo se basó en una aproximación al inmueble y su entorno desde una inspección visual e interpelativa hacia el informante, donde este proporciona antecedentes que se incluyen en el registro. Luego, estos fueron comparados, complementados o rectificados en la etapa de trabajo en gabinete. En esta segunda etapa se integró a la ficha la información recabada durante el análisis bibliográfico y documental desarrollado en el estudio, tales como la bibliografía asociada a los templos, la mención de éstos como parte de las misiones circulares, las materialidades, antecedentes como decretos o procesos vigentes de declaratorias de Monumento Histórico o Zona Típica, procesos de restauración o conservación implementados, antecedentes de propiedad como el ROL del SII, entre otros datos.

Figura 11. Extractos de ficha de registro implementada en terreno a través de la aplicación Survey123. 56


Propuesta de trabajo en terreno

Para llevar a cabo el trabajo en terreno, se propuso un programa de visitas basado en el listado preliminar de iglesias (103) y considerando dos modalidades, según predominio de conectividad terrestre o marítima de los territorios a visitar. En el primer terreno se abordaron todas las localidades que cuentan con conectividad terrestre expedita: Isla Grande de Chiloé, islas Quinchao y Lemuy, Calbuco y sus alrededores, incluyendo la isla Puluqui. Este viaje fue realizado entre el 9 y el 24 de enero de 2019. Luego de este terreno se generó un listado de templos que no habían sido identificados ni incluidos en el listado preliminar, pero que fueron mencionados durante el terreno como parte de la Escuela Chilota y/o en fuentes documentales. Por consiguiente, se planificó un segundo terreno, que permitiera llegar al número inicial de 103 Iglesias del listado preliminar y, en el mejor de los casos, abordar los 41 lugares nuevos, más aquellos que fueron relevados por los informantes en terreno. Este nuevo terreno se realizó entre el 4 y el 17 de marzo de 2019. Por último, se realizaron dos viajes especiales para abordar los territorios más aislados que requerían de mayor coordinación en términos logísticos y temporales. El primero fue hacia las islas Butachauque, realizado entre el 5 y el 10 de abril de 2019. Luego, el 15 de mayo de 2019, se realizó el segundo viaje especial con destino a Caguach y Alao, siendo esta la última visita realizada en el marco del inventario. A partir de los terrenos descritos, se elaboraron fichas con tres niveles de profundidad respecto de la información recolectada: extensa, breve y puntual. Extensa refiere a aquellas capillas en las que se pudo aplicar la ficha completa, encontrándose 86 en esta clasificación. Breve refiere a las 9 capillas en las que sólo se pudo completar el patrimonio cultural inmaterial, sin acceder a la construcción. Por último, puntual corresponde a las capillas en las que sólo se pudieron ubicar sus coordenadas geográficas, las que suman 57. En definitiva, se puede dar cuenta de un total de 152 fichas o capillas inventariadas, en sus distintos niveles de extensión. Para efectos operativos, se definieron cinco zonas de trabajo y sus respectivas comunas: ǶǶ ǶǶ ǶǶ ǶǶ ǶǶ

Zona 1: Cochamó, Puerto Varas, Calbuco y Maullín. Zona 2: Comunas de Ancud y Quemchi. Zona 3: Comunas de Dalcahue, Curaco de Vélez y Quinchao. Zona 4: Comunas de Castro, Chonchi y Puqueldón. Zona 5: Comunas de Queilen y Quellón.

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Figura 12. Ejercicios de representaciรณn espacial. Elaboraciรณn propia.

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El trabajo en terreno fue implementado temporalmente de la siguiente manera:

Área de estudio / Fecha

ETAPA I

ETAPA II

ETAPA III

S1

S2

S3

S1

S2

9 -13 enero

14 - 18 enero

21 - 24 enero

4 - 9 marzo

11 - 16 marzo 5 - 10 abril

Área de Calbuco, Carelmapu y Maullín.

x

Área norte de Chiloé: comunas de Ancud y Quemchi.

x

Área centro sur de Chiloé: comunas de Castro, Chonchi y Puqueldón.

x

V-E 1

V-E 2 5 mayo

x x x

x

x

Área centro norte de Chiloé: comunas de Dalcahue, Curaco de Vélez y Quinchao.

x

x

Área sur de Chiloé: Comunas de Queilen y Quellón.

x

x

x

x

Cuadro 6. Carta Gantt terreno. Elaboración propia.

Registro en terreno

De manera preliminar, se decidió aplicar la ficha de registro de manera extensa a los 78 inmuebles que, perteneciendo al listado preliminar (103), contaban con los antecedentes suficientes para constatar que pertenecen a la Escuela Chilota, pues cumplían al menos con el atributo arquitectónico formal de la torre- fachada y el galpón o nave horizontal. De igual forma, se decidió aplicar la ficha de registro de manera acotada a los 25 inmuebles restantes, respecto de los que no existía información suficiente previo al inicio del terreno (al menos en lo relacionado a sus atributos constructivos y arquitectónicos), pero que sin embargo habían sido parte de la misión circular, eran parte de algún inventario preliminar o habían sido nombradas en el primer taller de socialización realizado en Castro. La aplicación de la ficha de registro de manera extensa consistió en la realización de un levantamiento completo de los 9 campos de la encuesta y la posibilidad de entrar a la iglesia en compañía de uno o más informantes. En cambio, la aplicación de la ficha de registro de manera acotada (breve) consistió en un levantamiento parcial de la encuesta (fundamentalmente su nombre, localización,

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atributos generales y patrimonio cultural inmaterial), pues arquitectónicamente la iglesia ya no era parte de la Escuela Chilota o simplemente el edificio no existía. Por último, la ficha de registro se aplicó de manera acotada (puntual) para aquellos inmuebles que fueron hallados en terreno y que, por la premura, no hubo posibilidad de contactar a un informante y, por consiguiente, no fue posible entrar. Tal es el caso de la capilla de Cariquilda en Maullín. Como ya fue señalado, para el trabajo de campo se implementó el uso de la aplicación Survey 123 de ArcGIS, la que permitió levantar la información de cada iglesia en terreno. La logística propuesta inicialmente, abordar en simultáneo diferentes zonas, debió ser complementada en terreno con la organización territorial propia de las parroquias, así como de acuerdo a la disponibilidad de los fiscales, los patronos o los encargados de las llaves de cada templo. Los antecedentes relacionados a ello fueron proporcionados inicialmente por el Arzobispado de Puerto Montt y el Obispado de Ancud, o por los párrocos correspondientes de cada capilla. La individualización de los fiscales, patronos o encargados de llaves resultó clave para el levantamiento de la ficha de registro, tanto porque ellos fueron quienes nos facilitaron el acceso a los templos, como por el hecho de que fueron usualmente los informantes de cada ficha de registro. En los casos en que no se pudo acceder a los datos de los patrones y/o fiscales de manera preliminar a través del obispado y las parroquias, el método empleado para contactarlos y citarlos fue acercarse a las capillas y consultar a los vecinos del sector por los fiscales o encargados. Cabe destacar que, en general, siempre se logró ubicar a los responsables de las iglesias. El proceso de aplicación de la ficha de registro fue implementado en dos períodos de trabajo en terreno (enero y marzo de 2019), y durante la mayor parte del tiempo fue abordado por dos equipos profesionales que trabajaron de manera paralela y simultánea. Cada equipo se organizó para estar conformado por un arquitecto/a acompañado por un antropólogo o historiador, salvo contadas excepciones en donde la ficha de registro fue aplicada por un solo profesional. La primera semana de registro en terreno, Zona 1 (Cochamó, Calbuco, Carelmapu y Maullín), correspondió a un período de pilotaje. Durante este último, se ajustó el instrumento (ficha de registro) y se organizó el sistema de levantamiento de datos, ocurriendo el proceso completo de la siguiente manera:

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Figura 13. Ejercicios de representaciรณn espacial. Elaboraciรณn propia. 61


Etapa I: 9-24 enero de 2019

Zona 1: Cochamó, Calbuco, Carelmapu y Maullín El comienzo del registro en terreno se realizó en la parroquia de Cochamó. En el trayecto, y de acuerdo a los antecedentes del informante de Cochamó, se realizó una ficha de registro acotada de la capilla de Ralún, la cual no estaba originalmente en el listado de iglesias a inventariar. En el sector de Maullín se comenzó la visita técnica por las parroquias de Maullín y Carelmapu, donde se realizaron fichas extensas de cada inmueble y se pudo recabar información acerca de capillas del sector. Con los antecedentes recabados en la parroquia de Maullín, se integraron al inventario las capillas de Misquihué, Cariquilda y Puelpún, las que no estaban en el listado preliminar. Estas se ubican en el estero (sur) del río Maullín, con edificios de tamaño y emplazamiento similar (capilla y cementerio). El listado preliminar consideraba el sector de Metemboe, el que no fue posible encontrar ni inventariar en esta primera etapa. En Calbuco se inició el registro en la parroquia de San Miguel de Calbuco y la capilla de Caicaén, en la península de Caicaén, la que destacaba por su situación de Zona Típica (“Cementerio indígena”). Las capillas inventariadas en la isla Puluqui fueron siete: Llaicha, Pollollo, Aguantao, Perhue, San Ramón, Machil y la ex parroquia de Chope, de la cual dependían administrativamente dichas capillas. A partir de un análisis preliminar, destaca su patrón de emplazamiento, el que consiste en capilla-colegio-postacementerio. En Calbuco quedaron pendientes las iglesias de San Rafael y las ubicadas en las islas de Chidhuapi, Quenu y Tabón. Cabe señalar que, según los registros del secretario parroquial de Calbuco, existirían más de 40 capillas que dependen de la comuna de Calbuco. Además, se integró un registro elaborado por el arquitecto Hernán Montecinos123 donde se mencionan los 40 inmuebles. Entre estos se cuentan las capillas del sector de Huito, San Agustín e isla Huar. El último sector visitado antes de cruzar a la isla de Chiloé fue la península de Abtao. En este sector se registraron las iglesias del sector de Chayahué y la capilla de la isla Huapi Abtao. En este primer sector, se destaca la vigencia de la organización y realización de fiestas religiosas (patrimonio cultural inmaterial, prácticas culturales asociadas a los templos), lo que las diferencia de las capillas y parroquias inventariadas en el archipiélago de Chiloé.

Zona 2: Ancud y Quemchi Ver: Montecinos, Salinas y Basáez, Las iglesias misionales de Chiloé. 123

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El registro de las zonas rurales de la comuna de Ancud comenzó por el sector Pudeto Bajo y Nal, faltando inventariar la parroquia


de San Francisco de Ancud y el sector de Quetalmahue. En este grupo destaca la capilla de Pudeto, que está ubicada en el sector urbano de Ancud y que probablemente fue relocalizada luego del terremoto y maremoto de 1960. Junto con ello, desde la parroquia de Chacao se avanzó hacia el sur por el sector oriente de la isla, inventariando las capillas de Linao, Manao, Caulín, Caipulli, Cogomó y Chacao Viejo. En esta última capilla solo se realizó una ficha de registro corta, ya que no fue posible ingresar al inmueble (que es contemporáneo), destacando únicamente su emplazamiento. En el sector del golfo de Ancud hacia el sur, se inventariaron las capillas de Chaurahue, Huite, Choen y Aucar (de nueva fábrica). Se incorporó Aucho y Lliuco. Estas capillas, todas ubicadas en sectores rurales, se caracterizan por tener una escala similar (pequeña) y por estar emplazadas en sectores costeros, a excepción de Huite. Además, todas tienen cementerio y explanada. Continuando con el sector de la isla grande, se inventariaron las iglesias de Quicaví y Colo. Quedaron pendientes las capillas ubicadas en las islas Chauque (Añihue, Butachauque, Voigue, Mechuque, y Cheniao), y en las islas Tac y Caucahue. Preliminarmente, se puede afirmar que en este sector se modificaron los emplazamientos de varias capillas según las variaciones de la línea de costa, destacando la reubicación del río Pudeto tras el terremoto de 1960 (capillas de Pudeto Bajo, Caipulli y Cogomó). Asimismo, en este sector se identificaron varios inmuebles de reciente fábrica, que según los informantes habrían reemplazado a templos más antiguos, usualmente de mayor tamaño. En dos de estos sitios existen en pie dos capillas: una antigua en estado de abandono y otra nueva a su costado (Chaurahue y Cogomó).

Zona 3: Dalcahue, Curaco de Vélez y Quinchao En la comuna de Dalcahue el recorrido comenzó por el norte, con las capillas de Tenaún, Calen y San Juan. También se visitó la pequeña capilla de Dallico, y luego las de Quetalco, Quiquel, Dalcahue y Astilleros. Esta última corresponde a la antigua capilla de Tey (en la comuna de Castro), que fue trasladada por medio de una minga de “tiradura” a este lugar. Posteriormente, durante una jornada y divididos en dos equipos, se atravesó a la isla de Quinchao. Uno de los equipos inventarió las parroquias de Curaco de Vélez y Achao, y las capillas de Chullec, Matao, Quinchao, Palqui, San Javier, Huyar Bajo y Alto, El otro, se desplazó vía marítima y registró las capillas ubicadas en las islas de Linlín, Llingua, Meulín y Quenac. Cabe señalar que

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en este sector se habían identificado cuatro capillas, a las que se añadió el registro de una quinta, ubicada en la isla de Meulín. Entre las características de las capillas de este sector, destacan sus dimensiones, monumentalidad y antigüedad. Asimismo, resaltan las tres capillas de las islas Linlín y Llingua, las que se asemejan en su morfología. Por otro lado, en el sector de Huyar Bajo y Alto se mantiene la configuración del emplazamiento basado en capilla- explanada-cementerio-casemita, incluyendo un colegio. Por último, la capilla de San Javier destaca por sus dimensiones, aislamiento y ubicación frente la ciudad de Dalcahue.

Zona 4: Castro, Chonchi y Puqueldón De este sector, en una primera instancia se inventariaron las iglesias ubicadas en la isla grande y la península de Rilán. Estas son las de Tey (por medio de ficha corta) y las capillas de Llau Llao, Rilán, Nercón y San Francisco de Castro (con ficha completa). También se visitaron las capillas de Quilquico, San José y Yutuy, las que son de construcción relativamente reciente, por lo que no se les aplicó la ficha completa. El registro realizado en la isla Lemuy (8 iglesias, 3 Sitio de Patrimonio Mundial) duró dos jornadas, donde además de la parroquia de Puqueldón y la capilla de Lincay (sin acceso al interior ni al informante), se inventariaron con ficha de registro completa seis capillas, teniendo acceso tanto a un informante como al interior del inmueble. En la comuna de Chonchi se inventariaron los templos de Vilupulli, Chonchi, Teupa y Terao. Además se visitó Cucao y Huillinco, que contaron en el pasado con capillas importantes, hoy reemplazadas con inmuebles menores. Según una informante local, la de Huillinco será prontamente reconstruida. En esta etapa, quedaron pendientes las capillas de las islas Quehui y Chelín, en la comuna de Castro.

Zona 5: Queilen y Quellón De este sector, fueron inventariadas las capillas de Agoní, Lelbún y San José de Tranqui. No fue posible ingresar a la capilla de Aytuy, debido a que una de las encargadas expresó que como comunidad están “aburridos” de visitas técnicas, de las que no han obtenido ningún beneficio en favor de la capilla.

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Etapa II: 4-16 de marzo de 2019

Zona 1: Cochamó, Calbuco, Carelmapu y Maullín Se retomó el sector de Calbuco y Maullín para abordar las iglesias del sector insular de Calbuco y retomar la búsqueda de la iglesia de Metemboe, en el sector oeste de Maullín, la que no fue posible ubicar en el primer periodo de trabajo en terreno. Además, en Calbuco continental (accesible por tierra), quedaba pendiente la iglesia de San Rafael, ubicada en un sector rural al sur de la ciudad. En este sector, además de San Rafael (que corresponde actualmente a un inmueble del año 2016, con emplazamiento vinculado a la misión circular) se registró la iglesia de San José de Quihua, que junto con la de San Antonio conforman un conjunto dentro del sector de la isla y estero Quihua. Destaca la función de Sergio Maldonado, actual Fiscal Mayor de la cofradía de Fiscales San Juan Bautista, nombrados Tesoros Humano Vivos en categoría colectiva el año 2013124. También se inventariaron las iglesias de Huito y El Rosario, ubicadas en el sector del Estero Huito, al norte de Calbuco. De acuerdo a los informantes, junto con la capilla de Putenío (sin inventariar), estas dos iglesias serían inmuebles contemporáneos construidos a principios de 1900. Del sector insular de Calbuco, se inventariaron las capillas de la isla Guar (Huar), realizándose el registro extenso a la iglesia de la localidad de Alfaro, y la ficha corta de registro a las de la Poza y Quetrolauquén. De acuerdo con la información entregada por la Fiscala de Alfaro, esta última habría sido un inmueble incluso más grande (con tres torres) y más antiguo que Alfaro. No obstante, hoy corresponde a una construcción posterior, de los años setenta. Asimismo, en isla Guar existirían otras dos capillas (Nalcahué y Chucagua). En la isla Tabón se realizó el registro extenso de la capilla del sector Estero y se visitó el sector de Mayalhué, donde se habría construido una capilla en los años ochenta, en un sector donde históricamente se habría emplazado un cementerio. En isla Quenu, con grandes dificultades de acceso, se visitó la capilla caracterizada por tener una comunidad muy pequeña e imágenes religiosas cuyas historias habrían sido las propulsoras de la construcción del templo en el sector.

Sistema de Información para la gestión del Patrimonio Cultural Inmaterial (Sigpa), “Cofradía de fiscales San Juan Bautista de la parroquia de Calbuco”, n.d., http://www. sigpa.cl/ficha-colectivo/cofradia-de-fiscalessan-juan-bautista-de-la-parroquia-de-calbuco. 123

Del listado oficial, la única capilla sin inventariar fue la de isla Chidhuapi, pues problemas de coordinación con el transporte no permitieron acceder al sector. Cabe mencionar que mientras las capillas de la isla Huar corresponden administrativamente a la parroquia de San Pedro de Angelmó, las demás pertenecen a la parroquia de San Miguel de

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Calbuco. No obstante, estas islas habrían pertenecido históricamente a la parroquia de Chope, por lo que incluso en la actualidad se reúnen en las fiestas de imágenes de la Ascensión (fines de mayo) en la isla Puluqui. De esta manera, destaca que el archipiélago de Calbuco habría funcionado de manera independiente al sector insular, cohesión que se mantiene hasta ahora en términos religiosos y que constituye una identidad común de las islas. En Maullín se logró identificar lo que, según la bibliografía, sería la iglesia del sector Metemboe. Según otras fuentes, este corresponde a una isla frente a la costa de Maullín, denominada isla Amortajado. En esta última, se logró inventariar la capilla San Francisco de Asís, ubicada en el sector alto de la isla.

Zona 4: Castro, Chonchi y Puqueldón En esta etapa se retomaron las capillas pendientes de la zona 4, enfocándose en la península de Rilán y comenzando por la más retirada (Yutuy). Esta capilla, que congrega edificaciones comunitarias en torno a su atrio, es contemporánea al terremoto de 1960 y acoge la tipología tipo “A”. También se visitó nuevamente la capilla de Tey y, tras indagar con vecinos del sector, se logró ubicar a su encargada. Esto permitió levantar la información referente al patrimonio cultural inmaterial, concluyéndose que en la comunidad no hay presencia de la organización tradicional chilota, sino que se basa en el comité de capilla, con una participación menos activa. Luego se continuó por la capilla Putemun, ubicada a un costado de la ruta pavimentada que une Dalcahue y Castro. Esta capilla pertenece a la tipología tipo “A”, y se estima que es posterior al terremoto de 1960. Lamentablemente, no se pudo contactar al encargado de la capilla. Por último, se visitó Pid Pid, el que se encuentra cercano a la ruta 5, a unos 10 km al norte de Castro. Allí, recibió al equipo el señor Sergio Limbano, quien es patrono desde hace 25 años y a quien se contactó a través de la encargada del comité de agua potable, ubicado a un costado de la capilla. De acuerdo a la información entregada por Sergio, la capilla tiene aproximadamente 120 años y sufre los deterioros propios de su antigüedad.

Zona 5: Queilen y Quellón Se continuó registrando las capillas pertenecientes a la zona 5, donde ya se habían inventariado las de Agoní, Lelbún y San José de Tranqui. Se partió por las capillas ubicadas en el extremo sur de Quellón, avanzando hacia el norte en la comuna de Queilen. En la comuna de Quellón, la primera sería Yaldad, la capilla más alejada del centro

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de Castro para este inventario, donde luego de ser contactadas por vecinos, recibieron al equipo las señoras Luz Boris Chiguay (fiscala hace seis años) y Rosa Vera (profesora de la escuela rural). A pocos kilómetros, la siguiente parada fue Trincao, capilla a la que se no pudo acceder debido a que la patrona, María Eugenia Vera, se encontraba fuera de la comunidad por tiempo prolongado, según información entregada por un vecino del sector. En la capilla de Quellón Viejo fue posible contactar a Angélica Gómez, coordinadora entre la iglesia y su comunidad. Esta última reconocía en el templo una particular antigüedad y relevancia, pues sería el origen histórico del asentamiento de Quellón, anterior a lo que se conoce como el centro actual del sector. Aquí abunda una tipología de capilla que conserva la formalidad franciscana y se mantiene activa la comunidad vinculada a estas iglesias. Debido a la limitante del tiempo, no se visitó en esta ocasión la capilla de Cailín, identificada por algunos habitantes como “el fin de la cristiandad” en el archipiélago de Chiloé, siendo el punto más austral del presente inventario. Siguiendo la ruta hacia el norte se visitó la capilla de Huildad, que es posterior al terremoto de 1960. A esta capilla no se pudo ingresar, pues el responsable de las llaves no estaba disponible. Luego, se continuó por la misma ruta hacia la capilla Candelaria, localizada previamente por imágenes satelitales. Esta capilla fue construida en los últimos años y acogió la tipología torre-fachada. En Curanué se contactó al fiscal fácilmente, quien acompañó la visita. Este inmueble llama la atención por el fuerte color naranja de sus muros exteriores y por su interior de concentrada ornamentación. Finalmente, se visitó San Juan Chadmo, capilla que fue afectada por un incendio con pérdida total en 2013. La capacidad de organización de la comunidad permitió conseguir rápidamente materiales y mano de obra para levantar una capilla idéntica a la anterior, dejando muestras de objetos rescatados del incendio, a modo de vitrina. El último destino fue Paildad, donde no se pudo contactar a miembros de la comunidad. El mismo desenlace tuvo por segunda vez la visita a la capilla de Aytuy.

Zona 4: Castro, Chonchi y Puqueldón En Castro, se continuó el terreno rumbo a las islas Chelín y Quehui, en un trayecto de dos horas por el mar interior, donde se pudieron divisar capillas de la costa de la península de Rilán y de la isla Lemuy. Tras llegar a destino, se visitó el sector Huechu Chelín, lugar donde recibió al equipo la señora Edilia Vera, patrona y vecina de

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la iglesia. Pese a que la capilla tiene aproximadamente cien años de antigüedad, esta ha sido objeto de modificaciones, ya que tras el terremoto de 1960 fue acortada en su longitud por daños estructurales. También se visitó a Luis Colivoro, presidente del comité de la capilla de Chelín, quien contó distintas historias de la iglesia, de sus modos de organización y del proceso de reconstrucción del edificio. En la isla Quehui, el primer destino fue la capilla de San Miguel, emplazada frente a la escuela en una loma con vista al mar. A ella se accede por una lancha que une los sectores de Los Ángeles y San Miguel. Allí, la señora Blanca (vecina de la capilla) se refirió al recorte de longitud sufrido por el inmueble tras el terremoto de 1960. En Los Ángeles (Quehui), la sota fiscala facilitó el ingreso a la capilla. Luego, en el sector de Peldehue, la encargada de llave permitió apreciar el buen estado de conservación de la capilla, destacando el valor otorgado por la comunidad al origen y conservación del inmueble. La Zona 4 finalizó en la isla grande de Chiloé. Allí se visitó la capilla Virgen de Gracia, en el lago Huillinco, donde el fiscal José Ampuero señaló que la capilla actual data de 1970 y que originalmente respondía a la tipología tipo “A”, la que con el tiempo fue modificada para asimilarse a la tipología de torre-fachada. Actualmente, hay un anteproyecto para reconstruir la iglesia que considera la tipología de torre-fachada de Escuela Chilota. La capilla de Rauco, inmueble con características muy similares al de Huillinco, presenta una tipología en “A” de aproximadamente cincuenta años y no tiene intervenciones que intenten aproximarse a la estética franciscana de la torre-fachada. También se reconoce la intención de la comunidad para comenzar un nuevo proyecto que logre asemejarse a la tipología de torre-fachada, tal como en Huillinco. Cabe destacar que existen documentos con alto valor histórico, que dan cuenta de la antigüedad de la capilla y que se encuentran en manos de la comunidad. Finalmente se visitó la capilla de Notuco, la que presenta un emplazamiento singularmente alejado del mar, pero con la suficiente altura como para tener una vista hacia él. Silvia Álvarez, coordinadora de la capilla hace diez años, indicó que el inmueble data de 1861 y que allí se encuentra un tipo de santería de alto valor. La actual capilla, de arquitectura y nivel constructivo austero, habría sido resultado de diversos mejoramientos e intervenciones a través del tiempo, manteniendo el uso de la madera original. Poco después de esta visita, la capilla fue afectada por un incendio que consumió por completo el inmueble, junto a todo el mobiliario que se encontraba en su interior.

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Conclusiones del registro en terreno Los principales hallazgos del registro en terreno corresponden a sitios (en su mayoría capillas) que responden a los atributos definidos de la Escuela Chilota, mayoritariamente en relación al emplazamiento y ubicación en un ordenamiento histórico respecto al maritorio (atribuible a las Misiones jesuitas). Se agregaron 21 capillas que no estaban incluidas en el listado preliminar, las que fueron registradas y georreferenciadas como “hallazgos a incluir” en el inventario. Por ejemplo, en la isla Puluqui (sector de Calbuco) se integraron 5 capillas que tenían características y atributos similares a las originalmente identificadas en la revisión documental. Por otro lado, en varias capillas se logró identificar que estas tenían otros inmuebles asociados, además de la explanada y cementerio, sumando a su entorno infraestructura como colegios y postas (individualizados en la ficha como “inmuebles asociados a las iglesias”). En contraste, al menos tres iglesias no pudieron ser identificadas o localizadas en los emplazamientos sugeridos en el registro documental. Esto da cuenta de la movilidad de las capillas, la que se puede atribuir a modificaciones físicas del paisaje, desplazamiento de población, entre otros motivos. Entre las zonas registradas, destaca la de Calbuco y la isla Puluqui, por la organización de las siete capillas de la isla en cuanto a fiestas y otras manifestaciones del patrimonio cultural inmaterial, así como también por la presencia de un sistema de emplazamiento característico y una relación con el territorio insular. De acuerdo al registro en terreno, se mantendrían vigentes sistemas organizacionales que provendrían de la herencia de la parroquia de Chope (actualmente capilla) y la autonomía que esto implicaba respecto al resto de Calbuco, configurando un territorio homogéneo y claramente estructurado. Esto se manifiesta también en la presencia de un patrón de emplazamiento de las capillas que se reitera en el territorio: ubicación de las iglesias en los bordes de la isla y enfrentando los esteros, la permanencia de inmuebles y servicios aledaños como colegios, cementerio, casemita y explanada. Con el caso de la isla Puluqui, es posible caracterizar la situación insular y las posibilidades que entregan estos territorios en términos de homogeneidad y cohesión de las comunidades. A diferencia de este caso, en la isla Lemuy se identificaron ocho iglesias (tres de ellas Sitio de Patrimonio Mundial) cuya presencia y categoría (entendidas como unidades individuales y no como parte de un territorio) complejizan y fragmentan la isla, en lugar de potenciar la orgánica histórica que constituye el conjunto de sus iglesias.

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En base a estas constataciones, se propone integrar el concepto de paisaje cultural para próximas declaratorias, donde se consideren y releven atributos como el emplazamiento y el conjunto compuesto por el medio construido, por sobre la valoración de edificios individuales. En relación al acceso a las iglesias, cabe señalar que en general este fue expedito y que se permitió trabajar de manera eficaz en ellas. Asimismo, los informantes colaboraron de manera activa y se mostraron proclives a responder las preguntas y colaborar en el inventario. En estos casos se pudo percibir interés respecto al carácter general del registro, tomando en cuenta que este no fue acotado exclusivamente a los inmuebles con reconocimiento patrimonial oficial, y que consideró a las iglesias como un sistema de organización comunitaria, con particularidades culturales y territoriales. A la inversa, existieron dificultades para ingresar a las iglesias Sitio de Patrimonio Mundial, y sobre todo para establecer un nexo con un interlocutor o informante. En varias de ellas, sólo fue posible conversar con un encargado del comité de capillas (organización administrativa) o con la persona contratada para el manejo de las llaves. Cabe mencionar que también se constató la existencia de miradas críticas al proceso de patrimonialización de las iglesias por parte de la población local. En especial, se manifestó la percepción de que la comunidad es enajenada de su iglesia cuando se declara Patrimonio Mundial o Monumento Histórico. También se criticó la falta de apoyo económico para iglesias sin declaratoria. Junto con ello, en reiteradas ocasiones los informantes fueron críticos frente a los procesos de patrimonialización y a los planes de manejo de los inmuebles Sitio de Patrimonio Mundial y Monumento Histórico. Estas críticas apuntan a la supuesta imposibilidad de la comunidad para realizar acciones de emergencia que eviten la degradación en el tiempo y a su desconocimiento de los planes de manejo implementados por las instituciones, sumado a la ignorancia respecto a los proyectos foráneos de restauración o conservación ejecutados, cuyos objetivos y alcances no lograban ser transmitidos a la comunidad encargada de la iglesia (párroco, patrón, fiscal). A partir de esto, y respecto a la tensión existente entre las miradas patrimonializantes “externas” y las comunidades locales, se propone aumentar y mejorar el diálogo con las comunidades que utilizan las iglesias y observar los impactos que ha tenido la patrimonialización de estos inmuebles, lo que sin duda puede ser materia de otro estudio. Una gran porción de los informantes reconoció también un debilitamiento progresivo de la comunidad usuaria de la capilla. Ejemplo de esto es la desestructuración de la

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institución del cabildo y la precarización del cargo de fiscal, el cual ya no cumple sus roles tradicionales a cabalidad. Sobre el estado de conservación de las iglesias inventariadas, se pudo constatar que muchas se encuentran en condición regular o mala, con factores de deterioro como plagas, y con daño exponencial como resultado de su exposición a la humedad y las patologías que esto conlleva (pudriciones, presencia de xilófagos, etc.). Otro factor de deterioro proviene de las intervenciones realizadas en las iglesias o en su conjunto, tales como la eliminación o conversión de la explanada o caminos que la atraviesan, en el caso del emplazamiento, y de la integración de elementos discordantes en los edificios (cobertizos), intervenciones generalmente reversibles que no afectarían la comprensión del inmueble. No obstante, se establece como tema a reflexionar la integración de materiales nuevos en los inmuebles de más larga data, que podrían considerarse como más auténticos. Estos vienen a reponer las materias primas y recursos que actualmente son escasos, como las tejuelas de alerce o maderas de grandes dimensiones. Frente a la hipótesis de la Escuela Chilota como un continuum cultural, este tema nos cuestiona respecto a la situación actual de la cultura constructiva y los atributos identificados: ¿cómo enfrentar hoy las condicionantes del medio? ¿Cuáles son las materias primas y tecnologías disponibles para conservar estos inmuebles? Esto sin dejar de lado la variable referida a iniciativas que resulten sostenibles económica y tecnológicamente para la comunidad que sostiene, repara y financia los templos, como ha ocurrido por años.

Cartografía de la Escuela Chilota

La elaboración de una plataforma SIG para la sistematización de la información catastrada en el marco del estudio, permite representar espacialmente tanto la totalidad del inventario georreferenciado como las características de los componentes y/o principales aspectos tipológicos de las iglesias. Esto último refiere a clasificar las iglesias según sus ámbitos temáticos, por ejemplo, según año de construcción, características morfológicas, referencia de localización de los templos, entre otros campos utilizados para recolectar la información. Asimismo, la plataforma permite representar espacialmente las iglesias inventariadas, tanto dentro como fuera de Chiloé político administrativo. Por otra parte, las salidas cartográficas permiten expresar además dos niveles de análisis: 1) el inmueble respecto a su entorno inmediato (análisis espacial), interpretando patrones de emplazamiento y 2) el territorio respecto a los templos de la Escuela Chilota, realizando una zonificación y análisis cartográfico de la isla a través de la evolución espacial y temporal de estas iglesias.

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Figura 14. Plano: Primera salida de la cartografía base “Área de Estudios Inventario Escuela Chilota”. Elaboración propia.

Análisis de la información obtenida

Para abordar la valoración de los templos inventariados, se aplicó un enfoque Etic (valor otorgado por observadores externos), basado en la revisión de información documental y la apreciación de expertos. En primer lugar, el análisis contempla el procesamiento de las fichas relativas a cada templo inventariado, incluyendo análisis de contenido en el caso de respuestas abiertas y registros fotográficos, para lo cual se utilizó el software Atlas Ti®. Complementariamente, se realizaron tres talleres de análisis, los que se llevaron a cabo con éxito y permitieron aportar nueva información para el ajuste del instrumento: ǶǶ Un taller interno tipo piloto para probar y adecuar la matriz de análisis, el que se llevó a cabo el viernes 15 de marzo de 2019. ǶǶ Un taller con expertos para incluir su visión y sus aportes en el análisis, el que se realizó el jueves 28 de marzo de 2019. ǶǶ Un taller con grupo espejo para recomendaciones, que tuvo lugar el martes 30 de abril de 2019.

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Ajuste y valoración de los atributos

Se entienden como atributos las propiedades, cualidades, elementos y procesos culturales asociados a un monumento histórico o arqueológico, así como las construcciones, poblaciones o lugares que componen la Zona Típica o Pintoresca, cuya conservación y gestión sea prioritaria para la protección de sus valores (Reglamento sobre Zonas Típicas o Pintorescas). A partir de las entrevistas y la revisión bibliográfica se elaboró un listado inicial de veinte atributos. Posteriormente, esa lista fue revisada y se redujo a catorce atributos, debido a que algunos se eliminaron o refundieron. Para la exclusión de atributos se aplicó un criterio de factibilidad, en cuanto a la posibilidad de recopilar información en el presente estudio, respecto de su presencia en los templos y sus características. Por ejemplo, se eliminó el atributo relacionado con la imaginería en los templos y su dimensión simbólica, como expresión de sincretismo religioso.

Atributo

Sustrato histórico

Tipología

Presencia de la torre fachada

Franciscano

Explanada (atrio) como el articulador del espacio religioso y social del territorio chilote a nivel local (templo, cementerio, localidad)

Indígena-chilote, jesuita

Volumen horizontal, de techo a dos aguas y de planta basilical (tres naves paralelas: una central y dos laterales), cubierta por interior de bóveda y tipología (cañón corrido, crucetas)

Jesuita, franciscano

ARQUITECTÓNICOS Conceptos claves: Morfológicos, Espaciales, Emplazamiento.

Emplazamiento (orientación/ubicación respecto a la fachada y las intemperies) y la relación con la presencia (o ausencia) de pórticos u otros elementos en fachada de acceso

Franciscano

Aprovechamiento racional y sustentable de los recursos del medio (notablemente la madera), cuidado del medioambiente

Indígena-chilote

Desarrollo o aplicación de tecnologías de materiales apropiadas para las condiciones imperantes (Ej. Uso de acero, tejuela, etc.)

Jesuita, franciscano

Uso eficiente de materiales locales y sus variedades en la construcción

Indígena-chilote, jesuita, franciscano

Desarrollo de un sistema de fundaciones e implantación sobre el terreno con utilización de basas de piedras para elementos verticales y estructuras de piso rigidizadas

Jesuita, franciscano

Desarrollo de un sistema constructivo que logra atender los requerimientos formales y ambientales: sistema de tabiquerías con trabas o pocos clavos, cielos falsos abovedados sobre nave central, estructura de torre telescópica

Franciscano

Sistema constructivo de columnas (sección redonda) o pilares del peristilo y pórticos en fachadas

Franciscano

Fundacional: ubicación de los templos en las capillas misionales y en los cavi huilliches

Indígena, jesuita

CONSTRUCTIVOS Conceptos claves: Materialidad, Desarrollo tecnológico, Cultura constructiva, Sistema constructivo.

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Atributo

Sustrato histórico

Tipología

Densidad histórica: existencias históricas y menciones bibliográficas

Patrimonialización

Existencia y ejercicio de organización religiosa local: fiscal, sota-fiscal, patrones, cabildo y supremos

Indígena-chilote, jesuita

Fiesta patronal con pasacalle

Indígena-chilote, jesuita

CULTURALES Conceptos claves: Deseo de trascendencia, Religiosidad chilota, Historia.

Usos sociales de la iglesia (fiestas, reuniones, refugio de viajeros, albergue, lugar de acopio, otros)

Indígena-chilote

Iglesia como expresión de sincretismo (orientación, imágenes, dualidad masculino/femenino, etc.)

Indígena-chilote, jesuita, franciscano

El conjunto de iglesias como “red de significación” de un proceso socio-histórico

Jesuita, patrimonialización

Vigencia de función litúrgica (misa católica)

Indígena-chilote, jesuita, franciscano

Sistemas y técnicas constructivas tradicionales (atributo técnico-constructivo)

Indígena-chilote, jesuita, franciscano

Organización local para la construcción y/o conservación del templo

Indígena-chilote, jesuita, franciscano

Cuadro 7. Listado inicial de atributos. Elaboración propia.

La valoración de los atributos de la Escuela Chilota presentes en los inmuebles es un insumo para la definición del “valor patrimonial” y del patrimonio cultural inmaterial asociado a los inmuebles, que a su vez orienta la planificación a futuro de acciones de resguardo del patrimonio cultural identificado (objetivo específico “e” de las bases técnicas). Se entiende por valor patrimonial la cualidad de un bien, de un conjunto o de un área, asociada a su significado e importancia, que determina su apreciación por parte de la sociedad o de determinados grupos de ella, que les proporciona bienestar y genera la voluntad de conservarlos125. Para relacionar distintos tipos de valor patrimonial, Se utilizan las categorías propuestas por Stephenson126: ǶǶ

Reglamento sobre Zonas Típicas o Pintorescas, Decreto Nº 223 del 2016, 27 de julio. 125

Citado en L. Harald Fredheim y Manal Khalaf, “The Significance of Values: Heritage Value Typologies ReExamined”, International Journal of Heritage Studies 22, no. 6 (2016): 466–81. 126

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ǶǶ

Formas: características tangibles, perceptibles o medibles del bien patrimonial. Incluye estructuras, disposiciones espaciales y espacios abiertos, tanto naturales como artificiales. El valor se establece a partir de la apreciación visual (Etic) del elemento. Inciden principalmente aspectos sensoriales (evaluación desde la perspectiva del experto). Relaciones: significado, interpretaciones y sentido del elemento patrimonial en relación con lo humano. Incluye identidad, recuerdos, sentido del lugar y espiritualidad. Implica contenidos asignados al bien por los distintos usuarios, tales como la comunidad local,


ǶǶ

investigadores, visitantes (Emic y Etic). Inciden aspectos asociativos (hechos o episodios, personajes o materias relevantes, a las cuales se les asocia con el elemento patrimonial) y probatorios (se refieren a la cualidad del bien patrimonial como evidencia de algún relato considerado de relevancia). Prácticas: procesos y usos tales como tradiciones, actividades y eventos que incluyen sistemas humanos y naturales. Corresponden a la cultura expresada en la conducta. Inciden aspectos funcionales (uso del bien patrimonial en su función original y actual).

Las relaciones y prácticas de la población respecto del elemento patrimonial pueden estar vigentes en el presente (cultura viva) o bien remontarse a otro tiempo. Cuando se trata de cultura viva, quedan inscritas en alguno de los ámbitos del patrimonio cultural inmaterial. Como tipología de valor, se utilizan las categorías adoptadas por el Consejo de Monumentos Nacionales para el registro de Monumentos Históricos y Zonas Típicas:

Tipologías de valor 127

Pertinencia

Ambiental/Medioambiental Arqueológico Arquitectónico

x

Artístico/Estético

x

Científico Conmemorativo Constructivo

x

Etnológico Histórico

x

Identitario

x

Memoria y DD.HH. Paisajístico/Escénico

x

Paleontológico Simbólico

x

Tecnológico

x

Urbano

x

Se agregaron las categorías de valor espiritual y valor social para dar cuenta de ciertos atributos de la Escuela Chilota de arquitectura religiosa. 127

Cuadro 8. Tipologías de valor y pertinencia. Elaboración propia. 75


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Atributos

Tipos de valor

Ámbito de PCI

Dimensión de valor

Presencia de la torre fachada y otros elementos de acceso (torre-fachada mismo volumen, pórtico, caña, segunda o más cañas, pórtico, simetría)

Arquitectónico

Formas

Explanada (atrio) como el articulador del espacio religioso y social del territorio chilote a nivel local (templo, cementerio, localidad)

Paisajístico/Escénico Urbano Histórico Social

Formas Relaciones Prácticas

Volumen horizontal, de techo a dos aguas y de planta basilical (tres naves paralelas: una central y dos laterales), cubierta por interior de bóveda y tipología (cañón corrido, crucetas)

Arquitectónico Artístico

Formas Relaciones

Intencionalidad en el emplazamiento respecto de las condiciones del entorno (orientación de la fachada, intemperies, pórticos u otros elementos de acceso, considerando aspectos como lluvia, viento, cercanía con la costa). Ejemplo: cercanía con la línea de costa, orientación hacia el sur y este. Morfología del lugar

Arquitectónico Paisajístico/Escénico

Formas

Materialidad: madera (porcentaje de utilización de madera)

Constructivo

Prácticas

Desarrollo de un sistema de fundaciones e implantación sobre el terreno (utilización de basas de piedras para elementos verticales y estructuras de piso rigidizadas)

Constructivo

Prácticas

Desarrollo de un sistema constructivo que logra atender los requerimientos formales y creación de ambiente (sistema de tabiquerías con trabas o pocos clavos, cielos falsos abovedados sobre nave central, estructura de torre telescópica)

Constructivo

Prácticas

Antigüedad de construcción. 1: no existe; 2: 19702020; 3: 1920-1970; 4: 1870-1920; 5: anterior a 1870

Histórico Constructivo

Relaciones Practicas

Densidad histórica: existencias históricas y menciones bibliográficas. 1: inventario actual; 2: 1940; 3: 1850; 4: 1780; 5: misiones

Histórico

Relaciones

Existencia y ejercicio de organización religiosa local: 5: cabildo, fiscal, patrona, rezador, pasacalles

Identitario Social

Fiesta patronal: 1: no hay. 3: hay; 5: devoción (convoca gente de otros lugares)

Simbólico Espiritual

Usos sociales, rituales y actos festivos

Relaciones

Usos sociales de la iglesia (fiestas, reuniones, refugio de viajeros, albergue, lugar de acopio, otros). 0: no hay; 1: solo religioso; 5: hay usos religiosos y comunitarios (no se considera turismo)

Social

Usos sociales, rituales Prácticas y actos festivos

Disponibilidad de carpinteros para construir o reparar iglesias. 1: no hay; 3: hay; 5: presencia de carpinteros de ribera

Tecnológico

Técnicas artesanales tradicionales

Relaciones

Organización local para la construcción y/o conservación del templo (reparación, cortar el pasto). 1: obras desarrolladas por un externo; 3: mixto; 5: autoconstrucción

Identitario Social

Técnicas artesanales tradicionales

Relaciones Prácticas

Usos sociales, rituales Relaciones y actos festivos Prácticas


Cuadro 9. Listado final de atributos. Elaboración propia.

Estas categorías de valor patrimonial fueron aplicadas al listado definitivo de catorce atributos de la Escuela Chilota. Al mismo tiempo, se estableció la correspondencia entre algunos atributos con dos ámbitos del patrimonio cultural inmaterial reconocidos por Unesco: usos sociales, rituales y actos festivos; y técnicas artesanales tradicionales. Esta forma de categorizar los atributos y valores patrimoniales permite agrupar tipologías de valor patrimonial, sin caer en la división excluyente de lo material y lo inmaterial.

valor histórico, valor artístico, valor simbólico, valor espiritual, valor tecnológico, valor identitario relaciones

formas valor arquitectónico, valor paisajistico/ escénico, valor urbano

valor social, valor constructivo

prácticas

PCI (cultura viva) técnicas artesanales tradicionales; usos sociales, rituales y actos festivos

Figura 15. Categorización de valores y atributos patrimoniales. Elaboración propia, utilizando las categorías de Janet Stephenson (2008), citada por L. Harald Fredheim y Manal Khalaf, “The Significance of Values: Heritage Value Typologies Re-Examined”, International Journal of Heritage Studies 22(6) (2016): 466-481. 77


Matriz de análisis de atributos

L. Harald Fredheim y Manal Khalaf, “The Significance of Values: Heritage Value Typologies Re-Examined”, International Journal of Heritage Studies 22(6) (2016): 466-481. 128

Con el listado definitivo de atributos, se construyó una matriz para ser llenada por los profesionales que realizaron el inventario de templos en el área cultural de Chiloé. Para cada templo, dichos profesionales debieron asignar un puntaje en función de la intensidad en que estaba presente cada atributo, en una escala de 1 a 5, donde 1 representa la expresión de menor valor del atributo y 5 la de mayor valor. A partir de fórmulas, la matriz arroja puntajes promedio en las distintas tipologías de valor patrimonial, dimensiones y ámbitos del Patrimonio Cultural Inmaterial predefinidos. ǶǶ Entre 1 y 2,33 se considera una baja expresión del atributo. ǶǶ Entre 2,34 y 3,66 se considera una expresión media del atributo. ǶǶ Entre 3,67 y 5 se considera una alta expresión del atributo. ǶǶ En cuanto a los calificadores del valor del bien patrimonial, se utilizaron las escalas propuestas a continuación128:

Alto valor

Valor Medio

Bajo valor

Al elemento inventariado se le reconocen cualidades estéticas excepcionales

Al elemento inventariado se le reconocen algunas cualidades estéticas singulares

No se reconocen cualidades estéticas de relevancia en el elemento inventariado

Cuadro 10. Escala de apreciación. Elaboración propia.

De alto valor

Valor intermedio

Sin valor o discordante

Sitios eriazos

Inmuebles representativos de los valores y atributos más destacados identificados. Estos inmuebles solo serán objeto de acciones tendientes a su restauración

Inmuebles que constituyen un apoyo formal y volumétrico a la unidad de conjunto. Estos inmuebles podrán ser objeto de modificaciones, solo si estas contribuyen a mantener o aumentar los valores o atributos identificados

Inmuebles que por su forma, tamaño y composición alteran la unidad y armonía del conjunto. Estos inmuebles podrán ser objeto de modificaciones mayores para mantener o aumentar el valor patrimonial del conjunto

Inmuebles que no presentan en su superficie ningún tipo de construcción. Estos inmuebles podrán ser objeto de edificación de una obra nueva, siempre y cuando no afecten el valor del conjunto

Cuadro 11. Escala de apreciación de conjunto (basado en escala de valor de inmuebles en Zonas Típicas o Pintorescas, Consejo de Monumentos Nacionales). Elaboración propia.

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La apariencia estética del elemento fue valorizada con los siguientes puntajes: ǶǶ 3: alto valor estético. ǶǶ 2: valor medio. ǶǶ 1: bajo valor. A su vez, para medir la apreciación de conjunto se utilizó: ǶǶ 3: alto valor. ǶǶ 2: valor intermedio. ǶǶ 1: sin valor o discordante. ǶǶ 0: sitios eriazos. Se generó un promedio de la apreciación estética y de conjunto, con los siguientes puntajes de corte: ǶǶ Entre 2,17 y 3, valor estético y de conjunto alto. ǶǶ Entre 1,34 y 2,26, valor estético y de conjunto medio. ǶǶ Entre 0,50 y 1,33, valor estético y de conjunto bajo.

Bueno

Regular

Malo

Óptimo estado o problemas superficiales Prevención y mantención

Presenta daños recuperables Reparación

Presenta daños irrecuperables Renovación

Cuadro 12. Escala de situación del estado y tipo de conservación. Elaboración propia.

En el caso del nivel de conservación la escala es la siguiente: ǶǶ 3: bueno. ǶǶ 2: regular. ǶǶ 1: malo. Dado que la apreciación de la apariencia estética y de conjunto opera en la dimensión de la forma, se generó una escala que combina estos puntajes con los siguientes niveles de corte: ǶǶ Entre 2,91 y 4, valor de forma y apreciaciones alto. ǶǶ Entre 1,83 y 2.91, valor de forma y apreciaciones medio. ǶǶ Entre 1,75 y 1.83, valor de forma y apreciaciones bajo.

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Resultados de la matriz de análisis de atributos

Templos con promedio del total de atributos alto 1 Achao 2 Aituy 3 Aldachildo 4 Añihue 5 Apiao 6 Aucar 7 Calén 8 Castro 9 Caulín 10 Chaulinec Capilla Antigua 11 Chope 12 Chullec 13 Chumelden 14 Colo 15 Compu 16 Curanué 17 Dalcahue 18 Detif 19 El Rosario de Calbuco 20 Huapi Abtao 21 Huite 22 Huito 23 Huyar Alto 24 Huyar Bajo

25 Ichuac 26 Lin-lín 27 Lin-lín Los Pinos 28 Liucura 29 Llaullao 30 Llingua 31 Lliuco 32 Los Ángeles de Quehui 33 Matao 34 Meulín Sector Tránsito 35 Nercón 36 Peldehue de Quehui 37 Puchilco 38 Quetalco 39 Quicaví 40 Quinchao 41 Quinterquén 42 San José de Tranqui 43 San Juan de Calen 44 Tenaún 45 Terao 46 Trincao 47 Vilupulli 48 Yalda

Templos altamente valorados por formas, apreciación estética y de conjunto 1 Achao 2 Agoni 3 Aituy 4 Aldachildo 5 Alfaro (isla Huar) 6 Añihue 7 Apiao 8 Aucar 9 Aucho 10 Calén 11 Carelmapu 12 Castro 13 Caulín 14 Chaulinec Capilla Antigua 15 Chaurahue 16 Chayahué 80

17 Chelín 18 Chonchi 19 Chope 20 Chullec 21 Chumelden 22 Cochamó 23 Colo 24 Compu 25 Coneb (islas Chauque) 26 Curanué 27 Dalcahue 28 Dallico 29 Detif 30 El Rosario de Calbuco 31 Huapi Abtao 32 Huite


33 Huito 34 Huyar Alto 35 Huyar Bajo 36 Ichuac 37 Lelbún 38 Lincay 39 Lin-lín 40 Lin-lín Los Pinos 41 Liucura 42 Llaullao 43 Llingua 44 Lliuco 45 Los Ángeles de Quehui 46 Matao 47 Meulín San Francisco 48 Meulín Sector Tránsito 49 Nal 50 Nayahue 51 Nercón 52 Peldehue de Quehui

53 Pidpid 54 Puchilco 55 Queler 56 Quenu 57 Quetalco 58 Quicaví 59 Quinchao 60 Quinterquén 61 Rilán 62 San Agustín 63 San Javier 64 San José de Tranqui 65 San Juan de Calen 66 San Juan de Chadmo 67 San Miguel de Quehui 68 Tabon 69 Tenaún 70 Terao 71 Vilupulli 72 Yaldad

Templos altamente valorados por formas y Patrimonio Cultural Inmaterial 1 Añihue 2 Apiao 3 Chope 4 Chumelden 5 Huyar Alto 6 Lin-lín

7 Llingua 8 Los Ángeles de Quehui 9 Quetalco 10 San Agustín 11 San José de Tranqui 12 Yaldad

Sólo un templo fue altamente valorado por atributos de Patrimonio Cultural Inmaterial y no así por su forma: Calbuco. A la iglesia de dicho sector se le asignó un alto puntaje en la dimensión “relaciones”, por la intensidad con que se expresan atributos como el atrio o explanada en torno al templo, su mención desde el período de las misiones como capilla, la importancia de su fiesta patronal, los diversos usos sociales del templo (además del litúrgico), y el involucramiento de la comunidad en su construcción y/o reparación. En cuanto al estado de conservación de los templos, aquellos que fueron valorados con altos puntajes en sus atributos de forma, en su mayoría presentan nivel de conservación bajo o medio:

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Cuadro 13. Templos altamente valorados, con bajo nivel de conservación. Elaboración propia.

Cuadro 14. Templos altamente valorados, con nivel de conservación medio. Elaboración propia.

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Templo

Dimensión de valor

Agoni

Formas

Carelmapu

Formas

Chaulinec Capilla Antigua

Formas

Coneb (islas Chauque)

Formas

Curanué

Formas

Detif

Formas

Huapi Abtao

Formas

Huyar Bajo

Formas

Ichuac

Formas

Lelbún

Formas

Lin-lín Los Pinos

Formas

Liucura

Formas

Los Ángeles de Quehui

Formas y PCI

Matao

Formas

Queler

Formas

Templo

Dimensión de valor

Aldachildo

Formas

Alfaro (isla Huar)

Formas

Apiao

Formas y PCI

Calén

Formas

Chaurahue

Formas

Dallico

Formas

Huito

Formas

Huyar Alto

Formas y PCI

Lincay

Formas

Lin-lín

Formas y PCI

Llingua

Formas y PCI

Meulín San Francisco

Formas

Nal

Formas

Nayahue (sin fotos)

Formas

Peldehue de Quehui

Formas

Puchilco

Formas

Quenu

Formas

Quicaví

Formas

San Agustín

Formas y PCI

San José de Tranqui

Formas y PCI

San Miguel de Quehui

Formas

Tabon

Formas

Terao

Formas

Yaldad

Formas y PCI


Preexistencias

A partir de la revisión bibliográfica, el trabajo en archivos y los sucesivos terrenos realizados al alero de este estudio, se ha podido constatar que los sustratos que han sido definidos como constitutivos de la Escuela Chilota, operan además como los períodos en que se han ido creando las capillas de Chiloé. Conforme con este proceso, es posible adentrarnos en la historia de las unidades eclesiásticas a las cuales deben asociarse los templos de la Escuela Chilota, de modo de obtener indicios de las preexistencias de los templos efectivamente inventariados en este estudio. Y si bien existen abundantes problemas y temas que aún están pendientes de ser estudiados, algunos de los cuales se propone abordar en las recomendaciones, se han podido definir cuatro listas de capillas o puntos de las misiones circulares y de neófitos. Estas corresponden a cuatro siglos distintos, que podrían funcionar como guía para pensar las preexistencias de los templos actuales. La aparición de una capilla en alguno de estos cuatro momentos no supone la existencia de un templo de la Escuela Chilota (aunque sí se puede suponer la existencia de algún inmueble asociable a alguno de los distintos sustratos que la componen). Del mismo modo, la aparición de una capilla en alguno de estos cuatro momentos supone que el emplazamiento actual (de existir un templo), es el mismo que el correspondiente al tiempo de la lista en cuestión. Estas listas de preexistencias señalan algo más fundamental: la antigüedad de un sector, y su nombre, como un articulador del territorio local y provincial reconocido por la iglesia católica. Esto ciertamente se vincula con la conformación de la Escuela Chilota, a través de los sustratos ya definidos. El primero de los cuatro momentos definidos, siguiendo a Pérez129, arrojó un total de 74 puntos de las misiones circular o de neófitos, lo que ha sido incorporado a la ficha base de cada capilla inventariada. Si bien esta lista remite al siglo XVIII, en la medida que considera exclusivamente puntos de evangelización jesuita, podría estar remitiendo a la geografía huilliche y a la evangelización jesuita del siglo XVII, tema que ha sido abordado en este informe.

Pérez et al., “La sombra del reino, los Jesuitas y el territorio Chileno alrededor de 1767”. 129

Catepillán, “La provincia de Chile: construcción el Estado-nación en Chiloé, 1830-1880”. (tesis para optar al grado de Doctor en Historia). 130

Que fueron diferenciadas por la autoridad hasta 1826, y luego sólo por la sociedad chilota, probablemente hasta principios del siglo XX. 131

En cambio, las listas correspondientes a 1780, 1850 y 1940 fueron elaboradas al alero de este estudio, retomando el trabajo documental desarrollado por Catepillán130. A diferencia de la lista de puntos correspondientes a la misión circular, estas listas consideran todas las capillas reconocidas en la provincia de Chiloé, obispado de Ancud y luego obispado de Ancud y Puerto Montt (en parroquias que territorialmente coinciden con el área estudiada), independientemente de si se trataba de capillas de indios o de españoles131. Estas listas no fueron incorporadas a la ficha base del inventario, pero sí a la matriz de análisis.

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Figura 16. Ejercicios de representaciรณn espacial. Elaboraciรณn propia.

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En síntesis, estas dan cuenta del proceso de crecimiento poblacional de Chiloé y del desarrollo de nuevos centros religiosos articuladores del territorio local y provincial. Para 1780132 se contabilizaron 83 capillas, distribuidas entre Huildad y Calbuco. Para 1850133 se contabilizaron 91 capillas, distribuidas entre Calbuco y Cailin. Por último, para 1940134 se contabilizaron 226 capillas correspondientes al territorio estudiado, que para entonces pertenecía a los obispados de Ancud y Puerto Montt. Como se puede apreciar en estas listas y en las fichas bases del inventario en curso, el cambio del siglo XIX al XX podría caracterizarse tanto por la proliferación de los elementos estilísticos más característicos de la Escuela Chilota como por el gran desarrollo poblacional. Esto tuvo como consecuencia la proliferación de capillas nuevas, o al menos de consagración de lugares que antiguamente pudieron estar poblados, pero que no accedieron a la categoría de capilla (centro social y ritual). Por ello, en la matriz de análisis se han propuesto los siguientes períodos para valorar la antigüedad de los templos: actualidad a 1970, 1970 a 1920, 1920 a 1870, y de 1870 hasta el siglo XVIII.

Elaborada a partir de tres documentos: “Padrón general de la provincia de Chiloé”, 1785, Archivo Nacional Histórico, Fondo Antiguo, vol. 26; “Plan general que demuestra el n° de habitantes de la Provincia de Chiloé con expresión de sus clases, estados y sexos”, 1789, Archivo General de Indias, Subsección Indiferente General, leg. 1527; y “Lista de tributarios de Chiloé por capilla”, 1788, Archivo General de Indias, Subsección Audiencia de Chile, leg. 220. 132

La lista figura en Justo Donoso, “Informe sobre la visita a Chiloé”, El Araucano, 1850. Citado en Retamal, El primer sínodo chileno de la época republicana: Ancud 1851, 185. 133

La lista fue publicada en Cavada, Historia centenaria de la Diócesis de Ancud, trabajo publicado con motivo del primer centenario de la fundación de la Diócesis, 53. 134

"La compleja historia sísmica del sur de Chile”, https://aficientifico. wordpress.com/2017/03/16/ historia-sismica-del-sur-de-chile/ 135

El desajuste entre la antigüedad de los templos y de la capilla se debe a múltiples factores, algunos de los cuales han sido mencionados por los mismos informantes durante el terreno: deterioro de los materiales, cataclismos naturales que han destruido los templos y/o forzado su traslado por modificaciones del terreno o del patrón de asentamiento, incendios, despoblamiento, abandono del catolicismo, enriquecimiento de la comunidad, cambios en el gusto de la comunidad, etc. Desde mediados del siglo XVI hasta nuestros días, los principales eventos telúricos que ocurrieron en el área de Chiloé son los de 1575, 1737, 1837 y 1960, cuyos efectos fueron descritos fundamentalmente en las ciudades de Concepción, Valdivia y la isla de Chiloé (los enclaves españoles principales de la época). A diferencia de los anteriores, el terremoto de 1960 pertenece a la era moderna y es ampliamente conocido. Entre las primeras apreciaciones basadas en las consecuencias, se sabe que los terremotos de 1575 y 1960 fueron muy similares, por lo que los 385 años que los separan se consideran un ciclo sísmico completo y son considerados como “megasismos”, por su gran envergadura. En cambio, los de 1737 y 1837 corresponden a eventos de menor magnitud135. Todos los eventos sísmicos tuvieron consecuencias devastadoras en las zonas costeras y, como en el caso de 1960, con efectos en el paisaje, logrando modificar sustancialmente algunos lugares. Este megasismo fue grado 12 en la escala de Mercalli, lo más alto que contempla dicha tabla de medición del daño estructural que deja un terremoto.

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El 16 de diciembre de 1575 se produjo un movimiento de tal magnitud que derribó casas y destruyó poblados. El sismo se registró a las 14:30 horas, con un epicentro ubicado en las cercanías de la recién fundada ciudad de Valdivia. Se estima que el terremoto tuvo una magnitud cercana a los 8,5 grados en la escala sismológica de Richter, el cual generó un devastador tsunami. Escritos de la época que citan al entonces gobernador Rodrigo de Quiroga señalan: en un momento derribó las casas y templos de cinco ciudades, que fueron: la Imperial, Ciudad Rica (Villarrica), Osorno, Castro y Valdivia, y salió la mar de su curso ordinario, de tal manera que en la costa de la Imperial se ahogaron casi cien ánimas de indios. Luego vino la tragedia de 1737, que abarcó desde Valdivia hasta Chiloé en vísperas de Nochebuena, la cual según fuentes de la época sobrepasó los 8,5 grados en la escala de Mercalli. En Valdivia produjo el derrumbe de casas, hundimiento de terreno y el desborde de ríos. El movimiento telúrico fue acompañado de tres grandes réplicas y la erupción del volcán Osorno. En 1837, y con prácticamente 100 años de diferencia con el anterior sismo de gran envergadura registrado en la zona, se produjo el movimiento de 8 grados en la escala de Richter, el 7 de noviembre a las 8 de la mañana. Un violento despertar para los habitantes desde Concepción hasta Chiloé. El último gran evento percibido en la zona es el del domingo 22 de mayo de 1960. Un terremoto que ha sido catalogado como un verdadero cataclismo y que ostenta el récord mundial en magnitud, con un 9,5 en la escala de Richter136. Además, este evento trajo consigo un maremoto, según queda expresado en el siguiente relato:

“Historia plagada de terremotos”, La Estrella (Castro), marzo 27, 2011. 136

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Entre 8 a 10 minutos después del terremoto vieron que el mar comenzó a retirarse de la playa en forma lenta hasta dejar al descubierto alrededor de 500 metros de fondo marino. Este proceso duró alrededor de 10 minutos. Junto con retroceder se iba formando, aproximadamente a 800 metros de la costa, una enorme ola de 15 a 20 metros de altura. Delante de esta ola se apreciaban olas más pequeñas muy similares al agua


en ebullición. Formada la ola, esta daba la impresión de estar detenida lo que se debió seguramente a que la ola seguía formándose sin que se pudiera apreciar desde tierra. De pronto, esta verdadera pared de agua, avanzó a gran velocidad y con gran fuerza en dirección a la costa. Pasó por sobre el istmo Yuste, cruzó el estero Chaular, barriendo parte de la península Punta Larga de Chaular que cerraba el estero por el sureste, penetró después por el saco del puerto Inglés y siguió por el golfo de Ancud hacia el sur. En su paso por sobre el istmo Yuste arrasó con unas casas que allí había y con todas las embarcaciones menores que encontró a su paso137. La geografía de esta zona resultó profundamente alterada, provocando cambios en el curso y desembocadura de sus ríos, la configuración de sus costas, y la formación y desaparición de islas. En Ancud, localidad ubicada al norte de la isla de Chiloé, el sismo y el tsunami transformaron la forma del litoral y destruyeron la ciudad. Al momento del sismo, Natividad Soto estaba pescando junto a su esposo y dos amigos, cuando de repente las algas se empezaron a hundir y el mar retrocedió. En ese momento decidieron bajar del bote y caminar los dos kilómetros que los separaban de la costa de Chaicura. Recuerda que “tratábamos de cruzar, yo tenía todos heridos mis pies ya, mis botas estaban llenas de barro y cuando llegamos al otro lado a Dios gracias, cruzamos. Ahora para llegar a Mallueco donde yo vivía, imagínese, ese camino ahí fue lo más terrible (…) nosotros todo lo que pensábamos era que con ese movimiento se hubiera caído la casa y aplastado a mis siete niñitos”138.

Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile (SHOA), El maremoto del 22 de mayo de 1960 en las costas de Chile, Valparaíso (SHOA: 2000), 26. 137

“El terremoto que estremeció a Ancud”, https://www.memoriasdelsigloxx. cl/601/w3-propertyvalue-28248.html (consultado en mayo del 2019). 138

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Ibíd.

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Ibíd.

Minutos después del terremoto se produjo un tsunami de tres olas que alcanzaron entre 10 y 15 metros de altura, que destruyeron Ancud y arrastraron a las embarcaciones que se encontraban en el mar y en el muelle. Una historia dramática fue lo que ocurrió con “Gloria”, una lancha donde más de treinta vecinos se refugiaron después del terremoto. Cuando el tsunami atacó la costa, la embarcación fue arrastrada hasta varar entre la isla Cochinos y Ancud. En ese momento “la segunda ola la remolcó, la dio vuelta, la hundió y no se vio más”, rememora Natividad Soto139. Durante los días siguientes a esta tragedia, un temporal desbordó el río Pudeto, ocasionando la inundación de la ciudad y la destrucción de los caminos aledaños. La infraestructura de Ancud sufrió graves daños y los barrios La Arena, Pudeto y El Castillo desaparecieron bajo las aguas del canal de Chacao140.

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Algunos ejemplos que hemos podido constatar de desplazamientos y relocalización de iglesias a lo largo del tiempo:

Declara Monumento Histórico las iglesias que se indican, Decreto N° 1750 de 1971, 26 de julio. 141

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La capilla de Pudeto mencionada el año 1780 con el rol de Parroquia “Pudeto”, se habría ubicado originalmente a orillas del río Pudeto (Ancud), y habría sido relocalizada luego del maremoto de 1960. La capilla inventariada, corresponde a una construcción de los años ochenta, ubicada en la conurbación de la comuna de Ancud.

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La capilla del Cogomó ubicada al interior del Estero Coipomó, río Llanco, estaría siendo relocalizada en el sector de la carretera Cogomó Alto, abandonando la capilla del emplazamiento original en sector de la playa o línea de costa.

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El traslado del inmueble de la capilla de la localidad de Tey, península de Rilán, a la localidad de Astilleros ubicada en la carretera entre Dalcahue y Castro. Según la bibliografía consultada, la comunidad de Tey habría donado el antiguo inmueble (que dataría de 1920 aproximadamente) a la comunidad de Astilleros, para construir uno nuevo en Tey. El traslado se habría realizado a través de una minga, evento altamente mediatizado.

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Dentro de los factores más frecuentes de desaparición de los inmuebles están los incendios, donde destaca la capilla de San Rafael de Quihua en Calbuco, que se habría quemado en 2006, siendo reconstruida íntegramente a partir del año 2007, a través de fondos de la comunidad. Más ejemplos de iglesias desaparecidas por incendios y donde habrían nuevos inmuebles serían San Juan de Chadmo, Cucao, Quenac, Yutuy y Putemún. En esta última se realizaría una de las fiestas más importantes del sector de Castro.

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Otro ejemplo es el templo de Quilquico (siglo XVIII), ubicado en la península de Rilán, que habría sido declarado Monumento Histórico en 1971 (Decreto Nº 1750 / 1971141) junto con las capillas de Dalcahue, Vilupulli, Chonchi, Curaco de Vélez y Quinchao. Dicha construcción habría desaparecido producto del deterioro acumulado, siendo desafectado el año 1985 de su condición de Monumento Histórico.


•Figura 17. Capillas San Juan de Chadmo y San Rafael de Calbuco.

• Figura 18. Izquierda: foto de Iglesia de Quilquico en los años 80. Dirección de Arquitectura MOP, Archivo fotográfico, http://www.afda.cl/detalle_imagen. php?i=FN(a)-003264|2|94|0 (consultado el 26 de agosto de 2019). Derecha: foto de la actual capilla de Quilquico, Castro.

Figura 19. Izquierda: imagen de la nueva y antigua capilla de Tey (sin fecha) Centro de Amigos de la Arquitectura Chilota, Iglesias de Chiloé (Castro: CAACh, 2012). Centro: Imagen de tiradura de la capilla de Tey en dirección al sector de Astilleros en mayo del 2010. “Un vía crucis por Chiloé”, Revista Sábado, s.f. Derecha: Imagen del emplazamiento actual de la capilla en sector de Astilleros (Dalcahue).

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Actualmente la comunidad tendría un nuevo templo en el mismo emplazamiento. ǶǶ

Existe un gran número de iglesias que fueron reconstruidas posterior al terremoto de 1960 y cuyas datas serían de la década de los setenta, incluyendo nuevos diseños y materiales. En algunos casos, recuperaron elementos constructivos como las fundaciones de piedra, cuerdas (estructuras de piso), revestimientos de tejuelas o elementos como puertas y ventanas. Este es el caso de Puqueldón y San Agustín de isla Lemuy, donde es posible identificar vestigios de las construcciones previas.

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Un caso especial es de la capilla de Notuco, inmueble siniestrado producto de un incendio estructural ocurrido el día 19 de abril del año 2019, que tuvo como resultado una pérdida total, incluyendo el patrimonio cultural mueble que permanecía en su interior. Esta capilla fue registrada conforme a ficha extensa del presente inventario el día 16 de marzo del 2019, durante el segundo terreno de este estudio. Se catastra el estado actual de la capilla, la que respondía a una reconstrucción posterior al terremoto de la década del sesenta, utilizando las maderas de la antecesora que databa del año 1861, existiendo invaluables elementos muebles, correspondientes a imaginería confeccionada con la técnica de tela encolada, de las cuales quedan pocos ejemplares repartidos en algunas iglesias que forman parte también de este estudio. En la ficha se evidencia lo catastrado en terreno, mientras que en la matriz de valorización se evidencia el resultado de la catástrofe antes descrita. • Figura 20. Izquierda: Capilla de Notuco, Chonchi, al 16 de marzo del 2019. Derecha: Mismo ángulo de la capilla luego del incendio que la afectó el día 19 de abril del 2019. “Chonchi: incendio destruye por completo capilla de Notuco”, Soy Chiloé, https://www.soychile.cl/Chiloe/ Policial/2019/04/19/591677/Incendiodestruyo-por-completo-capilla-de-Notuco. aspx (consultado el 23 de abril de 2019).

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Otro caso es el de Talcan Oeste, en Desertores, cuya capilla fue demolida hace unos años, debido a que se encontraba muy deteriorada. Por ello, la comunidad decidió construir una nueva. • Figura 21. La imagen fue tomada el 24 de octubre de 2011. Luis Montaña, https://www.flickr.com/photos/ sintesis/6288775420/in/photostream/ (consultado el 23 de abril de 2019).

Madera

A partir de la información disponible de cada templo, resulta complejo saber con precisión qué maderas se utilizaron en cada una de las fábricas y desarrollar un análisis en profundidad de su procedencia o el modo en que se trabajaron. En lo fundamental, la ficha elaborada para cada templo se limitó a consignar la información proporcionada por el informante, generalmente el fiscal, sota-fiscal, patrón, encargado o director del comité de capilla. La identificación de la madera durante el estudio se orientó a los elementos arquitectónicos y constructivos. Se dejó fuera del análisis a los elementos del patrimonio mueble, tales como imaginería, retablos y mobiliario (altares, lámparas, reflectorios, entre otros), cuyo valor artístico, historia y valor simbólico equiparan el de los inmuebles catastrados, quedando como recomendación establecer un estudio específico para su caracterización. De los elementos constructivos en madera, caracterizados en las iglesias por medio del levantamiento en terreno, se puede mencionar: ǶǶ Materialidad de revestimientos de torre fachada (exteriores) ǶǶ Materialidad de revestimientos de pórtico (exteriores) ǶǶ Materialidad de revestimientos de cubiertas (exteriores) ǶǶ Materialidad de revestimientos de muros (exteriores) ǶǶ Materialidad de revestimientos de piso (interiores) ǶǶ Materialidad de revestimientos de muros (interiores)

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Materialidades de columnas y arcos Materialidades de revestimientos de bóveda central

En las observaciones anexas a la descripción de los elementos mencionados, no se integró tácitamente el componente estructural (no a la vista). No obstante, por medio de inspecciones acotadas se pudo complementar la información respecto a la “materialidad”, integrando antecedentes acerca de las maderas utilizadas en las estructuras de tabiquerías, cubiertas, torres, piso y pilares. De acuerdo a la bibliografía consultada, respecto a la caracterización del uso del recurso madera en la construcción o materia prima “original” de los inmuebles estudiados, el recurso maderero estaría circunscrito a no más de veinte especies endémicas aptas para la construcción, presentes en el sur de Chile. Coigüe, alerce, tepa, ciprés, canelo, luma, ciruelillo y avellano serían algunas de las especies que crecen en “el monte” o en los bosques de Chiloé insular, las que en vista del clima templado requieren tiempos largos para su crecimiento y regeneración. De manera general, cada especie maderera, de acuerdo a sus características físicas y químicas, tendría un rol determinado en la construcción de los inmuebles142. En el área de estudio se identifican maderas de dos tipos (respecto a su densidad o características físicas). Por un lado, maderas duras, que proceden de árboles de lento crecimiento y que tardan décadas e incluso siglos en alcanzar el grado de madurez suficiente para ser cortadas y poder ser empleadas. Por otro lado, maderas resinosas (respecto a sus propiedades químicas), cuya principal virtud para la construcción es su tolerancia a la humedad. Ejemplo de ello es la mención de la utilización de madera de luma y ulmo en las estructuras de piso (cuerdas), las que incluso en contacto directo con la tierra soportarían la salinidad y humedad. En vista de la resistencia mecánica, se emplea el canelo y la tepa, así como el ciprés cordillerano y de las Guaitecas, de alta dureza y resistencia a la humedad, los que fueron mencionados en la utilización de estructuras. En el interior de los inmuebles se identificó el uso de revestimientos de mañío, que se caracteriza por ser una madera más blanda y liviana, compacta, fácil de trabajar y de alto valor estético, por su color amarillento claro con vetas de tono café rojizo. Felipe Varela, “Situación Actual de la madera en Chile en el Contexto de la construcción en edificación”, (tesis para optar al título profesional de Constructor Civil, Universidad Mayor, 2017), 5. 142

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En elementos como ventanas y puertas, se identificó el uso del raulí. La utilización de esta madera sobresale, ya que su explotación se mantiene en el tiempo y de manejo “sustentable”, en vista de que


sería un árbol nativo que se presta para la explotación forestal, debido a su relativamente rápido crecimiento y gran calidad. Respecto a los revestimientos exteriores, destaca la utilización de alerce (tipo de ciprés endémico que era abundante en zonas inundadas o semi-inundadas) y que crece lentamente a razón de 1 mm por año. Su contextura se caracteriza por ser resinosa, fibrosa y liviana, cuyo corte regular (longitudinal a la veta) permite la confección de las “tejuelas o pizarrillas”. Su composición altamente resinosa y largas vetas de fibras hacen que el agua escurra, siendo un elemento casi impermeable. Además, es ideal para proteger las estructuras de las intemperies (colocadas sobre un encamisado de canelo, por su dureza). Esta madera se habría utilizado en revestimientos exteriores, incluidos los techos (módulo de tejuela más pequeña). Estas propiedades no impedían su reposición con periodicidad, en vista del desgaste frente a las inclemencias del clima (principalmente la lluvia). Durante el estudio, se caracterizó el diseño y disposición de los revestimientos, identificando el tingle o traslape en elementos o módulos individuales como las tejuelas, y con elementos horizontales. De las iglesias que mantenían revestimientos exteriores de madera en fachada, torre o muros laterales, en su gran mayoría se trataba de tinglado con tejuelas de alerce. No obstante, en Achao, Rilán, Aldachildo y Terao, fue posible identificar revestimientos en tinglado horizontal de alerce. Los “tingle” en tejuela, respondían a diversos diseños y disposiciones. Los diseños identificados van desde los más simples (simétricos), incluyendo en corte (o mascada) horizontal o recto y en media luna y traslape simple al medio del siguiente módulo; hasta disposiciones más complejas con módulos de cortes asimétricos y de traslapes donde se disponen en el haz y el envés (en espejo); o con asimetría en pares reflejos y de traslape que integra dos tercios del módulo en vertical. Respecto a la procedencia del recurso maderero, durante el estudio y el levantamiento en terreno (Emic) destacó la mención de los informantes respecto a la extracción de la madera (principalmente el alerce) en el sector de Lleguimán, ubicado a los pies del volcán Hornopirén, de donde provendría gran parte de las maderas para la construcción de las iglesias inventariadas y construidas en el siglo XX. Este tema se considera como clave a ser desarrollado con profundidad en vista de sus implicancias sociales, económicas y territoriales. Felipe Varela, “Situación actual de la madera en Chile en el contexto de la construcción en edificación” (tesis para optar al título profesional de Constructor Civil, Universidad Mayor, 2017), 5. 142

Desde 1977 la tala de árboles vivos de alerce está prohibida143, si bien se puede emplear la madera de árboles muertos si se cuenta con autorización de la Corporación Nacional Forestal (Conaf). Esta

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medida sería uno de los factores que incidió en el acceso al recurso, elemento característico en la “textura” de las iglesias y construcciones chilotas, lo que ha mermado y modificado su uso, cambiando así los revestimientos e integrando el uso de zinc o el siding de PVC. Por otro lado, están las patologías que afectan a las maderas y que, según lo inventariado, se asociarían a daños acumulativos causados por la falta de mantención de las construcciones. Esto desencadena deterioros por la presencia de humedad y la consecuente aparición de la llamada “broma” (xilófago), el ingreso de animales en tabiques o entretechos, y el deterioro causado por las heces sobre los elementos constructivos de madera; debilitando elementos faltantes que permiten el paso de la humedad y la lluvia, y el deterioro de los elementos constructivos.

Fernando Torrejón et al., “Consecuencias de La Tala Maderera Colonial En Los Bosques de Alerce de Chiloé, Sur de Chile (Siglos XVI-XIX)”, Magallania 39, no. 2 (2011): 75–95. 144

Morales, “El negocio de la madera: comerciantes y ‘hacheros’ de Chiloé, 1850-1875”; Morales, “Un puerto maderero en el sur de Chile: Ancud en los años cincuenta del siglo XIX”. 145

Ximena Urbina, “Análisis históricocultural del Alerce en la Patagonia septentrional occidental, Chiloé, siglos XVI al XIX”, Magallania 39, no. 2 (2011): 57–73. 146

Sin embargo, en términos generales sabemos que, al menos durante el período colonial, la explotación maderera parece no haber dañado de manera irreversible los alerzales más accesibles144. Esto cambiaría durante el siglo XIX con la intensificación de las explotaciones madereras, tanto de alerce como de ciprés de las Guaitecas. Este comenzó a ser exportado fuera de Chiloé y en ocasiones labrado con un enorme costo medioambiental, derivado de procedimientos como la quema de islas completas para acceder a los árboles más idóneos145. Estos procedimientos poco sustentables y, a la vez, la articulación de las faenas locales con el desarrollo del capitalismo chileno y mundial, no obstan a que la explotación maderera en Chiloé generara una peculiar identidad local y formas culturales específicas146, que muy probablemente deban relacionarse con el período de auge de los templos correspondientes a la Escuela Chilota, y que ya ha sido definido en los párrafos anteriores.

Socialización de avances y Primera reunión (10 de diciembre de 2018) resultados del estudio Sesiones abiertas de análisis integrado (SAAI) ǶǶ ǶǶ ǶǶ ǶǶ ǶǶ ǶǶ

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Lugar: Castro, salón del Colegio de Profesores, frente a Plazuela Gamboa. Fecha propuesta: lunes 10 de diciembre entre 10:00 y 12:30 hrs. Modalidad: taller. Metodología: cartografía participativa. Responsables: Patricio Contreras (geógrafo), David Núñez (antropólogo) y Pablo Briceño (arquitecto). Propósitos: presentar el estudio, consensuar una primera hipótesis acerca de la “Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera” e identificar atributos que den cuenta de la “Escuela”. Asistentes: 25-30 personas. La convocatoria estuvo


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orientada a personas que representan diversos espacios geográficos, sociales e institucionales. Programa propuesto: 10:00 Bienvenida y registro de participantes 10:10 Presentación del estudio 10:30 Ejercicio para la definición de una hipótesis inicial y consensuada acerca de la “Escuela Chilota de arquitectura religiosa en madera” 11:00 Café 11:15 Identificación de atributos 11:30 Mapeo de iglesias 12:00 Mapeo de actores 12:30 Fin

Segunda reunión (26 de enero de 2019) Sesiones abiertas de análisis integrado (SAAI) ǶǶ Lugar: Biblioteca Pública Martina Barrientos Barbero, ubicada en calle Chacabuco 410, Castro. ǶǶ Fecha propuesta: sábado 26 de enero entre 10:30 y 13:30 hrs. ǶǶ Metodología: se propone un ejercicio de carácter curatorial, en el cual a través de la revisión de imágenes impresas de los templos (capillas y parroquias) — registradas a propósito de la implementación del inventario — se establezcan asociaciones que permitan construir un primer esquema tipológico de relaciones espaciales, formales, constructivas y culturales. ǶǶ Objetivo del ejercicio: visibilizar todos los templos, capillas y parroquias visitadas hasta el momento, y tener una mirada comparada y global del estudio. En lo específico, a través de la pregunta ¿cuál de las iglesias que les estamos mostrando, serían más representativas de la Escuela Chilota?, se espera provocar una reflexión conjunta en relación a los atributos ya revisados, intentando construir asociaciones (tipos o patrones), que luego en gabinete sirvan de base al desarrollo de la etapa de recomendaciones. El ejercicio implica tener visible una imagen de cada iglesia encuestada y que los asistentes puedan acercarse y pegar un post-it de uno de los cinco colores disponibles, en donde cada uno de ellos expresa mayor o menor intensidad de correlación entre el templo y los atributos que lo harían parte de la Escuela Chilota. ǶǶ Resultados: el resultado del ejercicio, además de validar la información e incorporar observaciones y comentarios de los participantes, permitiría contar con la estructura base para la elaboración de recomendaciones.

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Responsables: Patricio Contreras (geógrafo), David Núñez (antropólogo), Tomás Catepillán (historiador), Suilan Hau (arquitecta), Francisca Lobo (arquitecta) y Pablo Briceño (arquitecto, director de proyecto). Asistentes: 25-30 personas. La convocatoria estuvo orientada a personas que representan diversos espacios geográficos, sociales e institucionales. Medios de difusión: se distribuyeron invitaciones a través de correo electrónico, principalmente de carácter institucional, teniendo como base el consolidado de contactos que se recopiló a través del desarrollo del estudio (base de datos de 80 contactos). También se participó en entrevista para la radio Estrella del Mar y radio Chiloé. En paralelo, y mientras se desarrollaba el trabajo en terreno, fueron invitadas cada una de las comunidades que fueron visitadas (lo que se concretó a través de la persona que acompañó la visita: fiscales, patrones y otros actores locales que al mismo tiempo son los informantes del inventario). Debido a que en la mayoría de los casos no existe la posibilidad de contactarse vía correo electrónico, esta invitación se reforzó vía telefónica días antes de la fecha de la reunión. Además, se preparó una invitación formal que iba como archivo adjunto en los correos electrónicos y un flyer que fue distribuido a través del Facebook e Instagram de la ONG Poloc. Programa propuesto: 10:30 Bienvenida, registro y presentación de participantes 10:45 Revisión del estudio: objetivos, etapas, metodología, resultados y alcances 11:30 Estado del arte del estudio: — Hipótesis operacional de la “Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera” — Atributos — Descripción del instrumento de registro en terreno — Implementación inventario 12:15 Café 12:30 Ejercicio curatorial 13:30 Fin


CONSTATACIONES Y RECOMENDACIONES Constataciones

Las principales constataciones que arroja el inventario tienen relación con la hipótesis operacional, ya que es posible verificar la enorme extensión espacial y profundidad temporal de la llamada Escuela Chilota. Esto establece desafíos respecto a profundizar en esas dos direcciones. En definitiva, hablamos de un continuum, y la estrategia debe poner en valor los atributos de cada uno de los sustratos. De esa manera, se preservarían de manera integrada atributos materiales e inmateriales, formales e interpretativos, naturales y construidos, individuales y comunitarios, todo lo cual configura paisaje. A partir de ello, se realizaron las siguientes constataciones: ǶǶ

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Ha sido posible constatar que la comunidad es el eje central de la Escuela Chilota. En este sentido, hemos constatado que la existencia de esta depende de que la comunidad mantenga sus capacidades de regenerarse y reproducirse en el amplio sentido de la palabra (económica, demográfica y ambientalmente). Existe una contradicción en la idea de autenticidad cuando se aborda desde una comprensión segregada del patrimonio. Cuando colisionan los intereses respecto al objeto, es decir, a la cultura material escindida de la cultura inmaterial (prácticas, relaciones o interpretaciones). Una comunidad es mucho más auténtica en la medida que se adapta permanentemente y responde a la realidad con los recursos que tiene en un momento determinado. Eso significa la actualización permanente de la cultura material y sus significados, como resultado de fuerzas endógenas y del contacto con otros. En consecuencia, resulta poco sostenible reproducir sucesivamente lo que ya fue, con el objeto de preservar aquello que se considera patrimonio. Sin embargo, las directrices que guían la gestión del patrimonio material — al menos en las versiones más conservadoras — se basan en una noción de autenticidad que implica la aplicación de materiales y técnicas que estaban presentes en la versión original del bien, para dar continuidad o regresar a un estadio hipotético de origen. Según este enfoque, por ejemplo, sería deseable que la cubierta de un edificio con tejuela de alerce en mal estado, fuese reemplazada por nuevas tejuelas del mismo tipo. En cambio, si se entiende la autenticidad como expresión de cultura viva que se adapta a través del tiempo, sería totalmente admisible que aquella cubierta sea reemplazada con materiales y tecnologías que reflejen la actualidad y vigencia de la comunidad que sostiene el templo. Ha sido posible constatar que en la mayoría de los

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casos en los que han irrumpido esfuerzos foráneos para la restauración de los edificios, se ha provocado un debilitamiento de las capacidades intrínsecas de las comunidades para regenerar, reparar y reproducir su patrimonio construido. Por tanto, han sido políticas contraproducentes en la conservación y proyección de la Escuela Chilota. La patrimonialización ha puesto en riesgo la continuidad de la Escuela Chilota, ya que en general ha tenido como resultado una pérdida de atributos vinculados principalmente al Patrimonio Cultural Inmaterial. Este proceso se ha dado por la acción del Estado u otros agentes, tendiente a transformar el monumento en un documento simbólico, representativo de lo que “debe ser”, antes de lo que ha sido y es la Escuela Chilota. Por otra parte, no sólo las políticas públicas patrimoniales han puesto en riesgo la continuidad de la Escuela Chilota. También influyen en este proyecto las dinámicas económicas, políticas y sociales del territorio abarcado en este estudio, como pueden ser la reorientación productiva, las migraciones campo-ciudad, el recambio de la población en ciertos sectores rurales (gentrificación rural), etc. Dentro de estas dinámicas políticas y sociales, podemos constatar además que la iglesia católica vive un proceso de debilitamiento, tanto por una general secularización de la sociedad chilota como por el ingreso de nuevas iglesias cristianas. Por tanto, asoma la paradoja de que la Escuela Chilota, si bien tiene un origen asociado al culto católico, hoy en día podría proponerse en tránsito hacia la secularización de la organización comunitaria y su transformación en signo de la identidad local no exclusivamente católica. El turismo y el patrimonio habitualmente suelen ir de la mano, lo que no obsta a que el turismo mal gestionado puede profundizar procesos de patrimonialización que excluyan a las comunidades locales. Así, por ejemplo, nos consta que la mayoría de los tour-operadores que ofrecen programas de visita a los templos no tienen vínculo con las comunidades visitadas ni las hacen partícipes de los beneficios directos de sus actividades productivas. La viabilidad de la Escuela Chilota se basa en su continuidad, por lo tanto, en la posibilidad de que se instale un quinto sustrato o que se desarrolle en plenitud el sustrato que hemos llamado de patrimonialización. A partir de enfoques más complejos e integrados, sin perder de vista los atributos que hoy caracterizan la Escuela Chilota. Entre ellos, sus características formales.


Recomendaciones

La actualización o renovación formal, constructiva o tecnológica, podría ser valiosa en la medida que haya continuidad con la valoración y el cuidado por parte de la comunidad. Un interesante caso de estudio es lo sucedido en Chope, isla Puluqui, donde la comunidad resolvió un problema recurrente en los templos inventariados y que se podría presentar con mayor frecuencia en aquellos que tuvieron una mala ejecución de carpintería desde el origen, a propósito de alguna intervención posterior mal ejecutada o simplemente debido a la falta de manutención periódica del inmueble. El chapitel o remate de la torre es el punto que siempre genera la filtración del agua lluvia, la cual sumada a la falta de manutención termina por dañar toda la estructura de la torre, elemento fundamental del edificio. En Chope, la comunidad ha integrado, como parte de su repertorio, el dominio de la carpintería metálica. Por consiguiente, cuando se enfrentaron nuevamente a este problema, decidieron cambiar parte de la estructura de la torre con elementos metálicos, incluido el revestimiento del chapitel. Desde una perspectiva tradicional y puramente material, la iglesia de Chope perdió valor porque perdió autenticidad. No obstante, desde el punto de vista de la cultura viva, esta intervención es cabalmente auténtica ya que, entre otras cosas, lo que movilizó a esa comunidad a intervenir el templo fue el profundo cariño y cuidado sobre el estado de su propia producción material y todo su significado.

Figura 22. Fotografía tomada en Chope el día 11 de enero de 2019.

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Generales

Las recomendaciones intentan abordar y operativizar un modelo complejo, en donde siempre la comunidad es quien dota de sentido lo construido, y en este caso lo construido representa un modo de habitar y de vivir, de hacer y ser comunidad. Si bien es propio a todos los rincones del planeta, particularmente en la cultura chilota esta simbiosis se da con gran fuerza. Por consiguiente, no es posible escindir lo material de lo inmaterial, y todo esfuerzo que intente poner en valor una cosa sobre otra termina lesionando el sistema en su conjunto. A continuación, se detallan las recomendaciones de carácter general: ǶǶ Se recomienda hacer todos los esfuerzos intelectuales, conceptuales y administrativos para avanzar hacia una gestión integrada del patrimonio, teniendo como eje de trabajo concreto y práctico, resolver la colisión respecto a la autenticidad y promover una comunidad viva a través de la auto-conservación, restauración y puesta en valor de su patrimonio. ǶǶ Se propone incorporar el enfoque de resiliencia, entendida como un equilibrio entre continuidad y cambio. Este concepto debiera estar en la base de una propuesta de política pública y orientar la elaboración de estrategias e instrumentos. Es decir, hacer gestión del patrimonio a través de la continuidad cultural, de manera que admita el cambio gradual, sin generar las lesiones que provocan los cambios radicales, habitualmente irreversibles. ǶǶ Sería recomendable que las lógicas de conservación y/o salvaguarda se desarrollaran reconociendo y atendiendo las diversas escalas en donde se produce el patrimonio (que no se agota con la dicotomía urbano/rural), ya que presumiblemente a menor escala exista una mayor cercanía entre la comunidad y su patrimonio. Cuando existe mayor proximidad entre la comunidad y el objeto, porque la escala es pequeña, se dan altos niveles de pertenencia entre el objeto, la comunidad y su memoria. ǶǶ Por consiguiente, no sería recomendable monumentalizar el objeto, ya que sería atentar contra la capacidad que tiene la comunidad de reproducirse a través de la autogestión de su patrimonio construido, provocando pérdida de valor en la comunidad y, con el tiempo pérdida de valor del objeto, por abandono. Sin embargo, hay comunidades que se han globalizado porque se han urbanizado, porque están más conectadas, como por ejemplo Castro o Ancud. En esta escala ya no hay

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una comunidad tan nítida y única que sea propietaria de la iglesia. Por ejemplo, la catedral de Castro le pertenece a la comuna, a la isla, a Chiloé completo, es patrimonio nacional y mundial. Hay un sinnúmero de comunidades involucradas en dotar de sentido el bien material. Para estos casos se recomienda su transformación en ejemplos matrices, por ejemplo, para el desarrollo de escuelas a las que puedan acudir personas con interés de aprender e intercambiar conocimiento sistematizado. La distinción para una primera bajada de política pública podría estar en base a la relación escalaproximidad-pertenencia. Otra distinción para una segunda bajada (a propósito de la matriz de análisis), podría ser el esquema de alta presencia de Patrimonio Cultural Inmaterial (carpintería chilota, artesanos, fiscales, cabildos) como valoración endógena, y alta presencia de valoración formal y constructiva (presencia del Estado, arquitectos y empresas constructoras) como valoración exógena. Donde hay un alto valor endógeno, lo lógico sería que el Estado contemple una estrategia que permita proteger el inmueble a través de la protección de la comunidad que lo sostiene. Desde la perspectiva del patrimonio cultural inmaterial, dicha protección conlleva la viabilización del modo de vida local y su entorno, y requiere como principal medida de salvaguarda la documentación del sistema cultural para identificar, resguardar y revitalizar los encadenamientos que le dan sustento. Para comprender el contexto actual, no basta con la realización de inventarios de Patrimonio Cultural Inmaterial, sino que deben impulsarse estudios en profundidad, que incluyan etnografía como método. Se recomienda promover la realización de diversos estudios y/o investigaciones que permitan robustecer los antecedentes disponibles para la comprensión de los sustratos históricos propuestos en el marco de este estudio. En muchos casos, nueva información permitirá distinguir e indagar en sustratos intermedios y de esa forma desarrollar estrategias, metodologías e instrumentos con mayor precisión y, por sobretodo más respetuosos y efectivos. Entre los estudios recomendados, se encuentran: •• La geografía humana de Chiloé previo a la conquista europea, específicamente respecto a los cavi huilliche. Podría estudiarse a partir de la información disponible en archivos nacionales

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y españoles, respecto de las encomiendas durante los siglos XVI y XVII. El sincretismo huilliche-católico-español presente en la imaginería religiosa de los templos, así como en los ritos y prácticas religiosas en general asociadas los templos de la Escuela Chilota. Los artífices de la arquitectura de Chiloé, las técnicas constructivas tradicionales, sus posibles fuentes, trayectorias y vigencia. El calendario litúrgico en Chiloé, con especificación de las fiestas que se celebran en cada capilla, las características fundamentales de estas, los espacios que articulan, etc. Los puntos de peregrinación chilotes (vigentes y abandonados) y la expansión de los cultos chilotes fuera de la provincia. Mapeo de las organizaciones de capillas católicas de Chiloé (región cultural), con independencia de la existencia de templos que se ajusten a la Escuela Chilota. La comprensión de las iglesias de la Escuela Chilota bajo el concepto de paisaje cultural, donde se ponga en valor el atributo del conjunto o agrupación de inmuebles, producto de situaciones geográficas y culturales comunes (presencia de cavíes, misiones, acciones productivas, etc.). Acciones sistemáticas de sensibilización acerca de la puesta en valor patrimonial de los inmuebles y el conjunto de la Escuela Chilota. Entregar información clara a las comunidades acerca de las posibilidades de financiamiento y programas de conservación y restauración patrimonial. La introducción de nuevos materiales “no tradicionales” en los procesos de construcción y reparación de las iglesias de la Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera, con enfoque en la problemática de la integración de estos materiales (zinc, fibrocemento, metalcom, entre otros) de forma reversible en los inmuebles, así como la disponibilidad en las comunidades de los materiales descritos como “tradicionales”. Esto podría dar luces del quinto sustrato mencionado en el informe. Sobre el rol de las comunidades en la gestión de las iglesias.


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Microzonificar el área del Chiloé cultural, a través de las definiciones de un estudio de paisaje cultural, aprovechando como insumo base las variables identificadas en los atributos de las iglesias de la Escuela Chilota (emplazamiento, materialidades, similitudes en tamaños, entre otros). Esto permitiría diseñar planes de acción más acotados y abarcables en un sector geográfico particular en base a su paisaje cultural específico. Por ejemplo, un estudio del paisaje cultural de la isla Lemuy en su conjunto, integrando las capillas que no son parte del Sitio Patrimonio de Mundial, destacando la iglesia de Puchilco por su tamaño, estética y estado de conservación. En general, circunscribir sistemas de templos a estudios de paisaje cultural podría ser de gran contribución para el desarrollo de modelos integrados. En esa línea, también parecen interesantes por su especificidad, el paisaje cultural de la isla Puluqui o el de las islas Chauque y Butachauque, la puesta en valor del paisaje cultural del Seno del Reloncaví, archipiélago de Calbuco y el delta del río Maullín, incluyendo el patrón de emplazamiento de las capillas y los inmuebles asociados, así como las relaciones entre las islas y los sectores costeros (continente). Vigencia de las manifestaciones del Patrimonio Cultural Inmaterial del sector de Calbuco (urbano, costero e insular) y las cofradías de fiscales (Tesoro Humano Vivo 2013).

Se recomiendan también las siguientes intervenciones en los inmuebles: •• La conservación preventiva y generalizada de las maderas de los inmuebles cuyas estructuras están afectadas con plagas (palomas, ratones y murciélagos) e insectos xilófagos (broma), orientado a la implementación de acciones correctivas y/o que permitan aminorar el deterioro de los inmuebles. •• Diseñar e implementar un plan de salvataje para aquellos templos que están en proceso de demolición, o donde la comunidad tenga planeado hacerlo. En más de una ocasión, representantes de la comunidad señalan que son los mismos párrocos u obispos quienes les recomiendan demoler las iglesias antiguas

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y reemplazarlas por templos nuevos más pequeños y simples. Es evidente que para la iglesia actual no es tan importante lo arquitectónico, lo monumental como vehículo de evangelización o como símbolo de la fe de la comunidad. Pero también los representantes de la iglesia parecen molestos con la patrimonialización de los templos. Se recomienda el desarrollo de un programa de transferencia y sensibilización, respecto a qué es el patrimonio cultural y por qué es importante en relación a la identidad de los pueblos de Chiloé. El plan de salvataje debiese estar basado en el reconocimiento de la comunidad y la instalación de un proceso de trabajo entre el Ministerio y los actores involucrados. En ningún caso para monumentalizar o proteger a través de la prohibición de intervención, más bien para abrir espacios de reflexión crítica acerca del patrimonio cultural y revalorar la producción material de la cultura local, promoviendo las capacidades endógenas para actualizar sus templos en un contexto revalorizado. Los casos serían Coneb, el oratorio de isla Coldita, Chayahue, Aguantao, y Caicaén. Acciones de intervención patrimonial en capilla de Ichuac Sitio de Patrimonio Mundial y Detif, cuyo deterioro es avanzado. Restauración de la parroquia de Maullín, estudio integral del edificio y el proceso inconcluso de declaratoria de Monumento Histórico del inmueble, que dataría de los años setenta. Implementación de protección patrimonial en la iglesia de Teupa, donde se habría iniciado un levantamiento por la Universidad de Chile del inmueble, por el profesor Patricio Basáez. De este mismo sector, al norte de Queilen, destaca la iglesia de Terao y Agoni, las cuales se encuentran en regular estado de conservación. Las tres capillas, al compartir atributos similares (escala, ubicación, antigüedad), podrían ser consideradas como subconjunto con características entre ellas comunes, pero singulares respecto al resto de las iglesias del conjunto de la Escuela Chilota.


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Levantamiento crítico y restauración del conjunto de inmuebles del sector costero de Calbuco, entre los que destacan (por atributo de antigüedad del inmueble y mal estado de conservación) Huapi Abtao, Huito y Chayahué.

Por último, a partir de la identificación de las comunidades como principales actores en la producción y reproducción de los templos, y considerando el debilitamiento de la iglesia católica, recomendamos: •• Promover la organización comunitaria secular en torno a los templos. En otras palabras, recomendamos promover la resignificación de los templos y la diversificación de sus usos (que se sumen a las funciones católicas), lo que permitiría fortalecer la Escuela Chilota como eje de las identidades locales. •• Poner a disposición de las comunidades toda la información reunida y elaborada al alero de este inventario, a través de una plataforma abierta, de modo que se precise, complete y mejore la información generada a propósito del inventario, además de consolidar los registros audiovisuales, planimétricos y documentales de cada uno de los templos. Esto permitiría mantener una reflexión crítica y abierta acerca de la definición de la Escuela Chilota y su devenir, incorporar nuevos campos de información, y gestionar el conocimiento y el patrimonio de manera colaborativa, con el resultado de fortalecer y potenciar las políticas públicas patrimoniales.

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DOCUMENTACIÓN CONSULTADA147 Inédita

Archivo Nacional Histórico de Chile ǶǶ Fondos Varios, volumen 136. Dibujos de Esteban María König, 1845. ǶǶ Fondo Antiguo, volumen 26. «Padrón General de la Provincia de Chiloé», 1785. Archivo General de Indias ǶǶ Sección Gobierno •• Subsección Indiferente General, legajo 1527. «Plan general que demuestra el n° de habitantes de la Provincia de Chiloé con expresión de sus clases, estados y sexos», 1789. ••

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Publicada

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ǶǶ La documentación utilizada y citada en esta sección fue consultada en los archivos mencionados. La mayor parte de dicha documentación ya había sido fichada y procesada por parte del equipo de trabajo antes de que se diera inicio a este estudio. Como se ha aclarado arriba, de todos modos se consultaron los archivos Nacional Histórico de Chile, Histórico Franciscano y colecciones de la Biblioteca Nacional de Chile. 147

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Subsección Audiencia de Chile, legajo 220. «Relación que da esta oficina por este Estado en que se comprehenden los nombres de las capillas contribuyentes al Ramo de R Tributos el total de este con arreglo a la tarifa: Especies que se han recibido de los contribuyentes por lo perteneciente al año pasado de 787 su total valor; y los residuos por cobrar que se referirán en la disposición siguiente», 1788. ———. «Lista de tributarios de Chiloé por capilla, 1788».

Dibujos de Alexander Simon (1852). Publicados en Van Meurs, Marijke (2016). Dibujos de Conrad Martens (1834). Publicados en Van Meurs, Marijke (2014). Donoso, Justo (1850). “Informe sobre la visita a Chiloé”. Publicado en El Araucano Nº 1083 y 1084. También en Retamal, Fernando (1983, 185). Sentencia de segunda instancia contra los reos Paillacar, Millalonco, Tureuna, Peranchiguai, Coñuecar y Necul (10/9/1851). Publicada en la Gaceta de los Tribunales del 25/10/1851. Sínodo del obispado de Ancud (1851). Publicado en Retamal, Fernando (1983). Vásquez, Ángel (1870). “Apuntes sobre el archipiélago de Chiloé. Impresiones de viaje”. La Estrella de Chile, t.III (1870), Nº 359, 370, 390, 404 y 418. Publicado en las siguientes fechas: 13.3.1870, 20.3.1870, 27.3.1870, 3.4.1870, 10.5.1870.

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BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA

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ANEXOS

1. IDENTIFICACIÓN

Código ID Nombre Oficial Otras Denominaciones

2. UBICACIÓN

Región (Diccionario según listado SUBDERE) Provincia ID (Diccionario según SUBDERE) Comuna ID (Diccionario según SUBDERE) Comuna ID (Diccionario según SUBDERE) Comuna ID (Diccionario según SUBDERE) Comuna ID (Diccionario según SUBDERE) Dirección (Número, calle y camino) Dirección (Número, calle y camino) Dirección (Número, calle y camino) Dirección (Número, calle y camino) Área (según OGUC/PRC) Referencia de Localización Localidad Distancia vehicular y marítima aprox. desde Castro Distancia marítima aprox. desde Castro

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3. ANTECEDENTES ADMINISTRATIVOS INMUEBLE

ROL SII Propiedad Número de ROL SII Propiedad Propietario Parroquia Párroco Uso Actual ID Uso Actual 1- Específico. Actividades productivas y Almacenamiento Specify other. Uso Actual 2- Específico. Equipamiento Specify other. Uso Actual 3- Específico. Industrial Specify other. Uso Actual 4- Específico. Infraestructura Specify other. Uso Actual 5- Específico. Residencial Specify other. Uso Actual 6- Específico. Sin uso Specify other. Uso Actual 7- Específico. Sitio arqueológico Specify other. Uso Actual 8- Específico. Sitio de memoria Specify other. Uso Actual 9- Específico. Sitio indígena Specify other.

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4. ANTECEDENTES DEL INMUEBLE

SUPERFICIE CONSTRUIDA Superficie predial (Ha) Observaciones Superficie edificada (M2) Emplazamiento ANTECEDENTES CLASIFICACIÓN PATRIMONIAL Categoría de protección Specify other. Decreto Decreto Fecha Año de construcción ANTECEDENTES HISTÓRICOS Misión Jesuita Mención bibliográfica Observaciones

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