San Juan de Payara, apuntes para su historia (Oldman Botello)

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Oldman Botello

SAN JUAN DE PAYARA apuntes para la historia

Fundaci贸n Editorial El Perro y La Rana Red Nacional de Escritores de Venezuela Imprenta de Apure 2010 Colecci贸n: El Apure de siempre / Serie Roja - Cr贸nica


San Juan de Payara, apuntes para la historia ©Oldman Botello Colección El Apure de siempre, Serie Roja - Crónica ©Fundación Editorial El perro y la rana Sistema Nacional de Imprentas Red Nacional de Escritores de Venezuela ISBN: 978-980-14-0 Depósito Legal: lf-4022010 Edición: Sistema Nacional de Imprentas - Capítulo Apure Diagramador: Juan Carlos Villota Operario: Arturo F. Rodríguez Corrección: Felix Pérez Portada: Panorámica

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“A veces saltaban payaras sobre la embarcación: largos colmillos para el susto de no morder a nadie. Pero nos sentíamos orgullosos de ser payareños con ese tótem-pez, con ese tótem-río que nos convertía en hombres a través de las olas en cada remolino y en los peligros que se vencían metro a metro, en la certeza de esa pequeña victoria sobre las aguas turbulentas”. Palabreus José Vicente Abreu


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Introducción El Bajo Apure es la porción de esa entidad llanera venezolana donde van a drenar con rumbo hacia el Orinoco la mayoría de los grandes ríos y caños que nacen en la cordillera Andina. Zona inundable en el período lluvioso es inmensamente rica en tierras planas y con suficiente agua para la cría vacuna y de otras especies. Los ríos que discurren por esa zona son el Apure, Arauca, Capanaparo, Cunaviche, Meta, Río Claro, Payara y otros menores que convierten a los pueblos ribereños en una Mesopotamia. Los pobladores españoles, desde 1765 comenzaron una tozuda actividad para reconocer, conquistar y poblar esos llanos bajos apropiados para la ganadería. Vencieron o redujeron a los indígenas de las etnias Yaruros, Guajibos, Otomacos y otras. Pionero de esa actividad fue un español de Burgos, don Sebastián Sánchez Veles de Mier y Terán, a quien apodaron desde entonces y hasta nuestros días El Rubio, que llegó hasta los confines del Meta. Pero también se debe poner de relieve la intrepidez de un capuchino, fray Gerónimo de Gibraltar; se internó por su cuenta y riesgo hacia el Meta al que pensó haber llegado primero pero no fue así. El Rubio anduvo primero. Desde 1758 comenzó la formación de los primeros latifundios en esa zona apureña, primero Mier y Terán y luego una gran cantidad de hateros venidos de Calabozo y de San Jaime, antiguo pueblo barinés que fue “cabeza de playa” para la penetración a los llanos del otro lado del Apure. San Juan de Payara es el tercer pueblo fundado en Apure (antes estuvo San Carlos del Meta, que no prosperó y San José de Leonisa de Cunaviche en 1768). Todos fundados por los misioneros capuchinos españoles.

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En las presentes páginas esbozamos los preliminares y la fundación del pueblo de misión de Payara, dirigido fundamentalmente a las nuevas generaciones de payareños y apureños en general y a los estudiantes. Sea patente la palabra de agradecimiento al artista José Gregorio González y a los integrantes de la Imprenta Regional de Apure por aceptar incluir en su colección este modesto trabajo; al licenciado Elisur Lares Bolívar, Cronista de Achaguas, por la gentil colaboración y al periodista José Aloise Abreu Rincones. Maracay, diciembre de 2008 OLDMAN BOTELLO

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CAPITULO I Aspectos geográficos y político-administrativos San Juan de Payara, cabecera municipal forma parte de la zona llamada Bajo Apure. Cercana a varios ríos y caños como el Payara, el Cotayo y otros que han permitido en todos los tiempos el asentamiento humano en la zona. San Juan de Payara estuvo adscrito al antiguo distrito San Fernando hasta su autonomía y le correspondieron como parroquias los pueblos de Cunaviche y Puerto Páez. Situación astronómica: Latitud Norte 07º 38’ 56’’ Longitud Oeste 67º 36’ 14’’ Altura 47,54 msn/m medidos en la plaza Bolívar Superficie: 512 Km 2 Clima: El clima del área en estudio es tropical de sabana con temperaturas medias de 27.5º C comunes a los llanos del sur. Límites. La parroquia San Juan de Payara tiene los siguientes límites: Norte: Con el municipio San Fernando por el caño de La Piedra, aguas abajo, desde el hito situado en el sitio donde lo cruza el camino que une a los fundos Los Caños y Los Cujíes hasta encontrar un brazo que une el caño La Piedra con el río Payara, en el sitio denominado Paso de Piedra y donde existe un hito; continúa por dicho brazo hasta el río Payara, por el cual sigue aguas abajo hasta el hito situado al sur de la laguna La Crinuda. Sur: Limite con la parroquia Cunaviche por el lindero nor8


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te de la misma, comprendido dicho lindero entre la desembocadura del caño Cañafístola en el río Arauca y la bifurcación del mismo río Arauca para formar los caños Boralito y Caño del medio. Este: Limita con el municipio San Fernando, con una línea recta y rumbo suroeste, que partiendo desde el hito…..Payara al sur de la laguna La Crinuda, siguiendo hasta llegar a la desembocadura del caño Cañafístola en el río Arauca. Oeste: Con el municipio Achaguas por una línea recta con rumbo norte, que partiendo del nacimiento de los caños Boralito y Caño del Medio, termina en el caño La Piedra, en el sitio donde es cruzado por el camino que une a los fundos Los Caños y Los Cujíes y el cual está indicado por un hito, punto de partida. Población en los censos de 1873 a 2001 Los diversos censos oficiales registrados en el país han asignado a San Juan de Payara, bien sea como distrito, municipio, parroquia y finalmente municipio autónomo, así como a su capital, la siguiente población: AÑO

1873 1926 1936 1941 1950 1981 1990 2001

MUNICIPIO

PUEBLO

1.059 Había 180 casas 1.436 2.403 2.541 2.697 11.435 19.616 23.324

294 492 3.654 6.729 8.976

Fuente: Censos Oficiales 9


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Se determina entonces el sostenido crecimiento del municipio y del pueblo a través de los años. Casi sesenta años atrás, en 1950 apenas había en el pueblo 492 habitantes, treinta años después subió a 3.654 en el Censo de 1981 y en el último de 2001, continuó el ascenso hasta situarse en la cifra de 8.976 habitantes.

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CAPÍTULO II Las culturas prehispánicas: Otomacos y Yaruros. Conquista y ocupación del Bajo Apure. Los primeros hatos. El Bajo Apure, hasta el Capanaparo y el Meta fue objeto de una incesante exploración por los conquistadores primero y luego por los misioneros capuchinos andaluces que iban en procura de los indigenas dispersos para reducirlos a centros poblados. No obstante, los fundados más allá del Cunaviche, hacia el sur, no prosperaron por diversas circunstancias, no así los ubicados al sur del río Apure como San José de Leonisa de Cunaviche, San Fernando de Apure, San Rafael de Atamaica, Santa Bárbara de Achaguas, Santa Bárbara de Arichuna. Otros, como San Carlos del Meta y San José de Arauca no se consolidaron a pesar de la importancia del primero como punto de enlace de los viajeros hacia Rio Negro o Amazonas venezolano. Los Otomacos, Yaruros, Guamos y Taparitas no fueron presa fácil para ser reducidos. Se mostraron remisos y fueron violentos para defender el territorio que les dejaron sus mayores. Pero paulatinamente fueron despojados de la tierra mientras españoles y mestizos avanzaban Apure adentro para fundar hatos mientras los evangelizadores hacían lo propio con la religión que trataban de inculcar a los indígenas obligándolos a olvidar sus costumbres ancestrales. La toponimia indígena está de manifiesto desde el nombre del pueblo y sus inmediaciones: Payara (nombre de pez), Cotayo, Yuca (La), Arauca (viene de aruco o arauco, como le dicen el llano colombiano a esta ave), Apure (Apuresequito), Bucaral (caño; formación 11


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de árboles de bucare), Atamaiquita, Caujaral (congregación de árboles de caujaro), Ceiba (La), Cunavichito, Guires (Los). La incursión de blancos en el Bajo Apure Hacia la quinta década del siglo XVIII se produjo la primera incursión de blancos en lo que es hoy llamado el Bajo Apure. Fue el emprendedor cuanto tiránico Sebastián Sánchez Vélez de Mier y Terán (a) El Rubio el primero en aventurarse sin temor a los indígenas que habitaban a orillas de ríos y caños llaneros. Un documento hallado por el autor de este libro en el Archivo General de Indias en Sevilla lo expresa claramente: “antes del año de mil setecientos cincuenta y ocho emprendieron a su propia costa y con riesgo evidente de sus vidas y haciendo la pacificación y descubrimiento de las tierras del otro lado del Apure, así a la parte del Orinoco los que no se habían pisado hasta entonces por español alguno...” (AGI. Caracas (399): 34v-35; Botello. 1998:14) Inmediato al caño La Yuca, en tierras araucanas y payareñas instaló el primer hato dentro de lo que constituiría posteriormente el municipio Pedro Camejo. Lo llamó Belén de La Yuca, hoy La Rubiera (existe también otro hato fundado por él en el Guárico, La Cruz de Guariquito, La Cruz Rubiera o La Rubiera). En 1756, luego de su primera incursión personal, envió a su gente a los nuevos territorios descubiertos: el capitán José Apolo Hurtado con varios peones y provisiones para continuar la exploración hacia el sur; a ésta siguió otra incursión en 1758 al mando del capitán Francisco Alvarez, Francisco de Silva, Juan Rodríguez y peones suficientes para continuar adelante. En 1759 son mensurados los terrenos de Belén de La Yuca: “...al poniente hasta donde se juntan los montes de Payara y Apure, donde sale el río Payara o se separa de dicho Apure, al oriente el médano de Palmasola. Total 27 leguas y 200 varas y de dicho médano no se pudo 12


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reconocer si el río de Payara está en el Apure, de donde salió porque el dicho Apure y también Payara corren al naciente por término de 16 leguas...” (Ibídem; Botello, 1988: 15) Don Sebastián Sánchez fue el primero de su estirpe en llegar a Venezuela, donde cobró fama y leyenda. De espíritu emprendedor y aventurero, se hizo de una gran cantidad de tierras en los hoy estados Guárico, Apure y Barinas. El Rubio había nacido en Ruente (Burgos) a comienzos del siglo XV11I y murió en Caracas en 1773. Se opuso a la fundación de San Fernando de Apure alegando que la misión estaba dentro de su territorio. Otros exploradores se fueron adentrando hasta las tierras del Arauca, Capanaparo, Cinaruco y Meta. Ocuparon la tierra, instalaron hatos, tuvieron esclavos, fomentaron la cría vacuna trayendo reses del Guárico, Barinas y Cojedes formando junto con El Rubio los primeros latifundios del Bajo Apure. Las tierras resultaron extraordinarias para la cría y a la vera de los hatos fueron progresando las misiones - que también tuvieron los suyos bajo la administración directa de los sacerdotes, no dejando de surgir irregularidades- a pesar de que algunos se oponían y obstaculizaban las misiones porque supuestamente perjudicaba sus intereses; querían estar solos en el territorio llanero para hacer lo que les antojase con los indígenas. No obstante debemos señalar que don Sebastián Sánchez no dejó de contribuir con sus propios caudales a la fundación de la misión de la Purísima Concepción de Payara.

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Un documento de 1775 menciona los hatos establecidos en la jurisdicción de Payara, al norte del Arauca: Sitio Propietario Santa Lucía Francisco Sánchez Payara Esteban Gutiérrez El Toro Sebastián de Mier y Terán Belén Sebastián de Mier y Terán Begoña Fernando Domínguez San Francisco “ de los Delgado” San Juan Juan Mirabal San Félix “ herederos de Bernardo Mijares” El Socorro Antonio y Pedro Norberto Mirabal Fuente: Archivo General de la Nación. Diversos (XLVI) En suma, se registraban 47 sitios de hatos grandes y pequeños; añade el documento que había otros pequeños no incluidos en la relación estadística “...y se estaban fundando con ganados todos llevados de la banda norte del río Apure...”. (Ibídem) Desde el año 1758 comenzaron a instalarse los hatos en el Bajo Apure y por ende a desarrollarse la actividad agropecuaria. Anota un escritor contemporáneo: “ La conformación del latifundio llanero estuvo asociada a la práctica de la ganadería extensiva, la cual requiere de vastas extensiones de tierra y rebaños numerosos de forma tal que el terrateniente puede asegurar una cantidad de animales capaz de garantizar cierto beneficio económico”. (Carvallo, 1985: 20) Se estaba fomentando desde mediados del siglo XVIII lo que constituiría la principal base de sustentación de la economía de Apure en todos los tiempos: la ganadería.

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La fundación de la Purísima Concepción o San Juan de Payara. Una vez fundado San José de Leonisa de Cunaviche, era imprescindible la reducción a centro poblado, a misión, de un notable grupo de indios gentiles, es decir, idólatras, que habitaban las riberas del río Payara y caños inmediatos como se observaba cuando los misioneros y los españoles aposentados con sus hatos en el área se dirigían a sus respectivas fundaciones pecuarias. Para la fundación del pueblo se escogió primeramente la orilla del río. Fue en 1769, a principios del año, en plena estación seca. No hay un documento de fundación sino las menciones en la correspondencia de los misioneros capuchinos andaluces que fueron los principales pobladores del Bajo Apure, instalando misiones, aprovechando la numerosa congregación indígena y la cercanía de los ríos de donde obtenían el sustento porque no eran agricultores. El primero de esos documentos es una carta de fecha 26 de diciembre de 1769 enviada a España por el gobernador de Venezuela don José Solano y Bote a don Julián de Amaga y allí le explica: “Viendo que en esta provincia ya no hay gentilidad, pues el pueblo más nuevo tiene veinte y siete años de reducción, resolví que el Padre Prefecto de los religiosos capuchinos andaluces enviase algunos de su comunidad a la reducción de la mucha gentilidad que hay del otro lado del río Apure, y en efecto se logró reducir y congregar a cuatro pueblos que se nombran: la Humildad y Paciencia en Camaguán, Atamay (sic por Atamaica), San José de Cunaviche y la Purísima Concepción de Payara, de considerable número de gentiles”. (Archivo General de Indias. Caracas: 222 y Carrocera, 1972 (I) Cuando dice provincia, se refería Solano a la provincia de Venezuela, que gobernaba después de una exitosa admi15


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nistración en la gobernación de Guayana, contribuyendo a la fundación de numerosos pueblos en el actual estado Amazonas (el pueblo de Solano se llama así en su recuerdo). Dichas fundaciones fueron aprobadas por Real Cédula fechada en San Lorenzo de El Escorial el 15 de octubre de 1770 y enviado algún dinero para contribuir a su sostenimiento. (Ibídem: 1811) En otro documento que data de 1812, una carta del Arzobispo de Caracas Narciso Coll y Prat al Procurador de los capuchinos fray José Francisco de Caracas, le remite una lista de los pueblos de misión existentes y señala: “La misión de la Purísima Concepción en el sitio de San Juan de Payara tiene de fundación cuarenta y seis años, por haberse fundado en el de 1769”. ¿Pero cómo fue la fundación? Correspondió el establecimiento de la misión a fray Alonso de Castro, un joven de 33 años de edad y 6 en las misiones en Venezuela. Con 547 indígenas otomacos, yaruros, taparitas y guaranaes que logró reunir se instaló a orillas del río Payara con tan mala suerte que el río creció hasta el médano donde se levantaba el pueblo y destruyó la misión y a la iglesia, después de los trabajos que costó traer la madera para su fábrica desde lejos, acompañado el sacerdote de los pobladores. En el templo subió el agua una vara cuando ya estaban construidas las paredes y el techo listo hasta la mitad. Pero no se arredraron. Los indígenas querían asentarse y cuando las aguas bajaron volvieron con su sacerdote al mismo sitio y este aceptó a regañadientes la imposición de los naturales “[...] porque ellos a estas incomodidades y a otras muchas, casi opuestas a la racionalidad, se acomodan muy bien y el pobre misionero precisado a pasar por todas con el santo fin de civilizarlos y del que no se pierda la mayor parte de sus almas”. (Carrocera (I): 168) Pero en 1771 volvió a crecer el Payara y nuevamente se disolvió el pueblo que debió reinstalarse más retirado del río, en su actual emplazamiento. 16


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Presencia aborigen Es significativa la presencia de los otomacos en la mayoría de los pueblos fundados en el Bajo Apure (Cunaviche, San Juan de Payara, San Rafael de Atamaica); los etnólogos han establecido su presencia desde el Apure al Meta, al Orinoco y más allá, hasta el Guainía, en lo que hoy corresponde a territorio colombiano. Los taparitas también forman parte de su área de influencia al decir del etnólogo aragüeño Miguel Acosta Saignes (Acosta Saignes, 1961:49); los otomacos fueron pescadores, más que agricultores o recolectores, valerosos, muy guerreros y se recuerda que se enfrentaban sin miedo, los únicos, a los Caribes. Se opusieron con decisión a los españoles que intentaban colonizarlos y catequizarlos. El padre Carvajal, en su relación del descubrimiento del río Apure en 1747 menciona al otomaco Tavacare a quien describe de la siguiente manera: “...cuerpo agigantado, delgado de cintura, muslos, piernas y pies formados con perfección, espalda robusta, nariz bien labrada, primoroso y lindo encaje de rostro, pequeña boca, ojos grandes y negros, frente ancha” (Carvajal, 1956:163) Dormían en la arena en la temporada seca y en la lluviosa en enramadas que levantaban en los árboles, muy tardíamente fue cuando construyeron sus viviendas con techo de palma, jugaban a la pelota y masticaban terrones de tierra rica en sales. En cuanto a los yaruros, Acosta Saignes, citando al padre Ramón Bueno señala”…son del mismo color y horribilidad de los otomacos: viven revueltos; gastan el mismo vestuario, ñopo y sacrificio de lengua cruento para sus hijos y más tenaces para existir en las playas...” (Acosta Saignes: 96; Bueno, 1933: 73) Los yaruros son los únicos sobrevivientes puros de estas etnias que habitaron el Bajo Apure. 17


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El fundador fray Alonso de Castro Andaluz, cordobés del pueblo de Castro del Río fue el fundador de San Juan de Payara, fray Alonso de Castro, miembro de la orden franciscana y nacido en 1736. Recién ordenado sacerdote fue enviado a las misiones en Venezuela arribando al puerto de La Guaira el 18 de marzo de 1764 junto con otros trece misioneros, entre otros fray Tomás de Castro, fundador de Camaguán y de Guayabal y Juan de Málaga, también fundador de pueblos en los llamados “llanos de Caracas”. Fue hermano de fray José Antonio de Castro igualmente misionero en los llanos venezolanos y en 1780 en Turén. El padre Alonso de Castro primero fue enviado a la misión de Aguablanca (Portuguesa) en 1764 y el mismo año, en diciembre pasó a las duras misiones del Orinoco y Río Negro con base en San José de Maipures (hoy desafortunadamente en territorio colombiano por el injusto Laudo Arbitral de 1891) donde sólo estuvo tres meses pues aquejado de paludismo, debió salir de la zona amazonense en marzo siguiente. Pasó a la misión de San Jaime importante pueblo que fue cabeza de playa para las misiones del Apure; posteriormente se le envió a Aguablanca y a Tinajas. De esta última población fue enviado al Bajo Apure y le correspondió fundar la misión de la Purísima Concepción de Payara permaneciendo allí seis meses, tiempo en el cual le correspondió construir la iglesia de la comunidad. Luego fue trasladado a San Antonio de Barinas, población ribereña del Apure, pero con cierta frecuencia, si lo permitía el tiempo, iba a San Juan de Payara que había quedado sin sacerdote. En 1775 fundó la misión de Santa Bárbara de Achaguas donde permaneció hasta 1780 y le correspondió recibir al obispo Mariano Martí en su visita pastoral. Se le vio muy dinámico defendiendo a su fundación de Achaguas de las pretensiones del terrateniente de San Carlos Francisco Anto18


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nio Villasana quien pugnaba por establecer o revitalizar un hato suyo en esa zona considerada la mejor de ese sector de Apure. De fray Alonso de Castro se expresa el obispo Mariano Martí: “...parece hombre formal; trabajador, de buena vida [...] parece hombre de espíritu...” El fundador de la Purísima Concepción o San Juan de Payara falleció en sitio no establecido de Venezuela en el año 1791 a los 55 años de edad y 27 de misionero en esta parte de América.

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CAPÍTULO III Evolución de la Purísima Concepción de Payara Los primeros informes y censos Un informe de los religiosos capuchinos en 1777 revela que San Juan de Payara (ó la Purísima Concepción como aún se le menciona) es un pueblo “[…] ordenado y arreglado...’’’ con su iglesia y casa del sacerdote “...bien ordenada y decente...” con sus ornamentos, vasos sagrados y campana. (Carrocera, III, 227) En 1770 la población alcanzó a 547 habitantes según el prefecto de los capuchinos, padre Cortes y en otra lista de poblaciones, en el mismo año le asignan igual número. En 1778 se describe a la iglesia del pueblo “...iglesia bien adornada, ornamentos., vasos sagrados y campanas...”. (Dorta, 1967: 1778) En 1781 su población ascendió a la cifra de 975 habitantes, la comunidad tiene 70 casas, en sesenta de las cuales residen 97 familias indígenas que en total suman 798 personas. Es muy significativo que ya conviven blancos y negros en la comunidad. En 10 casas se albergan 17 familias de españoles y gente de color que seguramente laboraban en los hatos cercanos. Suman 177 almas. Un informe remitido por el obispo Martí al rey donde solicitaba el 27 de septiembre de 1781 reformas al régimen de los capuchinos en Venezuela, señala que la misión de Payara cuenta con 791 indígenas y 119 españoles de ambos sexos. (AAC. Episcopales. Monseñor Martí, 1781) En 1788 ha descendido notoriamente la población indígena con relación a 1781, pues un informe del prefecto de 20


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los capuchinos fray Buenaventura de Benaocaz desde la recién fundada San Fernando de Apure sitúa la población en 416 indígenas repartidos en las mismas 70 casas con 93 familias y 78 españoles en 13 casas. La iglesia es de bahareque con techo de tejas. (Carrocera, III: 344) Tuvo la población un leve repunte en 1791, asciende a 478 habitantes y a 534, indígenas y españoles en 1792. Un informe señala que la iglesia tiene joyas muy valiosas. Posee ahora 79 casas. A los 19 años de fundada, en 1788 la población y sus castas se describen en el siguiente cuadro estadístico: Blancos: 177 Indios y gentiles: 1230 Zambos y negros libres: 177 Esclavos: 40 Total: 1624 La matrícula la elabora el nuevo sacerdote fray Salvador de Cazalla (AAC. Matrículas No 38. San Juan de Payara. 1798) Llama la atención que el 16 de marzo de 1801, la matrícula organizada por fray José de Canillas presenta una población de 134 almas, aparentemente una drástica reducción. El informe no especifica otros datos. (Carrocera, III: 400) Debió ser algún error de transcripción porque la matrícula del padre Cazalla en 1802 registra la siguiente población: Blancos: 171 Indios: 507 Pardos libres: 295 Negros libres: 58 Esclavos: 44 Total: 1075 21


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El número de niños es muy superior a la población total de San Juan de Payara que le asigna el padre Canillas erróneamente, donde en 1802 había 166 pequeños. (AAC. Matrículas No 38. San Juan de Payara) y en 1804 tuvo un repunte, como se observa en otra matrícula del padre Cazalla: Blancos: 228 Indios: 513 Pardos libres: 346 Negros libres: 70 Esclavos: 68 Total: 1225 Añade la matrícula que “...locos, párvulos e indios bárbaros...” sumaban 626 personas (Ibídem). Las labores en el hato llanero que se había regularizado en el Bajo Apure seguían siendo un atractivo para los migrantes. Las misiones fueron llenándose de blancos españoles o criollos y muchos mestizos atraídos por el mejoramiento de sus economías. A pesar de que las reales disposiciones impedían la conjunción de indígenas y blancos, negros o mestizos, en Apure fue letra muerta y desde sus mismos inicios los pueblos de misión se vieron colmados por foráneos. Pero los pobladores indígenas de San Juan de Payara estaban muy lejos de ser sumisos y pacificados. En el año 1805 el padre Salvador de Cazalla, desde la comunidad informaba al Arzobispo de Caracas monseñor Francisco de Ibarra que en algún momento los indígenas, malquistados con él lo mantuvieron media hora tomado por las barbas y amenazado por una turba armada y el día de Santa Rosa, el 30 de agosto de 1805, pudo decir la misa protegido por los españoles y sus armas porque ha22


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bían anunciado “...matar todos los vecinos racionales y a mi llevarme atado...” , vinieron refuerzos de San Fernando para evitar males mayores. (Carrocera, (III): 401). La población en 1805 continuaba en aumento como se aprecia en este cuadro: Blancos: 286 Indios: 552 Pardos libres: 410 Negros libres: 90 Esclavos: 89 Total: 1427 Se puede observar que el número de pardos, negros libres y esclavos ya es muy superior al de indígenas. El mestizaje en pleno proceso para configurar al apureño con la mezcla racial: indios, negros y blancos. Sobre el mestizaje ha dicho el sociólogo Carlos Siso: “El proceso de integración de los elementos étnicos agrupados en el territorio venezolano, para formar con ellos un conglomerado que pudiera ser considerado como copia o reflejo de la sociedad española, se efectuó laboriosamente, por la manera anormal como se había creado y por la forma artificial en que se iniciaron las instituciones fundamentales”. (Siso, 1986 (II): 341) Añade la matrícula de 1805 que “... los locos, párvulos e indios bárbaros...” sumaban 690. (AAC. Matrículas No 38. San Juan de Payara) Indios bárbaros llamaban los misioneros a los que permanecían sin sujeción a la comunidad y continuaban con sus costumbres y ritos heredados de los mayores. La evolución de San Juan de Payara se acentuó en el nuevo siglo. En 1806 y 1807 se aprecian los siguientes resultados del censo elaborados por el padre Cazalla: 23


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Año 1.806 Blancos 289 Indios 553 Pardos libres 412 Negros libres 90 Esclavos 89 Total 1433

Año 1.807 314 570 448 82 81 1495

Fuente: Archivo Arquidiocesano de Caracas. Matrículas de San Juan de Payara.

La descripción de San Juan de Payara en las estadísticas de 1875. En el Censo Oficial de 1873, San Juan de Payara tenía rango de distrito adscrito al departamento Bajo Apure del estado Apure. En 1875 se publicaron los Apuntes estadísticos del estado Apure por orden del general Guzmán Blanco y vamos a retranscribir literalmente la interesante descripción que hacen de San Juan de Payara en el citado texto: “Distrito San Juan de Payara. El pueblo se halla situado sobre un alto médano que está en la ribera Norte del río Cotullo [sic por Cotayo] distante una legua del río Payara. Tiene una buena iglesia, cubierta de tejas, recientemente construida y las casas son, como las de San Rafael, con techo de pajas, palma de sombrero y gamelote. Las calles están cortadas en ángulos rectos y son muy secas, por la situación del pueblo. Tiene también un buen cementerio situado al suroeste de la población. Hay varios establecimientos mercantiles permanentes, aunque el negocio más frecuente es situar casas transitorias para hacer compras de ganado, queso, cuero de res y 24


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de venado, carne, pescado salado y maíz. En las costas de los ríos Apure-Seco, Payara, Cotullo [sic por Cotayo] Bucaral, Arauca y Atamaica se cultiva toda clase de frutos menores. En jurisdicción de este Distrito tuvo lugar la célebre acción de San Juan de Dios del paso real de Arauca. También se encuentra el caño La Piedra, que tiene la particularidad de ser el punto donde en el Bajo Apure se reúne mayor número de caimanes y tembladores”. (Apuntes…., 1875: 81-82)

Muerte del “Chingo” Olivo en el paso Arauca El suceso al que se refiere en el Paso Arauca fue el combate o desastre sufrido en enero de 1872 por las tropas facciosas del general godo Adolfo Antonio Olivo, el legendario Chingo Olivo, quien murió junto con la mayoría de sus hombres al lanzarse a las aguas del Arauca en el Paso Real, sitio llamado San Juan de Dios. Eran perseguidas de cerca por el ejército del general Guzmán Blanco. La acción en el lugar fue librada por el general Joaquín Crespo y una conseja desde esos tiempos señala que Olivo se hundió con una maleta repleta de dinero. Murió ahogado o devorado por los caimanes y caribes al igual que su tropa. Recordemos que era comerciante y hombre de pro en la sociedad de Maracay donde tenía un establecimiento frente a la plaza Girardot, en el mismo lugar donde estuvo a comienzos del siglo XX la residencia del general Juan Vicente Gómez y hoy Parque Bicentenario. Era casado con al maracayera Laura Jordán, quien después de su muerte, por razones que se desconocen estaba residenciada en San Fernando de Apure. Al referirse a los límites de entonces del distrito San Juan de Payara, los Apuntes estadísticos referido señalan: 25


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“Por el Sur, el río Arauca; por el este, los límites con el distrito San Rafael [la línea que partiendo de la boca del nacimiento de ‘Cañafístolo’ en el mismo río Arauca, continúa hasta encontrar el río Payara, frente al lugar denominado Matapalar, pasando por la Boca de La Tigra en el río Atamaica]; por el Norte el río Payara y por el Oeste, la línea que partiendo del lugar denominado en este, Boca Gutierreña, vaya hasta encontrar en el río Arauca el frente de la Boca de Cogollal, pasando por donde desemboca, en el río Apure Seco, el caño Riecito”. (Ibídem: 27) Ese mismo censo le otorgó al distrito San Juan de Payara 1.059 habitantes, de los cuales 556 hombres y 503 mujeres. Había en la jurisdicción 180 casas. (Ibídem: 46) Un curioso itinerario de San Fernando a Cunaviche por San Juan de Payara está contenido también en el citado registro estadístico señalando las distancias, las características del camino, horas de marcha por jornadas, etc. Debieron ser de mucha utilidad en su momento y dichas características fueron enviadas a Caracas a la Dirección del Censo por quienes desde San Fernando y pueblos del estado coordinaban las acciones de empadronamiento y demás datos requeridos por las autoridades del Censo y del ministerio de Fomento:

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Horas de

Jornada

6

6

9

Casas

cálido sano

1/6

6

9

Sabana abierta con grandes gamelotales, y algunas matas; se pasan dos caños que conservan agua.

Casas

cálido sano

5/6

6

9

Hato

cálido sano

1

6

9

Desierto

cálido sano

1 3/6

6

9

Se pasa el río Atamaica, que en verano da vado y por camino de sabana baja y llena de gamelotales se llega al Arauca Sabana rápida con algunos esteros después de haber pasado el río Arauca en canoa Sabana baja y rápida con esteros.

Parroquia

cálido sano

1 5/6

6 2/6

10

Marcha

Temp.

Paso Caujaral Candelaria (La)

Distancia

Calidad

Parajes De San Fdo. a San Juan de Payara

cálido sano

Paso Atamaica

Parroquia

Mata Las Mulas Cunaviche

Descripción del camino

Se pasa el monte del Congrial y por médanos se llega a la parroquia, en donde hay excelente agua y pasto; hay leña


Oldman Botello

El comercio minorista y ambulante según el Indio Figueredo Ignacio “Indio” Figueredo fue un reconocido arpista oriundo de Algarrobito, “ejidos de Cunaviche” como gustaba decir cuando se lo preguntaban. Nació el 31 de julio de 1900, día de San Ignacio de Loyola y murió en San Fernando de Apure el 3 de septiembre de 1995. De niño vivió en San Juan de Payara con su padre el músico Pancho López, apureño y doña María Luisa Figueredo, de Arismendi, Barinas. En una entrevista publicada en una revista caraqueña explicaba que de pequeño, residiendo en San Juan de Payara “[…] comerciábamos por lados de El Yagual, de Guachara, de Cunaviche. Todos esos rumbos los conocíamos. Embarcábamos el arpa y el aguardiente que era de seis damesanas costaba seis bolívares cada una […] En esa época comerciábamos a la par de mi mamá. Vendíamos el dulce a ocho bolívares, la carga de cien panelas; el café a real y medio el kilo; el queso costaba tres lochas el kilo. Lo más caro entonces era el cuero de ganado. Usted vendía una res y le daban 30 bolívares, pero usted desollaba la vaca salada, la carne y se la comía y entonces el cuero lo vendía por lo menos en 60 bolívares. Cuando uno mataba una res y un bonguero que estaba muy lejos lo sabía, corría para que no le vendieran a otro el cuero. También cuando Gómez, la libra de plumas de garza blanca llegó a costar tres mil bolívares. Al que cazaba garzas le echaban plomo, porque Gómez ponía mucho celo en eso”. (Revista Venezuela Gráfica, recorte sin fecha, aproximadamente de 1973) La fecha de esas transacciones que relata el Indio Figueredo debió ser hacia 1915 aproximadamente. Debemos decir que la actividad musical de esta figura indiscutible del arte popular venezolana comenzó en 1911 en San Juan 28


San Juan de Payara, apuntes para la historia

de Payara, donde realizó su primera presentación pública según su propio testimonio. San Juan de Payara en la actualidad Para quien conoció a San Juan de Payara hacia 1968, como el autor de estas notas, vemos la diferencia abismal con aquellos tiempos de calles polvorientas, plazas abandonadas y reses caminando al lado de la gente. Una carretera infernal y un precario transporte, aunque en esto la diferencia no es mucha tampoco con la actualidad. La población es numerosa, viva, dinámica. Hay buenas casas junto a las más sencillas aún de barro y cañamarga. Algunas avenidas, centros asistenciales, educacionales, servicios públicos aunque no tan eficientes como se requiere. Consejos comunales y gremios que forman parte del dinamismo de la nueva ciudad y su condición de municipio autónomo del cual dependen dos parroquias más, Cunaviche y Puerto Páez y esa extensa franja de territorio de sabanas que se orienta hacia el oeste, hasta cerca del municipio Rómulo Gallegos, pasando al sur de los municipios Achaguas y Muñoz, que nadie sabe cómo se la asignaron en la Legislatura. San Juan de Payara siempre. La “Flor de Cotayo”. ó del Payara.

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CAPÍTULO IV Negro Primero y José Vicente Abreu dos Ilustres Hijos de Payara Entre las resaltantes figuras de todos los tiempos en San Juan de Payara se distinguen dos en el universo de patriotas, profesionales, artistas, educadores, etc., el teniente Pedro Camejo, o Negro Primero, prócer de la independencia y una de las figuras más populares de la guerra magna y el intelectual y político José Vicente Abreu, cuyas semblanzas biográficas anotaremos a continuación. Teniente Pedro Camejo. Figura legendaria en la guerra de emancipación fue el teniente Pedro Camejo. La tradición señala que nació en San Juan de Payara, aun cuando gente de edad avanzada nos ha manifestado que nació en Las Tapias, al sur de Cunaviche, según referencias de sus mayores. Lo cierto es que este llanero nació en el Bajo Apure y se metió en la historia con su valentía y arrojo pero también con el pintoresquismo y como para pasar definitivamente al Olimpo de los próceres murió gloriosamente en la batalla de Carabobo. A Pedro Camejo, a quien se le llama el Negro Primero por su actuación en los campos de batalla se le representa artísticamente con todas las características del negro puro de la costa y nada más alejado de la realidad. Negro Primero fue un mestizo típico, con mucho de indio, oscuro de color, tal vez 30


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otomaco o yaruro. Cuando ingresó al ejército, muy joven –habría nacido hacia la novena década del siglo XVIII- se desempeñaba como peón del latifundista Vicente Alfonso de quien fue esclavo y lo entregópersonalmente para que sirviera al rey, pues tenía algunas prevenciones contra él, entre ellas su amor por la libertad personal “...sobrado celoso de su dignidad...” como afirma el general José Antonio Páez en su autobiografía. Su iniciación militar al servicio de los realistas fue en la batalla de Araure en 1813; las tropas monárquicas de Ceballos y Yáñez –jefe del payareño- fueron derrotadas por las que comandaba Simón Bolívar el 23 de noviembre de 1813. Pedro Camejo se escondió y permaneció oculto hasta 1816 cuando se le presentó al general Páez en el hato El Yagual (hoy pueblo del mismo nombre) luego de la batalla que se dio en ese lugar y solicitó se le diera de alta en el ejército patriota. Varios de los oficiales y soldados llaneros que acompañaban al caudillo lo recomendaron y Páez lo aceptó de buena gana; escribió acerca de él en sus memorias: “...admitirle en mis filas y siempre a mi lado fue para mí una preciosa adquisición. Tales pruebas de valor dio en todos los reñidos encuentros que tuvimos con el enemigo, que sus mismos compañeros le dieron el título de “El Negro Primero”. (Páez, 1987 (I): 193) El mismo jefe patriota contribuyó a acrecentar la fama de Camejo con la amplia relación que aporta en sus memorias, distinguiéndolo dentro del número de sus oficiales y tropa. El propio Bolívar, al saber su muerte lamentó no haber presentado en Caracas “...a aquel hombre que llamaba sin igual en la sencillez y sobre todo, admirable en el estilo peculiar en que expresaba sus ideas...”. (Ibídem) El 2 de abril de 1819, Negro Primero estuvo entre los participantes de la acción de las Queseras del Medio con31


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tra las tropas de Morillo y formó parte de la legión “...de 150 héroes...” como la llamó el Libertador. Ostentaba entonces la jerarquía de teniente de caballería al mando del general Páez y a la cual ascendió por su probado valor en combate. En la jornada apureña de las Queseras se hizo merecedor de la Orden de los Libertadores, un preciado galardón. Para que se afirme su ascendiente sobre el general Páez, Pedro Camejo junto con el gobernador de Casanare presbítero Trinidad Travieso intercedieron ante el caudillo para salvar de la muerte al entonces teniente José María Córdova (1799-1829), brillante oficial colombiano, luego general de división, héroe de Ayacucho y Boyacá, quien había desertado de las filas patriotas y por orden superior fue sometido a Consejo de Guerra después de capturado y condenado a muerte. Córdova fue perdonado y demostró su valor en las sucesivas campañas alcanzando justa fama. La hoja de servicios del teniente Pedro Camejo, de acuerdo al testimonio del propio general Páez, su jefe inmediato, expresa que se incorporó al ejército patriota en 1816 “[…] y que los continuó hasta el de 1821 que murió en el campo de Carabobo por una herida que recibió de arma de fusil en el momento del combate” y añade Páez en su declaración escrita a favor de su amado subalterno que por su valor sobresaliente mereció el ascenso de teniente de caballería “habiendo principiado su carrera de soldado raso”. ¿Dónde firmó Páez esta declaración? El 13 de mayo de 1846, en entrada de aguas, en Los Borales del Frío, es decir, el famoso hato El Frío. El hato pertenecía a Páez y a su amante doña Barbarita Blanco y Nieves (la llaman Barbarita Nieves), al parecer natural de San José de Tiznados y dueña también del hato Laguna de Piedra, en esa misma jurisdicción guariqueña. 32


San Juan de Payara, apuntes para la historia

Las diligencias para obtener una pensión o montepío militar las efectuó Andrea Solórzano, viuda del Negro Primero, quien no sabía firmar y lo hizo por ella varias veces como representante C. Gamarra. También testificaron haber conocido al teniente Camejo, el comandante Miguel Pérez, de 51 años y el coronel Juan Antonio Mirabal “de sesenta y pico de años”. Por su parte, el padre Julián de Santos, párroco de San Fernando de Apure certificó en julio de 1846 que en los libros de ese pueblo no aparecía la partida de matrimonio y los de San Juan de Payara que existieron en el archivo parroquial, fueron devorados por los insectos cuando ejercía el curato en ese pueblo el padre Juan Bernardo García. El 14 de julio de 1846, doña Andrea Solórzano, necesitada de dinero por su pobreza, exige al Presidente de la República que le concedan la pensión y la solicitud la firma Manuel Betancourt, notable hombre público apureño. El 29 de marzo de 1847, el presidente Monagas concedió el merecido reconocimiento a la viuda de Negro Primero, por la cantidad de 10 pesos mensuales, actuando de acuerdo a la Ley aprobada el 27 de mayo de 1845. La refrenda el general José María Carreño, secretario de Guerra y Marina. (AGN. Ilustres Próceres). No hay acreditado algún documento que demuestra que haya tenido sucesión el teniente Pedro Camejo. En las hojas de servicios de los militares siempre se colocaba quién, luego de haber muerto la viuda, percibiría esos dineros, pero en la de Camejo que se encuentra en el Archivo General de la Nación, no consta ningún descendiente. Pedro Camejo vino a la tierra a cumplir un cometido y quedó nimbado de gloria.

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No se conoce el sitio donde sepultaron sus restos, pero es posible que haya sido en el mismo campo de Carabobo o en Valencia. En la administración del general Juan Vicente Gómez se levantó una columna ática en el lugar donde se estima cayó mortalmente herido. Luego fue colocado un busto en la galería de héroes de esa inmortal jornada en el campo de la acción. No hay un testimonio cierto de que Pedro Camejo haya pronunciado las supuestas palabras de despedida ante el general Páez como se le adjudica. Antes bien, se le atribuyen a un oficial de Napoleón en Europa como fue ventilado en la prensa de Caracas en la ocasión del sesquicentenario de la batalla de Carabobo en 1971. Múltiples homenajes ha recibido la memoria del teniente Pedro Camejo. El municipio donde nació lo tiene como epónimo, instituciones educacionales, calles, cuerpos militares, condecoraciones, etc. llevan su nombre inmortal y la posteridad lo recoge con orgullo y muy especialmente el territorio apureño que lo vio nacer. El escritor Eduardo Blanco, con prosa inflamada al modo de la literatura romántica de su tiempo le consagra hermosas páginas en su celebrada Venezuela heroica. José Vicente Abreu Rincones Nació en San Juan de Payara en 1927 y murió en Caracas en junio de 1987. Fue hijo del maestro talabartero trujillano Gabriel Abreu, natural de Sabana Larga, cerca de Valera y doña María de Jesús Rincones, de Guachara, donde nació en 1900; descendía de otomacos. Tuvo dos profesiones, la de periodista, graduado en la UCV en la 34


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primera promoción de la Escuela de Periodismo en 1949 y la de profesor de castellano y literatura. Egresado del Instituto Pedagógico de Caracas en 1950. Ejerció la docencia y el periodismo. Como oficios alternos en su juventud tuvo los de talabartero como su padre, zapatero y tipógrafo de chivalete. Fue dirigente político, activó contra el régimen perezjimenista lo que le causó persecuciones y encarcelamiento. Estuvo en las prisiones de Sacupana, Ciudad Bolívar y en Guasina, en el Delta Amacuro, en donde escribió clandestinamente su importante texto testimonial Guasina, donde el río perdió las siete estrellas; más adelante Se llamaba SN, donde relata incidencias de la lucha contra la dictadura y radiografía a la policía política del régimen perezjimenista. En 1957 fue expulsado del país y se fue a México y Cuba. Viajó a la Unión Soviética, Checoeslovaquia y Bulgaria. En esas naciones fue profesor de literatura latinoamericana. Posteriormente participó en la insurrección armada contra el violento gobierno de Rómulo Betancourt y en 1962 se incorporó al grupo de insurrectos en la rebelión militar de Carúpano. Detenido y sentenciado por una corte militar, salió en libertad por conmutación de la pena por el extrañamiento del país en 1967. Uno de los últimos cargos que ejerció fue el de director de la Imprenta Universitaria de la UCV. Fue autor también de Las 4 letras, Toma mi lanza bañada de plata y de Rómulo Gallegos. Ideas educativas en La Alborada. Uno de sus últimos textos publicado en 1985 es el hermoso libro con visos autobiográficos Palabreus, dedicado a su madre María de Jesús Rincones “quien me hizo nacer dos veces”. Allí escribió memorioso sobre su padre don Gabriel: “Mi papá es andino que siempre nos caen mal a los llaneros. Lo aceptaron porque venía de las guerrillas. 35


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Y se hizo hombre con un tiro de máuser en el hombro. No sabía leer cuando llegó a Guachara y lo alfabetizaron para poderse casar con María de Jesús. Talabartero: los cueros se convertían en bellezas en sus manos y se destacaban más puros en la vitola conjunta del caballo y el hombre”. (Palabreus, 1985: 47) El escritor y educador José Vicente Abreu fue casado en primeras nupcias con Beatríz Catalá, hija del notable editor portugueseño José Agustín Catalá Delgado, con sucesión Juan José, Manuel Vicente, José Agustín y Amanda Beatríz Abreu Catalá y en segundas con la escritora y profesora universitaria de origen guayanés, nacida en Ciudad Bolívar, Lyl Barceló Sifontes.

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FUENTES CONSULTADAS Documentales Archivo General de Indias. Secciones: Caracas y Santo Domingo Archivo General de la Nación: Secciones: Diversos y Gobernación y Capitanía General. Archivo Arquidiocesano de Caracas: Secciones: Episcopales, Parroquias y Matrículas. Bibliográficas ABREU, José Vicente. Palabreus. (1985). Caracas, Venezuela: Ediciones Centauro. ACOSTA SAIGNES, Miguel. Estudios de etnología antigua de Venezuela. 2ª ed. (1967). Caracas, Venezuela: Universidad Central de Venezuela. Apuntes estadísticos del estado Apure. (1875). Caracas, Venezuela: Imprenta de La Opinión Nacional BOTELLO, Oldman. Historia de la Villa Real de San Fernando de Apure. (1988). Villa de Cura, Venezuela: Editorial Miranda. ( ). Apuntes para su historia. San Juan de Payara. (1998). Cunaviche, Venezuela: Publicaciones de la Alcaldía del municipio Pedro Camejo. Cardozo, Lubio y Pintó, Juan. Diccionario general de la literatura venezolana (1974), Mérida, Venezuela: Centro de Investigaciones Literarias, Universidad de los Andes. CARROCERA, fray Buenaventura de. Misión de los capuchinos en los llanos de Caracas. (1972). Caracas, Venezuela: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia CARVAJAL, Fray Jacinto. Descubrimiento del río Apure. (1972). Caracas, Venezuela: Editorial Edime. CARVALLO, Gastón. El hato venezolano (1900-1980). (1985). Caracas, Venezuela: Fondo Editorial Tropykos, Serie Agricultura y Sociedad, 2. 37


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Censos Oficiales 1873-2001 DORTA, Enrique Marco. Materiales para el estudio de la cultura en Venezuela. (1967). Caracas - Madrid, Venezuela, Madrid: Fundación Jhon Boulton. MARTI, Monseñor Mariano. Relación de su visita pastoral de la Diócesis de Caracas. (1969). Caracas, Venezuela: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia ( ). Relación de la visita general.(1929). Caracas, Venezuela: Parra León Hermanos Editores. Vol I RUMOR, Gabriel. “El Indio Figueredo, maestro del arpa criolla” (1973). Caracas, Venezuela: Revista Venezuela Gráfica, Circa

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San Juan de Payara, apuntes para la historia

Imágenes de San Juan Payara

Paso Arauca, escenario de combates

Iglesia de San Juan de Payara

General Joaquin Crespo

Virgen de la Candelaria

Escultura ecuestre de Pedro Camejo a la entrada de San Juan de Payara

San Juan Bautista

Don Francisco Montoya, “El Tigre de Payara”

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ÍNDICE Introducción Capitulo I / 8 Aspectos geográficos y político-administrativos Población en los Censos de 1873 a 2001 Capítulo II / 11 Las culturas prehispánicas: otomacos y yaruros Conquista y población del Bajo Apure. Los primeros hatos La incursión de blancos en el Bajo Apure Fundación de la Purísima Concepción de Payara Presencia aborigen El fundador fray Alonso de Castro Capítulo III / 20 Evolución de la Inmaculada Concepción de Payara Los primeros informes y censos La descripción de San Juan de Payara en las estadísticas de 1875 El comercio minorista y ambulante según el Indio Figueredo San Juan de Payara en la actualidad Capítulo IV / 30 Negro Primero y José Vicente Abreu Dos ilustres hijos de Payara Teniente Pedro Camejo José Vicente Abreu Rincones Fuentes consultadas / 37 Imágenes de San Juan de Payara / 39


Edición del Ministerio del Poder Popular para la Cultura Diagramación: Juan Carlos Villota Operador: Arturo F. Rodríguez Corrección: Felix Pérez Diseño de portada:Juan C. Villota Los 500 ejemplares de este titulo se imprimieron durante el mes de Abril de 2010 en el Sistema Nacional de Imprentas Regionales-Capítulo Apure

San Fernando de Apure/Venezuela



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