La isla de Chiloé, capitanía de rutas australes

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“%LA ISLA DE CHILOE, CAPITANA DE RUTAS AUSTRALES WALTER HANISCH ACADEMIA

SUPERIOR DE CI



LA ISLADE C h ~ o k , CAPITANA DE RUTASAUSTRALES Walter Hanisch, S . J. Inscripcibn No 54.238 junio, 1982 Academia Superior de Ciencias Pedagbgicas de Santiago Avda. Jose Psdro Alessandri 774 Santiago - Chi12 Impreso en 10s talleres de Alfabeta Impresores Lira 140, Santiago

DISERO GRAFICO DE PORTADA Allan Browne E. / Alejandro Rodriguez M. Fotografia: Juan Hernbdez T.


INDICE

11 Chilok, su primer contact0 con la historia La geografia Los horizontes Evoluci6n singular Piratas, niufragos y viajeros El camino innumerable S~NTESIS PRELIMINAR

Ideales, empresas y navegaciones Elogio de la piragua LOS PLANES Y LAS INSTRUCCIONES

Proyecto misionero austral de 1764 La respuesta del Gobernador Guill

11 12 13 14 15 15 19 20 23 27 32 35

CAMINOS AUSTRALES A uos CHONOS, A GUAYANECO Y A& MAS ALLA

41

Las cartas anuas de la Compafiia de JesGs Viaje de Juan Garcia Tao hacia el Estrecho de Magallanes Volviendo a las anuas Viajes australes de 1639, 1641 y 1660 Bartolomk Gallardo y Antonio de Vea (1674-1676) Guerra de Espdiia con Inglaterra Reconocimiento de Inche y pliertos de las Guaitecas en 1763 Los indios caucahues y la navegaci6n del P. Josh Garcia El viaje inconcluso del P. Juan Vicuiia Expedici6n austral. de Pedro Mansilla y Cosme Ugarte

43 46 47 48 51 59 66 66 71 74


Viajes del Piloto Francisco 1dachado a 10s archipiklagos occidentales de la Patagonia Expedici6n de Rius a1 Archipiklago de 10s Chonos Los franciscanos -.. . aiI 7 -ruerro l - , - 3 -,.....A.. uei pingue iiruz por Francisco de Clemente viaje y Mir6 en 1792 Don Josk de Moraleda pone el punto final Los

CAMINCIS DE

NAHUELHUAPI

Juan FernAndez en 1620 El P. Rosales y el camino por Villarrica El P. Mascardi y la Reina de 10s nahuelhuapis Josk de ZGiiiga, el hijo del Marques de Baydes Felipe de la Laguna, el Juan Josk Guillelmo y e

76 79 81 83 87 91 92 93 94 96


EL CAMINO

A

OSORND

Amat intenta abrir el camino a Osorno desde sus extremos Otra vez sobre el camino de Osonio Castelblanco y el camino de Osorno por el mar Las expediciones del Gobernador Intendente de ChiloB hlapa de Olaguer Felifi y Pusterla del camino de Osorno por 10s rios Diario del cirujano Dr. Juan Isidro Zapata Los dos caminos y la expedici6n d e Shchez y Torres Informe de Olaguer Fel& y Tom& O’Higgins sobre 10s dos caminos

Periplo chiloense de Josk de Moraleda

hIAPAS Y

DEL MAR

NOTICIAS

POSFACIO o EL

157 158 159 160 162 163 165 167 169

PERIPLOCHILOENSE

GRANDES HOMBRES

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REV& DE LA I R O S ~ A

APJ~NDIGE OCHO MJCUMENTOS:

I. Carta del P. Imhoff a1 obispo Necolalde sobre misiones de Chiloi: 11. Plan del P. Walter sobre misiones australes. 1764

174 177 185 193

197 197 198 201

111. Carta de Guill a1 Rey sobre misiones y villa

209

Informe de contaduria sobre lo mismo

211

Carta de Garret6n a Guill sobre viaje a Reloncavi

217

IV. \7

.

VI. Carta de Guell sobre viaje a Nahuelhuapi VII.

Castelblanco envia la carta anterior

218 220

VIII. Noticia breve ? modema del archipiklago de Chiloi:

220

Prefacio

220

C A P ~ I I. O Nombre, situacicin, divisi6n de Chiloi:. Su clima, mar, rios, lagunas y cerros

221




I NTRO DUCC I ON

La isla de Chilok, con su aislamiento secular, fue un perpetuo estimulo a1 viaje por la blanda ruta de las aguas. Sus caminos se abren sobre el mar interior y exterior. Sus vias de comunicaci6n son surcadas por 10s carruajes de las aguas, desde la dalca y piragua primitiva hasta otros medios de comunicaci6n mbs expeditos o modernos. Sus caminos van a Lima, con su comercio; a1 sur en demanda del Estrecho, de 10s ingleses y de 10s Cksares; a1 norte continental en prosecuci6n de la laguna de Nahuelhuapi, o de Osorno en busca de la continuidad con el resto de Chile; a1 este tras el or0 vegetal de 10s alerces o 10s fugitivos Cksares. El sur le ofrece tentaciones colonizadoras con pueblos indigenas : chonos, caucahues, calenes y taijatafes. Las capillas de la evangelizaci6n, dalcas de madera orientadas a1 viaje celestial, se unian en sus enlaces terresltres y celestes cruzando las aguas del mar entre cantos de vientos y de olas. Por eso Chilok es capitana de rutas australes. CHILOE, SU PRIMER CONTACT0 CON LA HISTORIA

Es Chilok una isla singular, que mira a un mar interior y se halla rodeada de innumerables islas. En 1540 la divis6 Alonso de Camargo. En 1553 la descubri6 Francisco de Ulloa. Y el 28 de febrero de 1558 entrb en la poesia con Ercilla: ‘Y a1 fin una mafiana descubrimos “de Ancud el espacioso y fkrtil raso, “y a1 pie del monte y bspera ladera “un extendido lago y gran ribera.

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“Era un ancho archipi6lago poblado “de innumerables islas deleitosas, “cruzando por el uno y otro lado “g6ndolas y piraguas presurosas . . .” l. Martin Ruiz de Gamboa tom6 posesi6n de la isla grande de Chilok en 1567, con 110 hombres, y fund6 la ciudad de San Antonio de Casitro a orillas del rio Gamboa, llamando a la provincia Nueva Galicia, por ser gallego el gobernador Rodrigo de Quiroga, que habia ideado y Ilevado adelante la empresa. Y con estos primeros pasos Chilok entr6 en la historia. LA GEOGRAFIA Hay algo de unitario en la geografia de Chilok, y hasta su soledad explica su economia. El pais extendia hasta Concepci6n la ficil comunicaci6n de sus poblaciones. MAS al sur estaba Valdivia, que tenia una vinculaci6n maritima con el norte, menos aleatoria e inconstante que el camino terrestre, sometido a las alternativas de la guerra con 10s indios rebeldes. El camino de Valdivia a Chilo6 era un suefio. El aislamiento de las islas hizo surgir la idea de trasladar la poblaci6n mbs al norte por razones de seguridad, que no fue m& que un proyecto irrealizado. La destruccibn de las ciudades del sur cort6 10s ficiles lazos que habian establecido con el archipiblago durante medio siglo y el archipiklago volvi6 a su soledad. El medio geogrbfico desarroll6 dos fuentes de riquezas para 10s islefios: el mar y 10s bosques. El mar ofrece el rico tesoro de su fauna con sus mariscos adheridos a las rocas de su inmenso litoral, que enriquecen la cocina islefia con su sabrosa abundancia; 10s peces, que recogen sus ingeniosos corrales de lefios, ofrecen otro rubro alimenticio, y 10s lobos, cuyo aceite alimenta a 10s chonos, pueblo vagabundo de n6mades del mar, y las ballenas, que 10s indigenas de la isla de Kailin saben aprovechar con sus medios primitivos. Los materiales para naves y casas 10s ofrecen 10s bosques por su abundancia y por su facilidad para ser trabajados con sus herramientas simples de piedra. La agricultura es pobre, porque 10s campos demasiado hhmedos y el sol escaso, a causa de las Iluvias, permiten un corto nGmero de cultivos. El principal es la papa, que tiene m& de cien variedades, y es lo que 10s cereales en otros pueblos. Porque a 10s cereales el breve y lluvioso verano no les permite madurar y se ha de secar el grano a1 aire o a1 fuego del hogar. Los brboles frutales no encuentran el calor suficiente para madurar y hacer sabrosos sus frutos, a excepci6n de frutillas y manzanas. El mismo arado, que clavan en la tierra empujh1 Ercilla, La Araucane, Parte 111, Canto XXXV, octavas 40-41.

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dolo con el vientre y haciendo palanca con un leiio, es tambikn de madera, remueve apenas la tierra y no permite grandes cultivos. Los animales de que disponen son en primer lugar las ovejas de la tierra o chilihueques, y luego las ovejas importadas de Europa, que encuentran en las islas su medio apropiado. Los grandes cuadriipedos, como vacunos y caballares, no se desarrollan mucho y son casi un lujo. Los cerdos se multiplican favorablemente, se alimentan de mariscos y sus jamones se convierten en un aliment0 regalado y en un comercio espectable. La geografia es tambih paisaje entrevisto en 10s telares de la Iluvia con sus bosques solitarios y profundos, donde la isla es un velero y mistiles 10s alerces con una inmensa voluntad de navegar.

LOS HORIZONTES Los horizontes de la tierra son reales o fantisticos. Chilod fue centro de rutas marineras y de empresas audaces. Era la dalca la embarcaci6n chilota que se hacia puente y camino hacia lo desconocido. “Y son estas piraguas -dice Rosales- embarcaci6n que por las grandes corrientes d e aquellos mares se ha hallado la mis a prop6sito para poderlos surcar, porque ni barcos ni otras embarcaciones son bastantes n; a prop6sito para sobrepujar su braveza y sobrepujanza, por ser tan leves, que suben y bajan sobre las hinchadas ondas como la espuma del mar�. Estas dalcas acercaban el horizonite de las islas, se internaban por 10s estuarios y abrian camino hacia Nahuelhuapi por canales, bosques y lagos, o hacia el sur hasta mis alli de Taitao. Tambiitn llevaban a 10s alerzales, frente a la isla en el continente, por estuarios y rios, y eran el vehiculo del comercio mLs famoso de las islas: las tablas de alerce. La isla carecia de caminos y sus poblaciones, siempre costeras, se vinculaban por el camino del mar interior en las frigiles dalcas de tres tablas. Los caminos de la evangelizacibn seguian tambi6n sus rutas. La misi6n circular de Chilod Ilegaba a todos 10s s poblados del archipidlago, todos 10s afios, recorriendo mis de ochenta pueblos, C O ~ O cados en las innumerables bahias. Por el norte ellas abrieron 10s caminos de Nahuelhuapi mientras fue misihn, y aun el P. Nicolis Mascardi inici6, desde ChiloC, sus audaces recorridos patag6nicos hasta el Estrecho de Magallanes. Por el sur abrieron el camino de la misi6n de 10s chonos, y por 10s vericuetos de 10s canales alcanzaron hasta 10s calenes y taijatafes a1 sur del golfo de Penas. Y es la misma dalca chilota la que crea el barco fantistico, que recorre las islas, El Caleuche, nave desprendida de la imaginaci6n de un pueblo de navegantes de audacias increibles.


En el confin de 10s horizontes australes surge una ciudad seductora

y r i a : la Ciudad de 10s Chsares, siempre buscada y siempre huidiza, que preocupa a las autoridades, exalta el espiritu de conquista y enfervoriza a 10s misioneros, que desean llevar a ella la luz del Evangelio.

EVOLUCION SINGULAR Posee Chilok una vida interior caracteristica, que ha evolucionado liacia adentro hasta formar un conjunto del todo singular. Est0 se refleja hasta en el lenguaje, que parece haber adquirido un matiz propio en sus palabras y expresiones. Basta leer un vocabulario de sus expresiones y palabras para percibir una mitologia de seres extrafios: Caleuche, el barco misterioso y errante; camahueto, un unicornio, simbolo de la fuerza, que s610 puede ser atrapado con un sargazo o un huiro; la pincoya o serena, que es un ninfa del mar, que protege la pesca y el marisqueo, cuya danza es propicia a la fecundidad de peces y mariscos, como una diosa antigua; y el thrauco y el imbunche, espiritus malignos. Este mundo mitol6gico y trascendental se completa con las supersticiones, que son sus ceremonias, y 10s brujos que son sus ministros sagrados. En el plano cristiano hay instituciones como 10s fiscales, que tienen un profundo significado religioso y cuentan con una tradici6n de tres siglos. Introducidos por 10s misioneros jesuitas, tienen insignias propias de su cargo y desempeiian una serie de funciones religiosas en ausencia del sacerdote. Y aunque el cargo fue comGn en AmBrica, el fiscal chilote asumi6 oficios y prerrogativas que no tuvieron sus cong6neres de otras regiones. Estaban vinculados a las capillas de madera de 10s pueblos, a las oraciones, catequesis, atenci6n de enfermos, moribundos y funerales. Llevan una cruz patriarcal de brazos dobles y son asesorados por un sotafiscal. En tiempo de 10s jesuitas tenia que ser buen cantor para mantener la tradici6n de la mGsica sagrada. Las capillas tienen sus patronos y patronas que cuidan de 10s altares e imhgenes, sus fiestas de cabildo (de origen espaiiol) con sus autoriidades de pomposos titulos : supremo, gobernador, coroneles, regidores y ayudantes. Las mujeres participan en ellas como supremas y princesas. Las fiestas estbn sujetas a un riguroso ceremonial dirigido por un maestro de ceremonias. Se afiaden las fiestas de 10s santos y la de moros y cristianos, viejo auto sacramental orientado a la conversi6n del pueblo infiel. Junto a las capillas existe la casamita, que es una habitacih destinada a las reuniones, a alojamiento del sacerdote y tambikn a ofrecer aliment0 a 10s fieles, muchos de 10s cuales vienen de sitios lejanos. La imagineria chilota no es toda importada, porque en las islas hub0 artesania de imbgenes de madera y cancagua (piedra arenisca), que forma un arte de caracteres propios.

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Las palabras isleiias nos conducen a 10s telares y sus diversas piezas, y a 10s tejidos, que se llaman bordillos, carros, sabanillas y huiiiis. La alimentaci6n se ilustra d e nombres de mariscos isleiios, de las variedades de la papa, de bebidas alcoh61icas7 como guachacay y huachucho, que son aguardientes de trigo y papa, respectivamente. Tambikn se encuentran representados en el lenguaje 10s platos m6s tipicos, como el curanto y el polmay, de mariscos; el baeme, lliulliu, milcao y thropon, de papas; el capulli y el luchicin, de luche; mella, meldu y mingao, de harina, y el locro, de verduras. Y, asi, el lenguaje nos impone de aspectos culturales islefios con expresi6n propia y tipica. PIRATAS, NAUFRAGOS Y VIAJEROS La isla recibia, a veces, extraiios visitantes: 10s piratas. Sim6n de Cordes, en 1600, se apoder6 de Castro, per0 fue expulsado no sin pkrdidas. De nuevo en 1643 otro pirata, Enrique de Brouwer, s a l t 6 la ciudad de Castro, Carelmapu y destruyb Castro. Mucho mayor fue el nhmero de corsarios y piratas que pasaron de largo sin tocar las islas del archipiklago. Otras veces eran n6ufragos 10s que llegaban a la isla. El mis famoso es el grupo de sobrevivientes de la fragata Wager, de la expedici6n de Lord Anson, formado por el capitin Cheap, el teniente Hamilton, y 10s guardiamarinas Byron, abuelo del poeta, y Campbell, que arribaron a Chilok en 1742 y gozaron de amable hospitalidad en Castro mis de seis meses. Byron en su relato nos ha dejado un recuerdo amable de la isla, no exento de prejuicios. Los viajeros y exploradores, misioneros y gobernantes escribieron interesantes informes, sobre todo a fines del siglo XVIII; 10s nombres m6s celebres son 10s de Segismundo Guell, Jose Garcia, Carlos Beranger, Jose de Moraleda y Francisco Menkndez. . EL CAMINO INNUMERABLE Chilo&, la isla lejana y austral, no vive del aislamiento, sino que se crea caminos en la tierra y en el mar. Esos caminos y rutas que irradian de la isla, a ella tornan, como a una capital, que 10s rige ya adapthdolos, ya rechazindolos. Los motivos de este incesante navegar y caminar en todas direcciones se concretan cuando 10s viajeros dejan alguna huella en la literatura o en la tradici6n. Por ejemplo: el cas0 del viaje del P. Segismundo Guell ofrece una tradici6n muy firme en la segunda mitad del siglo XVIII, porque 10s viajeros que le suceden van detris de su huella tra-

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dicional, porque desconocian la narraci6n escrita por kl mismo, que ahora damos a conocer. Hay motivos reales y fanthticos, econ6rnicos y politicos, culturales y celestiales. Nadie puede ignorar que las rutas aue se seiialan fueron traficadas constaritemente y a v eces elrl forma rutinaria, hasta el punto que viajeros con01cidos en las dif 'icultades del viaje fueron auxiliados por otros desconocidaIS que el azar de 10s caminos reuni6 en el momento crucial. Los caminos son varios: el de Nahuelhuapi, el de 10s alerzales y cordilleras, el del sur, cuyo final es el Estrecho de Magallanes, y el de Osorno, que se completan con un mistico camino, que es el de la misi6n circular por las capillas del archipidago. El camino de la misi6n circular tiene un motivo celestial y exclusivo: salvar almas, y no todas, sino las de 10s indigenas. El camino de 10s alerzales es econ6mico. Dor" que va tiras el comercio de las tablas de alerce, E:I or0 de las islas. 5ie dirige a1 este, a1 Chilod contincenital, y se interna F)or 10s estuarios has ta ---J- 1 - _ ---1:-:-. - I-l-l-e.... -1 ---l a b couicladab rauiab. 3111 el cami10s rios, 12or donde volver6n flotaiiuo no andante de 10s rios hubiera sido imposible llevar las tablas a sus centros comerciales. Esta facilidad hizo de las tablas el circulante de 1,as islas, la Gnica moneda posible y universal. El camino de Nahuelhuapi se enrojece de sangre, defendido su ecreto hasta la muerte. Se cuelga de la leyenda en la blisqueda incanable de la Ciudad de 10s Cdsares, lugar todavia ut6pico e invisible cona El Dorado o La Fuente de la Eterna Juventud. Los motivos pr6cicos eran la alternativa terrestre del camino a1 norte y ser centro de _.-I-l:---:L.-1 - 1 -. 11. evaiigeii~acioii ai esre . y. ai bur. V ~ -: Ib- r ec--a ~:.~_ iir rierie i ~ U-1-1 U D I ~ uerrorero: uno es el de las lagunas, navegando el lago de Todos 10s Santos, y el otro es el de Bariloche, todo por tierra sin las dificultades de la navegaci6n. El camino del sur es la Gnica atalaya contra 10s enemigos: 10s piratas. El Deliero viene de las navegaciones Dor el Estrecho hacia el DO" I niiente en busca del Asia y sus aledaiios. La defensa viene de lo poco atractivas que son esas regiones por su falta de riqueza. Se piensa en establecimientos contra 10s enemigos. Se habla de desembarcos y de ,.L-l--.. ---- P 3- - -1- - 3 - _. _._ e. - -.-. IlisLaiacioiieb. 363 rnaIiua a expiordr y naua se ericuexirra. 3e proporierl a la corte de Madrid avanzadas contra el enemigo, ya colonizando las tierras, ya poniendo defensas a cargo de soldados. Un proyecto da rn6s esperanzas de kxito: navegar a1 sur en busca de indios australes, despuds de la Ilegada de 10s indios caucahues. Esta operaci6n inaugura la ruta de 10s canales, en lugar de la otra de mar abierto, aunque ninguna est6 exenta de peligros. AI lado de 10s varios viajes que han dejado huella, existen otros innumerables y an6nimos. Es tan evidente el cas0 que 10s mismos exploradores famosos legaron sus experiencias gracias a 10s bravos isleiios que se aventuraban por esos caminos, de 10s cuales eran guias expertos y necesarios, sin que se advierta su nombre postergado u olvidado. '

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En estos caminos de mares y canales, estuarios, rios y lagunas, el medio movilizador es la embarcaci6n de madera: botes y piraguas, o dalcas, que formaron un pueblo navegante y audaz. Las primitivas barcas no fueron reemplazadas por otras mejores, ni por 10s misioneros, ni por las autoridades civiles o militares. Todos, llegados a las islas, se plegaban a1 medio tradicional de movilizaci6n. Desde la Tierra Firme de Chile llegaban 10s barcos rara vez. Espafia no 10s permitia si no eran de comercio, y el comercio del archipielago era una dependencia del Virreinato, hasta el punto que el camino mis seguro hacia el archipielago era la via maritima de Lima. Barco regular que llegaba una vez a1 afio, absorbia todo el elemental comercio de la isla, y partia. Es cierto que 10s inconvenientes de grandes navios eran innumerables y dificiles de superar, empezando por el costo que para la isla habria sido sideral. zQu6 habrian hecho 10s grandes navios, con sus bosques de mistiles y velas, surcando el mar interior, adentrindose entre islas y canales? Era un imposible, un suefio. S610 habria admitido dos soluciones : conquistar imperios como 10s pueblos navegantes y circundar el glob0 como 10s Elcano y 10s Drake. Esta habria sido la soluci6n real por un lado e imposible por otro. La otra soluci6n es fanthstica, folkl6rica y a1 alcance de un pueblo imaginativo y supersticioso, cuyo espiritu percibe la poesia del mar y su horizonte: el Caleuche, mito marino como el HolandCs Errante. El Cdeuche es un velero hermosisimo, integramente pintado de blanco y profusamente iluminado. Sobre su cubierta la tripulaci6n se divierte bailando a1 compis de una mfisica enervante y tan maravillosa que atrae y subyuga con migico encantamiento. El pasado misterioso recogido por la inspiracibn y el verso de Ercilla nos entrega una visi6n mis Qgil de las islas y llena de un encanto tentador: "Era un ancho archipiklago poblado de innumerables islas deleitosas, cruzando por el uno y otro lado g6ndolas y piraguas presurosas . .."

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SINTESIS PRELIM INAR

El orden es una virtud intelectual, que nos obliga a poner las cosas s e d n ,puntos de vista claros y unitarios. Este trabajo nos ofrece dos t a C

c L v u , l u a alsjlua 1 1 v I I

y

Lxv111.

h a piiiiicia icui,a ~uiisitgia, yui ucuiiu

asi, el aislamiento de Chilob, porque queda un territorio intermedio impasible de cruzar por la rebeli6n de 10s indios y la enemistad con 10s espafioles. Aislamiento por Ealta de flota propia del gobierno de Chile, que depende del Per& en la flota tanto estatal y de guerra como comercial. Aislamiento, porque 10s barcos llegaban una vez al aiio. Aislamiento por el camino de Nahuelhuapi, cerrado por la misma rebeli6n. El aislamiento se convertia en la mejor defensa del archipidago por su pobreza, por la falta de inter& econ6mico de la regi6n. La fecha final se impone, porque alrededor de 1800 empieza una serie de cambios hist6ricos y se multiplica el intercambio maritimo y el aislamiento deja de ser tan crudo como antes. Los temas 10s dan 10s hechos. Es la vida local la que 10s impone, cuando no viene el impulso d e fuera. Es como una vida nueva en la isla gtande compartir responsabilidades con las autoridades, desde las locales de la isla, pasando por las de la Capitanfa General, las de- - nato, que un tiempo fue la autoridad &recta de la isla, m h cony lejania que como realidad y ventaja positiva. Las navegaciones de la isla se dirigen a1 sur para velar pt dependencia de unas islas casi solas, donde las piraguas de esc digenas van tras el alimento; otros caminos son a1 oriente, por 1: de alerce para ganar dinero o para pagar el tributo real; otro huelhuapi, para buscar un camino de correos; otro camino es a Osorno,


para unir a1 fin por un camino normal que termine con el aislamiento de la isla. Es increible el material geogrifico, hist6riko y cartogrifico que se acumula por obra y gracia de estos hombres esforzados. Cuando uno lee sus escritos se ve tentado de guardar silencio y dejar hablar a 10s hechos con las palabras que pronunciaron y escribieron 10s que vivieron esas jornadas contra la naturaleza bravia que o les obligaba a usar el hacha para cortar una vegetaci6n rebelde y pujante o cruzar 10s mares arrastrados por el viento, mojaidos por las lluvias, arrebatados por las olas. Eso hace de Chilo6 una tierra de hombres de coraje. Entre 10s viajes hay bastante material no explotado ni publicado, per0 por no ser una obra documental habia que limitarse a una cosa que tuviera a l g h valor. Este valor se lo asignamos a1 P. Segismundo Guell, que reanud6 10s viajes a Nahuelhuapi en 1766-1767, y aunque no logr6 su objeto, 10s viajeros que lo siguieron tuvieron en cuenta su experiencia y contaron con la ayuda de 10s que fueron sus acompafiantes. Escribib, ademis de su viaje, una Noticia de Chilo6 bastante completa y que puede competir con las de otros autores de ese tiempo. Asimismo, el P. Guell, junto con su compaiiero, el P. Jose Garcia, son 10s ejemplos m k relevantes del plan misionero del P. Walter en 1764, y Jose Garcia por tener publicada dos veces su obra no estaba tan necesitado de ser dado a conocer con especialidad. Ademis, el P. Guell por haber estado presente en el pensamiento de algunos autores que se interesaron por su viaje, era bueno darlo a conocer en ese sentido, como viajero que escribi6 su experiencia. IDEALES, EMPRESAS Y NAVEGACIONES Los dos siglos que estudiamos estin cruzados por piraguas en todas direcciones. Por algo el P. Ovalle 10s bautiz6 como “hombres del mar�. Las noticias que tenemos de ellos son variables: viajes y viajeros s610 a veces interesan a la pluma: razones de Estado y defensa, de apostolado y conquista espiribtual se reparten 10s despojos de sus virtudes marineras. En 10s viajes no van solos y constituyen un tip0 de hombre, que tiene por denominador la vocaci6n marinera. En la historia de Europa 10s vikingos y 10s normandos son navegantes perpetuos, sblo que 10s normandos fundaron imperios. Los apacibles chilotes detuvieron imperios, vivieron a1 acecho de las invasiones inglesas, y aunque son peyorativas las descripciones que del hombre chiloense nos dejaron muchos autores, en el mar eran grandes y el hombre vale por la parte de bondad que realiza. Y esa virtud alcanza a todos 10s que tripulan la piragua. Siguiendo la sintesis inicial veamos rhpidamente 10s temas y su desarrollo cronolbgico para darnos una idea de conjunto. Para sinitetizar podriamos usar las nociones de causa y efecto. Las causas son, s e g b 10s Eihofos, de cuatro clases: material, formal, efi20


:iente y fin;31, se podria aiiadir la causa ejc A,. 1, formal. En estas navegaciones la causa material es la piragua, a pesar ue su sencillez y rusticidad, per0 es industria propia de las islas y medio universal de movilizaci6n. La causa formal es el viaje, eterno navegar de un pueblo de isleiios. La causa eficiente es el hombre, no uno solo, sino la tripulaci6n, don(3e cada uno tiene su funci6n: velas, tim6n, remos, orientacidn, coorr,,l,&6n. lina Cada uno tiene su puesto y su oficio, desde el chono, que sobre la piragua es el hombre mis importante, hasta 10s jefes de la expedici6n y 10s pilotos, que lbvan la carga cientifica del viaje. La causa final es el destino del viaje. Cada viaie tiene un objetivo que hay que alcanzar, donde a veces se tropiezan las aspiraciones con la realidad, per0 que sirve para poner limites a la ambici6n que ignora a veces la fuerza de la dificultad. Causa ejemplar vendrian a ser 10s planes, instrucciones y proyectos, que hacen de modelo y sirven en la navegaci6n para consultar y comparar, cOmo el pintor que mira el modelo antes de trazar la pincelada. Todo est0 es el plan de este trabajo: piraguas, viajes, hombres, destinos y planes. Donde adquiere mis extensi6n este tratamiento es en 10s destinos de las exploraciones. A veces el destino es mixto de tierra y mar y el barco es puente tendido a1 continente, tierra firme, o a las ielas. La ruta aei sur es el camino a ias buairecas, a 10s bnonos, a urqui, Taitao, Guayaneco, la isla Madre de Dios, el Estrecho de Magallanes. Los navegantes son Juan Garcia Tao, 1620, antes y despuks de 61, 10s misioneros jesuitas MeIchor Venegas, Mateo Esteban, Juan L6pez Ruiz, Jer6nimo de Montemavor, NicolAs Mascardi. Es curioso que la expedici6n se carga sobre una iniciativa, aunque a veces es fruto de una coliaboraci6n y de un agrupamiento de fuerzas, intereses y recursos. Los motivos de estos viaies son el peligro inglTICs, que significa un estable@ miento o poblaciin an las costa; austriles, la Ciu>ad de 10s Cksares, que se busca por intereses politicos por el Estado, apost6licos 'por 10s misioneros y aventureros por 10s soiiadores. No falta el interks de 10s misioneros, que se acerca a 10s pueblos errantes y primitivos de 10s canales y de las islas para llevarles la luz de la fe y tambi6n un modo de vida mis Ilevadero. Entre estos trabajos la evangelizaci6n de 10s chonos reviste unas caracteristicas muy especiales: primer0 se les evangeliza en sus islas, luego se van a vivir a1 amparo de l a , provincia de ChiIok a Guar, se van despuks a Chequiin y, finalmente, a1 suroriente de la isla grande, sin perder nunca en tantos aiios su condici6n n6made y quedar siempre entre Ias islas vestigios de este pueblo movedizo, de hibitos d e alimentaci6n muy singulares. Desde 1674 a 1676 se multiplican las expediciones por miedo a1 inglks: Juan de Alamos, Jer6nima (

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Diez de Mendoza, Bartolomk Diez Gallardo y Antonio de Vea. Este episodio de forma en torno de la frase de un chono traido del sur, que dijo con aire risuefio, a1 sentir 10s estallidos de unas habas a1 tostarse: ‘‘iCa! ya pelean 10s moros (0 el holandks) con 10s caucahues”. En declaraciones, procesos, viajes, porque el indio fue llevado hasta Lima, desde a116 como paso definitivo se envia a Antonio de Vera, cuya expedicGn, un tanto fracasada y desdichada, se consider6 definitiva. En el siglo XVIII es el almirante Anson el que provoca viajes con el naufragio de la Wager en Guayaneco y la invernada del pingue Aitn en el puerto de Inche, en 10s Chonos. Viajan Mateo Abraham Evrard, dos veces, Manuel Brizuela, en 10s aiios 1744 y 1750; en 1763 va Josk Dominguez a ver el puerto de Jnche, que es como una pesadilla. Desde 1766 a 1768 10s jesuitas van a1 sur por motivos misioneros, y lo repiten 10s franciscanos de 1778 a 1780. En el intermedio Mansilla es enviado a Madre de Dios, Machado a1 Estrecho y Rius a 10s Chonos y a Inche. Cierran este continuo viajar Francisco Clemente y M i d , que va a 10s Chonos, y Josk de Moraleda, que llega a 10s Chonos tambikn. Otra direcci6n es a Nahuelhuapi, que tiene sus meiores logros en el siglo XVI con Mascardi, en el siglo XVIII con 10s aiios de la misi6n (1703-1717), 10s esfuerzos de Esquivel y de Guell (1765-1767), 10s cuatro viajes de Fray Francisco Menkndez (1791-1794) y el viaje de Moraleda, que sin asomarse a1 Nahuelhuapi hace el mapa. Estos viajes pretendian la uni6n con el pais por medio del correo y la evangelizaci6n de 10s indios y la bhqueda de 10s C6sares. Las rutas a1 oriente de Chilok, cordillera y pampas, se inauguran en 1620 con la bGsqueda de 10s Chares, remontando el rio Puelo. Y s i p e n 10s nombres: Mascardi, Velisquez Alemin, Mansilla y Taillebois, lose Garcia y Juan Vicufia, Miguel Barrientos, Norbert0 Fernindez, Francisco Menkndez, L6zaro P6rez v Francisco Delgado, otra vez Menkndez, siempre con 10s Barrientos, y finalmente Moraleda. La nueva Villa de Osorno concret6 la vieja aspiraci6n de dar a Chilo6 un camino hasta Valdivia, que acercando 10s extremos hizo m6s expeditas las comunicaciones de ambas partes. Las iniciativas parten del Rey, de 10s gobernadores de Chile, especialmente Ambrosio Higgins, que hecho Virrey retiene la superintendencia de su obra. Se puede iniciar la repoblaci6n de Osorno con las iniciativas de Ortiz de Rozas en 1752, 10s posteriores intentos por Maullin y Carelmapu, la via del mar a Rio Bueno en piragua que hizo ensayar Castelblanco a Antonio Olavarria y de que no qued6 memoria del resultado. El viaje de MansiIla en 1787, el de Juan Isidro Zapata en 1791, de Josk de Torres en 17% y el de Tomis O’Higgins en 1796 y 1797. Todos estos viajes tienen dianos, que 10s ilustran, no siempre completos. El periplo chiIoense es la circunnavegacibn d e la isla grande ~7 sus aledaiios, cuyos ejemplos m6s salientes son la misibn circular de 10s iesuitas, continuada por 10s franciscanos y el minucioso viaje de Morale22


da en torno a la isla, lo mis extenso sobre el tema y lo mis valioso desde su punto de vista de ge6grafo y viajero dieciochesco, ihspirado por la Ilustracibn. Una mirada a “10s hombres del mar” nos hace allegarnos a la causa eficiente de las navegaciones chiloenses, tal como se desprende de 10s escritos de la Qpoca, con la brevedlad necesaria y (ojali)-con el rasgo pintoresco que 10s caracteriza. El efecto de tantas causas es e‘1 conocimiento de la isla: noticias y l l...,A An Cfi.-.Cn ” . . ,1, . , mapas, donde se recoge el elemento C-..-.Al:+u- U l L u , ~ U G 11uyG UG L a i i L a G A y l U l a ci6n, si quitamos 10s diarios e instrucciones, que 10s hay de 10s dos siglos, las noticias del siglo dieciocho llevan el sello de la Qpoca,de una parte son 10s ilustrados 10s que hablan con sus ideales, juicios y prejuicios, siempre con algo de ojo de viajero para mirar 10s hombres, las cosas y las instituciones, donde a veces apunta el Chilok sofiado, como entonces hub0 una “Espaiia soiiada”, que no lleg6 a ser. Se cierra el tratado con algo de paradoja y poesia como fruto de tanto mareo y viaje, cuyo resultado para la isla es a veces tan sutil que hace esbozar la sonrisa. n..m

ELOGIO DE LA PIRAGUA En 10s siglos XVII y XVIII ChiloQ nos ofrece una cultura forestal hecha toda de madera: la iglesia y el camino, la casa y 10s utensilios, las naves y la moneda. La isla de ChiloC. la grande y las pequeiias, se unen a la tierra firme por el “puente instable”2 de la piragua. Todas 1% empresas isleiias tienen que contar con la navegaci6n. La emprendedora isla con sus propios medios, humildes per0 eficaces, realiza empresas notables y rutinarias: 10s alerzaIes cordilleranos dan las tablas, monoproducto, verdadero or0 de las islas; las misiones circulares llevan en dalcas la salvaci6n eterna a todos 10s puntos del territorio; las expediciones a las cordilleras, a Nahuelhuapi v a 10s canales y archipidlagos del sur amplian 10s horizontes m& a116 de las aguas circundantes v hasta 10s caminos a Valdivia 17 Osorno se han de descubrir desde el sur por navegantes andariegos, verdaderos anfibios de rutas infatigables. Poco atractiva, a1 parecer, la isla y sus habitantes, se convierte en centro de irradiaci6n geogrifica a raiz de la destrucci6n de las ciudades del sur y son sus canoas monoxilas o sus piraguas, dalcas en lenguaje de la isla, las que recorren sus blandos v hGmedos caminos de canales, puertos, mares interiores y exteriores. Los exploradores forineos usan las embarcaciones chilotas, 10s prhcticos chilotes y como guias infalibIes 10s indios chonos. Los habitantes de la isla no tienen dificultad a1 llegar a un lago o estero, como llaman a 10s estuarios, de detener2

angora, Luis de, Soneto: ‘Velem bosque de irrboles formado”.

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se unos cuantos dias y hacer una piragua para coni 10s elementos 10s toman de la naturaleza circundauq M U UUI: I ~ S I~ILI: I nada para su perfecta hechura. En 1609 las cartas anuas de la Compaiiia de JE:sGs las describen asi: "Navkgase en aquellas islas en unas barcas, que iiaman pu-aguas, hechas de tres tablas grandes, cosidas con bejucos y breadas con una cosa de poca defensa. Cabrln en cada una doce o catorce personas. Andan sobre las olas de la mar como espuma. Con todo, se navega con riesgo por ser la mar muy brava"3. Rosales en el capitulo "De 10s artificios de que usan 10s indios de Chile pasa pasar 10s rlos y brazos de mar", explica todas las formas de navegaci6n de 10s indios y se detiene en la piragua: "Pero la embarcaci6n mls usada en la isla de Chilok es la piragua, embarcaci6n que, desde la California hasta el Estrecho de Magallanes, no se conocen otros indios ni espaiioles que la usen en todo este mar austral. Fabrican las piraguas de solas tres tablas cosidas. Cortan 10s tablones del largo que quieren la piragua y con fuego entre unas estaquillas 10s van encorvando lo necesario para que hagan buque, popa y proa, y uno que sirvs de plan Ievanta la punta delante, y de detrls mis que 10s otros para que sirva de proa y popa, y lo demls de quilla. Las otras dos tablas arqueadas con fuego siiven de costados con que forman un barco largo y angosto, juatando unas tablas con otras y cosikndolas con la corteza de unas cafias bravas, que llaman culeu, machacadas, de que hacen unas soguillas torcidas que no se pudren en el agua. Y para coser las tablas abren con fuego unos aguieros en correspondencia, y despuks de cosidas las calafatean con las hoias de un lrbcrl llamado fiaca o mepoa, que son muy viscosas, y le sobreponen cortezas de maque, y d e esta suerte hacen piraguas capaces para doscientos quintales de carga. Llevan uno en la popa que la gobierna con una pala o canalete, y ocho o diez remeros, y uno que va siempre dando a la bomba o achicando con una batea, porque siempre hacen agua. "Cuando hay viento favorable tienden una vela, v a vela y rem0 vuela sobre la espuma, sin que la ofendan las hinchadas olas de a q u k 110s tempestuosos mares, por mis que se levanten hasta las nubes, que como es tan ligera y 10s pilotos tienen cuidado de enderezar la proa a chocar con las olas, estln tan leios de sumirla con su hinchaz6n y de ofenderla con su braveza, que antes la levantan como en brazos v bajindola en ellos la ponen en 10s brazos de la ola siguiente, y asi d e mano en mano o de cuna en cuna va nadando sobre 10s mis crespos y &zados mares. 11

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110s como lo han exp&imentado, que ni barcos, ni dhalupas, ni fragaPS, ni otros gkneros de embarcaciones, con que han probado 10s espa-

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coles navegar aquellos goIfos son tan a propbsito como estas pi de tres tablas, porque todas las demis embarcaciones peligran j bran en aquellos tempestuosos golfos, que hay entre las islas, y sola ksta camina segura sobre las espumas. Y asi no siilo 10s indios, sino 10s aspaiioles, desechan todas otras embarcaciones y s610 navegan en kstas, fiindose a solas tres tabIas cosidas con una soguilla. “No deja de haber algunas desgracias por arrojarse indiscretamente a mares tan procelosos con tiempos contrarios en tan dkbiles embarcaciones, donde navios muy fuertes cada dia peligran; pero 10s que navegan con discreci6n y observando 10s tiempos jamis se pierden, como lo hemos visto, clue 10s Dadres de la Compaiiia de JesGs son 10s clue 1 nnis atraviesan aquellos golfos en estas piraguas, doctrinando v convirt iendo aquellos indios, en continuo movimiento de islas en islas, y jann i s se les ha perdido a1lguna piragua ni peligrado religioso ninguno, _ . _ __ porque s e arriesgan con discreci6n y no con temeridad que ksta es la que hace naufragar a muchos por hacerse neciamente anin1osos. Los soldados cuando van a maloquear a las tierras del enemigo, iievan estas piraguas cargadas en piezas, y en llegando a un rio cosen 10s +xes tablones, y en pasando 10s descosen y vuelven a cargar. Y quien no quiere peligrar no vaya contra el viento ni a la bolina estando el mar alborotado, que es ponerse a manifiesto riesgo de naufragaF4. Esta larga cita del P. Diego de Rosales es un cumplido elogio de la piragua y seiiala todos 10s aspectos importantes que hay que tener en cuenta en las navevaciones de Chilok. 0 En 10s numerosos viaje!; que emprenden 10s chilotes y 10s nave, gantes advenedizos, es siem pre necesaria la piragua chilota, el practic0 chiloense j7 el indio ckLono, como si la hazafia fuera propiedad .. . - -. .. islefia y el advenedizo so10 el cronista, iugIar un itanto hgarefio de prosa sencilla, que merece nuestra gratitud, porque 10s actores no creyeron necesario guardar lo cotidiano con caracteres kpicos. _ _ * _ _ I _

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Rosales, Diego de, Hfstoria Generat de Chile, libro I, capitulo 31, Valparaiso, 1877, tomo I, pp. 175-178.


LOS PLANES Y LAS INSTRUCCIONES

En dos direcciones se disparan las autoridades a1 propiciar las empresas maritimas de Chilod Hay dos autoridades que se interesan por el asunto: la autoridad civil, que vela por 10s limites del imperio esna - ~ 1 601. __-_, ~ y la autoridad eclesiistica, en este cas0 confiada a 10s misioneros, que se orienta a la propagaci6n de la fe. rln o u actividad. El gobierno es Ambas o . v t n r ; r l n r l n n uafiaii 1,n raa l!nanr lllloaa uc ocasional en siis intervenciones, porque se preocupa cuando ve la frontera amenazada. Entonces da sus brdenes, envia expediciones y redacta instrucciones generales y secretas, a las que se han de ceiiir 10s responsables de las navegaciones. Esas regiones se defendian de cualquier asalto extranjero con su propia naturaleza adversa a la vida humana por el clima, la escasez de medios de subsistencia. Sus condiciones eran tales que resultaban poco tentadoras para el enemigo, y s610 en cas0 de guerra podian interesar a1 enemigo mBs para inquietar y asustar a Espaiia que Fiara tomar posesi6n de Yun luga; dificil-de mante ner tanto desde el 1runto de vista miIitnr como de la subsistencia human a. Las instrucciones S e ocnpan en primer lugar de verificar si hay a1g h establecimiento f bxtranjero; en segundo lugar, de fijar la ruta o rut,as de navegaci6n e .--l?-----1 J - L - -1 -----n---1,. iiiuicar el PUMU yut: ueue ~ ~ U I I L ~r Iu . i >U p 1 L G IUS encargados 0 jefes de las expediciones redactan diarios y trazan planos y mapas como testimonio de su cumplimiento de las normas recibidas. De estos documentos, que iban a parar a 10s archivos de gobierno en Chiloi., Santiago, Lima o Madrid ( y posteriormente a1 Archivo de Indias de Sevilla), no queda la totalidad, sino parte, y ksta dispersa en diversos lugares. Junto a ella hay que colocar toda la correspondiencia oficial cllrqada pnn ---motivo de estas preocupaciones del poder central y de sus subalternos. La isla, por su parte, era vigia que oteaba 10s horizontes en Em c a de las delatoras velas enemigas y enviaba 10s avisos a1 norte, hasta Concepci6n, en sus Bgiles piraguas, que no conocian el miedo y volaban s obre el mar con tanta urgencia como su mensaje. a u L u L 1 u c x u - a

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Estas navegaciones tienen una historia, a medias conocida, per0 heroica y continuada. La isla solitaria creaba sus caminos; su sinbnimo, si no su simbolo, era la piragua. No era la inm6vil fortaleza como Valdivia, era la frontera mbvil y andariega, el llimite dinimico, que se bastaba a si mismo. Era la Nueva Galicia marinera y mariscadora, extremo del mundo y frontera del mar. Los planes eclesiisticos y misioneros miran a la evangelizacih. Algunos son de inmediata realizacibn, como la misi6n circular que recorria las caiiillas todos 10s afios en ruta marinera y cuya perseverante continuidad salta la barrera de la expulsi6n de 10s jesuitas, y prosigue con 10s franciscanos. Los planes mis importantes son dos, el del P. AIonso de Ovalle en la Histhica relaci6n del Reino de Chile, y el del P. Juan Nepomuceno Walter, en 1764, que a1 ser aceptado por el kobierno, que conserva algunos controles sobre 61, se podria ‘llamar mixto, si no fuera esencialmente misionero y como todas las misiones debia ser aprobado y financiado For el Estado. Hay otros planes como el del P. Juan L6pez Ruiz y 10s de Mascardi, Felipe de la Laguna, Guillelmo, que fueron realidades, pero cuyo plan previo no se conoce. El P. AIonso de Ovalle hace un plan general de todas las misiones de Chile, que por su vastedad podriamos llamar universal. Empieza por dividir en seis clases 10s ministerios de la Compafiia de Jesfis, “Pongamos, pues, dice, en la primera dase 10s ministerios que se ejercitan en las ciudades, asi con 10s espafioles, que son la mayor y principal parte que constituyen estas rephblicas, como con 10s indios y negros que residen en ellas para su servicio. Los ministerios en que la Compaiiia se ejercita en esta ciudad de Santiago son 10s que son tan propios de su profesi6n y ejercita en todo el mundo, como son confesar, predicar, enseiiar, visitar circeles y hospitales, doctrinar a 10s nifios, a 10s indios y a 10s negros, cuidar de sus congregaciones y cofradias, y de las otras que son mis lustrosas y principales, de 10s caballeros, mercaderes y estudiantes. “En la segunda clase de nuestra divisi6n pongo las misiones que se hacen alrededor de las ciudades, a una o dos leguas de distancia, en las que llaman chacras, que son como ac6 las aldeas, de donde se provee el sustento de las ciudades. Estas misiones son muy acomodadas, y asi puede acudir a ellas cualquiera de 10s nuestros por flaco que sea, porque se vuelve siempre a dormir a1 colegio. “En la tercera clase podemos poner otro g6nero de misiones, que ya huelen a mayor mortificacibn y trabajo, porque saliendo a ellas no se vuelve a casa en dos o tres meses, en que no se pueden dejar de padecer muchas incomod+ddades,sin embargo de que andamos de ordinario por poblado y por lugares de espafioles, que a 10s padres misioneOS reciben como a ingeles del cielo, que asi 10s llaman y asi lo publican, viendo el grande fruto que Nuestro Sefior coge por medio de sus ministerios. El distrito de estas misiones son a diez, veinte y treinta le25


guas de las ciudades, en las que llaman estancias, que son tambikn como aldeas, per0 m6s apartadas, donde est6 el grueso de las haciendas, la cria de ganados, 10s obrajes de jarcia y las curtidurias de 10s cordobanes y otras granjerias de m6s tomo. Son estas estancias tan frecuentes y tan cercanas unas de otras que se puede correr casi toda la tierra, dumiendo siempre en poblado desde la ConcepcMn hasta Coquimbo, que son m6s de ciento y cincuenta leguas, todas llenas de gente, espafioles, negros e indios, y por lo general todos muy necesitados de doctrina y enseiianza y del socorro espiritual de la palabra divina y administraci6n de 10s santos sacramentos de la confesi6n y c o m u n i h . . . “A la cuarta clase de nuestra divisi6n tocan las gloriosas misibnes de las residencias de Arauco y Bu ena Esperanza, San Crist6bal y Talcamahuida, y las d e m b casas que t:enemos en 10s pres idios que tiene el -----1 rey en las fronteras de la guerra, yut: e-11 ayuai 1ei110 ha tenido y tiene con 10s indios tantos aiios h a . . . Estas misiones no solamente exceden en rigor, peligros y trabaios a otraq hasta amii FA han _raferidn ~ . ~ .. las , ~ . mie ____-__ I-- ----- --- - - ~ - - _ _ _-__.per0 absolutamente Emeden carearse con las m6s trabajosas y apost6licas en que est& em]deados 10s hijos de la Compaiiia. “A la quinta clase pertenecen las apost6licas misiones de Chilo6, a quien en este modo y orden de divisibn que llevamos toca el quinto lugar, siendo asi que si consideramos lo crudo de sus rigores en la pobreza de la tierra y mala pasadia que de suyo tiene, en el retiro del sitio tan apartado del comercio humano, en la proceloso del mar por donde es fuerza andar todo el afio de una isla en otra, con manifiestos y frecuentes peligros de la vida, no son de la quinta, sino de prima clase, aunque 10s comparemos con las m6s rigorosas que en todo el mundo tiene la Compaliia. “Sexta y hltima clase. Podemos poner por cabeza de todas las de la Mocha y Chonos, por ser las inmediatas y donde han comenzado a apuntar 10s crephsculos del Evangelio. Pertenecen tambi6n a esta clase las muchas almas que est6n en la tierra firme desde Arauco hasta Osorno. En este distrito hay, fuera de 10s indios que son tantos, las espaiiolas y espafioles cautivos, 10s cuales ya serin pocos y viejos, per0 la descendencia aue con la violencia del cautiverio no Dudieron todos excusar, I es muy grande y mayor la que 10s mismos indios han tenido, porque --!--

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&os solos son m6s que todos 10s que hay en lo restante que est6 conquistado de paz. Estin estos indios en la tierra firme desde el grado treinta y ocho hasta el cuarenta y uno; per0 10s que hay desde aqui hasta el grado cincuenta y cinco en que est6 la boca del Estrecho de Magallanes, no hay quien sepa cosa de cierto, porque la guerra con 10s araucanos ha impedido el paso y asi no se ha podido descubrir esta tierra por esta parte, per0 por la de Chilo6 han entrado algunos capitanes, con quien yo he hablado, y me han dicho que han hallado noticias de que hay en aquellas tierras muchisima gente y lugares muy 29


ricos, aunque nunca han podido llegar a ellos por estar muy retirados y necesitar m6s fuerza de la que llevaban. De estas noticias hay muchas y ltodos convienen en que la tierra es muy rica y fertil y consiguientemente habri en ella muchos que la habitan. Es muy celebre la fama que corre de que por este distrito e s t h 10s C6sares. Pongamos tambi6n en esta clase 10s indios puelches, que habitan en 10s valles y huecos que hace la cordillera, 10s cuales son en gran nGmero, y no son pocos 10s que de la otra banda corren hasta continuarse con 10s de Cuyo por la banda del norte, y por la del sur con la del Estrecho de Magallanes, donde 10s que han pasado por 61 han visto de la una y otra parte muchos indios. T a m b i h pertenecen a esta clase 10s indios que habitan la grande isla y pedazo de tierra que llaman del Fuego� 5 . Ovalle escribe su libro con designio misionero y abarca todos 10s campos de evangelizacibn. Este plan suyo es dificil de superar por la extensibn. Me parece que la obra del P. NicolLs Mascardi, que Ovalle conquist6 en Europa para las misiones de Chile, debe estar inspirada en este plan de Ovalle, cuyo libro sali6 en Roma mientras vivia alli Mascardi y luego en el viaje con Ovalle tendria mil ocasiones de hablar de lo mismo. Los viajes de Mascardi lo demuestran, y la ocasibn fue la designaci6n de rector del Colegio de Chilo6 De nuevo y mis de un siglo despu6s de Ovalle, sin que obsten 10s viajes que repetidamente se hacian desde Chilo6 en todas direcciones, el P. Juan Nepomuceno Walter, S. J., elabora un plan misionero en 1764, que present6 con &xito a1 Gobernador Antonio Guill y Gonzaga6. Es 6ste un proyecto misionero, que repite 10s viejos ideales de la evangelizaci6n del sur, mezclados, a veces, con objetivos poIiticos de la corona frente a ambiciones forineas. Hay que confesar que el sur por SII pobreza se defendia solo. La corona mantenia las tierras semipobladas de indigenas en torno a1 Estrecho de Magallanes en su soledad sin fuertes, sin ciudades, sin colonos y sin navios. Este sistema daba resultados, porque se defendian solos con una naturaleza bravia y poco hospitalaria. MBs que 10s objetivos politicos o militares, defensivos o de ambici6n territorial, eran de vez en cuando 10s ideales misioneros 10s que agitaban la conciencia de la monarquia con lejanos remordimientos de bulas alejandrinas y de donaciones pontificias, Wtimos vestigios medievales de una monarquia universal de hechura europea y de proyecciones mundiales. Titulo justo o injusto, per0 verdadero y definitivo por el momento en que se produjo y por las naciones que lo acataron. El P. Juan Nepomuceno Walter recoge, a1 presentarlo, el titulo evangelizador, que gravaba la conciencia soberana, con un leve toque de ex5 6

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Alonso de Ovalle, Hist6&a R e l a c i h del Rein0 de Chile y & Zas misiones y ministdos que eierdta en dZ la Compaiiia de Jeslis, Santiago, 1969, pp. 360, 378, 391, 414 y 429. Plan presentado por el P. Juan Nepomuceno Walter, S. J., a la Junta de Poblaciones sobre las misiones australes, 9 de enero de 1764. MM. v. 191, fs. 239-251. Tomado de AGI, 129-3-9, numeraci6n antigua. Vease a1 final Documento 11.


pansi6n cultural entre 10s indios, y con una Clara voluntad de domini0 territorial frente a1 peligro inglks a que estaba expuesto el territorio austral de AmCrica. No hay que olvidar que el proyecto tocaba puntos de la politica de la Ilustraci611, como era la cultura, con las inquietudes de Espafia frente a la obstinada actitud inglesa, que aGn no volvia 10s ojos a 10s futuros continentes de su imperio colonial en Asia y el Africa y se enconaba con el imperio espaiiol. Hasta 1600 el acceso a1 sur no tuvo dificultades en Chile, per0 la inmensa y definitiva rebeli6n araucana y la destrucci6n de las ciudades del sur produjeron el aislamiento que se hizo secular e impidi6 una expansi6n ordenada, pausada y segura. Desde entonces Chilok con sus propios medios qued6 a cargo de una ardua empresa frente a1 sur desconocido. La via maritima del Estrecho de Magallanes era usada libremente por 10s paises navegantes de la kpoca, que no se detenian en las islas del extremo austral ni intentaban posesi6n alguna, porque no habia riqueza tentadora y cualquier establecimiento, ademis de in& til, resultaba costosisimo. El proyecto del P. Walter era una sintesis de 10s que se habian intentado durante tanto tiempo, que tuvo Bxito, interrumpido por la salida de la Compafiia d e JesGs de 10s dominios del Rey Catdlico. Dos caminos se comenzaron a abrir, sin ningrin establecimiento: la via por 10s Chonos a Guayaneco, con cierto a f h colonizador, aunque erradicando voluntariamente a 10s indios, tuvo tres viajes exitosos, si se cuenta uno de 10s indios o 10s preparativos de Jose Garcia. En afios sucesivos Jose Garcia y el P. Juan Vicuiia alcanzaron sus objetivos. El otro camino hacia la laguna de Nahuelhuapi fue abierto por pasos. Primer0 el viaje del Gobernador Juan Antonio Garretbn, luego el del P. Esquivel, que no pas6 de Ral6n y, finalmente, el P. Guell que intent6 ambos caminos: el de 10s Baiios, Bariloche o las Caballerias, que era todo por tierra, y el camino de las lagunas, donde llegiz a1 ventisquero del Tronador. S610 le sucedieron dos viajeros: el P. MenCndez, franciscano, que en el primer viaje s610 intent6 el camino de las caballerias, y en 10s tres siguientes llegc5 a Nahuelhuapi, sin intentar ninghn establecimiento, y el viaje de Moraleda, en 1795, que s610 lleg6 a Peulla. El proyecto de Walter lo estudiamos en su texto, luego la respuesta de Guill y, finalmente, lo que dijo sobre Bl la Contaduria General a1 Consejo de Indias. Guill, experimentado en las demoras de la Corte, dio, con aprobaci6n del Real Acuerdo, principio a la ejecucidn, avisando simultineamente a la Corte y basado en permisos otorgados a1 Presidente del Reino por Espaiia. La respuesta de la Contaduria, de 28 de febrero de 1767, habria sido demasiado tardia para la ejecucibn, v conforme a 10s informes del Consejo de aquella Cpoca es un escrito largo, per0 esclarecedor.

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Los proyectos que hemos analizado nOS abren el a m i n o para conocer las empresas y viajes de Chilok en detalle, sus direcciones, sus motivos, sus Cxitos y fracasos, las autoridades que 10s impulsaron, 10s medios con que contaron y 10s hombres que 10s realizaron. En el eampo de 10s hechos es donde Chilo6 justifica su jefatura solitaria de las rutas australes; como todos 10s pueblos isleiios tuvo vocaci6n marinera y la sup0 desarrollar. PROYECTO MISIONERO AUSTRAL DE 1764 Nacib este proyecto de la petici6n hecha a1 P. Provincial de 10s jesuitas sobre la asignaci6n de 10s religiosos misioneros que debian trabajar en el pueblo de Chonchi, reci6n fundado. Por no hallarse en Santiago el P. Provincial respondid, en su lugar, el P. Juan Nepomuceno Walter, Procurador de la Provincia Chilena de la Compaiiia de JesGs. En vez de limitarse a la asignacibn, el P. Walter expuso un proyecto mhs ambicioso y amplio que extendia el campo misionero por toda la regi6n austral. Entre 10s trabajos del misionero de Chonchi estaba la misi6n de 10s caucahues. El conocimiento de esta misi6n da a Walter la ocasi6n de pedir aumento de misioneros para evangelizar muchas naciones hacia el Estrecho de Magallanes, y por ellas llegar a1 conocimiento de otras naciones que habitan en la Tierra del Fuego o Cab0 de Hornos. Los indios caucahues fueron descubiertos con ocasi6n de la p6rdida de un navio de la expedici6n de Lord Anson a la altura de cuarenta y siete grados. La noticia de este naufragio movi6 a1 gobernador de Chilo6 a enviar una expedici6n que registrara todo el sur para ver si habia ingleses por esas islas. Casualmente encontraron a 10s indios caucahues, 7 Hubo proyectos de misi6n que quedaron en el papel, como el que recoge la Real Cbdiila de 4 de febrero de 1683, que dice: ‘Xn mis reales manos se ha puesto un papel, proponiendo que para hacer a Dios el agradable servicio de reducir a su santa fe innumerables almas en la Tierra del Fuego y ganar aquellos pueblos por amigos, en que hay la conveniencia de afianzar la posesi6n de mi dominio, adelantlndose a 10s enemigos de esta Corona, en esta diligencia se escriba al gobemador de las provincias de Chile encarghdole que para que esta proposicibn tenga efecto, procure que la habitacibn de 10s espaiioles vaya dilatlndose a1 Estrecho de Magallanes y a la Tierra del Fuego, para avecindarse en e b , dando principio con disponer que algnnos religiosos de la Compaiiia de JesGs y seglares vayan a reconocer la isla de la Madre de Dios, que dista de Castro (Chilob) hacia el Estrecho ochenta o cien leguas, para que, siendo habitable, hagan asiento alli dichos religictsos como algunos so!dados, de tres mil plazas que dice se pagan de mi real hacienda en Chile, el nGmero que le pareciere mnveniente, eligiendo 10s de pacifico natural y de b u e nas costumbres, que vayan introducihndose poco a poco con 10s indios del Estrecho y Tierra del Fuego; y que en la misma conformidad se os escriba a vos, afiadiendo que no os descuidbis en que haya embarcacibn, que corra la costa de Chile hasta el referido Estrecho, haciendo embarcar en ella religiosos de la Compaiiia de la Provincia de Chile, con seglares, Y que se reconozca la dicha isla Madre de Dios, y procuren establecerse en elta�. Coleccfdn de Documentos Hist6ricos del Archbo del Amobispado de Santiago, tom0 111, Cedulario, tom0 11, pp. 409-410. Santiago 1920.

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mansos y apacibles, que evangelizb el P. Pedro Flores, que iba en la expedici6n. Conducidos a Chilok, el gobernador les dio por residencia la isla de Kaylin, donde fueron encargados a1 P. Francisco Javier Esquivel, que durante trece afios se ocup6 de ellos; edificaron sus casas y poblaciones en la misma forma que 10s habitantes de Chilo6 y edificaron una iglesia a la Virgen del Carmen. Pertenecen a esta misi6n 10s habiitantes del pueblo de Huilad, que esti frente a Kaylin en la isla grande. No tienen misionero sin0 un seglar de su nacibn, bien instruido, que 10s llama a la iglesia 10s sibados y domingos, les ensefia 10s rezos y la doctrina, bautiza las creaturas, ayuda a 10s moribundos y entierra a 10s muertos. “Varios de ellos, dice Walter, entienden y hablan el castellano, extendibndose su habilidad hasta saber leer y escribir, de lo que 10s mayores entre ellos tienen particular consuelo, diciendo se alegran mucho de que sus hijos sepan lo que ellos ni sus antepasados merecieron”. Se preparan para la misi6n anual comprando trigo, cebada y papas en las cercanias de Castro, adonde llevan mariscos, pescado seco, sacos y aceite de lobo, ostras y “obrillas”, que ellos hacen, y con esto se van a su iglesia a esperar a 10s misioneros, que van por un mar muy peligroso. Se pus0 a1 principio la residencia del misionero en Queilen, lugar de 10s payos, Gltimos habitantes de la isla grande hacia el sur, porque se crey6 que se podia auxiliar mejor que si se pusiera en Kaylin, pero result6 muy inc6modo por el lugar y era muy poca la gente para que el misionero ejercitara su ministerio todo el afio. Se mud6 a Chonchi el misionero, porque lo pedian 10s habitantes, porque le daban 10s mejores sitios para la misibn, porque estaba rodeado de pueblos y de las islas de Lemuy, que son las m6s pobladas despuks de Quinchao. El traslado se hizo en breve tiempo, porque 10s caciques y habitantes de 10s alrededores hicieron una buena habitaci6n para el misionero y una sala muy capaz para escuela, gasitando en eso tres mil pesos de buena plata. Desde Chonchi atienden tambihn a 10s caucahues, cuando van a buscar mariscos y 10s ayudan con limosnas, a pesar de la pobreza de la misibn, que carece de sinodo o renta. Si la hubiera para dos misioneros, se podria mejorar la misi6n de 10s caucahues y procurar Is conversi6n de otras naciones que residen hacia el Estrecho de Magallanes y de &as se podria adquirir noticia de las que dicen habria en la Tierra del Fuego y Cab0 de Hornos para poder llevarlas a la fe, por ser las almas mis desamparadas que se hallan en la America Meridional. Cita la carta del P. Niel, de Lima, 20 de mayo de 17058, que propone aprestar un navio y enviarlo a registrar la Tierra del Fuego, porque dice que esti habitada, pone por extenso las particularidades de 10s naturales, sncadas de las relaciones de Garcia Nodal, que recorri6 el Estrecho de le Maire. 8

Cartas edificantes y curiosas, escritas de las misiones extranieras, por algunos misioneros de la Compaliia de JeslIs, traducidas del francks por el P. Diego Davin, Madrid, 1754, torno 111, pp. 257-269.

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Europa, a poca distancia del cab0 Victoria, a la salida del Estrecho a1 Mar del Sur, vieron gente en tal nlimero en la playa que prefirieron seguir viaje, por no estar preparados para un asalto, que se podia temer. Se quedaron sin saber qui6nes eran y con sospechas de ser europeos, porque 10s indios no hacian sefias a 10s navios, como ellos. Cree que es conveniente averiguarlo para favorecerlos si son espaiioles y para sacarlos de esas tierras si son extranjeros. El P. Juan Nepomuceno WaPter tomb las noticias de su escrito de un informe del P. Rector del Colegio de Child, Melchor Straser, S. J., de 2 de octubre de 1763, y firma el suyo en Santiago, a 9 de enero de 1764. La importancia del trabajo del P. Walter reside en que 61 hace un vasto proyecto de misiones, en que no soslaya 10s aspectos civiles y militares, que deben tenerse muy en cuenta. Estas ideas tuvieron la aprobaci6n del Gobernador Guill y Gonzaga y dieron origen a notables expediciones, interrumpidas en 1767 por la expulsi6n de la Compafiia de JesGs. Si se examina cuidadosamente este escrito se v e d que es un nuevo ttitulo para la posesi6n de Chile en el territorio austral del continente. Lo que conviene recordar es que el proyecto consulta expediciones maritimas por las costas australes, que primer0 se dedicaron como 10s caucahues a traer indios a la misi6n de Kaylin, y por otro lado se investigaron 10s caminos de Nahuelhuapi, el de las lagunas y el terrestre, en orden a restaurar la misi6n y emprender el camino a1 Estrecho de MagalIanes. Las misiones de Chilo6 se ampliaron a mayor nGmero de lugares y con mayor nlimero de misioneros; de sus empresas nos quedan notables narraciones. Si se realiz6 la exnansi6n. no se hizo la misi6n de la Tierra del Fuego ni el puerto en e i Estrecho de le Maire, como pedia el informe.

LA RESPUESTA DEL GOBERNADOR GUILL

El 1� de septiembre de 1764 el Gobernador Guill da cuenta a1 Rey de lo hechog. Dice que el Procurador de la Compafiia present6 un escrito pidiendo el establecimiento de algunas misiones en la provincia e islas de Chilo6 y el sinodo o salario correspondiente, para esto se form6 un expediente con el Fiscal de Su Majestad y tornados 10s informes de varios sujetos “pricticos y timoratos� juzg6 de la mayor importancia para el servicio del Rey establecer villas en 10s parajes de las misiones para aumentarlas con 10s naturales que se redujesen y adelmtar esas poblaciones, que sirvan de muro a las entradas de 10s n-ii9

Carta del Gobernador don Antonio Guill y Gonzaga a1 Rey, Chile 240. Vbase a1 final Documento 111.

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de septiembre de 1764, AGI,


sioneros hacia el Estrecho de Magallanes. Llevb el asunto a la Junta de Poblaciones, donde, habikndose expueslto las razones que habia, se resolvib fundar una villa en el pueblo de Chonchi con el nombre de San Carlos, donde hay unos 4.000 habitantes, edificios de bastante costo, y se agregaron a ella 10s indios de Huillinco, Notruco, Vilipulli y Cucau en la isla grande de ChiloB, estableciendo una misibn de dos religiosos de la Compafiia de JesGs, y otra de dos tambikn en la isla de Kaylin, que habitaban 10s indios caucahues, con el objeto de hacer algunas entradas en la Tierra Firme que va hacia el citado Estrecho. El Gobernador proveyb con trescientos pesos anuales a cada misionero y por una vez quinientos pesos a cada una de las misiones para iglesias, casas y ornamentos y cada aiio en que se hiciese entrada hacia el Estrecho cien pesos mSs. Esta resolucibn se tomb con voto consultivo del Real Acuerdo, en virtud de las facultades concedidas a1 Gobernador por Real Ckdula de 12 de febrero de 1761. Para este gasto no se pronuncib sobre el aumento de sinodos o salarios a 10s religiosos misioneros, porque habia dado cuenta a Su Majestad la Junta de Real Hacienda el 9 de mayo de 1761, exponiendo a Su Majestad ser corto el estipendio que gozan y mucho el celo con que trabajan y solicita aumento. Esta carta de Guill con el testimonio de 10s auhtos obrados con motivo de la fundacibn de una villa en el pueblo de Chonchi y estable, cimiento de dos misiones a cargo de la religibn de la Compaiiia de JesGs fue enviada a Contaduria General por el Consejo de Indias el 15 "

brero de '1767 lo. Contaduria cita 10s documentos que se hallan en 10s autos enviados por el Gobernador: Informe del Gobernador Antonio Narciso de Santa Maria y Escobedo sobre reduccibn de 10s indios caucahues, 22 de marzo de 1753, en la cual pide una misi6n en Queilen. Sigue una peticibn de 10s caciques de 10s 40 pueblos que rodean a Castro para que se funde una villa en Chonchi, declaran que s610 por caridad del Provincial 'de la Compaiiia son atendidos por un padre que vivia con ellos hacia tres aiios en gran pobreza y pedian dos misioneros con su estipendio para que 10s asistiesen y ensefiasen. Venia despu6s el informe del P. Juan Nepomuceno Walter representando su plan de misiones, el proyecto de hacer villa a Chonchi y pondera la idea de fundar en Tierra del Fuego una misibn y 10s beneficios que recibiria el Estado; narraba la expedicibn de 10s caucahues en 1760, que tuvo por calenches y taijatafes y las ventajas uapi. io del Consejo de Indias, sobre la fundaci6n de febrero de 1764. AGI, Chile, 471. V6ase nl final


Estos autos pasaron a la Junta de Poblaciones, 10s cuales vistos y el informe del Fiscal, Dr. Josk Perfecto Salas, acord6 por decreto de 30 de marzo de 1764 que se fundase la villa de San Carlos de Chonchi, mand6 que se uniesen a ella 10s pueblos de Huillinco, Notruco, Vilipulli y Cucau, se estableciese alIi una misi6n y otra en la isla Kaylin y ambas con dos misioneros, dejando a1 arbitrio del Presidente sefialar el sinodo conveniente. Pedido informe a1 Coronel don Antonio Narciso de Santa Maria y B c o n h d n rnhrp p1

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expuso "que habiendo afios pasados invernado el pingue la Ana, de la escuadra del Vicealmirante Anson, en el puerto de Inchen, en el archipiklago de 10s Chonos, de la Provincia de Chilok, y regresado a Londres, solicit6 a1 rey brithico tener derecho a dicho puerto e isla por haberlo hallado despoblado v ocupado la tripulaci6n de la citada embarcaci6n. Raz6n por la cual el Rey de Espaiia orden6 que se poblase y fortificase, como se ejecutb, habikndolo mantenido con guarnici6n dieciocho meses, hasta que se le comunicb por el Virrey de Lima otra real orden para que lo demoliese y arruinase la fortificacibn y poblaci6n por ser el lugar incapaz de que se manltuviese alli guarnicibn, por lo rigido e irregular del temperamento, pareciendo a dicho Santa Maria que en aquel archipiklago no se debia solicitar mayor conocimiento que el que se tiene, y constaba a Su Majestad a cuyas manos tenia remitidos dos mapas generales de toda la provincia y archipidago, de que result6 habkrseles mandado recoger todos 10s modelos y que 10s quemase o guardase en su poder para que no se divulgase y tuviese noticia la naci6n brithica, por lo que sin real orden no hallaba arbitrio para un nuevo reconocimiento, ademis de que estaba ya hecho cuando se sacaron dichos mapas y la artilleria del navio El Guelguel (wager) de la escuadra de Anson, que naufrag6 en el paraje nombrado el Guayaneco, en cuyo reconocimiento se ha116 el sargento mayor don Mateo Abraham, con la tropa que le acompafi6. A quien habihdose presentado varios indios e indias de la parte del estrecho, manifesttindoles gustar conocer nuestra naci6n y tener correspondencia con ella, les hizo con este rnotivo un parlamento en el que juraron la obediencia a Su Majestad, enseiihdolos la doctrina cristiana y pidiendo muchos que 10s bautizasen y casasen, entregando varios indios sus hijas a 10s oficiales y soldados para que las trajesen consigo, las que se hallaban ya muy domksticas e instruidas. Que halla por medio eficaz y m6s suave para atraer esitas gentes el que todos 10s afios se despache por 10s padres de la Compafiia a aquellas partes y costas algunos indios de la misma naci6n de caucahues y de 10s trece, que liltimamente trajeron, para que &os comunicando con aqukllos y viendo el buen tratamiento que les hacian, se fuesen reduciendo y allegando a 10s demQs, dando raz6n de las naciones no conocidas, para que gratificados con algunos mari-maric

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clad. Y que cuando se reconociese disposici6n en ellos podria salir uno de 10s dos jesuitas, de la propia misidn, acompaiiado de 10s mismos caucahues, y se&n el fruto que de esta expedicibn se sacase repetir otras 10s subsecuentes aiios”. Termina el expediente con la solicitud de sinodos para ]as misiones de la Compafiia, y en especial el arreglo del destinado a las nuevas misiones de Chonchi y Kaylin. Finalmente, en vista del informe del Fiscal Salas y del dictamen del Real Acuerdo, a quien se le pas6 el expediente en voto consultivo, el Presidente, por decreto de 12 de julio de 1764 y con la facultad que le concede la Real CBdula de 12 de febrero de 1761, asign6 a cada uno de 10s misioneros de Chonchi y Kaylin, cuyas misiones habia autorizado la Junta de Poblaciones, trescientos pesos anuales como sinodo, mis 30 pesos para vino y cera, y cien pesos a la misi6n de Kaylin para cada expedici6n que, previa expresa licencia del Gobernador, hiciere por las costas hacia el Estrecho de Magallanes; tambi6n, y por una vez, se concedia a las dos misiones la cantidad <de500 pesos para casas, iglesias y ornamentos. La Contaduria suspende la petici6n acerca del sinodo de las otras misiones de la Compafiia en Chile. En cuanto a lo asignado a las nuevas misiones de Chonchi y Kaylin, el gobernador procedi6 de acuerdo con la licencia que le daba la Real CCdula de 12 de febrero de 1761, “permitihdole que a cualesquiera misi6n que se hubiese establecido en aquel reino en el tiempo medio o que se estableciese en adelante pudiese destinar la cantidad que juzgare precisa para 10s gastos de ornamentos, capilla y avio de misioneros, (como tambiCn para sinodo anual de 6stos”. Hace notar Contaduria que 10s sinodos de las misiones de 10s jesuitas habian sido fijados en 200 pesos anuales r n i s treinta por raz6n de cera y vino, pero por el mayor trabajo y gasto que ofrecen estas nuevas misiones “no es reprensible su proceder en la mayor cuota de 300 pesos que seiial6 a 10s misioneros”. Opina la Contaduria que debe reducirse el salario de 10s misioneros de 300 a 200 pesos, aiiadidos 10s 30 para cera y vino, “si fvere del superior agrado del Consejo”. Sefiala que tambikn ser6 conveniente aprobar a la Junta de Poblaciones el nuevo establecimiento de la villa y misiones en aquellos parajes, y continha: “Que igualmente en atenci6n a que por otros autos se manifiesta serin utilidmas las citadas dos misiones de la isla grande de Chilo6 y la de Kaylin, no s610 para atraer a1 gremio de nuestra Santa Fe el crecido nGmero de almas que habitan aquellas incultas tierras hasta el esetrecho de Magallanes, sjno que tambien s e e n las noticias de su docilidad y buen genio pueden prometerse otros felices progresos a beneficio del Estado, se persuade la Contaduria, seri conveniente aprobar a1 referido Presidente la aplicaci6n de 10s 500 pesos, que a cada una de esas misiones hizo por una vez para 10s gastos que expresa, respecto de ser conforme esto a la real piedad de Su Majestad para promover en cuanto sea posible la conversi6n de 10s indios y predicaci6n del santo Evangelio a costa del 38


erario, como lo mevienen Ias leves. Der0 con la circunstancia de aue 10s 100 pesos m As, concedidos a la misi6n de la isla de Kaylh para caucahues, se h an de entender en 10s afios que con licencia de ;que1 gobierno se vebrificare su entrada en la Tierra Firme, que va al estrecho de MagaIlanles y no de otra manera�. -1 . luzga aigunos puntos que toca el Y. YrocuFinalmenre, 1la rwncaauria rador de la Compafiia como ajenos a su incumbencia, sin dejar por eso de alabarlos en forma reticente, p r o amable: “Y por lo que mira a otros puntos sobre que consta en estos autos haber representado el P. Procurador de la Compafiia de JesGs de la citada provincia, respectivos a la misi6n que propone para la Tierra del Fuego, reconocimiento de aquellas costas, su fortificacibn, y a las reales 6rdenes que tuvo el Gobernador de Chilod, don Antonio Narciso de Santa Maria, comunicadas por el Virrey Conde de Superunda, para que demoliese v arruinase la fortificaci6n y poblaci6n de puerto de Inchen por lo rigido de aquel paraie: Considera la Contaduria que, aunque esta materia no la gradGa propia del estado y ministerio del citado P. Procurador pues tocando como toca en la clase de gubernativa, compete su conocimiento v promoci6n a 10s Virreyes, Presidentes y Magistrados Reales de aquel reino: con todo no es despreciable la especie, y seria importante prevenir lo conveniente a1 Presidente de Chile para que la examine y dd cuenta a Su Majestad, exponiendo su dictamen fundado y bien instruido antes de proceder a gasto alguno, para que en su vista delibere su Majestad lo que juzgue oportuno. El Consejo resolver6 sobre todo lo m6s conveniente�. Esta respuesta, tan tardia, de Madrid, a 28 de febrero de 1767, permiti6 a1 Gobernador, que habia tomado las resoluciones pertinentes, realizar todo el plan, aun en cosas que no resolvi6 Contaduria en su dictamen, como el restablecimiento de Nahuelhuapi. Nunca se niega a Guill la jurisdiccih en todo lo que pide y propone sobre 10s territorios australes. El proyecto del P. Walter estaba ligado a las invasiones inglesas australes, que, entonces, desvelaron a la Real Corona mucho m6s de lo que permitia su peso. Contaduria no disimula esta preocupaci6n. Se arbitraron recursos para las expediciones a1 sur (10s famosos cien pesos), que permitieron viajes como el del P. Jose Garcia y Vicuiia. Los intentos de re5tauraci6n de la misi6n de Nahuelhuapi no contaron con iecursos, y esta podria ser una de las razones para que se atrasara su ejecuci6n. Las expediciones a1 sur se realizaron como aconsejaba don -4ntonio Narciso de Santa Maria: primer0 por 10s indios solos y luego acompafiados de un misionero. La villa de Chonchi no encontr6 en la Contaduria objeci6n. porque se hacia sin costo para la Real Hacienda, raz6n que pesaba muchas veces como definitiva en las reales resoluciones. i

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Finalmente, hay en el documento un tono dieciochesco o iluminista a1 separarse a1 fin de Ias consideraciones misioneras para insinuar “otros felices progresos a beneficio del estado�. Gracias a1 largo camino del mar y de la burocracia, y a la rapidez de Guill para proceder por s u cuenta, este GItimo proyecto misionero de 10s jesuitas va a ser una realidad bajo su direccih, y despuks de su partida una de las m6s constantes preocupaciones de la Corona, siempre deseada y nunca mAs llevada a tkrmino, a pesar de algunos serios intentos.

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CAMINOS AUSTRALES A LOS CHONOS, A GUAYANECO Y AUN MAS ALLA

La responsabilidad mayor que caia sobre 10s dkbiles hombros de la isla de Chilok era el camino del sur por 10s canales y el ockano. Era una audacia salir a buscar establecimientos extranjeros en dhbiles pirap a s por 10s canales, pero era m6s singular el viaje, en que 10s chilotes remaban y 10s indios chonos hacian de guias en el intricado laberinto de islas y canales, cordilleras y ensenadas. Los grandes barcos, con toda su capacidad, no eran capaces de aventurarse por el pielago misterioso, bajo la continua inclemencia del tiempo y de la lluvia. Solian dirigirse estas expediciones a 10s archipiklagos de 10s Chonos y Guaitecas y a las islas de Guayaneco, a1 sur del golfo de Penas y de la n e n h c i i l a r l T~ a i t a n Fl raminn r l p Chilnb

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un-golpe de viento, a mar abierto, y su duraci6n no alcanzaba a un dia. El viaje a Guayaneco era m6s aventurado, porque entrando por 10s canales se llegaba a la laguna de San Rafael y desarmando las piraguas las tramontaban a1 istmo de Ofqui o Deshecho, a hombro, y aun a veces sin destruirlas. Luego las echaban a1 rio San Tadeo o Lucac hasta el mar. Los objetivos del viaje eran misioneros y para evangelizar a 10s chonos, huaygiienches, taijatafes y calenches, en el cas0 de 10s viajes emprendidos por 10s religiosos. El gobierno local, el de Chile y el del Perii estaban atentos a la ruta del sur, que por ser iinica traia amigos y enemigos. Virreyes, Presidentes y Gobernadores o Generales estaban atentos a evitar cualquier establecimiento de extranjeros en las regiones que van desde 10s Chonos a1 Estrecho de Magallanes, por eso la ruta resulcta un poco mon6tona. Es verdad que el camino del mar, fuera de 10s canales por Taitao y la peninsula de Tres Montes, no era frecuentado, sino temido, 7! de kl hay menos datos. Las piraguas se preparaban para estos viajes, llevando en ellas viv e r a para seis o tres meses, calculando las raciones por individuos, las armas y la pblvora, vestuario y cosas mhs pequeiias. Todo esto iba en

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, expuesto a las Iluvias. Los bogadores no itenian las aguas que 10s mojaban desde el cielo y desde Gi 11141. l l U l l l u l G 3 IlGchohoS a esas contingencias, rara vez aparece en sus diarios la queia contra las inclemencias del tiempo o la nota de que aprovechaban las detenciones en puertos y ensenadas para hacer carpas y proteger sus viveres, vestuarios y armas. A veces en estos casos hacian fogatas para aprovechar su calor y para secarse y secar sus cosas, per0 hasta las fogatas no se entendian con las lluvias incesantes. Admira la resistencia de esta gente, 10s pocos enfermos que se indican y las escasas muertes o pkrdidas de navegantes. Cuando iba con ellos un religioso o misionero se ve que practicaban la religidn, oian misa y en alguha ocasi6n se ve que se pierden ornamentos, hostias y otros objetos sagrados, o se mojan, quedando sin este servicio por pkrdidas irreparables como las hostias. Los alimentos solian pudrirse con tanta agua y no todos 10s expeJ..-.'---- :-- ,...-L l I l X U l l ~ l l U > t;ldll C;d --paces de hallar peces o mariscos que mejorarau la dieta. Los diarios ccinfeccionados por 10s jefes de las exploraciones se ocupan en primer lugar de 10s datos del dia, estado del tiempo, a l g h rasgo humano, rarii vez de las medidas geogrificas, y algunos hablan rle lnc rnnnnq i l e van haciendo. Se nota a veces que se esfuerzan por -- _-r-l n 1-cumplir las instrucciones secretas y las dificultades que lo impiden quedan de manifiesto. La conducta de la tripulaci6n es comhmente elogiada, y en un cas0 excepcional, el viaje de Francisco Machado, queda de rnanifiesto la falta de obediencia de la tripulaci6n en forma discreta, que apareci6 mis clara en el proceso a que se someti6 a 10s participantes. En estos viajes el avance a1 sur de Guayaneco queda siempre en cierta penumbra, que no es ficil de disipar. La irregularidad de 10s datos que se poseen no permite hacer una i-&arraci6nde medida uniforme para cada una de las expediciones, porque junto a unas informaciones completas hay otras que no pasan de F la noticia escueta. . . que en el El siglo XVII es m6s vag0 en la informacidn, en tanto siglo XVIII es abundante en instrucciones, diarios, mapas y correypondencia. Pareceria mis 16gico dividir en dos las expediciones: unas hasta -^-_

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cuyo objetivo eran 10s Chonos tuvieron que ir m6s a1 sur o porque 10s encargos miraban a ambos objetivos. Se seguir6 el orden cronolbgico, porque resulta m6s objetivo. Uno se pregunta finalmente, dser6n kstas todas las expediciones o hay mis? La respuesta es la misma de siempre: La historia (Clio) las sabe, el historiador no.


LAS CARTAS ANUAS DE LA COMPARIA DE JESUS

Las cartas anuas de la Compafiia de Jeslis formaban una especie de periodismo interno dentro de la orden. En ellas se daba primacia a lo que hacia noticia. No eran sensacionalistas, hablaban de las buenas n oticias y evitaban las m: Jas, que se comunicaban a 10s superiores por V ia administrativa. Estas (:artas, en su versi6n amplia, son ricas de datcIS, en tanto que las vers:iones que en su tiempo se dieron a la prensa se abreviaron con gran desmedro de lo pintoresco. No se conservan colecciones integras de las anuas, sino que hay que contentarse con lo que se salv6 del diente roedor del tiemPO. Los datos que poseemos sobre las, misiones de Chilok son de 10s aiios 1609, 1611, 1612, 1613, 1614 y 165!O. Dice el anua de 1609: “Las islas cle Chilok, que es como un archipiklago, estarin de Santiago de Chile ciento y ochenta leguas. Vase por la mar del sur una vez a1 aiio, porque no hay mis que dos o tres meses en que se pueda entrar y salir. Son las islas mis de sesenta, distan las unas de las otras de una a cuatro o cinco leguas, y todas en distancia de treinta j7 cinco o cuarenta hacia el estrecho. Hay alli cerca noticia de otro archipiklago a otra tanta distancia de otra tanta gente en menos islas, con quien-10s primeros contratan y dicen que es una gente de poquisima capacidad. Estas y algunas otras personas que han pasado adelante dan noticia de muchas naciones que e s t h la tierra adentro, hacia el estrecho, y dicen que es gente blanca y anda vestida, usan lien20. Llevaron 10s padres orden de hacer diligencia y tomar m6s particular noticia de esto. Estos indios de ChiloC hablan la lengua de Chile, serin de diez mil o doce mil almas, algunas de ellas cristianas, pero .- 11 hiipnm -______ sin conocimiento casi de Nuestro Seiior, son de muy blandos naturales, suelen traer muchos de ellos a Chile a vender� ll. En la carta anua de 1611 se halla una carta del P. Ju an Bantista .Ll-.. 2- 1,Ferrufino, donde explica la isla de Chilok y luego pasa a hawldl ut: I U ~ chonos: “La otra parte de la isla que mira a1 sur dista como doce lep a s de otro archipidago de islas, que llaman de 10s Chonos y Huilles y quiso Dios consolarnos con enviar el cacique principal de aquellas islas, Pedro Delco, que juntamente es cab0 y gobernador de ellas por el Maestre de Campo. El pens6 venir a sblo a negociar sus negocios y no que Nuestro Seiior lo enviaba para consolarnos y darnos luz de aquellas gentes y naciones. Pas6 con un buen tiempo que le hizo ahora dos aiios, porque aunque son muy ordinarias y casi continuas las borrascas y tormentas de aquel mar, por estar casi siempre contrastada de 10s vientos y travesias. Era &e gran marinero, y todos aquellos isleiios lo son en manera de conocer 10s tiempos y remar en sus piraguas. Lle86, pues, a un pueblo de indios a do estAbamos en misi6n. y trajo conA

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Documentos para la historia argentina, anum, p. 22.

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sigo cinco piraguas de indios e indias islefias y de su servicio y un hijo suyo y otros parientes, y por ser 61 cristiano y haber tenido mucho trato con 10s de la isla grande, sabe v habla bien la lengua general de este reino, y asi tuvimos comodidad de hablar con kl a la larga e informarnos de todo aquel archipi6lago. Traia juntamente consigo otro indio muy ladino en la lengua asi mismo general, con el cual comuniqu6 yo muy a lo largo y por su buena habilidad y prixicipalmente por la gracia de Nuestro Sefior, que me quiso consolar. Intent6 hacer un catecismo en su lengua chona, que es muy diferente y rnis dificultosa en la pronunciaci6n que ksta general, y la acabe en un dia y medio, traduciendo las tres oraciones y mandamientos y acto de contricidn, y demis de esto todo el catecismo en preguntas y respuestas; lo que considerando despues diversas veces he atribuido a particular merced y favor de Nuestro Sefior, porque no parecia sino que el indio me penetraba el pensamiento, y lo que le queria yo preguntar y antes que yo acabase ni me supiese explicar, 61 me lo decia. Y despu6s lo pas6 con el mismo cacique y con otros y me dijeron que estaba bueno y se maravillaban como tan bien y tan presto se hubiese acabado. “Vuelvo a mi punto que son innumerables islas las que hay hacia el estrecho, afiadiendo el cacique que hay mis de mil, casi todas PObladas de tres y cuatro personas cada una; que es tierra asperisima, no tan verde como la de Chilok, pero mis fria y est6ri1, no es cultivable, p r q u e es casi toda brefias y riscos y que hay mucha riqueza de maiisco y pescado, con el cual se sustentan 10s naiturales de ella; y que de ordinario beben aceite de lobo, por la mucha abundancia que hay de ellos y mucha falta de agua dulce.. . Andan desnudos casi todos . , . , que 10s que e s t h aqui r n i s hacia la isla grande, en la primera que se llama Guaiteca crian algunos perros grandes lanudos, 10s cuales trasyuilan a sus tiempos, y de aquella lana tejen sus vestidos . . . Tienen el cabello rubio y el color del rostro triguefio, son afables, muy mansos y humildes, pero 10s huilles, que viven rnis hacia el estrecho van totalmente desnudos. Tienen las carnes negras (entiendo que es de las continuas injurias del sol y aguaceros y de las malas comidas, porque no comen r n i s que marisco crudo). Tienen el cabello negro y gordo, como cerdas, son r n i s broncos y groseros, aunque no son feroces, sin0 humilb des y mansos. Sus casas son movedizas porque haci6ndolas de un toldo de cortezas de &boles, dobladizas, las mudan cuando quieren. Suelen 10s m6s ladinos de 10s chonos irlos a maloquear, y se sirven de ellos, y aun 10s venden, o dan en don a otros. Y yo he visto algunos que no sirven mis que de ojear pijaros, porque no entienden la lengua general, ni son entendidos en la suya. Oyeron 10s chonos que vinieron las cosas de Dios y gustaron much0 de ellas y nos pidieron que fu6semos a su tierra 12.

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En la carta anua de 1614 se describe el viaje a 10s Chonos: “El ., . dos . P. Melchor Venegas y el r. iviateo -LsteDan nan estado cerca de aiios en la provincia de Chilok, navegando siempre por las innumerables islas, expuestas a casi continuas tempestades, sirvikndose ellos como medio de transporte de una pequeiia canoa compuesta de tres tablas.‘ v, no clavadas con clavos, sin0 amarrada o cosida ion una especie de sogas delgadas. Hay que combatir la tempestad no con velas, sino con remos. Hay que trasladarse de noche por la mayor serenidad del cielo y por la menor vehemencia de 10s vientos; lo que empero no dura mucho, volviendo pronto viento contrario y fuerte. No hay piloto ni instrumentos nhuticos, per0 muchos bajios y toda la mar austral est&’ llena de escollos. El vaivkn de tan pequeiio barco es terrible. Y sucede frecueiitemente que, cuando el viento sopla un poco m6s fuerte, se llena el bote de agua y casi se va a pique, y 10s remeros salpicados por las olas quedan mojados hasta 10s huesos; lo que muchas veces sucedi6 tambikn a 10s padres. A veces hay que remar contra ciertas corrientes de la mar, las cuales, a1 descuidarlas y no poder vencerlas, ocasionan peligro de muerte porque echan el frigil barco contra 10s bancos de arena o contra 10s escollos despedazindolo, y ahoghdose todos. Otras veces pierden el rumbo 10s navegantes, alejhdose sin quererlo del deseado puerto. “Se resolvieron 10s padres a pasar de este archipidago de Chilob a otro llamado de 10s Chonos. Aprendib el P. Mateo Esteban la lengua de ellos de un modo muy singular, pudiendo componer en breve tiempo el catecismo, modo de confesar, gramhtica y vocabulario. La indole y el miserable estado de estos chonos describe el P. Venegas en sus cartas de este modo: No se encuentra agua potable, ni conocen siquiera lo que son frutos o frutas, si se exceptha la isla principal, donde el cacique siembra una especie de grano. No conocen tampoco el ganado ni las aves ni otros animales domi.sticos, si se exceplia otra vez el mismo cacique, el cual tiene algunas ovejas y uno que otro perro. De alli sacan algo de vestido, per0 tan poco que 10s niiios andan casi desnudos, aunque parecen ser espafioles. “Los jbvenes y adultos tienen una pequeiia manta, que no cubre todo el cuerpo, por lo cual, calentada una parte del cuerpo, tapan otra para el mismo efecto. Como queda dicho, sacan toda su manutencibn de la mar, donde la recogen las mujeres, no haciendo en est0 cas0 ni del frio ni del calor, ni si se encuentran bien o mal de salud ni si e s t h en cinta ni si recikn dieron a luz. El hombre mientras tanto estA sentado en casa atizando el fuego o est6 buscando leiia. Estas casas son ranchitos tan reducidos, que adentro hay que ponerse de rodillas, para no tocar arriba y su longitud apenas es la del cuerpo tendido. En 10s viajes llevan consigo estos ranchitos a manera de 10s egipcios. El suelo de las islas os arbustos, y en tiempo de lluvia se estii cubier ipero el sol por poco rat0 desaparece convierte e 1

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el agua y la poca que queda se pone colorada como sangre y despide mal olor” I R . Evangelizaron unos ciento veinte chonos y 10s que se escondieron, unos cincuenta entre grandes y chicos, forman toda la poblaci6n del archipiklago. Los padres estuvieron tres meses en esta expedici6n a 10s Chonos y regresaron a Chilok En la carta de 1620 dice el P. Pedro de Ofiate que no tiene noticias de Chilok, per0 que sabe que el apostolado de 10s misioneros se extiende hasta 10s Chonos. Los misioneros se dedicaban a evangelizar, per0 se sometian en todo a la condici6n de 10s indios: en sus casas, modo de vivir, medios de transporte, alimentos, y se puede exceptuar el vestuario que llevaban de fuera. Por eso en estos viajes usa lf4.

VIAJE DE JUAN GARCIA T DE MAGf La ciudad de 10s Cksares fue oqero en el perioao colonial a e innumerables viajes, que sirvieron para el conocimiento de la geografia. Tanto por la via oficial como por la apost6lica se ordenaron estas entradas durante 10s siglos XVII y XVIII. En 1619 el Gobernador don Lope de Ulloa y Lemos orden6 do1s expediciones: una terrestre a cargo de Juan Fernindez y otra maritim a , . . .. encargacla a Juan Larcla IaO, -%om0 a hombre practlco que habia corrido todo aquel islambre”, dice Rosales, que nirra esta kxpedici6n ’15. Adem6s se conserva la relacibn en primera persona de Juan Garcia Tao sobre su viaje, que ha116 Diego Barros Arana en unos papeles que fueron probablemente de Diego Flores de Lebn. Francisco Vidal Gormaz en su archivo dej6 una copia de este viaje anotada por 6116 “Sali -dice Garcia Tao- de la ciudad de Castro a 6 de octubre de 1620 con tres piraguas y cinco soldados a hacer mi viaje” (no seiiala el niimero de indios que lo acompafiaban). En medio de una tempestad cruz6 el mar que separa Chilok de 10s Chonos. Alli encontrb a1 cacique Pedro Delco, que tan amigo era de 10s jesuitas, per0 que se oponia a1 paso por sus islas y descubrimiento de la ciudad de 10s Cksares para no perder su libertad. El mismo le mat6 a Garcia el indio Millacar, p i a y lengua (intkrprete), que debia llevarlo a Caicof (Ofqui). Hizo que Delco lo acompafiara ocho jornadas, donde terminaban sus dominios, per0 le dio un hijo suyo llamado Pedro Gomel; pese a la traici6n de Gomel, pudo llegar a un rio con cuarenta estados de hombre de alto

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Ibid., pp. 379-381. “Pienso trasladar a 10s chonos mLs acL, donde Eon mLs facilidad se les pueda atender”. Ibid. 383. 15 Rosales, Historia General de Chile I, 104. 16 ANS. A. F. Vidal Gormaz, vol. 9, pieza 16, fs. 12, con diez notas de F. Vidal Gormaz.

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y que desaguaba con furia, se arriesg6, lo pas6 y lleg6 a la laguna de San Rafael. Alli interrog6 a 10s indios por 10s espafioles que buscaba y le dijeron que mis adelante en unas islas que se llamaban Guapash estaban 10s espafioles blancos, rubios y vestidos de pieles, peso que llevaba poca gente, porque 10s habitantes de Allana y Guapash eran muy belicosos. Fue victima de una traicibn, tramada por Pedro Gomel, que hizo que enviara tres soldados, que lIev6 el p i a a la mar brava de donde salieron a Dios misericordia. Garcia no queria desistir y a1 fin dividi6 sus fuerzas: hizo un fuerte y dej6 dos espafioles, el uno enfermo, y comida para la vuelta. Tom6 dos piraguas y las vas6 por la cordillera, fiado en un rio, donde cosi6 sus piraguas y se arroj6 rio abajo con tres espafioles “y cada uno con seis yanaconas y yo con otro yanacona, kramos ocho de pelea, que 10s demis no eran mis que para remar; sali a la mar y di en un bols6n de islas”. Alli 10s indigenas lo recibieron con las armas en la mano, y viendo su valor, Garcia les destruy6 las piraguas para que no lo persiguieran y les rompi6 mis de cincuenta bajeles. Cautiv6 catorce gandules y algunos indios buzos, 10s gandules para que ayudaran a remar y 10s buzos para que le sacaran al&n marisco. No tuvo intCrprete para que se entendiese con ellos, per0 llev6 10s cautivos para que el Presidente se informase de ellos “de lo de por aci”. NTIIno- A;nn 10 nnntn niin yub l l n r r o h a n; ciquiera &ora que afirma que 5-.no perdi6 a ninguno, sin acordarse del indi0, guia y lengua, que le mat6 Pedro Delco. Muy bien concluye Vidal Gormaz quc Juan Garcia Tao llegb hasta ; las islas T‘C’ellington. II(UIIbLI

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el estrecho de Magallant:s. Para facilitar el camino y obviar el riesgo de las travesias de mar, pa san un pedazo d e cordillera muy ‘agra’, de mis de catorce leguas, en que padecen excesivos frios por estar muy llena de nieve y haber de h acer necesariamente su camino a pie. Despu6s de la cordillera entran :n un golfo de diez leguas, muy peligroso; luego en ensenadas de islas mmy remotas” Este cambio de ruta, tan desventajoso y duro, pudo deberse a que 10s chonos no querian ir a Chi106 para que no 10s cantivaran y por eso no quedaba otro recurso que el ir a su tierra. Tal vez esto mismo imposibilit6 a1 P. MeIchor Venegas para realizar la idea que exponia en el anua de 1614: “Pienso trasladar a 10s chonos mSs a&, donde con mis :s pueda atender”. El texto latino suena algo diverso: ttuero, huc adducam ubi facilius vivant”. TIAJESAUSTRALES DE 1639, 1641 Y 1660 hecho una entrada hacia el Estrecho de Magallanes el de Vera, por orden del General don Bartolom6 Galeazo _- ----I--, --=-.es6 un indio llamado Atapa, el cual dijo que hacia el Estrecho habia espaiioles blancos, rubios y con barbas, que andaban vestidos a1 modo de 10s espaiioles de Chilo6 l*. Estas noticias de 10s indios solian alborotar a las autoridades espai5olas desde ChiloC a1 Virreinato del Perti. El General era el titulo que usaban 10s gobernadores de ChiloQ en el siglo XVII 19. Estos. como vidas de la desamparada regi6n austral de Chile, a cualquier aviso de ciud:ides desconocidas, de hombres blancos, rubios y barbados , o de velas erL el horizonte, ponian 1 . 1 .. en marcha sus piraguas para averiguar la veraad de las mentiras de 10s indios que solian contestar positivamente a las preguntas de 10s espaiioles, sin preocuparse mayormente del alboroto que causaban. Muchas veces no parece sino que querian vengarse de verse sacados de sus tierras para que declarasen ante las autoridades. Los naufragios, las invasiones, cualquiera que fuera la 6poca en que habian sucedido, vivian en la conciencia de Espaiia. Las autoridades se sentian responsablc:s de 10s compatriotas pama ayudarlos, de 10s extranjeros para exP Ulsarlos y de 10s atrevidos navegantes para dominarlos por la fuerza .. Tnn de 10, en cambio, llevados de su fervor religioso yuerian llevarles la fe. Raras veces venian de Espafia o de las altas 0

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Ovalle, O.C.pp. 414-415. Rosales, Historia G e w a l de Chile, I, p. 105. “‘AdemLs del cabildo secular tiene corregidor, que sefiala Gobernador de Chile, como tamb i h otro teniente general de gobierno, que es sobre todos, y 61 manda y gobierna a todos 10s soldados y milicianos: a Bste llaman General de ChiloB”. Historia de 2a Compaliia de JeS& en C h i k ( 1 7 3 6 ) , Coleccih de Historiadores de Chile, VIII, Santiago, 1874, pp. 364365.


autoridades del reino de Chile o del virreinato del Perd las 6rdenes de investigar, con grandes navios inhibiles para meterse en 10s canales innumerabIes o en el “islambre” (como dice el P. Diego de Rosales). Para 10s Generales o Gobernadores de Chilo6 la h i c a actitud prictica era adelantarse a 6rdenes que demoraban aiios en ir y volver, y enviar sus igiles piraguas en exploraci6n, y s610 en cas0 de tener noticias seguras enviar, tambikn en piraguas, sus avisos a Valdivia y Concepci6n. Los chilotes, hibiles navegantes, se hacian a la mar en busca muchas veces de un embuste dificil de aclarar, per0 era necesario estar vigilantes y mis valia prevenir un mal rat0 que sufrirlo. Bast6 la palabra del indio Atapa para que el General Dionisio de Rueda, que entonces, en 1641, gobernaba Chilok, preparara una expedici6n. Fue como capellin de ella el P. Jer6nimo de Montemayor. Iba como piloto el Capitin Rodrigo Navarro. Llegaron a1 puerto de Pabellones, a la provincia de Pucaqui (isla San Javier), hallaron restos de un barco vizcaino. Para proseguir el camino tuvieron que llevar las piraguas a cuestas y se dirigieron a la provincia de Allana y entraron en la provincia de 10s gaviotas en busca de datos y pelearon con ellos, per0 como no entendian la lengua ni habia q u i h se las interpretase, se retiraron 20. Rosales, que conserv6 estos datos, dice que a una expedicibn que prepar6 el General Dionisio de Rueda fue como capellin el P. Juan L6pez Ruiz, cuyo piloto era el capitin Rodrigo Navarro. Pasaron 10s Chonos ochenta hombres, en siete piraguas, con orden de proseguir hasta el Estrecho de Magallanes y no dejar diligencia por hacer para descubrir 10s famosos Cksares. Pasaron por islas y golfos tormentosos, entrando por rios y ensenadas se veian obligados a deshacer las pirap a s y Ilevarlas en hombros, asi como el matalotaje por montes y peiiascos, llovikndoles tres meses sin poder secarse la ropa. Dormian entre las rocas, y en una ocasi6n de &stas, subiendo en la noche el mar mu;: aprisa, corri6 el P. Juan L6pez Ruiz a avisar a sus compaiieros y cuando volvi6 su toldo estaba anegado. Llegaron a1 grado 48, donde Rosales Cree que estaba el Estrecho de Magallanes, que est& en el grado 52. En la provincia de Guaposto hallaron unos indios en guerra con 10s indios gaviotas, y 10s expedicionarios les ayudaron y vencieron a 10s gaviotas, y les capturaron mucha gente que querian llevar a1 gobernador, y el P. Juan L6pez 10s disuadi6 porque llevaban otro encargo. En la tierra de 10s “guapastos” hallaron 10s restos del naufragio del barco vizcaino en el puerto de Pabellones. Explor6 m6s a1 sur con una piragua, seis espaiioles y algunos indios, per0 despuks de un encuentro con indios de gran estatura, volvieron. En este punto decidieron regresar, habiendo pasado bastante a1 sur del Golf0 de Penas21. Rosales, Historia General de ChiZe, I. 105. 21 Rosales, Vida del P. Juan Mpez Ruiz, en Fragmentos de la Conquista Espiritwrl de Chile, MM (originales) 307, fs. 165-213. 20

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p a y ensefi6les 10s misterios de nuestra Santa Fey y bautiz6los a todos, y con el deseo de la conversi6n de 10s demis de su tierra, envib a ella a uno por mensajero, convidando a 10s naturales de ellas en tierras buenas para sembrar, sabiendo que alli no las tenian, y con otras comodi; dades, prometikndoles todo agasajo. Y lo principal con ensefiarles la ley de Dios y el camino del cielo. Y el mensajero, que ya era cristiano y bien instruido, les dijo tales cosas de la ley de Dios y del agasajo, que habian hallado en el padre, que les convenci6 a que dejasen sus tierras y se acercasen a Chilok. Ellos lo hicieron y se vinieron a la isla de Guaiteca, no queriendo acercarse tanto a 10s espafioles, que 10s miran como el fuego, que abrasa a1 que se acerca demasiado a 61. Y avisaron a1 padre como alli quedaban alojados y con el aviso de San Francisco Javier se determin6 a irlos a buscar, aunque estaban tan lejos de Chilok, que habia mis de cien leguas y la navegaci6n era peligrosisima”Z*. Fue a las Guaitecas “y 61 estuvo con ellos mucho tiempo”, aprendib su lengua, 10s convirti6, bautiz6 y cas6 a 10s que debian estarlo, s e g b la ley de la Iglesia. Dejb enseiiados dos hijos de caciques para que fuesen fiscales y en su ausencia enseiiasen a 10s demis, y les hizo una iglesia donde se juntaban 10s domingos a oir misa y la palabra divina, y se volvib a Chilok. Rosales exagera la distancia de las Guaitecas, per0 es interesante el modo de descubrir y conquistar a 10s indios, que narra en su vifda de Mascardi. BARTOLOME GALLARDO Y ANTONIO DE VEA (16741676) Hay algo de misterioso en las noticias de las expediciones austrar les. Basta coger el hilo de una para que aparezcan otras y quede uno con la serie interrumpida de 10s viajes tomada de nuevo, sospechando que hay otros viajes, que no dejaron huella o que su noticia no ha llegad0 hasta nosotros. Hay viajes que se conocen por el nombre del piloto, del General que tom6 la iniciativa, o por la fecha en que se verificaron; otros, en cambio, tienen informaci6n mis completa en diarios, instrucciones, carteos de las autoridades y noticias de sus ejecutores. Dentro de estos limites tenemos que navegar entre la cordillera y el mar bravo, por 10s canales y las islas, bajo la lluvia intensa y el sol escaso para sentir con fuerza las aventuras d e 10s hombres del mar. BartoIomk Diez Gallardo y Andrade comienza su narracibn contando otras expediciones: “Por octubre del afio pasado de 1673 bajk desde dicha provincia de Chilok a la ciudad de Concepcibn, donde asis26

Rosales, Vi& apostdlica y glorioso martirw del Venerable Padre Nicolcfs Mascardi, de la Compalih de J e d s , capitdo VI. Manuscrito original en A.R.S.I., F. G. 850, 4, 18 fs. a 2 cols. La public6 el P. Guillermo Furlong en “Anales de la Patagonia”, Buenos Ake% 1945, I, pp. 196-235.

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te el capitin general de aquel ej6rcito para solicitar, como es costumbre en 10s que militan, adelantarse en puestos con qu6 servir mis a Su Majestad. Habiendo vueko a dicha provincia por febrero del aiio siguiente (1674) tuve noticia como habiendo llegado a ella un navio nombrado Nuestra Seiioiora de Bego&, y por cab0 el capitin Juan de Alamos, para vigear aquellas costas de orden del gobierno de estos reinos, no se atrevi6 el dicho cab0 a ponerlo en ejecucidn, causa que oblig6 a dicho don Francisco Gallardo (gobernador y teniente de capitin general en la provincia de Chiloe) a enviar a1 sargento mayor Jer6nimo Diez de Mendoza a que reconociese todo lo posible la costa desde Chilo6 hasta el Estrecho de Magallanes, y habiendolo puesto en ejecuci6n e ido y vuelto con efecto, no se tuvo noticia, aunque se hicieron diligencias entre 10s indios que se apresaron, de que el enemigo de Europa estuviese en esas costas”. Y aqui viene la historia de la noticia que da el indio prisionero y pone en marcha m h de una expedicih Jer6nimo Diez de Mendoza apresb algunos indios y, entre ellos, a1 cacique Talcapillin, que en abril de 1674, estando en casa de Maria de Cuellar, en el fuerte de Chacao, tostando a1 fuego unas habas, que daban algunos tronidos dijo en su lengua y se le entendi6: “Ya pelea el holand6s ( 0 10s moros) con 10s caucahues”. Oy6 esto Maria de CuCllar y dio cuenta a1 General Francisco Gallardo, quien examin6 a1 indio con otras personas de peso y hub0 serias sospechas de que lo dicho por el indio era verdad. Y siendo birbar0 hizo un mapa de la poblacibn, que decia habia hecho el enemigo de Europa en las mirgenes del Estrecho. Este mapa fue enviado a1 gobernador del Rey, don Juan Henriquez, en octubre de 1674, “que fue el tiempo mis c6modo para navegar a la ciudad de Concepcih en un barco, que habia fabricado”. El General Francisco Gallardo hizo junta de guerra, apenas despachado el barco, en la que se resolvi6 enviar a una persona solkente con el indio Talcapillin por guia, con treinta infantes espaiioles y cuarenta indios amigos para reconocer 10s parajes de que hablaba el indio, donde estaban las personas que habian estado con 61 en la poblacidn, que habia hecho el enemigo de Europa. Se le dieron siete piraguas y bastimento, todo por cuenta del General. Recibidas las instrucciones salM de Quilquico el 16 de octubre de 1674. Los nombres que d a a 10s lugares geogrificos Bartolome Diez Gallardo han sido discutidos, per0 de todos modos 10s vamos a seiialar. De Quilquico pas6 a Cochaf; de Cochaf, pasando la boca del Guafo, lleg6 a Incac, puerto de la isla Guaiteca. De Incac a una isla que bautizaron con el nombre de Javier. Fueron a Calcay e hicieron una barca de siete metros y medio para que fuera explorando el camino. Pasaron a Llacaun y luego a Tuada y en seguida a Cayaguden. De alli a Chulu. En isla que no nombra Bpresaron diez indios e indias. Continuaron su navegaci6n por la isla de Cheldug y volvieron a la anterior y cautivaron dos indios. Pregunt6 a 52


la guia si conocia a 10s sobrinos de Pilgua Vecha y dijo que si, que habian estado cautivos de 10s moros y que 10s indios caucahues se I,os quitaron y que del poder de 10s caucahues 10s habia sacado su tio. “AdviBrtese que estos indios caucahues son 10s que llamamos gigantes -dice Gallardo- por ser hombres de estatura mayor que la ordinaria”. Diio la guia que 10s caucahues peleaban con 10s moros, que 10s moros peleaban con un arma larga, que tenia un agujero en la punta por donde le echaban una cosa oscula, “que con estos moros habia mujeres hermosas, que vestian cosa colorada v dio a entender que en las piernas traian medias y que en una isla llamada Cudutui habia espaiioles de un navio que se habia perdido”. Lo que admira es que en lugar de ir a1 Estrecho de Magallanes y recorrerlo entero, preferian averiguar de 10s indios una serie de datos vagos. Fueron luego a la costa del continente a1 paraie llamado Guachilu y de alli a otro, llamado Calatd, y en seguida a Daichilu y de ahi a otro, cuyo nombre era Chulpag (que Francisco Vidal Gormaz dice que e.; ensenada de Mecas) y a cuatro leguas encontr6 una laguna (es la laguna de San Rafael). Dei6 aqui en guardia y custodia cinco piraguas, con cinco infantes y diecinueve indios amigos, y con tres embarcaciones y el resto, Ilevlndolas media Iegua en hombros hasta un rio, ech6 las embarcaciones a1 agua y naveg6 rio abajo siete leguas. Hizo esto porque de la laguna salia una punta muy brava a la mar afuera Y no quiso rodearTa por lo larga, por 10s temporales, v porque a1 decir de la guia era imposible doblarla, y porque el camino elegido era mis corto y flcil. Envi6 a Juan de Alvarado por la orilla rio abajo, con tres infantes y tres indios, hizo una emboscada y apres6 a1 indio Aldayema. Se le hizo la eterna premnta “si tenia noticia de a l p n a gente blanca”. Dijo que en paraie de Callanac (en tierra firme), donde habia estado muchas veces, habia hombres blancos, y que tambiBn 10s habia en la isla de Ayauta, per0 que no habia estado alli. Plane6 un ataque para calj. turar 10s indios, que citaba la p i a , y tuvo Bxito. Unos fueron Dor la costa de Guapeotoa, hacia el sur; otros a la isla del Cirujano y 61 a la isla Javier. El mls noticioso fue el indio Balthasigua, que diio que con el indio Crist6bal habia estado en una poblaci6n de hombres blancos llamada Callanac, habia entrado y salido, habia visto aji y sal, t s nia muralla la dudad y muchas piezas de artilleria y, finalmente, el gobernador le habia hecho regalos: un cuchillo, una camiseta y unos calzones. Tambikn asegur6 haber estado en Ayauta, donde estaban haciendo una fortificaci6n de piedra y un molino. Hacia cuatro aiios que habia estado en ellas. En esas poblaciones, por causa de la muralla, tenian muchos indios y entraban y salian navios y en Callanac estaban fabricando uno grande. Otro indio, Luillo, cont6 lo mismo. Diez Gallardo 10s llev6 a ambos separados para que diesen cuenta a1 gobernador. Como le habian dicho que en la isla de Cudutui habia tres moros, un viejo y una vieja y dos negros y que ve3tian como espafioles, que

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bia que eran de un navio salido de Valparaiso hacia diecisiete aiios que se llamaba Santo Dorningo, envi6 en su busca a1 alferez Thomas Luiz en una embarcaci6n con ocho infantes y nueve indios, y como no volviese sali6 en su busca con su ayudante Juan de Alvarado, un soldado y ocho indios, lleg6 hasta la isla de Llequelhue y no hallindolo y recelando algo, se volvi6. Llegb Thomas Luiz a 10s veinticinco dias, por 10s malos tiempos y falta de bastimentos. Habia estado en una isla distante dieciocho leguas (Francisco Vidal Gormaz dice que estuvo en la isla de Ayantau, desde donde vi0 10s Guayanecos). Tuvieron que comer las yerbas del mar para no perecer. Los indios le dijeron que en una isla, que estaba a seis leguas, estaban 10s espafioles que decia la guia, y habia tres anclas en la playa y 10s espaiioles y gente de las poblaciones solia ir a ellas, y que la poblaci6n de Ayanta estaba a dos dias y medio de aquella isla. Entonces decidi6 retirarse rio arriba y dei6 las embarcaciones deshechas, porque la gente de pur0 debil no podia llevarlas. Lleg6 a la laguna, donde habia dejado cinco embarcaciones, y detenido por 10s malos tiempos, pudo emprender la marcha el 10 de enero de 1675, comiendo mariscos y cochayuyos. En Calcay se les escap6 el indio Aldayema. A fines enero lleg6 a1 puerto de Chacao. Entregb a1 gobernador 10s indios apresados, menos cinco: el que se arranc6 y cuatro que murieron. En Chacao ha116 a1 sargento mayor don Pedro de Oliviera, enviado por el gobernador del Reino para llevar las noticias del viaje y 10s indios mis importantes. El General Francisco Gallardo entreg6 a cinco: Balthasigua, Luillo, Talcapillin, que sirvi6 de guia en el viaje, y 10s interpretes Juan Mayles y Juan Aguaco. I n s acompaiib por su cuenta Bartolom6 Diez Gallardo, el jefe de la expedici6n. El Gobernador de Chile 10s remiti6 al Virrey del Per& Juan Aguaco quedd enfermo en Concepci6n, Balthasigua murib en el mar, a la altura de Arica. Hace notar Bartolome Gallardo que su padre, el General Gallardo, a su costa hizo las embarcaciones y dio el bastimento y a h le quedaban deseos de servir a1 Virrey27. Francisco Vidal Gormaz dice que 10s estudios geogrificos de Bartolome Gallardo carecen de todo merit0 por su poca preparaci6n y exceso de credulidad28. Su viaie fue la causa del de Antonio de Vea, en el que no falt6 un puesto a Bartolome Diez Gallardo, a quien cita varias veces en el decurso de su empresa. Antonio de Vea es notable por su carrera de hombre de mar y por poseer un estilo solemne, por eso es menester poner aqui su biografih. Antonio de Vea emnez6 a servir en 1664 en la armada del ocean0 v L , en el ejercito de Flandes, con las plazas de alfhez, capithn de infanteL 25

A.H.M.Ch. XI, 525-537. Expedici6n de Bartolomk Gallardo (1674-1675 ). Manuscrito en ANS, A, F. Vidal Gonnaz v. 7, pieza 4, 19 fs. Carta de Francisco Gallardo, en copia notarial, sobre 10s antecedentes de la expedici6n de Bartolomk Diez Gallardo, su hijo, Chacao, 29 de octubre de 1674. 28 A.H.M.Ch. XI, p. 528, n. 1.

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ria, de reformado y capitin de la fragata Nuestra Sefiora del Rosarb.) En 1671 pas6 a mandar el navio Sun Jorge, que se destinb para la guarda de Puerto BelIo y Cartagena, donde permaneci6 hasta 1674, en que pas6 a1 Per6 con licencia a curarse de algunos achaques, per0 el Virrey lo detuvo alli y lo despach6 en seguida a Chilok el 30 de septiembre de 1675. Por esta Cpoca solicitaba un hhbito, pretensi6n que apoyi, el Consejo, per0 que a1 fin no se le dio. Per0 el Duque de la Palata le nombr6 en 1781 Almirante del Mar del Sur. De orden del sucesor del Virrey, habia pasado a la Puni, de donde yendo navegando para Guayaquil, el 21 de marzo de 1693, le sobrevino un accidente que, siete dias mis tarde, concluyb con su vida. El diario de su viaje es una mezcla de diario y cartas a1 Virrey don Baltasar de la Cueva, Conde de Castellar, donde su estilo tiene campo para extenderse, y vale la pena recoger el desafio: Alaba a1 Virrey por “la formaci6n de una empresa heroica tan esclarecida y de tantas consecuencias a1 reposo prudente de 10s vasallos de Su Majestad, que pueblan estos reinos. Vivian cuerdamente, recelosos de la vecindad del pirata inglks; era esta persuasibn una sombra que anublaba la paz que goza este reino en su retiro, el recelo obliigaba a las precauciones, la incertidumbre enfriaba 10s brios, 10s gastos eran forzosos por el dictamen de no exponerse a 10s reveses de la contingencia con la desprevenci6n. Trabajaban las armas en la disciplina militar y la duda era un nuevo modo de guerra sin tkrmino para estar siempre peleando, y perdiendo sin ofender a1 enemigo: las diligencias para salir de esta confusi6n fueron arduas; per0 no hay desengaiio que no costee sobradamente 10s riesgos de tenerle y kste retribuiri en todas las naciones del orbe a la empresa con que se ha conseguido tan cierta seguridad a 10s inimos, tanto desembarazo y alivio a1 cuidado del gobierno, que le sobran premios para retribuirla en 10s frutos que ha ocasionado. Los trabajos que se padecieron copia la pluma en lo sucinto de esta relacidn, y no haber hallado con q u i h pelear muestra bien lo que hubo que vencer. Pele6se con toda la naturaleza de aquella regi6n que, como tan exenta del imperio del sol, desenfrenadamente se desgobierna; no admite brutas huellas, cuanto m6s humanas, playas muertas y peiias vivas cifien todo el terreno de aquellas costas, sirviendo s610 de indigestible paso a la voracidad de las olas. Todos estos peligros corrimos en la barca de CCsar, llevando con nosotros el celo y piedad de Vvestra Edcelencia, con que gozamos toda felididad llevando (como atada a 10s timones) la fortuna, que por lucir su favor en medio de sus circunstancias apretaba las dificultades antes que las victorias; este reconocimiento trajimos entre las noticias de aquellos mares, islas y puertos�. DespuCs de las dedicatorias, nuestro Antonio de Vea pasa a las causas de la expedicibn, ahora como diestro metafisico: “Por repetidas noticias que del Reino de Chile particip6 el gobernador y capitin general don Juan Enriquez a1 Excmo. Sr. Conde de Castellar, etc., y las


que a1 mismo tiempo dio el de Buenos Aires de haberse poblado y fo+tificado gente extranjera en esta parte del Estrecho de Magallanes, y haber despachado CCdula la Reina, Nuestra Sefiora, mandando se estuviese con todo ciudado por las costas, por haberse aprestado tres bajdes emplomados en la isla de Londres, recelando vendrian a infestar este Mar del Sur. Determin6 Su Excelencia hacer junta de guerra para resolver lo que mis conv5niese a1 servicio, en que se hallaron toda la Audiencia plena y cabos de mar y guerra d e este reino. Y aunque algunos fueron de sentir (respecto a las evidentes noticias y mayormente p0r Ias mis vivas que daba un indio llamado don Crist6bal Yancapillin) se. prestase armada para irlos a desalojar antes que echasen raices; y otros de la junta con mis maduro parecer le tuvieron de que ignorando ei paraje y altura no convendria hacer tan excesivo gasto (que no excusaria Su Excelencia en la certidumbre) mayormente ignorando el nGmer0 y calidad de sus fuerzas, sin cuya kteligencia seria ajena ocupaci6n de la guerra hacer prevenciones correspondientes a su ofensa: por cuya raz6n se resolvi6 Drevenir un navio llamado Wuestra SeAora del Rosario y Animas del Purgcltorio y fabricar dos barcos luengos para que &os fuesen por la costa desde Chilo6 a este exploramiento, procurando traer lengua de estas voces, y el navio fuese de mar en fuera a reconocer la boca del Estrecho de Magallanes y viniese barajando la costa, reconociendo unas y otras embarcaciones, 10s puertos, ensenadas y caletas de todas ellas”. Para este efecto Antonio de Vea recibi6 el nombramqento de Gobernador General de Mar y Tierra y Pascual -1riarte el de Capitin de Mar y Tierra del navio. La dotaci6n fue de 100 infantes, 14 artilleros, 36 marineros y 12 grumetes. El bastimento para ocho meses. Se arm6 el bajel con 10 piezas de bronce: cuatro de ellas de ocho libras de bala, y seis de a seis. Parti6 del Callao el 21 de septiembre de 1675. Sin novedad llegaron el 30 de octubre a las puntas de Lacui y Godoy, donde a1 avanzar hada la pefia de Remolinos se encall6 la nave en 10s momentos de la media marea y mejor6 la situaci6n con la creciente, y “a1 tomar la rada de Chacao, la revesa de la marea lo aconch6 hacia tierra y le permiti6 embarrancar el buque y salvarlo de irse a pique”. Este accidente retrad bastante el comienzo de las operaciones. Y la nave que tenia la obligacibn de explorar mar afuera hasta el Estrecho de Magallanes no pudo cumplir su cometido, porque las reparaciones fueron largas. Como 10s barcos largos y las piraguas debian ir por la costa de tierra firme, canales e islas se empezi, a reunir las piraguas para la expedici6n. AI momento de zarpar Antonio de Vea por la ruta de la costa, describe a1 Virrey su flota: “nueve piraguas con mis dos barcos, treinta infantes del pais, veinticuatro de los de mi cargo y diecisCis marineros, que todos hacen setenta espafioles y sesenta indios. Luego describe el matalotaje y continha: “Esto, sefior es para 10s ve’inticuatro infantes

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de mi cargo, y la gente del mar referida, porque la gente del pais w abastimentadn por si, repartiendo en cada piragua un hombre de mar para que maree sus velas, que con ellas han de hacer diferentes diligencias de las que han acostumbrado, porque son mejores embarcaciones de lo que yo habia aprendido. Helas fortificado de cuberteras, bancos y regalas; andan mucho al remo, per0 se quedan detrbs de mis barcos, que han salido sumamente ligeros y buenos marineros, y lo mejor es que demandan menos agua que una piragua mediana”. Zarp6 del Astillero de Chi106 el 28 de noviembre, a las 12 del dia. Fue a la isla de Quinchao, punta de Aguantao, isla de Chilin, pas6 por entre Quegiii y Lemuy a la punta de Lebun, a la de Caylen, hasta la de la isla de Guachipin v a1 puerto d e Colcao. Sigui6 a la punta de Chayao, isleta de Caulin. En ia isla de Caulin se habia resuelto hacer las amarras a las piraguas de una yerba llamada paupuk, que es el ciiiamo que usan, y estopa de que hacen la soguilla para coserlas de una caiia llamada colio, por no haber restos de estos gkneros en otra parte. “Luego que di fondo -dice- que serian las dos de la tarde, fueron todos 10s indios, audque lloviendo a cortar 10s g6neros referidos, y a1 anochecer ya tenia cada piragua un cable de tres cordones y su mena de cuatro pulgadas y quince brazas d e largo”. AI dia siguiente continuaron en la misma faena hasta concluirla a las once, Se dirigieron a Leytec. Por el temporal descarg6 las piraguas y abrig6 por 10s aguaceros que son muy continuados 10s bastimentos en tiendas de campafia, unas hechas con velas y otras hechas a este fin y resguardo de la gente. Hizo el escuadr6n en este dia y se componia de cincuenta bocas de fuego y treinta picas de indios del rey, soldados de Calbuco. Sigu’i6 por Llacay, a Chochobes, a1 puerto de Incac en la Guaiteca. Por aqui describe islas y canales y les va poniendo nombres. Aiiade que todo est0 es inhabitado e inhabitable, pero hay muchos perros cimarrones de la costa. Es extraiio que 10s comentaristas del Anuario hidrogrdflco de la Marina de Chile se impacientan siempre que el gobierno civil o 10s misioneros salen a buscar a 10s Cksares, pero se entusiasman a1 hallar “quiltros”, porque confirman una teoria de R. A. Philippi sobre la existencia de perros en Am6rica antes de la Conquista. Seguramente tienen raz6n. E! 7 de diciembre se alegra de iina pesca de mis de doscientos robalos grandes, que se reparti6 a todos 10s navegantes por i p a l . ContinGa entre dificultades y peligros sorteando entre canales e islas la ruta austral y repartiendo entre islas y caletas todo el santoral. De vez en cuando anota grados, minutos y segundos. El 9 de diciembre se arrimaron, por observar el sol, las piraguas a una peiia y hallaron cantidad de mejillones pegados a las peiias, en 10s que hallaron muchas perlas, y habia tambi6n piures y picos de papagayo: “Este es regalado”, observa. El 15 de diciembre entr6 en la laguna de San Rafael y el lunes 16 cruz6 la cinta de tierra que es el istmo de Ofqui, llamado tambikn el Deshecho. En la laguna de San Rafael, que Vea Ilama de la Candelaria, eligii6 un sitio para formar un retkn y

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dividi6 hombres, barcos y mantenimientos, y hasta dej6 instrucciones por si no volvia, y pide en carta a1 Virrey que si no vuelve “se sirva honrar a 10s que volvieren: pues 10s trabajos que hasta esta altura han padecido a mi vista, me ponen en la obligaci6n de hacer este recuerdo”. A veces Vea se ve en la obligaci6n de describir las penalidades de su fatigado viaje. El lunes 16 pas6 el istmo de Ofqui para ver si podian pasar 10s barcos: “el camino es tan impracticable que aun para haber de ir un hombre resuelto, es menester por infinitos parajes largar el arcabuz, asi por lo pantanoso, arboleda y raigones, tierra fofa, que a tolondrones a mucho trecho se levanta una vara y mis del suelo, y lo bajo con agua, siendo necesario ir saltando de un palo a otro y por parajes es menester ir gateando, y a veces se atrae la tierra consigo a 10s hombres; algunos caimos en algunos parajes, que sobre maderas gruesas se ponian otros para ayudarnos a salir. Ella es tierra intrincadisima y es menester ir con hachas y machetes rozando cada paso que se da, que es un horror no echando pie que no se halle incierto; y asimismo una cuesta tan escabrosa, que 10s indios iban haciendo aguieros para afirmar 10s pies, que es forzoso por ser la tierra tal, y ayudado de las ramas se va pasando el ,trabajo que se deja considerar, donde no es raro el dia se deje dos horas de Ilover, porque lo que es nieve en 10s altos, que a sus faldas habri una legua, aqui es agua y granizo”. Del paso de las piraguas en tablones comenta: “trabajo y fatiga que s610 la continua con que viven estos indios, que son hijos de 10s montes y de la incomodidad, pudieron sobrellevarlo, tan mal sustentados, que su c o m b aliment0 y aun el nuestro, aunque con alguna diferencia, es de un poco de harina de cebada, mal molida, espolvoreada en el agua que les sirve de com‘ida y bebida. Ni es menos dificultosa la bajada del rio San Tadeo: lunes 23 sali rio abajo con increible trabajo por la infinita empalizada de Brboles atravesados en el rio, que en medio de llevar las tres piraguas por delante con siete u ocho hachas, abriendo camino, a cada paso dibamos sobre 10s palos, y es misericordia de Dios que tenga poca corriente el rio, que a tenerla fuera imposible pasarle; no obstante ya con palancas, ya aliviando la carga en otra piragua, ibamoc; adelantando 10s malos pasos que serin mis de tres leguas con no pequeiia mortificaci6n por la fuerza del agua que acoquiiia a la gente, sin haber deiado de llover todo el dia”. Cruz6 el golfo de Penas y se intern6 entre las islas hasta el puerto de Purgatorio y el de Malaentrada a 10s 48 grados. No parece haber hecho mucho cas0 de lo que decian 10s indios capturados a1 efecto sobre establecimientos extranjeros, sino mis bien de la naturaleza hostil y bravia que impedia toda vida humana. En la Gmina, escrito de posesi6n que coloc6 en la isla de San Esteban (San Javier), dice que alcanz6 10s 50 grados, per0 es sabido que en este viaje consigna m6s grados que 10s que recorre. El viaje de regreso fue el 9 de enero de 1676 y Ileg6 a Chacao el 28 de enero.

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Una parte de la expedici6n consistia en la exploraci6n hasta el Estrecho por mar afuera. Este trabajo lo emprendi6 el capitin Pascual de Iriarte, que sali6 en el navio la Santisima Trinidad por no estar reparada todavia el 14 de enero la fragata Nuestra SeAora del Rosario. Vea esper6 su regreso haata el 6 de marzo, y ese dia lleg6 Iriarte con su navio. Traia una mala noticia, que a la altura de 10s 52 grados, en 10s Evangelistas habia perdido el badco con dieciskis hombres: el sargento mayor Pedro de Villegas y otros. Terminado su trabajo, Vea y sus compaderos regresaron a1 Periis. Yea hizo ademis un mapa de su expedicibn, que se conserva y ha sido publicado. GUERRA DE ESPANA CON INGLATERRA La guerra de Espaiia con Inglaterra, declarada en 1739, tuvo como objeto las posesiones americanas de Espaiia. Los ingleses prepararon dos flotas: una para operar a1 mando del almirante Vernon, en el mar de las Antillas, y la otra destinada a1 mar del sur y costas del Per6 y Chilie R cargo del almirante Anson. Como rival le pus0 Espaiia una flota a cargo del almirante Jose Pizarro. La flota inglesa tenia siete barcos: 10s navios Centurih, de 60 caiiones y 400 hombres, Glm~ester,de 50 caiiones y 300 hombres, Savern, de 50 caiiones y 300 hombres, las fragatas Pearl, de 40 caiiones y 250 hombres, Wager, de 28 caiiones y 160 hombres, mis dos embarcaciones menores, Tryal y Ana, y ademis 400 soldados de marina. La flota espaiiola tenia cuatro navios y una fragata de linea, con 280 cafiones y 3.000 hombres. Los nombres de las naves eran Hermione, Guiphzcoa, San Estehan, Espernnza y Asia. La suerte de ambas flotas fue desastrosa. Llegaron en febrero de 1741 a1 Cab0 de Homos, que fue el comienzo del desastre. La Wager naufrag6 el 14 de mayo de 1741 en la parte norte de las islas de Guayaneco, el Centuridn sufri6 un temporal a la altura de ChiloC, que le despedaz6 las velas, le rompi6 varios obenques v lo tumb6 a babor. El Savern y la Pearl no pudieron cruzar el Cab0 de Hornos y se volvieron a las costas del Brasil. Meses mis tarde, el Centurih lleg6 a las islas de Juan Fernindez, habiendo perdido cerca de 300 hombres. Alli lograron juntirseles el Gloucester, que habia perdido una cantidad semejante de la tripulacih, y el Tryal y el Ana, que habia perdido la mitad. Esta Gltima se habia refugiado en el puerto de Inche durante dos meses, sin que tuvieran noticia las autoridades espaiiolas hasta que apareci6 en la relaci6n del viaje del mismo almirante. Anson, con 10s sobrevivientes, que no llegaban a 400, tripul6 el Centurih, el Gloucester y el Tryal, y ech6 a pique el Ana, por no tener con quiknes tripularlo. Recorri6 las costas del mar del sur saqueando y captur6 el 29 A.H.M.Ch. XI, pp. 539-596. Texto anotado de la expedicibn.

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gal& de Acapulco, y habiendo echado a pique el Gloucester y el Tryal, regres6 a Inglaterra en el Centuridn el almirante Anson el 15 de junio de 1i'44. Las n a[ves de Pizarro no tuvieron rnis fortuna. Hermione se hun-1.-1 n..:.../ ue nurIius, ~ u z p u z ~ ose a estrellb en las costas del di6 en el nLADV Brasil, Sun Esteban var6 en el rio de la Plata y fue dado por inlitil, E+ perama cruz6 el Cab0 de Hornos y lleg6 a1 Mar del Sur y se quedb por sus averias, prestando escasos servicios. S610 el Asia regres6 a Europa a1 cab0 de cinco aiios. Chilo6 fue estcenario de dos episodios de esta guerra, si guerra pue-1 nn.,Cl+orr:n A, ia lo TXlnnn.+. -1 1 A Am jiiaju Am iuGiui1 cl iiauiiasiu v V u 5 - t Ax de Ilamarse, que r..,,.,, 3741 en las islas de Guayaneco, cuya descripci6n se debe a John Byron, abuelo del poeta"*, que en dos de sus obras recbordari esta aventura de su antepasado3l. Por la narraci6n del viaje d e Anson suPO el go-- iiri 1 V A l -GII un puerto bierno espaiiol que el pingue Ana habia invernado GII de 10s Chonos, llamado Inche, seglin 10s ingleses, en la isla de San Fernando de Tenquehuen. Tres expediciones se enviaron por estos motivos. La primera en 1743, por el Gobemador Juan Victorino Martinez de Tineo, a1 mando de Mateo Abraham en busca de 10s despojos de la fragata Wager32;la segunda por Antonio de Santa Maria, gobernador tambiBn de ChiloB, a cargo del ayudante Manuel Brizuela, que sali6 el 21 de marzo de 1750 y regres6 el 11 de junio del mismo afioE3, y la tercera a cargo de Mateo Abraham para hacer un fuerte de madera en la isla de Tenquehuen y que sali6 el 5 de octubre de 1750B4.

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de la segunda, la de Brizuela, porque escribib &e un diario de su viaie. Del primer viaje hay algunos datos. v del tercer0 s610 se sabe la Dartida. I 10s participantes y el objeto. El naufragio de la 1%7ager fue conocido en Chile porque 10s niufragos llegaron a Chilo6 despu6s de incontables aventuras y por corte1 1 . . sia de 10s indios chonos, a aigunos a e 10s cuaies 10s mgieses encontraron bonitos, tal vez por gratitud. El Gobernador Juan Victorino Martinez de Tineo envi6 una expcL rotn Thn n r ~ nA,110 01 o 1 C X - 0 dici6n a recoger el b o t h de la frakaLa. iua a n Laryu 01 arrcLcZ Mateo Abrahim. Singular personajg este Abraham: pasa en 10s docu-

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Kelato del Honorable John Byron, que contiene una exposicidn de la8 grarades penurzas sufridas por Bl y sus compalieros en la costa de la Patagonia desde el a% 1740 hasta su arribo a Inglaterra en 1 7 4 6 . . . y ademcis una Rdacidn de la pdrdida de la fragata Wager, de la Escuadra del almirante Anson, Traducci6n de Jose Valenzuela D., Santiago, 1901, 155 pp. 31 Byron, o.c., p. XIII. 32 La expedicibn de Abraham, que es muy famosa, es conocida indirectamente. Cfr. C. G . 701, fs. 7 I. y v. Testimonio de 10s efedos sacados de la Wager y oarta a1 Preidente, dando cuentn, escrita por el Gobernador de ChiloB, don Juan Vidorino Martinez de Tineo, Chacao, 9 de mano de 1744, que dice que lo envi6 con once piraguas y 160 hombres. 33 Carta del Gobernador de ChiloB, don Antonio N. de Santa Maria, a1 Rey, Chacao, 20 de octubre de 1750. MM. v. 270, fs. 633-640. (Copia de AGI 110, 4, 27, numeracihn antigui). 34 cfr. carta anter:or de A. de Santa Maria.

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mentos por inglds convertido, su apellido fue transformado en Edwards o algo semejante. Su vida se conoce por causa de su hijo, que andando tras una encomienda dio 10s datos de su padre, a1 cual algo debia corimer, porque tenia veinte aiios cuando falleci6 su progenitor. Mateo Abraham Evrard naci6 y se crib en Flandes, hijo legitim0 de Francisco Elvrard, caballero de la orden de San Juan, del Consejo de Su Majestad, y de doiia Angela de Mores Casanova; 10s datos de su carrera que se dan son 10s siguientes: en el PerG, en tiempo de don Jose de Armendhriz, Marquds de Castelfuerte, particip6 como alfkrez y segundo teniente en la captura de 10s navios holandeses Snn Luis y Pichilingo, y 10s llevaron a1 Callao, bajo el mando del General don Juan de Bastos. En Chile, en tiempo de Can0 de Aponte, con motivo de la sublevaci6n de 1723, particip6 en una de las campaiias contra 10s indios como alfdrez d e caballeria. En Chilok, en 1743, fue nombrado alfdrez de infanteria del fuerte de Calbuco, donde sirvi6 cuatro afios. El Gobernador Martinez de Tineo le orden6 que fuese a Guayaneco por 10s despojos de la fragata inglesa Wagel; naufragada en 1741. El hijo equivoca el nGmero y dice que fue con quince embarcaciones y 150 soldados y caciques. Regres6 y entreg6 el b o t h que habia podido traer. En otra ocasi6n se le envi6 a Carelmapu para construir el fuerte de San Francisco Javier de Maullin, contra 10s indios bravos de “Junco�, y lo hizo con torre, portada y foso. En 1747 iue ascendido a sargento mayor de la plaza del Chacao y capithn de iiifanteria de milicias. En el gobierno de Antonio d e Santa Maria fue enviado a 10s 45 grados y minutos con tres piraguas para demarcar aquellos lugares, sondar sus puertos y construir el fuerte de San Fernando de Inche. Construy6 despues el fuerte de Castro, reparti6 y disciplin6 sus milicias, dirigi6 la reparaci6n del fuerte de San Miguel de Calbuco y falleci6 en 1764 en su cargo de sargento mayor. Habia contraido matrimonio en Chilod con Clara Gallardo y Alvarado, y tuvo un hijo que llevaba el nombre de Jose Antonio de la Cerda, alferez de caballeria del fuerte de Chacao“. El diario del viaje se puede reemplazar con algunos datos recogidos por la Historia geographicn e hidrographicn36. Sali6 con once piraguas y ciento sesenta hombres, con viveres para seis meses. Por la boca del rio San Tadeo sali6 a1 Golfo de Penas Abraham Eluard. En la caleta de Dequelhue surgi6 el mencionado Abraham y est& en la laguna de San Rafael (lo llama lago). Fortin de Nuestra Seiiora de Mercedes est& en el istmo de tierra que une la peninsula de Tres Montes (alias de Taytao) con el continente de la Serrania Nevada. Levant61e Abraham Eluard en su viaje una capilla de Nuestra Seiiora de 35

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ANS, Real Audiencia v. 1500. Jose Antonio de la Cerda se opone a las encomiendas de Dalcapulli y Carelmapu y da 10s mkritos de su padre. Es interesante redificar el nombrc, la nacionalidad y la religi6n. Es frecuente que lo llamen Abraham Edwards, i n g b convert:do. Otras veces se le llama Eluard. Cfr. Abraham de Silva Molina, Historia de Chilok IV, 227. R.Ch.H.G. torno 57, n. 61, 1928, pp. 318-333, y tomo 58, n. 62, pp. 305-337.

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las Mercedes. El terreno del istmo se llama Dequelhue y tiene 80 varas de elevaci6n sobre el lago. A este paraje levant6 el dicho Abraham su piragua y desarmindola la condujo en piezas legua y media hasta el rio de San Tadeo, donde la volvi6 a formar. El fuerte se supone ya demolido. DespuCs del Golfo de Penas encontr6 10s farallones en que naufrag6 el Gulguel de la escuadra inglesa de J. Anson. En la isla grande de Guayaneco, en una caleta abrigada a la parte del oeste que mira a1 sudoeste, en la cual dio fondo Abraham Eluard, quien pus0 en la isla dos fortines sobre dicho puerto, que ya se suponen demolidos. En la boca del rio de 10s Caucaos, que desagua en la bahia de Caucau, viven 10s caucos sobre la costa. De ellos convirti6 y redujo muchos Abraham Eluard, 10s Ilev6 a ChiloC y les dio poblaci6n. A su regreso dej6 euatro de las once piraguas en un lugar por donde forzosamente han de pasar a Guayaneco. No tuvieron desgracia que lamentar. Las cosas que trajo de la Wager Abraham fueron: catorce caiiones, diez de fierro de a seis de calibre, cuatro de bronce de a tres de calibre, un anclote, a1 parecer d e seis quintales, un yunque de rnis de dos quintales, ciento trece balas de caiibn, mil y m6s balas de fusil, dos pedazos de plomo gruesos, tres calderas de cobre inhtiles (que aprovech6 en cucharas y en guarecer el mufionaje de la artilleria y ha quedado una caldera y un pedazo), dos quintales y tres arrobas de fierro, en Cstos se incluye una bigornia, veinte libras de acero. El gobernador Martinez de Tineo dice que por lo inc6modo de las piraguas se perdieron muchos viveres y no fue posible conducir mis efectos: catorce cafiones, el fierro que venia por lasitre, cables y rnis jarcias, con muchas anclas, habiendo dejado dos en la playa, que privb de conducir su tamaiio. TambiCn origin6 la falta de viveres dejase cuatro de las once piraguas. Esto hace rnis ficil repetir la accidn, per0 pondera las dificultades de la provincia, lo que se necesita, etc. El gobernador declara que le admiraron 10s cafiones de bronce “sin que parezca exceso de ponderaci6n no he visto artilleria rnis perfecta por su delicada hechura�. El gobernador dio un bando prohibiendo pasar por el sitio del naufragio en tanto no se envie una expedici6n para acabar de recoger las especies 3?. La segunda expedici6n provocada por Anson fue a1 puerto de Inche, por el estupor causado en la Corte de Madrid a1 leer en el relato de Anson, ya publicado, las excelencias de este puerto y las exhortaciones a la corona inglesa para que tomara posesih de un puerto tan bueno, en que habia invernado el pingue Ana, uno de 10s barcos me,nores de su flota. El gobierno de Madrid envi6 traducido el texto mismo de Anson. El 30 de enero de 1750, en Concepci6q el Presidente Doming0 Ortiz de Rozas dio un decreto que en antecedentes no deja nada que desear: carta del Marques de la Ensenada con instrucciones para poblar Juan Fernindez y el puerto de Inche, Aranjuez, mayo de 37

ANS. C . G . 701, f. 7.



rios que eran 35. Renunci6 a hacer otra casa por estar escaso de bastimentos y declar6 que no podia invernar en ese sitio, a pesar que en la toma de posesi6n habia declarado que la finalidad del viaje era para poblar. Para cuidar la casa dej6 a Pedro Shnchez, soldado de caballeria, y a1 cacique Diego Laiquen, con provisiones para pasar la invernada. Terminada con esto la expedicih, regres6 con el resto de 10s expedicionarios. A1 tomar puerto en Caylan, despuks de la travesia del golf0 de Guaiteca, recibi6 un propio que iba a buscarlos, porque habia corrido la noticia “que eramos ahogados”. El 11 de junio entraba en Chacao, habiendo cumplido lo mejor que pudo su cometido40. El juicio del Gobernador de Chiloi: sobre el viaje de Brizuela es favorable y bastante extenso. Dice este Gobernador Santa Maria en su carta a1 Virrey del Per& “Le remito el diario que hizo el Ayudante (Brizuela) en esta navegacibn, que es un verdadero informe de lo que es aquel paraje poblado (por la casa que hizo) y todo el archipidago, por el cual veri Vuestra Excelencia, 10s yerros que tiene el que le di en 30 de enero, y lo mucho que cuesta hacer esta navegacidn en estas ruines piraguas.. . TambiBn remito a V. E. el plano del puerto de Inche y Tengueguen, que esti sacado se&n la demostracibn y relacibn, que dio dicho ayudante y 10s demis que vinieron con 61”. Y seiiala 10s errores de la informacihn de 10s ingleses sobre esta regi6n41. La necesidad de ver si en el archipidago de 10s chonos habian invernado navios, y ademis la necesidad de reforzar el puesto que habia dejado Brizuela, movi6 a Santa Maria para enviar a Mateo Abraham Evrard. Sali6 del puerto de Chacao el 5 de octubre de 1750 con tres piraguas y 42 hombres de tropa arreglada, caciques de Calbuco y pricticos chonos. Llevaba encargo de hacer un forth de madera en la isla poblada, llevando para ello herramienta necesaria. “Este fuerte quedarh guarnecido con un oficial, seis soldados, dos caciques y un prhctico chono. A1 ofiicial le di de mi mano las instrucciones necesarias para su mejor gobierno y que debe hacer en cas0 de enemigos y para que se pueda mantener y dar 10s avisos que convengan mandi. se les deje una piragua 17 bastimentos para seis meses para mantener asi la posesibn hasta que V. E. resuelva otra cosa como Capithn General, a quien doy cuenta de todo” 42. Doming0 Ortiz de Rozas, en carta a1 Rey, de 24 de diciembre de 1750, despuks de haber hablado del diario y mapa de Brizuela con el elogio que dio de 61 Santa Maria, prosigue: “Reflexionando el Gobernador de Chi106 el notable defect0 que tiene el diario y plano adjunto por no haber observado el prhctico 10s grados de latitud en que se hallan las islas reconocidas del archipiklago y sus principales puertos y la importancia de esta diligencia impracticable por la fragata Esperanza,

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40 Diario y derrotero que hace el ayudante Manuel Brizuela , MM. 270, fs. 641-667. 4 1 Carta de Santa Maria a1 Virrey, Chacao, 24 de octubre 1750. MM. 270, fs. 633-640. 43. cfr. carta de la nota 41.

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determin6 enviar (y de hecho sali6 el dia 5 de octubre) a1 sargento mayor don Mateo Abraham.. . Luego que me remita el nuevo plano que est6 ejecutando dicho don Mateo Abraham lo pasark a las reales manos de Vuestra Majestad” 43. El Virrey, Conde de Superunda, en carta a1 Marques de la Ensenada, Lima, 20 de diciembre de 1750, dice que habikndose perdido en las Guaitecas un navio inglks, del almirante Anson, consult6 el gobernador de Chilo6 a 61 mismo, cuando era Gobernador de Chile, si seria conveniente pasar a recoger la artilleria para usarla en 10s fuertes de la provincia. Se encarg6 esta diligencia a1 sargento mayor don Mateo Abraham y “logrado su intento Gtilmente levant6, con su inteligencia y la ocasi6n de haber hecho dos viajes a estos fines, un plan de todo el archipiklago, que camprehende hasta el Estrecho de Magallanes, el que me remitio ahora y lo dirijo asi mismo a manos de V. E.”44. Conviene advertir que la poblaci6n de la isla de Caychilu fue muy

P 43 44

Cfr. carta de la nota 39. Carta del Virrey Conde de Superunda a1 Rey, BO de diciembre de 1750. MM. p. 270, fs. 630-632. La personalidad de Mateo Abraham Evrard es notable en 10s papeles de la kpoca y he aqui un resumen del Consejo de Indias (AGI, Indiferente General 412) que da una idea que puede proceder de 10s diarios de Abraham, tanto d e 1744 como de 1750. ‘%I archipielago estuvo inc6gnito y fuera de la noticia de 10s cosm6grafos hasta el aiio pasado de 1750, creyendo 10s antiguos el archipielago a1 este de la isla la grande, en la altura 1.. 1 - . ~ ~1 -. 1.. ~ .-,..~.-.-:~-:<,--. . 1. ~7.7 a1e ias 4 u w. a*.. s ; y pur id espebunl a e ias istds a e ebre arcnipleiago por la cosra aei oesce y mucha nieve que cubre sus rocas y collados, han creido todos 10s viajeros ser tierra continente contiguo con la sierra nevada; pero habiendose perdido un navio nombrado el Gwlguel (Wager) de la escuadra del corsario inglks Jorge Anson, que, con un tiempo fuerte, desarbolado, se ecM a varar en las rocas de las islas de Guayaneco; y sabibndose de este naufragio por el capith, que con tres hombres lleg6 a Chiloe en una canoa, despuks de un aiio de esclavitud entre 10s indios bravos de aquellas costas, 7 que el barco habia quedado entero con toda su artilleria y anclas, se mand6 por la Capitania General de este Reino, saliese Abraham Eduard, ingles de nacibn, pero reconciliado y pasado tiempo de muchos aiios en Chilo&, en solicitud del dicho navio naufragado, para aprovechar 10s caiiones y herrajes, lo que se consigui6 por la gran pericia del dicho Abraham Eduard en la arte nPutica. Con la ocasi6n de este viaje, registr6 el mismo Abraham en el expresado aiio de 1750 todo este archipiklago, marcando y reconociendo todas sus islas y canales, lo c u d pudo ejecutar prolijamente, respecto de haber gastado en esta empresa dos aiios. Su primera salida fue el aiio de 1749 (sic) por la costa del oeste del archipielago, entrando por todos sus canales, en el cual viaje levant6 el fuerte de Aychilu, desde el cual tomaba sus derrotas y en este viaje corri6 hasta la punta de Tres Montes, la cual no mont6 por .ser muy brava, y que en opini6n de algunos excedfa a1 Cab0 de Homos; el aiio siguiente, tomando noticia de algunos indios de las Huaytecas, del golfo que corre entre el archipielago y el continente, emprendi6 el viaje por el dicho golfo, navegando hasta el lago de San Rafael, desembarci, en el istmo, cuyo terreno elevado se llama De Quelhw, reconociendo la costa del rio de San Tadeo, deshizo la piragua y la levant6 a la cumbred que tiene ocho varas de elevaci6n, la condujo por tierra cinco cuartos de legua, y la volvi6 a unir en el dicho rio de San Tadeo, por cuya boca del s u r sali6, y lle& a las islas de Guayaneco, donde levant6 dos fortines, y despuks de sacada la artilleria entr6 a la ensenada de 10s caucaos o caucaces, tuvo con ellos algunos parlamentos, y reducidos muchos, 10s b’ajo consigo a Chiloe”. 45 La memoria de Gobierno de Superunda (Memorias de 10s Virreyes que han gobernado el Peni, Lima, 1849, tom0 IV, 28Z-283) cuenta que se hizo la poblaci6n de Inche y se dcjaron hombres para que la mantuvieran (32), pero por las dificultades se hizo retirar la mayor parte de la gente y, finalmente, destruirla y que se retiraran los seis hombres de 1-

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RECONOCIMIENTO DE INCHE Y PUERTOS DE LAS GUAITECAS EN 1763 El Gobernador de Chilok, Juan Antoniio Garretbn, envi6 a1 reconocimiento del puerto de Inche y de la costa del sur a1 ayudante de milicias Jose Dominguez, con buena disposicibn de aperos y bastimentos, con instrucciones, en una embarcacidn, con dieciocho hombres entre indios y espafioles. Se conservan en expediente el costo de bastimentos y herramientas y su numeracibn, las instrucciones dadas a Dominguez en Chacao, el 18 de febrero de 1763. El oidor Concha pide a Guill y Gonzaga que dC orden a Garret6n para que luego que concluya su campaiia el ayudante Josk Dominguez envie la relaci6n de las noticias que hubiere adquirido en la costa y parajes que haya reconmido. Como no se hallan estas noticias, hay que contentarse con lo que pedian las instrucciones. Le manda observar mucho a 10s indios, sobre todo si hablan con otros indios. Que procure pasar el golfo de 10s Guafos sin tocar puerto. Que a1 terninar el paso del golfo se dirija a1 puerto de Puquitin y despuCs a1 de Asunci6n. Le ordena llevar un diario de la navegaci6n. Recelo y precauciones con el enemigo: modo de desembarcar, de hacer el fuego. Deben ir a la bahia de Maverey (Maucrey), luego a Guermaguen y a1 puerto de San Diego. Continuar a1 sur tocando la bahia de Palgualaguen y el puerto de San Martin de Mafiez y a las islas de San Trif6n y registrar el puerto del hieste. Deben ir observando desde las alturas a1 llegar a la bahia de Tengueguen y puerto de Apiley (alias el del pingue inglks). Reconocer el paraje y pasar a1 puerto de la isla de San Fernando, donde se construy6 el fuerte de este nombre. A su regreso se le prohibe comunicar cosa alguna y debe entregar el diario. Si encuentra a1 enemigo le encarga que huya y si lo apresan le advierte las mentiras que debe decir a 10s enemigos, despuks de haber echado a1 mar las instrucciones con peso proporcionado46. El riesgo mis grande de esta expedici6n fue el enviar una sola piragua, porque estaban siempre en el peligro de quedar sin medios de salvarse o de regresar en #todoo en parte en las posibles dificultades. LOS INDIOS CAUCAHUES Y LA NAVEGACION DEL PADRE JOSE GARCIA

El origen del viaje del P. Josh Garcia a1 sur en demanda de indios residentes a1 sur del Golfo de Penas se remonta a1 viaje del sargento ma-

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tropa, 10s dos caciques y 10s dos indios prhcticos. Y Su Majestad lo aprow, habiendo le& la cuenta del Virrey de 20 de mano de 1751. Sobre esta poblacidn de la isla de Tenquehu6n se puede ver el expediente, que existe en ANS, C.G. v. 385. ANS, C.G. 710, fs. 128: Carta de Garret&, Chacao, 18 de marzo, 1763. Ibid. fs. 129-130, Instrucciones a Dominguez. Ibid. fs. 131-132. Gastos. Ibid. fs. 133, lo que dice el oidor fiscal


yor don Mateo Abraham en busca de 10s despojos de la fragata Wager. El plan del P. Juan Nepomuceno Walter para la conquista misionera del sur insular y continental a ambos lados de la cordillera empieza con la misi6n de 10s caucahues y el modo como fueron descubiertos. “Con ocamados un navio si6n de haberse perdido en altura de cuarenta v siete ” inglbs de la escuadra, que comandaba Jorge Anson, noticioso este gobierno de Chilok de dicha pkrdida, hizo despacho a registrar aquellbs 1 L-*L -----1- ---2L3L’asutlluleIlLe l a UdCUJXl ut: 1Ilulus mares, y con este muLlvu st: uesuuullw caucahues, 10s que reconocidos son mansos y apacibles y que con fadlidad se podrian etraer a1 gremio de la Cristiandad. Fueron reducidos a ella por el P. Pedro Flores, quien en compaiiia de 10s soldados, que fueron a dicha expedicibn, 10s trajo y condujo a esa provincia de Chilob, e informado el gobernador de ella ser gente que prometia esperanzas de sujeci6n y obedienoia a Nuestra Santa Madre Iglesia, fueron admitidos por vasallos de Su Majestad, y como a tales se les seiial6 para que poblasen la isla d e Kaylin, una de las Gltimas de este archipiklago”“7. Describe luego la obra que con ellos se ha hecho, y c6mo se encarg6 de ellos el P. Francisco Tavier Esauivel durante trece aiios Y lo que consigui6. Cuando en 1753 i:vacu6 su informe sobre ellos el Gobernador Antonio de Santa Maria, cque se le habia pedido el 31 de octubre de 1752457 . - . ,- . 3 - r7-..12.. l--l-!-.l---L-~-eran ya doscientos 10s que Vivian en 1la isia ut: hdyuri, riduiaxi iieuiiu sub casas a1 estilo de 10s habitantes de ChiloB, eran misionados una vez a1 afio por 10s padres jesuitas, y varios de ellos habian aprendido el castellano y haslta sabian leer y escribir. Los mismos caucahues emprendieion solos un viaje a1 sur para traer otras almas a quienes comunicar el beneficia de la fe. Dur6 un aiio el Miaje y trajeron trece personas de las naciones calenche y taijataf, ocho adultos y cinco pirvulos, y habiendo pasado incontables sacrificios regresaron el aiio de 1760. La misidn de Kaylin se fund6 el 12 de julio de 1764 para atender a 10s caucahues de Kaylin y para excursionar hacia el sur en busca de almas. La fundaci6n de la misi6n incluia una excursibn anual a1 sur en busca de ne6fitos y cien pesos para sufragar 10s gastos. Era necesario el permiso del gobernador para estas salidas. El 7 de enero de 1767 el gobernador Manuel de Castelblanco responde a1 Presidente del Reino, Antonio Guill y Gonzaga, que seguramente estaba ansioso de una buena informacih sobre 10s adelantos conr. - -3-2i - - ____..___: ---- - - - - - I - -1 __ -1 -.--:.--1- ni, riaaos a su cuiuauu: ids excursiwies iidvaies ai sui y ei ~ a i i i i i i uUG I Y ~ huelhuapi, pertenecientes a1 plan misional de 1764, y la apertura del caera tema m& antimo. Resoecto del mihild n mjnn .---de -- C------- Osnrno ---- --- ’ nile 1 I -0.- ~I mcero que vamos viendo: “Igualmente satisfago a Vuestra Sefioria porq xie no di parte de la entrada que hizo el P. Josh Garcia. Fue porque ^^

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Infonne del P. Juan N. Walter a la Junta de Poblaciones, 9 de enero de 1784, ver a1 final Documento 11. 48 Carta de Santa Maria. 2 2 mano 1753, MM. v. 191. fs. 214-217.

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cuando me recibi del gobierno de esta provincia ya dicho padre habia salido a su expedici6n, y yo lo ignor6 hasta su regreso, de lo que en politica me avis6 el P. Rector del Colegio de Castro (como consta de su carta) . . . No obstante para dar individual noticia a Vuestra Sefioria sobre este asunto, solicit6 un diario de dicho viaje, el que ahora remito. Tambidn hago presente a Vuesh-a Sefioria, como el enunciado padre volvi6 a seguir sus descubrimientos por lo austral de las Guaitecas el 22 del pasado octubre" 49. Esta carta no satisfizo a1 oidor Concha, que se queja de las informaciones y ni alude siquiera a1 diario del P. Josd Garcia, que Castelblanco dice enviar con su carta. El diario no se halla en el expediente, per0 se halla la carta de Guell de que tambidn se habla. La frase de Concha: "La raz6n del destino y progreso del P. Jose Garcia en sus excursiones, asi a1 Estrecho de Magallanes, es tan diminuta, que d l o viene a concluir en la que le dio el P. Rector del Colegio de la ciudad de Castro, de haber vuelto el expresado P. Garcia a seguir sus descubrimientos por la parke austral de las Guaitecas el 22 de octubre".50. Se le pedia lo que habia avanzado en sus descubrimientos el padre y no parece satisfacer. Del primer viaje de Garcia, en 1765, sabemos que fue a1 sur de las Guaitecas y que sobre 61 escribi6 un diario"'. El segundo viaje a que se alude empezb el 22 de octubre de 1766. Y en la carta, Castelblanco dice que parti6 el 22 de octubre y en el diario de este viaje que esti impreso aparece como primer dia el 23 de octubre. El P. Garcia dice en su viaje que a 10s cuatro meses de haber llegado 10s padres a la misi6n para fundarla, enviaron en dos piraguas indios caucahues de la misibn, con bastimentos costeados por 6sta, para reconocer lo que prometian esas tierras y a1 cab0 de seis meses regresaron con indios de la naci6n Calen. No nombra, en cambio, el primer viaje del P. Garcia, de que habla la carta de Castelblanco. El diario impreso 52 de Garcia dice que a este viaje (23 X 1766 a 30 I 1767) fue el P. Garcia con 10s mismos indios caucahues en cinco piraguas y con cuaren'ta personas: cinco espaiioles, treinta y cuatro indios caucahues y el P. Garcia. Fueron de Kaylin a Guellunquen ( y aqui se qued6 un pebn), a la isla de Guamblin, caletilla de Icolqui, cruzaron el golfo hacia las Guaitecas, entraron por la punta del este, por la isla Laccilu. Los caucahues cogieron gran cantidad de huevos de colmanes. Siguieron a la isla Setecay, donde cogieron lobos, pijaros lilis y choros. Continuaron y en unas rocas 10s caucahues mataron once lobos, algunos L 9

ANS, C. G. 710, fs. 66-67. Carta de Castelblanco, 7 enero 1767.

io ANS, C. G. 710, fs. 87-90. Opini6n del Fiscal y carta de Guill. :II

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El diario del P. Josh Garcia fue publicado en edici6n bilingiie, espafiola y alemana, y COn un mapa del mismo padre, por Christoph Gottlieb von Murr, Nachrichten von verschieden Landern des Spanischen Amerika. Halle, 1811, tom0 U, 500-599.


como terneros. Este viaje resulta ini tos que recogieron del mar y de ]as i u h a a , L U J ~YUG I ~ Ju u a a G A p G U l G l U nes hacian escasamente, tal vez por no conocer como 10s indios 10s lugares donde abundaban. Continuaron a la isla Fugulac, pasaron la punta de TemuAn y se vieron en peligro por una tempestad. Llegaron a la isla Piguayu y a la isla Itapa, puerto de Cupcayec. Siguieron a la isla Lalanca y a la isla Ala1 y despu6s a la Chalacayec, donde hay choros gordos y grandes; en la isla Caycayec habia muchos erizos y algunos picos, choros y choruas. Llegaron a la isla de Calseran, donde cogieron cabras que tenia un caucahue. Iban vecinos a1 estero de Aysen, siguieron por la isIa Acuau y la islita Senuter, cercada de picos, choros, chdruas, erizos y quilmahues. Prosiguieron a la isla Churrequel, siguieron vecinos a la cordillera por un canal hasta el puerto de Cupquelan en la costa de la cordillera. De alli fueron a Iclay, que tiene a1 frente la boca del canal Tuaguencayec, que forman, por el sur, la punta de Sisquelan, cordillera y, por el norte, la isla Nalcayec. Esta es la boca por donde se puede pasar a1 sur, a1 estero o canal Aau, que si es canal, por 61 se puede pasar a Guayaneco. Continuaron por la punta de Celtu, que pasaron felizmente. Llegaron a Puerto Mecas. Entraron a un rio (hoy T6mpanos) y pasaron junto a ellos unos grandes trozos de “nieve�. A1 fin del rio dieron con la boca de la l a a n a de San Rafael de Ofqui, donde vi0 el ventisquero y 10s peclazes de hielo que caian a la laguna. Recoge el P. Garcia supersticiones de 10s caucahues. Se detuvo en-el puerto de ,111 1 . I 1 !_ 2aejo la piragua mas grdnue y paw1 Yayaqui, dentro de la laguna. niii con tres piraguas a1 deshecho o istmo de Ofqui. Hicieron un rancho para dejar la carga. Decidi6 pasar las piraguas sin deshacerlas. Una de ellas si se deshacia se perdia toda por vieja. En este sitio se verific6 que el bastimento estaba maleadcI y 10s- zurrones casi podridos 10s m6s. Reflexiona que para el resguar do del bastimento se necesitaiban piraguas cerradas y para el manejo de! 10s remos chumaceras. Sin ernbargo, no se 1 r - 1 -IF -1-_ LI 13 ue riuviemuie 5e alegra del prive que se tomen estas mediaas. mer dia de sol desde la partida y asi pudo poner a secar el bastimento. DespuCs del acarreo de las piraguas hubo que componerlas ~1 fue necesario traer el material desde el alojamiento: mepua ya majada, cortezas de feiiiu y colegues. Se quedaron aqui sin continuar el viaje tres espaiioles y seis indios. Lleg6 con felicidad y no sin trabajo a1 mar de Guayaneco (0 Golfo de Penas). Continuaron su viaje por la isla Chagualat, a1 puerto Iquilatu en la cordillera, y despuks a1 de Creas, tambikn en la cordillera, de alli a las loberias de las islitas de Coarientao, donde cogieron nueve lobos. De alli volvieron a la cordillera a1 puerto de Esagurituan, a una kuadra del estero de Eyacuma, y de alli a1 puerto de TuizIa, y en el mismo estero entraron a1 puerto de Stelquelaguer. Junto a la cordillera pasaron a1 puerto de Canaquelya. Un indio viejo de 10s caucahues en este sitio le record6 a1 padre su vida. Pasaron por Ia punta del estero de Mesier, “famoso entre 10s indim por

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no haberle hallado fin; tira a1 leste y se juzga cruce la cordillera, que por aqui es bajo y quebrada; digna wsa de averiguarse asi por ver si es canal, que cruce a1 Mar del Norte, o alguna laguna, y quizis puede comunicarse con la bahia de San Juliin, pues dicho estero est6 a la aItura austral de 10s 48 grados”. AI ir a la isla de Guayaneco falt6 el viento y debieron ir a la isla Quetayulec. Aqui cogieron pijaros colmanes, porque andaban escasos de aliment0 que se cazan llevando en una mano un h a c h h de fuego y en la otra un palo largo. Los pijaros dormidos al despertar se encandilan y se les va golpeando la cabeza con el palo hasta que quiere, y despuks de vuelta va recogiendo la caza. AI fin Ilegaron a Guayaneco, al puerto de Elalexaguer, de alli siguieron a la isla Fayu en busca de gentiles, per0 se detuvieron en la isla Acanzcan y pasaron a la isla Areclulial y de alli a Fayu, donde esperaban hallar calenes. En la isla Camelau 10s hallaron. Se alegraron con la llegada del misionero, porque iba para Ilevirselos. “El aiio antecedente, por noticias que les dieron 10s caucahues que enviamos de nuestra rnisihn, supieron que Qste iba el padre misionero a sus tierras a buscarlos, y asi se juntaron indios calenes y taijatafes cerca de Guayaneco, deseosos 10s mis de ser cristianos”, per0 disgustados por bagatelas, tuvieron su guerrilla, sin muertos, y 10s taijatafes se fueron a su tierra unos quince dias antes que Ilegara el misionero. Los taijatafes distaban cuatro dias de viaje, per0 la falta de bastrimento desanim6 a la gente y se decidi6 el regreso. Envib un taijataf como embajador para que les juntase a 10s de su naci6n para el aiio siguiente y manifiesta el deseo de que en breve se puedan convertir las naciones de Calen, Lechey, el taijataf Yequinaguer y otras que habitan hacia el Estrecho. De Guayaneco pasaron a la isla Quetayguelec y continuaron su ruta a las islas de Ayutao, a las loberi’as Coarientas, y siguieron a Teyanitau en la cordillera, y a1 puerto Lalax y a Chayay. Prosiguiendo su ruta de vuelta dieron en la isla Aguaquilu y pasaron a la isla Chuycayan, donde buscando lobos hallaron p5iaros lilis. Alojaron en la punta de Sepiclayan y entraron en la barra del rio Lucac (asi llama a1 rio San Tadeo con el nombre de uno de sus afluentes). En el alojamiento de la laguna de San Rafael habian deiado nueve personas, y se hallaron s610 dos espaiioles. Los demis habian huido en la piragua de San Miguel a Kaylin, huyendo del hambre. En las orillas del rio Lucac dejaron las tres piraguas boca abajo, para que no se maltratasen en invierno, y poderlas usar a1 aiio siguiente. Echaron a1 agua la piragua grande que habian dejado junto a la laguna y en ella subieron 40 personas. Continuaron su navegaci6n a Puerto Guata, donde cazaron canqueiies, y fueron a la punta de Celtu y siguieron a la boca del canal de Taguahuen; aqui vi0 el misionero un machith con ceremonias muy simples. Fueron a1 puerto de Cunis en la isla grande de Juguaguen, y a las islas Semanic y Churrequel, y por el marisco a la isla Senuter, pero habia poco por la esltacibn. Y siguieron la ruta por la islita de Menauyal, isla grande de Melenguen, isIa Ayal, isla Tangao,

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isla Coquen, isla Calcay, isla Tuiques, isla Chues, isla Lal, isla Guaiteca .

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y puerto de Latuan (isla que tuvo su capilla antiguamente, a la que 10s padres iban a misionar a IC)s chonos de kste archypiklago). Salieron por I..

Puquitin a Chilok y llegaron a1 puerto de Mauchil y el 30 de enero de 1767 entraron en la misi6n de Kaylin. :A_ _ __._ GllLlGLlI2llG, ~ U I ~ U G G S UII v ~ a ~ VIVO, t: : El P. Garcia en esta ndlldC;lUll no se ocupa s610 d e 10s viajes como gebgrafos, sin0 que se fija en Ias supersticiones de 10s indios, da noticias de aves, mariscos y lobos de mar: explica c6mo se cazan. Ofrece, a veces, recuerdos o noticias de navegantes y de indios. Una cosa le agrada y es que 10s indios estin esperando a1 misionero y que a1 aiio siguiente las cosechas de almas ser i n mayores. ,.-L...^L:--..

EL VIAJE INCONCLUSO DEL P. JUAN VICURA El P. Josk Garcia en su expedicidn s610 pudo llevar a Kaylin 10s indios calenes, porque 10s taijatafes se habian retirado a sus islas por rencillas con 10s calenes. Garcia, que ya no tenia viveres, tuvo que resignarse a mandarles un embajador con la promesa de llevarlos el pr6ximo viaje. No fue en esta ocasi6n el P. Garcia, sino otro misionero, el P. Juan Vicuiia. Sali6 con sus piraguas el dia antes de que se intimara a 10s misioneros de Kaylin el decreto de expulsi6n de la Compafiia de Jeslis, que fue el 13 de diciembre de 176753. De este v!aje nu tenemos noticias hasta que el P. Vicufia se encuentra a la altura de Guayaneco con la expedici6n de Mansilla, el 2 de febrero de 1768, de regreso a su misi6n". Llevaba tres piraguas, dos suyas y una de los taijatafes con nueve indios. Conviene recordar que por este tiempo 10s jesuitas de Chilok estaban interesados en la lengua de estos indios. En un manuscrito del siglo XVIII, cuyo nombre es: NoticQa de la lengua de 10s indws chonos, se transcribe el catecismo en lengua chona. Aiiade el autor de este apunte que 10s caucahues tienen su lengua propia, y aunque hablaban la lengua general de 10s indios de Chile, se les tradujo el catecismo a su lengua. Las lenguas de 10s calenes y taijatafes las sabian, porque 10s evangelizaban en su idioma, enseiiindoles 10s misterios mis principales de la fe catdlica. Y en este tiempo las estaban reduciendo con toda fopmalidad a gramhtica o arte, para lo cual atenian hechos apuntes. Y estos 53 En el testimonio de 10s autos obrados en la Provincia de Chi106 por el Gobernador don Jesuitas Manuel FemLndez de Castelblanco en el extrafiamiento de 10s jesuitas (A"&$, 127, carpeta 36, sin foliar) se lee: "Misi6n de Kaylin, 13 de diciembre de 1767, presente el P. Francisco Javier Esquivel, ausente de ella su superior el P. Juan Vicuiia, quien el dia antes de la presente feoha se pus0 en camino para oontinuar el viaje a las islas Gunitecas y costas de Guayaneco en la solicitud y oonversibn de 10s indios, que las habitaren, por cuya raz6n y ser unos parajes no frecuentados de las gentes de esta provincia por ?u distancia ni podrL Ilamarse, ni volver de aqui a 54 C. G. 710, fs. 93, Carta de Manuel Castelblancl Gonzaga, Chacao, 22 de mano de 1768.


apuntes quedaron en manos del P. Juan Vicuiia y desaparecieron con su muerte 55. Es muy importante este cuidado de conocer personalmente la lengua de 10s indios, hablarla e incluso conocer su gramitica, porque 10s exploradores se valian de intdrpretes, que eran por regla general indios, como lo indican las expresiones: “indio lengua”, ‘tomar lengua”, lo que debia tomar con mucha prudencia, porque 10s indios 10s envolvian en una madeia de embustes, que no eran capaces de desenredar. En 10s canales y en las islas 10s indios eran testigos, intkrmetes. guias de valor definitivo, 10s dueiios de todas las noticias, que ICIS espaiioles buscaban con halagos y hasta con amenazas. Para Mansilla el encuentro con el P. Vicuiia era Iiewbariu p u r IUS guias 56. Dias antes, MansilIa habia visto la piragua del gobernadorci110 Marcel0 L6pez, indio caucahue, que le dijo que venia despachado, porque habia ido a deiar a1 P. Vicuiia a la altura adelante de Guavaneco y el padre habia seguido adelante. Mansilla se interes6 por Ikvarlo, porque 10s indios guayhuenes, que Mansilla Ilevaba, no eran pricticos hasta la “pkrdida de Guayaneco”. El martes 2 de febrero vieron, Dor la tarde, venir las tres piraguas del P. Vicuiia. Mansilla queria que 10s p i a s lo acompaiiaran y les dijo a 10s indios un discurso poco apropiado: Que iba despachado de Su Majestad con orden de favorecerlos en el cas0 que tuviesen enemigos que les ofendiesen en sus tierras, que lo acompaiiasen y que el rey les pagaria. Los indios respondieron que no querian ni conocian a1 rey. P (de n i n g h modo querian ir. Viendo el padre la aflicci6n de Pedro Mansilla, le dijo que lo acompaiiaria, porque asi convenia a1 servicio de Dios y del rey, por cuanto su destino era reducir a la fe cat6lica estas naciones descubrirlas, y tambiCn porque si no iba se perderian estas misiones, porque eran muy violentos en sus propios lugares, per0 que con ocasi6n de verlos y tratarlos, se conseguia este fin. Mansilla hizo un conseio con 10s cabos de las piraguas y con 10s soldados para saber si se aceptaba el ofrecimiento del padre o no. Se aprob6 la afirmativa, porque favorecia el derrotero que llevaban. Llam6 entonces el padre a 10s indios y les dijo que 61 iria y si querian ir 10s pricticos, les pagaria. Y asi 10 hizo el padre dando a cada uno un hacha de las que Ilevaba. Eran Cstos: Antonio Chaya, taijataf, y Fernando, que eran calen. Mansilla, entonces, dio una de sus camisas a la mujer de Chaya. Como estaban en Guayaneco, frente a Ofqui, dividieron la gente y las piraguas. Se carg6 la piragua mediana y se encarg6 a1 alfCrez Francisco Villegas, como cabo, y a1 soldado Bernard0 Agiiero con seis milicianos. Las otras dos piramas salieron para el deshecho u Ofqui, con ,

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Los papeles del viaje de Mansilla e s t h en ANS, A.J.I.V. EyzaguIrre v. 43. y son Instruociones del 24 diciembre 1767 ( 7 pp.). Papeles de acuerdos tornados en la expedici6n (11 pp.). Diario de Mansilla (24 f s . ) . Ms. algo daiiado.


Mateo Mansilla, que iba encargado de componer el camino. Es curioso clue a1 veterano de la expediai6n del finado Abraham, se le dejara de Iado cuando parecian mis necesarios sus servicios. El P. Vicuiia 10s acompaii6 en su derrotero desde el grado 48, 04' hasta el grado 53, 19', el famoso y objetado viaje de seis &as. En dos ocasiones el P. Vicuiia ejerci6 el ministerio sacerdotal con 10s indios, que fue las dos veces que 10s encontraron. La primera fue el sibado 6 de febrero, en que bautiz6 nueve nifios y tres viejas, pertenecientes a una tribu de 24 personas entre grandes y chicos. La otra fue el sibado siguiente, 13 de febrero, en que bautiz6 once niiios de una partida de taijatafes, formada por 34 personas de todas las edades. Bien avanzado el viaje de vuelta, en las vecindades de Ofqui, Pedro Mansilla, el 21 de marzo, viendo que la piragua en que venia el P. Vicufia no aparecia, apront6 una piragua al mando de Mateo Mamilla y Ilevando de prictico a Jose Mayorga con cinco milicianos, que saliera en busca de la piragua atrasada. El 26 de marzo regres6 Mateo Mansilla con la triste noticia de haber naufragado en el rio o en la raya del golf0 de (Seguaicas), la embarcaci6n en que venia el padre y 10s que se ahogaron fueron el P. Juan Vicuiia, el alfkrez Francisco Villegas, el soldado Bernard0 Agiiero, el piloto que el padre traia, llamado Doming0 de Circamo, cinco milicianos, un indio prActico, llamado Tombs, de la naci6n de 10s caucahues, y s610 se libraron del naufragio tres indias infieles y un indio. Los cuerpos muertos que se hallaron fueron dos: uno entero y otro dividido en pedazos, y de la carga de la piragua s610 se salvb el caj6n de 10s ornamentos del padre57. El 19 de marzo lleg6 a Castro la piragua, que habia llevado a1 P. Vicuiia a Guayaneco y sus costas. AI encontrarse Mansilla con el P. Viciiiia en Guayaneco, se lo llev6 consigo en el viaje. Dio orden de que la piragua del padre volviera a Chilok, prometi&ndole alcanzarla en la Guaiteca, lo que no result6, porque se atras6 mucho. En la piragua llegaron doce indios: ocho mujeres y cuatro varones, y solamente cuatro estaban bautizados. El gobernador Castelblanco orden6 que 10s llevaran a Chacao, con toda la comodidad posible, encargando el suave trato con ellos para que se instruyeran y bautizaran, para esto previno que se les dieran viveres y pidi6 que le avisaran si hacia falta vestuario. Este es el final melanc6lico de la Gltima misi6n austral de 10s jesuitas en el siglo XVIIT.

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Son pocos 10s accidentes que se cuentan en estas expediciones por 10s canales del sur. E3te es el segundo, despuhs del naufragio, que se cuenta en el viaje de Antonio de Vea.

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ESPEDICION AUSTRAL DE PEDRO MANSILLA Y COSME UGARTE Prepar6 esta expedici6n el gobernador de Chilok Manuel de Castelblanco. La lista general de 10s expedicionarios era de cincuenta y seis personas, de ellos 14 eran marineros, 16 soldados milicianos y 13 “gente del sur”, expresi6n que designa a 10s indios, el resto con 10s cargos de la expedicibn, en un barcolongo y dos piraguas. Les dio instrucciones fechadas el 24 de diaiembre de 1767. Debian navegar hasta el Estrecho de Magallanes. Llevaban como pricticos a 10s indios guayhuenes y el alfkrez Pedro Mansilla tambikn es prictico porque viaj6 a las Guaitecas. Otro prictico era el cab0 Mateo Mansilla, que habia ido en la expedici6n de Mateo Abraham, difunto. El barcolongo debia hacer el viaje por fuera de las islas y pasar la peninsula A-

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Ciruiano y ambas inmediatas a la boca del rio San Mateo (el verdidero nombre es San Tadeo). Las piraguas de’hian cruzar el istmo de Ofqui. Debian tambikn observar las parcialidacIes de diversas naciones. Durante la navegacih resolvieron v,arios asuntos, llamando a consejo y haciendo un acta firmada del praiblema y de su soluci6n. Entre estos temas se hallan: no poder montar 1a peninsula de Tres Montes, el reconocimiento del bastimento, el encuentro con Vicufia y si 10s ammn a i i a n nn l a c latitiirlm nhcervsrlac nnr .I_ly =-- Cosme Ugarte, la lista general de 10s miembros de la e:xpedici6n. Mansilla llev6 un diario desde el 28 de diciembre de 1767 hasta el 1 0 de mayo de 1768. Zosme Ugarte llev6 un diario, del que Vidal Gormaz public6 un rem men hallado en 10s papeles de Machado”. .-. . 1 Las instrucciones de Lasteimanco aiuaen a 10s granaes temas ae 10s viajes a1 sur: establecimientos de 10s enemigos de Europa, de niufragos (el viejo tema de 10s CCsares) y afiade ahora una preocupaci6n por 10s caucahues, porque quiere saber cu6nta genite son. La obligaci6n m6s dificil que proponia era que el barcolongo diera la vuelta por la peninsula de Tres Montes, porque el camino habitual era por Ofqui. Sin embargo, Castelblanco permitia la alternativa. El mismo CastelLl---, , ..__....An_ _ , A00 An uiaibu -1 D..-&Aomto. ‘‘yu.CL., A:_h, uiaiiLu 1 iu L G L U ~ I U L G ~ i Laiia i UG ai oficial habiendo dejado asegurado el barcolongo y piragua grande, porque aqukl no fue bastante a montar la punta de Tres Montes, proseguia su camino a la altura (sur) costeando en la piragua, mediante que a nrevenci6n Dara este cas0 les di DroDorcionada a Dasarla nor tierra en 1

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Desde el encuentro con el Padre Vicuiia se dirigi6 a1 sur con el padre y sus pricticos desde el mismo Guayaneco, donde tuvo lugar el encuentro, rnis bien mis que menos calcula Cosme Ugarte con sus 48”, 04‘ latitud sur. Es de observar que de Ofqui adelante 10s exploradores reducian mucho sus posibilidades de navegar, porque nunca pasaban las piraguas rnis fuertes, sino las mis ligeras, disminuyendo la capacidad de carga para alimentos y otras necesidades, y aumentado por ser abiertas la poca defensa contra las aguas del cielo y las del mar que se metian a la barca por agujeros y costuras. Por esto mismo, a veces, se disminuian las raciones a hombres ya cansados y mojados en exceso y con eso se les afiadia la debilidad. La objeci6n que se hace a Pedro Mansilla se refiere a la velocidad, y por eso dice Malaspina, que vi0 su viaje en Lima y lo us6 para su obra. Comtruccio’n de las cartas desde el puerto de Montevideo hastn el de Chiloe‘, estas palabras un tanto despectivas: “Se han tenido presentes la navegaci6n desde Chilok de un seiior Mansilla en el aiio 1767, que parece foriada maliciosamente, y existe en la secretaria del Virreinato del Per6 , , .’’50. Desde el 3 de febrero de 1768 hasta el 10 del mismo mes y aiio recorri6 desde el grado 48, 04‘ hasta el grado 53, 19’, lo que es un exceso para seis dias. Francisco Vidal Gormaz se siente tentado de culpar “a un sefior Mansilla” con Malaspina, pero propone una sohci6n: que fuera por el canal de Fallos, siguiera por el de Trinidad y entrara a1 Estrecho por el canal Smith. Y a h mis, afiade que s610 habria recorrido entre 10s citados paralelos s610 318 millas por la estima. El punto de la partida en 10s 4&”,04’ se ve confirmado por el sitio del encuentro de Mansilla y Vicuiia, segGn la carta de Castelblanco, que hemos citado. Los 53”, 19’ del 10 de febrero se confirman con el diario de Mansilla, porque escribe el dia 10 de febrero: “Y a las nueve -1 1 1, . . - 1--11_ ~ ..__ _.. 13 - 1---- __ -l-------?I-1 -:1-s,. -,.A:aei ala nos nailamus eri it mar ue leva, y u u ~ e ~ v a i i u w GI piiuw IIIC uiju mie SP hallaba en 53 grados”. agua de Mansilla, a pesar de lo neoiiefia. deb% haber sido r Iporque a1 regreso recogi6 un pe dazo de ancla en el puerto j e Guayaneco. 5s del naufragio de la piragua dc:I alfkrez Francisco Villegas, a n RafaPl rlnnrle Ins auiiar,fqui y llegaron a la laguna de S--_.-_-_ -, _.,___-., -e--daban el barcolongo y la piragua grande, y continuaron su viaje de regreso para llegar a1 fin de sus trabajos de exploraci6n el 1” de mayo a1 puerto de Chacao. Este viaje criticado y poco conocido fue hecho con elementos dslefios, fuera del P. Vicuiia, que era chileno como 10s isleiios, tuvo la dolorosa nrueba de la gerdiida d e diez vidas. Como a todos 10s viaies dislcutidos le 7

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VIAJES DEL PILOT0 FRANCISCO MACHADO A LOS ARCHIPIELAGOS OCCIDENTALES DE LA PhTAGONIr\

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Francisco Machado, piloto, nacido en Caracas, fue encargado de . ., . una mision exploraaora a 10s arcmpielagos australes v a1 Estrecho de Magallanes, con el fin de completar 10s trabajos de Pedro Mansilla y Cosme Ugarte, que habian viajado el afio anteric3r. La misi6n estaba dotada de una goleta, llamaaa Nuestra wnora ae Momerrat alias El Aguiln, de Chilo&,y dos piraguas con una tripulaci6n de 60 milioianos chilotes. Actuaba como jefe el teniente de infanteria Tos6 de Sotomavor v , , como piloto de la goleta Francisco Machado. Si se miran Ias actuaciones y 10s documentos de la expedici6n se ve que hdachado tenia el primer lugar por su trabajo y responsabilidad. 1

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de el 17 de diciembre de 1768 hasta -el 8- de mayo de 1769. La instrucci6n reservada, fechada en Chacao el 16 de diciembre de 1768, y firmada por el teniente coronel Carlos Beranger, Gobernador de Chilok, es casi imposible de cumplir y de ahi, a mi parecer, brotaron todas las dificultades. Pero la principal se debe a Beranger. Castelblanco, con muy buen criterio, dej6 a 10s expedicionarios la facultad de montar o no la peninsula y cab0 Tres Montes, en tanto que Beranger lo pus0 como algo obligatorio; todo estaria en saber si el barcolongo y la goleta estaban en condiciones de hacerlo. A pesar de su inmensa longitud, vale la pena saber lo que decia. Hela aqui: Debe revisar de Chilok a1 Cab0 de Hornos. Ver San Fernando o isla Inchin. Se le dan tres mapas: el de Mateo de Abraham, el del puerto del pingue Ana, tomado del libro de Anson, y el Mapa de $Andlle. MandarL dos piraguas a reconocer el istmo de Ofqui, las pasari por tierra a1 rio San Tadeo y de alli a Guayaneco. Pide reconocimiento del archipidago de las Guaitecas o Chonos. Las piraguas irin por 10s Guajos y de alli a Inchin. DoblarL con la goleta, con todas las precauciones e ir6 a juntarse con las piraguas a Guayaneco, sin dejar de observar las isIas de San Javier y del Cirujano, que tienen puertos. Seguir6 por 10s canales de la costa con 10s indios “guaivenes”, como pr6cticos de todas ellas. Reconocer6 el estero de 10s caucaus bravos, puerto d e Santa BBrbara, costeando a1 sur a1 de San Tuan, a 10s grados cuarenta y ocho y medio. Desde aqui es necesario recurrir a otro mapa y advertir un error, porque el autor pus0 el puerto o isla Inchin, “pasado el cab0 de Tres Montes”, cuando est6 a1 norte. Observe y haga un mapa exacto y puntual para Su Majestad, adviirtiendo en 10s diarios cuanto notare. Deber6 notar Io que dice Herrera en la Dkcada Iibro I, c. 23, fs. 5’7 sobre 10s puertos y alturas del polo, y cotejar con las situaciones de Cedillo, variedad de nombres y mayor especulaci6n de 10s profesores de estos tiempos. I r i por la costa desde Guayaneco hasta cab0 Romano, bahia de Nuestra Sefiora e isla de Santa BBrbara y las bahias de 10s Reyes a ’76

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San Juan y ver por si mismo la isla J- puerto de la Campana y correr la costa hasta el cab0 Corso ( 0 Primero), puerto de 10s Inocentes en la isla 3dadre de Dios, doblari el cab0 Victiria, islas de la embocadura del ECstrecho: 10s Evangelistas, de Lobos, de 1!os Doce Apbtoles y 10s A,.-...-,.-1 ----l---l- 1 1 ~ P..,...A,.” ~ 31 ~ I l U c YUG :s UCUMLLZ~ CI I l l L L p , uebut: e1 cab0 Ap6stoles, el de 10s Pilares, canal San Isidro hasta el cab0 Negro, que furman un delfin ( y creo que hay una isla de ese nombre con 10s de la naci6n intrusa). Debe recorrer el Estrecho de boca a boca y seguir hasta el puerto de Hambre. Pedir noticias a 10s indios “no fiindose de 10s pricticos y lenguaraces”. Cita declaraciones de la Gltima expedici6n: que a 10s 53”, 27, dos jornadas a1 sur, habia una naci6n intrusa “que usaba el mismo vestuario y modales que nosotros”. Esto le obliga a reconocer hasta 10s 55O. La raz6n de llevar piraguas es para 10s reconocimientos, que no pudiere hacer la poleta. Si halla enemims tenrra nirama lista nara m v i n r a v i w Si ha1 guerra detallt Con esra irisrruccion, uno no s m e que pensar aei raiento ae Deran;er, por lo menos en la vida prictica. El diario va siguiendo 10s lugares del viaje a1 curso de 10s dias, de sale almina noticia En la isla de Tanrrao \rez en -~~ ciiando ..~.~ . ~_..~. ..~ ~ . ~ ~~~ ...~.. ~ de . . ~ . otra - ._.. _ clase .~ D--buscaron a la india Dominga para lengua de 10s indios de arriba, o sea del sur, pero s610 la encontraron tres dias despuks y se embarc6 con un cholillo voluntario, 10s mismos que se fugaron con la barca diez dias despu6s. Como no la hallasen, envi6 a Mansilla con su piragua en su busca, volvi6 con ella ocho dias despuCs y con el cholo, a1 cual despidieron, despuCs de darle su merecido. Cumpliendo con su obligaci6q observa: “Inihe no dice en altura y figura con la que trae Anson en su Diario de Viaje”. Machado da las latitudes de vez en cuando, tanto en el diario como en la carta informe a Beranger. El 24 de enero se separa la goleta de las piraguas para ir &as por Ofqui y la goleta por Tres Montes, pero a esto se opusieron 10s marineros. Es la primera y tal vez linica vez que 10s resignados tripulantes de las piraguas llegaron a tal extremo. Siempre van mojados, enfermos, a raci6n de hambre cuando 10s viveres escasean, pero rebeldes jamis. No le qued6 a Machado otro recurso que someterse e ir tambiCn por Ofqui. Alli dejaron la goleta y pasaron las dos piraguas a1 rio. Para continuar el viaje las proveyeron de viveres para dos meses y medio. Continuaron el viaje por isla San Javier, puerto de San Ignacio, caletita Liguaises, islas de Aguantao, Guayeco y Guayaneco. Dejando a Guayaneco a la izquierda y siguiendo un canal lleno de faralloncitos, llegaron a1 canal de Mesier y a1 cab0 de San Romin, cuya latitud da 47”, 51’. Entraron a1 canal de Mesier, pero como el canal se les iba tierra adentro y debian buscar y hallar la Bahia de Nuestra Sefiora, estero de 10s caucaus, puerto de Santa Birbara, isla de Santa Eirbara, puerto de San Juan, etc., tuvieron que volver atrhs a1 cab0 de *..A“

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San RomBn. Encontrb un bello puerto que sin duda es el de Santa BBrbara, en latitud 48O, 4‘. El 2 de marzo b u s 4 la isla de Santa BBrbara, s e g h Mateo Abraham, y tambiCn la de la Campana y no pudo descubrirlas aun estando el horizonte bien claro. El 7 de marzo calculb la latitud de 49*, 21’. El 9 observa que la gente esti toda mojada y hay muchos enfermos. El 11 observb la latittud d e 490, 22’. A1 explorar el horizonte vi0 un cab0 “y crei fuese cab0 Corso”, y mis adelante ha116 un puerto y por la situaci6n dedujo que ese era el puerto que llamaban de la Campana. El 13 de marzo 10s milicianos se presentaron y dijeron que no podian pasar adelante, porque se hallaban totalmente rendidos de coniinuo trabajo y Iluvia, con muchos enfermos, como en realidad estaban. El 15 resolvieron volverse. El 31 estaban en el rio San Tadeo. Por una equivocaci6n que se halla en las instrucciones de Castelblanco a Mansilla, se va llamando a1 rio San Tadeo, San Mateo. El 15 de abril dejaron las piraguas en la laguna de San Rafael y el 17 continfian el viaje de regreso. El 27 cruzaron el golf0 de Guafo. El 8 de mayo solamente llegaron a Quicavi, poniendo fin a1 viaje60. El 29 de mayo, Beranger pide a Machado una relaci6n de 10s sitios reconocidos en su viaje desde el puerto de San Fernando, isla Inche, hasta el de la Campana, adonde llegb, por lo que manifiesta en su diario. Machado contest6 el 11 de junio de 1769, abreviando el diario de las noticias mis menudas y yendo a lo mis general6I. Como el resultado no habia correspondido a las esperanzas del gobernador y se susurraba algo sobre la conducta de 10s milicianos, Beranger dio cuenta a1 Virrey del Perri, que orden6 hacer un sumario indagatorio y someter a juicio a1 teniente JosC de Sotomayor y a1 piloto Francisco Machado. De kl resulta que Jose de Sotomayor fue culpable a1 inducir a 10s milicianos a no cumplir con su obligacibn, en tanto que de las declaraciones de Machado se ve que siempre estuvo dispuesto a obedecer, tanito en montar la punta de Tres Montes como en el regreso desde la vuelta de la CampanaG2. Hombre de mar, Machado perseverb toda la vida en su oficio de piloto y muri6 a1 destrozarse contra la costa de Valdivia el navio comercial San Pablo, donde iba, en 1790.

BO A.H.M.Ch. XIV, 57-149. Francisco Vidal Gormaz public6 aqui toda la documentaci6n de 61

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Machado: Instrucciones y diarios. Medina en sus manuscritos, vols. 194 y 207, tiene el mismo material. Agiieros, Descripcibn Historial de la Provincia de Chilo6 (Madrid), 1791. pp. 205-216, public6 el viaje con una carta de Beranger, Chacao, 29 de mayo de 1769 y la respuesta de Machado, de 11 de junio de 1769. A.H.M.Ch, XIV, 57-89. Vidal publica fragmentariamente el proceso de Machado, hecho por Beranger


EXPEDICION DE RIUS AL ARCHIPIELAGO DE LOS CHONOS El Gobernador de Chilok, Carlos Beranger, recibi6 una orden real de 6 de junio de 1769, en ella se le ordenaba que sin perdida de tiempo hiciera el reconocimiento del paraje en que se supone establecimiento de ingleses, se&n el gobernador de Buenos Aires, que es el puerto donde se refugib el pingue Ann. Beranger contesta en 18 de marzo de 1770 que darL cumplimiento apenas la estaci6n lo permita y que enviarb las noticias que resulten. Agrega que a1 comienzo de su gobierno pus0 todo su cuidado en hallar el nwvo establecimiento de extranjeros, que se suponia, se inspeccionb todo el archipidago y el puerto del pingue A m se reconoci6 10s dias 20 y 21 de enero como congta del Diario, de cuyos capitulos remite copia, por ellos se verifica no haber hallndo novedad alguna, como igualmente hasta el puerto de la Campana, desde donde fue precis0 retirarse por el rigor de 10s tiempos y la avanzada estacibn, omitiendo el nombre de Machado. En cumplimiento de esta misma orden, de 6 de junio de 1769, envi6 a1 teniente de artilleria Jose Rius a reconocer el puerto del pingue A m y establecimiento de ingleses. Dispuso dos piraguas, la una Santa Rosa, a1 mando de Rius, y la otra Sun Francisco Jnvier, a1 mando del alfkrez de dragones Pedro Mansilla. No expresa el nGmero de 10s expedicionarios, aunque algunos firman a1 final del Diario. Rius con sus compaiieros parti6 de Queil el 2 de noviembre de 1770. El recorrido fue Queil a Chelin a puntn de Apab6n en Lemuy, isla Tanqui, puerto Guaylat, isla San Pedro, puerto de Ucolqui, cruzan el canal grande o golfo hacia las Guaitecas. Alli se abri6 el pliego de las instrucciones reservadas. Siguen por el puerto de la Ascensi6n en la Guaiteca, canal de Yayaguen, golfo de Guayhuen, puerto de Don Martin L6pez, canal de Loquinacayec, hallaron dos piraguas de indios guayhuenes, de Kaylin, isla de Yatavlat, Inaulac, encontraron otros guayhuenes de la isla de Kaylin en tres piraguas, per0 debio darles alcance, porque huyeron, con ellos envi6 aviso a1 Gobernador de Chilo&, sigui6 a Paychilu, Canicayo, golfo de Gualtarna canal de Puliche, Puerto Alegre (a1 que le pus0 este nombre por su playa y por estar llena de apios), a1 puerto siguiente, por estar lleno de huesos de lobos le pus0 Puerto de Matanza. Tres dias de Iluvia, y sigui6 hacia el puerto del pingue Ana y avist6 las islas de San Fernando de Inche y otras. Como se habiad quedado con una piragua de 10s guayhuenes, se prepararon para cualquier emergencia. Echaron en la piragiiita a1 cab0 Mateo Mansilla con seis hombres, a reconocer si habia navios o un establecimiento ingl6s. Sigui6 a la piraguilla Rius, en tanto que la piragua del alferez Pedro Mansilla qued6 en observaci6n de lo que aconteciera. Como era de temer, no pas6 nada y pudieron revisar el puerto y sus contornos a su sabor. Lo reconoci6 bueno, “de buen fondo y abrigado, con una islita, la que tiene dos arms que pasan de una banda a la otra. Luego envi6 79


a1 dicho cab0 con la piragiiita a que reconociese dos esteros que se hallaban situados el uno a1 este y el otro a1 sur oeste de dicho surgidero, lo que ejecutado vino a la tarde sin novedad ni en kstos ni en toda la costa e islas. Luego pas6 a1 lado de la cordillera y ‘vide’ un puertecito, donde surgimos y nos acuartelamos. Dicho puertecito es una playa de cascajo, donde encontramos dos cruces, una grabada en un roble y otra en otro irbol. El estero que mira a1 este, esti entre dos cordilleras altas no es muy grancle, per0 abrigado y de buen fondo; el otro del sur oeste hace a modo de herradura, no hay duda que para navios es buen puerto kste, per0 para las gentes es la tierra inhtil, imposible de darle auxilio, porque las cordilleras s610 en las faldas tienen algunos krboles, que s610 para leiia pueden servir; sin dejar esperanza de que haya alglin palo litil para embarcacidn, siendo todo lo demis del puerto peiiascos pelados, no se halla marisco ni peje, la entrada de 10s navios es muy dificultosa por la muchedumbre de islas, farallones ~7 arrecifes en 10s que revienta mucho el mar, por lo que consider0 que s610 impelido de uno de 10s muchos temporales que se experimentan en estos parajes, puede un navio a venir a kl�. A1 dia siguiente salieron hacia el estero de Diego Gallego, adonde Ilegaron cinco dias despu6s. Los temporales v la lluvia 10s detuvieron en el lugar, entonces quisieron explorar por tierra, per0 10s pricticos dijeron que por una y otra parte no lo eran, porque s610 hasta alli habian Ilegado. h e r o n a la isla de San Fernando y recorrieron sus alrededores y emprendieron la vuelta y llegaron el 3 i de diciembre e 3 . Beranger, el 4 de enero de 1771, escribi6 a Arriaga sobre el cumplimiento de la real orden de 6 de junio de 1769 sobre reconocimiento del puerto del pingue A m y sobre establecimientos ingleses a1 sur de la provincia de Chilok, le dice que preparb dos piraguas que salieron el 2 de noviembre a1 comando del teniente de artilleria Jose Rius, cuya importante comisi6n ha desempefiado este oficial cabalmente, ejecutando el reconocimiento del puerto del pingue A m , estero de Diego GaIlego, ensenadas intermedias, islas de Inchin, San Fernando y otras de poca monta en la costa y archipiklago y a1 este en la tierra firme el descubrimiento de un estero y ensenada a la otra parte de la punta de Taitanhanhuon. Y conchye con que no hay establecimiento alguno en todos aquellos parajes, ni vestigios que nos puedan por ahora dar recelos, pues, segGn las noticias, a mis de 10s peligros que ofrecen aquellas costas, son tierras infructuosas %. Seguramenie &as expediciones no son extraiias a 10s mapas hechos por iniciativa de Beranger y conservados con su nombre, y tal vez debe m6s a Machado, que daba las medidas de latitud, cosa de que Rius no se preocup6 o no sup0 medir. 63 64

80

Diario de don Jose Rius. MM. v. 195, pp. 92-118. Las instrucciones generales y secretm, de 12 de noviembre de 1770 en AGI, Chile 435. Carta de Beranger a Arriaga, San Carlos, 4 de enero de 1771. MM, v. 195, pp. 88-92.


LOS FRANCISCANOS

Los padres franciscanos habian sucedido a 10s jesuitas en la evangelizaci6n de Chilok, y &os habian iniciado el traslado de 10s indios . *. . . ai norte con este piaaoso oqeto. r o r eso extrana que el r. reciro GOQPI T ~ P"b""A"" Am'immc n malar""r"m""c m n t n ~1 h m n h n nnmn l l n a nnii~T1nrl nnn o c t a c YuL-bras: "Como el pnincipal objeto y obligacibn d e 10s misioneros de las Indias es procurar la reducckn de 10s Fndios gentiles que se hallan establecidos en aquellos montes y archipiklagos: habi6ndose informado 10s que residian en la provincia de ChiloB, que por la parte o rumbo a1 sud habitaban en aquellas incultas y remotas islas 10s indios de naci6n chonos, caucahues y otros que sin conocimiento de Dios vedadero Vivian en aquellas incultas islas, solicitaron, deseosos de procurarles su remedio espiritual, atraerlos a la fe cat6lica: y para esto ocurrieron por la licencia necesaria a1 gobernador que entonces era de esa provincia, don Tomis de JQuregui. . ." 65. Estos indios eran conocidos como 10s mejores pricticos de las idas, habian sido evangelizados por 10s jesuitas y a la salida de &os, unos diez aiios atris, el gobierno se habia preocupado de las misiones hacia el Estrecho sin encontrar persona apta para emprenderlas"6. Por eso es extra60 que se ponga como original algo que no era mis que una continuacihn. Es oportuno decir esto, porque muchas veces, basada en estas afirmaciones, se empieza la historia con desconocimiento u olvido de sus antecedentes. Los padres elegidos para esta expedici6n fueron fray Benito Marin y Juliin del Real. Los preparativos: hacer tres piraguas, una grande llamada Putrocinio, y dos medianas llamadas Santa Teresa y Sun Jose'. Buscaron pricticos tanto de 10s lugares que iban a recorrer como de la lengua de 10s indios. Los marineros fueron reclutados en la isla de Chilok. El viaje dur6 cuatro meses y dieciocho dias, desde el 21 de octubre de 1778 hasta el 8 de marzo de 1779. En su itinerario dan, a veces, las medidas d e latitud. Se cita como viajero a Francisco Machado en la secci6n mis austral del viaje. Itinerario: Castro, Piti-Quichet, Queilkn, Gotayel, Datehue, Tutil, Huelunquin ( puerto de Kaylin) , Lachae ( 43O, 47'), Puquerk, Ayantema (430, 48'), cruzan el golf0 de Guafos o Guaitecas, Puquetin (44O, 25'), San Sebastiin, Puerto Manzanos (440, 28'), aqui hicieron provisi6n de paja para techar 10s ranchos a1 llegar a Ofqui, porque alli no habia. Siguieron por Chaguahuen, Quimila, Goutana, Liqua, Cuquien, Lalanca, Tualad, Charraguel, canal de AG, tomaron este canal para ver si podian hallar una salida m b ficil para el mar de Guayaneco, per0 no lo consiguieron, porque ese canal no llegaba a1 Golfo de Penas. Volvieron a1 canal de Celtau, Laguna de San Rafac -

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les deterior6 las piraguas medianas. Tambikn se habia caido el palo, que servia para el aparejo con que se subian las piraguas. Enviaron una piragua a Castro para dar cuenta de la expedici6n y pasaron las otras dos el istmo de Ofqui o Deshecho. Salieron a1 rio San Tadeo y golfo de San Esteban (cita de Machado), isla del Cirujano, San Javier (47O, E ) , Guayaneco (47O, 4S), reconocieron el sitio del naufragio de la Wager, recorrieron sitios, cuyos nombres no expresan, salieron a1 ancho mar y navegaron algunas horas, entraron por un canal y hallaron unos ranchos con seiiales frescas de haber sido habitados, y a poco encontraron cinco piraguas con indios. El recibimiento, primero hostil, se hizo amable, les dieron regalos de bayetas, chaquiras y abalorios. Decidieron el regreso a Chilok. S610 se embarcaron 11 de 10s 33 indigenas. Llegaron a1 puerto de Santa BBrbara (48O) (hay cita de Machado). Tomaron el rumbo a la boca del canal de Mesier, segiin Machado, per0 tuvieron que poner proa a1 norte y estuvieron quince dias en la isla de la Campana por el mal tiempo. Continuaron a1 norte, en el Deshecho encontraron carta del P. Menkndez que 10s aguardaba en la Laguna de San Rafael, donde lo hallaron. Dejaron en el rancho del Deshecho piraguas en piezas y pusieron boyante la piragua Putrocinio. Prosiguieron en el camino hacia el norte, el 5 de marzo pasaron el golfo de las Guaitecas y tres dias despuks, el 8, estaban en Castrow. A fines de 1779 parti6 en busca de indigenas el P. Fray Francisco Menkndez con el P. Fray lgnacio Vargas. Se conoce un resumen de la expedici6n por la carta que el P. Men6ndez escribi6 a1 P. JuliBn del Real, desde Castro, el 14 de marzo de 1780. Dice que el viaje hasta la laguna de San Rafael fue feliz, que el 2 de noviembre llegaron a1 Deshecho, donde se quedaron veinticuatro dias y comenzaron a hacer otra piragua, que interrumpieron a causa de 10s enfermos. Continuaron por San Tadeo a1 mar y de alli a1 puerto de Tianitau, donde dice: “dormimos dos noches en la casa de Vuestra Reverencia”, tal vez por sutil ironia por un ranchito abandonado. Fueron a1 puerto de Asaurituan, donde Pedro Mamilla encontri, a1 P. Vicuiia. En el viaje a Ayantau, alli vieron humos y luego una piragua, que se diKigi6 a otro puerto. Siguieron su rumbo y hallaron unos indios, primero muy hostiles y pronto cambiaron y se pusieron amables. Eran treinta y uno en cuatro piraguas. Tuvieron sus conversaciones sobre ir o no ir con 10s padres. Describe asi el embarco, sin dar nGmero: “La vispera de la Purisima (0 sea el 7 de diciembre) nos amaneoi6 un buen dia, se embarcaron 10s gentiles del sud en nuestra piragua, y luego vino el cacique, y Marcelito con todos sus parientes, y dimos proa para nuestro regreso”. Arribaron a Castro el 11 de enero de 1780. El P. Menkndez demuestra cierto entusiasmo, dice que conoce el rio y hasta ha hecho un dibujo de 61 y quiere repetir el viajeg8. 67

68

82

Agiieros, Agiieros,

0.

c., pp. 217-242.

0.

c., pp. 243-248.


Aiios mhs adelante, conversaba don Jose de Moraleda con el indio Pedro Yafia, por 10s canales a la altura d e Aysen, el jueves 21 de febrero de 1793, y 6ste le cont6, entre otras cosas, que tenia un ganado en un potrero de la isla de Setuchpel, a1 norte del a boca del estero de Ayden, y que su ganado se lo robaron unos indios gentiles, que habiendo sido traidos de la tierra firme del sur del istmo de Ofqui, el aiio 1779, en nlimero de 35 almas de ambos sexos, 10s m h nifios, por 10s misioneros Fray Francisco Menhdez y Fray Ignacio Vargas y habihdoles dado domicilio en la isla de Lemuy de Chilob, mal hallados con nuestra religi6n, se huyeron todos en una piragua, antes del afio de residencia en dicho lugar, y habiendo emprendido el viaje a su tierra pasaron por el citado potrero y se llevaron todo el ganado, en niimero de cincuenta cabezas de carneros y d e ovejas, que eran 10s que Pedro Yafia teniam. El P. Fray Francisco Menhdez fue un explorador incansable y erudito, porque hizo dos viajes a Ofqui y mis all& luego explor6 dos veces las cordilleras vecinas a Chilo6 y finalmente hizo cuatro viajes a Nahuelhuapi y dej6 siete narraciones de sus excursiones, cuyo valor es respetable.

VIAJE AL PUERTO DEL PINGUE ANA POR FRANCISCO DE CLEMENTE Y MIRO EN 1792 Espafia firm6 con Inglaterra una convenci6n el 28 de octubre de 1790, sobre el derecho a navegaci6n y pesca en el Mar del Sur. Esto obligaba a poner a cubierto las costas y las islas y vigilar todo el litoral. Por eso el Virrey del PerG pus0 a disposici6n del Presidente de Chile la fragata Suntu 73cirbul.a. El gobierno espafiol habia permitido a 10s ingleses desembarcar y abarracarse “temporalmente� en 10s sitios no ocupados por Espafia a1 sur de 10s iiltimos establecimientos, no asi en las costas, aunque desiertas, a1 norte de 10s territorios ocupados por Espafia. Para el cumplimiento de estas concesiones un tanto conflictivas era necesaria una vigilancia constante por parte del gobierno espafiol, por eso el Presidente Ambrosio Higgins proponia hacer pequefios puestos o presidios con pocos hombres y que &os se remudaran, y colocarlos especialmente en la boca de 10s rim o en 10s puertos para grandes navios. Pide a1 comandante de la fragata Sun Bhbura que se dirija a Chilob, que pida a1 gobernador Pedro Cafiaveral que le franquee todas las relaciones y noticias Gtiles, que hubiere en su archivo, sobre descubrimientos hechos por navegantes anteriores en aquellos paises meridionales, especialmente 10s practicados por Francisco Machado, de orden del Virrey Amat, en 1768, desde 10s 41 hasta 10s 49 grados y le da un mapa puntual que ha logrado adquirir en Santiago, del c a p i t h Jos6 Joaquin Ostolaza, facultativo nhutico. Le encarga el examen de las 69

A.H.M.Ch. XIII. p. 62.

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costas de Chile, desde ChiloC hasta el cab0 Victoria (52O, 17,), demarcando puertos, bahias, ensenadas abras, canales, etc., seiialando d6nde convendri poner colonias. Llevari consigo de interprete alguno de 10s caciques o principales indios cristianos de ChiloC, acompaiiado de Juliin YQfiez, lenguaraz de 10s butalmapus del reino. Ordena averiguar de 10s indios cuanto dato se refiere: distancias, producciones, clima, comercio, relaciones a1 otro lado de 10s Andes, etc. Recomienda inspeccionar el puerto de Inchin, donde estuvo el pingue Ana de Anson, y le entrega el articulo relativo a este punto, tomado de la traducci6n francesa del viaje de este almirante. Que reconozca un canal que hay entre Cab0 Corso y la isla Madre de Dios, a 10s 50 grados, porque tiene seis a siete leguas de ancho. Le da, ademis, una carta que dibuja otros sitios de desembarco y abrigo de embarcaciones no bien conocidos a lo largo de aquella costa e islas. Le avisa que para suplir las balandras o embarcaciones menores hay en ChiloC unas que llaman piraguas, lanchas grandes, tripuladas por 10s chilotes naturales y diestros en su manejo70. A1 llegar a ChiloC prepar6 una exploraci6n el comandante de la fragata Santa Bdrbara, Nicolis Lobato y Cuenca. Obtuvo las dos pirap a s del rey, que tenia el gobernador. Se dio el mando de la llamada Nuestra Sefiora del Carmen a1 alfCrez de navio Francisco Clemente y Mid, en lugar del teniente de navio Francisco PQez del Rivero, que estaba enfermo, y de la piragua Nuestrcz Sefiora del RosaTio a Luis Lasqueti Gilvez, alfCrez de navio. Clemente en su diario s610 da la tripulaci6n de su piragua, que era de 23 hombres: oficiales mayores, 2; oficia1 d e marina, 1; artillero de preferencia, 1; ordinarios, 11; marineros, 2; chilotes, 2; pricticos, 3, y lenguaraz, 1. El viaje dur6 desde el 7 de enero de 1792 hasta el 3 de marzo del mismo aiio. Cita el viaje de Moraleda de 10s afios 1787-1788, para omitir la descripci6n de San Antonio de Chacao. Don Francisco Clemente y Mir6 recibi6 a1 salir instrucciones, que en parte son las de Higgins y en parte son del capitin Lobato. Este alega que ha de ser breve y que la estaci6n est& adelantada. No quiere atrasarse, porque si obliga a comprar viveres en ChiloC va a salir muy caro. No le gustan las piraguas, y menos la de su compaiiero que hace agua por baldes en forma interminable. Parece que dot6 las piraguas de agregados, porque habla de cubiertas, cuando la piragua tradicional es abierta. Cuando entra a las Guaitecas, considera que su reconocimiento es para emplear 10s veranos de algunos aiios. Se ocupa de dar descripciones y da las medidas de latitud y longitud y las direcciones de vientos y de derrotas. El sol que se ve tan poco entre la lluvia incesante, le arranca expresiones de contento: primera vez que ven el sol a mediodia, sol con todos sus rayos, el mejor cielo desde San Carlos. 70

Instrucciones de A. Higgins a1 Comandante de la fragata Santa Bdrbara Nicolbs Lobato.

7 de noviembre de 1791. En J. T. MBdina, Mapoteca Chilena, Santiago, 1889. pp. 244-248.

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nespeta a 10s pricticos indios: Sihestre Mayamtigue (no escribe el nombre igual las dos veces), que ha pasado siete veces con 10s misioneros el istmo de Ofqui, y es natural del Guayaneco, y su abuelo fue el indio que con su mujer estuvo detenido con dos chiquitos ocho dias en el pingue Ana, y en busca de 10s CBsares ha navegado mucho; y Antonio Genupal, que cada dost afios recorre todos esos canales da una idea bien distinta de la de Anson. Porque la piragua Rusario era mis ligera hizo que llevara la canoa a remolque y la per&6 y no fue posible hacer otra, y lo lamenta cuando hay que hacer reconocimientos por 10s canales, porque las piraguas son demasiado buque para esos vericuetos faltos de hondura, etc. Es curioso su modo de ir dando la ruta, porque quiere ir a un sitio y no llega y va a otro y desvia y a1 fin aporta a un lugar ni soiiado. La descripci6n del puerto del inglBs lo exaspera. Carece hasta de la belleza que le encontraron 10s ingleses. "Este puerto, que tanto nombran y que en realidad est6 defendido de todos 10s vientos, no he conceptuado merece se gaste el tiempo en sacar su plano por ser su fondo de cuatro hasta braza, sobre arena, con algunas piedras sueltas y repartidas, pequefio y accesible s610 a esta clase de embarcaciones, y cuando rnis a una sola, que cale de once a doce pies solamente". CoatinGa su diatriba contra: "Creian ser victimas de unos indios, que seghn su relacidn, hacikndonos la injusticia que generalmente todos 10s autores extranjeros acostumbran, tratando de nuestras AmBricas, profesaban un odio implacable a 10s europeos por no conocer sino a nosotros, de quien no recibian r n i s que malos traltamientos, hijos de la romanesca ferocidad propia del caricter que dan a nuestra naci6n". Continuamente recuerda la geografia: en puerto Dique de la isla Barba saca su plano, la isla de Tenquehuen es igual a un sombrero redondo tendido en el . .. con 10s uatos que le Ban uauo: >alimos a sueio; otras veces se zrrita sondar un canal, que ni lo demuestra el plano que me han dado, ni el diario del pilntn dnn Froncicon hAonhorln XI mnnnc Is rlncori-iXn cocado del viaje de pingue Ana", La desc ripcibn del peligro tiene su fuerza: "El viento desde que ., . salimos habia icio rolando a1 oeste y carganuo en terminos que nos hizo arribar; pero a1 llegar a este sitio pus0 en movimiento todos 10s resortes de su elasticidad, pues por cualquier lado que venia era su violencia y rapidez tanta como la de una bala que sale del caii6n o del rayo que desciende de la nube. Feliz me hubiera creido en semejante instante, si est0 s610 pasara, pues, con tener mucho cuidado con las drizas de 10s picos y las escotas, me hallara fuera de peligro; pero una cerraz6n grande que impedia a 10s pricticos conocer la tierra, unos aguaceros fuertes que mojindome la gente, la desalentaban, y unos remolinos o turbillones despedidos con furia de las quiebras de las montaGoc h ~ n n c Inr canales, que nos tuvieron tres veces casi zozobrad para abatir el rnis varonil espiritu . . .". 7

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Algma vez se humaniza con 10s sufrimientos y el desaliento de 10s suyos: ". . . pero viendo que hasta las diez y media nada habiamos ganado de barlovento, que el viento iba cargando por instantes, que todo estaba cerrado de nubes negras y espesas, que no se descubria el precis0 horizonte para navegar, aun cuando el viento nos favoreciese y que la gente, despu6s de cuatro dias de continua Iluvia, sin tener qu6 mudarse con el agua, estaba tan desalentada que para animarla me fue precis0 darle doble apardiente, que en otras ocasiones, determink para no perder lo poco que teniamos ganado, dar fondo en la isla de Aqueao en una caletita tan pequeiia, que sblo cabian las dos piraguas sin bornear" 71. La llegada a San Carlos de 10s comisionados fue "como el amor de 10s marineros, que besan y se van". Llegan el 3 de enero de 1792 y se van el 6. No dejan a1 gobernador Cafiaveral sino noticias de palabra. Le prometen remitir plano y derrotero. Le han dicho que Inche no es nynniamonto m n

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kllf se ven s610 10s naturales del pais, que pasan a charquear y sacar aceite de lobo y son ellos 10s verdaderos prhcticos de sus derroteros. "Y s e e n ha acreditado la experienaia, lo que es hasta Inche se puede bien navegar con las piraguas de este pais". Las piraguas del Rey, como las llama el gobemador, con todos 10s afiadidos que les hicieron, subieron de precio, a 600 y 700 pesos, para lo que no hay comprador en las islas, que si hubiera comprador habria que d6rselas a mitad de precio. Las piraguas quedaron cubiertas de la punta a la oreja, calafateadas, arboladas y con buen velamen y, porque el Virrey estrecha tanto la economia, Caiiaveral las pone a disposiaibn del gobierno hasta que decida qui! hacer con ellasT2. El Presidente del Reino, Ambrosio Higgins, escribe a Floridablanca que ha vuelto a Valparaiso la fragata Santa Bdrbara, que le han traido el diario, carta esfdrica y planos de 10s puertos de Inche, de Ascenciomb en la isla de Lauchillo y el del Dique en la de la Barba, que es todo lo que ha podido reconocerse en !as piraguas habilitadas en el modo que fue posible en el de San Carlos. No pudieron cumplir con lo dem6s de la instruccibn por lo adelanitado de la estacibn e inutilidad de estad embarcaciones. Se extiende en hacer balandras, como piensa 61 y el ---r---

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fragata se mantuvo anclada en San Carlos durante las diligencias de las piraguas, pudiendo haber aiiadido: "habiendo tanto que hacer". AI fin, por no haber tiempo, deja el envio de diario y planos, porque no se alcanzan a copiar 73. 71 72 7?

Diario de MU6, MM. v. 209, fs. 10-107. Copia muy incompleta en ANS, F. Varios v. 276, pieza 10, 17 fs. Carta de P. Cafiaveral a1 Presidente de Chile, 6 marzo 1792, MM. v. 209, fs. 1. P*rtrr T ~ P A H i c v i n e nl C:nnde de Florida Rlanca. 12 abril 1792. Medina. Mamteca. nn.


A esta carta de 12 de abril, sucede otra del 20 de mayo, en que mis claramente se queja, del capitin Lobato, por el 'hoc0 suceso respecto de haberse mantenido dado fondo con la fragata Santa Bdrbara de su mando en el puerto de San Carlos de la isla grande". Todo el resto de la carta es un proyecto completo de la exploraci6n hasta el Cab0 Victoria, con noticias hidrogrificas e historiales, etc. AI fin dice que el gobernador de Chilok le ha escrito y antes le habia enviado "el diario formado por un sargento, que despach6 en las piraguas, reducido a 10s sucesos del viaje". Y a1 fin se queja de que no hayan deguido sus instrucciones en esta materia. Hay mucho en estas instrucciones y en las de Beranger del espiritu de 10s hombres de la Ilustraci6n, que proyectan perfecciones absolutas, sin base en la realidad, y que en lugar de realizarlas, sueiian sin acordarse que despertar es morir, porque no queda nada 74. El toque realista lo pone el Virrev Francisco Gil, en carta a1 Conde An U"

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diario de 10s reconocimientos hechos por la fragata de S.M., la Bdrbnra, en la parte del sur de 10s establecimientos que tenemos en las islas de Chilok, coriforme a Io que se me previno en Real Orden de 25 de diciembre de 1790, 10s que se continuarin en 10s t6rminos que permitan 5

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de guerra y buques de al@n porte no esLposiblL enirar >or falta de fondo y estrechez de 10s canales, que separan las i ~ l a s ' ' ~ ~ . Con poco carifio, las piraguas pequeiias y malas reciben orden de continuar 10s reconocimientos de las islas de Chtlok. Asi es el mundo.

DON JOSE DE MORALEDA PONE EL PUNT0 FINAL Cuando en un banquete se obliga a1 festejado a decir el 6ltimo discurso, no importa que lo haga bien o mal, por el alivio de ver el nrnlnnrrarln tbrminn herhn iina realidad Pnr lo menm a1 fasteiado 10 salva Su prestigio, que sale intact0 de la prueba. Jose de Moraleda es un benemkrito, que en dos ocasiones y en afios de trabajo estudi6 en Chilok la frontera que divide las tierras de las aguas y sus mutuas relaciones. En 1793 recorre 10s archipiklagos de Chonos y Guaitecas, o mejor decir uno solo, porque no admite el navegante que Sean dos, sino uno solo. Va en las piraguas del Rey, las mismas que usaron 10s oficiales de la Santa Bdrbara en 1792.

75

251-254. Carta del Virrey del P e d , Francisco Gil, al Conde de Araneda, 20 agosto 1792, MM, 209, fs. 8-9.

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Con ese su sistema tan suyo de trabajo alterna el recorcido diario, a,, , L ” , . , , , , ” , uG u u, a& s, i v a L i u u s a , \rwll b l G 1 L W ,J,,,.‘.”,LGaulllGILzs, en que condensa la mar,,:, .= A, ..-”:”& ,,!.. #”.-“- , , : h , , -1 & ” Z . L # r h a:,...:d,-. l, iciia y ua uiid > i i i ~ ~ a i qut: a iiu a c yciuuc cii 01 u a i a p uiaiiu UG la piragua volandera y primitiva, y de sus tripulantes, que van convertidos en discipulos de un indio ‘prictico”, que naci6 en esos canales y que sin un concepto de la Mstoria tiene el sentido comlin de haber vivido entre canales y piraguas, cortando 10s Brboles con hacha de piedra, de haber aprendido sin libros varias lenguas y sin ser cart& grafo poder hacerlo con sus palabras, porque lleva el mapa en la mente. Moraleda, mientras va recorriendo 10s canales a1 norte de Ofqui entre Ia cordillera y las islas, Cree llegado el momento de dar una lecci6n sobre el archipiklago de las Guaitecas y Chonos. Empieza: “El archipiklago de las Guaitecas, a quien comGn y equivocadamente llaman de Chonos . . . Hablar del nhmero de las islas que lo componen ni aun conjeturalmente me es posible, porque supuesta la extensi6n del todo de ellas y que cuanto hay de conocido de nuestro globo no se registra archipidago que las tenga mis unidas enitre si, un mil me parece aun corto nlimero. Yo lo he discurrido pr6xlimamente de norte a sur por muy cerca de su parte oriental y llegan a 300 las islas contadas”. Estuldra la naturaleza: “De las islas, ya he dicho que carecen de puertos, no tienen aguadas buenas y abundantes, la maleza es de cafias bravas, todas las producciones son del exceso de humedad, no pueden profunclizar sus rakes, por eso 10s irboles estin tendidos en la arena. Por eso creo en la imposibilidad de ser cultivadas; las frutasl son cauchaos, una frutilla morada que da la luma, y muy pocas manzanas, las avesl son patos pequefios y gansos, que llaman cahes, canquenes y gaviotas, marhos todos, carpinteros, khiuques y otras de rapiiia, y tal cual cotorra, cuatdrlipedos: gatos, lobos y nutrias, anfibios peso todo en escaso nGmero, a excepci6n de lobos, patos y gaviotas que abundan algo. De 10s peces se ven pocos, como sierras, muy pocas, y robalos, que son mis bien sargos; de mariscos hav bastantes: oicos. ostiones. almeias. choros, lapas, caracoles-1 “Supuesto, 1 y’”“” ” -,. interesa a1 estad, r-*era necesario emplear el trabajo de dos o tres sujetos, con 10s auxiliares y el tiempo de cinco o seis afios, sin0 s610 el reconocimiento de la parte occidental de 61, desde la Guaiteca grande hasta InchemB76. Extraiio seria que alguno se escandalizara de lo que dice Moraleda, que da la mixima importancia a la isla de Chilo6 y basta con esta afirmaci6n suya: “Por Gltimo la situad6n de esta isla de ChiloC la hace ser (sin disputa en mi concepto) la posesi6n maritima mis ventajosa de todas las costas de PerG y Chile”T7. 11,-, llGllw

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78 A.H.M.Ch. XIII, pp. 3-244, especinlmente pp. 57-61. 77 A.H.M.Ch. XII, p. 611, n. 24.

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Es Moraleda un conocedor de Chilo6 como hay F todas sus costas, itanto de la isla grande como de la tieria I l l i l l t i , c.ulllu se llamaba entonces a1 continente, y su exploraci6n es la mSs notable de Chile austral en el siglo XVIII. For eso volveremos a encontrarlo en este trabajo en varias ocasHones mAs, porque su autoridad es definitiva.


LOS CAMINOS DE NAHUELHUAPI

La historia del camino de Nahuelhuapi comienza con la rebelibn de las ciudades del sur en 10s aiios 1599 y 1600. Entonces se cort6 la continuidad del pais hasta Chilok. Son tres 10s caminos que se puede decir sirvieron para unir la discontinuidad: el del mar hacia Valdivia, Concepcidn, Valparaiso y Lima, que estuvo siempre en uso, pero que por depender de las naves, que no habia en Chilok, y Jp lac n i r g e l - 9 ~ que habia en Chilok, pero cuyos viajes estaban llenos de sometido a1 tiempo y a las circunstancias forineas a la fue el camino de Nahuelhuapi, que a veces estuvo en us abandonado. Este camino un tiempo fue doble. El mi! camino de las lagunas, asi llamado por las que se en ruta, pero s610 se cruzaba el lago de Todos 10s Santos otro camino fue descubierto por el P. Juan Josk Guillellllv, ”I., y llamaba “de las Caballerias” o de Bariloche y tenia la ventaja cle poder llevar animales para la carga y no tenia condilci6n anfibia de lagunas que cruzar. Sin embargo, en invierno, por la altura del paso, se veia cubierto de nieve con las dificultades consiguientes. Este camino tuvo poca vigencia y no fue restaurado despuks de la muerte del P. Guillelmo. En el siglo XVII se conocen 10s viajes de Juan Fernindez, Diego de Rosales, SJ., NicolLs Mascardi, SJ., y Josk de Zdiiiga, SJ. A principios del siglo XVIII se fund6 la misi6n de Nahuelhuapi (1703-1717), vino el intento de apertura con Esquivel y Guell en 10s aiios 1765-1767 y el siglo se cierra con 10s viajes de Medadez y Moraleda (1791-1795). En el siglo XIX 10s viajes se reanudan en 1849 con Benjamin Muiioz Gamero con una continuidad regular 78. Convitene poner aqui un texto sobre el camino de Nahuelhuapi, que se halla en un informe de Jer6nimo Pietas a1 gobernador del Reino Y. 78 Benjamin Garcfa Gorroiio, El Camino de Vuriloche, R.Ch.H.G., nn. 103, 104, 108, lo^ Los exploradores en n. 108, (1946) pp. 243-296.

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C;ano de Aponte, y fechado el 19 de diciembre de 1719, y dice asi: "Sblo hay un camino para Nahuelhuapi, mas Bste es tan penoso, que tiene ocho leguas de pihlago que navegar; luego entra en seis leguas de montaiia llana y pantanosa, con muchas sanguijuelas, que desangran a1 que pasa, si no se aforra las piernas. Y se llega a una laguna qde tiene cinco leguas de navegacibn y se encuentra con el rio de Peulla, que peligrosamente se vadea siete veces por entre dos serranias; de ahi se pasa la cordillera muy empinada, no tiene mis que una legua de subida y otra de bajada, y se encuentra con otra laguna de seis leguas de nakTegacibn y se llega a Nahuelhuapi. Y aunque siempre hay embarcacioncs: en las lagunas, por ser el Gnico camino para hacer 10s despachos a este reino, tiene 10s azares referidos. Y s610 se ha pasado con cente dos veces a hacer la guerra a Nahuelhuapi"79. Este texto data del fin de la misibn, cuando sin duda el trifico era rnis activo. Hav que notar que Pietas ignora el camino de las cabalgaduras. Para seguir la historia de este camino tenemos bastantes textos e informaciones en 10s documentos de la Bpoca, en tanto que cartografib muy escasa. El Gnico mapa es el de Jose de Moraleda, tomado como resultado de su viaje en 1795 *O. En el tratamiento de la materia hemos dado relieve a la actuacibn de Segismundo Guell y a su informacibn, por publicarse en este escrito nnr n v p 7 nrimern del l p Chilnb en nile nwra - -_-_-- $11- Noticin - .--- -Archiniblam -- ---~- r-r-- I---- 3 - con bastante detalle su viaie a Nahuelhuapi en 1766. Es verdad que en este trabajo hay mucha documentacih i o publicada, per0 por lhaber rlnn uvll

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este concept0 un derecho especial. JUAN FERNANDEZ EN 1620 Por orden del gobernador de Chile, don Lope de Ulloa y Lemos, res por la parte de ChifoB y por Valdivia, que es por donde esta entrada tiene menor dificultad, dice el Maestre de Campo Diego Florez de L e h , aunque la entraida fue por ChiloB. El gobernador Ulloa y Lemos, con buen acierto, envib expediciones por tierra, por Nahuelhuapi y Puelo, y por mar, esta filtima a cargo de Juan Garcia Tao. La narracibn de Juan Fernindez dice as;: "Salimos del puerto de Calbuco cuarenta y seis hombres en piraguas y navegamos hasta la boca de Turailla, dempre a1 puelche; de alli rompe la mar siete leguas la falda de la cordilIera hacia el norte entre dos rios, y habiendo nave79 80

92

Real Academia de 1~ Historia, Madrid, Ms. 4172. A.H.MCh. XIII, pp. 264-265.


gad0 otras siete, varamos las piraguas tres leguas de camino por tierra, que hay hasta llegar a una laguna que se llama Quechocavi, en cuyos contornos habia mucha gente, que ahora esti despoblada, porque 10s soldados de aquella provincia la asolaron; alli cosimos las piraguas y navegamos por la dicha laguna hasta nueve leguas, siguiendo la derrota siempre a1 puelche, buscando paso para la cordillera, y subimos por un rio que se llama Peulla hasta tres leguas, donde rompiendo la cordillera dimos en la otra banda, habiendo caminado por ella hasta cinco leguas de mal camino, por no estar abierto, donde topamos otra laguna muy grande que se llama Navalhuapi, en la cual volvimos a coser nuestras piraguas, navegando por ella hasta ocho leguas, que dimos en unos indios puelches, 10s cuales examinados nos diieron que 10s caciques mis principales de la tierra sf: llamaban Ilaquilk y Yiquilloy, y sue estos indios servian a las ciudatdes de Osorno y Villarrica, cuando estuvieron pobladas, 10s cuales se su!stentan de caza y de algunas legumbres de la tierra diferentes de las de’1 reino de Chile. Habia en la laguna cantidad de pescado, truchas y pejerreyes, Confinan estos indios con una nacibn -. * . 3 : - - _ _ 11 ._-..__ .. -1 -..I--..--l muy belicosa y corpulenta, cuyvs inuius se llama11 p y a > , y el prmcipai cacique que esta naci6n obedece, se llama Yaguapana, y tiene diferente lengua; hace esta laguna un caudaloso rio, que es donde se volviiv el gobernador Hernando Arias de Saavedra, que iba a descubrir 10s CBsares, porque no tuvo en qu6 pasarle ni herrami,entas para hacer barcos. Tienen 10s indios de la otra parte de este rio muchos caballos y perros de caza; andan vestidos de pieles de guanacos y de pellejos de avestruces; dicen que hay infinidad de indios en la tierra adentro y que es muy llana y apacible y se pueden sacar acequias de este rio para regarla toda, y que hay grandisima cantidad de caballos cimarrones” Esta narraoibn tiene algunas palabras, que se pueden explicar. Cuando dice puelche hay que leer este; Turailla o Purahilla fueron nombres del lago Llanquihue y del volcin Osorno; da el nombre de Quechocavi a1 lago de Todos 10s Santos y dicen 10s ge6grafos que ese nombre corresponde a1 Hornopirkn, que es un volchn”. Juan Fernindez hace el recorrido perfecto del camino de las lagunas, que seri el m h usado para llegar a Nahuelhuapi. Como todos 10s

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ino con las notioias averiguadas a 10s indios. EL P. ROSALES Y EL CAMINO POR VILLARRICA El P. Diego de Rosales hizo un viaje a Nahuelhuapi y us6 el camino dle1 paso de Villarrica, sin hacer nunca la ruta de Chilok. E -1

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Medina Biblioteco HisDano.Chilena. 11. 255. Cfr. Luis Rlso Patdn, Diccionario Geografico de Chile, Santiago, 1924, 598 pp.

93


Rosales en 1653 pas6 desde Boroa a poner en paz y dar noticia del evangelio a 10s puelches; recuerda las peleas que han tenido con 10s espafioles. Dio cartas a 10s indios para el gobernador de Chilob ( y el viaje que no hizo Rosales lo hicieron las cartas de Nahuelhuapi a Chilob). Llevaba poderes del gobernador de ChiloC, que por la parte de Chilo6 no se les podia hacer la guerra y para que por Nahuelhuapi se hiciese paso y abriese canvino para la correspondencia, “que seria de grande importancia por no haberla, sino por mar y eso de aiio en afio�. Dio parte a1 gobernador del reino, Antonio de Acuiia, que dejaba a 10s indios puelches en paz hasta Nahuelhuapi y que 10s indios se compre metian a Ilevar y traer cartas; el gobernador envi6 cuatro espafioles para organizar la correspondencia, no alcanzaron a llegar, porque el alzamiento general de 10s indios 10s enconitrb antes de pasar la cordillera y 10s indios rebelados 10s cautivaron y matarona3. E L P. MASCARDI Y LA REINA DE LOS NAHUELHUAPIS El P. NicolAs Mascardi, SJ., tuvo la idea de ir a Nahuelhuapi cuando pOr haber hecho una entrada a la otra banda de la cordillera 10s espafioles de ChiloB trajeron una redada de cautivos. Entre ellos venia una mujer, a la que por su disltinci6n y clase llamaban 10s indios la Reha. Francisco Gallardo procur6 atenderla conforme a su rango y le hizo una casa en su estancia de San Francisco Javiier, donde habia terrenos Y un molino, cuyas rentas le dio, afiadi 6 50 ovejas por su cuenta y 50 Por cuenta del rey, y 10s jesuitas contribuian con cien pesos a1 aiio. LO que se hizo fue libertar a 10s iindios que habian sido cautivados Primero -11, 1_..-,Lu3Lu , t / , ..D cull Glia, 1u liuG Llu puLu. Ul h1 I. Rosales dice que Mascardi 10s hizo libertar, porque no habia raz6n alguna para tenerlos por esclavos, porque no habia guerra con ellos, ni se les aplicaba la Real CBdula contra 10s indios rebeldes de Chile. Francisco Gallardo kuenta que empez6 por hacer restituir la libertad a 10s que estaban en poder de sus parientes y luego a 10s demis. No quedaron conformes con eslto 10s antiguos duefios y cuando a1 cab0 de cuatro aiios se fueron a sus tierras, Gallardo 10s afianz6, diciendo que 61 pagaba su valor si la Real Audiencia sentenciaba que debian restituirse a sus dueiios. Como manib festase el padre Mascardi deseos de aprender su lengua, le envi6 la Reina, quien se la ensefiase y asi el padre la aprendi6, en el tbrmino de esos afios. A 10s que fueron sus profesores de la lengua puelche, 10s evangeliz6 con esmero y 10s hizo fiscales. El bautizo de la Reina se hizo con toda solemnidad, vistikndola a la espafiola. La Reina en agradecimiento le narr6 muchas cosas referentes a 10s Cbsares, lo que encendi6 el espiritu misionero del padre para ir a convertirlos. Les envib catas en su lengua, per0 un cacique del tcamino, irritado porque no le

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83 Rosales, Histc,ria General de Chile, I, 257.

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hacian regalos como a 10s otros, impidi6 el paso del indio que hacia de correo. Cuando a1 cab0 de cuatro afios el padre quiso ir a Nahuelhuapi, a donde habia enviado sus fiscales para que preparasen a la gente, surgieron muchas dificulftades. El General de Chilo6 pus0 muchos impedimentos, s e g h Francisco Gallardo; en tanto que Rosales dice que fue muy ayudador. Por decir el General que era nueva conquista le hizo pedir permiso a1 Virrey y a1 Gobernador del Reino, a1 que se afiadi6 el del P. Provincial. Se le pus0 la dificultad de 10s 31 indios que acompaiiaban a la Reina, porque habian sido capturados como esclavos, lo que resolvi6 Gallardo con su fianza. Por GItimo, el General le neg6 la piragua del rey y Gallardo lo resolvi6 prestando la suya. La Gltima dificultad fue que se le desconcert6 un pie. Hizo el viaje por el camino de las lagunas, que en ese entonces era frecuentado. Y tuvo un recibimiento muy solemne de parte de 10s indios con arcos y otras manifestaciones de gratitud 84. En su carta escrita en 10s Poyas, ei 15 de octubre de 1670, narra asi el viaje: ". . . Dios Nuestro Sefior . . . me libr6 de todo peligro y estorbo y con todos mis achaques y pie desconcertado, me dio aliento para venir a pie desde ese mar y pasar la cordillera y venir descalzo por el pedregal y muchas vueltas del rio de Peulla, sin que el pie lastimado jamPs se hinchase o dilatase la marcha. Luego que me embarque a la otra banda de la laguna de Todos 10s Santos, despach6 por delante tres indios a dar aviso a toda la tierra de c6mo yo iba marchando y traia en mi compaiiia esa india principal, que llaman Reina, y todas las piezas que se habian cogido en la Gltima maloca. Y antes de empezar a subir la cordillera, llegaron tres puelches, enviados de 10s caciques a agradecer la idea y ayudar a subir mis trastes. Y en la cumbre llegaron otros tres, y luego otros mis adelante, y todos traian algGn refresco para 10s que iban conmigo. Luego que lleguk a la cumbre de la cordillera y empeck a divisar las cordilleras y campaiias de esta banda, plant6 y levant6 una cruz. Y despu6s de haber rezado a1 pie de ella, con 10s que venian conmigo, en su lengua, asi fieles como infieles, dije en alta voz que en nombre de la Santisima Trinidad, Padre, Hijo y Espiritu Santo, tomaba posesi6n de todas estas almas y las restituia a Nuestro Seiior Jesucristo que las habia redimido con su sangre. Y en sefial de esta pose&n mand6 tocar trompeta y disparar dos veces la pieza de campafia que llevaba conmigo, que era un arcabuz.. , Luego que me desembarqu6 en la laguna de Nahuelhuapi, a la banda de la tierra firme, hall6 que se habian juntado a mi recibimiento todos 10s puelches y poyas comarcanos y aun muchos caciques de las tierras del norte, que corren hacia Unolbilu, y hall6 que tenian en la misma playa plantada una cruz con muchos arcos, como si fueran antiguos cristianos, y luego que me desembarqu6, vinieron a saludarme y dar la bienvenida 10s puelches, Y entre ellos uno muy viejo, que traia por insignia una cruz en las manos, 84

Francisco Gallardo, carta, Santiago, 20 de mayo de 1670, en ARSI, Chile 5, fs. 158-161.

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10s caciques principales de 10s poyas comarcanos y tenian tambien prevenido a trechos por la campafia muchos arcos. Y luego que llegue a su V Iista de ellos, empezaron a escaramucear y dar carreras de contento, antes Ide hablarme" 85. M ascardi vivi6 el resto de su vida en Nahuelhuapi y realiz6 cuatro w i g i n c por el interior de la Patagonia, sus costas, mesetas y cordilleras, y en el cuarto viaje fue asesinado por 10s indigenas. Estos viajes de Mascardi son como 10s de 10s Caballeros de la Mesa Redonda en busca del Santo Grial, s610 que Mascardi, tambihn sin miedo y sin tacha, iba detris de la Ciudad Encantada de 10s CBs ai T A O ~

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El Marques de Baydes, a1 regresar a Espaiia por asuntos particuRPV PI nermisn v c e nfrere anenac termine 10s neuncioc

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desdichada, porque el Marques perdi6 la vida a manos de 10s piratas ingleses. Su hijo Jose entr6 en la Compaiiia de Jes6.s en Madrid, per0 para la provincia de Chile. En la provincia de Chile ocup6 &versos cargos y lleg6 a Provincial. En 1687 est6 en el Colegio de Mendoza ** y a1 aiio siguiente en la misi6n de Poyas o Nahuelhuapi se encuentran como superior el P. Jose de ZGiiiga y por compafiero el P. Jorge Ignacio Burgers7. No residieron

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Presidente del Reino, escribe a1 P. Gonzalo Ferreyra, provincial de 10s jesuitas en Chile, desde Concepci6n, el 12 de noviembre d e 1689, y le nide n -'-------, ii~ retire v deqiqta del viaie v misi6n que entre puelches y pe-l _.----.....----J--huenches anda haciendo el P. Zlifiiga. Dla como raz6n las guerras que han tenido ambos pueblos, porque el c:ibo de la plaza de PurBn, la mls avanzada en tierras de indios, le envia a decir que han muerto mis de cuarenta y apresado m6s de veinte y que el cab0 de la plaza de . . . Iucapel avisa que 10s muertos llegan a trescientos. El hermano Marcos Cuevas Palan (Gnico jesuita mestizo de padre espaiiol y madre india) lleg6 a P u r h contando estas guerras de 10s indios y pondera juntai

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grinando las regiones de estos blrbaros, prediclndoles el Evangelio sin fruto alguno. El Gobernador dice que no puede defender a1 padre de cualauier agresi6n de 10s indios por lo retirado del sitio en que est&


y s610 solicitar el castigo d e 10s agresores si pasa una fatalidad, y esto puede turbar la paz que se goza. Y Cree que poner en contingencia la paz por cosa de que se saca poco o ningiin fruto para servicio de Dios y del rey, “mayormente cuando el P. Josh Zbiiiga, sJendo como es poco inteligente en el idioma de 10s indios de esta parte de la cordillera, se debe creer que lo s e d mucho menos en el de 10s indios puelches y pehuenches, por ser ac6 menos tratada por su naturaleza mis torpens. El P. Jose de Ziifiiga obedeci6 y no se retir6 por las tierras de Purdn a Valdivia, sino a ChiloC por el camino de Nahuelhuapigo. La carta anua de 1690 dice que el P. Zfifiiga fue trasladado a1 Colegio de ChiloC como Rector, porque se temia que corriese la suerte de Mascardi, que muri6 a manos de 10s indios, por las rebeliones que habia entre esta gente. Esta carta alude a1 camino con estas palabras: “Fue necesario pasase dicho padre, tolerando muchos trabajos en su viaje de cordilleras gsperas, de pantanos frecuentes, de lluvias impetuoS,as, de rios caudalosos, de peligros en la salud y en la vida, pasando I(IS dias y noches mojado y sin abrigo, como de ordinario lo pasan 10s Placdres en estas trabajosas -misione$

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mirada en el viaje y cuanto m6s cerca de 10s indios prhcticos, de 10s chilotes marineros y de las piraguas, mejor. El P. Felipe de la Laguna (Van der Meren), natural de Malinas, tenia a1 llegar a Nahuelhuapi en 1704 la edad de 37 afios. Debe haber sido un viajero curioso. De 61 se conservan tres cartas latinas a1 P. Sadtiago v. Eyl, escritas en Mendoza, Santiago y Bucalemu en 1699, cuando iba llegando y en ellas cuenta sus primeras impresiones. Otra carta suya describe el camino de las lagunas: “A 22 de enero sali para ChiloC navegando unas lagunas horribles, no sin riesgo de la vida por ser las embarcaciones de estos indios pequefias y malas. Anduve las dos montafias a pie, porque no se puede 4e otra suerte, y m6s que es el camino para explicarlo. Tambidn se pasa tan malo, que no tengo .yo palabras un rio caudaloso que llarnan Peulla, sobre pikdrasI agudas; quizis kste es el mayor trabajo, porque se ha de vadear m6s 4.e veinte veces, y en algunas partes llega a la cintura, y a m6s es tan I&pido, que si alguno

91) Historia de la Compa6ia de Jesds en Chile, 1736, p. 265. 91 ARSI, Chile 6, 352-359.

97


de devoci6n. Llegando a la cumbre tuvieron estos nuevos cateclimenos compasi6n de mi debilidad, y por verme 10s pies algo lastimados me obligaron a calzarme unos zapatillos de cuero de vaca crudo, que hechos para si 10s traian: son a manera de botines; v con esta corta defensa y reparo tuve allSlin descanso y alivio aunque apenas me podia mantener en pie, topandc3 por Brboles caidos y palos atravesados, pasando por muchos y~-penosor: pantanos. En una isleta que hace el rio Peulla encontrk 3- ~ L : T - L _. xa:---i ~ 7 - -----1 ~ __ T ___--AAIII_-_-I --dos espafioles ue U I I ~ I Uv ~ e1d11 i v l l t ? u w V ~ I L L S U U ~ Z v LULXS I I U I I ~ S L CUII 0 seis indios de Calbuco, y admirk la providencia de Dios y por su respeto por mi persona, porque a no haber venido esta gente tan impensada1 0 , . seis. pueicnes -1 1 . ae 1 1 1 . - --3--*3_ mente, hutxeramos yo y mu o muerto namme v paueciuv a l g h gran trabajo, porque en esa saz6n no debia de haber habido de esta banda de la otra laguna que se habia de pasar, embarcaci6n como solia, y estos pasajeros trajeron la que habia de la otra banda; y con esto remedi6 Dios nuestro peligro, que s610 su infinita sabiduria, que anteve lo futuro, como mira lo presente, lo podia hacer tan a tiempo y saz6n. Porque ya constituido en medio de las dos lagunas cqu6 podiamos hacer aislados, siendo imposible pasar adelante, y dificil retroceder con mantenimientos tan dkbiles y escasos? Y cuando retrocediese no podia yo hacer nada en Nahuelhuapi, si no lograba ese viaje primer0 a Chilok. Consol6me mucho la docilidad con que estos puelches en el viaie por la mafiana y tarde aprendian el catecismo, de modo que a1 cab0 de 61 ya lo sabian perfectamente, mas como eran tan nuevos y principiantes, A- --.-,.-Cl:.J-A D-.. L,L,, JU � Et;iiiiiiuau. I U I iiauci repar6 que querian usar de ]as S q-,.J.-s:.:C,.--l S L l C I U l l G b ut; faltado el viento en las costas de Chilo6, comenzaron a llamarle haciendo humos y chiflando, parecikndoles qile con esos medios le traian. Dijeles z- 3-1 .. 3 - l - - . : ..con amor que s610 Dios era el legitmu U3 ..-. U ~ I I Vuei mar y ut: ivs vienrus, y que este poderoso Sefior con ruegos y sliplicas se dejaba vencer, y se movia a otorgar a 10s hombres lo que desean; y que cuando no nos concediese lo que deseamos, debiamos de estar contentos con su voluntad y querer, sabiendo que es nuestro padre amoroso; rindi6ronse de suerte a estas pocas razones, que no s610 desistieron de aquella vana observancia, mis aun me entreg6 el principal una bolsa que traia a1 cuello con plumas y cabellos, que se la habia dado un bruio, asegurindole que con aquella prenda jam:i s enfermaria y tendria fa.vorables sucesos en el viaje. A la vuelta d e Chilo6 pas6 10s mismos y mayores _ _ CI~ULI -1-3-1 aimmus L ~ U U C J ~entrando . en trabaios: norrme aiinnue me habiall J

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ganar almas. Lleguk sano y bueno a Nahuelhuapi, a 20 de febrero, con algunos carpint,eros, y luego dimos principio a una pequefia casa que en tres semanas estuvo acabada� g2. 92

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Historia de la Coinpafiia de JesGs en Chile, 1736, pp. 513-514.


Esta carta nos enseiia c6mo estaba el camino y la vigencia, entorices, de las piraguas; tambi6n nos permite adentrarnos en la psicologia del P. Felipe de la Laguna por su modo de mirar cosas y sucesos. JUAN JOSE GUILLELMO Y EL CAMINO DE LAS CABALGADURAS El ver un camino por tierra y para cabalgaduras puede producir cierto sobresalto a1 ver que desaparece la ruta marinera de la isla. Sin embargo, no es asi, porque la isla tiene rutas anfibias, per0 sale a buscarlas por el movido puente de piraguas, que le acerca el continente lejano y esquivo. Lo que se ahorra con el camino de tierra es el paso del lago de Todos 10s Santos, per0 desde Chilo6 a1 fondo del estuario de Reloncavi hay una porci6n de leguas marineras. En 1736 el an& nimo autor describe asi el lugar y sus caminos: “Nahuelhuapi est& entre dos cirdenes de cordilleras altisimas, de cuyas vertientes se forma la laguna. Corren las unas a1 sur y rematan en el Estrecho de Magallanes y otras se dividen a Chilo6. De estos parajes con montaiias y lagunas, que era el camino por donde se comunicaban, hasta el mar y puerto de RalGn hay veinticinco leguas, de Rallin a Calbuco por mar catorce leguas, de Calbuco a la ciudad de Castro, veinticuatro, tambi6n por mar�. En Chilo6 y sus aledafios la tierra es poca, es como el alimento de sus sufridos habitantes, que a cada paso repite la historia, por miedo a1 olvido, que es padre del mito, su alimento era un poco de harina desleida en agua: asi es Chilo6, un poco de tierra desleida en sus mares, canales, estuarios, rios, lagos, y como si fuera poco, queda la lluvia incesante que moja el paisaje en forma vertical, como si no fuera suficiente con el agua horizontal. El camino de las cabalgaduras era mirado desde dos ingulos encontrados. Para 10s indios era el camino de las malocas, la entrada de 10s enemigos, una puerta por la espalda, que se afiadia a1 camino de las lagunas. El que hacia esto era enemigo y merecia la muerte. Para el misionero era un camino mis fbil, porque se movilizaban 10s hombres en cabalgaduras y aceleraban notablemente la marcha y las cargas se llevaban con mis alivio y menos retardo en 10s lomos de las mulas y caballos. El P. Juan Jose Guillelmo sup0 en Chi106 por tradici6n de muchos, y por un espaiiol ya viejo, c6mo desde Ralunchain, que esth a catorce leguas de Calbuco por mar, y es adonde desembarcan para hacer el viaje a pie a Nahuelhuapi, se podia ir por tierra y a caballo hasta la misma misicin sin el embarazo de las dos lagunas y de otros muchos malos pasos que se evitaban. Por este camino, decian, entraban 10s espafioles a maloquear a 10s indios que estaban en Burilochi, que por miedo a 10s espafioles se retiraron o se consumieron; y ya se ha perdido la memoria de tal camino. El mismo espaiiol decia que 61 le habia andado, per0 que ya por sus afios no podia servir de guia; per0 dio un derrotero por donde 99


se pudit i s noticias el P. Guillelmo se alentb a abrir este canllilu L ~ I ilulllulauu I de Bariloche, porque conocia que "si se descubria, era el Gnico medio de mantener la misi6n con alivio y descanso, porque desde el puerto de RalGn en tres dias se podian conducir con mulas 10s gheros que necesitaba la misibn, asi para el aliment0 como la ropa y demis gkneros que son necesarios para 10s padres, familiares y el agasajo de 10s indios sin la fatiga de haberlos de transportar desde Chilok a hombros o desde Valdivia en ocho dias de camino, aunque con mulas, se pasa por tantos indios de guerra que en cada parcialidad habia un riesgo, despu6s de tener que agasajarlos porque 10s permitiesen pasar: porque con todas estas molestias y subsidios se conserv6 la misi6n el ;iem>o ,que dur6"w. Guillelmo intent6 varias veces este descubrimiento. Dos veces entr L

pie, cargando con su ropa y comida, durmiendo en chozas hecha hojas de pangue. Guillelmo 10s acompafiaba, per0 las dos veces se animaron. RiiroX iin indin nr4otic.n n i i n nn fiinri niinlohn nnrniilnr niin r------ l1y-u y""iuv y,Jches se oponian a1 descubrimi,ento). Encontraron un indio que prometib ponerlos en 10s Bafios, llamado asi por una fuente termal, que habia en el lugar, Gtil para tomar bafios. Desde alli salia el camino de Bariloche. Organizaron dos expediciones: unos entraron por Ral6n por 10s BIafios, y otros por Nahuelhuapi, con cuchillos y machetes para ir sefialando U U Y I "

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camino estaba descubierto, aunque no de viveres o cansancio, nuaron 10s trabajos 94. -1 1.-..rrfin 1 . i n r r JU I a e aiciemme de i i u u nizo un memorial el r, Juan J O S ~Guillelmo, en que pedia como superior de la misi6n de Nahuelhuapi doce indios perpetuos para el servicio de la misih, de 10s que tiene el rey en Calbuco, remudables de seis en seis meses o de cuatro en cuatro. Y tambien solicitaba que se abriera el camino de Bariloche: "El camino que a1 presente se trajina es muy dificultoso por estar lleno de lagunas y asperezas de cordilleras, malos pasos y despefiaderos, caminando todo el dicho camino a pie con el agua que en muchas partes da cerca de la cintura, siendo precis0 llevar las ciargas de matalotaje y demis cosas en hombros de indios, durando este modo de caminar por nueve o diez ," ,...-1---I.-..-uaiuuc.u, 1 l u a Luaica CiiiiuaiaAua 11u dias para llegar a1 dicho paraie de P-lL..,.se hallan en el dlicho camino de Bariloche, que se prc4tende abrir por ser, como dicen 1os mismos naturales camino de tres dias y tan fhcil Z1._- 1ids --1 -..__ 3- 1 que 10s indios p o..__ p iuaii a- Iuarisuar a pidyab ut: dicho Calbuco, a que se afiade que 10s indios poyas le dieron a1 padre, su compafiero, un cacique y otro indio, que habia servido de fiscal a1 Venerable padre Nicol6s Mascardi, primer descubridor de dicha misibn, para ensefiarle 7 0

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Ibid., p. 523. E d . , p. 524.

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e! principio de dicho camino; con las cuales guias penetro por dos dias la montaiia hasta que vi0 seiiales de dicho camino de Buriloche, que por estar espeso de arboledas y coligues no pudo pasar adelante, y como 10s dichos padres misioneros para mantener las cosas necesarias necesitan que les vengan de la proviricia de Chilok, y, como tengo dicho, en hombros de indios por no poderse trajinar el camino nuevo con cabalgaduras por las asperezas y pantanos, por todo lo cual necesita que Vuestra Seiioria, con su acostumbrada piedad ordene y mande a1 general, que fuere de la dicha provincia de Chilok, que dk la providencia necesaria para que se abra el dicho camino llamado de Bariloche”. Va en seguida el decreto que ordena una mita de doce indios y que se abra el camino, y lo ordena a1 Gobernador de Chilo6 SO pena de 200 pesos, Santiago, 20 de julio de 17099s. En la Junta de Hacienda, el 17 de julio de 1710, se leyeron dos capitulos de una carta del Maestre de Campo, don Lorenzo Circamo, General de las provincias de Chilok: “Precisame la obligacih de poner en consideraci6n a Vuestra Paternidad de c6mo el camino de Bariloche se ha conseguido, habiendo enviado a Nahuelhuapi el capitin Villarroel, con pretext0 de unos trastes, que hurtaron a1 P. Juan Jose Guillelmo, con veinte hombres espaiioles y otros tantos indios, a ponerlos en terror para que en lo de adelante no se desvergonzasen a llevar lo que 10s padres tenian, y fue la fortuna que el agresor de dicho hurto era el que ofrecia dar el camino y guiar; con que con el miedo, iuzgando seria castigado por desacato, si bien fue bien industriado el cab0 para que le esperase, enviindole recaudo y que no itemiese ninguna molestia, y que s610 se pretendia que mostrase el dicho camino, y en ‘premio’ del castigo que merecia, le recompensaria con agasajos. A cuva propuesta convino luego y dijo que guiaria, como en efecto lo ejecut6 con otros de 10s suyo!9, y por las noticias que tenian se facilit6 el h aberle reconocido, habieindo venido el cab0 con el P. Juan Josh Guillelnno hasta mis de la mitald a caballo, y como su paternidad antes servia de embarazo, se hub0 de quedar y el capitin Wllarroel pas6 adelante con 10s dichos y con 10s demis que trajo en su compaiiia y atraves6 la cordillera sin que hubiese impedimento, y en medio de ella ha116 una cueva, en que solian aloiar 10s que venian a1 paraie nombrado el Papal, tan deseado y en ella ha116 chipas, que usaban cuando traficaban dicho camino, que nunca se ha dudado respecto de que este fruto se adelant6, por disposici6n divina, y mis, cuando fia mis del auxilio y cristiano celo de su Seiioria, cuando de su principio se ha prometido eficaz este desvelo, que con eso tendr& la comunicaci6n muy continua :y no dude Vuestra Paternidad . !..! __._ L que yo- proseguire con muy uueiia vwurltad y fervor a esta tan deseada e importante diligencia, cuando el rey de su parte no pusiese el brazo auxiliar, yo de mi parte hark todo lo posible, s610 por ser del agrado de ,

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AGI, Chile 159.

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c i6n de almas tan perdidas”. Y mis adelante uice ei segunav capiruiv: “Habiendo despachado cuarenta hombres de mi compafiia con sus armas para la consecucih del camino de Bariloche, han vuelto avisindome c6mo han dado con 61, estando en algunos parajes pasos no muy buenos, per0 con gente se pueden componer, y he tenido tal fortuna que en mi tiempo se han venido a componer muchas cosas . . .” %, El Gobernador Juan Andrgs Ustiriz, en carta a1 Rey de 30 de octubre de 1712, cuenta las dificultades que tuvo el P. Guillelmo con el Gobernador de Chilod, Marin de Velasco: pus0 dificultad en darle 10s doce indios que el gobernador Ust6riz le habia concedido a1 padre. Ustiriz t a m b i h orden6 a Marin que dhese gente a1 padre para la apertura del camino. Habiendole dado diez hombres, que eran costeados por el padre en su mantenimiento, hachas v herramientas, Marin quiso que fuera por iefe de ellos s’u cufiado, v el padre queria que fuera uno de la tierra, conocedor de aquellas quebradas y cerros. que era lo que necesitaba para hallar el camino, y el gobernador Marin se lo neg6. Tampoco le dio gente armada para defender a un indio de la misi6n atacado por otro :cacique birbaro. Anel6 a1 obispo que andaba de visita y era don Diego Montero, y &e dio su dictamen contra el padre. Esto oblig6 a1 P. Guillelmo a ir por tierra a Santiago. La Junta de Misiones concedi6 a1 padre todo lo que pedia por ser +to. Yendo por tierra a su misicin encontr6 a1 obispo en Pur&. Irritado Su Sefioria que se hubiese dado dictamen contra el suyo y hubiese el Padre obtenido lo que buscaba ’’le trat6 de viliaendio y le ai6 quitindole la licencia de confesor que dl mismo le habia dado, y aun dicen que le diio que la misi6n no debia subsistir, sin que tuviese su Iicencia especial y otras cosas”. Por esto, nada se hizo aquel verano en lo del caminow. En 1716 la primera noticia del camino la da Diego Thellez de Rarrientos en carta de Calbuco v 5 de febrero a1 Maestre de Camno don Pedro de Molina: ‘Tarticipo a V. M. de mi llegada a este fuerte de Calbuco con la gente que llev6 a mi cargo sin averia ninpna. Y fue Dios servido que en veinte dias abri el camino de Bariloche, lo mis intrincsdo de 61, v lo demis del tiemno le gastk en poner algunos puentes, con alegria de todos mis compafieros y gran aplauso de 10s nadres para la continuaci6n de aquella santa misi6n y alivio de toda esta provincia, de que doy a Dios las gracias y a V.M. infinitos parabienes por el buen asiento de su disposici6n”. Y sale el dato, en su carta, que las aguas de Rariloche son tan calientes que “la carne se cocia en menos de un cuarto de hora”, y del camino dice: “Desde la orilla de este mar de Calbuco


El P. Guillelmo en brevisima carta comunica a1 Presidente UstSriz, el 23 de febrero de 1716, la apertura del camino: “Gracias a Dios que finalmente, despuks de tantos aiios, ha sido Nuestro Seiior servido de que el camino tan deseado de Bariloche se halla totalmente abierto y cursado este aiio con mulas”, y siguen 10s agradecimientosw. UstLiz cuenta a1 Key la apertura del camino, en su carta de 24 de octubre de 1716; dice que repugn6 Marin el foment0 para abrir el camino de las caballerias, dio entonces apretadas drdenes, milentras estuvo Marin en Santiago por la rebeli6n de 10s indios, a su reemplazante don Pedro Molina Vasconcelos: que se “aplic6 con tanto empeiio que encontraron con el dicho camino y dejaron corriente, habiendo bajado desde la misi6n a Chilok en caballos y mulas”lOO. Una vez descubierto el camino, 10s indios incendiaron la misi6n: “Yo siempre he maliciado, dice el an6nimo autor de 1736, que viendo 10s indios puelches que el camino estaba descubierto, le pegaron fuego por tres partes a la misi6n”1“1. Reparados 10s males del incendio, volvi6 el padre a1 camino hasta verlo concluido. No tenia dos meses la apertura del camino cuando falleci6 el P. Juan Jose Guillelmo. El citad0 an6nimo autor de 1736 comenta: “Se vengaron de kl ocultamente sin ruido, y tambikn para que el camino se q u i t a ~ e ” ~ ~ * . Continu6 la misibn, pero un nuevo incendio en noviembre de 1717 pus0 fin a la misi6n. En 10s escombros se ha116 el cad6ver del P. Elguea. Merlin

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EL VIAJE DE G U E L L A N A H U E L H U A P I Y SU N O T l C I A

Chile austral se vi0 envuelto en las mismas curiosidades por motivos similares. Las islas y 10s caminos del interior fueron explorados con insistencia en todas direcciones. Los viajeros no se contentaron con el descubrimiento, sino que escribieron 10s resultados de sus pesquisas en diarios. informes a1 gobierno o narraciones. Estos escritos no siempre fueron del domini0 piiblico, y alpnos, si no muchos. desaparecieron con el correr del tiempo. Conocidos algunos por tradici6n no dejaron de influir en nuevos viajeros, de susciltar la curiosidad y de crear una cantidad de conjeturas basadas en datos indirectos o incompletos. Chilo6 en s u aislamiento insular tenia doble importancia por su orientaci6n hacia 10s caminos iterrestres v maritimos. Si Valdivia, como fortaleza de Chile austral se encierra en 10s muros de sus castillos roqueros o se parapeta en las murallas cristalinas de sus rios, Chilo6 es una avanzada hacia nuevos pueblos y territorios. Su leiania del gobierno de Chile y la frigil uni6n con la metrcipoli, confiada a la velocidad de sus piraguas, le permite moverse con Iibertad en 10s caminos cordilleranos o en el eniambre de las islas del sur. Su condicidn anfibia, su agilidad marinera y su voIuntad de caminar contrastan con su pobreza y Iejania de 10s medios culturales. Sin embargo, su realidad de frontera activa y dinimica en continua expansicin redime a Chilo6 del retrato triste y melanc6lico, si no ya peyorativo que trazaron tantos observadores, sin tener una mirada m b universal o si se Cree que esto es demasiado, a1 menos una mirada m&s comprensiva y equilibrada. Hub0 un viaje que qued6 consignado en una breve carta bastante desconocida y lo suficientemente breve para que no se advirtiera la ha-

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loma, en el 6 el mismo expiurauui, la I I ~ I I ~ C I U I ut: I > U V ~ G ,CUII UII IIIuuvu a1 parecer superficial, que expresa con estas palabras: "Ya que llegamos aqui, quiero poner con la brevedad que puedo el viaje que yo mismo hice el afio 1766 y 1767, que no deiari de divertir a1 curioso Se trata del viaje emprendido desde Chilok hasta Nahuelhuapi con el fin de poner por obra el plan misionero del P. Juan Nepomuceno Walter presentado a 13 Junta de Poblaciones en 1764, cuya importancia destacamos a1 hablar de 10s planes. La importancia del camino de Nahuelhuapi era evangelizadora, porque era como la puerta para el territorio austral no s610 para eso, sin0 para llegar a 10s inaccesibles, huidizos y misteriosos CCsares y el Gnico camino por tierra hacia el norte para mantener a Chilok unido a1 resto del pais con mis seguridad que la via maritima. Este camino estaba abandonado desde la destrucci6n de la misi6n de Nahuelhuapi en noviembre de 1717. Los indios siempre se habian opuesto por miedo a perder su independencia, a1 perder su aislamiento. El viaje de Guell va a intentar sus dos posibilidades a1 camino de Nahuelhuapi: el de las lagunas y el de las caballerias, conocido tambikn por Bariloche. El viaje de Guell fue conocido en su tiempo por 10s compafieros que llev6, v el que sup0 aprovechar esta ventaja fue el P. Fray Francisco Menkndez en 1791 v en 10s afios sipientes y lo dej6 consignado en sus escritos. La informaci6n de Guell es mi5 completa, porque es un escrito que abarca todas las caracteristicas de la isla y de sus habitantes, y en algunos aspectos es mbs completo que otros escritos contemporbneos. La publicaci6~1,aunque tardia, del manuscrito de Guell completa la historia con un conocimiento de la realidad. Muchos autores ban citado a Guell y por no conocer su escrito no han estado tan cerca de la verdad como seria de desear. Este es el motivo principal que induce a esta publicaci6n y porque sirve de puente en las exploraciones del siglo XVIII uniendo las primeras dkcadas con la Gltima. EL MANUSCRITO

de la Compafiia de JesGs, Chile, volumen 5, ff. 345-383 v. Est; escrito con tres letras distintas y diversa ortografia, que demuestran tres amanuenses diversos. La letra es Clara, per0 tiene una nbcGna tan borrosa I O (375 I.) que apenas puede leerse, por e:;o no se puede hacer la transcrip-

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RQ-RCI Vnrli Ur vurII a UaIDLFIV.a.IILV, L1a.ull, ,neiu 1 7 C 7 A W C P f2 7 1 n -_... en el Apkndice, Documento VI. 104 Guell. Noticia breve y modema del Archipiklago de Chilok, Capitdo IV, ver Aphdice, , ARSI, Chile 5, fs. 345-383 v. I -

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ci6n exacta de ella. Por las fechas se ve que fue hecho en Italia y tambiCn por dos palabras; dice bosco corregido bosque y rancillo corregido ranchillo. El autor, siguiendo una costumbre de muchos escritos jesuitas, omite 10s nombres propilos y aun el suyo propio. El nombre del P. Jose Garcia esti indicado a1 margen por una correcci6n de la Cpoca, pero de otra mano. Tiene sefialados con Iipiz much09 trozos para que 10s copiara el amanuense, y como asi lo hacia el P. Antonio Astrain, se puede sospechar que 10s hizo copiar para su historia. Este manuscrito lleva el siguiente titulo: Noticia breve y moderna del Archipidago de Chilob, de su terreno, costumbres de 10s indios, mi_ _ - _es~'raz(c -._ *,?-71 . 7 - ~ el ann- -.-#*on szunes, PUT Tin mwonero ae aqueuas Z S L en i i-n ~ i t 111 Y .' Est6 dividido en prefacio, seis capitulos, una adici6n y una parte final llamada: Adiciones a la breve noticia del Archipi-klago de Chilok. Los cuatro primeros capitulos 10s dedica a la descripcih geogrifica. En el cuarto narra su viaje a Nahuelhuapi, a1 tratar de la Tic:rra Firme. 'En el quinto se ocupa del gobierno, comercio, cultivo de 1()s campos, costumbres y genios de 10s naturales, y en el sexto explicaL la evangelizaci6n. En la adici6n rechaza la acusacih de Campomaines de que 10s La jesuitas permitian el machith a I(3s indios, y se excusa d,In 11u L.-,Lo.. 11auc1 11ccho mapa, porque no sabe hacerlc). En las adiciones, en plural, completa aspectos omitidos en 10s capitulos anteriores. AI principio el autor pus0 titulo marginales sobre la materia tra10s tada, lueco alrmnos nombres ceocrificos en 10s mircenes v desDuCs u 0 I omite., para hacerlos aparecer finalmente en las adiciones. E:1 escrito va destinado a un padre que no nombra, sino en general. No p;arece que este padre haya sido escritor, porque lo habria nombrado como lo hicieron Molina y Vidaurre. 'cIn leve carhcter apologktico contra las acusaciones, que hacian 10s miinistros reales a la Compafiia de Jeslis, aparece en este escrito. on..roLo o lnr j;nr.r;t-r Ab n nnrm;t;r lo nrXn+;no An1 u monh;t&n Camp,,A,alxb, abui)aua a b,.>uAcaa u la yiabirba IabiucuIi a 10s indios. Seiiala como autor de la acusaci6n a1 obispo Espifieira, que tambiCn lo toleraba, comenta con ironia. Despuks de todo se tolera lo que no se puede impedir. Era el machitlin una prictica supersticiosa de medicina que realizaban 10s machis o brujos. Reinaba en confuso en Quenac y Chaulinec. Ambos sitios tenian sus diferencias. Quenac era una isla con buena iglesia, cuyos habitantes eran casi todos espaiioles y bastante dedicados a cmaq devocihn. clue tenian fama de algo _ _ - de _. - ' Der0 I I O aplicados a1 machitlinL. En Chaulinec 10s habitantes eran chonos muy primitivos todavia, qile comian carne de lobo marino y comerciaban con cueros y aceite de: lobos marinos y barbas de ballena. Sin duda, en 1 r 1 1 inaoie ellos era mis explicable que aun conservaran esra pracnca ae migica. El P. Jose Garcia cuenta en su viaje que vi0 practicarlo lo6 y le dijeron que era machitlin, pero por su descripci6n se ve que sus cere-

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105 ARSI, Chile 5, fs. 345-383 v. 106 Cfr. 0 . c., nota 52 supra, p. 590.

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monias ya estaban muy lejos de las que en el siglo anterior describian Francisco NGfiez de Pineda y Bascufiin o el P. Diego de Rosales. Otra acusaci6n era que querian entregar la isla de ChiloB a 10s ingleses. Replica que lo cierto es lo contrario y “lo saben 10s que tienen cabal conocimiento y experiencia de aquellas tierras”. Los mismos gobernadores saben poco de ChiloB, se limitan a Chacao y Castro sus conocimientos y cuando se han declarado guerras “todo el consuelo de 10s goberiiadores hail sido 10s padres”. Por esta acusaci6n quedaron presos en Espaiia cinco jesuitas alemanes que habian residido en Chile. Eran 10s padres Melchor Strasser, Francisco Javier Kisling, Miguel Meyer, Juan Nepomuceno Erlacher e Ignacio Fritz. Los tres primeros fallecieron en diversos lugares de Espafia, presos en monasterios, y 10s dos Gltimos fueson liberados, gracias a las gestiones {del embajador de Austria, von Lobkowitz, el 4 de febrero de 1776. La acusaci6n dice asi: “Por haberse internado mucho en las islas y tierra adentro de Chile puede ser tal vez pejudicial a1 “Real Servicio” que salgan fuera del Reino, porque descubran la interioridad de aquellos paises a 10s enemigos de la corona” 1°7. Este manuscrito no parece destinado a la publicackin, porque lo 16gico habria sido refundir las adiciones con el texto. Su publicwi6n habria sin duda disgustado a la Corona de Espafia por la geografia de ialas y canales y por el viaje a1 interior, a Nahuelhuapi. El P. Rernardo Havestadt, a1 publicar su viaje entre 10s indios con mapa, da las razones por las cuales el gobierno espafiol no debe tener temor. Cuando Fray Pedro Gonzilez Agiieros public6, con todos 10s permisos que se exigian, la Descripcih historial de la Promncin y Archiyie‘lugo de Chilob, en Madrid, 1791, por haber puesto el viaje del piloto Francisco Xlachado por esas regiones, le fue suspendido el permiso y tuvo que probar que esos datos nada aiiadian a 10s conocimientos que 10s enemigos extranjeros tenian de esas regiones. El viaje del P. Jos6 Garcia fue publicad0 en Halle, 1811, con mapa y cuidadosa explicaci6n de su viaje a Guayaneco, en doble texto, alemin Y castellano, peso en esa fecha se resquebrajaba el

EL AUTOR AI encontrar este manuscrito en 1970 procur6 desentrafiar el misterjo de su autor, por ser an6nimo el manuscrito. En primer lugar, las detalladas bibliografias de jesuitas, de impresos y manuscritos no daban ninguna pista. No conocen a Guell. S610 habia hallado una carta suya a Juan Ignacio Molina, Imola, 7 de marzo de 1812 lo8 y una respuesta a una de Guell, del P. General Lorenzo Ricci, fechada el 22 de mayo de 107

W. Hanisch, Itinerario y Pengamiento de 70s Jesllitas expillso8 de Chile, Santiago, 1972, pp.

71-75.

10s A S S . A. B.V.M.

108

v.

308, fs. 91.


1773 loD, sin que se hallara la de Guell. La expedici6n de Guell a Nahuelhuapi es un hecho aislado entre 10s dos extremos del siglo en que menudean las exploraciones hacia la famosa laguna cordillerana. Fray Francisco MenCndez a1 finalizar el diario de su primer viaje, de 1791, a Nahuelhuapi, en que no alcanz6 su objetivo, tiene una nota que dice: “A Gltimos del afio de sesenta y seis y principios de sesenta, v siete el P. Segismundo Guell intent6 restaurar la m i s i b de Nahuelhuapi. Fue con doce hombres por Bariloche y despuCs de muchos trabajos llegaron 10s taladores a1 rio Blanco y no lo pudieron vadear, porque iba muy hondo, aunque no tan ancho como ahora. Fueron despuCs por Todos Santos en donde levantaron una piragua y pasaron la laguna, y siguiendo la hltima ensenada del norte pasaron el rio Peulla, en donde encontr6 el padre huesos de gente, chaquiras, rosarios y pedazos de ollas. MAS adelante encontr6 un derrumbo de piedra y tierra, que tenia cegado el rio, el que salia por debajo de la tierra derrumbada, la que estaba temblando, y me asegur6 uno de 10s que fueron que a1 padre se le mudaron 10s colores. Los taladores, o cansados o aburridos, se retiraron de la tala “resueltos a no proseguir, y dijeron al padre que no se encontraba el camino y le fue forzoso el retirarse. Gast6 en el viaje cerca de seis meses. En el verano siguiente estaba dispuesto el mismo padre para hacer una nueva entrada, y antes vino la expulsi6n de 10s jesuitas, que fue en Castro el dia 8 de diciembre de 176T1lo. En este mismo diario de Menitndez hay frecuentes alusiones a Guell, p. e., el 25 de enero, en la carta de Pablo TBllez, de 11 de febrero, el 16 de febrero y, finalmente, en la nota segunda a1 concluir el viaje, donde cuenta que, terminada SLI exploraci6n) habl6 en Castro “con algunos de 10s que fueron con el P. Guell, y particularmente con el capitin de milicias, D. Francisco Silva, que iba de niiio del padre”111. El anilisis interno del escrito favorece a Guell, porque habla con mucha precisMn de 10s tres trabajos que realiz6 como misionero en la isla de ChiloC: la misi6n de Kaylin, con 10s caucahues y otros indios, la misi6n circular anual por las islas, de las que ofrece un nuevo catilogo desconocido de capillas, familias, personas y comuniones, y el viaje a Nahuelhuapi. Existe, sin embargo, un argument0 definitivo: la carta que Guell escribe desde RalGn el 18 de enero de 1767 a1 Gobernador de Chilok, Manuel de Castelblanco, contindole el viaje y sus resultados. El original de ella se halla en el Archivo Nacional de Santiago, secci6n Catpitania General, volumen 710 a fs. 88-89, en el Expediente sobre el camino a Osorno y 10s viajes de Guell y Garcia. La misma carta esti en copia en 10s Manuscritos de Medina, tom0 271, fs. 21-22. En ambos casos 109 ARSI, Chile 1, fs. 13 v. 110 Francisco Fonck, Vinjes d e Fray Francisco MenBndez a Nahztelhzropi, Vnlparaiso, 1900. 111 Fonck, 0 . c., pp. 205 y 2.50.

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va con la carta 3e Castelblanco a1 Gobernador de Chile, D. Antonio r-.:ii rnnoorrn de Chacao, 23 de enero de 1767. 1,.-,.e-1 rl:c....,.-,:, ,.-e..,. 1.. 1,. ------ :L- ue -1- 1Hay una fUnQaiiiGiiLai U l l G l G l l t i i ~ G l l L i G la t i ~ i i ay id ~iaiia~~uii ia Noticia breve y modenia del Archipidago de Chitoe’. . . La carta es vehemente y combativa, en tanto que la narraci6n es serena y desapasionada. Basta indicar algunos pirrafos de la carta para sentir el fuego de la pasi6n: “Mi viaje en realidad es penoso, y mis penoso lo hace el mal informe que me dieron algunos viejos, que ahora cuarenta aiios anduvieron por aci, pues fue informe del itodo falso en rumbos, vias, cordillera y un todo.. . Nunca he perdido el valor.. . Por el uno de 10s caminos anduve cuasi la mitad.. . ya que tenia lo mis y peor vencido, se me aburrieron cinco o seis mozos.-Por fin consegui de-ellos que me acompaiiasen por el otro camino que llaman de Queulla (sic), atravesando la gran laguna de Todos 10s Santos . . . Presto vimos la desgracia . . . un horroroso derrumbe de cuatro cordilleras.. . conform6me muy mucho , no, pero me arrebata Nahuelhuapi.. . con 10s cinco que me quedan sigo el otro camino, y ya que tengo buenos tiempos, sabrk de cierto si es o no imposible., . El dia que sale de Rallin, salgo yo con mi “gualcapu” (saco) 112 a 10s Bafios, a seguir desde donde retrocedimos . . , y entre tanto voy a encontrar alglin imposible en el camino o camino sin imposibles”. A1 fin de la carta vuelve a intentar el camino de 10s Baiios o de Bariloche, detalle que no sale en la narracibn, y cuyo desenlace desconocemos. Guell declara que ha vivildo muchos aiios en Chiloe: “Yo he vivido, dice. muchos afios en aauellos golfos rodeando, si se Duede decir, Dalmo a palmo aquellas islas, de manera que no dare noticia, sino de lo que he visto /v exnerimentado”. El decreto de Guill y Gonzaga, que nombra I misioneros de Kayliin a Jose Garcia y Segismundo Guell es de 1764, y _____ (211 nLJ1111ue L:l-L -12 . . -:-.. c: -- -2-2 I I l a b utf L I e b allub. 3 1 11u e3 vtf1uau. por tanto Guell no ebluvu nos quedamos con una figura literaria que se llama ponderaci6n.

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E:L P. SEGISMUNDO GUELL, S. J. El 22 de diciembre de 1734 naci6 Segismundo en Manresa, siendo sus padres Jose GIiell y Francisca Giraldo. Cierta inseguridad aparece en sus declaracione‘s sobre su ciudad natal. En el catllogo de Arag6n de 1754 dice que niaci6 en Manresa, lo mismo dice a1 pasar a Amkrica, per0 en catilogos 13osteriores d i d que es nacido en Vich o en Barcelona. Fue admitido en la Compaiiia de Jeslis el 24 de diciembre de 1752, a 10s dieciocho aiios de edad, como indiferente para las provincias 112

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Gualcapu: expresi6n chilota de origen mapuche, cfr. Nicasio Tango], Diccionario etlmw ?6g’gico chilote, Santir%go, 1976, p. 49.


de Arn6rica1l3. Era esta una clase especial de candidatos, que se podria llamar de segunda clase, que aparece en una secci6n especial en 10s catilogos de las provincias espafiolas de la Compafiia de Jeslis. Cada cierto itiempo llegaban 10s procuradores de America en busca de jesuitas v elegian entre estos candidatos 10s que mejor les parecian. Esta fue una de las variadas maneras de resolver el problema de 10s procuradores de las provincias de Indias, que andaban en busca de misioneros. Por una Iey de compensaci6n, en America se convertian en sujetos de primera clase, por ser europeos, frente a 10s criollos. Aunque habian venido para las misiones y como misioneros, no se aceptaba que lo fueran exclusivamente, y del P. General para abajo defendian que podian ocupar todos 10s cargos, en tanto que el Rey y sus ministros exigian que fueran a las misiones, porque se les habia dado permiso para ir como misioneros. Per0 dejemos este problema, porque tiene la cola muy larga. Los procuradores de la provincia de Chile, 10s PP. Jose Vera y Ba11tasar Huever, reunieron una expedicibn de cuarenta jesuitas, de ell1DS trece eran alemanes, dos sardos, un italiano y veinticuatro espaiiolc!S. Guell iba entre ellos, nueve de 10s cuales habian sido admitidos con10 indiferentes para las Indias en la Provincia de Arag6n. Para la cronol0gia de Guell es bueno observar que 61 declara que fue admitido en 1752; sin embargo, hace 10s votos finales del noviciado en Buenos Aires (durante el vkie a Chile) el 25 de diciembre de 1755 y en 10s catitlogos de Chile aparebe como admitido en Tarragona el 24 de dicembre de-1753. AI entrar entiar declara tambien que habia terminado la filosofia, como lo hacen tambien otros seis aadmitidos mmo indiferentes para Indias. Para estar prontos para par; partir se reunian 10s elegidos en la Casahabia edifilcado en el puerto de Santa ( I-Iospicio para las Indias, que na-..!1n r----_-1 Maria la Procura General de Indias. La partida tuvo lugar el 8 de abril de 1755 en el puerto de Citdiz. El barco se llama Sun Fruncisco Javier, alias El Torero. En 61 viajaban i 1 T~I.:IJ - . n a _._.._ 1 J--VJ-J-- _ _ et boDernaaor ae u i i i e , uvn iviariuei ue iwriar, uvxieiitvb sviuauvs para el Paraguay y otros treinta jesuitas con destino a esa provincia. Desp u b de ciento veintilin dias de navegaci6n arribaron a1 puerto de Buenos Aires 114, En el colegio de esta ciudad hizo 10s primeros votos el hermano escolar Segismundo Guell. Se ven las largas demoras de estos viajes. Llegan a Buenos Aires el 1" de agosto de 1755; el P. Huever, segundo procurador, dice en carta de 26 de oct~bre'~15 que piensa salir para Mendoza a principios de noviembre y el 25 de diciembre hace Guell 10s votos en Buenos Aires, lo que indica que alin no habian partido. Continuaron, como siempre, el viaje a Mendoza en carretas y de esta ciudad en mulas a travks de la cordillera. A principios de 1756 lleI

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ARSI, Chile 3, fs. 250 v., Cathlogos impresos: de A r a g h 1752 y 1754, y AHNM, Jes. 826. 114 AGI, Contratacih 5549. 115 ANS, Morla torno 90, pieza 30 c, fs. 315. Original en la Real Academia de la Historis, Madrid, est. 17, gr. 15, Paraguay, America del Sur. 113

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garon a Santiago, a1 Colegio Mhximo de San Miguel. Alli estudi6 Guell In filosofia (toda o parte, no sd) y la teologia, fue luego un aiio p r o f s sor de filosofia del Convictorio de San Francisco Javier y a1 aiio siguienAltern6 alli, te hizo su tmercera probaci6n en el Colegio de San Pablo como se solia, 10s ejercicios de la vida espiritual con el estudio de la lengua araucana, preparaci6n indispensable para el ministerio de las misiones entre los indios. El 12 de julio de 1764 fueron fundadas y dotadas las nuevas misiones de Chilod, por decreto del Gobernador Guill y Gonzaga, y fueron nombrados sus misioneros 10s PP. Josh Garcia y Segismundo Guell para Kaylin, y 10s PP. Javier Zapata y Pascual Marquesta para Chonchi. En ese entonces se iba desde Santiago a Chilod por Lima, usando el barco que llevaba el situado ( 0 sueldos que el rey pagaba a 10s funcionarios reales de la isla). El P. Guell, por encargo del P. Andrks Febres, llev6 a1 PerG para imprimirlo el librito Pensamientos cristianos, del P. Doming0 Bouhours, SJ., trasladado a la lengua de Chile por el P. Jgnacio Zapata en 1713 y corregido por A. Febnes, conforme a las reglas de su gramitica. Deseaba Febres dar un libro a 10s indios para que aprendieran a leer en su propia lengua. No le fue posible a Guell cumplir el encargo, porque la nave estaba pronta para la partida lly. El trabajo se perdi6, porque ni Guell pudo hacerlo imprimir ni Febres se atrevi6 a incluirlo en su gramitica por no abultarla en exceso. El primer trabajo que desempeii6 el P. Guell en Chilok fue el de misionero en Kaylin, para el cual iba designado. Los indios de esa misi6n eran traidos del sur, de Guayaneco desde el tiempo del descubrimiento de 10s caucahues, y por obra de 10s indios se hicieron 10s primeros viajes para buscarlos; con el tiempo se afiadieron a 10s caucahues 10s calenches o calenes y 10s taijatafes. Guell no particip6 en las expediciones a1 sur, que fueron obra de su compaiiero, el P. Josd Garcia, a quien se nombra en las notas marginales de su noticia. El segundo trabajo emprendido por Guell en Chilod fue el de la misi6n circular anual por todas las capillas del archipidlago en 10s aiios 1765-1766. Fue su compaiiero el P. Miguel Meyer, que era antiguo en este trabajo. El misionero principal se llama Vuta-Patiru o Gran Misionero y el compaiiero se llamaba Pichi-Patiru o El Pequeiio Misionero. Guell nos ha dejado una lista de las capillas y sus datos, y en la narraci6n la explicaci6n mis completa sobr,e esta- clase de misiones. Guell recorri6 77 capillas. El tercer trabajo fue el viaje a Naihuelhuapi para restaurar la misi6n. El viaje dur6, hasta que lleg6 a C:hacao (de Castro habia salido) P.-,.ll P 1,. 1,A,.cinco meses y medio, segGn cilculo del1 -:,.-,. I I I ~ J I I I U UUCX. bUlIuCld IUS UUJ caminos, per0 con 10s aiios de desuso se habian borrado las huellas. 118 AHNM, Jes. 828. 117 Lo dice Febrbs en su GramHtica, y lo copia bledina en Biblioteca Hispano-Chilena, Santiago, 1908, 11, p. 576.

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Guell va decidido, porque el gobernador Guill y la Junta de Poblacicrnes tienen inter& en que se realice y el plan era de 10s jesuitas, porque lo habia hecho el procurador de la provincia. Guell en su Gnico viaje no alcanz6 a Nahuelhuapi, como le pasaria a1 P. Francisco MenCndez en su primer viaje en 1791. Guell sabe todos 10s nombres geogrificos, otros aparecerin despu&s, per0 no deja de ser un conocimiento cabal haber llamado todas las cosas por su nombre. La narraci6n de Guell es Bgil y viva, y nada tienme que envidiar a las posteriores d e Menkndez y Mor,ileda, inspiradas en la-suya. La narracib;, a veces, dla la impresi6n de Âśp e se estuviera escribiendo en Chilo6 y no en Italia, como esperando IIartir de nuevo. Oigamos a Guell: "Y lleguC a Chac:ao a 10s cinco ."., :, A, L-L-"-1:a----*--A-mestb y A,1llt;uIu ut; 1ldut;l bdlluu, t;;Spt;ldlluu t;ll U ~ ~ L I U que pasase el invierno para ir a perfeccionar la obra de la conversi6n de aqnellos desdichados indios. ..". Y prosigue: "Desde entonces, ya mis de sesenta aiios, no se pasaba por aquel camino. Ni ellos venian a ChiloC ni de ChiloC se iba a ellos. Y asi, aquel camino tal cual lo habia antiguamente, qued6 con terremotos, lluvias y afios tan borrado como hemos visto >I tan dificil como se sabe, no dando ni 10s bosques ni la laguna comiEia alguna: todos 10s bosques panianosos y llenos de horrorosas cordilleras, bien que todas cubiertas de nieve arriba y abajo montuosas.. . Dios quiera-que en la primavera que viene, se anuncie el evangelio a aque110s infelices de Nahuelhuapi". Pero no fue asi. El 8 de diciembre de 1767 fue intimado a 10s jesuitas decreto de extrafiamiento - . - de Castro el -. - . . . -- ._y . en- 10s dias siguientes se hizo lo mismo en Chonchi, Achao y Kaylin. A 10s que andaban fuera de casa se les intim6 por carta d,el P. Rector, que era Melchor Strasser. Eran &os 10s PP. Miguel Meyer y Jose Garcia, que estaban haciendo 13 misi6n circular Y se hallaban en la capilla de Curaco: el P. Tavier Zapata, que estabaL de viaje a la misi6n delChonchi adonde habiisido destinado, y el P. (3uel1, que se encontraba en el partido de Pulin y debia .-- u Jl- - -1 Ul 1 Q 1- J:-:--L-L--:-L*--Jregresar ese mismu ~ au CI ~1gul~wLt;. 13 ut: u u w m I~U ~ :1Ilt.wlauu el decreto en Kaylin, donde se hallaba s610 el P. Francisco Javier Esquivel, pues el superior, el P. Juan Vicuiia, habia salido el dia anterior a las islas Guaitecas y costas de Guayanecn v no ae le nndia llamar v era necesario esperar dos meses su regreso Los jesuitas fueron llevados a Chacao donde estaba la residencia del gobernador de la isla, y alojados en una ooaega. rueron envlaaos a1 Per6 en el S a n J o d , que sali6 de Lacuy el 4 de febrero de 1768 y lleg6 a Lima el 1" de marzo Il9. Desde Lima viaj6 Guell en el Santu Ba'rburu, que llegb a Cidiz a 10s cinco meses y quince dias de navegaci6n por la ruta del Cab0 de Hornos, el dia 29 de agosto de 1768. Guell y sus compafieros fueron llevados a la casa de Nuestra Sefiora de la Guia en el puerto de Santa P--L--

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118 AHNM, Jes. 123 y ANS, Jes. 3. 119 A N S . Jes. 3, fs. 263.

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Maria'"O, donde permaneci6 hasta el 20 de febrero del afio siguiente. Un barco sueco 11ev6 a 223 jesuitas de Chile a La Spezia, adonde llegaron el 15 de marzo. En botes remontaron el Arno, visitando a su paso Pisa y Florencia. Desde esta ciudad continuaron en coches hasta Bolonia, alli supieron 10s jesuitas de Chile que su residencia seria la ciudad de Imola Guell se instal6 en esta ciudad y no se movi6 mis. En esta ciudad redact6 su escrito sobre Chilo6 y Nahuelhuapi, su Gnica producci6n literaria. La vida en Imola, segGn las 6rdenes del P. General de la Compafiiia, Lorenzo Ricci, debia ajustarse en todo a las constituciones, reglas y pricticas de la Compaiiia. La Gnica diferencia que habia era el paso de una orden de vida activa a otra vida inactiva, categoria nueva en el cuadro de las 6rdenes religiosas, que no parecen advertir 10s documentos de la autoridad. En este tiempo y en la inacci6n mon6tona del destierro se agudiza el viejo problema de 10s nacionalismos, que se advierte en las respuestas del P. General a las cartas de algunos jesuitas chilenos. El General se duele de este antiguo problema, que ya habia sido dado a conocer a Roma por las aetas de las congregaciones provinciales. Las tensfones producen sus resultados. En 1771 se form6 a causa de las dificultades una comunidad en Cesena, con jesuitas espaiioles de la provincia de Chile. A ella fueron seis antiguos compaiieros de viaje de Guell, per0 kste no 10s sigui6 122. No fue la Gnica casa formada por jesuitas de Chile antes de la extinci6n y fuera de Imola. Las de Massa Carrara y Massa Lombarda fueron mis internacionaks. Pese a estas disidencias la gran mayoria de 10s jesuitas de Chile permanecia en la ciudad de Imola. Guell tuvo un problema especial, que creo que procede mis del sentido prictico que de un afin secesionista. Tom6 en arriendo una habitaci6n y pidi6 permiso para vivir en ella solo o con un compafiero. El Provincial, el P. Diego Cordero, le neg6 el permiso. Escribi6 entonces Guell a1 P. General de la Compaiiia una carta, que no conocemos, a la cual respondi6 el General el 22 de mayo de 1773 de esta manera: "Que el P. Provincial no quiera permitir a V. R. residir solo o con un compaiiero en la habitacibn, que sin permiso ha tomado en arriendo hasta 10s Santos, no me maravilla; porque 61 tiene orden general de no permitir semejante separaci6n nociva a1 bien particular de cada uno y no umveniente a aquel buen orden, que con todo empefio debo procurar. Ni veo just0 motivo por el cual debo eximir a V. R. de una orden comGn a todos. Espero, por tanto, dada su religiosidad, que sometikndose pronI20 AHNM, Jes. 826. Narraci6n an6nima del viaje en el Santa Bhbara, ARSI. F. G. 1385. 121 ANS, Jes. 31, fs. 2 y 3. B. Havestadt Chilidup, ed. Platzmann, Leipzig, 1883, pp. 534-

535. 122 ARSI, Chile 1, 1 PP. 99 ss.

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Diario del P. Luengo (Archivo S. J. de Loyola, Espaiia) torno 5,


tamente a las 6rdenes del P. Provincial darb este ejemplo de obediencia pronta a las 6rdenes de sus superiores y me encomiendo en sus San, tos Sacrifi~ios’’~~~. El P. General acusa a Guell de haber hecho el arriendo sin permiso contra una orden general que no admite excepciones. A favor de Guell queda, por lo menos, que recurri6 a1 sdperior mayor, como es licit0 y normal dentro de un regimen de obediencia. No tenemos datos suficientes para juzgar con totalidad este asunto y las separaciones anteriores. Sin embargo, Ia fecha del documento es importante. Entre el 22 de mayo y el 21 de julio de ese afio corren apenas dos meses. Si estaba tan vecina la supresi6n de la Compafiia por la adtoridad pontificia, ,.po lo sabia el P. General? ,jNo sospechaba que se prohibiria a 10s jesuitas espaiioles residir juntos en una casa en nfimero mayor de tres? Me parece que hay excesivo rigor de parte de la autoridad y una enorme falta de previsi6n de lo que era inminente. Los doc cumentos de la autoridad siguen siendo un testimonio de que nada habia pasado, siendo que la realidad era todo lo contrario. Bien dificil iba a ser para 10s sfibditos el papel de victimas que les habian asignado 10s superiores, tal vez creyendo que la obediencia lleva siempre aparejado el carisma. Lleg6 el 21 de julio de 1773 y se public6 el Breve de supresi6u de la Compaiiia de Jesfis. Como estaba reservado a 10s obispos el promulgarlo, el obispo Bandi en Imola lo dio a conocer a 10s jesuitas el 25 de agosto 12*. Las autoridadmes espaiiolas tambien lo hicieron, a pesar de que se hallaban en territorio ajeno, seguramente a titulo econbmico o de pensi6n, o porque en el territorio del Papa las potencia4 catblicas se arrogaban cualquier clase de autoridad. La mayor parte de 10s jesuitas de la antigua provincia de Chile permaneci6 en Imola. Algunos se dan a conocer por cartas o por acciones, que se hacen pfiblicas, o por libros, que publican, o por su huella en 10s documentos. Guell s610 estampa su firma en 10s registros de pensiones, que se les daban cada tres meses. Algunos jesuitas reciben socoms extraordinarios del Estado, de amigos o parientes o reclaman herencias o emprenden viajes, Guell no. El curso d e la historia cambia obispos: a Bandi sucede Chiaramoq ti. Cambia 10s amos politicos: Imola de pontificia se hace francesa con todo (el colorido sectario de la revoluci6n. Es el aiio 1796. Los jesuitas, algunos, no todos, huyen de 10s peligros y de la muerte. Espafia les alza dos veces la sentencia de destierro, compadecida de sus amarguras. Este regreso tent6 mbs a 10s nacidos en Espaiia que a 10s americanos; sin embargo, Guell fue uno de 10s diez que no se movieron1*5. La politica cambia 10s nombres, per0 no las cosas. Imola es parte, primero, de la Repfiblica Cispadana, luego pasa a pertenecer a la Re123 ARSI, Chile 1, fs. 3 s. 124 Archivo Episcopal, Imola, Italia, Titolo XII, 1771-1775. 125 ANS. Jes. 95, fs. 381-382.

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phblica Cisalpina. En este tiempo el nombre de Guell aparece en el catilogo de sacerdotes no cisalpinos residentes en Imola y fechado el 9 de FrimaIe del aiio VI1 de la RepGblica ( 0 sea, 29 IX 1798), solamente que lleva una variante de escritura, porque dice: Segismundo Guellen1Z6. Es cierto que en Italia 10s jesuitas debieron conformar sus apellidos a1 genio de la lengua, que algunas veces no es mis que caprich4 de copista. Imola, la bien deseada, cambia de duefio y 10s austriacos la ocupan (30 VI 1799-10 VI1 1800) y a1 aiio es de nuevo Cisalpina. En 1802 pasa a pertenecer a la RepGblica Italiana. En 1804 se hace un registro de sacerdotes residentes en Imola y alrededores. En el Gltimo lugar aparece el nombre de Guell con al@nos datos: tiene 68 aiios, es espaiiol, residente en Imola desde 1769, es sacerdote pensionado por el gobierno espaiiol, que goza de buena opini6n y cuya habitaci6n se encuentra en la parroquia de Santa Cruz127. La voluble Francia incorpora a Imola a1 Reino de Italia en marzo de 1805, cambiando nombre sin cambiar de dueiio. El aiio m h grave para 10s ancianos desterrados fue el de 1808, porque el cambio politico no afect6 esta vez a la paciente Imola, sin0 a la ardiente Espaiia. Se convirti6 en una monarquia constitucional bajo el mando de Jose I Bonaparte. No fue pacific0 el momento, ni tampoi co el pueblo espaiiol, que se organiza en rehldia, y comienza entre otras guerras una de represalias. Los jesuitas espaiioles de Italia sufrieron a causa de una orden de embargo y arrest0 dada por Napolsh. El ejecutor del decreto en Imola fue muy sever0 y el embargo dur6 desde la noche del 15 a1 16 de octubre hasta el mes de diciembre. Se les exigi6 aceptar, bajo juramento, la soberania de Jose I Bonaparte y la Constituci6n de Bayona. A 10s que se negaban se les someti6 a repred salias. La mayor parte de 10s jesuitas rechazb el juramento y se expuso a 10s riesgos consiguientes. Otra de las consecuencias de la invasi6n napole6nica de Espafia fue la suspensi6n total de las pensiones de 10s jesuitas, aunque las nuevas autoridades comenzaron con muchas promesas. Durante casi cuatro afios tuvieron que vivir de la caridad, de limosna o de prestamos. De este tiempo data una carta de Guell a Juan Ignacio Molina, que se hallaba en buenas relaciones con el gobierno bonapartista, para que consiga el pago de un dinero que se le habia concedido. La carta, medio casetellana, medio italiana, dice asi: “Mui seiior mio Don Juan Ignazio Molina: Muy seiior mio: Dall’adjunta rileva Vmed. q. 22 meses ha me concedi6 el sr. Prefect0 a1 meno 400 lire, a conto de la suma que espresa la inclusa copia; hasta ora no he podido obtener un quatrin, y asi le 126 Biblioteca Comunale, Imola, Tit. XXVI, Religioni, 1799, 6t, Eclesiastici. 127 Biblioteca Comunale, Imola, Manoscritti Imolesi, n. 950, Stanz. A, Scaf. c. 2., P d c 6, n. 7 ( 1 2 ) .

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suplico q. en la primera ocasi6n que se le presente, me tenga en vista para empeiiarse con S. S. afin q. yo sea pagado a1 meno de ese mandato: favor por el cual le sere! eternamente agradecido. Me valgo de mano agena por hallarme agravado della vista. N. Seiior me lo gue. por ms. as. ImoIa y mayo 7 de 1812. De Vmd. afetmo. servr. y Capellin Segisl mundo Guell� l38. Esta carta est6 sf fialada por la pobreza y la enfermedad, lo que basta para comprendelr el Animo de Guell. Todavia en 1813 se encuentra su nombre: Hue11 esta vez, en una _...___ 11 -1- 1- r l _ . . . _ _ . - - 1 ..l-l-.. lista hecha con vistas a. 1la rexauraciwn ae la uxnpania, 1la- cuai aaoiece de falta de informaci6n en algunos datos, y por eso se puede dudar de que a h estuviera vivo I s . En 10s papeIes d-e la embaiada de Espafia en Roma hay una interrupci6n total desde 1808 hasta 1814, v desde esta segunda fecha ya no se halla m6s el nombre de IZuell. Asi, silenciosamente, dqesaparece bajo una cruz cada vez m6s pesada. !I.’ - . - .*-1. . . - 1la corml. Imagino su partida corno un ultimo inrenro ae rramonrar 11 1 iiera en Dusca a e ias aimas. Los ojos de Guell cada vez veian menos, el korizonte se cerraba con barrancos como el camino de 10s Bafios y se fatigaba ahora con el andar cansino de la vida. Intent6 como antaiio otro camino, el de las lagunas que cruzaba en r6pidas piraguas. Recordaba tantos caminos truncados en su vida, per0 esta vez no podia fallar. Ante sus ojos ciegos se alzaba el misterioso Aiicin, que tronaba a cada paso, que obstruia el camino. Esta vez record6 que para &gar habia que subir la montaiia y veria Nahuelhuapi. Avanzaba ligero, veia la luz, el abierto paisaje de las cumbres nevadas y el espejo de plata de mil lagunas encantadas. Como otrora dej6 atrhs a sus compaiieros (icu6n pocos quedaban!) y se adelant6 con sus dones a1 encuentro de 10s puelches y de 10s poyas, que lo esperaban desde hacia tantos afios. Sinti6 que la esperanza era el camino y el t6rmino el amor. Cuando la esperanza se convierte en amor, el vel0 de la fe se rasga y se ve la verdad. Sus labios musitaron: Nahuelhuapi. Su mano se relajb lentamente. Esta vez habia llegado y ya no era ciego, porque veia amanecer para siempre. C I -

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HACIA UNA INTERPRETACION DE GUELL No creo que Guell sea de aquellos personajes que necesitan una 10s doctos y 128 ANS. A. B. 129 ARSI, F.G..

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Los que deseaban pasar a las Indias Ilevaban consigo un ideal apost6lico y no cientifico, y en este sentido se desarrollaba su preparacibn, que era religiosa y espiritual, como conviene a1 sacerdocio. La instrucci6n misionera llevaba tambikn esta misma impronta y se recibia una adecuada formaci6n en la lengua de 10s indios por medio de profesores y viviendo en las mismas misiones se completaba con el us0 diario y constante. Para el mktodo misional se contaba con libros te6ricos, como el De Procuranda Indorum Salute, del P. Jose de Acosta, ST. o Itinerario de Pdrrocos de Indios, del Obispo Pefia y Montenegro, per0 se daba mayor importancia a la convivencia con experimentados misioneros y a la pr&ctica misma del apostolado. Es verdad que autores como Juan I p a c i o Molina v Felipe G6mez de Vidaurre, Dara solo nombrar a 10s de casa, hablaban d’e una preparaei6n especial para ponerse en contact0 con Dueblos de culturas diferentes, per0 had que’confesar que en el siglo XVIII estas ciencias estaban aiin en sus comienzos. Lo mismo hav que decir de la preparaci6n en las ciencias naturales, que a travks de Linwo v de otros autores I-:-x.-- -1 -- --- :- -: --x.!f: -- de . validez universal habian creadu UII S ~ X ~ : I I Iy~ UII I ~ I I ~ U c1tmurIcu ~ J ~ : y con criterios tales que evitaran las oscuridades en las descripcion’es de vegetales y animales. Con este bagaje incipiente, sse emprenden 10s viaies cientificos, especialmente en la segunda-mitad del siglo XVIII. Guell critica a 10s viaieros, que llegan a Chilok, que son comerciantes y marineros de Lima, que se creen sabios, porque han estado U ~ O Spocos dias en un puerto. Sin embargo, aunque no lo diga Guell, 10s mismos viajeros cientificos no pasan mbs all5 de 10s puertos o de recorridos breves, lo que salta a primera vista en sus narraciones. Guell para dar validez a su trabaio invoca 10s “muchos afios” que ha vivido en aquellos golfos, rodeando palmo a palmo aquellas islas. La experiencia de Guell est& marcada Dor un sentido humano. Las cosas surgen de su escrito, vis:tas y trabajadas, Dor el hombre. No es s6Jo un inventario, sino que se acIvierte algo sentido v vivido. Hablando de 10s canales de las islas de laIS Chauquis, dice: “En tiempo de bonanza _ _ _ .__._ _ nl-:m _.._._: es una bella diversi6n navegar por ayuei1 1 i-a1u--.. erinro . n ut: UIIUIJU~TJ~ cuenta que “sus playas lastiman 10s ojos, si se miran, cuando da el sol” y que est5 tan cerca de Llavcha que “10s gallos de Bsta oyen a 10s de aqudlla”. Guell explica Ias islas y canales como quien va navegando, porque da 10s detalles como si fulera un priictico. Pone dnfasis en la pobreza de las islas y de sus habitantes, pero eloda su cristianismo. insistiendo en aue ambas cosas son d i p a s de admiraci6n. Guell no es m&s que esto: una visi6n agradable dce las cosas, una bondad amable que va recorriendo, contando el encanto de lo sencillo y humilde, sin alardes. Hasta cuando probesta de las injusticias lo hace con resignacibn. :--L-77

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Su queja mis dolorida es el abandon0 espiritual en que queda esa cristiandad con la salida de 10s jesuitas, porque era un pueblo que no tenia otro bien que lo sespiritual ni otro consuelo que el de 10s padres. La noticia de Guell, sin ser exhaustiva, es rilca en detalles, datos, descripciones y breves observaciones. AI volver su hltima pigina uno queda con una idea Clara d'e lo que era Chilok en esos aiios. El escrito de Guell tiene una relaci6n interesante con otros autores. Chilok tenia, indudablemente, algo de ex6tico y de novedoso. Todo el que escribe sobre Chilok se siente obligado a explicarlo, de ahi surgen variadas noticias sobre el archipiklago. Los autores son siempre extranjeros. Tal vez tras estos escritos hay una extrafia fascinaci6n ejercida por la isla con su trasfondo misterioso o migico. Otra literatura copiosa de ese tiempo es la de 10s viajeros, que escribten, describen, hacen mapas y derroteros, y rinden tributo a las piraguas o dalcas, a las que confian su seguridad en el laberinto de sus canales. Guell participa de ambas corrientes: por un lado da las noticias; por otro escribe su viaje inconcluso a Nahuelhuapi. Per0 es precis0 seGalar que al describir las islas hace un derrotero e incluso cuando da la Iista de las capillas explica que el orden en que se colocan tiene su raz6n de ser en 10s derroteros de las navegaciones del mar intlerior. La tendencia de la literatma de la kpoca en Chilok era esa. En general muy poca llegb a las prensas, y tardiamente. Per0 aun es copiosa en 10s archivos, donde esconde su generosa informaci6n. EL VIATE A NAHUELHUAPI El camino de Nahuelhuapi tenia para Chilo6 el valor de ser la h i c a comunicaci6n posible con Chile central en cas0 de emergencia. La via maritima era peligrosa y se debia llegar a Concepci6n, porque I'aldivia, el mis cercano punto de enlace, estaba sometido a las mismas condiciones de aislamiento de la isla. La ruta o las rutas eran conocidas por 10s indios desde tiempo inmemorial. Una de las rutas llamada de las Lagunas era la rnis usada, per0 necesitaba del auxilio de las piraguas en 'el lago de Todos 10s Santos, que cortaba el camino terrestre. Debia hacerse a pie y las cargas se llevaban a hombro con las consiguientes dificultades. El otro camino llamado de 10s Bafios (por unas fuentes termales), o Bariloche, permitia el us0 de las cabalgaduras, per0 era celosamente ocultado por 10s indios, que temian perder su libertad si esta via quedaba abierta y expedita; en ambos caminos habia que luchar con la naturaleza adversa y sus peligros sin cuento. Chilok como centro espiritual de la zona intent6 su expansi6n misionera a Nahuelhuapi y el camino qued6 vinculado hist6ricamente mucho mis a la evangelizaci6n que a la comunicaci6n misma con el gobierno central. Por eso la historia del camino est6 rnis ligada a nombres 119


de misioneros y a sus esfuerzos por descubrirlos y mantenerlos expeditos, aunque a veces colaboraron las autoridsdes por el interks de las comunicaciones. Los intentos de Guell no son un fendmeno aislado, sino un plan m L vasto, que interesa por igual a la Junta de Poblaciones, a1 plan del P. Juan N. Walter, a la evangelizaci6n de 10s caucahues y hasta el camino de Osorno, a1 cual no era ajeno el de Nahuelhuapi. Este conjunto de causas favoreci6 la colaboraci6n de las autoridades, indispensable en esta clase de asuntos de por si complejos. El punto de partida del viaie de Guell se puede poner en el de:i. . . . .. ., ., cubrimiento de 10s indlos caucahues, con ocasion de la expedition enviada para salvar 10s pertrechos de la Wager, navio de la escuadra de Lord Anson, naufragado el 14 de mayo de 1741. Era una fragata de 28 cafiones y 160 hombres de tripulaci6n. La expedici6n hizo el viaje en cuatr‘0 mesis. En 1756 sumabai 10s caucahues*residentes en la isla de Kay1in, doscientas personas. Los indios en 1760 hicieron solos una expeclici6n para traer otras tribus australes y lograron traer calenches‘ y -L-I-,.I-:--2L--2-2----- 1- -_-,.=- U L U ~ U2t : b U UL-:-:--L-L: I I ~ U I C I I U U Laluauu WIW ut: UII UU. U l l l l l l t : l l L U b 111taijataleb, cieron ver la necesidad que habia de mhs misioneros y de alli naci6 el proyecto presentado por el P. Walter a la Junta de Poblaciones para establecer en Chilok una Villa (Chonchi) y dos misiones (Chonchi y Kaylin), el plan era ambicioso y queria atraer a la isla de Chilo6 10s indios que Vivian hacia el Estrecho de Magallanes y buscarlos por ambos lados de la cordillera, por el camino de las islas y de 10s canales y por el de las pampas del otro lado de 10s Andes. Con la fundaci6n de las misiones decretada por Guill y Gonzaga, el 12 de julio de 1764, se pone en marcha el plan, con la colaboraci6n de las autoridades civiles y el empefio del Gobernador de Chile. El 21 de octubre de 1765 el gobernador d e ChiloB, Juan Antonio Garreth, escribe a1 Presidente Guill y Gonzaga dicikndole que va a despachar una piragua a Valdivia, “ p e s aunque prometi a US. despacharia por el camino de Nahuelhuapi un correo, no se pudo conseguir”. Describe luego la expedici6n preparatoria, que realiz6 con un despliegue imponente para Chilok: “El 1” de abril de 1765 sali de Chacao con el P. Xavier Esquivel, misionero, embarcado en la pequeiia galeota, que de cuenta de Su Majestad he construido en esta provincia, llevando de convoy diez piraguas con cien hombres, y estando destinada otra de Calbuco con nueve indios, salieron fugitivos con algunos mestizos de las compafiiias del nlimero, sin saber el motivo. Aquellos fueron habilitados de todos 10s litiles necesarios para la empresa, mantenikndolos a mi costa con pan, carnes, licores, tabaco, papel y cuanto necesitaron, sin que nada les faltase en el tiempo de esta faena, en lo cual gastB mAs de cuatrocientos pesos de plata, pues lo que Su Majestad contribuy6 constar& a U.S. por las razones adjuntas de 10s tenientes de oficiales reales. Llegamos a1 fuerte de San Miguel de Calbuco, y de aqui salimos el dia 7

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7 de dicho mes para la boca del Reloncavi, y mandk construir en el puerto de la isla Guar una casa, con destino de que siendo el primer paso para atravesar el golfo, se puedan acoger a 61, pues sin Bsta, en cas0 de asaltar un temporal, no tuvieran donde ampararse. De dicha isla surcamos para dicha boca, en la cual nos sobrevino un recio viento y agua que nos pus0 en peligro, per0 logramos saltar en un paraje de grande risqueria, a1 pie de una eminente cordillera, sin abrigo alguno, hasta que soseg6 la borrasca, y hicimos una segunda escala en el puerto de Nuestra Sefiora del Pilar de Caiguitue. Este titulo le puse, donde mandb fabricar otra casa, con el fin de que 10s navegantes tengan este auxilio, pues, estando todo lo interior de esta boca circundado de barrancas y cor(Silleras empinadas, fuera gran desconsuelo no hallar alojamiento. De aqui se dio disposici6n de que se construyese tercera casa, a1 pie mismo dc:I camino de Nahuelhuapi, a cuyo paraje intitule Fuerte Gon.-1-:---3s L-2- l-..L?J ---s^^-..L-:L 1- - 1 - - - l - - s --z: zaga. Y hauieiiuu ue~paciiauu ua~iuuies, st: UG:SCUUIIU la praiiciiaua a i i ~ i p a , la que no intentamos penetrar, porque el invierno lo teniamos muy ripproso, de lo cual se conjetur6 seria de gran mortificacidn cualquier diligencia y no de fruto como en la primavera. En esta virtud ya dispuestos todos 10s preparativos, nos volvimos, per0 acerchndose y el tiempo de emprender nueva jornada me avisa el P. Rector de la ciudad de Castro, c6mo el P. Francisco Xavier de Esquivel tiene prontas dos piraguas para a 10s principios del mes pr6ximo venir a este puerto (Chacao) y comunicar conmigo las disposiciones ~7 medidas que debemos tomar para franquear dicho camino y entrar el Animo de 10s indios”1m. Por el informe del Fiscal de la Real Audiencia sobre 10s papeles y cartas de Garret&, se sabe que en este viaje Garret& dej6 a Esquivel n i r i y”” n n onntin1lai.a ~ la PunlnradAn D i r e p1 P i---..-, wal n AlrhinatP. “nicho “’y‘”’”--””’ --.,--.r __-----I.-. - --__P. Esquivel quedaba en seguir el viaje”. Y a1 fin pone la orden: “Y mandan a1 nuevo gobernador, don Manuel de Castelblanco, que pida a1 padre misionero Esquivel “la relaci6n del viaje que estaba para hacer y la remita a este superior gobierno”. Guell alude a la casa que hizo Esquivel sin nombrarlo: “AI otro lado, del leste, en el rancho, que habia fabricado otro padre el aiio antecedente para este fin, nos alojamos dos dias, dejando nuestros viveres” 181. El viaje de Guell es una narracibn, no un diario, habla de dias, pero apenas hay fechas. El viaje dur6 hasta llegar a Chacao cinco meses y medio, de septiembre de 1766 hasta marzo de 1767. Los viajeros eran el P. Guell, diez espaiioles y dos indios. Desde Castro a RalGn fueron en piragua y en el lago de Todos 10s Santos hicieron una piragua para atravesarlo. Nombra muchos lugares geogrificos y algunos con nombres, que no se usan hoy. Guell no dice, c6mo Garretbn, que 61 pus0 el nombre, sino que dice el nombre como si fuera el usual. -_-^^

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130 ANS. C.G. 710, fs. 134-135. 131 Ibid fs. 139.

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Se resume a continuacibn el viaje y se dan entre pargntesis las explicaciones convenientes. Castro a Chacao, por mar, ocho dias por el mal tiempo, dio misi6n. Con buen tiempo va a Abtao, se levanta el nordeste y s610 pueden llegar a Manao para no perecer. AI dia siguiente sale con norte, llega a Calbuco, tres dias de rnisihn, embarca dos caballos. Sigue a Guar, donde el temporal 10s detuvo dos dias. En cinco horas se traslada a Rallin (Guell dice que asi llaman a1 estuario de Reloncavi: el estero de Rallin). AI llegar a Yate, donde pasan la noche, duermen en la piragua por no perderla. Pasan junto a Marimelihuapi, que son diez islas (Moraleda las llama Merimeli). Llegan a1 fin del estero de RalGn (no llama Guell RalGn a este sitio). AlIi entra el rio Pata (PetrohuB). En el rancho, hecho por el P. Esquivel, deian sus equipajes. Aqui da la fecha 26 de octubre y dice que hace 18 dias que salieron de Chacao. Entran en un bosque, avanzan tres dias. Lluvia. Bonanza. En Nochemala quedan 15 dias sin avanzar. Vuelven a RaIGn por comida. Muchos dias en Nochemala por mal tiempo. Llegan a un cerro alto, que se llama Alto de la 1,uz (Moraleda llama Alto de la Cruz, a un paso que hay alli). Cruzan despuks una llanura de robles y un pangal y llegan a1 rio San Isidso (ZHueiiuhuefiu?), que demoran un dia en pasarlo. En la noche el derrumbe de un cerro del6 el bosque en campaiia rasa en dos leguas en contorno. Llegaron a la laguna de San Mauricio (Calbutuk) de siete leguas en giro. Perdidos entre bosques y cordilleras, hicieron una balsa para orientarse y decidieron continuar por la izquierda. Hallaron un bosque de quilas y en un dia avanzaron cuatro varas, luego llegaron a uno5 cerros tan enredados, que en quince dias avanzaron una legua. DespuBs llegaron a un paraje donde habia unos baiios calientes (Bariloche), algunos dias despuks un rio con un puente (llamaban puente a un Arbol derribado que permitia cruzar el rio) y a poco trecho un cerro, donde se veia claramente el camino. Para orientarse debian hallar una gran cueva. Pronto empez6 a Ilover. Avanzaron ocho dias, hasta que el hambre, la lluvia, la espesura y 10s precipicios les hicierou desistir. Regresan a la laguna de San Mauricio con el designio de fabricar una embarcaci6n y buscar paso por otra parte. Andando por esos desiertos uno de 10s j6venes encontr6 otra gran laguna. Abriendo cuatro leguas de bosque llegaron a la laguna de Todos 10s Santos, no sin antes cruzar un rio y encontrar una piragua podrida. En quince dias hicieron una piragua. Entre lluvias y temporales fueron avanzando hacia el este. Vieron c6mo la laguna de San Mauricio desaguaba en la laguna de Todos 10s Santos. El cuarto dia, a1 salir el sol, vieron el volcAn Guanauca (Risopatr6n da 10s siguientes sin6nimos a1 volcAn, que es el Osorno: Chodhueco, Hueiiauca, Purarrahue, Purahilla, Quetrupe, Pata, Pirepillin, etc.). Vi0 tambih dos ilslas a1 centro de la laguna, a una de las cuales llama La Soledad (la misma que recibe posteriormente el nombre de Las Cabras). Las puntas que forman la angostura de la laguna en la

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parte oriental dice Guell que se llaman San Pedro y San Pablo, luego remata la laguna en dos brazos, uno a1 norte y otro a1 sur: “AI del norte le entra un caudaloso rio, llamado Santo Tomb, y a1 sur le entra el rio Peulla, gran parte del cual navegamos”. En este punto no es claro Guell, porque por el brazo sur entra el rio Blanco y por el norte hay dos rios que entran formando un delta: el rio Negro, que Guell llama Santo Tomb, y el Peulla. Ambos fueron explorados por Guell. Entr6 por el Peulla. Restos de un fuego 10s animaron, per0 a poco hallaron seis indios muertos. A1 pasar, cerro por medio, del Aii6n (Tronador), &e hizo el ruido que suele, cuando pasa gente. Lleg6 Guell a1 ventisquero, que no sup0 explicarse y alli decidi6 la vuelta. Y lleg6 a Chacao a 10s cinco rneses y medio de haber salido. En este final hay una diferencia notable con la carta a Castelblanco, donde dice que vulvi6 a RalGn y que est5 alli el 18 de enero de 1767, y afiade: “El dia que sale (Eusebio Alvarez con la carta), salgo yo con mi gualcapu (bolsa o zurr6n) a 10s Ba5os, a seguir desde donde retrocedimos”. Como dice Guell que volvi6 a Chacao a 10s cinco meses y medio y faltaban casi dos meses para el 15 de marzo, quime deci’r que Guell no cont6 esta vez lo que hizo en 10s dos meses que aGn fnltaban. 2Por qu6 call6 este tiempo de su viaje? JDio con el paso del camino de cabalgaduras? 2No se acordaba de lo dicho en la carta del 18 de enero, escrita en RalGn? Guell hizo una narraci6n y la interrumpi6 o dej6 un cab0 suelto, un continua&, que abarca lo mejor del pleno verano. Sea lo que fuere, no sabemos lo que hizo en esos casi dos meses.

LA HUELLA DE GUELL El viaje de Guell forma en la historia de 10s caminos de Nahuelhuapi una tradici6n singular. Esta se advierte en 10s viajes de Fray Francisco Menhndez y de Josh de Moraleda; tambi6n algunos escritores argentinos mencionan su viaje. Men6ndez hace sentir en su primer viaje la presencia de Guell, porque va siguiendo sus pasos. En el texto del diario alude a 61 a1 mencionar el cuartel, donde dice que durmi6. Per0 en las notas la y 2’ es mis explicit0 en sus noticias sobre el viaje del P. Guell y resume 10s intentos de Guell por Bariloche y por las lagunas. Dice que gast6 seis meses. Conoce que un “derrumbo de tierra y piedras que tenia cegado el rio le impidi6 seguir”. Que preparaba un nuevo viaje cuando vino la expulsi6n de 10s jesuitas. A su vuelta de San Carlos, hablb con algunos de 10s que fueron con el P. Guell y particularmente con el c a p i t h de milicias, don Francisco Silva, que iba de “niiio” del padre Is2. ET curioso que a1 llegar a 10s bafios termales no haga notar que Guell 10s habia 132 Fonck.

0.

c. 192, 205, 210, 247-250.

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hallado, pues dice: “Llegamos a un paraje, donde hay baiios de agua muy caliente’’133.En el viaje a Nahuelhuapi, Guell se detuvo frente a1 derrumbo, sin advertir que era un ventisquero. Menkndez desisti6 del viaje, cuando renunci6 a continuar la bGsqueda de Bariloche y se dio cuenta de que el Gnico camino que le quedaba era el de la laguna de Todos 10s Santos, per0 por estar cerca el invierno, por estar toda la gente enferma y sin poder andar, decidi6 volver. En el segundo viaje Menkndez vuelve a citar a Guell; a1 llegar a Sotom6 dice que Guell lo llam6 Puerto San Luis, habla del rio que subid el P. Guell, cuando volvi6 por causa del derrumbo, que le impidib el paso. Dos veces menciona el derrumbo que hizo retroceder a Guell, a1 hablar de cuando lo vieron sus compaiieros y 61: “Est6 a1 pie de un cerro nevado, del que continuamente se est6 cayendo la nieve. Este cerro estoy para mi que es el Vanquenmay y est6 continuamente tronando, que asi se parece cuando cae un pelot6n de nieve. El derrumbo es colorado y tiene cegad0 el rio, o por mejor decir, el rio nace de su n i e ~ e ” ~ ~ . Josk de Moraleda emprendi6 su viaje a Nahuelhuapi el 13 de febrero de 1795. Alcanz6 solamente a la desembocadura del Peulla. A1 encontrar el 26 de febrero el lago de Todos 10s Santos, habla de diversos exploradores: Mascardi, Laguna, Guell (escribe Huel) y MenBndez. De Guell se expresa asi: “En el aiio de 1763, con el intento de restablecer la citada misi6n (de Nahuelhuapi) y descubrir las inc6gnitas poblaciones de espaiioles y gentes europeas, que por tradicibn se dice hay en este continente sustraidas de toda comunicaci6n con otras, de lo que hemos dicho algo en el anterior diario, intent6 ir a Nahuelhuapi y sus pampas orientales el P. Segismundo Guell, de la misma Compaiiia, por el citado camino de Bariloche, a cuyo efecto lo tal6 de nuevo; pero sin llegar a la laguna ni pampas retrocedi6 a ChiloB. El siguiente a& emmendid con el propio objeto, el mismo viaje o derrota que llevamos en la actualidad por la laguna de Calbutuk y Todos 10s Santos, para ‘lo que construy6 una piragua en la Gltima, cuyos fragmentos se hallaron en el aiio de 92, v tambih retrocedi6 sin conseguir uno ni otro fin de 10s propuestos, iffnorindose el por quk de sus retiradas, habiendo estado en varias ocasiones muy cerca de Nahuelhuapi”’135. Como puede verse, atribuye a Guell lo que hizo MenBndez en el primer viaje a 10s Baiios de Rariloche y el segundo por las lagunas. Aqui ya tenemos variantes sobre el viaie de GuelI. Otra versi6n del viaje de Guell se debe a Basilio Villarino, explorador contemporheo de Moraleda, muerto entre 10s indios en 1784. Fonck dice que Villarino, entre otras versiones recogib la siguiente: “Que no hacia mucho tiempo 10s cristianos vinieron por el rio en barcos chicos, 133 134 135

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La frase es de Cue11 y 10s acompafiantes de Mentndez nada dicen, como si Cue11 no hubiera eonocido 10s Bafios. Cfr. Fonck, 0 . c. pp. 207 y 215. Fonck, 0. C. 230, 266, 272, donde lo nombra dos veces. A.H.M.Ch, XIII, 210.


per0 que se les rompieron en las piedras, por lo que tuvieron que volverse”. Villarino conjeturaba que estos espaiioles venian de Chilob y habian construido sus embarcaciones a1 pie oriental de la cordillera. El rio, entonces, llamado Encarnacibn, es el Limay 136. Estanislao Zeballos, Santiago I. Albarracin, Jos6 Juan Biedma y Guillermo Furlong, dicen que este viaje fue hecho por Guell. Zeballbs en 1878 dice que Guell se propuso en 1766 visitar la misi6n de Nahuelhuapi, construy6 canoas en el lago y descendib por el rio Limay “sobre cuyos saltos de piedra se despedazaron las dbbiles embarcaciones, obligindole a regresar a Chile” lS5. Albarracin, 1886, localiza el naufragio del P. Guell en el gran r6pido de Trafu1l3*, Biedma, en 1909, repite m6s o menos lo de Zeballos 13g. Furlong en 1943 y 1963 dice que lleg6 a1 rio Limay, basado en la opini6n de Villarino, que sabemos que no nombra a Guell 14*. Martin de Moussy dice solamente que lleg6 a la laguna y la recorrib en una dCbil embarcacibn, y sin reconocer toda la superficie, regres6 a Valdivia. Escribia en 1860 Todas estas afirmaciones muestran que la publicaci6n del viaje de Guell es de mucha utiIidad para rectificar afirmaciones hechas sin 10s

fii r. rray rrancisco ivienenaez, con el air0 apoyo uei virrey uei PerG, don Francisco de Gil y Lemos, emprendi6 cuatro viajes a Nahuelhuapi a descubrir “cksares y osorneses”. Emprendi6 este viaje saliendo de Castro el 3 de enero de 1791, y regresando a San Carlos el 14 de marzo de 1791, empleando en su exploracibn setenta y un dias. El gobernador mandb al c a p i t h Andrbs Morales para que hiciera el viaje con el mismo objeto, pero siempre fue a las 6rdenes del padre Menkndez, Cste llevaba un padre compafiero, Diego del Valle. Los viajeros eran treinta personas. Iban en dos piraguas, desde Castro sali6 una y la otra se le junt6 en Calbuco. El viaje por mar no ofrecia dificultad. Fueron de Castro a Calbuco y de alli a Guar, de Guar se dirigieron a la boca del Reloncavi y entraron por el estuario (entonces se decia estero), se detuvieron en Yate y prosiguieron a RalGn. Aqui propiamente comienza la parte importante del viaje. Desde aqui empieza el P. MenCndez a

136 Fonck, 0. c. pp. 196 y 248. 137 Estanislao Zeballos, La conquista de quince md? legzlas, Buenos Aires, 1878, p. 67. 138 Santiago I. Albarracin, E s t d i o s Generales sobre los do5 Negro y Nahuelhuapi, Buenos Aires, 1886, T. I., p. 97 y 11, 620. Fonck, O.C. 183 y 296. 139 Juan Jose Biedma, Atlas histhico de la Repziblica Argentina, Buenos Aires, 1909, p. 26. 140 G. Fiulong, Entre los Tehuelches de la Patagonia, Buenos Aires, 1943. pp. 110-111.Furlong, NicolPs Mascardi y su Carta relacibn. Buenos Aires 1963, pp. 96-98. 141 Martin de Moussy, Description gdographique et statistique de la Confederation Argentiw, Paris, cit. por Alvaro Barros, Tewitorios Federales, p. 262. Fonck, 0 . c. 248.

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organizar todo por cuadrillas: unas se dedican a explorar el camino, otros hacen ranchos, otros caminan cortando la vegetaci6n que cierra el camino. La primera partida lleg6 hasta la laguna de Calbutuk. Alli orden6 el padre hacer soguilla, por si debian ir por las lagunas. Se dividieron en dos partidas, una que se fue a1 lago de Todos 10s Santos y otra a buscar el camino de Bariloche. Los que fueron a Todos 10s Santos, a1 volver dijeron que no se puede pasar por tener el rio saltos, se referian a1 rio que saliendo de Calbutui: iba a desembocar en el lago de Toldos 10s Santos, y en kste hallaron un pedazo de piragua y una tabla de remo. Mientras registraban para hallar el camino de Bariloche, el P. Menkndez se dirigi6 a1 lago de Todos 10s Santos. Describe Menkndez 10s datos para reconocerlo: corre de sureste a noroeste, tiene en medio una isla mediana y otras dos pequeiias. A1 norte se ve un cerro nevado muy elevado sobre un cord6n de cerros que corre de este a oeste. Son un problema estas descripciones sin nombres. Este cerro debe ser el Puntiagudo. Su nombre antiguo es Copi, segiin Juan Mackenna; Moraleda lo llama Bonechemo. Buscaron Brboles para hacer una piragua. A pesar de la Iluvia, del 25 a1 30 de enero, estuvieron trabajando y el 1” de febrero ya estaba hecha. Como el treinta le habia llegado la noticia de que habian encontrado un cuartel antiguo (sitio en que habian dormido), presumi6 Menhdez que alli habia estado Guell en 1766. Habia salido con 16 hombres para la laguna de Todos 10s Santos, ahora se embarc6 con cinco y envi6 10s demL adonde estaba el comandante. A 10s dos dias de navegacibn se persuadib de que este era el camino de Nahuelhuapi, si no hallaban paso por Bariloche. Partib de vuelta y a1 cab0 de dos dias se habia reunido con sus compaiieros para continuar 10s trabajos por Vuriloche. El 12 de febrero recibib la noticia de que a1 registrar un abra que va a1 este, en la quebrada habian hallado unos baiios de agua caliente, y que tenia paso a la otra banda de las cordilleras. ‘‘icon esto se soseg6 nuestro afligido corazbn!”, exclama Menkndez. Desde entonces empezaron a buscar el paso y con cierta melancolia el dia 13: “tiene pocas esperanzas de que ‘ayga’ pase, porque han divisado cordilleras atravesadas”. Fueron muchas las idas y venidas. El 26 vieron el cerro Catedral, que Andrks Morales crey6 una poblaci6n. El 28 empezaron a volver. Habia pensado continuar por la falda del monte, “pero es mucho monte”, dice, “y la gente est6 toda estropeada y descalzos, 10s dias ya van minorando mucho, y por no exponernos a un trabajo y que nos vikramos encerrados entre cordilleras me pareci6 retirarnos”. A pesar de la rapidez de la vuelta, tal vez porque sin las cargas de 10s bastimentos o por tener el camino ya conocido y marcado era mBs ficil. A pesar de todo volvieron registrando, divididos en tres partidas, 10s sitios que no habian alcanzado a reconocer. El siete hallaron una zanja que iba culebreando hacia arriba a manera de 10s caminos que hay en el Perii y Chile para subir 10s cerros, “presumi”, dice, “fuera el camino por donde subian las caballerias”. Estuvo a punto de cambiar

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todos sus proyectos. A las tres partes de la subida se perdi6 totalmente. Sigui6 explorando hasta que se perdib toda esperanza. El 9 llegaron a RalGn. El 10 se embarcaron y llegaron a Castro el 14 de marzo142. El diario del capitin AndrBs Morales es mis descriptivo que el de Menkndez, carece de las observaciones necesarias para seguir todos 10s trabajos, pero en lo menudo describe c6mo hacian 10s puentes derribando Brboles, c6mo debian hacer escaleras en algunas partes para trepar; la vegetacidn aparece mis detallada y es notable como el 26 de febrero indica que ha visto animales, a1 dia siguiente dice haber visto huellas o seiias de haber dormido ganado, la disminuci6n de 10s irboles, pastadas, etc.; per0 a1 fin se ve que faltaban viveres y no se podia continuar. Dado lo ausente de la naturaleza viva en todo el viaje, es conveniente mencionar 10s animales que vieron el 26 de febrero: un ciervo, un guanaco, una cabra de monte, gdondrinas, el pijaro que llaman fraile y otras avecitas, per0 tambiBn muchos mosquitos, zancudos y tibanos 143. En las notas que pus0 Menkndez a1 final de viaje, en la primera, se refiere a Guell con bastante propiedad, o sea que conocia el viaje. Hay que observar que las tradiciones orales de 10s viajes por recuerdos de 10s antiguos y sobre todo porque quedaban personas que habian tomado parte en ellos, es un guia importante de trabajos posteriores. En la segunda nota dice que a su vuelta a San Carlos habl6 con algunos de 10s que fueron con el P. Guell, y particularmente con el capitin de rnilicias, don Francisco Silva, que iba de “niiio� del padre. Fonck subraya la importancia de estos monaguillos, que, ademis de ser Gtiles, cuando grandes, sirvieron tambiBn de testigos, dando noticias de las exploradones en que habian participado, y cita tres: Bste de Guell; Juan de Uribe, del P. Mascardi, y Manuel Barria, del P. MenBndez. Finalmente pas6 el P. Menkndez a ver a1 gobernador para expoiierle que pensaba continuar a1 aiio siguiente y el gobernador estuvo de acuerdo 144. En este primer viaje MenBndez sigue las huellas de su antecesor el P. Guell: empieza por el camino de 10s Baiios de Bariloche y tambikn hace una parte del camino de las lagunas. Andrks Morales dice que volvib a 10s cuatro dias, despuBs de haber recorrido toda la laguna sin encontrar paso, porque, dijo, todo su alrededor era monte muy espeso. MenBndez tenia mucha mBs gente y su informaci6n no era mala, por eso sabia a dbnde dirigirse y, ademis, llevaba gente baquiana, que le era muy Gtil y con cuya responsabilidad podia estar seguro. 142 143

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Fonck, 0. c. 161-250. Diario, que yo el CapitAn graduado D. Andrks Morales, hice en el viaje que de orden del Sr. D. Pedro Caiiaveral Ponce emprendi a1 leste, a la expedici6n de Nahuelhuapi en compaiiia de 10s RR. PP. Fray Francisco Menkndez y Fray Diego del Valle, en el aiio 1791. Museo BritBnico, Add. 17596, copia en MM. v. 208, 254-268. Tambibn en Morla, v. 132. Fonck, 0 . c. pp. 247-250.

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Una de Ias copias del diario termina el titulo diciendo: “sin haber logrado el objeto de mi expedici6n”145. Si el objeto era descubrir 10s Cbares, j a m b lo obtuvo. Si mis modestamente era llegar a Nahuelhuapi, le sirvi6, vi0 la imposibilidad de descubrir el camino de Bariloche o de las caballerias, per0 qued6 con la idea de aprovechar el de las lagunas. Se dio cuenta que 61 podia, en un segundo intento, llegar a Nahuelhuapi. Y a h mBs, pens6 que Guell si hubiera tenido una segunda oportunidad tambi6n habria Ilegado, y por lo menos por el camino de las lagunas Guell estuvo a unas dos leguas de conseguir su objeto. Per0 no hay que olvidar el factor invierno, que se aproximaba, y el factor humano: la gente estaba agotada y 10s viveres. SEGUNDO VIAJE DEL P. MENENDEL A NAHUELHUAl’l En el mismo aiio, 1791, emprendi6 Men6ndez el segundo viaje como una empresa particular, porque se lo coste6 por su cuenta y la de 10s bienhechores. Dur6 este viaje 78 dias y fue desde el 21 de noviembre de 1791 hasta el 6 de febrero de 1792. Sobre este viaje hizo un diado, del cual se conocen varias copias. Sali6 de Castro y regres6 a San Carlos. Llev6 como compaiiero de viaje a1 P. Diego del Valle. Viajaron en dos piraguas y 10s compaiieros fueron mBs de veintiskis. El sargento PabIo Tkllez fue destinado por el gobernador de Chilo6 como comandante de la tropa que acompaiiaba a1 padre, que hacia el viaje con licencia del gobernador de ChiloC, don Pedro de Cafiaveral. Pablo T6llez tambikn 11ev6 un diario del viaje, que se conserva 146. El 9 de diciembre viaj6i de Calbuco a la entrada de Reloncavi. Lleg6 a RalGn el 10. Trasladaron todo el bastimento a Calbutud y necesitaron siete dias. El 17, Pablo TBllez lleg6 a la laguna de Todos 10s Santos y vi0 que estaba la piragua del aiio anterior, a1 dia siguiente ya se preocuparon de hacer la nueva piragua para cruzar el trozo de laguna que 10s separaba de Peulla. E4 24 estaba lista y se embarcaron el 26 en direccih a1 cerro Vanquenmay (que es el Bonechem6 o Puntiagudo). En tres dias cruzaron el lago de Todos 10s Santos. Instalaron un rancho para guardar las cosas y el 31 decidi6 el padre hacer una inspeccih para planear el camino. Dividi6 la gente en tres partidas. El 2, el sargento desde una altura vi0 la laguna de Nahuelhuapi, otra partida que fue por 10s cerros se le juntb y la parte que sigui6 la corriente del rio encontr6 el “derrumbo” del P. Cuell, tomaron por el monte, hallaron unas sefias en 10s Brboles, que presumieron serian las de la gente del P. Guell, y siguiendo hallaron la laguna. la reconocieron v se retiraron. Se coteiaron 10s dos caminos y 145 Fo XI1 1791-22 I 1792). Museo Brithico Add. M5, fs. 53-58, en la copia de Morla 132, son 14 pp. grandes.

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5e eligi6 el que habia hallado el sargento Pablo T6llez. El 4, saIieron y pasaron el derrumbo del P. Guell. MenCndez creyb que ese monte era el Vanquenmay. El derrumbo estL a1 pie de un kerro nevado, del que continuamente est& cayendo la nieve y que est& continuamente tronando, que asi se parece, cuando cae un pelot6n de nieve. El derrumbo es “colorado” y tiene cegado el rio o mejor el rio nace de 61. Exploraron la bajada de la laguna y la encontraron sumamente peligrosa y que sMo se podia bajar “a la ligera y con poca carga”. Decidieron tomar otro camino, aunque se tardara mLs. Bajaron a la playa del rio grande y quedaron tan rendidos como el dia anterior en subir. Tardaron en llegar a la laguna desde el 4 de enero, en que todos la vieron, hasta el 12, en que llegaron todos a su orilla. Desde que habian salido de R a l h habia pasado un mes. En ocho dias hicieron una piragua y el 18 estaba lista, el 19 se embarcaron en ella 26 personas. El 22 encontraron a 10s puelches. Hicieron buena amistad con ellos, se hicieron mutuos homenajes y prometieron volver a1 aiio siguiente con m h gente. No podian estar ausentes 10s CBsares y fue asi: “Nos dieron, dice, caballos que 10s tienen muy especiales y algunos con marca. Presumo que 10s robaron a 10s espaiioles que dicen hay a1 sur, y dicen que han tardado tres meses en el viaje: que andan bien vestidos y no tienen armas, de que presumo que la relaci6n de Rojas no va muy fuera de camino”. El 26 empezaron a volver. El 28 llegaron a1 puerto de la laguna de Nahuelhuapi, subieron la cordillera y se fueron a dormir cerca del rio grande que entra en la laguna de Todos 10s Santos. El 29 bajaron el rio y a las cuatro de la tarde estaban a la orilla de la laguna de Todos 10s Santos. Navegaron toda la noche, “que es el mejor tiempo para navegar esta laguna, porque de dia rara vez falta el viento de poniente y regularmente dura hasta entrar la noche, s e g h lo que he visto”. A1 am* necer llegaron a1 puerto de las piraguas. El 30 partieron para R a l h , pero 10s detuvo la lluvia. A1 dia simiente continu6 la lluvia y mojados y todo llegaron a R a16n. El 2 de fegrero salieron para Chilo6 y llegaron a San Carlos el 6, a las cinco de la tarde ld7. ,c, l2-..,1, -=“a:- uiia Ud Gn nJ LnL&Ln~ALXI nU I L uc A a 1, La copia que ,:lciiia I’ULLA aiiauia L a laguna de ” Nahuelhuapi y el caminiD desde Chilo6 a Nahueliuapi14*. En las dos notas finales dice Men6ndez que en el viaje no se gast6 nada de la Real Haciencla (increible en un viaje ordenado por el Virrey del PerG), y la vuelta a.1 Per& A raiz de este viaje el Gobernador de Valdivia, Lucas de Molina, el 22 de mayo de 1792, avisa a1 Gobernador de Chilo6 que 10s indios pehuenches, por haber abierto el padre un portillo en la cordillera, habian querido matarle y que como saben que va a volver estLn dispuestos para hacer una junta con 10s puelches para dar contra ellos apenas en-

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147 Fonck, 148 Fonck,

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250-317: Diario de MenBnda. 318-335.

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tren 10s de ChiloC y cerrar enteramente el paso que han abierto. Esto lo avisa al gobernador de ChiloC y tambiCn lo ha comunicado a1 Gobernador del Reino, porque no quiere responsabilidades en esta materia. Lo curioso es que 10s pehuenches se reaervaban el derecho de permitir el paso por la parte de la plaza de Valdivia sin poner inconveniente alguno 149. El 8 de marzo estaba en Lima. El tres de abril pas6 a ver a1 Virrey, que encontraba a MenCndez digno de una mitxa por haber descubierto lo lnrrnno I U 'U-"urlu,

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Virrey hacerlo obispo ni 61 habia trabajado por eso. El P. Guardian, que acornpaiiaba a Mekndez, propuso un 'estadlecimiento en la laguna con algunos de Chilo6 y 10s religiosos, per0 el Virrey preferia continuar explorando y que volviese MenCndez cuanto antes. En julio concibib el proyecto de que lo acompafiase Moraleda. Este habia viajado con Menkndez150. La primera vez que habla de 61 el 18 de enero de 1787 no lo hace con aprecio: "Nota: que a1 embarcarme en Tenaun lleg6 un piragua grande tripulada por 18 hombres, a disposici6n de un religioso franciscano, presidente de 10s misioneros de esta provincia, el que viene de internarse por 10s esteros o rios de la costa firme de la cordillera iievada de 10s Andes, en solicitud de la quimdrica imaginaria gran poblaci6n de 10s CQsares; pero yo que siempre he mirado con tedio el tiempo, trabajo y caudal que se consume en semejante indagacibn, asi por lo inverosimil de la cosa misma, como por 10s instrumentos autCnticos que hay y se citan en las historias de 10s reinos del PerG y Chile por el Inca Garcilaso y Antonio de Herrera, autor de las DCcadas de Indias, a quien para escribirlas se franquearon de orden del rey todos 10s archivos del paradero y fin de 10s espafioles que poblaban a la Imperial, Boroa, Osorno, Villarrica y demis ciudades que dentro del siglo XVI de su fundaci6n fueron destruidas por la sublevaci6n general de 10s indios de ambos reinos, 10s cuales impiden dar asenso a tales quimeras, no me detuve a investigar el Cxito de esta expedicih por continuar la mia" I5l. Era entonces Moraleda ayudante de Francisco Hurtado, gobernador e ingeniero, para que reconociera bajo sus 6rdenes todo el archipiklago y levantara su plano. Tampoco Hurtado simpatizaba con 10s ltrabajos de MenCndez como se ve por su carta a Porlier, de Lima a 29 de abril de 178915'2.Fonck dice que posteriormente se apreciaron Moraleda y MenCndez, per0 este viaje propuesto por el Virrey no se realizb. Sin embargo, ambos redactaron una lista de efectos necesarios para la expedici6n a la laguna de Nahuelhuapi. El Virrey, por decreto de Lima, 1" de agosto de 1792, orden6 a 10s ministros de la

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Real Hacienda adquiriese y comprase con interveaci6n del P. Menendez lo indicado en la lista. Ademis el Virrey dio una instrucci6n a1 padre para que continuara el descubrimiento de la naci6n de 10s aucahuincas a orillas del Limay y otros a la parte del sur, s e g h las noticias que le dio el cacique Masquionai. No consulta la instrucci6n mis temas que 10s que aparecen en el titulo. Se le hacia jefe de una expedici6n de hasta 100 hombres escogidos de ChiloQ, armados y pagados a cinco pesos a1 mes ademis de la raci6n. Menendez quedaba con el cargo privativo de dirigir la ex])e El Virre:? 23- . que Llid- biuu inrurrriauu que pueueii ieuuciise vaiias geiiim que tm ~ieiiipos anteriores destruyeron las poblaciones de Osorno y otras. Dispuso el aiio anterior que se hiciera una pequeiia excursi6n a la laguna de Nahuelhuapi, que en varias ocasiones se habia tratado de reconocer sin suceso, y esta vez lo logrb el P. Menendez. Habl6 con algunos indios, que le dieron noticia de otros mis distantes, per0 dej6 de reconocerlos por no hallarse con gente ni viveres suficientes. Por eso ha determinado que de esta tentativa son muy moderados y si - vuelva, que - 10s gastos se reducen estas gentes se lograrin ventajas que recompensarin el trabajo 154. Un papel del Consejo de Indias resume 10s viajes de Menendez, tomindolo de 10s dos primeros diarios. Declara despues de algunas conjeturas que el asunto es digno de toda atenci6n. “Si siempre hubieran tenido 10s misioneros de Chiloe 10s auxilios necesarios en 10s goberna; dores de aquella provincia y en 10s Virreyes de Lima, ya hubieran antes inspeccionado prolijamente aquellos sitios, pues en diferentes ocasiones lo han solicitado y viendo que no lo conseguian han hecho por si solos las exploraciones, a costa de las limosnas que Su Majestad les da anualmente para su manutencibn, y como &as no pueden sufragar a mayores costos, no han podido dar libertad entera a sus deseos. Concluye: “Considere V. E. c6mo podrin asi efectuarse como es debido las cat& licas intenciones de Su Majestad en estos, 10s mis interesantes asuntos y 10s mis recomendados”. Dice que la carta del Virrey confirma y echa de menos la del gobernador que deberia acreditar y autorizar 10s “diarios”, por ser esto propio de su empleo y de su cargo. El documento1 lleva rhbrica, per0 no firma‘155.

153 Fonck, O.C. pp. 345-351. 154 Carta del Virrey del P e d , Francism Gil y Lemos, a1 Marquhs de Bajamar, 20 de agosto de 1792. MM, v. 209, fs. 174, copia de AGI 129 7 19, numeracsn antigua. 155 Papel del Consejo de Indias, MM, v. 207, fs. 348-357 (copia de AGI 115 7 19, numeraci6n antigua).

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TERCER VIAJE DE FRAY FRANCISCO MENENDEZ A NAHUELHUAPI En este viaje Menkndez no s610 cuenta con la aprobaci6n del Virrey, Gil y Lemos, sino que viene bien aviado para su entrada a Nahuelhuapi. El viaje debib hacerse a fines de noviembre o principios de diciembre, per0 la rebeli6n de 10s indios de Osorno, que quitaron la vida a un misionero, retras6 la expedici6n hasta el 9 de enero de 1793, dia de la partida y durb 86 dias, hasta el 4 de abril de 1793. El acompaiiamiento fue el mis numeroso de una expedicibn: iba por compaiiero el P. Diego del Valle, el Capitin Nicolis L6pez llevaba 79 milicianos voluntarios, el sargento Pablo Tkllez con nueve, mis un maestro de piraguas y dos peones: dan un total de 95, incluidos 10s padres. El diario se salta hasta la llegada a Nahuelhuapi el 18 de febrero. Alli enfern6 el P. Diego y lo mand6 de vuelta. Del 18 a1 27 tardaron en hacer una piragua de 18 varas. El 27 embarcaron; las piraguas eran dos. El cacique Mancuuvunay creia que por haber tardado tanto en llegar, como se explicir, era por falta de palabra. Hicieron una excursi6n por el rio Limay. Se disculparon de no poderlos llevar a1 sur, porque el tiempo estaba avanzando y se quedarian sin viveres. Hallaron 10s restos de la misi6n de 10s jesuitas. El 19 de marzo, ya comenzada la vuelta, estaban en el puerto Esperanza, donde debian dejar las piraguas en la laguna de Nahuelhuapi. El 23 llegaron a Rallin, el 25 partieron a Chilok y llegaron a San Carlos el dia 6 de abril''=. Este viaje, ya fuera por el atraso o por reserva de 10s indios, no dio 10s resultados de hallar las poblaciones que les habian interesado el aiio anterior. En la enumeraci6n de 10s viajes de MenCndez kste no lleva nlimero y el viaje siguiente se llama tercero. CUARTO VIAJE A NAHUELHUAPI DE FRAY FRANCISCO MENENDEZ Ademis del diario de este viaje, existen instrucciones del Virrey 157. Esta expedicibn tuvo un atraso notable, la partida tuvo lugar el 8 de enero de 1794 y el regreso el 11 de marzo de 1794. Uno de 10s manuscritos de este viaje en el titulo expresa la finalidad que se proponia el Virrey Gil y Lemos: "Diario del viaje cuarto a la laguna de Nahuelhuapi escrito por Fray Francisco Menkndez . . . comisionado por el Excmo. Sr. Virrey para reconocer 10s aucas y averiguar todas la+ naciones que se dice existir a1 norte y sur de dicha laguna, para poder resolver de una vez sobre la verdad o falsedad de las voces vagas que con tanta

156 Fonck, 157

O.C.

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353-396. MM Y 9Rn

pp.

989-991


variedad circulan sobre su verdadera existencia” Is*. Tambikn el Virrey Gil y Lemos, siempre su protector, le habia dado en Lima 10s efectos que consideraba necesarios y orden a1 Gobernador de Chilok para que aprontase lo demis para el viaje. Los viajeros eran Menhndez y Fray Diego del Valle, el Capitin D. Nicolis Lbpez y 69 milicianos, y 4 soldados veteranos. Menkndez no nombra a Pablo TQlez, con el que se habia disgustado en el viaje anteriorlJS. Moraleda dice que fue. En este cas0 el franciscano se limit6 a callar su nombre. Los expedicionarios iban en tres piraguas. El 25 de enero estaba todo listo para navegar la laguna de Todos 10s Santos. Por fin el 5 de febrero llegaron a la laguna de Nahuelhuapi. El 10 encontraron 10s indios. El afio anterior habian tenido 10s indios sus peleas. En las conversaciones salen 10s huillihuincas o espafioles del sur. Mancuuvunay dijo que un hermano suyo habia estado con 10s huillihuincas, per0 que kl no. El soldado veterano LBzaro Vargas estiivo a1 mismo tiempo hablando con una india que le dijo que acababa de llegar d e 10s huillihuincas, 10s que ya sabian que andaban por alli 10s de ChiloB. Habian dicho que eran parientes, que habian de ir a Chilo6 > que debia ser por mar. Los indios no 10s dejaban pasar por tierra. Con el cacique Mancuuvunay se habl6 de establecer una misibn en Nahuelhuapi y juntar animales vacunos. Las palabras amistosas del comienzo no parece que pudieran justificar un sblido fundamento para establecerse. AI decir que se han juntado a1 sur de la laguna 400 indios y que aun vienen mLs, comenta en su Diario Menendez: “La laguna de Nahuelhuapi se ha hecho madriguera de todos 10s indios que corren las campaiias o pampas de Ruenos Aires, y cuando temen o saben que 10s quieren perseguir se meten en este recinto, bien seguros de que no 10s han de alcanzar”. “Ninguna esperanza dan de que Sean cristianos; antes cuando se les pregunta si lo serin es darles pesadumbre”. En nos dfas 20, 21 y 22 las preguntas sobre 10s aucas y 10s huillihuincas se hacen cada vez mis intrincadas, por las respuestas que reciben. Per0 a medida que pasan 10s dias es m i s cruel la decepci6n. Llama a este sitio: *este portugalete de picaros y ladrones de las pampas”, “porque estamos rodeados de enemigos” “10s enemigos pasan ya de 400 sin 10s que esperan”. El 23 fue un dia muy extrafio. “En todo el dia no parecib indio alguno por nuestro alojamiento. En la tolderia de 10s patagones parece que se mudaron algunos toldos, porque se vieron muchos caba110s y gente que iban hacia la tolderia del cacique Chulilaquin y pegaron fuego a1 pasto en donde tenian 10s toldos. A media tarde se vieron hui mos a la parte del norte sobre un cerro frente a1 toldo de Mancuuvunay y presumimos que fuesen 10s indios que se marcharon de la tolderia. AI anochecer asomb a nuestro alojamiento por el camino que viene del desagiie una tropa de caballeria que venia muy despacio, la que YO 158 Fonck, 159 Fonck,

O.C.

p. 400.

O.C.

D. 402, nota (1).

133


?a bien cerca de nosotros. Luego 10s oficiales formaron ur?stinaron algunos para echar todo el equipaje en las pirap a s , lo que se ejecut6 con presteza, y se embarcaron tres hombres en cado una, con sus fusiles y munici6n para que 10s que estaban sobre Jas armas tuviesen en cas0 de apuro en donde fortificarse. Se dispararon algunos tiros a bala hacia 10s indios, y luego desfilaron por su derecha hacia el norte por la falda de una loma que estaba cerca de nosotros. Se pusieron centinelas avanzadas y la gente estuvo sobre las armas. Vi a todos con bastante Animo y valor, -A las dos y media de la noche, despuks de salir la luna, asom6 gente por la parte del suroeste y uno de 10s centinelas 10s vio, y dispar6 un tir6, y todos se unieron a1 cord6n”. “A las tres y media asomaron otra vez por el norte, y tambikn 10s hicieron retirarse. Despues que amaneci6 fueron tres patrullas a hacer la descubierta, y s610 hallaron muchas pisadas de caballos y oyeron ladridos de perros hacia el toldo dce Mancuuvunay. Presumo que serbn 10s huillicht:s que se irian a barquea r por ahi y que habian hecho alguna maloca a1 Icacique”. 11 1 , 1 1 Dia 24 de febrero. Muy temprano se vi0 en la parte aei esre ae la laguna una gran tropa de caballos que iba del desague hacia el sitio de la tolderia; fueron 10s huiIliches que en cuanto llegaron a sus toldos se marcharon, y pegaron fuego a1 pasto a1 tiempo de levantar 10s toldos como se SLipo despuCs. A1 mismo tiempo lleg6 a nosotros Macuuvunay con su hijo1, diciendo que no habia podido dormir a causa de 10s tiros . que nabiamos tirado a sus caballos, que 10s habia despachado con su hijo y un cona para que estuviesen junto a nosotros por miedo a 10s huilliches: que 10s caballos con 10s tiros se habian espantado y que las balas casi le habian muerto a su hiio, porque una le rasg6 la bota v IP hir i6 el caballo, el que se estaba muriendo. Se le hizo cargo de que 61 eraL el autor de la maldad y neg6 con toda instancia y firmeza, per0 su hijlo confes6 a1 soldado Lorenzo Burgos que era verdad y que habian , . -_-_ -:-1-_ L-lA---1VCIIIUCJ VUIILlLl IIUXJLIUS LlClllLLl y L1G:b LUIUUb, 11U CUI1 L l l l l l l l U UC I l l L l L ~ l l l U b , sino 11levarnos para sus criados. Yo consider0 a Mancuuvunay muy confundiclo sin saber a quikn arrimarse, y asi hace lo que le manda el primer0 que le coge. Los huilliches son muchos, kI tiene poca gente, y cogiendole aqukllos de sorpresa, se ve precisado a condescender ‘con lo que el110s quieran o sujetarse a queda r cautivo de ellos”. Un buen trozo de pelicula del Far West americano no recomendable como experiencia nocturna. AI dia siguiente las declaraciones de 10s indios enredaron tanto las cosas, que la iinica seguridad era partir. Se despidieron de Mancuuvunay y de su hermano Cayeco, como para encontrarse a1 ago siguiente. Dijeron que conservariaa el rancho. Repartieron a 10s dos caciques trigo para sembrar, indicando el tiempo y c6mo lo habian de hacer. Cayeco dijo que “61 siempre tenia el mismo corazbn, que si volviamos contbsemos con el, y si estaba muerto el afio que viene, tuvi6semos por cierto que ia gGl1Lc

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~ O aS ver si en la cordillera se divisaba alguna abra con Animo de registrarla, lo que no se vio”. Aseguraron las piraguas en el sitio acostumbrado: puerto Esperanza, y siguieron el camino a RalGn, a donde llegaron el dia 3 de marzo. La lluvia 10s retuvo hasta el 7, en que par tieion a Calbuco, a donde llegaron el dia 9, y a San Carlos el 11 de marzo de 1794. El gobernador, a quien fueron a visitar ese mismo dia, le pidi6 a1 padre el diario, le prometi6 dirselo apenas lo acabase. El 13 fue a verlo el gobernador, le pidib el diario y se lo dio eomo estaba. n-.. --- -I:-3-1 J:--:1-ur ~ S UUILX que 1la u u a cupla U ~ UldllU I CSLA igual hasta el 23 de febrero y despuks son iguales en la sustancia, no en Ia letra l*O. El 14 de marzo el soldado LAzaro Vargas, que habia servido de intkrprete en 10s itres liltimos viajes, dio un testimonio sober 10s espafioles del sur y su existencia; Cafiaveral pidi6 a Menkndez que expreFara lo que le constaba y lo demis relativo a ellos. Responde Menkndez que lo que dice Varga,spy Io que dice en su diario cofnciden y cuenta * 1’0 que dice en su di&io‘161. no 161. -1 fin $k 1 ”, c.mnomc*rlnr P’”,,,” .n.,:, Esto demuestra quec. hn&n hasta el 10s encantados Cksares “permanecian en la mente de Menkndez con 10s fueros de una verdad jnconmovible. Fonck lainenta este final. Cree que 10s Cksares son muy secundarios en 10s diarios de Menkndez y que 10s menciona por complacer a su jefe, el Virrey Francisco Gil y Lemos. Aqui termina la obra de Menkndez y tambikn el protectorado del Virrey, porque terminado su gobierno toma el Virreinato del Perli don Arnhrnqio Hiswins. nile niinca tiivo ninmina afici6n nnr ChilnC --I

JOSE DE MORALEDA SE ASOMA A NAHUELHUAPI Josh de Moraleda en su tercera salida del puerto de San Carlos, el 13 de febrero de 1795, se dirigib a Carelmapu, de alli a Calbuco, de Calbuco a Guar, y de alli a1 estuario de Reloncavi. En esta salida es en la que menos detalla sus acompafiantes, por 10s alimentos se sabe que son 27 hombres. No nombra indios pricticos, per0 1lev6 a1 soldado LAzaro Vargas como prictico de camino. Iba en las piraguas del Rey: Carmen y Hosurio. El skbado 21 de febrero reconoci6 el estuario de Reloncavi. A1 dia siguiente ve las razones que le permiten viajar hasta Xahuelliuapi, porque no se tiene alin conocimiento positivo de las situaciones local y respectiva de dicha laguna, a pesar de tantos afios de 160 Fonck, o x . pp. 397-435. 161 Fonck, O.C. pp. 437-440. Hay copias de 10s viajes de Men6ndez en Medina: MM, v. 260 y Morla, v. 132, etc.

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misi6n que tuvieron alli 10s regulares extinguidos, que termin6 a principios de siglo, y de tres expediciones hechas a1 mismo lago novisimamente de 1790 a 1794. Esti, ademis, autorizado a reconocer hasta Reloncavi, dar la colocaci6n verdadera es un servicio a1 rey, y ademis su cargo lo autoriza. El 22 lo encontr6 en RalGn. Decidido a hacer el viaje, orden6 hacer soguillas para las piraguas, porque mis adelante no habia maiterial con quC hacerlas. Prepara a 21 hombres para el reconocimiento. Emprenden la marcha. Encuentran un rio, luego el alto de la Cruz, donde halIan la cabafia que habia hecho el afio anterior el P. MenCndez. El dia 26 ven el lago de Todos 10s Santos, un riachuelo que va a la laguna de Calbutud, van a1 dojamiento del P. Mendndez, ven huellas de puma. Dos tercios de milla a1 sur de Calbutud sale el camino de Bariloche, y hace la historia del camino. Cree que el P. Guell hizo dos viajes, como Mendndez, uno para descubrir el camino de Bariloche y el otro para ir por las lagunas, El 27 se dirige a Todos 10s Santos, y en el martel o astillero encuentra tres piraguas, elige la mediana, que estaba en mejor estado, y describe el volcin Osorno. El primer0 de marzo a las 5 de la mafiana suben todos a la piragua y a rem0 se dirigen a Peulla, adonde llegan a las 4 de la tarde. El soldado LBzaro Vargas, que hizo 10s reconocimientos, dijo que nunca habia visto a1 Peulla con tanta agua. Moraleda pens6 que 10s viveres escaseaban, que la estaci6n avanzaba y que era dificil el vadeado del Peulla, adem6s con IO que habia visto, observado y apuntado estaba suficientemente orientado para el mapa que pensaba hacer, por eso decidi6 volver. El 3 cruzan a rem0 la laguna de Todos 10s Santos y a las 8 de la noche estaban en el astiHero. El 4 se dirigen a Reloncavi. Por falta de agua en el camino buscaban 10s palos podridos para aprovechar la humedad. AI mediodia liegan a CalbutuC. El 5 salen para RalGn. Finalmente el 16, salen del estuario de Reloncavi l62, Asi terminan 10s viajes a Nahuelhuapi en el siglo XVIII. Estos viajes son 10s que han dejado huella en la historia, per0 indudablemente por la importancia de esta via de comunicaci6n y por la facilidad de hacer piraguas 10s viajeros deben haber sido mis numerosos. Indudablemente que la exdoraci6n de Moraleda. uor su carPo oficial v uor su ureuaraC

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AHMCh. XIII, 206-220.


EX PED ICION ES OR1 ENTALES

Las expediciones hacia el oriente por 10s estuarios y la cordillera responden a 10s mismos objetivos que las del sur, que es buscar poblaciones de espafioles, o sea 10s mentados Cdsares. En 1620 Juan Fernindez, despuks de haber explorado el camino de Nahuelhuapi sin salir del estuario de Reloncavi, o la boca de Purailla, como dice 61: “hkimos otra maloca y entrada por la boca de Purailla, la vuelta del sur, topamos con otro rio llamado Puelo, navegamos por 61 hasta doce leguas y de alli fuimos a pie abriendo grandes montafias para pasar por la falda de la cordillera, y en algunos pasos tuvimos necesidad de hacer escaleras para pasar; a1 fin encimamos la cordillera y dimos en lo llano; donde caminamos cosa de veinte leguas la vuelta del sur, y un dia cogimos dos indios, el uno puelche y el otro de la tierra adentro, que tenia las narices horadadas como 10s del Perti; 6ste nos dijo que por la parte del sur, hacia el Estrecho, seiialando la otra mar, habia mucha cantidad de indios de diferentes naciones, y que en aquella mar habian visto un navio que habia invernado arrimado a una isla, que 10s indios de aquella isla peleaban con 10s de tierra firme y de ella traian marisco y cueros de lobo; preguntimosle hacia qu6 parte estaban 10s espafioles; dijonos que 61 no 10s habia visto, mas que habiendo ido la tierra adentro hacia el sur, habia dado con unos indios que le dijeron que venian de hacer mita a 10s guincas, que asi llaman a 10s espafioles, y que le dijeron que eran como nosotros; dijimosle que nos guiase, porque queriamos ir en busca suya, y espantado de nuestra determinacidn, se levant6 en pie, que hasta aquel punto habia estado sentado en el suelo, y cogiendo muchos puiios de arena 10s echaba a1 aire, diciendo que 61 guiaria, mas que supi6semos que habia mis indios que granos de arena tomaba 61 en las manos. Preguntimosle que hacia qu6 parte le parecia caia la tierra de 10s espafioles: sefial6nos hacia el sur, de suerte que a nuestro parecer est& cerca del Estrecho de Magallanes; llimase esta tierra Tipayante, que quiere decir nacimiento del sol, y el cacique de ella toma

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el mismo nombre; es la tierra muy apacible y de infinidad de caza, con que nos sustentamos mis de dos meses; hay gran suma de avestruces, y por ser poca la gente con que ibamos, pareci6 a todos 10s compaiieros no pasar adelante, y asi nos volvimos, habiendo cumplido con la orden que me dio el seiior gobernador don Lope de Ulloa y Lemos�1@2. Y estaba trazada la ruta de 10s C6sares y el viaje interminable.

MASCARDI El P. Nicolis Mascardi es un viajero infatigable. Cuenta Carvallo

y Goyeneche que el general Cosme Cisternas Carrillo, despuks de haber clescubierto la isla de Guayquilabquen, situada sobre 10s 47 grados de latitud austral, envi6 a1 P. Nicolis Mascardi con el desipio de descubrir tierras hacia la parcialidad de 10s Poyas, en demanda de una poblaci6n de gente europea, que se decia estar situada por ese rumbo. El P. Mascardi tramont6 la sierra del Corcovado y penetr6 hasta 10s 46 grados. Ha116 un lago con 10s bosques de sus riberas quemados, indicio de haber For alli alffin pueblo. No se intern6 m i s por falta de viveres y por ser corto el nGmero de gente que lo acompaiiaba. S e g h las observaciones y relaciones del P. Mascardi, tiene aquel lago su situaci6n cerca del rio Camarones. Cisternas dirigi6 a1 gobernador la relaci6n y observaciones de Mascardi, y el gobernador gradu6 este negocio por de poco momento, v no se dio un paso m i s sobre estos descubrimientos 16R. El an6nimo iesuita de 1736, nos narra brevemente el mismo viaje: “En 1667 habia hecho una expedici6n a1 otro lado de 10s Andes, y marchando hacia el sur, lleg6 a una gran laguna, situada en el centro de la Patagonia, a 10s 46 grados de latitud�164. Se dice que el P. Jer6nimo de Montemayor, que dos veces en el espacio de veinte aiios habia viajado a1 sur por las islas, aconsei6 a L

a: oriente, creyendo agotadas las biisquedas por el poniente.

FRANCISCO GALLARDO Y DIEGO DE VERA Francisco Gallardo tom6 la iniclativa de cuatro expeuiciones, la a e Mascardi a Nahuelhuapi, llevando la reina y 10s otros cautivos, en 1670, para restituirlos a sus tierras; la de Diego de Vera, que vemos ahora, a1 otro lado de la cordillera, y dos por 10s archipiklagos australes: la 162 163 164

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Medina, Bibrioteca Hispano-Chilenu 11, 256. Carvallo y Goyeneche, Desmdpoidn hist6rico-geogrdfica del Reino de Chile (Colecci6n de Historiadores de Chile IX, Santiago, 1875) 11, 144. Historia de la Compariia de Jeslis en Chile, 1736, 391 nota.

V.


de Jerbnimo Diez de Mendoza, en 1673, y la de BartolomB Diez Gallardo, en 1674. La india cautivada en una maloca en 1666, y llevada a ChiloB, cont6 con la protecci6n de Francisco Gallardo. Agradecida la india a la que por su importancia llamaban la Reina, le cont6 a Gallardo “que muy lejos de su tierra habitaban espaiioles en una isla grande y rasa, que estaba vecina a la mar del norte. Y que 10s dichos espaiioles comunicaban con 10s indios que estbn arrimados a esta cordillera, que es la tierra firme que corre hasta el Estrecho y va a Panam6 y Portobelo, y que pasaban de ella en embarcaciones a labrar minas, que tienen de oro, cuyos granos eran como pepitas de manzanas, las cuales reconoci6 la dicha india comikndolas en Chilok. Y dijo mis, que el lago que ceiiia aquella isla le comunicaba un brazo de mar, que entraba de la del norte; y que aquellos espaiioles tienen en ella marisco de todos gkneros y en particular uno que llaman cholguas, cuyas cbscaras traian 10s indios hacia la tierra de dentro, que es para nosotros habitadores de ChiloB; y que estos espaiioles se sirven de gran niimero de indios y tienen mucho servicio de ellos, y que se aprovechan del ganado vacuno de las pampas de Buenos Aires y que corren hasta el Estrecho; y de la misma suerte de la caballada, que hay en esas tierras. Con estas noticias y otras dispuso el P. Rector, Nicolbs Mascardi, que le remitiese a la ciudad tres personas de las que tenia la Reina en su servicio. Lo cual hice luego a1 punto, que fueron dos indios de edad de hasta veinte p vein& tid6s aiios y un muchacho de catorce para que le enseiiasen la lengua o lenguas, que corrian en sus tierras, las cudes aprendi6 dicho P. Rector en muy breve tiempo . . .� Adembs de estas noticias de la Reina, le dio otras un indio llamado Guenucuquio, de edad a1 parecer de mbs de 60 afios, que m6s para el Estrecho de Magallanes hay otra poblacidn, segiin noticia que tiene de 10s suyos, que hay otra gente poblada con cabellos rubios y ojos zarcos y que se abren corona (tonsura) y que ha pocos aiios que se comunicaban con estos que estbn poblados en la isla referida. Y que a1 indio le parecia que no habria mbs de cincuenta leguas de 10s unos a 10s otros. Gallardo se propuso irlos a buscar entrando con gente unas veinte leguas a1 sur de las islas Guaitecas. Para lo cual despach6 a1 capitbn Diego de Vera con veinte hombres hien armados, con mbs de treinta indios amigos de la reduccicih de Calbuco, con 10s bastimentos necesarios. Para esta jornada tuvo autorizacicin del gobernador Francisco de Meneses. Por las lluvias tan grande. que hubo aquel verano no se pudo conseguir, por venir 10s rios muy caudalosos. Se remiti6 con la gente un indio de 10s de la Reina, llamado Juan Ataulo, para que sirviera de intkrprete con 10s indios de aquellas partes y provincias tan dilatadas. Gallardo pregunt6 a Pedro Rapulga, indio que se habia enviado a Nahuelhuapi, si habia preguntado a Aquillo, el gobernador de 10s indios, quk le parecia esta entrada que pensaba hacer desde Chilok frente a las Guaitecas. Rapulga dijo que si.

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E‘ volviendo a preguntarle que habian sentido 10s indios de aquella jortisda, le contest6 que pasada la cordillera habia infinita gente y inis capaces que Ias que yo enviaba. Aiiade Gallardo otros datos. El gobernador SalatiI era un indio que impedia la comunicacih con la gente perdida; le habia mandado un libro de devocicin, que 10s espaiioles perdidos le habian dado como muestra de amistad, y el libro tenia como ciento noventa aiios (1480,) y Mascardi creia que el libro era de aquella gente perdida. Guenucuquio le habia dicho que hacia cuarenta aiios que habia visto en las tierras de Aquillo el viejo, padre de la Reina, a dos hombres espaiioles, uno de buena edad y el otro como de diecis& afios, y Ilevaban consigo un cacique ladino, 10s cuales pidieron permiso a Aquillo el viejo para “corresponderse� con 10s espaiioles perdidos. No lo permiti6 y pus0 pena de muerte a1 que comunicase con 10s espaiioles perdidos, porque si se relacionaban 10s espaiioles con 10s espaiioles perdidos, sus tierras serian holladas del espafiol. Esta es la raz6n de la increible tenacidad de 10s indios en no permitir que se abriese a m i n o a la ciudad de 10s CBsares, o lo que fuere, porque si tenian espafioles por el frente y por la espaIda estaban irremisiblemente perdidos 165. TTN TAT. MANCTTT A Y RT

P TC)MA.C TATT.T.RRC)TC OM

En un proceso de 1783, result6 de las cinco declaraciones que se tomaron que hacia mis de cuarenta aiios un tal Mansilla, habilitado por Bernab6 Balderas, fabricante de un barco, y por el cura de Chacao, Francisco Barrientos, se habia internado por la cordillera frente a las islas Chauques con :I fin de descubrir 10s CBsares; como no regresase y se ignorase su SLierte, e1 religioso mercedario, de nacionalidad francesa, Fray Tom& Taillebois, emprendi6 una expedici6n para indagar su paradero. Cnmn en qiemnre -__tndac> lnq Pxnedirinnw -.-~ ----- - - miedaha I- - - .- - en __ Chilok - __ - - - iin . sobreviviente de las expediciones anteriores formando una tradici6n implacable. Vivia en Quiquel, se llamaba Juan Barrientos, tenia 99 afios y habia acompaiiado a1 P. TailIebois. SegGn Barrientos, Mansilla en su viaje habia pasado por 10s Chauques, Poyehuapi, Manielmo (Marilmo), Idcochalgua, Madodahue ( Bodudahue). Estos nombres se hallan en el viaje de Menhdez y en la geografia actual. El padre y sus acompaiiantes hallaron la piragua de Mansilla en la confluencia del rio principal con un afluente. Este era el sitio precis0 en que cesaba la navegaci6n. Aqui se qued6 el padre y envi6 a Juan Barrientos y sus compaiieros a buscar a Mansilla. Estos se internaron, siguiendo Ias macheteaduras (es comGn en estos viajes ir dejando seiialada la ruta con I

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1110

Larta de Francisco Gallardo 81 P. Rodriguez de Lecjn, 20 de mayo de 167U. AH51,

Chile 5, 158-161.

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cuchillos, hachas o machetes en la corteza de 10s irboles). Las sefias a1 fin se perdieron. Caminaron tres dias a todo andar, se cansaron y se vieron precisados a volver; antes de p’artir subieron a un alto y vieron “un llano que se perdia de vista fuer a de las cordilleras’’. Perdida la esperanza de hallar a Mansilla y a 10s r*,,,,, u c a a l c a , lCgCaalu11, Estas dos expediciones tuvieron lugar antes de 1743. seghn 10s datos de esta informacih, hecha en Chilob, en San Carlos, el 28 de enero de 1783, por orden del gobernador Antonio Martinez y La Espada, a pedido del piloto Manuel Jose de OrejuelalSg. rnnrnn..rrr--.

AMAT Y LA “HISTORIA GEOGRAFICA E HIDROGRAFICA DE CHILE” De 10s datos que ofrece este estudio, atribuido a1 Gobernador de Chile y Virrey del Per6, don Manuel de Amat, es de inter& por recoger una creencia de ese tiempo, de la cual se hallan repetidas confirma. aei 1 7 rn - - L A 1clones en 10s papeies a e la epoca, y PC n i i ~a i nnrrP mrrecno ut: Magallanes se juntaban 10s oceanos: “Cab0 de San Juliin en la costa Idel leste (48O,44’, 314O, 7’). * . , . Bahia de San Juliin en la costa del leste, es buena y conocida de todas las naciones, que codiciosas de picar en el cebo de las riquehs australes, han conducido sus escuadras a las costas magallinicas y se han visto obligadas a invernar en esta bahia, esperando la ocasi6n oportuna Iiara pasir o por el Estrecho o por el pas4e de M ayre a comerciar o piratear en las costas occidentales de Chile y PerG. Tiene esta bahia buenos surgideros a la parte de afuera y a la de adentro de la barra l--. ..LA:- 2-..L-a- -A. uue le. IIWZ UII U ~ W ut: d l ( ; ~ a .uuc: a L l a V i c a a a U UULa LUA fondo desigual, per0 con las pleamares tiene fondo para toda especie de bajeles. Tiene muy buenas aguas de esteros y arroyos, aunque la del rio principal es --l-l.. - L-- 1 ----L- Llid11 -..-I? -1saiorxe a rnucrias ieguas 110 arriua, saguii iiiiuiiiiauu algunos oficiales de la escuadra de Jorge Anson, que navegaron rio arriba en sus lanchas a m h de 50° y siempre hallaron mucho fondo y agua salada. Conviene esta noticia con las antiguas tradiciones de que por la bahia de San Juliin, es rio o brazo de mar que se interna hasta un gran lago en el comedio de la tierra a la raiz de una cordillera alta, siempre nevada, que esth a1 sur del lago desde el cual paraje se despide un rio grande para el oeste, que desagua en la ensenada de San Guillkn, con el nombre de rio de la Sierra Neva da, porque se duda si su origen es del lago o de las vertientes de la sierira. - . _. “Esta combinacicin de 10s dos mares oriental y occidental por la bahia de San Juliin y ensenada de San Guillen, se ha corroborado con el testimonio de un indio patagh, que ha vivido y conversado familiarmente con 10s espafioles de Ruenos Aires por tiempo de un afio. La 1

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MM, v. 203, 168-153. Cfr. Fonck, ox. 11, 153-154.

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historia de dicho indio desde su fundamento es como se sigue: Hillanse en la bahia de San Juliin, fuera de otros Gtiles lagos de sal que cuajan en abundancia asi por la banda del norte como por la del sur del puerto, efecto que escasea en Buenos Aires, raz6n por que 10s de aquella ciudad han establecido comercio por mar con 10s patagones, navegando cada aiio a comprarles la sal, a conmutaci6n de otros Gtiles que a ellos les fnltan. Con esta ocasi6n consiguieron llevar consigo un indio principal, que clandestinamente se embarcb, sin dar parte a 10s suyos, y enterado en nuestro idioma y religi6n se bautiz6 y tomb el nombre de Juliin. Este indio es de buen talle, color claro y corpulenta estatura, de indole suave y nobles inclinaciones, de manera que todos 10s estilos y policias y ritos nuestros le amarraron bien y se aficion6 mucho a la religi6n y a 10s espaiioles, bajo de cuya amistad fue restituido a su pais, con las mejoras que se dejan entender, este aiio de 1760, a quien su cacique por respeto de 10s espaiioles y dones que le llevaron, perdon6 la fuga. Este indio hizo relacidn, de que por el rio San Juliin hay pasaje a1 mar occidental y que se comunican 10s dos mares, pero por que el dicho pasaje, no esti hoy reconocido por nuestros espafioles, no se figura en este mapa, sino como rio, el que corre a1 oeste de la sierra nevada”167. Los indios son 10s perpetuos sabios de la geografia austral y distribuyen tierras y aguas, espafioles e indios a su antojo, contando con la credulidad de 10s espaiioles desde el Virrey para abajo, y sin darse el gusto de ir a echar su miradita para comprobar la verdad o falsedad del asunto 10s cr6dulos espaiioles. LOS PP. JOSE GARCIA Y JUAN VICURA Los viajes a la cordillera de 10s PP. Garcia y Vicufia constan por carta de Castelblanco, por 10s escritos de Moraleda, por el mapa de Garcia y, finalmente, por el comienzo del viaje de Jos6 Garcia a,l sur, en demanda de caucahues, calenches y taijatafes. La presencia del P. Vicuiia en estos viajes cuenta con el testimonio de Moraleda y con 10s que 61 recogi6 de sus guias que fueron 10s indios. El gobernador de Chiloh, h4anuel Castelblanco, en carta a1 Presidente Guill, de 1”de enero de 1767, se justifica de no haber dado cuenta del viaje del P. Garcia a1 archipielago de 10s Chonos, porque cuando sali6 el padre aGn no habia llegado a Chilo6 el gobernador, y cuando regres6 no lo supo, sino por un aviso del P. Rector del Colegio de Castro. 1’ para dar mis individual noticia pidi6 a1 padre un diario de viaje que remiti6 con esta carta, y que parece haberse perdido, porque nunca mis se alude a 61. La otra noticia que da es que el P. Josh Garcia ‘‘voJvi6 a seguir sus descubrimientos por lo austral de las Guaitecas, el 22 de 167 RChHG, torno 58, n. 62, pp. 312-315.

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octubre”. Fecha que corresponde a1 viaje impreso, que empieza un dia clespu6s, el 23 de octubre de 1766. El informe del Fiscal de la Real Audiencia, Oidor Concha, llama “diminuto” lo que dice Castelblanco del viaje de Garcia y que no es mis que la noticia que dio el P. Rector del Colegio de Castro, por lo que se ve que el diario de Garcia, a que alude Castelblanco, se extravi6 o no lo envi6. El Presidente Guill, en carta de 29 de julio de 1767, urge a Castelblanco para que envie “noticia individual e instruida de 10s progresos de las excursiones y diligencias que se practican para el descubrimiento de 10s secretos de la tierra del Estrecho de Magallanes”. Moraleda da tres testimonios sobre las entradas del P. Jose Garcia a1 Palena y a1 AisCn. “Segfin noticias recientemente adquiridas acerca del estero de Aiskn, dice Moraleda, que todos convienen en que se interna mhs de 10s que esthn a1 oriente del archipielago de 10s Chonos e isla de Chilok, no es esta la primera vez que cuidadosamente se ha procurado indagar su extensi6n y demis circunstancias, pues el afio de 1763, 10s regulares extinguidos padres Jose Garcia y Juan Vicufia, residentes en la misi6n de Kaylin, acompafiados de varios indios de ella y de Silvestre Mariantihue, que hoy existe, vinieron a explorarlo; per0 no hay documento ninguno de este viaje ni 10s citados indios dan otra razbn, sino que llegaron a1 fin del estero que acaba en rios chicos, que tardaron cuatro dias en llegar a dicho sitio (es donde actualmente estamos), que tiene muchas islas y que cerca de la mediania del estero halIaron un baiio de agua muy caliente a la orilla del mar”. Moraleda, en la nota que afiade a sus observaciones del 26 de abril de 1793, hace la siguiente relaci6n: “Varadas en el surgidero hallamos dos pequeiias piraguas de Kaylin, que habiendo pasado a Queilen con el motivo que conceptu6 Yaiia (que 10s indios caucahues habian abandonado la isla de Kaylin para acudir a la parroquia de Queilen, llamados para que cumplieran con el precept0 anual de la Iglesia, est0 lo dijo Yafia, el 24 de abril), entraron aqui de regreso a su isla. En una de ellas est& el indio Silvestre Mariantigue, que, como dije en la exploraci6n de hisen, acompaii6 a 10s exploradores de dicho estero, padres Jose Garcia v Juan Vicufia; inmediatamente lo hice venir a bordo y, preguntado sobre -1

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di6ndolo conseguir de ningGn modo, retrocedieron, dejando formada una cruz, cortada en la ciscara de un grueso arrayin”. En la breve descripcih del estero y rio Palena, dice Moraleda: “La primera expedici6n de 10s habitantes de Chilo6 a1 citado Palena la hicieron el aiio de 1762 10s mismos regulares extinguidos, padres Jose Garcia y Juan Vicuiia, de cuyo viaje no existe documento alguno mis que la tradici6n”. Una informacihn mis, per0 muda, porque carece de explicaci6n, es el mapa que Garcia pus0 a su viaje. El mapa tiene un derrotero que entra por 10s estuarios de Yacaf ( 0 Tacaf) y sale por el canal de Cay,’ y la otra entrada es por Ais&, y corresponde a lo que narra Moraleda. Este viaje por Yacaf, Cay y Ais& no est& en el daje impreso, porque lo Gnico que se refiere a 10s estuarios es el paso por la boca de Ais& per0 sin entrar. El Palena, en cambio, no tiene punteado. Las notas que acompaiian a la edicibn hispanoalemana del viaje de Garcia se refieren solamente a la traduccibn de 10s textos espaiioles del mapa’%.

UN PROYECTO DE ENTRADA AL PALENA, DE JUAN ANTONIO GARRETON El gobernador Juan Antonio Garreth estaba euf6rico en 1762 con unas galeotas que le habia hecho construir el Presidente Guill, y le participa sus 6xitos el 25 de octubre de 1762, y planea un proyecto: “Doy parte a V.S. ( d e ) tener construida una galeota de 17 varas de quilla, la que se halla en estado de echar a1 agua en todo el mes de enero, en cas0 de llegar antes 10s pertrechos que a1 Excmo. Sr. Virrey tengo pedidos, y luego que se verifique su botadura, hago viaje a1 rio de Palena, a la parte del sur, diez leguas del Corcovado, porque quiero desengaiiarme de este formidable rio, que por noticias que me han dado 10s indios guayhuenes, interna mucho a la parte del leste, dejando las cordiIleras atris, y me aseguran haber poblacibn, sin saber quk naci6n sea, y de lo que resultare avisar6 a V.S. “No hay duda, seiior, que ha sido el pensamiento m6s acertado mandarme su Excelencia construir dos galeotas por lo Ctiles que son para la defensa de esta provincia . . .’’Ie9. Hay que observar que este viaje a1 Palena parece que no se realiz6, porque no lo registra Moraleda, que es bien precis0 en rdcoger 10s datos de exDediciones exploratorias v tiene articulo especial sobre el Palena.

Cartografia Hispano Colonial de Chile, 1924, Mapa ndmero 13. 169 ANS, C. G. 710, fs. 128 y v.

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LOS FRANCISCANOS FRAY NORBERT0 Y FRAY FELIPE En 1778 dispusieron 10s misioneros franciscanos entradas por 10s estuarios para hallar la ciudad d e 10s CBsares e indios infieles para ejercitar su actividad misionera. Esta expedici6n estuvo a cargo del P. Fray Norbert0 Fernindez y del H. Fray Felipe SBnchez; llevaron como guia a1 indio de la capilla de Tehi, llamado Nahuelguin, que aseguraba haber visto la ciudad anteriormente. De este viaje hizo una relaci6n Fray Norberto, que advierte que pus0 rumbos y distancias como le pareci6, y Moraleda, que conoci6 el manuscrito, dice que son conjeturales. Entraron por el Palena por la ensenada y rio principal y se internaron hasta su origen en la confluencia donde desde elevados riscos dos torrentes o cascadas de agua se precipitan perennemente e impiden la navegaci6n las muchas piedras y broza de irboles caidos. Talaron parte de un cerro “con Animo de subir a 61 y hacerlo atalaya o vigia para descubrir las campaiias imaginadas; per0 a poca tala se hallaron con 10s principios que son comunes en todos estos piniculos, y la intermiinable cordillera de que son parte mis occidental. En vista de esto, mudo ya Nahuelguin, y demis que se habian ostentado pricticos anteriormente, se decIar6 no haber visto tal ciudad, y a 10s diez dias salieron dirigiendo su derrota a1 sur”. “En cuanto exploraron, hasta la boca de AisBn, hallaron lo mismo que en Palena, y a 10s 82 dias de viaje, regresaron a Castro, donde concluye su relacibn”, dice Moraleda y aiiade: “Me acompaiia en la actualidad el mariner0 Francisco Vargas, que hizo dicha campaiia” l7O. “Ya que tratamos de Palena, no nos parece impropio decir aqui (habla Moraleda), que su estero y rio han sido y aun son, de algunos aiios a .esta parte, famoso objeto de las conversaciones misteriosas de 10s mis de 10s habitantes de la provincia de ChiloB y de la cuidadosa indagacih de algunos de ellos, como lo comprueban las varias expediciones que se han hecho a uno y otro, con la vana solicitud de hallar la inc6gnita ciudad nombrada de 10s CQsares, y de otras gentes europeas, que se supone existen con el nombre de Santa M6nica del Valle, Argiiello, etc., en el continente patagbnico, segGn unos, originadas de 10s espaiioles que poblaban las ciudades de Osorno, Infantes y d e m b que destruyeron 10s indios en la sublevaci6n general de ellos, del mismo siglo XVI en que aquellas se fundaron, y, s e g h otros, por las gentes salvadas de naufrhgios ocurridos en las costas de dicho continente, o por extranjeros establecidos en 61 con miras ambiciosas u hostiles”. Moraleda no Cree en estas fantasias, que, a mi parecer, dependen no de las supersticiones o de la ignorancia, sino m6s bien de la inmensidad de las tierras no exploradas, que son las que por no haber sido estudiadas y recorridas de una vez, siempre estin excitando la fantasia, sin que deje de ser una realidad el temor de 10s ingleses que peri6dica170 AHMCh XIII, 155 y 164.

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mente amenazaban con tomar posesi6n de al@n territorio solitario o de alguna isla estratkgica. La observaci6n de Moraleda confirma la supervivencia de una leyenda con fundamento hist6rico conservada por un pueblo sencillo y fomentada por la autoridad. Moraleda ensaya una refutaci6n de lo que 61 llama cuentos, despu6s de dar el famoso texto de Silvestre Antonio Diaz de Rojas, cuyo titulo es “Derrotero y camino cierto y verdadero desde la ciudad de la Santisima Trinidad, puerto de Buenos Aires, hacia la ciudad de 10s espaiioles que vulgarmente llaman la ciudad encantada o C6sares”; enumera 10s hechos extraordinarios que narran 10s que han viajado y viajan a la pesca en el estero de Aiskn y Tictoc, ya diciendo que hay muchos canales, que se internan grande distancia a1 este y que las corrientes impiden reconocerlos; ya que se oyen tiros de c a i i h o de fusil algunos dias; que se ven veredas como de caminos trillados por 10s montes; que se ha visto una embarcaci6n pequeiia con vela latina navegando entre las islas de Palena. Estas son las cosas que refuta una a una, para decir a1 f i n que para que cupieran las distancias que supone la leyenda, Am6rica meridional deberia tener el doble del ancho que tiene realmente y que las noticias que dan 10s miseros indios con aire misterioso y en paises pobres como Valdivia y Chilok, 10s espaiioles se las creen y todos lucran en dichas expediciones, y se utilizan a proporci6n de su estado y miras particulares que cada uno lleva en promover aqukllas 171. Este es un aspect0 del asunto, pero si uno ve que Virreyes y Gobernadores envian exploradores a buscar estos fantasmagbricos pueblos, y 10s protegen, ayudan y financian, no deja de producir perplejidad a1 pensar que el engaiio abarca de capitin a paje, y que a1 fin todos creen en lo que no deben creer, porque a todas luces es falso.

DIEGO BARRIENTOS, SUS HIJOS Y LAS ENTRADAS AL ESTER0 DE COMAU Desde 1775 Miguel Barrientos con sus hijos Jose, Diego y Dionisiio hicieron varias expediciones registrando Aisen, Palena y otros estuarios con el objeto de hallar las poblaciones migicas e impulsados por !as tradiciones de sus compatriotas. Tenian su residencia en el partido de QuiqueI, a orillas del canal de Dalcahue. Ellos sirvieron de guias a1 P. Men6ndez en 1783 y 1786 en sus entradas por el estero de Comau o Leteu. Y comenta Moraleda, que es el que nos ha conservado estos datos, “sin haber logrado casi en doce aiios de indagaciones otra satisfacci6n que la de haber llegado en la Gltima eon sumo trabajo a ver las grandes pampas de lado oriental de la cordillera, de lo cual hay una muy sucinta relaci6n hecha por el citado religioso”. Las relaciones de 10s dos 171 AHMCh XIII, 154-166.

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viajes son tres, dos de Menkndez y una de Diego Barrientos. Y 10s Rarrientos no s610 acompafiaron a MenBndez en estos viajes, sin0 tambikn en las entradas a Nahuelhuapi1T2. LAZAR0 PEREZ Y SU EXPEDICION SECRETA PBrez era sacerdote, licenciado, y habia sido cura de San Carlos; deseoso de realizar el sofiado descubrimiento fue en persona en 1785 y se pus0 bajo la guia de Francisco Delgado, vecino de la isla de Quendc, que estaba tan seguro que dijo a1 cura que llevara un caballo para la marcha. SaIieron de Castro en una piragua tripulada por 16 hombres, provistos de armas y “municiones de guerra y boca�. Llegaron a Comau, dos hombres vadearon el rio, y ni &os ni 10s dem6s vieron otra cosa que eminencias elevadas, riscos espantosos y bosques de maleza. El prActico Delgado manifest6 su ignorancia. Temeroso del castigo, por querer tomar tierra en Chaulinec para esconderse en el monte, hizo padecer a sus compafieros un fuerte temporal en el mar. Se escondi6, per0 sacado de su escondite fue a parar a la circel, donde pag6 a l g h tiempo su pecado. Se le quiso disuadir a1 dejarlo en libertad, per0 no hub0 caso, se mantuvo en sus trecelm.

FRAY FRANCISCO MENENDEZ Y SU VIAJE A LA CORDILLERA El 11 de diciembre de 1783 saIib de Castro y se dirigi6 a1 partido de Quiquel, donde vivia la familia Barrientos, y alli se compuso la piragua y se buscaron unos mozos. Siguieron la ruta hasta la capilla d e Calen, continuaron hasta las islas de Aiiihue, en cuya capilla se detuvieron, pasaron a Vutachauqui y se dirigieron a la punta de la isla que se llama Conef, puerto bien desamparado. A1 sur vieron Rugnihue y a1 norte la ensenada que lleva para Marilmo, per0 antes de llegar tomaron puerto en Poyehuapi. Pasaron el estero de Cahuelmo y fueron a tomar puerto en Loncochallua. La virazdn, viento constante que sopla durante el dia del lado del mar y que es favorabIe para entrar a1 estero, 10s llev6 hasta el fin del estero, donde continha el rio Bodudahue, y donde por el sur baja el rio Reremo hasta donde llegaron a fuerza de remo. Aqui desembarcaron y enviaron en exploraci6n diez hombres para abrir camino; volvieron a1 dia siguiente, diciendo que el monte est& lleno de cafias, quilas o colihues, robles y laureles. A causa del tiempo se detuvieron siete dias. Salieron por el lado sur del rio a pie por el monte, siguieron su camino por el monte, cruzando rios y barrancos no muy profundos. Cinco dias 10s detuvo la lluvia, continuaron y llegaron a un sitio que 172 AHMCh .XIII, 155-156. 173 AHMCh XIII, 156.

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llamaron La Laja. El rio m6s adelante, el mismo u otro, tenia un salto que ponia miedo. La lluvia 10s retiene y siguen el camino agarrindose a las ramas y Brboles de la ladera para no caer a1 rio, y prosiguen con las cordilleras muy pegadas a1 rio, donde apenas hay, a veces, un llano corto. Para cruzar un rio que baja del sur tuvieron que derribar un Brbol, que es lo que en estos viajes llaman puente y mBs allB habia un Brbol que cruzaba todo el rio, y lo sefialaron para la vuelta. La lluvia 10s detiene y hacen unos ranchitos de cafias con hojas de pangue por techo. A un alerzal le pusieron por nombre Lahual Cruz. MAS adelante suben a la kordillera, por una arbolada ladera no muy espesa. Encuentran huellas de guanacos. Miguel Barrientos con sus hijos subieron a un cerro para orientarse y divisaron las tierras llanas o pampas. Siempre continuaban por la costa del rio. No siempre la barranca del rio 10s favorecia o por lo empinada y llena de Brboles o por estar formada por una ladera de pefias. En este punto unos estaban en reconocimiento, otros en camino con el padre. La lluvia, el aliment0 ya escaso, el estar mojados, todo contribuy6 a que se retiraran y emprendieran el camino de vuelta. La vuelta era ripida, per0 Diego Barrientos y su hermano Dionisio propusieron volver a ver si descubrian algo, y se fueron. Los demBs no quisieron, hacian falta en sus casas. Los que fueron a1 reconocimiento tuvieron suerte: siguieron el camino que habian reconocido y en dia y medio llegaron a1 cerro que se habia visto y de repente se hallaron junto a una laguna. Todo el camino es llano, en algunas partes falta el agua, el rio hace muchas vueltas y en el monte hay muchos alerces. La laguna estB entre dos cordones de cerros, y para pasar una punta hicieron una balsa de caiias secas. Derribaron un alerce, hicieron una canoa y a1 dia siguiente se embarcaron. Navegaron la laguna, unas seis leguas, y en ella hay seis islas. El desagiie les sirvi6 de puerto, y va por entre piedras. Por el desagiie se va a otra laguna, a la que pasaron por tierra Ilana. Siguieron la playa y un cerro 10s detuvo, subieron a lo alto trabajosamente y vieron las pampas. Exploraron el paisaje desde el miradero. No siguieron explorando mis y regresaron para estar en Castro el 6 de febrero de 178 Menkndez envi6 su diari, a L g u u G L i i a u u i , yuG 1u lGiillLiu ai vlliey, y &e con la vista del Fiscal lo aprobb y orden6 dar gracias a 10s misioneros y premiar a los Rarrientos “esperando que continuarian los descubrimientos que presumia serian Gtiles a la religi6n y a1 Estado, y que hecho el premio diese parte. Todos fueron a sus expensas y el gobernador 10s premi6 eximikndolos por dos aiios de las obligaciones de 10s milicianos. Todos quedaron contentos y prontos para otra ocasi6n. Esta se present6 el aiio de 1786 lr4.

174 Fonck, Vinies de Fray Fmncisco MenBnda Cfr. AHMCh XIII, 231.

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la Cordillma, Valparaiso,

1896, pp. 151.


SEGUNDO VIAJE DE FRAY FRANCISCO A LAS CORDILLERAS EN 1786 El 18 de noviembre de 1786 sali6 Fray Francisco de Castro y fue a dormir a Quiquel, la estancia de 10s Barrientos, lugar sefialado para reunirse 10s expedicionarios. Dispuesta la piragua partieron por la costa de Quetalco, Cuquihuil y Calen hasta llegar a Tenaun, donde se les Iinid- el P. Fray Juan Cazo. Sigiieron a la capilla de Afiihue, en 10s cZhauquis, donde 10s detuvo la 111ivia cinco dias y de alli salieron a Ib I:mnta de Conef en Vuta-Chauqui . Continuaron a la boca de Comau, y I)asando Marilmo, llegaron a la caleta de Puchegniche. Como esta caleta sirve de puerto a 10s que van a cortar tablas, recuerda Fray Francisco sus trabajos. Ahi varan las piraguas, forman ranchos para guarecer bastimentos y personas. A estos sitios 10s llaman tambikn astilleros. Las tablas las van a cortar a lo alto de las cordilleras y les cuesta much01 trabajo, prescindiendo de 10s peligros que son muchos. No s610 tienan que subir cuestas y barrancas, sino que tambikn tienen que pasar algunos rios, que bajan precipitados por las barrancas, cuyo paso es peligrosisimo y arriesgadisimo. Cuando menos se piensan crece el rio, el agua les lleva el puente, que es un Qrbol atravesado, y para poner otro se ven no s610 en trabajo sino en peligro. Entraron a rem0 por el estero y a mediodia aprovechando la viraz6n usaron vela y llegaron a la entrada del rio Bodudahue y tuvieron que esperar la media marea para entrar en el rio, y avanzaron hasta el rio Reremo, donde tomaron puerto. Alli hicieron un rancho para guardar 10s bastimentos y uno pequeiiito para que el padre dijera misa con decencia. Quisieron seguir por el camino hecho hacia tres aiios, per0 estaba cerrado con 10s retofios de 10s coligiie:s. Tuvieron que empezar a talarlos v por las sefias siguieron el camino dt31 aiio 83. Llegaron a Lahual Cruz, a1 pie de la cordillera. Subieron lenta mente la primera cuesta, les ponia I------- n ---I--Jcerlus. bru.mruii otra CaUeIld ut: cuidado la mucha nieve que caia d e 1ub montaiias. Bajaron a1 valle, que tiene una llanura cenagosa. Continuaban siempre junto a1 rio, que en esta parte tiene varias vueltas y “saltos que causan miedo el oirle�. Talaron el monte y en dos dias llegaron a la primera laguna del viaje anterior. La canoa estaba en ser (la habiiad dejado alli el aiio 84). Cruzaron la laguna y llegaron a un alerzal bueno para hacer canoas y de un alerce sacaron dos: una de ocho varas y media de largo y la otra de seis y media. En estos trabajos se pasaron cuatro dias. Se embarcaron en las tres canoas y s610 dos llegaron a una playa bien abrigada a la vuelta de la laguna. Aqui da el nGmero de expediccionarios que eran 20. Salieron a buscar la otra laguna, y el viento 10s habia atemorizado y puesto en peligro. Aqui se dividieron para 10s reconocimientos. En el monte empezaron a talar para pasar una canoa a la otra laguna, Se dividieron en tres grupos y en el que iba de exploracibn, que eran siete, fue MenBndez. Empezaron a recorrer la segunda -L.--

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laguna, hasta que el viento les oblig6 a tomar puerto. Continuaron explorando y recorrieron la laguna y pasaron a otra, en la que estuvieron en peligro por causa de un rio. Los cerros negros en nhmero de tres y en figura de torres de catedral, que habian visto en 1784, les recordaron que siempre habian oido decir que estaban a1 principio de una pampa y pr6ximos a una poblaci6n de espaiioles. Por varias razones yuisieron reconocer un incendio y debieron pasar de la tercera laguna a la segunda, donde la corriente del canal les dio qud hacer. A1 llegar a la tercera laguna y ya anochecido comenz6 un temporal tan recio, que “en quince aiios que estoy en Chilod, dice Mendndez, no lo he visto mayor ni semejante. Parecia que se arrancaban 10s Qrboles y que la laguna nos queria tragar, por lo que la canoa se nos fue a pique”. A1 dia siguiente, cuando calm6, sacaron del agua la canoa y fueron a dormir junto a1 desagiie de la segunda laguna. Pasaron a la segunda laguna. Cinco pasaron a ver a 10s que se habian quedado en la primera laguna cuidando la canoa, 10s que estaban desconsolados, creyendo que el padre y sus compaiieros habian perecido en 10s temporales. Se pusieron a explorar una regi6n incendiada. A1 subir un cerro un indio que iba con ellos se adelantb y lo perdieron de vista. La falta de agua les hizo abandonar la subida de un cerro y encontraron un rio silencioso. El indio no aparecia y 10s tenia preocupados. El bastimento comenz6 a escasear y SL dividieron, cuatro continuaron el registro llevando bastimento para cuatro dias, y dos con el padre fueron en busca del indio, que hallaron en la segunda laguna. Se reunieron en la primera laguna y tres fueron a esperar a 10s que se habian separado para el registro, a1 llegar le dieron cuenta de lo que habian visto y hecho. La relaci6n fue breve: ‘Zuego que nos apartamos, bajaron ficilmente a1 valle, y no encontrando mQs que monte quemado, giraron a la parte del norte y por una quebrada del cerro divisaron unos cerros pequefios, el monte bajo, y a1 este una llanura interminable. A la parte del sur de la misma llanura dos cerros colorados frente de 10s tres negros. Bajaron a1 llano y encontraron tres caminos: uno iba a 10s dos cerros hacia el sur, y dos a1 este. Los caminos estaban bien usados, en donde habia estidrcol de caballo, y una cincha %ortida” ya vieja y partida por el agujero del hebillbn, la que cogieron para tradrmela y se les perdi6. Despuds de 10s dos cerros hacia el sur, vikron una laguna que parecia mar (puede ser el horizonte de la pampa, cuando est& claro). Anduvieron un dia hacia 10s cerros colorados, y por falta de agua y temer encontrar gente se retiraron. Habia muchos guanacos y venados y en medio del monte quemado hallaron un venado abrasado del fuego y las astas a medio quemar. Esta fue la relaci6n que dieron”. Entonces emprendieron un regreso sin mayor novedad que el cambio de Gobernador, que se Jlamaba Gobernador Intendente Francisco Hurtado. Mendndez lleg6 a Castro el 19 de enero de 1787. Mendndez entreg6 su diario a1 Intendente Hurtado, despuds de darle verbalmente cuenta de su viaje y le suplic6 que a sus compaiieros, 150


ya que habian hecho su exploraci6n a sus expensas, 10s aliviase como lo habia hecho el gobernador Espada. A 10s tres dias le devolvi6 el diario y en cuanto a la gente le dijo que perdiese cuidado que 10s atenderia. “En virtud de esta palabra le escribi desde Castro, dice Menkndez, reconvinikndole con la palabra que me habia dado, y me respond% una carta tratindolos a todos de picaros, haraganes y otros dicterios, que no les quise decir ni manifestar a ninguno de ellos, por no desesperarlos” 175, La malquerencia del Intendente Hurtado, que dur6 dos afios en tan pomposo cargo, queda en evidencia con la carta que, ya depuesto, escribi6 a don Antonio Porlier: “Por el adjunto testimonio, que lo es de todo lo actuado, con motivo de 10s viajes a la cordillera del P. Fray Francisco Menkndez, en que se manifiesta lo insustancial de estos viajes, con que est6 armando tanto ruido con todos 10s que no ven como yo, 10 pueril de sus empresas que aun de Lima me instaba este seiior Virrey a1 auxilio de estas expediciones, prometikndose grandes ventajas de ellas a1 estado, y yo tengo estos por una apariencia para afingir (sic) mkritos, y en susbtancia examinado y visto el terreno que andan, y el paraje por donde van, es un juego de niiios” lV6. El 14 de marzo de 1794 escribi6 Diego Barrientos a1 Gobernador Pedro de Cafiaveral una breve relaci6n de la expedici6n a la cordillera. En sustancia es lo mismo que ya se ha diclio. Vale la pena decir que se hizo la expedicih a costa de Diego Barrientos, que a 61 se debi6 la iniciativa de la hltima exploracihn, que 10s caminos que hallaron eran cuatro y no tres y finalmente dice: “A 10s cinco dias volvieron en busca del padre, obligados de la necesidad, pues se alimentaron con Iazos y zapatos de cuero que Ilevaban”. A pedido de Caiiaveral, Fray Francisco Menkndez confirm6 la narraci6n de Diego Barrientos JOSE DE MORALEDA Y LOS ESTUARIOS CORDILLERANOS (1793, 1794 y 1795) El Gltimo explorador de 10s estuarios cordilleranos es Josk de Moraleda. Las instrucciones del Virrey Francisco Gil y Lemos le encargan las exploraciones maritima e hidrogrifica de 10s estuarios, canales o rios, su extensidn, calidad del paraje, ubicaci6n de 10s puertos, su capacidad para barcos grandes o medianos y le manda levantar planos. Todo esto en Aiskn, Moya (Quilau), Tictoc, y demis, teminando con la exploraci6n de Comau o Leteu. Enumera todos 10s detalles que debe observar y le ordena usar como medida la vara de Castilla. Le pide un plan0 o carta general, que manifieste !os reconocimientos que haya hecho en cumplimiento de su comisi6n, situindolos en su respectiva latitud y lon175 Fonck, O.C. pp. 52-104. 176 MM, v. 207, pp. 284-285. 177 MM, V. 203, pp. 165-167.

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gitud. Le ordena llevar un diario donde se consignen todos 10s datos que expresa. Tanto del diario como de 10s planos debe trabajar un solo ejemplar que debe entregar a1 Virrey. Y no debe manifestar a nadie documento alguno de 10s que haya trabajado en virtud de la comisih que se le ha dado. El Gltimo articulo nos ofrece un dato de las ideas geogrAficas del Virrey, semejante a las de Amat y a la Historia geo0 crrifica e hidrogrAfica, que ya se ha citado. Dice el articulo: “Finalmente si en la exploraci6n de 10s canales y esteros citados hallase que alguno de ellos presta paso a1 Oc6ano AtlLntico Meridional, ya sea desembocando en el golfo de San Jorge, cuya extensi6n no est& aGn determinada, o en cualquier otro punto de la costa oriental patagbnica, retroceded por una derrota opuesta a la que haya Ilevado, dirigidndose inmediatamente a esta capital� y le reitera el secret0 y que s610 tenga un ejemplar de diario y mapa. Moraleda entr6 por 10s estuarios indicados: Ais6n el 10 de marzo de 1793, Moya o Quilau el 13 de marzo de 1794, Palena el 31 de marzo de 1794, Tictoc el 1� de abril de 1794, Palvitad el l0,de mayo de 1794 y Comau o Leteu el 12 de abril de 1795. En cada uno de 10s estuarios importantes: AisBn, Palena, Tictoc, Palvitad y Comau o Leteu, lleva, ademb de las observaciones del diario, un resumen o breve descripcibn, en que pone en forma critica la historia de ese lugar geogrifico. En sus viajes llevaba dos piraguas, una a cargo de 61 y la otra de su ayudante, el pilotin de la real armada, Josh de Torres, el desto de la tripulaci6n estaba formado por gente de Chilo6 y 10s indios chonos en posici6n selecta por sus conocimientos nhticos como guias prLcticos. Los viajes de Moraleda son viajes cientificos, que se hacen con lentitud, en un tiempo incomparablemente mayor que 10s otros viajes que hemos visto, con buenas ayudas y sin apuro alguno. Para estudiar 10s estuarios y lugares intermedios hizo tres viajes : el primer0 desde el 21 de enero de 1793 hasta el 2 de mayo del mismo aiio, el segundo desde el 11 de febrero hasta el 18 de mayo de 1794 y el tercero desde el 13 de febrero de 1795 hasta el 25 de abril del mismo aiio. Las tripulaciones no es tan fLcil saberlas. En el primer viaje lleva cuatro indios prhcticos: Pedro Yaiia, Antonio y Luis Ayoupa y Manuel Tuba, tres hombres de tropa y 26 marineros, distribuidos en dos piraguas. En el segundo viaje lleva tres hombres de, tropa, 11 marineros en la piragua Carmen y 10 en la Roario. En el tercero lleva 6 hombres de tropa y no dice mis, sino que el total de las raciones es para 27 hombres durante tres meses. Los chonos, aunque van, no son nombrados, porque en estos viajes 10s datos ,de personas son escasos. En el segundo viaje en la narraci6n se dice que va el prictico Pedro Yaiia y el prSctico de la RosuTZu, que es Huefiupal. En el primer viaje se encuentra con Marjantihue, que era un arsenal de datos antiguos, porque se habia criado con 10s jesuitas y 10s habia acompaiiado en sus viajes a 10s estuarios.

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Repetidas veces insiste en que no Cree en las leyendas de poblzciones perdidas, y hasta hace un tratado sobre 10s Cksares y sus expediciones para probar que no existen, a1 describir el Palena. A1 comienzo de esta segunda serie de viajes (1792 - 1795) habla del P. Menkndez y c6mo el Virrey apoya sus descubrimientos y que le da auxilio para su tercera entrada a Nahuelhuapi. En el segundo viaje quiso acompaiiarlo Alonso Javier de OyarzGn con dos indios de su confianza, Antonio Guaquel e Isidoro Callupill~n, para esto se consigui6 una orden del Gobernador para ir en la expedici6n con Moraleda. Moraleda, con bastante fastidio, pide instrucciones para que lo acompaiie OyarzGn, y 10s trabajos que quiere emprender en busca, nada menos, que de cinco ciudades existentes en el citado continente. Expresa que 10s indios que ha pedido que le acompaiien no conocen a1 teniente OyarzGn, y findmente exige orden expresa para Ilevarlos, despuks de haber seiialado 10s inconvenientes. AI fin el gobernador decidi6 que Oyarzlin por s u cuenta hiciera todas las expediciones que quisiera. Si Moraleda no creia en 10s Cksares, kstos eran un fantasma que se le aparecia en 10s sitios mis inesperados. En vista de una carta que le da el Gobernador de Chilok dirigida a 10s Cksares, cuyo sobres'crito dice asi: Por el rey a 10s seiiores espaiioles establecidos a1 sur de la provincia de Nahuelhuapl. Del Gobernador de Castro, Calbuco y provincia de Chilok, exclama: No s6lo creen en estas cosas 10s habitantes de la isla de Chilok y hacen sus pequeiias expediciones para descubrirlas, sin conseguirlo, sino que semejantes noticias son creidas por personas mucho mis sensatas. Y piensa que son la causa del pliego cerrado y sellado que le ha entregado el Gobernador, con el sobrescrito expresado mis arriba. dQu6 puede hacer Moraleda? S610 61 no cree, pero en contra de k l hay Virreyes, Gobernadores, religiosos misioneros, gente de las islas. Es casi oponerse a1 consentimiento universal, que dicen que es criterio de verdad. Jose de Moraleda realiza sus viajes atento a explorar todo lo que interesa a la navegaci6n en Chilok, en la tierra firme continental y en 10s archipiklagos incontables. Emplea largos meses, en estos tres viajes 268 dias, con la ida y vuelta a1 Per& desde 1792 hasta 1796. Su diario va dia a dia registrando toda clase de noticias, ademis de 10s trabajos de sintesis y las notas que aiiade, cuando lo Cree necesario. El no lleva un objetivo, 10s lleva todos. Por eso averigua de quien puede las noticias m i s fidedignas. Se informa con 10s chonos, con 10s pricticos, recoge como todos la tradici6n de 10s antiguos viajeros, recorre todos 10s sitios, es prolijo en la observacidn, y en sus diarios consigna 10s datos. En sus conversaciones con 10s guias y 10s prbticos se le ve entre ir6nico e incrkdulo,. pero, dado el caricter, sobre todo de 10s indios, se guarda de ponerlos 178 AHMCh XIII, 1-263 (Ai& XIII, pp. 72 ss., Moya XIII, pp. 137-140, Palena XIII, pp. 152 ss., Tictoc XIII, pp. 174 ss., Palvitad XIII, 187 ss., Comau XIII, pp. 232 ss.1.

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desconfiados, aunque a veces no les crea nada, per0 como se deja llevar por ellos, uno tiene que dejar de creer en su incredulidad. Moraleda con su sabiduria y su espiritu critico, a1 fin de cuentas, es un exponente de la tradici6n y hasta del refrin que mis sabe un loco en su casa que el cuerdo en la ajena. Y a1 fin de la sabiduria prictica del chono y del chilote mestizo o espafiol y de la teoria del marino gra. duado, educado en las escuelas de niutica, sale un retrato de Chilok ealista de la pluma de Josk de Mora-


EL CAMINO A OSORNO

El camino de Chilok a Valdivia venia a aliviar parcialmente el aislamiento, porque la comunicaci6n mis eficaz habria sido vincularlo directamente con Concepci6n. En el siglo XVIII la Junta de Poblaciones contribuyb en forma extraordinaria a la multiplicaci6n de las ciudades en toda la extensibn del pais. El problema de las ciudades destruidas en el siglo XVI estaba todavia vivo, porque fuera de Valdivia, las demis, Osorno, Villarrica, Santa Cruz de Loyola, Imperial y Angol, continuaban destruidas, a pesar de al$n esfuerzo por restaurarlas como en el cas0 de Angol. La Junta de Poblaciones resolvib repoblar Osorno para abrir la comunicacibn entre Chilok y Valdivia a travks de las tierras de 10s indios cuncos, que se oponian, previo informe del gobernador y cabildo de Chilok sobre seis puntos: dEn quk paraje ponerla: en la costa o mis hacia Ia cordillera para resguardarla del enemigo de Europa? dQuk nGmero de familias podrian salir de Chilok para poblarse en Osorno voluntariamente? Para esto convendria convocar a cabildo abierto a todos 10s vecinos, dindoles a conocer que a cada poblador se le dria solar para casa, chacra y estancia, proporcionada a sus necesidades. Si la empresa debe ser militar, dbastarian las fuerzas de Chilo6 o seria necesario que las de Valdivia contribuyeran hasta Rio Bueno? ZSi seria conveniente fundar otra ciudad a1 norte de Rio Bueno, frente a Osorno? dC6mo se podria asegurar el camino y la comunicacibn y comercio con las provincias vecinas, librando su trinsito de riesgos de indios? Firma el gobernador Doming0 Ortiz de Rozas, el 11 de diciembre de 1752. El 3 de febrero de 1753 el gobernador de Chilok, Antonio N. de Santa Maria, convocb a cabildo abierto a 10s seiiores Ignacio Vargas, corregidor de la ciudad de Castro; Jose Diaz, alcalde ordinario; a 10s

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regidores Juan de Loaysa Fernando G6mez y cuatro cabildantes mis, que presentaron su opini6n por escrito: La ciudad deberia fundarse en el mismo sitio para restaurar el honor de las armas espaiiolas agraviadas tanto tiempo por el infiel, aunque seria necesario hacer un fortin en la boca del Rio Bueno, donde acogerse en cas0 de ataque y desde el cual comunicarse con Chilok con piraguas. De Chilok podrian salir a poblarse en Osorno unas cuatrocientas familias. A la empresa hay que partir con las armas en la mano por la ferocidad de 10s cuncos y su odio a 10s espaiioles: “para cuya empresa no hay en esta provincia otras armas que nuestros pechos, 10s que ofrecemos de nuevo para conseguir el expresado fin”, siendo necesario, coiicluyen, que se les provea de municiones y armas ofensivas. Y creen conveniente que salga de Valdivia un destacamento volante para que sirva de freno a1 enemigo por la otra banda de Rio Bueno. En cuanto a la otra poblaci6n, al frente, en Rio Bueno, no pueden responder hasta conocer el sitio. En Chilok hay familias suficientes para poblar en Rio Bueno, pero, agregan, que abierto el camino de Osorno, “seri necesario el rigor de la justicia para que no se despueble la provincia”. AI fin dicen que nada puede efectuarse en la poblaci6n y camino, si el Rey no paga cuatrocientas plazas, a1 menos por veinticinco aiior;, familias. En cuanto a la apertura del camino a travks de una gruesa montaiia, se obligan a hacerlo a su costa, contribuyendo con viveres para la gente pobre. El 5 de febrero de 1753 concurrieron a cabildo abierto en la Casa Diputada 10s seiiores eclesiisticos: el cura de Chacao, Dr. Pascual Ruiz; el P. Fray Marcelino Narvhez de la Merced; el P. Antonio Fridl, Rector del Colegio de Castro, v todos estuvieron de acuerdo con el parecer del cabildo. El mismo dia informan 10s vecinos feudatarios del cuerpo militar de la provincia, de acuerdo con el cabildo, y son el maestre de campo Mateo Abraham Evrard, el capitin de infanteria Bartolomki Carrillo, el capithn Bernard0 Cruzat, el teniente de caballeria Isidro de Vera, el teniente de caballeria Alonso Pascual Marin y el alferez de infanteria Martin L6pez de Gamboa, y responden a 10s seis puntos con-

179 ANS, C. G. 710. Abraham de Silva Molina, Historia de Chi’oS IV, 174-176, en ANT, F. V. 141.

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AMAT INTENTA ABRIR E L CAMINO A OSORNO DESDE SUS EXTREMOS Cuenta Carvallo y Goyeneche que Amat se propuso la idea de descubrir la arruinada ciudad de Osorno y abrir las comunicaciones entre Valdivia y ChiloB. Decidi6 una doble expedicihn, la una desde Valdivia, a cargo del teniente coronel don Juan Antonio Garrethn, aragonks, sargento mayor de la plaza de Valdivia, y la otra mandada por el gobernador de ChiloB, Antonio Narciso de Santa Maria. Orden6 a Santa Maria que en enero de 1759 fuese a reunirse con Garret6n en la parcialidad de Puracavi, distrito de la antigua Osorno, que ya tenia tambiBn la orden de marchar a1 mismo sitio desde Valdivia. La orden lleg6 a ChiloB con seis mesa de atraso, y Santa Maria nada sup0 de la operaci6n conjunta. Garret6n sali6 de Valdivia en diciembre de 1758 con cien hombres de tropa veterana y treinta de milicias. Para proteger la retirada de este cuerpo de tropa, mand6 el gobernador hacer un fuerte en Huequecura entre 10s rios Angachilla y Rio Bueno, que pus0 a las 6rdenes de Francisco de Luque. Garret6n se estableci6 en la orilla norte del Rio Bueno, en la parcialidad del cacique Inayau, que con trescientos indios escogidos era aliado de 10s espaiioles. Para aguardar a Santa Maria deline6 un fortin de campaiia dedicado a San Fernando, y tambibn para asegurar el paso del rio por esta parte. Llegaron, entonces, Paidil y Catillanca, caciques de la parcialidad de Puracavi, para ofrecer paso franco por sus tierras a 10s espafioles y cumplimentarlos por su Ilegada, per0 en realidad iban a reconocer las fuerzas espaiiolas y preparar un ataque con conocimiento de las fuerzas espaiiolas y de sus posiciones en el lugar. Garret6n no se dej6 engaiiar y por eso estaba prevenido, cuando esa noche le atacaron con cuatro mil indios, que Iucharon hasta el amanecer y se retiraron con pBrdida de quinientos noventa de 10s suyos. Por un herido se sup0 que todavia tenian tres mil hombres de reserva y que estas fuerzas eran las de todas las parcialidades de Rio Bueno, Osorno y Cunco hasta ChiloB. Informado el gobernador de Valdivia, envi6 refuerzos, per0 en la junta de guerra, por emulaci6n, dice Carvallo, hubo quien propusiera la retirada del escuadr6n y la destrucci6n de 10s fuertes de Huequecura y San Fernando, Se aprob6 y se dio orden a Garret6n de abandonar la empresa. Este resisti6, porque lo habia ordenado el Gobernador del Reino, a quien, incluso, suponia en viaje a Osorno. Per0 el gobernador de Valdivja sostuvo su opini6n y la retirada se verific6 el 17 de febrero de 1759. Se frustr6 la expedicibn, que sin duda se habria logrado su fin ese verano y pag6 esta resoluci6n el cacique Inayau, porque a 10s cuatro dias Paidil y Catillanca pasaron el Rio Bueno con un grueso escuadr6n y una"madrugada le asesinaron en su choza y pasaron a cuchillo toda la parcialidad aliada de 10s espaiioles. 157


Esta operaci6n demostrci que a h no estaba preparado el teneno para resucitar a OsornolW. OTRA VEZ SOBRE EL CAMINO DE OSORNO El Gobernador y C a p i t h General del Reino de Chile, en auto fechado en Santiago a 10 de octubre de 1763, orden6 a1 gobernador de Chilok que remitiera a la Capitania General las 6rdenes generales que tuviera para la apertura del camino de Osorno y el dictamen para justificarlo de 10s oficiales de su comando, del cabildo de la ciudad de Castro y 10s principales vecinos de Castro y Chacao, seiialando la facilidad de la empresa de desalojar y dejar libre de indios el camino de Chilo6 a Osorno. El 15 de marzo de 1764 el gobernador de Chilo6, Juan Antonio Garretdn, convoc6 a1 cabildo y principales vecinos para que de c o m b acuerdo dijeran por quk se habian obligado a prometer en febrero cle 1753 hacerse cargo d e la apertura del camino de Osorno, utilidades y alivio que podian resultar en beneficio de la provincia de Chilok en Io espiritual y temporal y todo lo que pareciera convenir a1 asunto. Y el mismo dia cit6 a una reuni6n fijada para el 26 de marzo en las casas de su morada, en Chacao, a 10s militares. Ambas reuniones se verificaron, la del cabildo el 20 de marzo, y la de 10s oficiales el 26, como estaba acordado. Ambas reuniones contestaron a1 gobernador por escrito lo que se pedia, y su pensamiento fue el siguiente: el cabildo dice que habiendo permitido el rey que se abriera el camino, reduciendo a 10s indios cuncos, y que siendo el proyecto tan importante para la provincia de Chilo6, ellos habian prometido hacerlo a su costa, poniendo peones, viveres y d e m b cosas necesarias, con tal que el rey cooperase en la forma pedida, para resguardo de sus personas y vidas. Afiade que nada se puede hacer en r a z h de la escasez de recursos que se siente en la provincia por la falita de navios. Sin el auxilio de Su Majestad s610 habria p6rdida de vidas sacrificadas a manos de 10s indios. Y si 10s indios esthn de guerra habria que hacerlo con las armas en la mano, y en Chilok no hay ni fusiles, ni p61vora, ni balas. Y termina el documento del cabildo manteniendo la promesa de 1753 en la misma forma. Los oficiales en su respuesta insisten en el interks para la provincia por el aislamiento en que viven, llegando 10s navios una vez a1 aiio y a veces pasan mis sin que se les vea. Consideran que la expansi6n de la poblacibn de Chilok deberia verificarse hacia el norte por el camino de Osorno, que por 61 podrian acudir a centros donde poder trabajar; en suma, aislamiento, crecimiento demo180

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Vicente Carvallo p Goyeneche, 300-301.

Descripcih

hist&nco-geogrdfica del Rein0 de Chile 11.


grifico y falta de trabajo. Por eso t a m b i h estin por la afirmativa y mantienen la promesa de 17531m. CASTELBLANCO Y EL CAMINO DE OSORNO POR EL MAR El Gobernadc iuel de Castelblanco, en carta de 7 de enero de 1767, iiiiuiiiia aI rrGaLudnte del Reino, Antonio Guill y Gonzaga sobre todo lo referente a1 camino de Osorno, porque &e, como sus antecesores en el cargo, volvia a interesarse en el tema. Castelblanco le envia lo que sobre el camino habian escrito 10s gobernadores de Chilo6, Antonio N. de Santa Maria y Juan Antonio Garretbn, y agrega clue las mismas ideas mantienen hasta su tiempo 10s moraidores de Chilob. Y concluye #conla iniciativa, que ha tomado de intentar el camino por mar y por Rio Bueno hasta Osorno, y dice: “pareci6ndome que por mar se pueden investigar mejor 10s secretos de esa tierra, dirijo una piragua a Rio Bueno para que se inquiera lo que condujese a este fin y espero noticiarlo a Vuestra Seiioria por ser lo Gnico que conceptiio riecesario y que podrb afiadir a 10s citados informes”. A n 91 Mis e,pvnc;.,n vnrllltQ Dl mnhnvn,,Anv A.n., Ph;l& ., L u i)u de marzo de 1767: “Anhelando a dar cumplimiento a la orden de Vuestra Seiioria :sobre que informase por donde fuese mis ficil intentar la apertura de camino para la antigua despoblada ciudad de Osorno. y desde alli a la plaza de Valdivia, cuyo proyecto ha promovido nuevaA - x 7-----.- p_,.”l 1,- IC..,.-.C,”,,. mente el celu- uc v Ut:>Llit C,.Z,.“!* OCllUlld, -.I~ t ::-.C,...--A,. llllulllliluu qut: ~~~ILtjl‘la de Maullin y partido de Carelmapu se han hecho en otros tiempos varias tentativas sobre este asunto, sin que hayan producido efecto favorable, discurri que permitiendo el Rio Bueno entrada, se allanarian las dificultades que hasta ahora se ofrecian. Y en este asunto resolvi habilitar una piragua, que fuese a este reconocimiento, lo que se ejecut6 el dia 19 del pasado mes de febrero que salib de este puerto encargado de esta diligencia el alf6rez reformado Juan Antonio de Olavarria, quien llev6 las instrucciones convenientes con todo lo demis necesario para el viaje. Peso no habiendo regresado hasta lo presente me deja con el desconsuelo de no poder anticipar la noticia, y con el cuidado por no saber su paradero; aunque conjeturo por 10s tiempos que tuvieron favosables para la bajada, puedan haberse propasado a1 puerto de la plaza de Valdivia. Para salir de esta duda he resuelto, viendo que avanza el tiempo, habilitar nuevamente otra piragua, que salga costeando desde este puerto hasta el de aquella plaza, y vaya reconociendo todas las caletas clue se ofrecen en el intermedio, a fin de que si por alguna 1 contirigencia hubiera peligrado la tripulaci6n) la recojan y conduLzcan a este Imerto, o a lo menos se solicite adquirir algGn indicio de :su desn L - --..l:A-1- l - - :.-2:-.. 2 - 1- - - A ---:L- A - P esrw --IIW lit: viiiiuw ut: iwb iiiuiub ut: ia I G U U U ~ l U I I uf: ualbuco, tino. rara ‘ICli)l”U

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181 ANS, C . G . 710. A. de Silva M., Histo~ia de Chilob IV, 232-233.

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y aunque me han ofrecido que irhn, supuesto que se les ha de pagar. Ignoro hasta lo presente lo que pedir6n y qu6 m6s condiciones pondrin. Y segfin lo que reconozco, recelo Sean tales, que se frustre la diligencia”. El 15 de julio el capitin general Antonio Guill remite a1 Virrey Amat un informe sobre lo que ha hecho Castelblanco para la apertura del camino de Osorno LAS EXPEDICIONES DEL GOBERNADOR INTENDENTE DE CHILOE Durante el agitado gobierno del primer intendente de Chilo6 se realizaron dos expediciones, que 61 mismo narra en carta a1 Marqix6s de Sonora, de 6 de septiembre de 1787. Cnmipn7a

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“Emprendida, pues, la exploraci6n del monte y tomadas todas las precauciones para asegurar la retirada a 10s cincuenta hombres, que iban, estuvieron tres meses talando por un monte o bosque de Qrboles y cafias tan espeso, que apenas adelantaban dos cuartos o tres de legua a1 dia, y habia muchos dias que no ponian 10s pies en el suelo, porque 10s troncos y raices de estas cafias, arbustos y Qrboles forman tal enrejado sobre la superficie de la tierra y tan tupido que no llega la huella del hombre a1 suelo. Asi caminaron tres meses sin hallar rastro de hombre, sin ver otr:i s aves que “goras” bastas, ni otros animales que cerdos alzados, pero hiabiendo errado el rumbo fueron a dar a una crecida laguna de longitud I de siete leguas formada por las nieves derretidas da la cor2 - D -_-- / L A - ____L---\ 12 - --L..__ clillera del -.-l-Lvuicaii uc naiicu (iiuy r u y c i i u e / , que ie ua bu uumuIe, y habi6ndola dejado a la espalda, siguieron siete leguas mis adentro a buscar las pampas o descampadas de Osorno; pero fue en vano, pues nada hallaron, ni vieron mis de lo ya dicho, y faldndoles 10s viveres y bastimentos, pues 10s habian de llevar hombres, porque acemilas no podian andar por alli, lo que con el mal piso y suma distancia tardaban dieciocho y veinte dias en Ilegar, y se habian ya comido la que conducian, dejando escondida mucha ‘parte en el camino para mantenerse a la vuelta, otros tenian miedo y se escondian en el monte, comi6ndose 10s viveres, y otros escondian la carga y se volvian con Bnimo de robarla despuks, y asi con necesidades y furiosas hambres, viendo errado el rumbo retrocedieron aquellos primeros y concluy6 su expedici6n de tres meses de trabaios, en que no bastaron cuantas advertencias Y esfuerzos les hice, dice el Intendente, para que el miedb no les hiciese torcer 10s rumbos, sin lograrse otra cosa que cerciorarse de lo inhabitad0 de este campo e inmediaciones de Maullin, Carelmapu y Calbuco”. E 2

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ANS, C . G . 710, fs. 66-67 y 91-92.


Como no existe narraci6n paralela de este viaje, es poco lo que podemos saber, porque el Gnico dato precis0 es el que se refiere a1 lago Ranco y a1 volcin Puyehue. “Salieron segunda vez, dice Hurtado, cuya expedicih dur6 dos meses, guiados por un plano o carta en limpio, que les form6 para su gobierno, y con las advertencias correspondientes, y en efecto, siguiendo el rumbo norte y noroeste, que les encargu6, encontraron con la caja del camino antiguo y el lado del rio, desde donde empezaba la caja, por donde antiguamente transitaban carretas. Esta la siguieron cortando las caiias, que han nacido y, luego que anduvieron algunas leguas, tuvieron miedo Y la deiaron a la izquierda, inclinindose a1 este, per0 irimediatamente y de improviso se encontraron en las pampas y pasaron U n arroyo que nace de un mananti a1 inmediato a1 punto, donde salier(in a1 descampado, y va a pasar pc)r el mismo Osorno, que estaba a la :--A2- - l l - -. U- I II- LS-L- L~- I I L ut: 2- __ut: ellus, y ~: ulia legua y media, segiin unas arboiqulelua ledas frutales que vieron, y las demis sefiales del arroyo, no haber poblacibn, humo, ni huella humana, con las demis que conservan de sus abuelos, que siendo tanto el horror que la supersticidn de 10s indios tiene a aquel terreno, no admite la menor duda era 61”. Y agrega despu6s la necesidad de que vengan tropas de Espaiia para llevar adelante la empresa Este viaje, sin lugar a dudas, pese a tal cual diferencia, es el qus se titula: “Diario que hizo el capitin don Pedro de Mansilla, cuando fue a la expedici6n del camino de Osorno, en el aiio de 1787, que por enfermedad del piloto que llevaba form6 dicho diario el dia 11 de mayo, y es como sigue”. En este diario el primer mes es el de mayo del 11 a1 30, y aqui pasa a1 1” de julio. Seria mis 16p.ico uensar w e el 30 es de junio, y asi nada falta. Per0 el documento est6 asi. Huriado dice que les dio un mapa o plano, y Mansilla no lo CJita. Mansilla no se destaca por su dulzura a1 e ncargar a1 cab0 Mateo 1 _..___ -Ojeda, que con cuatro hombres se lleve a1 piluru (cuyu Iiumurt: I I V dice) “vivo o muerto”. No se puede saber muy bien el recorrido, poryie no usa nombres. La primera vez que Cree que ha descubierto el camino antiguo es el 19 de mayo. La mayor dificultad era el paso de 10s rios que cruzaban, echando troncos a1 rio y, cuando eran muy caudalosos, en balsa. Los viveres, como en todas estas expediciones a pie, obligaban a salir de viaje en su busca, porque podian llevar poco consigo. Otro impediment0 eran las caiias, quilas, que debian talar para avanzar. La h v i a tambikn les retrasaba el viaje. Las primeras huellas de vida :as hallaron el 3 de julio a1 hallar un sitio en que habian hecho fuego, lo mismo el 5. El 14 de julio hallaron el antiguo camino macheteado. Siguiendo las macheteaduras, fueron abriendo el camino. A1 dia siguiente se cumplieron tres que no comian por falta de bastimento, y a pesar de _I__

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183 MM, v. 200, fs. 243-255.

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que trajeron muy poco para continuar, siguieron adelante para descubrir. Recibian cada veinticuatro horas un cachito de harina. El 16 vieron que el camino seguia tre!s rumbos en direcci6n norte, noreste, este; de;< chaba quebradas, una CI imbre y su monte llano; no tiene arroyo algunc3. L , 1 , . , 1," L"l.i, L..,ll-4 . Ese dia a las cuatro de 1,la +,..a, LaluG llallalull ralllraJ,llaula iiuciiaa de perros, de gente y ranchitos. Las pampas son dt: una yerba llamada Chupalla y de un pasto largo, de nombre Lango. Vieron tambikn hojas - - IXIIWUS - -1- - -y- ss -- IGW de frutilla y manzanos chicos; el 17 recorrieron IUS raron por no ser sentidos de 10s indios ni llevar orden para ello. Mansilla resume: "El camino que encontr6 es muy antiguo e infiero ser de 10s espaiioles, donde transitaban para Maullin. Regresaron dejando marcas en 10s Brboles. E1 19, por segunda vez, se hallaron tres dias sin comer. A la vue1ta 10s acompaiiaron las Ihvias, las nieves y el granizo. La distancia recorrida la median con un cordel de 80 varas, per0 el 19 se cort6 el cordel y qued6 de cuarenta varas. 3-

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anduvieron 394 cordeles de 80 varas y 692 de 40 varas, o sea, 59.200 varas. Y termina Mansilla: "Por lo expresado de 10s cordeles, se sacarh las leguas" lS4. MAPA DE OLAGUER FELIU Y PUSTERLA DEL CAMINO DE OSORNO POR LOยง RIOS El mapa del camino de Osorno, de Mariano Pusterla, gobernador de Valdivia, se hizo de un mapa con las observaciones del ingeniero Manuel Olaguer FeliG. Este mapa tiene en cuenta el trazado y cruce de 10s rios. No resulta el mis breve, porque tuvo en cuenta las haciendas de 10s indios, que no permitieron que pasara el camino por sus haciendas y tambikn el paso de 10s rios. El largo est6 calculado en 56 leguas desde Valdivia. En el dibujo Pusterla pus0 a 10s rios dos lineas y a 10s arroyos una. Sin embargo, en la copia de Medina 10s rios llevan una flechita. Los rios que cruzan el camino son Rio Bueno, Rio Contha, Rio de las Golondrinas o Pilmaiqukn, Rio de las Canoas (este es el sitio de las ruinas de Osorno), Rio Huilma, Rio Chuelo, Rio Blanco, Rio Dollumco, Rio Negro o Maipuk, Rio Chipilco, Rio del Toro, Rio de Polizones, Parga Chico, Rio de Parga, Rio de 10s Amancaes, Rio Frio, Rio de 10s Ostiones. Los rios desde Valdivia hasta Rio Bueno 10s he omitido, porque era muy pequeiia la distancia y porque ese tramo corria a cargo de Valdivia. El mayor peso caia sobre Chiloci Tenian balsa o canoa 10s rios Angachilla (en la secci6n pertend ciente a Valdivia), Rio Bueno, PiImaiqukn, Canoas y Maipuk. Los quince restantes (en todo el trayecto) necesitaban puentes de madma a1 us0 del pais, de poco costo. 184

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MM,

V.

260, fs. 216-236.


Este camino empezaba en Valdivia y terminaba en Maulln, o sea, seghn el trazado antiguo, que era el m h breve. Un obstSculo importante para el camino era el monte o bosquecillos de arbustos y 10s bosques propiamente dichos, que era necesario abrir y talar, y que no es posible precisar, seglin este mapa, por haberse omitido en la copia 10s nGmeros indicativos de estos accidentes vegetales del camino IE5. DIARIO DEL CIRUJANO DR. JUAN ISIDRO ZAPATA. 1791 Este diario fue escrito por el cirujano de la expedici6n, Juan Isidro Zapata, que se firmaba doctor. El diario empieza el l2 de febrero de 1791 y termina el 24 de abril de 1791. No dice nunca el nlimero de 10s expedicionarios, sin0 s610 el de la plana mayor, per0 a juzgar por el trabajo realizado debia ser grande. El Comandante primer0 era el capithn graduado Antonio Mata, y el segundo el c a p i t h Pedro Mansilla. Salieron de San Carlos para Carelmapu el 12 de febrero. En este sitio menciona Zapata la disenteria que afectaba a 10s trabajadores de Calbuco, que fue durante toda la expedici6n causa de innumerables molestias. Tres observaciones promete en su diario: un informe sobre 10s telares, otro sobre plantas y animales y un tercer0 sobre la disenteria, que fue el Gnico que no cumpli6. Las instrucciones fechadas el 10 de febrero abarcan 10s siguientes puntos: lugar de reuni6n en Maullin, viveres, raciones, normas sobre el trabajo, que se haga con suavidad, relaciones con 10s indios, vigilancia de la tropa, que dbnde se sitlie el pabellbn, especialmente de noche, se haga atrincheramiento, fidelidad de 10s indios e infidelidad, modo de recibir a 10s indios, si un indio hace ofensa particular, que el comandante de Maullin apenas vea seiial de invasi6n que les avise, el cirujano y sus remedios, que en 10s casos especiales decidan 10s jefes Mata y Mansilla. De Maullin pasaron a Lolcura en piraguas, porque estaba seiialado como punto de partida. En adelante, el diario se ocupa de resefiar 10s trabajos hechos y de dar cuenta de la salud d e la gente. Por el trabajo realizado resulta el diario sumamente interesante y demuestra que la expedicibn estaba muy bien organizada. El 18 terminan el primer puente, que llamaron de la Fragua, con sus correspondientes rampas, planchhndose todo el ensanche, en las partes que lo necesitaba, y peinhdose en zigzag.

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185 ‘Tlano que comprende 10s puertos de Valdivia y Chilok.. en 61 se manifiesta el nuevo Este mapa est6 SUScamino de comunicacih entre ellos abierto en el afio de 1789.. crito por Mariano Pusterla, gobernador de Valdivia, y hecho se&n las observaciones de Manuel Olaguer Feli6, su fecha es 10 de enero de 1791, y ocupa el n h e r o 9 del Atlos de la Cartogmfiu Hispano Colonial de Chile, Santiago, 1924, y en el texto las pdgin?t 3436. Cfr. MM. 210, fs. 18-19.

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Crece el nhmero de enfermos. El 22 de febrero eran veinticinco, el 23 subieron a veintinueve y el 24 falleci6 un trabajador. Los trabajos continhan y trasladan el cuartel a El Manglar el 27. El 1' de marzo lleg6 a1 cuartel de regreso d e Valdivia el sargento de dragones Nicolis Lbpez, que traia pliegos de Valdivia y contb a 10s expedicionarios c6mo 10s de Valdivia habian empezado su trabajo (ensanche del camino y puentes) desde Maipuk o Rio Negro. El 7 se mud6 el cuartel a Rio Frio, dejando trabajadas 583 varas de planchado, del ancho del camino que son doce, y 154 varas que corresponden a 19 puentes pequeiios que hay desde el primer cuartel. Sobre el Rio Frio se estaba trabajando un puente de 35 varas con sus rampas, que miden nueve metros, y se continlia el ensanche. El dia 8 llegan a Maullin, desde Castro, 200 hombres con sus jefes, a pedido de 10s comandantes de la expedici6n. Llegan a Rio Frio el 10. El 12 se empieza a trabajar desde el rio de Amancaes y el 13 se termin6 el puente de Rio Frio y se probb su resistencia haciendo cabalgar sobre 61 la tropa y dar carreras. El 14 se llev6 el cuartel a Amancaes y el 15 a este sitio el hospital, y 10s enfermos de Lolcura a Maullin, donde esperaron a 10s trabajadores de Carelmapu, Colcura y sus reducciones y la de Abtao, para restituirse con ellos a sus casas como lo verificaron el dia 20. La idea era cortar la epidemia que empezaba a contagiar a 10s nuevos trabajadores, per0 a pesar de las precauciones el 21 habia en el hospital cinco nuevos enfermos. El 22 se concluy6 el puente del rio de Amancaes, de 21 varas y con rampas de 6. El 23 se traslad6 el cuartel a1 rio Parga, cuyo puente se termin6 el 28 y el 29 el del rio PitiParga. El 30 se mud6 el cuartel a1 rio Polizones. El balance del trabajo desde Rio Frio a Parga chico son 122 varas de planchedo y 202,5 de puentes, contados grandes y chicos, que hacen el nlimero de 18. La peste seguia. Cuando se traslad6 el hospital a Polizones, 10s enfermos eran m b de cuarenta. El dia tres, el jefe de la expedicibn, el capitin Antonio Mata, dio las disposiciones convenientes para prevenir 10s ataques de 10s indios, porque por ser el tiempo de la cosecha de manzanas y de la fabricaci6n de la chicha, coincide con 10s asaltos de 10s indios. Indicb que esto significaria a l g h atraso en 10s trabajos, pero que si se esforzaban se podrian terminar antes las tareas en que estaban empeiiados y regresar al sen0 de sus familias. El 5 empezaron el puente del rio Tor0 con una avanzada de veinte hombres. El dia 6 avisaron que cien hombres de trabajo de San Carlos y de Chacao, sacados de las milicias, ya estaban en Carelmapu para reunirse con 10s demis y concluir mLs pronto Ia empresa. El 7 se trasIad6 el cuartel a1 rio Toro. Desde Piti-Parga hasta el rio Tor0 se trabajaron 116 varas de planchado y 133,5 en trece puentes entre grandes y chicos. El 8 comenzb a llegar la gente de San Carlos, el 9 se termin6 el puente del rio de Polizones, con 43 varas de largo y 7 de rampas. El 10 Ileg6 la mayor parte d e la gente de San Carlos, se reparti6 una botija de aguardiente y esa noche hub0 un baile al estilo de

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10s antiguos indios de la provincia. El 11 declm6 la peste de disenteria, a pesar de que en el hospital de Tor0 Ileg6 el nGmero de enfermos a mis de setenta. El 12 se concluyb el puente del rio Toro. El capitin Antonio Mata se sinti6 indispuesto esa noche y a la maiiana pudo reconocer el rio Chipilco, pero a1 mediodia tuvo una recaida. Se le prepar6 para el Gltimo trance con 10s sacramentos. El 14 se concluy6 el puente del rio Chipilco. El 15 10s trabajos llegaron a MaipuB. En este rio se construy6 una canoa de siete varas y media de largo, sujeta a un andarivel de “buque�, con sus cuerdas de lo mismo para tirarla de una a otra parte. Este dia falleci6 el c a p i t h y jefe de la expedici6n Antonio Mata en el viaje de regreso cuando iba en Piti-Parga. Los trabajadores que habian quedado atris comenzaron a regresar a Lolcura, llevando consigo equipajes, armas, herramientas y sobrantes en cabalgaduras. Desde el puente del rio Tor0 hasta el rio MaipuB trabajaron 59,s varas de planchado y diez puentes, incluido el de Chipilco, que entre todos tienen cincuenta varas. El 24 Ilegaron, finalmente, a San Carlos, dando tBrmino a la operaci6n de ensanche del camino y fiibrica de sus puentes. La expedici6n dur6 en dias de trabajo 72 y construy6 sesenta puentes, que son 531,s varas y 800 varas de planchado, no se cuentan las muchas caiias cortadas y si m& de 40.000 Qrboles cortados en mis de once leguas de camino que se han abierto, o sea, mis de sesenta y un ki16metros. La aficibn botinica del Dr. Zapata merece una menci6n: describe In quilineja con precisi6n cientifica, la que se encuentra en todos 10s montes del archipiklago. La Nolana repens de Linneo la ha116 en Carelntapu, y en el Caiiaveral, lugar de Maullin, ha116 un arbusto llamado huillipeta. Y luego nombra, sin describir, 10s vegetales observados por kl en Carelmapu y Maullin, que alcanzan a1 nGmero de 145; 10s animales son 3, y 9 las aves. ContinGa en el monte o camino con animales y aves. En 10s rios, pews y mariscos. En las playas de Maullin: aves, mariscos, sargazos y peces. Por su manera de clasificar las plantas, y por citar a Linneo, merece el Dr. Zapata que se le tome en cuenta entre nuestros cientificos del siglo XVIII 186.

I,OS DOS CAMINOS Y LA EXPEDICION DE SANCHEZ Y TORRES Una vez conocido el camino de Chilok a Osorno empez6 otro asunto de vital importancia: el de 10s dos caminos, para elegir el mSs corto. Escribe el Gobernador de ChiIoB, Pedro de Caiiaveral, a su colega el gobernador de Valdivia, Pedro Quijada, sobre 10s deseos del rey de que se repueble la antigua ciudad de Osorno y de que se restablezca el 186

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276, pieza 9, 40 fs.

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camino de entre ambas capitales, Valdivia y San Carlos. Siempre en las noticias geogrificas es infaltable3 el testimonio del indio: habla kaiiaveral de la "noticia que casualmente3 adquiri por dos milicianos de Maullin, que guiados de dos indios que tenian en su casa pasaron, por diferente ------ a- 11 ----1- 1__- cluuau ->-.il--l -1p a ~ a ~ut: t : ld anngua ut: camino del que practican 10s cwaus, Osorno, informindome despues ser mis corto y de mejor terreno, de suerte que se puede esperar el restablecer la antigua ruta desde Maullin a la antigua ciudad de Osorno, en veinticuatro horas 'l87: que es la noticia que aqui ti enen de padres a hijos". Sin embargo, para enviar esta carta usa una pir'agua como correo. En otra carta, dice a Quijada que el Presi. . ae 10s correos dente de Cmie le previene para que restamezca el, camino y el trifico por la antigua ciudad de Osorno hasta el pueblo de Maullin. Por eso le avisa que en esta ocasi6n envia una expedici6n a1 mando del teniente de asamblea Joaquin Sinchez, con el piloto de la Real Armaida, Josk de Torres, por el indicado camino a1 fuerte de San Luis de Osorno y desde alli buscar el camino mis corto. Da otros detalles del camino que se busca. El camino se recorria en 24 dias, "oimos decir que habia un camino llamado de las carretas, que fue el carruaje en que por 61 se condujeron a Chilok las monjas de Osorno, cuando se rebelaron 10s indios". Uno de 10s que habian sido informados por 10s indios sobre el camino fue el cab0 Nicolis Mansilla, cuyos servicios fueron rechazados por 10s expedicionarios, por no juzgar acertado el trazado que les indic6. Recuerda Cafiaveral el trabajo inmenso que cost6 el ensanche del camino y 10s puentes que se hicieron en 1791, cuya narracibn se debi6 a1 Dr. Juan Isidro Zapata. Trabaio que se hizo en invierno y da a entender que no se hizo lo mismo desde Maipuk hasta Osorno y Valdivia. Recuerda tambikn la expedici6n de 1787, a cargo del Capitin de Dragones Pedro de Mansilla, indicando que se tuvo el cuidado que en la expedici6n de Sinchez y Torres fueran 10s mismos que hicieron ese viaje y abrieron y descubrieron el camino, y en otra parte dice que son siete. Pide a Quijada Cafiaveral que le envie un plano de esa regidn, porque el linico que habia en Chilok se quem6 en el incendio "de esta plaza", San Carlos, el 17 de febrero de 1794. Ese mapa era de todo el terreno que media entre VaIdivia y ChiIok y en 61 estaba marcado el camino que hay abierto de LoIcura a Maipuk. "Su falta, dice el gobernador Cafiaveral, me hace caminar casi a ciegas en esta direccidn, sin mis guia que el discurso . . .". Quijada envi6 el plano a Cafiaveral, advirtikndole que no estaba en el archivo de Valdivia y que por curiosidad lo obtuvo del ingeniero Manuel Olaguer FeliG'ls*. Ademis de estas noticias, existen dos diarios, uno hecho por Joaquin Sinchez Riarnbau, que se llama "Expedicibn del restablecipiento del camino por la antigua ciudad de Osorno a M

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1794”1s9. Est6 incompleto y se corta el 17 de noviembre de 1794. Los cxpedicionarios eran 27 e hicieron el camino a caballo. Este diario va dia a dia. Se interrumpe cuando comienzan las averiguaciones con 10s indios para hallar el camino perdido, o 10s caminos. El diario de Jos6 de Torres, piloto de la Real Armada, el mismo que acompaiiaba a Jose de Moraleda en sus recorridos, se titula: “Diario que ha formado el piloto del nGmero de la Real Armada, don Jose de Torres, desde la salida del fuerte de San Luis de Osorno hasta el fuerte de Maipu6, en la comisi6n que por orden del seiior Gobernador de esta provincia de Chilo6, don Pedro de Caiiaveral, fue destinado a reconocer el camino de comunicaci6n de dicha provincia y la pIaza de Valdivia, con 22 hombres para el trabajo a1 mando del teniente de Asamblea, don Joaquin SBnchez Riambau”lgO. Este diario comienza con la salida de Lolcura a Maipu6 y termina con la llegada a San Carlos, el 3 de diciembre de 1794. No es tan completo como el otro y cita menos fechas, pero, en cambio, pone notas a las fechas. Salen mBs completas las averiguaciones a 10s indios. Por 61 sabemos que el 14 y 15 de noviembre 10s indios no de;‘aron reconocer el camino de la marina, porque decian: “ZPara qu6 otro camino?’. Por estos dos diarios sabemos que la expedici6n empez6 el 14 de octubre y termin6 el 3 de diciembre de 1794, saliendo de San Carlos y regresando a1 mismo puerto. Entre 10s personajes que van se indican 10s siete veteranos de la expedici6n de 1787: el indio ne6fito de Osorno, Ignacio Millalunga, y el cacique de la cabecera de San Carlos, don Jose Caucauman. En cuanto a 10s resultados de la expedicibn, rnis parece que iban a buscar noticia que a hacer un camino, por ser pocos 10s expedicionarios para realizar un trabajo, a1 parecer recogieron datos de mis caminos qiie 10s que se proponian: camino antiguo de las carretas, camino de invierno y camino de verano, camino de la marina, 10s dos caminos, de 10s males uno remataba en Calbuco y el otro en Maullin. Datos que se presumian seguros, como el de las ruinas que conocia el indio Pancho, residente en Tuncacavir, no pas6 de un molino destruido. En materia de lugares geogrificos, menciona muchos r n i s el diario de SBnchez y ajustados a1 diario del Dr. Zapata en 1791. INFORME DE OLAGUER FELIU Y TOMAS O’IIIGGINS SOBRE LOS DOS CAMINOS El ingeniero Manuel Olaguer FeliG dio un informe sobre 10s dos caminos. Uno de 10s caminos, el antiguo, iba por Rio Blanco y el nuevo, abierto por parte de Chilob, por Rio Negro. Olaguer FeliG se inclina por el antiguo camino de Rio Blanco. En primer lugar, tienen el mismo largo de 16 leguas. El de Rio Blanco tiene s610 dos rios y dos arroyos que 189 MM., v. 280, pp. 333-372. 190 MM., V. 260, pp. 373-393.

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tengan necesidad de puentes de madera. El de Rio Negro tiene cinco rios y dos arroyos. El rio Nihuey es caudaloso y rhpido, tiene 50 varas de ancho, y su puente estaria expuesto en invierno a 10s Brboles que vienen por el rio y lo ponen en peIigro. El rio Negro necesita siempre canoa y para su ejercicio y custodia necesitaria un pequeiio destacamento, aumentando las preocupaciones en el fuerte de Maipu6. El piso en ambos es igual. El de rio Blanco no tiene cuestas agrias, pero si el de rio Piegro. El monte de rio Blanco es de Brboles gruesos, cafiaveral y quilas, el de rio Negro brboles gruesos y cafiaveral. Por haberse secado 10s cafiaverales en 1796, propone que se quemen y asi se obtendrbn dilatados terrenos, que ayudarin a rectificar el camino. Tombs O'Higgins, en su viaje, fue encargado de dar su opini6n sobre el informe de Olaguer Felili, y opin6 que era preferible el del rio Blanco. Por el informe de Tomis O'Higgins se sabe que existian 10s puentes de 10s rios y arroyos entre Lolcura y MaipuB. Dice que se pueden construir hermosos puentes de roble y pellin, de cuya madera hay abundancia, y estBn formados 10s que se encuentran fabricados sobre 10s rios que hay entre MaipuB y Maullin. Ambos informes se preocupan ,de la restauracibn y mantenci6n del camino y de sus costos, y Cree Tombs OHiggins que no se podrin hacer esos gastos sin ayuda de Lima. Y recomienda que 10s obreros Sean trabajadores de ChiloB, porque alli abundan hombres que desean trabajo Dara mantener sus familias. v de n i n d n modo se ha de echar mano de fortifi-

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ANS, F. V. 225, sin foliar estdn el infome de Olagner, de 3 de febrero de 1797, y la critica favorable de Tombs O'Higgins, de 12 de abril de 1797. Olagner lo escribii, en Valdivia y O'Higgins en Santiago.


EL PERIPLO CHILOENSE

bitantes del archipiklago era llevarles a sus propios campos e islas una vez a1 aiio la misa, la confesi6n y la comuni6n y un poco de doctrina para que conservaran sin errores su fe. Como esto era relativamente poco, idearon la instituci6n de 10s fiscales 0, mejor, la adaptaron, porque se usaba en otras partes de Amkrica. El fiscal en Chilo6 reemplazaba en su ausencia a1 misionero, juntaba a la gente para el catecismo y la orac i h , preparaba a 10s moribundos para la muerte, etc. En tiempo del gobernador Pedro Osores de Ulloa, 10s misioneros consiguieron que 10s fiscales quedaran libres del servicio personal. Este oficio era importante para la misidn, porque solian llevar la estadistica de 10s fieles y servian para el canto y para ayudar a 10s misioneros durante la misi6n. La misi6n circular se hacia todos 10s aiios en Chilok y la mayor parte del camino era por mar, para esto 10s misioneros consiguieron del Rey que 10s indios bogadores quedaran con el trabajo exclusivo de servir a la misihn, llevando las piraguas en que 10s misioneros viajaban con todos 10s elementos de la rnisih, inelusive las imhgenes sagradas. El Rey concedi6 a 10s jesuitas estos indios, como una encomienda disimulada, haciendo hincapi6 en que lo eran, porque aquellos benditos padres repugnaban esta forma de trabajo. Es verdad que eran exclusivos, pero pagados, porque si no lo hubieran hecho habria sido una forma de servicio personal, que habian condenado con mayor vehemencia por injusto. Estos servian por turno y por eso ellos podian hacer sus siembras y cosechas oportunamente y asi proveerse de 10s medios de alimentaci6n para si y sus familias durante el aiio. La primera noticia de la misi6n circular se halla en la Carta Anua de 1611, en ella se narra la misi6n circular: ‘‘Dire ahora de la misicin que hicimos a 10s pueblos de 10s indios, que esthn esparcidos por toda 169


la isla que, como dije, tiene mis de 50 leguas de largo. Salimos, pues, del pueblo a 15 de julio de 1608 y tardamos en la misi6n hasta principi0 de enero de 1609, que entonces por hallarnos en lo alto de la isla, hacia la parte del norte, dos leguas cerca del puerto de Carelmapu, nos fuimos a aguardar el navio que siempre suele llegar por ese tiempo, como lo hizo aquel aiio tambikn. Salimos del pueblo acompaiiados de un mestizo, de 50 aiios, que anda en hibito de ordenanza, que es muy prictico y de buen nombre, y con ocho o diez indiecicos de a quince aiios, a 10s cuales habiamos enseiiado un mes antes el catecismo, sacindolos para esto de sus pueblos, adonde dejibamos a cada uno para catcquista o fiscal, que enseiiase a 10s demis. Estin 10s pueblos a dos y seis leguas uno de otros, y 10s mis muy poco apartados de la playa del mar. Llamo pueblo a1 que tiene diez o doce casas, porque el que es mayor no pasa de cien almas, y habri de kstos en la isla como treinta, y aunque 10s indios pueden andar a pie por tierra, no lo hacen por el mucho trabajo de 10s malos caminos de montes, bosques y arroyos grandes que se han de pasar y asi de ordinario 10s andan en piraguas, playa a playa, por mar, per0 es grandisimo trabajo. Salimos en una de ellas, que nos dio el maese de campo, fuerte y muy bien adecuada, y con pan !J bizcocho que nos dieron de limosna y un par de carneros con que comenzamos nuestra misibn, lo cual llevamos por no ser cargosos a 10s pobres jndios, que sabiamos su pobreza y miseria. Con todo esto era tan grande el amor y voluntad con que nos recibian, que Ies hacia sacar riqueza de pobreza y no nos podiamos excusar de recibir parte de ellas so pena de perder su amistad, y quedar ellos afrentados, y asi recibiamos unas pocas papas y algunos huevos, marisco y pescado, pero gallinas jam& las quisimos admitir. En retorno de lo que recibiamos les dibamos peines, tropas, agujas, chaquiras y otras menudencias, no yor via de paga, sin0 dadas en don, y asi nunca, con la gracia de Dios nos falt6 lo necesario. Siempre teniamos para repartir con ellos, 10s cuales gustaban en gran manera de recibir de nuestra mano cualquiera cosa, aunque no fuese m6s de un bocado de pan, tales su llaneza y sinceridad, y viendo que estibamos con ellos preguntindoles sus trabajos y acariciindolos siempre, y a 10s chiquitos, nos daban parte de sus aflicciones y nos querian como a sus propios padres, y nos llamaban no sblo con el nombre de patirzc como a 10s demis sacerdotes, sin0 de chao, que es padre natural, porque nos amaban tiernamente, JJ despuks de haber oido las cosas de Dios o despuks de haberse confesado, algunas veces admirados de nuestro modo de tratar tan diferente de 10s demis sacerdotes, que 10s habian tratado, con sinceridad e inocencia nos llamaban 10s buenos padres, 10s santos, 10s bajados del cielo, hasta llamarnos 10s dioses. Y porque no se engaiiase alguno de ellos, o alguno poco aficionado nos tachase de vanos, 10s hubimos de prohibir e ides en eso a la mano. Per0 veamos ya el orden y modo que guardibamos en catequizarlos y confesarlos. Luego que llegibamos a sus pueblos, lo primer0 en cada

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lugar era venirnos ellos a recibir, que para esto estaban apercibidos tres o cualtro dias antes, y venian todos en procesidn de dos en dos. Los niiios con guirnaldas de flores en la cabeza, siguiendo a1 que Ilevabh la cruz, que era toda de flores del campo, lindamente aderezada, que ponia devocidn, y el mismo que llevaba la Icruz venia cantando las oraciones en su lengua, 10s demis respondiendcD, y llegaban de esta suerte hasta el bajadero d e la piragua, a do todos juntos nos daban la bienve--!J-

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do calle, recibihdonos en medio y cantando todos Ilegibamos a la iglesia, que es un rancho de paja, pero bien hecho y aderezado de flores y ramas de laurel, de que hay alli mucha abundancia. Aqui llegados y hecha oracidn, 10s mandibamos a sentar y uno de 10s dos les haciamos una platiquilla de un cuarto de hora, en que les dhbamos noticias del intento, a qu6 veniamos y como no pretendiamos otra cosa m i s que el bien de sus almas y no pedirles nada, antes que les traiamos alprra pobreza que darles y 10s convidibamos para el dia siguiente a que viniesen todos y trajesen sus mujeres e hijos. Madrugaban todos al dia sjguiente a la iglesia, y 10s que Vivian mis lejos traian consigo su matalotaje de papas para sustentarse el tiempo que alli estuviksemos y que no querian volver a sus casas hasta que 10s despediamos, quedando primer0 confesados, y casados 10s que se habian de casar. Luego preguntibamos por 10s enfermos, si habia alguno, y cuhntos, y d6nde estaban y uno de 1,os dos acudia luego como a lo mis necesario, llevando

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cuando la habi:I, para dar a1 enfermo. El otro se quedaba aquel dia catequizindolos a todos y enseiiindoles el modo de confesarse bien. El segundo y terceLro dia acudian 10s dos a las confesiones, y a1 tiempo de la misa aquellois tres dias se hacian las amonestaciones de 10s que se 1 1 11 - . . _ _ _ _ - .. I voivian eiios a sus cabas y habian de casar, y ei cuarto 10s casaoan. 10s padres partian para otro pueblo. De esta manera anduvieron toda la isla catequizando, bautizando a 10s que no lo estaban, confesando y, finalmente, casando a 10s que no lo estaban, deiaron treinta y seis iglesias levantadas y renovadas, y en cada una de ellas su catequista o fiscal, que sabia muy bien todo el catecismo, y la forma del bautismo para las extremas necesidades, y con obligacidn de visitar a menudo 10s ranchos, cada uno 10s de su pueblo, por ver si hubiere a l g h enfermo o alguno en riesgo de muerte para bautizar, y enseiiar el catecismo a 10s niiios, y todos 10s domingos y fiestas principales junte toda la gente en la iglesia, v 10s hagan cantar y rezar todos juntos y les pregunte el catecismo. Se bautizaron 228, se casaron 1.100 y se confesaron mis de 2.000, 10s cuales todoa antes clue nos conociesen. a h no sabian Dersimarse ni si habia 1

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En la anua de 15 de tebrero ‘de l6lZ -dice que esta vez pasarorl a las otras islas. Escribe el P. Melchor Venegas, “que con la buena comcididad de piragua hemos visitado este aiio todas las islas, que son cerca de cuarenta, donde se confesaron mis de 1.300, se bautizaron 480, y se casaron m i s de 600 personas’’193. El P. Alonso de Ovalle en su Hist&cu ReZacih, dice, copiando las 1, lOon 10‘2n. ‘‘U1,:“la” +-LIGIIC .-: -- ---- 1- --:--:--1 U l l U d 3 UG IUY~-IWOU. ~ i ias i i~icls~ U C CII cuiiwiiiu la I J I I I I C I ~de Chilo6. andan en continua misi6n 10s tres Dadres aue asisten en eqta I 1 residencia” En el siglo XVIII existen catilogos de las capillas, familias, personas, etc. Son &os 10s de 1734-1735, que est6 en 10s “Autos originales sobre la asignaci6n de 4.000 pesos a las misiones de la Compafiia de JesGs en la Provincia de Chiloe” (autos que comienzan en 1727 v se continlian posteriormente), en 61 se dan 10s nombres de las capillas, que son 72 y sigue con 1.590 familias, 9.400 personas, 6.849 confesiones de indios, 512 bautismos, 87 casamientos y 1.180 confesiones de esDafioles. Estas son las cifras totales, pero en 10s catilogos estin 10s detalles por czlpillas i95. El segundo catilogo que se conserva es el de la misi6n de 1757-1758, que est5 en el mapa de la misi6n circular presentado junto con el “Es-1- 1. . - * .* 1 1 - -, 1 .rA n . 1 n 7 . 1 rauv ut: la pruvinoia ae la Lompania ae jesus en el’ Ineino ae Lnue, desde el mes de marzo de 1757, hasta esta fecha del presente aiio de 1762”. La misicin emDez6 el 18 de septiembre de 1757 y termin6 el 15 de agosto de 1758. Los misioneros PP. Miguel Meyer y su compadero recorrieron 76 capillas, y la estadistica da las siguientes sumas: 2.295 familias, 11.047 personas, 12.720 comuniones, 626 bautismos, 113 matrimonios y 315 difuntos. Esta es la Gnica misi6n que va acompaiiada de un mapa, por eso advierte que las capillas se visitan no en estricto orden geogrifico y aunque parezca rodeo, y no viaje en linea recta, no lo es, dice Guell, antes de su catilogo, lo que puede verse mejor aqui por el mapa, que Guell no hizo. El mapa de esia misi6nI tiene tres explicaciones: a la izquierda el modo de hacer la misidn, EL la derecha el catilogo, y en ambos casos, a1 fin, se afiaden otras expl explicaciones. Y a1 centro, abajo, hay una explicaci6n sobre Chilo& El P. Juan Nepomu---- Walter XX7-1L.-- su --- Estado T7-L.J-1- 1, lL,.-2--:.. 1- .--” .,1:-, ceno en de la Provincia, da una ,explicaci6n de la misi6n, ademis del Modo, etc., que sale en el mapa que presenta traducido. La utilidad del Catilogo aparece en el n. 3 del modo de hacer la ___^

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193 Ibid., pp. 524-526 y 538. 194 Alonso de Ovalle, Hiriedricn Re‘cicio’n del Rzino de Chile, Santiago, 1989, p. 415. 195 AGI, Chile 304.

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se presente con su mujer e hijos”. Esto nos indica que 10s catilogos completos eran personales El P. Jose Harter, sin indicar fuente, presenta el itinerario de la misi6n circular de 1758-1759, que hicieron 10s PP. Melchor Strasser y Miguel Meyer. Este cathlogo da s610 el nGmero de familias por capilla, el de personas y el de bautismos. Agrega una novedad que no se halla en 10s otros catilogos, que es la fecha de cada misi6n. Empiezan el 20 de septiembre de 1758 y concluyen el 17 de mayo de 1759. Las capillas son SO, per0 ocho no fueron visitadas, y cinco carecen de estadisticaPw. La misi6n que resefia el P. Guell y que acompafia a su Noticin tuvo lugar en 1765-1766 y la hizo con el P. Miguel Meyer. Como en la estadistica tiene nGmeros muy bajos para compararla con otras, no hay que olvidar que en las cifras de famihas y personas tom6 en cuenta s610 a 10s indios. Capillas recorridas 77, familias de indios 1.498, personas (indios) 8.141 y comuniones de indios y espafioles 13.643. En la Notibia, en el capitulo VI, hace una animada descripci6n de la misi6n circular y en 10s capitulos 11, I11 y IV, a1 describir 10s lugares hace indicac’iones interesantes sobre cada capilla y su poblaci6n ls8. El Gltimo cuadro estadistico acompafia a1 viaje del P. Jose Garcia, en su edici6n alemana bilingue (germano-espaiiola). El P. Garcia hizo la Gltima misi6n circular de Chilo6 con el P. Miguel Meyer, y quedb interrumpida en Curaco el 9 de diciembre de 1767 con la expulsibn de 10s jesuitas de Chilok. El cuadro que pus0 a su viaje fue el de la misi6m del afio anterior 1766-1767, que hizo el mismo P. Meyer con el P. Javier lgnacio Zapata, y ayudado tambiBn por el P. Pascual Marquesta. Se recorrieron 77 capillas, las familias eran 2.349, las personas 10.745 ( y en nota observa que en 1737 eran 9.601), las comuniones 12.816, 10s bautismos 535, 10s casamientos 84 y 10s difuntos 365. Estos datos van acompafiados de una descripci6n de la misi6n circular, que tiene seis piginas. La Gltima explicaci6n es importante para las estadisticas : “LOS espafioles, que son poco mis que 10s indios, logran sin distinci6n el beneficio de la misidn, per0 no se hace lista de ellos, por tocar est0 a sus curas”. Alusi6n a 10s STATUS ANIMARUM, o estadisticas de 10s fieles que 10s pirrocos tenian obligaci6n de llevar El P. JosB Harter recogi6 10s nombres de 10s misioneros y 10s afios que hicieron la misi6n en el siglo XVIII, aunque su lista no es completa. El P. Antonio Friedl la hizo en 1731-1732, 1732-1733, 173-1734) sin que se conozca el compafiero. En 1735-1736 10s PP. Antonio Friedl y AGI, Chile 238, Mapa en Planos del Per6 y Chile, n. 215 en AGI. El texto publicldo en Historia U.C., Santiago, n. 6 (1967), pp. 317-366. Tornado de ANS, Jes. 96, pieza It. El mapa publicado en Cartografda Hispano Colonial de Chile, 1924, mapa n. 8. Se I o pitib en la segnnda edici6n de 1962, etc. 197 Joseph Harter, Los jesuitas en Chilot?, de la revista “San Javier” de Puerto Monk suplemento, pp. 22-24. 198 VBase la Noticia en el Aphdice. Documentacibn VIII. 199 Garcia, cfr. supra n. 52, von M m , Nachrichten 11, pp. 600-613.

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Jose Marchi, 1736-1737 10s PP. Antonio Friedl y Juan Laguna, ayudados del P. Tomis TaiIlebois, OM., 1738-1739 10s PP. Antonio Friedl y Tom6s Taillebois, OM, y despu6s el P. Diego Cordero, 1739-1740 el P. Antonio Friedl con 10s PP. Pedro Flores, Juan Jose Zepeda, Jose Marchi y Javier Ignacio Esquivel. En 1757-1758 el P. Miguel Meyer y un compaiiero, 1758-1759 10s PP. Melchor Strasser y Miguel Meyer, 17591760 y 1760-1761 10s PP. Miguel Meyer y J. N. Erlacher. En 17641765 10s PP. Miguel Meyer y Juan Vicufia, ayudados por Javier Ignacio Zapata, 1765-1766 10s PP. Miguel Meyer y Segismundo Guell, 1766-1767 10s PP. Miguel Meyer y Javier Ignacio Zapata, ayudados por el P. Pascual Marquesta, y 1767, hasta el 9 de diciembre, 10s PP. Miguel Meyer y Jose Garcia, ayudados por P. Marquesta y Crist6bal Cid de la P a z m . Con posterioridad a la salida de 10s jesuitas, 10s franciscanos reanudaron las misiones circulares, pero con circulo mLs breve, porque fxvieron m6s misiones estables en Chiloi..

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rez de fragata y primer piloto de la Real Armada, estuvo en el nombramiento de Francisco Hurtado como Gobernador Intendente de las islas de ChiloC. Entre 10s encargos que 6ste traia venia el de hacer el reconocimiento de todas las islas de la comprensi6n de aquel archipiklago que Sean posibles y levantar mapas generales de ellas, con explicacidh de sus bahias, puertos y dem6s circunstancias, que son precisas para formar el pleno conocimiento, que interesa a 10s mBs importantes objetos del servicio de Su Majestad. En vista de este encargo, el Virrey del P e d , Teodoro de Croix, orden6 a Moraleda, que se hallaba con destino en el navio de guerra Santiago de Amkricu, de 65 cafiones, pr6ximo a partir a Europa, a1 mando del jefe de escuadra Antonio VBcaro, a desembarcar y lo pus0 a las 6rdenes del Gobernador Intendente, que le pidi6 informe de algunos barcos, y Moraleda, junto con darlos, se ocup6 de copiar en Iimpio algunos planos y particularmente una colecci6n de 10s de todas las fortificaciones en escala grande, que tiene la provincia de Chilob, el puerto principal de ella, San Carlos, el de Inche, donde el afio de 1741 se perdi6 el navio Wager, de la escuadra de Anson (MoraIeda se equivoca, porque el Wager se perdi6 en Guayaneco, y en el puerto de Inche pas6 el invierno el pingue Am, de la misma escuadra), y una carta general en punto mayor, que contiene las costas de America Meridional comprendidas entre 10s 39 y 50 grados de latitud sur, donde se incluye la isla grande de Chiloe y las demh de su pertenencia (todo corre a nombre del ingeniero voluntario, LBzaro de Ribera). Con su jefe emprendi6 el viaje del Callao a ChiloC el 4 de noviembre de 1786, 200 Harter,

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O.C.

pp. 16, 17, 18.


llepando a San Carlos de Chilo6 el 17 de diciembre de 1786. Francisco Hurtado desde el comienzo de su malaventurado gobierno se distingui6 por un modo de mandar poco previsor. OrdenO a Moraleda que estuviese pronto para partir a su comisi6n el 26 en el bote del Rey. Moraleda inmediatamente pidi6 a1 Gobernador una serie de instrumentos y de cosas necesarias para la comisi6n de reconocer la isla grande y let vantar mapa general de ella y de sus inmediatas islas y planos de 10s puertos, que contengan. Pedia ademis Moraleda un prictico de 10s varios pasajes de la isla, “inc6gnitos a casi todos, por donde sin riesgo ni dilacibn de la comisi6.n pueda pasar el bote a efectuar 10s reconock mientos precisos, y a1 mismo tiempo que est6 instruido en 10s nombres propios que fuese necesario anotar en las cartas y planos que se formen�. Pidi6 una piragua para 10s riesgos de naufragio o inutilizaci6n de cualquiera de las embarcaciones. A esta petici6n respondi6 que no habia ninguna piragua para convoyarlo, y eso -dice Moraleda- que pasan de 500 las que hay en la provincia. El 26 estaba dispuesto a partir, cuando la lluvia lo retuvo e inutilizd parte de 10s viveres. Como se usa, a la partida, recibi6 las instrucciones del gobernador. La mis dificil fue la que le ordenaba formar cuatro vistas correspondientes a 10s cuatro frentes de la isla, norte, sur, este y oeste, porque el frente oeste no se podia hacer navegando, pese a que habia ordenado se le diesen pricticos indios para el contorno de la isla. El primer viaje lo hizo en la falfia del rey o bote del rey, llamado Socorro, con 12 remeros, con el patr6n Jose Papi y el piloto Joaquin de Silva. Dur6 el viaje desde el 3 de enero de 1787 hasta el 28 de abril de 1787. Muchos pricticos t w o para este viaje: Martin Cauchau, Marcelo Arrascalda y Vidal o Quintipoi, por no llegar kstos le enviaron a dos guayhuenes: Marcelo L6pez y Lorenzo Curcuyen, que no sirvieron; finalmente, acept6 a Diego de Alloupa y Manuel Tuba. El mis importante era el que debia hacer de guia en la costa occidental y fue Antonio Naingr6, que habia rodeado la isla grande en 1767, y mis adelante encontr6 a Francisco Yapa, famoso prictico de la costa occidental y lo cambi6 por Manuel Tuba, que ya habia cumplido su oficio. La faIfia se port6 mal, per0 aguant6 el biaje. Estaba en mal estado y fue necesario repararla continuamente, COmo homenaje la dibuj6 a1 fin del diario del primer viaje. Como le fue imposible recorrer en barco la costa occidental, a causa de 10s peligros que acarreaba el acercarse a la costa, como era necesario, y por el estad0 del mar de continuo agitado, hizo posteriormente el viaje por el interior (igual que lo hacian 10s jesuitas para ir a misionar a Cucao). En este primer viaje tuvo muy buena cooperaci6n de 10s indios y muy mala del gobernador. Moraleda a 10s diarios agrega notas, y en ellas a veces se pone muy sever0 y muy duro, sobre todo para criticar a 10s chilotes. Moraleda hasta este punto hizo varios mapas: 10s de 10s once puertos que constan en el diario, ocho planos particulares de orden del gobernador: cuatro desde Rio Bueno hasta San Carlos, con delineaci6n 175


de la tala o picado de monte hecha en 1787, para formar el camino a Osorno. Lo hizo por 10s rumbos y distancias medidas por 10s taladores, de dudosa exactitud; otros cuatro comprenden media isla de ChiloB, con el camino de San Carlos a Castro, abierto por Manuel Zorrilla en 1781 y continuado por otros. Tambihn hizo el derrotero de 10s puertos, ya sea que se entre por Chacao o por Guafo. El segundo viaje fue hecho en la misma f a l h o bote del rey. Llevb diez hombres, un patrbn, Fructuoso Garcia, y no lo acompafici el piloto Joaquin de Silva por haberlo enviado el Gobernador Hurtado a Valdivia. La partida fue el 20 de febrero de 1788 y la vuelta el 15 de abril del mismo afio. Por la experiencia habida el afio anterior de la imposibillidad de alcanzar la costa occidental para trazar su perfil, se dirigib a Huillinco y cruzb las lagunas de Huillinco y Cucao, y pudo observar desde alli las costas para 10s trazados de sus planos. Moraleda de estos viajes hizo diarios de cada uno, con sus respectivos planos, 10s derroteros a 10s puertos d e la isla de Chilok, ya se entre por el norte a Chacao, ya por el sur o Guafo, una breve descripcibh de la provincia, tentacibn a que sucumbian todos 10s que por un motivo u otro iban a trabajar a la isla, y en esta descripcibn es m& bondadoso en su juicio para con 10s chilotes; de 10s viajes de ida y vuelta de Lima a Chilo6 tambi6n escribib diarios, y una noticia de lo acaecido en Chilok en sus estancias en San Carlos durante el invierno, y hasta que se embarcb de vuelta. Aqui refiere el viaje que hizo con Manuel Olaguer Feli6, enviado por el Virrey para reconocer las fortalezas de Chiloh aol. Con esto terminan 10s periplos o circunnavegaciones chiloenses de 10s jesuitas y de Moraleda. Estos periplos circunnavegaban el mar interior y sus islas, per0 da vuelta a Chilok por la costa occidental tiene pocos ejemplos, citados como audacias increibles. Por estar deshabitada P c a rnctn

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a PurPnriAn J P Ciirsln hactahn ir nnr Hiiillinm v nn exnnner-


GRANDES HOMBRES DEL MAR202

Las navegaciones australes y las empresas de Chilok tierra adentro, iniciadas en la isla grande, forman una historia de singular importancia. Hay hombres que hacen de empresarios de las expediciones, dando todos 10s elementos o parte de ellos, con gastos, a veces bastante subidos. Hay tenaces jefes de expediciones, como Evrard o Menkndez, autores de diarios y de mapas, navegantes y caminantes incansables por las rutas m h dispares. Hay familias de expedicionarios: 10s Tkllez, vinculados a Nahuelhuapi; 10s Barrientos, aficionados a entrar a la cordillera por Bodudahue, que despuks siguen a Menkndez a Nahuelhuapi. Las iniciativas de estos viajes pueden ser privadas o piiblicas, cuando el Estado a travks de sus autoridades (reyes, virreyes, capitanes, generales y gobernadores de provincia) impulsa estos viajes, a 10s que se mezclan 10s intereses evangklicos de convertir y salvar almas. En estas empresas se mezclan toda clase de personas: 10s jefes, 10s soldados y milicianos, 10s remeros con sus patrones y pilotos, 10s prhcticos, que en el mar y ilas islas son siempre 10s chonos, que revisten una miiltiple personalidad. Primer0 fueron ddciles discipulos de 10s misioneros, luego feroces enemigos y saqueadores de la isla grande, contra 10s cuales se movi6 la guerra; luego vino la paz y habitaron en Guar, Chaulinec (en Quinchao) y en la costa de 10s Payos, a1 sur de la isla grande. Siempre nbmades, siempre inquietos no se detenian nunca y por eso en las expedkiones se les encuentra por 10s canales australes en busca d e mariscos y de lobos, porque sus piraguas e s t h en todos 10s caminos. La historia de las empresas de estos “grandes hombres del mar” se encuentra en la historia oficial de decretos, diarios, mapas y noticias diversas, y en la que se hallan 10s papeles referentes a las encomiendas. 202

Alonso de Ovalle, Histdrica Relacidn, 1969, p. 120 b.: “Son todos grandes hombres de1 mar”, dice Ovalle hablando de 10s indios australes de Chile.

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rara conseguirias se requeria entrar en competencias de mkritos. En estos mkritos aparecen las participaciones de 10s chijlotes en las mis variadas empresas. Buscando con paciencia en estos informes se hallan datos que complementan otros conocidos por la historia, per0 no en todos sus detalles. Es verdad que estos mkritos dependen mucho de la tradici6n oral, de las conversaciones en el eterno invierno chiloense junto a1 foghn, donde 10s relatos adquirian contornos kpicos, a1 tiempo que se despojaban, a veces, de accidentes de fechas y nombres. No faltan 10s rasgos bastante comunes de trabajar a su costa y niinci6nm3, o sea a sus expensas, lo que en una isla de tan heroica pobreza es mbs notable. A esto hay que agregar que pedir una cosa a un chilote como servicio del rey, inclusive a 10s indios, kstos lo hacian sin querer recompensa. Y aunque esto dio lugar a abusos increibles, no vicib el principio, que se mantenia. A veces, como en el cas0 de Moraleda, se ve que su condici6n de comisionado del Virrey para hacer el mapa es la que conmueve a 10s indios, sobre todo caciques a servirlo generosamenteZo4,y a1 criticar Moraleda no se da cuenta de que kl recibe atenciones por este motivo, y esto en el fondo lo hace igual a 10s demh. El temple de estos hombres aparece en rasgos, que dichos como de pasada, pasan inadvertidos. Diego Barrientos recuerda que a1 fin de la expedici6n del Bodudahue se alimentaron con lazos y zapatos. En la expedici6n del camino de Osorno en 1787, a1 mando de Pedro de Mansilla, preferian continuar la marcha para descubrir, en lugar de volverse por falta de alimentos. Este es el rostro del chilote an6nimo de estas empresas. Y seguramente en su modestia no pensaron que este seria su rostro olvidado y se conservaria la idea de otro peyorativo. TT. ___. 1 _ ~ _-1-.! :r-_ ._ - _ . _1 _ - . .. 3. -.---2uri recurriuu iricornpieru ut: esrus meritus para encurnieriuas i i u b ua una parte de esas tripulaciones siempre dispuestas a alcanzar el horizonte empapados, en ayunas y gratis. El capithn Luis Pkrez de Vargas pest6 muy aventajados servicios en la defensa de la provincia contra el enemigo inglks (para 10s chilotes, y aun para el P. Diego de Rosales, todos 10s enemigos eran ingleses), que habia invadido el aiio 1600. Habikndose apoderado de la ciudad de Castro, 10s corsarios dieron muerte a1 corregidor y a muchos vecinos de ella; per0 Luis Pbrez de Vargas se 1iizo fuerte en las Asperas mon&^C^^ :--- P',,&.., Lallas ~1IC;UllVGGIllds ud.JLlu qulllLG hombres que pudieron escapar a1 siniestro estrago; y desde alli dio asalto a1 enemigo y les quit6 el estandarte real que habia caido en su poder. Por tiempo de cuatro meses continu6 10s asaltos, haciendo daiio a1 enemigo de noche, para tenerlo en continua alarma, y arrebathdole 10s bastimentos que se procuraba para su mantencibn, en lo que padeci6 Pkrez de Vargas innumerables penalidades por la aspereza de la montafia y por ser la tierra 1 3 -

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Mincibn significa disminucibn, por eso se ve mejor el costo de tales empresas. AHMCh XII, 417-495.

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Vea refiere el acopio que hizo de viveres y termina "esto es para 10s 24 infantes de mi cargo y la gentt de mar referida, porque la gente del pais w nbastimentada por si"Z1Q. Habia ordenado el Virrey a VesL que pusiera una limina, donde uCnn<,, ,I &a i L a i i se expresaba que las tierras australes er,,,on a-i R--,y A- uayaua, y GL r del navio que fue a1 Estrecho de Magallanes, a1 llegar a Evangelistas, hizo que el barco que llevaba fuera con 16 hombres a colocar la limina y se prdieron 10s 16 hombres. El diario de Vea s610 menciona 10s de cuenta: Pedro de Villegas, sargento mayor; Juan B. de Chavarria, 'caphin; Antonio de Iriarte, aIfCrez de mar y tierra; Antonio Ruiz, piloto; Francisco Escorza, contramaestre; once infantes (soldados y marineros) y un indio chono prictico, y aiiade, y aunque esta naci6n no es prictica en aquellos parajes (porque a1 chono lo llevaban por prictico), tengo el consuelo de ser gente de valor todaZ11. En 1719, gobernando la isla el gobernador Nicolis Salvo, 11eg6 el pirata inglCs Jorge Schelvocke y fonde6 en el puerto de Lacuy, y sabiCndose por declaraci6n de un inglks prisionero que se esperaban otros navios m6s, el gobernador Nicolis Salvo nombr6 a Miguel Gallardo, capitin de infanreria, y le encarg6 saliese en una c h a l u 6 destroncada Fara llevar el aviso a Concepci6n, y Gallardo pas6 en su chalupa a vista del enemigo y lleg6 a Concepci6n212. El 29 de noviembre de 1721 remiti6 el Cabildo de Castro un memorial a1 rey, pidiendo que 10s indios calbucanos y abtaos se emplearan en fabricar una fragata de 16 a 18 varas de quilla, como habia antes, y que sirviera para dar 10s avisos a1 gobernador del reino, llevar el situado, conducir tablas o tributos de indios, dar oportuno aviso de si habia enemigos en las cercanias, para que no sucediera lo del aiio anterior, en que por no tener embafcaciones para dar aviso d e la presencia de naos enemigas, apresaron 6stas cuatro o seis navios espafioles en la costa. Y como el camino d e Osorno podia ofrecer por tierra la misma utilidad y se hallaba embarazado por 10s indios birbaros, se solicitaba su allanamiento. El Consejo de Indias accedi6 a la petici6n del Cabildo de Castro, porque la fragata que se solicitaba habia existido en aiios pasados y por Real C6dula de San Lorenzo, 28 de agosto de 1721, orden6 el rey a1 capitin general que diera las providencias convenientes para fabricar la fragata y que la tuviera corriente, y si fuera posible allanara el camino de OsornoZl3. Luis Alvarez de Bahamonde sirvi6 m6s de treinta aiios a su costa y menci6n, con armas y caballos, acudiendo a todas las cosas que se ofrecieron del real servicio, siendo capitin. Fue por tres veces en busca de 10s indios chonos y en el tercer viaje en que iba por cab0 de diez UG

210 211 212 213

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AHMCh XI, 557. AHMCh XI, 287 y 290. Silva, Historia de Chilob IV, 68 y ANS. C. G. 527. Silva, Histodn de Chilod IV, 53 y ANS. C. G. 721.

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hombres, anduvo todas las islas de 10s chonos, porque kstos pasaban a Ias de ChiIok a robarse ganado y llevarse indias cristianas, quitando la vida a 10s indios de Chilo6 y quemindoles sus casas, lo que tenia a ioda la provincia en cuidado en inquietud. Y esto dur6 hasta que 10s chonos dieron la paz. Tambikn sirvi6 coronando 10s centinelas: se refiere a 10s vigias que escrutaban el mar a ver si llegaban naves extranjeras 214. Josk de Uribe fue dieciskis afios factor de Real Hacienda, fue alfkrez del puerto de Calbuco y a1 frente de seis soldados pas6 a la ciudad de Castro a recaudar de 10s vecinos 10s bastimentos, que sirvieron para la expedici6n a Guayaoeco, donde habia naufragado un navio inglks. Y Iuego fue nombrado proveedor y juez comisario de la escuadrilla de siete embarcaciones que sali6 a la expedicidn, la que se llev6 a efecto felizmente, gracias a la economia y buen gobiemo de Josk de Uribe, quien nunca dej6 de dar a la gente su raci6n ni a la ida ni a la vuelta215. Otro chiloense dice que estuvo cuando se dio orden de desmantelamiento del fuerte de San Fernando de TenquehuCn, retirando a1 oficial que estaba alli con su gente216. 1 En 1744 el teniente de cab: plaza de Valdivia en una piragua, c u ~ ~ u u c ~ epiiegub ~ ~ u u ut: L I I I ~ U~I a l ~ t-i ~.a Mateo Abraham Evrard, ademis de sus cargos militares, de haber hecho las fortificaciones de MaulIin, de Castro y Calbuco, de haber hecho el mapa mis famoso que se entregb a expedicionarios, y que sirvi6 de base a1 mapa del P. Jose Garcia y que se menciona en la Historia Geogrifica e Hidrogrifica del Reino de Chile, realiz6 dos expediciones, una a Guayaneco a buscar 10s despoios de la Wager, en quince embarcaciones con ciento cincuenta soldados. Martinez de Tineo, el gobernador de Chilok, que organizb la expedicibn, dice que eran once piraguas y ciento sesenta hombres, y que cuatro se deiaron en Guavaneco, por si habia que volver. En 1750 (no se dice aqui la fecha en 10s mkritos de Evrard), “gobernando la provincia el teniente coronel Antonio N. de Santa Maria, pas6 Mateo Abraham Evrard a la altura de cuarenta y cinco grados y minutos, en tres piraguas tripuladas con soldados y caciques, a demarcar aquellos lugares, sondar sus puertos y construir el fuerte de San Fernando de Inche, que el rey habia mandado fundar. P aiin recuerda servicios de Evrard en tiempo de Can0 de Aponte en Chile y del Virrey, Marques de Castelfuerte en el PerG21s. Los infaltables Mansilla en este tiempo se hallan explorando. Mateo Mansilla anduvo en Guayaneco en 1744 y por eso acompaii6 a Pe214 215 216 217 218

Silva, Silva, Silva, Silva, Silva,

ChiZod IV, 69 y ANS. C. G. 527. Chirook IV, 181. ChiZot IV, 189. ChiZoS IV, 201 y ANS. C. G. 555. Historia o?e ChiZook IV, 227-228 y Real Audiencia v. 1500.

Historla de Historia de Histmla de Historia de

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Cosme Ugarte en la expedici6n de 1767-1768, a la isla o a GuayanecoZlg. Francisco Mansilla, que habia combatido a 10s chonos, en 1750, fue con una piragua con Evrard y ayud6 a construir el fuerte de Tenquehu6n"O. Pedro Mansilla, en 1744, fue a las Guaitecas a apresar a 10s defraudadores del fierro del rey, en 1745; siendo soldado de caballeria, bajo el mando del ayudante mayor Juan de Cirdenas, fue a reconocer el camino de 10s juncos por la costa de la marina, en ocasi6n de haberse id0 el cacique Tomis Marverde a buscar y solicitar 10s indios rebeldes. Y en 1750 fue a Inche con Evrard a hacer el fuerte en la isla de Avchilu, San Fernando de Tenquehukn221. En 1767 Castelblanco envia a Juan Antonio Olavarria en piragua a Rio Bueno, y de 61 no se halla mis noticia, ni de la piragua que Castelblanco iba a enviar para buscarlo m. En el viaje del P. Garcia a Guayaneco en 1766-1767, nos presenta una caceria de lobos marinos: "Entre cuatro y cinco de la tarde dimos vista a unos pefiascos llenos de lobos marinos, luego 10s caucahues con inexplicable gusto enderezaron la proa para la loberia, y desarbolando la piragua con mucho silencio, y con suave rema, se fueron acercando, y a distancia cuasi de una cuadra, pararon y desnudos algunos caucahues, se previnieron de lazo, y un palo macizo como de ocho a nueve palmos de largo, que aseguraron a1 cueIlo, para que no les embarazase el poder nadar, y luego, poco a poco, se descolgaron a1 mar y nadando tiraron hacia 10s lobos, y aunque 6stos 10s veian no se espantaban, teni6ndolos por lobos y de su misma especie. AI llegar a la orilla se repartieron y saliendo cada uno por su parte, enarbolaron el palo, y acometieron a 10s lobos, lograron matar once, y algunos como terneros. Hecha esta funcihn, se aceic6 la piragua y con lazos recogi6 la caza. En Chanaquelia, puerto de la cordillera, le dijo un caucahue: que esta era la tierra en que se habia criado, que daba gracias a Dios de ser cristiano; que ahora ya tenia hacha, comida y vestido, per0 cuando gentil 61 y 10s suyos padecian muchos trabajos. Y le cont6 su vida223. En el viaje de Pedro de Mansilla y Cosme Ugarte, a1 regreso con la expedicih del P. Juan Vicufia, el 26 de marzo de 1768, lleg6 el cab0 Mateo Mansilla con la noticia del naufragio y de la muerte del P. Juan Vicuiia, del aIf6rez Francisco Villegas, del soldado Bernard0 Agiiero, del piloto que el padre traia, llamado Doming0 Circamo, cinco milicianos y un indio prictico, llamado Tomis, de la naci6n de 10s caucahuesm4. Este es el segundo catilogo de muertos, despu6s del que narra el diario de Antonio de Vea, casi un siglo antes. d

haurt: ut: UIVS

219 ANS. A. J. I. V. Eyzaguirre v. 43, pieza 47. 220 Silva, Historia de Chilo6 IV, 214. 221 Silva, Historia de Chilot IV, 215. 222 ANS. C. G . 710, fs. 66, etc. 223 JosC Garcia, SJ., 0 . c. pp. 514 y 554. 224 ANS. A. J. I. V. Eyzaguirre v. 43, pieza 47.

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Los Barrientos, de Quiquel, estancia sita en el canal de Dalcahue, fueron 10s guias del P. MenBndez en sus entradas a la cordillera. Eran Miguel, el padre, y Josh, Diego y Dionisio, 10s hijos. Eran amigos de MenBndez, desde la misi6n circular. Le prepararon el viaje a la cordillera por el Bodudahue desde 1775, y el padre fue con ellos en 1783 y 1786=. En 1787 intent6 dos expediciones a Osorno el gobernador Hurtado. Estas expediciones, de Ias cuales la segunda tiene un diario de Pedro Mancilla fiiernn rritirrrrlac nnr fnc6 r l ~M m - a l d a . "B1

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movido intent6 en marzo del afio pasado de 87, reconocer la antigua ciudad de Osorno, per0 en tiempo y modo inoportuno y, se@n parece, sin las noticias necesarias para darle a1 oficial que comision6 a1 efecto una instrucci6n pr6ximamente directiva desde el fuerte de Maullin a djcho sitio, de donde result6 que llegando 10s taladores a la laguna de Purailla o I-Iueiiauca y a 10s potreros que algunos de ellos tienen a1 norte de Calbuco, conociendo su errada direcci6n retrocedieron a Maullin a mediados de abril. El gobernador, lisonjeada altamente su idea con la figurada riqueza y extraordinaria fertilidad del territorio de Osorno, mand6 saliesen por segunda vez 10s propios exploradores; y habiendo yo llegado a1 fin del citado abril, me orden6 formase un plano comprensivo de la costa y terreno entre Chilo6 y Valdivia; hicelo situando la costa por mis observaciones y noticias y por las que Su Seiioria me dio de las ruinas de Osorno, a siete leguas del mar del occidente, cuatro a1 sur del margen de Rio Bueno y cuarenta y uno a1 norte de la ciudad de Castro, capital de esta provincia; salieron, pues, a principios de mayo (ya entrado un agrio invierno) y dirigihndose a rumbos vecinos a1 norte, llegaron a1 terreno, donde se les dijo que se hallaba la ciudad, de donde, sin otro examen de haberlo creido eIlos asi por algunas porciones de caminos antiguos, que vieron cerdos y manzanos (de todo esto hay en una grande porci6n de terreno, transitado de escaso nfimero de indios juncos, huilliches y llanistas que habitan en las cercanias de Osorno y Rio Bueno), retrocedieron a Maullin a1 finalizar julio, llenos de trabajos y hambre, hechos unos cad6veres o esqueletos vivos, y a no ser por la actividad, conocimiento y arbitrios tornados por el capitin Antonio Mata, destinado en Maullin, perecen casi todos. No obstante lo dicho, el jefe se crey6 poseer ya a Osorno; preconiz6lo asi, y dio parte a la corte baio este lisonjero concepto, en mi sentir, pues, juzgo a Osorno a No se hallan criticas de las expediciocatorce leguas de la nes, por eso hemos colocado aqui 10s conceptos de Moraleda. Este eterno Pedro Mansilla, que se halla en estas expediciones, y que debe ser padre, hijo, nieto y bisnieto, nos ha sido conservado en retrato hablado por el Dr. Juan Isidro Zapata: "En Maullin hay un hombre nombrado Pedro Mamilla, de entendimiento bien 'claro y raz6n 225 Fonck, O.C. (viajes a la Cordillera), p. 6 y siguientes. 226 AHMCh XII, 629, 11. 14.

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tan libre, sin embargo, de la edad, que basta haber oido en toda su vida la voz de alguna persona, para que s610 por ella en cualquier concurso, la distinguiese y lIamase por su nombre; repetia sin discrepancia en sus conversaciones 10s hechos, viajes y acaecimientos de su vida, y si hubiera estado mejor cuidado y alimentado, no se duda que careciera de 10s achaques que le molestan, cuales son la falta de vista y de fuerza en la vejiga de la orina, por lo que no contiene ya 6sta”zz7. Entre 10s afios 1791 y 1794 Fray Fran’cisco Men6ndez realiza sus cuatro viajes a Nahuelhuapi, donde hallamos a1 capithn Nicolhs L6pez, a1 sargento Pablo Thllez, a dos de 10s Barirentos y a1 intdrprete Lgzaro Vargas acompaiiados de un nlimero creciente de milicianos Finalmente, 10s chonos son 10s prhcticos y guias de estas expediciones, cuyo trabajo es tan natural que parece que apenas basta con nombrarlos. MBs a1 sur de la laguna de San Rafael sirven de guias 10s caucahues, que tambi6n gozan del anonimato, a pesar de que se ve que son indispensables, no obstante las criticas que hacen de ellos algunos navegantes (p.e. Moraleda); sin embargo, no pueden salir sin chonos y caucahues, que 10s llevan a 10s lugares deseados, sin mapas, sin brdjulas, s610 llevados de su instinto y de la prhctica de haber navegad0 desde nifios. Por eso en las exploraciones australes se llevan el primer lugar y toda la geografia erudita de 10s canales y archipi6lagos les debe sus primeros pasos seguros. Despub de describir el archipi6lago de las Guaitecas o Chonos, concluye Moraleda: “Supuesto, pues todo lo dicho, concluyo con parecerme que nada interesa a1 Estado el exacto plan0 o carta de las Guaitecas, para lo cual era necesario emplear el trabajo de dos o tres sujetos, con 10s auxiliares necesarios y el tiempo ~ ~esta . fue la gloria de 10s habitantes de Chilo6 de cinco o seis a i i ~ s ” Y y sus islas: haber navegado continuamente 10s mares australes en sus piraguas para servicio del Rey y del Reino, sin otra recompensa que el olvidado elogio de haber sido durante dos siglos “grandes hombres del mar”. Por eso cabe preguntar: dNo era mBs barato un chono? dY no tendria derecho a equivocarse, a veces, si el trabajo era tan largo y dificil?

227 ANS. F. V. 276, fs. 191, v. 192. 228 Fonck, O.C. (viajes a Nahuelhuapi), passim. 229 AHMCh XIII, 60.

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El resultado de tantos viajes en todos sentidos fue un mayor conocimiento de la isla y sus problemas. De un lado se multiplic6 la cartografia y de otro 1ado se escribieron noticias que ahondaron en 10s problemas de Chilc36. Las noticias puieden ser memoriales, cartas a1 rey o tratados, genehre C h i l d . Siis son vente venida fiiera. ralmente breves, so--_ _ _ antores __ ~ . .. . . de _. La isla ni tenia escritores, ni tampoco 10s habitantes tenian estimulo para escribir y es raro que una persona sienta la necesidad de narrar lo que pasa todos 10s dias a su alrededor. Examinemos 10s principales de estos escritos, que tienen algunos caracteres diversos y otros comunes, ya se pida el remedio de un problema, ya se enfoquen todos. En 1684 hallamos el memorial de Francisco Gallardo del Aguila, que se reduce a dar las razones para que indios y espafioles abandonen la isla trasladhdose a cualquier punto de Chile, y tratando de desvanecer todas las obje.cionesmo que se puedan hacer en contra. Manuel Castelblanco hace, en 1767, una representach a1 Presidente del Reino sobre 10s incesantes pleitos que promovian 10s vecinos de la L

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blanco, que por lo general son noveleros, vengativos, inconstantes y por lo comGn falaces, de donde se origina que 10s chismes son interminables. Ocurren a1 gobernador Dara aue iuzcue. El ucobernador ha de dar raz6n I I a uno y condenair a otro. Este Gltimo se convierte en enemigo encubierto, que por cIebajo est6 fomentando especies y creando y aumen-1- _.._ _ _ _ _ 1- _.._ -_ _ _ .muy _...._ l?I-!-?l r7 tando el nGmero ae quejosos, io que .__ no 1ies es airicii. ri-ecueutes casos de perjurio muestran bien claramente que estas gentes juran como quieren arrastrados por una sed de venganza que mantiene sus pleitos en estado interminable. Y sigue con otros problemas. En Chilok se introI

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230 Mhl.

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167, 5-13.

185


dujo la costumbre de recibir con ceremonia las provisiones de la Real Audiencia. De ahi naci6 la idea de confundir la Real Audiencia con el rey, y asi amenazan a1 gobernador con acudir a la Real Audiencia; otro problema es el de 10s indios calbucanos que fueron declarados exentos de pensiones, y por eso andan haciendo alarde de s u holgazaneria y dividiendo mis a 10s calbucanos de 10s indios encomendados, creando dificultades por la diferencia entre unos y otros por el trabajo a que unos estin obligados y 10s otros nos1. El P. Segismundo Guell en su Noticia breve y moderna del archipiklago de Chilo&, de su terreno, costumbres de 10s indios, misiones, da un panorama bastante completo de la isla en todos sus aspectos. Su plan se parece a 10s esquemas que usan 10s que desean dar una informaci6n integra, lo que causa la semejanza de 10s escritos de esta especie creando cierta monotonia en la informaci6n. Por ser misionero Guell conoce la isla directamente y en todos sus aspectos, ademis de haber sido explorador de Nahuelhuapi, misionero circular y misionero de caucahues en la isla de Kaylin. Carlos de Beranger, gobernador de Chilok, escribi6 una relaci6n geogrifica de la isIa de Chilok, fechada en San Carlos el 15 de febrero de 1773. Nicolis Anrique dice que Beranger tiene dos escritos sobre Chilok. Por el sumario de este breve escrito de 67 piginas, se puede formar una idea: Situacidn, poblaciones, Castro, San Carlos, Chacao, Calbuco, Carelmapu, centinelas de prevenci6n para mayor seguridad de la provincia, puertos, rios y Iagunas, mareas, caminos, temperamento, cosechas y frutos, ganados de lana y cabrios, ganado de cerda, animales, pesqueria, minas; de qu6 carece la provincia, quk gkneros se extraen de ella y su comercio; genio de 10s habitantes y su explicacibn, estado espiritual de la provincia v sus curatos, nGmero de feligreses de estos curatos, nGmero del estado eclesiistico que sirve en la provincia, misiones. Este es el esquema de la obra de Beranger, que en las ipartes pertinentes se funda en 10s trabajos del piloto Francisco MachadoB2. Manuel Zorrilla escribi6 una relaci6n sobre Chilok manifestando la situaci6n geogrifica, producciones, poblaci6n y estado actual de defensa de la provincia. Fue enviado a Chilok como ingeniero extraordinario de 10s Reales Ejkrcitos y comisionado para la defensa por orden de 26 de octubre de 1778. Est5 fechado el 26 de febrero de 1781, y consta de 13 piginas folio. La mitad del trabajo est6 consagrado a su ram0 que es la defensaZ3. LAzaro Ribera, ingeniero y cartdgrafo, escribi6 un discurso sobre Chilok, publicado en 1897, consta de tres articulos, el primer0 trata de la situacidn, geografia, producciones, poblaci6n y decadencia de la provincia de Chilok; articulo segundo: del foment0 que p e d e recibir la 231 232 233

Silva, Historia de Chiloe' IV, 266-268. Anales de la Uniuersidad de Chile, torno 84, 1893, 181-243. MM. v. 199, 140-153.


provincia de Chilok, y tercero: de la defensa de ChiloB. Por su preocupaciones altruistas, se le puede clasificar como un “ilustrado” Francisco Hurtado, que lleg6 a Chilot\ con el pomposo titulo de intendente, no cosech6 m h que desilusiones, aunque fueron peores las que depar6 a sus slibditos. Ya antes de venir a Chile, en 1784, escribi6 a Josk de Gilvez sobre el modo de arrancar a 10s chilotes del estado deplorable: primero, sacar a todos 10s indios y espaiioles de las islas y concentrarlos en la isla grande, y estimularlos a1 honor, a la agricultura, a las artes, a la navegaci6n y a1 comercio y, finalmente, civilizarlos y hacerlos racionales (por) que no lo son. De paso critica a Lizaro Ribera, porque celebra las baterias altas. Esto da derecho a Hurtado para decir que estin avunos de principios v que las baterias temibles son 1:i s rasantes. Sobre 10s eclesiirsticos tiene un pbrrafo, que no necesita Comentario: “Los eclesiisticos deben ser exportados y mandados a que Conspiren a la ejecuci6n y miras de la real voluntad”35. Llegado a la isla el intendente, escribe a Jose de Gilvez, conV ertido en Marquks de Sonora, este sonoro discurso: “Seiior: luego que . . . , me hlce cargo del penoso mando de eSta provincia, que mejor dire: de la dura esclavitud, desamparo y mortal tarea de ordenar, arreglar y componer tanto desorden, tan destruida y desordenada miquina mis pr6xima a su ruina que lo que habia comprendido en esa corte, de las r elaciones que lei y conceptue exageradas. Per0 en medio de tantos asuntos, ]pleitos sin accih, obras reales sin ingeniero, armeria sin ar”:,.,.,c,,J,... , : c.-. --...... , . . .: ..- UIILIC(I ..c:,.:-1 ,,,1 -...i-c:--. Llcniero, ofiulld 3111 LuIILdUul, 111 LcrJult;lu, 111 UIX 1.t;dl p d L L l L U , l d l ~ d d e escribanos, ni alin escribientes, de subdelegados, ni sujetos a quien 1’ioder nombrar, ni aun alcaldes ordinarios, porque donde todo es calaniidad, destrucci6n y pobreza, todo es ignorancia, estupidez o ineptitud desahorro ni desemneiiar m i s leve encarm . . .” %z6. I:.bara - . maneiarw _ . . . . - - - - ron --- _ -. D-’ --r ---- - el 0 Cuando el soberano en 1789 da las instrucciones a Pedro de Caiiavera1 para el gobierno de Chilot\, da un buen plan para corregir 10s defectos de la isla y su gobierno Nadie conoci6 Chilok paso a paso como Josh de Moraleda. AI fin de su primera exploraci6n en San Carlos de Chilok, el 20 de agosto de 1789, escribe su breve descripci6n de la provincia de Chilok, su poblaci61-1, caricter de sus habitantes, producciones y comercio. El escrito fue impreso en 1887, con un siglo de atraso. Consta de 28 niimeros, una nota y una advertencia. En el nlimero 4 y siguientes habla de 10s habitantes: “El carbcter es d6cil. . .’’ comienza, pero sigue “la desidia, el perjurio” etc. El nlimero 5 habla de la pereza, pero bien examinada es defect0 de 10s hombres y no de las mujeres. El nlimero 6 comienha: I

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234 ANS. F. A. 32, 12, 107. M M . v. 259, 188-294. Impreso rehiones geogrdficm, Santiago, 1897, 1-87. 235 MM. V. 202, fs. 1-8. 236 MM. v. 200, 243-255. 237 MM. v. 207, fs.

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un ridiculo despreciable entusiasmo de vanidad, que en medio de la misma indigencia, en que siempre estin, 10s eonstituye en otros tantos cpijotes, cuya perturbada imaginaci6n no se separa un punto de 10s empleos y dignidades a que su alucinaci6n 10s lisonjea acreedores, memorando continuamente la caballeria v nlvirlnnrln nile e1 hnmhre m 6 e vi1 de una repliblica es el ocioso”. N. 24. “Por liltimo la situaci61n natural de esta isla de Chilok la hacer ser (sin disputa en mi concelpto) la posesi6n maritima rnis ventajosa de todas la; costas de Chile Ji’ Per6”=*. ;lln” yuG ucuLu A a k..,,L:...l,iauiibai r - 1 iiogai ll,,,.. Juan Mackenna, por unos hornlrlvJ ai Chile, sigui6 viaje hasta ChiloB; a1 partir el 23 de noviembre de 1797, se expresa asi: “El corto tiempo que estuve en Castro ( l o ) emple6 en remrrer sus inmediaciones, enterindome del modo de vivir de estos islefios, sus costumbres, industria, etc., de todo lo que dark a V.E. desde n x - 0

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del gobierno deben dirigirse a la mera conservaci6n de este archipiklago, el cual por causa de su situacibn, puertos y maderas, es la posesi6n mis importante de la AmBrica del Sur para cualquiera potencia ultramarina, particularmente la inglesa; per0 considerada como provincia espafiola, jamb seri otra cosa que una penosa carga a1 Estado (respecto que no necesita en estos mares de ninguna de las ventajas referidas), no siendo e! caricter nacional de sus habitantes, el clima y su ingrato terreno, susceptibles de las mejoras que muchos insinlian”Bg. Y aqui ponemos punto a las relaciones sobre la isla de Chilok y sus contornos. Otro fruto de tantas exploraciones, ingenieros, gobernadores militares y cartdgrafos, fue el buen n6mero de mapas que dieron a Chilo6 otro motivo para ser conocido y precisado en su figura geogrifica e hidrogrifica. Los mapas se indicarin en la forma mis breve teniendo en cuenta indices y obras cartogrificas. Antonio de Vea acompafi6 la narraci6n de su viaje con cartas geon r 6 f i r a e . l’r Entre In nnntn ~ I PO n P d n r v Rio San Andrbs: 21 Tmos chonos; 3 ) Desde la punta de Quedar hasta Doiia Sebastiana, y 4 ) Extremo sur del continenteZPO. El mapa de Mateo Abraham Evrard, de 1744, es conocido por las referencias de Machado, Jose Garcia y el libro Historia Geogrifica e Hidrogrifica, atribuido a Amat. La misi6n circular de 10s jesuitas tiene un mapa de 1757-1758’241. pr-‘ 238 239

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AHMCh XII, 595-621. Juan Mackenna, Carta a1 Virrey del Per6, MarquCs de Osorno, 2 3 de noviembre de 1797. ANS. F. V. 223, sin foliar. 240 Atlas 111, l h i n a s 11, 12, 13, 14. 241 AGI, Planos de Per6 y Chile 215. Atlas I, n. 8 y 11, n. 3.

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El viaje del P. Jose Garcia fue publicado con un mapa hecho por Garcia, s e g h el mapa del sargento mayor de 1744: 6ste es Abraham242. Felipe G6mez de Vidaurre aiiadib algunas ilustraciones a su obra hist6rica y bsta se conserva en la Real Academia de la Historia de Madrid, con una copia del mapa de Chile, inventado por Varillas en 1737 243. Carlos de Beranger form16varios mapas: Plano de la Bahia de1 Rey 2-1 l7__-I- D - - 1 3- @-C y Puerto de San Carlos (1760O \I 944 ---.ZDl--.. A ~ I I Uut:i r ue:lLc neai ut: J ~ I IZarlos (1769) 245,Plano de las costa!s del 'sur hasta el Rio San Tad eo (1769) e46, Plano de la bahia y puerto de) la ciudad de Santiago de Castro (1770) 2477 Plano del canal de ChacaoZ418. lers _____ h i m In9 n a n R S * Parte PP' ___ r----=-- -___ --ptentrional de El ingeniero LBzaro Rib--la isla de Chilob, en donde se comprende el puerto de San Carlosq9, puerto de la peninsula, en donde invern6 el pingue A h , de la escuadra de Anson2"; Parte oriental de la isla de ChiloC, en donde se comprende el puerto de CastroZ5l; Plano del puerto de Chacao y canal de RemolinosZ52;Carta EeogrBfica de la costa de Valdivia, Chilo6 y archi1GClago de las Guaitecas 253. El gobernador-intendente de Chilob, Francisco Hurtado, es (:itado 1)or dos mapas: Carta hidrogrifica reducida que contiene la costa del LI-2-1 C..,, -, d : d , --+-E?:,. R..--.. i)dll C, P--1,, 2- f%:l-, hill ucl i)ul, ~ u l l I y l c l l u l u QcllLIG l\lu uucllu udllu3 uG uIIIIui, con inclusibn del terreno, doride estuvo situada la ciudad de Osorno. s e d r1 10s padres Torquemada y Ovalle, y las derrotas ejecutadas por 10s histo. riadores de su antiguo ca mino para abrir la comunicacibn de ChiloC corI Valdivia en el aiio 1787. Francisco Hurtado z54. 3 1 . 1 1 1 n 1 . 1 .P Plano de una parte ue la isia granae ae u m o e, para maniresrar el camino nuevo y su atajo o desecho, por el que se hace m i s corto viaje, que presenta la desigualdad del terreno intermedio entre este puerto de San Carlos y Santiago de Castro, capital de Ja provincia. Francisco Hurtado, 1788 253. El que hizo mas planos fue el piloto Jose de Moraleda por su cargo de comisionado del reconocimiento de Chilob y sus contornos: Plano de la laguna de Todos 10s Santos en la cordillera real de 10s Andes256, ~

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242 243 244 245 246 247 248 249 250 251 252 253 254 255 256

Cfr. supra, nota 52. W. Hanisch, Itinerado y pensamiento de 10s jesttitas ezpulsos de Chile, Santiago, 1972, 229

M.Ch. 156, 122. M.Ch. 156, 123; 158, 133. Atlas 111, 122. M.Ch. 157, 126. M.Ch. 158, 134, Atlas 111, Urn. 17. Atlas 111, 1Hm. 17. M.Ch. 61, 141 b. M.Ch. 61, 141 c. M.Ch. 61, 141 d. M.Ch. 61, 141 e. M.Ch. 61, 141 f. M.Ch. 65, 174. M.Ch. 62, 148, y Atlas I, n. 3. MCh. 63 155.

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plano del puerto de Huyti257, plano del estero de Talad, en la costa del este de la isla de Chilo6258; plano del puerto de Kaylin259;plano del estero de Compu2@";plano de la ensenada de Tictoc, en la costa occirlnnt-1 y"'"6w"'w" nntorr/\nioa 261., y nlann o r t o r n AP Pnmon n T 262. r\lonn del """ ' r-~w ester0 de Reloncavi 2a3; plano del estero d e Piti-Palena plano del estero de Castro y canales que conducen a 61ZG5; pIano del puerto de Calbuco 2M. Carta esf6rica que contiene la costa occidental patag6n!ica comprendida entre 10s 41 y 10s 45 grados de latitud meridional (:on . 1 . c . aei 1-1 2,. P L : l - L . L 2-1 ,..I-- 2- 2 .. inclusion peyueiiu --..L:-:Ll--aiuiipieiagu u t: ~ i i i i u ey pdi~tlutli gidiiutl ut: 10s chonos, reconocida y levantada de Real Orden y Comisi6n del Excelentisirno sefior Baylio, Frey don Francisco Gil y Lemos, por el alfCrez de fragata, primer piloto de la Real Armada, don Jos6 de Moraleda, en 10s afios 1792 a 1796267.Hay dos mapas suyos reproducidos en el Atlas de Claudio Gay. La Descubierta y la Atrevida tomaron en su viaje, a su paso por Chilot., dos planos, el de Chilo6 268 y el del puerto de San Carlos L'09, en 1790. El P. Fray Pedro Gonzilez Agiieros, OFM., en su Descripoi6.n Hbtorial del arch4piblngo de Chilob, 1791, FUSO un plano del archipidago, que compuso segGn el mapa que en 1752 envi6 el Conde de Superunda, Virrey del PerG en el que se comprendian no s610 ChiloB, sino 10s de las Guaitecas y Guayaneco, como explica en las pp. 248-249 de su obra. El Gobernador de Valdivia, Mariano Pusterla, y el ingeniero Manuel Felih, suscriben en 1791 un plano que comprende 10s puertos de Valdivia y Chilo6 con la costa intermedia s e g h la carta de la Mar del Sur Gltimamente corregida: en 61 se manifiesta el nuevo camino de comunicaci6n entre ellos abierto en el afio 1789, de orden de Su Maiestad, por direcci6n del ingeniero en jefe de 10s reales ejkrcitos D. Mariano Pusterla, Gobernador de la Plaza de Valdivia, y arreglado por 10s rumbos que ha observado, y niimero de leguas que ha computado el ingeniero extraordinario D. Manuel Olaguer FeliG en el reconmimiento que 61 acaba de hacer, transfirikndose de aquellas islas a dicha plaza. Suscrito por Mariano Pusterla, en Valdivia, a 10 de enero de 1791 27Q. UCIIILc4LI

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M.Ch. 63, 156. M.Ch. 63, 157. M.Ch. 63, 158. M.Ch. 63, 159. M.Ch. 63, 160. Atlas 111, lam. 19. M.Ch. 63, 161. Atlas 111, lam. 21. M.Ch. 64, 162. M.Ch. 64, 163. Atlas 111, lbm. 20. M.Ch. 64, 166. M.Ch. 64, 171. M.Ch. 94, 445 (J. T. Medina cita este mapa como impreso en Santiago, 1845). Atlas 111, l h . 15. Atlas 111, 1Am. 16. MCh. 66, 178. Atlas I, 9.


La fragata Santa Bdrbura fue a Chilok con instrucciones del Gobernador de Chile, don Ambrosio Higgins, para recorrer todo el sur en via de inspeccihn, per0 se limit6 el c a p i t h Nicolhs Lobato a enviar en expedicibn a Inche dos piraguas, a1 mando de Francisco de Clemente Mir6 y de Luis Lasqueti GBlvez; el trabajo cartogrhfico se limit6 a mos cuantos mapas, un tanto repetidos, que son 10s siguientes: Plano de la Bahia de Inche y Puerto del pingue Ana, 1792 (Mirh, Lasqueti y Lobato) 271; Plano del Puerto Dique en la isla Barba, del archipiklago de las Guaitecas, 1792 (Mir6, Lasqueti, Castellanos, Lobato) 272; Plano del Puerto de Ascensiom6 en la isla Lauchilu de las Guai$ecas, 1792 (Mir6, Lasqueti, Castellanos, Lobato) 273; Plano de la Bahia de Inchem6 y del Puerto del Refugio del pingue Am, 1792 (Mir6, Lasqueti, Castellanos, Lobato) T i 4 ; Carta esfkrica, que comprende de la isla de Chilok hasta el Puerto de Inchem&, 1792 (Mir6, Lasqueti, Castellanos, Lobato) 2i5; Plano de la Bahia de Inchem6 y Puerto del Refugio de1 pingue Ana, corregido por don NicolL Lobato, 1792z6; Plano del Puerto de Inchem6 y del Refugio del pingue Ana, corregido por NicolL Lobato, 179227i; Carta esfkrica que contiene la isla de Chilok hasta el Puerto de Inchem6, corregida por NicolLs Lobato ?8; Carta esfkrica del sur de la isla de Chilok. hasta el istmo de Ofaui v/ desde la Darte I I Puerto del Refugio del pingue Ana, corregido por Nicol6s Lobato, 1792 379. Los mapas repiten ciertos lugares hasta el cansancio, fuera de 10s de Moraleda, que tienen mhs variedad. Pese a este inconveniente, el estudio cartogr6fico de Chilok progres6 mucho hacia el fin del siglo XVIII por la exploradm sistemitica de Chilok y sus alrededores. Asi ha llegado el momento de recoger las velas, de detener 10s remos Y- decir adi6s a Chilok, capitana de rutas australes, que nos permiti6 acompaiiarla en su incesante navegar durante dos siglos.

271 272 273 274 275 276 277 278 279

M.Ch. M.Ch. M.Ch, M.Ch. M.Ch. M.Ch. M.Ch. M.Ch. M.Ch.

71, 226. 71, 227. 169, 254. 169, 255. 169, 256. 72, 228. 73, 244. 73, 245. 73, 246.

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POSFACIO 0 EL REVES DE LA IRONIA

La quinta dimensi6n de Chilob es la fantasia. Limite ideal y horizonte lejano, que explica el porque del folklore de las islas del archipielago. Parece como si las cos fantasmas. En Chilo6 no hay ciuuaues o son ciuuaues vacias: JUI LUUU ~1 archipielago no hay mis que dos poblaciones, dice Guell, si poblaci6n quiere 1Iamarse un conjunto de casas, por mejor decir, d e ranchos, que la mayor parte del afio estin deshabitadas”, porque sus habitantes residen en sus campos y s610 van a la ciudad en contados dias de fiesta. Per0 una ciudad continuada es una fantasia, la ciudad encantada, 10s C6sares la ciudad inaccesible. Es la utopia: la ciudad sin lugar, siempre buscada, per0 nunca hallada. En la primera epoca se la buscaba hacia el sur entre las islas y 10s canales, despues se la buscaba por la costa de tierra firme, por el camino de 10s estuarios, cruzando las cordilleras hacia las pampas, per0 siempre esti mis a116. Las expediciones chiloenses van tambien tras 10s establecimientos fantasmas de 10s ingleses (sean 10s que fueren 10s enemigos europeos 6iiempre se llaman ingleses). Van como David contra Goliat, sin armas, 1iero impividos. A veces con instrucciones, dignas de una flota de muchos 5ilmirantes. Per0 10s establecimientos ni se ven, ni se encuentran, ni se L-L--

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de 10s chonos, otro naufragb en Guayaneco. Desaparecieron del mundo para vivir imaginados. El tratado con Inglaterra sobre pesca en 10s Mares del Sur tiene articulos dificiIes de explicar y sobre ellos Ambrosi0 Higgins se expresa asi: “La comisi6n de V.M. se dirige a cruzar las alturas (como quien dijera 10s sures) y reconocer las costas e islas desamparadas de esta Amkrica no ocupadas ya por Espafia, a1 sur de nuestros Gltimos establecimientos, en que les es Iibre desembarcar y abarrdcarse ‘temporalmente’ a 10s ingleses, para estar a la vista si ellos 193


forman alguno con apariencias de permanente, en cuyo cas0 10s reconvendri y persuadiri a que se retiren y hari relaci6n circunstanciada del abuso”. A 10s dos siglos se permiten a 10s ingleses unos establecimientos fantasmas, como si el destino de Chilok fuera ir siempre a la caza de ingleses invisibles. Las canoas monoxilas y las piraguas de tres y cinco tablas son 10s carruajes de canales australes. Son tan simples que la naturaleza les da 10s materiales (alerces, chilcbn, quinileja, nepu), y 10s instrumentos son el hacha de piedra (cachalcura) y en lugar de barreno usan el fuego. A excepci6n de galeotas y fragatas, de que, a veces, se habla, desde el descubrimiento hasta 1800 la piragua fue el vehiculo de todas las expediciones: misioneros y sabios, autoridades y chonos : todos van en piraguas. Sin embargo, a fines del siglo XVIII se presiente el ocas0 de la piragua. Higgins ordena a1 comandante de la Santa Bbrbara habilitar una o dos lanchas grandes, que llaman piraguas, tripuladas de 10s chilotes naturales y diestros en su manejo, que suplan la falta de balandras para engolfarse y costear rios y barras sin peligro de 10s bajos. En otra parte repite que la experiencia del viaje de Mir6 comprueba que hay que destinar balandras de la armada real para el perfecto reconocimiento de todas las islas y de la costa. Y, finalmente, responsabiliza del fracas0 de la expedici6n a “la inutilidad de estas embarcaciones”. Sin embargo, Moraleda todavia utili26 las mismas piraguas de Mir6, como si el destino hubiera dispuesto que la piragua fuera el vehicuh propio de la expedici6n m6s cientifica del siglo. CFue este el momento en que la dalca chiIota, la piragua que volaba sobre la espuma del mar, se convirti6 en el Caleuche, el barco fantasma, a1 perderse en la historia y recalar en la fantasia? Y dquk pensar de una isla donde regian 10s precios de provincia, “10s precios imaginarios”, como decia el rey? CPrecios que multiplicaban hasta por cuatro el valor de las cosas? CY que el rey queria que se convirtiesen en precios reales y verdaderos? Hay una persistencia de la paradoja y del ensueiio. Parece como que todo se hiciera para soiiar. Es posible que 10s pobres chilotes, a 10s tres siglos de surcar 10s canales y las islas, de aventurarse en la tempestzd, de recorrer en servicio del rey con peligro de la vida 10s caminos del viento y de las alas, con las piraguas convertidas en pijaros en vuelo deslizindose sobre la espuma del mar, es posible que creyeran haber hecho historia. Incorporados a la orden de la marineria, sin vistosas ceremonias, acometian empresas, a1 parecer inMes, para evangelizar, para descubrir a1 enemigo (cuando el enemigo no 10s descubria a ellos), para encontrar niufragos de naves desconocidas; eran exploradores de la tierra y el mar, mantenedores de una frontera hiimeda de nieves y ventisqueros, de lluvias y granizos, de canales y de mares, de pantanos y

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de islas, y tambikn de bosques infinitos, de pampas solitarias, de rios y de lagos, eascadas y remansos. Todo ese afin de navegar sin tkrmino hacia fronteras de fantasmas jmaginarios libr6 a1 pais, para ellos siempre lejano, de 10s fantasmas vivos. Defendieron a1 pais con 10s muros inquietos de sus aguas, con las balas certeras de sus huracanes, con la eterna cuaresma de sus costas y el agresivo perfil de sus acantilados. Sitios en que ni enemigos ni defensores podian vivir sin el auxilio de fuera. Fortaleza d e soledad infinita, donde chilotes y chonos, caucahues y guaihuenes, calenes y taijatafes sabian la misteriosa ciencia de vivir, donde la naturaleza no cooperaba con nada. Por eso la isla de Chilok podia escribir como capitana de rutas australes el orgulloso lema medieval: Navigare necesse est, vivere mn est necesse. Navegar y navegar es mejor que vivir.

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APEN D ICE

W H O DOCUMENTOS

I. Carta del P. Tosk Imhoff,, S.J., . a1 Obispo de Concepci6n. Tuan <le Necolalde, sobre (as misiones de Chilok, C&epci6n, 14 *de diciem1:)re de 1817. 11. Plan presentado por el P. Juan Nepomuceno Walter a la Junta de Poblaciones sobre misiones australes, 9 de enero de 1764.

111. Carta del Presidente de Chile, Antonio Guill y Gonzaga, a1 Rey, sobre dos misiones y una villa en Chilok, 10 de septiembre de 1764.

IV. Informe de Contaduria General, a pedido del Consejo de Indias, sobre dos misiones v una villa en Chilok. 28 de febrero de 1767. V. Carta del Gobernador de Chilok, Juan Antonio Garret&, a1 Presidente Guill y Gonzaga sobre un viaje a1 interior de Reloncavi. Chacao, 21 de octubre de 1765. VI. Carta del P. Segismundo Guell a1 Gobernador de Chilok, Manuel de Castelblanco, sobre su viaje a Nahuelhuapi, RalGn, 18 de enero de 1767.

VII. Carta del Gobernador de Chilok, Manuel Castelblanco, a1 Presidente Antonio Guill y Gonzaga, con que le envia la carta anterior, Chacao, 23 de enero de 1767. VIII. Noticia breve y moderna del archipiklago de ChiloB, de su terreno, costumbres de 10s indios, misiones, escrita por un misionero de aquellas islas en el afio 1769 y 70.


DOCUMENTO I CARTA

DEL

P.

JOS$ IMHOFF AL OBISPo DE &NCEPCI6N7

ESCRITA EN

GCXNCEPCI~N EL 14

NECOLALDE, 1717

JUAN

DE DICIEMBRE DE

Archivo General de Indim, Sevilla Audiencia de Chile 153 Ilustrisimo sefior: 1. Por obedecer a V.S. Iltma. hago esta relacihn, aunque brevemente, de las misbnes de Chilok, que son las mis gloriosas y apost6 licas en todo este Reino de Chile. Est& Chilo6 entre 10s 42 y 43 grados de altura, un archipiklago de mis de treinta islas y golfos de mar, el temple hlimedo y frio. En el Colegio d e Castro, que es colegio de misiones, hay ordinariamente cuatro padres sacerdotes; los dos misioneros todo el verano se ocupan en correr las reducciones e iglesias con trabajos excesivos por mar y tierra, sin reparar en 10s peligros de aquellos golfos bravos y corrientes tan ripidas de ese archipiklago. El trabajo se les suaviza a 10s misioneros por ver el fruto tan abundante que se hace en las almas de aquellos indios, pues son muy d6ciles e inclinados a Ias cosas de Dios; no hay entre ellos ninguno que no sea bautizado, ninguno que tenga dos mujeres, ninguno que no sepa la doctrina cristiana y las oraciones acostumbradas y se aficionan admirablemente a1 culto divino; y cuando pueden, sin que Sean compelidos, oyen el sacrificio de la misa con grande devocibn; todos 10s aiios se confiesan y 10s capaces comulgan, y muchos d e ellos repetidas veces entre el aiio. El Viernes Santo van a la ciudad de Castro y todos 10s que hallan forma, despuks de confesados, se azotan pliblicamente en la procesi6n. Tres aiios ha que visit6 esa provincia el Maestre de Campo General, don Pedro de Molina, y se hall6 haber indios naturales, hombres y mujeres, 6.120. Y esos estin repartidos en 69 reducciones; y cada reducci6n tiene su iglesia con su fiscal, quien les reza todos 10s domingos y fiestas en su iglesia en ausencia de 10s misioneros, enseiia a 10s chiquillos, llama a confesi6n cuando hay enfermo, y bautiza a 10s recikn nacidos cuando hay peligro de muerte, etc. Todas estas reducciones corren 10s dos misioneros por el tiempo de seis meses en piragua por mar. Y luego que llegan con su piragua a1 puerto, viene toda la gente a la playa con gran jlibilo a recibir a sus misioneros y les acompaiia a la iglesia rezando, asi chiquillos como grandes. En cada iglesia de estas quedan 10s misioneros dos, tres o cuatro dias conforme la gente que hay; y estos dias de misi6n son de Pascua para 10s indios, no se ocupan en trabajo alguno y quedan s610 atendiendo a1 bien de su alma; ahi se enseiian 10s misterios de la fe, 10s pirvulos se bautizan, 10s adultos se confiesan y reciben el sacramento del altar; y hay iglesias en que suele haber mis de 150 y a veces hasta 200 confesiones; reconcilianse 10s discordes; administranse 10s sacramentos a 10s enfermos y se seiialan fiscales, cuyo

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Gnico oficio es en ausencia de 10s misioneros enseiiar el rezo a 10s chiquillos, llamar a confesi6n cuando hay enfermos y bautizar a 10s chiquillos en peligro de muerte y enterrar a 10s difuntos. Otro mes emplean 10s dichos dos misioneros en correr las misiones por tierra alrededor y contorno de Castro en la misma forma arriba dicha y lo [de] rnis del tiempo, que es el rigor del invierno, paran en el colegio; y aun ni entonces se puede decir que paren, pues no queda casi dia que no Sean llamados a confesiones de enfermos en islas distantes de 15 y 16 leguas, sin reparar en peligros del mar, frios, vientos furiosos y aguaceros, que son casi continuos all& Fuera de estos dos misioneros y el P. Rector del colegio, hay otro padre sefialado para la ensefianza de 10s niiios de espaiioles, quien como tambikn el rector a menudo acude y sale a campaiia para administrar 10s sacramentos a 10s enfermos; de suerte que no queda padre sacerdote que no se ocupe en estos santos empleos. 2. En esas mismas islas de Chilok hay otra misi6n recikn puesta para 10s chonos, 10s cuales van cultivando en la fe cristiana otros dos misioneros. Son 10s chonos de diferente naci6n que 10s de Chilok y distan sus islas mis de 30 leguas de las Gltimas de Chilok, corriendo del norte a1 sur por golfos y mares bravos. Han tenido 10s dichos indios chonos continua guerra con 10s de Chilok hasta pocos afios ha, en que dejaron sus tierras y vinieron a dar la paz; y habiendo quedado en las islas de Chilok les dio don Juan Uribe, cura y capellin que fue del fuerte de Calbuco, una isla llamada Guar, distante cuatro leguas del dicho fuerte de Calbuco, y se les seiial6 un misionero, aunque sin congrua, hasta que se determinase Gltimamente en quk forma habia de estar dicha misi6n. Y habiendo conocido despuks 10s chonos que dicha isla no les era a prop6sito por estar tan eerca a la de Calbuco, expuesta a todos 10s latrocinios de tableros y mariscadores y tan Bspera y espesa de montafias, trabajosa de cultivarla para unos indios recikn reducidos y no hechos a1 trabajo, le dejaron, fuera de una o dos familias, y se pusieron en otras islas vacas de Chilok; de manera que por haber andado hasta ahora tan vagabundos no se ha podido hacer el fruto deseado en sus almas. Dos aiios ha que se fund6 esta misi6n por la Junta de Misiones en Santiago, y se le seiialaron dos mkioneros (con una congrua corta hasta en tanto que venga confirmado de Su Majestad) que actualmente estin cultivando esa nueva planta en la religi6n cristiana. Y como todos 10s principios son dificiles han podido hacer poco progreso hasta ahora y el embarazo principal es no tener ellos lugar fijo; no obstante ya van abrazando la fe, porque como son de su natural dbciles, les mueve mucho el buen ejemplo que ven en 10s demis indios de Chilok. Pues ahora de ksta ya habri mis de 100 bautizados y muchos casados por la iglesia y esperanza de otros muchos mis, que suelen venir de su tierra. No estilan tener mis que una mujer, y borracheras hay pocas entre ellos. El sustento principal de ellos ha sido hasta ahora 10s 199


lobos de mar, mariscos y pijaros, que asi de dia como de noche iban cazando; per0 ya les van sabiendo mejor las papas, harina y legumbres de Chilok, por cuya raz6n ya se van haciendo a1 trabajo, haciendo sus sementerillas con esperanzas de gozarlas, etc. Los trabajos que padecen esos misioneros son 10s mismos que padecen 10s de ChiloB, por estar en la misma graduaci6n y en el mismo temple, aguaceros y mares, las necesidades en vestirse, sal, aji y vino, a falta de navio las mismas. _ _ . 3. En 1a misi6n de Nahuelhuapi hasta ahora mis ha sido el trabajo que el fruto, pues est6 en la Lotra banda de la cordillera, en la naci6n de pcLe.lches y poyas, gente birbara e indhmita, en 42 grados de -lL-"- 1. -.! alLula, la lllirS :retirada y trabajosa de todas. Dista del fuerte d e Calbuco, .. XI 1ieguas por mar, lagunas y coraiiieras; SI si es por el camino anriguo es por el camino nuevo de Buriloche, 70 leguas por mar y cordilleras Asperas. El camino antiguo no se puede caminar con cabalgadura por raz6n de las lagunas intermedias y asi se anda a pie 16 leguas, llevando las cargas a cuestas por rios, montafias v cordilleras; el nuevo se va trajinando con cabalgadura desde la casa de la misi6n hasta la playa de Chilok, aunque con trabajo por 10s malos pasos y pantanos, que en esas cordilleras hay; y porque s610 dos afios ha que se ha descubierto ese camino no se ha podido conseguir hasta ahora su composici6n total, aunque fuera de gran alivio para la misi6n para poder tener mis ficil recurso a Chilok, pues de Valdivia est6 distante esa misi6n m6s de 130 leguas y de Penco cerca de 200 por cordilleras y gente bSrbara de puelches intermedia, que se pasa con grandisimo riesgo de perder las cargas, cabalgaduras, y aiin la vida d e 10s pasaieros no est& segura, porque ellos' como duefios de la tierra y sin suieci6n ni miedo alguno, nor el interks hacen lo que se les antoia. Unos 15 6 16 afios ha que se fund6 esa misi&, a que asisten dos padres sacerdotes y est& junto a la cordillera y una Iamna grande. No se pueden exdicar 10s trabajos que ahi han padecido 10s primeros misioneros; por falta de otro mantenimiento comieron came de caballos, padecieron hambre y frio, pues el temple es muy rigoroso, y casi todo el invierno est6 el suelo cubierto de nieve, 10s viaies dilatadisimos. Por estos trabaios, han consumido alli en estos 15 afios dos padres misioneros en la flor de la edad, y entrambos rindieron la vida por salvar aquellas almas. Dos afios ha que se nos quem6 la casa con toda la hacienda y alhaias que habia y s610 un bulto de la Virgen con un ornament0 para decir misa se pudo escapar, de la cual pkrdida hasta ahora no se ha podido recuperar la misi6n. Y todo estos trabajos, sefior, sufrikramos con mucha voluntad, si correspondiera el fruto, que es tan corto, que casi s610 10s pirvulos se logran, y hasta ahora casi en solas esperanzas hemos estribado en esa misidn, pues son estos indios mny incultos y birbaros, vestidos de pellejos de guanaco o mantas, y todo igual, asi de hombres como de mujeres, armados de arcos y flechas, su sustento es caballos, avestruces, guanacos y quirquinchos, que cazan; en lugar de casas tienen toldos de cueros, que ponen y mudan en parajes, *A

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adonde hay mayor esperanza de caza y pasto para sus caballos. El vicio de la multiplicidad de mujeres reina poco entre ellos, ni borracheras por ser pobres. Y por esta misma raz6n parecen algo dispuestos para abrazar la fe. Habri cerca de 200 bautizados, per0 pocos que viven cristianamente; y aunque con la boca digan que creen 10s misterios de la fe, su coraz6n est6 lejos de ellos, pues sus acciones no lo muestran; y podri quejarse Dios, seglin el texto sagratdo: Hi quidem .?abiis me honorant, cor autem eorum longe est a me. El embarazo principal es el no estar ellos fijos en un lugar y no tener sujeci6n ni subordinacih alguna. No obstante no perdemos aun Ias esperanzas de convertir no tan s610 esos de Nahuelhuapi, sino tambi6n otras muchas naciones hasta el Estrecho de Magallanes, que estari distante de esa misi6n unas 180 leguas, poco mis o menos, por pampas abiertas. Y puede servir esa misi6n de puesto y escala para la conversi6n de todas aquellas naciones. Y rogamos a Su Divina Majestad cumpIa nuestros deseos y guarde a V.E. muchos y felices afios para el foment0 y amparo de esas misiones, que deseamos y es menester. Concepci6n y diciembre, 14 de 1717. Besa la mano de Vuestra Sefioria, su mis humilde y rendido servidor y capelIin, Jose' Zmhoff

NTO I1

Seiiores de la Real Junta de Poblaciones: El padre Procurador de Provincia de la Compaiiia de Jeslis, en nombre del P. Provincial, ausente en la visita de la Frontera, en IQS autos sobre la fundaci6n del pueblo d e Chonchi, en la provincia de Chilo6 y lo demis deducido digo: Que se sirvi6 Vuestra Sefioria de mandar que el P. Provincial de mi Sagrada Religi6n informase sobre la asignaci6n de 10s religiosos misioneros, que se piden para el pueblo de Chonchi como tambi6n sobre el territorio que ha de comprehender esta misi6n y nlimero de almas, que se comprehenden en 61, y sobre lo demis que le pareciere conveniente. En cumplimiento de lo mandado hare exacta relaci6n de la misi6n de caucahues, por estar a cargo de su misionero el pueblo de Chonchi; por la cual se conoceri la suma necesidad de que no solamente en Chonchi se aumente el nlimero de misioneros, sino que otros se necesitan a fin de lograr las almas de diferentes y numerosas naciones que viven hacia el Estrecho de Magallanes, por cuyo medio se ofreceria una bien fundada esperanza de poder adquirir alguna luz o noticia de las que dicen habitan en la Tierra del Fuego o Cab0 201


j.

de Hornos, asunto sumamente digno de toda atenci6n por versar en el bien de innumerables almas, cuyo adelantamiento encarga tanto el ardiente celo de nuestros Cat6licos Monarcas: Y siendo conforme a la proporci6n de Vuestra Sefioria y de nuestra parte lo Gnico, a que anhelan 10s evangBlicos operarios, que mi religi6n tiene en dicha provincia, espero causari 10s efectos que la gravedad de la materia requiere. Con ocasi6n de haberse perdido en altura de 47 grados un navio jnglBs de la escuadra, que comandaba Jorge Anson, noticioso este Gobierno de Chile de dicha pbrdida, hizo despacho a registrar aquellos mares y con este motivo se descubri6 casualmente la naci6n de indios caucahues, 10s que reconocidos son mansos y apacibles y que con facilidad se podrian atraer a1 gremio de la cristiandad, fueron reducidos a ella por el P. Pedro Flores, quien en compafiia de 10s soldados que fueron a dicha expedicih, 10s trajo y condujo a esa provincia de Chilob e informado a1 gobernador de ella ser gente que prometia esperanzas de sujeci6n y obediencia a nuestra Santa Madre Iglesia, fueron admitidos por vasallos de Su Majestad, y como a tales se les sefial6 para que poblasen la isla de Kaylin, una de las liltimas de este archipidago. Puestos en dicha isla fueron encargados a1 cuidado y celo del P. Francisco Javier Esquivel, quien trabaj6 no poco en poblarlos, catequizarlos e instruirlos para hacerlos capaces de recibir la luz de la fe, Lome lo consigui6 en espacio de trece afios, que cuid6 de ellos, mantenikndose hasta lo presente en la misma f e y verdades cat6licas que a1 principios recibieron. Tienen dichos caucahues en la referida isla de Kaylin, sus poblaciones y casas a la forma de 10s indios naturales de Chilok. Mantienen asi mismo su iglesia con bastante decencia, la cual ellos mismos fabricaron por su industria y personal trabajo. Veneran en dicha jglesia una preciosa imagen de Nuestra Sefiora del Carmen, a quien tienen singular devocibn. y llambndola su Madre muy de coraz6n la invocan en sus tribulaciones y trabaios, y para hacerse mis dignos de patrocinio la sacan en procesi6n en algunas de sus festividades por calles de arcos de laurel, que ellos construyen para mayor aseo, y habiendo rodeado 10s contornos de su pueblo, vuelven a la iglesia por el mismo orden que salieron. Suelen acudir a estas funciones 10s indios naturales de un pueblo inmediato, perteneciente a ChiloB y llamado Huilad, 10s que tienen no poco que admirar y que imitar en el ejemplo de 10s caucahues, y aunque 6stos no estbn efectivamente en su isla, pues mucha parte del afio viven en las playas, donde mbs habiendo el marisco, que es su ordinario sustento, no obstante el tiempo que se hallan en su isla, acuden 10s domingos y sibados a rezar a la iglesia la doctrina cristiana en la que 10s impone uno de su misma nacibn, que es el m6s bien instruido, el cual con el nombre de fiscal tiene el cargo de ensefiarles 10s rezos ~7 doctrina, de bautizar a las criaturas, de ayudar a 10s moribundos v de enterrar 10s muertos. 202


No s610 el que hace oficio de fiscal sabe lo necesario para instruirlos en las verdades catblicas, sino tambikn varios de ellos entienden y hablan castellano, extendikndose su habilidad hasta saber leer y escribir, de lo que 10s mayores entre ellos tienen particular consuelo, diciendo se alegran mucho de que sus hijos sepan lo que ellos ni sus antepasados merecieron. Acerclndoseles el tiempo de su misidn, que es una vez a1 aiio, se previenen para ella en la misma forma que 10s naturales de esta provincia se previenen para la suya. Para este fin buscan algunos bastimentos, como son trigo, cebada y papas; todo lo cual compran cuando vienen a las cercanias de Castro, con 10s mariscos que alli mismo buscan, con pescado seco, saws de lobo, aceite de lo mismo, colmanes, canastos y ostras, obrillas que ellos hacen, y aviados con dichos viveres, se retiran a su iglesia en donde esperan a su misionero, que ha de ir por mares muy peligrosos, por no tener su residencia en la misma isla de Kaylin. PGsose a1 principio dicha residencia del misionero en Queilen, lugar de 10s payos, Gltimos habitadores de la isla grande de Chilok hacia el sur, porque se juzg6 que aqui podria tener alguna subsistencia y ser socorrida y favorecida con no tan grande dificultad, como la hubiera si se pusiera en KayIin. Mas habikndose visto que ni aun en Queilen podia esperarse la deseada permanencia por la natural incomodidad del paraje y por ser muy poca la gente de las cercanias de Queilen se le pasara a1 misionero todo el aiio casi sin tener con quienes ejercer sus ministerios; allegindose a1 mismo tiempo 10s clamores y empeiios con que pedian padre 10s naturaIes de Chonchi, dindoles sitios de 10s m6s c6modos para el aumento de la misibn y rodeado de inmediatos y numerosos pueblos y de las islas de Lemuy, que despuks de la de Quinchao, se cuenta por la mis poblada, para poder ejercitar con todos nuestros ministerios, determinaron 10s superiores que dicha misi6n se mudase a Chonchi, como se ejecut6 en breve tiempo, porque todos 10s naturales llevados del deseo de tener a1 padre misionero en sus tierras para que les administrase 10s sacramentos, principalmente en la hora de la muerte, para que 10s instituyese mejor en las cosas de la alma (sic) y diese a sus hijos la debida enseiianza; erigeron pronto la vivienda bien capaz para el padre, trabajando todos espontineamente y todavia prosiguieron con empeiio en perficionar (sic) una pieza grande que sirva de escuela para sus hijos, en que ya est6n actualmente aprendiendo a leer y escribir muchos hiios de kste y de 10s vecinos pueblos; est& avaluado (seg6n avisa el padre misionero) lo que han fabricado en beneficio de la misi6n 10s caciques, tasado por 10s maestros #decarpinteria, en tres mil pesos de buena plata: todo lo cual se ha hecho graciosa y voluntariamente por 10s caciques y naturales de Chonchi y de sus comarcanos pueblos. Est6 Chonchi como a cinco o seis leguas de la ciudad de Castro, y mis de Ccuarenta leguas del puerto. Situado como en el centro de muchisima gente, pues alrededor tiene cuatro pueblos numerosos, que son Huillinco, Notruco, VilipuIli y Cucau, 10s mismos que a1 presente pre203


tenden adjuntarse y fundar en Chonchi una villa o ciudad, de modo que pasarin de 4.000 almas, las que se cuentan en estos contornos, a poca distancia de Chonchi como ( a ) media legua de navegaci6n cae la isla de Lemuy que es la segunda en nGmero de gente, pues pasarin de 1.300 almas las que la habitan, fuera de las que 10s misioneros, si se fundan en Chonchi, pueden socorrer con 10s santos sacramentos en la isla de Quetif, a la gente de Reilan y Curahue, a 10s de Loncoche. De esta suerte se halla en Chonchi el misionero de 10s caucahues en continuo ejercicio de 10s mis gloriosos ministerios por ser muchos 10s necesitados que acuden a 61 por el remedio de sus almas. Aqui tambibn tiene dos o tres veces a1 aiio a sus amados caucahues, cuando ellos andan en busca de 10s mariscos y les hace toda la limosna que permite la pobreza de la misibn, sin dejar de repartirles el sustento de la palabra divina con saludables instrucciones, que se ven bien logradas; pues en estas ocasiones confiesan y comulgan, segGn la devoci6n de cada uno; y desde aqui ha de ir cada afio a la isla de Kaylin a hacerles su misi6n, venciendo para esto las dificultades que se ofrecen en prevenir embarcacibn, bogadores y bastimentos para un mes y para satisfacer a 10s pedidos de 10s pobres. Todo lo cual respecto de la mucha pobreza de 10s caucahues y falta de medios de esta misidn, que no tiene sinodo alguno, no carece de muchas dificultades, y s610 si la piedad de Su Majestad (que Dios guarde), como concurre para el aumento de otras misiones, concurriese tambiCn para el foment0 de sinodo para dos misioneros podria ir la de 10s caucahues en mayor aumento, abriendo camino para la conversi6n de otras naciones que residen hacia el Estrecho de Magallanes, y de Cstas se podria adquirir alguna luz o noticia de las que dicen habian en la Tierra del Fuego y Cab0 de Hornos, para que cas0 de haber tales almas, se discurra modo de sacarlas de tan largas tinieblas, que experimentan en Ia gentilidad, pues son sin duda las m6s desamparadas que se hallan en esta AmCrica Meridional, no por repugnancia o resistencia de dichas almas a la luz del evangelio, sin0 por no haber habido quien se la propusiese a su vista. Asi, sin esperar nuevas noticias por medio de 10s caucahues, s6lo con poner en la consideraci6n de Nuestro Cat6lico Monarca o de sus ceIosos ministros las que el P. Niel de nuestra Compaiiia (sugiere) en una carta escrita de Lima en veinte de mayo de mil setecientos y cinco afios fuera suficiente aun a corazones no tan piadosos para aprestar a lo menos un navio y enviarlo sin otro designio que registrar la Tierra del Fuego a averiguar la verdad de sus habitadores y volverse a dar parte de lo sucedido para tomar sobre el asunto las medidas mis acertadas, pues algunas cliusulas de la citada carta del P. Niel claramente demuestran haber gente en dicha Tierra del Fuego; porque despuCs de decir que pas6 costeindola muy de cerca, aiiade: que es habitada de salvajes, aun mis desconocidos que 10s de la tierra de Magallanes, luego pone por extenso las particularidades de sus naturales, sacadas de otras relaciones que dicen, c6mo D. Garcia Nodal, registrando


el nuevo estrecho d e Maire, ech6 incoras en una bahia, en que hall6 muchos de aquellos isleiios, que eran blancos como europeos y que parecian dhciles, de buen natural y entendimiento, pues algunos de ellos aprendieron con facilidad el Padre Nuestro; y a este modo describe otras particularidades, que se hallan en el tom0 I11 de las Cartas edificantes y cu~osas,a fojas 257. Todas las propiedades referidas de 10s isleiios de la Tierra del Fuego merecen ser atendidas: el desamparo por ser 10s mis conocidos mueve la cristiana piedad a favorecerlos, su natural dbcil y buen entendimiento prometen a1 celo copioso fruto, y el color blanco con que demuestran descender o de 10s espafioles, que alli a1 principio de este descubrimiento se habian fundado o de otros que perdidos y niufragos ganaron tierra, obligados en cierto modo a hacer algunos esfuerzos para Eallarlos y restituirlos a la fe de sus mayores. Allkgase a esto que el establecimiento de una misi6n en Tierra del Fuego no seri fuera de provecho a sus isleiios, sino tambi6n de mucha utilidad a la corona y de mucho alivio, consuelo y, algunas veces, de remedio a 10s navios espafioles que pasan frecuentemente por el Estrecho de Maire en cuyas cercanias habri de fundarse, para que 10s navios que forzosamente se acercan a la costa, a1 pasar el estrecho, pudieran sin dificultad llegar a1 puerto y socorrerse mutuamente de las cosas necesarias y para (que) en tiempo de guerra sirviera de mucho freno a 10s enemigos un fuerte alli mismo, debajo del que pudieran abrigarse nuestros navios y disponerse para salir de refresco contra 10s enemigos y embarazarles el paso a1 mar del sur. Si la Majestad Divina, en cuyas manos estin 10s corazones de 10s reyes, moviese el de nuestro Cat6lico Monarca a fomentar este arbitrio, se podria esperar en espacio de no muchos afios se publicase el evangelio a todas estas gentes, cumplihdose en nuestros tiempos propia y literalmente lo que est& profetizado que hasta el fin o cab0 de la tierra llegarin su's palabras, porque la misi6n propuesta de la Tierra del Fuego las publicari desde el Estrecho de Magallanes hasta el Gltimo cab0 de I-Iornos, y la misi6n ya empezada de caucahues, siendo tambikn fomentada con sinodo para dos misioneros (como se espera de la liberalidad piadosa del rey, nuestro seiior), trabajari con empeiio con la que se pretende fundar en el puerto de Chonchi, a que lleguen sus voces a las gentes, que habitan las costas desde Chilo6 hasta el enunciado estrecho, de las cuales por medio y diligencia de 10s caucahues, vimos el aiio pasado de 1760, en trece personas de dos naciones, nombradas Tajataf la una y Caleriche la otra, las que viven hacia el estrecho de Magallanes. Fue el cas0 que mostrindose 10s caucahues mis que nuevos cristianos, nuevos ap6stoles7deseosos de comunicar a otros el beneficio de la fe, que ellos habian recibido, determM6 su misionero sin duda gobernado por Dios, enviarlos a lo que ellos tanto deseaban y esperaban conseguir, que era reducir muchas aImas y traerlas a1 rebaiio de Cristo, sacindolas 205


de la ceguedad del gentilismo. El viaje era largo, el camino dificil y no conocido, las prevenciones pocas, mas con todo, prometian con tanta fe 10s caucahues el feliz suceso y no volver sin la recluta de almas a que anhelaran, para aumentar el nhmero de su cristiandad, que claramente se conocib ser esta empresa toda de Dios y que su Divina Majestad queria servirse de 10s mis flacos y bisofios soldados para obra de tan grande gloria suya y bien de las almas. Avi6los el misionero con 10s bastimentas que pudo juntar, 10s que, por ser mucha la pobreza, fueron pocos para tanto viaje, entregindoles para que llevasen por patr6n una imagen del apbstol de las Indias, San Francisco Javier, que fue como ellos lo confiesan su consuelo y refugio en 10s mayores sustos, sacindolos con felicidad de riesgos, - a1 parecer inevitables. Y, hltimamen te, dispuestos todos con la confesi6n sacramental, 10s despach6 llenos Cle una gran confianza en Dios, la que no se les frustr6, pues pasado un a iio de viaje, en que experimentaron imponderabIes trabajos por mar y t ierra desco_. --!J:J-J-- -..-_J-L-LL---l-------- :rl, -1 u IIUClUd, I I O C C S I U ~ U C S ~ I ~ I I U~ ~ US II M ~ W S K ~ u u ~ ~ u I ~ I p ~ u bastimento, sustentindose tan solamente con el marisco, que buscaban, y sumas incomodidades por caminar sin defensa alguna a 10s rigores del tiempo, ciieron la vuelta y arribaron feIizmente a esa provincia, trayendo en su compaiiia las dichas trece personas, de las cuales ocho eran adultos y cinco pirvulos, que fueron recibidos con universal aplauso. Despuks de las primeras ceremonias del recibimiento, pas6 el misionero a catequizarlos e instruirlos en los misterios de nuestra santa fe, en 10s que enterados lo suficiente se les administr6 el santo bautismo, el que solemnemente recibieron con grande consuelo y regocijo de 10s caucahues, el dia glorioso del precursor de Cristo, San Juan Bautista. Admitidos todos y recibidos en el gremio de nuestra Santa Madre la Iglesia, asistieron aquel dia a la misa q u e se cant6, oficiindola algiinos de 10s caucahues, ,que se hallaban mbs bien enseiiados y diestros etn el canto, admirando no poco 10s nuevos cristianos las ceremonias y ritos sagrados A,. 1- T..I,.-:n : , .., ,.- -:uG 1slG;51d. vyelull G3Lu3 1, , y 4 -..-A,.- Gll plG, y a aGlltados en el suelo, atento a serles muy dificil el hincarse de rodillas por ser esta srcci6Gen ellos nunca vista, ni usada, en la que con el ejemplo de 10s caucahues y con el ejercicio de 10s primeros dias han adquirido facilidad. Adornados de esta suerte en sus almas con la gracia del bautismo y vestidos tambihn en sus cuerpos con alguna ropa, que de varias limosnas habia reservado el misionero para este santo fin, y socorridos con bastimentos fueron llevados a la isla de Kaylin para que alli se acimentasen en compafiia de sus amados caucahues. A este mismo tiempo tuvieron 10s caucahues la misi6n acostumbrada de todos 10s aiios, la que se les hace por espacio de siete dias en 10s que a la forma que a 10s indios naturales de asa provincia se les hace diariamente tres pliticas, asistiendo todos con mucha puntualidad a1 toque de la campanilla, asi a rezar como a las dembs funciones. Ofrecen el rosario a Maria Santisima tres veces a1 dia, jGntanse a la repetici6a de -^I

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la doctrina cristiana y oraciones siguiendo aste lmismo orden, grandes y pequeiios, todo el tiempo de la misihn, la que coronan el liltimo dia con la confesi6n sacramental y comuni6n general, habiendo precedido la noche antes una devota procesi6n en la que salen con insignias de penitentes, en cruces, coronas de espinas, y algunos con disciplinas de sangre. Siendo todas acciones laudables aun en 10s cristianos de muchos arios, se deja bien entender que no son s610 dignas de alabanza, sin0 tamb i h admirables dichas demostraciones de piedad en estos cristianos nuevos, 10s que desde la primera vez que tuvieron su misibn, siempre ha hallado el misionero obedientes, puntuales, gustosos y devotos. Por lo que estin capaces de confesar y comulgar con fruto, y aun en esto, en lo que faltan muchas veces cristianos viejos, pues muchos de estos caucahues vienen a 10s pies del confesor a confesar, no culpas, sino exrlipulos caminando de rodillas, desde tres o cuatro pasos de distancia, con tanta reverencia y respeto, que se demuestra bien la interior fe que les mueve, dando estas mismas muestras en la sagrada comunibn, despuks de la cual, dadas las suficientes gracias, preguntan a su misionero si podrin salir de la iglesia. Siendo tan buenas pruebas como &as las que dan dichos caucahues de su obediencia, fidelidad y cristiandad, se hacen muy dignos de que se les mire en caridad, dindoles toda la asistencia posible, asi en lo espiritual como en lo temporal, lo cual ayudari rnucho para que se prosiga aumentindose el nlimero de esa cristiandad y disminuyendo el de la gentilidaid, que se extiende por estas costas hasta el estrecho de Magallanes, reduciendo a estas almas y traykndolas (como ya felizmente se empez6) a1 rebafio de Jesuscrito. Aunque no ser6 posible que con sola esta misi6n de caucahues y con la del pueblo de Chonchi se dk abasto, pues ademis de ser muy crecida la muchedumbre de indios, que hay hasta el estrecho, es tambikn muy dilatado el terreno que ocupan, por lo que todos no podrin ser favorecidos por su medio, muchos si lograrin por este camino la dicha de entrar en el del cielo. Mas si a esto se allegara e1 restablecimiento de la antigua misi6n de Nahuelhuapi, no hay duda que fuera mayor el adelantamiento de la cristiandad, pues entonces en esta tan dilatada mies se cogiera a 10 menos el fruto, porque esta misi6n de caucahues enviaria sus operarios For mar siguiendo la costa, como lo hicieron ,los caucahues en su expedici6n apost6lica arriba referida y la de Nahuelhuapi enviaria por la opuesta parte 10s suyos por tierra, siguiendo las pisadas del Venerable Padre Nicolis Mascardi, quien por 10s aiios de mil seiscientos y setenta corrib estas incuItas tierras hasta el estrecho, predicando, aunque de paso, el evangelio a innumerables gentes las que todas, a excepci6n de una parcialidad, se mostraron inclinadas a oir la predicaci6n del Venerable Padre, sino que tambikn muchos millares se rindieron a la verdad de la fe, recibiendo el santo bautismo, como consta de la vida de dicho Venerable Padre, escrita por el Padre Juan Jose Guillermo de nuestra

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Compaiiia. Por lo que prudentemente se puede prometer copioso fruto, cuya esperanza continuamente aviva en nuestros pechos 10s deseos de enkar a-recogerlo en tierra regada ya con 10s sudor;?!5 y sangre del Venerable Padre Nicolis Mascardi. Bien vemos que nue:jtros deseos no pueA,-.-, , 1, ,.:,.,,..,.:A-1 lJ--h T---L , . u G l 1 qvaaa1 a 14 ~ ~ G ~ l lu I l G ;~ I l L l~ a > uGI ~IIGV ~ ,1yue~LIu Seiior no meta su L , brazo y abra sus liberales manos, como no dudamos lo har6 bien injFOG mado de la buena disposici6n de tan grande mu’chedumbre de gente A A - 2 - L--3_.. 1. 1_ 1.. _ _ ..- impioranao . - 1 . . 1. su real uaxiiiipiaua ut: LWUU utro auxiiiu y que esta cwmo amparo, de que las saque d e la misera esclavitud de la culpa y ponga en la dichosa libertad de la gracia para llegar a conseguir su eterna felicidad. , No s610 clama pidiendo socorro la necesidad extrema espiritual de tanta multitud de indios, que pueblan las tierras hasta el estrecho, sin0 tambiCn la de nuestros espaiioles y otros europeos, que se hallan por esos espacios. Si hemos de creer a las relaciones que desde estos pocos aiios, en que se convirtieron 10s caucahues, nos han dado, habiitndolas 0110s recibido de sus mayores, como cma cierta, fuera de las que ellos mismos dan como sucedidas en su tiempo, asegurando que hay gente blanca, la que a fuerza de armas irh destruyendo a una parcialidad de indios muy guerreros que querian hacer frente y oponerse a la dicha gente blanca. Lo que se hace creible por lo que sucedi6 a uno hace cuatro aiios, a un navio de Europa que pasando-a poca distancia del cab0 Victoria, que est6 a la salida del estrecho de Magallanes a1 Mar del Sur, reconocil, haber gente en la playa, que hacia seiias de llamar. Deseoso el capitin de informarse de aquella gente, ech6 el bote a1 agua y en 61 algunos de 10s suyos, 10s que acerchndose aIgo m6s y pareciitndoles muchos 10s de tierra, recelhndose de aIguna traicihn entraron en acuerdo y resolvieron volverse a1 navio, como lo ejecutaron, por no haber salido suficientemente armados para defenderse, cas0 de ser acometidos. Lo cual visto por el capithn que tambiitn se consideraba poco seguro, por hallarse tan cerca de tierra, a la que podia fhcilmente ser arrojado de a l g h temporal que sobreviniese, determinb seguir su viaje; con lo que todos ‘quedaron sin saber quit gente fuese la que llamaba, aunque muy verosimilmente se persuadirh cualquiera que conozca la naturaleza de 10s indios, haber sido europeos, pues itsos no acostumbran a hacer semejantes seiias a 10s navios, aun vihdolos pasar muy cerca. Y asi solamente queda prudente duda sobre si serhn espaiioles o extranjeros. De cualquiera suerte pide la r a z h se haga alguna diligencia o para favorecerlos si son espaiioles o para extraerlos de las tierras si son “extranjeros”. Mas para tales empresas se necesitan fuerzas muy superiores a las nuestras y s610 propongo lo sucedido para confirmar las relaciones de 10s caucahues que dicen haber mucha gente blanca esparcida por esas tierras de la cual se adquiriri noticia, cuando se llegue a reducir a 10s indios, por lo que deseamos empezar nuestras apost6licas tareas, por ser cosa cierta que 10s hay en crecido nGmero y que estin enteramente necesitados y _,c.n..

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a1 mismo tiempo no es de las reglas de la debida prudencia la empresa de socorrerlos, mediando siempre la piedad de Su Majestad que Dios guarde. Supuesta esta relaci6n que se ha sacado a la letra del informe, que hace a esta provincia el P. Rector Melchor Strasser, del Colegio de Castro y superior de sus misiones, comprobadas por su gobernador, don Juan Antonio Garrethn, por don Ignacio Vargas, corregidor de la misma ciudad y por Francisco Javier G6mez, escribano phblico y de cabildo, su fecha en ella a dos d e octubre del aiio prtjximo antecedente, cuyo original protest0 manifestar en cas0 necesario, hallo in Domino que no s610 es necesaria la creaci6n de una misi6n en el pueblo d e Chonchi para 10s fines que expresan sus caciques, sino que seri importantisima otra en la isla de Kaylin, que habitan 10s cancahues, no s610 para sacar de ellos el fruto y aprovechamiento que nos promete su d6cil y bilen inclinada condicicin, sino que principalmente fomentados por sus particulares misioneros, puedan hacer y repetir sus correrias hasta el estrecho, descubrir nuevas gentes d e espafioles, extranjeros e indios y abrir camino para fundar nuevas misiones y reducir las innumerables almas que existen en estos inc6gnitos espacios a1 gremio de nuestra santa fe y debida obdiencia; pues a la verdad es listima digna de llorarse con ligrimas de sangre ver que continhen en la gentilidad en que han vivido tantos aiios, y esto por falta de foment0 tan a pcrca costa. Lo que igualmente comprueba el informe que, a este superior gobierno, hizo el teniente coronel don Antonio Narciso de Santa Maria, gobernador que fue de aquella plaza, que present0 en debida forma, por tanto: A Vuestra Seiioria pido y suplico que en vista del que llevo hecho, se sirva proveer conforme a l a instancia, y a1 notorio celo con que atiende a todo lo que es servicio de Dios, del Rey y del bien de las almas: que es justicia, etc. Juan Nepomuceno Walter. Hay una rhbrica. Santiago y enero 9 de 1764. Por presentados 10s autos y mapas y vista a1 seiior Fiscal, Ugarte, Dr. Mpez. Hay tres rhbricas.

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CARTADEL PRESIDENTE ANTONEO G u m Y GONZAGA AL REY Santiago, ' 1 de septiembre de 1764.

Archiwo General de Indias, Sevilla Audiencia de Chile, 240 Sefior: Por parte de la Sagrada Compaiiia de JesGs, se present6 su Provincial en este gobierno solicitando licencia para el establecimiento 209


de algunas misiones en la Provincia e Islas de ChiloB, y para que se les asignare a 10s misioneros que se resolviese Idestinar, el sinodo y auxilios correspondientes a el logro de tan importante fin; y habiendo sustanciado el expediente con el Fiscal de Vuestra Majestad y tomado varios informes de sujetos pricticos y timoratos, juzguB de la mayor importancia a1 servicio de Vuestra Majestad el establecer villas en 10s parajes de las misiones para irlas aumentando con 10s naturales que se redujesen, y adelantar por aquella parte las poblaciones que han de servir de muro a las entradas que intenta hacer el celo de esta religih, para que abracen la verdadera aquellas misiones que habitan hasta el estrecho de MagaIlanes, sujetindose a1 suave domini0 de Vuestra Majestad, por cuya raz6n llevk el expediente a la Real Junta de Poblaciones, donde habiendo expresado 10s fundamentos que para ello me movian, se resolvib fundar una viIla en el pueblo de Chonchi con el nombre de San Carlos (en la cual se hallan s e g h relaci6n como 4.000 almas, con edificios de bastante costo) y que se agregasen a ella 10s indios de Huillinco, Notmco, VilYpulli y Cucau, de la isla grande de ChiloB, estableciendo una misi6n de dos religiosos de la Compafiia de Jeslis, y otra en la isla de Kaylin, que habitan 10s indios caucahues, ya reducidos, a cargo de otros dos religiosos de la misma Compafiia, y con la mira a hacer algunas entradas en la tierra firme que va para el citado Estrecho; asignk a cada uno de 10s misioneros trescientos pesos anuales por raz6n de sinodo, con treinta pesos para cera y vino, y por una vez quinientos pesos a cada una de las dos misiones para iglesias, casas y ornamentos seiialando a mis cien pesos en cada uno de 10s afios en que se hiciese entrada todo lo cual resold con voto consuItivo de este Real Acuerdo, y en virtud de la facultad que en Real CBdula de 12 de febrero de 1761 se dignih Vuestra Majestad concederme, habiendo suspendido determinar en punto a el aumento de sinodos, que solicita la expresada religi6n para las demis misiones que estin a su cuidado, respecto a haber dado cuenta, a Vuestra Majestad sobre el asunto la junta de Real Hacienda en 9 de mayo de 1761, debiendo exponer en este punto a la soberana justificaci6n de Vuestra Majestad consider0 que es corto estipendio el que gozan, y mucho el oelo con que 10s misioneros de la Compafiia se dedican a1 cumplimiento de su santo ministerio en este reino. De todo lo cual doy cuenta a Vuestra Majestad, en fuerza de mi obligacibn, para que en su vista, y del testimonio de 10s autos, que paso a sus Reales Manos con la mis profunda veneracidn, se digne resolver lo que fuere de su Real Agrado. Nuestro Sefior guarde la Cat6lica Real Persona de Vuestra Majestad 10s muchos afios que la cristiandad y sus dominios necesitan. Santiago de Chile, 1" de septiembre de 1764. Sefior. Antonio Guill y Gonzaga.

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DOCUMENT0 IV

INFORME DE LA CONTADUR~A GENERAL,A PEDIDO DEL CONSEJODE INDIAS 15 DE DICIEMBRE DE 1766, SOBRE LA FUNDACI~N DE UNA VILLA EN EL PUEBLO DE CHONCHI Y EL ESTABLECIMIENTO DE DDS MISIONES A CARGO DE LA C O M P A GDE ~ J E S ~ S ,CON CARTA DEL PRESIDENTE DE CHILE ANTONIO GUILL Y GOWZAGA, DE 1" DE SEPTIEMBRE DE 1764, AOOMPAfiADA CON UN TESTIMONIO DE AUTOS, MADRID,28 DE FEBRERO DE 1767 DEL

Archiuo General de Indias, Seuilla Audiencia de Chile, 471 Con acuerdo del Consejo de 15 de diciembre se ha pasado a esta Contaduria General una carta del Presidente de Chile, don Antonio Guill y Gonzaga, su fecha 1" de septiembre de 1764, con que acompaiia un testimonio de autos obrados con motivo d e la fundaci6n de una villa en el pueblo d e Chonchi y establecimiento de dos misiones a cargo de la religi6n de la Compaiiia de JesGs. Reconocido dicho testimonio, consta d e 61, que habikndose pedido informe a1 Gobernador d e la Provincia de Chilok, don Antonio Narciso de Santa Maria, sobre el estado de la reducci6n de 10s indios caucahues a nuestra santa fe, obediencia que profesaban y de lo dembs conveniente a ella; expuso en 22 de marzo de 1753 que hastta aquel dia se haIlaban reducidas doscientas almas en ambos sexos y de distintas edades, dando muestras de permanencia en la fe, con su docilidad y subordinaci6n a 10s padres de la Compaiiia de JesGs, que a expensas de su celo habian atraido esta naci6n de cerca del Estrecho a la isla d e Kaylin, donde se haIlaba doctrinada por dichos padres, que pasaban anualmente a hacerles misibn, no pudiendo asistirlos de continuo, por hallarse en el cultivo de la naci6n chona, que igualmente tienen a su cuidado. Que ha dicho el gobernador parecia seria conveniente a1 servicio de ambas majestades el que se estableciese una misi6n para estos indios en Queylem, por ser el conmedio de 10s payos y distante cinco leguas de dicha isla d e Kaylin, pues con esta inmediaci6n a las dembs naciones del Estrecho no conquistadas, se irian atrayendo poco a poco a nuestra santa fe, y que cuando esto no se consiguiese, se lograria el que mis de mil doscientas almas que habitan en el referido paraje de 10s payos no muriesen sin confesi6n, como sucedia por la imposibilidad de ser socorridos del pbrroco, en la gran distancia y malos pasos para llegar a la ciudad a solicitar este auxilio que s610 consiguen una vez a1 aiio, cuando 10s padres jesuitas corren la misi6n general de toda la provincia, pues a faItar &a, no tan s610 no cumplirian con el precept0 divino, sino 'que ni aun supieran qui& era Dios. TambiCn resulta por una representacihn hecha a'l citado Presidente por el proltector de indios de la Provincia de Chilo6, en nombre de toclos 10s caciques y sus respectivos vasallos, contenidos en 10s cuarenta

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pueblos de 10s tkrminos y fronteras de la ciudad de Castro, que para afianzarse rnis en la Iealtad y acreditar la que siempre habian tenido a1 Rey, ofrecieron en la guerra pasada defender aquella provincia con tres mil hoMbres de armas hasta rendir las vidas, y que mantuvieron durante ella a su costa las centinelas de las principales fronteras de la parte del sur; pidiendo a1 expresado Presidente que para vivir en POlitica cristiana y mostrar el amor que tienen a1 Rey, les concediese licencia para fundar en el pueblo de Chonchi (cabeza de todos 10s demis) una villa con el tituIo de San CarIos d e Chonchi, prometiendo ejecutarla sin el menor costo del Real Erario, y que en cas0 de acceder a ello, se sirviese de nombrar por teniente de corregidor a cualquiera de 10s tres principales caciques proponentes, llamados don Sebastiin Crevill, don Gabriel Pechuan y don Martin Callbuchilla, para que cuidase de '10s adelantamientos de la villa. Asimismo expusieron a1 referido Presidente de Chile, que en dicho pueblo de Chonchi, s610 por caridad del padre provincial de la Compailia de JesGs tenian, habia tres afios un religioso de su orden, que cuidaba incesantemente del bien de sus almas, mantenikndose con mucha escasez y pobreza, por cuya raz6n y la de atender a sus clamores y a1 servicio que hacian a Su Majestad, imploraban su piedad a fin de que se les concediese un sinodo anual para mantener alli dos misioneros jesuitas que cuidasen del bien de sus almas y ensefiar a sus hijos las costumbres cristianas, pues de lo contrario quedarian en el mayor desampar0 y desconsuelo. Asimismo, por otro informe que incluye el citado testimonio, se reconoce que el P. Juan Nepomuceno Walter, Procurador d e la Compafiia de JesGs, hizo presente la necesidad que habia de aumentar en Chonchi el nGmero d e misioneros, que tambikn urgian otras misiones para lograr las almas de diferentes naciones que viven hacia el Estrecho de Magallanes. Que por este medio se ofrecia una bien fundada esperanza de POder adquirir alguna luz de las naciones que dicen habitan en la Tierra del Fuego o Cab0 de Hornos, asi como fueron descubiertos 10s indios caucahues cuando de orden del gobierno se reconocieron aquellas costas con motivo de haber naufragado en ella el afio 1741 un navio de la escuadra de Jorge Anson, cuyos naturaIes por su mansedumbre y docilidad se redujeron a nuestra santa fe y subsisten devotisimos observadores de ella y de su doctrina en la isla d e Kaylin. Que 10s cuatro pueblos nombrados, Huillinco, Notruco, Vilipulli y Cucau, que solicitan juntarse y fundar en Chonchi una villa compondrin rnis de cuatro mil almas, hallhdose a media legua de navegaci6n de Chonchi la isla de Lemuy y que pasando d e mis de 3.300 almas las que habitan, fuera de las que 10s misioneros, si se fundasen en Chonchi podrian socorrer con 10s sacramentos en la isla de Quechui a la gente de Reylan y Curahue, a 10s de Loncoche. Que en Chonchi se 212


halla el misionero de 10s caucahues, tenibndolos alli dos veces a1 aiio, cuando andan en busca del marisco, hacibndolos la limosna que le permite la pobreza de la misibn y repartibndolos el pasto espiritual, per0 que para ir a hacerles misi6n a la isla de Kaylin todos 10s aiios tiene que pasar mares peligrosos, previniendo embarcaci6n con bogadores, y bastimentos para un mes, per0 que si se fomentaba con dos misioneros, iria la d e 10s caucahues en mayor aumento. 1gual'ment.e represent6 dicho P. Procurador de la Compaiiia que el establecimiento de una misi6n en la Tierra del Fuego, no s610 seria provechoso a sus isleiios, sin0 tambidn de mucha utilidad a la Corona, y algunas veces de remedio a 10s navios espafioles, que pasan pOr el Estrecho de Mayre, fundindose en su cercania un fuerte para que las embarcaciones pudiesen Ilegar a1 puerto socorribndose mutuamente, sirviendo de much0 freno a 10s enemigos en tiempo de guerra, embarazhdoles el paso a1 Mar del Sur, con cuya misi6n la ya empezada de 10s caucahues, siendo Bsta fomentada con sinodo para dos misioneros, y la que se pretendia fundar en Chonchi, se publicaria el evangelio a aqnellas gentes, que habitan las costas desde ChiloB hasta el Estrecho, como sucedi6 el aiio de 1760 que 10s caucahues redujeron trece personas de las naciones nombradas Tajataf y Calenche, y si a esto se agregaba el restablecimiento de Ia misi6n de Nahuelhuapi, seria mayor el adelantamiento de la Cristiandad, por lo cual no s610 halla necesaria la erecci6n de una misi6n en el pueblo de Chonchi para el fin que expresaron sus caciques, sino que seria importantisima otra en la isla de Kaylin, que habitan 10s caucahues, para que descubran mucha gente de espaiioles, extranjeros e indios y abrir camino para fundar nuevas misiones y reducirlos a nuestra santa fe. Pasados estos autos a la Junta de Poblaciones, consta que en su vista y de lo expuesto por el Fiscal, acord6 pOr decreto de 30 de marzo de 1764 que se fundase la citada villa en el pueblo de Chonchi con el nombre de San Carlos de Chonchi, mandando que se congregasen en ella 10s indios de 10s pueblos nombrados Huillinco, Notruco, Vilipulli y Cucau, y se estableciese alli una misihn, y otra en la isla de Kaylin, que habitan 10s indios caucahues ya reducidos, ambas a1 cuidado de dos reIigiosos en cada una de la Compafiia de JesGs, para el fin que va expresado; dejando a1 arbitrio del presidente del sinodo que deberia seiiaIirseIes como tambibn el nombramiento de uno de 10s citadas caciques, se&n expuso el Fiscal, para superintendente de la citada nueva villa, y todo lo demis que propuso el nominado P. Procurador. Igualmente resulta que, pedido informe a1 citado teniente coroneI, don Antonio Narciso de Santa Maria, sobre nuevo descubrimiento de las tierras inmediatas a1 estrecho, expuso que habiendo aiios pasados invernado el pingue la Ana de la escuadra del vicealmirante Anson en el puerto de Inchen, en el Archipiblago de 10s Chonos de la Provincia de Chilob, y regresado a Londres, solicit6 el rey brithico tener derecho

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a dicho puerto e isla por haberlo hallado despoblado y ocupado la tripuIaci6n de la citada embarcaci6n. Que por esta r a z h , Su Majestad Catdica expidi6 orden para que poblase y fortificase, como se ejecutb, habikndolo mantenido con guarnici6n dieciocho meses, hasta que se le comunic6 por el Virrey de Lima otra Real Orden para que demoliese y arruinase la fortificaci6n y poblac i h , pOr ser el lugar incapaz de que se mantuviese alli guarnicibn, por lo rigido e irregular drel temperamento, pareciendo a dicho Santa Maria que en aquel archipi61ago no se debia solicitar mayor conocimiento que el que se tiene, y constaba a Su Majestad, a cuyas Reales Manos tenia remitidos por las del Virrey dos mapas generales de toda la provincia y archipiklago, de que result6 habkrsele mandado recoger todos 10s modelos y que 10s quemase o guardase en su poder para que no se divulgase y tuviese noticia la naci6n britinica por lo que sin Real Orden no hallaba arbitrio para nuevo reconocimiento, ademis de que estaba ya hecho cuando se sacaron dichos mapas y 'la artilleria del navio el Gueguel (Wager) de la escuadra de Anson, que naufrag6 en el paraje nombrado el Guayaneco, en cuyo reconocimiento se ha116 el sargento mayor don Mateo Abraham, con la tropa que le acompaii6, a quien habikndose presentado varios indios e indias de la parte del Estrecho, manifestindoles gustar conocer nuestra naci6n y tener correspondencia con ella, les hizo con este motivo un parlamento, en el que juraron la obediencia a Su Majestad, enseiiindoles la doctrina cristiana y pidiendo muchos que 10s bautizasen y casasen, entregando varios 'indios sus hijas a 10s oficiales y soldados para que las trajesen consigo, las que se haIlaban ya muy domksticas e instruidas. Que halla por medio eficaz y mis suave para atraer estas gentes el que todos 10s aiios se despachase por 10s padres de la Compaiiia a aqueIlas partes y costas algunos indios de la misma naci6n de caucahues, y de 10s trece que GItimamente trajeron, para que &os comunicando con aqukllos y viendo el buen tratamiento que les hacian, se fuesen reduciendo y alIegando a 10s demis, dando raz6n de las naciones no conocidas, para que gratificados con algunos marimaris de merceria y cintas que apetecen, se reduzcan con facilidad, y que cuando se reconociese disposici6n en ellos, podria salir uno de 10s dos jesuitas de la propia misibn, acompaiiado de 10s mismos caucahues, y s e g h el fruto que de esta expedici6n se sacase, repetir otra 10s subsecuentes aiios. Asimismo, aparece en 10s citados autos un recurso del citado Procurador General de la Compaiiia de JesGs, en que solicit6 un aumento de sinodo para las demis misiones que en aquel reino estin a cargo de su religibn, y arreglo del que debia consignarse a las nuevas de Chonchi y Kaylin, sobre que tambikn inform6 el expresado teniente coronel Santa Maria. Y finalmente, en vista de todo lo expuesto, de lo deducido por el Fiscal y dictamen que sobre el asunto dio el Real Acuerdo, a cuyo

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fin se le pas6 el expediente en voto consultivo, consta que por decreto de 12 de julio de 1764, el referido Presidente don Antonio Guill, en virtud de la facultad que se le concede por la Real Ckdula de 12 de febrero de 1761, asign6 a cada uno de 10s individuos de las dos referidas misiones, que la Junta de Poblaciones acord6 se fundasen a cargo de 10s religiosos jesuitas en el pueblo de San Carlos de Chonchi y en la isla de Kaylin para kaucahues en la provincia de Chilok a trescientos pesos anuales por raz6n de sinodo, ademis de 10s treinta pesos, que se regulan para vino y cera, y otros cien pesos independientes a la citada misi6n de Kaylin, en 10s aiios que se verificase entrada en la tierra firme para el Estrecho de Magallanes, y naciones que la habitan con tal de no hacerse ninguna sin expresa licencia d'e aquel superior gobierno, con respecto a la Real Orden comunicada por el Virrey Conde de Superunda a1 citado teniente coronel don Antonio Narciso de Santa Maria, para que enteramente demoliese y arruinase la fortificacidn y poblaci6n en ei puerto de Inchen; seiialando igualmente quinientos pesos, por una vez, a cada una de las enunciadas misiones para la construcci6n de casas, igIesias y gastos de ornamentos, mandando suspender otras providencias respectivas a las demis misiones de aquel reino hasta que Su Majestad resolviese la representaci6n que en 9 de mayo de 1761 habia hecho sobre el asunto la Junta de Real Hacienda, reservando finalmente para su tiempo el nombramiento de cacique para superintendente de la nueva villa, que se habia de fundar en el pueblo de Chonchi. Enterada la Contaduria de todo lo referido y de lo demis que resulta de 10s mencionados autos, teniendo presente, asimismo, que el Presidente de la Audiencia de Chile, don Antonio Guill y Gonzaga, se arregl6 para la asignaci6n de sinodos de 10s dos religiosos de la Compaiiia de JesGs, de la m i s i h de Ias referidas cuatro poblaciones de la isIa grande de Chilod y de 10s otros dos para la de Kaylin, que habitan 10s indios caucahues, a la facultad y arbitrio que se le concedi6 por la Real Ckdula, que cita, de 12 de febrero de 1761, permitidndole que a cualesquiera misi6n que se hubiese establecido en aquel reino en el medio tiempo o que se estableciese en adelante, pudiese destinar la cantidad que juzgase precisa para 10s gastos de ornamentos, capilla y avio de misioneros, como tambikn para el sinodo anual de &os: contempla, que aunque por esta raz6n y la de constar que dichas dos misiones, por las circunstancias que concurren en ellas, ofrecen mucho mis trabajo y gasto que las otras de aquel reino, no es reprehensible su proceder en la mayor cuota de trescientos pesos anuales, que seiial6 a cada uno de 10s religiosos por raz6n de sinodo, con treinta pesos mis para cera y vmo, sin embargo, se debe tener presente, que habiendo consultado a Su Majestad el Consejo en 30 de marzo de 1764 sobre lo representado por el Presidcente y ministros de la Junta de Real Hacienda de la ciudad de Santiago de Chile, cerca de la gran variedad que habia en la cantidad de sinodo seiialado para cada religioso de la Compaiiia de JesGs,

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desde el establecimiento de las misiones en aquel reino y de lo que sobre el asunto habia expuesto el P. Procurador General de aquella provincia, se dign6 resolver a ella se asistiese a cada misionero por raz6n de sinodo con doscientos pesos, y que ademis se le pagasen treinta para vino y cera, ordenando que para lo,sGcesivo quedase establecido por regia general invariable el pagamento de doscientos treinta pesos a1 aiio a cada uno de 10s misioneros, como mis por menor se expresa en la Real CBdula que para la observancia de lo enunciado se expidi6 en 17 de mayo de 1764, cuya minuta acompaiia a1 expediente. En este concept0 Cree la Contaduria que si fuese del superior agrado del Consejo, convendri se ordene a1 citado Presidente de Chile haga observar precisamente lo mandado por esta tiltima Real Determinacidn, y que con total arreglo a ella, se reduzca el sinodo de las dos referidas misiones a la cuota general de doscientos treinta pesos a cada religioso misionero: 10s doscientos de ellos por raz6n de sinodo y 10s treinta restantes para cera y vino, desde el dia que recibiere la providencia que se librare mandindole que en adelante no permita ni a Bl ni a sus sucesores que se altere esta asignaci6n por ser racional y suficiente a la subsistencia de un misionero con la religiosa moderaci6n y sobriedad que piden su estado y ejercicio. Que, asimismo, si el Consejo lo tuviese a bien, seri conveniente aprobar a la Junta de Poblaciones su nuevo establecimiento en 10s parajes determinados y la fundacibn de la villa, que tambikn acord6 con el nombre de San Carlos de Chonchi, para que en ella se congregasen 10s indios dte las cuatro reducciones de Huillinco, Notruco, Vilipulli y Cucau, que se dice pasarin de cuatro mil almas, mediante que no causari esto gasto alguno a la Real Hacienda. Que, igualmente, en atenci6n a que por otros autos se manifiestan, s e r h utilisimas las citadas dos misiones de la isla grande de ChiloB y la de Kaylin, no s610 para atraer a1 gremio de nuestra santa fe el crecido rdmero de almas, que habitan aquellas incultas tierras hasta el Estrecho de MagaIlanes, sino que tambi6n s e g b las noticias de su docilidad y buen genio pueden prometerse otros felices progresos a beneficio del Estado, se persuade la Contaduria seri conveniente aprobar a1 referido Presidente la aplicaci6n de quinientos pesos, que a cada una de aquellas misiones hizo por una vez para 10s gastos que nomina, respecto de ser test0 conforme a la real piedad de Su Majestad para promover cuanto sea posible la conversi6n de 10s indios y predicaci6n del santo evangelio, a costa de su erario, como lo previenen las leyes; per0 con la circunstancia de que 10s cien pesos mis concedidos a la misi6n de la isla de Kaylin para caucahues se han de entender en 10s aiios, que con licencia de aquel gobierno, se verificase la entrada en la tierra firme, que va a1 Estrecho de Magallanes, y no de otra manera. Y por lo que mira a otros puntos sobre que consta en estos autos haber representado el P. Procurador de la Compafiia de JesGs de la ci-

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tada provincia, respectivos a la misibn, que propone para la Tierra del Fuego conocimiento de aquellas costas, su fortificaci6n y a las Reales Ordenes que tuvo el Gobernador de ChiloB, don Antonio Narciso de Santa Maria, comunicadas por el Virrey Conde de Superunda para que demoliese y arruinase la fortificacitja y poblaci6n del puerto de Inchen por lo rigido d e aquel paraje: considera la Contaduria que, aunque esta materia no la gradiia propia del estado y ministerio del norninado P. Procurador, pues tocando, como toca, en la clase de gobernativa, compete su conocimiento y promoci6n a 10s Virreyes, presidentes y magistrados reales de aquel reino: con todo, no es despreciable la especie, y seria importante prevenir 10 conveniente a1 Presidente de Chile para que la examine y d& cuenta a Su Majestad, exponiendo su dictamen fundado y bien instruido, antes de proceder a gasto alguno, para que en su vista delibere Su Majestad lo que juzgue oportuno, el Consejo resolver6 sobre todo lo mis conforme. Madrid, 28 de febrero de 1767. (Hay una riibrica).

DOCUMENT0 V

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OFICIODEL GOBERNADOR DE CHI LO^, JUANANTONIO GARRET~N, PRESIDENTE, ANTONZOGUILLY GONZAGA, SOBRE UN VIAJE AL INTERIOH DE RELUNCAV~, DESDE CHACAO, 21 DE OCTUBRE DE 1765 ANS, C. G. 710, fs. 134-135 v.

Sefior: En atenci6n a la que tengo escrita y remiatida a U. S. con fecha 15 de marzo de este afio, he determinado despachar una piragua a la Plaza de Valdivia para enviar a U. S. el obedecimiento de varias providencias, que estaban pendientes; pues, aunque prometi a U. S. en la citada despacharia por el camino de Nahuelhuapi un correo, no se pudo conseguir por 10s motivos que se expresan y para cumplir ahora doy parte a U. S. c6mo el dia 1" de abril sali de este puerto con el P. misionero Xavier Esquivel, embarcado en la pequefia galeota, que de cuenta de Su Majestad he construido en esta provincia, llevando de convoy diez piraguas con cien hombres, y estando destinada otra de Calbuco con nueve indios, salieron fugitivos con algunos mestizos de las compafiias del nGmero, sin saber el motivo. Aqukllos fueron habilitados de todos 10s Gtiles necesarios para la empresa, mantenikndolos a mi costa con pan, carnes, licores, tabaco, papel y cuanto necesitaron, sin que nada les faltase en el tiempo de esta faena, en lo cual gastk m6s de 400 pesos de plata, pues lo que Su Majestad contribuy6 constar6 a U. S. por la raz6n adjunta de 10s tenientes de 10s oficiales reales. Llegamos a1 fuerte de San Miguel de Calbuco, y de aqui salimos el dia 7 de dicho mes para la boca del Reloncavi y mandB construir en el puerto de 217


la isla Guar una casa, con destino de que siendo el primer paso para atravesar el golfo, se puedan acoger a 61, pues sin &a, en cas0 de asaltar un temporal, no tuvieran d6nde ampararse. De dicha isla surcamos para dicha boca, en la cual nos sobrevino un recio viento y agua, que nos pus0 en peligro, per0 logramos saltar en un paraje de grande risqueria, a1 pie de una eminente cordillera, sin abrigo alguno, hasta que soseg6 la borrasca, y hicimos una segunda escala en el puerto de Nuestra Sefiiora del Pilar de Caiguituk, este titulo le puse, donde mand6 fabricar otra casa, con el fin de que 10s navegantes ltengan este auxillo, pues estando todo lo anterior de esta boca circundado de barrancas y cordilleras empinadas, fuera gran desconsuelo no hallar alojamiento. De aqui se dio disposici6n de que se construyese tercera casa, a1 pie mismo del camino de Nahuelhuapi, a cuyo paraje intitulk Fuerte Gonzaga; y habiendo despachado batidores, se descubri6 la planchada antigua, la que no intentamos penetrar, porque el invierno lo teniamos muy riguroso, de lo cual se conjetur6 seria de gran mortificaci6n eualesquier diligencia y no de fruto como en la primavera; en esta virtud, ya dispuestos todos 10s preparativos nos volvimos, per0 acercindose ya el tiempo de emprender nueva jornada, me avisa el P. Rector de la ciudad de Castro como el P. Francisco Xavier de Esquivel tiene prontas dos piraguas para ( a ) principios del mes prbximo venir a este puerto y comunicar conmigo las disposiciones y medidas, que debemos tomar para franquear dicho camino y entrar ( e n ) el Animo de 10s indios. Luego que llegue dicho padre procurark darle tados 10s auxilios convenientes, como U.S. me encarga y lo he ejecutado hasta aqui, pues con la mayor eficacia he puesto mis facultades, persona y buena voluntad para emplearla en la consecuci6n de esta empresa, y espero que se@n la felicidad con que se ha principiado, ha de tener pr6speros fines. Nuestro Seiior guarde la importante salud de U. S. por dilatados aiios. Chacao y octubre 21 de 1765. Sefior. Besa las manos de V. S. su m i s rendido servidor. Juan Antonio Garret6n. Seiior don Antonio Guill y Gonzaga, Presidente, Gobernador y Capitin General. DOCUMENT0 VI

CARTADEL P. SEGISMUNDOGUELLAL GQBERNADOR DE CHIGO~, MANUELDE CASTELBLANCO, R A L ~ YN FXERCI 18 DE 1767 ANS, C. G. 710, fs. 88-89 Sefior: No puedo menos, en la ocasi6n presente, que participar a Vuestra Sefioria algo de mi viaje, que en realidad es penoso, y mis penoso lo hace el mal informe, que me dieron algunos viejos, que ahora cuarenta aiios anduvieron por aci, pues fue informe del todo falso en 218


rumbos, vias, cordilleras y un todo. No obstante esto nunca he perdido el valor, antes bien cada dia he cobrado mis. Por el uno de 10s caminos anduve cuasi la mitad, y es todo de montuosas cordilleras; ya que tenia lo mis y peor vencido, se me aburrieron cinco o seis mozos; por fin consegui de ellos que me acompaiiasen por el otro camino, que llaman de Queulla, travesando de largo a largo la gran laguna del Todos 10s Santos; se hizo la piragua de cinco brslzas y estando ya cerca del eminente volcin llamado AA6n, dio 10s grandes retumbos que da siempre que all6 llega gente. Con este aviso esperaba en breve 10s indios: encontrkme con cuatro difuntos que por 10s zarcillos del uno reconocimos ser mujer; presto vimos la desgracia, que algo yo recelaba, en un horroroso derrumbe de cuatro cordilleras, que rajindose, pocos meses ha, cerr6 el paso de tal manera que aunque viniesen mil hombres no lo hicieran penetrable; que el derrumbe es nuevo lo dicen todas las sefiales. p r a e c i p e el estar temblando de continuo, arrojando de continuo grandes peiiascos, que despide muy lejos el boquer6n que abri6 el rio, y conforme va corriendo asi va derrumbando las macheteaduras frescas y viejas que 10s indios dieron en 10s irboles y la muerte de estos gentiles, cuyos huesos en el monte a h estaban con gordura. Estando 10s desdichados de este lado, se k s ceg6, y no habiendo otro refugio alli murieron de hambre, bien que el uno (que) fue arrebatado del rio, lo arroj6. Conform6me muy mucho con la voIuntad divina y cobr6 mLs esperanzas, ~7 aunque deje mi retorno, pero me arrebata Nahuelhuapi, y asi despacho la gente que no me habia de servir por cobarde, bien que no todos, y con 10s cinco que a c i quedan, sigo el otro camino, pues ya tenia lo peor andado y vere que si hay alguna fatalidad como en el otro y ya que tengo buenos tiempos sabre d e cierto si es o no imposible. Otras mil cosas que habia que escribir, aunque complacieran a Vuestra Sefioria no puedo por ahora, seria en otra ocasi6n; y pues sin merecerIo he recibido yo de Vuestra Seiioria tantos favores, no seri pequeiio el que espero recibir en la ocasih presente, v es que Vuestra Seiioria interponga su respeto para que esta piragua vuelva cuanto antes. El dia que sale de Ra16n salgo yo con mi gualcapu a 10s Baiios, a seguir desde donde retrocedimos. El mozo a cuyo cargo va la piragua es Eusebio Alvarez, cuvo coFaz6n es taI, que si todos faltaren, con 61 me fuera a Nahuelliuapi. Estimar6 a Vuestra Sefioria le facilite aquello que pudiera demorar su venida. Si yo hubiera sabido que tanto me iban a servir las botas el bicoquin, sin duda se 10s hubiera pedido a Vuestra Seiioria, ~7 se lo agradezco sobre manera. Los tiempos han sido fatalisimos, he tenido mucha salud, s610 a Dios la debo. A don Ignacio mil cordiales memorias, y entretanto voy a encontrar alghn imposible en el camino o camino sin imposibles. Ruego a Vuestra Seiioria me tenga presente en las oraciones para que me mantenga la fortaleza que me da. RalGn y enero 18 de 67. Muy afectisimo siervo y capellin de Vuestra Seiioria. Segismundo GuelI. 219


Seiior Gobernador don Manuel Castelblanco. (AI margen di’ce:) Algo de lo que se diri de este camino, puede Vuestra Seiioria tenerlo por verdadero, y si pregunta a dicho Eusebio, bien puede creerlo, pues est verus lsraelita in quo d o h non est (“es un verdadero israelita, en quien no hay engaiio”), DOCUMENTO VI1

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DE

CARTADEL GOBERNAD~R DE CHILOI?,MANUELDE CASTELBLANW, PRESIDENTE, ANTONIO GUILLy ~ J A G A R, E M I ~ N D O L E LA R E L A C I ~ N UN VIAJE DEL JESUITA SECISMUNDO GUELL,CHACAO, ENERO 23 DE 1767 ANS, C. G. 710, fs. 86

Seiior: Despachado ya el barco en que se conducen 10s papeles y cartas, que dirijo a Vuestra Seiioria, ha estorbado su salida el tiempo contrario, que aun hoy continda, bien que con indicios de mejorar presto, y, mediante esta contingencia, logro la de anticipar a Vuestra Seiioria la noticia de 10s progresos de la apertura del camino de Nahuelhuapil remitiendo la adjunta carta, que acabo en el dia de recibir del P. Segismundo Guell, a quien el fervor de su celo mantiene constante en la prosecucih de esta empresa; que si no se encuentra igual estorbo a1 que impidib el paso por el camino de Queulla (sic) y del volcin de R%n, contemplo se consiga continuando por el primer camino, aunque, seguro se dice, ser6 mis dilatado. Nuestro Seiior guarde la importante vida de Vuestra Seiioria 10s muchos aiios que le supIico y se necesita. Chacao y 23 de enero de 1767. Besa la mano de Vuestra Seiioria su mis adicto y reverente sGbdito. Sr. Presidente $7 Capitin General, don Antonio Guill y Gonzaga. Manuel Castelblanco. DOCUMENTO VI11 NOTICIABREVE Y

MODERNA DEL

ARCHIPIJ~LAGO DE CHILQ~, DE su TERRENO,

COSTUMBRES DE LQS INDZOS, MISIONES, ESCRITA POR UN MISIONERO DE AQUELLAS ISLAS EN EL

ASTO 1769

Y

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ARSI, Chile v. 5, ff. 345-383 v. PREFACIO Con dificultad se hallari en toda la vasta monarquia del Rey Cat6lico algGn pueblo tan desconocido y de que menos noticia se tenga como del, no menos pobre que remoto, Archipidago de Chilob. La cau220


sa, a mi ver, de la poca y cuasi ninguna noticia que se tiene proviene de su misma pobreza y miseria, que a un pais rico le basta su riquen'a para que todos le conozcan y mucho mis deseen gozarlo. Per0 asi como se hace un pais admirable cuando la naturaleza lo ha enriquecido, Gpor quk no se hari tambien admirable el que por su naturaleza es pobre? AquCl se admira por su felicidad, admirese tambikn kste por su miseria. Logra empero Chilo6 en su natural desdicha la excelencia de ser un Jardin de la Iglesia; de suerte que en cuanto se port6 escasa la naturaleza, se mostr6 por otra parte liberal la gracia. Deben, pues, aquellos isleiios ser de nosotros admirados por dos titulos: el uno por lo que les ha negad0 la naturaleza y el otro (mucho mejor) por lo que les ha concedido la gracia: y asi se pueden con verdad llamar 10s chilotes pobres cristianos. Aunque ninguno de 10s navios europeos aporta a aquellos puertos para el trifico, suelen todos 10s aiios 10s negociantes de Lima enviar algunos leiios a Chilod para que vuelvan cargados de madera. La marineria y demis personas de aquellos navichuelos, como no se internan en aquel archipielago contentindose con pasar aquellos pocos dias de anclaje en el puerto donde esti la nave, poco o nada pueden saber de aquellas islas; y con todo eso se vuelven muy satilsfechos de que ya vieron a Chilok, queriendo dar raz6n del todo con sblo haber pisado una playa. De aqui es que sus relaciones se apartan por lo comGn de la verdad y quieren hacer creibles sus fibuIas con sblo decir que han estad0 alli; como quien quiere dar noticia de toda la Espaiia s610 porque ha visto uno de sus puertos. Deiando aparte aquellas fibulas, quiero dar u'na verdadera noticia de aquellas i:ierras, Ias mis remotas de 10s dominios de Espaiia en el occidente, y para que el curioso lector no J-.,- a-a d-L- -,L,, -.-*.^ dude ut: C b L d V C l U d U . UGUC ~ ~ U C UUG ; I V U he vivido muchos asos en aaue110s golfos, ro1deando, si se puede decir, palmo a palmo aquellas islas. De manera que no dare noticia, sino de lo que he visto y experimenta.do. -3--- -mas L-1-..11-^1 1 !1 I --: ----:L- tePara hacerlo tuuu cull uiariuau, uescriuire priuiaiu bu biLUdGlUII, rreno, clima, despuks 10s mares, rios, luego la tierra firme que abraza aquellas islas. De aqui pasaremos a las naciones, costumbres, religi6n. Y en otros capitulos hablaremos de las misiones que hay, con el metodo que tienen, casamientos, entierros, etc. Procurark siempre la brevedad, que conviene, para no molestar a1 curioso lector. L

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Nombre, situncidn, divisih de ChibS. Su clima, mar, Aos, blgZ4naS tJ

CeTTOS

Aunque el nombre d e Chilok es general a1 archipiklago, encierra no obstante varias pequeiias naciones, que tienen diferente nombre, con22 1


tenidas no obstante en el genkrico Chilok, que es corrompido de estas dos palabras: Chile- hue, que ,quiere decir: nuevo Chile o lugar del Reino de Chile. Dejando aparte otras etimologias, porque ninguna es cierta, y ksta me parece la mhs veridica. Est6 situado aquel archipikla+ go en la AmCrica Meridional, entre 10s 40 y 45 grados de latitud y entre 10s 302 y 306 de longitud, seghn el meridian0 espafiol. De 10s 41 a 10s 44 grados de latitud est6 lo m6s poblado; y de 10s 44 a 10s 48, aunque lleno todo de islas, pocas son Ias pobladas, como veremos. El archipi& lago, pues, de que voy hablando, comprendiendo todo aquello que describirk, se extiende desde 10s 40 hasta 10s 48 grados de latitud, y kste es todo el pais descubierto, conocido visto y registrado; porque desde 10s 48 grados adelante, aunque se sabe algo, poco o nada se ha visto. Es crecidisimo el nhmero de islas que contiene Chilok y la principal, la mejor, y la que tiene propiamente el nombre, tiene colocada su primera punta en 10s 41 grados, 35 minutos, corriendo la otra punta hasta 10s 44 grados y 6 minutos. Tiene la isla grande en giro 700 mils&, y en este Ambit0 est& pobladas las otras islas menores, y son las siguientes : Quinchao, Lemuy, Tangui, Quehui Quenac, Meulin, Linlin, Chelin, Apeao, Chaulinec, Cahuach, Llinua, Alao, Kaylin, Los Chaugues, Caucahue, Aptao, Calbuco, Llaicha, Quenu, Chidhuapi, Tabdn, Tautil, Huar. Estas son las islas pobladas que se contienen, dighoslo asi, como entre 10s brazos de la que se llama ChiloB o la isla grande por antonomasia, que recibiendo por el costado del oeste 10s golpes de aquel mar furioso, que 10s islefios llaman por antonomasia bravo, defiende ( d e ) 5us bravezas a todas las otras islas, pues las tiene a la otra parte, del leste. Otras muchas son las islas, que abarca la Grande entre aquellos grados cuyos nombres no pongo por no molestar, aunque en el discurso de esta noticia s e d necesario mentar algunas. El clima de estas islas es frio y hhmedo y se puede decir que la mayor parte del afio es invierno. Las lluvias son copiosisimas: por esta raz6n 10s granos no pueden secarse en el campo, es forzoso hacerlo dentro de las casas o ranchos a fuerza de fuego o humo. De aqui es que como cogen la cebada con la paja y la dejan secar en un soberado de paIos sobre el fuego de la casa, sucede no pocas veces llegar all6 arriba la llama y quemarse toda la cosecha, casa y cuanto tiene dentro. Si 10s campos no estuviesen bien pendientes que no pudiese correr el agua, siempre se anegarian 10s sembrados con las copiosas lluvias, que COmienzan desde abril y duran hasta octubre las m6s fuertes. Noviembre suele ser tambikn lluvioso, mas no tanto. Los otros meses, aunque llueve, per0 no con aquella abundancia. El frio en lo m6s rigido del invierno, aunque es mucho, no es excesivo; y en este tiempo 10s noiqes son muy temibles en aquel mar borrascoso sobremanera. En el verano, el calor no es mucho antes bien templado y muy apacible, aunque suelen de repente levantarse unos oestes, que son de temer a 10s navegantes, mas duran poco. Por esto el mejor tiempo para 10s navegantes es

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el de enero, febrero y marzo, que son del mejor del verano. La noche mis larga del invierno tiene 16 horas. Suele a l g h aiio caer la nieve, per0 poco. MAS blancas parecen las campaiias con las escarchas (caminando sobre ella a pie descalzo hombres y mujeres) que con la nieve. Los mares de Chilok son verdaderamente temibles, y es necesaria una larga experiencia para no perecm en tantos riesgos. Tiene aquel mar en las 24 horas dos crecientes y otras dos menguantes, que cada una de las cuales dura seis horas sin discrepar. En la creciente viene todo aquel mar del oeste con grande impetu a querer entrar entre tanta isla, y como se halla impedido de la Isla Grande (que entre la tierra firme y su primera punta no deja una legua de canal) vuelve y revuelve formando mil remolinos y murmullos horrendos por la violencia que hace por entrar. Entra, pues, cuanto puede por aquel canal, y como no puede entrar cuanto quisiera, entonces es cuando rnis corre bramando, formando entre aquellos estrechos unas corrientes tales, que si un navio de alto bordo con el viento rnis favorable intentase a toda vela la salida, se perderia estrellindose, antes que poder salir a1 principio de creciente. Los mismos riesgos se hallan entre isla e isla, de las pequeiias, cuyo’s canales, golfos y escollos sirven muchas veces de sepulcro a 10s chilotes. Poco navegan 10s naturales por aquella mar brava del oeste, por el temor de ser pasto de las olas, ni sus embarcaciones (de que hablark despuks) son proporcionadas para ello. Los navios, que vienen de Lima para llevar madera, suelen perecer a menudo, ya por faha de experiencia en aquellos mares intrincados, ya por 10s oestes que son furiosos, y mucho rnis por lo demasiado que cargan las naves, que comihmente le hacen llevar a cada una 40.000 tablas, por la codicia de ganar algo rnis de lo que convenia. La mejor entrada para 10s navios es con norte y estando la mar creciente, porque si el piloto intenta entrar cuando ya la mar comienza a bajar, se perderi primer0 que lo consiga. Las crecientes y menguantes de aquellos mares van con la luna, mas de diverso modo que algunos piensan. Tres dias antes del novilunio y tres dias despuks son las crecientes y menguantes mayores; de modo que el dia que la luna hace es la mayor creciente, la cual suele ser de cuatro varas y suele en partes ser de cinco varas d e profundidad; la de la noche es mayor que la de mediodia. La creciente siguiente a la del novilunio, ya no es tan grande, la segunda menos, y menos la tercera. Cada 24 horas crece (como dije) dos veces, que cada una dura seis horas y otras dos veces baja otras seis horas cada vez. Y asi en cada novilunio hay doce crecientes y otras tantas vaciantes mayores que las otras, siendo la mayor aquella m b prcixima a1 novilunio. Las mismas v del mismo modo suceden en la oposici6n de la luna sin discrepar jamis un punto: bien es verdad que en 10s equinoccios y solsticios son mayores que nunca. Estas crecientes y menguantes de aquellos mares es lo que rnis deben observar 10s pilotos para saber el tiempo precis0 para entrar cuando crece y salir cuando baja. Per0 si quisieren entrar

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hasta el puerto de Chacao, de que hablare despuks, les es necesario un buen prictico, sin el cual no se puede conseguir por las revesas o giros de 10s remolinos, que a cada paso se hallan, tanto que es tradici6n constante que a1 pasar un navio aquella canal, se lo sorbi6 un remolino a1 montar la Punta de Cruces, y lo sorbi6 de tal suerte, que siendo navio de alto bordo no se vi0 jamh de 61 ni un palo. Dejemos un poco el mar para hablar despues, veamos 10s rios y lagunas. No hay en aquellas islas rio alguno navegable, aunque algunos son bien caudalosos, esto es mis en el invierno por las lluvias tan repetidas. Hablando de tierra firme veremos 10s grandes. La isla grande no tiene de consideraci6n mis rios que Chepu y Gamboa; Bste cerca de la ciudad de Castro y aqud a1 norte de la isla. Ninguno de 10s dos tiene peje ni otra particularidad. Tiene una bella laguna la isla grande, de agua dulce no muy buena para beber. Est&situada entre Villinco y Cucao, de donde trae el nombre y va a desembocar en aquella que llaman Mar de Cucao. Fabulean 10s indios que en tiempos pasados una de aquellas indias tenia una hija, que todos 10s dias iba a lavarse a la mar, donde salia un huecubu o monstruo y cogiendo a la indiecita la llevaba mar adentro, donde tenia dicho huecubu sus amores con la Cucao, que asi se llamaba la indiecita. Reprendikndola un dia su madre de aquello, la enamorada india se 10 particip6 a su amante huecubu, y Cste enojado derribb varios cerros y form6 aquella laguna para que la madre no tuviese lugar de ir jamis a ver cuando su hija era llevada del fabuloso huecubu. En medio de esta laguna hay un estrecho, que cuasi se cierra y la divide en dos. Tiene de largo seis leguas y de ancho menos de una. Cria pasto y canquefies, que son aves anfibias de hermoso plumaje y muy sabrosas, que son mayores que 10s patos. No 10s comen 10s indios pensando ser cosa de menos valer comerlos. La agua es de un color negruzco por estar toda rodeada de bosques de tepu, madera que cuando rnis verde esti, mejor arde. Los montes de las islas (que) podemos llamar cerritos respecto de aquellos que veremos, cuando hablemos de la ltierra firme, 10s mis altos de aquellos: Tetas de Cucao, que sirven de luz a 10s navegantes para su recalada. Los nacionales de aquel archipielago como de todo el reino de Chile, llaman monte lo que nosotros llamamos bosque, y asi quiero hablar de estos, que son tantos, que parece se tupen mientras mis 10s cortan. Todas las islas, a excepci6n de Chelin y Tab6n, son abundantisimas de bosque, que sirven para el fuego, para fabricar las casas, para sus embarcacionciIlas y para cuanto se quiera, menos para embarcaciones grandes. Cuando 10s naturales no tienen el rancho pegado a1 bosque, se lamentan de tener la lefia tan lejos. Y suele suceder que cuando derribaron ya y quemaron 10s BrboIes cercanos, deshacen su casa y van a fabricarla junto a1 bosque, por no tener el trabajo de conducir la lefia de tan lejos, como dicen ellos. Todos 10s bosques son silvestres, y no s610 no dan algGn fruto, per0 ni tienen alg6n animal salvaje que sirva

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de pasto a 10s hombres, que habitan aquellas selvas propias de 10s animales.

ci6n y grandeza. La primera punta de ella a1 norte se llama Lacuy, donde tiene una pequeiia ensenada, que sirve para anclar 10s navios que vienen de Lima, a motivo de no atreverse a entrar en Chacao. Antes de este puerto de Lacuy, hay otro puertecillo, llamado del Inglds, por haberse perdido en 61 un navio ingl6s con las borrascas del oeste. Vamos caminando a1 sur, y en el mismo Lacuy encontramos una gran ensenada, a1 fin de ella un pueblo de indios con una buena capilla toda de madera y de tres naves. Cinco leguas m6s adelante se halla otro brazo de mar llamado Pudeto, que a1 oeste tiene dos riachuelos y uno a1 leste. Acordonan dicho brazo de mar (que 10s indios llaman estero) tres pueblecitos de indios, que son Pudeto, donde hay muchos espaiioles, Caipulli y Peldehuetu, este Gltimo esth a1 fin del estero entre unos tristisimos bosques. En el rio Caulin hay otro pueblo de indios que tiene su iglesia, como 10s pasados, y en aqueIla ensenada de Chacao hay otro que se llama El Estero. El punto principal de la isla es Chacao, habitado s610 de espafioles. Es capaz de 30 navios poco o nada defendido de 10s enemigos, que con un solo navio lo tomaria cualquier potencia. Tiene un triste fuerte con algunos caiiones de fierro mis de “prespectiva� como el fuerte, que es de palo solamente y tablas, que todo se est6 cayendo. Alli vive el Gobernador que va seiialado del Presidente de Chile, aunque ahora parece que est; adjudicado a Lima. Tiene dicho fuerte una compaiiia de soldados espaiioles pagados, que no son otra cosa que unos honrados criados del Gobernador. Detris de Chacao est6 aquella temible Punta de Cruces, por donde pasa y corre la mayor fuerza del canal. Siguiendo la costa se halla Manao, pueblo de indios, pequeiio, con una iglesia proporcionada. Tiene Manao una lengua de tierra llamada Chileng, cuya punta no es menos temida que aquella d e Cruces. La raz6n de ser la punta de Chileng tan espantosa es porque alli se juntan 10s dos mares en la creciente, esto es, el que entra por el canal de Chacao y el que viene por aquella otra parte del sur. Ya que estos dos mares llegan a encontrarse combaten entre si, el del sur por seguir su carrera a1 norte y 6ste por seguir la suya, con tanta violencia que como ninguno quiere retroceder forman una tempestad de olas, que si kstas son agitadas por un poco viento forman montes de agua. Por esta raz6n las embarcaciones que tienen el viaje hacia el sur han de ir con la creciente a Manao y 225


aguardar la vaciante para seguir su viaje cuando ya retrocede la mar de Chileng. A poca distancia est& Linao, en 10s 42 grados de latitud, pueblo de indios, pequeiio y abundante de pescado. Siguese Llico, otro pueblo miserable en la costa, cuyas playas son arenosas y la bajamar la deja mis de una legua explayada. MAS a1 sur hay una grande ensenada, que rnis parece laguna, a cuyas orillas esth la iglesia del pueblo de indios, que son 10s d e Huitu. Como tres leguas distante esti el otro pueblo de Chaurahue. En una punta mis adelante el pueblo de Caling y Tenaun, cuya punta es nombrada por su braveza, per0 es aun mi's brava la que sigue: Choun. En otra ensenada est6 Quitales, donde mis son 10s espaiioles que 10s indios puramente tales. Dalcahue esth en 10s 42 grados y 30 minutos. Es un pueblo de indios muy pequeiio, per0 muy poblado de espaiioles. M i , a1 sur, tierra dentro, est6 Quilquico, que tiene muchos indios y espa6oles con una bonita iglesia. Y rnis adentro tirando a1 norte, esti el pueblito de Tey, lleno de espaiioles y pocos indios. Y a1 noroeste, entre bosques est& Putumun, abundante de indios y pocos espaiioles. En 10s 42 grados y 40 minutos hay una lengua de tierra, cuya costa llena de pequeiias ensenadas tiene otros tres pueblos: Rillan, con buena iglesia, muchos espaiioles e indios, Curahue, pocos indios y muchos espaiioles, v Yutuv. ,, lleno de ambos. Esta costa tiene una esuecie de marisco, que se llama comes, se cria entre las lajas, que s610 se puede sacar a golpe de hacha. Es de la figura de un nabo, muy sabroso, cuya carne parece toda d

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cuatro leguas de largo y de ancho ya una milla ya dos, cuyo fin va a rematar a Putumun, caminando a1 norte. En 10s 42 grados y 30 minutos de una otra lengua de tierra, donde esti fabricada, la ciudad de Castro, capital de toda aquella provincia o archipiklago, es ciudad sin gente, que s610 la habitan 10s nacionales a tiempos seiialados del afio, como despuks veremos. Tienen 10s padres jesuitas alli un bello colegio y grande iglesia, toda de madera, donde en invierno riguroso suelen juntarse siete u ocho de aquellos padres y en verano sMo tres y aun dos. Los padres de San Francisco tienen alli su pequeiio convento y regularmente no pasan de dos 10s religiosos. Tienen tambikn convento 10s mercedarios, que nunca lo vi con mis de un mlimincn In m 6 a rlnl tinmnn c n l n n l l i t r r r l a 10 ' irrlpcia nrrrrnniiial nile e c c'Lv"'yw 6 " " ' " r----"i---' Y--buena para aquellas tierras, no ha; mhs igle,sias en esta ciudad, que esti como en el centro de la grande isla y aun de todo el archipiklago. Tiene Castro a1 oeste el pueblo de Llaullau, qiue es pequeiio. Volviendo a tomar la costa a1 sur se encuemntra un pueblecito: Narque 10s otros. Y a pocas en lo rnis angosto de la isla, distante side millas de Villinco, pueblo metido en la montaiia, cuya iglesia esti a las orillas de la laguna de Cucao, de que hablamos. Y antes de llegar a 61, se ha de pasar por otro pueblo llamado Notuco.

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En 10s 43 grados menos 7 minutos est6 el pueblo de Chonchi, de muchos indios. Aqui acaban de edificar 10s padres jesuitas una iglesia mayor que la de Castro, de madera toda, con columnas cuadradas de una pieza, que da admiracih aqueI cuerpo tan grueso. Viven en Chonchi dos padres misioneros estables, a quienes toca cuidar en lo espiritual una gran parte de las islas, como veremos. Seis leguas de Chonchi est6 Terau, primer pueblo de 10s indios llamados payos, cuya costa es bien temible. Aoni se llama el que se sigue, pequeiio pueblo y muy miserable. Adelante cuatro leguas esti Queiln, y en una grande ensenada de aquel mar est6 Paibad, y a1 fin del brazo est6 Compu, y Chadmo en otra mis a1 sur. Siguese una larga punta de tierra, que se ha de montar para navegar de Chadmo a Huilad. Lo que no se hace en pocas horas, pues, a poderse hacer ficilmente se llegara por la montaiia de Chadmo a Huilad. Para entrar en aquel brazo de mar que va a Huilad, es menester atender a la marea, porque su canal es mucho mis ripida que la de Cruces y Chacao y angosta como un tiro de fusil. No hay canal IUSS parecida a la de un molino. Si no se entra cuando crece la mar, nunca se entrar6, y aunque la embarcacih lleve la agitaci6n de todos 10s vientos, primer0 se desuniri toda su tablazbn. En la vaciante o reflujo es tanta la rapidez con que sale aquella agua, que en las seis horm de creciente o flujo habia entrado, que lleva con increible velocidad la embarcacibn y, aunque el mar est6 en calma, forman tal murmullo las corrientes, que causan no poco miedo aun a 10s pricticos. Est6 Huilad en un alto y tiene una iglesia pequeiia y pocos indios. En 10s 43 grados y 45 minutos est6 el famoso bajio de Chaihuau, que desde la punta de la isla casi se extiende hacia la cordillera de Tierra Firme. Es Chaihuau el paso mis temido de 10s indios y espaiioles, y aun quiz6 por esta raz6n ni 10s indios ni 10s espaiioles han querido poblar lo que queda de la isla hasta su Gltima punta del sur llamada Quilan. Todo lo cual esti despoblado, a excepci6n de tal cual ranchillo de indios. Toxciendo ahora desde la punta de Quilan a1 norte por la parte de la isla que mira a1 oeste, no tienen aquellas costas poblaci6n alguna hasta Cucao, donde hay un pueblo de indios, 10s rnis desamparados, per0 no 10s menos cristianos. Azota la marea a la isla por esta parte con tanta violencia que sus golpes se oyen a veces desde Castro, dentro de Ias mismas casas. El d e s a e e de la laguna de Cucao va a rematar a una ensenada, cuya dos puntas, Pinulil y Quivteg son las Dos Tetas, que dijimos, sirven de guia a 10s navios. Desde 6stas hasta el rio Chepu est6 tambikn todo despoblado. En la bajamar se puede ir de Castro a Chacao, per0 es un camino enfadoso por tantas ensenadas y riachueIos. Lo interior de la isla est6 todo despoblado y hecho un monte o bosque, a excepci6n de aquel corto tramo que hay desde la laguna hasta Villupulli. Desde Quetalco hasta cerca de Huitu, en medio del bosque, hay un camino todo de tablones gruesos atravesados de siete leguas de largo, por motivo del barro y

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pantanos que hicieran impracticable el paso. Dicho camino se renueva siempre que hay necesidad, obligando a ello a 10s indios. Otros caminos, semejantes hay en otros sitios y en otras islas, per0 no tan largos, aunque todos peligrosos y molestos por lo resbaladizos cuando estin mojados, y la poca firmeza de 10s tablones. Esta y las otras islas pobladas producen comhmente muchas y buenas papas. El trigo y la cebada, sobre ser pocos, se cosecha con indecible trabajo, como despuBs veremos, y pasemos a las otras islas. La primera y la que se encuentra a1 entrar en el canal se llama Doiia Sebastiana, pequeiia y despoblada, con cinco o seis grandes pefiascos al nordeste y la mejor entrada para 10s navios es dejarla a la izquierda, pasando entre ella y la isla grande. Delante de ella est; el Banco Ing16s donde pereci6 un navio de dicha naci6n. En frente de Chacao hay dos piedras, que se llaman Putucura, que en bajamar llegan a descubrirse, per0 esta noticia no basta para entrar a Chacao sin prictico. Tirando a1 sur en 10s 42 grados nueve minutos est6 la isla de Caucahue, que tiene de circuit0 como 17 millas, donde hay un pueblo de indios con su pobre iglesia. A1 nordeste de la isla, donde estl la mar ancha, tiene Bsta mucha corriente, lo mis seguro es pasar entre la grande y ella. Su terreno es estBril y montuoso. Navegando de Caucahue a1 leste como 12 millas, estin las islas de 10s Chauquis, que son 10 y tienen su gobernador indio para todos 10s habitantes de ellas. De Cstas cinco son pobladas, de las cuales tres tienen su iglesia, que son: Afiihue, abundante en erizos, Chegniau, pequeiia, y Vutachauqui, que es la mayor, la m6s fCrtil y la rnis poblada. Distan poco entre si todas las diez, con tales canales, ensenadas y escondrijos, que suele ser refugio de 10s malhechores perseguidos de la justicia. En tiempo de bonanza es una bella diversi6n navegar por aquel laberinto. Los habitantes de ChiloB suelen ir a 10s Chauquis a proveerse de marisco y pescado, de que abunda. Y 10s mismos chauquis van en sus piraguas a venderlo a las otras islas, y lo venden por harina de cebada Y tal vez de trigo. c " Los mariscos que alli abundan son locos, piures y erizos. Los erizos son del taniaiio de la castaiia y parecidos en las puntas. Los sacan las mujeres zambull6ndose -- 1- --- -..- ,.A,. :....:,...-- T ,.--:.--,... -,.,1 CII la 1 1 ~ 1 .~ Z U L IGII L l G l l l U U UG 1 l I V ~ ~ ; I I I u LUJ . ulu~c;JJUU Lutorados, de carne dura y del tamaiio de una mediana nuez. Los locos son durisimos y antes de echarlos a cocer, es menester ablandarlos a fuerza de golpes. Su concha es grande y gruesa, per0 la carne del tamaiio de un huevo de gallina. Otros mariscos hay en estas islas, per0 Bstos son 10s que m i s abundan. La isla poblada y mls cercana a 10s Chauquis por la parte del sur es Meulin, cuyo pueblo todo de indios es muy corto. AI oeste de Meulin esti Linlin, distante como siete millas, que las compone un golfo, que da harto que hacer con el norte. Estin en esta isla mezclados indios con espaiioles; es m6s fkrtil que Meulin y tiene una mediana iglesia. A poca distancia, por la parte del sur, esti Llinua, isla pequeiia, con su iglesia I

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proporcionada, pocos indios y s610 una familia de espaiioles. Tres lep a s y poco m6s al nordeste est6 la de Quenac, d e quince millas de giro, cuyos habitantes son casi todos espaiioles. Tienen una buena iglesia y son bastantemente aplicados a las cosas de devoci6n, per0 a1 mismo tiempo tienen fama de algo inclinados a1 machitGn (de que se hablar6 despuks). La punta de la isIa que mira a1 norte suele enfurecerse de suerte que perecen en ellas varias piraguas. Detr6s est6 Cahuach, que aunque es m6s pequeiia, parece un jardin lleno de arrayanes, si bien silvestres, y muchos laureles. A1 lestesueste est6 situada Apeao, tod s poblada de solos indios, con buena iglesia. La mar bate tanto contra esta isla, que cuasi la ha ya dividido en dos partes. Siguese la de Alao, muy pequeiia, para llegar a la cual se ha de pasar por una canal, que s610 se puede navegar en bajamar, y es tanta la rapidez en creciente o vaciante que a las veces suele hacer dar una vuelta a la embarcaci6n con gran peligro de 10s navegantes. AI sueste de Alao se sigue la isla de Chaulinec, cuyos indios se hicieron famosos en 10s tiempos pasados por las correrias que hacian robando d e isla en isla. Hicikronse temidos en todo el archipiklago, sin quererse reducir a una vida sociable. No tenian lugar fijo. Ultimamente vinieron a reducirse por medio de 10s lesuitas, y mucho m6s de una india, que 10s redujo a mejor vida. Tomaron tierra y fijaron el pie en la isla de Huar, que es la Gltima hacia el norte. Cobraron tanto amor a uno de 10s misioneros, que hacia de ellos cuanto queria, y 10s indujo con su industria a una vida m6s arreglada. Pasaron de Huar a la isla de Chaulinec, donde ahora estrin con su pueblo e iglesia. Se llaman estos indios chonos (chono en su propia lengua significa alzado) o guayhuenches, que significa gente del sur, porque son descendientes de aquellos hacia la Tierra del Fuego. Aunque est6n asi reducidos, todo el aiio no hacen otra cosa que navegar por aquellos mares, alimentsindose por lo comlin de carne de lobo marino y ballena. Son grandes nadadores, y cuasi Gnicos en todo el archipiklago, por lo que tienen tanto coraje en la mar, cuanto tienen de cobardia en la tierra. Ya que no van a robar como antes, giran d e isla en isla con 10s cueros y aceite de lobo y barbas de ballena, que venden por papas y harina de cebada. Despiden de sus cuerpos un mal oâ‚Źor, que proviene de la carne de que se alimentan y del aceite que benefician. Tienen un lenguaje distinto de todos 10s demis y todo gutural, si bien usan con 10s chilotes del lenguaje comlin. Tienen su gobernador, sargento mayor y procurador de la misma nacidn, seiialados por el misionero. AI noroeste de Chaulinec est6 Quinchao, mayor que todas despuds de la grande, y de mis de 70 millas de circuito. Corre de noroeste a sueste. Est6 poblada asi de indios como de espaiioles. Tienen aqukllos seis pueblos, que son Matao, Vuta-Quinchao, Huyar, Palqui, Curaco y Achao. En Achao, que est6 cuasi en el centro de la isla, tienen 10s padres jesuitas una misi6n con una bella iglesia de madera, de tres naves, con columnas todas de una pieza. En ella residen dos sujetos, que en

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afios pasados ,eran propiamente misioneros de Chaulinec, y cuidan del bien espiritual no s610 de aqueIla isla, sino tamt&n de las atras adyacentes. Dentro del mar, en 6aente de la misibn, 4:om0 media milla retirado, hay un gran peiiasco, a(londe salen 10s lobo!j: a tomar el sol. Cuan1 1 . 7 1 ao ios namraies io ven negro, es prenuncio de viento norte, y de sur cuando blanco. Toda la costa de dicha isla est6 suficientemente proveida de marisco y pescado, y fkrtil a1 igual de lo cc,mGn de las otras. Che-L.. 1Z-l-_..lin Inoco distante de Ouehui. es buena Jv Doblada UG G:SUdllUlG:S UUG - c L de indios. No tiene leiia y se proveen de Quehui, que toda es bosque y muy poblada s610 de indios, con buena iglesia. ^--^

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De otras isks y pobhciones h c i u el sur del archipiie'lago, y de las embarcaciones que w a n La isla de Lemuy, que es poco menos que Quinchao, est6 a1 este de Chonchi y a1 sur de Quinchao, se extiende de oeste a1 leste, con varias ensenadas. Tiene cuatro pueblos, algunos indios y muchos espaiioles. Hay cuatro iglesias y un puente de madera mal formado para pasar un brazo de mar. Es abundante d e mariscos. Los pueblos son Ichoac, en una ensenada que parece laguna, y es el mls poblado, Pucolon a1 norte; Alachildu, que est6 casi a1 este de Pucolon, y Detif a1 sueste de Alachildu y en la Gltima punta de la isla, cuasi tan grande como Lemuy es Tanqui, situada a1 sur, y corre de norte a sur. Su Gltima punta sirve para 10s centinelas, ,que descubren si vienen embarcaciones en tiempo de guerra, por descubrirse gran trecho de aquel mar del sur, y se llama la punta Huechupich. Siendo tan grande no tiene m6s que un pueblo de indios, y es Ia m6s montuosa de todas las pobladas. En 10s 43 grados y 28 minutos est6 la isla de Kaylin, de 12 millas en giro, donde habia una misi6n y viven en ella dos padres jesuitas. Se fund6 esta misirin el aiio de 1764, no para 10s indios cristianos, sino para 10s gentiles que se descubrieron poco antes, como despuks veremos. Para ir a Kaylin se pasa por el ternido Chaihuau, donde (seghn cuentan 10s nuevos cristianos) vivia un Huecubu o monstruo antes de fundarse la rnisibn, y luego que pasaron a116 10s misioneros, se aplac6 Chaihuau, porque se ament6 el Huecubu. A lo menos, por favor del cielo, se experimenta no tan bravo aquel bajo desde la fundacidn, para que puedan 10s padres sin (tanto riesgo cuidar de aquellas almas. En ese bajo suelen encallar las balIenas en tiempo de borrasca, que como se ven impelidas de 10s vientos y de las olas, pierden el tino y en vez de ir mar adentro, suelen venir a1 bajo y quedan sin el agua que necesita tan monstruosa bestia. La Gltima que encall6 tenia 22 varas de largo. De ella, como otras veces, se aprovecharon 10s indios sacando aceite y tambikn comiendo su


carne. El modo de sacar el aceite es poco econ6mico, por falta de instrumentos. Hacen una zanja o canal en un plan de piragua vieja u otro tabl6n grueso. Van haciendo pedazos la ballena y sobre &os echan leAa, la que cebada con la misma gordura arde fuertemente, la derrite y corre el aceite por la dicha canal y lo recogen en sus vasijas. Es Kaylin la Gltima poblacih hacia el sur del que propiamente llamamos Archipiklago de ChiloB. Casi enfrente de la punta de Quilan, hacia el sur, est&la isla del Guafo, donde por 10s aiios de 1661 6 62 estuvo a punto de perderse el navio de Espaiia Sun Jauier, cuando iba a1 PerG, hallindose entre ella y el Archipiklago de 10s Chonos. Est6 este archipiklago en 10s 45 grados, compuesto de muchas islas no distantes entre si, siguiendo la costa de tierra firme hacia el sur. Entre estas islas est6n Guaiteca, que es principal, Silahuen, Qunegan, Chircanlahuen y otras, todas despobladas. En 10s 45 grados 40 minutos est6 la isla de Inche, entre la cual y Aichilu dio fondo un pingue inglks. Todo este Archipiklago de Chonos tiene por leste la tierra firme ,y por el oeste la mar ancha y por sur la tierra de Ofqui, que es un punto de tierra firme que en 10s 45 grados, poco menos, se extiende mar adentro, siguiendo la cual hacia el sur est6 la punta de Tres Montes, en 10s 46 grados, 46 minutos. Las isla d e Santa Catalina, que esti en 10s 46 grados y 12 minutos de latitud austral y 302 de longitud, er la m6s retirada de todas a1 oeste. Entre esta isla y la punta de Tres Montes pereci6 Diego Gallegos con el navio. En 10s 47 grados de latitud y 303 de longitud est6 la isla de Acanzean, donde pereci6 un navi0 inglks, y entre esta isla y Guayaneco se perdi6 otro el aiio 1740. Hallindose kste cerrado con la tierra de [Ofqui] por el norte y la isla de San Javier por el leste y por el sur con Guayaneco y otras islas, no hallando c6mo salir de aquellas costas, donde el oeste le habia metido, quiso resguardarse de el (ilegible en el manuscrito) Guayaneco, pero como era (ilegible en el manuscrito) tan prictico que piloto, pereci6 la nave miserabIemente y se ven aGn alli las anclas [quebradas], monumentos de su ruina. AI oeste de Guayaneco est6 el Archipiklago de 10s Taijatafes, que se compone de [noventa] isletas, algunas de ellas pobladas de 10s indios de esa misma miserable naci6n. Estin en 10s 48 grados y medio. Fueron descubiertos por un padre misionero el aiio de 1756 y el aiio 1765 fue otro padre a convertirIos y ver si podia reducir algunos a venir a la isla de Kaylin, donde serian instruidos. Aconsintieron muchos. Por el afio de 1767 fue un misionero y descubrib la naci6n de Kalen, CUYOS indios Calenches (que asi se llaman) viven en la altura d e 10s 49 grados en la costa de tierra firme. No era naci6n tan d6cil como 10s taijatafes. Unos y otros son miserables, como despuks veremos. Ahora s610 &go que la entrada en el Archipiklago de Chilok es dificil por el canal de Chacao y mucho mbs dificil por 10s Guafos, por falta de pricticos y laberinto de islas y escollos. Y si alghn navio pasa por aquellos mares,

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procure siempre apartarse de aquellos archipiklagos y sepa que si ya ha avistado aquellas tierras y le viene un temporal de oeste, que llaman travesia, podri ser que dificilmente se libre, porque la marea alli corre mucho a1 leste. Todas estas islas despobladas y s610 abundantes de irboles, tienen las costas muy abundantes tambikn de mariscos, pejelobos, patos, canquefies y otros animales, de suerte que sin duda son mejores que las otras pobladas, aunque se sienten en ellas mis 10s frios. Es ahora forzoso volver atris, porque no hemos visto lo que hay mis adelante, y veamos las islas de la naci6n calbucana. Estin las islas de Calbuco entre 10s 41 y medio de Iatitud y ciento cuatro de longitud, arrimadas a la tierra firme. Los indios llimanse calbucanos, por una de aquellas islas asi llamada: Calbuco; pero ellos descienden de 10s indios osornos de Chile, ind6mitos e irreductibles hasta ahora, a1 contrario de &os. La primera isla, p e s , de Calbuco es Abtao, situada en 10s 41 grados y 30 minutos a1 nordeste de Chacao, que para ir a ella se debe atravesar la gran canal, dejando a1 sur la punta de Cruces. Es bonita isla y en la parte mis angosta tiene un agujero por donde se pasa a1 otro mar. No est6 muy poblada y tienen 10s indios su iglesia pequefia y buen pescado, que no lo comen por no trabajar en cogerlo. Navegando a1 nordeste se encuentra, en medio de aquel mar, una pequefia isleta Ilamada de Las Lagartijas o Caicua por abundar en ellas. Tiene como veinte pasos con una fuente perenne de agua cristalina muy buena. No est6 habitada, si no queremos Damar sus habitadores 10s perros, que cuando Iiacen algGn delito destierran all& 10s indios por tiempo, mantenikndose, en aquel destierro, de 10s mariscos (si bien son pocos) que arroja la mar a aqu6lla, si se puede llamar playa. En este golf0 de Abtao o Calbuco siempre se ven muchas ballenas, que no saben 10s indios pescar de modo alguno. AI lado izquierdo hay otra grande isla cuasi despoblada, y en frente de &a esti la que propiamente se llama Calbuco, de veinticinco millas en giro. Time dos pueblos de indios: Menmen, pequeiio, con su iglesia, y Caicain, grande, con la iglesia de tres naves. En medio de la isla, a la parte d e la tierra firme, est& un fuerte o palizada con una compafiia de soldados espaiioles pagados por el Rey, su capitin, alfhrez, etc., puestos alli contra 10s indios de Qsorno, que estin tierra adentro. Pero, si bien se considera, aquellos soldados estin un poco menos ociosos que 10s de Chacao, y lo estarhn perpetuamente. Aqui est6 la iglesia parroquial, de que hablaremos en su tiempo. La teroera isla poblada es Quenu, que en muchas partes no se puede cultivar su terreno por estar cubierto todo de conchas de mar. El pueblo es pequefio como la iglesia. Chidhuapi, la cuarta, de 15 millas en giro, donde esti el mejor puerto, cuyas playas lastiman 10s ojos si se m’iran cuando da el sol, cubiertas todas (de concha blanca de 10s mariscos que alli abundan, principalmente tacas. La quinta es Tabon, hermosa, aunque casi sin lefia. Cuando es pleamar queda la isla dividida en tres, d e manera que Ias familias d e la una no pueden comunicar

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con las de la otra hasta que el mar baje. Su pueblo e iglesia es como Chidhuapi. Llaicha est6 tan cerca de Chidhuapi que 10s gallos de ksta oyen 10s de aquklla. Es la mayor de las islas calbucanas. Tiene tres pueblos de indios y algunos espafioles. Chope es el primero, Machill el segundo y Puluqui, mbs al norte, el tercero. Cada uno con su iglesia. Esta es la isla m6s retirada a1 sur de las pobladas. Pasando un pequeiio golfo de dos leguas a1 oeste est6 la isla de Huar, cuyos habitantes son todos espaiioles, esto es, no indios. Tiene una iglesia comenzada muchos a 60s h^a, sin acabarse a motivo del poco amor-de 10s isle!fios a1 trabajo, Y aun a la virtud. Aqui estuvieron algunos afios aquel10s chonos de C:haulinec con un padre misionero, que 10s redujo a bic:n vivir. Tiene anmsta. dnnde un- hrazn - - - de- mar nile - - hare --_. - - iina ____ ranal - _.-._._ .___ _.__._ _ , - s_ e coge cuanto pescado se quiere, sabroso y bueno y mucho mejor por el poco trabajo en cogerlo. Otra isleta hay por aqui cerca llamada Tautil, muy pequeiia y poblada de una sola familia, cuya vida se puede llamas m&s que eremitica. He dado, felizmente, fin a la descripci6n de las islas poblaclas, que todas las he navegado con repetidos riesgos de naufragar muchas veces, a causa de ser tan ridiculas las embarcaciones, de que hablo ya. En dos especies de embarcaciones se navegan aquellos peligrosos mares, que son canoas y piraguas. Las canoas son todas de una pieza, hechas de un grueso Brbol cavado por una parte, donde van 10s navegantes. Estas, a cualquier vaivkn considerable se trastornan. Los remos de estas canoas son pequefios, que m6s parecen palas que remos. Sirven s610 para pasar de isla en isla, cuando es pocaL la distancia y el mar est& en calma. Per0 no sirven para pasar aquellas peligrosas canales, aunque no haya viento. Ni menos estas embarcacioncillas admiten vela, porque ----- !-- -:- J - - J - r - -L-- --_--:- ~ llama piraguas, que para be Lrabiuiiiaiiaii 5111 uuua. h a U L I ~e b p ~ t iSG hacer concept0 quien no lo sabe de lo que es, dig0 el c6mo se hacen. Se juntan diez o veinte hombres en el bosque no retirado de la playa w s harhaq vriiesn rnhle ciivn - -,- tronrn _-- - - de -. - veinte - -.. - - va_ ,v rnn ---- ------ --_- derrihan nn _-- CY----16s lo dividen en dos partes, a lo largo con mucha fatiga. Ya dividido, reducen aquellas dos mitades a dos tablones gruesos de tres dedos y bien pulidos, solamente con las hachas. En uno d e 10s costados de cada uno hacen unos agujeros con escoplo, a distancia de dos dedos cada uno. Hecho esto echan 10s tablones a1 fuego y 10s queman hasta que la superficie est6 hecha carbdn, procurhndolos torcer un poco con el calor y agua a un tiempo. Vuelven otra vez a1 bosque a derribar otro roble no menor que el pasado, cuyas veinte varas de tronco las reducen a una pieza, que sirva de plan, algo cavada en medio y las dos puntas piramidales. En 10s dos costados de este plan abren btantos agujeros por lado, cuantos fueron 10s de uno de 10s tablones. Hecho esto, hacen un fuego tan largo como el plan, arrimado a unos estribos, donde 6ste descansa. Asi lo van ,quemando, torciendo una punta contra otra cuanto conviene. Siendo dos 10s que no hacen m6s que echar agua continuamente I

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a1 palo. Y ya que est& a buen punto quitan todo el fuego. Y ,luego jun1nc J n c nnstados, cada uno a su lado, que con una soguilla 10s van cosiendo a grain prisa por 10s agujeros que se habian hecho y como est6 aqukl flexible le hacen tomar la figura de barco como quieren, a fuerza uG p a w aLdduras. Dkjanlo asi enfriar y la dejan a1 sol y sereno unos dias, hasta que siendo tiempo, la cosen mejor y la calafatean bien, que no entre nada de agua. La soguilla para coser la hacen de la corteza de las quibas, que es una especie de caiia, no hueca, sino Ilena. La estopa cque ponen entre tabla y tabla es mepua, que es una hoja parecida a las del moral. Esta bien machucada es tan pegajosa, que ella misma sirve d e brea. Y para que est& mis afianzada y no pueda caerse, le aiiaden la corteza del chilcbn (un irbol) o del alerce (otro irbol) todo lo que abarca la soguilla con que cosen. Los agujeros por donde pasa la soguilla, 10s calafatean despuks con el mismo palo de chilc6n bien raspado y aquellas raspaduras cuanto mis se mojan m6s se hinchan, sin dejar que pase el agua. A estos dos tablones, que esltin pegados o cosidos a 10s lados, suelen [aiiadir] despuks otros dos en las piraguas miis grandes, que son las de veinte varas de popa a proa. La proa no tiene ni mis ni menos que la popa, y asi en cualquiera parte pueden poner el tim6n. Este no es seguido como el de las lanchas o botes, sino una tabla de dos varas cortada con la figura de media luna, cuyas puntas, la una llega cerca de 10s asientos de la piragua y la otra arriba la popa; bien que no todas tienen este tim6n. Concluido todo la arrastran a la mar, Se prueba con 10s diez remos, cinco por banda. Se celebra con vitores. Se da un parabikn a1 dueiio v &e d maestro Y un refresco a todos a su +an

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Como no tienen quilla, sino aquel pequeiio asiento, siempre bambalean y, a veces cuando es el viento bolina m i s abatimiento tienen que caminan, aunque poco resisten a la bolina. De estas embarcaciones gran" a es y pequeiias hay innumerables en el archipiklago, y aunque son tan li geras como se ve, pues ni un clavo tienen y 10s barroks, que estin 1 1 1 . .. 1 1 n . 1 ciavaaos aenrro, no rienen orros ciavos que a1 e maaera. Lon roao, porque a la prola le falta aquella angostura y en el vientre la quilk para cortar el agua, no andarin mis de cuatro millas en calma y buena rema sin parar. La rema es trabajosisima y, a mi ver, es la fatiga mayor de cuantas hay, por ser 10s remos muy largos, saliendo por el estribor 10s remos de 10s que reman por babor y a1 contrario. No obstante esto, son buenas remadoras las mujeres, bien que cuando hay poca gente, per0 suficiente para la rema, ellas cogen el tim6n. Niiios de ocho y diez aiios juegan el rem0 y gobiernan el t i m h , si no con la fuerza del mejor marinero de Europa, a lo menos con tanta destreza. Y he visto muchas veces yo niiios de seis aiios, que pesan menos que el remo, remar muy bien, y de cinco aiios son muchos 10s que manejan el tim6n. El sacho o ancla es de una madera que llaman luma, durisima, y su cable hecho de una A

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hierba seca, llamada quilineja, semejante a1 esparto, que no se pudre dentro del agua. Tambikn la sueIen hacer de nepu, que esa especie de raiz, que se cria a1 pie de 10s Brboles, crece hasta lo m6s alto de ellos, y, a la verdad, si no es tan fuerte como un cable de c6iiamo (que alli no se conoce) a lo menos es de m6s dura. Finalmente, en sus embarcaciones no tienen ellos neoesidad ni de fierro, pues 10s clavos son de buena madera, ni de cbfiamo, porque supIe la mepua y el chilch, ni a h de fierro para hacerlas, pues tambih las hicieran con hachas de piedra, que llaman cachalcura, como algunos del sur las hacen asi y las hacian antiguamente, aunque con suma fatiga.

IV CAP~TULO UDabf

bpbbvn de

Era costa de tierra firme y camino de Nahuelhuapi husta otras nuciones gentiles

Dejemos por ahora a 10s islefios y veamos la costa de tierra firme desde 10s 41 hasta 10s 48 grados de latistud caminando siempre de norte a sur y llevando siempre la costa a la izquierda. La Punta de Capitanes es-la primera de aquella costa, que est6 en 10s 41 grados cabales de latitud austral y 302 y minutos de longitud. De esta punta deben apartarse 10s navios a1 entrar, porque hay bajos y malas corrientes. En frente la isla Sebastiana est6 el rio Maullin, a cuyas orillas hay un fuerte edifica'do contra 10s indios de Osorno, rebeldes aun a Dios y a1 Rey, cuyas pobIaciones distan cuarenta leguas de este fuerte, mediando una espesa montaiia. Cerca de este fuerte esth Metemvoc, o digamos El Amortajado, asi llamado porque desde mar adentro dkiase ver como un difunto tendido, en cuya cabeza est6 edificada una iglesia de un pueblo de indios, que por alli hay. A las orillas de la playa est6 Carelmapu, donde hay una buena iglesia de 10s indios y espaiioles que alli hay. Muy cerca de aquella costa han de pasar 10s navios y tiene bastante fondo, pero, como ya dije, han de ir con la creciente, porque contra la vaciante es imposible. Estas tierras de Carelmapu son muy buenas y muy pobladas, mis de espafioles que d e indios. En frente de Abtao esti' Chayahue, pueblo de indios caIbucanos con su iglesia. En frente de la isla de Calbuco hay otro pueblo llamado San Rafael, con su iglesia, y hacia el leste estA despoblada toda aqueIla larga costa llena de ensenadas. Torciendo despuks a1 sur, mejor dirk, a1 sueste, se llega a un estero llamado el Estero d e RalGn, que se ha de pasar para ir a Nahuelhuapi. Ya que llegamos aqui, quiero poner con la brevedad que puedo el viaje que yo mismo hice el afio de 1766 y 1767, que no dejari de interesar a1 curioso lector. Sali de la ciudad de Castro con doce mozos, 10s diez espaiioles y 10s dos indios, que todos se me agregaron voluntarios para acompafiarme. Llegamos a Chacao por mar, donde por 10s malos


tiempos que nle precisaron a detenerme ocho dias, hice una misi6n a 10s porteiios. 'Y habiendo abonanzado, endereck para Abtao; pero en medio del go1fo, en frente de la Punta de Cruces, vino un nordeste, YUG 31 IIU gaudmOS Manao, perecemos en la canal. AI otro dia con viento norte salimos de Manao; a las diez del dia se enfureci6 el viento de manera que su misma furia nos sirvi6 bien; porque a1 mediodia comenzaba la vaciante, en punto que si nos coge (como nos hubiera cogido a no habernos hecho el viento volar) en la canal, nos hubikramos visto en aflicciones. Llegamos aquel dia a Calbuco, donde nos esperamos tres dias, en 10s cuales hice otra misi6n a 10s isleiios, hasta que habiendo abonanzado, tiramos la proa a la isla de Huar donde otro temporal nos detuvo dos dias mis. Ya que abonanz6, nos engolfamos con noroeste, y .. . en cinco horas nos pusimos en la boca del estero de Kalun, siempre con cuidados, por ser el golf0 d e Huar hasta Rallin muy malo por sus corrientes de leste a1 oeste. En la boca estin unas pequeiias isletas, mejor dirk peiiascos, llamados Tayucura o Seis Pefias. Por una y otra parte ha17 altisjmos cerros, donde comienza la gran cordillera nevada del Reino de Chile. A la izquierda, hay un bonito puerto llamado Cuituk, donde bebimos agua, y aquella noche llegamos a Yate, puerto mis adelante, sin poder salir de la piragua por el temor de que se nos perdiese en aque110s pefiascos. Bien de mafiana, por lograr la calma y la creciente, marchamos y encontramos diez islitas, llamadas Marimelihuapi, por donde hay un sinnGmero de lobos marinos, y ya de noche llegamos a dar fin a1 brazo de mar, que 10s chilenos llaman estero de Rallin. Tiene de largo rnis de veinte leguas y de ancho una, y donde mis tiene no llegan a dos. Por ambos lados no se ven sino cerros altisimos, 10s mis nevados. No tiene pescado ni poblaci6n alguna. Se enfurece mucho con 10s vientos del norte y sur, hasta la mitad corre a1 leste y de la mitad a1 fin corre a1 norte. AI remate de kl, le entra el rio Pata, navegable por lo que tiene de profundo, pero con trabajo por su corriente. AI otro lado. del leste, en el rancho que habia fabricado otro padre el afio antecedente r,..n

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&a de cebada, un poco de trigo y marisco seco. Y con las-seis hachas que Ilevibamos y doce machetes entramos en aquel espeso bosque el dia 26 de octubre. Cada uno Ilevaba aquello que habia de comer y en quk habia de dormir; porque fuera de no haber por all& bestias que carguen, no pueden pasar por aquellas selvas, riscos y montafias. Yo, no obstante, IIevk de Calbuco hasta RaIGn dos caballos embarcados, que a1 uno se lo llevb un caudaloso rio a1 pasarlo y a1 otro se lo comieron 10s leones. Comenzamos a abrir el bosque con nuestras armas, a 10s tres dias la lluvia no nos dei6 siquiera reposar debajo de 10s irboles. Ya que abonanz6, volvimos a trabajar y pasar adelante hasta llegar a Nochemala, donde comenz6 la lluvia tan obstinadamente, que en quince dias y noches no pudimos avanzar nada. Procuramos hacer un ranchillo y cubrirlo con cortezas de irboles que deshollejamos para siquiera ha236


cer un poco de fuego. Como no teniamos que comer m6s que para ocho dias, hubimos de volver a R a l h para proveernos, donde nos proveimos para cuanto tiempo pudo cada uno cargar; y salimos para el mismo trabnjo siempre a1 norte. Y en aquel mismo paraje de Nochemala tuvimos tan fuertes borrascas, lluvias vientos, nieve y frios que, siendo alli el rigor del verano, no pararon en muchos dias. Arribamos con mucho trabajo a1 Alto de la Luz, que es un cerro alto, a1 que rodeamos en dos dias para ver si se hallaban rastros de haber habido gente por alli o camino para Nahuelhuapi, donde habitan ellos. Neda encontramos. Pasamos una hermosa llanura que es un silvestre jardin, lleno de robles iguales confusamente distribuidos, con otras arboledas vistosas. De aqui pasamos a un pangal, esto es, un lugar lleno de panguis, que son una raiz gruesa, que, criindose bajo la tierra, brota fuera un tronco de una vara y aun de dos, que remata con una hoja, que si bien se parece a la de la calabaza, es mucho mayor. El tronco dicho es agrio y muy frio y, aunque se come con gusto, debilita las piernas para andar. De la raiz se sirven en Chile para curtir cordobanes. Llegamos a un caudal& so rio llamado San Isidro, que ya rio abajo, ya rio arriba, gastamos un dia en buscar c6mo poderlo pasar. Dormimos a1 otro lado y vino un temporal de agua, que a la medianoche derrumb6 uno de aquellos altisimos cerros; que dos leguas en contorno dej6 el bosque en campaiia rasa, tronchando en menudos pedazos 10s robles, que tres hombres sblo abarcaban, rodando por el rio 10s peiiascos mayores que una casa. De suerte que donde no veiamos m6s que bosque espeso y yerbas silvestres, no se veia otra cosa, con esta ruina, que peiiascos y arena. Nuestra dicha fue haber pasado al otro lado del rio, pues de no, fuera sin duda aquel cerro lipida de nuestro sepulcro. Muchos de aquellos peiiascos eran metales, que yo no s6 decir si de oro, plata, cobre o bronce. Habiendo abonanzado, salimos y llegamos a la laguna de San Mauricio, que tendri siete leguas en giro. Aqui comenzaron nuestros trabajos y confusiones: aquellos espesos montes y altas cordilleras no nos daban lugar para andar, sino lo que abriamos a golpe de hacha y machete (cuchillos). No sabiamos quC hacernos, si cogerla a la derecha o izquierda, hasta que a 10s dos dias hicimos una balsa, un encatrado de palos, para registrar la salida de la laguna. Conocimos lo que debiamos hacer y comenzamos a abrir el camino, llevando la laguna a la izquierda. Encontramos un bosque de quilas, caiias d i d a s , tan tupido que en un dia no pudimos abrir m6s que cuatro varas para pasar el cuerpo de un hombre. A mis de esto, de 10s doce que eramos, cuatro se remudaban por ir y venir por bastimento a RalGn, para que se proveyesen todos. Llegamos a unos cerros tan enredados, que en quince dias no pudimos avanzar m6s que una escasa legua, no haciendo otra cosa que buscar por d6nde salir. Llegamos a un paraje, donde hay unos bafios de agua muy caliente. Y despues de algunos dias encontramos un rio, donde habia un puente de madera. Mucho nos alegramos, pues conoci-

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mos que por alli pasaban antiguamente 10s indios puelches. A poco trecho encontramos un cerro, donde claramente se mostraba el camino. Asi, aIegres, avanzamos adelante y vdvimos a 10s mismos trabajos. Como el tiempo estaba bueno, dejamos todo cuanto traiamos, y con s610 nuestra bolsita de harina de cebada para tres dias, hachas y machetes, marchamos a descubrir una gran cueva, que por tradicihn sabiamos que en aquel camino se hallaba. Cuando he aqui, que a la una de la noche comenz6 a Ilover tan recio, que cuarenta y ocho horas sin cesar las pasamos debajo de un Qrbol. Pasado el mal tiempo, hicimos un gran f u e go. Fuimos a buscar lo que atr6s dejamos y proseguimos otra vez adelante unos ocho dias (hasta) que la hambre, la lluvia y espesura de montes entre horrorosos precipicios nos hicieron desistir de la empresa. Volvimos, pues, a la laguna de San Mauricio, con el designio de fab@car all6 una embarcaci6n y buscar paso por otra parte. Andando por aquellos desiertos, uno de 10s mozos descubrib otra lgran laguna. Fuimos a elIa abriendo cuatro leguas de bosque. Vadeamos un rio, todo de piedras negras y bellisimos pedernales. Un poco antes de llegar a la laguna encontramos una piragua cuyo plan, si bien estaba todo entero, per0 estaba todo podrido. Sacamos la consecuencia cierta de que 10s gentiles navegaban la laguna llamada de Todos Santos. Resolvimos, pues, fabricar alli una piragua y a 10s quince dias d e trabajo la botamos a la laguna. De largo era diez varas y dos de ancho. Un temporal d e viento oeste no nos dej6 embarcar hasta tres dias despu6s. Y habiendo calmado el viento, con seis mozos me embarque proveido de a l g h bastic niento. Los otros seis mozos, parte enfermos, parte cansados, se retiraron a Rallin. Comenzamos a navegar costeando hacia la derecha, que es la costa de leste y vimos c6mo la laguna de San Mauricio desaguaba .. ,. . en la de lodos Santos. A las tres horas se alboroto la laguna con el Oeste y ganamos un puertecito, que por a116 encontramos. AI otro dia, con buen viento, marchamos Y a las tres horas una fiera borrasca, que de repente se levantan en dichos parajes, nos dio bien qu6 hacer: Iiorque la laguna alborotada como un mar, la embarcaci6n pequefia, sin hallar lluvia y truenos, todo nos era conitrario. d a v a dond e poder acogernos, " I.. -:..,-:::11.. A, ^"..^con --- las 1,f..---"..,.le.I--,. le 1,. Se llenaba la piraguilla de agua furiosas olas, que entraban, y en la agua dulce no boya la embarcaci6n como en la salada. Vihdonos asi perdidos y con la noche cerca, resolvimos mQs perecer volviendo atrhs, que pasando adelante sin saber lo que habiamos de hallar. Aquella noche se esmer6 la lluvia en mortificarnos con una neblina, que nada nos dejaba ver. Poco antes de cuatro horas del dia, par6 el agua, Hicrimos fuego y dormimos sin despertar hasta que, salido el sol y desbaratadas las tinieblas, vimos delante de nosotros a la otra orilla de la laguna el voldn de Guanauca, que es altisimo y se divisa desde Chacao. Este I r. 1 . 1 esca cuDierro . 1 * _ Jvoican, a e la rigura a1 e un pan ae azucar, mao ut: ce~iiza a1 parecer, tiene dos bocas y exhala fuego por la una. Arroja muchibima piedra phmez, de la que es'tQ llena la orilla de la laguna. No est& -

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arrimado a otros cerros, sino solo. El anchor de la laguna, desde donde estibamos a la otra parte donde est6 dicho volcin, tiene mis de veinte leguas. Caminimos con bellisimo tiempo y encontramos dos isletas, una dicha La Soledad, de tres millas en giro, y la otra no tanto. Arribamos a una ensenada pequeiia o puertecillo, donde pasamos la noche. AI otro dia pasamos lo mis angosto de la laguna, que seri una legua entre las dos puntas de tierra, la una dicha de San Pedro y la otra de San Pablo. En ese paraje tiene la laguna de fondo veinticinco brazadas: no sk rnis porque no tuve soga. AI fin remata la laguna en dos brazos, uno a1 norte y otro a1 sur, cada uno d e dos leguas. A1 del norte le entra un caudaloso rio, llamado Santo Tomis, y a1 sur le entra el rio Peulla, gran parte del cual navegamos. Registramos el rio de Santo Tomis, per0 en vano; y a1 tiempo cansado de favorecernos tan poco, comenz6 a enojarse que nosotros hicimos unas barraquitas (temikndolo) de hojas de pangui, - que - nos dieron la vida. Ochos dias y ocho noches dur6 la temPestad; cay6 mucha nieve y granizo; 10s rayos en la noche con 10s esP antosos truenos espantaban y parece que cuanto r n i s clamibamos a1 C1ielo, mis kste se enojaba. Lo peor era la escasez de la harina, que no tcmiamos m6s que dos puiiados para cada uno comer aquel dia. Nos a:limentibamos con 10s panguis, que a rnis de debilitar, su jug0 voraz

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na. Y luego, de 10s seis mozos, marcharon cuatro a Rallin en busca de bastimento. Entre tanto 10s tres que quedibamos fuimos avanzando terreno y dejando seiiales por donde 10s que volviesen de R a l h nos pudiesen seguir. Tuvieron kstos viento tan favorables y corrieron tanto por tierra que, antes de diez dias, estuvieron de vuelta con la nueva de que no quedaba mis bastimento que el que traian. Y vinieron dos rnis de !os mozos que habian sanado. Reconocimos bien el rio Peulla. Caminak mos a pie dos dias rio arriba y lo vadeamos muchas veces con peligro. Porque si bien en su desembocadura es manso y tiene una legua de ancho, rnis arriba es ripido y rnis angosto y corre siempre culebreando de cordillera a cordillera. Y asi vadeamos afirmados en un bord6n y dindonos las manos de dos en dos. Entramos en una hondura, donde tristes todos por no hallar seiias de camino alguno para Nahuelhuapi, bien que sabiamos ser precis0 pasar el rio Peulla. He aqui que dos mozos a1 otro dia encontraron unos tizones, seiiales de haberse hecho ftiego alli poco hacia. Marchamos alegres, de dos en dos, para a un tiempo ver por muchas partes, y encontramos irboles cortados no hacia mucho tiempo. A poca distancia enconstramos dos indios muertos, y mis adelante tres, quienes por las seiias murieron poco tiempo hacia. A1 otro dia esperanzados de hallar gente, no encontramos sino otro indio muerto junto a un Brbol, donde con una olla a1 lado, en la que habia cocido no sk quk, se quedb muerto. Antes de llegar a Nahuelhuapi, sabiamos todos que hay un volcin llamado Aii6n, que siempre que pasa gente por sus 239


raices o falda, hace un ruido tan grande que se oye desde Calbuco, y aun m6s adelante. Y aunque alguno dude de esta verdad, no importa, pues esto no quita que sea cierto. Aquella tarde, pues, a1 quererse poner el sol ibamos torciendo un alto cerro, detr6s del cual estaba el Aii6n, no sabiendo nosotros si era aquel el voldn, he aqui que a1 acercarnos dio tan fuerte trueno por tres veces, que quedamos admirados, y lo oyeron 10s mozos que habian quedado en RalGn enfermos. Alojamos, por ser de noche, bajo unos &boles, bien seguros de que 10s puelches vendrian presto. Impacientes de que no amaneciese, nos prevenimos con tal cual friolera para agasajar a 10s indios a1 primer encuentro; y para que nos tuviesen por gente de paz, hice quedar atr6s todos 10s mozos, menos dos, con quienes march6 yo rio arriba en una angostura, que de ambos lados tiene alstisimas cordilleras nevadas. Pero, j cu6n incomprensibles son 10s juicios de Dios! a las tres leguas de camino, nos hallamos sin poder pasar adelante, cerrado irremediablemente el paso con un portentoso derrumbe de dos altisimos cerros, que partikndose por medio, cayeron en medio del rio Peulla, formando un disforme cerro, que cerraba del uno a1 otro lado el paso, sin dejar resquicio alguno por donde poder pasar. Se descolgaban peiiascos tan grandes como una casa. El rio, que qued6 empozado en la otra parte, abrib, finalmente, brecha por debajo, saliendo con tanta furia, que hacia rodar 10s m6s gruesos peiiascos. Y cuanto iba gastando el rio a1 monte caido, asi kste estremecikndose todo se iba abajando. Cuan'to fuese nuestro dolor, dejo a la CORsideraci6n del lector, venerando siempre las disposiciones divinas. Conocimos, entonces, lo primer0 que aquellos indios murieron de hambre; quedando encerrados sin poder volver a sus casas ni a RalGn por falta de embarcacibn. Lo segundo, que aquel derrumbe fue reventaz6n del voldn. Lo tercero, que el mismo derrumbe mat6 algunos indios, pues el rio trajo por aquella brecha que abri6 una calavera de indio. Lo cuarto, que si hubiksemos podido esperar a que el rio deshiciese aquel promontorio derribado, hubikramos llegado a Nahuelhuapi. Per0 el tiempo estaba avanzando y, iay de aquel que se hallase por alli en invierno! Nos faltaba el sustento y todos, o flacos y sin fuerzas o enfermos, determinamos volver atrhs, como lo hicimos. Y lleguk a Chacao a 10s cinco meses y medio de haber salido, esperando en Castro que pasase el invierno para ir a perfeccionar la obra de la conversi6n de aquellos desdichados indios, de quienes brevemente dig0 lo que son. A1 otro lado de la Gran Cordillera de Chile, atraveshndola toda desde Chilo6 tirando a1 leste, en un paraje confinante con las pampas desiertas de Buenos Aires, hay una laguna de mbs de cuarenta leguas, en medio de la cual hay una isla llamada Nahuelhuapi, de la cual isla toma el nombre aquella naci6n o digamos el terreno de ella. A1 pie de las cordilleras, tirando de a l l a1 sur, vive una naci6n de indios llamados Poyas, que pueden arribar a unas cinco mil familias. Hacia el norte viven 10s rindios pehuenches y alrededor de aquella gran laguna (que se dis-

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curre desaguar en el 150 San Juliin) estin 10s indios puelches. Fueron descubiertos mis de cien afios ha por un misionero jesuita, llamado Nicolis Mascardi, a1 que el mismo San Javier le dijo que fuese all& Fue y convirtii, muchos y despu6s pas6 a Ofqui. Fund6 una misi6n en Nah u e h a p i , que dur6 siete afios. Al fin de 10s cuales 10s indios, no olvidados de su barbarie, mataron a 10s misioneros, quemaron la iglesia y volvieron a sus idolatrias. Desde entonces, ya mis de sesenta afios, no se pasaba por aquel camino. Ni ellos venian a Chilo6, ni de Chi106 se iba a ellos. Y asi aquel camino, tal cual lo habia antiguamente, qued6 con terremotos, lluvia y aiios tan borrado, como hemos visto, y tan dificil, como se sabe, no dando 10s bosques ni la laguna comida alguna, todos 10s bosques pantanosos y llenos de horrorosas cordilleras, bien que todas cubiertas de nieve, arriba y abajo montuosa. Algunas, empero, dan muchos metales, que yo no s6 decir su cuaIidad. Dios quiera que en la primavera que viene se anuncie el evangelio a aquellos infelices de Nahuelhuapi. Siguiendo ahora la costa maritima no se ven m6s que cordilleras nevadas y brazos de mar, que por alli entran, como el de Rallin. Los principales son Letuy, estero grande; despu6s Reiiihue, cerca del cual hay siete cerros cubiertos siempre de nieve, que parecen de lejos figura humana y se llaman Relquihuentu, esto es Siete Hombres. En 10s 43 grados de latitud y minutos est& el que llaman Corcovado por su figura, siempre lleno de nieve y altisimo. Sigue el estero Tictoc, y despu6s Palena, Tacaf, Aysen y Mestier, cuyo fin no sabe, y est& cerca de 10s 48 grados, en 10s cuales est6 ya la naci6n CaIen, bien que propiamente est6 en 10s 49, mis no tanto como 10s Taijataf.

Gobierno y cmercio de Chitoe'. Ctclturadh de los terrenos, costumbres y genios de 10s naturales

Ya hemos dicho que un gobernador solo, que juntamente es capitin de a caballo de aquella compaiiiia de soldacdos de Chacao, es el que gobierna todo el archipi6lago. Este gobierno, hasta ahora, lo conferia el Presidente de ChiIe y aunque es en partes tan remotas es, si no el niejor, a lo menos de 10s mejores de aquel reino. Su misma distancia lo hace mis apreciable por estar mis independiente. Es mirada y respetada su persona como la de un rey; de manera que como aquellos isleiios no han visto persona de mis aha dignidad que su gobernador, ni saben si hay otras o no las hay, miran en 61 la imagen viva del soberano con el mismo respeto y sumisi6n. De ahi es que no tiene el gobernador que hacer mis que manifestar su voluntad para ser prontamente obedecido en las cosas mis dificiles y aun repugnantes. No tiene que recurrir a1

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Goberna dor de Chile para dar sentencia de muerte a un reo, ni tiene quien 01xerve su conducta si es buena o mala, solamente cuando le va sucesor, Cste es el que le toma residencia de su pasado gobierno; mis comhnmente sale bien, porque buenas a buenas se compone todo. En la ciuda d de Castro reside el Cabildo Politico, que no tiene m6s autoridad qiue la que le permite el gobernador. Se compone de un corre,1,,1A,, A,.. -,-.J -- -I:-- - - J - -.z1gidor, dus dic.aiucs y.. uus Lt;giuuics. BSLG SG aiigt: caua ana, auIiyue la vara de corregidor viene Droveida de Chile. No tianen 6stns rmtg alguna. Pero, se! Fruto les hacen dar. En 10 milital cs LQIU IIIUUU L ~ U Gllay e11 UIIIU~: ut: conrar ra rnilicia. porque fuera de las dos compafiias, una de Chacao y otra en Call:mco, pagadas por el rey, no hay otro soldado que reciba sueldo. Y con todo eso todos aquellos que no son adecuadamente indios, todos son sold.ados y sin armas: bien que suelen tener su lanza, mas no saben quC cos2i sea fusil. Son m6s de quince las compaiiias de estos soldados, que llaiman numeristas, fuera de otros que llaman ellos 10s nobles. Y cada comx)aiiia tiene sus capitanes, aIfCreces, etc., cuyos empleos son tan apeteclidos, .. cuanto lo pueden ser 10s buenos y pingues gobiernos en Europa: s610 por tener aquella pequeiia sombra de honra y mando, que en llegando a este punto el chilote se olvidari de todo y aun de comer. Estos soldados numeristas tienen un trabajo muy grande: ya en servir de correos, donde se ofrece, ya en estar un mes en Castro sin poderse mover, comiendo o ayunando, ya en remar, ya en servir a Cste, ya al otro alcalde o gobernador. Estos trabajos 10s miserables 10s toleran juzgando que servir al alcalde y su mujer es servir al rey, y temiendo ser traidores a Su Majestad, no procurar con diligencia 10s intereses personales del gobernador. Bien que lo mis cierto es que eslt6n prontos para todo, porque no quieren experimentar las iras de un gobernador que alli es independiente. Estos trabajos y fatigas ayudan para que deseen con tanto anhelo a l g h puesto en esta sombra de miIicia, que a veces lo consiguen con dar lo que no tienen por verse libres de tantos afanes. En 10s pueblos de 10s indios suele haber su gobernador y cacique (Cste lo hay en todos) y, aunque este gobernador indio suele hacer justicia entre 10s suyos, per0 esto es en cosas tan pequeiias que no montan una paja. No puede castigar ni hacer cosa alguna. En suma, este gobernador lo mis sirve para que dC parte a1 alcalde o gobernador del delito y delincuente. Con todo eso, si se pesara bien la justicia que hace un gobernador indio entre 10s suyos y la de un juez espaiiol, si aquClla pesara menos, se viera ser, porque Cste la vende por mis. El comercio de Chilo6 es miserabilisimo, per0 digno de admiracih. Todos 10s aiios viene a1 puerto de Chacao un navio de Lima, que trae el sueldo del rey a1 gobernador y soldados pagados, y este navio vuelve a Lima cargado. Los gCneros que trae el navio son azGcar, sal, bayeta, aiiil, tabaco, cintas, bretaiias, vino, aguardiente, un poco de paiio de la ^^

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tierra y otras cositas de poca monta. De todas estas mercancias trae poco. Luego que lleg6 el navio, se avisa por todas las islas, porque vayan a la feria o a emplear, como lla'man ellos. Van a Chacao (que hasta aquel tiempo no hay mis que la soldadesca), unos con jamones o perniles, otro con sobrecamas, otros con cajuelas, otros con ponchos, de que hablare, y 10s m h con tablas. El mercader del navio se presenta a1 gobernador con una lista de 10s efectos que trae a vender para que el gobernador le ponga 10s precios a que 10s ha de dar. Aqui es cuando, si el gobernador no es una persona de timorata conciencia, se puede perder. Porque el primer0 que compra es 61 y regularmente compra para ciespu6s vender. S e g h eso ha de querer comprar barato. Y, p 5 m o comprari barato? Poniendo 10s precios subidos (que s610 en Chilo6 se conote este modo de comerciar), de suerte que para que 61 ponga precios altos a 10s gkneros, el capitin del navio se 10s dari a 61 a precios bajos. v --I -L-l--1 --L J-- -1 1^_ I a b 1 l2UdIlLU I l l a h alLd el ~ U U e l l l a U U l el P Z t X l U pala 1Ub ULIUS, EiIIKJ IIlaS el mercader se 10s baja a 61. No se compra por plata que no se conoce en Chilo6, y 10s mis, y aun casi todos no la conocen. Con todo eso 10s nombres de las monedas 10s usan. Llaman un peso a la cuarta parte de 61, un real a la trig6sima segunda parte de un-peso, y un medi; real1 la sexagbima cuarta parte de un peso. Poco cuidan d e averiguar cuanto vale la .mercancia trae el chi1ote _- - ___ ___ - - -___ niie - - -les - - venden - -- - - -_ a __ ellns. - - - -. Verbivracia: - - - 0una sobrecama y dice que quiere ochenta pesos por ella; el mercader le dir6 que no vale tanto. A buen seguro que no rebajari nada de 10s ochenta pesos, y diri mil veces que 10s vale y que 10s quiere. Entonces el mercader le d a r i un poco de tabaco, dicikndole que vale diez pesos, cinco varas de bayeta d e la tierra, dici6ndole que vale treinta, y una pieza de bretaiia o platilla ridicula, la que para ellos todo es uno, dici6ndole que vale cuarenta pesos. Con esto 10s ajustb 10s ochenta. V6ndele el chilote su sobrecama y se va muy contento de que le han dado ochenta pesos por ella. Uno de aquellos principales viene con una porci6n de tablas y se cierra en querer por ellas doscientos pesos. Le dan una botija de vino malo, un sombrerillo y tres cuartas de paiio y se queda pagado, porque le dicen que todo esto importa doscientos pesos, y va muy contento a su casa pregonando que ha vendido bien, porque ha vendido por tantos pesos, sin reflexionar que lo que le han dado no importa tal vez diez. Asi se puede discurrir en todo lo demis que venden y compran. Per0 no pueden engaiiar asi a1 gobernador, porque no es chilote nunca. Aunque en todo el archipidlago no se da la uva, y por consiguiente su jugo, son no obstante 10s naturales tan inclinados a 61, que aquellas personas de mis caudal hacen poderios por comprar en ese tiempo una botija de aguardiente. Y si no alcanza su caudal, se juntan dos o tres, y entre todos las compran para beberla juntos en muy poco tiempo. Ya se ve que 10s indios poco o nada compran a 10s mercaderes, que vienen de Lima, conteni pavos, huevos y otras cosillas, que todo -----I^

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tal cual vara de cinta y algunas agujas. Y si piden un peso por una gallina, les dan un peso en sus agujas. Modo de cortar has tablas. Para que se vea la miseria del comercio de aquella tierra y cuanto les cuesta a 10s pobres indios comprar algo, se veri la fatiga que tienen en el rengl6n de las tablas. Son &as de alerce, que es un Brbol muy alto y grueso, algo oloroso, de hojas muy pequeiias, muy derecho e igual, de una hebra seguida, de dos cortezas, y la segunda, capaz de servir de canoa. Despide una goma olorosa, que en su color trasparente y pur0 no se distingue de la goma de Arabia, y es el mejor incienso que he visto. Estos Brboles no hallindose en ninguna isla, sino en las cordilleras, es forzoso irlos a buscar all& Se juntan, pues, seis u ocho indios ( 0 pobres espafioles) y cada uno con su poco de harina, que baste para tres semanas, con su piragua navegan aquellos golfos arriesgados, y van o a Reiiihue o a Leteu, o a otra parte, donde saben que hay tales alerces. Llegados a la playa seguran su piragua y fabrican un pequefio ranchillo para trabajar y dormir resguardados de las Iluvias. Y hecho esto, van con sus hachas, a veces un dia de camino lejos de la playa, a veces menos, segGn la distancia de 10s Brboles que hallan. Escogen uno bueno y comienzan a hachearlo seis hombres a un tiempo, cada uno en su lugar, sin estorbarse el uno a1 otro, tanta es la corpulencia del irbol, que a1 caer aquella mole, resuena su ruina por aquellas cordilleras. Dividen aquel tronco en tantas partes, que cada una tenga dos varas y media, que es la medida de la tabla en lo largo. Hacen unas cuiias de lima grandes, que metiendo una de ellas en la punta de aquelIos troncos, a pocos golpes se raja de largo a largo. Y asi rajado hacen unos tablones de dos varas y media de largo, como clije, y anchos una cuarta, per0 gruesos cuanto pueden serlo. Pulido asi el tablbn, le meten una cuiia a la punta, y a 10s dos golpes salta la tabla que necesitan. Y asi las van sacando todas cuantas puede dar aquel palo, que acabado, pasan a otro. Esta fatiga dura quince dias a lo menos, y cada noche van a1 ranchi110 a dormir, cas0 que el tiempo no sea muy bueno. La mayor fatiga es conducir aquellas tablas, ya hechas, a la playa por aquellos bosques, riscos y barrancas. De un alerce sacan, a veces, quinientas tablas y, antes de partirse, pican la corteza de varios de aquellos alerces con sus hachas, para que estilando por aquel corte la goma, la hallen a1 otro aiio seca y dura, y tambikn pican al&n otro alerce para que se seque para el aiio venidero; que esto de ir a la cordillera a hacer tablas no lo acostumbran muchas veces en un aiio, a causa de 10s malos tiempos y peligros; pues muchas veces les sucede itardarse dos meses en voIver a sus casas por 10s tiempos borrascosos. Ya que todo estB en la playa, se cuentan las tablas, y si son trescientas, que no sueIen ser muchas mBs, les corresponde a cincuenta para cada uno, si son seis. Vueltos a sus casas, venden aquellas cincuenta tablas por seis pesos 0, a lo mis, siete, que reciben en cuatro bagatelas, que no importan un peso, a veces. Y asi aquellos miserables por una 244


paga tan baja van a las cordilleras, trabajan indiscretamente a las nieves, lluvias y borrascas, abandonando sus mujeres y familia, comiendo lo poco que tienen, siendo (sobre todo trabajo) muchos 10s que pierden siis embarcacioncillas y la misma vida en aquellos golfos. El gobernador e5 quien regularmente compra las tablas de estos infelices, quien juntindolas todas en el discurso del afio, tiene bastante millares, cuando llega el navio, para con ellos hacer su negocio. Este es el comercio entero de toda aquella tierr,a. No es menos miserable la cultivacirjn de sus tierras. Alli todos tienen tierras, o pocas o muc,has. ,Y asi todos han de sembrar y de no nnrlia x r a n r l a uu rla In nnma e l l n r . a e t n yuv hacerlo no comen, porque liuulv uugu, no le basta para si. El eterreno es malisimo y da poco. Si da seis fanegas por una, no da poco. Y esto es hablando generalmente, que en partes dar6 mis Y en partes menos. El terreno sembrado una vez debe reposar muchos aiios antes de ser otra vez sembrado. ComGnmente han de cortar el bosque, que time el terreno. Despuks quemar la lefia, arar, y esto sin bueyes ni otro animal, cercar aquel terreno con una cerca buena 2 - 1-2-T-2--. p a ~ aUJ - C~ - -IJ ~- - .Il _~ U ~ut: L I NS U pucus gar~auus yut: L I---~ I K I I . l v u u s e s w b preparativos son de gran trabaio. El modo que tienen de arar es &e. Coge el hombre un palo en cada mano, de dos varas de largo cada uno, con una punta a1 fin y un pequefio pufio a1 principio. Entra las dos puntas de aquellos palos en la tierra y dando un golpe fuerte con el vientre a 10s dos pufios de 10s palos, 10s entra cuando puede con este golpe vioIento. ~a que entraro n bien, o el hijo o su mujer jmeten un palo grueso debaio de aquellos dcIS, que aprethdolos para abajo el arador, levantan aquellas dos puntas um pedazo de aquella tierra como dos manos ancha. VueIven esta tierra a11 rev& y debajo de ella ponen el trigo que han de Y asi -prosig sembrar. yen todo el terreno con una bArbara fatiga; que . - . hacihndolo tambiCn las mujeres, no lo hacen estando prefiadas, porque seria infaliblemente el aborto. Y como para arar asi el duefio necesita mucho tiempo, convida de 10s ranchos vecinos, para que siendo veinte personas o treinta juntas puedan acabar en un dia. Los convidac10s no se pueden excusar de esta minga, que Ilaman, porque todos lo hacen 1, I 1 as1 cuanao es su ala. ncaDaao que Inan a e arar, el aueno nace un convite a todos 10s llamados, de chicha y carne, buscando para tal fin un dia que no sea viernes. Los mismos mingacos o convites hacen para las demis faenas que se les ofrecen, como son seear. cercar. rozar o cortar el bosque, etc. Y con esto todos consiguen, lo que no consiguieran ha. biCndolo de hacer su duefio so10 .^ . ,p,,,:,,l c u l a v c.-.^C,..,,l^.. -1 ,.-t:A.n..l a L c ; I L u l d I LUII CaLlvjlLUi En la tierra que han de sembldl, de oveia. Para esto hacen un pequeiio cerco, donde hacen dormir las ovejas dos o tres noches. DespuCs mudan el cerco en otra parte con la misma diligencia, hasta tener tanto terreno estercolado, cuanto quieren sembrar. El que no tiene ovejas para esto, las pide prestadas a su pariente o amigo. Aunque 10s mis siembran y cosechan para el afio, no ~

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obstanlte, como ellos no atienden sino a lo presente, luego que han cosechado comen, se regaIan, dan, convidan, se huelgan, y en poco tiempo consumen la cosecha. Y se ven despuks obligados a padecer hambre y mantenerse de Io que da la mar. Con poco se contentan aqueIIos naturales, y no tienen mis vestido que el que traen consigo, sin hacer diligencia de otro, mientras aquel dura. Van descalzos, usan unos calzones de bayeta, una camisa de lo mismo y un poncho, que no es otra cosa que una manta cuadrada con un agujero en medio, por donde sacan la cabeza y sin atarlo queda pendiente sobre 10s hombros. Este es el traje de 10s espaiioles tambih, aunque algunos van calzados. Las mujeres van descalzas, visten camisa de bayeta y corto el faldellin de lo mismo, con un rebozo, que desde la cabeza cuelga hasta casi el suelo; lo mismo visten las espafiolas, aunque algunas fuera de la camisa de lienzo, van calzadas v mejor vestidas. Los casamientos com6nmente se hacen a escondidas de 10s padres, y aunque 10s padres de la novia no lo ignoran, se hacen desentendidos y aun se muestran disgustados, para de esta suerte obligar a1 novio a dar una buena paga a su suegro, quien a veces no contentindose con la paga, que consiste en algGn ternero comihmente o algGn puerco, lo hace trabajar dos o tres aiios en su casa, pasados 10s cuales lleva el marido a su mujer. Pocos o ninpno son 10s casamientos con gusto de ambas partes de sus padres. No se usa dote, antes bien una disimulada compra. No tienen otras diversiones aue el juego llamado chueca, que a mis de ser violento es arriesgado. Se iuntan cliez, quince o veinte de una banda y otros tantos de la otra, todos con gruesos palos. Tiran una bola de lefio duro. que cada uno procura IIevarla a su raya, no de otra suerte que con golr?es, que le dan con aquellos D a h , v como todos se juntan por quiltar la bola, aue anda entre sus Dies, de aqui se s i p e que auedan muchos Iastimados. Son cortisimos de entendimiento, y si algo tienen, en nada saben mostrarlo. Se humillan, v anocan v aniauilan com6nmente para sacar aquello que nretenden. Cuando hablan con 10s misioneros, con el gobernador u otro sunerior suyo, se llaman a si mismo hormigas, gusanos de la tierra, miserables, etc. Siemnre habIan en tercera persona, v aun 10s espaiioles. v hablando con otro, vgr. con el padre. dicen: El padre me dari esto. El padre me diri quk debo hacer, etc. E1 modo de saludarse es marimari, aue en su lenma quiere decir: diez veces diez, como deseando otras tantas veces la salud a1 aue saludan, v aluden tambikn a1 Dios os puarde. Y asi a la muier mavor la saludan diciendo: Marimari Nuque: a1 hombre mayor: Marimari Chacha; a1 soltero: Marimari Pefii, v a la soltera: Marimari Nahue o Malguen. Y kstos retornan la salutaci6n del mismo modo. Como alli no hay licores que puedan embriagar, no conocen este vicio 10s indios, aunque no e s t h libres del todo 10s e5pafioles. Tienen, no obstante, sus cahuines o convites poco honestos. Se juntan mnchas personas o familias, cada una de las cuales est6 obligada a dar para el convite, quien una oveja, quien una ternera, quien un puerco, quien un 246


carnero, etc., y llevarlo consigo a la casa o rancho, donde es el convite. Y en aquel triste rancho, donde apenas caben doce, estin treinta y cuarenta dias y noches hasta acabar Io que trajeron para el convite. Y alli revueltos hombres y mujeres no seri ficil evitar mil deslices, mas procuran que 10s misioneros no lo sepan. Su bebida no es otra cosa que la harina de cebada tostada, puesta en infusi6n algunos dias. Parte de aquella harina se masca antes, y asi mascada, con aquellas inmundas babazas, se mete en cintaros 0, digamos, botijas, diciendo que aquella mascada sirve de levadura. El sustento principal, cuando estin en campafia o viajando, es la harina misma, que puesta en un vas0 de cuerno y revuelta en agua, sirve d e un gran sustento. Y es para ellos plato tan regalado que, sea la comida como fuese, si no tienen este plato, que llaman murque, no sirve.

De2 pasto espiritwll que tienen 10s naturales de Chilob y afanes de 10s misiowros Est6 dividido aquel archipiBlago en tres curatos, es a saber, Chacao, que comprende desde Lacuy hasta la isla de Caucahue inclusive, Calbuco, que comprende todas las islas calbucanas y la tierra firme de ellas que estA poblada, y el otro es Castro, que se extiende desde 10s Chauquis y Huitu hasta la Gltima punta de la isla grande a1 sur, que se llama Quilan. Los dichos tres curas son clerigos seculares, porque 10s misioneros, si bien ejercen con 10s espaiioles e indios todas las funciones de cura, no lo son en la realidad. Parte son pagados 10s curatos por el rey y parte lo sacan de las obvenciones de sus feligreses correspondientes, no en plata, porque no la hay sin0 en jamones, bordillos, ponchos, bayetas, tablas, etc., que vende despues el pirroco a1 navio. Y, aunque la tierra es pobre, saben 10s pirrocos, no obstante, hacerse ricos en sus curatos. El trabajo de Bstos es ir a confesar 10s enfermos, cuando esthn cerca, y si son espaiioles, porque d e 10s indios no cuidan en lo espiritual, bien que no les perdonan derecho alguno. El cura de Castro tiene tan poco que hacer, siendo tan dilatada su parroquia, que si quiere (como suele querer) puede pasarse la vida desocupada de trabajos, pues Bstos cargan siempre sobre 10s jesuitas. Tienen 10s jesuitas cuatro misiones y un colegio. El colegio esth en Castro, cuyo rector es superior de todas, cuatro misiones. Tiene un padre que cuida aquella iglesia, donde todos 10s dias de fiesta vienen a oir misa todos aquellos de dos o tres y aun cuatro leguas alrededor, a quienes explica la doctrina y les hace un serm6n noral. Todos 10s sAbados por la tarde reza el rosario, explica la doctrina cristiana y les hace la plhtica. El mismo administra 10s sacramentos a 10s que pertenece aque-

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Ila iglesia. A m6s de est0 tiene la escuela, donde se ensefia a leer y escribir y se instruyen aquellos muchachos de la mayor parte de aquellos contornos. Otro padre se ocupa del aula de gramhtica y salir a las confesiones de 10s enfermos, lo que es todos 10s dias, a caballo, diez o doce leguas, lejos muchas veces. Y esto es a mi ver la mayor fatiga invierno y verano, lloviendo y helando, por aquellos barriales y lagunas, mares y riscos, montes, valles y bosques, pasando a veces unos horrorosos precipicios, que hacen helarse la sangre. Pero se hace por Dios y aquellos infelices que sin esto, zc6mo murieran? Suele haber otro padre en el colegio, que ocupado en Io temporal para 10s demb, tiene el continuo confesonario en la iglesia con todos 10s otros. Pasemos a las otras mi!siones, para volver a1 colegio. Ya dijimos que la misi6n de Achao culltivaba las almas de aquella isla d e Quinchao y de otras islas adyacentes. SMo para sacramentar a 10s enfermos pudieran dar abasto dos padres, por ser aquellos caminos tan largos y malos, sucediendo no pocas veces no poder volver el padre en cinco y aun ocho dias. De manera que cuando vuelve a casa, encuentra que lo aguardan para ir otros. La escuela de esta misi6n es muy numerosa y la frecuencia de sacramentos mucho mis. A la misi6n de Kaylin pertenecen todos 10s indios gentiles del sur hasta el Cabo de Hornos, que, como dije, pocos afios hace que se fund6. Tiene dos padres efectivos, de 10s cuales cada aiio sale uno para la conquista. Lleva consigo tres o cuatro de aquellas piraguas, proveidas del bastimento del pais, es a saber, papas y harina. La gente que lleva son de aquellos mismos, que el afio antecedente habia traido, quienes bautizados ya e instruidos sirven de cebo a 10s gentiles, para que viendo a aquellos mejor vestidos, mejor hablados y comidos, vengan ellos a hacerse cristianos. Y, a la verdad, poco consiguiera el padre, si no llevara estos predicadores, porque como el misionero no sabe su Iengua, no les puede alegar razones para que dejen su barbarie, y esto lo hacen 10s que lleva tan bien que ellos son verdaderamente 10s predicadores a su modo. La principal razbn con que 10s convencen es con hacerles conocer que en Kaylin comerh bien, que t e n d r h papas y harina y, algunas veces, carne. Esto 10s convence y asi, por medio de estas razones tan bajas, son despuhs unos cristianos que a la verdad confunden y admiran. Los indios taijatafes viven en las islas y 10s calenches en la costa firme a 10s 49 grados. Y a mis de &as hay otras naciones, pero muy pequefias. Son todavia indios miserabilisimos, que se mantienen de lobos marinos, sin rnis vestidos que sus pieles, el cabello grueso y desgreiiado, la cara triste, macilenta, sin barba y de color negruzco, un poco mis que 10s habitantes de Chilo& Son flojisimos por naturaleza, ni son capaces de otro trabajo fuera de la pesca sin red ni otro instrumento, fuera de sus propias manos. Desnudos, como casi siempre lo e s t h , se ligan un yoli o canastilla de juncos a la cintura, se zambullen y estando cinco minutos dentro del mar, salen a respirar. ContinGan asi hasta llenar el yoli de 248


mariscos, que luego comen, y van a buscar mis, turnindose unos despuks de otros. Las mujeres aguantan m6s debajo del agua. Estas, luego que han parido, Ilevan su recikn nacido, y lavhndose a si mismas en el mar, lo lavan tambikn a 61. La fatiga de 10s mkioneros con estos pobres es grande, porqve fuera de haberlos de ir a buscar hasta 10s 49 grados por aquellos golfos y escollos con tantos riesgos de la vida, sin poder llevar mis bastimento, que aquel que recogen de limosna, y kste sin poderlo preservar de la podredumbre, a causa de tantas lluvias, se ven forzados a dormir a1 sereno, por no decir a las Iluvias, buscarlos por 10s montes y 10s mares, como si fuesen pejes o venados. Despuks de hallados reducirlos a que vengan con el padre, ya con regalos, ya con seiias, y sobre todo por medio de 10s antiguos convertidos. Ya que se reducen a seguir a1 padre, se les ha de dar de comer, y en teniendo hambre todo es acordarse de Egipto suspirando por volverse. Ya que llegaron ( a 10s cinco meses) a la isla de Kaylin, donde eat6 la misih, comienza el trabajo de nuevo para quitarles lo bruto y hacerlos racionales, enseiiarles a hablar, la doctrina, etc., mantenerlos, vestirlos con 10s seiscientos pesos que da el rey para aquella misi6n. Casi todos se emplean en viajes, siendo por esto forzoso buscar limosna. Habiendo 10s padres de Kaylin avanzado ya hasta 10s 49 grados, podemos esperar lleguen dentro de breve a1 mismo Cab0 de Hornos, que est6 en 10s 55. Pasemos ahora a la otra misi6n que tienen 10s jesuitas en Chilo6. Como hay tan pocas misiones fundadas en aquel archipidago, es precis0 que haya una como volante que socorra a todos 10s pobres islefios. Hay, p e s , dos padres que tienen solo ellos el nombre de misioneros, quienes casi todo el aiio van de capilla en capilla, de iglesia en igIesia y de isla en isla. El mktodo que llevan es digno de escribirse 17 es el siguiente. El 17 de septiembre vienen de Ichoac a1 colegio de Castro, dos piraguas, con algunos indios de aquel pueblo, a buscar a 10s padres misioneros. Estos, que ya estin prontos, salen de aquella ciudad en una procesih, que se hace hasta la playa, donde se embarcan 10s siguientes santos de bulto: San Isidro, San Juan Evangelista, Santa Neoburga, la Virgen y el Seiior Crucificado, grande. A m6s de esto 10s ornamentos para las misas, mesas, cajones, etc., y cuanto es necesario en una tierra, donde nada hay. Los misioneros con 10s fiscales se embarcan en otra piragua y tiran las tres piraguas a la isla de Lemuy, donde esti Ichoac. Una milla antes de llegar alli, sale de aquella iglesia una procesih de todos 10s indios, indias, chicos y grandes, que pertenecen a la capilla. Van con una cruz por alante y algunas luces, cantando a coros las oraciones. Habiendo llegado las piraguas, se desembarcan 10s santos y en procesi6n con 10s padres misioneros se conducen a la iglesia, don& se colocan, cada uno en sus nichos sefialados. Se encienden las velas, que nunca se apagan desde aquel punto hasta la salida. Un indio ya anciano es el p a t r h del Santo Cristo, quien goza el privilegio de indar en la procesi6n con una bandera, y tiene dos ayudantes para que 249


San Juan y la Virgen. San altar, y Santa Neoburga tiene la patrona que tambikn cuida de lo mismo. A estos patronos deben obedecer todos en aquellos, que a su altar, y a la patrona - pertenece deben obedecer 1i3s mujeres. CoIocado todo en su lugar, el padre hace una plitica de media hora en su idioma, dindoles parte de la venida de Cristo para el bien de sus almas. Acabada la plitica se pone el padre la v tndnq. iino ~ ~ cnn .~ __ .. . matriciila _ _ -_ .~ _ .._. _ en la puerta de 11I idesia , naaan I _.__.__ ___. _ nor iino. ---r-- - - - - > para ver 10s que murieron o nacieron en aquel aiio y borrarlos o escribirlos. En ese tiempo todos 10s sokeros dicen las oraciones para ver si alguno no las sabe. Acabada esta funcibn, se da la bienvenida a 10s C

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cpien carne, quien harina u otra cosa d e su pobreza. Y el padre les corresponde con una aguja y un poquito de sal, como dos o tres onzas a cada uno, o si no un pimiento, que mueren por 61. Ya que entr6 la noche se toca a1 rosario, que rezan todos en la iglesia. AI fin de kl se cantan unas alabanzas y se hace el serm6n con otros cantos a1 fin de 61. AI otro dia, a1 alba, el fiscal de aquella iglesia toca una campana con la que llama a 10s niiios para rezar la doctrina en la iglesia y cantan unas alabanzas. Luego las indias barren la dicha iglesia y la plaza de ella y se comienza el rosario, a1 fin del cual un padre hace un serm6n. Acabado el sermdn, el padre mis antiguo se informa de los males pfiblicos de aquella tierra, si 10s h a l e s y patronos han cumplido con su obligacich, quk quejas hay, quk otras cosas dignas de remedio, etc. Ajustado todo, comienzan las confesiones a las nueve. El segundo misionero dice la misa, se deposita el santisimo y acabada la misa da 10s 6leos a 10s niiios nacidos aquel aiio, que son bautizados por el fiscal y no han mnd:dn ~UIU(II

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y comulgar a aquellos enfermos, que totalmente les es imposible venir a la iglesia ni en propios ni aienos pies. A las once comienza el rezo de todos y luego entra la Vuta Misa, esto es la misa grande, por ser con muchos y devotos cantos. Despuks del evangelio se hace el sermdn, clue todos oven, , 'v , se cuenta un eiemplo. Despuks de la misa salen las niiias por una parte y 10s niiios poi otra a decir pfiblicamente el catecismo, y a1 que lo hace mejor da e1 padre un premio, vgr., dos aLpjjas si es niiia y una estampa si es nifiaI. Hace el padre una breve expllca-*L.-1-1 _ _ _ _ .. _ - ---C'IUII uw carecis~nuy 513 van a corner. A las tres de la tarde se toca a rosario y a1 fin el fiscal cuenta phblicamente el ejemplo, que por la maiiana dijo el padre en el sermbn, y luego se confiesa hasta la noche, en que se reza otro rosario, hay serm6n y despuks cantos de devntao alabanzas, todo lo que se acaba entre diez y once de la noche. AI otro clia se hace Io mismo en todo. Y a1 cuarto dia es la comunih general, que se hace con mucha devoci6n y ternura. El oficio del fiscal es, tocios rezar en la iglesia y preque deben tener bien ins--I--..

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truidos. Item debe bautizar y ayudar a bien morir. Item, si es posible llamar a un confesor o del colegio o de la misi6n m h cercana, bien que a veces es imposible por la distancia. Item, estando 10s padres en su capilla durante la misi6n debe tener la iglesia adornada con laureles, etc., y lo mismo la plaza; y como su oficio es trabajoso, tiene dos nifios consigo como sotafiscales, que le han d e obedecer en un todo y durante la misi6n deben obedecerle todos. La colacibn del empleo se hace pliblicamente entregindole una cruz larga, que a cualquiera parte que vaya, lleva consigo como que es su divisa, con la cual es mhs respetado en todas partes. No se le da (el empleo, sino despuks de un largo examen en la doctrina, etc.; una notoria ejemplaridad de costumbres y otras cualidades, debe ser casado, y de n i n g h modo puede serlo el soltero. Y estando 10s indios obligados a trabajar por 10s espaiioles cincuenta y dos dias a1 afio, sin darlos de comer (que es una paliada esclavitud), 10s fiscales est& exentos. Haciendo 10s padres la misiCEn en la capilla, deben concurrir otros fiscales para aquellas fnnciones que hay. Uno se ocupa 'en tener sujetos 10s nifios y las nifias, que hasta el dia de la comuni,6n, siempre est& en la plaza en dos ruedas con un fiscal en cada una, pregunthndoles sin cesar Ia doctrina; con la cual diligencia y la de todo el afio, estin aquellos nifios tan instruidos, que podrian competir con cualquiera escuela de las de Europa. Otro fiscal hay que cuida de 10s enfermos, otros d e otras cosas y todos 'han de cantar en la iglesia juntos. En todas las capillas hay procesi6n, que se hace en la vispera de la comuni6n por la noche. Per0 hay capillas sefialadas, donde hav Vuta procesibn, esto es procesi6n grande o extraordinaria, que no disgustarh referirla. Es grande porque a ella acuden 10s de las capillas cercanas, vgr. ocho o diez leguas. Por la tarde el patr6n de la iglesia envia al<gunos hombres a1 monte a hacer hachones, que 10s hacen de quilas secas, semejantes a cafias Ilenas; de kstas hacen un atado d e cinco varas de largo y de grueso como el cuerpo de un muchacho, y hechos ya, 10s ponen en medio de la plaza. Ya que de las capillas vecinas llegaron 10s patronos y la otra gente, sale el patr6n de la iglesia con su bandera, acornpafiiado de muchos. y puesto en medio de la plaza, vienen 10s patrones de otras capillas. cada uno con su bandera, y uno por uno, batiendo de varios: modos la bandera, hacen reverencia a1 patr6n de aquella canilla, quien a cada uno corresponde del mimsmo modo y 107 entra en la iglesia. Acabad0 el sermh, que aquella noche es siempre de la pasibn, se encienden 10s hachones, y queda Ia noche mis iluminada que con mil hachas de cera. Sale la cruz, v delante de ella el patr6n con su bandera, guiando un fiscal la procesi6n; tres de la cruz van 10s niiios, y luego sigue otra bandera. Tras ksta van todos 10s solteros, y luego San Isidro en andas, que llevan seis hombres. Luego siguen todos 10s casados, despuks de esto, 10s caciques y gobernadores y 10s patronos de otras capillas van con sus banderas, todos de dos en dos. Despuks diez fiscales, que son

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10s mejores cantores y tras esto viene el Santo Cristo, su Madre v San Tuan. Sigue otra cruz y las nifias, tras kstas todas las solteras, luego Santa Neoburga en andas, que la llevan seis rnujeres, y siguen luego todas las mujeres casadas que hay, llevando una vela de sebo aquellas que son suplicadas de la patrona. El padre misionero va a1 fin. Esta procesi6n es capaz de sacar las IBgrimas a cualquiera que la viese y mis con aquel canto tan tierno y devoto. El fin principal que tuvieron 10s misioneros en hacer esta procesih, fue que no habikndose podido confesar todos en alguna de las capillas pasadas, o alguno a quien se le habia dilatado la absoluci6n, otro cuyo casamiento no se habia podido ajustar, etc., &os puedan ir otra vez a hablar con 10s padres sin nota, con lo cual se consigue ajustar lo que no se pudo en la otra capilla, sin que nadie lo entienda. AI Gltimo dia se hacen 10s casamientos, habiendo precedido las amonestaciones. El dia de la salida se acomodan 10s santos en sus cajones, se llevan en procesi6n a la playa, donde hecha una breve exhortacibn, el misionero les echa la bendici6n. Se embarcan 10s santos en las dos piraguas, que llegan el dia antes de la otra capilla, y a1 comenzar a navegar gritan desde la playa tres veces: iBuen viaje! Unos sentados, otros en pie, otros hincados no apartan 10s ojos de las piraguas, llorando muchos de pensar que no v e r h ya sacerdotes hasta el afio siguiente, principalmente 10s de las capillas remotas. Este mktodo de misibn es invariablle, tanto en el tiempo, cuanto en -.- L - J - 1-....-:11-uel modo, e11 L U U ~ 1x3 ~ u t p l d b . nI1 ~ d dura 3 la misi6n dos dias, en otras tres, en otras cuatro, cinco, etc., a proporcih de la gente. De manera que multiplicindose mucho la gente, se hace otra capilla, antes clue estar mds dias en aquklIa, Porque no conviene por muchas razones. El trabaio de estos dos misioneros digo que es insufrible sin particular providencia de Dim y si alguno pensase, y con razb-n, que el mayor trabajo es el de ]as confesiones, no lo crea, -~ porque es sin duda mayor el de las importunidades de aque110s pobres incapac:es; que como tienen tan poco tiempo, todos quieren haMar con el padre, y como muchos no tienen quk decir, lnd..vienen a decir: IaULG, G3cuv aqui, para que el padre les pregunte algo. No se puede negar que es gente ITiuy piadosa y devota, y aun inclinada natural[mente a la devocibn; per0 no faltan rebeldes que dan bien que hacer, y conviene y es necmario que el padre tenga la paciencia, no de un Job, sino de un Moisks. M as, despues de sus impertinencias, el r . frabaio mayor es el ae 1ias conresiones, sin cesar, de capilla en capilla, sin desahogo de un dia, porque entonces seria invertir el orden, v s610 se descansa cuan‘io la mar est6 alborotada que no se p e d e humanamente navegar y esto mismo avisa a todos. Si el curioso lector se quiere divertir en el derrotero que lleva esta misibn, no es como representa el mapa, yendo seguido de capilla en capilla, sin0 que el orden de las capillas es como sigue, v aunque a1 ver el mapa parecer6 rodeo, mas este rodeo es forzoso por mil razones. Van pues 10s misioneros a ]as capillas con el or.7n

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den que se sigue, notando las familias de s610 indios, sin contar espafioles, y las comuniones. Capillas

1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. 40. 41.

Ichoac Vilupulli Cucao Huillinco Notuco Chonchi Terau Tanqui Chadmo Huilad Kaylin Compu Keylen Aoni Datif Quinchao Chelin Quehui Matao Ala0 Apeao Cahuach Meulin Quenac Linlin Llinua Achao Palqui Iluiar Curaco Alachilu Pucolon Curahue Rillan Dalcahue Aiiihue Chequian Chauqui Chaurahue Caucaue Linao

Familias

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13 20 10 24 17 10 36 17

80 112 70 115 121 32 238 113 22 201 100

72 122 71 214 136 125 221 102 20 81

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30 14 10 3 26 8 42 15 23 29 2s 30 15 30 10 18 15 20 12

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que corre solamente da las referidas, se puede decir que las comuniones de todas las misiones y colegios juntamente pasan de 70.000 todos 10s aiios, sin contar las de enfermos que son cotidianas y tantas confesiones en 13 sujetos solos. Ciertamente que es algo, aunque no fuesen mayores otros afanes espirituales, como son 10s sermones, la enseiianza de la doctrina, escuelas, ejercicios de San Ignacio, que todos 10s aiios se dan cuatro veces a las personas mhs capaces habihdose para esto fabricado una casa con cincuenta aposentos, y sobre todo innumerables impertinencias de aquel pueblo, aun ndfito, que confunden. Per0 puede asegurar que el trabajo de aquellos fervorosos jesuitas es d u k e y muy Ilevadero, porque siembran en tierra buena, que produce copiosos frutos de vida eterna. En diciendo aquellos naturales: “El padre lo dice�, acabdse, no hay para ellos raz6n mLs poderosa ni convincente. Una rara particularidad se ha de notar, que 10s sermones que hacen 10s misioneros de pueblo en pueblo han de ser escritos y 10s ha de leer el padre, porque de esta manera tienen para ellos mis autoridad y fuerza, de manera que si el padre predicara de memoria, hicieran poco cas0 de ello. Per0 esto de verlo leer escrito For el mismo padre es cosa superior. Y se fundan en que esto de decir de memoria y con eficacia lo hacen ellos tambikn en sus coyactunes 0, digamos, parlamentos, mas esto d e decirlo por escrito, no alcanzan ellos a itanto. El padre predica siempre con poncho y una cruz larga en la mano, sin bonete y en pie. Es imposible que en la misi6n vaya un indio a comulgar sin hacer las paces con el que estuviere reiiido. Y asi el modo de hacer la paz es &e: va uno de 10s dos a1 padre, cuando ve que &e esth confesando a su enemigo y le dice alli, delante de todos, la quiebra que tiene con aquel que se esti confesando, y el padre 10s lleva a 10s dos delante el Seiior y alli les dice que no se alcen hasta hacerse amigos. Comienza el uno a decir a1 otro cuanto se le viene a la boca, el otro le repite otro tanto, per0 ninguno quiere confesar su culpa, hasta que no teniendo ya mis qu6 decir, se piden p e r d h , se abrazan, se levantan, van a1 padre y le piden la bendicih, y quedan amigos para siempre. Todos, acabada la confesi6n y comunih, alli mismo, en la iglesia o eu la plaza, se hincan y piden perd6n a sus padres y Bete les echa su bendici6n. Y cuando el hijo o la hija (casados ya), necesitasen enmendar algunos defectos, alli se 10s dice su padre y ellos proponen la enmienda. Esto es tan natural en ellos, que mis vergiienza tendrhn de no pedir aquella bendicih, que en pedirla, siendo asi que lo hacen en pfiblico, delante de todo el mundo. La mayor parte de aquel archipidago se junta en la ciudad de Castro tres veces a1 aiio. La primera vez esti alli desde Semana Santa hasta Cuasimodo. En aquel tiempo se hace una grande misih, que comienza el SBbado Santo y dura diez dias, y entonces confiesan todos y comulgan. La segunda vez es desde el 23 de julio hasta e! 1�de agosto, cuando 10s espaiioles hacen la fiesta de Santiago y la de San Ignacio en el Ctrlegio, y a1 otro dia la de San Javier por estar entonces junto el pueblo. La tercera es desde el 8 de agosto hasta 10s 16 del 255


mismo mes, cuando se juntan todos 10s indios a la novena y fiesta de la Asunci6n de aquella Gran Reina, la cual fiesta hacen con toda magnificencia en medio de aquella pobreza. Y como es tanta su devoci6n con la Seiiora, vienen tantos enfermos que es precis0 destinar un padre, que vaya por 10s ranchos dando la comuni6n a 10s enfermos que no pueden ir a la iglesia. Ellos traen su Ieiia para aquellos dias, harina, papas, cuanto baste para aquel tiempo. Y a mbs de esto traen algunas bolitas de sebo, del aue se hacen las velas que arden en la idesia. Adornan el templo " z con flores, con laureles, con barid[eras, la barren, la cuidan. En una palabra ,se persuaden que sirven a 1la misma Seiiora como si la viesen. Fuera 1

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que no es posiblf en muchos dias satisfacer a tantos que se confiesan. Doy fin a estra relaci6n con referir lo que parecia increible, porque dquikn creyera que en un pueblo asi bueno, asi piadoso, un pueblo que 111..--2--no tiene otro bieu- q u a io abpiiiLuai, 111 u u u cuiibueiu qua IUS pauiw, liubiese de perderlos, quedando sepultados en un momento a1 desamparo? Asi fue el dia 8 de diciembre del aiio de 67 a1 alba. Fueron presos tod os 10s padres antes de la aurora siendo gobernador don Manuel Castelldanco, quien con 10s soldados de Chacao, entr6 armado con dieciocho Dai es de pistolas, prendiblos, y recogikndolos en una pieza, se llev6 c uianto L - . 11-. - _._ . . - .___ - _ n 311-,.-c-* habm en aqueiias casas, aunque poco era. ~ U ~ I I U ayuaiia U g G l l L G v i 0 10 que acababa de admirar, qued6 como arrebatada y fuera de si, tanto que el mismo gobernador conoci6 no ser conveniente tanto rigor con 10s padres, quienes casi solos y como voluntarios se fueron a Chacao, donde se embarcaron para Lima en el navio, que habia venido aquel aiio para este fin. dC6mo estaba aquel pueblo a1 ver un cas0 asi grande? Dkjolo a la consideraci6n de cada uno, porque mis es para omitirse que escribirse. Y dc6mo ha quedado ahora? ZQuikn podri j a m b ponderar bien el desamparo? Es aquella tierra pobre y miserable, que por lo mismo no hay mbs que tres curas, y &os siempre son aquellos menos hibiles, *porque, .. . no siendo llevados del bien de las almas, ninguna quiere ir all& teniendo como pasarlo medianamente en otra parte. De estos curas ninguno sabe la lengua de aquellos indios. De 10s poquisimos frailes tampoco. Pues dc6mo podrin kstos cultivar aquella viiia? Si todos &os y trece jesuitas, que de dia y de noche trabajaban, con todo, no podian dar abasto ic6mo lo darin ahora? Esto en van0 se dice y s610 se dice con verdad que aquello queda perdido. iQui6n reduciri a 10s caucahues, a 10s taijatafes, a 10s calenches, a 10s puelches, poyas, pehuenches y otras naciones gentiles nuevamente descubiertas? Poderoso es Dios para hacerlo, mas tambikn deja perecer muchisimos por sus ocultos juicios. Y en esto no hay sin0 venerar 10s secretos de su infinita grandeza y no escudriiiar el por c p 6 Dios permite que se pierdan aquellas almas de Chilok, verge1 de la Iglesia y cristiandad verdaderamente florida. Por Gltimo, siendo notorio que 10s mbs fieles vasallos de Su Majestad Cat6lica en aquel archipiklago eran 10s jesuitas, he aqui que a Bstos les 1

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levantan que querian entregar a 10s ingleses todo ChiloC, siendo cosa ciertisima que para que 10s ingleses tomen a Chilo6 el mejor medio es echar a 10s jesuitas de alli, pues sin esto no son capaces todos 10s ingleses de cogerlo, como muy bien saben esto 10s que tienen un cabal conocimiento y experiencia de aquellas tierras y aqui fuera largo referir. El mismo gobernador siendo asi que debia saber por menudo aquello de sii gobierno, poco sabe de ChiloC, y s610 sabe de Chacao y Castro. Y cuando se han publicado guerras, todo el consuelo de 10s gobernadores han sido 10s padres. Per0 estas cosas no las quieren conocer, aunque son tan manifiestas, y aun si ahora se dice que Chilo6 con la ausencia de 10s padres queda perdido, no lo creer6n y pensarin que es hipkrbole; y no es otra la raz6n, sino porque juzgan que la perdicih de una provincia consiste en que se hunda o se acabe de repente, en que unos y otros se maten o en que se acaben todos de una vez. No llaman perdici6n la soltura de vicios, perdicibn de las almas, pecados y mis pecados, olvido de sacramentos, foment0 de pasiones y una insensibilidad, que se va introduciendo poco a poco, a lo que es espiritual.

umiti expiicar io aei macnimn, que Lampomanes dice que permitiamos o toleribamos en Chile; y si en ChiloC hay algo de esto, est6 muy caido, y s610 reina como en confuso en Quenac y Chaulinec. Digo, no obstante, que 10s indios Ilaman machith el curar por artes particulares, de modo que aIgunos indios se fingen poderosos para curar Qodo mal y adivinar la causa de 61. Llaman a estos machis 10s parientes del enfermo; y luego el curandero hace mil gestos y reza cosas que no deja entender, y dice que la enfermedad de aqu6l procede tal y tal causa, y si se le antoja, dice tambi6n que N. la caus6. Con esto 10s parientes del enfermo se vengan del nombrado por el machi y o lo matan o le hacen pagar cuanto quieren. Si se pregunta a1 machi qui6n le ha ensefiado a curar, da a entender que 10s espiritus se lo han ensefiado. Esto se hace en Chilo6 muy rara vez y muy a escondidas de 10s padres. Por donde se veri que lo que se dijo del machitfin (sin duda por impostura del P. Angel Espifieira, Obispo de la Concepci6n de Chile), que nosotros lo tole&bamos, es muy falso. Y aun si asi fuese dquB mal seria tolerar lo que no se puede impedir? El mismo seiior obispo lo tolera. No hice mapa, porque no s6 hacerlo, y tambi6n porque supongo no lo desea Vuestra Reverencia sino por hacer a l g h concept0 de aquellas


A D m o m t i A LA BREVE x o T m A DEL ARCHIPIELAGO DE CE-IELOE, ETC. Aunque el archipiklago esti en mayor altura que Chile, su clima es menos frio, per0 muy hGmedo por las muchas lluvias tanto en tiempo de invierno cuanto de verano, si bien en kste no son tan continuadas. Por ese motivo el poco trig0 y cebada que cogen, poquisimas veces se llega a secar en la campaiia. Despuks de segado el trigo o cebada, forman unos atados o gavilIas, y si se logran algunos pocos dias de sol y viento sur, entierran en 10s mismos campos unas estacas y atravesando sobre ellas una varas largas, cueIgan aquellas gavillas para que distantes de la humedad del terreno, con el beneficio del sol y del aire mis presto se sequen, Lo que regularmente sucede es que o no practican esta diligencia por no dar lugar el tiempo o empezada a practicar las repetidas lluvias que sobrevienen les obligan ” a meter en ese estado la cosecha dentro de sus londe del mejor modo que pueden la extienden por las vigas y ranchos, d a fuerza cle fuego y hum0 suplen lo que les impidi6 el poco sol y mucha humedad. ---- d- - bI l uc J - 1- z-1---JA- &-.1,I--” --,...-’ El teilcllu id LSM g l i l l l U G wIl:u UG L U U I~ ~ S uudb t ; ~ gc~lc~dlmente desigual, no hallindose apenas sino muy pocos pedazos de campafia llana. La mavor Darte son lomas /v auebradas. lo aue iuntamente I con la calid ad del terreno conduce no poco para que no se malogren del todo las cosechas, porque siendo arenisco y pendiente, corre el agua y . 1 . 7 . . r r __ . 1sc evitan las munaaciones, que a e orra suerte rueran rrecuenres, sienao tnn <:opiosas las lluvias. 1En todo el archipiklago no hay mis que dos poblaciones, si poblaci6n . - .-. . . _-..: ..._ 3 _____ u - pur rnajur uacir -1--:.. quiere- 11. iiarnarse un curqunro ue casas raiichos, que la mayor parte del aiio estin deshabitadas. Tal es la ciudad de Castro y un poco menos el puerto de Chacao porque en kste viven efectivamente el gobernador y una compaiiia de soldados, que por lo comiin son casados, y alguna otra familia. Todas las demis familias asi de indios como de mestizos y espaiioles, estin dispersas por las islas. Son muy pocos 10s que no tienen a lo menos un poco de terreno, en donde tienen su rancho y cuidan de cultivarlo. Las casas tanto de’castro y Chacao como las de la campafia son todas de tablas y, a excepci6n de muy pocas que tienen tambikn de tablas el techo, las dembs lo tienen todas de paja. Hasta el que se llama palacio del ” gobernador tiene el techo de paia, Y , no tiene habil:aci6n o vivienda alguna en segundo piso. (Cuando en esta relaci6n se habla de puebIos de indios, no se ha - . de entender lugar o villa, donde vivan juntos, como regularmente Suena el nombre de iueblo. Todo el archipidago est& dividiao en varios distritos, en cada uno de 10s cuales hay una capilla. Los que pertenecen a la tal capilla, si bien dispersos a veces en distancias de tres, cuatro, cinco y mis leguas, componen el que en el pais se ha usurpado el nombre de pueblo. Hay sin embargo asi en las tres misiones, como en cada & ^ ”.,.

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una de las capillas un agregado, cual de cuarenta, treinta, veinte y menos ranchos. Estos sirven en las capiIlas principalmente para que en aquellos dias en que 10s dos misioneros, que una vez a1 aiio corren todo el archipidago, hacen su misibn, puedan juntarse 10s que pertenecen a ella, sin la incomodidad de ir y venir tres o cuatro veces a1 dia para las funciones acostumbradas. En las misiones estables y lo mismo en la ciudad de Castro sirven mCs frecuentemente, ya con ocasidn de concurrir 10s sCbados y dias de fiesta para la explicaci6n de la doctrina, misa, plhtica, y procesibn, tambien porque en ellas viven 10s niiios de la escuela. Estos cada seis u ocho dias van a sus casas o 10s suyos tienen cuidado de enviarles su provisidn, que se reduce comlinmente a papas y un poco de harina de cebada; en la playa se pueden proveer de marisco, y ellos son 10s dueiios de casa, criados y cocineros, aunque regularmente suele ser fria toda la comida. La misi6n de Achao o de Chonos, situada en la isla de Quinchao, tiene el titulo de ViIla de Santa Maria, concedido por 10s a5os de 1753, siendo gobernador don Antonio de Santa Maria, en cuyo tiempo se trasladb dicha misidn de C'hequiCn, que es la punta de la isla que mira a1 leste, a1 sitio donde a1 presente est6 que es el centro de ella. Si 10s habitantes de eatas islas vivieran juntos, como suelen en otras misiones, o a lo menos 10s d e cada isla tuvieran formado su pueblo, no fuera tan trabajoso el ejercicio de 10s ministerios, en especial el de confesar y asistir a 10s enfermos, particularmente en las islas; porque es precis0 embarcarse frecuentemente en aquellas d6biles y poco seguras embarcaciones, sucediendo no pocas veces no poder volver a casa en algunos dias o por la distancia o por las muchas borrascas que en aquellos mares se levantan, las que ya por las corrientes de aquellos golfos, ya por la poca resistencia de las embarcaciones, repetidas veces ponian a 10s misioneros en manifiesto peligro o de encallar en alguno de 10s muchos bancos de arena o de estrellarse en alguna pefia en tiempo de bajamar o de zozobrar la embarcaci6n por a l g h balance o irse a fondo con 10s golpes de mar o por el agua que suele entrar por las costuras, las que sueIen ceder ya por ser de paja, ya tambi6n por la violencia del viento y de las olas. En semejantes excursiones cuando o por las distancias o por no permitirlo el mar, se quedaba fuera de su misi6n o colegio el padre, su habitaci6n era un ranchito, que est6 formado junto a la capilla para aIojamiento de 10s misioneros. Este es de tablas con tech0 de paja, el que varias veces ni aun sirve para defender del agua y mucho menos del frio, porque las tablas poco unidas entre si dan franco lugar para que pu,eda pasar libremente el viento. Si el misionero no trae su cama, duerme sobre un catre de palos o tablas y cuando m6s sobre unos pellejos, porque la moda de 10s colchones tiene poca introducci6n en aquelIos paises. El fiscal y patr6n de aquella capilla, de 10s cuales se hace mencibn a1 capitulo VI hablando de la misi6n general, cuidan de agasajarlo dindole una buena comida o cena que se reduce ordinariamente a uno o dos guisados de mariscos, unas papas asadas y alguna


vez un hervido o asado de oveja y u n a tortas de harina de trigo cocidas a1 rescoldo en lugar de pan. Los indios est6n repartidos en varias encomiendas, las que poseen 1 ....l . * 1 .. .. ue espanoies mas annguos, que tienen o mayor aquellos uescenuientes mkrito o m6s fortuna o mis poderosos empeiios. Hay encomiendas de 300, 200, 100, 60, 40 y otras de menos indios. Estas se dan en la corte, segsln 10s informes que envia la audiencia de Chile (Ahora creo que dependen de la de Lima). No son hereditarias, sino hasta cierto tkrmino: esto es, dura mientras vive el que la obtuvo y, muerto kste, entra a poseerla su primogknito. Despuks de la muerte de kste, se hacen nuevos empeiios, y entra en poder de otro, durante igualmente s 8 0 el tiempo de la vida del padre y del inmediato sucesor. En tiempo de vacante quedan depositadas en el gobernador, quien sabe aprovecharse de la ocasi6n. El encomendero tiene obligaci6n de pagar a1 respeotivo cura tanto por cada uno todos 10s aiios y kstos son 10s derechos que 10s curas cobran de 10s indios. Cada indio desde la edad de 10s dieciocho aiios hasta 10s cincuenta debe servir y trabajar personalmente todos 10s aiios cincuenta y dos dias en utilid;2d de su encomendero. Antiguamente habia muchos deshrdenes, por qui. abusaban algunos amos del dicho itributo 1. _ _ _._ . .- _ _ & I . 1hacikndoles trabajar m6s de lo JUSW, y por eso ya esia V&aUd la tarea, que es muy moderada. Suelen a veces componerse y ftratan entre si encomender0 e indio, y kste 1lace en veinte o veinticinco dias o lo mAs presto que puede lo que habia de trabajar en cincuenta y dos. Todo este tiempo se ha de mantener el iindio a gasto propio, sin que el amo le dk un bocado de comer ni un trapo de vestir. En tiempos pasados, tomindose . 10s encomenderos m6s derecho que el que les competia, haclan tambien servir en sus casas a las indias, principalmente solteras, de donde, seghn se puede creer, proviene el crecido nlimero de mestizos, esto es de una y otra sangre, se observa en el archipiklago. Los hijos del cacique, - . que . a excepci6n del primogitnito, que es enteramente exento, pagan tributo no personalmente, sino en equivalente, esto es, algunas libras de hilo u otros gkneros del pais. Igualmente exentos que el cacique y su primogitnito son 10s patrones y fiscales de las capillas, mientras estin en el oficio. A m h de 10s ya dichos, estin tambikn libres de tributo 10s indios riertenecientes a1 curato de Calbuco. Estos son oriundos de 10s de Osorno en el continente de Chile. Habiitndose sublevado 10s de dicha naci6n contra 10s espaiioles, 10s ascendientes de 10s que ahora se llaman calbucnnos siguieron el partido de 10s espaiioles, y huykndose con algunos de L . n1:l.r _ _ 1-. _ _ . _ 3 1_ 1 _ -.:- 3 - -.. 1 - _ 1 & _ 3 -1 e5tos a bniioe, se ies cwiceuiv eii premia ut: su ieairdu ei poutme a 5 ~ blecer en las islas de Calbuco eximikndolos del tributo general a todos 10s indios chilotes, per0 pagan a su cura 10s derechos, como 10s d e m b espaiioles y mestizos. Los chonos o guayhuenches, 10s caucahues, taijatafes y 10s demis que se van convirtiendo, ni aun pagan derechos a rtinglin cura, por estar inmediatamente sujetos a 10s misioneros, quienes -

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no s610 no les piden contribucih alguna, sino que emplean en bien de ellos lo poco que tienen. A excepci6n de las manzanas, se puede con verdad decir que carece aquel archipidago de toda fruta. Las dichas se dan con no mucha ^1___. - - 1 _ 1. ._ ser regularmenre ae no buen gusto, les falta con escasez, per0 a mis ue el calor la saz6n, vikndose obligados a cosecharla a veces cuando no han acabado de crecer. En el colegio habia algunos ciruelos y guindos, y en una misi6n habia, a mis de kstos, un pArsico, un nogal, una higuera y una parra. Los ciruelos y guindos florecen mucho, per0 apenas empieza a crecer la fruta, empieza tambikn a caer; y la experiencia muestra que de toda aquella abundancia de flor, cuando mis se logran ocho o diez guindas, y no tantas ciruelas tan poco sazonadas que no se pueden comer. Un aiio por gran regal0 y cosa particular se le enviaron ocho a1 gobernaidor. Del pBrsico, higuera v nogal no se ha probado fruto. La " " " parrs, siendo asi que est6 arrimada a1 edificio de la misidn, en el lugar mis a prop6sito para que le dQ el sol, y uno de 10s misioneros ha tenido el prolijo cuidado de cubrirla con una manta por la noche y cuando I .

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pequefios racimos, 10s que iban a ver con admiraci6n 10s chilotes, por ser maravilla nunca vista en el pais. Ni por eso se consigui6 el fin, porque despuks de tantas diligencias, s610 algunos pocos granos de uno de ellos llegaron a tomar un poco de color, cuinto bastaba para poderse conocer que era de calidad negra. Ademis de carecer de las frutas de Europa, que en Chile y otros parajes se pueden dar excelentes, no tiene propias el pais, a excepcibn de dos, que son de poca o ninguna consideraci6n. Estas son las que alli llaman avellanas y chauchau. Las primeras tienen en el gusto alguna semejanza con las de Europa. El irbol crece como 10s mayores Blamos y chopos de por aci. Los navios que vienen de Lima suelen cargar alguna porci6n de estos palos para hacer remos, por ser madera flexible. El chauchau es una frutilla algo parecida a la que suelen dar 10s arrayanes, aunque sea duke es fastidiosa su dulzura, la produce el lumo, Qrbol grande de madera muy dura. Dikranse en abundancia las fresas, si se cultivarlas. En uno que otro sitio que las hay, aplicaran a plantadas sc cogeiI michas y si -bien no son tan dulces y fragantes como las de Europa, son notablemente mayores, excediendo regularmente en la gran17

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gallina. Es propio aquel terreno para las p ax)as que son unas rakes, que - . - _.. n* 1" nnlnr on1;rlnn la $ ; r T l , m b.vIvI a las batatas de Malaga, per0 nada dulces, antes bien de n i n g h gusto; per0 no por eso deian de ser el m6s comGn sustento de aquellos islefios, ya asadas, ya cocidas. Los bosques y campafias estin poblados de pijaros de distintas especies, per0 no de notable hermosura, y a excepci6n de 10s jilgueros, que poco o nada se distinguen, 10s demis son todos diversos de 10s que bLl

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por aci comhmente se ven. No lo estin menos las playas, las que en algunos sitios no muy frecuentados o en algunas islas despobladas suelen estar a veces cubiertas de ellos, Hay algunos entre estos anfibios tan grandes como las ocas o gansos, entre ellos una especie que llaman quetu, de color ceniciento. Aunque tienen toda la figura de volitil, no tienen plumas, sino en lugar d e ellas un gCnero de pelo muy suave, el que suelen hilar las indias chonas y caucahues, y hacen 10s colmanes, que es una cubierta de cama muy ligera y que abriga mucho. Hacen 10s quetus sus nidos en 10s bosques vecinos a las playas y, aunque c o m h mente se puede observar por donde entran en aquellas espesuras de irboles y matorrales, es sumamente dificil dar con el nido por las muchas vueltas y rodeos que hacen para llegar a1 lugar donde lo tienen. DespuCs que han nacido todos 10s polluelos, bajan con ellos 10s padres a la playa y, cuando ven de cerca a alguno que viene o pasa, se meten en el agua. Una cosa particular se observa en estos animales y es que naciendo diez, doce o catorce en cada nido, a 10s pocos dias que han bajado a la playa, apenas quedan dos o tres, porque 10s padres se comen 10s otros. Chin pobIados estin 10s bosques y campaiias de pijaros, tan des, puuiduub 1iu

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no se ve un tigre, un Ie6n, un lobo, oso, etc., como ni tampoco ciervos, liebres, conejos, etc. S610 se halla, per0 rara vez, una especie de venado que llaman pudu del tamaiio de un cabrito de seis meses, de color de cafk no muy encendido. Tienen dos astas, como de tres pulgadas de lzrgo cada una. Cuando cogen alguno, se domestica tan presto, que a 10s pocos dias Ilega a ser molesto por demasiado familiar. No s610 carece aquel pais de fieras, sin0 tambiCn de animales ponzoiiosos, pues aunque tal vez se vea una culebra muy mediana, se Cree propi:amente de agui1. Si bien el nGmero de habitantes llegari a 25.000 persoInas, est& escas1simo el archipiklago no s610 de ganado mayor, sino tarnbiCn de menor. .. a 1la. esca- Y yo no tanto lo atribuyo a la pobreza de 10s naturales, cuanro sez de pastos y poca substancia de ellos, causada de la mucha humedad, mucha espesura de bosques y poco calor, lo que seri tambikn el motivo de hallarse tan pocos insectos y ningunos ai&males ponzoiiosos. HAblase varias veces en la relaci6n de 10s mariscos, de que verdzIderamente abundan muchas de las playas cle aquellas islas, y que son . . I.! 1 gran parte del mantenimiento no s610 de las personas, sin0 tammen de las bestias. Son 10s mariscos unos vivientes del mar. Hay de muchas especies y, a excepciirn de pocos, todos est& dentro de la concha. Algunos se crian dentro del mar como son 10s erizos, locos, choros. apancoras, tulis., etc. Otros en la playa, per0 no distantes cle1 agua, porque siempre a1 dia. De kstos 10s les ailcanza el flujo del mar, que sucede dos V eces I gilmahues quedan descubiertos, pegados a las 1piedras, que suele haber -- -1p t -__--- ---" ..-:-.-l,n _.uLlu> cbLQnasimismo en la playa en lab yab. T h d b LdUb, IldVdJUGldb y las cubre igualmente el flujo, per0 estin siempre cubiertas de arena; A

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y es menester alguna prictica para conocer sus criaderos y no perder inlitilmente el tiempo buscindolos donde no 10s hay. Las gaviotas, pijaros del mar, suelen comer de estos mariscos, y por tener el pic0 blando y no poder abrir ni quebrar la concha, usan de esta industria. Cogen en el pic0 uno de aquellos mariscos, levintanse en alto, dejindolo caer sobre las piedras, y bajan luego a lograr el fruto de su trabajo; si con aquel golpe no se abri6 la concha, hacen segunda vez la diligencia o cogen otro hasta que consiguen su deseo. Hay una especie de aves de rapiiia, que gustando de 10s mariscos y teniendo garras y pic0 fuerte, ni sabe abrir las conchas, ni se vale de la industria de las gaviotas; per0 tiene habilidad para aprovecharse asi de la industria como del trabajo de las gaviotas. Cuando ve que la gaviota desde lo alto deja caer el marisco, d6jase caer con velocidad o ya est& esperando en tierra, y cuando llega la gaviota ya el tiuque, que asi se llama, tiene entre sus garras el marisco quebrado. Sucede, a veces, quedar descubierta sobre la arena o entre las piedras de la playa alguna taca, la que suele abrirse clejando patente la carne. AIgunos pijaros se llegan a comerla, y cerrindose la concha de repente coge el pic0 o la garra del pijaro, y la aprietan tan fuertemente, que si bien se levanta por el aire, el gran dolor Ies hace caer en el suelo, y se dejan coger por librarse de aquella molesta prisi6n. Los perros y puercos domksticos, de que abundan aquellas islas, saben ya, mis parece For instinto que por experiencia, las horas del reflujo o bajamar y asi cuando kste esti a la mitad, empiezan ya a bajar a la playa en gran nlimero, y ya con el hocico ya con las zarpas, desentierran 10s mariscos j7 10s comen.

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