Ricardo Serna Alba y El Liberal. Exilio en Orán

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Ricardo Serna Alba y El Liberal. Exilio en Orán Ricardo Montes Bernárdez, José A. Sánchez Hernández y Enrique Serna Rodríguez


1ª edición: Diciembre de 2016 Ricardo Serna Alba y El Liberal. Exilio en Orán Ilustración de portada: Ricardo Serna con su esposa e hijos en México Editan: Colegio Oficial de Periodistas de la Región de Murcia y Fundación Asociación de la Prensa Región de Murcia Diseña e imprime: Verabril Comunicación y Servicios Publicitarios, S. L. ISBN: 978-84-608-3332-1 Depósito Legal: MU 1213-2015




“Yo no sé la suerte que correrán estar cuartillas. Quisiera que las conociera mi hijo, mi querido Caco. Ya sé yo que la experiencia ajena no sirve, ni a veces la propia; pero algo deja siempre” (Ricardo Serna. Diario. Orán, 4 de noviembre ,1939)

Presentación Juan Antonio De Heras Decano de Ilustre Colegio Oficial de Periodistas de la Región de Murcia y Presidente de la Fundación Asociación de la Prensa Cuando hace unos meses Ricardo Montes ponía en mis manos el primer borrador de este libro, debo confesar, sin rubor, que al tiempo que devoraba sus páginas se iba forjando en mí la idea de proponer a su autor que esta obra sirviese para inaugurar la “Colección Fundación Asociación de la Prensa” y, dentro de ella, la serie “Biografías”. Tenemos el firme propósito editorial de ir rescatando figuras relevantes del periodismo murciano, así como otros capítulos destacados de nuestra historia, de nuestra cultura, de nuestras señas de identidad, cumpliendo de este modo uno de los fines con los que esta Fundación ha visto la luz, de la mano de la Asociación de la Prensa y del Colegio Oficial de Periodistas de la Región de Murcia, cuya directiva compone el patronato de la misma. Deseo agradecer la receptividad de Ricardo a mi propuesta, me consta que con el beneplácito de quienes han colaborado en la redacción de este libro, el periodista José Antonio Sánchez y Ricardo Serna Rodríguez, sin el cual no habría sido posible acceder a numerosa documentación que, por primera vez, se hace pública, agrandando el valor histórico de esta investigación.


No voy a cometer la torpeza ni la temeridad de resumir, en esta pequeña salutación, detalles de una biografía que, a buen seguro, va a poder saborear, pues los muchos datos que se aportan, lejos de complicar la lectura la hacen más atractiva, convirtiéndose todos ellos en claves necesarias para comprender la plena dimensión de una vida que, en todo momento, incluso en los más dolorosos del exilio, se corresponde con la de alguien que amó profundamente a Murcia, tal vez aún más desde la desgarradora soledad de la añoranza. En cierto modo, con este libro, volvemos a traer a Ricardo Serna a casa, entre los suyos. Se lo devolvemos a Murcia y también reivindicamos su figura desde una institución, la Asociación de la Prensa, que nació cuando él contaba apenas diez años de edad y que que llegó a presidir entre 1932 y 1935. Así, junto a los artículos en El Liberal, de quien Ricardo Serna fue su último director, en estas páginas podremos rememorar otros pasajes, ligados a la vocación e implicación social que siempre tuvo la Asociación de la Prensa y que hoy asume con orgullo el Colegio de Periodistas a través de la Fundación. Entre ellos, la colaboración con la ciudad para el impulso, cuando más se necesitaba, del Entierro de la Sardina o el Bando de la Huerta, sin los que no se entenderían nuestras Fiestas de Primavera. Finalmente, no puedo dejar de subrayar que esta obra detiene su mirada en un periodo de nuestra historia reciente que, por supuesto, no cabe juzgar de manera anacrónica, pero cuyas lecciones no debiéramos olvidar nunca. Entre ellas, aquellas que sustentan la propia relación entre seres humanos, libres en sus creencias, opiniones y forma de expresarlas pues, como el propio Ricardo Serna afirmaba, “se puede dar el caso de disparidad ideológica y de amistad personal y profesional”. Que disfruten de este libro, que en su parte central es más que eso, pues conviene descalzarse antes de leer el diario de Ricardo Serna, ya que entramos en el territorio sagrado e íntimo de sus experiencias y hay mucho que aprender en todas ellas.




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Introducción Hombre de complexión fuerte, de 1.69 de estatura, periodista, abogado y político, Ricardo Serna Alba se implicó en todas las cuestiones que afectaran a la ciudad de Murcia. De todo escribió y opinó, sin temor a la opinión de los demás o a los ataques que pudiera sufrir por defender tal o cual tema. Nacido en 1894 en Alquerías. Sus padres eran Ricardo Serna González, natural de Albacete y Fuensanta Alba Molina, nacida en el barrio de San Juan de Murcia. Ambos maestros, si bien solo ejercía el padre en Alquerías, donde nacieron sus tres hijos. La madre, fallecería en 1900, con solo 32 años, casando su padre en segundas nupcias.

Partida de nacimiento de Ricardo Serna. Alquerías, 25 de septiembre de 1894

Pero desmenucemos detalles de su vida para comprender el espíritu luchador del mencionado personaje. En 1912, con 16 años, ya es Secretario de Juventud Radical, ligada a las Juventudes Repu1


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blicanas1. Tras estudiar derecho y periodismo, en octubre de 1921 crea el periódico La Región Gráfica, que fenece antes de terminar el año2. En 1922 pasa a ser redactor de El Liberal de Murcia y corresponsal de El Sol de Madrid. Para 1924 ya es redactor jefe de El Liberal.

En esos años conoce a políticos de izquierdas ligados a la masonería. De 1929 a 1939 será el director de El Liberal, sucediendo al poeta Jara Carrillo. Al tiempo, entre 1932 y 1935 presidirá la Asociación de Prensa. En 1931 se presentaba a las elecciones en Murcia, como Republicano Radical. Tras decantarse por el apoyo a la República, en marzo de 1939 iniciaba su exilio. Nunca más volvió a pisar su tierra, su Murcia. En su faceta familiar, Ricardo Serna “se casó con una bella y distinguida señorita, solo tuvo un hijo en España cuando él era ya algo maduro. Vivían en la última planta del edificio El Liberal, un piso enorme, destartalado, de amplios salones, techos altísimos, donde el frío era muy intenso3”. Los diarios murcianos se hicieron eco de la petición de mano de esta encantadora señorita Adelita Rivera Martínez (hija de Adela Martínez, viuda de Rivera y hermana de su compañero Ricardo Rivera4) por parte de Ricardo Serna González, padre de Ricardo Serna Alba5. La toma de dichos se celebró el 14 de febrero de 1932, actuando como testigos Miguel Rivera y Mariano Ruiz-Funes, diputados; Juan Rivera, decano del Colegio de Procuradores y tío de la novia, así como Jerónimo Ros, interventor de la Diputación6. La boda tuvo lugar el 23 de abril de 1932, en el altar de la Virgen de las Angustias del templo de San Bartolomé, en una ceremonia oficiada por el párroco Pedro Sánchez Barba, actuando como padrinos el prestigioso comerciante Antonio Gómez Gó1. El Liberal 2-10-1912 2. La Verdad 4-10-1921 3. Hoja del Lunes 10/07/1972. En México tendría una hija, en 1948. 4. Adela era hija de Ricardo Rivera Abellán, delegado de Hacienda y abogado. Nacida en 1908, contaba con 23 años. 5. Levante Agrario 14/11/1930; El Tiempo 14/11/1930; La Verdad 15/11/1930 6. El Liberal 16/02/1932 2


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Mariano Ruiz Funes, testigo de boda de Ricardo Serna, rodeado de periodistas. 1936. MRF 148. AGRM

mez y su esposa Sinforosa Moreno Gómez. Los nuevos esposos salieron en automóvil para Alicante y otras poblaciones7. El Liberal daba cuenta el 3 de mayo de su regreso a la capital murciana y la reincorporación a su actividad periodística. El diario El Tiempo anunciaba el 23 de junio de 1933 el nacimiento de su único hijo: “asistida por el reputado tocólogo Dr. D. José López Alemán, ha dado a luz un precioso niño doña Adela Rivera, joven y bella esposa de nuestro querido amigo y compañero en la prensa don Ricardo Serna Alba. Tanto la madre como el recién nacido se hallan en perfecto estado de salud8”. Ricardo Serna periodista En octubre de 1921, funda La Región Gráfica, una revista de 7. El Tiempo 24/04/1932. Antonio Gómez era agente de Casas Correderas de exportación de frutas y directivo del Círculo Mercantil. 8. El Tiempo 26/03/1933 3


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información gráfica para el fomento de las letras y las artes que tiene una cariñosa acogida (se agotaron los 4.000 ejemplares de la primera edición), a pesar de las numerosas dificultadas que tuvo que sortear para salir a la calle. Los editores tuvieron problemas importantes de imprenta y fotograbado. Serna Alba acometió “una empresa realmente difícil, si tenemos en cuenta la escasez de medios que tenemos en provincias para sacar a flote periódicos de esta índole; pero los juveniles entusiasmos, puestos al servicio de tan notable empresa, hacen concebir las más halagüeñas esperanzas9”. Destaca esta publicación por su completa información gráfica con fotograbado de interesante actualidad y por sus selectos contenidos suscritos por prestigiosos periodistas y literatos. En el segundo ejemplar de La Región Gráfica, se atreve a publicar en portada un artículo sobre divulgación científica, reclamando la aportación de los nuevos ricos a proyectos de investigación y culturales. El artículo hace referencia a la investigación del cáncer, “esa enfermedad cruel que no perdona a sus víc-timas y que emboscada en el organismo mata burlándose de la ciencia10”. Serna critica la actitud de los ricos en nuestro país, a los que “no les preocupa el cáncer ni la cultura” y concluye sentenciando que “encontraría mucho más apoyo don Santiago Ramón y Cajal si en vez de ser sabio glorioso, fuese un torero de fama11”. En mayo de 1922 es nombrado corresponsal del periódico madrileño El Sol, cargo que venía desempeñando de hecho desde hace tiempo, aunque no de derecho. A Ricardo Serna le describen como una persona humilde y como un prestigioso, inteligente, brillante y culto periodista y escritor12. En su labor siempre aporta un gran entusiasmo y honradez13. En 1926, Serna era un “joven y simpatiquísimo redac9. La Región Gráfica 31-10-1921 10. La Región Gráfica 31/10/1921 11. La Región Gráfica 31/10/1921 12. El Tiempo 17/02/1926 13. El Liberal 18/02/1926 4


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tor-jefe14” de El Liberal que tenía a su cargo “una disciplinada hueste de redactores15”. Desde Jara Carrillo, (director en esos momentos del diario) y Ricardo Serna, hasta el último aprendiz de las cajas eran “gente capacitada para todo, con grandeza de alma, elevación del espíritu, nobleza, juventud, ansias de lucha redentora, murcianismo vibrante y exaltado que culmina diariamente dando el calor de la vida a las páginas impresas. Por algo El Liberal es el primero y el más popular de los periódicos de la Provincia16”.

Página de La Región Gráfica, 31 de octubre de 1921. Archivo Municipal de Murcia 14. El Liberal 27/04/1926 15. El Liberal 27/04/1926 16. El Liberal 27/04/1926 5


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En el plano profesional, Carlos García-Izquierdo, considera que fue un magnífico periodista y que su verdadero fuerte era la polémica dura y desgarrada. Casi nunca firmaba sus artículos pero su estilo era inconfundible. Consiguió reformar El Liberal, ya que cuando se hizo cargo de su dirección, “se encontró con un periódico pobre, rudimentario y que ganaba poquísimo dinero” (…) Se compraron linotipias, teletipos, material de imprenta modernísimo, se reformaron ampliamente los talleres y lo que fue más importante: se contrató un equipo de operarios competentísimos. Casi todos

Ricardo Serna. Dibujo de Victorio Nicolás, ilustrador de El Liberal.

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ellos vinieron de Madrid17. El 8 de junio de 1927, El Liberal publica que desde hace algún tiempo, su director Jara Carrillo “se encuentra aquejado de una molesta enfermedad, que le tiene distanciado de sus ocupaciones habituales (…) Por prescripción facultativa el señor Jara pasará una temporada en el campo, en donde seguramente recuperará por completo la salud perdida”. Durante este periodo, Ricardo Serna Alba se encarga de la dirección del periódico. Serna aseguraba que “el periodismo es un vino recio que fácilmente se sube a la cabeza del ególatra. Cuando a uno le entregan un periódico hay que pensar que le dan un polvorín. Es una fuerza de la que no se puede usar –menos abusar- de una manera caprichosa y temeraria18”.

La Asociación de Redactores de Prensa Diaria El 29 de enero de 1925 es reelegido vicepresidente de la Junta Directiva de la Asociación de Redactores de la Prensa Diaria y de nuevo reelegido el 26 de junio de 1926. La Junta estaba presidida por Juan Hernández Castillo y modificó en esta reunión su reglamento para poder incorporarse a la Federación de la Prensa de España. El 1 de julio de 1927 es elegido presidente de la Asociación de Redactores de la Prensa diaria que, en esos momentos, tenía su sede en la calle del Conde del Valle de San Juan, 14 entresuelo derecha. La asociación anuncia días después la convocatoria de unos Juegos Florales, organizados con la colaboración de autoridades, corporaciones y particulares, con 2.400 pesetas en premios. Carlos García Izquierdo señala que al poco de nacer la Asociación, estaban encuadrados en ella un grupo de periodistas “díscolos” e “izquierdistas” capitaneados por Ricardo Serna. Esto 17. Hoja del Lunes 10/07/1972 18. El Tiempo 1/09/1933 7


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Sede de El Liberal, calle José Zorrilla, hoy Jara Carrillo.

motivó la escisión entre los profesionales periodísticos murcianos, “se rompió la unidad y el desbarajuste entre todos los periodistas”. Pero aquello, afortunadamente, duró muy poco. Leopoldo Ayuso (monárquico), olvidándose incluso de sus deberes familiares, se dedicó por completo a convencer, uno por uno, a todos los disidentes de la grave situación que con su actitud habían colocado a “la clase”. Serna Alba figuraba entre los socios fundadores de la Asociación de la Prensa de Murcia, constituida en una reunión celebrada el 30 de enero de 1929 en el Círculo de Bellas Artes de Murcia, donde se elige presidente a Francisco Martínez García. Las diferencias ideológicas en el seno de la Asociación de la Prensa eran notorias. El 16 de enero de 1931, se celebró un banquete homenaje a su presidente Francisco Martínez García, director de La Verdad, con motivo de su nombramiento de catedrático de Filosofía del Instituto de Murcia. En las alocuciones realizadas en este acto, Ricardo Serna deja entrever que algunos pueden dar al periodismo murciano el carácter de “clan”, 8


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“tribu” o “cabila”, pero reconoce que “se puede dar el caso de disparidad ideológica y de amistad personal y profesional (…) porque eso es la Asociación de la Prensa, donde bajo un mismo ideal profesional, caben todos los matices políticos, sin que ello suponga merma para la integridad de ninguno19”. La Asociación de la Prensa también ejerció el papel de mediador en las disputas surgidas entre diarios murcianos. Un incidente entre Levante Agrario y El Liberal, motiva una entrevista individual del presidente de la Asociación con los directores de estos periódicos, Calderón y Serna. “De las manifestaciones de ambos resulta que el señor Calderón no trato de ofender personalmente, ni como director de ‘El Liberal’ al señor Serna, en las pasadas discusiones periodísticas; e igualmente que el señor Serna no pensó agraviar en ninguno de los terrenos particular, ni como director de ‘Levante Agrario’ al señor Calderón. Con estas manifestaciones se da por terminado tan enojoso asunto20”. El 7 de enero de 1932, Ricardo Serna toma posesión como presidente de la Asociación de la Prensa21. La Asociación de la Prensa, el 12 de febrero de 1933, aprueba constituirse en Agrupación de Periodistas Profesionales de Murcia y la creación de un Montepío22. El 28 de marzo de 1933 quedaba constituida dicha Agrupación quedando presidida por José Franco López23. Su mandato como presidente de la Asociación de la Prensa concluye el 31 de enero de 1935, fecha en la que toma posesión como presidente Diego Sánchez Jara. En la reunión de Junta Directiva de esa fecha se acuerda nombrar a Serna Presidente Honorario de la Asociación por los méritos contraídos en su etapa presidencial. Además, se acordó que en el local social se colocaran los retratos de Martínez Tornel, “maestro de periodis19. El Liberal 17/01/1931 20. Patria Chica 16/02/1931 21. El Tiempo 8/01/1932 22. El Tiempo 14/02/1933 23. La Región 29/03/1933 9


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tas” y de los ex-presidentes Francisco Martínez García y Ricardo Serna Alba24. Implicado en la política Ideológicamente, se posicionó decididamente en los planteamientos republicanos. Como él mismo reconocía, adoraba la República y a ella consagró su juventud y su oficio. No veía en ella una simple forma de gobierno, “sino que representaba en nuestra conciencia una cosa profunda donde estaba contenido todo el programa actual del antifascismo (…) Desear la República era pedir las reivindicaciones obreras y cuanto suponía justicia social25”. Luchó decididamente por la República “poniendo su pluma en todo momento y especialmente, en aquellos periodos de crisis y de escepticismo al servicio de la democracia, dura y sobriamente26”. Solamente admiraba a dos políticos de su época: Indalecio Prieto y Julián Besteiro. Hay quien atribuye a Serna la utilización de su labor periodística para cumplir notables aspiraciones políticas. César M. Calderón, director de Levante Agrario, le manifiesta: “usted con ‘El Liberal’ pretendió ir a las Cortes y de haberlo conseguido mejor representado hubiera estado el partido radical27”. De hecho, el 21 de junio de 1931, la Sección Primera de la Audiencia de Murcia, proclama a los candidatos para diputados a Cortes Constituyentes, entre los que figura Ricardo Serna por el Partido Radical28. El propio Serna advierte del peligro que entrañan estos comicios, considerando que “los partidos del régimen van admitiendo en sus filas gentes indeseables: cabezaleros, electorales, intermediarios, opulentos propietarios de tierras, restos del naufragio monárquico. Hay entre todas esas fuerzas muchas 24. El Tiempo 1/02/1935 25. El Liberal 11/02/1938 26. El Liberal 27/12/1936 27. Levante Agrario 26/07/1931 28. Levante Agrario 23/06/1931 10


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responsabilidades que exigir, muchos privilegios que cortar y mucha justicia por hacer29”. Critica como consiguen sus votos las distintas “organizaciones de régimen”: “por la coacción al colono, al empleado”. Serna y la ciudad de Murcia Serna Alba era un “elemento representativo de la ciudad” y en marzo de 1933, forma parte de una comisión encargada de realizar las gestiones para organizar las Fiestas de Primavera de ese año, contando con un presupuesto municipal de 20.000 pesetas30. La Asociación de la Prensa realizó las gestiones necesarias para que varias entidades murcianas participaran en el Entierro de la Sardina. Así se consiguió el compromiso del Club Taurino, Amigos del Arte, Tiro Nacional y, probablemente, la Federación de Dependientes de Comercio y Banca. Ya se contaba con la cooperación del Círculo Mercantil y del Casino de Murcia31. Ya en enero de 1932, en el seno de la Comisión de Festejos, habían surgido serias discrepancias sobre la conveniencia de que El Liberal organizara el Entierro de la Sardina. Ante estas diferencias, Serna Alba, en nombre del diario, renunció a la organización de este evento y al ofrecimiento de ejercer la presidencia del Bando de la Huerta, estimando que “‘El Liberal’ no trataba de ir por la presidencia de ningún festejo32”. El 28 de mayo de 1933, Serna Alba, en calidad de presidente de la Asociación de la Prensa, acudió al Casino de Murcia para la ceremonia de homenaje a la delegación oficial madrileña, llegada a Murcia para la inauguración de la línea de ferrocarril entre Murcia y Caravaca33. En el impulso y culminación de esta infraestructura, jugaron un papel decisivo Juan de la Cierva Peñafiel, ministro de Fomento; Juan Antonio Perea Martínez, 29. El Liberal 10/06/1931 30. El Tiempo 5/03/1933 31. El Tiempo 10/03/1933 32. El Liberal 1/03/1932 33. El Tiempo 25/03/1933 11


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Fachada del Casino de Murcia. Inaugurada en 1901. Obra de Pedro Cerdán.

director general de Obras Públicas y el senador Isidoro de la Cierva Peñafiel34. El 1 de abril de 1934, la Asociación de la Prensa celebra en el Teatro Romea de Murcia, El “Certamen literario de exaltación de la belleza murciana” y la proclamación de Miss Murcia 1934. A esta final concurrieron siete bellas muchachas representantes de Lorca, Cieza, La Unión, Murcia, Cartagena, Cehegín y Águi34. El Liberal 28/05/1933 12


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las. La ganadora sería la cartagenera Josefina Ferrer Ros, proclamada “Miss Murcia 193435”. A la conclusión del certamen, la fiesta se prolongó hasta la madrugada con un baile organizado en honor de las premiadas, por la directiva de la Asociación de la Prensa en el Casino de Murcia36. La elección no estuvo exenta de polémica y se produjeron diversos incidentes por la disparidad de criterio entre el jurado del certamen y el público asistente. La “Miss Murcia 1934” Juan de la Cierva Peñafiel. concurrió al Concurso Nacional de Belleza, celebrado dos meses más tarde en Madrid, donde obtuvo el galardón de “Miss España Popular” y el premio de la “cara más bonita37”. Por tal motivo y para resarcir a la ganadora de este agravio, la Asociación de la Prensa organizó el 16 de junio de 1934, un gran acto en su honor “por el desagravio por la injusticia cometida con ella38”. Se celebró una cena en la piscina del Murcia Park y una suntuosa verbena en dicho parque, en el Paseo del Malecón39. 35. Levante Agrario 3/04/1934 36. El Liberal 3/04/1934 37. El Liberal 13/06/1934 38. Levante Agrario 13/06/1934 39. El Liberal 13/06/1934 13


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El arrendatario del Teatro Romea, señor Martínez, se querelló contra Ricardo Serna, por un artículo publicado en El Liberal, “rechazando unas frases injuriosas que dicho empresario dirigió, en los periódicos locales, a los periodistas murcianos, con motivo de la última fiesta literaria celebrada en el coliseo municipal por la Asociación de la Prensa40”. En 1935, la Asociación de la Prensa, presidida por Serna Alba, organiza un concurso y exposición de juguetería para el Entierro de la Sardina, entre artistas e industriales del sector juguetero. El concurso otorgaba premios a diferentes categorías de objetos: cerámica, hojalata y cartón. La Asociación de la Prensa se comprometía, además, a “recomendar la adquisición de los objetos premiados, o aquellos La cartagenera Josefina Ferrer. Miss Murcia 1934 otros que estime adecuados para el Entierro de la Sardina, a los elementos organizadores del mismo”41. Intensa vida social Todos los 7 de febrero, día de san Ricardo Rey, en las páginas de diferentes diarios murcianos, recibe la felicitación por su onomástica junto a otras destacadas personalidades de la 40. El Liberal 5/06/1934 41. Levante Agrario 1/01/1935 14


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En el coso de la Condomina, con su esposa y su hijo. 1935

vida pública murciana. Su estado de salud también era noticia y cuando padecía algún achaque los lectores eran cumplidamente informados, aunque siempre se trataba de afecciones leves. Sin embargo, en octubre de 1928, Serna enfermó “de algún cuidado (…) el doctor Carrillo, que le asiste con toda solicitud, confía en que la robusta naturaleza del paciente logre vencer el mal en poco tiempo y halle rápida mejoría42”. La situación del paciente empeoró notablemente, llegando a calificarse de “extrema gravedad” y estuvo a punto de perder la vida. Durante este periodo de convalecencia, Manuel Navarro asumió la dirección de El Liberal. El 1 de enero de 1929, Serna ya pudo salir a la calle y el 8 de enero, “totalmente restablecido de la enfermedad que le ha tenido alejado de las faenas periodísticas durante una temporada, se reintegra hoy a esta Casa y vuelve a hacerse cargo de la dirección de El Liberal43”. Incluso, la prensa murciana daba cuenta de la mejoría, tras una enferme42. El Liberal 13/12/1928 43. El Liberal 8/01/1929 15


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dad, de su hijo, el niño “Ricardito” Serna Rivera44. Incluso llega a ser noticia la llegada a Murcia, procedente de Albacete, de Lolita Serna Alba, hermana de Ricardo, para pasar una breve temporada en casa de unos tíos suyos. El 29 de julio de 1928, el diario La Verdad se hizo eco de que tan distinguida señorita dio a luz un hermoso niño. Serna Alba, cumplió fielmente con sus amistades y compañeros de profesión, y firmó como testigo en diferentes ceremonias de toma de dichos. En junio de 1923, dedica unas palabras a Pedro Jara Carrillo en La Alberca con motivo del descubrimiento de una placa que da el nombre del poeta a una calle de la localidad. En abril de 1926, Ricardo Serna y Pedro Jara Carrillo (director de El Liberal) son nombrados por José Loustau y Gómez de la Membrillera (primer Rector de la Universidad de Murcia), vocales de la Junta organizadora de un homenaje a Ricardo Codorníu, “el sabio ingeniero que tan vigorosa huella dejó de su obra en la provincia y tantos afectos en los corazones45”. La Junta se pondría en contacto con la existente en Madrid para ayudarle a erigir un busto a Ricardo Codorníu en el Retiro y, con el dinero sobrante, hacer lo mismo en Murcia, en un lugar apropiado. El propio Serna Alba contribuyó para tal fin con una aportación de cinco pesetas. A fines de diciembre de 1927 lo vemos como vocal de la Junta Directiva del Círculo de Bellas Artes de Murcia que preside José Loustau. Participó en un almuerzo homenaje a José Loustau el domingo 19 de mayo de 1929 en el salón café del Casino de Murcia. Loustau es considerado como una persona inteligente y abnegada que ha estado “movido siempre, en los diez años de su actuación, por los dos sentimientos nobilísimos de amor a la ciencia y a la patria de sus hijos46”. Para diciembre de 1927 ya es vocal de la Junta Directiva del Círculo de Bellas Artes de Murcia que presidía José Loustau. 44. Levante Agrario 19/01/1934 45. El Liberal 29/04/2014 46. La Verdad 14-05-1929 16


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El 26 de diciembre de 1936, Serna Alba es nombrado magistrado de la Audiencia de Murcia por García Oliver, ministro de Justicia, como reconocimiento de su fervor e inquebrantable lealtad a la República47. El 8 de octubre de 1933, se celebra en el murciano Jardín de Floridablanca un cariñoso homenaje a Jara Carrillo, organizado por una comisión presidida por Serna Alba. Serna fue el encargado de descubrir la estatua de Jara Carrillo, obra del escultor José Planes48. En mayo de 1931, Serna Alba forma parte de una comisión compuesta por el gobernador civil Torres, el alcalde Ruiz del Toro, el presidente de la Federación Agraria Juan Velasco y el concejal Ismael Gómez, con el fin de gestionar asuntos de interés para Murcia en distintos ministerios. Solicitan la construcción de un puente sobre el paso a nivel del “Rollo”, dotar de motores para extracción de aguas a la Vega Alta del río Segura, la inquietud de los cosecheros porque no se iban a pagar premios, la creación de nuevas escuelas, solucionar la crisis de José Loustau. Foto J. Vidal. Museo Universidad de Murcia

47. El Liberal 27/12/1936 48. Levante Agrario 10/10/1933. El Liberal 10-10-1933. La obra se financió por suscripción popular. 17


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trabajo y la situación maltrecha de las arcas municipales. Llego a ser “magistrado” del llamado Tribunal de Desafectos, ubicado en un lujoso palacete en la calle Vara de Rey de la capital Murciana. “La Novia de Cartón” su primera producción teatral Ricardo Serna da su primer paso en el mundo de la escena con la comedia titulada “La Novia de Cartón”. La obra se representó por primera vez el 18 de febrero de 1926 en el Teatro Ortiz (actual cine Rex) de la capital, a cargo de la compañía de Paco Robles. En una crónica firmada por V.F. en El Liberal precisa que la obra es “la primara producción escénica de Ricardo Serna, que quiere probar su condiciones para el teatro (…) una comedia sin pretensiones. Su autor se ha propuesto únicamente hacer pasar un rato agradable a los espectadores y para ello ha elegido un asunto sin transcendencia, pero lo suficiente para llevar al espíritu del público una sensación de buen humor, de fino donaire”49. Agustín Iniesta, asegura que la obra “no tiene nada de eutrapélica ni de astrakanesca; por el contrario, es una lección profunda y fina, a cara descubierta, con rasgos de genial ironía, con observaciones acertadísimas (…), atrevidísima y lograda sátira de D. Pedro Jara ciertas organizaciones50”. La representación de la obra alcanzó un notable éxito y para celebrarlo y homenajear a su autor, el domingo 28 de febrero de 1926, sus amigos y admira49. El Liberal 18/02/1926 50. El Liberal 20/02/1926 18


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dores celebraron una comida en su honor en el restaurante “El Nido Murciano”. En principio se proyectó celebrar esta comida dentro del círculo de amistades más íntimo del periodista. Sin embrago, “a la vista de los requerimientos que les han dirigido bastantes personas que desean testimoniar al agasajado51” se vieron obligados a ampliar el número de cubiertos. Serna rechazó la idea de convertir esta comida en un banquete para lo cual exigió que el número de cubiertos fuese limitado. Al acto acudieron unos setenta comensales, entre los que se encontraban Fernández Reyes, gobernador interino de Murcia; Fernando Delmás, alcalde de Murcia y Enrique González Serna, administrador de Rentas de la Provincia y tío del autor. El abogado Mariano Ruiz-Funes que también asistió a este homenaje, realizó una cálida alocución exaltando las cualidades excepcionales de Serna Alba52. El homenajeado lo agradeció “con frases inspiradas en la modestia y en el afecto53”. Portada del libro, editado en imprenta Sánchez Carrillo. Platería 1 y 3.1926

La obra se publicaría en formato bibliográfico en febrero de 1927 bajo el título “La novia de Cartón”, corrigiendo “con esmerado celo literario, aumentándola en valores y adornándola con matices interesantes54”. La Diputación Provincial de Murcia, mediante acuerdo de su Comisión Permanente presidida por don 51. La Verdad 27/02/1926. El Nido Murciano, restaurante y pastelería, era propiedad de Amando Pérez, que previamente había sido responsable de las cocinas del Palacio Hotel y balneario de La Encarnación de Los Alcázares, así como repostero del Casino de Murcia. El local se encontraba en la calle Crédito Público, la misma del diario El Liberal. 52. El Tiempo 02/03/1926 53. La Verdad 02/03/1926 54. El Tiempo 11/02/1927 19


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José Ibáñez, adoptó el acuerdo de comprar varios ejemplares de esta publicación de Ricardo Serna55. Inauguración oficial de “Radio Murcia” El 2 de agosto de 1933, a las ocho de la noche, se procedió a la inauguración oficial de la estación emisora de radio “Unión Radio Murcia”, instalada en Espinardo, en la antigua sede del Recreative Garden. Antonio Sagrario, ingeniero y profesor de la Escuela de Telecomunicaciones procedió a su inauguración56. Al acto acudieron diversas autoridades, entre las que se encontraba Ricardo Serna como presidente de la Asociación de la Prensa. Serna, en su alocución a los oyentes, señaló que “la radiodifusión, como la prensa, entra en los métodos de propagación de la cultura. La cultura es flor de paz y democracia, Por eso cuando se inaugura en estos momentos una estación de radio parece que crecen las alas de la libertad57”. Después de los discursos, la emisora ofreció a los radio-oyentes un concierto inaugural, en el que participaron la orquestina de la estación y otros destacados elementos. A las doce de la noche terminó la audición, tocándose, como a la terminación de los discursos, el Himno Nacional”58. Sus artículos en El Liberal Podemos considerar a Serna Alba como un periodista que atesoraba una sólida formación cultural y una destreza especial para desarrollar una narrativa sencilla, directa y, en ocasiones, con una gran carga irónica. Firmó artículos de opinión con una destacada sutileza y con una fluida estructura narrativa, en la que la prosa se llenaba de una importante carga crítica, elaborada en torno a sólidos argumentos. Ejemplo de ello, son dos artículos suyos de opinión publicados en El Liberal en 1924 y 1925 55. El Tiempo 20/02/1927. Los actores de dicha representación fueron: Elvira Pacheco, Lola Estrella, Pilar Martínez, Antonio Guerrero, Paco Robles, Rafael Morales, Menandro Carmona, Casareo Alba, Pepe Robles, Juan Nieves, Fernando Robles y José Rubio. 56. La Verdad 3/08/1933 57. El Liberal 3/08/1933 58. El Liberal 3/08/1933 20


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cuando era redactor-jefe, y también, su adhesión a una importante reivindicación nacional: Contra el narcisismo de Mussolini No duda en presentar a un Mussolini grotesco en su artículo “Una narcisada del jefe de los `camisas negras´”. A partir de unas declaraciones que el “duce” realizó al rotativo New York American, en las que aseguraba tener “unos hermosos ojos de color Recreative Garden, sede de Radio Murcia castaño oscuro, que brillan en medio de facciones enérgicas y de nítidos contrastes (…) pero los fotógrafos nunca me encuentran en reposo, y de ahí mi rostro siempre hosco59”. Serna Alba sentencia que “esta narcisada mussolinesca parece uno de los últimos síntomas de su ocaso; una pirueta más del crepúsculo de su poder60”. El periodista murciano precisa, además, que estos alardes “tienen más de pintorescos que de ingeniosos. Napoleón no llegó a esto y Mussolini todavía no ha llegado a Napoleón61”. La riqueza del zar Nicolás II objeto de mercadeo en Berlín Serna Alba no quiso dejar de lado la labor moralizante del periodismo y por medio de una brillante narrativa, describe la caída de todo el esplendor de la corte del zar Nicolás II, con el objetivo de que esta lección pueda servir para que la aprendan 59. El Liberal 18/07/1924 60. El Liberal 18/07/1924 61. El Liberal 18/07/1924 21


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los soberbios: “las pompas de su Corte se venden hoy en pública subasta. Aquellas prensas suntuosas, que producían a su paso el asombro y la servidumbre, son materia de regateo y de curiosidad. Granjería de mercaderes judíos… Muecas del destino62”. Sentencia Serna que “no hay observador, aunque sea un pensador vulgar, que pueda sustraerse a la meditación. No es preciso tampoco abismarse en hondas reflexiones, para deducir una lección de este espectáculo grotesco. Sin elucubraciones, se repentiza una consecuencia63”. El fisco argentino amenaza con embargar el Teatro Cervantes La actitud de denuncia le llevó a emprender una cruzada en 1925, junto a otros ilustres murcianos, frente al intento de embargo, por parte del fisco argentino, del Teatro Cervantes de Buenos Aires, “una regia mansión en la que cobijar, en tierra hermana, el teatro español64”. Se trata de una lamentable situación, “que si tal llega a realizarse perderá España su refugio espiritual en el continente americano65”. Para evitarla, “nos dirigimos a España toda, a los que en ella viven y a los que de ella se separaron, para rogarles unan sus esfuerzos al objeto de conseguir que el Gobierno, si aún hay tiempo, redima esas cargas que sobre el Teatro Cervantes pesan (…) o para que contribuyan a la suscripción que, en caso de no otorgarse protección del Gobierno, se abrirá a tal efecto en Murcia66”. Lucha por la enseñanza Luchador infatigable, espoleando a la clase política, en febrero de 1925 realizaba un detallado informe sobre la enseñanza en la ciudad de Murcia y en algunas pedanías67. Denunciaba la ineptitud del ayuntamiento al respecto, así como la situación de 62. El Liberal 14-08-1925 63. El Liberal 14-08-1925 64. El Liberal 18-08-1925 65. El Liberal 18-08-1925 66. El Liberal 18-08-1925 67. La Voz 14-2-1925. El Liberal 24-1-1925; 18-2-1925. 22


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analfabetismo de la región. Ponía de relieve la falta de escuelas y el estado deficiente de las existentes. Recogía la petición de los maestros murcianos, realizada desde la Asociación Nacional de Magisterio. Estos eran los datos de los que se hacía eco: Escuelas de niñas. Dentro del casco urbano hay tres escuelas de niñas clausuradas, de las ocho existentes, dejando a 300 niñas en la calle. La de niñas de Santa Eulalia amenaza desahucio. Espinardo: Expediente de clausura de la de niñas, por falta de pago del local. Su maestra era Ángeles Rubio. Se reanudarían las clases en mayo. Nonduermas: Escuela clausurada. Beniel La escuela solo funciona provisionalmente. Sangonera la Verde, su maestra, Mª Asunción Closa, paga el alquiler de la escuela de su bolsillo. En el mismo caso se encuentra la maestra de párvulos Aurora Climent, reuniendo a 78 criaturas en un local sin condiciones. Barrio de San Benito: la escuela la regenta Teresa Martínez Costa, con 77 niñas y ella paga 600 pesetas anuales para evitar la vergüenza del desahucio. Barrio del Carmen. El dueño del local de la escuela de niñas es Eugenio Trillo, tiene expediente abierto de desahucio. Albatalia. El local es municipal, en él murieron de tuberculosis, en 1923, la maestra y dos personas de su familia. La nueva profesora, Dolores Quintana se negó a dar clases en ese local si no se desinfectaba convenientemente. Escuelas de niños. En el casco urbano existían siete escuelas, de las que estaban clausuradas cuatro de ellas68. Los padres tenían el dilema de pagar un colegio privado, si podían, o dejar que sus hijos fueran víctimas del analfabetismo. En las pedanías la situación era la siguiente: Nonduermas. Tiene expediente de desahucio del Ministerio. Su maestro era Juan Melgarejo. Algezares. Desahuciada en julio de 1924, el maestro está pagando el alquiler de una casa escuela nueva. Sangonera la Verde. El maestro Francisco León, paga de su dinero el alquiler. Monteagudo. Tiene en su matrícula 104 niños y está en estado ruinoso. 68. El Liberal 22-2-1925 23


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Brazal de Jueves. (Beniaján). Con 82 niños, está siendo pagada por un grupo de vecinos. El Palmar. Las clases se dan en una habitación de la casa del maestro. Los Garres. La de niños y niñas están clausuradas, por lo que las clases se imparten al aire libre. Torreagüera. Está funcionando en una habitación cedida por el Síndico Agrario. Debemos sumar a la relación anterior la escuela de Javalí Nuevo, cuyo local era propiedad de Dolores Rizo. Contaba con 132 niños, siendo su maestro Nicolás Noguera. La dueña amenazaba con el cierre si no le pagaban el alquiler. Por su parte, los vecinos de Ermita Nueva luchaban por evitar el cierre de la escuela de niños, cuyo maestro era Manuel Fernández Reyes, ya que el ayuntamiento de Murcia le debía al propietario del local, José Pérez Sánchez, cuatro trimestres69. Murcia tenía, según la denuncia, el 81% de analfabetismo entre niños y mujeres. En el campeonato de la incultura marchamos a la cabeza, comentaba el informe. Sería preciso, dada la incapacidad del ayuntamiento, que se creara un patronato con el Rector de la Universidad, gobernador civil, directores del instituto y escuelas normales, inspectores de escuelas y dos maestros… Ricardo Serna denuncia a políticos oportunistas en “La Voz” El diario La Voz de Madrid publica un interesante artículo de Ricardo Serna en el que, bajo el titular de “La Confederación Hidráulica del Segura”, describe la situación de sequía de esta cuenca y denuncia “la pereza del Estado en la ejecución de los proyectos” de construcción de nuevos pantanos. Murcia y Cartagena llevaban años luchando por la construcción de estos nuevos embalses y, después de intensas campañas reivindicativas, “lograron vencer la frialdad de las alturas70” para que el Consejo de Ministros aprobara los planos técnicos. De esta manera, precisa Serna que “está científicamente resuelto que el Taibilla se destine a solucionar el problema potable de Murcia, 69. El Liberal 19-2-1925; 20-2-1925. 70. El Liberal 14/12/1926 24


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Cartagena y la base naval, y se destine el agua del Fuensanta a llevar el triunfo de la fecundidad a los campos arruinados por la sequía71”. El periodista lamenta que “a la hora del éxito no faltan personas ajenas a la campaña que se colocan en primera fila para ostentar un interés que nunca tuvieron y aparentar una protección que no deja de ser una impertinencia72”. Atribuye el éxito de esta empresa a hombres muy modestos y no “personalidades” y “aunque Murcia procura siempre su misión, ha sido Cartagena la que mayores sacrificios lleva hechos. Su ayuntamiento ha gastado sin tasa en proyectos y memorias, en estudios y gestiones”. Al constituirse la Confederación Hidrográfica del Segura, se deja a Cartagena fuera de su Junta de Gobierno y a Murcia se le otorga una pequeña representación. Serna denuncia esta injusticia y solicita al Conde de Guadalhorce, ministro de Fomento que rectifique la “torpeza” de la Comisión que ha propuesto la Junta. Falta de contraste de informaciones publicadas El 29 de junio de 1929, El Liberal publicaba, ya con Ricardo Serna como director del diario, una información que hacía referencia a la celebración de un baile promovido por el Círculo de Alianza Republicana sin tener la oportuna autorización gubernativa. Información que tiene que rectificar ante la reclamación del presidente de dicho círculo en la que hace constar que “ni lo celebró ni eligió reina de la belleza como malintencionadamente ha sido comunicado a esa redacción por persona cuya identificación perseguiremos73”. El diario lamenta lo sucedido y asegura que “aunque nosotros apelamos todas las garantías, no es imposible que alguna vez nos sorprendan. Para evitar esto redoblaremos nuestras precauciones74”, exigiendo a los lectores que quieran comunicar algo que acudan personalmente has71. El Liberal 14/12/1926 72. El Liberal 14/12/1926 73. El Liberal 3-07-1929 74. El Liberal 3-07-1929 25


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ta la redacción. El 13 de febrero de 1930, el diario tiene que publicar una petición de rectificación formulada por A. Pascual Murcia, en la que asegura que él no se encontraba entre los que se adhirieron a un banquete que se celebró en el local de la Unión Mercantil por el aniversario de la proclamación de la Primera República Española. El solicitante precisa que este acto en el que se buscaba la confraternidad de todas las tendencias del republicanismo murciano era una tarea baldía ya que “la única confraternidad posible (…) está en que los que se marcharon de la Alianza vuelvan a ingresar en ella75”. El 24 de mayo de 1930, Adrián Viudes, director del Hospital Provincial de Murcia, reclama la rectificación de un artículo publicado el día anterior en El Liberal sobre el archivo de este Hospital. Viudes asegura que se limitó a comentar a los periodistas lo curioso de algunos documentos de este archivo que se estaban catalogando por orden del presidente de la Diputación, antes de entregarlos a los HH. de San Juan de Dios. “Ni se habló de joyas artísticas de inestimable valor ni menos de palimpsestos ni cosa que se le parezca76” como se afirmaba en el artículo del día anterior. Por su parte, El Liberal precisa que “no hay contradicción entre la información que publicamos y lo que sucedió. Únicamente existe la circunstancia de no haber sido autorizada la publicación de esta conversación, pero como no se trataba de un secreto de estado no tuvimos inconveniente en recogerla77”. Procesado por un supuesto delito de injurias al Rey El 10 de abril de 1930, Ricardo Serna tiene que comparecer ante la Sala de la Sección primera de la Audiencia Provincial de Murcia, a la vista oral del recurso que interpuso contra el auto de procesamiento dictado por el Juzgado de San Juan de Mur75. El Liberal 13-02-1930 76. La Verdad 24-05-1930 77. El Liberal 25-05-1930 26


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cia por un supuesto delito de injurias al Rey. La Sala revocó el procesamiento, “dejando sin efecto todas las consecuencias legales que del mismo se derivan, entre las que figura el embargo de la parte proporcional de su sueldo de periodista”. El diario Levante Agrario, en el editorial de 15 de abril de 1930, celebra esta resolución “que deja exento de responsabilidad a un profesional de la pluma como el señor Serna, que tiene demostrada en su carrera periodística dotes estimables sólidamente cimentadas en el abrumador y oscuro trabajo de redacción”. El editorial añade que “para el periodista inquieto la profesión trae consigo estos contratiempos que pueden truncar el ejercicio de una carrera que constituye un honrado medio de vivir”. Finalmente, precisa que “su espíritu rebelde nunca flaqueará78”. Detención del maestro nacional Eduardo Talamantes Olmos La Asociación provincial de Maestros, presidida por Félix Ramos, sale en defensa de Eduardo Talamantes Olmos, maestro que había sido detenido en junio de 1931. Ramos manifiesta que el maestro “ha sido víctima de un fenómeno muy frecuente en el ambiente de los pueblos cuando se satura del apasionamiento político. Ante el excelentísimo gobernador civil formuló oportunamente el interesado su protesta por los hechos”. Esta asociación considera lamentable el hecho de que personas honorables que tienen un crédito social y un prestigio profesional tan sólido como Eduardo Talamantes Olmos vean la facilidad con que la Prensa acoge sus nombres en ocasiones en que pudieran resultar denigrados. En cambio, no sabemos por qué causas, en otras ocasiones en las que los maestros dan pruebas de eficiencia y dignidad social se tiene especial cuidado de silenciar sus nombres79. Proclamación de la II República El 14 de abril de 1931 se proclamaba de la II República, Ricar78. Levante Agrario 15-04-1930 79. La Verdad 16/06/1931 27


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do Serna aparece como firmante de un manifiesto de la Junta Revolucionaria murciana dirigido a la población, en el que se comunica que “provisional-mente, mientras no se ordena la vida española bajo las órdenes del Gobierno Provisional de la República, quedamos constituidos en Junta Revolucionaria que asume la responsabilidad del momento presente y la dirección del Gobierno de Murcia80”. El comunicado tranquiliza a los murcianos asegurando que “la vida oficial está ordenada; la vida ciudadana se desarrolla normalmente como en una ciudad de soberanía conquistada81”. El manifiesto garantiza la protección de todos los derechos e intereses legítimos y al mismo tiempo, advierte de que “seremos inflexibles en extirpar radicalmente cualquier obstáculo que pretenda desviar los destinos históricos de un pueblo libre, que acaba de romper las cadenas de la tiranía82”. “Lo que hay que defender ahora83” Ha pasado la euforia inicial de la proclamación de la República y Serna hace un llamamiento a la vuelta a la normalidad: “la ReArtículo de Serna. El Liberal de Murcia. 25-11-1930

80. El Liberal 15/04/1931 81. El Liberal 15/04/1931 82. El Liberal 15/04/1931 83. El Liberal 17-04-1931

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pública necesita a sus ciudadanos en el taller y en la fábrica, en la cátedra y en la oficina, en la huerta y en la redacción84”. Y advierte que “entre el pueblo generoso y sencillo hemos visto mezcladas gentes que estuvieron con los dictadores y los caciques (…) Algunos de ellos son de los que más procuran chillar y hacerse visibles, cotizar el momento para asaltar el fichero republicano y presentarse con la cara de actualidad85”. “Ni violencias ni provocaciones. Ante la reacción del pueblo86” Ante la quema de conventos en Madrid, Serna Alba vuelve a llamar a la calma de la población y ofrece los antecedentes que han motivado esta reacción violenta “para que el humo de los incendios no se nos suba a la cabeza y nos enturbie la serenidad del juicio”. Señala que “la joven República, perdona a sus adversarios y esta delicadeza se muestra como el signo prometedor de un poder inofensivo, sin comprender que junto a él está el pueblo dispuesto a liquidar todos los ultrajes. Contenido y respetuoso había renunciado a la revolución, sometiendo sus pasiones a las fórmulas legales del Gobierno provisional; pero le provoca temerariamente y toda esa fuerza contenida se desborda impetuosa y rugiente sin que haya poder humano que pueda contenerla87. Estos mismos hechos se producen en Murcia. El 12 de mayo de 1931 queman el convento de los Franciscanos y Serna recuerda que “desde Fernando VII a nuestros días, se ha sostenido torpemente la alianza entre el altar y el trono88”. Serna asegura que “no tratamos de justificar lo ocurrido, sino sencillamente de explicarlo como la explosión de una fuerza. Es preciso que el pueblo no vuelva más a colaborar en estos hechos, que no debieron ocurrir nunca89”. 84. El Liberal 17/04/1931 85. El Liberal 17/04/1931 86. El Liberal 12-05-1931 87. El Liberal 12/05/1931 88. El Liberal 13/05/1931 89. El Liberal 13/05/1931 29


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El Liberal desarrolla una campaña para ayudar obreros sin trabajo Recién proclamada la República, El Liberal pone en marcha una campaña para ofrecer un subsidio a aquellos obreros sin trabajo que se encontraran atravesando una situación de necesidad. Para tal fin, se creó un Comité presidido por Ricardo Serna, director del diario, y se elaboró un censo por parte del ayuntamiento de Murcia para poder establecer quiénes serían los destinatarios de estas ayudas. El Liberal quiso aprovechar su poder de difusión en el seno de la sociedad murciana para ayudar a los económicamente más desfavorecidos. Para fomentar la recaudación se colocaron unos carteles en los principales establecimientos, bancos, oficinas de la administración y otros lugares concurridos de la capital murciana. El texto señalaba: “Para los obreros sin trabajo. El Liberal apela a la generosidad de Murcia para atender a las familias humildes que sufren las consecuencias del paro forzoso. Haga usted ahora mismo su donativo y contribuya al alivio de un gran dolor social. Los donativos se admiten aquí90”. El 30 de mayo de 1931, acude a Madrid una comisión presidida por el alcalde de Murcia José Ruiz del Toro, entre los que figuraba Serna Alba para entrevistarse con Maura, ministro de la Gobernación. La comisión consiguió que se remitieran a Murcia inmediatamente las 50.000 pesetas ofrecidas por el Gobierno para la campaña en pro de los obreros sin trabajo. El 14 de junio de 1931, Ricardo Serna interviene como orador, en representación del Partido Republicano Radical, en un mitin “social pedagógico”, organizado por la Asociación provincial de Magisterio en el Teatro Romea91. El 16 de junio de 1931, Serna interviene en otro mitin, de propaganda electoral, celebrado por el Partido Republicano Radical en Cabezo de Torres, junto a Martínez Abarca y Martínez Moya, 90. El Liberal 1/05/1931 91. El Liberal 14/06/1931 30


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con escasa asistencia de público92. El 21 de junio de 1931, la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Murcia, verificó la proclamación de candidatos para diputados a Cortes Constituyentes, entre los que figuraba Serna Alba por el partido Radical93. “Al margen de un discurso94” Con motivo de la primera sesión de las Cortes Constituyentes, Serna destaca que la República supone que el pueblo español es ya absoluto dueño de su destino, una vez redimido de la tiranía borbónica y dictatorial. Una República, en palabras de Alcalá Zamora, “limpia de sangre y de codicia, sin empresario, sin banquero, sin capitán95”. Serna apuesta decididamente a que “la bandera tricolor, que hoy preside la vida española, siga siendo el signo de la libertad, sin claudicaciones ni desvíos, sin sangre, sin codicia y sin empresarios96”. “Las disputas republicanas. El particularismo frente al espíritu del pueblo97” Analiza las discrepancias existentes en los “núcleos izquierdistas” que, lejos de ponerse de acuerdo, han despertado rivalidades absurdas. Serna reconoce que “la República ha sido posible en España cuando todos los partidos antimonárquicos ofrecieron la solvencia de la unión. De haber hecho antes lo que en Murcia hacen ahora, ni habrían ganado las elecciones ni tendríamos la efemérides gloriosa del 14 de abril98”. Considera que la ruptura en Murcia se ha producido de forma prematura y se ha originado por anteponer las aspiraciones personales. Reconoce que los concejales murcianos no han respondido adecuadamente al entusiasmo de la población, al contrario de lo que ocurre 92. Levante Agrario 17/06/1931. Serna será Vicepresidente del Partido en Murcia, en 1933. La sede estaba en la calle González Adalid, nº 5. El Tiempo 20-2-1933. Fueron miembros relevantes José Moreno Galvache, Miguel o Martín Perea Romero. 93. Levante Agrario 23-06-1931 94. El Liberal 16-07-1931 95. El Liberal 16/07/1931 96. El Liberal 16/07/1931 97. El Liberal 5-08-1931 98. El Liberal 5/08/1931 31


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a nivel nacional con los ministros de la República, ante lo que se pregunta: “¿Por qué entonces, si los jefes se unen y si todos están de acuerdo para transformar España, no hemos de estarlo aquí para redimir a Murcia99?”. “La primera feria republicana” Serna describe como se está produciendo una decadencia de la feria murciana y presagia que “está llamada a desaparecer como no haya un titán en el Municipio que algún año se decida a levantarla100”. Las causas de esta decadencia las sitúan en “la crisis del trabajo, la sequía, las graves preocupaciones de los munícipes, apenas sin margen para pensar en estas expansiones” y además, el verano que produce un éxodo de la población murciana hacia el campo o la playa101. “Impresiones políticas. El desorden interno102” El ministro de la Gobernación realiza unas declaraciones sobre austeridad y orden, aludiendo a que “habrá libertad absoluta; pero nada de algaradas callejeras ni de huelgas ilegales ni tolerancias insensatas para quebrantar la seriedad de la República103”. Serna sostiene que el orden es necesario para el desarrollo de todas las funciones del Gobierno”, pero que existe “un desorden interno que mina el prestigio de la República y crea escepticismos peligrosos”, motivado por el descontento popular por la marcha de las corporaciones y “de ciertos personajillos que en todas partes existen y que el nuevo régimen no ha sabido quitárselos de encima104”. Serna propone que “sería conveniente que se hiciera una revisión de los Ayuntamientos de la provincia y ver si cometen extralimitaciones. Desde luego muchos de ellos se desenvuelven mal y demuestran una incapacidad grande para prestigiar el nuevo régimen que por lo visto

99. El Liberal 5/08/1931 100. El Liberal 8/09/1931 101. El Liberal 8/09/1931 102. El Liberal 17/10/1931 103. El Liberal 17/10/1931 104. El Liberal 17/10/1931 32


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aún no han comprendido105”. El 14 de abril de 1932, con motivo del primer aniversario de la segunda República, Ricardo Serna publica en El Liberal un artículo con el título de “Tristeza republicana”, en el que lamenta la desunión y ausencia de fraternidad en el seno de los republicanos murcianos106. El 14 de abril de 1934, El Liberal, vuelve a publicar un artículo de Serna Alba de 14 de abril de 1932, para demostrar el tino de su autor, al anticipar que si los republicanos de Murcia no se unían para defender su causa llegaría el triunfo de “las derechas”. El artículo de 1932, señalaba textualmente que “si los partidos republicanos de Murcia no saben mirarse como hermanos y establecer el contacto para transformar la vida murciana en el orden económico y espiritual; si no saben ir juntos para el triunfo de la democracia, sucumbirán por separado, vencidos no solo por el frente común de las derechas, sino por la desorientación y el aburrimiento, por la falta de satisfacción interior, por esos errores de táctica que van engendrando fracasos y amarguras y hacen sentir a la mayoría de republicanos el dolor de España, el dolor de una República, que debe saturarse de alegría y de luz y que nosotros envolvemos en pesimismos inciertos y en sombras de rencor y de ingratitud107”. Serna reitera cada vez que tiene ocasión para ello, la necesidad de que los republicanos permanezcan unidos, asegurando que si no lo hacían de forma voluntaria, “se unirán a la fuerza, y pasará como en los tiempos de la Dictadura, que nos uniremos todos en la cárcel” y “ha de venir la Monarquía, que ésta no hay que esperarla, pero sí es muy fácil que viniera el fascismo108”. El 31 de enero de 1934, en un artículo publicado en El Liberal, bajo el titular de “Un anticipo del caos. La República en precario”, lamenta las medidas que ha adoptado el Gobierno y que 105. El Liberal 17/10/1931 106. El Liberal 14/04/1932 107. El Liberal 14-04-1934 108. Levante Agrario 17/04/1934 33


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han contribuido a “desnaturalizar” la República. Serna Alba sostiene que “mandan las derechas y se hace ni más ni menos que lo que ellas quieren. El Gobierno, prisionero de los votos que le otorgan, carece de autoridad y de independencia. Día que pasa se confirma más su falta de iniciativa y la dolorosa misión que ha venido a representar. Nunca se ha conocido nada tan precario corno el espectáculo de este Gobierno que vive de prestado y que sumisamente hace lo que se le impone mientras que trata de aparentar que todo es de su iniciativa y espontaneidad. Aún los que más cariño sienten por el señor Lerroux, dicen que se ha equivocado y ven seriamente comprometida la República por una gestión dislocada que se debió impedir109”. La Guerra Civil española En el editorial de El Liberal de 27 de enero de 1939, bajo el titular “Los azares de la contienda, Serna precisa que “la guerra es un juego trágico en el que los pueblos arriesgan la vida” y asegura que lo importante es ganar la última batalla. El periodista describe como “los sublevados, en complicidad con los invasores, avanzan sobre tierras de Cataluña. Toman pueblos y suman más terreno al ya conseguido; pero ¿por eso dejará Cataluña de ser España?”. No termina su exposición sin manifestar su sólido republicanismo: “el triunfo de los naranjos inmortalizará en Levante la grandeza de la República110”. Ricardo Serna, durante la Guerra Civil, apostaba por una República frentepopulista pero sin participación comunista y dedicó grandes esfuerzos en defender esta causa: “puso el periódico a disposición del Frente Popular. En el diario se publicaban, con gruesos titulares, imaginarias `victorias´ de las tropas rojas. Para ‘El Liberal’ los aviones nacionales caían diariamente como moscas en todos los frentes111”. El 3 de noviembre de 1936, con motivo intenso bombardeo de 109. El Liberal 31/01/1934 110. El Liberal 27/01/1939 111. Hoja del Lunes 10/07/1972 34


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Madrid por parte de los rebeldes, Serna Alba publica un duro editorial contra “la casta militar insurgente, fracasada el día 17 de julio”, que “falta de técnica y de valor para vencer al pueblo sucumbió de manera ruidosa. Pero los `nacionalistas´, los histriones del “arriba España”, se traen aviadores italianos para que asesinen a nuestros hijos112”. Les conmina de manera irónica a que “sigan bombardeando poblaciones civiles; continúen el asesinato de pobre niños de España; el pueblo les escupe en la frente y los denuncia como hombres sin honor113”. El Liberal da cuenta el 17 de junio de 1937 de la conquista de Villanueva de la Cañada por parte de las tropas republicanas. Ricardo Serna, en un editorial publicado ese mismo día bajo el título de “Periodistas frente Cabecera de El Liberal en 1933. a traidores”, alaba a los generales republicanos y arremete duramente contra el general Franco, al que “trajo a los moros para batir a los españoles y luego pactó con alemanes e italianos para que vinieran a España, cediendo jirones del territorio nacional y fuentes de riqueza de la patria114”. Serna califica a Franco como “traidor fracasado, editor responsable de todos los crímenes cometidos en su desprestigiado nombre” y se permite ironizar cuando el general, “declara en su madriguera de Salamanca que el periodismo en la zona leal es un delito y nos condena cómicamente a la muer112. El Liberal 3/11/1936 113. El Liberal 3/11/1936 114. El Liberal 15/07/1937 35


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te115”. Y con gran atrevimiento, Serna sentencia: “Los que van a morir te saludan Franco; pero antes te escupen a la cara116”. La “militancia” informativa de Ricardo Serna Alba en postulados republicanos, le ocasionó duras críticas, incluso de compañeros de profesión. El Ideal de Granada, en su edición de 9 de agosto de 1937, le califica como “destacado antifascista murciano” y que se ha dedicado en Murcia a “liquidar” periodistas. Los compañeros de El Liberal arropan a Serna y reconocen que ha sufrido persecuciones y que ha sido objeto de una auténtica antología de injurias. Desde la redacción de El Liberal señalan que ningún escritor local ha sufrido persecuciones y solo ingresó en la cárcel un periodista de derechas que resultó absuelto por el Jurado de Urgencia gracias a unos certificados expedidos por Serna Alba, en los que se justificaba la actuación del encausado. Desde El Liberal lamentan que “mientras los facciosos han considerado el periodismo de izquierdas como un delito, y muchos directores y redactores han pagado con la vida su actividad intelectual117”. Con motivo de este incidente, El Liberal aprovecha para confirmar que “todos los editoriales (muchos de ellos, condenando la violencia o excesos y aconsejando ecuanimidad y disciplina) eran, como es natural, del director, Ricardo Serna Alba, como lo es la orientación y la tónica que este periódico lleva secundada con entusiasmo la Redacción118”. En cualquier caso y como el propio Serna reconocía “hay quien pretende ahorcar a los republicanos antes de que Franco gane la guerra119”. Desaparición de El Liberal El Liberal continuó saliendo a la calle hasta el 28 de marzo de 1939. Al día siguiente las tropas “nacionales” entran en Murcia 115. El Liberal 15/07/1937 116. El Liberal 15/07/1937 117. El Liberal 20/08/1937 118. El Liberal 20/08/1937 119. El Liberal 11/02/1938 36


Ricardo Serna Alba y El Liberal. Exilio en Orán.

al mando del general Camilo Alonso Vega y se incautan de su redacción y talleres120”. Dos días después, a media tarde, caía Cartagena. Y el 1 de abril se produjo el último parte militar: la Guerra Civil había terminado. La finalización de la Guerra Civil llevó aparejada el cierre de las instalaciones del diario, en las que se desarrollaría un nuevo proyecto periodístico: el diario Línea (inicialmente La Verdad y después, Arriba España). Los últimos meses de El Liberal fueron de una gran precariedad por la escasez de papel y la absoluta falta de medios de cualquier clase121. Carlos García-Izquierdo, relata cómo encontró la redacción “la jubilosa mañana del 29 de marzo de 1939: era un gran salón destartalado cuyo único mobiliario consistía en una enorme mesa, con tinteros de cristal y plumas llamadas de corona, amén de unas sillas de madera, incomodísimas (…) Como utensilios de trabajo modernos solo existían un teléfono del año de la tos y una máquina de escribir Remington que pesaba como un demonio122”. Ricardo Serna y la masonería En 1922 se afilia a la logia Aurora de Cartagena, nacida en 1877, con el símbolo Shakespeare, de la mano del catedrático del Instituto de Murcia Miguel Rivera Ruiz123. En esos momentos estaba formada por 40 miembros. Entre ellos también estaba el periodista de El Liberal Manuel Navarro Meseguer124. En diciembre de 1922 la logia auspició la constitución de un triangulo provisional en la ciudad de Murcia, presidido por Mi120. http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,543,m,2715&r=ReP-21215121. González, J. (Coord.) (1996). La Prensa Local en la Región de Murcia (1706-1939). Murcia. Edita Universidad de Murcia (p. 25). 122. Hoja del Lunes 4/12/1972 123. Miguel Rivera, nacido en Córdoba, era director del Instituto de Murcia (1924-1934), catedrático de Historia Natural, Fisiología e Higiene, desde 1904. En 1918 logró constituir la Federación Republicana de Murcia. Llegó a ser diputado a Cortes desde junio de 1931, obteniendo más votos que el futuro ministro murciano Mariano Ruiz Funes, y delegado del Gobierno en la Confederación Hidrográfica del Segura dicho año. Fallecía en Madrid, en enero de 1934. El Liberal 25-11-1918; 24-1-1934. Levante Agrario 1-5-1931. 124. Manuel Navarro nació en 1894, casándose en 1930 con Gloria Martínez Sánchez. Abogado y periodista firmaba como Radicalillo. En la masonería tomó como símbolo Rosini. Hablaba francés e italiano. 37


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guel Rivera Ruiz, con el símbolo Riviere. En diciembre de 1923 se convierte en logia, con 14 miembros. Será su nombre Miravete. En ella permanecerá Ricardo Serna hasta 1933, al menos. A Rivera le sucederán el farmacéutico José Moreno Galvache y el profesor Javier Paulino Torres. Destacamos el trato personal en Orán de Ricardo Serna, durante el exilio, con otros miemMiguel Rivera Ruiz. bros de la masonería: Alejandro del Castillo Roda, Marcial Morales Martínez, Francisco García Rojo, Julio Mangada Rosenorm, Manuel Estrada Manchón, Fernando Souza Souza o Rodolfo Llopis Ferrándiz. El Exilio Al finalizar la Guerra Civil Española, en marzo de 1939, ha de huir de Murcia, camino del norte de África, acabando en un centro de internamiento de inmigrantes, un verdadero campo de concentración en Orán. El 27 de marzo salía de Murcia, desde la Puerta de Orihuela, junto a Barrilado y Eduardo Cortés, camino de Valencia, para seguir hacia el norte, pero son advertidos de que no conseguirán gasolina, por lo que retornan a Alicante. Aquí acabarán embarcándose en el vapor inglés Stanbrook, comandado por el capitán Archibald Dickson. Compraron el pasaje por 200 pesetas en la sede de Izquierda Republicana, si bien no aparece ninguno de los tres en la lista oficial de pasajeros. A bordo iban, oficialmente, 2.638 pasajeros, aunque se estima que debemos sumar otros 400. Y es que la lista no se elaboró conforme se 38


Ricardo Serna Alba y El Liberal. Exilio en Orán.

subía a bordo, sino cuando descendían del barco en Orán, sin tener en cuenta a aquellos que bajaron al poco de llegar, en las primeras cuarenta y ocho horas, caso de ancianos o heridos. Faltando quince minutos para las once de la noche del 28 de marzo partía el carbonero de Alicante, en dirección a Orán. Arriban al anochecer del día siguiente, tras 22 horas de travesía, si bien no permitieron bajar a puerto a los refugiados. En esta categoría incluimos a Ricardo Serna125. Avanzado el día 30 de marzo Ricardo Serna logrará bajar, con mucha suerte, teniendo en cuenta que muchos permanecerán a bordo varias semanas más. Será conducido al Campo de Internamiento nº 1, donde conocerá a otros murcianos o andaluces, con los que compartirá la penuria y las estrecheces: Esteban y Carlos Calderón Martínez, Félix Echeverría, García Rojo, Manuel Beltrán, Francisco Rodríguez, Germán Pérez Mendoza, Raimundo Morales, Isaac Álvarez, Juan Tomás, Alfonso Pérez Sastre,… el lugar en el que permanecieron era la antigua prisión de Orán, en la calle General Cerez. El 6 de abril era trasladado al Campo de Internamiento nº 2, a las afueras de Orán, en la Avenue de Tunicie, instalándose en una tienda de campaña junto a diversos personajes llegados de Murcia. El 29 de julio era trasladado al campo de Relizane, con otros 800 compañeros de desgracias. Deja la tienda de campaña y pasan a vivir en pequeños barracones, adaptados para 20 refugiados cada uno, en unos terrenos cerca del mar, sobre un antiguo cementerio moro. A 200 km de Orán. El 10 de agosto logrará salir de este campo, para instalarse en la ciudad de Orán, gracias a Antonio Más, que estaba instalado en dicha ciudad, junto a su familia. A partir de ese momento debe 125. En los años treinta los buques de pasajeros tardaban en realizar la travesía de Alicante a Orán, sólo diez horas. Al menos así se anuncia el Goubernaur General Laferriere, que salía de Alicante todos los martes a las siete de la tarde. 39


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buscarse la vida, buscar alojamiento y la comida. Interviene entonces Marcial Morales, que le consigue un pase para poder comer en el SERE, junto a otros refugiados. Para entonces aún no ha conseguido que su esposa y su hijo salgan de Málaga, a donde se habían trasladado,y se reúnan con él. En noviembre de 1939 escribía a La Panne (Bélgica) a su amigo, el diputado y ex ministro Mariano Ruiz Funes, quejándose que el SERE ayudaba a los refugiados sindicalistas, pero que dejaba de lado a los políticos de partidos republicanos126. En esos momentos Ruiz Funes ya preparaba su abandono de Europa, para dirigirse hacia Cuba, donde permanecerá unos meses, acabando su periplo en México. A comienzos de 1940, por fin, llegaban a Orán su esposa y su hijo127. De aquí partieron hacia Argel, y tras un deambular por el norte de África, acabaron en Casablanca, a comienzos de 1942, y tras conseguir un visado128, embarcaron con destino a México, arribando a Veracruz, con su esposa y su hijo Ricardo129. Llegaron a bordo del buque Guinea, en el que viajaban otros 80 españoles. Llegaron a Veracruz el 12 de junio de 1942. El buque estuvo financiado por el JARE, por un montante de 20.700 dólares. En el exilio llega a dirigir una revista para mujeres, llamada Paquita de jueves130, que se editó a lo largo de los años cuarenta. Previamente estuvo vendiendo terrenos en el Polanco. También escribió varias letras para canciones rancheras e incluso dos guiones, que nunca llegaron a representarse: Las Venus de las Rosas y Alas de la Victoria. Su entretenimiento, al igual que cuando estaba en Murcia, era reunirse con los amigos a tomar 126. Los fondos del SERE, a decir de Francisco Olaya Morales, procedían del expolio, se administraron sin control y en beneficio de los cargos cercanos a Negrín. 127. Ricardo Serna Rivera casó en primeras nupcias con Rosa Rodriguez, teniendo por hijos a Ricardo, Enrique (1959), Carlos y Ana Mª; y en segundas con Esperanza Bacha Cárdenas, fruto de éste matrimonio nacería Álvaro. 128. Firmado por Indalecio Prieto, previa carta a Ernesto Hidalgo. Fue ayudado por el SERE (Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles), presidido por Pablo de Azcarate. En México lo dirigía José Puche Álvarez. Se calcula que en Casablanca debían haber unos 3000 españoles, a los que ayudó el JARE (Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles). 129. Archivo General de la Nación, México. RIEN, 249, 002. Llegó el 12 de junio de 1942. 130. Existía también la revista Paquita de lunes. Ambas pertenecían al general José García Valseca. 40


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El Liberal de Madrid. 5 de septiembre de 1936. Dos ministros murcianos.

Ficha de entrada de Ricardo Serna en MĂŠxico. 1942 41


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un café, jugando al póker o al dominó. En 1948 la vida le sonrió con una hija a la que bautizó con el nombre de Adela María de la Fuensanta Guadalupe131. Murió de diabetes en 1950, cuando contaba con 59 años. Su esposa vivió hasta los 97 años, falleciendo en 2005.

Portada de la revista Paquita de Jueves, con Lupe Vélez. Enero 1945 131. Casó con Jesús Vargas, teniendo dos hijos: Adela y Jesús. 42


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Bibliografía Ayala : A. 2009 La masonería en la Región de Murcia. Ediciones Idea. Tenerife. Bouzekri, N. 2012. Derrotados, desterrados e internados españoles y catalanes en la Argelia colonial. La Memoria olvidada o el miedo a la memoria. (1936-1962. Universidad Autónoma de Barcelona.Tesis Doctoral. González Martínez, C 1999 Guerra civil en Murcia. Edita Universidad de Murcia. Hernández Tomás, J 1953 Yo fui ministro de Stalin en España. Editorial América. México Herrero López, A 2007 El dinero del exilio: una responsabilidad compartida. Editorial Siglo XXI. Madrid. Martínez Leal, 1993 República y guerra civil en Cartagena (19311939). Edita Universidad de Murcia. Martínez Leal, J 2005. “El Stanbrook. Un barco mítico en la memoria de los exiliados”. Pasado y memoria. Revista de Historia Contemporánea, nº 4, pp. 65-81. Vilar Ramírez, J Bª 1983 “Relación nominal de los militantes republicanos evacuados de Alicante por el buque inglés Stanbrook con destino a Orán en 28 de marzo de 1939”. Murcia Anales de Historia Contemporánea, nº 2, pp. 273-330. Imágenes Los dibujos de personajes que aparecen en el texto corresponden a reproducciones tomadas de El Liberal de Murcia. Las fotos de Ricardo Serna Alba pertenecen a los nietos, afincados en México, donde nacieron. Las ilustraciones de Orán nos han sido cedidas por Vicente Giménez Vicente, murciano de adopción, 43


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nacido en dicha ciudad argelina. Dos de las correspondientes al Stanbrook han sido descargadas de internet que, si bien aparecen reproducidas en diversos enlaces, en ninguno se especifica la fuente original. De una de ellas nos ha sido cedido el uso por parte del archivo de Alcoy. La correspondiente al capitán Archibald Dickson pertenece al archivo familiar del mismo, cedida a Daniel R. Moya Fuster. Algunas imágenes nos han sido cedidas por Fundación Pablo Iglesias y la Asociación de Memoria Histórica de Miranda de Ebro. Las fichas de los exiliados corresponden a la Secretaria de Estado de México.

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Ricardo Serna con su esposa e hijo, por las calles de México.

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Paseando por las calles de México.

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Diario de Orán. El precio de la integridad Desde el 27 de marzo hasta el 4 de noviembre de 1939, Ricardo Serna fue escribiendo un detallado diario de lo que acontecía en su devenir cotidiano. Por el discurren personajes de su entorno, amigos, correligionarios, sensaciones, pensamientos…, el día a día, al fin y al cabo. El 27 de marzo de 1939 la Guerra Civil Española ha llegado a su etapa final. Fracasados los intentos de la Junta de Madrid por alcanzar una paz digna con el gobierno franquista de Burgos, los miembros del gobierno republicano en Murcia, sobre quienes pendían amenazas de muerte, tuvieron que abandonar España para poner a salvo sus vidas, en compañía de los intelectuales y políticos antifascistas más destacados. Entre los cientos de personas que zarparon de Alicante con destino a Orán, a bordo del vapor Stanbrook, viajaba uno de los periodistas más importantes de la Región de Murcia, Ricardo Serna Alba, que había defendido la causa republicana desde las páginas de El Liberal. Para un periodista acostumbrado a la resonancia de sus ideas, quedar reducido al silencio equivalía a una mutilación. Ricardo Serna, al salir de Murcia, comenzó escribir una crónica íntima del exilio, por instinto de supervivencia, como si buscara en la escritura un punto de equilibrio o una tabla de salvación. El resultado es el Diario de Orán, un testimonio personal y sobre la vida de refugiados españoles en los campos de concentración de Argelia, en los que un idealista desencantado somete a examen los infinitos disfraces de la rapacidad humana, en busca de una clave para explicar el vuelco traidor de la historia que lo ha condenado al destierro. Como decía Ramón Gaya…, el exiliado lo es de por vida. 47


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El Diario de Orán es una piedra angular en la trayectoria intelectual de Ricardo Serna, porque nos permite asomarnos a su pensamiento íntimo. Al perder su tribuna pudo emprender la aventura, nueva para él, de escribir un reportaje introspectivo donde podía mostrarse de cuerpo entero. En los editoriales que Serna publicó desde los meses anteriores al triunfo del Bloque Popular hasta la caída de la República, la necesidad de combatir la propaganda enemiga y elevar la moral de sus correligionarios le impidió muchas veces ejercer a fondo el espíritu crítico para señalar los desatinos y los brotes de corrupción que advertía en el bando republicano. En las páginas de su diario ya no tuvo impedimentos. Por eso ahora cala más hondo en la radiografía de la sociedad española y ya no busca las causas de la derrota en factores de alta política, sino en la suma de pequeñas claudicaciones que la hicieron posible, con la agudeza de un observador acostumbrado a detectar las dobleces del carácter y los intereses ocultos debajo de las consignas. Su disputa con un ex representante del Sindicato de los Trabajadores de la Tierra, introductor del stajanovismo132 en el campo español, que en los años de la guerra jamás tomó un azadón, pero gozó de grandes privilegios burocráticos por ocupar ese puesto, es una pieza memorable de la picaresca política española, que exhibe la impostura y el carácter parasitario del falso colectivismo. Uno de los aspectos más sorprendentes de este diario es la ecuanimidad y la entereza que Serna mantuvo contra viento y marea, aún en las circunstancias más angustiosas de su cautiverio. Hacinado en una tienda de campaña, sufriendo privaciones y sin saber cuándo podría reencontrarse con su familia, lo más natural hubiera sido que su diario fuera un “muro de las lamentaciones”. Pero Serna, en medio del caos, se las ingenió para conservar la claridad de su pensamiento, el único bien que la desgracia no había podido quitarle. Por eso el Diario de Orán, más allá de su invaluable aportación a la microhistoria de la gue132, Movimiento obrero de la antigua Unión Soviética, iniciado por A. Stajanov, consistente en el aumento de la productividad por iniciativa del propio trabajador. 48


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rra civil española, es una lección de vida en el sentido más noble de la palabra, pues por debajo de su contenido anecdótico subyace un tema vigente en todas las épocas: la batalla de la lucidez contra la desesperación y el dolor.

DIARIO Murcia, 27 de marzo de 1939 Ayer domingo se rompieron las negociaciones entre la Junta de Madrid y el gobierno de Burgos. Por el sector de Córdoba atacan los nacionalistas, Franco no quiere una paz que haga posible la convivencia. Veo difícil la situación y es preciso partir rápidamente para no ser devorado por el rencor fascista. He pasado la noche en el gobierno militar. Una vez más confirmo que en los centros dirigentes se carece de sentido para apreciar exactamente la situación. Hoy lunes salgo a la calle temprano. Los establecimientos están cerrados. Nada se observa en la ciudad que sugiera inquietud. Hay calma, pero una calma aparente, precursora de acontecimientos. La Junta de Madrid ha jugado mal las negociaciones. Los frentes, imposibles ya de ser sostenidos, se derrumban por la defección y el abandono. Rotas las riendas de la disciplina nadie obedecerá a los mandos, y cuando la República, ya en el suelo, intente la evacuación de los suyos, el fascismo aprovechará el momento para cortar la retirada. Con mi amigo Cortés133 logro adquirir un coche facilitado por el gobierno militar y conseguido después de mil gestiones burocráticas. 133, Se trata de Eduardo Cortés Giménez, nacido en 1898 en Cantoría, Almería. Abogado. Emigraría a México en noviembre de 1941. En 1931 es Presidente de la Asociación de Riegos de Cantoría. En abril de 1936 de presentaba a las elecciones, en Almería, por los Republicanos de Izquierda. Heraldo de Almería 21-1-1931. La Voz de Almería 28-4-1936. 49


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Regreso a mi hogar y almuerzo sin gana. A las tres vendrá el auto; es preciso despedirme de Adelita y del Caco. La tardanza del vehículo hace que las despedidas se vayan repitiendo. Me afecta excesivamente el trance y trato de evitarlo. ¿Cuándo volveremos a vernos? ¿Qué suerte nos depara el destino? Quiero a mi mujer con idolatría y a mi hijo también. Deseo ser fuerte, pero no puedo. Una emoción de ternura me arrasa los ojos de lágrimas y me estruja el corazón. Todavía beso a mi hijo, que me despide en el vestíbulo, y ya no puedo más... Salimos en un Chevrolet por la Puerta de Orihuela en dirección a Alicante. Nadie en Murcia nos ha visto salir. Vamos Cortés, Barrilado134 y yo. Al llegar a Alicante nos dirigimos al gobierno civil. Hay más de un centenar de coches en los alrededores del edificio. Todos los han traído gentes con la misma apuración.

Ficha de Francisco Barrilado a su entrada en México. 1942 134, Es Francisco Barrilado Medina, contable de Solidaridad Internacional Antifascista, de 31 años, nacido en Almería en 1908. Casado con Carmen de la Vallina. Tras su paso por Orán, acabó en Casablanca, donde tomó el Nyassa, arribando a Veracruz, México, en septiembre de 1942.

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Nos recibe Amador, que nos comunica impresiones. Hay dos barcos en el puerto dispuestos a transportar gente, pero la Junta de Madrid no deja salir a nadie. De Cartagena zarpó un buque de siete mil plazas, y salió vacío porque así se le ordenó. Se sueña por lo visto con la paz luminosa y la evacuación ordenada. Sin embargo, el ambiente no es de amable y fraternal solución. Hay algo desconocido, difícil de captar, pero que se ve en la calle, en la cara de los guardias, en la actitud de cuantos elementos de coacción reciben órdenes. Destempladamente echan del “hall” del gobierno al General Moliniers y a mí, sin que nos sirva invocar al propio Solé que le había encargado estuviera allí. Nerviosos cruzan los pasillos del local distintos personajes y personajillos que quieren salir de España. Hay que irse a acostar porque al que a las diez sorprendan en la calle será detenido. Dormimos en el hotel Palace, que me trae recuerdos ya nostálgicos de otros días menos inquietos en los que estuve con mi esposa. 28 de marzo A primera hora de la mañana salimos para Valencia. Nadie sabe nada de la situación. Todavía no ha salido la prensa. Con la inquietud natural nos ponemos en marcha. Quiero escrutar en el rostro de las gentes que se cruzan con nosotros el rumbo de los acontecimientos. Pero nada me dice el gesto de los que esperan tranquilamente en los controles, ni los ocupantes de los coches que van en dirección contraria a nosotros. Aproximadamente a las ocho llegamos a Benidorm, después de haber pasado las interminables curvas y pendientes que hay antes de Villajoyosa, y desde las cuales se domina un paisaje dulce y sereno unas veces, bravío y potente otras, en las mil confabulaciones del mar con la montaña. Llevamos algún café y queremos desayunar. No encuentro al secretario del ayuntamiento, a quien conozco. Cuando regresamos al coche, el “chofer” nos dice que en Valencia no hay gasolina. Nos exponemos por lo 51


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tanto a no poder regresar. Continuamos hasta Altea para informarnos mejor. Ahí nos confirman la noticia. En el restaurante nos dicen que todos los que salen en barco son apresados por los facciosos. Ciudad de pescadores, conocen bien de lo que hablan. Y nos citan nombres de antifascistas que salieron del puerto de Alicante y los llevaron a Palma. Decidimos regresar y llegamos a Alicante a las doce. Directamente vamos al aeródromo del Air France. No hay avión. En estos momentos en que la Detalle de una página manuscrita del Diario de Orán República tanto lo necesita, solo hay servicio jueves y sábados. Al regreso nos comunican que la Junta ha autorizado la salida de un vapor inglés en el que nos podemos ir. Tomamos un brebaje que aspira a ser un “cocktail” y almorzamos en un hotel explotado por el sindicato gastronómico donde por un duro nos demuestran cómo se pueden echar a perder unas lentejas y un puñado de arroz poniéndolos a la lumbre. En Izquierda Republicana obtenemos el pasaje por doscientas pesetas y nos dirigimos al muelle después de coger los equipajes. Hay un gentío enorme apretujado en la aduana. Unos nos mi52


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ran con curiosidad y otros con rencor. De buena gana no nos dejarían salir. Registran los empleados nuestros equipajes y los carabineros nos piden las pistolas, prueba de que quieren continuar sirviendo al régimen que va a implantarse quizás dentro de breves horas. Se observa en ellos cierto desprecio hacia nosotros. En la psicología de estos hombres se observa que han recuperado su antigua pose fiscal. Preguntan si llevamos plata y a algunas señoras les quitan monedas acuñadas. El ambiente va cerrándose más, viéndose tras de la máscara protectora y complaciente una reserva hostil. Los jefes militares que se quedan despiden a los que se van. Llegamos ante el Stanbrook, un carbonero inglés de mil trescientas toneladas, donde vamos a entrar unas tres mil personas. Primero entramos los que llevamos pasaporte y después furtivamente sube todo el que quiere. Pronto se produce a bordo el barullo. La tripulación y los responsables invitan a la gente a entrar en las bodegas. La tarea es difícil. Uno a uno van descendiendo por la escala abrumada, las bodegas se llenan, el barco no puede alojar en su vientre a más pasajeros. Se retrasa la salida porque se esperan unas gentes. Anochece y la nave que debía partir al amanecer continúa anclada. Las siete, las ocho, las nueve... Las calderas están encendidas, pero el barco no sale. Unos jovenzuelos se sitúan en el muelle ostentando descaradamente las insignias fascistas en el brazo. Frente al buque están abandonados los automóviles lujosos que trajeron los personajes que después de haber ocupado puestos de importancia emigran a la hora infecunda -para ellos- del fracaso. Saludos a los amigos y conocidos de distintas provincias; hablamos solo de los que no quisieron o no pudieron venir. Hay dentro de la tristeza de la partida cierta euforia. Se piensa que la salida será fácil, el viaje seguro. No se sabe si iremos a Orán o a Marsella, pero se tiene la evidencia de que la Junta de Madrid ha convenido la evacuación con el gobierno de Burgos.

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Siento la tristeza de la partida. En Murcia quedan mi mujer y mi hijo, y a ellos les envío mi recuerdo emocionado. Ahora no soy nada, he dejado El Liberal, donde tantos años trabajé para hacer un periódico sereno y orientador de mí pueblo. Y mi cargo de magistrado en la Audiencia, que me confió la República, donde solo hice el bien aplicando la justicia con la dulzura de la misericordia, resistiéndome a perseguir a los hombres por sus ideas. Me opuse a toda pena de muerte y solo voté aquello que era irrefrenable, porque así lo imponían las circunstancias de guerra. Ahora soy un viajero que se instala con su maleta al pie del palo principal en un barco de emigración donde veo a gentes de todas clases, de todas condiciones. Los que se expatrían, después de una honrada labor, y los que huyen temiendo la justa sanción de los que llegan. Abarrotado el barco, empiezan los preparativos de salida. La aglomeración me expulsa de mi primitivo puesto y me sitúo en la barandilla de estribor. Contemplo el juego maravilloso de las estrellas con el mar. Unos luceros se bañan en el agua, mientras las olas los mecen y los multiplican en conspiración con la suave brisa que nos acaricia. El barco hace la maniobra para despegar del puerto. Son las once (las 23) menos cuarto del día 28 de marzo de 1939. A los quince minutos, cuando el vapor sale de la bocana del puerto, se produce una gran explosión seguida de otras. Desde estribor, frente al pasillo de máquinas, contemplo a unos centenares de metros el siniestro estallido. Es la aviación enemiga, que por lo visto ha tenido la confidencia de la salida y quiere enviarnos el trágico mensaje de la muerte. Un abanico gigantesco, negro al principio, dorado luego por el esmalte de la pólvora quemada, se abre ante nosotros. Sucesivamente las bombas incendiarias prenden un tinglado. El barco se estremece por una sacudida de terror. Esperamos nuevos ataques y la tumba definitiva que ha de sepultarnos para siempre en los abismos del mar.

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Contra lo que podía pensar permanezco sereno y aguardo convencido la muerte que creo inevitable. Con el pensamiento en los míos celebro que no me hayan acompañado en el viaje. El Stanbrook se ha detenido un momento, pero pronto reanuda la marcha. Navega despacio, a unas ocho millas por hora. Transcurren unos minutos y no oímos ni vemos nuevas explosiones. En el puerto sigue ardiendo algo que no sabemos qué es hasta que se extinguen melancólicamente las bengalas que los aviones extranjeros han prendido en el puerto con sus artefactos terroristas. Ha renacido la calma, aunque queda en todos una predisposición a la inquietud por cualquier incidente. Hincado en mi sitio hago un monólogo mental. Obtengo la conclusión de que en la vida no existe el peligro; no hay más que el miedo. El peligro es una situación en la que la suerte se bifurca hacia el no ser o el ser. Me refiero al peligro de morir. Si nada nos ocurre ¿a qué temer? Y si perecemos ¿cómo hemos de poder lamentarlo? Desterremos siempre en todo riesgo el temor y habremos triunfado de la mitad de los prejuicios de la

El buque Stanbrook, salida de Alicante. Fototeca municipal de Alcoy 55


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vida. El buque en que vamos no parece ofrecer demasiadas garantías. Ostenta el pabellón británico, pero se debe a una tolerancia de Inglaterra, pues va camuflado. El capitán ordena colocar las luces en su sitio. Navegamos despacio. La luna lo ilumina todo y no es posible navegar de incógnito. Los barcos nacionalistas nos descubrirán sin remedio y tal vez nos apresen para llevarnos a uno de sus puertos. A lo lejos aparecen las luces de otro barco que a pocas millas navega paralelamente a nosotros. Pronto se extiende el rumor de que los barcos facciosos nos persiguen. Sentado en el suelo sobre cubierta, con el frío en el cuerpo y en el alma logro quedarme dormido. Me despiertan unos viajeros impertinentes que no hacen más que recorrer la nave desde proa a popa y desde popa a proa. Como la aglomeración es total, tengo que levantarme para dejarles paso. Nuestros perseguidores vienen más cerca; tengo el presentimiento de que nos cogerán sin remedio, pero la resignación y el cansancio me rinden. Poco después tengo que dejar paso a la inoportunidad de otros señores y veo que frente a mí están las luces de los barcos facciosos. En el Stanbrook, nuestros compañeros encienden constantemente los mecheros para fumar. Les increpo duramente la imprudencia, puesto que pueden facilitar a los facciosos que nos descubran. Se unen otros a mi protesta, pero nos contestan con desahogo y despreocupación, aparentando indiferencia a pesar de estar dominados por el miedo. Pronto me doy cuenta de que con nosotros van no pocos indeseables. Son gentes de presa que aprovecharon la guerra para saciar sus instintos y ahora corren la aventura de la emigración en verdadero turismo político. Amanece. Gracias a las hábiles maniobras del capitán hemos escapado de los barcos facciosos. Nos vamos a popa, donde comentamos los incidentes. Nadie sabe las millas que faltan 56


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para Orán ni a qué hora llegaremos. Tampoco acierta nadie a decirnos dónde nos encontramos. Solo mar y cielo aparecen ante nuestros ojos. A media mañana una bandada de gaviotas nos ofrece el saludo grácil de sus revoloteos. Seguro que la costa está cerca. Cerca, pero ¿a qué distancia? Es otra duda que nadie aclara. Nos dicen que a las dos de la tarde llegaremos al puerto. Aproximadamente a esa hora descubrimos las costas africanas. Se cruzan con nosotros otros barcos, pero no son españoles. Creemos estar en las aguas jurisdiccionales francesas y fuera del peligro de ser capturados. Entramos al oscurecer en Orán; después de no pocas maniobras logramos atracar. Sin embargo, no salimos a tierra. ¿Por qué? Al principio se nos había dicho que íbamos a desembarcar de noche. Pronto circulan órdenes de que todo mundo baje a la bodega. Esta indicación se viene haciendo antes de llegar al puerto, alegando que no gustan los franceses de ver tantos emigrados a bordo. Ni antes ni ahora hace nadie caso de la indicación. El pasaje, que no se caracteriza precisamente por su disciplina, se acumula sobre la banda de babor. Los marineros dicen que hay peligro de que el barco, que se inclina demasiado a la izquierda, se hunda. Los de máquinas amenazan con salir porque la nave ha perdido estabilidad. Pero nadie se mueve. Estos emigrados, que han vivido una guerra civil y una revolución y que en cerca de tres años han hecho en su mayoría cuanto les vino en gana, permanecen cazurramente en el mismo sitio. Ahora me extraña menos -si algo me hubiera extrañado- que se haya hundido la República. Por este sistema de conducta nos vemos hoy fuera de nuestra patria los que desde los primeros momentos quisimos que España fuera en la guerra una democracia modelo con la más augusta expresión de la ciudadanía, con respeto y corrección, elevando la sensibilidad de la gente y demostrando merecer un triunfo que ciertamen57


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te habríamos conquistado. Pero estos recalcitrantes no saben nada de molestarse en bajar a la bodega y dividirse entre babor y estribor. Piensan que los engañan o que en todo caso deben hacer lo que se les antoje. Exactamente igual hacían en su país y era inútil que los hombres de buena fe trataran de encauzarlos. Prende el rumor de que hay dificultades para desembarcar. Y hasta se dice que nos van a devolver a España, cosa que produce un efecto poco agradable. Después de la inspección sanitaria se asegura que desembarcaremos al otro día. El barco es un hervidero humano. Hay brutalidades e incidentes. Estamos un día juntos, y a pesar de ser una la causa de todos, empezamos a soportarnos con dificultad. El que quiera saber lo que resiste la fraternidad humana que meta a los hombres del mismo pensamiento en un barco con escasos medios de comodidad y alimentación. Se disputan los sitios del barco y ocurre como siempre que los más audaces y desaprensivos ocupan los mejores. Algunos hacen corros para comer. Hay quienes llevan ricas viandas. Los que han explotado la guerra y han vivido en plena orgía mientras el pueblo sucumbía de hambre, dan también aquí la nota desenfadada de su hartura. No hay sitio para estar todos acostados. Me siento sobre el banco que cubre la cadena del timón y así paso la noche, con la cabeza apoyada en el hombro de un compañero. 29 de marzo Con las molestias e impertinencias consabidas, durmiendo penosamente con intermitencias, desisto ya de descansar cuando no ha amanecido aún. Desde el barco diviso la ciudad iluminada como una urbe virreinal antes de la guerra. A todos los españoles nos ha producido admiración esta ciudad tranquila que duerme con todas sus luces como ornamento de la noche, sin miedo a la aviación. Pero tenemos el presentimiento de que 58


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El Stanbrook en el puerto de Orán. Fundación Caja Mediterráneo.

esto no durará mucho. La política internacional, de suyo difícil, amenaza con el espectro de la guerra, y todas las precauciones de los estados democráticos y el asustadizo sigilo de sus hombres eminentes estallará inevitablemente en una gran explosión mundial. Entre noticias contradictorias y una perezosa somnolencia transcurre la mañana. El sol empieza a demostrarnos que estamos en África. Unido al cansancio nos hace insoportable la permanencia en el barco. La gente, fiel a su propósito de molestarse mutuamente, sigue circulando en distintas direcciones, siendo imposible entenderse ni aprovechar el espacio para estar lo menos molesto posible. La peregrinación al grifo del agua y al water es constante y angustiosa. Se pierde la tarde entre rumores pesimistas sobre nuestra suerte y cierra la noche con una tormenta. Y lo mismo que la noche anterior, pero con la complicación de la lluvia y el frío, duermo como puedo en el banco que cubre la cadena del timón mien59


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tras respiro tranquilo una vez más por no haber hecho a Adelita y al Caco partícipes de esta interminable aventura.

El Stanbrook en el puerto de Orán. Fundación Caja Mediterráneo.

Orán, 30 de marzo Otro día igual al anterior. Avanza la mañana sin nada notable. Las mismas molestias, la misma aglomeración y las caras más macilentas. Sentimos sobre nosotros el peligro de que la vida en el barco se estabilice y con ello estemos cada día peor. He sufrido un derrame y se me han inflamado los tobillos. El caso me produce una gran molestia. No puedo andar, tengo fiebre y una sed insaciable. La gente me ve con absoluta indiferencia y a nadie conmueve mi situación. Aquí cada uno tiene bastante con su problema y no es la fraternidad la nota característica de este núcleo humano insensibilizado por las circunstancias. Voy a la enfermería del barco, una enfermería instalada en el water y en la que una vieja bañera de hojalata ocupa el mayor espacio del departamento. Un médico me cura con una tintura y me venda los pies. En la cocina que está próxima, unos individuos entrometidos toman café con leche mientras que el 60


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capitán o un mandamás de la tripulación se indigna del asalto. A mí me han dado una taza, que abrasa, y la dejo al primer sorbo para no provocar cuestiones. Logro encontrar asiento sobre unos sacos. Dicen que se van a llevar a los enfermos. Acudo a la escala de desembarco y me empujan impacientes e indignados de que yo me vaya los que quieren irse primero por creer que son más enfermos que yo. Afortunadamente el médico que me ha curado da el visto bueno para el desembarque. - ¿Es que piensa usted irse?- me dice amenazante un “camarada”. - Naturalmente; estoy enfermo. - Más lo están otros. - Pues que se vayan también. - Pero se irán antes. - Bueno, -respondo- aquí se hará lo que diga el médico, que es quien entiende de estas cosas. Y el médico satisfecho de que haya reconocido y proclamado su autoridad, ordena que me abran paso y salto a una lancha con mi equipaje, que ha sido transportado por Barrilado y Cortés. Dicen que vamos al hospital. No tengo idea de la hora que es. El traslado en lancha resulta un delicioso paseo. Pasamos junto al Centella, otro barco de evacuados, y diversas embarcaciones más, hasta que llegamos al puerto y saltamos a tierra. En un coche sanitario nos llevan a la comisaría donde examinan los pasaportes. La operación es laboriosa. Un comisario que habla español y fuma su pipa me hace la ficha. Pregunto dónde se puede beber agua y un obrero fornido con aspecto de cargador del muelle me dice cortésmente: en Francia no pida usted agua; aquí sólo se bebe vino. Mientras arreglan los papeles de los demás salgo a la calle. Un policía sale de la comisaría y me pregunta, afable pero imper61


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tinente, que dónde se me ocurre ir. Comprendo que no tengo libertad de movimientos. Ya me habían dicho que aquí metían a la cárcel a los emigrados de España. Bien pronto se confirma este anuncio. Nos hacen subir a un coche celular donde el exterior solo se ve a través de unas rejillas tupidas y pequeñas. Subimos custodiados por guardias y policías que nos tratan cortésmente, pero con gran cuidado en la vigilancia. Ante el coche se agrupan con curiosidad y afecto personas del pueblo. Nos envían paquetes de bollos y confituras. A los hombres nos dan también tabaco. De los grupos salen frases de aliento y de cariño. Una mujer emocionada por estas efusiones prorrumpe en llanto. A todos se nos saltan las lágrimas. Los “terribles rojos” que ocupamos el coche celular somos tan sensibles que ante estas efusiones sencillas entregamos el corazón. El automóvil cruza las principales vías de Orán. Nos agrada esta ciudad con su aspecto normal, sobre todo con los establecimientos abastecidos, y en general con ese aspecto de toda población que vive la paz, sin esa tensión conminatoria y esa ansiedad a que nos tenía acostumbrados la guerra. Llegamos ante un edificio y se nos hace bajar: estamos en la Prisión de Orán. Decididamente vamos a la cárcel. Descendemos del coche y después de cruzar el patio central nos llevan a un departamento que a juzgar por su arquitectura debe haber sido capilla. Efusivamente nos saludan unos compatriotas que vinieron hace dos semanas y ocupan cargos al servicio del establecimiento: son García Rojo y Sierra135, dos marinos (?). Observan en mí síntomas de agotamiento y externan sus consideraciones. Nos anuncian que hemos de ducharnos y vacunarnos contra la viruela. Solo tengo ganas de descansar, pero es imposible sustraerme a la ducha porque una francesa, entre celadora y enfer135, Francisco García Rojo era mecánico, de 32 años. Atilano Sierra Rojo era un oficial gallego, del Regimiento Ligero de Valencia, miembro de la masonería. Tenía entonces 46 años, nacido en un pueblo de Pontevedra en el verano de 1892. Su esposa y sus dos hijas quedaron en Valencia. Falleció, años después, en Argelia. 62


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mera que viste uniforme blanco, nos obliga a todos. Me ducho con agua hirviendo y me enjabono todo el cuerpo. Lo que llevaba puesto debe pasar a la estufa. Es obligatorio ponerse el traje de rayadito azul, el clásico uniforme de las prisiones. Me encuentro así más en carácter, con un bienestar de cuerpo y de espíritu. El edificio es amplísimo, con dormitorios para cien personas, oficinas, cocina, lavabos, waters, todo apropiado al sitio donde se tienen que albergar normalmente los delincuentes y detenidos de la zona. Se observa una preocupación por la salubridad y la higiene. Me dan un plato, una cuchara, un tenedor y una taza de hojalata. El plato es de porcelana imitando cerámica. Un silbato anuncia que es la hora de la cena. Vamos al comedor instalado en uno de los patios. Mesas colectivas, como las de las escuelas, están bajo un cobertizo de uralita. Nos sirven un rancho que todos dicen está muy bueno, pero que yo no pruebo. Conozco a un buen muchacho de Albacete, Miguel García Toboso, que ahí ha sido alcalde y presidente del Frente Popular. Lamentamos los excesos cometidos en España por los extremistas. Me presentan a muchos aviadores. Dicen que llegaron en sus escuadrillas y en el aeródromo de Orán les dieron una especie de vino de honor, pero poco después los trajeron a la cárcel, que le han puesto el nombre pasajero de Centro de Refugiados para que no nos alarmemos. Por fin me dan una manta, un colchón y una cabecera de saco para que la llene de esparto. Hay que deshacer unas trenzas para obtener el relleno y decido acostarme como me lo dan, es decir, en el puro suelo con la funda de mi flamante jergón. Un poco de charla con los ocho compañeros de dormitorio y a dormir. 31 de marzo Al amanecer nos despertamos todos. Me entero de que he dor63


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mido junto a un aviador y Cipriano Mera136. Acompaña a éste un individuo fornido, bastante tosco, que se extraña de las expresiones francesas. - Aquí -exclama- a todo el mundo le dicen madame. A ti, Cipriano, te dirán madame Mera. - ¡Animal! Si eso se lo dicen solamente a las mujeres. Interrogo al líder cenetista sobre la gestión de la Junta de Madrid y descubro, porque él me lo dice, que no se enteró del nombramiento que se le hizo de jefe militar en el ejército del centro. Todos se lamentan de la falta de visión de la Junta de Madrid, que anunciaba la seguridad en una evacuación ordenada cuando a las pocas horas estaba la capital de España en poder de los nacionalistas y las carreteras cortadas. Uno de los españoles encargados de la limpieza invita a algunos de nuestro cuarto a que hagan hoy el servicio. - Yo -protestó uno- no he venido aquí a barrer. - Pues todos tenemos que hacernos las cosas. Se discute y como consecuencia de ello acude el comisario Squerre. El resultado es que el que protestó, Mera y otros son trasladados a un fuerte de la capital, es decir, de los alrededores de Orán, donde el régimen es más severo y disciplinado. A golpe de silbato anuncian el desayuno. Nos llevan la taza de café y le echamos pan. Resulta exquisito porque tenemos, más que apetito, hambre. Me enternecen estas sopas de café, porque constituyen el desayuno predilecto de Adelita. Ahora siento que no haya venido. Después de los peligros pasados, las penalidades que aguardan no serán precisamente muchas. Aquí hay bastantes mujeres sometidas al régimen del albergue, pero contentas porque tienen aquí a sus esposos e hijos. ¡Qué será ahora de mi mujer y mi Caco! El día transcurre en la pereza clásica de estos centros. Escribo a 136. Cipriano Mera Sanz. Miembro de CNT., ascendió a Teniente Coronel en 1938. En 1941 estaba en Casablanca. Acabó siendo entregado a Franco en 1942. En 1946 volvía, ya libre, a Francia. 64


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los míos y a Francia para que gestionen mi salida. A mediodía el almuerzo consistente en el plato único de patatas, garbanzos y bacalao. Me parece mejor que el día anterior, como a gusto. Pasamos la tarde en el patio central leyendo periódicos, hablando entre nosotros y con las visitas que vienen. Nos trasladan desde abajo al piso alto, instalándonos en un dormitorio a más de cincuenta. Sin nada notable, cenamos y hasta otro día. De cama a cama hablamos especialmente de los asuntos de España. ¿Qué ocurrirá en nuestra querida patria? Las conversaciones se van extinguiendo y poco a poco nos vamos entregando al sopor. Son nada menos que las nueve de la noche. 1° de abril Decididamente mi jergón no es de miraguano. Me despierto con la sensación de que me han molido a palos. Pronto reacciono: me lavo, me afeito y tomo mi café con sopas. Cuando empezamos a aburrirnos se nos da la orden de trasladarnos de habitación. Corremos varios pasillos y vamos con petates y maletas al segundo piso. Todavía no hemos terminado de instalarnos y se recibe contraorden: otra vez al mismo dormitorio. Recuperamos los antiguos sitios y a los pocos minutos nos indican que debemos ocupar otro salón, que el nuestro es para las mujeres que van llegando de los barcos. Nunca me ha parecido tan nociva la falta de seguridad en las órdenes de los funcionarios de la administración. Siempre he pensado en los perjuicios que ocasiona la displicencia de quienes tienen que organizar cualquier servicio. Aquí, un hombre que a lo mejor piensa en todo menos en los refugiados, ordena distraídamente que vayamos a un sitio. A su indicación, cien hombres se mueven con todo su equipaje para luego hacerles que deshagan lo hecho. El movimiento vuelve a repetirse. No tiene la cosa importancia, pero es molesto y vejatorio. Para los hombres de jerarquía militar que hay entre nosotros -el que menos es capitán- no deja de ser aleccionador 65


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este espectáculo. ¡Tantas veces habían movido a los hombres sin convicción y sin lógica! No cesan de acudir mujeres al Centre d’hébergement. Todas se saludan, gesticulan y vociferan produciendo un escándalo infernal. Los funcionarios empiezan a sentirse aburridos de la algarabía. Vienen con exigencias y gustan en invocar que son esposas de este o aquel personaje. La vanidad se quiebra un poco cuando todas se encuentran niveladas por un jergón, un plato la ducha y la vacuna. Por la noche nos dejan llevar la radio a nuestro dormitorio. Oímos las órdenes de Madrid, Barcelona y Valencia, enterándonos de las medidas que adopta la autoridad militar. Escuchamos un discurso internacionalista de Queipo y una emisión de Radio Verdad. El “speaker”, que según nos dicen es el cura de Balaguer o un jesuita italiano, habla con pasión rencorosa como siempre. En España le llamábamos Radio Ira, porque siempre hablaba alguien enfadado, aún cuando daba cuenta de los éxitos nacionalistas. Ahora que Franco es dueño de toda la península también vocifera destemplado y con una embozada excitación a la masacre. Nos alegra mucho haber salido del área de su influencia. La cosa acaba en comentarios regocijantes. Y como el día anterior, el periodista, los aviadores y demás refugiados nos acostamos a las ocho. 2 de abril El silbato nos despierta anunciando el desayuno. Después bajo al patio y hablo con el coronel Mangada137, tan refugiado como nosotros. En la misma situación se hallan el ex ministro comunista Jesús Hernández138 y otros con categoría de generales. 137. Julio Mangada Rosenorm. Nació en Cuba en 1877, falleciendo en Veracruz, México en 1946. Especialista en esperanto, vegetariano, miembro de la masonería; llegó a ser Teniente Coronel. Estuvo casado con Josefa Sanz. 138. José Jesús Hernández Tomás, nacido en Espinardo, Murcia, el 19 de febrero de 1907. Miembro del PCE. Dirigió Mundo Obrero en 1936. Fue ministro de Instrucción Pública, Bellas Artes (1936-37) y Sanidad 66


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Ficha de entrada en México de Julio Mangada

Empiezo a ver que es difícil salir de aquí. Jurídicamente no somos penados, pero nuestra vida es la de penados, dulcificada por un trato complaciente, aunque inflexible en lo que afecta a la disciplina. Nada de particular da el día, que transcurre en la monótona distracción de ir y venir por patios y pasillos hasta que cierra la noche. Día 3 Me he despertado con gran disgusto. Soñaba que estaba en Murcia con Adelita y el Caco, entregado a los afectos y a la convivencia familiar. Me ha dado poco gusto encontrarme en (1937-38), con los gobiernos de Francisco Largo Caballero y Juan Negrín. Compartió parte de su vida con Aurora Andrés Urquiola (1912-), con la que tuvo una hija en Madrid, Esther (1935-1995). En marzo de 1939 se organiza la huída de los cuadros comunistas. Para ello un comando de la 206 Brigada Mixta, con los hombres de Artemio Precioso, tomó el aeródromo de Totana. El 24 de dicho mes, a las 6 de la mañana, partían tres aviones de ésta escuela de vuelo, en dirección a Sidi-bel-Abés, en Argelia. A bordo iban José A. Uribes, Pedro Fernández Checa, Palmiro Togliati, Fernando Claudin, Crescencio Ramos Pérez, Federico Melchor y Jesús Hernández Pérez entre otros. Al llegar serían detenidos y llevados a la prisión de Orán. Uno de los aviones era el bimotor Havilland Dragon Rapide, con capacidad para 6-8-personas. La pareja de Jesús Hernández y su hija Esther saldrían de España, camino de México, donde arribarían el 19 de abril de 1940. Jesús, tras su aventura política en Moscú, acabó emigrando a México, donde se casó, en diciembre de 1948, con Lourdes Cemborain y Bergada, natural de Mazagan (Marruecos). Falleció el 11 de enero de 1971. Por su parte, la hija de su primera pareja, Esther casó con Sergio Bustamante, con el que tuvo por hija, en 1968, a Aurora Bustamante Hernández, actual dirigente del PRI, en Sonora. 67


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un triste camastro, rodeado de desgraciados, muerto de frío y en tierra extranjera. Me levanto de mala gana y sigo la trayectoria de todos los días. Todos nos llevamos bien. Empezamos a hablarnos de tú, pero por corrección y por hábito se impone el usted. En la mesa y en la habitación formamos grupo, ya sea por afinidad espontánea o por casualidad, el de Albacete139, Hernán, de Almería, Jesús Hernández Tomás. Ministro republicano, un muchacho sencillo que fue 1936-1938. Nacido en Espinardo comisario en la guerra y un soldado. Todos se han venido por miedo al fascismo. Ninguno ha venido por cosas inconfesables. Todos coincidimos en que se han cometido en la guerra muchos excesos y que en el barco vienen no pocos hombres de dudosa conducta. Entre los evacuados hay gentes pintorescas. Hay un viejo de ochenta años que no dice por qué se expatría, un propietario socialista y una mujer con cinco hijos, el mayor de ocho años. Con este bagaje ha salido de España por la única razón de que no quiere vivir con Franco. También han venido unas mujeres de conducta dudosa de una casa de mala nota de Cartagena. No me explico la relación que esto puede tener con la política. 4 de abril Desayunamos con la idea de que nos llevan a otro sitio no muy agradable. En el patio veo a Marcial Morales140, Esteban Calde139. Miguel García Toboso 140. Marcial Morales Martínez. En 1931 es miembro del Partido Republicano Radical Socialista de Cartagena. Al año siguiente lo vemos como concejal del ayuntamiento, ejerciendo como 4º teniente de alcalde. En 1934 68


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rón Martínez141, su hermano y el coronel Echeverría142, que han venido en el Centella de Cartagena. Me dicen que ahí se puso la bandera franquista y que los mismos fascistas los despidieron dándoles la mano y deseándoles suerte. Lamentamos que en España se hayan mezclado, tanto de una parte como de otra, elementos extraños, pues sin la influencia extranjera tanto en la República como en la España nacionalista todo habría acabado en un abrazo, lamentando los errores políticos pero sin rencores que satisfacer, porque entre las dos Españas no se habría abierto el abismo de tantos crímenes. Me invitan unos periodistas diciéndome que si mato algo y les digo que nada, pero me dan tabaco. 5 de abril El Centre d’Hébergement -como por eufemismo se denomina esta prisión- es bastante aburrido. Esta mañana me han designado para ser uno de los diez de la brigada de limpieza. Me he puesto a afeitarme y de conversación con marinos y aviadores. Mi trabajo se ha limitado a echar unos cubos de agua en el patio central. Lo demás que ha ocurrido durante el día es tan rutinario como en los anteriores. De los barcos siguen llegando mujeres. Tendremos que irnos para dejarles sitio. 6 de abril Los rumores de los días anteriores se confirman. Tenemos que irnos de este edificio para otro lugar, que no sabemos cuál es. Organizamos el traslado preparando el petate y las maletas. Hemos recibido la noticia con absoluta indiferencia. Nos sientan en unos coches celulares y nos trasladan al Centre d’Hébergeya es 2º teniente de alcalde. En agosto de 1936 es nombrado delegado del Orden Público para Cartagena y Fuente Álamo. 141. Esteban Calderón ya era comandante en 1925 y Teniente coronel en 1928. Al año siguiente lo vemos como Ingeniero artillero en Cartagena. En 1933 es destinado a Ferrol, como Coronel de Artillería de la Armada. 142. Félix Echeverría y Alegría. En 1932 es comandante del Cuerpo de Ingenieros. Ese año se casaba con Blanca Manzanares García. 69


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ment nº. 2. Se trata de unos antiguos almacenes de vinos, ahora vacíos, con varios salones enormes, capaz cada uno para doscientos individuos. Está en las afueras de Orán, en la Avenue de Tunicie. Es un sitio pintoresco que linda con magníficos edificios con una especie de jardín o de bosque y al fondo con el mar, que está a unos metros de este campo. Los obreros, en su mayoría moros, instalan cañerías de agua y realizan los demás trabajos de organización. Se nos da un rancho frío a base de “fois gras” y mermelada, todo exquisito. Me he traído la ropa mojada, la que tenía sucia y lavé antes de partir del otro centro, y la tiendo al sol con la oposición del encargado del nuevo campo, que asegura me la van a quitar. Esto hace que me pase la tarde vigilando la alambrada de espinos que nos guarda y aísla de la calle, donde he tendido las prendas de uso interior. Me he instalado en uno de los grandes almacenes, pero Marcial Morales se empeña en que me vaya a una tienda de campaña que ha traído con los amigos de Cartagena. Me cuesta trabajo dejar a los amigos que hice al llegar, pero razones poderosas me obligan a hacerlo143. Después de cenar bien, porque mis compañeros tienen conservas, salchichón y otros artículos, nos acostamos en el nuevo “local”. Justamente somos seis en la tienda. 7 de abril Estamos el subdirector de seguridad Raimundo Morales144, los hermanos Calderón Martínez145 de Cartagena, coronel de ma143. La razón no era otra que la de permanecer junto a otros compañeros miembros de la masonería. 144. Raimundo Morales Veloso, nacido en Barcelona en noviembre de 1898. Tenista de éxito mundial. Participó en la Copa Davis en 1926, 1927 y 1928; en 1924 había jugado en los Juegos Olímpicos de Paris, y fue campeón de España en cuatro ocasiones. En 1928 llegó a ser finalista del Campeonato Nacional de los EE. UU. Afiliado a la Agrupación Socialista de Barcelona, se presentó a las elecciones en 1931 y 1933 en las listas del PSOE. Licenciado en Filosofía y Letras. Sobrino de Fernando de los Ríos. Falleció en República Dominicana en septiembre de 1986. 145. Además del mencionado Esteban, nos encontramos con Eugenio, Guillermo, Carlos y Alberto. Eugenio era comandante en 1932 y Teniente de Navío dos años después, casado con Manolita Ibáñez Iglesias. Alberto era capitán de Infantería en 1931. Guillermo no estaba en Orán, ya que se había suicidado en Madrid, en 1934. 70


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Raimundo Morales Veloso. Fundación Pablo Iglesias.

rina uno y teniente coronel del ejército de tierra el otro; Echeverría, otro marino ingeniero naval coronel y de Bilbao; Marcial Morales, de Cartagena y yo. Como de costumbre nos despertamos al despuntar el día. Recuerdo que es Viernes Santo y hablo de las procesiones de Murcia. Otros años la Dolorosa salía de la Iglesia de Jesús para recibir el primer rayo de luz en la frente. Era un día de gala en mi tierra llena de eclosión primaveral. Me hablan del estado poco urbano de las calles murcianas, y convenzo a mi adversario de que en esas calles estrechas y tortuosas luce más la obra inmortal de Salzillo. Cuando la procesión desfila frente a un paredón del siglo XVIII se vive una estampa retrospectiva imposible de componer en las vías modernas de las grandes urbes, que destruirían la belleza y la poesía de una tradición. ¿Y por qué no añorar también los caramelos largos de Ruiz Fu71


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nes146 con los versos malos de los poetas locales? Estas añoranzas se reflejan en el espíritu con más fuerza que nunca. Lejos de la familia, en el exilio, sin patria, sin profesión, sin medios de vida y sin libertad, somos como seres que hubieran vuelto a nacer, pero con un tesoro de recuerdos y nostalgias que, si atormentan -porque no se pueden vivir en este momento- perfuman de dulces emociones la vida. El día transcurre sin otra novedad que la llegada de nuevos refugiados de los barcos vistos en el puerto. Todavía quedan en el Stanbrook más de mil Procesión en Murcia. La Dolorosa en San Andrés. personas. Están sin agua, sin poder acostarse ni hacerse su aseo normal. A muchos tienen que evacuarlos al hospital. ¡De buena me he librado! 8 de abril A poco de despertarnos se oye gran estrépito de sirenas. Alojada en el subconsciente la alarma de los bombardeos, y en fuerte tensión la situación internacional, creemos que anuncian el vuelo de los aviones italo-germanos. Puede ser simplemente que como es sábado de gloria los barcos se unan a la fiesta de 146. Especializada en agujas, pasteles y desde fines del siglo XIX en caramelos que se cortaban con un sable familiar de la guerra de Cuba. José Mª Ruiz Funes García era su propietario esos años de la República. 72


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Confitería Ruiz Funes. Calle Trapería. 1933. AGRM.

Resurrección. El día no es muy brillante. Llueve desde anoche, con lluvia persistente y monótona. Hace frío; el cielo embadurnado de gris no permite ver el sol africano. Entre idas y venidas liquidamos las horas y nos encerramos en la tienda, sitiados por la lluvia y el aire que nos azotan, pero no logran entristecernos. 9 de abril Por las esquinas de la lona se cuela el agua. Me despierta la caricia fría de la lluvia. Esteban Calderón expone la necesidad de que estudiemos francés. Sin levantarnos repetimos algunas palabras que inmediatamente olvidamos. Estudiar idiomas desorganizadamente, sin método ni sistematización, no es el mejor camino. Además nos pasamos el día hablando castellano y sentimos poco la necesidad de hablar francés. La mayoría de los que visitan el campo hablan como nosotros. Y cuando alguno no entiende nuestra lengua, siempre hay alguien que traduce. 73


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Total: que saldremos de aquí con el mismo francés que aprendimos de pequeños. Por lo visto, la costumbre de comer bollos en estos días de Pascua existe en este cálido país. Al Centre d’hébergement nº. 2 llegan algunos del tamaño de panes. Logramos hacernos de uno, que repartimos equitativamente después de cortarlo en once pedazos, pues en la tienda se albergan cinco emigrados más. La cuestión del abastecimiento se pone estrecha. Hemos devorado ya las conservas y tenemos que tomar el rancho, que no es muy malo, pero tampoco muy bueno. Por otro conducto nos han dado un trozo de longaniza que, repartida a la manera del bollo, nos ha tocado de a miligramo por cabeza. Sin embargo, vamos tirando. Como es día de fiesta, son interminables las familias de Orán que vienen a visitar a refugiados conocidos. Viene la gente endomingada repartiendo paquetes de comestibles. Para los demás -es decir, para los que reciben visitas y regalos- es muy agradable. Yo me aburro en todas partes y siento la “morriña” de mi hogar y los míos. ¡Qué le vamos a hacer! Paciencia, que ya llegará el día de reunirme con ellos. 10 de abril Otro día de fiesta en Orán. Me dicen que ni por la mañana ni por la tarde han abierto los comercios. Se repite el espectáculo de ayer. Me presentan a un murciano viejo que hace cuarenta años está aquí. El abuelo es un flamenco que hirió a un policía y le metió medio palmo de acero a un sereno en el vientre. Me habla de la época de Murcia en que imperaba el matonismo. Había un hampa que cobraba el barato y llegó a imponer un ambiente de reto y majeza permanentes. Junto a la arrogancia y la hombría, había seres alevosos que mataban por la espalda y asesinaban por deporte o por la vanidad de nutrir la página de 74


Ricardo Serna Alba y El Liberal. Exilio en Orán.

Boulevard Seguin. Orán

prensa que constituía la hoja de servicios del majo. Afortunadamente se fueron eliminando los unos a los otros. Al amparo de esta delincuencia prosperaron ciertos abogados que mezclaban el bufete con la política y sustraían de presidio a los homicidas para convertirlos en agentes electorales y colaboradores políticos. Alguna participación tuvo este plantel de “guapos” en el caciquismo murciano, sirviendo por lo menos de guardia negra o de instrumento de terror. Este hombre que ahora nos invita recuerda las cenas tradicionales de Murcia. Los torreznos del horno de Madre de Dios, los pasteles de Bonache147, los puestos de Santa Eulalia y otros detalles que él vivió en su apogeo y que yo pude contemplar cuando se desvanecían en el ocaso. Se nos ofrece de todo corazón y promete enviarnos libros, periódicos y cuanto nos haga falta. Por la tarde tenemos una sorpresa. Un cartagenero que habita en la ciudad, que vino aquí 147. La pastelería abrió en 1828 y casi doscientos años después sigue abierta, en la plaza de las Flores. Su especialidad eran los pasteles de carne, agujas, bollos y empanadas. A comienzos de la Republica era su propietario Alberto Bonache Cerdá, que fallece en 1932. Sus hijos eran Amor, Alberto y Ángel. Ya en 1885 eran famosas sus monas, ”las que hace el pastelero Bonache, que vive en la calle del costado derecho de la carnicería de Santa Catalina”. El Diario de Murcia 9-4-1885. 75


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hace años, nos obsequia con una exquisita merienda. Ante nosotros abre varias latas de atún en conserva, sardinas, salchichón y lo que no habíamos probado desde hace años: ¡queso de bola! Todo ello regado con unas botellas de cerveza y de vino. Saboreamos estos manjares y expresamos nuestra satisfacción y alegría, deseando que se repita. Algunos, no obstante, se comen el rancho. Yo no lo necesito. Por la noche doy un paseo con Eduardo Cortés, Manolo Beltrán, Barrilado y otro amigo comentando las cosas de España, especialmente las barbaridades y excesos que muchos desalmados realizaron, dando lugar a que se perdiera la guerra y a que las sanciones de los nacionalistas, excitados por estos crímenes, no sepan medir con serenidad las responsabilidades ni diferenciar la conducta de unos y otros. 11 de abril Hoy he sido el último en despertar. Anoche estuvimos charlando de cama a cama Raimundo Morales, el comisario de policía Germán y yo. Hablábamos de cosas maravillosas de la guerra, de hechos y episodios muy edificantes. Decididamente, el número de aventureros y explotadores era infinito. Cuenta este amigo que hallándose en el motel Laurio de Valencia llamaron unos individuos para invitarle a que sirviera de testigo en un registro que se iba a realizar en el cuarto de al lado. Se descubrió nada menos que una maleta llena de monedas de oro extranjeras de todos los países y de todos los tiempos. Pertenecía a dos señores que ejercían cargos de cierta importancia. Registraban unos individuos pertenecientes a la brigada de investigación llamada “La Guapa” porque era la majeza su característica. Custodiaba el tesoro un hombrecillo que hacía aspavientos de escepticismo. - Todo ese trabajo que estáis haciendo es completamente inútil, porque esa maleta es de fulano y la tendréis que devolver. 76


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Efectivamente, cuando llegó a la comisaría general le fue devuelta a sus “dueños”. Sus “dueños” eran A.G. y M.M. Otro caso: ciertos señores que ejercían funciones policiacas en determinado departamento del distrito de Buenavista en Madrid, trabaron amistad con un habilitado de clases pasivas que tenía una riqueza en joyas y dinero. Cuando se enteraron del sitio en que lo guardaba todo, lo secuestraron en unión de dos más, uno de ellos confidente de los que realizaban el “servicio”. Suprimieron al habilitado y a otro asesinándolos. El que quedaba pudo llamar por teléfono a un domicilio y logró que fuerzas de Seguridad lo rescataran. Pero la Dirección General o un organismo superior ordenó que el detenido fuera entregado a quienes lo habían secuestrado. Y ya no volvió a saberse más del infeliz. Al despertar, mis compañeros suelen ponerme el café en la maleta que me sirve de mesilla de noche. Como ayer no cené, porque me despaché con la merienda, tengo un hambre feroz. Mi taza es más pequeña que las demás y me aprovecho de ello para que me llenen también de café el plato. Esta mañana no ha podido ser. Cuando nos trajeron el café a la tienda estaba durmiendo. Voy a la cocina a pedir que me llenen la taza y no queda o no me lo quieren dar. Lo ocurrido me produce contrariedad. Se nos va poniendo a todos psicología de refugiados y comenzamos a darle importancia a las cosas del albergue. La “intendencia”, como en todas partes, se come lo mejor. Después de dar anoche la cena vi lo que comían los encargados de hacer el rancho y distribuirlo. Era un verdadero abuso: medio cerdo y media ternera. Hoy por la tarde, raro fue el hombre que encontró algún trocito de carne en el plato de nuestro menú. Ni qué decir tiene que los que hacen esto son españoles, refugiados como nosotros. Nos queda el consuelo de pensar que si fueran extranjeros harían lo mismo. Después de una mañana espléndida que la gente aprovecha para lavar la ropa, se entolda la tarde y hace frío. 77


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12 de abril Sigue el mal tiempo. Toda la noche ha transcurrido con una lluvia persistente. Fuera de la tienda hay movimiento y barullo. Están pasando lista para comprobar quién se ha vacunado. Se anuncian sanciones enérgicas para el que no lo haya hecho. Y yo soy quizá el único que no lo hizo. Cuando llegué al albergue nº. 1 estaba agotado. También me resistí por indisciplina. Me molestaba un poco aquella “madame” que a toda costa me quería vacunar. Comprendo que es una barbaridad y hay en esto algo de ruralismo, pero me resultó muy cómodo. Ahora tengo que presentar el certificado de vacunación y el brazo desnudo. Me van a echar una bronca, que previamente me tiene sin cuidado. Además diré que le temo al choque anafiláctico y quedaré bien científicamente. Sin embargo, nada he necesitado. Al nombrarme me he limitado a decir “presente” y me he quedado en mi sitio. Esto que parece fácil ha sido un verdadero triunfo. Pero voluntariamente me vacunaré, no sea que me dé la viruela por gastar bromas. Me dedico a lavar alguna ropa aprovechando que ha salido el sol y podrá secarse. Para dos pañuelos y una toalla tardo media hora. No me resulta difícil esta faena, pero tampoco la hago a la perfección. ¡En tan poco tiempo como éste lo hacía mi mujercita graciosa! 13 de abril Nos hemos acostado anoche muy temprano, pero nos hemos dormido tarde. Por eso tengo esta mañana que andar deprisa para fregarme el plato y la taza y conseguir dos raciones de café. A Félix Echeverría le ha traído uno de Cartagena latas de sardinas, pan, chocolate, mantequilla, higos, dátiles y avellanas. Todo lo comparte con nosotros y tomamos un buen desayuno a base de pan con mantequilla. La convicción de que la guerra ha sido fuente de prosperidad 78


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para muchos desaprensivos se ratifica en este campo. Se sabe que hay un sujeto de grave continente que se ha traído de España más de un millón de pesetas después de haber tenido cierto cargo de abastecimiento militar. Secretamente me informo de que el J. de B., un hombre muy izquierdista y muy sindical, ha venido con cien mil francos. Salió en unión de otros compinches que ahora le reclamaban su parte. Ofreció treinta mil para que se callaran y quedaran conformes pero ellos le dijeron que había que partirlo todo, porque de todos era. La cosa se puso fuerte y le amenazaron con quitarle la vida quizá con la misma facilidad con que él había quitado el dinero. Habilidosamente ha sabido desprenderse de dos mil francos que han apoyado sus ruegos de salir de aquí para que no lo mataran, y ya está en la calle. “Poderoso caballero es don dinero”... en todos los climas y en todos los ambientes. Nada de esto me sorprende. No creí nunca que la guerra se ganase. El pueblo daba su sangre en las trincheras, mientras la retaguardia crujía de hambre. Pero personajes y personajillos de toda laya sólo pensaban en su problema personal, gozando de un presente magnífico y tejiendo cautamente el porvenir. La razón de muchos desbarajustes y la rebeldía a someterse a ciertos requisitos formales no nacían de intransigencias siempre, sino que tenían su fundamento en el propósito de crear situaciones confusas para, al amparo de ellas, obtener el botín. De esa forma mucha gente sin profesión ni capacidad para conquistar una vida desahogada mediante el trabajo y el esfuerzo, se adueñó de fortunas que después fueron exhibidas sin pudor. Y lo peor era que para sostener tan equívoca situación se inventaban organizaciones y cargos que más que colaborar estorbaban el desarrollo de la política, la economía y la guerra. A la cabeza de una labor banal que se empeñaban en llamar “evolución constructiva” y no era sino barullo y chisme, sin contar los matices sangrientos que la embadurnaban de tragediase introdujo un ser raro y pintoresco llamado “el responsable”. Merece estudiarse este tipo social que vive y prospera en un 79


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medio humano atormentado por el dolor y la inquietud de las horas estremecidas de aquel periodo. Había gradaciones y categorías que operaban según los medios y las probabilidades. Hay que salvar a los hombres honrados que trabajaban desinteresadamente con el corazón puesto en su labor; pero eran los menos, y difícilmente, por el ambiente enrarecido que se logró crear, podían sobrevivir en sus puestos. Por pretender uno de ellos que se sembrase todo el terreno de una comarca, fue a la cárcel acusado de fascista. La mecánica y la psicología del “responsable” era una cosa complicada que él sabía jugar bien. Cazadora de cuero y pistola al cinto complementando el tocado con cierto abigarramiento exótico, conseguía aparecer como hombre de guerra o de aventura, ejerciendo en todas partes su dominio rápida e imperiosamente. Daba órdenes a diestra y siniestra y fingía estar agobiado por la tarea que la causa echaba sobre él. Para ello se cuidó primeramente de requisar un buen automóvil y disponer de cuantos le venía en gana. Hablaba a las autoridades de tú. Fumaba Camel o Lucky, protegía o encarcelaba a quien tenía por antojo y jamás se le veía en un sitio de peligro, en el frente o en un puesto de trabajo en la fábrica. En los primeros momentos fue esta figura ornamento típico de la retaguardia. Más adelante conforme los gobiernos iban recuperando facultades, se debilitaban sus contornos y corría el riesgo de esfumarse, pero logró sobrevivir hasta el final. Y en el periodo de las vacas flacas, cuando los artículos de primera necesidad escaseaban, logró abastecerse y vivir bien dominando la situación. Las cualidades espontáneas de caudillismo, o mejor dicho, las cualidades para el caudillismo espontáneo, unida a la tendencia de pasividad contemplativa de buena parte de la masa, contribuyeron a este fenómeno. El que quiere estudiar a fondo nuestra guerra civil, que no se olvide de tal elemento.

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14 de abril Cuando me despierto, a primera hora de la mañana veo que Marcial Morales y Carlos Calderón han izado en el interior de la tienda la bandera republicana. La cinta tricolor es bastante pequeña, pero quiere tener todo su valor simbólico. Se aspira a celebrar el 14 de abril de una manera íntima. Mientras charlan jovial y alegremente, yo, tendido en mi petate, destilo en mi mente los recuerdos. Hace ocho años España derribó la monarquía y se pronunció por la forma democrática. Todo se redujo a depositar la candidatura en las urnas y luego a un desfile de banderas. Magnífico triunfo de la ciudadanía, de limpieza política, sin un cristal roto, ni una gota de sangre derramada. Después de vivir aquellos momentos emocionantes con la alegría de la victoria fui a ver a Adelita, mi novia de entonces y mi mujercita de ahora. Su cariño, que esmaltaba de ilusión mi vida sobre el fondo poético de la primavera murciana, constituía la felicidad superior. Los escépticos, lacrimógenos y pesimistas, piensan que la dicha no existe. Blasfemos y desorientados, arrastran y proyectan su pesadumbre contagiando de negrura el alma de las gentes. ¡No ha de existir la felicidad! Yo era feliz. Y aquí, en la penumbra de esta barraca, sentado en un jergón de saco relleno de esparto, en el exilio, sin medios económicos y sin libertad, con el porvenir emboscado de incertidumbres, lo soy todavía. Basta para ello poner la joyería de mis nostalgias sobre estas pequeñas contrariedades del momento. He salvado la vida y tengo a una mujer que une a su belleza esplendorosa la bondad más pura. Porque es buena la quiero y la idolatro. Para mí es la imagen más querida, una imagen que no deja de estar en un santuario; tiene el santuario en su propio corazón. Con ella tengo la emoción del cariño de esposa, el amor de hermana, la ternura de madre, la ilusión de novia, la confianza de amigo, la compenetración de nuestros pensamientos, la autoridad del enojo: la síntesis de la vida. Ella me espera segura de mi lealtad inquebrantable. Y me espera con mi hijo, el nenito 81


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Ayuntamiento de Orán

gracioso que yo dejé en España hecho un hombre. Me duele el alma cuando pienso en las dificultades que he de encontrar para volver a reunirnos. ¿Qué ocurrirá durante este tiempo? No puedo pensar en nada desgraciado.Pero ¿cuándo los volveré a ver? Mi Caco, de pequeño, cuando llevaba la melenita rubia, le sorprendió la guerra. No ha podido el pobrecito gozar de los esfuerzos que los padres realizan en tiempos normales para ver dichosos a sus hijos. Era muy pequeñico. Aunque sabía hablar, decía “guino” y “pano” para designar el vino y los plátanos. Ahora habla correctamente y tiene una gran estatura. Su madre tiene la codicia de la salud y el bienestar del Caco. Lo cuida con escrúpulo y lo atiende con extraordinario mimo. Me inquieta el temor de que, ausente yo del hogar, disminuidos los medios de desenvolvimiento, ella sufra por no ver rodeado al hijito de todos los cuidados y todos los mimos que siempre quiere prodigarle. A los dos envío desde aquí el emocionado mensaje de mi cari82


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ño. Mi corazón y mi vida son de ellos y ellos serán el lema para triunfar sobre todas las adversidades que me ofrezca el destierro. Pretenden mis compañeros celebrar el 14 de abril y no me molesto en quitárselo de la cabeza. ¡Tantas veces celebramos los románticos el republicanismo el 11 de febrero! Ahora es el primer año que tenemos dos efemérides de este tipo. Se presta el asunto para una elucubración histórica. Hace ocho años el pueblo hizo una República. Y la República es hoy un recuerdo, una fecha que ha perdido su categoría oficial y que ya no se celebra con desfiles, ni ondear de banderas en los edificios públicos, ni asueto en las oficinas. Ni siquiera tendrá como el 11 de febrero la fuerza de reunir a una docena de republicanos, porque no les será permitido. La segunda república ha caído más trágicamente que la primera. ¿Qué ha ocurrido para esto? Lo que tenía que ocurrir: que todos se han dedicado a deshacerla en estos ocho años en que estadistas improvisados ejercieron su temerario aprendizaje creyendo que gobernar un pueblo era obra de la espontaneidad. Así ha salido el experimento...En el torbellino de despropósitos, nadie se salva del fracaso ni de la afrenta. Faltó inteligencia, y al final no hubo ni corazón. Cuando la incapacidad había lanzado a España al fratricidio, los que no supieron prever ni impedir ni después remediar la hecatombe, se marcharon al extranjero, y no a sufrir las penalidades del campo de concentración, sino a exhibirse en el “hall” de los buenos hoteles de París, pretendiendo conservar un rango que no merecen de genios abatidos por la adversidad. Torpemente escupen despechos y achacan a fenómenos extraños la suerte de la República, olvidando que el estadista sólo debe contar con las realidades, canalizándolas en bien de su pueblo. La estupidez y la obstinación, cuando se juega la sangre de un país, no son el método más apropiado para triunfar. Y en último caso, cuando la inteligencia no ha tenido la fortuna de ser aplicada; cuando el error manifiesto ha favorecido el proceso de una alteración sustancial en la vida de 83


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un pueblo, y a continuación la contumacia ha precipitado en el caos la suerte de la nación, queda algo que está por encima de la capacidad: queda el sacrificio. Ni eso han sabido hacer los estadistas de uralita que, después de hundir la República, muestran el desenfadado martirio de su fracaso complacidos en ser pasto del menosprecio internacional. ¿Por qué no volvieron a España a poner el corazón en solidaridad con la amargura de los españoles? Hubiera sido un refugio moral de redención. Desde la más alta jerarquía al más modesto asistente, prefirieron la fuga al gesto inmortal que engrandece la historia. Sigilosamente se escaparon de sus páginas para pasear sus decadentes nostalgias por los restoranes de lujo. Goya inmortalizó en un lienzo a las víctimas de la nación. Si alguien tiene que buscar a nuestros héroes modernos, que revise la caricatura. ¿Cuántas vidas habrán costado a la República la actitud de sus “estadistas”? El día 28 de marzo, unos hombres modestos que nada habíamos sido y que pocos deberes nos ligaban a permanecer en España, salimos del puerto de Alicante con rumbo desconocido bajo las bombas enemigas. Estuvimos hasta los últimos momentos, cuando las poblaciones empezaban a ser dominadas por la quinta columna. La mayoría quedaron en el suelo patrio, sin poder salir de él porque fue imposible por falta de gobernantes que hicieran frente a la situación y humanizaran la derrota. ¡Qué responsabilidad tan grande para unas figuras tan pequeñas! La primera República cayó por la división de los republicanos, pero quedó flotando como una bandera el recuerdo de sus hombres llenos de prestigio y austeridad. La segunda ha caído después que los que se llamaban sus líderes. Sólo un pueblo muy grande, inmenso, superior a todo, ha quedado dando ejemplo de grandeza y de generosidad. Que sean para él todos los homenajes. Pero ¿quién se atreverá y en nombre de qué a pedirle nuevos sacrificios?

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15 de abril Decididamente no me escribe nadie. Siempre he tenido cierta frialdad por la correspondencia y sólo he escrito cartas por verdadera necesidad. Desordenado para todas mis cosas, este descuido me ha hecho debilitar lazos de afecto y relaciones con personajes que conociéndolos de muchos años, jamás los cultivé por correo. Tampoco he tenido costumbre de dirigir telegramas de felicitación a nadie por nombramiento de cualquier alto cargo, ni mensajes de pésame. Como siempre he estado con mi mujercita, que es lo que más me interesa en el mundo, pocas veces me han podido interesar los intercambios postales. En cambio, ahora espero con verdadera ansiedad la hora del correo.

Con sus compañeros de internamiento, Ricardo redacta su manuscrito.

Para darle lectura se dan tres golpes de silbato. En el campo, junto a lacocina, un refugiado se sube a una silla y va gritando los nombres. Yo veo escéptico cómo van volando los sobres cerrados conteniendo noticias de familiares y amigos para los felices compañeros que las reciben. El cartero dice: 85


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- Fulano de tal. - ¡Venga! -grita uno del grupo. Y el que lee las direcciones las tira al aire. El interesado la recoge después de que circuló por varias manos y refleja la alegría del acontecimiento. Van sucediéndose nombres y nombres. Cada vez veo más difícil que se pronuncie el mío. Sólo suena un Ricardo, pero no soy yo. Es una cosa absurda, pero veo imposible que después del chorro de nombres que se van cantando llegue el mío. Comprendo las dificultades para recibir tan pronto carta de España, más acentuadas quizá por los entorpecimientos de la censura, pero he escrito a Francia a varios señores y tampoco recibo contestación. Por única vez en mi vida se me va el alma ante el paquete de sobres azules, amarillos, blancos que cual palomas mensajeras traen a este campo el mensaje de corazones amigos. En este sitio para todas las cosas hay la misma fórmula: paciencia. También yo recibiré carta algún día. 16 de abril Se me ha olvidado decir que el día 13 salí a la calle. Fue debido a la gestión de un compañero, abogado como yo, que aprovechó la ocasión de su salida para que saliera yo. Visitamos un café y un bar. Nos tomamos un café con leche y compramos bizcochos, postales y tabaco. Después de ver la civilización y comprobar que hay tiendas bonitas repletas de artículos alimenticios, vino, cerveza, almacenes de muebles con buenas camas y edificios suntuosos que albergan a gente que tiene todas las comodidades, cuesta trabajo someterse a este régimen de asilado o de preso para vivir en la estrecha tienda de campaña, comer un rancho invariable y dormir custodiado por los soldados senegaleses. Claro que así vienen las cosas y así hay que aceptarlas. Después de los años sobresaltados de la guerra esta quietud es una reintegración espiritual que nos 86


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hacía falta. 17 de abril En el campo hay cierto revuelo porque van a visitarnos unos diputados. Se recomienda que las naves y las tiendas de campaña estén bien limpias. Hasta un auto-cuba ha venido a regar el campo, que tiene la alegría fresca de la tierra mojada. Aquí, como en todas partes, hay por lo visto un mundo real y un mundo oficial. La realidad de nuestro albergue, teniendo en cuenta lo que son estas cosas, es aceptable. Desde los primeros momentos cuidaron de instalar agua corriente con mingitorios, grifos, duchas etc. para el aseo de todos. La comida, siempre en el plano relativo de que se nos da de gratis, no está mal. Y fuera de lo que constituyen las vacunas generales, impuestas por la superioridad, en los encargados de este centro hay corrección y finura. Pero los encargados de todo esto quieren superar nuestro aspecto y se preocupan de la presentación. Los visitantes, que no he tenido ocasión de ver, habrán captado una visión oficial en su visita, pero no exactamente la visión real. De todas formas comprendemos que son así y no pueden ser de otra forma en España, en las colonias francesas y dondequiera que se instalen servicios de esta índole. 18 de abril Después de mis lamentaciones, ayer a última hora recibí una carta, pero no era de Murcia. Es de un señor cuyo hermano vive en España y me dijo que si venía a Francia él me lo resolvería todo. Ahora mi “protector” me contesta que poco más o menos está lo mismo que yo y nada puede hacer por mí. Ninguna decepción me ha producido esta epístola. Tengo por costumbre contar siempre con mis propios medios. Fío poco en estas 87


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cosas maravillosas que todo lo arreglan diciendo: su hermano es mi amigo y debe usted resolver mis problemas. Este hombre ni me resuelve nada ni está en condiciones de hacerlo, pero un amigo de Murcia me daba seguridades que naturalmente yo no creía. Es muy frecuente este fenómeno de ofrecer lo que no se tiene o lo que no se quiere dar. Suele ser fruto de una efusión que va más allá de las posibilidades o de los propósitos. Siempre me lo he explicado entre los bebedores por ese optimismo que produce el alcohol y la confraternidad que establece el común empinar el codo, pero cuando no media esta circunstancia -ni siquiera una buena comida, que también suele despertar la camaradería- se explican menos estos ofrecimientos definitivos que uno, casi sin querer, apunta en el catálogo de posibilidades. Menos mal que todo esto ha servido para que yo también reciba una carta. Hoy ha salido un anuncio mío en “Orán republicano” preguntando por el paradero de don Manuel Busquets en Francia. Esto ha hecho que reciba la visita de una mujer del pueblo. Me ha dicho que es de Almería y lleva muchísimos años en África. Su padre era lector asiduo de El Liberal de Murcia y con este motivo me ha traído un modesto presente: dos pañuelos usados, dos paquetillos de cigarros, papel y sobres. - Acepte todo esto -me ha dicho- en nombre de mi padre, que murió hace mucho tiempo y que leía su periódico. Este hecho me ha producido cierta emoción. Juan Tomás148, que está en la puerta tomando recados, me ha presentado a una familia murciana que quería saber noticias de su tierra. Nos han traído para tres sendas pastillas de jabón y cuatro paquetes de cigarros. 148. Juan Tomás Vázquez, enfermero de 41 años, nacido en 1898, hijo de Juan A. Tomás. En 1916 lo vemos ligado a los exploradores. Para 1931 es nombrado Presidente del Colegio Oficial de Practicantes. Tres años después lo vemos como vocal de Acción Republicana. En el verano de 1936 es miembro de Izquierda Republicana y organizando un concierto de la Sinfónica de Murcia en el sanatorio de Sierra Espuña. El Tiempo 29-1-1931; 26-7-1936. Nuestra Lucha 11-9-1936. 88


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Estación de Orán.

Aquí la mayoría de los refugiados fuman de lo que les regalan y suelen mejorar la comida con artículos alimenticios que les traen. Esto se ha explotado mucho por algunos desaprensivos que cogen los paquetes que traen para todos y se aprovechan ellos solos. Pero algunos han tenido que salir por eso. 19 de abril Hoy he recibido dos cartas, una de mi cuñado Ricardo y otra de un amigo de Murcia. Los dos están en campos de concentración. Esto ha hecho que dedique la tarde escribir cartas. Empieza a haber movimiento en este albergue. Ahora nos han reunido en la nave nº1 y han sacado a 50 para llevarlos a Argel. 89


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Estarán en un sitio llamado Boghar que, según dicen, no está muy bien. Veremos en lo que para todo esto. Por la noche se les ha sacado sigilosamente. En el grupo se observa el ímpetu de una protesta que no se exterioriza. Estas escenas de evacuación tienen siempre un contexto emocional que no se puede presenciar sin que se produzca un efecto impresionante. Parece que se las ha “seleccionado” por pertenecer a determinado partido. Los que en el campo quedan del mismo grupo político los despiden con frases de doble sentido, les recomiendan tener coraje y mala intención. Al partir los coches se oyen gritos de despedida y siguen vociferando hasta que el eco se extingue en la noche. Me produce todo esto alguna amargura. 20 de abril La vida en el albergue tiende a estabilizarse en la rutina. Es el peligro que más miedo me inspira. Empezamos todos con muy buenos propósitos de aprovechar el tiempo y no hacemos nada. Ni siquiera nos preocupa aprender francés. Nunca me ha preocupado nada ni he sido capaz de un estudio metódico y sistematizado. Jamás he trazado planes en serio ni puesto al servicio de ellos la voluntad. Pendiente de los azares de la vida, me han producido poca inquietud sus alteraciones.No sé si por confianza en mí mismo o por pereza temperamental, siempre he visto las cosas resueltas. Ahora mismo, no sé con qué fundamento, fío en la solución de todos mis problemas. Ello hace que me parezcan contraproducentes las impaciencias. Pero el hecho es que somos una partida de bigardos. El gran peligro de todas las actividades humanas es la rutina. Por ella se fracasa en todas partes, debido a que el trámite devora la energía. Aquí se da la paradoja de que nos falta tiempo para no hacer nada. Nos levantamos poco después del amanecer. Mientras nos traen el café a la tienda hablamos o gastamos bromas. Después, a limpiar la taza y el plato. Luego viene el aseo: 90


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lavarse, afeitarse, etc., pero no aprisa, sino perdiendo entre una cosa y otra la mayor parte del tiempo. La lectura colectiva de los periódicos también se lleva lo suyo. Viene después el correo, y se forma el grupo de todos los refugiados oyendo gritar las cartas. Un poco de chismorreo de allá para acá, visitas a otras tiendas y repaso de acontecimientos en los corrillos, hasta que irremediablemente reparten la comida a mediodía con pérdida integral de la mañana. Otra vez a fregar platos y cucharas, con el ir y venir a los grifos, que muchas veces no tienen agua. En hacer y tomar café se nos va una hora. Y entre escribir, hablar de nuevo con amigos y compañeros y cualquier otra cosa del albergue, se asesina la tarde. Por la noche vienen de tertulia unos amigos. Y después de arreglar la situación internacional, buscarle soluciones a la cosa de España y pasar revista de los amigos que en ella quedaron, nos acostamos en nuestro espléndido jergón a la luz de unas velas de esperma. Entonces hay sesión de chistes, cuentos y temas variados. Anoche por ejemplo se nos hicieron las dos hablando de pintura, historia y civilizaciones antiguas. Entre trasnochar y comer poco me voy quedando en la nada. Pero lo que más me molesta es la convicción de que si estuviéramos aquí cien años, saldríamos sin haber aprendido más que cómo se vive en un Centre d’Hébergement por españoles que se complacen en repetir su descuido en el estado indigente en que nos encontramos. 21 de abril Fatalmente esta vida en común, organizada a toque de silbato, adquiere una psicología cuartelera. El rancho, que invariablemente se compone de macarrones, garbanzos y tocino, se espera ya con impaciencia para protestar de él. Sin embargo, hay quien repite y se come dos platos. A los garbanzos, que están siempre duros, les decimos “trompitos” que es el nombre que les dan a los soldados.

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Los petates, la tienda de campaña, la disciplina y el régimen de campamento, se proyectan en el espíritu. Y del espíritu pasan a la exteriorización material con toda la fuerza de la situación que vivimos. Se habla mal, se dicen frases detonantes y alusiones groseras. Todo gira alrededor de lo mismo, unas veces con gracia y otras sin ella. Ello hace que una decena de hombres finos se vaya convirtiendo en un pelotón de reclutas. 22 de abril Para aprovechar el tiempo se ha organizado en la tienda un campeonato de dominó. Tengo que tomar parte de él. Anoche jugamos a tresillo y hay organizadas partidas de ajedrez para todo el campo. Para facilitar estas distracciones, los franceses nos han traído barajas y todos los demás útiles del juego. ¿Pero es que hemos venido aquí a jugar? No soy de los hombres exigentes en las costumbres de los demás, y me gusta el juego. A veces me ha gustado con pasión, pero no es el momento adecuado. En Murcia, después de comer, con un puro en la boca salía ansiosamente en busca del café y cuatro amigos para jugar al póker. Eran los tiempos anteriores a la guerra. Había euforia y la vida se deslizaba sin estremecimientos ni ansiedades catastróficas. Me parecía aquello bien, pero ¿ahora? Ahora tengo que lavarme la ropa y no puedo dilapidar el tiempo. 23 de abril Domingo. Día espléndido, hora estival de recuerdos y nostalgia. Como no tengo gran seguridad en la correspondencia, transcribo la carta que le dirijo a mi esposa para que alguna vez la lea si es que no la ha recibido. “Orán, 23 de abril de 1939. Querida Adelita: Hoy hace siete años que celebramos nuestra boda en la iglesia de San Bartolomé. Es la primera vez 92


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que esta efemérides feliz la pasamos separados. Caprichos del destino y azares de la suerte. La seguridad de que esto no volverá a suceder me brinda una retribución sentimental en estas horas difíciles y amargas. No te digo que aumenta mi cariño hacia ti porque te quiero con el resumen de todos los amores y en mi corazón te llevo como la imagen que ilumina mi vida. Nada de lo que sucede me derrumba porque tú estás ahí y tú eres la estrella que siempre veo al final de todos los caminos y de todos los naufragios. No te entristezca ni te amargue esta situación nuestra que sólo puede inquietarnos provisionalmente. Por encima de todas las conmociones, en todos los regímenes hay algo que cuando se puede demostrar tiene un valor de seIglesia de San Bartolomé de Murcia guridad y respeto: es la honradez, el amor al bien, la realidad de conducta y la autoridad moral. Sólo aquello que envilece puede ser causa de sanciones eternas. Tú me conoces bien y sabes que para redimirme no merezco penitencias. Donde he visto un dolor, lo he compartido, y donde he tropezado con una injusticia he hecho lo posible por remediarla. Muchas veces lo he logrado, a pesar de que 93


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en mi órbita tenía poca opción para obrar. Precisamente en mi conducta reside mi fuerza y mi seguridad. Los medios materiales en los que me desenvuelvo son modestísimos y quizá penosos, pero no me ganan el espíritu. Sólo nuestra separación y la nostalgia de la patria me afligen, pero lo que pueda padecer nada. Cuando en mucha gente veo el lamento y la desesperación, creo que no es para tanto. Contento con mi suerte, a la que quizá no haya yo contribuido, siento la alegría del porvenir y la seguridad del presente. Débese este fenómeno a que no tengo remordimientos y ningún fantasma se puede alzar en mi interior para quitarme acusador el optimismo. Sin vanidad, sin exhibicionismo, para ti sola escribo estas líneas que son la repetición de tus propios pensamientos y que van al santuario de tu conciencia. En este venturoso aniversario de nuestra dicha, sólo he podido conseguir para celebrarlo mejorar la calidad de papel en que te escribo. Es el único homenaje que te puedo rendir en el exilio el día de hoy. Muchos besos para ti y el Caco de tu Ricardo”. 24 de abril La guerra civil española ha sido pródiga en matices. Junto a la grandeza del pueblo, cerca del heroísmo de los hombres que luchaban por un encendido ideal, los lívidos especuladores de la historia. Unos derramaban su sangre mientras otros almacenaban divisas y coleccionaban joyas. Se exaltaba a la masa con proclamas enardecidas de triunfo, y los mismos que actuaban de voceros estaban convencidos de la derrota. Unos la fraguaban desde arriba; otros colaboraban en cargos más modestos, pero de cierta responsabilidad. No sé si hemos sufrido una pandilla de incapaces o la banda siniestra de altos timadores de la política. Lo cierto es que muchos individuos pertenecientes a todos los 94


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partidos y emboscados en cargos magníficos, jugaban a la baja. En la trinchera moría Juan del Pueblo por la República y por España. Ellos, sórdidamente, llenaban su bolsa con habilidad y trapacería. Ahora se van descubriendo bien a la faz de todos. De los distintos campos de concentración van saliendo los que declaran poseer fondos para vivir en Francia. Naturalmente nadie se sorprende de que algunos se vayan. Unos trajeron azafrán en cantidad y pronto se les convirtió en francos. ¿Cien mil, doscientos mil, trescientos mil? ¿De dónde sacarían el dinero? Nunca pensé que un modestísimo cargo de quinto orden en una capital de provincia diera para tanto. Los que traen artículos comerciales han sido los menos. Por lo general, los pájaros grandes vinieron con joyas de valor en gran cantidad. Son fruto de los registros hechos a los “fascistas” y perdidas para sus dueños y para el Estado, en el lío y confusionismo de la “revolución” y de la guerra. Tal voluntad demostraron es estos afanes, que pusieron al servicio de ellos los más raros recursos de la imaginación. He aquí un caso: se encontraba en Cartagena cierto funcionario, allá por los primeros días de marzo en que la guerra terminaba y el botín corría peligro de quedarse en España y con el botín la vida. Era difícil embarcarse y sobre todo meter bultos y maletas con el fruto de todos los desvelos. Y para que el pueblo no se diera cuenta se hizo sonar la sirena anunciando alarma. La gente, creyendo que la aviación italo-germana había ido a bombardear, se metió en los refugios. Mientras tanto la familia del funcionario en cuestión y de otro compinche embarcaban tranquilamente con sus repletos equipajes sin que el buen pueblo pensara que en vez de venir la aviación se iban unos vulgares aventureros. 25 de abril Entre los episodios de la guerra civil, uno de los más interesantes fue la sublevación fascista de Cartagena el día 5 de marzo. 95


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Aquel suceso no se pudo desentrañar exactamente en España por lo embrollado de su origen y desarrollo. Yo sabía que los decretos de Negrín nombrando jefe de la base naval y gobernadores militares comunistas iban a tropezar con la resistencia de los mandos. Esto era del dominio público. Así empezó por lo visto el movimiento que, rebasado, se convirtió en fascista. Ahora que vivo entre marinos y militares de alta graduación, voy desentrañando ciertos sucesos. En la marina había un ambiente depresivo después de la pérdida de Cataluña. Se tenía la impresión de que la guerra no podía continuar. Carecían en los barcos de municiones y otros pertrechos necesarios. Además, las tripulaciones estaban barrenadas por la conspiración. Los fracasos militares repercutían en la moral de la flota tanto como en el ejército y en la retaguardia. A juzgar por lo que ahora llega hasta mí, la base naval tampoco era modelo de eficacia y lealtad incondicional. Ordinariamente, más que las austeras preocupaciones de la guerra, se vivía entre banquetes y orgías pródigamente sostenidos con recursos oficiales. Un día, presionados por el jefe de la flota, se reunieron los mandos con los comisarios políticos, y después de examinar la situación convinieron que la guerra no podía seguir. Tomaron el acuerdo de echar a Negrín con todo su gobierno del poder y nombrar una junta u otro gobierno que gestionase una paz honrosa. Para ello estaban de acuerdo con Casado, Montalbán, etc., con quienes frecuentemente cambiaban impresiones, conviniendo con anterioridad la imposibilidad de continuar la resistencia. Se dio el caso pintoresco de que los marinos, para derribar al gobierno, se reunieran con los comisarios políticos que eran los representantes del gobierno que se iba a derribar. Bruno Alonso lo comunicó a Negrín y Negrín envió a Paulino Gómez, Ministro de Gobernación. Trató éste de intimidar a los mandos de la flota para que cambiaran su actitud, pero según ellos dicen le dieron el “susto”. Ocurría todo esto en los primeros días de marzo. El día 4, en vista de los nombramientos comunistas, se acordó no 96


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darles obediencia. Algo oscura aparece esta fase en la que se incuba el alzamiento. ¿Se pactó con los fascistas para que estos quedaran dueños de Cartagena? Provisionalmente hay esta verdad: la flota estaba dispuesta a marcharse, llevándose a bordo a los elementos que se consideraran comprometidos como antifascistas. Los que se quisieran quedar sostendrían el orden. El grito sería el de “Patria y Paz”. Se acordó que no se derramaría sangre. Los fascistas empezaron a detener a los elementos republicanos a las diez de la noche y siguieron hasta la mañana del domingo, excepto a los que habían aceptado ir con la escuadra. Rápidamente se hicieron dueños de Cartagena y dieron el golpe al grito de ¡Viva Franco! ¡Arriba España! Por la radio local lo comunicaron a los nacionalistas, indicando los puntos de la costa por donde podían desembarcar por tener dichas baterías. Los detenidos pudieron observar que no a todos se daba el mismo trato, pues personas que pasaban como antifascistas aparecían sumadas al movimiento. El jefe del SIM149 de Cartagena, un tal Frutos, exhibió un documento y se le puso en libertad. Vuelto a detener, exclamó con aire conminatorio y desenfadado: -¿Es esto lo convenido? Otra vez mostró el papelito y nuevamente se le dejó en paz. Lo que no fue obstáculo para que, después de fracasado el movimiento fascista, volviera a su puesto del turbio servicio policiaco, disponiendo de la libertad de todos los ciudadanos, enviando a presidio a “rojos” y “negros” según su capricho, jugando con dos barajas y engañándolos a todos. Magnífico ejemplo de cómo se puede vivir una guerra y una revolución. No he conocido a este personaje, pero estos datos los da una persona que vivió el episodio. ¿Cómo y por qué se fue la flota? Primero, porque con el al149. Servicio de Inteligencia Militar. Creado por el cartagenero, miembro de la masonería, Manuel Estrada Manchón (1902-1980), en tiempos del mandato de Indalecio Prieto en agosto de 1937. Acabó desviándose hacia una policía política al servicio del PC. 97


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zamiento o sin él se hubiera ido. Después porque se puso de acuerdo con los fascistas. En ella iban los elementos de la marina que se querían pasar al otro bando, los que tenían miedo de quedarse en España por temor a las represalias, y muchos señores que habiéndose hecho de francos, alhajas y cosas de valor, tenían en el extranjero la seguridad de una vida cómoda y espléndida. La flota salió tranquilamente cuando las baterías estaban en poder de los nacionalistas. Éstas no dispararon. Por la ruta surgieron obstáculos. Dos conspiraciones tuvieron que abortar en el mismo día. Querían llevar los barcos a Palma y entregar tripulaciones y mandos. Bruno Alonso expresó su propósito de que las baterías de los buques dispararan contra el arsenal y demás puntos ocupados por los fascistas. Rodríguez Segovia y otro se brindaron a reducirlo si insistía, incluso atándolo con unas cuerdas. Con tales incidentes, la escuadra republicana llegó a desde donde el gobierno francés debía enviársela a Cuando, días después, había fracasado la sublevación tagena y los republicanos estaban satisfechos, dijo un cionalista:

Bizerta, Franco. de Carjefe na-

- Los satisfechos somos nosotros. La única base de la resistencia de la República era la flota. Y la flota hemos conseguido que se vaya. 26 de abril Hoy he amanecido con la cara hinchada a consecuencia de un flemón. Me duela la cabeza, la boca y la garganta. Hace mucho frío y me siento triste. Creo que esto no será nada, pues muchas veces lo he sufrido en España, pero me amarga la idea de una enfermedad. De los que salimos en el Stanbrook han muerto tres en el hospital, entre ellos Issac Álvarez150, de Mur150. Isaac era un maestro de 70 años. Director de las colonias escolares de Sierra Espuña en 1928 y 1929. En 1930 era Presidente de la Asociación de Magisterio. Vivía y ejercía como maestro en el Rincón de Seca, casa98


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cia, hombre entrado en años con una úlcera en el estómago, que no ha podido resistir los zarandeos de la evacuación. Con frecuencia sufro dolores en el costado derecho y los soporto sin buscar médicos, a pesar de tener aquí muchos amigos que lo son, porque no quiero ser enfermo oficial. Además hay ciertos inconvenientes para que los enfermos sean evacuados al hospital. A los que fueron hace días los han devuelto sin estar curados. Lejos de la familia y de la patria es una gran calamidad ponerse enfermo, sobre todo cuando no se poseen abundantes recursos. Confío en que tendré salud para la lucha que me espera, bastante dura pues he de encontrar trabajo fuera de mis profesiones y mis conocimientos, en un idioma desconocido y ante gente que me mira con una olímpica indiferencia. Venceré y me traeré a mi mujercita y a mi Caco pillo. Pensando en ellos me pongo mejor, porque la idea de que volveré a abrazarlos me da bríos y alientos para todo. 27 de abril Desde hace días es grande la expectación por el discurso que mañana pronunciará Hitler en contestación a Roosevelt. Se teme que estalle la guerra. Aquí entre los refugiados hay quien supone que ella sería la liberación. Se hacen combinaciones y cubileteos jugando con los acontecimientos y poniéndole hilos al porvenir. Yo no la deseo porque me parece espantosa. La guerra no es a fin de cuentas más que sangre, dolor, hambre, miedo y locura inmensa en la que el vencedor no es menos vencido que su adversario. Acabo de vivir una guerra y he podido confirmar todo cuanto pensaba de ella. Si por un momento se exaltan las gentes en aras de un ideal, pronto los egoísmos se imponen sobre todos los sentimientos y es el desenfreno del “yo” lo que con más fuerza se manifiesta. Como el valor es un fenómeno circunstando con la maestra Gregoria Sánchez Callaba, destinada en las Graduadas del barrio del Carmen. Al comenzar la guerra civil era Presidente de la Junta Administrativa de la Casa del Pueblo. El Liberal 21-4-1936. 99


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cial que en determinados momentos surge o se esconde según la reacción de cada individuo, todos queremos ganar la victoria pero escamoteando peligros. La palabra “movilización” cae en todos los hogares como una consigna maldita y pone en juego a los interesados y familiares a ver qué truco va a prevalecer para sustraerse de la ley general. Emocionan los actos heroicos, pero todos preferimos no vernos en la ocasión de ser héroes. Hay que buscarse recónditas enfermedades, influencias políticas entre militares mangoneadores, ocupaciones que hagan posible la permanencia en el cargo por ser función insustituible... todo con tal de oír los cañones desde lejos. Como alguien tiene que ir al frente, suele movilizarse sólo a los más desgraciados. La injusticia se exterioriza bien pronto y el estado de ánimo del pueblo se torna escéptico. Nuestra guerra civil en este aspecto ha sido maravilla de prestidigitación y fuente abundante de arbitrios insospechados para que medio mundo fuese declarado insustituible en su cargo. En el cotejo de la guerra va el hambre. La gente rompe todos los vínculos de solidaridad en el problema de la alimentación. El vecino se convierte en centinela permanente y su obsesión es abastecerse de lo que pueda por todos los medios, mientras censura y aborrece al que hace exactamente lo mismo. Éstos son sólo algunos detalles del perfil negro y sombrío de una situación bélica. Pero lo peor es que una guerra mata la sensibilidad y la ternura, y el hombre enclavado en el conflicto irremediable de lo fatal termina por aceptar cualquier monstruosidad. La guerra es un naufragio del espíritu. El factor moral desaparece totalmente como concepto imperativo para dar paso a convencionalismos inhumanos, turbios y funestos. ¿Estallará la guerra mañana? No lo creo, pero el juego diplomático es tan peligroso que puede producirse pronto un cataclismo aunque todo el mundo lo tema.

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28 de abril Se han puesto altavoces para oír el discurso del canciller. Los alemanes que hay aquí lo traducen. Les gusta aunque quieran expresar lo contrario. El discurso en sí ha dejado respirar un poco. Había quien temía que mientras hablaba actuarían los ejércitos y las escuadras. Tal era la tensión. Ahora hay unas semanas de plazo y quiérase o no cierta preocupación aún predomina sobre las arrogancias. Mejor es que sea así, aunque falta despejar el peligro, pues no se puede vivir en una eterna inquietud como si cada día fuera la víspera de la catástrofe. 29 de abril La vida tiene tantos matices y tan múltiples recursos, que vivir es siempre triunfar. Lástima que la humanidad no haya encontrado exactamente la fórmula de la dicha, aunque la felicidad esté al alcance de todo el mundo. Si no lo que cierta gente concibe como felicidad, con las alas desmedidamente abiertas de la ambición, aquellos momentos en que el espíritu sienta la satisfacción y la alegría por cualquier circunstancia producida con nuestro esfuerzo. Estoy en este momento cerca de un hombre ejemplar. Acaba de lavarse la ropa y el hombre ha puesto en esta función el cuidado del que hace algo trascendental. Tendrá más de veinte años. Es coronel del ejército español procedente de la escala activa. Es decir, que ya era coronel cuando estalló el movimiento. Hace un mes era todavía gobernador militar de la plaza de Cartagena. Se llama Rodríguez151. Todo lo perdió: posición, jerarquía, respeto, comodidad. Como un refugiado cualquiera, sin consideraciones a su edad, vive precaria y miserablemente. Pero él al lavarse su ropa ha aprendido a lavarla mejor que los demás y dice que ya sabe en lo que consiste. - Todo está en darle una mano de jabón, aclararla y volver a enjabonar. 151. Francisco Rodríguez, Jefe de la base naval de Cartagena, gobernador militar, coronel de Artillería. 101


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Satisfecho y sonriente, en este pequeño detalle ha encontrado un motivo de felicidad. Y Germán Pérez Mendoza, que fue comisario general de policía y no daba con el secreto del lavado, encuentra admirable la lección del coronel. Desde mañana lavará su ropa aplicando tan buen procedimiento.

Lavando los platos y los cubiertos en el campo de internamiento

30 de abril Hoy nos ha visitado Bruno Alonso152. Viene por lo visto a dar unas explicaciones a Esteban Calderón Martínez, coronel y jefe de Estado Mayor en la base de Cartagena, y a Félix Echeverría, otro marino de Cartagena, ingeniero naval, que está entre los diez de la barraca. Bruno entra en nuestra tienda y explica lo ocurrido. Justifica su actuación y señala a los traidores que ven152. Alonso fue un destacado miembro del Partido Socialista Obrero Español, nacido en Santander, en 1887. En 1937 es nombrado Comisario de la Flota Republicana, ligándose a Cartagena. El 5 de marzo de 1939 huyó con la flota republicana a Orán. En dicha flota se calcula que huyeron 5500 republicanos Se acabó exiliando en México, llegando en octubre de 1942, a bordo del Nyassa. Allí falleció en 1977. 102


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dieron Cartagena, según él. El relato es largo y sustancialmente difiere poco de lo que nos habían explicado. Pero sólo él queda en buen lugar a través de sus palabras. 1 de mayo En la gran avenida del hébergement suena el silbato repetidas veces. - Todos a la sala tercera. Van repitiendo conminatorios e insistentes hasta que nos reúnen a los mil refugiados que estamos en este centro. Suponemos que van a hacer otra selección para llevarnos a Boghar. Se trata de otro campo, a unos trescientos kilómetros de aquí, al que la gente le teme porque además de estar aislado de los más importantes núcleos parece tener un clima malísimo en el que el excesivo calor se compensa con un intenso frío, cosa que para nosotros no es nuevo pues otro tanto suele ocurrir aquí. Abdullah, un maestro simpático que dirige el albergue como ayudante del comisario militar, se sube a una silla y advierte que no se puede celebrar el primero de mayo con ningún acto. Hace consideraciones para respaldar su medida, diciendo que ahora los franceses se dedican a la preocupación de defender su suelo patrio. También lamenta que ayer circularon por el campo unos versos que se cantaron con la música que servía de himno a los soldados internacionales, lo que mortificó a un albergado. Nos hace saber que aquí todos somos iguales y que es preciso respetarse los unos a los otros, pues no es justo molestar a nadie ni promover incidentes. Los españoles aceptamos la lección que nos da el negro y nos disolvemos en paz. Francia vela cuidadosamente porque en los refugios no haya perturbaciones. Basta que surgiera una pequeña intriga para que enseguida los encargados del centro acudieran a cortarla. La cosa carecía de importancia. Surgió con la presencia de un 103


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individuo que desde el primer día se hizo antipático. Llegó altisonante y queriendo vestir con ostentación. Era secretario del partido o de la juventud socialista de Almería y ninguno de sus paisanos lo podía ver aquí porque tuvo una actuación funesta. Encargado de los servicios de detención en los primeros momentos, hizo y deshizo a su antojo en unión de otros incondicionales. Se le achacaban actos repugnantes en los cuales destacó un hermanito suyo como junior plano. Paseaba con otro que abusó de una mujer privando de libertad a su marido y después asesinó a éste. Todo ello con simulacros y aspavientos de furor antifascista. Pronto circuló el rumor de que el personaje venía con dinero y alhajas de turbia adquisición. Al llegar circuló numerosas cartas a socialistas de Orán y ello trajo como consecuencia que lo buscaran muchísimas personas. Cuando alguien viene al campo pasa el nombre del que quiere visitar y se va repitiendo a gritos hasta que sale el interesado. A los tres días casi no se nombraba a nadie más que a Vizcaíno, que este es el nombre del sujeto en cuestión. Cargado de paquetes salía de todas las entrevistas acaparando cuanto venía y presumiendo, por lo visto, de ser el líder de España. Esto produjo el efecto consiguiente. Cuando, otro día, nos reunieron en la nave segunda para seleccionar a cincuenta con rumbo a Boghar, al nombrar a un tal Herraiz, cuando éste iba a presentarse decía Vizcaíno153 con aire displicente: - El lunes lo pude librar; pero ahora por más que he intentado... - ¡Vizcaíno Vita! -gritó el negro, leyendo el nombre del importante personaje. En la sala se produjo un murmullo entusiasta de aprobación. Hubo un poco de crueldad en la actitud de la masa. Humillado y rojo de indignación desfiló por entre la gente para unirse a los 153. Herraiz puede ser Ángel Herraiz Comas, miembro del PC. de Almería, oficial de aduanas. Vizcaíno es Francisco Vizcaíno Vita, joven abogado almeriense, de 24 años, con cargo en el Partido Socialista almeriense, hijo de Luisa y Joaquín. Casado con la maestra Juana Céspedes Ontiveros. Su hermano Benito, miembro destacado de UGT., se encontraba exiliado en Francia. Francisco acabó enrolándose en el ejercito francés, consiguiendo reunirse con su hermano y acabar emigrando juntos a Venezuela, donde llegaron a montar un bufete de abogados. Datos obtenidos del artículo “BENITO VIZCAÍNO VITA, SOCIALISTA ALMERIENSE EN EL EXILIO”, escrito por Rafael Quirosa-Cheyrouze y Áurea Vidal Gómez 104


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expedicionarios. - Para que otra vez me sacrifique por el pueblo -rumiaba medio entristecido, medio congestionado. Después vinieron las coplas diciendo que se había llevado una maleta llena de duros. Esto dio lugar a discusión y una medio broma entre los mismos que lo habían abucheado. Porque ahora resulta que la rivalidad entre socialistas y comunistas se exterioriza aquí con más vigor que en España. Lo que no es obstáculo para que “La voz de Madrid” que se edita en París por los entusiastas de Moscú, hable de unidad. Lo mismo también que en España... 2 de mayo En este pequeño mundo de los emigrados hay gente para todos los gustos. Los insensatos que pretenden dividir a la humanidad en sectores políticos son unos despistados. No es ciertamente la política la línea fundamental de diferenciación. No puede a nadie escapársele que todos somos aquí antifascistas. La mayoría hemos escapado de España para no perecer en manos del nuevo régimen. Por lo menos para no sufrir un encierro o la sanción que nos quieren imponer por actividades ideológicas. Sin embargo, es más lo que nos divorcia que lo que nos une. En lo que estamos la mayoría de acuerdo es en que somos unos desgraciados que no hemos sabido más que perder en todos los aspectos mientras que mucha gente ha hecho de la derrota un triunfo personal porque vive mejor que antes. Ni aun esto es absolutamente unánime, pues muchos de los que se lamentan viven en ventajosas condiciones y no han sido tan cándidos como angelicalmente intentan aparecer. Por lo pronto se han formado unos grupos en los cuales se alistan las gentes por profesiones o sindicatos. Traen de la calle regalos. Cada uno pide lo que necesita o dice necesitar. Unas 105


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veces es cuento y otras no. Hay quien tiene doce cepillos de dientes, catorce peines y diez pastillas de jabón. Otros no son nada. Olímpicamente lo desdeñan todo. Algunos a la fuerza porque si piden algo no se lo dan. Constituye la comidilla un señor con las patillas largas que en todo se mete y de todo saca. Es un pequeño explotador de las pequeñas cosas. Sin consideración a su empaque intelectual ni a su estirpe de profesor nos complacemos en señalarle como un hombre insaciable. Pide de todo. Y no se conforma con eso. Si entra a una tienda de campaña y ve cerveza, bebe sin pedir. Si los demás comen alguna cosa, también con su criterio expeditivo alarga la mano y toma lo que se le ocurre.

Catedral de Orán

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En (¿???) compré unas sardinas saladas que al mes estaban medio podridas. Las repartimos entre varios y el sujeto llegó a tiempo. Sin que nadie le brindase nada exclamó, satisfecho de llegar a tiempo: - Hombre, bien, sardinitas. Tomaré unas cuantas - y se llevó las que quiso. Esto ha dado lugar a que le llamen el mangante número 1. Es peligroso venir de la calle y preguntar: ¿necesita usted algo? Siempre respondo que no quiero nada y me abochorna que los demás se aprovechen. No es raro que respondan con exigencias abusivas. A uno se le ocurrió pedir treinta metros de cuerda. - No creo -le dije- que necesites tanta para ahorcarte. - No pienso hacer tal cosa -repuso. - Entonces ¿para qué la quieres? - Soy prestidigitador y tengo que ensayar el hombre que se mete atado en un baúl. - Pues si fueras domador -contesté- serías capaz de pedir un oso. Convencido de que nadie agradece mi sacrificio, al preguntarme la representación de intelectuales qué deseo he pedido una maleta de cartón. Pero la maleta no viene. He claudicado pues, sin provecho. 3 de mayo He tenido una gran alegría. Adelita ha hecho llegar hasta mí una carta por medio de su hermano. Nunca me ha parecido más graciosa ni más emotiva la letra de mi mujercita. Siento en el alma lo que estará sufriendo la pobre. Pero fue imposible traerla. Todavía no he tenido motivos de arrepentirme. Las mujeres que hay aquí evacuadas sufren mil vejaciones. No quiero yo ver a la mía en tal situación. Confío en que podré traerla y en ofrecerle una vida feliz, que bien lo merece. 107


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Ahora tengo una carta suya que beso ilusionado y que leo y releo con deleite. Sólo me falta que mi Caco haya puesto unos garabatos para tener un recuerdo de los dos después de haber salido de España. La carta está fechada el 8 de abril y la recibo el 3 de mayo. Ha tenido que hacer escala en dos campos de concentración y llegar al tercero donde estoy yo. Debe la represión nacionalista dejarse sentir con demasiado rigor. Ello confirma las impresiones que conozco por la prensa y el radio. Me dicen que han sido condenados a muerte Bienvenido Santos y otro señor. Mi mujer escribe con mil precauciones temiendo la censura. Por encima de todos los cataclismos, he sobrevivido una guerra y una revolución en cerca de tres años de vértigo demencial, y mi mujer tiene a un esposo y mi Caco a un padre. Y yo con todas las vicisitudes y todas las conmociones, tengo hoy en mi bolsillo, junto a mi corazón, una carta de mi mujercita buena y guapa. ¿No es esto un gran triunfo? 4 de mayo Nos están tratando mejor que nunca en materia de alimentación. Desde hace días nos dan latas de salchichas, botes de leche, galletas y foie gras. Me empieza a sobrar de todo porque consumo menos de lo que me entregan. Entre otras cosas poseo libra y media de chocolate. ¡Si pudiera mandarla a Murcia! Tengo noticias de que todavía no está abastecida la población. Tal vez mi hijo no tenga chocolate. ¡Con qué placer se lo enviaría! De pequeño le decía “tate” y ahora por juego él dice “tete” también. ¿Se acordará mucho de mí? Debido primero a los tiempos calamitosos de la guerra y ahora a la ausencia de su padre, este Caco mío se va a criar como Dios quiera. Veremos qué individualidad surge en él, qué influencia ejerce en su formación este ambiente de los primeros pasos por la vida.

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Aunque los guisotes de la cocina no son muy apetitosos, el hecho es que me sobran medios de alimentación, pero me aterra y me entristece la idea de que los mío anden escasos de comida. 5 de mayo Otra vez el silbato altera la normalidad del campo. - Todo el mundo a la sala segunda -dicen los “mandamases” y la gendarmería, expeditos y conminatorios. Se disuelven los corrillos, se cortan las visitas, el lavadero queda vacío, la gente sale de las tiendas y mil hombres nos reunimos en la nave segunda. Obdalá, subido en una silla, dirige la palabra a la concurrencia, y entre gran expectación dice con aire de tribuno: - Ha ocurrido una cosa muy grave, por un sinvergüenza la vais a pagar todos, vosotros y yo. Vosotros, cabrones y yo también, y todo mundo por uno solo. Anuncia después que se van a tomar graves medidas, y anuncia que durante la noche hay quien sale a la calle, se pasa la noche en la ciudad y encima escribe cartas diciendo que él hace lo que le da la gana y tratando alegremente de cornudos a los demás con esa desenfadada arrogancia del lenguaje que aquí se prodiga. Se pasa lista. Hora y media pasamos reunidos. Después se llama al hombre que salió de noche. Obdalá le increpa y le hace saber que le espera la adecuada sanción. Resulta ser el autor del escándalo el mozo encargado de la ducha, un marinero gallego, simpático y servicial, que en estos momentos se transforma en un gran cínico. La asamblea se disuelve pacíficamente y no ocurre más. ¿Qué sanción se aplicará al sujeto de las evasiones nocturnas?

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6 de mayo De España llegan rumores sobre la represión que ejercen los fascistas. Nos alegramos mucho de haber venido, pero no faltan quienes desean volver. Hay casos magníficos. Uno de los marineros que llegaron con la escuadra republicana a Bizerta oyó decir que los que no hubieran cometido delitos comunes podrían volver. Muy decidido se dirigió al jefe de la flota: -Yo he dado veintisiete paseos. ¿Es esto un delito común? - Eso es un delito extraordinario -contestó el jefe. - Entonces me voy a España. Y el hombre tomó el barco de regreso dando vivas estentóreas a Franco. 7 de mayo Raimundo Morales se nos va. El comisario general lo ha llamado para comunicarle que el presidente del consejo de ministros monsieur Daladier le ha escrito recomendándolo. Raimundo es sobrino de Fernando de los Ríos. Éste le envío desde Norteamérica siete mil francos y le ha hecho la gestión de salida. Es una excelente persona y hemos fraternizado con él. Durante la guerra fue subsecretario de gobernación, subdirector de seguridad y tuvo otros cargos. A pesar de ello no trajo un franco. Es un hombre honrado y bueno, con cultura y sensibilidad. Por la noche hablábamos de arte. Además de ser licenciado en Filosofía y Letras ha sido una destacada figura mundial del tenis. A eso se debe sin duda cierta desenvoltura que expresa en sus ademanes. Se lleva las simpatías de todos. Era mi compañero de ajedrez. 8 de mayo Ayer salí a la calle, en un grupo de trece. Estuvimos fuera del campo desde las once de la mañana hasta las seis de la tarde. Acompañados de un gendarme fuimos a la comisaría del barrio 110


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Calle Gambetta. Orán

Gambetta, a la que pertenece nuestro hébergement. Ahí nos recogieron las personas que gestionaron nuestra salida. Por unos momentos, transitando por las calles de Orán tomamos el aspecto de ciudadanos libres. Esto, que lo hemos tenido siempre, se recibe ahora como un bien que parece nuevo. Transitamos alegres, bebiendo el aire y la luz de esta mañana esplendorosa de domingo. Orán se parece mucho en el color a cualquier bella ciudad levantina y nos parece que estamos en casa. Por mucho aspecto normal que queramos adoptar, pronto se puede descubrir en nosotros que no somos indiferentes a esta inocente expansión. Van los transeúntes como en todas partes, con la naturalidad del hombre que no tiene el conflicto de su libertad. No se enteran que en esto sólo pueden tener un momento feliz. Pero ellos van integrados a sus afanes sin contemplar el sol esplendoroso que baña de oro la ciudad ni el mar que riza sus orillas, ni las calles con el ornamento policromo de sus tiendas, con la alegría de sus sus rótulos, sus escaparates y los artículos magní111


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ficamente colocados que despiertan la euforia de comprar. Desfilan autos cargados de hombres displicentes que desde luego no reparan en nosotros. ¿Quiénes son estas gentes? Banqueros, comerciantes enriquecidos; tendrán el cerebro poblado de muchas preocupaciones. Frívolamente, algunas mujeres manejan el volante del coche dando al vehículo ese tono de juguete que logran las hembras poner en cuanto hacen cuando no es labor tradicional de su sexo. Pasa algún novio endomingado, zuavos, gendarmes y demás coro de esta población abigarrada por las notas de africanismo afrancesado y de francés con incrustaciones de árabe. Cerca del mercado, en una calle semejante a la de cualquier provincia del pasado siglo, se alinean carnicerías, tiendas de verduras, pescado tabernas con pretensiones de bar. Tiene una gran personalidad esta vía que nos recuerda exactamente lo que desde la niñez hasta la guerra hemos contemplado siempre sin gran emoción. Para un español de 1938, las terneras colgadas en las tablas del carnicero, el pescado en los mostradores de mármol, las frutas en sazón ofreciendo su pulpa son un espectáculo que desborda la imaginación. La fantasía en los tiempos calamitosos casi no se atrevió a tanta audacia. Ahora 112


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están ahí, reales, auténticos, ofreciéndose sin trámites ni entorpecimientos. Sin delegados de Abastos y Suministros ni cartilla de racionamiento. Todavía al alejarnos miramos un poco de reojo las reses que cuelgan, con la duda torturante de si serán de sano las abiertas en canal que se presentan como ternera a la inexperiencia del consumidor. Tomamos unas cervezas y el grupo de los trece se divide. Morales (Marcial), otro refugiado y yo vamos a comer con un maestro nacional. Nos lleva a su casa y nos regala con un almuerzo casero, prodigando su finura y su campechanía. Sin empaque cursi se desenvuelve todo en un tono familiar, modesto y discreto que lo hace más agradable. Su esposa no habla español; nosotros no nos atrevemos a hablar francés, primero porque no sabemos, después porque las palabras sueltas no hay forma de combinarlas con el verbo ni el adjetivo adecuado para formular una oración. Algunas veces decimos pain y vin y siempre: - Je ne parle pas francais. - Je ne comprend pas. Lo que sabemos decir es que ni sabemos ni entendemos nada. Lo de siempre. Siento una gran ternura al ver esta familia. El hombre ha creado un hogar con su esfuerzo modesto. Tiene unos muebles sencillos, pero de gusto. Un comedor con lo necesario, que es lo que vemos después del pasillo. Hay tres habitaciones según nos dice. Todo ello por seiscientos francos al mes. El comedor tiene chimenea y sobre ella hay un aparato de radio. La familia está constituida por el matrimonio y dos hijos. Es socialista moderado; en el piso de arriba habita un coronel fascista. Tienen las relaciones que impone el protocolo de la vecindad. Se saludan en la escalera y se limitan a los estrictos cumplidos de la vida de relación. Pronto se odiarán y tal vez acaben por devorarse. Total, pasé un día como los demás ciudadanos, libre de movimientos pero entristecido porque hubiera querido 113


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estar junto a los míos, tenerlos aquí para gozar juntos la alegría del paisaje nuevo, la ciudad no conocida.

Descendiendo del Stanbrook, tras cuarenta días a bordo. Fundación Pablo Iglesias.

9 de mayo Todavía van viniendo evacuados del Stanbrook. Llevaban más de un mes a bordo. Han sufrido muchas penalidades por el hacinamiento en que estaban. Para dar una idea de esto basta este episodio: -¿Ves ese hombre con esa maleta a la espalda? -me decían señalando a un jorobado -. Pues entró en el barco como tú y como yo, con la columna vertebral derecha, pero fue tal el número de maletas que le echaron encima, los empujones que recibió y la forma en que le aplastó la gente, que mira cómo ha salido. 10 de mayo Los personajillos de ciertos partidos no quieren comprender 114


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que la situación de los refugiados no es para vivir con el eterno cuento del “comité”, el “compañero” y demás tópicos vacíos. Los que tienen cierta categoría dirigente han logrado salir y vivir en la calle quién sabe de qué. Ahora entran en tono protector entre la indignación de unos y la indiferencia de otros, aunque no falta quienes esperan salir gracias a ellos para seguir en la calle fomentando camarillas que absorban la protección oficial que emana del partido socialista francés, mientras los pobres que han dado la cara no tienen dónde caerse muertos. Escribo estas notas no con el propósito de dejar una obra literaria ni interesante, sino para que no se me olviden ciertos datos que me pueden servir en el porvenir cuando intente hacer algo periodístico de los temas que aquí desfilan. Unos días recojo cosas de interés y otros no, según lo que da cada momento. La vida, que al principio era rígida, ordenada y marcial, se va haciendo más flexible. Hace un tiempo magnífico. La gente trasnocha. Se juega al tresillo y al póker, al mus y al ajedrez. En algunas barracas se hace espiritismo. Dormimos poco, y durante el día entre unas cosas y otras nos falta tiempo. 12 de mayo Desde hace unos días soy la expectación del campo por la correspondencia. En un solo día he recibido cuatro cartas de España para mí solo. Son de mi mujercita, que se desvela por comunicarse. Me paso el día leyendo y releyendo. Hasta mi Caco me ha escrito dictando una carta. Hoy he recibido dos más. La vida se ha transformado para mí. En el campo me dicen que tengo valija especial. Y cuando suena el pito anunciando que se va a leer el correo me gastan bromas diciendo que todo es para mí. 13 de mayo Los donativos de la calle van disminuyendo. Cierta gente se de115


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dicó a explotar el sentimentalismo de los españoles residentes en Orán. Pedían alimento, ropa, tabaco. Ahora el que quiere fumar tiene que comprarlo, pero hay quien no se acostumbra a no vivir del esfuerzo ajeno. Ya traían de España cierto hábito de requisar e incautar y vivir gratuitamente. De vez en cuando los encargados del campo anuncian en altavoz: - El que necesite pantalones que pase por el “bureau” y los pida. Y allá va un enjambre pidiendo pantalones aunque no los necesite. O bien: - El que necesite pomada de tal clase que acuda al botiquín. Hay quien pide pomada aunque tenga que tirarla. Un médico me ha dicho hoy: está tan desarrollado el sentido de aprovecharse de todo que esta mañana un refugiado se quería hacer una operación quirúrgica sin tener dolencia alguna por el solo hecho de que era gratis. 14 de mayo La guerra civil ha sido inagotable en anécdotas. Con frecuencia se oye aquí la sirena de los barcos. Nuestras tiendas están a muy pocos metros del puerto. Cuando tocan las sirenas siempre exclama alguien: -¡Ya están aquí! ¡A los refugios! Félix Echeverría, el ingeniero naval, me cuenta que en el arsenal había un perro que cuando bombardeaban avisaba al personal. Para ampliar detalles me trae a un operario de la construcción, Isidro, un asturiano que me dice: - El perro se llamaba Bocanegra. Era un fox-terrier que de noche 116


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Puerto de Orán

dormía en la puerta del taller. Cuando tocaba la sirena entraba en la nave de torneros, en el taller de ajuste y en el de regulación de torpedos ladrando e indicando con sus movimientos el peligro. En cada taller trabajaban unos ciento cincuenta obreros. El ruido de motores no nos permitía oír la alarma. Gracias a Bocanegra los trabajadores se daban cuenta del peligro y se ponían a salvo. El perro, después de avisar, era el primero en llegar al refugio. De día, cuando sonaba la sirena, Bocanegra subía al monte Cabezas; desde ahí olía la ciudad, comprobaba en el movimiento de la gente y en los repetidos toques de alarma el peligro de los aviones y bajaba en vertiginosa carrera al taller para avisar como siempre y meterse al refugio antes que los demás. En el “Cervantes” había un médico sabio que cuando iba la aviación enemiga saltaba a tierra y se guarecía en el refugio. Pero este animalejo no se preocupaba de nadie. Al oír la sirena emprendía una carrera veloz y a la persona que se tropezaba en su camino la derribaba de un tope. La brigada 206, que llegó a Cartagena para sofocar la sublevación fascista, encontró por la calle a Bocanegra y se lo comió asado.

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15 de mayo Ayer volví a salir a la calle. Me sacó un abogado de la ciudad con Eduardo Cortés. Comimos en su casa, que la tiene bien puesta, con matices aristocráticos y ciertos matices artísticos. Después nos dio un paseo en automóvil por los alrededores de Orán que son muy bonitos. Estas salidas son agradables, pero ayer, como nunca, sentí la tristeza de no tener a Adelita a mi lado que se habría entusiasmado de la ciudad y del paisaje, y a mi Caco, que se habría divertido. Me parece que los voy a traer pronto. 16 de mayo Ha salido más gente para Boghar. Boghar se señala como el campo maldito, algo así como el bosque de “irás y no volverás” de los cuentos infantiles. Reunidos en la nave 2 han ido mostrando a los seleccionados para la expedición. Formados en el patio, Obdalá les ha hecho saber que se mudan. Por la noche, al oscurecer, les han dado un rancho frío. Y luego, mientras nosotros cenamos tranquilos en nuestras tiendas, ellos, con la impedimenta de viaje, se preparan a recorrer unos centenares de kilómetros en ferrocarril. Saldrán a las ocho y llegarán mañana noche. Pero ellos están ahora en el patio y cantan canciones populares que llegan a nosotros con un acento de emoción litúrgica. Hay algo místico en esta raza nuestra que le da energía inagotable para el dolor. Nadie se descompone ni se derrumba. El sufrimiento se transforma y se proyecta en una canción que hemos oído mil veces y cuya letra habla de un hombre que salvó en la playa a dos mujeres cuando iban a perecer ahogadas. Nunca me ha parecido tan solemne un canto del pueblo. Sin conexión y sin propósito, cuando levantamos la cabeza todos vemos que tenemos lágrimas en los ojos. Y nos sentimos orgullosos de ser españoles, hijos de un país que siempre sabe -lo dije en un artículo- sonreír por sus heridas.

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17 de mayo La fama de los “rojos” no es buena entre cierta clase de gente. Desde luego han venido algunos “paseantes”, es decir, criminales y ladrones, pero no sabemos quiénes son. Sin embargo, la mayoría de los emigrados y sobre todo los de este campo somos personas decentes que salimos de España por circunstancias políticas, huyendo de las precipitadas sanciones del fascismo. Hoy un sargento senegalés le ha dicho a una persona que venía a visitar a un exilado que por qué venía aquí. Repuso que porque tenía gusto en ello y que se trataba de un pariente suyo. - Son muy malos. - Hombres como usted. - No, son rojos. Ha estado a punto de ocurrir un incidente porque el refugiado quería salir y pedirle razones al senegalés, que estaba en la guardia exterior. Jesús Azcue154, un vasco que era Magistrado del Tribunal Popular en Alicante, declaró desde los primeros momentos que era católico. Nadie se lo creía, pero él se dedicó a escribir a los curas hasta que vino uno con barba y todo. Un poco desconfiado penetró en el campo y llegó a la tienda de campaña. No se atrevió a entrar en ella y pidió que lo dejaran solo con el que lo había llamado. Temía que se le agrediera creyendo que nosotros embestíamos a los curas. Hace poco Juan Tomás, un murciano castizo que aquí se ha sabido situar haciendo de “speaker” en la puerta, después de consumir unas botellas de cerveza reparó en un negrito de ocho años que parecía un muñeco. Le hizo gracia. Lo lavó, le dio chocolate y lo mimó mucho. El rapaz, muy despierto y vivaracho, volvió al otro día buscándolo. Y Eduardo Cortés en presencia de 154. Se trata de Jesús Azcue Zabala, al que veíamos estudiando Derecho en 1913 y opositando a notaría en 1917. 119


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otros negros mayores le dijo: - Nene, no vengas a buscarlo más. Y sobre todo no engordes, porque Juan, en España, se ha comido más de veinte niños. -¿Cómo? - Asados al horno. El negrito salió despavorido y los negrazos se quedaron haciendo cruces en un escalofrío de terror. 18 de mayo A propósito de lo de ayer, hay quien se complace en fomentar la leyenda terrorífica. Un tipo pintoresco que vino con sombrero cordobés y se dice picador aseguró que un día se presentó en el Frente Popular de Málaga con seis orejas humanas. - ¿Total, qué? -le dijeron -. ¿Ha matado usted a tres guardias civiles? - A seis. - ¿A seis? - Sí, fíjese que se trata de seis orejas del lado derecho. Seguro que si este hombre ve una gota de sangre se desmaya. Los que han hecho salvajadas no lo dicen. 19 de mayo La vida en común tiene entre otros inconvenientes el de no tener libertad para el desenvolvimiento particular de cada uno. Cuando uno se desconecta de la organización común, perjudica a los demás. Y los demás se sienten ofendidos y con derecho a la protesta. A pesar de todo no es muy fácil sujetarse a un ritmo general. Marcial Morales por ejemplo se acuesta antes que nadie y se despierta antes que nadie también, que es lo peor. Empieza a fumar y desea entablar conversación con el primero que sospecha que esté despierto. Esto hace que todos nos va120


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yamos despertando y se generalice la conversación. Naturalmente que todos los días protestamos. Desapareció aquella austera costumbre de acostarnos al oscurecer. El Centre d’Hébergement es ya como un casino de pueblo. Se juega al ajedrez, al mus y al póker. Se espera que la radio de las últimas noticias, y luego desde las once o cosa así nos entregamos, desde el lecho, a comentar la política internacional y a arreglar el mundo. Transcurre cerca de una hora cuando no nos enredamos en disputas de política y estrategia, Entonces se hace muy tarde, y cuando a la mañana siguiente se nos despierta casi al amanecer, nos encontramos con que no hemos dormido. 20 de mayo En la barraca hay hombres metódicos que desean que se levante la gente temprano y se limpie junto. Carlos Calderón el teniente coronel, hombre disciplinado y de voluntad, es el más genuino representante de esta tendencia. Pero Félix Echeverría, Alejandro del Castillo155 y yo nos resistimos a esa rigidez y acabamos con toda la reglamentación. Nos levantamos a la hora que tenemos por conveniente. No hay quien ponga freno a nuestra indolencia porque el desorden siempre se impone sobre el orden cuando cada uno quiere hacer su voluntad por encima de los intereses generales. También se distribuyen los turnos para barrer, pero es inútil, ni Echeverría ni yo barremos nunca. Ya ni fregamos los platos ni lavamos la ropa. Insensiblemente se va dibujando la función de cada uno. Hay una fuerza desconocida que va estableciendo una norma cuando una costumbre va sentando las bases de su derecho. Yo, por ejemplo, empecé unos días por no fregarme los platos.

155. Alejandro del Castillo Roda fue miembro del somatén del barrio de San Antón en los años veinte y concejal del ayuntamiento de Cartagena, al menos, en 1932 y 1936. Miembro de la masonería. Al comienzo de la República ya está ligado a los Republicanos Radicales. Nació en Lorca en 1902 y acabó emigrando a México en el Nyassa, arribando en mayo de 1942. 121


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- Llévese el mío -le dije un día a Germán Pérez Mendoza156, ex comisario general de policía- que otro día le fregaré yo el suyo.

Alejandro del Castillo. Concejal de Cartagena.

Me fregó el plato, el tenedor, la cuchara y la taza. Al otro día hizo lo mismo. Pues ya lleva un mes haciéndolo. Al principio me producía cierta violencia. Ahora ya me parece una cosa muy natural.

Este detalle sirve para estudiar el fenómeno de la evolución social y de la capacidad o incapacidad de adaptación del individuo a ciertos medios. Así, en la sociedad ocurrió que muchos individuos descargaron sus deberes sobre otros y los otros tuvieron que realizar los suyos y los de los demás. No me extrañaría que un día mi buen amigo me diga que si quiero tener limpio el plato me lo friegue yo. Sin embargo, no ocurrirá si comprendo que antes de que tal cosa suceda debería yo atender a lo mío, pero ya me he hecho de este hábito y difícilmente me desprenderé de él. 21 de mayo Nuestra condición de albergados va empeorando bastante. Rara vez se nos deja salir a la calle y ya se va haciendo esto demasiado largo. Por aquí circulan “rumores” y “bulas”. Se 156. Contaba entonces 42 años. Llegó a Orán, desde Alicante, a bordo del Stanbrook. 122


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dice que pronto se nos tratará jurídicamente como “rumores” y “bulas”. Se dice que pronto se nos tratará jurídicamente como emigrados políticos. Esto es, que se nos dará libertad de movimientos. Permanecerán en el refugio los que no tengan medios económicos para su manutención, pero el resto recuperará su dignidad de hombre libre con autorización incluso para trabajar. Cuando esperamos todo esto nos traen un piano. Ciertamente no esperábamos tal instrumento. Se van a dar conciertos para demostrar que los refugiados somos gentes que amamos la música de la misma forma que todas las bellas artes, pues ya se han visto entre nosotros pintores, escultores, etc. En el fondo de todo esto sólo veo que el cautiverio va a ser largo y que se quiere amenizar nuestra esclavitud. 22 de mayo Hoy he tenido un incidente desagradable. El compañero de tienda Félix Echeverría tiene un grano en una pierna y no puede caminar. Tenía permiso para salir esta tarde y me lo cedió a mí. Vi a Obdalá, el hombre que todo lo puede, y me dijo que no había inconveniente. Vestirse aquí para salir a la calle es complicado. Todas las ropas están en las maletas y las maletas suelen servir para colocar sobre ellas platos, papeles, otras ropas, bultos, etc. Después de desmontarlo todo saca uno el traje arrugado, y cuando uno se viste lleva pinta de náufrago o de viajero que regresa de una larga expedición. Enseguida, a la legua le conocen a uno su condición de refugiado. Por si faltara algo, al ir acompañado de un gendarme se desvanecen todas las dudas. A las dos de la tarde, vestidos como si a todos nos acabaran de sacar de un cajón, esperamos la orden de salida. Uno de los que van a salir discute no sé qué con Abdullah, quien se resiste a autorizarlo. Poco después uno en tono despectivo nos dice que nos metamos, que ya no hay salida. Le digo que no es justo que después de autorizarnos nos hagan eso. Me dice que él 123


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nada tiene que ver sino el que le han dado la orden. Replico que desde luego, pero que eso no es formal y me parece una falta de consideración. No hay remedio. El procedimiento de dar órdenes a los subalternos para que se enfrenten con los demás siempre ha tenido un cómodo resultado. El negro, escondido en la caseta que sirve de “bureau”, no se preocupa de explicarnos nada. Yo me marcho celebrando mucho que nuestros antepasados, los hombres del republicanismo español lucharan por la reivindicación de todas las razas. Pero quiero fijar bien que al abolir la esclavitud para los negros no aspiraban jamás a que fueran cómitres de los blancos ni a que estos tomaran el humilde papel que tanto sublevó las conciencias puras y libres del pueblo español. Pequeños detalles con los cuales no contábamos.

Puerto de Orán

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23 de mayo Estoy disgustado y me siento molesto. Se me ha inflamado la cara. A consecuencia de ello me duele la cabeza, el oído, un ojo. Siento el pesimismo del encierro y todo me parece detestable. En la barraca se discute eternamente sobre lo humano y lo divino y cada grito me atropella los nervios.¿Por qué disputaremos tanto los españoles? 24 de mayo Me despierto con la negra sensación de que estoy malísimo. Y adquiero la convicción de que aquí no puede haber enfermedad leve. Por grandes que sean nuestros cuidados y por mucha que sea la limpieza, en una tienda de campaña que alberga diez hombres en un suelo de tierra y en un campo donde hay mil personas hacinadas, la sanidad y la higiene están visiblemente comprometidas. Nos lavamos y a la media hora estamos sucios otra vez. El despertar es siempre pesimista. El jergón de esparto tirado en el suelo siempre amanece lleno de tierra, migas de pan y cosas raras. Marcial Morales, que en los primeros días dormía cerca de mí, amaneció con una cosa rara colgada de la oreja. Resultó ser un calcetín mío. Las alpargatas de Echeverría suelen aparecer en la maleta de don Germán y el tenedor de cualquiera en los sitios más insospechados. Creo que en estas condiciones de asepsia fácilmente se complica una dolencia. Muchas veces gastamos la broma de que esto se irá arreglando conforme haya bajas por defunción. Hace poco falleció un desgraciado en la quinta nave. Se dijo que de un colapso. Estuvo enfermo varios días. En tono confidente decían por aquí: hay un procedimiento magnífico para salir del campo sin que nada te diga el comisario ni Abdullah ni los gendarmes ni la guardia mora ni nadie. - ¿Cuál? 125


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- Morirse. A mí me vino Alfonso Pérez Sastre con el camelo, y le contesté: - Sí, pero tú no sabes que te llevan a otro campo: el camposanto - Es verdad. Pues mira, no habíamos caído. Confío en que pronto desaparecerán mis molestias. 25 de mayo Estaba ya inquieto porque hacía bastantes días que no recibía carta de Murcia. Hoy llega una que me alegra el alma por saber de los seres que más quiero en el mundo. También me llena de tristeza y me hace sin querer derramar lágrimas de ternura. Adelita y el Caco disputan cariñosamente por quién de los dos me dará el primer beso. Pienso yo también en este terrible conflicto sentimental. ¿Se creería uno de los dos postergado porque besara antes a uno de ellos? Mi Caco es muy pillo y correría para llegar antes; pero Adelita es muy ágil, pronto llegaría hasta mí. Ojalá se presente pronto este tierno dilema. Mi corazón se partirá amorosamente entre los dos. Que las gestiones que realizo tengan un desenlace feliz. 26 de mayo Casi desde que llegamos, las discusiones sobre la guerra próxima son inagotables. Militares casi todos ellos, hablan de operaciones. Las planean con admirable seguridad. Como siempre, nos atrevemos a intervenir los que no entendemos una palabra de táctica y estrategia. De vez en cuando hago preguntas inocentes de buena fe para enterarme de cosas que no conozco. Y al explicarme, por ejemplo Esteban Calderón cómo se puede hacer un desembarco y cómo no puede hacerse, rectifican enérgicamente su hermano Carlos y Marcial, que sostienen criterios 126


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diametralmente opuestos. La discusión, como siempre, degenera en disputa, y es divertido ver cómo manejamos escuadras, divisiones y cuerpos de ejército, aviones y tanques para maniobrar por donde se nos antoja con todo éxito. Cuando estaba aquí Raimundo Morales, el principio de nuestros objetivos era Jerez. Nuestro amigo tenía ahí una bodega y había de invitarnos a beber sus magníficos caldos. Ahora, como Marcial tiene una familia en Cartagena, hay que variar de objetivo y tomar la base naval. Esto es servir a los amigos. 27 de mayo En las grandes aglomeraciones hay gente para todos los gustos. Desde el hombre sombrío que se pasa la vida ennegrecido por sus propios pensamientos al que ríe de lo más triste y decora de optimismo todas las tragedias. He visto a quien no se alegra en los conciertos y a quienes cantan junto al cadáver del pobre hombre que muere en una de las naves del refugio. Los hay valientes y sufridos para la lucha por la vida, seguros de su fuerza y de su porvenir, y existen los que se piensan irremisiblemente fracasados, sin posibilidades ni salidas. El universo de los tímidos está exactamente equilibrado con el de los osados. Apenas llegamos al campo, algunos se replegaron en las alas anchurosas escondiéndose de la gente y otros se lanzaron a la desbordada convivencia. Rafael Muñoz Molina157, por ejemplo, nuestro compañero abogado, se hace conocer de todo el mundo. Cuando nadie tenía nada, a él le traían botellas de café con leche y víveres y tabaco en abundancia. Si se llamaba a los abogados naturalmente acudía, pero acudía también si se llamaba a los artistas, a los cantantes, a los jugadores de tenis. Se trató de formar un equipo de fútbol y él quiso ser de los primeros recordando que de niño había jugado en Sevilla. La lista de profesiones y actividades era interminable hasta que un día se presentó 157. Abogado socialista, natural de Sevilla. En 1939 contaba con 40 años. 127


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cuando los médicos buscaban a los bronquíticos. Hay quien forma como médico entre los galenos a pesar de no haber pasado del preparatorio de medicina. Y no faltan ganapanes que se hacen incluir en la lista de intelectuales para pedir objetos. Ha habido alguno que al preguntarse si entre los refugiados existía alguien que conociera el árabe vulgar dijo que sí. Y cuando se le sacó para ejercer una función dijo que no podía hablar ni entender aquél lenguaje. - Entonces ¿qué árabe conoce usted? - Pues el árabe vulgar. - ¿Si? En árabe vulgar precisamente se le ha preguntado. Y entonces contestó: - Yo creía que el árabe vulgar era “yo comprar gallina”, “tú comer huevos”, “Antonio estar enojado”. Y se quedó tan fresco. 28 de mayo Hace hoy dos meses que salí de Alicante. En este tiempo he aprendido lo que es un campo de concentración, pero la situación es casi como la del primer día. Atisbo soluciones inmediatas, pero las cosas van con tanta lentitud que es preciso acaparar paciencia y sobre todo hacerme fuerte para no sucumbir en el esfuerzo que habrá que hacer en la calle. Nunca me he hecho grandes ilusiones sobre la solidaridad humana. La mayoría de las cosas que nos suceden las esperaba ya. Pero hay que ver los primeros días qué rudo fue el desencanto de algunas gentes. Aquí hemos venido hombres que en España teníamos cargos de cierta importancia. Subsecretarios, gobernadores, comisarios, magistrados. Teníamos jerarquía, mando y prestigio. El que más y el que menos pensaba que al llegar aquí y decir quién era iba a solucionar rápidamente sus problemas. No sólo eso, sino que Francia se sentiría orgullosa de albergar tan importantes personajes. Con sorpresa han visto que cualquiera se siente 128


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altivo junto a él, con una evidente conciencia de superioridad. Cualquiera de nosotros que hubiera venido aisladamente habría tenido asistencia y comodidades, pero cuando el problema se generaliza, la pluralidad de esfuerzos hacen que todos renuncien al intento de solución. Sobre nosotros sólo queda esto: un Estado que tiene que atender a centenares de miles de refugiados y sólo puede hacer raros distingos. Para los hombres de vanidad que todo lo cifran en ellos, que se figuran que cuanto son y valen en la vida a ellos se lo deben y que se creen capaces de superar todas las desgracias; para ellos, los del “¿ a mí me va a pasar eso?”, no están mal estas lecciones, aunque sean dolorosas y lamentables... En dos meses han aprendido mucho más que en toda su vida. El dolor es siempre la mejor escuela. 29 de mayo - Cerrad bien las puertas de la tienda, que no se vea nada exterior. Meticulosamente se echan las correas. Sobre el centro de una mesita se coloca una vela y en torno toman asiento Carlos Alberto Calderón158, Antonio Martínez, Rogelio Pérez y Marcial Morales. Quieren hacer espiritismo. - ¿Empezamos? - No; hay que esperar a Souza. Me invitan a unirme a los trabajos y les digo que no tengo facultades. Poco después llega el personaje que se espera. Alto, delgado, chupado de la cara, Souza Souza159, comandante del ejército rojo, emparentado con familias españolas de rancia nobleza, primo de Gómez Jordana, el ministro de Estado fascista, del marqués de tal y del duque de X, viene a nuestra barraca a encauzar las prácticas espiritistas que mis amigos realizan sin 158. Carlos Alberto Calderón Martínez. En 1927 ya era capitán en el Regimiento de Infantería 70 de Cartagena. Casado con Purificación Alcaraz Pérez de los Cobos. Durante la guerra inspeccionó las tierras de Granada y Córdoba. 159. Fernando Souza nació en Granada en 1903, exiliado en México en 1941, arribando a Veracruz. 129


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conocimientos y sin resultados. Hace unos días que lograron mover el velador. Después de una jornada laboriosísima obtuvieron por medio de golpes esta profecía: - La guerra estallará el seis de mayo. Creyeron obtener un éxito inmenso. El 6 de mayo parecía ser la fecha tope que había dado Hitler para ocupar Danzing. Llegó el día señalado y la guerra no se produjo. Alemania daba marcha atrás. La política de encerclement señalaba un gran progreso. Les dije que no fiaran demasiado en la profecía y me atreví a pronosticar que no habría guerra entonces. Y así fue. Nuestra barraca presenta ahora un aspecto magnífico para cualquier invocación ultraterrena. Alumbrada solamente por una débil luz, las sombras van dibujando los contornos de los míseros trastos que poseemos. Cajones, maletas, ropas colgadas van proyectando sobre las paredes de lona la geometría interesante de las más extrañas simulaciones. El abrigo que cuelga del mástil parece, envuelto en la penumbra, el cadáver olvidado de un ahorcado. Con buena voluntad podemos aceptar trasgos y duendes, gnomos y brujas; cuantas combinaciones vengan a la imaginación para formar aquelarres, alquimias y danzas infernales. El hombre flaco y chupado de cara da una conferencia preliminar. Habla despacio, oficiando de sacerdote: - El espiritismo se basa en una organización perfectamente equilibrada. Hay un dios grande, que es el espíritu más perfecto. Luego este ser supremo se sirve de la ayuda de otros dioses que cumplen misiones diversas. Un dios cuida de la tierra, otro de Júpiter, cada planeta tiene su dios. Se subdividen después en otras funciones que pudiéramos llamar servicios. - Y los animales ¿tienen espíritu? - Cada uno no. Pero hay un espíritu que cuida de todos los animales. Todos tienen ese espíritu que vela por ellos. Sin él probablemente se habrían extinguido por las plagas y los cataclismos. Los hombres tenemos también nuestro espíritu protector que 130


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llamamos el “guía”. Él es quien protege nuestros actos en la medida que puede. Su voz es lo que llamamos corazonada. Sin embargo, existen espíritus bajos y perversos que se divierten despertándonos inquietudes y presentimientos falsos. Un médium vidente vio que en un teatro un espíritu hablaba al oído de un espectador, hasta que éste se levantó nervioso y se marchó del local. - ¿Qué le has dicho? -le preguntó el médium. - Que lo estaba engañando su mujer. Y el espíritu se alejó riendo. Hay que llevar cuidado con las prácticas espiritistas. Los espíritus son muy aficionados a manifestarse y la casa se llena de ruidos, de trasgos. - A mi mujer un día después de llamarla por su nombre le dieron una bofetada. La mesa se levanta lentamente sobre dos patas y da un golpe. - Ya tenemos una entidad. Empiezan las preguntas para descubrir la filiación del recién llegado. Resulta ser Juan, amigo de los que rodean la mesa. - ¿Va a estallar la guerra? Sí, un golpe; no, dos. - Sí. - ¿Cuándo? - El día 6 de junio. - ¿Está mi padre detenido? - ¿No lo sabes? - ¿Puedes ir a Cartagena a enterarte? - Sí. - ¿Y a Murcia a ver si está bien mi familia? - Sí. - ¿Volverás pronto? - Sí. Transcurre un minuto y el espíritu vuelve a manifestarse. 131


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- ¿Has estado en Cartagena? - Sí. - ¿Está mi padre detenido? - Contestación afirmativa. - Y en Murcia, ¿está bien mi familia? - Sí Souza se retira bruscamente inquiriendo alarmado. - ¿Qué pasa? - Que el espíritu quiere cogerme. - Pues déjese coger. - No, me produce trastornos. Ahora me ha dado una descarga de piso. Martínez, pálido, nervioso, suelta las manos. - Y a mí también me quiere atrapar. Estoy helado. - Descansemos un momento. Yo escucho junto al grupo en otra mesita. Reanudan los trabajos y preguntan que con quien quiere manifestarse por la palabra o la escritura. El velador me señala y yo renuncio al experimento. Con nuevas preguntas sobre la política internacional, se levanta la sesión. Don Germán Pérez Mendoza160, el hombre que se desvive por conocer gordas noticias, aboca indiscreto y misterioso sobre Don Pedro Casciaro161, el catedrático de Historia que acaba de llegar. - La guerra para el día 6 de junio. - Eso me acaban de decir ahí fuera. - ¿A usted también? A la media hora todo el mundo sabe ya en el campo la fecha de la guerra. 160. Era Comisario del puerto, de 42 años de edad. Llegó a Orán a bordo del petrolero Campillo, desde Cartagena, el 31 de marzo de 1939, junto a más de 420 exiliados. Entre ellos iba el alcalde de Cartagena, Fernando Soler Pallarés. El buque fue votado antes de la guerra civil, en Valencia. 161. Pedro Casciaro Parody, tenía 50 años y era profesor ayudante de la Facultad de Filosofía y Letras de Murcia. Previamente había sido catedrático de Geografía e Historia del Instituto de Albacete. Estuvo ligado al Museo Arqueológico de dicha ciudad, desde 1925. Tras su paso por el exilio lo veremos relacionado con el Opus Dei. Casado con Emilia Ramírez Pastor. 132


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30 de mayo Por Orán danza un individuo, que llegó aquí con tiempo suficiente para que no le cogiera el derrumbamiento de la República. Se llama Rodolfo Llopis162, diputado socialista, y ex subsecretario de la Presidencia en tiempos de Largo Caballero.

Rodolfo Llopis en un mitin en Elche. Foto de el ecorepublicano.es

1º de Junio Lo más semejante a la desdicha de la guerra ha sido la evacuación. Es inexplicable cómo los hombres de responsabilidad que dirigían el país no se preocuparon de organizar la salida de aquellos que habían contraído responsabilidades políticas, excitados precisamente por quienes a la hora del peligro sólo se preocuparon de ponerse a salvo ellos. 162. Rodolfo Llopis Ferrándiz. Nacido en Callosa de Ensarriá, Alicante, en 1895. Miembro de la masonería y Director General de Primera Enseñanza durante la República. Diputado. Presidente del Consejo de Ministros del gobierno en el exilio, desde 1947. Miembro del Partido Socialista. Llegó a abrir una oficina de su partido en Orán. Secretario General del PSOE, siendo desplazado por un triunvirato con Felipe González al frente. Falleció en Albi, Francia, en 1983. 133


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Aquí en el destierro se van aclarando muchas actitudes. No todo era torpeza ni imprevisión. Había algo más, que el día que se examine producirá sensación en los medios interesados y afectados por este asunto. Siempre tuve obsesión porque se organizara bien la salida de España. Tenía bien arraigada la idea de la derrota y veía cerrados todos los caminos. Concebía los últimos instantes de la guerra en el hundimiento caótico de los frentes y la sublevación forzada e inevitable de la retaguardia. Y así fue, pues si salimos tres o cuatro mil personas el día 28 de marzo, fue por un azar afortunado. El resto quedó en España, presa de la capitulación, siendo pasto de las sanciones horribles del vencedor. ¿Qué hubo para tal laxitud en la organización de la salida? Esteban Martínez Calderón era jefe del Estado Mayor mixto de la Base Naval de Cartagena. Se le nombró después de ser vencida la sublevación fascista del 5 de marzo, en sustitución de Vicente Ramírez que se hundió con la flota. El día 26 llegó al puerto un barco de siete mil plazas para empezar la emigración. Pérez Salas, Jefe de la Base, prohibió por orden de la Junta de Madrid, que el buque cargara ahí pasajero alguno. Se ampara esta orden en la necesidad de mantener el espíritu de la Guarnición pues no podía darse ante la tropa el espectáculo de la desbandada. Pero no prohibió que saliera el barco cargado de otro puerto. Calderón, que pertenecía al partido socialista, llamó a Candel por teléfono repetidas veces para que fuera desde Murcia a ponerse al habla con él para tratar de la evacuación. Después de varias llamadas conminatorias llegaron al citado día por la tarde. Les dijo Calderón que había que darse prisa y que debía de salir el mayor número posible. Después de mil divagaciones, Luis Lanza, diputado socialista, en tono confidencial, cuando Candel no podía oírle, le dijo aparte al jefe militar: - Mire usted. Hay que procurar que no se vaya demasiada gen134


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te. Tenemos muy poco dinero y se lo van a comer en dos días. Además no hay para tantos. ¿Se comprende así por qué quedaron tantos antifascistas en España? 2 de junio Si en este momento se recibiese un telegrama de España diciendo que se había proclamado la República, ¿a quien propondría usted para gobernar? preguntó un allegado a Pedro Casciaro, el profesor de Historia. - Lo primero que diría al que en serio me hiciera esa pregunta es que estaba loco. - ¿Y después? - Diría que ninguno de los que han gobernado podría volver a gobernar. - Perfectamente. Este es el espíritu de todo el campo. 3 de junio Preguntas como la de ayer se hacen con cierta frecuencia. Cada uno empezamos a decir que los demás han perdido la cabeza. Y constantemente se oyen estas exclamaciones: - Ayer sorprendí a Fulano cazando moscas. - Y yo a Mengano contemplando un nido de hormigas y haciendo reflexiones en voz alta sobre las idas y venidas de la columna encargada de abastecer el agujero. - No, si están “pasados” Pedro Casciaro abunda en esta opinión. - Fabre, le dije, se pasó muchos años en el Languedoc estudiando el maravilloso instinto de los insectos. -¿Y no cree usted que estaba loco? 135


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Los hombres encerrados caen en la ociosidad. Y de la ociosidad se pasa al infantilismo. Hay un refugiado que se pasa el día vistiéndose, desnudándose. Entra en su barraca, se pone un traje y se da unos paseos por el patio. A continuación, sustituye el traje que se ha puesto por otro. Cuando los trajes se le agotan, sale en calzoncillos. Está ya fichado por la opinión como demente. Otros se dan a la locuacidad y dicen infinidad de necedades y desatinos. Lo pueril y lo grotesco se asocian frecuentemente. Un militar de alta graduación se coloca el sombrero absurdo que nos han dado, en forma que supone un alarde de comicidad, y un profesor da cabriolas descoyuntadas como el más retozón de sus alumnos. Entre estos alardes inconscientes de desvío, síndromes de evocación manicomial, hay quien pierde la razón de veras. Un pobre refugiado que vino ya con una tara nerviosa, sufrió un ataque de demencia ayer. La ambulancia, el automóvil negro que transporta tantas desgracias, se lo lleva ahora al hospital. De ahí saldrá sin duda para el manicomio. Mientras el coche se aleja, pienso con amargura que sale un despojo humano que aquí tirado en su camastro, se dejó olvidada la razón. ¿Cuántos seguirán su ruta? 4 de junio - Ninguno sabe cómo ocurrió aquello. Aquello quería decir el fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera. - Yo lo presencié - continúa diciendo a su interlocutor un individuo llamado Toledano que fue agente de policía en Alicante. 136


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- Los periódicos fascistas - afirma - no han dicho la verdad porque no la saben. A mi pregunta responde: - Yo fui en calidad de policía. Se había recibido la noche anterior el “enterado” del gobierno y a las siete de la mañana nos constituimos en la prisión. Sacamos a su hermano Miguel para que fuera a despedirse. Entró en la celda y ambos se abrazaron. José Antonio le mostró unos papeles y le fue explicando lo que significaban y el destino que había que darles. Se les llamó la atención para que se separaran y Miguel con lágrimas en los ojos dijo indignado y enérgico: - ¿Es que tampoco nos van a dejar despedirnos? Se separaron. José Antonio no esperaba ser fusilado aquella mañana. Condenado hacia muchos días, transcurría el tiempo en la prisión y confiaba en el indulto debido a que en el acto del juicio había producido buen efecto al tribunal. El jefe de la prisión había dicho a los que iban con tal misión que eligieran el patio en que debía cumplirse la sentencia. Ya estaba elegido. Primo de Rivera salió entero de la celda y preguntó a los ahí presentes: -¿Quién manda esto? Esto era el piquete de ejecución…no le contestó nadie. Seguidamente se puso frente a la fuerza, le dio un apretón de manos a cuatro condenados de Novelda que con él debían ser fusilados y los catorce paisanos que habían ido para tal objeto dispararon a una señal del que hacía de jefe. Todos los disparos los hicieron contra José Antonio, que cayó muerto, mientras los otros quedaban en pie sin ser tocados por las balas. Nuevas descargas acabaron luego con la vida de los otros163. 163. El fusilamiento tuvo lugar el 20 de noviembre de 1936, en la prisión de Alicante. El tiro de gracia se lo dio Guillermo Toscano Rodríguez (nacido en Huelva en 1906), vigilante de la prisión, que a la postre moriría fusilado en junio de 1941, en Granada. 137


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Primo de Rivera dio antes de caer el grito de ¡Arriba España! 5 de junio Los permisos para salir del campo cada día están más difíciles. Pero la gente se escapa. De donde resulta que los que tenemos formalidad estamos verdaderamente prisioneros, mientras que los otros, los jovenzuelos, los intrépidos y los pilletes siempre están en la calle. Hoy domingo se ha dado a rajatabla la orden de que no salga nadie y sin embargo hay fuera más refugiados que nunca. Reforzada la guardia exterior, se escapan en sus barbas por debajo de la lámina que cerca el campo. Cuando un refugiado asomaba esta tarde la cabeza arrastrado por el suelo, se encontró con un centinela que le apuntaba a bocajarro con el fusil. Aterrado y por señas dijo al negro:

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- Te doy un franco, si me dejas. - Cinco - repuso el soldado marroquí. - No tengo. - Pues entonces no le dejo. - Bueno, pero aparta el fusil, no se vaya a disparar. - Está descargado, no nos dan municiones. Y cuando se ha sabido la noticia se han escapado cincuenta más. 6 de junio Hay en el campo unos cuantos médicos que se dan la gran vida. Salen cuando quieren y con frecuencia les traen ricas viandas de la calle, obsequios de sus colegas de Orán. Quizás sean los médicos quienes más desarrollado tengan aquí el sentimiento de compañerismo. Sin embargo, un médico español residente en Orán que visita el centro en calidad de protector les espeta un día esta galantería: - Vengo de hacer una gastrectomía - ¿Saben ustedes lo que es esto? Sin esperar contestación añadió: - Hemos tardado cuatro horas. - Entonces - repuso uno - se morirá el paciente. En España no tardamos más de cuarenta minutos. - ¿Y que? - que se muera también. 7 de junio El coronel de artillería Francisco Rodríguez es hombre simpático y conversador. Fue el último jefe de la Base Naval de Cartagena y ha venido como todos, por un temor muy fundado a las represalias fascistas. Con frecuencia viene a nuestra barraca y alguna vez paseamos por el campo. Lleva con resignación y entereza el 139


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exilio sobreponiendo una gran dignidad a cuentas vejaciones se derivan del trato común que recibimos. Abdullah- el negro que por falta de preocupación de autoridades superiores es dueño y señor de este albergue - se quejaba ante él queriendo justificarse de las dificultades de manejar un campo de concentración. - Depende de las circunstancias. Yo he tenido en España a los alemanes del (.... .). Comprendía que eran hombres que en la guerra lucharon para - Sabe usted, yo no entiendo bien el español. Me voy al bureau. Y el hombre se alejó no sabiendo qué decir. 8 de junio Los menores del campo empezaron a jugar al fútbol. A ellos se unieron los mozalbetes. Y después muchas personas mayores. Se ha producido una algarabía ruidosa. Más de doscientas personas serias se dedican a darles patadas al balón, entre el jolgorio general. Sin embargo, el partido molesta a los demás un poco. Un pelotazo lanzado contra nuestra caseta ha roto el reloj a Martínez, otro ha estropeado las gafas a don Blas, en la caseta inmediata. Un tercer balonazo ha tirado al suelo el chocolate a otro ciudadano en la caseta nº.1, que era lo único que tenia para cenar. La reacción de este último ha sido menos pasiva que los otros. Se ha guardado el balón y ha dicho que no lo devuelve, y que se acabó el partido. La gente se estaciona ante la tienda con el propósito de rescatar la pelota. Pero el perjudicado no la suelta. Con este motivo se promueve un ligero motín con derivaciones y amenazas desagradables. Los chiquillos y los mozalbetes vociferan y escandalizan conminatorios. Hombres que parecían sensatos se dedican a excitar. Se oyen 140


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voces: - Pegarle fuego a la barraca. Hay disputas enojosas y conatos de riña. Acaba por no pasar nada porque no puede pasar. El sitio no es propicio para que se pueda dar rienda suelta a las furias de la multitud; pero es sintomático y refleja un estado psicológico de la multitud. Estos hombres que todos ellos han tenido una posición política, que han arriesgado la vida y han perdido la libertad conservan todavía ese resorte que los impulsó en España a las más absurdas proyecciones de rencor y de ira. Por un capricho, con la inconsciencia y el ímpetu que en todo han puesto, no hubieran vacilado en arrastrar a unos hermanos suyos en la desgracia por el hecho de impedirles que molestaran y perjudicaran con un balón a los demás. Doy al incidente la importancia psicológica que tiene. Demuestra este pequeño detalle que somos incorregibles y que no concebimos la libertad a base del respeto y la libertad ajenas, sino subordinada a nuestro interés, nuestro egoísmo o a la frivolidad de un capricho. 9 de junio -¡A la sala tercera y cuarta! ¡Todos a las salas!- van repitiendo los guardias y los chicos que hacen de auxiliares en los servicios del campo. Los silbatos suenan conminatorios hasta que los novecientos refugiados entramos en las naves. Después de un preámbulo de rumores, gritos sueltos de gentes que aspiran a ser graciosas, sin gracia, con estas aglomeraciones y estridencias medio contenidas de la multitud. Abdullah sube a una mesa y anuncia que el Secretario General va a decir unas palabras. 141


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El Secretario General, a quien no vemos al pie de la mesa pronuncia unas palabras en francés. - El señor Secretario General dice - traduce Abdullah - que no se pueden dar permisos por ahora. Que dentro de dos, tres o cuatro semanas se darán. Que dentro de dos meses habrá sido solucionada vuestra situación. Sigue interviniendo repetidas veces el Secretario General y su intérprete viene a decirnos: - Unos refugiados han protestado de mala forma esta mañana por no salir. Eso no se puede tolerar. Si os rebeláis se os castigará. Peor estaríais en España, debéis tener paciencia. Si no queréis barrer ni limpiar viviréis como los cerdos; si no queréis guisar os comeréis la comida en frío. Y sepan los médicos que ellos no le prestan ningún servicio a la Francia, sino a vosotros. Y luego dirigiéndose a la masa: - ¿Estáis conformes con el señor comisario? - ¡Sííí! Dicen algunas voces. - ¿Tenéis algo qué decir de mí? - ¡Nooooo! - repiten las mismas. - Pues ya sabéis lo que hay. De la multitud sale esta afirmación: - Estoy reclamando dos meses y no se tramita mi expediente de salida. Abdullah corta rápido después de una pequeña vacilación: - He dicho que ya se ha acabado. Y se disuelve la asamblea. Bien avanzada la tarde llegan unos gardemobiles. En el bureau 142


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se ha notado trasiego de conferencia. Ir y venir de Teresianas galoneadas. En cierto sector del campo hay cierta inquietud porque en vez de soldados moros van a sustituir la guardia exterior con gardemobiles… Desfilan por el centro del campo al mando de un oficial y ocupan los puestos que les corresponden en el interior y exterior del campo. A la mayoría de los hombres sensatos que aquí estamos nos tiene esto sin cuidado. Pero no a todos. Hay aquí una categoría de sujetos que acostumbraba a escaparse del campo cuando tenía por conveniente, burlando a la guardia mora, con la complicidad de ella o con su tolerancia y casi siempre con la compinchería de ciertos subalternos del bureau. Ahora se les ha hecho imposible la salida por esta verdadera política de encerclement. Pero, ¿ha sido por eso nada más? 10 de junio Indudablemente nuestro campo tiene desde el principio las apariencias de mi pueblo. Para serlo del todo había también un tonto. Vino en el Stanbrook, por la gracieta de unos emigrados: -Anda, Tiruliqui, vente a Orán. Y Tiruliqui se vino. Desde los primeros momentos cayó en gracia. El pueblo de Orán le hacía regalos, trajes, comida, tabaco. Las mujeres le daban besos y se permitía toda clase de familiaridades con los guardias. El tonto que venía flaco de la guerra, se hinchó a leche de chocolate, sardinas en lata, rancho y cuanto atrapaba en sus correrías por la cocina que rondaba siempre como gato descuidero. Al poco tiempo fue colaborador de los servicios: a Tiruliqui se le dio un silbato para que anunciara el momento del desayuno, el almuerzo y la comida. Un tonto con mando cualquiera que sea 143


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la intensidad, la naturaleza y jurisdicción es siempre tan divertido como peligroso. Cuando por la mañana algunos exiliados pretendían unos momentos más de dulce sopor, el pito de Tiruliqui estridente, penetrante, insolente, sonaba con toda la impertinencia de su furia para clavarse en el cerebro como un clavo. - ¡Tiruliqui, que has matado un cura! El tonto se apenaba con esta imputación; pero hubo ratos en que creyó seriamente ser autor de tal homicidio irreverente. - Cuando vuelvas a Alicante te detendrán los fascistas. Y te fusilarán por vender diarios rojos que decían mentiras. - Yo no los escribía. Que fusilen a los que decían las mentiras -solía contestar cada vuelta. Siempre es bueno que haya un tonto bien definido, un tonto integral reconocido unánimemente. Tiene la ventaja de absorber la tontería general y de esa forma los otros tontos se quedan deambulando en la penumbra. Tiruliqui se fue en avión como un turista. Hace muchos días que está anunciado el regreso de Tiruliqui a su ciudad natal. Todo llega. Esta mañana una representación del Consulado ha venido al campo por él. El tonto vestido como un caballero, con una maleta llena de ropa y con un galápago en una jaula se ha marchado con aire importante de turista. En Alicante causará sensación su llegada hasta su total, definitiva identificación, después de un precioso martirio por lograr emitir una oración completa. Su amigo Chacaco - que le llamaba primo, frase favorita de los tontos- ha llorado al verlo partir. Y algunos de los terribles rojos que presenciaron su salida, también. 144


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11 de junio Empiezo a sentir las emociones más grandes del exilio. Adelita quiere a toda costa venir y yo deseo con toda mi alma que venga. ¿Logrará sacar el pasaporte? Me han dicho que muy pronto, dentro de pocos días, se reanudará el servicio marítimo con Alicante y se permitirá la salida de las mujeres y los niños. ¿Será verdad? ¿Podré yo dentro de poco tiempo besar a mi mujercita y a mi zorro pillo, Caco? Hoy redoblo todos los esfuerzos por salir de este campo y poder recibirlos en la calle. También quiero organizar las cosas para que nada les falte. Mi mujer tan sensible, tan buena, tan cariñosa con los suyos, está sufriendo atrozmente desde que estalló la guerra. Quiero a toda costa proporcionarle un bienestar y una vida tranquila. Creo que lo lograré siquiera por lo que ella merece. 12 de junio Nunca estuvo la política tan ligada a la geografía como en nuestra guerra civil. España, partida en dos bandos tuvo que definirse con toda resolución. Los que estaban en la zona facciosa necesariamente tenían que ser de Franco, republicanos los de la zona de la República. Hubo quienes por su historia y su personalidad no podían adaptarse y sucumbieron en un lado o en otro. Tampoco faltaron los que para no ser tomados como adversarios extremaron la nota interviniendo en excesos. Por ejemplo, en Murcia, elementos que habían sido interventores de la CEDA en las elecciones del 16 de febrero de 1936 se declararon izquierdistas rabiosos. Ingresaron en la CNT. y se dedicaron a dar “paseos”, esto es, a amenazar gente indefensa. De la misma forma, izquierdistas renegados, hicieron ingresando en las filas de “Falange” crímenes sin cuento para hacer méritos. 145


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Militares hubo que en el llamado ejército nacionalista se distinguieron contra la República cuando su corazón lo tuvieron puesto en ella, y “republicanos” a la fuerza que mandaban tropas contra las facciones donde estaban sus ilusiones. El ejercicio y la necesidad de seguir adelante logró compenetrarlos y acabaron sin duda por sentir los puntos de vista que cada uno defendía aunque sin participar de los excesos que sentimentalmente no debieron compartir. El militar que más alto renombre alcanzó en el campo Republicano fue el general Miaja. ¿Se había significado antes del movimiento como izquierdista? No. Siendo jefe del regimiento de infantería de Sevilla en Murcia, le pedí en 1932 un trabajo para “El Liberal”, con motivo de la publicación de un extraordinario dedicado al 14 de abril, el primer aniversario de la República y se limitó a enviarme un recluta con un recado verbal que venía a decir que no se metía en política. Derivadas unas responsabilidades de los sucesos de Asturias para el diputado comandante, presidió Miaja un consejo de guerra y votó para que se le condenara cuando cierto general le había pedido como izquierdista que lo absolviera. J. Francisco Rodríguez, coronel de Artillería, me cuenta este episodio diciendo que él mismo le llevó el recado y tenían los Republicanos un gran interés en que se absolviera. - Lo que voy a hacer -dijo Miaja- es llevarle la carta a Gil Robles. Gil Robles era el Ministro de la Guerra. Pero a pesar de su amenaza, no llevó la carta al Jefe de la CEDA. 13 de junio La comidilla del campo es la sustitución de la antigua guardia 146


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por la “gardemobile”... Culpan de todo a Abdullah y al “Caudillo”. Dicen que Abdullah pedía en la cocina cuanto tenía en gana. Los cocineros se lo servían al gusto porque los dejaba salir a la calle. Pero un día les prohibió la salida y ellos entonces le cortaron la ración. - Éste -dijeron- es para los refugiados; no para Abdullah y los guardias. Hubo comentarios y tensión de relaciones entre ambas potencias. No se sabe quién, pero el hecho es que a la Prefectura llegó la noticia de que aquí estábamos los refugiados en actitud levantisca. Y eso originó primero la visita del Secretario General y luego el establecimiento de la guardia móvil. Naturalmente que todo carecía de fundamento, pues nadie pensó en una insubordinación ni tendría éxito si algún demente la proyectara. Si estas fuerzas vinieron con el prejuicio combativo contra nosotros, se habrán convencido ya que todo ha sido una torpeza y una calumnia, pues nuestra tranquila actitud no puede dejar lugar a dudas. 14 de junio A poco de llegar aquí cundió la noticia de que Bienvenido Santos y Alfonso Rivera Blázquez habían sido condenados a muerte. La noticia nos produjo a todos cierta impresión; pero nos costaba trabajo creerla, o por lo menos que llegase a cumplir la sentencia. Ahora se va confirmando por distintos conductos y el fusilamiento de ambos parece ya un hecho. Antes de la pérdida total, en los días que precedieron al derrumbe nuestro, las “radios” franquistas no se cansaban de decir que únicamente sancionarían a quienes tuvieran manchadas de san147


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gre las manos y a quienes hubiesen realizado actos delictivos. Ninguno de estos dos hombres, inmolados por la facción del fascismo triunfante, realizaron hechos que pudieran dar lugar ni aun situándose en la zona apasionada del fascismo a represalias de tipo irremediable. 15 de junio Siempre será difícil en los hechos ensangrentados por la violencia establecer exactamente la medida de lo lícito y lo ilícito. Sin embargo, se establecieron unas normas de guerra para, dentro del dolor de esas colisiones, salvar en lo posible ciertos derechos y determinados principios. Una de las cosas es la palabra de cualquiera de los contendientes. La repetición constante de que no habría represalias más que para los asesinos y los ladrones creó un clima tranquilizador. Los que estaban comprometidos por responsabilidades políticas solamente vacilaron ante las promesas, que tácitamente venían a constituir un contrato, una especie de pacto entre el vencedor y el vencido, entre el nuevo poder y el pueblo. ¿Se hubiera quedado en Murcia, Bienvenido Santos sin el benévolo anuncio de los nacionalistas? Este hombre era socialista, desde hacía bastante tiempo. Diputado en las Constituyentes y Alcalde de Murcia en los últimos tiempos entraba como una jerarquía por la puerta grande en el Código de sanciones. El día 25 de marzo, este hombre despistado por los acontecimientos, enviaba a los periódicos una nota en la que decía que habiendo llegado hasta él rumores de que se había ido al extranjero, hacía público que el no tenía por qué irse; que allí estaba y en su puesto continuaría. Que él no era de los que huían ya que no tenía por qué. Sin darse cuenta, resultaba aquella nota reticente y molesta para aquellos que no fiándonos de las falacias facciosas, teníamos el 148


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propósito, si podíamos, de salir de España para no perecer en las manos de la pasión triunfante. La censura militar impidió su publicación. Luego, cuando íbamos en el Stanbrook se dijo por algunos socialistas: - A Bienvenido no le pasaría nada. No tenía yo tan optimista impresión a juzgar, entre lo que yo temía, por la despedida que la aviación facciosa nos había Bienvenido Santos Borrego 1882-1953 hecho en el puerto. - No le pasará nada -repetían- porque tenía escondido en su casa a Agustín Virgili, el diputado de la CEDA. ¿Era esto verdad? Pues de poco le sirvió esta obra humanitaria y generosa. Precisamente Virgili pasó a ocupar un puesto en la alcaldía mientras que Bienvenido iba sencillamente a la tumba164. 16 de Junio ¿Quién era Ruiz Blázquez? Difícilmente se encontrará hombre 164. Nacido en 1882 en Valdecarros, Salamanca. Maestro de profesión, en 1924 es nombrado primer Presidente de la Asociación Provincial de Maestros de Murcia. Su destino eran las Graduadas de Santo Domingo, casado con Luz Sánchez, oficial de la Universidad. Ligado a la Casa del Pueblo en 1931, Secretario del consejo Provincial de Primera Enseñanza y presidente de la Agrupación socialista de Murcia en 1932. Dos años después lo vemos como diputado nacional. En 1937 es presidente de la Federación Socialista y sucede como alcalde de Murcia a Fernando Piñuela Romero. Condenado a muerte en 1939, se le conmutó la pena, pasando tres años en la cárcel. Casado con Máxima Sánchez Torres. Falleció en Valencia, en 1953. La Verdad 23-7-1930; 4-1-1934. El Liberal 7-2-1934. El Tiempo 17-10-1935. Nuestra Lucha 20-1-1937 149


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más ingenuo y resignado. Con motivo de un cisma electoral producido en Murcia en Izquierda Republicana ante las elecciones del 16 de febrero de 1936, este señor fue diputado. No llegué a conocerlo hasta después de haber estallado el movimiento. Pronto tomó conmigo confianza. Allá por la primera quincena de noviembre de 1936 fui con él a Albacete, cuando la ofensiva sobre Madrid ponía en grave riesgo la capital de España. Íbamos en el coche de López de Goicoechea165 y vino mi mujer que quería acompañarme para ver a mi hermana. En Albacete visitamos a Martínez Barrios, con quien yo hable, y al general Martínez Monje. Creíamos nosotros que Albacete era un cuartel general donde se organizaban fuertes masas de combatientes para lanzarlas sobre las líneas enemigas y salvar así el agobio de Madrid. Nunca he estudiado cuestiones de estrategia ni de táctica, pero es elemental que un enemigo batido por dos frentes, teniendo a vanguardia y retaguardia la presión de las fuerzas antagónicas, siempre estará en mejores condiciones de ser vencido. Alfonso Ruiz Blázquez en 1936

165. Francisco López de Goicoechea e Inchurrandieta nació en Totana en 1894. Entre 1908 y 1910 estudió en el Instituto de Murcia, pasando a Madrid a cursar Derecho, terminando en 1916. Casó con Mª Dolores Díaz del Rincón y se afilió al Partido Republicano Radical Socialista. Diputado a Cortes en 1931 y 1936 por Murcia. Magistrado del Tribunal Supremo y Presidente de la Audiencia de Murcia. En 1939 se exilió en Francia, pasando posteriormente a México. Falleció en Madrid, en 1973. 150


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Cuando hablé con Martínez Barrios le noté al recibirme cansancio y desaliento. - ¿Como va esto, don Diego? - Bien -expuso con más señales de aplanamiento que de optimismo. - No me gusta -repuseel tono con que usted lo dice. - Estoy “cansado” -me dijo con un acento andaluz, imprimiéndole acentos de afecto y cordialidad. En este momento entró Martínez Monje.

Francisco López de Goicoechea e Inchaurrandieta

- La cosa va bien, don Diego, muy bien. Acabo de hablar con Madrid. Don Diego, complaciente y escéptico se esforzaba por escuchar con agrado y abundar en vulgaridades alentadoras que no parecían emanadas de una profunda convicción. - ¿Sabe usted lo que me ha dicho Miaja? - ¿Que? - Pues que ahora, aprovechando que se va conteniendo a las fuerzas facciosas, podían ustedes atacarlo por la retaguardia. - ¡Eso querrá usted! Le he dicho. ¿Qué le parece don Diego, la salida del amigo Miaja? Me quedé de piedra. Tenía de la guerra un concepto sin duda 151


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equivocado. Pensaba que los movimientos de tropas no eran punto de la improvisación ni la espontaneidad de nadie. Y cuando se atacaba era en virtud de estudios previos del Estado Mayor, trazando y coordinando operaciones. Pero me había equivocado. Un ataque podía ser punto de la compinchería de dos generales y una ofensiva, asunto capaz de organizarse como la cordialidad de un almuerzo. Me salí de allí lleno de escepticismo y de pesadumbre. ¿Era ésta toda la preparación militar? Se empeñó López de Goicochea en ver luego al general en su despacho. Nos recibió en un despacho que parece una cabina, por lo reducido. Unos cuatro metros de largo por dos de ancho era su espacio vital. Unas mesas, papeles, sillas, un teléfono, el gran Centro Militar que había de salvar Madrid. López de Goicochea llevaba el propósito de ofrecer dos mil hombres. No sólo para ayudar a la guerra, sino por motivos de interés local. Estaban en botana comiendo, bebiendo y saqueando y el pueblo deseaba a toda costa que se fuesen al frente para librarse de ellos. Como diputado y gestor de los intereses de su pueblo natal, le expuso el asunto disfrazándolo, claro, con los más encendidos y emocionados entusiasmos guerreros. - Vengo a traerle a usted dos mil hombres. Y explicó de lo que se trataba. El general no se mostró muy dispuesto a aceptar el ofrecimiento. No tenía uniformes, ni armas, ni por lo visto propósito de buscarlos. Insistió Goicochea en que eran dos mil hombres nada menos, 152


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cosa que no ofrecía todo el mundo. El general, malhumorado repuso: - Nada más que vienen ustedes a plantear papeletas. Afortunadamente Francisco López de Goicochea es hombre que reacciona sin violencia y se despidió cortés y sonriente, como todos nosotros. del general y de su ayudante, Leopoldo Bejarano, coronel y antiguo periodista, amigo de Sanjurgo. Ya en la calle López de Goicochea comentaba indignado: - ¡Decir que son papeletas ofrecer dos mil hombres! Ruiz Blázquez y yo elevamos a definitivas las conclusiones de que la guerra estaba perdida sin remedio. Tardaría más o tardaría menos, pero aquello acabaría mal. 17 de junio Alfonso Ruiz Blázquez166 era millonario al estallar el movimiento. En una provincia andaluza poseía una inmensa finca donde recibía algunas temporadas a sus amistades y las hospedaba espléndidamente. La CNT., al grito de: ¡Paso a la FAI. se incautó de todo: muebles, vajillas, joyas, objetos artísticos. Si algo quedó se lo llevó una compañía de asalto. La finca sufrió nuevas invasiones y nuevas rapiñas hasta que la dejaron sin las maderas de puertas y ventanas. Tenía una ganadería y se la quitaron. Poseía una asesoría mecánica y se incautaron de ella. A los pocos meses del movimiento, Alfonso Ruiz Blázquez, hombre rico y diputado de izquierdas, estaba despojado de todo lo suyo. Yo lo veía cuando iba a Murcia, llevar un trozo de pan con 166 Diputado por Murcia en 1936, por Izquierda Republicana. Con Ricardo Serna viajó a Albacete, en el coche de Francisco López, a visitar a Diego Martínez Barrios y al general Martínez Monje. 153


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algún pedazo de embutido. Nunca comía en ningún restorán ni hacía gasto alguno. Veía este hombre sin gran indignación su despojo, mientras gentes que nada tenían y que jamás se les reconoció profesión apta para allegarse recursos, vivían espléndidamente. Yo solía indignarme de su pasividad. - Pero, ¿cómo tolera usted todo eso? - ¿Y qué voy a hacer? Nadie me hace caso. En los primeros meses de 1937 celebramos, un día, una extensa conferencia en el café Oriental167. Le dije que veía muy mal la cosa. Que no veía posibilidad de ganar la guerra. Venia él de Valencia y me confirmó que los suministros eran el caos, nadie sabía actuar y aquello no tenía pies ni cabeza. Le dije que debíamos estar preparados para salir de España, pues de quedarnos seriamos víctimas de los facciosos mientras que los desenfadados explotadores de la República, los “paseantes”,

Dibujo del Café Oriental, con los intelectuales de la época. El Liberal 29 de junio de1936. Ilustraba un artículo de Luis Garay. 167 Abrió sus puertas en 1875. En esos años era su propietario José Cardona, sucediendo a José Gascón y Antonio Ruiz. 154


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“segundones” y demás elementos de perturbación y escándalo saldrían cómodamente, se perderían después en el anonimato sumándose luego al fascismo para mayor garantía. - Mire usted -me dijo extremando la confidencia- todos tienen ya las familias en el extranjero. Por medio del Centro de Contratación de Granada, obtienen francos. Personajes y personajillos van y vienen a Francia. Ellos están preparados para todo. Nosotros debemos también prepararnos. Y añadió: - Las cosas están cada vez peor. El presidente de la República, Azaña, llamó hace días a X y le dijo que la guerra no tenía remedio. “Yo sólo me ocupo de salvar a los amigos porque lo que más me preocupa es lo que puede ser de vosotros. Afortunadamente ya lo he conseguido”. Lo dijo Azaña con lágrimas en los ojos. Quedó Ruiz Blázquez en pedir los pasaportes. Si la situación se agravaba saldríamos sólo cuando la situación no tuviese remedio. Si mejoraba, en nada nos estorbará tener la seguridad en todo momento de la salida. ¿Se ocupó luego de esta cuestión? 18 de junio Ruiz Blázquez desaparecía lo mismo que aparecía. Comprendí que era hombre tímido, abúlico, incapaz de hablar serio en los medios gubernamentales bloqueados por audaces y gentes de combinaciones múltiples. Era inútil que le insistiera sobre la necesidad de tener el pasaporte. Me decía que sí, pero no hacía nada. Él seguía su situación amarga sin grandes protestas ni indignaciones. Un día el SIM. empezó a hacer investigaciones sobre su persona. Me dijo que estaba perseguido por el siniestro organismo porque de una manera personal había llevado el consuelo de 155


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un ofrecimiento a un hombre que estaba preso y que era amigo suyo, además de haberle favorecido en 1934 cuando por izquierdista se quiso detener a Ruiz Blázquez. - ¡Era lo que me faltaba! - decía indignado. En el mes de marzo de 1939 me visitó y estuvo en mi despacho más de una hora. - Esto no tiene remedio, ¿qué piensa usted hacer? - Yo no me voy -repuso. - ¿Por qué? - Porque no tengo dinero. Contaba con una colección de monedas de oro que reuní por mis aficiones numismáticas y me las robaron también porque las tenía en mi finca. - Con divisas o sin ellas, debe usted marcharse. - No, usted no sabe lo que es estar en el extranjero sin dinero. Si se cae usted en medio de la calle nadie se parará a recogerlo ni a moverlo. Traté de insistir. - No, prefiero, si acaso, esconderme. Allá por las sierras de Jaén hay un sitio muy difícil de dar con él. Es una cumbre intrincada, laberíntica, muy alejada de la carretera general. Ahí en una cueva, protegido por pastores y mayorales, estaré oculto. ¿Quiere usted venir conmigo? - Se lo agradezco mucho, pero no me fío de esos procedimientos. - Es un sitio inexpugnable…. - Para la guardia civil -repuse- no hay nada oculto. - No hay cuidado. Ahí no van ni las cabras. Se trata de estar escondido un poco tiempo y luego salir ¿Cree usted que a nosotros nos van a hacer algo? - Probablemente sí. - Nosotros no hemos matado a nadie ni hemos robado, ni delinquido. 156


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- Nosotros somos personas decentes y tenemos que ser respetados. - No me fío de esos señores. Yo me iré si puedo. Nos despedimos y no he vuelto a verlo más. Cuando recibí la noticia de su fusilamiento pensé en el martirio horrible de este hombre, víctima de los unos y de los otros. Para sindicatos y la intrepidez de requisa era un burgués y como a tal lo expoliaron, para los fascistas, un rojo y por serlo le quitaron la vida. ¿Qué hubiera tenido que hacer este señor para no ser víctima del movimiento? 19 de junio A poco de llegar a este campo empezamos a recibir elementos que decían ser intelectuales. Vino primero una señora preguntándonos lo que necesitábamos. Tomó nota y a los pocos días nos trajo papel, tinta, etc. Siguió sus visitas y pronto la acapararon dos o tres maestros que se dedicaron a coleccionar diccionarios, cepillos de dientes, peines y jabón. Después de esta señora llegaron dos o tres caballeros y una señora más. Un día un profesor mestizo nos visitó a los abogados para decirnos con cariño y cortesía que pidiéramos cuanto necesitásemos. - Queremos sólo una cosa: salir del campo. - Ah, es preciso esperar, tener paciencia. Cada vez que pedíamos la libertad se nos contestaba lo mismo. La paciencia en Francia debe ser una consigna nacional. Este hombre bastante simpático hacía finas reverencias y se brindaba a todo. Tenía el indispensable cuaderno de notas donde apuntaba meticulosamente. Lo que no sé es lo que hacía después con ellas. Desde que salí de España llevo la tragedia de haber dejado ahí a mi esposa y mi hijo. En todo momento estoy buscando la for157


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ma de traerlos. Varias veces le expuse a la comisión de intelectuales mi deseo. De París y de Bruselas me habían dicho que era imposible toda gestión diplomática. Sólo la Cruz Roja quizás podría conseguirlo. Un día les dije: - Necesito a toda costa traer a mi mujer. - Es muy pronto. Paciencia. - No; es que la van a asesinar en España y tengo que salvarla a toda costa. El mestizo sacó su cuaderno y me hizo que le diera el nombre. Naturalmente que la anotación me tranquilizó muy poco. - Necesito ver al presidente de la Cruz Roja. - Oh, es de derechas. - A mí me da igual. Lo que yo quiero es traer a mi mujer. En Francia no se martiriza mucho la gente para las clasificaciones políticas. Durante la guerra civil en España todo aquel que no participaba del delirio extremista tenía que sufrir esta definición desdeñosa: - ¿Ese? Fascista. Pregunté que cómo me podría recibir aquel señor. Cambiaron unas palabras, hicieron unos gestos y después de cierta vacilación, resolvieron: - Es fascista. Y como era fascista no podían, por lo visto hacer nada. Claro que yo, encerrado en el campo, sin permiso para salir a la calle, tenía que aguantarme y pudrirme aquí. Han transcurrido algunas semanas y el profesor mestizo sigue 158


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distribuyendo saludos, misivas y genuflexiones; pero cuando me he acercado a preguntar lo de mi asunto resulta que no sabe español y yo no puedo hacer que me entienda en francés. Muy intelectualmente se sale de su órbita para que no siga preguntándole. ¿Pensará que había yo confiado en la nota de su carnet? 20 de junio El Centre d’ Hébergement nº.2 es pródigo en tipos. Claro es que la mayoría de ellos son de sobra conocidos y carecen de personalidad. Son gentes estandarizadas por la lucha que acabamos de vivir. “El vendedor de Biblias” es una figura extraída del estante de la guerra y la revolución. Se trata de un maestro o inspector de escuelas de Santander. Viste traje negro y siempre va tocado de un sombrero del mismo color. Invariablemente siempre lleva un libro en la mano. Y el dedo puesto entre las páginas donde ha quedado en la lectura. Al decir de las gentes, el libro siempre es el mismo y la señal no ha pasado de las mismas páginas. De esta forma, “El vendedor de Biblias” pasea imperturbable por el campo paseando con unos y con otros. En el campo se da colectivamente palabra de honor de que nadie le ha visto leer. Todas las tardes recibe a los intelectuales y habla con ellos. Consigue papel, plumas y la consabida pasta para los dientes. He podido comprobar que se trata de una excelente persona y de un hombre capacitado, pero su envoltura y su presentación cada vez lo definen y ratifican. El buen “vendedor de Biblias” con un aire típico y su obsesión intelectual ha conseguido con sus tretas y sus asiduidades el ideal de todo albergado: salir a la calle. El hombre ha salido con sus maletas a hospedarse en casa de un profesor de Orán, donde suponemos que dejará ya el libro y variará de sombrero. 159


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21 de junio En el campo se produce cierto revuelo. Junto al bureau van y vienen unos hombres con la movilidad que suele delatar cualquier tumulto. Ha habido una riña. Pero no entre refugiados, sino entre dos centinelas de la guardia mora. Uno ha golpeado al otro con la culata del fusil y le ha saltado varios dientes. El herido ha intentado sacar el machete para agredir a su agresor. Se le ha sujetado y aquí no ha pasado más. Habrá que proponerle al prefecto que desde mañana nos encargaremos los refugiados de poner orden y paz entre los guardias, es decir, de la vigilancia. 22 de junio Hoy he recibido dos cartas de mi mujer. Estaba ya inquieto porque desde el día 12 no tenía noticias suyas. Mi adorable mujercita me dice ternuras que me inundan de emoción el alma. Nunca puedo yo escribirle cuanto siente mi corazón por ella porque la censura rompe la intimidad y porque desde el exilio debo expresarme con laconismo y sobriedad, procurando llamar la atención lo menos posible. Se nos ha aconsejado escribir poco y llevar mucho cuidado con lo que se dice, pues la Gestapo copia las cartas. Cuanto más deseos exprese de reunirme con ella y más cariño le demuestre, más tratarán de entorpecer la situación. (laguna de varios días en el manuscrito) Principios de julio (... ) a veces compramos pescado, cigalas, gambas y almejas, y hacemos unos arroces impresionantes. Desde que como mejor no he tenido que purgarme ni me he puesto malo. Y es que el tocino guisado que dan en la cocina 160


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no sienta bien en este clima africano. Por algo lo prohibió Mahoma. Pero mientras los moros no quieren el “halupo”(jalupo) como ellos le llaman al cerdo, aquí no dejan de darlo un solo día. A pesar de eso, ninguno se muere. Martes 4 de julio ¿Quién sale de aquí? Si alguien me preguntara concretamente quién sale del campo, me vería en un aprieto. Porque exactamente no lo sé. Se dice que el que recomienda el diputado socialista Dubois. Pero ¿a quién recomienda? Hasta ahora ha salido gente de diferentes partidos. Los personajillos del socialismo español salieron casi todos. Pero dio la casualidad que unos traían dinero y otros lo recibieron pronto. Entre ellos había uno que recibió veinte mil francos para “necesidades del partido”. Y por lo visto el primer necesitado era él porque a nadie le dio un céntimo. Lindamente se fue a la calle con sus veinte mil francos. No dio dinero ni explicaciones. Si algún socialista protestó en París, por carta no le hicieron caso. Entre dirigentes hay un bill de indemnidad y se puede hacer todo. Los que en España tuvieron cargo de poca importancia, aquí se pudren. En cambio los que gozan de cierta personalidad encuentran apoyo, dinero e influencia. Un pobre padre de familia, víctima de la guerra y de la República, me decía con lágrimas en los ojos hablando de estos y otros personajillos: -¡En que manos hemos caído! Buenos caimanes. Ellos son los que salen y gozan la derrota. Miércoles 5 de julio. Los antifascistas de tercera Por todo el campo se oyen los mismos lamentos. ¡El SERE., el maldito SERE! ¡Del SERE. sólo cobran los enchufistas! La indig161


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nación crece y un día habrá un disgusto. El Servicio de Evacuación de los Refugiados Españoles se constituyó en París, como su nombre indica, para servir a los refugiados. Hasta ahora no se ha visto que sirva más que a sus organizadores. La cantidad de dinero que ha sacado de España debe ser fabulosa. Una cifra de millones espeluznante. ¿Qué hace con ese dinero? Dicen ellos que la diputación permanente de las Cortes (restos del Parlamento Republicano), acordó la forma en que se distribuiría su dinero o mejor dicho, los intereses, pues ellos son bastantes para cubrir tales atenciones. Con un espíritu de sacrificio que les enaltece (?) acordaron que cobrarían un crecido subsidio los que habían sido ministros, subsecretarios, directores generales, gobernadores, generales, tenientes, coroneles con mando de división, etc. Y al humilde que lo parta un rayo. Resulta de todo esto que aquellos individuos que por mangonear la República la perdieron a causa de su incapacidad, los que debieran haberse ocultado cuidadosamente avergonzados de sí mismos, no supieron prever los males que acechaban a España; pero tuvieron sagacidad y destreza para robar el tesoro nacional y repartirlo como botín de guerra. Con la originalidad de que los que fueron derrotados han obtenido el botín. Mientras esto ocurre, los hombres que en España expusieron su vida por la libertad; los que lucharon en las trincheras por instigaciones de ellos, fiando en sus palabras alentadoras, en las seguridades empeñadas, en las exaltaciones líricas de la gesta, esos después de dejar su sangre, aquí están tirados como cerdos sin derecho a nada ¡magnífico epílogo de una democracia! ¡Qué sentido más emocional de la igualdad! 162


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Los hombres humildes, la masa, el pueblo, lo único grande y sublime de la epopeya, ¡que se mueran de necesidad y rabien de desesperación! Mientras personajillos hechos aprisa exhiben en centros públicos, hoteles, cabarets, etc., a sus queridas; mientras Negrín se va a Norteamérica en el “Normandie” hay aquí todavía hombres con las heridas sangrantes de la guerra. Aquí están tirados en la tierra con sus lesiones. Sin cicatrizar. Si la gangrena no les mina el cuerpo, ya les ha invadido el alma. ¿Y el SERE.? Hay un muchachito, casi un niño, que luchó como voluntario en nuestro valiente ejército. Recibió tres balazos. Uno de ellos en la región lumbar. Quedó penosamente inclinado y está en peligro de que un desgarramiento le cueste la vida. Necesita un aparato ortopédico ¿Qué valdría éste? Poco dinero. Mucho menos del que cualquier pedante de cualquiera de nuestros diputados gasta en París en una ronda de whisky. Nadie se lo compra. ¿Cómo ha podido el egoísmo de las gentes llegar a esta frialdad feroz? ¿Y cómo hombres que creíamos de mejores sentimientos y de menos impudor han podido realizar este juego monstruoso con el hombre y con la desgracia? ¿En qué quedará este loco desafío a (-----) que esa pequeña satisfacción van a morir millones de hombres y se va a convertir Europa en un derribo? La disputa se encona más. Y como todos hablamos a la vez, no hay forma de entenderse. Hasta que uno de los médicos de la caseta de al lado llega con la chunga de siempre. - El mapa, ¿necesitan el mapa para discutir mejor?

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Lo que al poco tiempo tenemos que ir a decirles porque están enzarzados de igual forma. 9 de julio. Domingo Una anécdota de la guerra: Era en los días alucinantes de desfiles de milicianos. De Barcelona llegaron los libertarios. Conserjes magníficos, uniformes deslumbrantes. Botas altas. Buen equipo y rostro fiero de recia y firme decisión. Promesas de triunfo rápido y definitivo. Y, como todo llega, al frente. Conforme se acercaban a Talavera de la Reina iban disminuyendo los entusiasmos. Hasta que se ordenó el alto. Bajaron de los camiones y los llevaron al sitio en que debían atrincherarse. Con gran sorpresa del mando, se oyó esta voz desesperada: -¡Traición, traición! ¡Había trincheras! Y se produjo la desbandada hacia Madrid. (Laguna en el manuscrito) ... cuando las sirenas iban a dar el toque de alarma, alguien aclaró: - Pero si es Venus. La poética estrella que siempre se contempla con cariño y simpatía por su belleza y su simbolismo, en un ambiente de inquietud pudo producir este grotesco incidente. Es la guerra de nervios, que ahora se sostiene en Europa y que aunque otra cosa se crea, no desaparece cuando se produce la guerra auténtica de choques de masas y armamentos, sino que adquiere toda su hiperestesia. 164


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Jueves 13 de julio de 1939 El gobierno francés se dispone este año a celebrar con más solemnidad que nunca el 150 Aniversario de la Revolución Francesa. Entre los refugiados cunde la idea de enviar mensajes de simpatía a París y las autoridades locales. No se hace colectivamente, sino que cada tienda o grupo de amigos envía una carta o un telegrama. Pero se tropieza con el inconveniente de que nadie sabe francés. Providencialmente hay en la barraca nº. 1, un señor de los pocos que aquí conocen tal idioma: don Tomás. - Don Tomás, quiero que me ponga usted esto que está en español en francés. - Bien; ya he puesto cuatro. Va a resultar que el único adherido soy yo. - Don Tomás, ¿quiere usted traducir este telegrama al francés? Es para Daladier. - Perfectamente - y don Tomás le redactó el texto. Cuando se hubo revisado dijo don Tomás al que firmaba el despacho: -¿Pero usted sabe lo que he puesto en el telegrama a Daladier? - No, ¿Qué le ha dicho? - Pues que no vuelva a (............). Viernes 14 de julio Día grande en Francia. Los republicanos españoles siempre subrayamos esta fecha. La toma de la Bastilla fue un episodio que nos entusiasmaba porque el pueblo frente a la tiranía supo imponer su voluntad y su fuerza. Sin embargo, no se ve que la gloriosa efemérides produzca la debida emoción a todos los franceses. ¡Que lástima! Y este año 165


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tiene en París esplendores de desfiles y resonancias populares. Quiere fundir en este día a todos los franceses en un solo corazón. Veo a Daladier luchar con amor por realizar la unidad nacional por encima de diferencias partidistas y rencores intestinos. En el campo mejoran la comida. Carne, vino, puros y helado. Muy bien; pero en cambio el comisario ha prohibido las visitas. Porque algunos se escaparon nos ha castigado a todos. Y precisamente en el 14 de julio. (Laguna en el manuscrito) ...entren ni tampoco que reciba unas cartas que de España le envían a una dirección fuera del campo. En cambio, el moro que hace los recados, puede traer todo el vino que se quiera ¿Se comprende esto? - “Consigna es consigna y servicio es servicio. Una de dos: o estalla uno como un ciquitroque o se aguanta. Cortés, como todos, opta por aguantarse. Martes 18 de julio Fecha fatídica. Hace tres años que se sublevaron los militares. Se había dicho que Franco dictaría hoy una amnistía. La esperábamos pensando que ella salvaría la vida a algunos desgraciados condenados a muerte en España y a otros les abriría las puertas de las cárceles para reintegrase al trabajo y al hogar. También la amnistía hubiera podido hacer que muchos refugiados regresasen a España. Pero no se distingue al dictador por su generosidad. Es lamentable. Porque el rencor no va a ser la norma de Gobierno ni los Españoles pueden estar siempre 166


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divididos en dos bandos, pendiente el uno de que lo elimine el otro. Miércoles 19 de julio El famoso SERE., ha venido al campo para pagar lo que llaman el subsidio de entrada de los militares. De teniente coronel con mando para arriba, mil francos por una sola vez. A los de menor graduación hasta tenientes, quinientos. A los soldados, nada, que los parta un rayo. Tampoco nada, por ahora para los funcionarios civiles. Prometen hacerlo después. Los que han cobrado están contentos y se compran maletas, objetos y artículos alimentarios. Los demás maldicen al SERE.; pero se resignan. Pero les amarga esta desigualdad. Jueves 20 de julio He recibido una postal de Adelita donde me dice que es posible le autoricen la salida de España y venga conmigo. Esto me quita todo el malhumor y me hace feliz la ilusión de verla pronto a ella y a mi Caco. Todas las penas se disipan. Esperaba esta noticia porque ya me había anunciado algo pero hoy parece ofrecer más seguridades. Y aunque todavía me atormenta el temor de que no pueda conseguirlo, me doy a la esperanza y la ilusión feliz me inunda el alma. Esto ya va siendo otra cosa. Viernes 21 de julio Siempre he sido bastante escéptico respecto a los sentimientos de los hombres. Y más que a sus sentimientos a su capacidad y voluntad de sacrificio. Hay en la gente una potencia general de sensiblería que no pasa de efectos declarativos. Consiste casi siempre en demos167


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trar que nos afectan las desgracias ajenas y aparentar cierta emoción ante el relato de cualquier desventura. Pero nadie hace nada por remediarla. Y no sólo se desmiente lo que pudiéramos llamar altruismo general y humanitarismo de la especie, sino que en medios más localizados como parentesco, amistad, afinidad ideológica, imperativos de solidaridad, etc., también se quiebra la soga, que era más bien hilo tenue de hipócritas convencionalismos. Tenía yo la vanidad de conocer el mundo y saber lo que daba de sí. Pero siempre hay algo inédito que uno no quería comprender. La imaginación sirve para situarse en todos los supuestos tácticos de la vida. Y sin embargo, siempre, a través de todos los desengaños del conocimiento de los valores relativos de muchas apariencias, se detiene ante cosas que consideramos tabú. Todavía no he recogido bien, por falta de espíritu metódico y porque me exalta demasiado el tema, los matices descorazonadores de la guerra; lo que ha sido fraude de prestigios y sentimientos. El hombre frente a su egoísmo ha sido una cosa feroz. Han sido muchos los que no han vacilado ante el dilema de sacrificio o delincuencia y se han hecho más miserables. Pero dejemos esto. Salí de España sin dinero. Por todo caudal tenía cien en plata recogidas penosamente entre los familiares y 1.250 pesetas de las series antiguas, adquiridas de la misma forma. Por la plata me dieron doscientos francos. Los billetes no me han servido todavía para nada. Pero en España se me había dicho que aquí no tenía que preocuparme de mi problema. Era inútil mi insistencia. Hombres rudimentarios de escasa inteligencia, aunque ocuparan cargos de importancia- pretendían darme unas garantías que no podían convencerme. Ya con lo de la evacuación me convencí que eran juguete de unos hombres siniestros que, encaramados en ciertas cumbres explotaban la buena fe de la masa. Mientras ofrecían la magia de todas las soluciones, ellos llenaban su bol168


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sa con artes inconfesables hasta que la fuga al extranjero, con tiempo y seguridad coronaba su obra. ¿Dónde están aquellos personajes que gesticulaban y prometían desenfadadamente arreglar aquí las cosas? Con ese pretexto salieron de España. Y no hemos visto a ninguno, aunque vinieron semanas antes de producirse la catástrofe. ¿Dónde estarán? Es inútil pretenderlo. La vida, en su trasiego constante, los sacará algún día a la superficie. Y con una desvergüenza más pretenderán justificarse de lo que no tiene ni explicación. (Laguna en el manuscrito) ...dentro de unos días allí. - Me parece que te equivocas. - ¿Por qué? - Porque en España no quedan ya alhajas.

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Martes 25 de julio Por una casualidad conocí a la familia Más. Es de Murcia y tiene para conmigo grandes atenciones. Me traen tabaco, chocolate, a veces un pollo entero y siempre muestran gran interés por mi situación. Al exponerle a Antonio lo que me ha ocurrido con Flaudrin me promete hacer la demanda para sacarme. ¿Lo conseguirá? Miércoles 26 de julio Sigue la gente en el mayor desenfreno en cuanto a los asuntos de España. El bulo sensacionalista no se detiene ante nada. Pero entre mentiras y exageraciones, una verdad queda flotando: que se busca una reacción monárquica. Veremos qué ocurre. Jueves 27 de julio Hoy he salido a la calle con los hermanos Castillo. Yo no sé el tiempo que hacía que no veía la civilización. Una ciudad para los hombres que vivimos en un campo de concentración entre polvo y un ambiente trashumante, es algo deslumbrador. Lo primero que nos atropella es el desborde de colores. Edificios, tiendas, coches, transeúntes. Hemos comido bastante mal en un restorán barato, tomamos café en el Perroquet, un establecimiento donde van los refugiados y a las tres, molidos de cansancio por la falta de costumbre, hemos regresado al campo. Por la noche no cenamos. Estamos indispuestos. Hemos perdido el hábito de la convivencia y la condición de ciudadanos. Cuatro meses tirados como perros nos han escamoteado de la humanidad. Mientras tanto los miserables que explotaron la derrota viven 170


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alegremente en París. ¿Qué burla se hace con nosotros? Viernes 28 de julio -¡A la sala segunda y tercera! Cuando toque el pito todos a las salas. Después de repetir el pregón, nos pasan lista y nos anuncian que en la madrugada del martes saldremos para Relizane. Como novedad, a cada uno que nombran le dicen el número que le corresponde. Yo soy el 68. La muerte civil se ha consumado. Sábado 29 de julio Ir a Relizane no es precisamente una aspiración. Todo el que puede pone en juego influencias y relaciones para quedarse aquí; tras... (laguna en el manuscrito) ... perfecta organización capaz de hacer llegar la teoría que había impulsado las incautaciones a la práctica realización de lo que se pretendía. Ni se pudo colectivizar el trabajo a base de que el esfuerzo fuese común, ni tampoco la producción extendió por igual sus beneficios. La plaga de dirigentes irresponsables, lo complicaba todo y estorbaba el ensayo, pues con raras excepciones el improvisado personaje vivía bien, trabajaba poco y acentuaba la desigualdad entre quienes teóricamente eran compañeros, que dedicaban su trabajo a un fin común.

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Al llegar a este campo se presentó el problema que surge en toda aglomeración humana: el de las más graves necesidades fisiológicas. Se resolvió, haciendo junto a las alambradas que dan a la playa, una zanja de cemento con descargas intermitentes de agua. Así se resolvía sanitariamente este asunto. Los albergados le pusieron “El canalillo”, “El puente de los suspiros” y otros motes. Los españoles, muy individualistas en todo, y especialmente en el pudor, aceptamos de mala gana el procedimiento. Sólo a la fuerza y ante el apremio de agobios insuperables hubo que emplearlo; pero no sin rubor y sin protesta de verse los unos junto a los otros en tal estado de sucio exhibicionismo. Por primera vez he visto en esto una manifestación absoluta de igualdad. En eso todos somos lo mismo. El subsecretario, el coronel, el emigrante, el responsable, el paseante y el intelectual hemos por fin logrado la unidad y la identificación en las manifestaciones... (Laguna en el manuscrito) Realizane, 1º de agosto Después de una espera interminable en el campo de Orán, se organizó la partida. Los ochocientos refugiados formamos, con arreglo a las instrucciones dadas en filas de seis. Pero antes de salir a la calle ya llevábamos una formación arbitraria. Salimos llevando a los lados fuerzas de la guardia móvil con una escolta de senegaleses. Eran más de las doce cuando salimos por la Avenida de Tunicie. A lo largo de la vía algunas gentes esperaban nuestro paso. A poco de salir sonó un grito estridente como de bestezuela herida. Se repitió seguidamente y vi llevarse en brazos a una mujer como una muñeca inerte. ¿Ataque de histerismo? Tal vez.

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La columna desfilaba en silencio por las calles de la ciudad. Habían las autoridades dispuesto que no fuese por las vías céntricas, sino por la periferia desde el campo a la estación. Durante el trayecto saludos, pañuelos y lágrimas. Algunos curiosos asustadizos entreabriendo persianas al paso de los “rojos”. Aunque lo principal lo transportaron en camiones, pesan mucho las pequeñas cosas que dejamos para llevar a mano. Estos desfiles sigilosos, mezcla de fuga y conducción, siempre inspiran respeto y curiosidad. Algunas personas volvían a salir en otras bocacalles para repetir las despedidas y los encargos a gritos. En una esquina un hombre joven, con acento emocionado nos grita: - ¡También apuntamos esto! ¿Qué quería decir? Los que hemos vivido las luchas políticas de España sabemos lo que quiere decir. Necesitaríamos primero saber por qué salíamos de Orán. ¿Por presión de las derechas? ¿Por qué las izquierdas, dentro del terreno de la ley, no defendían nuestra razón? Es más cómodo dejar hacer y apuntarlo. Luego, en una situación favorable, la lista de agravios. Así los rencores son siempre premisa de otros hasta llegar a la correa sin fin. Pronto llegamos a la estación y con un orden perfecto subimos al tren. Ocho hombres en cada departamento. Los coches son nuevos y limpios. Después de la guerra de España, donde todo se hizo ceniza, supone una recuperación del sentido universal este magnifico tren de tercera con los coches limpios, cómodos y nuevos, aquellos coches que después de lo sufrido resultan confortables y deliciosos y en que tiempo normal desdeñábamos juzgándonos humillados si no íbamos en primera y a veces hasta en coche cama.

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Ricardo Serna Alba y El Liberal. Exilio en Orán.

Plano del Centro de Internamiento de Realizane, a 200 km de Orán. Roger Cortijo. Tomado de Nadia Bouzekri.

A las dos se pone en marcha el convoy. Después de conversar logramos dormir un poco aunque con incomodidad. Nos despertamos al amanecer y contemplamos los paisajes que el tren va recorriendo. Junto a las estaciones, la casilla, casi igual en todas partes, con árboles a cuya sombra alguna mujer hace labor y muestras de jardinería. A lo lejos escenas moras y a lo largo de la línea la postal africana de jinetes con una mora a la grupa. Por fin, Relizane. Hermosa mañana, con claridad y frescura de amanecer, en esta estación de pueblo argelino para no venir conducido. Como en un cajón de guardias y senegaleses vamos de la estación al nuevo campo. El gentío de Relizane franceses, españoles, judíos y moros- nos miran con curiosidad de bichos raros. Desde un convento las monjas nos miran en el terrado y las ventanas, horrorizadas sin duda de ver pasar a los “rojos”. Siento la decepción que las pobres señoras habrán sufrido al ver que no vamos en cuatro patas y tenemos cierto aire de seres humanos. Llegamos al campo y después de comer 174


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unas latas de conservas nos tumbamos sobre una manta rendidos por el cansancio. 2 de agosto Sobre un montículo, junto a un fortín, se ha construido este refugio. Es de obra. Las casas se alinean por calles y el efecto es el de un pueblo pequeño. En cada casa nos albergamos veinte. Este campo tiene la alegría de todo lo nuevo. El paisaje es bonito. Al amanecer gozo de la brisa mañanera, del amplio horizonte que no tiene ya barreras. Vivíamos en Orán junto a la playa; pero un juego de telones impedía ver la orilla. Sin embargo, desde el centro del campo contemplábamos el mar y las rutas nostálgicas de España. Este paisaje es más tranquilo. Sin gran abundancia de verdes, los árboles parecen colocados todos a la vez con preocupación geométrica y jugando la composición técnica de una acuarela. No es muy duro ni muy frondoso. Tiene belleza y cierto modernismo, aunque en determinada zona las tapias de una finca presidida por palmeras y olivos, semeje la tapa de una caja de galletas olvidada en pleno campo de trigo por un excursionista. La comida parece que va a mejorar aquí. Ya veremos. Lo peor de todo es la prisa de los compañeros por instalarse. Todo es barrer para arreglar el piso y deshacer esparto para llenar los colchones. Hay un polvo infernal. No hay quien esté en ninguna parte. Nosotros metemos en la cama el esparto hecho sogas. Naturalmente que nos clavamos los pedruscos y dormimos mal; pero no molestamos a nadie ni nos tomamos aperreos. “Nosotros” somos los hermanos Castillo, Cortés y yo. 3 de agosto Nos visita uno de los señores que han hecho las obras y queda muy asombrado de que seamos casi todos hombres de carrera. 175


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Al hombre lo volvemos loco definiendo lo ocurrido en España. Para que cese el asedio, le pregunto, con propósito también de aclarar lo referente al anofeles: - ¿Hay aquí muchos mosquitos? - Mosquitos no. Lo que hay son alacranes. - ¿Alacranes? - Sí, y la mayoría son negros. Su picadura es mortal. Se debe llevar cuidado porque hay muchos. Esta tierra es tierra de alacranes. Deben dormir en una cama en vez de dormir en el suelo… 4 de agosto Hace más de cincuenta años esto fue cementerio moro. Estamos, pues, durmiendo y cantando sobre los esqueletos de los mahometanos que hace medio siglo murieron en este lugar. Cuando queremos levantar las losas y piedras que hay en la puerta para nivelar nos dicen que no podemos hacerlo porque sacaríamos huesos y los moros podrían creer que tratábamos de profanar las tumbas. Total, sobre un cementerio, otro de vivos. No está mal esta compañía de muertos y alacranes. Por si algo faltaba, carecemos de agua para fregar y beber. Anoche cené café por tener el plato sucio. Como consecuencia no he podido dormir. Para disciplinarme, todos duermen la siesta menos yo. Es preciso que salga de aquí hecho todo un hombre. 5 de agosto Esto es delicioso decididamente. Anoche descargó una furiosa tormenta de arena. El vendaval amenazaba llevarse la casa. Una vez se levantó el techo con dos filas de ladrillos, queriendo 176


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Escribiendo el Diario de Orรกn, en el campo de internamiento.

volar hacia arriba. De la pared cayรณ un pedrusco. Me cogiรณ al 177


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principio en una reunión de intelectuales y en qué me vi de llegar a mi aposento. Rápidamente hubo que clavar mantas en las ventanas y la puerta. Todo ello iluminado con deslumbradores relámpagos y azote de tierra. La tormenta venía del desierto -que está unos dos o trescientos metros-, y se marchó hacia Italia. Me dicen que esto es muy frecuente aquí. Hoy nos han echado de la casa. Habíamos elegido la mejor de las cincuenta o sesenta que tiene el campo. La van a dedicar a escuela, peluquería o no sé qué servicio. El caso es que estábamos reunidos quince amigos, que nos llevábamos muy bien y podíamos bromear. Que todos nos conocíamos y teníamos seguridad en una mutua ayuda. Sólo ocho hemos podido trasladarnos a una misma casa. Los otros van a otra. La nueva residencia es más sombría y peor situada. Teníamos antes el paisaje delante de nosotros, sin ninguna edificación enfrente. Ahora vivimos en una verdadera calle de cualquier pueblecito o en los suburbios de una ciudad. Menos mal que ya vuelve a haber agua y podemos beber y lavarnos. Pero lo principal es que mi mujercita me ha escrito contenta. Me dice que ha sufrido mucho. Ahora, empieza a decirme la verdad porque piensa que ya ha pasado lo peor. Tampoco yo he querido, por no apenarla decirle todo mi calvario. Creo que pronto nos reuniremos. Lo mismo si en España la autorizan ahora como si no, pues gestiono una reclamación que no puede fracasar. Ojalá la guerra no clave su garra sobre Europa. El maldito fantasma de la hecatombe me hace estremecer. Todos sucumbiríamos en el negro torbellino de la barbarie. Domingo 6 de Agosto Nuestra nueva casa es bastante sombría. Seguramente no hay 178


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otra peor. Los hermanos Castillo y yo decidimos abandonarla. Nos trasladamos a la que está junto a la primera que tuvimos que dejar. No tiene edificación enfrente y desde ella se domina un amplio horizonte. Tiene ventilación y alegría. Hemos recuperado algo de lo que perdimos. Los domingos se diferencian de los demás días en que no hay correo. Esto tiene más importancia de lo que parece. En este encierro, la comunicación con los seres queridos que están en España es el mayor aliciente. Asimismo siempre espera uno noticias respecto a su situación. Día que no hay carta, día que se considera perdido. La gente está desesperada porque no hay visitas. A mí me tiene sin cuidado. ¡Para las que recibía! Sólo la familia Mas, muy amable, me visitaba casi todas las semanas y me llevaba unas viandas. Pero eso me hacía vestirme y además me resultaba violento que me trajeran nada. Por único visitante he visto un moro. Parece que los mahometanos tienen simpatías por nosotros y están dispuestos a ayudarnos; no sé en qué consistirá esa ayuda. Éste que ha venido al campo es un moro de los llamados “notables”… Se conocen por lo visto en que llevan un sombrero de paja con una copa puntiaguda altísima. Tanto que cuando pasábamos por Relizane viniendo de la estación al campo, al contemplar uno de estos sombreros en la cabeza de un moro exclamó un refugiado gritando: - Oye ¿no decías que no ibas a ver más la telefónica? La ocurrencia produjo risa general. Menos mal que no se enterarían del sentido de ella.

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Lunes 7 de agosto Por el campo ha circulado una nota en la que se dice que se necesitan braceros para trabajar en la agricultura o para ser asentados en la tierra. En general se conoce a pocos refugiados que puedan tener conocimientos agrícolas. Sin embargo, con gran sorpresa nuestra han salido unos cuantos, más de lo que nos figurábamos, dispuestos a enrolarse. - ¿Pero vosotros sois agricultores? - No. - Sabéis trabajar la tierra? - Aprenderemos. - ¿Tenéis energías para cavar, arar, regar y cuantas labores rudas necesita la tierra? - Sacaremos fuerzas de flaqueza. - He cultivado tierras -dice uno de Geda- mucho tiempo y yo que sé lo que es eso no me considero capaz de alistarme. El último año de la guerra, cuando se formaron las brigadas “stajanovistas” nos reuníamos unos cuantos y salíamos a las faenas de la siega. Trabajábamos de seis a nueve de la mañana. Ocho hombres tardamos varios días en segar un bancal. Y por ese pequeño esfuerzo teníamos que acostarnos cansados y con los huesos molidos. Vosotros no sabéis lo que es eso. - De todas formas -dice un medio avispado individuo que tiene su trasteo y sus habilidosas posturas - lo intentaremos. Siempre es más noble querer trabajar. Pensando mal, nosotros podíamos suponer que los que se quedan aquí lo hacen para seguir comiendo y durmiendo sin hacer nada porque les resulta muy cómodo vivir sin hacer nada. - Tú puedes decir lo que te dé la gana. Pero vuestras martingalas no engañan a nadie. ¿Quieres que te diga para qué os alistáis como agricultores? - Para trabajar. - No. Vosotros sabéis muy bien que no servís para eso. Pero os apuntáis. Lo primero que hacéis es salir de aquí. Ya estáis en la calle. Pensareis que sois muy listos y nosotros muy tontos. Por no habernos acogido a ese recurso. Os llevaran a una casa 180


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de labor y os pondrán en la mano una herramienta de trabajo. Naturalmente, a los pocos minutos demostrareis que desconocéis el oficio. Y después que no tenéis resistencia física. Os quitarán la herramienta y compadecido de vosotros os darán de comer. Entonces, vosotros habilidosos parlanchines, les diréis a los labriegos que sois gente muy importante. Ellos redoblarán la compasión hacia vosotros y comeréis unos días, lo que dure la lástima y el compromiso que para cualquier persona de medianos sentimientos supone arrojar de su casa a quien no tiene dónde ir ni qué comer. En resumen, vais a hacer el mendigo cometiendo un fraude a costa del prestigio de los refugiados, pues en lo sucesivo cuando pidan mecánicos, profesores, contables, creerán que tienen la misma preparación que los “agricultores” y lo más probable será que nadie quiera nada con nosotros. - ¿Has terminado? Pues todo eso que dices es una injuria y una falsedad. En el campo hay muchas cosas que hacer que no son segar, arar, ni cavar. Hay que dar agua a las caballerías, quitar una matuja. - ¿Pero es que para quitar matujas y dar agua a las bestias os van a necesitar a vosotros? - ¿Me vas a decir lo que es el trabajo del campo después de haber representado el Sindicato de trabajadores de la tierra? - Así ha ido lo nuestro. Tú te has pasado la guerra hablando en nombre de los trabajadores de la tierra y en tu vida te has asomado al campo más que en plan de turista o de señorito. Tú eras un agricultor para llevarte las patatas, la fruta, las gallinas y cuanto necesitabas para tu casa, los “compañeros” y tus amigachos. En plan de proletario que trabajaba la tierra tenías un coche con el que ibas a todas partes. - Yo no, la organización. - Pero como la “organización” eras tú o tú la representabas tu persona era quien disfrutaba de esa situación. Te acostumbraste a no hacer nada. Tu empleíllo de burócrata lo sustituiste por el de “responsable”. - Fue la organización la que me lo impuso. - Y tú dejaste tu puesto de cagatintas, oscuro y modesto para elegir el de redentor. 181


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- Yo no pretendí redimir a nadie. - Ya lo sé. Te redimiste tú y ya era bastante. Echaste coche y te aficionaste a correr de la ceca y la meca gastando gasolina inútilmente con el fin de abastecerte y hacer de personaje. - Eres muy agresivo. - Te digo la verdad. Por ti y los que se han conducido como tú se ha perdido la guerra. Porque tú en tu puesto de mal escribiente podrías haber realizado una función modesta. En una trinchera también. Pero ni trabajaste en lo tuyo ni tuviste el valor de incorporarte a la lucha. Representante del Sindicato de Agricultores, les excitabas contra los demás halagándoles en sus instintos para que ellos te siguieran dejando hacer el burgués, aunque sólo fuese mientras durase aquella locura. - No quiero discutir contigo. Pero lleva cuidado con lo que dices. - Claro que no quieres discutir. Sería mejor que dijeras que no puedes discutir. En cuanto a tus amenazas no sé qué quieres decir ¿Me vais a dar el paseo? - Yo no doy paseos. - Por lo menos los distes en automóviles robados. - Requisados por el pueblo. - El pueblo no requisó nada. El pueblo dio su sangre en la guerra. - Las organizaciones lo requisaron. - Tampoco. Lo que vosotros llamabais “organización” era una superchería. Y así resulta que el responsable de un Sindicato de trabajadores de a tierra no conoce una azada, una hoz. Martes 8 de agosto Es muy desagradable discutir de política con gentes que no entienden. Y no quiero discutir porque confunden las teorías con la conducta personal. No les cabe en la cabeza que cuanto se haya hecho para perjudicar la República, ha contribuido enormemente a perder la guerra. Y lo triste es que muchos están 182


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arrepentidos de no haberlo hecho peor. Miércoles 9 de agosto La brisa mañanera me despierta con su suave caricia. Acaba de amanecer. Cerca de mí, a unos dos metros, dos camas más allá de la mía, suena una risa jovial que pronto se transforma en carcajada. Es Antonio, un joven alemán que pertenecía a las brigadas internacionales y que cada vez se ríe más. Tiene un libro en la mano y cada vez que lee renueva la risa con una perseverancia incesante. - ¿Qué te pasa Antonio? ¿A qué viene esa risa tan desatada? - Una cosa mucho graciosa, mucho graciosa. Y luego aclara: - Que ayer escribí a una muchacha de España y por decirle “recibe un abrazo de tu amigo Antonio” puse: “recibe un embarazo de tu amigo Antonio”. Ahora, veo en el diccionario lo que es embarazo. ¡Ja, ja, ja! Y el amigo Antonio168 como el Otto o el Fritz de los cuentos alemanes, ríe de buena gana, un poco turbado, sin embargo, por la incorrección de su epístola. Luego quiere explicarme que como en francés ambas palabras se parecen, las ha confundido en español. - Sabe Dios- le digo -los disparates que le dirás a tus amigas de Riópar. Riópar es el pueblo donde estuvo trabajando en España y el hombre dejó amistades y tal vez una medio novia. A la que sin duda le ha gastado sin querer esa broma fatal. Antonio, por lo demás, es un chico admirable. Conoce además 168. Se trata de Anton Lang, ingeniero alemán de 29 años. Se había instalado en la población de Riópar, Albacete, en la sierra de Alcaraz. Tenía entonces unos 3000 habitantes, el doble que en la actualidad. 183


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de su idioma nativo, el francés y el castellano; pero hace de todos ellos una jerga endiablada. Por regla general confunde todos los géneros. Cuando jugamos al ajedrez, suele decir muy alarmado: “no se coma la caballa” o bien “he perdido el torre.” El mesa, el pluma, el tinta, el cena, son muy frecuentes. Y es raro el momento en que al ocuparnos de los desagradables problemas que aquí tenemos, no hay una intervención suya que por falta de dominio del lenguaje, con ese infantilismo que denotan cuantos extranjeros hablan mal el idioma español, nos hace que explotemos en una carcajada aunque el pesimismo y el mal humor quieran atraernos. - Esto -dice- sirve para aliviar el mala suerte. - Ahora escribe y los compañeros le dicen: - ¿Qué Antonio? ¿Enviando un embarazo? Orán, jueves 10 de agosto Transcurre la mañana sin pena ni gloria. Antes de desayunar me lavo muy temprano porque suelen cortar el agua. Siento un fastidio grande. Del campo va saliendo gente; pero no veo posibilidad para mí. Ni siquiera me afeito - ¡Qué más da! Cuando termino de comer, un refugiado llamado Molina que está en el “bureau” entra y me dice bajando la voz: - Arréglese que se marcha. - ¿Cómo? - Que se va usted a la calle. Han venido a por usted de Orán. Dispóngase a salir; pero sin barullo. Recibo la noticia con toda tranquilidad. Hace un calor insoportable. Vestirse es un verdadero suplicio. Además no hay agua para lavarme. ¡Si me pudiera ir mañana! Pero cualquiera dice esto. Cuando hago estas reflexiones viene mi amigo don Antonio Mas, acompañado de su pequeña. Ha llegado de Orán para re184


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cogerme. Es un hombre magnifico, de un corazón de oro, como toda su familia. No me conocía al llegar y ha hecho por mí más que nadie. Me afeito, hago el equipaje. Regalo prendas viejas y cosas que los que se quedan reciben con gusto. Entrego el colchón, la manta y todo lo mío. Despedidas, abrazos, encargos de todos los refugiados. Un taxi nos pone en Relizane, tomamos un refresco en el hotel París. Y al tren ¡Qué hermosa es la libertad! Desahogo el paisaje que vi en un lívido amanecer que venía en conducción. Ahora lo contemplo como un viajero normal que puede mirar cara a cara a los hombres y a las cosas. Ya de noche llegamos a Orán, donde nos espera la familia Más. Hacen que me quede en la casa. Ceno admirablemente y al cabo de cuatro meses duermo por primera vez en una cama decente con sábanas limpias. La alcoba es excelente y parezco un hombre reintegrado a la vida normal: pero ¿y los míos? Todavía me queda mucho por hacer para traerlos de España y crearme aquí con mi trabajo una situación. Pero hay que dormir, mañana despertaré a la libertad y a una nueva vida. Necesito conquistar con dignidad y con honor un puesto en la ciudadanía del mundo. Ya no soy prácticamente un refugiado, aunque esa sea mi condición legal, sino un hombre como todos los demás que puede libremente desenvolverse en la vida. Hasta mañana. Viernes 11 de agosto Me despierto muy temprano. Es agradable amanecer en una alcoba que tiene una cama con sábanas finas, cubiertas, edredones, un guardarropa, un lavabo, balcón a una calle ancha y espaciosa y unos visillos largos de encaje. Esto para cualquier persona acostumbrada a la vida corriente carece de importancia. Si la gente tuviera sentido de la vida y de las cosas se acostaría y levantaría rezando oraciones de alegría y optimismo. Porque lo que suele estimarse como cosa corriente, vulgar y 185


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fastidiosa es la felicidad y la dicha. Sólo cuando faltan y se convierten en nostalgias se saben apreciar. Muchas veces solía indignarme ante gentes rodeadas de un cómodo bienestar que se aburrían perezosamente creyendo que su vida no era interesante porque vivían bien. Les decía yo que en esa vulgaridad de las horas estaba la alegría, que era precisamente la ausencia de dolores. Y lo decía en mi casa, a los míos, cuando como es natural surgía cualquiera de los incidentes que surgen de la vida doméstica. “¡Que siempre estemos como ahora!”- solía exclamar. Después he lamentado el tono profético de mis palabras cuando tantas veces han tenido una amarga confirmación. Que nadie se deje ganar por el fastidio cuando la vida ofrece los racimos abundantes y jugosos de la vida. Mientras en el hogar arde el fuego y la ternura de los nuestros nos acompaña estamos rodando bien la cinta de nuestro destino. En cualquiera de los momentos estamos viviendo con intensidad lo mejor, aun en esas horas silenciosas y quietas que parecen perdidas, ésas son fuente de recuerdos y felices remembranzas. Desayuno y salgo a la calle. Me retrato en el “Prixunique” para entregar en la Comisaría las fotos. Tienen que hacerme un documento para poder circular169. Recorremos muchas calles. Tomamos unas cervezas y anisetes. Me recreo en la contemplación de Orán. Lo que más me maravilla son sus tiendas repletas de todo. Y solo pienso: -¡Cuando esto lo vea Adelita! ¡Cómo se va a alegrar mi mujercita querida! ¡Qué bien se resarcirá de escaseces y privaciones! ¡Y mi Caco! ¡Vaya de pastas, dulces, chocolate y de todo cuanto le pida su buen apetito! Comemos bien y otra vez a la calle. Acabo rendido. Acostum169. El cónsul de España en Oran era Enrique Somoza. El salvoconducto era provisional, renovable cada mes. 186


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brado a caminar como un salvaje por el piso blando del campo de concentración, este suelo de asfalto o de adoquines, me rinde. Sábado 12 de agosto Ahora me voy dando cuenta de lo que es la vida francesa. Desde luego muy superior a la española. Flota aquí un bienestar y una convivencia que me agrada. Y siento de veras no haber venido antes trayendo a los míos. Francia es hermosa y tiene un espíritu admirable. Me duele que no la comprendan. Sobre la apariencia de frivolidad, ese espíritu que parece pasar superficialmente sobre todas las cosas, como una flor de adorno, tiene un gran corazón. Francia lo hizo todo cuando debía hacerlo. En su historia surgen las llaves de la Convención para dar al mundo los Derechos del Hombre. Y luego, cada vez que el imperialismo ha tratado de atropellar su suelo, este francés que parece indiferente, encendido de emoción por su patria coge un fusil y se va a morir a una trinchera. Nosotros, los españoles hemos dilapidado las energías en discordias civiles y no tuvimos capacidad para hacer un gran pueblo. Hay aquí divergencias políticas y rencores internos; pero hay otra cosa que flota sobre los vapores de demencia: el corazón de cada francés, que palpita por su Francia inmortal. Y si en todo momento hubo un hombre capaz de fundir en una sola la voluntad de su patria, también lo tiene ahora: Daladier. A nadie hablo de política, porque soy un extranjero; pero pienso que Daladier ha sabido transformar esas energías que amenazaban por devorar y destruirse, en un esfuerzo común por la nación francesa. El hecho de que no se despedacen los unos a los otros es ya un triunfo. Hay un gobernante; pero tenemos que reconocer que también hay un pueblo. ¿Cuándo ha surgido un gobernante en 187


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España? ¿Y cuándo ha estado el pueblo dispuesto a una leal y desinteresada colaboración? Cuando yo contemplo los sucesos de mi país y veo lo fácil que hubiera sido impedir la guerra criminal de unos hermanos contra otros, admiro más la finura política de estos estadistas y la intuición de este pueblo magnífico que sabe que el matiz político de una idea, o la posición en que cada cual quiera colocarse no deben dar lugar a litigios sangrientos como el que ha estremecido y arruinado a España. Domingo 13 de agosto He visitado el barrio moro. Para mí no es ninguna novedad. Cualquier pueblo de España, sobre todo de Levante, tiene muchos puntos de contacto con esto. Puestos de frutas levantinas, carnicerías con los corderos colgados: suciedad y olor poco agradable. Por los suelos racimos de hortalizas; chiquillos desarrapados y gente agolpada en calles estrechas. Tiene sin embargo su encanto y su interés. Pero como yo todo lo subordino a mi Adelita y mi Caco, me hubiera lucido muchísimo verlo con ellos. Desde el barrio moro vamos al puerto. Y acabo deshecho. Por la tarde paseo con Cortés, Medina y otros refugiados. Me acuesto cuando ya no puedo más. 14 de agosto Las atenciones que la familia Mas170 tiene conmigo son extraordinarias; pero yo no debo continuar porque les trastorno la vida. Me han dado la habitación de la hija - una niña de unos 12 años. El padre me acompaña a todas partes. Estoy perturbando 170. Creemos que se trata de Antonio Mas Serna, tejedor de 54 años, casado con Dolores Fuentes Torres, alpargatera de 46 años, que partieron en el Stambrook, junto con sus hijos. Fue Teniente de alcalde en Crevillente en 1932 y 1933, siendo alcalde en 1938 y 1939. Miembro del Sindicato de Hiladores de UGT. La hija a la que alude se llamaba Adela. 188


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y complicando la vida de estos buenos amigos. Decido irme. Y me voy a lo primero que encuentro. Cerca de Sebastopol alquilo un cuarto para empezar a habilitarlo mañana. No es muy agradable. Pero como sólo lo he comprometido hasta primeros de mes, ya veré cómo encuentro otro mejor. 15 de agosto Mi nuevo hotel no es precisamente una adquisición. En un patio hay varios cuartos. Uno de ellos es el mío. Algo espacioso, se ventila por la puerta y una ventana pequeña, cerca del techo, que no sé a dónde da. La casa es de un matrimonio judío, que procura sacarle el mayor partido posible. Cuando entro a acostarme hay en esta habitación un olor desagradable no sé si a humedad o a qué. El hecho es que me molesta bastante. Pero como es tarde y necesito acostarme despido al que me ha acompañado para traerme parte de mi equipaje y me dispongo a dormir. El patio está habitado por gentes de todas las razas y cuyas condiciones ignoro. He visto un francés peludo con bigotazos muy poblados que se sienta a la puerta de su cuarto con un aire tranquilo. Y otros vecinos que he podido identificar.

Antonio Más Serna. Ayuntamiento de Crevillente.

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A poco de acostarme, cuando voy a quedarme dormido, me pica atrozmente todo el cuerpo. La cama está llena de chinches. Es imposible dormir.


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La habitación, llena de hedores, me atormenta, además. Pienso con horror donde me he metido y espero impaciente el amanecer. Pongo en la cabecera una toalla mojada y el sueño acaba por rendirme. 16 de agosto Mi despertar es bastante desagradable. He dormido mal. Me duele la cabeza y siento ráfagas de pesimismo. En el patio danzan unos moros que al parecer quieren vender melones. Me quejo a la dueña de lo que no me ha dejado dormir en toda la noche. Consulta con su marido en un lenguaje que no entiendo; pero supongo que será el hebreo. Y como hacen signos de incredulidad y de sorpresa, le digo en castellano neto: - Yo he alquilado el cuarto solamente. Le digo a usted que hay chinches. Es preciso que esta noche desaparezcan. Me prometen que lo harán y me marcho confiando poco en los procedimientos que empleen para la higiene y mi tranquilo reposo. Jueves 17 de agosto He recibido un telegrama de Adelita en el que me dice que es urgente le envíe la carta de llamada. Mi amigo Mas no ha tenido inconveniente en hacerla. Sólo pienso ya en la posibilidad de que vengan. Esta idea me absorbe por completo. Ya no veo escaparates ni tiendas, ni calles ni nada. Si antes me maravillaba la idea de que lo viera todo, ahora es mi obsesión. ¿Qué dirá cuando vea estas calles? ¿Y los establecimientos con tanta cosa bonita? ¿Y mi Caco, el pillo, si llega a verse ante una fila de cajas de galletas y un escaparate de juguetes o ante una confitería? ¡Por qué no ha de ser esto mañana!

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Viernes 18 de agosto Por fin puedo dormir bien. Mi alcoba no tiene la molestia de antes; pero sigue sombría y rara. Estoy viviendo como cualquier tipo de novela hecha en los suburbios de cualquier ciudad cosmopolita. Yo, acostumbrado a la comodidad de una vida burguesa y blanda, me encuentro, por un azar de la vida, de emigrado político en Orán, ocupando el cuarto sin número de un patio de vecindad integrada por vecinos de todas las razas y cuyas intenciones y costumbres desconozco. La puerta de la callecita siempre abierta y mi cuarto da justamente frente a la puerta. Pero estoy viendo que esta es la ciudad más tranquila y simpática del mundo. No tengo de qué quejarme. A nadie llamo la atención ni nadie se mete conmigo. Como tampoco hablo con nadie, no tengo cuestiones. Ni siquiera me han preguntado cómo me llamo para alquilarme el cuarto. Después de haber hecho tanta ficha y haber llenado tanta documentación, desde que llegué, en campos de concentración y comisarías, me parece esto muy discreto. Es encantador. A uno solo le piden el dinero. Y con eso basta. Lo malo es que voy estando muy mal de fondos. Sábado 19 de agosto El problema del almuerzo, esto es, de la comida de a mediodía lo tengo resuelto. Marcial Morales, sin que nada le dijera yo, fue al SERE., y me lo resolvió. Comemos ahí más de cien refugiados. Nos dan tres platos -que no están del todo mal- media botella de cerveza, o media de vino, y fruta: un poco de uva o una tajada de melón. Somos los desgraciados que no cobramos el subsidio. Los demás que cobran mil, dos mil, tres mil francos o más mensualmente van a los restoranes de lujo o por lo menos de más rango y comen mejor. Como siempre, hay entre los españoles sacrificados por la guerra las mismas jerarquías que hubo allí. No responden a una previa clasificación. El audaz y el opor191


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tunista obtienen una situación de privilegio, no se sabe exactamente por qué. Juega mucho el dirigente de ciertos partidos y el estar protegido por algún personaje de París. Mientras tanto se cuenta que al general Rojo y a otros militares no se les da el subsidio. El dinero que sacaron de España se reparte tranquilamente entre la camarilla con una desenvoltura que maravilla. Domingo 20 de agosto Un domingo en Orán se diferencia poco de los domingos en cualquier otra ciudad. Cerradas las tiendas, dueños y dependientes se van al campo, a los paseos, al café y al cine. Matrimonios endomingados que esperan este día de la semana para pasar unas horas fuera de sus quehaceres y aburrimiento acentuado del hombre que tiene los días libres y las horas a su disposición. Sin querer uno se lleva de la manía de recorrer calles, bulevares y jardines y acaba reventado de cansancio y de hastío. Lunes 21 de agosto A medida que acumulo más días de estancia en ésta voy teniendo menos francos. Es muy difícil trabajar aquí para ganarme la vida y cuantos medios intento tropiezan con serias y complicadas dificultades. ¿Tendré que volver otra vez al campo? No es posible. Debo ganarme la vida y tener preparado a mi mujer y a mi hijo un buen alojamiento. Bien lo merecen, después de lo que están sufriendo en España. Las dificultades que ahora encuentro no son de una novedad para mí. Uno decía:

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- En el extranjero no me da vergüenza ser cualquier cosa: betunero, camarero, colillero; llevaré maletas…. Para dicho, no está mal. El papel de limpiabotas es muy poco lucrativo; el de camarero imposible, las colillas no tienen validez y la dignidad se conserva más en la desgracia que en las situaciones afortunadas. No pensé nunca venir aquí para ejercer humildes oficios y habré de solucionar mi situación como corresponde a un hombre libre. Los demás refugiados no me dan muy buen ejemplo. Amodorrados en la vida de café y holganza, dejan transcurrir el tiempo confiando en imprevistas y maravillosas soluciones. Puede ser que el imponderable nos resuelva la vida; pero esperando los imponderables perdimos la guerra. El veraneo y los momentos difíciles en que vivimos no aportan muchas facilidades para las personales aspiraciones de un hombre que quiere trabajar sin tener aquí carrera ni oficio. Sin embargo, creo que lo conseguiré. (Laguna de dos meses en el manuscrito) Orán, miércoles 1º de noviembre. Crónica del día de los difuntos La fiesta de todos los Santos tiene aquí una gran solemnidad. Sin embargo, el ambiente, con ser de respeto no llega a tener el aspecto sobrecogido de España. De la España, claro es, de los tiempos anteriores a la República. Recuerdo que en los hogares, a la manera de la costumbre romana -el fuego sagrado del patriarcalismo- ardían lámparas de aceite por el alma de los familiares. Se oían misas que cada cual aplicaba a los suyos. En la iglesia solía haber en el centro un gran catafalco negro y las campanas lloraban todo el día lágrimas de sonidos lúgubres. El “don” el “dan”, el “dan”, el “din” sollozaban estos días tocando a difuntos. Se visitaba los cementerios y comía coronas. En la 193


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mayoría de las capitales aparecían con el frío los puestos de castañas calientes. Pero donde más carácter tenia este día era en los pueblos. La muerte, sin el espacio anchuroso de los grandes cementerios que pretenden rivalizar con los jardines se mostraba ahí más humilde y más expresiva. Apenas sí existía algún panteón escultórico. No creo haber visto ni uno. Los muertos, encerrados en nichos ostentaban una lápida y en letras doradas o negras el nombre que tuvieran.Y en este día aparecían engalanados con faroles y coronas de las que pendían crespones con tiernas y lacónicas dedicatorias. Eran las coronas que estuvieron el día del entierro y que la familia guardaba cuidadosamente. Mi infancia, sobrecogida por aquel tétrico ambiente, sentía la pesadumbre de aquella morada. Intuía también de desigualdad. Tampoco la muerte era niveladora. Mientras unos ostentaban lámparas de cera y fantasías funerarias en las que sobresalían unos descomunales pensamientos de trapo mezclados con cintas de raso negro, otras tumbas modestas permanecían olvidadas. Habían sufrido la indiferencia del sepulturero y la inclemencia de las lluvias. Las letras borradas y descoloridas apenas sí dejaban descifrar un nombre. Habían adquirido por alteración de la ( ------ ) ese tono dorado que sólo se ve en los cementerios y en algunas sacristías. Más depresivo era contemplar las fosas de tierra, donde los ataúdes de madera liviana descansaban unos sobre otros, colocados para aprovechar el terreno en una estantería macabra. Entre la tierra jirones de percalina negra y trozos de huesos pateados por la multitud. En compensación estos muertos indigentes, fundidos en la tierra revierten a la naturaleza. Y la carroña humana descompuesta por las reacciones de la materia se transforma en flores y frutos, en alas policromas de mariposas y en rumores de sinfonía que juegan en el aire en compañía de vilanos y supersticiones invisibles. He visto por las calles de la ciudad el homenaje a los muertos. 194


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No he ido al cementerio. Me cuentan esta emoción el desfile de crisantemos en las manos temblorosas de mujeres y niños. Con frecuencia mujeres enlutadas en compañía de sus hijos transportan flores. Unos van en lujosos coches y los ramos salen por las portezuelas. He visto unos crisantemos descoloridos y tristes. Es la ofrenda que hará la pobre mujer que los lleva a la persona que quiso en vida y cuyo recuerdo va a perfumar a la tumba. Ofrenda pobre y triste. Flores sin alegría y sin color. Flores muertas también, como el que reposa en el sepulcro; como esta hembra marchita que hace la ofrenda. Que los muertos entierren a sus muertos. Magnifica filosofía la de esta frase evangélica. ¿Acaso los crisantemos pomposos adquiridos en las tiendas de funerarias de lujo no serán también flores muertas y resecas que olvidadas en los mausoleos arrastrara un día el huracán de este ( ...... ) Y lo mismo las caras alegres y optimistas, satisfechas y felices de los placeres de la vida. ¿Qué se hizo el rey don Juan? He aquí un ejemplo de lo que tarda más en morir: el genio. En la plaza de la Victoria he visto unas banderas francesas colocadas en el monumento de los muertos de la guerra del 14. Los alegres colores de Francia disipan mi melancolía. También ahora otros hombres luchan como soldados para defender la libertad del mundo y celebran heroísmos. Luego más monumentos y más recorridas. Y siempre la sublime paradoja de este pueblo que borda la historia con los rojos hilos de su sangre. La sangre de los que mueren por la inmortalidad. 2 de noviembre Melchor Guerrero171 y su mujer se han ido. También su hermano 171. Melchor Guerrero nació en Cartagena en 1898, tenía 40 años cuando se exilió en Orán. (Su hermano, de 34, había sido juez municipal en Calasparra). Desde 1931 miembro del PSOE y del Sindicato Ferroviario. En 1936 obtuvo 36796 votos que lo catapultaron como Diputado a Cortes. Exiliado en México, volvió a España 195


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Paco. Estábamos ya acostumbrados a las cosas de ellos. Melchor, un hombre de voluntad férrea nos predicaba constantemente. El no concibe nada que a uno no le convenga. Es activo y hombre de palabra. Se levanta temprano. Y no hace nada. Paco llevaba la cocina y puede decirse que la casa. Caridad, la mujer de Melchor, solía lavarnos alguna ropa y nos contaba cosas de la España fascista. Aquí hemos quedado Díaz, Alejandro Rodríguez, Luisito y yo. Además, ha venido Mondéjar172, un buen muchacho de Molina del Segura.

Melchor Guerrero Periago.

Esta mañana me encuentro solo en la casa, los demás comen fuera y me hago la comida. Un cubito de caldo, algunas cosas más y un poco de arroz. Me voy a comprar el pan y el vino. Dejo en la lumbre la comida. Y cuando vuelvo me encuentro con un arroz exquisito. 3 de noviembre Como y ceno casa de Antonio Más. No me gusta que me conviden y me voy gruñendo. Pero luego lo paso a gusto. Se come bien y es una familia muy agradable. Nunca le agradeceré bastras el fallecimiento de Franco. Falleció en Madrid , en 1983. 172. José A. Mondéjar Rosauro, contable de 28 años. 196


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tante las atenciones que conmigo tienen. Orán, 4 de noviembre Estoy bajo los efectos no precisamente del pesimismo. Jamás soy pesimista. Yo no sé si esto es un fenómeno endocrinológico; pero tengo siempre una fuerza interior que me predispone al optimismo y a la alegría. Pero hoy me encuentro un poco escéptico. Yo no sé la suerte que correrán estas cuartillas. Quisiera que las conociera mi hijo, mi querido Caco. Ya sé yo que la experiencia ajena no sirve ni a veces la propia; pero algo deja siempre. Tampoco quisiera yo que mi Ricardo fuese un ser egoísta y receloso lleno de desconfianzas rurales y de reservas cazurras, no. Hay que darle la cara a la vida y aceptarla tal y como es; pero no fiar demasiado en solidaridades ni en ayudas. El esfuerzo ajeno jamás nos redime y solo perezosamente nos ayuda. Hay en las gentes cierta predisposición taciturna al mal ¿Cómo lo diría yo? Son cosas que hay que vivirlas. En la humildad son serviles; en la opulencia groseros. La definición más acertada es siempre la de que está uno solo. Es maravilloso ver cómo seres en quienes tenemos depositadas nuestras esperanzas se transforman en un minuto. Un amigo, promesas de ayudas. Sentimentalismos en esa emotiva unificación de la desgracia. Y luego nada, el egoísmo feroz y grosero por encima de todos los propósitos, de todas las promesas y de todos los compromisos inconvenientes. Mucho ojo, Caco y recoge bien mi consejo. Algún día pensarás: ¡Qué bien conocía mi padre a los hombres! Pero nunca, hijo mío, les hagas daño. Son irresponsables. Sin embargo, defiéndete y no choques con ellos. Es igual que si fueras a discutir a una cuadra o a una pocilga o -en todo caso- te metieras en la jaula de un loro.

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La visión de la partida del propio capitán del Stanbrook, Archibald Dickson173 He sido capitán de barcos que comerciaban con la España Republicana los últimos 12 meses y mis últimas dos visitas a España han sido como Capitán del Stanbrook. El Stanbrook es un pequeño navío de 1382 toneladas brutas con una eslora de 230 pies (70,1 metros) y una manga de 54 pies (16,45 metros). Su velocidad es de alrededor de 11 nudos. Ella (sic) es desde luego esencialmente un navío de carga y solo dispone de alojamiento para su tripulación de 24 personas al completo. El pasado 17 de marzo recibí instrucciones de mis Armadores de proceder en lastre a Alicante y después de dejar Marsella, el viaje a Alicante transcurrió sin incidentes, exceptuando que tuvimos un pequeño problema para evitar a un Destructor de Franco (sic), que nos dio instrucciones de no entrar en Alicante. No obstante con la ayuda de un aguacero y un poco de mal tiempo eludimos al Destructor y entramos en Alicante sobre las 6.0 p.m. del 19 marzo pasado, y nos amarramos al muelle del puerto poco después. Me dirigí a tierra para recibir instrucciones pero, debido a la situación generalizada de trastorno en los negocios, no pude recibir ninguna instrucción sobre el cargamento, o cualquier otra cosa y esto continuó así hasta el 24 de marzo. El 25 de marzo intenté otra vez por todos los medios conseguir información sobre mi cargamento sin ningún éxito. El 26 de marzo viajé a Madrid donde funcionarios me informaron que el cargamento para mi barco estaba en camiones de camino. Entonces volví a mi nave en Alicante cuando recibí un telegrama de mis Armadores informándome que a menos de que hubiese perspectivas de embarcar el cargamento tenía que proceder a zarpar inmediatamente. 173. Publicada en el periódico Sunday Dispatch, tomada de la Asociación Cultural Alicante Viva. El capitán y su barco se hundían en el mar, tras un ataque de un submarino alemán, el 19 de noviembre de 1939. 198


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Al día siguiente llegó algún cargamento, consistiendo en tabaco, naranjas y azafrán que fue depositado en el muelle. Sobre la misma hora alrededor de 1.000 refugiados llegaron al Edificio de Aduanas en diversas formas de transporte y de todas las provincias de la España Republicana, al mismo tiempo que las autoridades portuarias me solicitaban subir a bordo a estos refugiados y llevarlos a Orán, ya que se encontraban en una situación desesperada y se me dijo que sus pasaportes estaban en orden y que podrían desembarcar en Argelia sin ninguna dificultad. Entre los refugiados había un gran número mujeres, chicas jóvenes y niños de todas las edades; incluso criaturas en brazos. Debido al gran número de refugiados me encontraba en un dilema sobre mi propia postura ya que mis instrucciones eran que no debía tomar refugiados a menos de que estuviesen realmente necesitados. No obstante después de ver la condición en que se hallaban los refugiados decidí desde un punto de vista humanitario aceptarlos a bordo, ya que anticipaba que pronto desembarcarían en Orán. Entre los refugiados había todo tipo de clases de gente, algunos aparentaban ser extremadamente pobres y parecían consumidos por el hambre y mal vestidos, vistiendo una variedad de atuendos que iban desde monos a viejas y desgastadas piezas de uniformes e incluso mantas y otros peculiares trozos de tela. Había también algunas personas, mujeres y hombres, con una buena apariencia y que asumí eran mujeres y parientes de funcionarios. Algunos de los refugiados parecían llevar consigo todas sus posesiones terrenales cargadas en maletas; bolsas de todas las descripciones, algunas atadas en grandes pañuelos y unos pocos con maletas. Al poco tiempo los refugiados comenzaron a subir a bordo de una manera ordenada y sus pasaportes eran inspeccionados por los Funcionarios de Aduanas. Eran las 9.00 pm y por lo tanto bastante oscuro. Después de que, entre 800 y 900 refugiados hubiesen subido a bordo, por alguna razón u otra los guardias y Funcionarios de 199


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Aduanas en el muelle aparentemente perdieron el control de la pasarela, de tal manera que quedo atascada con una masa forcejeante de personas, que incluía a algunos de los guardias y Funcionarios de Aduanas que en ese momento habían decidido unirse al tropel de refugiados, tirando sus armas y equipo para unirse a la estampida por subir a bordo. Viendo esta súbita avalancha de gente estuve casi inclinado a dejar caer la pasarela y alejar mi nave del muelle, pero dándome cuenta de que si hacía esto por lo menos 100 personas o más caerían al agua decidí, desde un punto de vista humanitario, dejarlos subir a todos a bordo, ya que sabía que sería solo una cuestión de 20 horas llegar a Orán donde podrían desembarcar a tierra. El número de refugiados embarcados hacía prácticamente imposible que nadie pudiese moverse en la cubierta del buque, ya que las escotillas de las bodegas se habían abierto preparadas para introducir el cargamento y consecuentemente los refugiados solo podía estar a su alrededor sobre la cubierta. A pesar de mis llamamientos, no pude conseguir que los refugiados bajasen a las bodegas haciendo de esa manera más sitio, aunque más tarde unos pocos bajaron dejando un poco más de sitio, pero sus lugares eran ocupados inmediatamente por más gente que subía a bordo. Eventualmente, sobre la 10.30 p.m. los últimos de los refugiados estaban a bordo, y yo ya hacía tiempo que había abandonado toda esperanza de subir cualquier cargamento a bordo. Estimo que en este momento había a bordo alrededor de 2.000 refugiados y posteriormente determiné que eran 1.835 en total. Cuando todos los refugiados se hallaron a bordo, era prácticamente imposible dar una descripción adecuada de la escena que mi buque presentaba, y la semejanza más cercana que puedo dar es decir que parecía unos de esos vapores vacacionales del río Támesis en un día festivo, solo que muchas veces peor. Un barco de transporte militar cargado de tropas dejando Inglaterra no se puede comparar de modo alguno con mi barco. De hecho en toda mi experiencia en la mar, que abarca 33 años, nunca he vista nada así y espero no volver a verlo nunca más. 200


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Aparentemente estas últimas prisas por subir a bordo del barco fuero causadas por un rumor de que el lugar iba a ser bombardeado en un gran ataque aéreo. De todas maneras conseguí mantener a los refugiados fuera del puente de mando y di las ordenes para que se soltasen las amarras y que la pasarela fuese hecha firme al costado del barco ya que no se podía colocar dentro, y maniobré mi navío fuera del puerto comenzando el viaje a Orán. Cuando apenas habíamos salido del puerto el rumor del bombardeo probó ser verdad y a los 10 minutos de abandonar el puerto se inició un terrorífico bombardeo de la ciudad y del puerto y el flash de las explosiones se podía apreciar visiblemente y la conmoción de los proyectiles explotando se podía casi sentir. De todas formas proseguimos nuestro viaje y durante la noche algunos de los refugiados bajaron a las bodegas para dormir, pero cientos permanecieron en cubierta y estos tuvieron que permanecer en pie toda la noche ya que no había sitio para tumbarse. Otros se acurrucaban alrededor de la base de la chimenea buscando calor y de hecho en cualquier otro sitio donde se pudiese encontrar calor. La noche era clara pero fría y pienso que el sufrimiento de estas personas de pie en la cubierta toda la noche debió de ser muy malo. El salón estaba lleno de refugiados de todas las clases, alguno de los cuales estaban tumbados sobre el suelo y otros sobre la mesa. Les había dado el permiso para ir allí y así aliviar la congestión en la cubierta y otros lugares. También había dejado mi camarote a algunas de las personas más débiles y también así lo habían hecho algunos de mis Oficiales. Alrededor de la medianoche conseguí dormir unas pocas horas. Regresé a la cubierta con la primera luz del día y me encontré con que un número de refugiados habían subido a cubierta también. Proseguíamos experimentando una gran dificultad en mantener la quilla equilibrada, ya que en cuanto se avistaba otro barco, ya fuese a babor o a estribor, un gran número de los 201


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refugiados se precipitaba forcejeando hacia el otro costado con la intención de avistar el barco, con el resultado de que el barco se escoraba de una lado o de otro. Aparentemente los refugiados parecían pensar que cada barco que aparecía a la vista era un navío de Franco que venía a interceptarlos; y como un gran número de refugiados estaba armado yo estaba alarmado de lo que pudiese ocurrir si hubiésemos visto un barco de Franco. Muchos de los refugiados expresaron que si un barco de Franco (sic) los interceptaba estaban dispuestos a vender caras sus vidas. Afortunadamente no avistamos navío hostil alguno. En cuanto a la comida yo solo pude suministrar a los refugiados más débiles con un poco de café y con un poco de comida a algunos de ellos. La gran mayoría tenía pan, etc. suficiente para que les alcanzase hasta Orán. Más tarde, sobre el mediodía prácticamente todos los refugiados subieron a cubierta haciendo casi imposible transitar por ella. Durante el curso del día me informaron de algunos casos de enfermedad, principalmente desmayos etc. causados por un hacinamiento que a mí me era imposible paliar. De hecho me asombra que no se hubiese producido ninguna desgracia con anterioridad. El resto del día transcurrió sin ningún incidente, llegando a Orán alrededor de la 10 p.m. del 10 (sic) y fondeamos en la Bahía, 20 horas después de dejar Alicante, fondeamos en la bahía externa pero como no teníamos autorización de los funcionarios del puerto para entrar en este, tuvimos que quedarnos fuera y pasar otra noche en malas condiciones. Afortunadamente el tiempo todavía permanecía bueno y mientras un gran número de los refugiados bajo a las bodegas, el resto tuvo que permanecer otra vez sobre cubierta y dormir como mejor pudo. Estas personas solo tenían las vestimentas que llevaban puestas y pienso que su privaciones debieron de ser terribles. Otra vez algunos refugiados se acurrucaron en torno a la chimenea e incluso algunos penetraron en la sala de máquinas pero estos tuvieron que ser expulsados a cuenta del riesgo de lastimarse o herirse ellos mismos. Así pasó otra noche más y a las 8 en punto del día siguiente 202


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Archibald Dickson, capitán del Stanbrook.

aprecié otros barcos españoles en el puerto, con refugiados a bordo pero no atestados como estábamos nosotros. Entonces conseguí atraer y subir a la primera barca de motor que vi y me dirigí a tierra para telefonear a mis Agentes para conseguir permiso para que los refugiados desembarcasen a tierra, ya que 203


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debido a las condiciones a bordo consideraba imperativo que bajasen del navío, no solo desde el punto de vista de la comodidad, sino también desde el punto de vista de la salubridad ya que los servicios sanitarios eran totalmente inadecuados para los refugiados y temía que se desatase una enfermedad si no bajaban pronto a tierra. Solo se me dio permiso para que mi barco entrase en el puerto, pero no para que bajasen los refugiados a tierra. Entendí que la razón de esto era que las autoridades no tenían ningún sitio donde alojarlos. Regresé a mi nave y la introduje en el puerto poniéndola al lado del muelle pero todos los refugiados pasaron una noche más de incomodidad extrema apiñados, durmiendo o tumbándose allí donde hubiese espacio. Al día siguiente regresé a tierra y eventualmente conseguí un arreglo para prácticamente todas las mujeres y niños desembarcasen a tierra a un campamento y disposiciones están en mano, para que el resto de los refugiados sean puestos en tierra. En este momento el barco sigue abarrotado con refugiados de todas las clases que atestan los costados del navío y truecan dinero y posesiones por un poco de comida, cigarrillos etc. con personas en barcas de remos. Muchos de estos refugiados no han podido lavarse desde que subieron a bordo de mi barco y algunos incluso mucho antes de esto.

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