La guaca del tesoro malagana

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LA GUACA DEL TESORO MALAGANA

Nadie se imaginaba que en 1992, se descubriría lo que puede ser el tesoro precolombino más grande de Colombia, en una hacienda del corregimiento Bolo San Isidro, municipio Palmira en el Valle del Cauca; las más de 4 toneladas de oro puro precolombino que se perdieron en el mercado negro1., comprado por los ricos y coleccionistas, verdaderos culpables de la desaparición del patrimonio histórico de la Nación, culpando a los lugareños del robo del tesoro; chivos expiatorios para que muchos se enriquecieran sin quedar como delincuentes y reducidores de tesoros. Si Ud. compró oro Malagana, no le gustaría una ley que le permitiera quedarse con este, o lo donaría al museo? La población es consciente del delito que se cometió, pero cómo culpar a campesinos a quienes dejaron buscar libremente en su tierra la bendición de sus antepasados, sacándolos de pobres y ayudándoles a solventar sus gastos por algunos años. Ellos tienen miedo de mostrar sus piezas, de contar sus historias por las represiones o sanciones que les puedan 1

http://www.eldoradocolombia.com/lo_dicho_sobre_amparos.html

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imponer, pero si los españoles se llevaron el oro de nuestras tierras sin castigo alguno, desapareciendo nuestro patrimonio cultural, por qué entonces, castigar a los nuestros? Aunque es obvio que el saqueo no permitió que el mundo conociera la magnitud de este tesoro, en estas líneas trataremos de reescribir la historia Malagana con nuestros simpáticos arqueólogos teguas, que para los ojos de los académicos no son más que guaqueros, ladrones y saqueadores de tesoros, pero les guste o no, son los únicos que pueden reconstruir y aportar de manera narrativa, la historia de esta milenaria cultura, contaremos sus anécdotas, historias reales y ficticias2. Si usted hubiese estado en el territorio y de repente encontrara 10 kilos de oro ¿donaría fácilmente su suerte a los museos, sin recibir nada a cambio? Algunos de los que se enguacaron pasaron de ser jornaleros a millonarios, gastaron a sus anchas y pocos años después, volvieron a ser campesinos humildes; hoy en día ninguno tiene dinero de la guaca, solo viven del recuerdo de la bonanza de su herencia cultural, como piensan algunos. 2

Algunos nombres se cambiaron para proteger la identidad de quienes participaron de esa época.

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LA PRIMERA GUACA MALAGANA

Las historias de los abuelos nativos que han habitado las tierras del Bolo San Isidro por más de 200 años de generación en generación, algunos con descendencia española y de alta sociedad, dan cuenta que en la hacienda Malagana existían caminos en forma de montículos hechos por indígenas, comunicándola con las haciendas California, Palomera y El Convenio, según estos relatos todos los caminos llevan a la hacienda Malagana. Los abuelos cuentan que veían luces azules que brotaban de la tierra sin explicación, en la noches de luna llena se escuchaban tambores, algunas personas escuchaban ruidos de ocarinas en la hacienda, los caballos paraban las orejas y se ponían ariscos sin ninguna razón cuando pasaban por las áreas en las que se encontraron los tesoros, otros argumentan que vieron los espíritus de los indios, pero ninguno de los lugareños más jóvenes escuchaba los cuentos y mitos de los viejos que habitaban la región; estas historias llegaron a oídos de curiosos y guaqueros profesionales,

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Se trataba de un péndulo, un objeto como un trompo invertido de totumo, amarrado con una pita de 1 mt de largo, dejando la punta hacia arriba sellada con cera de abejas; su interior contenía pedazos de oro y mercurio, que hacían balancear de un lado a otro, mágicamente y sin explicación, hacía círculos atraído por el oro dejado por los indígenas que habitaron la región, revelando su exacta ubicación, pero ninguno de los lugareños prestaba atención a los cuentos de los forasteros cazadores de tesoros. El joven Triviño, humilde trabajador campesino de la región, vecino de la hacienda Malagana, conocía esos caminos como la palma de su mano, tenía como sitio preferido de pesca el río Bolo del cual conseguía la liga, algo para comer cuando no había plata para el almuerzo. Casi siempre que el río se crecía, desprendía pequeños barrancos en sus orillas, mostrando pequeñas ollas y platos de barro, pero nadie prestaba atención a estos pedazos de tejo; un día el joven Triviño le preguntó a su tío Berna: -Tío, ¿qué serán estas cositas, no serán de pronto valiosas? Y su tío le decía:

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-Esas bobadas mijo, estos indios del plan eran alfareros pobres, que valor van a tener. ¡Ay! como estaba de equivocado el tío Berna, quien hoy en día se queda sorprendido de la magnitud del tesoro. En agosto de 1992 en una excursión de pesca, el joven Triviño y el tío Berna se encontraron con uno de los tantos guaqueros que visitaban la región, la curiosidad de Triviño era más fuerte que los comentarios negativos de su tío y se acercó a ellos. -Buenas! cómo me les va, qué hacen por aquí? – dijo Triviño -Nosotros somos de Restrepo, estamos por aquí viendo que hay p’ hacer por acá, Uds. que conocen la zona ¿por qué no trabajan con nosotros? Triviño de inmediato se entusiasmó al observar las raras herramientas de los forasteros, compartieron toda la tarde, convirtiéndose en amigos de los 4 señores de Restrepo, quienes terminaron viviendo varios días en la casa del papá de Triviño. Las exploraciones por los cañaduzales y montes del Bolo San Isidro era la rutina diaria de estos hombres

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que observaron que el péndulo no daba resultados, pues cuando Triviño tenía el péndulo no se movía, diciendo a los guaqueros que ellos tenían pulso de maraquero y por eso se movía el péndulo, un par de ellos se quejaba del escepticismo de Triviño alegando que este alejaba la guaca, con su mala energía, pero uno de ellos tenía otra técnica, la media caña. La media caña es una especie de barretón de 2,40 m. en la punta se incrusta la mitad de un cilindro metálico para sacar la tierra, lanzándolo con fuerza permite sacar muestras de tierra, dejando un hoyo de diámetro muy pequeño. Con cada tiro realizado se examina la tierra que sale de la media caña, buscando que la tierra este mezclada entre negros, amarillos, marrones ojalá con pedazos de carbón y tiesto, lo cual indica que fue removida en el pasado probablemente por indios al realizar la tumba, normalmente la tierra tiene varias capas y no muestra ningún tipo de mezcla, sus capas tienen sectores negros, amarillos y marrones muy parejos, indicando que no ha sido removida, a este ejercicio se le denomina “catear”. Triviño quien trabajaba en Cali como fundidor en un taller, no prestó mucha atención y dejó de acompañar a los nuevos huéspedes en sus excursiones, todos los

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días hacían exploraciones casualmente con el incrédulo tío Berna y el papá de Triviño, pasaron varios días y los guaqueros de Restrepo se volvieron más amigos de la familia. Como el que busca encuentra, un día la búsqueda intensa dio sus frutos, Triviño llegó del trabajo como a las 7 de la noche y su madre le dijo: -¡Ay mijo! mire que su papá con su tío, sacaron unas latas de oro. Triviño no lo podía creer, corrió buscando a su padre y vio todo lo que estaba expuesto en la mesa del comedor de su casa: 2 figuras antropomorfas de cerámica, una de ellas arrodillada de unos 20 cm. de ancho y 30 cm. de altura, de color terracota y crema, las muñecas más representativas de la cultura, 9 dijes de oro de buena Ley, cuarzos, platos de oro, todo pesaba 784 gr. que serían repartidos entre 6 personas. Triviño le dijo a su papá: -Apá, como yo trabajo en Cali, deme un dije p´ ver cuánto vale esoAl otro día Triviño viaja a la ciudad de Cali con un dije de 33 gramos, visitó todos los sitios donde se compraba oro, joyerías y prenderías, todo el mundo revisaba 9


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minuciosamente el dije mirándolo de forma extraña, ofreciendo entre $12.000 y $13.000 pesos por gramo, más o menos $ 400.000 por ese dije. Triviño le comenta a su padre el valor que podían negociar en Cali, con este precio inicial, negociarían su parte con los guaqueros profesionales, el tío Berna más astuto dice: -Pues esperemos a ver cuánto van a ofrecer, para que no nos tumbenEntrada la noche como a las 7 p.m. llegaron los guaqueros para ver cómo iban a repartir la mercancía. -Bueno le vamos a negociar la parte de ustedes, nosotros se las compramos si quieren- dijeron los guaqueros Triviño le dijo a su tío - ¡vendámosles eso!– Los guaqueros ofrecieron pagar $ 15.000/gr. de oro, mucho más de lo ofrecido en Cali, los Boleños inmediatamente aceptaron el trato, entre risas comentaban que salían ganado. En fin, les tocó como cuatro millones de pesos ($4.000.000), que dividieron entre el tío Berna y el

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papá de Triviño, los astutos guaqueros de Restrepo se llevaron el botín y siguieron trabajando solos, tenían dinero para alquilar cuartos, comprar comida y abandonar la casa del papá de Triviño. Los del Bolo San Isidro ignoraban que el precio pagado por su oro era en bruto, ni siquiera valor de oro trabajado y menos de oro precolombino que ascendía a $70.000 pesos el gramo, en ese tiempo. Los guaqueros pagaron 5 veces menos del valor real de las piezas, tardarían más de 2 meses en enterarse del engaño y esta es la historia de la primera guaca en el Bolo San Isidro, desvirtuando aquella que dice un empleado del ingenio que con su tractor tropezó una tumba, abandonando su trabajo y desapareciendo con el oro. Los amigos cercanos de la familia Triviño comentaron en el pueblo el hallazgo de la guaca en la hacienda Malagana, gente de todas partes empezó a buscar por su propia cuenta en ese terreno. El suegro de Triviño llamado Lucas, también se enguacó, con ollas de cerámica, 10 figuras arrodilladas pero ninguna pieza de oro.

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Los lugareños llevaban más de 4 meses haciendo sus búsquedas, el Ingenio estaba creciendo el monocultivo de la caña, ofrecía buenos precios por el alquiler de la tierra en el Valle del Cauca. Como todos en la región, La hacienda Malagana no sería la excepción rentando sus tierras para este fin, el Ingenio mandó la maquinaria para adecuar el terreno, pero los montículos, caminos y canales hechos por los indígenas, impedían el progreso de la región. Tomaron su maquinaria demoliendo los caminos y tapando el canal que comunicaba el río Bolo con el humedal Timbique, finalmente nivelaron el terreno, ignoraban que debajo de sus máquinas estaba uno de los tesoros precolombinos más grandes del país. Este tratamiento a la tierra, dejó las tumbas del cementerio más cerca de la superficie, pedazos de tiesto quedaron esparcidos a lo largo del terreno, todo el mundo empezó a llevar sus herramientas para ese sector, encontrando piezas de cerámica. El cuento se extendió, la noticia por el pueblo y la ciudad de Palmira, la romería llegaba de todas partes, nadie decía nada por el saqueo del cementerio; las tierras eran del Ingenio, pero la cantidad de personas lo convirtieron en un evento público, cuando las entrañas 12


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de la tierra mostraron el precioso dorado, las autoridades tomaron el control, utilizando la fuerza contra la muchedumbre que ahora tenía la fiebre del oro. El daño ya estaba hecho, nadie pensaba en las consecuencias para la cultura, los organismos encargados de los hallazgos arqueológicos en la región, no podían apartar las personas que se apoderaron del sector, para poder realizar estudios científicos serios que determinarían la forma de vida y costumbres de la cultura. La mayoría de las tumbas habían sido saqueadas y profanadas sin ningún control técnico, ni las herramientas adecuadas para este fin, las piezas rotas estaban regadas por todas partes solo quedaba observar cómo se perdía el patrimonio cultural de la nación. Pero, ¿por qué nadie hacia nada? Es comprensible que para los dueños de la tierra este hallazgo se convirtiera en problema, para ellos no es rentable que se declare patrimonio cultural esta zona, pues esto amenazaría seriamente su economía.

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Los españoles en la época de la conquista institucionalizaron la guaquería, alentando a las personas a saquear las tumbas dejando un porcentaje para el guaquero y el resto para la Corona, hoy en día quieren satanizar esta práctica pero la costumbre sigue viva. ¿No sería mejor dar un porcentaje de lo sacado al guaquero solo por la identificación de las tumbas? Las excavaciones arqueológicas son muy costosas las campañas pueden llegar a costar 15 millones de pesos diarios, a ese paso las búsquedas demorarían siglos y los cementerios indígenas serían urbanizados por la creciente población en nuestro país. Quién quita que debajo de su casa esté la tumba de un cacique. ¿Quién controla a los que controlan la búsqueda legal de tesoros en Colombia? Pues en los museos hay muy poco. Ahora hay una nueva ley que permite la tenencia de las piezas para ayudar a su identificación y clasificación, a partir de 2012 portar sin permiso de tenencia las piezas será un delito, esta reglamentación rescatará muchas

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piezas que tienen personas particulares que deben responder por patrimonio cultural de la Nación. No quiero imaginar qué le pasará a un pobre campesino que se le pierda o destruya una pieza de estas. ¿Entregaría Ud. su pieza gratuitamente al museo? Tal vez prefiera esperar y venderla en el mercado negro, porque cuando salga esta norma, el valor de su pieza se verá aumentado varias veces, pero si lo descubren infraganti podría ir a la cárcel. Así pues amigo lector lo invito que haga sus propias reflexiones en este tema y participe activamente en la conservación, rescate y difusión de esta cultura.

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LA CULTURA MALAGANA

Cultura Malagana es un nombre muy controversial, lo atribuyeron las personas por estar ubicado en la hacienda Malagana, inicialmente llamados indios Bolos, por estar ubicados en el Bolo San Isidro, otros le han querido llamar kansaturwa, al final el nombre Cultura Malagana es más reconocido por la población y por algunos arqueólogos que de malagana lo aceptan. Según los arqueólogos esta cultura tiene 3.000 años de antigüedad, algunos en cambio, discuten argumentando solo 2.000 años, otros más atrevidos dicen que la cultura desciende directamente de los “atlantes” con más de 10.000 años de antigüedad, pero yo acepto la teoría de que tuvieron un período de 1.000 años Antes de Cristo y un período de apogeo de 500 a. C a 500 d.C. Estos indios que, según los cuentos de los conquistadores españoles, solo eran caníbales que cambiaban objetos de oro por espejos y jabón, cuando el oro para ellos sólo era un ornamento, un intercambio justo y no idiota, adorno por adorno, según los estudios realizados nuestros indios eran más

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inteligentes de lo que pensaba, tenían unos espejos de piedra, que se conformaban por una piedra negra y completamente plana en su superficie, al poner agua en esta mostraba claramente el reflejo de todo lo que la rodea3, también tenían caminos con adoquines que se dirigían hacia el cementerio principal, indicando amplio sentido de la ubicación, manejo perfecto de la cerámica, geometría básica y sus figuras, la gran simetría manejada en sus figuras zoomorfas muestran su propia percepción de la estética, fácilmente aplicable a diferentes objetos comerciales y prendas de moda. Las casas de cerámica encontradas, con techos a dos aguas montadas sobre pilotes, indican amplio desarrollo de la arquitectura, sin hablar de su gran capacidad para fundir el oro o de los jarillones que fabricaron desviando el cauce de las aguas para su navegación, consumo y riego de sus cultivos, todo lo cual, confirma su avanzada organización y desarrollo científico y cultural. Estos indígenas lograron hacer canales artificiales para unir el humedal Timbique con el río Bolo haciéndolo navegable sin ningún tipo de tecnología, las piezas de cerámica y oro de otras 3

ver fotografía en la contraportada

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culturas como las Incas, San Agustín y precolombinos, eran intercambiadas con otras culturas por excedentes de productos agrícolas que se daban en estas fértiles tierras que ahora solo sirven para sembrar caña de azúcar. Estos intercambios se hicieron con culturas como Quimbaya, Tumaco, Tolima y Caribe, Pruebas físicas de esta información se encuentran en el Museo del Oro en Bogotá, Museo Arqueológico de Palmira, información avalada por académicos e instituciones con arqueólogos de la región y el Museo de sitio de la Fundación Cultura Malagana, creado por los lugareños donde se puede ver de primera mano la importancia de este hallazgo.

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Espejo de la cultura Malagana. Imagen: Fundaci贸n Cultura Malagana 1993 -

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Imagen: Fundaci贸n Cultura Malagana 1993

Imagen: Fundaci贸n Cultura Malagana 1993 Imagen : Fundaci贸n Cultura Malagana 1993

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Esta cultura era matriarcal por las grandes cantidades de cerámica que hacen alusión a la mujer, figuras de partos, mujeres llevando sus hijos y figuras mamiformes, que indican que estos indígenas adoraban a sus mujeres, las cuales en esa época ya desempeñaban un papel muy importante en esa sociedad; algunos dudan del poder de las mujeres en esta cultura esperemos a ver qué develan los arqueólogos en este tema.

imagen: Fundación Cultura Malagana 1993 imagen: Fundación Cultura Malagana 1993

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Según los que conocen el tema, los indígenas tenían un profundo respeto por la muerte, realizaban rituales fúnebres en los que se reunían, ofrendando contenedores de cerámica con alimentos, adornos y oro. Al parecer realizaban banquetes fúnebres, por los huesos de animales con marcas de dientes humanos encontrados al interior de las ollas de cerámica, se intuye que los preparaban y consumían alrededor de la tumba, por los restos de carbón encontrado en el sitio de la excavación donde se piensa que hacían el fogón, indicando que el ritual fúnebre era muy importante y que tal vez se realizaba en grupos muy grandes. Los indios tenían niveles de jerarquía en la comunidad regida por la edad, el oficio y el rol que desempeñaba el individuo en la comunidad, podían ser guerreros, chamanes, cazadores, alfareros, comerciantes, agricultores, etc. Cuando fallecía el cacique, se enterraba en el centro de la tumba, tal vez sus familiares o súbditos alrededor de él, realizaban una pirámide invertida debajo de la tierra, el cacique se acostaba en varios metates (piedra semiplana rectangular con un forma de contenedor) unidos donde se ubicaba las pertenencias del cacique, las ofrendas de los súbditos, quizás para que lo acompañen en su viaje a la otra vida. 23


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Ilustración: Laura Marcela Mondragón

Estos metates estaban llenos de narigueras de 200 gr. de oro de buena ley, pecheras, collares de jade, figuras de oro y cerámicas que representaban el entorno de indígenas, recreando formas como murciélagos, jaguares, zarigüeyas, venados, armadillos, hormigas, zancudos, dándonos una idea de la fauna salvaje que habitaba estas tierras en esa época. Tal vez pensando en dejar información de sus costumbres para futuras generaciones, parecido a lo que hacemos hoy en día con la internet y los discos duros, tal vez no entendimos su mensaje, pues estos indígenas no sabían que nuestra economía se basaría en el oro, objetos que ellos consideraban adornos, motivo por el cual destruimos su cultura pues todos, directa o indirectamente, somos culpables. 24


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Solo hasta que los académicos logren acuerdos con la comunidad y rescaten el tesoro perdido, no se podrá develar la magnitud de esta desarrollada y magnífica cultura, que desapareció completamente sin dejar una pista. algunos académicos afirman que las inundaciones acabaron con sus asentamientos, mientras tanto solo nos queda admirarla, estudiarla y apropiarnos de ella, siempre hemos querido ser americanos o europeos, pero nunca indígenas, ya que se cree que estos eran atrasados, torpes y caníbales, ahora pues, nuestra misión y objetivo principal, es proteger y difundir nuestra cultura Malagana. Esto es un breve resumen de la cultura, no pretende ser un informe académico ni exacto de los estudios adelantados por los arqueólogos, solo una leve introducción al lector para pueda interpretar las historias que traemos a continuación. *Basado en los textos del museo del oro publicados en internet, investigaciones publicadas por el INCIVA en su libro (territorio ancestral, rituales funerarios y chamanismo en Palmira prehispánica, valle del cauca) y testimonios de la población con los cuales se ha construido esta historia.

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LAS GUACAS MALAGANA

Antes que llegara el ejército para traer el orden, habían varios cientos de personas que, prácticamente, habitaban en la hacienda Malagana pues ahí tenían sus cambuches; trabajaban las 24 horas sin importar el clima, las familias tenían turnos de excavación de 12 horas, habían paleros profesionales que cobraban el día, hacían sus necesidades fisiológicas en los huecos abandonados y algunos que llegaban a buscar tesoros se encontraban con los desechos humanos; los vendedores hacían su agosto y facilitaban la invasión en el sitio, gracias a estos había de todo. En una carpa grande había una tienda con un amplio surtido de abarrotes, frutas y verduras, los vendedores ambulantes proveían helados y pollo asado; llegaron el extremo de montar una carpa como prostíbulo ambulante que ofrecía sus servicios a cambio de dijes de oro. Cada grupo tenía su hoyo con separación de 2 a 3 m. entre uno y otro, la ley era la del monte: el que encuentre se queda con lo que saque, la hacienda Malagana parecía la Luna terrestre, llena de cráteres; los ancianos y hasta los niños trabajaban, los lugareños bautizaban a su manera todas las guacas halladas, a continuación nombraremos las más importantes y su historia. 27


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Imagen: http://www.guiarte.com/mapas-

destinos/satelite_poblacion_palmira.html

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Imagen: Fundaci贸n Cultura Malagana 1993

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imagen: Fundaci贸n Cultura Malagana 1993

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LA GUACA DE CALICHE

El 23 de diciembre de 1992, Caliche también campesino de la región vecino del Bolo San Isidro, quien era un amigo de Triviño, llegó a la guaca que es un sector de 10 plazas aproximadamente, sintió en el ambiente el olor a tierra húmeda revuelta con caña quemada, característico en el Valle del Cauca que no tenía restricciones en la quema de caña en aquel tiempo; Caliche se detuvo un momento, levantó la mirada al horizonte, escogió su sector cuando casi nadie llegaba a la zona, solo unos pocos curiosos llevaban palas para ver cómo era la cosa, Caliche se hechó la bendición y empezó su labor durante la mañana. El día estaba despejado y sin una nube, el sol brillaba, después de un rato el sudor no tardó en llegar a su frente, Caliche no sabía lo que buscaba; la excavación era lenta y el trabajo agotador, los montículos de tierra podían divisarse desde lejos, la excavación de Caliche tenía más o menos 1 m. de ancho, 2 m. de largo y una profundidad de 2,5 m. En una esquina del hueco, la pala encontró resistencia, las astillas de la pala se incrustaron en su mano que está acostumbrada al trabajo rudo, pero la ansiedad de encontrar su tesoro hizo que ignorara el dolor, siguiendo adelante a pesar de la sangre que 31


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brotaba de su mano, la gente que estaba cerca, al escuchar el sonido de la pala con las piedras, cambiaron su sitio de excavación cerca de Caliche. Rompieron los metates, los tiraron sin ninguna precaución, los botaron porque la noche estaba cerca, y se rumoró que el ejército vendría a apoderarse de la situación. Ese momento no les permitió pensar en la historia o en la antigüedad, querían solo el oro y algunos con la esperanza de salir de la pobreza quebraron la cerámica para ver si tenía oro en su interior, así se perdieron cientos de figuras que quedaron sin registrar, con el tiempo se dieron cuenta que la cerámica también se vendían a buen precio y dejaron de destruirlas. Las palas resonaban en las piedras, Caliche levantó un metate observando el color dorado, no daba crédito a sus ojos. En ese momento, cuentan los testigos, el cielo se oscureció formando nubes negras que produjeron truenos y rayos, lo que era un día lindo y soleado de un momento a otro se tornó oscuro, acompañado de una fuerte lluvia, muchos sintieron temor abandonando el lugar por miedo a una maldición, el guaquero profesional de Restrepo, vio que Caliche tenía oro y le dijo: -¡No mijo, deje eso ahí, que lo va a dañar… venga le ayudo para que lo saque enterito, no siga más.

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Triviño estaba cerca y alejó al guaquero que meses antes le había engañado haciéndole mala cara y despachándolo con los gestos negativos de sus manos, Caliche pidió ayuda a Triviño, le propuso compartir con él lo que encontraran de allí en adelante, pues Caliche no tiene experiencia y le da miedo manipular huesos humanos, además está solo, el oro brotaba a montones lleno de lodo pues esta zona es muy abundante en agua y cada hueco es como un nacedero automático. No podían detenerse porque si abandonaban el sitio lo perderían, muchos curiosos los observaban, sus amigos más cercanos se hicieron en rededor para cuidarlos, Cachareto, Yimmer, Hojaldre, Walter, Laura, Mariana y Alambique vigilaban la guaca, algunos de ellos armados por si las moscas. Alejaron a varios curiosos que se acercaban a la guaca de Caliche a punta de amenazas, encontraron unas máscaras de oro a las que cuelgan una especie de pájaros en la frente, como colibríes, también encontraron pectorales en forma de “H” y varios dijes, pero de esto no hay registro porque se perdieron, más adelante les cuento cómo. Caliche muy feliz tomó las piezas más grandes, metiéndolas en el morral que llevaba en su espalda, en ese momento llegó el tío de Caliche a la guaca y este le

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entregó a su tío el maletín para que se lo guardara, asegurando lo más valioso, ya que su tío Daniel es policía en Candelaria, el tío de Caliche se va de la guaca con el tesoro para guardarlo en su casa. Caliche continuó con sus amigos extrayendo el tesoro, llenó varios costales con oro, esos costales que usan para empacar alimentos de animales; el lodo cubría todas las piezas de oro, por la lluvia tan intensa que se desató, alcanzaron a sacar los costales en la mitad de la noche sin que nadie se diera cuenta, en el carro antiguo de su amigo Alambique. Nadie sabe hasta hoy cuánto ni qué sacó Caliche, en el Bolo San Isidro se comenta que sacó cuatro costales, otros dicen que por seguridad solo uno tenía el oro, y los otros 3 eran distracción llenos de piedras para despistar a la gente. En el pueblo se enteraron que había oro y que los indígenas no eran solo alfareros sino también orfebres, la voz corrió rápidamente en los municipios vecinos y se desató la fiebre del oro en la región. Al día siguiente, la gente caminaba por las trochas que conducen a Malagana, con machetes abriéndose camino por los cañaduzales, los que pasaban por las fincas robaban las frutas de los árboles, y los que no encontraban nada saquearon las pertenencias de las

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fincas aledañas; no se podía dejar nada en los corredores, ni en los potreros porque todo se lo robaban. Caliche lavó su tesoro en la comodidad de su casa y lo compartió con sus amigos, varias piezas de oro que nunca serán registradas pues las compraron varios millonarios de la región o gringos que llegaron a la semana siguiente. En la guaca de Caliche las personas siguen cavando. Son tantas las piezas indígenas encontradas por la muchedumbre, que en la ciudad de Palmira todo el mundo tiene un amigo que sacó algo, así sea una piedra que usa en la cocina de su casa para macerar los aliños y pisar los patacones. Alrededor de la guaca de Caliche se encontraron entre 10 y 12 tumbas pero ninguna con tanto oro. Caliche repartió entre todos sus amigos la mitad de lo que sacó sin importar si solo estaban vigilando y este evento desató la guaquería en el Bolo San Isidro, más de 12000 personas se agruparon en el lugar. Hoy en día la gente lava la tierra en el sector de las guacas, encontrando pequeños pedazos de jade y oro.

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LA GUACA SAN ANDRESITO

Al día siguiente de que Caliche encontrara su guaca, se mostró la más importante de todas, por la cantidad de oro que salió de allí: San Andresito. Esta guaca alcanzó para todos dejando un hueco tan grande que se puede ver desde el satélite a kilómetros de altura, de aquí salió la mayor cantidad de oro según los lugareños. Miles de dijes, cerámica y joyas se perdieron en este sector, los collares de jade y cuarzo se desbarataron al deteriorarse sus hilos vegetales de más de 1500 años de antigüedad, quedando las joyas esparcidas en el lodo. Cada vez que se encontraba una guaca grande, el cielo se oscurecía, la lluvia amenazaba el lugar, los truenos y relámpagos no tardaban en llegar, la naturaleza parecía oponerse al saqueo. Nadie tenía miedo, el oro hace olvidar los mitos de las maldiciones, a pie llegaron propios y extraños con sombreros de todas las clases o trapos amarrados en sus cabezas, los que excavaban llevaban la peor pinta, camisas rotas, parecían indigentes; en estos casos, la pinta era lo de menos, pues hasta las más estiradas del pueblo se acurrucaban a lavar la tierra con manicure francés y el cabello recién alisado en la peluquería, todos

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parecían del mismo estrato, no se veían las diferencias económicas, sociales ni religiosas porque hasta las monjitas llegaban al lugar a guaquear en nombre de su causa, la gente llegaba en motos, carros, camionetas, en fin todos preparados para acampar y combatir las nubes de mosquitos que se benefician con la multitud. Los más ricos alquilaron retroexcavadoras que entraban tranquilamente al lugar, sacando tierra sin ningún control; algunos traquetos tenían sus escoltas armados controlando a los paleros con guacharacas, para evitar que su inversión se perdiera. Las plantas eléctricas funcionaban las 24 horas alimentando carpas que tenían los “duros” en sus sitios de excavación, con electrodomésticos, computadores y neveras. Se escuchaba el ruido de la gente mezclado con el de las motobombas extrayendo el lodo, que dificulta terminar el saqueo. Los vendedores ambulantes pasaban con sus productos visitando todos los sectores, hidratando a los sedientos del oro; paleros al por mayor, ofrecen sus servicios por horas, llegaron compradores del extranjero, de Bogotá, Medellín, la Costa y todas partes del país, era todo un encuentro cultural para ayudar a desaparecer esta cultura.

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El parqueadero estaba lleno de vehículos último modelo, los compradores tenían sus escoltas, armaban carpas donde compraban las piezas pagando en efectivo. Los gringos rondaban el lugar con sofisticados detectores de metales para hacer sus búsquedas, todos se encontraban algo, todos se enguacaban y la fiebre del oro estaba en su punto más alto. El frenesí del oro estaba en el ambiente, algunos rompían las máscaras en forma de “H” y las piezas grandes, la multitud metía la mano en los huecos, rompía las piezas arrebatándolas como manadas de lobos en las cuevas de la tundra peleando por su parte. Las familias peleaban entre ellos por el porcentaje de sus partes, en ese momento todos eran enemigos, nadie confía en nadie, afloraban las más oscuras personalidades mientras los kilos de oro brotaban de la tierra, discusiones se escuchan por todo el lugar, en las trochas y caminos los raponeros hacían de las suyas, escuchándose los gritos de personas: -¡Cójanlo!, ¡cójanlo!Solo se veían las siluetas de malandros perdiéndose entre los cañales con los paquetes robados.

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Los compradores negociaban a bajo costo, pues la oferta superaba la demanda, consiguieron a $20.000/gr. de oro, vasijas de barro a $20.000 y piezas de cerámica a $30.000. La gente corría por todas partes con pedazos de oro, uno de los testigos, informante del ejército, corrió al pueblo para hacer una llamada, informó a su comandante lo ocurrido y éste último decidió que era hora de tomar el control. En cuestión de minutos el ejército llegó alejando a la muchedumbre, los soldados amenazaron con sus fusiles mata patos G3, cantidades de soldados llegaron en las picop, haciendo filas para sacar a las multitudes saqueadoras. Los compradores escaparon con las piezas compradas a bajo costo, los gringos se alejaron rápidamente con las joyas que fácilmente sacaron del país. Los noticieros locales transmitieron la primicia a nivel nacional, mostrando los collares de jade y pedacitos de oro encontrados a última hora. A la fuerza el ejército logró su cometido y retiró a todos los pobladores, algunos que se resistieron los metieron en el calabozo de la policía del pueblo, a otros los golpearon las cachas de sus fusiles, pero nada grave que denunciar. 40


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Los soldados tomaron posiciones en el perímetro y no permitían el paso a ningún civil, la vigilancia se tornó extrema, los soldados más vivos, habían decomisado oro en las requisas, pasaron la noche en los huecos dejados por los lugareños en busca del precioso metal. Después de varios días los guaqueros no eran lugareños sino soldados, que a cargo de su comandante tenían la situación controlada, Triviño sospechaba que por ese sector había más oro, pero los soldados no los dejarían acercarse ni un metro al sitio de la excavación. Ninguno imaginaba que alrededor de esa tumba estaban 4 entierros más y que el cacique estaba tan solo a unos metros más abajo. Soldados de civil cambiaban dijes por mercados en el pueblo, pocos conocían el verdadero valor de las joyas y se escuchaba negociar en las tiendas del Bolo San Isidro: -“Paisa, deme 3 canastas de gaseosa, salchichón y pan, por este dije”Muchedumbres se amotinaron en la entrada de la hacienda Malagana, cerca al sitio del hallazgo, insultaron al comandante y a los soldados, la gente protestó hasta que el Alcalde de la época se hizo presente en la zona, hablando con los líderes de la revuelta, el acuerdo fue el siguiente: 41


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“La gente podría trabajar solo de día de 6 a.m. a 6 p.m.”, para garantizar el orden y la seguridad, la intención era buena pero esto ocasionaría un problema más profundo. Regresaron los compradores, intermediarios y gringos como en tiempos de la conquista todos se llevaban el oro impunemente. Según los lugareños que empezaron a trabajar esos días, si encontraban algo en su hueco, al otro día ya había sido doblemente saqueado, sus huecos estaban más grandes y vaciados por retroexcavadoras pagadas por los traquetos que daban soborno a los soldados para entrar al terreno durante la noche. Durante el día, los soldados caminaban en medio de las multitudes pendientes de lo que encontraban los ingenuos guaqueros, cuando sacaban a la gente como a eso las 6 de la tarde, marcaban el lugar para buscar en la noche, casi todo los soldados que vigilaban de día no dormían, trabajaban durante toda la noche, mantenían con ojeras, agotados, enguayabados y dicen los lugareños que estaban ocultos en los cañales que hacían tiros al aire de felicidad cuando se enguacaban. En los sitios donde se sacaron pectorales y bastante oro, durante la noche entraban retroexcavadoras que sacaban toneladas de tierra en volquetas las cuales salían a la

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madrugada a una finca desconocida en La Buitrera donde descargaban para extraer el oro remanente de la tierra. Dicen los lugareños que eran políticos de la región, pero esta información no está confirmada. Así pues los huecos que se hicieron en el cementerio se pueden ver desde el satélite a kilómetros de altura. El municipio llamó un arqueólogo gringo para legalizar los hallazgos, no tuvieron en cuenta a los arqueólogos colombianos para esta investigación; contrataron a unos lugareños para apoyar las investigaciones científicas y arqueológicas de la cultura, pero es muy poco lo que hay expuesto en los museos del país parece que no encontraron mucho, por esta razón no se le ha dado importancia por parte del Estado a esta cultura.

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LA GUACA DE LAS ESMERALDAS

Cuando el ejército recién llegó al terreno vigilaba las 24 horas, después de varios días bajó la guardia, solo vigilaba de 6 a.m. a 6 p.m., pues el apogeo de San Andresito había pasado. Supuestamente todo el sector había sido saqueado o cateado al centímetro, las retroexcavadoras dejaron huecos gigantescos en el área, pero los soldados hacían patrullajes sorpresa en las noches, picops con las luces altas alejaban a las personas que invadían los terrenos de la hacienda Malagana. Los guaqueros hacían expediciones nocturnas en el oscuro cañal con linternas, improvisados mecheros, baterías de carro con grandes extensiones provistas de varios bombillos para iluminar los cráteres que hacían durante el día. La estrategia era la siguiente, durante el día se trabajaba normalmente con la supervisión de los soldados, si alguien durante su trabajo encontraba algo de valor, marcaba el sitio sin llamar la atención, entrada la noche regresan al sitio para empezar a extraer lo encontrado y continuar durante todo el día, así tendría su guaca por lo menos 18 horas.

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Los Charria, son varios hermanos que aplicaron esta técnica durante más de 15 días, tienen un enorme hueco de 3 metros de ancho por 5 de fondo, solo encontraron cerámica y pequeñas ollas de barro sin valor para ellos. Por comodidad y por falta de tiempo, Los Charria tenían como letrina un hueco enseguida de su lugar de trabajo para todas sus necesidades fisiológicas grupales. Una noche Yimmer un joven de la región, que se ignora por qué fue golpeado días antes, ya casi recuperado de sus lesiones y con varias deudas en su haber, deja sus andadas y decide trabajar buscando en medio de la noche donde ubicarse, ignoraba que ese sector ya tenía dueño, pasó cerca de la guaca de Los Charria y escogió un sitio en el interior de ésta. Empezó a trabajar, más tarde llegaron Los Charria quienes lo descubrieron usurpando su cráter. -¡Mirá ve!, ese roto es de nosotros, ¿oís?- le dijeron a Yimmer con voz de mando. -Pero si querés, hacéte hay enseguida - mandándolo al sitio de la letrina. Yimmer al ver los cuatro tipos accede sin chistar, quienes además le dicen que lo que encuentre debía compartirlo con ellos.

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Yimmer empieza su trabajo, ya no está solo, estos tipos tienen buena música e iluminación, rápidamente empieza a excavar, la tierra estaba removida y se encontró con la letrina de Los Charria, sabía que era una broma pero su orgullo era más grande, por lo que tomó el excremento con la pala y lo arrojó con fuerza cerca de los hermanos para incomodarlos con el olor. Después de un rato, los Charria se dieron cuenta y se echaron a reír, pero admiraron que el joven no se dejó amilanar. Yimmer llevaba varios días trabajando en el mismo sitio con los Charria, ahora eran amigos de guaca, el lodo estaba hasta sus rodillas a causa de las lluvias y el nacedero de agua, su hueco era la mitad del tamaño del de sus socios, lanzó su pala con fuerza y sintió que se quebraba algo, lentamente descubrió varias piezas de barro, el hueco era muy incómodo, tenía forma de pirámide invertida y la fosa se extendía hacia la derecha, llenándose de lodo lentamente dificultando su extracción. Escucharon el motor de un vehículo entrando al camino de la guaca, era un picop del ejército que apagó las luces y su motor, rápidamente los soldados se desplegaron a través de los cañales atrapando los guaqueros, los Charria recogieron sus cosas rápidamente y todos corrieron por

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los cañaduzales, escondidos en medio de la maraña aguardaron en la oscuridad hasta que fuera seguro salir. Después de un rato la picop partió y se escuchó una voz que decía: -¡Muchachos, salgan que ya se fueron!Uno de los Charria dijo en voz baja “no salgan, que son los soldados” pero Yimmer ignoró el comentario y salió con varios que estaban con el, la luz de una linterna los sorprendió, eran los soldados que rápidamente los detuvieron, los empujaron con sus fusiles llevándolos donde estaba el camión, los requisaron minuciosamente incautándoles varios dijes que nunca fueron reportados. Los más de 30 detenidos fueron llevados a la estación en la ciudad de Palmira, liberándolos al otro día, pues no pudieron levantar cargos serios. En la noche Yimmer continuó con su trabajo, tenía identificado el sitio y que había encontrado algo, de pronto los metates se dejaron ver, los Charria se juntaron con Yimmer y acordaron dividir entre los 5, mal negocio! pero Yimmer no tiene otra que acceder. Encontraron pectorales de oro y máscaras, dicen los chismosos que sacaron como 3 costalados de oro.

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Yimmer se encontró una tortuga de oro de 20 centímetros de largo, 15 de profundidad y 15 de alto aproximadamente, en su interior sonaba como llena de piedras, esta pieza se la dejaron solo a Yimmer, además de su parte. Trabajaron todo el día en la excavación, obviamente los soldados los observaron salir con los costales y al día siguiente una retroexcavadora levantó el sitio, ampliando el cráter unas 5 veces su tamaño original. Yimmer en la tranquilidad de su casa lavó la tortuga, la curiosidad lo invadió y arrancó con cuidado la cola de la tortuga, de la cual salieron 16 piedras de esmeralda de 5 cm de diámetro aproximadamente, las piedras estaban talladas increíblemente por los indígenas que tal vez las cambiaron hacen miles de años por alimentos. Yimmer debió insistir y suplicar a unos costeños compradores, por una cita para mostrar su mercancía, los costeños compraron todas las piezas y piedras que le correspondieron a Yimmer al repartir la guaca de las esmeraldas, por fin ve cómo cambia su suerte. Después de este momento Yimmer se compró un carro para andar con sus amigos e hizo inversiones que no dieron frutos por su inexperiencia comercial, pasó de ser

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un campesino corriente a nuevo rico de un día para otro sin comprar la lotería. Con el remanente de dinero compró una volqueta donde le dio trabajo a su hermano, este se quedó con las ganancias engañando a Yimmer, varios meses después Yimmer lo descubrió, vendió la camioneta y viajó a Londres donde reside actualmente. Después de estas historias, como observador, es imposible no hacer algunas preguntas: ¿Los que compraron el oro serán los verdaderos culpables del saqueo? ¿No será mejor comprar el oro a los guaqueros y pagarles por la identificación de las tumbas, dándoles porcentajes como lo hacía la Corona española? ¿Esta práctica no agilizaría la búsqueda? ¿Es mejor estigmatizarlos, por querer cambiar su forma de vida? ¿Acaso no vivimos en una sociedad regida por el dinero? ¿Será que los guaqueros deben estudiar arqueología? ¿Y si se gradúan entregarán los tesoros?

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¿Tal vez habría sido mejor que los españoles hubieran descubierto esta cultura, saqueándola para donar nuestro patrimonio a la corona? ¿Será que tendremos la esperanza de recuperar fotográfica nuestro legado? ¿Y estas fotografías serán avaladas por los arqueólogos? ¿Será que lo único valioso de esta cultura era su oro? Saque Ud. estimado lector sus propias conclusiones, pues no quiero tomar ninguna posición, además la norma existe, los guaqueros piensan que tienen la razón y los argumentos científicos de los arqueólogos son todavía más valederos, su criterio es considerado como la verdad hasta que alguien demuestre lo contrario.

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LOS ENGUACADOS

La vida de abundancia que vivían los habitantes del Bolo San Isidro en sus casas a causa de las guacas, les permitió tener por primera vez neveras llenas de carne, comida, zapatos, televisores, ropa nueva, joyas, anillos y camisas de marca con el pecho abierto mostrando sus nuevas cadenas que hoy en día serían llamadas blin - blin y serían la envidia de muchos artistas. Sus esposas ya no eran bonitas, las muchachas del pueblo no los veían como los campesinos de siempre, sino como los duros del pueblo y los nuevos patrones de la cuadra; en consecuencia, muchos de los matrimonios del Bolo San Isidro se destruyeron por la infidelidad y problemas de faldas. El dinero enloqueció a muchos campesinos que nunca habían tenido tanto, la mala administración del recurso, muestra hoy en día personas que no tienen nada de lo que ganaron. Estas son las historias individuales de varios personajes reconocidos en el Bolo San Isidro, que lograron cambiar su suerte por algún tiempo.

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EL CHORI Chori era un campesino que siempre había sido jornalero en la región, un hombre muy humilde y trabajador, se ubicó en el terreno Malagana cerca de la guaca de Caliche, encontró más de 1600 gr. de oro que vendió a muy buen precio, todos sabían el valor real del oro precolombino. Con lo ganado se compró un camión Willys, quedando al nivel de riqueza de sus patrones y adinerados del pueblo, un día fue donde su patrón en la finca donde trabajaba y le dijo: -“¡Vea, yo no le trabajo más a Ud. no me pague liquidación ni nada! antes dígame cuánto vale su finca, que se la quiero comprar”Dio la espalda, salió de manera arrogante sin mirar atrás y no volvió a trabajar nunca más en ese lugar. ALASKA, sitio de reunión del pueblo ubicado a la orilla de la carretera, es una panadería tradicional donde todos los viajeros, pasan a desayunar, almorzar y a descansar de sus agotadoras jornadas de viaje, probando el pandebono, un pasa bocas tradicional de la región hecho de almidón de yuca, fue llamado así, porque en una hacienda cañera, cuando los corteros tenían su descanso para el refrigerio, repartían unos bonos para reclamar 54


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este curioso pan, cuando los corteros se referían a él, lo llamaban el pan de bono y ese fue el nombre que aceptó la región para llamar a este delicioso pasa bocas valluno4. Pero no nos desviemos Chori llegaba levantando el polvo con su carro de segunda recién comprado, parqueándolo al lado de la panadería, los niños se alegraban, corrían a verlo cerca del carro como si fuera su papá, porque tiraba monedas al aire y los niños se peleaban por recogerlas. Chori al mejor estilo de los traquetos de Medellín, prendía billetes de la más alta denominación para encender sus cigarrillos. Todos sus amigos se reunían en Alaska, algunos estaban tomando cerveza como en todos nuestros pueblos, mesas llenas de botellas de cerveza para saber cuántas se han tomado y no ser engañados con la cuenta. Chori entraba a la panadería, saludaba y nuevamente tiraba billetes de $10.000, casualmente eran unas indias precolombinas que sacaron de circulación, por un robo millonario que hicieron en esa década, llamados los billetes vallenatos, pero esa es otra historia, enfoquémonos.

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esta historia se la escuche a alguien que no recuerdo, sería interesante darle el crédito de la investigación.

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Los billetes volaban por las mesas de la panadería, los muchachos más grandes se peleaban por recogerlos, Chori los miraba y se reía, después entró a la panadería con sus botas nuevas, miró al dueño y dijo: - ¿Cuánto se debe aquí? – señalando la mesa. Golpeando la mesa con la mano, donde estaban sus amigos, gritó: -¡póngalo a mi cuenta!- y dándose golpes en el pecho complementó. -Trago para todos, que yo pago @&”%Se escuchaban aplausos para Chori, quien después los invitaba a los burdeles más famosos de Palmira, con todos los amigos que cupieran en su nuevo carro, más o menos unos 10, solo tomaban whisky 18 años, Chori gastaba la mejor comida, inclusive a gente que ni siquiera conocía. Cómo en Facebook hoy en día, el amigo de mi amigo también es mi amigo. Pronto pasó lo que tenía que pasar donde se gasta pero no se produce, se acaba. Chori acabó su fortuna, el carro se empezó a varar, no tenía con que arreglarlo y su mecánico ya era el más costoso de la región, siempre le hacía comprar repuestos originales o de las mejores

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marcas, ya no le fiaban y Chori no tenía con que comprar ni un repuesto nacional. Después de 4 años el Chori se quedó sin nada, vendió el carro, visitó a su antiguo patrón para reclamar la liquidación y las cesantías. Amenazando con demandar si no le pagaban. -“Ese fue mi trabajo, ya me asesoré, tengo 5 años para reclamarlas y si no me paga, nos vemos en el juzgao”- le dijo el Chori. Entonces su antiguo patrón le canceló lo debido y ahora vive como uno más de los vecinos del Bolo San Isidro.

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EL PRIMO El primo de Triviño toda la vida estuvo con él, lo llamaban Nando, tenía 27 años, nacido y criado en el Bolo San Isidro, desde el momento que apareció la guaca, se obsesionó con un solo sitio, frente a los árboles de Hobo 20 metros adentro de la hacienda Malagana diagonal a la guaca de Caliche donde pronto se hará una excavación oficial para confirmar esta historia, los árboles de Hobo tienen unas ciruelas amarillas que eran muy comunes en estas tierras. Desde muy pequeño, Nando conocía este lugar y compartía allí con sus amigos, cuando estaba triste se acostaba bajo la sombra de esos árboles, a contemplar el horizonte, este sitio lo calmaba por eso lo eligió, mientras esperaba que cambiara su suerte en el camino a la guaca, que era como le llamaban al camino principal de la hacienda Malagana por esos días. Particularmente ese día mentalmente después de cortarse su dedo índice pidió a los indios que por favor le orientaran donde estaba el tesoro o que le dieran una señal para cavar, Primo salió como a las 5 de la mañana con sus botas pantaneras, pala, carpa, el perro que siempre andaba con él y el fiambre que su esposa le preparaba siempre. Primo pasó todo el día renegando consigo mismo porque la mayoría de sus amigos ya se habían enguacado menos 58


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él, apenas terminó de maldecir su suerte, sintió que la tierra se puso más dura de lo normal, pensó que eran metates y que su momento había llegado; todos en el pueblo decían que los metates significan tesoro seguro. Su ambición creció, hacia planes de cómo gastaría su dinero, empezó a cavar más fuerte y rápido, completó metro y medio de profundidad, de pronto el suelo cedió cayendo como un metro, golpeó los brazos con los bordes del agujero pero no le importó, estaba herido y lastimado pero la fiebre del oro estaba en su cuerpo sin imaginar lo que sucedería después. El hueco era como una especie de túnel de forma circular casi perfecto de un metro de diámetro, sus paredes eran como piedras pulidas de color negro como asfalto que se extendía a las paredes circulares del perfecto túnel, Primo no daba crédito a sus ojos, sabía que había encontrado algo, pensaba que era la tumba de un cacique, la cueva más grande que se había visto en el lugar. La noche estaba llegando, era tarde pero Nando no quería dejar nada para el otro día, sabía que si salía los soldados verían su hallazgo y perdería su trabajo, le pidió a Triviño una linterna para mirar su hueco, Triviño preguntó:

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-¿Para qué la linterna? Si ya nos vamos- mirando su reloj que marcaba las 6 en punto. Pero igual accedió y se la prestó, la idea de Primo era meterse en el túnel, esperar a que todos se fueran para aventurarse en su interior, tenía que ir a gatas, esperó casi 2 horas, los soldados revisaban todos los huecos vigilando que no se quedara nadie en el lugar, un soldado vio el hueco de Nando y llamó a su compañero: -Ahí, está alguien- señalándole con su dedo, escucho ruidos - pero su amigo temeroso le dijo: -“No, eso está muy hondo dejá eso, vamos que hay no hay nadie, ve” Primo, petrificado esperaba la partida de los soldados, cuando sintió que los soldados se alejaron, encendió su linterna, la luz era muy tenue pues las baterías estaban gastadas, cada metro que avanzaba aumentaba sus latidos de corazón, se sentía ahogado presa del pánico, después de recorrer 30 m. llegó al centro del túnel observando una pequeña caverna que tenia grabados algunos jeroglíficos en el techo, lo cual indicaría que los indios tenían escritura, pero no hay rastro de ello, esto es solo el relato de lo que cuenta su familia. Después de mirar el techo de la caverna miró hacia abajo y un reflejo dorado llamó su atención, por fin todo su 60


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esfuerzo daría sus frutos una estrella de ocho puntas en oro brillaba frente a él, 14 gr. de oro puro, Nando estiró su brazo para tomar la estrella, sintió que el viento movió su cabello y sopló todo su rostro, cuando cerró su mano un corrientazo subió por su brazo derecho, recorriendo todo su cuerpo, estremecido se sacudió, se calmó y la guardó en su bolsillo. Después de ese momento quería salir del túnel, giró su cuerpo, pero oh! sorpresa, encontró ocho túneles más, sin darse cuenta tomo el túnel equivocado y avanzó por éste, no encontró la salida, el túnel estaba sellado, así había estado los últimos 1.500 años, gritaba pero nadie lo escuchaba; volvió a la caverna principal, el aire le faltaba, asustado temblaba, sudaba frío y se desmayó; cuando volvió en sí, un ruido de una ocarina a través de uno de los túneles llamó su atención, de inmediato se calmó buscando la salida. Siguiendo el sonido de la ocarina, vió los pies descalzos de una persona que estaba tocándola en la entrada del túnel, sobre el montículo de tierra que el mismo había sacado, levantó su mirada y la música dejó de sonar, el indio señalaba hacia el norte con su dedo índice. Primo tomó aire bajo su cabeza un instante, sacudió sus ropas le dio las gracias al indio por ayudarle a salir, le preguntó su nombre y cuando volvió la mirada el indio ya no estaba.

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Sorprendido pero sin miedo, descansó un rato en el montículo, esperó que pasara el soldado de la guardia y corrió a través de los cañales para regresar a su casa. Primo llegó a la casa de su abuela, se sentó en un viejo sofá en el pasillo de la casa, hablaba con su esposa quien le preguntó si quería comer, ella notó que tenía la mirada perdida, ignorándola por completo, estaba como ido, hablaba en una lengua rara como quechua o jerigonza, el hecho era que nadie le entendía lo que decía. Luego reaccionó y les contó la historia a sus familiares, estos no le creyeron hasta que mostró la estrella de oro de ocho puntas. Cuando dormía, su esposa escuchó traquetear los huesos de su cuerpo como chamizas de ramas secas cuando se quiebran, subía los hombros, torcía la cabeza de izquierda a derecha cerrando fuertemente sus ojos y abriendo la boca, daba tres círculos con el cuello, cambiaba la cara, se ponía normal y abría los ojos, mirando a su alrededor desconociendo todo, con la mirada perdida hablaba nuevamente como indígena, señalaba para la hacienda Malagana, caminaba en su dirección, su esposa y familiares hacían todo lo posible por detenerlo después de mucho insistir lo dejaban ir.

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Pasaba horas en esos túneles hablando como indígena, al final todos lo ignoraban, estos lapsus linguae pasaban todo el día, en cualquier parte donde se encontrara y en cualquier momento, su familia empezó a preocuparse por la salud mental de Primo. Su abuela muy creyente, lo ungía con aceites del Divino Eccehomo y del Milagroso de Buga, que poco a poco lo calmaban, durmiéndose en brazos de su abuela como cuando era niño. Después de tres días en esta situación, decidieron llevarlo al médico, pidieron a Alambique que los llevara en su carro viejo, durante el camino Primo hablaba como indígena y decía incoherencias, en sus momentos de lucidez comentaba que soñaba con las malocas, describía mucha gente, las casas de los indígenas durante el camino a Cali, señalaba con su dedo índice en todas direcciones como indicando algo; dicen que cuando pasaron cerca al aeropuerto se quería bajar del carro hablando como indígena. Cuando llegaron a la clínica para hacer los chequeos correspondientes, Primo hacía sonar sus huesos movía la cabeza y se ponía normal.

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Preguntaba a su esposa donde estaban, decía que no se acordaba de nada, preguntando cómo había llegado allí, el médico lo examinó encontrando todo normal. La abuela de Primo recomendó buscar a un curandero, considerando que la situación era extraña y recordando una historia de un vecino suyo a quien lo poseía un espíritu. Viajaron a una finca que queda cerca del puente de río Cauca por la Dolores donde doña Petra, una bruja muy conocida de la región, dicen que es la mejor y que todos sus trabajos son ante Dios, ella les dio cita para las cuatro de la tarde. Cuando Primo llegó estaba normal, doña Petra se acercó, y Primo cambió, tronó sus huesos y le gritó en una rara lengua, ella dijo que tenía un espíritu burlón indígena, prometió sacarlo en 3 sesiones, diciéndoles que cada sesión valía $100.000 y debía empezar el tratamiento ¡ya! Durante esa semana le mandó unos baños que Primo debía hacerse en luna llena y en el río, con un jabón especial con la siguiente fórmula: “Colocarse un trapo en la cabeza, como medida de protección humedecido con agua bendita, bañarse desde los pies a la cabeza con agua caliente disolviendo 3 cucharadas de Artemisa, 1 cucharada de comino, 2 gotas 64


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de aceite de oliva, hojas de albahaca y hojas de ruda, debe quemar todo cuando termine el ritual incluyendo el trapo pidiendo que el espíritu invasor se aleje”. Durante 2 noches, su esposa lo acompañó al río para hacer el tratamiento que debían seguir al pie de la letra. Al día siguiente verían a doña Petra para la cita final, después de haber recibido varias tundas con ruda, en las 2 sesiones anteriores, dijo Petra que realizaría el exorcismo de la sal. Ella tenía listo un plato de sal y un huevo de gallina, lo frotaba por todo el cuerpo de Primo y realizó la oración del exorcismo de la sal en latín. "In isto sale sit sapientia et ab omni corruptione servet mentes nostros et corpora nostra, per Hochmael et in virtute Ruach Hochmael, recedant ab isto fantasmata hylae ut sit sal coeleste, sal terrae et terris salis ut nutrietur bos triturans et addat spei nostrae cornua auri volantis Amen.5" Traducción al español "Viértase aquí la sal de la sabiduría y proteja nuestras mentes y nuestros cuerpos de toda corrupción. Por 5

Oración extraída de un sitio en internet, la idea es ilustrar esta práctica http://limpiatusenergias.blogspot.com/2010/11/exorcismo-de-la-sal.html

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Hochmael y por la virtud de Ruach-Hochmael, retírense de aquí los fantasmas, de modo que aparezca la sal del cielo, la sal de la tierra y las tierras de la sal, para que las criaturas que se nutren de ellas sean trituradas y se añada a nuestra esperanza la fuerza del oro volátil. Amén." Mientras pronunciaba estas palabras Primo se retorcía, traqueando sus huesos como de costumbre, gritaba fuertemente en esa antigua lengua, mientras Petra quemaba la sal y el huevo con alcohol. Cuando Petra terminó la oración, un búho salió volando en la oscuridad de la noche perdiéndose en el horizonte, todos los que estaban afuera lo vieron, Petra afirmó que el búho era el espíritu del indio que se había marchado al mundo astral para no volver jamás. Desde ese día Primo volvió a la normalidad y nunca más tuvo ese extraño comportamiento La estrella que halló en la guaca, fue donada por Primo en agradecimiento al Milagroso de Buga por consejo de Petra y la Abuela que lo convencieron fácilmente, donde reposa a la vista de todos, después de esperar más de 2.000 años para ser hallada.

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CHISMES Y CUENTOS

*Un par de curiosos que cavaban cerca de Caliche, estaban trabajando rápidamente, pues estaban confirmados los rumores de que si aparecía más oro el ejército tomaría el control. Este par de hombres profesionales de la construcción parecían máquinas excavadoras, cavaban tan rápidamente con los ojos cerrados compitiendo entre ellos, no se daban cuenta que en el montículo de tierra fruto de las paladas que daban rodaban varios dijes, manillas y narigueras de oro. Maryory una joven que trabajaba de noche en la carpa de prostitución en el territorio de la guaca, hacia jornadas diurnas para buscar clientes para las noches, caminaba por ahí se detuvo, miró para todos lados y se sentó para tomar las piezas, rápidamente llenó sus bolsillos con todo lo que salía del hoyo, de pronto un objeto pesado golpeó fuertemente su cabeza y se quejó, llamando la atención de los hombres que dejaron de cavar al escuchar el sonido de la chica. Salieron del agujero para ver si ella estaba bien, ella les dijo que le pegaron con algo y les pasa la pieza de oro grande que la golpeó, diciendo: 67


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“-ve! poné cuidado con eso, me pegaron estos brutos-“ retirándose rápidamente. Estos al ver la pieza de oro ignoraron que la joven tenía los bolsillos y su cuerpo repletos del precioso metal, mientras los hombres admiraban el oro que tenían en sus manos se abrazan y brincaban de felicidad, retornaron a su labor y después de seguir cavando minuciosamente no encontraron nada más.

* Paturro era un hombre adulto mayor, que se enguacó y se compró 2 carros viejos Zastaba y la gente le decía: -Paturro, ¿qué fue lo que compraste? Ay!, eso tan feo-no compadre, por la lámina, la lámina es de lo mejor, esto es eterno- contestaba el Paturro Con el tiempo ese carro se le dañó la reversa y cuando quedaba por ahí bloqueado, tenía que llamar a los vecinos para empujarlo adelante y atrás, para sacarlo. Esos carros terminaron en el patio de la casa como gallinero, pues como dijo Paturro, efectivamente esa lámina es eterna y su fortuna se perdió con los carros.

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*Muchos de los que se enguacaron recibieron amenazas por parte de bandas criminales, con complicidad de sus antiguos socios, obligándolos a pagar extorsiones, invirtiendo rápidamente su dinero en negocios y propiedades sin precaución, por esto muchos perdieron su inversión.

*Un joven de 19 años, después de vender sus tesoros andaba con un millón de pesos en el bolsillo y decía: -“estoy pelao oís, ve, vamos a mi casa por más plata”Metía la mano en un cajón del armario lleno de dinero, sacaba un puñado de billetes sin mirar y lo metía en sus bolsillos -No, esto no alcanza para nada- decía. Compró una moto ninja, también hacía cerrar los burdeles y le gastaba a sus amigos lo mejor. Tiene moto pero no tiene pase, así que un policía que conoce la historia, siempre que escucha la moto a la distancia sale a detenerlo para que pague la mordida. Compró un lote de terreno escriturándolo a nombre de su madre, cuando la plata de la guaca se le acabó, la obligó a firmar para que se lo devolviera. 69


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*Las motos DT 125 agotaron sus existencias en los almacenes de Palmira, pues todos los que se enguacaron tenían 1 o 2 de estas motos en su casa, la plata los tenía locos, además si alguien andaba en estas motos era parte de la tribu de los enguacados.

*Varios de los enguacados dejaron sus esposas y se fueron a vivir con prostitutas exuberantes, después que pusieron sus casas y fincas a nombre de ellas, los abandonaron cuando se acabó el efectivo dejándolos sin nada, muchos debieron volver donde sus antiguas esposas a suplicar y algunos fueron recibidos y perdonados.

*Las mujeres también se enguacaron, pero todas invirtieron bien su dinero, no hay ninguna que al menos no tenga su casa y otras cosas, al parecer esta cultura matriarcal las bendijo.

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LAS TRAMPAS DE LA GUACA Las guacas tienen trampas y maldiciones, pero las que vamos a relatar no son como en la historia de Indiana Jones, los muertos vivientes de la momia y los muros corredizos de los antiguos egipcios; sino las trampas que tienen los lugareños y la malicia indígena de la gente como se dice vulgarmente, para hacer su agosto; quienes después de ver tanta abundancia, deben engañar a incautos para ganar algo de efectivo y no quedarse atrás de sus vecinos amigos y cercanos

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SLONNE RINOVIT Cuando los noticieros hicieron famosos los hallazgos de la hacienda Malagana, todo el mundo se enteró del cementerio indígena, atrayendo arqueólogos académicos serios y otros farsantes cazadores de tesoros, estos últimos desfilaban comprando las reliquias a un bajo costo en dólares, pero igual muy baratas. Slonne Rinovit, un americano con ascendencia rusa, que llegó a la población con su tecnología de punta: detectores de metales, teléfono satelital, filmadoras, mapa, computadores, varas de medición, brochas, bitácoras y herramientas que usan los arqueólogos, motivado por el oro y las joyas de los indígenas. Tenía conocimientos arqueológicos básicos, pero solo los estudió para cazar los tesoros pensando en su beneficio personal, nunca el rescate de una cultura. Con la excusa de que estaba realizando un estudio serio, pretendía llevarse los tesoros de Malagana, este estudio no estaba avalado por las entidades encargadas de los asuntos arqueológicos en Colombia, con su acento y términos técnicos convencía a los lugareños, quienes veían en él una persona académica y capacitada. Rápidamente convenció a las personas de seguir sus instrucciones, pagaba por protección a unos lugareños

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que servían como guías en las zonas donde se habían encontrado los tesoros, solo trabaja de 6 a.m. a 6 p.m., como lo permitía el ejército, Slonne, solo era uno de los acompañantes americanos que venía a curiosear estos lados. Algunos soldados negociaban con él, los dijes que habían conseguido excavando en su turno o que algunos lugareños obsequiaban a los soldados para que los dejaran trabajar a escondidas durante la noche compartiendo con estos su botín, estaba muy custodiado el sitio y no se permitía trabajar a esas horas. Slonne llegó con varios americanos y un amigo suyo que supuestamente era arqueólogo, consiguió ilegalmente un permiso de excavación, las autoridades del momento lo consideraron original, permitiendo la entrada del personal que estaría en el sitio buscando documentar la cultura. El amigo de Slonne, quien dirigía las excavaciones, contrató algunos lugareños para que le ayudaran a hacer el trabajo sucio, excavar, cargar sus cosas y eso; tenían su campamento con carpas americanas, mesas, bebidas importadas y todas las comodidades para hacer una campaña.

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De inmediato empezaron a buscar donde más oro había salido, según las entrevistas que hicieron a los soldados que vigilaban el lugar, casi todos los huecos realizados por los habitantes del Bolo San Isidro estaban inundados. Rápidamente Slonne Rinovit se hizo amigo de los campesinos, hablaba español más fluidamente que su jefe y por esta razón sería más fácil apropiarse del tesoro. Slonne escogió a Carebobo, un campesino poco conocido en la región, que estaba recién llegado al pueblo desde el hallazgo de la guaca con su acento campesino, sus manos sucias, sombrero y dientes gastados por su escorbuto. Slonne empezó a cavar con dos lugareños, les propuso que si encontraban algo, no le informaran a su jefe, sino directamente con él y lo repartirían entre ellos. El acuerdo estaba hecho, solo faltaba encontrar algo del tesoro con un poco de suerte. Después de varios días trabajando con mallas lavando lodo, solo encontraron pepas de cuarzo, pedazos de oro y unos cuatro dijes muy pequeños con forma murciélago que moldeaban los indígenas, todo lo compró Slonne. Ninguno de estos hallazgos fue informado al jefe de la campaña excavadora, quien asumía todos los gastos de la expedición. El grupo estaba compuesto por aproximadamente 20 hombres quienes estaban dispersos 75


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por todo el sector de Malagana, donde se hicieron los hallazgos. De pronto Carebobo lanzó su pala, el sonido que todos buscan se hace sentir, la roca contra la pala que identifica que están los metates, solo Carebobo sabía lo que esto significaba, rápidamente hizo una marca en el terreno para cavar más tarde cuando estuviera solo. Carebobo le explicó a Slonne la situación, preguntó si estaba firme la propuesta de repartirse el botín entre ellos, Slonne asiente rápidamente; se reunió a solas con el campesino e idearon un plan para sacar el tesoro. Slonne ordenó a los campesinos que lo acompañaran a buscar un nuevo sitio para excavar, se llevó a los tres compañeros a un sitio como a 300 m. de donde estaban trabajando, para quedar solo con su nuevo socio en el sitio donde encontraron los metates. Slonne y Carebobo removieron varios metros de tierra, en medio del lodo Carebobo le dijo a Slonne que se quitara los zapatos, para que pudiera sentir el botín sin levantar sospechas, sus pies tocaban los dijes de oro en grandes cantidades, Slonne estaba feliz, en ese momento se le enterró un dije en el pie causándole una leve herida, levantó su pie y cuando vio el color dorado en medio de la sangre, soltó una carcajada dejándolo caer nuevamente, la noche se apodero del lugar obligándolos a retirarse de la zona.

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Esa noche Slonne no podía dormir pensando en la cantidad de oro que estaba debajo del lodo, solo pensaba en cómo iba a distraer a su jefe y deshacerse de Carebobo, cuando tuviera el botín para escapar rápidamente, incluso reservó un tiquete para Rusia donde desaparecería con el tesoro. La mañana siguiente despertó a las 4 a.m., se alistó más rápido de lo acostumbrado, estaba ansioso, movía rápidamente su pierna de arriba abajo sobre la punta de su pie, fumaba mucho y hablaba solo. A su jefe le pareció extraña su actitud y empezó a sospechar de él, no se despegaría de su lado; pendiente de todos sus movimientos, para donde Slonne se desplazaba su jefe lo acompañaba con una mirada de desconfianza. Salieron en su carro como todos los días, Slonne se reunió a solas con su nuevo socio Carebobo y hablaban en voz baja, Slonne le entregaba a Carebobo 5 dijes que habían comprado días antes, pedazos de cuarzo y muchas piedras de jade, prácticamente todo el capital que había traído a Colombia y le dijo a su socio campesino: -“Men, estos son todos mi ahorros”-No se preocupe que eso lo recuperamos- dijo Carebobo, guardando las piezas en su bolsillo.

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Cuando llegaron al sitio de la excavación Carebobo le entregó a su compañero el oro y las joyas, le dijo que en el campamento alterno que montó Slonne, a eso de las 9 de la mañana, hiciera como que había encontrado las joyas en el lodo, y que gringo por este trabajo le daría 1.000 dólares, este obedeció sin preguntar, llegaron las nueve de la mañana este plantó las joyas y mostró algunas al jefe de la excavación, el jefe gringo al verlas joyas abrió más de lo normal sus ojos azules, de inmediato mandó a todos los trabajadores a ese sector, menos a Slonne, pues no confiaba en él. Es ese momento Slonne quedó solo con Carebobo, sacando el oro que estaba en los metates, sacaron pecheras, narigueras, máscaras y más o menos 3000 gr. de oro en dijes, los guardaron en tarros grandes de pintura que hacían parte de los elementos de trabajo de Carebobo, siempre ingresaba y sacaba del terreno sin problemas. Uno de los soldados que observaba la situación, se acercó a Slonne levantándole las cejas y mostrando la palma de su mano derecha, Slonne le entregó un manojo de dijes, haciéndole señas para que no dijera nada, de inmediato acepta el ofrecimiento guardándose los dijes en el bolsillo y campaneando la zona cuando otros militares se acercaron.

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Slonne buscó a su jefe para decirle que no había encontrado nada y que si podía ayudarle en algo en el nuevo campamento, este de inmediato se negó y le ordenó que se fuera a descansar pues ya eran como las 4 de la tarde. Slonne le dijo a su jefe que autorizara la salida de él y Carebobo, pues estaban muy cansados y no habían almorzado, el jefe se comunica por radio con los soldados para autorizar su salida. Cada uno lleva un maletín y un contenedor plástico de 5 galones, herramientas y la mitad de lo encontrado en el fondo de cada tarro lleno de lodo, cubierto por sus ropas sucias del día de trabajo. Están por abandonar la hacienda Malagana, cuando uno de los soldados los llama para requisarlos, Carebobo se asusta y se le acelera el pulso, por el radio se escucha la voz del comandante: -¡requisen al gringo!Slonne le pregunta al soldado que quiere y este les dijo: -La requisa es p’ voz! GringoSlonne le entregó el tarro a Carebobo y le dijo:

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-“Men, lleva la herramienta, déjame tu maletín y permite que te requisen”Carebobo soltó los tarros plásticos, subió sus brazos, puso cara de asustado y dijo. -“Yo no hecho nada mano, solo camello aquí p’ gáname la sopa”Sabía que si lo descubrían con el oro podría ir a la cárcel, el soldado lo tocó bruscamente por todo su cuerpo, revisó los bolsillos, miró con desprecio los tarros que olían a lodo podrido, observó las herramientas y la ropa sucia, los revisó por encima, con el dedo índice y pulgar tomó la camiseta de Carebobo que olía fuertemente a sudor, hizo un gesto de asco y la dejó caer nuevamente en el tarro. Y le dijo: “-¡mira ve!, vos, te podés ir oís, pero vos gringo te quedás!-“ El campesino tomó los tarros en cada una de sus manos y salió lentamente en medio del callejón lleno de soldados que lo siguieron con la mirada durante todo el camino. El soldado se quedó revisando a Slonne, se concentró en los dos maletines buscando minuciosamente, hizo

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desvestir a Slonne, este se enojó mucho e insultó al soldado, que después de 20 minutos lo dejó salir. Slonne corrió rápidamente a buscar a Carebobo pero ya no estaba en el camino, Slonne esperó a que llegara el campesino que implantó las joyas, lo tomó por la camisa violentamente, lo levantó a 20 cm. del piso y le preguntó: -¿dónde está Carebobo?-Ve gringo, yo no conozco ese man oís, él me dijo que vos me dabas 1.000 dólares si metía eso, págame gringo &@%/* o le digo a todo el mundo como fue la vueltaestrujándolo con sus manos. Slonne no tenía plata para darle al campesino así que le entregó su cámara filmadora para que este no dijera nada, el campesino aceptó el trato y no lo delató. Slonne le dijo a su jefe que Carebobo le había robado la cámara y le preguntó si él sabía dónde vivía para pedírsela, estaba desesperado pero su jefe le contestó: - yo que voy a saber dónde vive ese mugroso campesino, pero mirá lo que sacamos hoy del campamento, por fin está cambiando nuestra suerte - obviamente en inglés Le mostró con mucha alegría los dijes de oro, joyas de jade y cuarzo que eran Slonne.

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Slonne nunca comentó lo ocurrido, gastó mucho dinero en las noches buscando a Carebobo en la ciudad, sin éxito recorrió tugurios y sitios de mala muerte bebiendo hasta perder el sentido ahogando su rabia. Durante los días siguientes continuó buscando en el mismo lugar donde trabajó con Carebobo, pero solo encontró lodo y pedazos de cerámica que no tenían ningún valor. Nadie volvió a ver a Carabobo, que de bobo solo tenía la pinta.

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COMPRANDO LA SUERTE

Todo el mundo sabe que debajo de la cerámica puede haber oro y es más seguro si tiene metates, pero si uno es un forastero que desconoce cómo es la cosa, lo pueden tumbar, más de un avispado aprovecha esta situación para comprar la guaca sin excavar, tomando el riesgo de no encontrar nada más, pero por medio de señales, se pueden volver millonarios, además aseguran lo encontrado por el ingenuo que está excavando, que desconoce su valor real, todos buscan oro pero nadie le da importancia a la cerámica. Un día de febrero de 1993 a eso de las 4 de la tarde, una humilde señora que no era de la región, estaba trabajando desde muy temprano en un hueco lleno de lodo, estaba sola pues sus familiares ya se habían ido para la casa, en su montículo tenía un metate y varias piezas de cerámica, platos y ollas embarradas que había encontrado. Yimmer famoso en la región, busca señales para comprar guacas a extraños ignorantes, pasa cerca de la señora, observando que tiene un metate en su montículo, le dijo: -Buenas mi señora, cuénteme ¿esa piedra la sacó Ud. de allí?83


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-Sí señor, pero esa batea no sirve p´ nada, lo único que encontré son estas ollitas- contestó ella. -Vea y Ud. está sola?-Sí señor, mis hijos se fueron p’ la casa- contesta ella Yimmer observó los metates con cierta alegría, pues sabe su significado, y le dijo: -Vea, yo le compro ese hueco así como está!El astuto de Yimmer sabía que las ollas de barro valían más de lo que le iba a ofrecer a la señora por la guaca, así que le hizo una oferta de un millón de pesos en esa época, esa no es una cifra muy grande, pero la señora no tenía más opción. Ella le explicó a Yimmer que si se iba, al otro día no encontraría nada porque la saquearían, y que prefería conformarse con la plata que él le ofrecía. Ella estaba sola, no tenía transporte, el paquete era muy grande y salir a esa hora para viajar en bus era peligroso. “-Lo mejor es venderle-“, le dijo la señora con cara de resignación Yimmer de inmediato corrió a su casa, buscó debajo del colchón sacando dos millones ($2.000.000) de pesos, pues debía contratar personal para sacar todo lo más rápido posible. 84


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Llegó al sitio corriendo con 5 de sus amigos de confianza, a quienes les pagó $200.000 por cabeza, consiguió varias cajas de cartón para guardar las ollas de cerámica llenas de lodo. Cuando tiene todo empacado, le dijo a la señora que muchas gracias, le entregó el dinero pactado, ella lo mira y le : -vea, por qué no excavamos y compartimos?-¡No señora!, ¡yo ya se la compré! y este hueco es mío, hasta luego! Mi señora - , despachándola con desprecio Ella dio la vuelta y se marchó. Yimmer apuró a sus amigos para que siguieran trabajando, estos empezaron su labor y encontraron otro metate, todos se abrazaban eufóricos y felices, los metates son una prueba que da esperanzas de encontrar oro. Yimmer les confirmó que les estaba pagando el día y que la guaca le pertenecía solo a él, buscaron hasta las 6 de la tarde pero el preciado dorado no apareció, igual Yimmer sabía que cada plato lo compraban a buen precio, en el mercado negro; recogería el dinero invertido y quedaría algo de ganancia. Caía la noche en el Bolo San Isidro y debían abandonar el sitio de excavación, los soldados sabían que Yimmer había

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sacado metates y piezas de cerámica de ese hueco, todos sabían lo que eso significaba. Yimmer hizo cuentas con lo obtenido, lo empacó y se lo llevó todo a su casa, deja dejó las cajas e invitó a sus trabajadores a tomar algo en Alaska, estaba satisfecho pues la señora le vendió barato. Según él, sacaría por ahí cinco palitos ($5.000.000) decía que el negocio estuvo bueno, frotándose las manos. Después de beber toda la noche, pagó a sus amigos lo pactado y se fue a dormir. Al día siguiente muy temprano, llegó al sitio donde estaba su guaca, había sido saqueada con una retroexcavadora, Yimmer miró su hueco con nostalgia, nunca sabría que más había allí, se fue del lugar con cara de frustración buscando un nuevo incauto para comprar otra guaca. Esa tarde llegaron unos compradores costeños, Yimmer ofreció su mercancía, sacó las cajas de su casa llevándolas hasta donde los compradores, en una finca alejada de la población. Yimmer, muy desconfiado, pensaba que si alguien buscaba respaldo tendría que compartir el negocio dando comisión, si alguien se enteraba, podrían robarle el dinero cuando estuviera de regreso, así que acudió solitario a la cita. 86


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La finca era hermosa, entradas lujosas, un elegante chalet, piscina, damas de compañía, pues todavía existían las prepagos, autos último modelo y escoltas por todas partes. Enseguida sacó sus ollas y platos mostrándoselas a los compradores. -Vea! son originales, “acabadas de sacar de la guaca, ni siquiera las he lavado”- respondió con cara de felicidad. Los costeños al ver la cantidad ofrecieron siete millones ($7.000.000) de pesos por todo el material, Yimmer no cabía de la felicidad, pues había hecho un buen negocio. -Llévelas con confianza- le dijo a los costeños. -No, queremos ver la cerámica- contestaron. Yimmer renegó, pensó: “que gente tan desconfiada”-, trajo agua de la piscina en un balde para lavar las piezas, las limpió con cuidado de no romperlas, de pronto empieza a observar que sus preciadas ollas y platos de cerámica, no son más que ollas y platos de barro para sembrar plantas, simples materas de vivero que no tienen ningún valor. Los costeños al ver esto se disgustaron con él, lo insultaron y ordenaron a sus guardaespaldas que le dieran una golpiza, estos rápidamente obedecieron dándole golpes en la cara y cachazos con sus armas,

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quebrándole en su cuerpo todas las piezas de barro que le costaron $2.000.000, lo arrastraron a las afueras de la finca tirándolo en una quebrada que pasa por allí. Golpeado y mojado, salió a la carretera donde tomó un taxi que casi no lo lleva por la pinta que tenía, después de decirle que le cancelaba en la casa, el taxista no le creyó y tuvo que ofrecerle una cadena de oro que tenía puesta, pues uno de los escoltas le había sacado el efectivo de su bolsillo. Yimmer llegó a su casa sin cadena, sin plata y sin comentarios, por temor a burlas y malos chistes de sus amigos.

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EL ENTIERRO INDIGENA

Un par de incautos saqueadores, Andrés Felipe y Juan Carlos, que nunca habían participado en búsqueda de guacas, se aventuraron por el camino de guaca, buscando donde empezar, escogieron un hueco de 1.5 m. de ancho por 2 de profundidad. Uno de ellos se lanzó al agujero y empieza a trabajar con su pala, ahondó más de un metro en la tierra que ya estaba removida y floja por las lluvias, lanzó paladas de tierra a más de dos metros de altura. Andrés, en vez de mover la tierra que lanzaba su amigo, trataba de quedarse con todo cuando encontraran algo, Juan Carlos escavaba las paredes del muro y de pronto encontró lo que parecía un hueso humano del pie. Juan Carlos, el que está abajo gritó: -¡Andrés! miráun hueso y una fosaAndrés le dijo a su socio que hiciera pequeñas zanjas en las paredes del hueco, para formar una escalera y asegurar la salida de ambos del profundo agujero. Andrés descendió por la improvisada escalera, saltó cayendo torpemente al lado de Juanca, se agachó y

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efectivamente observó un hueso del pie de un humano, ambos se miraron a los ojos, sonrieron maliciosamente golpeando sus cabezas una contra la otra, se dieron la mano y se abrazaron saltando de felicidad, las vibraciones dejaron caer unos terrones de tierra, no se percataron y siguieron con su trabajo. La tumba está a unos tres metros bajo tierra, la fosa fúnebre tiene unos 80 cm. de altura, 100 cm. de ancho y se prolonga por 2 m. de profundidad a la izquierda del agujero principal formando una L. Estos guaqueros inexpertos entraron a la tumba dejando las palas afuera, sacando la cerámica que el cadáver tenía en sus pies, todo lo que escavaron lo ubicaron incómodamente en el ya apretado hueco obstruyendo la salida. Juanca arranca una pulsera de oro que el cadáver tiene en su mano, despegándola de los huesos putrefactos en interior de la tumba, el olor es nauseabundo, pero esto no los iba a detener. El otro, desconfiado de su socio se metió en la tumba para observar de primera mano que este no se escondiera el tesoro en los bolsillos o en la maleta. Discutieron los porcentajes para repartir el botín, de pronto la tierra se aflojó, se desprendieron más de 2 90


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metros cúbicos de tierra de la superficie, un gran estruendo se sintió solo en el interior de la tumba, la entrada de la tumba estaba completamente cubierta dejándolos a oscuras en su interior, sacar la tierra desde el interior fue imposible; ahora la tumba parece múltiple. Empezaron a gritar culpándose el uno al otro, aferrados a las pequeñas piezas de oro que hallaron, todo es oscuridad, un tenebroso silencio se presentó, cada segundo parecía eterno y el aire se hizo más difícil respirar, los gritos y oraciones ahogadas por la tierra no se escucharon en la superficie. Andrés desesperado empezó a cavar tirando la tierra a Juan Carlos que le suplicó que se calmara, se hicieron juntos al lado izquierdo donde cayó la tierra, empezaron a cavar pero no quedaba espacio para ubicar la tierra, pues ellos habían acumulado mucha tierra cavando dentro de la fosa. Ahora estaban enterrados vivos y murieron por ahogamiento, haciendo parte de la historia, nadie sabe cuándo serán encontrados, después de haber cavado literalmente su propia tumba. El rumor corre por el pueblo, supuestamente algunos guaqueros encontraron en una tumba indígena, 2 personas con zapatillas y ropa moderna, no dicen nada

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por temor a ser culpados de saqueo o a que cierren el sector de la guaca donde todav铆a la gente lava lodo y busca tesoros. Ya casi nadie va a la guaca, ni siquiera los arque贸logos parece que ya todo fue excavado, pero si Ud. pasa por el terreno miles de pedazos de tiesto se encuentran en la superficie.

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INTERESES CREADOS POR LA RATA

La rata era un personaje del Bolo San Isidro, este joven que tenía problemas de droga y alcohol, escuchó las historias de los engaños, decidió que el también haría su agosto y buscaría un incauto para conseguir lo suyo. Compró una mosca de bronce en una casa de reliquias en la ciudad de Cali, de esas que son muy comunes en algunas casas humildes de Colombia, la llevó a su casa, la brilló y esperó que amaneciera. Cuando llegó a la hacienda Malagana ese día, se aseguró de ubicarse en la guaca de San Andresito, estuvo allí por varias horas, plantó la mosca de bronce en el lodo cuando nadie lo veía. Uno de sus amigos que no sabía lo que ocurría se acercó, La Rata se aseguró de que lo viera guardarse la mosca entre su camisa de chalis, que estaban de moda en esa época, y este lo increpó: -¡Mirá ve!, Rata ¿qué cogiste ve? -Nada, deja la escama güevón que esa es la que matadijo la rata.

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Mientras corría con la mosca en el interior de su camisa mal abotonada, dejaba ver parte del dorado asegurándose de que todos lo vieran. Todos en el pueblo comentaban que La Rata tenía una mosca de oro, guaqueros serios lo confirmaron. Amigotes de La Rata lo buscaban, sabían que se había enguacado, La Rata gastaría su dinero en alcohol, drogas y prostitutas. Todos querían estar con el, Yimmer que estaba golpeado, escuchó que La Rata tenía oro y que fácilmente le cambiaría la pieza por cualquier cosa. Yimmer consiguió prestado dos millones y medio ($2.500.000) de pesos, para comprarle la pieza a La Rata, al llegar a su casa en un carro prestado le dice: -Ve Rata, te compro lo que sacasteLa Rata con mucha cautela lo invitó a su cuarto, un sitio descuidado, lleno de cachivaches, cerámicas y tejos de la guaca, con el olor a pizca de la marihuana que fumaba. La Rata en su pieza, buscó en un viejo armario de metal, de donde sacó un envuelto de papel higiénico, abrió el paquete delante de Yimmer, viendo el color dorado deseado por todos, rápidamente la tomó en sus manos y le preguntó: - Ve, ¿cuánto pesa esta cosa?-

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- Unos 500 gr. – le contestó. Yimmer jamás había negociado con oro, pues sabía que muchos tenían, pero nunca había encontrado, menos lo había vendido, pero como los guaqueros afirmaban que La Rata había sacado una mosca de oro, estaba confiado del rumor y en su corazón sentía que debía comprarla. Rápidamente mostró el dinero a La Rata para que se emocionara viendo la marmaja, La Rata inmediatamente accedió al negocio y le entregó la mosca a su crédulo comprador. Yimmer escondió el tesoro, organizó una nueva cita con los compradores que le habían golpeado en días anteriores. El Costeño accedió, pero estaba muy desconfiado de Yimmer porque según él, intentó robarle; la cita quedó para el sábado a las 10 de la noche, 2 días después. La Rata salió de su casa ese día, compró ropa nueva, reloj de oro, una cadena de oro plana, anillo de tres oros, y en cada uno de sus dedos tenia anillos con esmeraldas, zapatos nuevos de cuero (apaches), celular de esos grandotes, que años después llamaron panelas. La Rata llamó a sus amigotes, se fue de farra toda la noche para el burdel más famoso de Palmira, llamado

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“Derroches”, un sitio que casi todos los enguacados del Bolo San Isidro hacían cerrar para que los atendieran exclusivamente a ellos y La Rata no iba a ser la excepción, pagó un millón ($1.000.000) de pesos, para libre acceso a las chicas, bar abierto para él y sus 5 amigos. Compró droga por libras, entró al nicho más lujoso que tenía el burdel, pidió la mejor chica que había en el lugar, le trajeron varias chicas y escogió dos que se sentaron en sus piernas, ellas al ver que sacaba manojos de dinero para pagar el whisky que pidió, lo acariciaban y besaban a pesar del mal aliento por sus dientes podridos y el mal olor que salía de sus axilas. Este hombre gastó en 2 noches, todo el dinero que había ganado, decía que ese era el mejor día de su vida y la palabra de la noche fue: -Quién me quita lo bailao ve Llegó el día sábado en la noche, Yimmer se alistó para cumplir la cita con los costeños, nuevamente no le comentó a nadie, arribó solo, el Costeño lo miraba con desprecio, Costeño tenía fama de ser muy serio y de pagar en efectivo todas sus cuentas. El Costeño le preguntó el peso de la pieza, Yimmer le dice que pesa 500 gr., el Costeño sabe que los indios hacían piezas zoomorfas y por esto estaba muy interesado en la 96


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mosca. Yimmer pidió por ella veinte millones ($20.000.000) de pesos, el Costeño que sabía su valor real, asiente y le dijo que si era original le pagaría lo que le pedía, en efectivo. Yimmer desenvuelve el papel higiénico, cuando va por la mitad del paquete, el Costeño que si sabe de oro le dice: -No cuadro, no siga desenvolviendo, ¡eso es bronce! -Este pendejo me vio cara de marica o qué Ordenó a sus guardaespaldas que lo sacaran nuevamente de la finca y lo golpearan por hacerle perder el tiempo. Esta vez le partieron un diente y le lastimaron la clavícula, Yimmer tomó su moto y salió furioso, llegó a su casa y se aseó, molesto consigo mismo por la situación que acaba de ocurrir salió en busca de La Rata. Llegó a la casa de La Rata, pero su mamá le dijo que él no estaba, lo buscó toda la noche en los antros más bajos de la cuidad de Palmira, a las 4 de la mañana lo encontró, durmiendo afuera del burdel borracho, drogado y golpeado, una de las prostitutas le hizo conejo, robándole la plata, cadena, anillos y hasta los apaches nuevos que tenía, regalándole todo a su novio que era el proxeneta del burdel.

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Yimmer se acercó a La Rata, lo sacudió y lo llamó pero este no respondió, llorando le dijo a La Rata que le devolviera el dinero que le dió, estaba desesperado dándole puños con su brazo adolorido, le faltaba el aliento, pues ese dinero era prestado a unos traquetos conocidos suyos. El vigilante que pasaba por allí, un hombre de unos 50 años, con ruana, pito, machete terciado y radio cuadrado de 6 pilas con música de cantina, le contó lo ocurrido. Yimmer mira con tristeza a La Rata, sabe que él no lo obligó a comprarle la mosca, él era el único culpable de su suerte, quería tumbar a La Rata, lo insultó, escupió y se marchó a su casa con su nueva deuda, llevando consigo una mosca de bronce de dos millones y medio ($2.5000.000) de pesos. Días después se enteraron que La Rata le vendió a 3 forasteros y a Yimmer las moscas de bronce que venden en los bazares de antigüedades a $ 20.000 la unidad.

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LA VIOLENCIA DE LA GUACA

La fiebre del oro también atrajo bandidos, atracadores, sicarios y ladrones de poca monta al sitio de la guaca, pero estos no trabajaban con palas, ubicaban cuidadosamente a sus víctimas rondando las guacas, buscando alguien que encontrara oro, siguiéndolo y de alguna manera despojándolo de él. Una de las modalidades de asalto era marcar al tipo, uno de los bandidos confirmaba visualmente el oro que la víctima ocultaba, le avisaba con la mirada a una de las mujeres de la banda que se le acercaba golpeándolo con su hombro como si estuviera distraída, al momento de chocarlo le trazaba una línea en la espada con una tiza de color rojo. El campanero, como le llaman al que avisa si llega la policía, observa la acción haciendo señas a los que están afuera del lote para indicar que este hombre lleva el oro. Rápidamente abordan sus motocicletas y siguen el bus en el que viaja la víctima con el oro, buscando la oportunidad para cambiar su suerte y esta es una modalidad de robo vigente hasta nuestros días.

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EL NICHE

El Niche es un joven humilde que vive en Palmira en un barrio de clase media con su madre, es muy trabajador, embarazó a su esposa muy joven y no pudo terminar sus estudios, tienen una hija de 8 años llamada María Alejandra y posiblemente viene el niño para completar la parejita. Atraído por los cuentos de uno de sus vecinos viajó al Bolo San Isidro para ver si cambiaba su suerte, llegó solo a la guaca con un palustre pequeño, pues no sabía cómo era la cosa. Miró, se dió una vuelta por el terreno escogiendo un sitio abandonado para ver que encuentra, después de 15 minutos trabajando encontró una pepita de oro guardándola en su mochila, de esas mochilas tejidas por los indígenas colombianos. Continuó trabajando y sacó varios dijes, no podía creer su suerte, tenía las manos llenas de oro que valen más de lo que ha ganado toda su vida. En menos de 4 horas de trabajo, planea como vivirá de ahora en adelante, piensa en comprar una nevera, estufa, lavadora y si le alcanza un Renault 4 engallado.

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La guaca del tesoro Malagana

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Nadie se enteró que el Niche se enguacó, sale de su hueco a eso de las 2 de la tarde, con el oro en su mochila unos 1.000 gramos, ignorando que el valor del oro que lleva en su mochila equivale a ganarse la lotería. Saliendo del lugar se encontró un tío suyo que apenas llegaba al callejón Malagana y le comentó lo sucedido, este le dijo que no le cree, entonces el Niche comete el peor error de su vida, sacó un poco de oro y se lo enseñó en frente de todos. Uno de los malandros que vigilaba el callejón observó la acción e hizo señas a la chica para que lo marcara, esta se acercó y marcó su destino. El Niche sintió que algo no estaba bien diciéndole a su tío que lo acompañara a la panadería un momento, ambos salieron de La Trocha y llegaron a la panadería. El Niche no sabía que lo estaban siguiendo pero se sintió observado, ubicándose en una mesa de Alaska, cuando la mesera se acercó pidieron gaseosa y pandebono, mientras la mesera traía el pedido, el Niche le dijo a su tío que presiente que algo va a pasar, le dijo al tío que iría al baño dejando escondida la mitad del oro, que lo llamaría más tarde para indicarle el escondite para que lo recogiera.

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Una vez en el baño, el Niche metió el oro en una bolsa plástica, levantó la tapa del tanque del sanitario amarrándolo a la bomba con las puntas de la bolsa, sacó parte del botín ocultándolo en sus medias, en la ingle y en los zapatos, dejando el resto en la mochila. Salió del baño diciéndole a su tío que se devuelva a la casa, tomaron caminos distintos. El Niche ansioso, se miró fijamente con el tipo que sabe que lo estaba siguiendo, observó el bus que venía de la ciudad de Cali y cuando este se acercó, dejó un billete en la mesa pagando lo que pidieron, corrió atravesando la carretera de doble vía sin precaución, saltando rápidamente al bus en movimiento y dejando al tipo que lo seguía, el Niche hace una mueca sarcástica de satisfacción, el tipo corrió tratando de detener el bus pero no lo pudo alcanzar el Niche se sintió más tranquilo. Lo que el Niche ignoraba, es que los perros cazadores de la banda están a 100 m. de allí, siguiéndolo en una moto RX 115, los tipos tienen cascos cerrados que en esa época solo usaban los sicarios y estaban casi prohibidos. El bus estaba lleno, el Niche tomó aire, se sintió más tranquilo, parándose al lado de una anciana por la parte derecha del bus, la anciana le dijo amablemente. -Si quiere, le llevo la mochila -

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-No!, no gracias- le contestó el Niche- Tomando fuertemente con su mano la mochila que casualmente tenía iconografía indígena, mientras miraba por las ventanas que nadie lo siguiera, tenía miedo, estaba viajando solo en un bus con una fortuna en el bolsillo, pero no sabía que los perros iban por la izquierda. Llegó a la galería que es el sitio de parada en Palmira de los carros que vienen del Bolo San Isidro, bajó del bus mirando a todos lados y no vio a nadie, los perros ya estaban en la zona de parada esperando los movimientos del Niche. Más tranquilo abordó un taxi, muy escasos en esa época, le dijo al taxista que lo llevara a su casa en el barrio Chapinero. Chapinero es un barrio construido por una empresa de muebles metálicos muy famosa en la ciudad, es un barrio de solo cuatro calles y el Niche vive en la última, donde hay un parque grande con zonas verdes que es muy solitario. Pasan muchos carros pero la zona verde descuidada por el mismo, estaba muy alta y no le permitió visibilizar la puerta de su casa, impidiéndole ver a los perros que estaban detrás del matorral.

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Cuando abrió la puerta lo esperaba su esposa embarazada, a quien abrazó feliz, la cargó y luego se arrodilló para hablarle a hijo que estaba en el vientre de su esposa, mientras le decía con voz infantil… -“¡ya somos ricos, nene somos ricos!”En ese momento alguien tocó la puerta, todo quedó en silencio, el Niche le señaló a su esposa para que se escondiera y puso su dedo índice en su boca indicándole que se callara, ella se asustó y gritó: -¡qué pasa!El Niche, miró por la ventana, no vió a nadie y la puerta sonó otra vez más fuerte, miró nuevamente y reconoció a su madre que acababa de llegar; el Niche exhaló abriendo tranquilamente la puerta, la saludó con un beso y la invitó a seguir, cuando estaba cerrando la puerta se sintió un estruendo, era uno de los perros que pateando la puerta y apuntándole con un arma lo empujó hacia el interior de la casa. Los perros ya se habían comunicado por beeper con el resto de la banda, así que ya eran 2 más en la casa del Niche. Lo golpearon delante de su madre, esposa e hija, la sangre corría por su cara y la impotencia se apoderaba de él; uno de los tipos le gritaba:

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-¡¿Dónde está el oro? negro hp!, ¡pásame la mochila!El Niche no opuso resistencia y entregó la mochila, el tipo que vio cuando le mostraba el oro a su tío, sabía que esa no era la cantidad y lo golpeó para que cantara. La niña al ver golpeado a su padre se acercó al tipo y este le propinó un golpe en la cara tirándola al piso y estrujando a la mujer embarazada. El Niche gritó furioso: – ¡que, no tengo más!Gritó esperanzado que sus vecinos llamaran la policía, pero lastimosamente no había nadie a esa hora en el barrio. Para acabar de ajustar, en esa época solo los ricos tenían teléfono, la mayoría de gente que habitaba allí, trabajaba, los chicos estaban en el colegio y en frente solo había zonas verdes. Lo que el Niche ignoraba es que los perros que acababan de llegar cazaron también a su tío, quien rápidamente les comentó que él había dejado oro en la panadería. Los perros amarraron a su esposa, madre e hija y las metieron en el baño debajo de las escaleras amenazándolas con pistolas, les decían que si gritaban, las matarían; y el Negro tenía que ir con dos de ellos a la panadería para que entregara lo que faltaba o si no le mataban su familia.

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El Negro accedió, se limpió la sangre de su rostro que mostraba una leve cortadura, tranquilizó a su familia dándoles besos a sus mujeres y se fue con los perros de la banda en las dos motos. Llegaron rápidamente a la panadería, el Niche entró al baño con uno de los malandros, abrió la tapa del sanitario y les entregó la bolsa con el oro. El malandro levantó su dedo pulgar, insinuándole a su compinche que todo estaba en orden, este hizo una llamada desde un teléfono monedero a la empresa de beeper y envió un mensaje a sus socios así: -“Todo bien”Los perros rápidamente salieron de la casa del Niche dejando a la familia encerrada en el baño debajo de las escaleras. Mientras tanto el Niche esperó el bus de regreso a su casa, orando porque nada malo le hubiera pasado a su familia y que los malandros hubieran cumplido su palabra. Cuando llegó a su casa no tenía llaves, así que debió esperar a que llegara el vecino para poder entrar por la tapia que colindaba con su casa, solo se escuchaban los gritos de la esposa y el llanto de su pequeña hija, quienes

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después de esta experiencia deben visitar seguidamente al sicólogo. Después del susto, explicó lo ocurrido a su familia, sacó el poco oro que pudo esconder en su cuerpo, abrazó a su familia y les pidió perdón por la situación, con este oro compró algunas de las cosas que quería. No volvió nunca más al sitio de la guaca.

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TIO DE CALICHE

El tío de Caliche es un hombre muy recto llamado Daniel, trabajaba como policía a unos 7 kilómetros del Bolo San Isidro, cuando finalizó su turno como policía a eso de las 6 de la tarde llegó a la población, buscando a su sobrino Caliche con el que tenía una gran amistad. Lo buscó en la panadería pero no lo encontró, un amigo le dijo que Caliche había coronado una guaca. Daniel llegó a la guaca Caliche que ya había encontrado algo de oro y estaba desconfiado. Pensando en un plan B, Caliche le entregó a su tío un maletín con las piezas más grandes y valiosas que acababa de encontrar diciéndole: -“Tío, guardarme esto, que mañana lo partimos, para no meter todo los huevos en la misma canasta”Daniel aceptó y se retiró del sitio con el maletín; armado esperó el bus en la carretera principal a la salida de La Trocha. Los perros que estaban afuera se hicieron señas, porque este llegó al callejón sin nada y salió sospechosamente con un maletín, inmediatamente se alistaron para seguirlo.

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Cuando Daniel estaba abordando el bus se agachó, sin dejar ver su arma, que se notaba en la parte trasera de su pantalón, una 9 milímetros de uso exclusivo de la policía; los perros lo descartaron inmediatamente como objetivo, Daniel tomó el bus en dirección a Candelaria, estaba entrenado y armado, pero no dejó de sentir algo de temor, llegó directo a la estación de policía donde enseñó a todos sus compañeros lo que tenía guardado. Con cara de satisfacción y riendo sarcásticamente, dijo al personal que todo le pertenecía, y que con el dinero obtenido por el tesoro se retiraría de la policía para montar su propio negocio y dedicarse a ser independiente. En la habitación habían varios policías pero uno de estos escuchó desde afuera de la habitación y de inmediato hizo una llamada, alertando a unos bandidos amigos suyos para hacerle la vuelta a Daniel. Daniel llegó a su casa mostrándole el tesoro a su esposa quien de inmediato le preguntó cuánto valía eso, Daniel le dijo que mínimo 500 millones, se recostaron haciendo planes de los sitios a los que viajarían, los objetos y la nueva casa que iban a comprar. Los bandidos que son de Palmira, rápidamente acudieron a la cita para reunirse con el policía corrupto en el

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municipio de Candelaria, este les dió los datos de Daniel: dirección, teléfono y horario de trabajo, casualmente son los mismos que lo siguieron el día anterior. Esa misma noche los bandidos rondaron la casa de Daniel estudiando el golpe, vigilaron todo el tiempo, observaron a su esposa quien salió muy temprano a sacar la basura, ella los miró, frunció el ceño algo extrañada, pero no sospechó nada. Llegó el cambio de turno de los bandidos que estuvieron en la noche, estos vestían como indigentes de la calle, abriendo bolsas de basura como recicladores y llevando en la mano una botella de sacol (pegante industrial para cauchos) haciendo que estaban trabados, papel que les queda muy fácil después de consumir marihuana. Daniel salió muy temprano con su uniforme impecable a cumplir su turno de 6 a.m. a 6 p.m., los bandidos se hicieron los dormidos en la acera diciendo incoherencias, Daniel se acercó a ellos y los despertó, les hizo señas para que se retiraran, ellos obedecieron mientras lo desafiaban moviendo sus brazos y retirándose del lugar. Cuando Daniel dobló la esquina los bandidos regresaron a sus posiciones, al rato la esposa de Daniel salió a dejar los niños en la ruta para ir al colegio y se quedó sola.

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Los bandidos ahora conocían la rutina de Daniel y tenían un plan para el día siguiente. Mientras tanto, en la estación de policía el agente corrupto se acercó a Daniel para saber más o menos que oro tiene, Daniel rápidamente y sin que nadie le preguntara presumió y exageró diciéndole a sus amigos que eran como 7 kilos. Ese mismo día Daniel recibió una llamada de Caliche quien le informó que se reunirían el domingo, porque llegarían unos compradores de Bogotá, habló fuertemente por el teléfono fijo de la estación para que todos lo escucharan. Daniel le dijo a sus compañeros: “¡Oyeron!, si Dios quiere el lunes renuncio porque el domingo cambia mi vida para siempre”.El policía corrupto informó a los bandidos que debían esperar para el domingo que Daniel esperaba unos compradores. Los bandidos también estaban siguiendo a Caliche en el Bolo San Isidro, conocieron a los compradores que llegaron de Bogotá y se enteraron que iban para la casa de Daniel.

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De inmediato los bandidos suplantaron a los compradores de Bogotá, llegaron a la casa de Daniel diciéndole que venían de parte de Caliche a comprar el oro. Daniel muy confiado los invitó a su casa y les enseñó las piezas de oro que tenía. Era costumbre que Daniel mostrara tranquilamente las piezas a posibles compradores que había contactado. Los supuestos compradores le dijeron a Daniel que el patrón estaba en una finca cercana y que debía acompañarlos y allá le pagarían en efectivo. En ese preciso momento Caliche llamó a su tío a decirle que no demoraban en llegar los compradores de Bogotá que estuviera tranquilo que eran de su confianza, Daniel quien desconocía la situación, informó a su sobrino que acaban de llegar. Después de recibir la llamada de su sobrino, Daniel abordó confiado el carro con el maletín donde tenía las piezas de oro. La camioneta nativa que era de las modernas de ese tiempo, llevaba 4 tipos en su interior, Daniel se mostró tranquilo y confiado porque estaba armado, además todo el mundo sabía que él era policía. Tomaron un desvío por los cañales ubicados entre Candelaria y Cali. 113


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Mientras se adentraban en un callejón Daniel perdió su confianza y sabía que algo pasaba. El copiloto quien tiene un arma debajo de su asiento, la tomó con su mano derecha y amenazó a Daniel, colocando el hierro frío en su frente. Llegaron los compradores de Bogotá a la casa de Daniel, su esposa abrió la puerta y los atendió, ella les comentó que él se fue con los compradores de Bogotá, estos le informaron que ellos eran los verdaderos compradores de Bogotá, llamaron de inmediato a Caliche quien presintió lo peor, preocupados esperaron noticias de Daniel. Mientras tanto en la camioneta Daniel suplicaba por su vida, les dijo que se llevaran el oro que él no tomaría ninguna represalia, su condición de policía impedía dejarlo con vida. Rápidamente los 2 grandulones que estaban atrás lo inmovilizaron, le quitaron su arma bajándolo a patadas del carro, lo tiraron al suelo y lo patearon violentamente, Daniel suplicó por su vida, pensó en su familia y miró el cielo, sin ninguna piedad los bandidos le propinaron 5 impactos de bala a quema ropa, 2 en la cabeza y 3 en el pecho.

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Abandonaron el cuerpo sin vida de Daniel en un callejón cerca de Cavasa. Las piezas más valiosas de la guaca descansan en la urna de un millonario que colecciona precolombinos, protegidas por vidrios blindados donde las enseña a sus amigos más cercanos y políticos de renombre.

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VENDIENDO EL TESORO DE LA GUACA

Las enguacados empezaron a buscar a quien vender el tesoro pero no había buenos compradores cerca, uno de los grupos manifestó que el propietario de un distinguido ingenio de la región coleccionaba precolombinos, y pidieron una cita para vender sus tesoros. Fueron citados por el millonario en las instalaciones de una finca en la zona rural de Palmira, alistaron más de 5 mesones fiesteros cubiertos de manteles de color negro que hacían resaltar las piezas de oro por su alto contraste, debían ubicar en sectores las piezas de oro que el magnate las observara y comprara a su gusto. Empezaron a llegar los campesinos con sus piezas de oro, había tanto que llenaron los mesones disponibles de manera muy apiñada, su acaudalado cliente no pudo comprar ni la tercera parte de lo que le ofrecían pues era más de lo que esperaba. Frustrados regresaron a sus casas unos con dinero y otros nuevamente con sus piezas de oro, pues el millonario solo compró lo que le gustó, asumían un riesgo grande transportando las piezas.

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Algunos tenían contactos con el Museo del Oro en Bogotá y decidieron viajar hasta allá para ofrecer directamente las piezas al Museo. Pero las cosas con el Museo no son tan fáciles, deben tener permiso para tener las piezas y comprobar su autenticidad, la Junta Directiva del Museo debe reunirse para decidir si adquiere el material y tiene que adelantar las cartas bancarias para autorizar el crédito, una vez aprobado pagarían los tesoros y legalizarían la transacción, esto podría tardar varios días. Muchos de los campesinos ignoraban que realizar la venta sin estos trámites los convertiría en delincuentes por enriquecimiento ilícito. Alguien que estaba cerca de ellos le recomendó una persona del mercado negro para que vendieran sus piezas más rápidamente, pedía el 7% de toda la negociación. Los 10 campesinos llevaban más de 15 días en Bogotá, pagando hospedaje, alimentación y taxis, no podían permanecer más tiempo en la ciudad por su capacidad económica. Vendían pedazos del tesoro por separado para pagar sus cuentas, el intermediario contactó al líder de los campesinos para realizar la cita con su nuevo comprador, en este caso un famoso actor. 118


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Ahora era cuestión de tiempo para realizar la transacción, el actor solicitó todo el oro en la ciudad de Bogotá para hacer el negocio, y el problema era el transporte de todo ese material a la capital; uno de los campesinos tenía un primo suyo que administraba una empresa de valores, lo contactaron en la ciudad de Cali para realizar el transporte. La empresa cobró cinco millones ($5.000.000) de pesos, por cada kilo de oro que debía transportar y el pago por adelantado; los campesinos debieron adquirir deudas y vender algunas de sus piezas para cubrir el transporte de su mercancía y los gastos de los mensajeros, que ahora se codean en la capital con los ricos de la Nación ofreciendo su tesoro. Todo el oro era marcado pesado y debidamente empacado por cada uno de sus clientes, algunos campesinos que nunca habían viajado en avión debieron regresar para despachar la mercancía, el carro de seguridad arrancó y se estimó que llegaría en 10 horas a Bogotá con su preciada carga. Al día siguiente se reunieron los campesinos con el actor quien ofreció compra de todas las piezas, este personaje ofreció $70.000 por gramo de oro e hicieron la negociación.

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El comisionista cobró el 7% a los campesinos de todo lo que compró el Actor y el 5 % al actor de lo que vendieron los campesinos, ganando por punta y punta sin ningún esfuerzo. Rodaban los millones en consignaciones, bonos y demás.

efectivo,

cheques,

Los campesinos que estaban en Bogotá, ahora tenían dinero de sobra, se quedaron unos días en los centros comerciales, comprando objetos que jamás en la vida habían visto, cámaras digitales, computadoras, salieron de los mejores restaurantes donde comieron con la mano filet migñon a la pimienta, acompañado de vino tinto pero prefirieron cerveza. Los estirados meseros los miraban despectivamente, pero la amplia propina voluntaria que dejaron, sacaba la mejor sonrisa falsa de sus rostros. Estaban en la urbe con la élite, viviendo la mejor etapa de sus vidas y después de 20 días en Bogotá regresaron a su región, donde la mayoría malgastaría su fortuna, pero es entendible, no es que la guaca tenga una maldición, es solo la falta de educación acompañada del dinero fácil lo que no les permitió valorar el tamaño de su suerte. Hoy todos son ex-guaqueros profesionales, algunos todavía se ven desfilar por las zona del hallazgo con palas, 120


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mediacañas, lavando lodo con mallas, cateando y buscando con detectores de metales que compraron y no saben usar, buscando entre los escombros cualquier otra pepa de oro que les lleve nuevamente a su antigua vida. Ignoran que solo realizar expediciones fortuitas sin permiso, puede llevarlos a la cárcel por varios años, deberán pagar multas de 200 a 500 salarios mínimos mensuales legales vigentes, deben evitar la tentación de buscar dónde hay muchas posibilidades de encontrar algo, es increíble que 20 años después, no se haya explorado la totalidad de la zona por parte de las entidades encargadas de este tema. Los camposantos aún siguen siendo explorados por los guaqueros y sembrados con caña, no se han declarado patrimonio cultural de la nación. Varios lugareños preocupados por la cultura, crearon la Fundación Cultura Malagana, una organización que pretende rescatar, preservar y difundir la Cultura Malagana en Colombia y en el mundo. Los lugareños quieren trabajar por la preservación de la cultura por lo cual hay varios proyectos, como el museo vial, producción de camisetas, jeans, artesanías, réplicas y estatuas en concreto, que comercializarán para mejorar la calidad de vida de la población, la idea es capacitar a la

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comunidad evitando la búsqueda fortuita de guacas reportándolas a la entidades autorizadas por el Estado para esta labor. Falta ver si esta titánica tarea que se han trazado los lugareños, a quienes muchos tildan de locos en el pueblo, podrán lograr sus objetivos sin el apoyo de la población que después de tantos años del hallazgo todavía no se apropia de la cultura, ni siquiera conocen su historia pues no hay profesionales que se las cuenten; solo saben las historias de violencia y guaquería que se comentan en el pueblo y en el libro que un loco publicó, tanto así que aún en el Bolo San Isidro ningún negocio tiene como nombre Malagana. Por eso las puertas de la Fundación están siempre abiertas para personas que quieran participar de este ambicioso proyecto, ya sea por medio de donaciones que no tienen que ser en efectivo, también algunos se vinculan donando tiempo, otros donando piezas o sus conocimientos en las diferentes áreas. No nací en el Bolo, en año de la guaca estaba en Tolemaida (Cundinamarca) pagando el servicio militar, pero uno de mis mejores amigos, Freddy Bedoya, es del Bolo San Isidro donde he escuchado todas estas historias, la cultura debe ser de Palmira, por eso sueño con un Bolo turístico, donde esté la tienda Malagana, el Restaurante 122


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Malagana, un Museo Vial Malagana, Museo de sitio Malagana, el Hotel Malagana, todo Malagana, las réplicas por todas partes y almacenes de artesanías con artículos de todas las culturas como lo hacían nuestros ancestros, CON BUENA GANA! Por una Palmira Malagana! Todos unidos por la cultura. Hace muchos años existe el museo arqueológico de Palmira, por discrepancias políticas no ha podido abrir sus puertas al público, esperamos que prontamente Colombia y el mundo puedan dar a conocer esta maravillosa cultura de la cual me siento orgulloso. Agradezco a Ud. estimado lector, porque al adquirir este libro incentiva nuestra labor, este libro describe de una manera muy escueta las historias más comunes del Bolo San Isidro, en torno al tema del descubrimiento de la cultura Malagana. No soy un experto escritor, así que ofrezco disculpas a los escritores profesionales por los errores de redacción y ortografía que pueda tener, siento un profundo respeto por ellos, esta historia es tan increíble que no pude resistirme. Este es mi primer libro espero sus comentarios para mejorar la segunda edición y construir entre todos nuestra cultura como debe ser, escríbanme a 123


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kinopticon@yahoo.com, si tienen material fotográfico o historias de guacas que puedan complementar este escrito. Desde ahora, usted puede empezar hacer la diferencia, sin importar cuál sea su concepto de este libro, no lo guarde en su biblioteca, préstelo, sea multiplicador de nuestra cultura y participe activamente en su historia. Gracias por su apoyo.

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