SERRADA: UN PASEO POR EL ARTE

La labranza en general y la viticultura en particular han sido la base de la economía de este pueblo que ha sabido sacar buen partido a su pequeño pero feraz término municipal.

Sobradamente conocido es que la  uva está enraizada en la historia de Serrada, como de toda la comarca de Tierras de Medina, lo que en el pasado produjo buenas ganancias a particulares y réditos a los Ayuntamientos: de ahí sus casonas e  impresionantes iglesias, con sus afamados órganos barrocos.  Esa vieja pujanza económica  se refleja en que la mayoría de las casas tradicionales muestran su zarcera. Hubo, además, varios lagares de cierta importancia. Actualmente el término de Serrada forma parte de la Denominación de Origen Rueda.

Algunas de las espléndidas casonas de las que presume el pueblo fueron en su momento levantadas por órdenes religiosas como epicentro de sus propiedades rústicas,  y para la elaboración del vino.

Por otro lado, y más recientemente, Serrada es conocido por los premios Racimo, el Paseo del Arte y algunas otras actividades culturas que tienen su origen en el programa cultural conocido como “Cosecha”, cuyos impulsores fueron el periodista Carlos Blanco, el fotógrafo Luis Laforga, el pintor Manuel Sierra, la artista Concha Gay  y el escritor Avelino Hernández, por supuesto con el imprescindible apoyo del Ayuntamiento de la localidad.

La idea de esta “Cosecha”, era demostrar que se puede llevar a cabo actividades culturales potentes en el ámbito rural, incluido, por ejemplo, el arte abstracto, del que hay varias esculturas en la localidad.

Más si de arte seguimos hablando es necesario indicar que la localidad atesora   la colección de Lorenzo Frechilla y Teresa Eguibar (su esposa) que en su día fue donada al pueblo. De momento reposa en cajas en espera de encontrar un lugar apropiado para ser mostrada al público.  Lorenzo alcanzó fama internacional y recorrió muchos países con sus exposiciones. Nació en 1927 en Valladolid y falleció en 1990. Tiene obra en numerosos museos y colecciones: Reina Sofía, arte contemporáneo de Bilbao, Helsinki, Roma, Copenhague, etc.

Con estas breves notas vamos a perdernos por las calles de Serrada. No vamos a seguir un itinerario concreto: el municipio es pequeño y sin querer nos iremos encontrando con las cosas que aquí veremos.  Por orientarnos de alguna manera, indicamos que la mayor concentración de obras de arte está en torno al Paseo del Arte, en la salida del pueblo hacia La Seca.

 

Destaca la Casa Consistorial (en la plaza Mayor),  del siglo XVIII, que muestra la mano del afamado arquitecto Ventura Rodríguez. aquitecto que, entre otras muchas obras, llevó a cabo la Casa Consistorial de la Seca, la iglesia de los  Flilipinos (Valladolid), el Palacio de Liria (Madrid), Catedral de Pamplona, etc.

 

Detalle del arco conopial de una casona en la plaza Mayor.

 

La iglesia del siglo XVII a cuyo costado se erige un soberbio trinquete.

 

Casa señorial de Víctor de Castro Bocos que destaca, además, por su esquina redondeada a manera de potente contrafuerte. Detalle de la boca del lagar, elemento muy común en muchas casas de Serrada.

 

Casona de la familia Medina,  llamada casa del Obispo. El patriarca de la familia fue  César Medina Bocos, abogado y personaje importante del pueblo que en  el primer tercio del siglo XX ocupó en España cargos de relevancia política. Con vocación literaria y amante del arte en general, de sus trece hijos destacan, Santica,  Elvira y  José Luis Medina Castro (pintoras ellas y escultor él). Como curiosidad cabe indicar que el zaguán de la casa guarda la portada del antiguo Hospital de la Resurrección de Valladolid (donde ahora está la casa Mantilla).

 

Antigua casa de labranza de los dominicos, que ahora es propiedad de Bodegas Alberto. Tiene un gran lagar y una bodega cuyas galerías alcanzan el kilómetro de longitud. Imágenes de la fachada, parte trasera y bodega.

 

Hay en Serrada cuatro bodegas y dos queserías, a estas industrias agroalimentarias cabe añadir una fábrica de muebles de cocina.  Imágen de la bodega de quesos de Campoveja, empresa fundada en 1952.

 

El pozo Viejo, una de las construcciones más emblemáticas de Serrada. Es difícil datarlo (¿siglo XVIII?).

 

Antiguas eras del pueblo. La presencia de un crucero es muy típica de las funciones de protección que la religión cristiana atribuye a la cruz, por lo que con frecuencia  se erigen en eras, campos, cruces de caminos, etc.

 

Acercándonos al Paseo del Arte nos encontraremos con la primera plaza que se habilitó para ir creando la zona de exposición: el Parque del Encuentro, como señala Julio del Valle, concejal del Ayuntamiento que me acompañó en uno de mis paseos por Serrada.

 

En el parque del Encuentro una de las primeras obras de arte que se instaló en Serrada. Su autora es Concha Gay.

 

El Paseo del Arte ofrece numerosas obras de arte de muy diversos autores y estilos:  Eduardo Cuadrado, Carlos Colomo, Mario Bedini, Lorenzo Duque, Concha Gay, Jorge Egea, Luis Santiago, Francisco Barón, Pedro Monje, Feliciano Álvarez  (estos últimos ya fallecidos), el cubano Francisco Rivero, afincado en París, que decoró las paredes del colegio, etc…  en fin, una larga lista que no se agota en los nombres aquí anotados. Todos ellos están dejando un patrimonio inestimable que solo ha sido posible por la generosidad de los propios artistas, que han trabajado al más bajo coste posible.  Este proyecto, ya consolidado, arranca en el año 1991, en el que el pintor Manuel Sierra realizó  cinco murales por diversas paredes del pueblo (pero solo uno se conserva… y muy transformado). El resto pronto comenzó a deteriorarse, aunque alguno, como el dedicado a la caza (frente al pozo Bueno), aún permite entrever su traza.


Como curiosidad podemos relatar que hay un mural que decora las tapias del campo de fútbol realizado por  Isabel Sevillano. En ese mural se puede ver  el detalle de un dibujito que dejó hecho el que más tarde sería presidente del Gobierno de España José Luis Rodríguez Zapatero, que acudió invitado a una de las actividades culturales que se desarrollan en el pueblo.

 

El Paseo del Arte termina en la Plaza del Milenio, con obra del escultor Lorenzo Duque.

 

Y, hablando de labranza, forzoso es referirse a una curiosa actividad lúdica que desde hace unos años se lleva a cabo en julio. Se trata de construir espantapájaros en la salida del pueblo en dirección de La Seca.  ¿Qué tiene de particular esta actividad? Pues que obedece a una leyenda según la cual hace siglos los labriegos se reunían una noche de julio alrededor de espantapájaros bailando y bebiendo hasta la madrugada invocando conjuros para atraer las buenas cosechas y ahuyentar los malos espíritus. Para sustentar esta actividad se invoca un documento desaparecido que remonta incluso al siglo XVIII…. Es el caso que en realidad solo tenemos una tradición oral que ha terminado por construir una leyenda.

 

Y bien podemos rematar este recorrido por las calles de Serrada visitando el Museo Diocesano.  Está en la iglesia de San Pedro (plaza principal del pueblo)  y reúne numerosas piezas cuya antigüedad se remonta al siglo XVII. Sin duda, la pieza principal de este museo es una imagen del arcángel San Miguel aplastando al rebelde Lucifer, realizada por Gregorio Fernández hacia 1605. Dicen los expertos que tal vez se trate de una obra preparatoria de la pieza que preside la iglesia de San Miguel de Valladlid. En cualquier caso, se trata de una pieza de gran belleza que hasta no hace muchos años pasaba desapercibida y llena de polvo en un retablo de la iglesia. Hasta que una cuidada restauración sacó a la luz su belleza y sus colores.

NOTA: del Museo  hay una entrada en el blog: Serrada, museo parroquial: los guardianes de la plata.

 

 

 

 

 

 

 

MUSEO PARROQUIAL, Serrada

GUARDIANES DE LA PLATA

 Las grandes llaves de San Pedro que, además, preside ahora la entrada del museo de Serrada,  no parece que tuvieran poder suficiente para guardar la plata de la iglesia que lleva su nombre. Por eso, un puñado de familias del municipio escondía en sus casas los cálices, copones, coronas y demás objetos ornamentales de plata que pertenecían a la iglesia y que se sacaban en las procesiones y otros actos litúrgicos. Un discreto inventario detallado en poder de la parroquia tenía anotadas las familias que custodiaban cada pieza.

 Cuando por fin, hacia 2008, se consigue habilitar un lugar en la iglesia de San Pedro, en la plaza principal de Serrada, para exhibir y proteger la plata, las familias que la guardaban desde hacía siglos y cuyo secreto se pasaban de generación en generación, respiraron aliviadas. Ahora, la sacristía de la iglesia alberga un pequeño pero curioso museo diocesano que alberga piezas de gran interés que se datan desde el siglo XVII: cálices, copones, incensarios, crismeras, navetas, vinajeras, custodias, relicarios y un extenso muestrario de objetos litúrgicos que incluye rosarios de oro, nogal y nácar.

 Una gran corona imperial con ráfaga, de 1757, un rostrillo (pieza que se utiliza para enmarcar el rostro de las vírgenes), y una luna de cuarto creciente que en las procesiones se dispone a los pies de la Virgen de la Moya que se procesiona en andas, son algunas de las piezas que, sin duda, llaman la atención de entre todos los objetos de las vitrinas. También hay que  advertir sobre un cáliz neoclásico donado por Tomás Moyano en 1830, hijo de Serrada y consejero real.

 Una jarra y jofaina de intenso color azul de Limoges, junto a una colección de casullas y dalmáticas, ponen una nota de color en el museo que, de todas formas, y por méritos propios, gira en torno a una imagen del arcángel San Miguel aplastando al rebelde Luzbel o Lucifer, realizada por Gregorio Fernández hacia 1605. Dicen los expertos que tal vez sea una obra preparatoria de la pieza que preside la iglesia de San Miguel de Valladolid. Desde luego, acaso por la necesidad de demostrar su valía en aquellos años tempranos de su hacer creativo, el maestro Gregorio Fernández puso todo su empeño en hacer una obra de gran  belleza, en la que ángel y demonio compiten en perfección: el rostro del bien y el horror del mal tienen aquí una de sus más impecables expresiones. Esta escultura, de 71 cm. y de madera policromada, hasta hace tres décadas pasó desapercibida en un retablo de la iglesia: sin datar, ennegrecida por el polvo y repintada. Hasta que una cuidada restauración sacó a la luz la belleza de sus formas y los colores de su policromía original.

 Algunas otras curiosidades cabe reseñar aprovechando el acceso al museo desde la propia iglesia. En ella se verá un virgen de apenas un metro, que, patrona de Serrada y conocida como Virgen de la Moya, tiene ese nombre popular porque procede de un antiguo poblamiento, La Moya, que ya en desuso era morada de pordioseros portugueses, y un Cristo que preside el retablo principal se trajo aquí desde del cementerio y fue restaurado por José Luis Medina, que nacido en Serrada, fue escultor y catedrático de Modelado de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Fallecido en 2003, fue uno de los escultores españoles más importantes de la segunda mitad del siglo XX.

 ALGUNOS DATOS

 Museo Parroquial

 LUGAR: Iglesia de San Pedro, Serrada, en la plaza Mayor.

VISITAS: Concertar a través de la Oficina de Turismo. Teléfono 983 559 101. La visita siempre es  guiada.

NOTICIAS: Imprescindible un paseo por las calles de Serrada para disfrutar de numerosas esculturas al aire libre.