Morfología urbana y tipología de viviendas

Hace unos 170 años el pueblo de La Hija de Dios no existía como tal. Había unas 10 casas que formaban un barrio del núcleo de Belmonte, perteneciente a su vez a la parroquia de Narros del Puerto. Belmonte lo formaban en total 58 casas, dicen que malas, y existía una taberna, una casa consistorial y la Ermita de San Miguel. (Pascual Madoz, «Diccionario geográfico e histórico de España y sus posesiones de ultramar», 1845-1850).

Como todos sabemos, el barrio La Hija de Dios se convirtió en pueblo, con su Ayuntamiento propio, y Belmonte como tal, desapareció, quedando solo su nombre en la Asociación vecinal del municipio.

La historia del nombre de La Hija d Dios es de sobra conocida, pero la resumiremos pese a no ser el objeto de esta entrada: la taberna que había la regentaba un hombre apellidado «Dios», que al morir heredó su hija. A este lugar se referían los arrieros y transeúntes, al preguntarse donde iban a parar, «donde la hija del tío Dios», lo que derivó en el nombre del pueblo.

Centrándonos en la arquitectura del pueblo, podemos afirmar orgullosos que hay cantidad de rincones y detalles por los que parece que no ha pasado el tiempo. Otros, sin embargo, han envejecido peor por su abandono, pero también tienen su encanto, como reminiscencias de épocas pasadas. Por otro lado, otros lugares se han conservado y restaurado, llegando hasta nuestros días impecables y con la esencia de estas tierras, como es el caso de los enormes portalones, que a mí personalmente me tienen fascinada. Y no olvidemos los detalles de ciertas chimeneas, las vigas de madera, los carros, callejones, bancos, portales y ventanas.

Las viviendas, consideradas serranas, se agrupaban tradicionalmente en dos tipos: las de corral delantero (que dejaba oculta la fachada) y la de fachada a la calle (algunas de ella con el portalillo característico).

Asimismo, quedan restos de lo que fueron las tenadas, a parte de la que hay recreada en uno de los dos accesos al pueblo, siendo un elemento que definía el caserío: vemos los pilares o monolitos en muchos solares y alguna cubierta de ramos o ramajes, que hace mucho que no se reponen y el musgo creciente da fe de ello.

Pero toda la información que ha llegado a mis manos no tiene comparación con el testimonio que nuestra vecina Martina me ofreció: muchas de estas casas, las casas de piedra granítica más antiguas, están hechas a mano, talladas a mano, con mucho esfuerzo, tesón y habilidad. Nos contaba una mañana soleada de otoño, frente a su casa, que esta fue construida por su marido allá por los años 70, partiendo las rocas con cuñas. Metían las cuñas en las piedras, en lo que llaman «barranquitos», y «a porrazos» las rompían. Y luego ya, hacían la pared.

Por último, comentar que el eje vertebrador de este caserío en torno a a la Calle Carretera responde a la histórica vía de comunicación Calzadilla de Niharra, algunos de cuyos hitos o mojones aún podemos observar en sus laterales, de origen romano, que pasó a ser el Cordel de Ávila, que comunicaba el Puerto del Pico con el Valle Amblés y la Real Cañada Leonesa Occidental.

La Hija de Dios y su división en polígonos

Hoy quiero compartir con vosotros este plano de las zonas de La Hija de Dios, o polígonos. Se hizo con motivos hidrográficos, pero a nosotros nos sirve para conocer más en detalle el nombre de las zonas del municipio. Ofrece una visión global y bastante completa, con muchos de los nombres de las zonas que lo componen.

Para facilitar su lectura, he añadido los nombres en las fotos en detalle y está segmentado para poder hacer zoom mejor.

A continuación, detallo todos los nombres que he encontrado en los polígonos, sin incluir la información de las zonas limítrofes:

Polígono 1:

  • Mogea.
  • Esparragueras.
  • Virolientas.
  • Prado de arriba.
  • Prado de abajo.
  • Cerro Cuquillo.
  • Piojares.

Polígono 2:

  • Bardalejo.
  • Carboneras.
  • Pacedero Los Molinos.
  • Fuente Cimera.
  • Conchuelos.
  • Canchal.
  • Vallejos.
  • Rijertas.
  • Regadera.
  • La Presa

Polígono 3:

  • Prao Batán.
  • Lagartijas.
  • Los llanos.
  • Gelechares.
  • Villaclara.
  • Lancha Correra.
  • Cepedillas.
  • Ataleares.
  • Los Corrales.
  • La Solana.
  • Fuentes y Cancheras.
  • Joyas
  • El Collado.
  • Las Chorreras.

Polígono 4:

  • Lomos.
  • Berceas.
  • Maravedises.
  • El Berraco La Loba.
  • El Venero.
  • El Medradero.
  • La Pedriza.

Polígono 5:

  • Barquillas.
  • Conchas.
  • Carreras.
  • Canto El Avión.
  • Colladillos.
  • Rincón de Los Prados.
  • Bardera La Sarnosa.

Polígono 6:

  • Carchuelos.
  • Las Callejas.
  • Solanillas.

Polígono 7:

  • Chaparralejo.
  • Peacillos de arriba.
  • Cruz de piedra.
  • Las Navas.
  • Vereda Los Lobos.
  • Pradejones.
  • Los Arenales.

Polígono 8:

  • Caseta Los Civiles.
  • Paredillas.
  • Lagunillas.
  • Conchas del Saucedo.
  • El Saucedo.
  • Perdiguero.
  • El Cogote.
  • Corrales de La Solanilla.
  • Cantera.
  • Solanillas.
  • Solana.

¡Qué importante es poner nombre a las cosas y nombrarlas por su nombre! Este patrimonio inmaterial no debería perderse nunca y con esta publicación queremos ayudar a ello.

Si alguien quiere tener el plano en papel, por favor, que se ponga en contacto a través del correo: lahijadediosfotos@gmail.com

Rutas saludables en La Hija de Dios II: Ruta de Los Elementos

Como ya comenté en la entrada anterior, las rutas saludables parten de una iniciativa del Ayuntamiento de La Hija de Dios para que tengamos una salud de hierro que nos permita disfrutar de la vida muchos años, o como dicen por aquí: que podamos hacer estas rutas y otras rutas «muchas veces».

A continuación adjunto, la segunda de las rutas con toda la información y acceso a su descarga. ¡Ah! Siempre puedes escanear los códigos QR para no perderte ningún detalle.

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/la-hija-de-dios-ruta-de-los-elementos-42542872

Rutas saludables en La Hija de Dios: Ruta de Los Sentidos

El Ayuntamiento de La Hija de Dios quiere promover las rutas saludables en el municipio, tanto en la población local como en los visitantes asiduos o nuevos, facilitando la accesibilidad y la seguridad necesarias para su pleno disfrute, para todos los públicos y para cualquier época del año.

Para ello, se está elaborando un proyecto con unas rutas que permitan disfrutar de todos los rincones exquisitos del entorno natural del término municipal mientras nuestra salud se ve beneficiada. Partimos de las rutas más conocidas y transitadas, para que muchos las descubran y otros las vean con otros ojos y se valoren.

La primera de ellas es La Ruta de Los Sentidos, que recorre el cauce del río de Los Arroyuelos, y cuya información encontraréis en este folleto, que podéis descargar e imprimir, o simplemente consultar en vuestros dispositivos móviles:

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/la-hija-de-dios-ruta-de-los-sentidos-42260795

Entrevista a Miguelín: “Ha sido todo caminar con el “ganao” y todas esas sierras”.

Miguelín (64) nos abre las puertas de su memoria y de su corazón para compartir con nosotros cómo era el oficio de pastor, un trabajo cada vez más olvidado y que ha sufrido muchos cambios en los últimos años:

¿Cuántos años tienes tú?

Yo tengo ahora, en este mismo momento, 64 años, voy a hacer 65. Pero claro, la vida de unas personas a otras cambia mucho. Porque mi padre siempre ha sido ganadero, de ovejas, y él, el hombre, se fue a Blacha y nos llevó a mi hermana, a mi hermana y a mí, que era los que habíamos nacido, primeramente. Y yo allí ya empecé a trabajar con 10 años o así, que yo no fui ni al colegio.

¿Ni al «cole»? ¿No tenían colegio allí?

 Aquí sí que había cole, pero lo que pasa es que yo tenía ir a ayudarle, pues no podía ir al colegio porque tenía que ir muchos ratos a ayudarle. Sobre los 10 o 10 y algo años, ya empecé a ayudarle a lo que pude.

Y luego, desde ahí, nos fuimos a San Pedro del Arroyo también, y estuvimos allí otros dos años, y luego nos vinimos para acá. Pero muchos años a Extremadura también hemos ido andando, muchos años…

¿Cuánto se tardaba andando a Extremadura?

Pues 9 días. Eso en el mes de mayo. Estábamos allí desde octubre, que se bajaba, hasta el 15 o 20 de mayo.

¿Todo el invierno? ¿Y allí dónde estabais?

Sí, sí, todo el invierno. Pues allí estábamos en un monte. Y no había ni coches ni “na”, que no te llevaban la comida ni “na” y mi madre pues tenía que ir en una yegua, pues como de aquí a Solosancho, a comprar la comida.

¿Ibais todos allí, tu madre, tu hermana…?

Sí, sí, todos, todos. Todos nos íbamos allí. Incluso tuve un hermano que mi madre dio a luz allí en una dehesa sola. Estuvo mi abuela que en paz descanse.

¿Sin matrona ni médico?

Nada, nada, nada. Allí nada más que estaban mi padre, que en paz descanse, mi abuela, y la otra abuela, la madre de ella, los tres con ella.

Y nosotros éramos mi hermana y yo (pues tendríamos 10 y ella 11), cuando nació mi hermano. Entonces, nosotros nos dimos cuenta porque nos llevaron a otra casa, y claro, ya nos dimos cuenta de que mi madre iba a dar a luz. No dormimos nada hasta que lo tuvo y lo tendría a eso de las dos o por ahí. Y la digo yo a mi hermana: “Mira, mira, ya tenemos otro hermanito más”.

¿Le oísteis?

Sí, le oímos llorar y tal, pues tenemos otro hermanito más.

Y lo que dices tú, estuve también ahí, en esa sierra de ahí, en el Baldío (señala La Sierra de la Paramera), con unas ovejas de uno de Santo Reja. Y también, entonces, pues tenía que bajar aquí a llevarme la comida de mi casa. Subía por aquí “pa´” arriba estos cerros a dar allá.

¿Tus padres eran de aquí? (de La Hija de Dios)

Mi madre era de Robledillo y mi padre de La Hija, Miguel del Pozo Sánchez, Lirio Miguel del Pozo Sánchez, lo que pasa que luego empezaron a llamarle Miguel, y Miguel, Miguel y ahí se quedó, con Miguel. Y mi madre se llamaba Gavina.

(Volviendo a la vida de pastores)

Una vez andando, íbamos “pa´” Extremadura en un mes de noviembre, y se lio un día de agua, y agua y agua, y claro, yo era pequeño. Yo tenía 11 años, o por ahí, y no podía ya ni con un cacho de manta que llevaba, de estas de Pedro Bernardo. Ya me entraba por arriba y me salía abajo, el agua, y por todos lados.

¿Esas mantas eran especiales? ¿De Pedro Bernardo?

Sí, escurrían mucho. Esas mantillas se hacían allí, en Pedro Bernardo.

(Volviendo a la historia) Y pesaba tanto… todo el día de agua… ¡Tú date cuenta si era agua! Porque ahora no llueve, pero aquello se liaba por la mañana, pim, pam, pero con un aire y agua, y agua, y agua, y todo el día agua… Y vamos, ¡aquello era el diluvio!

Y luego ya, pues, íbamos para Extremadura y ahí en a lo alto del Puerto del Pico, pues el ganado ya no quiso pasar. Las daba el agua de cara, que venían unas aguas, vientos, y “pa´tras”, y “pa´tras”… Y nosotros queríamos pasar para ir a Las Cuevas (del Valle), que allí hacía mejor. Mas resguardado. Aunque lloviera, pero ya no con tantos aires. Y no pudimos.

¿Cuántas ovejas?

Pues llevaríamos unas 700 o por ahí.

¡Uh!

Sí, sí. Hemos traído 2000 y pico ovejas de Extremadura.

¿Ibais por El Cordel de las Merinas?

Nosotros íbamos por aquí y entrábamos al Puerto del Pico, abajo, íbamos a dar a Velada. Y luego desde Velada, cogíamos para allá, por el Puerto de Miravete “pa´llá”, hasta que llegábamos allá, a la finca, que íbamos a Cáceres. Al mismo Cáceres, pegando. Y luego, de Cáceres, estuvimos otros dos años más “pa`cá”, porque les quitaron a los amos la dehesa, y estuvimos en Trujillo. ¡Si hemos estado en muchos “laos”! Y aquí en Majalaperra, que fue donde nació mi hermano. Y ahí estuvimos otros 7/8 años. Así que…ha sido todo caminar con el “ganao” y todas esas sierras (señalando La Paramera) me las he recorrido todas. Todas, todas, de punta a punta.

Así que ya te digo, muy mala vida…

¿Luego ya mejoraría? ¿Cuándo recuerdas que mejoró?

¡Sí, hombre! Nosotros empezamos, como todo el mundo, a mejorar. Cuando empezó ya “la vida”…

¿En los 80 o antes?

Antes de los 80. Nosotros, hombre, no hemos pasado hambre nunca. Ni necesidad de nada. Y luego teníamos cabras, teníamos vacas…

¿Hacías queso?

Mi madre, que en paz descanse, hacía mucho. Y no se lo dejaban parar a la mujer. (Se refiere a que no paraba) Venían de Narros y todos sitios a comprárselo. “Oye, Gavina, este queso para mí”.

Me acuerdo una vez, que decía mi madre: “Ese queso, hijo, no le “encientes”, que ya está vendido” Y yo dije: “Madre, cómo va a tener usted el queso vendido si los que vamos con las cabras somos nosotros, y si yo le necesito, pues nos lo vamos a comer”. Y luego vino la señora a por el queso y dijo” Mira…, que ha sido mi hijo…, que se ha empeñado…” Decía, porque a mí me gusta mucho el queso…

¿De cabra?

Sí. Y me empezaba mi madre a hacer el queso, que en paz descanse la mujer, y ya estaba yo. Ella lo apretaba y eso, y “en vez en cuando” la quitaba un “puñaíllo”, sin sal ni “na´”, y me lo comía, que me encantaba.

¿Se ordeñaba…y tú te acuerdas cómo se hacía?

¡Uh, yo ordeñaría! Ahora mismo si tuviera que ordeñar, a una vaca, a una cabra… ¡Pues no he ordeñado yo y mi hermana!

¿Y luego se colaba y se prensaba?

Sí, primero se colaba bien. Y luego, se echaba un poco de agua con un poco de cuajo. Y luego, lo daban una vuelta, lo hacían una cruz y se quedaba ahí hasta que se cuajaba. Una vez que se cuajaba, pues ya cogían y hacían el queso. Sobre las 2 o las 3 de la tarde cuando lo hacían. Y claro, había que hacerlo cuando se ordeñaba. Nada más venir de ordeñar, que veía templada todavía la leche, se hacía. Porque si se quedaba frío, luego se hacía muy mal el queso.

¿Y se hacía todos los días?

Todos los días, todos los días. Mi madre era muy trabajadora. Ella todos los días a las 5 de la mañana ya estaba arriba. Hacía la casa y luego hacía el queso.

Miguelín, siempre dispuesto a contarnos una anécdota de «cuando era yo chico…», siempre ha vivido en el pueblo, con las salidas por la trashumancia que nos ha relatado, y La Hija de Dios no se puede imaginar sin él, ni sin todos los pastores (y sus familias) que tanto han caminado por estas tierras. Un oficio no solo para recordar. Un oficio para valorar y ensalzar.

Documentos históricos: Contrato de compraventa (1941)

La reciente historia de La Hija de Dios es tan curiosa como su nombre. Ya vimos que allá por 1913 el coto redondo que formaban estas tierras se alquilaba a unos colonos, gracias a un contrato de arrendamiento que adjuntamos. Pues bien, este nuevo contrato, de 1941, representa otro hito histórico en nuestra línea temporal. Por ello, me lo han dejado para que quede aquí guardado para generaciones futuras, esperando resolver sus entresijos antes de que solo vivan dichas generaciones, pues parece ser que dicho contrato no se tramitó correctamente y hay problemas con la titularidad de las tierras.

Así, sin más dilación, lo adjunto para disfrute de todo el que tenga curiosidad:

Contrato de arrendamiento del Coto Redondo de La Hija de Dios

(V Parte)

Fecha de la firma: 1 de enero de 1913

“El agua es la fuerza motriz de toda la naturaleza.”

Leonardo Da Vinci.

En esta quinta y última parte, terminaremos con el análisis de las cláusulas centradas en las figuras de control: el diputado, el depositario de las multas, el guarda, el celador y el celador de aguas. Algunos eran nombrados de entre el grupo de colonos.

El diputado se encargaba de transmitir los acuerdos entre los propietarios y la juntad de colonos al resto de arrendatarios:

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Y era elegido de entre los colonos por los propietarios:

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Por otro lado, en la siguiente cláusula, aparece la figura recaudatoria de multas: el depositario.

Había también un guarda, cuya casa y pegujal (pequeño huerto) quedaban excluidos de las tierras alquiladas, además del molino harinero que ya dijimos que seguía siendo de los propietarios:

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Dicho guarda, tenía derecho, además, a regar y a tener una res vacuna, una “caballar” o “asnal” y tres de “cerda”, siempre que fueran de su propiedad. Reparamos aquí en los cambios de nuestro idioma en los últimos 100 años:

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Por otro lado, aparece la figura del inspector celador. Ya vimos en la tercera parte, décima cláusula, que las labores de riego exigían la supervisión de un celador de aguas, pero en el siguiente apartado vemos cómo había un celador que debía controlar todo, cargo de gran poder:

Finalmente, la última cláusula ofrecía la posibilidad de elevar el contrato a escritura pública si alguna de las partes hubiera querido, junto con la fecha de firma del contrato que ya vimos en la I Parte:

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Espero que este testimonio del pasado reciente nos ayude a entender cómo funcionaba un contrato de arrendamiento de unas tierras hace unos 100 años y que sepamos leer entre líneas todos los aspectos que de él se derivan, a nivel económico, social, cultural, demográfico, territorial, etc. Esta época, 1913, es el germen de la propiedad de nuestras familias, ya que hasta 1941 no se hizo efectiva una compra-venta entre los colonos y los dueños del término de La Hija de Dios.

Espero que este documento del pasado nos abra la mente en el presente para seguir avanzando y trabajando, siempre con el objetivo de la preservación de estas tierras y su patrimonio, tanto material como inmaterial.

Contrato de arrendamiento del Coto Redondo de La Hija de Dios

(IV Parte)

Fecha de la firma: 1 de enero de 1913

“El polvo del camino
se esconde en los barrancos,
están las fuentes turbias
y quietos los remansos.”

Federico García Lorca (1921). Campos. Libro de poemas.

En esta cuarta parte del análisis del contrato nos sumergimos en materia de prohibiciones y multas, donde el documento se explaya regulando con unas normas y multas bastante duras.

En las cláusulas undécima y duodécima, se centra en el uso de la piedra, de la leña (con las multas y penas que dijera el señor, a riesgo de desahucio) y en los cercados, siembra a cañón, y en la creación de zanjas de regadío por encima del molino harinero, que no entraba dentro del alquiler:

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Sobra decir lo valiosa que era cualquier rama o tronco de leña para calentarse en los duros inviernos abulenses, pero el riesgo de cogerlo y perder todo por una rama seca era demasiado alto.

En cuanto a la caza, los arrendatarios colonos no tenían ningún derecho ya que correspondía en exclusiva a los propietarios:

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El molino, que ya vimos en la primera parte que seguía perteneciendo a los propietarios, tenía la exclusividad para moler el grano de todo el término, de lo contrario tenían que pagar las porciones de harina que se quedaba en harinero o maquilas:

Hasta la división de las tierras de labranza estaba estipulada, como vemos en la cláusula vigésima quinta. El tema de las “ojas”, vocablo que ya no reconoce la RAE, se usaba para aplicar el barbecho a una o a otra, de forma alterna, para que recuperasen su fertilidad durante un año de descanso.

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Por otro lado, los arrendatarios podían subarrendar pero solo a las personas y en las proporciones descritas en el contrato, todos vecinos de La Hija de Dios:

De cuarto y medio:

  • D. José de la Fuente.
  • D. Anastasio García.
  • D. Santiago Martín.
  • D. Ignacio del Pozo.
  • D. Vicente de la Parra.
  • D. Joaquín Martín.
  • D. Cesáreo Montes.
  • D. Juan del Pozo.
  • D. Pío Hernández.
  • D. Pablo de Castro.

De un cuarto:

  • D. Victoriano Jiménez.
  • D. Mariano López.
  • D. Saturnino García.
  • D. José Juan de San Segundo.
  • D. Esteban Rilo.
  • D. Gregorio Gómez Jiménez.
  • D. Gregorio Gómez Martín.
  • Doña Eugenia Jiménez.
  • D. Abdón Jiménez.
  • D. Fructuoso Jiménez.
  • D. Francisco Rilo.
  • D. Raimundo Garrosa.
  • D. Toribio Garrosa.

De medio cuarto:

  • D. Isidro Jiménez.
  • D. Juan de la Parra.
  • D. Francisco Jiménez.
  • D. Policarpo Collado.
  • D. Macario Gómez.
  • D. Agustín Jiménez.
  • D. Andrés de la Parra.
  • D. Simón Garrosa.
  • D. Leoncio Garrosa.
  • Doña Inés Fernández.
  • D. Epifaneo de la Fuente.
  • D. Agapito Hernández.
  • D. Anselmo Garrosa.
  • D. Aquilino Martín.
  • D. Santos Barroso.
  • D. Catalino García.
  • D. Pedro Barroso.
  • D. Maximino Jiménez.
  • D. Rufino Jiménez.
  • D. Braulio García.

Tres cuartos:

  • D. Leonardo Montes.

Media renta:

  • D. Simón García.
  • D. Norberto Montes.
  • D. Jorge de la Parra.
  • D. Ángel del Pozo.
  • D. Rafael de Castro.
  • D. Román García.
  • D. Santos Jiménez.
  • D. Galo Martín.
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Finalmente, en la siguiente cláusula vemos cómo la responsabilidad se aplica a todos ya todos los arrendatarios deberán velar por que no se dañe la finca en general, respondiendo ellos mismos si no dieran con el dañador:

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Y por si se dejaban alguna obligación sin especificar, además, añaden más adelante la siguiente cláusula sobre cualquier contravención al contrato que pudieran surgir y que se verían castigadas por multas:

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En la siguiente y última parte, la quinta, nos centraremos en las figuras de control del diputado y del celador.

Contrato de arrendamiento del Coto Redondo de La Hija de Dios

(III Parte)

Fecha de la firma: 1 de enero de 1913

“Nunca perdáis contacto con el suelo; porque solo así, tendréis una idea aproximada de vuestra estatura.”

Antonio Machado.

En esta tercera parte vamos a centrarnos en las cláusulas centradas en los trabajos que tenían que realizar los arrendatarios gratis para mantener y mejorar el coto redondo por orden de los arrendadores, así como en las obligaciones relacionadas con el ganado.

En cuanto a las obligaciones de mantenimiento, el contrato destina tres cláusulas. En la primera, se les obliga a reconstruir paredes, a desbrozar y a realizar todos los trabajos que se les pida durante 20 días por persona. Por supuesto, era un trabajo totalmente no remunerado que les quitaba de hacer trabajos que reportasen beneficios para pagar la importante suma de 9000 pesetas anuales.

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En la segunda cláusula de esta materia, se les obligaba a mantener cruces y señales del perímetro del término y a avisar de cualquier abuso de los colindantes:

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La tercera cláusula de trabajos se refiere al mantenimiento de regaderas zanjas. El tema del regadío era tan importante que supone que el nombramiento de una persona que lo controle: el celador, figura que veremos en detalle en la V parte.

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Asimismo, la regulación en materia de ganado era muy estricta. A ello dedica 4 cláusulas (14,15, 16 y 18). En la primera aborda la problemática del ganado porcino y, en la segunda, las autorizaciones que debían pedir los dueños de todo tipo de ganado:

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Aquí ya se habla de la figura del diputado, un colono nombrado para ejercer el control que exigían los dueños, y que trataremos en profundidad en la V Parte, junto con el celador.

Volviendo al ganado, las fechas para pastar ya estaban establecidas, como vemos en la cláusula decimosexta:

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Hasta el tema del estiércol estaba regulado, como vemos en la cláusula decimoctava:

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En este último apartado, también hace referencia al ganado lanar, con el verbo en desuso “redear” (que ya estaba marcado), que significa introducir a estos animales en un territorio concreto y cerrado para que lo abonen con sus excrementos.

En la próxima parte veremos más restricciones sobre los terrenos, la caza y el grano, así como las consecuencias por incumplimiento del contrato, con toda una serie de prohibiciones y multas que podían llegar al desahucio y a la pérdida de toda la cosecha.

Contrato de arrendamiento del Coto Redondo de La Hija de Dios

(II Parte)

Fecha de la firma: 1 de enero de 1913

“Sobre los agrios campos, caía un sol de fuego.

Un buitre de anchas alas con majestuoso vuelo

        cruzaba solitario el puro azul del cielo.”

A Orillas del Duero, Antonio Machado, Campos de Castilla, 1912-1917.

En esta segunda parte del contrato nos centraremos en la crudeza de las obligaciones relacionadas con el territorio y los pagos que firmaron los arrendatarios para poder labrar y disfrutar las tierras del coto redondo. Pero antes de nada, una breve aclaración sobre el significado jurídico que nos ofrece la RAE sobre el coto redondo:

“Superficie forestal continua, entendiendo que dicha continuidad no se verá interrumpida por límites naturales (ríos, lagos, embalses, etc.), artificiales (vías de comunicación, etc., ni administrativos (ayuntamientos, provincias, etc.). Ley 7/2012, de 28-VI, de montes de Galicia, art. 8.

Del coto redondo se exceptuaba el molino harinero y la casa del guarda con su pegujal (su pequeño huerto). Además, se debía mantener la división establecida y atenerse a las decisiones de los propietarios porque si no, podían desahuciarlos y perder todo lo sembrado:

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Como veis, la unidad de medida es la “obrada”, previo al uso del sistema métrico decimal y que equivale a unos 4000 metros cuadrados aquí en Ávila, lo que supuestamente podía arar un par de labor en una jornada (https://educalingo.com/es/dic-es/obrada). En el coto había 45.

Otro aspecto fundamental, era el precio del alquiler y sus condiciones de pago. Durante 5 años, los labradores debían pagar 9000 pesetas anuales en dos plazos muy seguidos, el 15 de septiembre y el 1 de noviembre:

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Los plazos eran improrrogables y de no cumplirlos, las consecuencias eran francamente duras: mandaban a un “comisionado plantón” que suponía 6 pesestas diarias más y pasado noviembre, la deuda aumentaba en un 10% del total (900 pesetas más), además de cualquier gasto judicial derivado:

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Y por si todo lo anterior fuera poco, los colonos arrendatarios debían pagar todo impuesto de contribución, ordinario y extraordinario:

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En la próxima parte analizaremos las cláusulas sobre los trabajos forzosos que debían hacer los colonos, totalmente gratis.