El confinamiento lejos de las capitales

Aldea en Cabo: el pueblo de 162 habitantes que el confinamiento ha dejado «sin fin de semana»

En esta localidad toledana, con solo tres comercios abiertos durante el confinamiento, ningún vecino ha resultado contagiado por el coronavirus

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  • Joan Guirado y Enrique Falcón
  • Aldea en Cabo (Toledo)

A poco más de una hora de Madrid, en la provincia de Toledo, Aldea en Cabo de Escalona es uno de los muchos municipios, de la España vaciada, que cumple con el confinamiento pese a no tener ningún caso de contagio local. Desconocido para muchos, Aldea en Cabo se ha hecho famosa, con la crisis del coronavirus, por las preguntas de la radio local La Buena Onda a los ministros en La Moncloa.

Un equipo de OKDIARIO llega a la localidad a eso del mediodía. Es lunes y, si España no estuviera confinada, la plaza del ayuntamiento estaría llena de transeúntes. En ese punto se encuentran los dos bares que hay en la localidad pero unos carteles manuscritos indican que están cerrados de acuerdo con las recomendaciones del ayuntamiento. En la calle encontramos a poca gente. Una trabajadora de la limpieza de los planes de ocupación autonómicos nos explica que «el pueblo está triste, sin fines de semana».

Y es que los sábados y domingos, hijos y nietos se acercan hasta la localidad para visitar a sus familiares, la gran mayoría de ellos ancianos. Pero ya hace más de un mes que no pueden hacerlo. Un bando firmado por el alcalde, y pegado en varias paredes de la localidad avisa que no quieren que los vecinos de segunda residencia se desplacen hasta sus casas. Y es que Aldea en Cabo es uno de los muchos pueblos españoles sin ningún caso de contagio local de coronavirus. Y eso que, por indicación expresa de la ministra de Defensa, Margarita Robles, la Unidad Militar de Emergencias fue a hacer un reconocimiento.

La clave de que ningún aldeano se haya contagiado nos la da la farmacéutica. Su comercio, junto a la única entidad bancaria y la tienda de ultramarinos, son los únicos que levantan la persiana cada día. La propietaria de la farmacia nos reconoce que días antes de la aprobación del estado de alarma, en Aldea en Cabo ya se tomaron las primeras medidas de protección. Todos los que van a comprar a su negocio tienen que hacerlo a través de una ventana con barrotes, para evitar el contagio.

Como tantos otros pueblos similares, además, la conexión a internet es deficiente por lo que dificulta conectarse con sus seres más queridos a través de las nuevas tecnologías. En Aldea en Cabo miran de reojo el fin del confinamiento para volver a pisar las calles empedradas. Mientras les queda pasar el rato pegados a la radio, con muy buena onda.

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