Categorías
Revista Olímpica

Anécdotas de los Juegos Nacionales

Índice:

-Antolínez, primera víctima de los juegos.

-El “censurable” paseo en hombros de Nicolasa.

-Muere atropellado, capitán del fútbol de Santander.

-La Segunda Guerra Mundial “llega” a los juegos.

-Duelo a muerte.

-Las convulsiones de García.

-“Si no nos atienden, disparamos bajito”.

-Cupido se coló en Villa Metaima. 

En la cárcel terminó carrera del campeón de los 800. 

“Por favor, un médico”: Jorge Villamil.

-Campeón nacional tumba las fichas del ajedrez.

-“Tongo le dio a borondongo…”: gresca en el patinaje

Antolínez, primera víctima de los juegos

El 17 de agosto de 1932, se produjo un accidente, durante un partido del torneo de fútbol de los II Juegos Nacionales, que en su momento no fue considerado grave.

Jugaban Cúcuta y Cali, el partido correspondiente a la segunda vuelta del calendario del fútbol, en el campo de Los Libertadores, de Medellín. Cuando avanzaba el segundo tiempo, y el partido estaba empatado, 1-1, los vallecaucanos arrecian sus ataques contra el pórtico motilón, en busca del gol que les diera la victoria, empleando inclusive el juego fuerte. Los nortesantandereanos, sin embargo, se repliegan para evitar la caída de su valla.

Faltando 20 minutos para la terminación del tiempo reglamentario se produce una jugada de los vallecaucanos, que termina con un choque entre su delantero Angarita y el portero cucuteño Alfredo Antolínez, quien queda inconsciente.

Como protesta por lo que consideraron una agresión, el Cúcuta se retira del terreno de juego, mientras Antolínez es atendido por un médico. 

El portero lesionado, Antolínez, es atendido en una clínica de Medellín. Una vez recuperado sale de ella y viaja con su equipo de regreso a Cúcuta, en donde, inesperadamente, fallece el 1º, de septiembre. En su homenaje fue levantada años más tarde una estatua en las afueras del estadio General Santander.

El “censurable” paseo en hombros de Nicolasa

Al terminar la primera competencia de atletismo de los cuartos juegos nacionales, en Manizales, el lanzamiento de la jabalina, y proclamarse la primera mujer campeona en las justas, la barranquillera Nicolasa Manotas, se produjo un hecho en el estadio Palogrande, único en la historia del certamen. La campeona y la segunda, su compañera Elizabeth Ajambier, fueron alzadas y paseadas en hombros por sus compañeros de la delegación, quienes les dieron una vuelta a la pista, en medio de la ovación del público. Esta actitud fue, sin embargo, censurada por el diario El Tiempo, en su edición del otro día.

Esto se leyó al otro día en el periódico capitalino, al respecto:

“Las tres vencedoras en la prueba de lanzamiento de la jabalina fueron conducidas a la tribuna especial, para recibir, en medio de atronadores aplausos, las medallas de oro, plata y bronce. Los compañeros de las vencedoras las pasearon luego en hombros triunfalmente alrededor del estadio. (Con la franqueza que nos hemos propuesto como norma al comentar los eventos deportivos, nos permitimos manifestar que ojalá esta demostración de llevar en hombros a las señoritas vencedoras, no se repitiera. Es muy excusable en medio del entusiasmo, pero no encontramos tal manifestación lo suficientemente seria, en un estadio. Si estamos equivocados, que se nos excuse. Lo hacemos en beneficio del deporte, desde esta página de El Tiempo)”. El Tiempo, 21 de diciembre de 1936.

Muere atropellado, capitán del fútbol de Santander

El 27 de diciembre, de 1935, en horas de la tarde, al salir del estadio Palogrande de Manizales, luego de la programación del día de los Cuartos Juegos Nacionales fue atropellado por un camión el capitán del equipo de fútbol de Santander, Daniel Salas.

Trasladado a una clínica local, el primer informe médico indica “fractura de la base del cráneo” y que su estado es “agónico”. Salas, de 20 años, fue atendido durante las siguientes horas por varios médicos, pero falleció al otro día.

Casi al mismo tiempo de la infausta noticia sobre la muerte de su deportista Daniel Salas, la delegación de Santander conoció la postulación que hiciera el delegado de Cundinamarca, Joaquín Tiberio Galvis, para que se designara a la capital de Santander, sede de los quintos Juegos, programados para 1940.

Foto: Colombia.com.

La Segunda Guerra Mundial “llega” a los juegos

El 3 de diciembre de 1941, fue divulgado el programa de actividades que cumpliría el presidente Eduardo Santos (foto) con ocasión de su visita a Santander, para inaugurar los Quintos Juegos Nacionales. El programa era el siguiente:

Diciembre 10: llegada al Socorro e inauguración del puente que llevará su nombre, sobre el río Suárez, y breves visitas a Zapatoca y Galán.

Diciembre 11: viaje a San Vicente, en donde se le obsequiará una copa de champaña, en horas de la mañana. Posteriormente continuará su viaje a Bucaramanga.

Diciembre 12: inauguración de los Quintos Juegos Deportivos Nacionales, en el estadio Alfonso López, de Bucaramanga.

Diciembre 13: regreso a Bogotá.

El 4 de diciembre, sin embargo, el mundo se estremeció con una noticia sucedida dentro de la confrontación mundial que cada día crecía en territorio europeo: Japón había declarado la guerra a Estados Unidos.

Antes de que el gobierno del país amenazado se pronunciara sobre el anuncio nipón, el gobierno colombiano produjo una noticia que abrió las informaciones de todos los diarios nacionales: Colombia le declarará la guerra al Japón.

Por esta determinación, el presidente Santos decidió cancelar su asistencia a la inauguración de los Quintos Juegos Nacionales, porque declararle la guerra a un país, exigía acciones políticas y militares muy delicadas, que podrían ocupar el tiempo del primer mandatario en las semanas siguientes, como la vigilancia de las inversiones del Japón en Colombia, y las reacciones de la legación acreditada en nuestro territorio.

Duelo a muerte

Un insólito “duelo a muerte” fue pactado entre dos esgrimistas, durante las competencias de este deporte en los V Juegos Nacionales, de Bucaramanga en 1941.

El hecho sucedió cuando la primera autoridad de la esgrima en Colombia, Miguel Valderrama (foto), quien actuaba como el juez principal del torneo, reaccionó contra el teniente Luis A. Suárez, de la delegación de Santander, luego de que este le criticara su trabajo de juzgamiento.

Al poco tiempo de pactado, en vista de las fatales consecuencias que pudiera tener para los dos protagonistas, el duelo a muerte se cambió por “duelo a primera sangre”, es decir, hasta que uno de los dos resultare herido. La sede escogida fue el teatro Garnica, en el centro de Bucaramanga, que había sido escenario de competencias de los juegos, entre ellas la esgrima. Finalmente, la intervención de diversas personas vinculadas al certamen logró la conciliación de los dos eventuales enemigos, quienes hicieron las paces luego de las respectivas excusas mutuas.

Las convulsiones de García

Cuando promediaba el recorrido de la media maratón de los Octavos Juegos Nacionales, el favorito Luis García, de Cundinamarca, y un desconocido llamado Hernán Barreneche, de Caldas, quedaron al frente de la carrera, con buena ventaja sobre los demás rivales.

En la mitad del recorrido de 21 kilómetros y 97.5 metros, es decir, en los 10 kilómetros y medio, aproximadamente, y cuando se pensaba que Barreneche, por su inexperiencia, pronto sería despegado por el cundinamarqués, se produjo la sorpresa. El corredor del altiplano cundiboyacense intempestivamente cayó al suelo y fue víctima de convulsiones, que obligaron a su traslado a una clínica de Cartagena.

Antes de que los médicos dieran su diagnóstico sobre las causas de las convulsiones, García recuperó el conocimiento y acudió el presidente de la Asociación Colombiana de Atletismo, Humberto Chica Pinzón, a quien le suplicó: “Quiero que me examinen, doctor Chica, para que se establezca plenamente que fui víctima de una asfixia, y no se vaya a decir más tarde que me dopé”.

Foto Q’hubo.

“Si no nos atienden, disparamos bajito”

Durante el primer intento de Ibagué por ganar la sede de los juegos nacionales, que se definiría en Cali, en 1954, existía la seguridad de que la violencia partidista que estremecía a Colombia en ese entonces, y que tenía como zona roja al Tolima, era la más importante debilidad.

Este argumento negativo fue manejado con gracia por algunos directivos, como El Palillo García, quien durante una reunión organizada por los cartageneros en el club San Fernando, creó miedo entre los meseros, al decirle a uno de ellos: “Nosotros somos del Tolima. Si no nos atienden bien esta noche, disparamos bajito”. Estas dos últimas palabras circularon toda la noche, mientras llovían las botellas de whisky sobre la mesa de la delegación tolimense, para evitar una tragedia, teniendo en cuenta la presunción de violentos que tenían los oriundos de esa región del país. Los últimos en enterarse de la grave amenaza, fueron los oficiales de la armada que ofrecían la fiesta, quienes se limitaron a reírse y a hacer eco público del chiste, para calmar en especial a los meseros del club, aterrorizados porque si no atendían bien a los tolimenses, estos empezaban a disparar bajito.

Foto: Q’hubo Ibagué.

Cupido se coló en Villa Metaima

Apenas había transcurrido la primera semana de los Séptimos Juegos Nacionales, en Ibagué 1970, cuando cupido hizo de las suyas. Dos parejas de novios decidieron anunciar sus respectivos matrimonios, gracias a que el amor aumentó durante la celebración del certamen.

La primera pareja que hizo circular la noticia la conformaron la basquetbolista ibaguereña Nora Buenaventura Guzmán, y el ex jugador del mismo deporte Heriberto Otálora, quienes decidieron contraer matrimonio ante de concluir los Juegos La segunda pareja que se casará la conformaban los basquetbolistas de Antioquia, Octavio Betancur y Stella Rave, quienes anunciaron que se casarán el 23 de diciembre próximo, luego del regreso a Medellín.

En la cárcel terminó carrera del campeón de los 800

Javier Castrillón (foto) era un antioqueño residente en Bucaramanga, en donde estudiaba en la Universidad Industrial de Santander, que vivía una época difícil, por los permanentes conflictos estudiantiles, estimulados por la presencia de guerrilleros urbanos del Ejército de Liberación Nacional, ELN.

Castrillón, campeón de los 800 metros, en los Juegos Nacionales de 1970, fue detenido por fuerzas del Estado, acusado de los delitos de “rebelión, asonada y asociación para delinquir”. Recluido en la Cárcel Modelo de Bucaramanga, el atleta antioqueño no perdió las esperanzas de recobrar la libertad para participar en los chequeos definitivo y estar en la selección que disputaría los Juegos Panamericanos Cali 1971. La libertad, sin embargo, le fue otorgada en septiembre, dos meses después de realizados los juegos, con la secreta condición de que abandonara la ciudad, al mejor estilo del oeste americano.

Foto: Alchetron.com.

“Por favor, un médico”: Jorge Villamil

En una de las ceremonias previas a la iniciación de los Undécimos Juegos Nacionales se realizó una rueda de prensa en el Hotel Bacatá, de Bogotá, con la presencia del gobernador del Huila, Álvaro Sánchez Silva, e invitados especiales, entre quienes se encontraba el connotado compositor Jorge Villamil (foto).

Cuando la rueda de prensa se desarrollaba en medio del orden y de la armonía, al gobernador Sánchez Silva le sobrevino un malestar, posiblemente cardíaco, que causó alarma entre todos.

De inmediato Villamil se levantó, se acercó al mandatario y enseguida se dirigió al auditorio:

-Por favor, ¿hay algún médico presente?

En ese momento, al compositor se le olvidó que él era médico.

Foto: Lasdosorillas.

Campeón nacional tumba las fichas del ajedrez

Durante una de las partidas más importantes del ajedrez de los juegos nacionales de Neiva 1980, el jugador Haroldo Obando, de Atlántico, barrió las fichas del ajedrez, en pleno partido.

Sucedió el 3 de diciembre, cuando jugaba con Edison Pérez, de Huila. Al comenzar la partida, el barranquillero notó que el juez le hacía señas al local. “Al principio no le di importancia. Me sentía tranquilo y seguro de ganar la partida”, señaló al final el jugador.

Los cálculos de Obando fueron equivocados y el huilense logró una ventaja que puso nervioso al campeón, quien sorpresivamente tumbó las fichas y se expresó con palabras de grueso calibre dirigidas al juez de la partida.

“Tuve que explotar. No podía contenerme. Me parecía injusto que, ante mis narices, el juez infringiera el reglamento y se burlara de mí.

Como es obvio, el juez señalado certificó el acto irregular de Obando, quien perdió su partida.

“Tongo le dio a borondongo…”: gresca en el patinaje

El primer incidente serio en los XIV Juegos Nacionales, se registró en la final de los 5.000 metros del patinaje, cuando deportistas del Valle y de Antioquia, se trenzaron en una gresca que provocó serias lesiones en la máxima figura de este deporte, en Colombia, el paisa Guillermo León Botero.

El altercado sucedió el 22 de mayo, durante la prueba final de los 5.000 metros en el patinódromo de Barranquilla, cuando tres antioqueños y un vallecaucano, disputaban el título de la prueba. Libardo García, de la delegación paisa, se le atravesó al vallecaucano Julián Hernández y provocó el triunfo de su compañero Botero. Al finalizar la prueba, el vallecaucano Hernández golpeó a García, por lo sucedido en la competencia. De inmediato Botero reaccionó y agredió al agresor de su compañero, y recibió de él un “patinazo” en la ceja izquierda, que le causó una profunda herida y obligó a su traslado a un centro asistencial de la capital del Atlántico, en donde le fueron colocados varios puntos.

Como consecuencia de los hechos relatados, el Tribunal de Honor de los juegos determinó expulsar del certamen a 4 competidores, entre quienes estaba el campeón mundial antioqueño, Guillermo León Botero, quien de paso fue despojado del título que había obtenido en la prueba de los 5.000 metros, en la cual se desarrolló la pelea; el galardón le fue adjudicado por los jueces al bolivarense Róbinson Villadiego. Con Botero fueron excluidos de los juegos su paisano Libardo García y los vallecaucanos Julián Hernández y Diego Cañizales, protagonistas de los hechos.