Módulos

CONJUNTO

NOMBRE:  Módulos.
Origen: Madrid
Estilo: Pop                                                                                                                                                                          Inicio de actividad: 1969

COMPONENTES

Formación inicial:

  • José –Pepe- Robles, voz y guitarra.
  • Tomás Bohórquez, teclados.
  • Emilio Bueno, voz y bajo.
  • Juan Antonio García Reyzábal, batería, violín y voz.

Primer cambio (1974). Juan Antonio García Reyzábal deja el grupo siendo sustituido por Juan Cánovas (componente del grupo Cánovas, Adolfo, Rodrigo y Guzmán) a la batería.

Segundo cambio (1975). Emilio Bueno deja el bajo y es sustituido por José Mª Guzmán.

Tercer cambio (1976). Las dos últimas incorporaciones dejan el grupo y son sustituidos por José Luis Campuzano (Sherpa) al bajo y Chupi de la Fuente a la batería.

Reunión del grupo (1999). En 1999 se reúnen los ex-miembros de la banda, Tomás Bohórquez, teclados,  Emilio Bueno, voz y bajo y Juan Antonio García Reyzábal, batería, violín y voz. excepto Pepe Robles,  quien es sustituido a la guitarra por Pibe Iglesias.

Última formación: En los años 2000 se creó una “franquicia” del grupo que realizó algunas actuaciones pero que no tuvo apenas continuidad porque el público no aceptó que no hubiera ningún músico de los originales en dicha formación.

(por J.M.Moratinos)

ACTIVIDAD

José Robles Rodríguez, malagueño de Torrox por crianza aunque nacido accidentalmente en Madrid en 1948, entró a finales de 1967 en Los Ángeles para sustituir al bajista Paco Quero, quien se había ausentado del grupo para hacer la mili. Ya entonces Robles traía sus credenciales: venía de hacer un rock garajero y underground, muy innovador y algo trasgresor para la época, en un conjunto madrileño   llamado Los Arlequines, aunque de corto recorrido. Con el sello RCA habían publicado un notable sencillo, con «Tomando café» en la cara A.

Pero el fugaz paso de Robles por Los Ángeles fue algo más que un mero reemplazo, contribuyendo también en la composición de algunos temas para el repertorio de  la banda granadina, como el primoroso «Créeme». Su buen hacer no pasó desapercibido para Rafael Trabucchelli, productor de Hispavox donde grababan Los Ángeles, de modo que tras la vuelta de Paco Quero a su grupo de origen y una vez disueltos Los Arlequines, Trabucchelli le ofrece un contrato con la casa para lanzarle como cantante solista. Robles no termina de verse como un artista en solitario en una época de plena vigencia aún de los conjuntos de rock, y propone formar una nueva banda bajo la marca de Hispavox. El acuerdo no se hace esperar, de modo que Robles, voz y guitarra, llama al teclista Tomás Bohórquez y al bajista Emilio Bueno (ambos ex-Arlequines), quien a su vez propone al batería y violín eléctrico Juan Antonio García Reyzábal. De tal modo, a mediados de 1969 se conforman Módulos.

La apuesta de Pepe Robles apuntaba hacia bandas norteamericanas como Vanilla Fudge o Iron Butterfly, o la británica The Nice, que partiendo de la psicodelia habían evolucionado hacia un rock progresivo con fuerte resalte del sonido de los teclados, órgano y sintetizador Moog en especial, de ahí la característica presencia del órgano de Tomás Bohorquez, una de las señas de identidad del grupo. En lo guitarrístico, las influencias de Robles eran Robert Fripp o Steve Howe entre otros. A ello se añade su peculiar voz, de suave timbre nostálgico. La logística promocional, por otro lado, ya está servida y cuentan con una oficina en el centro de Madrid, con Tony Caravaca como representante.

En el verano de 1969 y con estas herramientas de origen, se lanza finalmente el proyecto Módulos  con el sencillo «Ya no me quieres» (cara A) y «Recuerdos» (cara B). El disco  muestra claramente el sonido Módulos pero sólo será la antesala del siguiente single: el celebérrimo «Todo tiene su fin» (cara A) y «Nada me importa» (cara B), ambos incluidos en su primer álbum «Realidad». Como canción, «Todo tiene su fin» nació con la controversia en la autoría entre Robles y Reyzábal. Cuentan que en un receso, casi terminando de grabar el álbum, Reyzábal ejecutó informalmente una melodía al piano que atrajo la atención de Trabucchelli, quien animó al grupo a acabar de desarrollarla. Tras la grabación, Robles fue a registrar el tema a la SGAE y se encontró con que su compañero ya lo había hecho antes pero sólo a su nombre. Por suerte, la sangre no llegó al río y la casa discográfica logró zanjar el conflicto de forma salomónica.

Con todo, en la primavera de 1970 «Todo tiene su fin» es un éxito absoluto que alcanza el número uno en ventas y popularidad en toda España. El sonido en ocasiones estremecedor del órgano Hammond B-3 de Tomás Bohórquez hace una extensa y emotiva introducción que la voz de Pepe Robles se encarga de desarrollar hasta los 5 minutos largos. El resto del álbum, además de grabado, fue preproducido y casi compuesto en los sótanos de Hispavox, donde el cuarteto aseguró que ensayaba hasta 8 horas al día. El resultado es espectacular. El tema que abre el álbum y que le da nombre es por sí mismo un recital de rock progresivo como no se había oído hasta la fecha en España. Le sigue el elegante «Noche de amor» con un pinturero solo de violín en la intro a cargo de Reyzábal. Luego el chispeante «Luz errante» y una de las dos revisiones Beatles del disco, una versión extendida de «Yesterday», antes de cerrar una memorable cara A con el susodicho «Todo tiene su fin». Sin olvidarnos del fino lirismo de «Cuando te espero», que abre la cara B, guiado de nuevo por el violín de Juan A. Reyzábal.

A finales de 1970 un nuevo single ve la luz, con «Tú ya no estás» (cara A), otra intensa balada  sublimemente preludiada por el órgano de Bohórquez, y el rítmico y deliciosamente asincopado «No puedo estar sin ti» (cara B). Aun sin llegar al éxito del sencillo anterior, de nuevo escala altos puestos de las listas.

En 1971, y en pleno éxito, Módulos lanza su segundo álbum, «Variaciones», que conserva las esencias del anterior, aunque con ciertas inclinaciones al pop. Éstas son palpables sobre todo en el espléndido «Sólo tú», tema estrella del sencillo y adelanto del álbum, donde el preludio instrumental es ahora un sugerente punteo de Robles sobre una guitarra acústica de 12 cuerdas mientras su voz susurra. Mención especial a «Un nuevo día», abriendo el álbum con reminiscencias del sonido de The Doors. Igualmente, «Quisiera conseguir», «Adiós al ayer» (cara B del sencillo «Sólo tú») y una dudosa recreación progresiva del célebre «Sounds of silence» de Simon & Garfunkel.

En 1972 lanzan  «Plenitud», título del tercer álbum de Módulos que no parece casual y en el que ,en efecto, el grupo parece alcanzar su cénit con este disco variopinto y ambicioso que apunta sin complejos a distintas corrientes del rock, desde el progresivo y sinfónico al beat… y muchas cosas más. Del lado progresivo ya da cuenta el tema que lo abre, «Promesas», con prolijos arreglos y virtuosas interacciones instrumentales (King Crimson, Génesis…) y un sorprendente giro al final hacia el rock clásico con la voz de Robles cantando en inglés con un timbre casi irreconocible. Pero de pronto se oyen ecos de Crosby, Still y Nash en una pequeña joya como «Otra vez». Además hay dos temas originales de Robles-Bohórquez bastante similares: «Al despertar» y sobre todo «Como un sueño», auténticas maravillas donde brilla la excelente ejecución al piano de Tomás Bohórquez.   Visto desde hoy, «Plenitud» puede parecer un álbum demasiado adelantado a su tiempo, pero sus concesiones más comerciales son igualmente sublimes, como «No Quiero Pensar en ese Amor», que se lanzó como cara A de single (con «Mari, Mari, Mari» en la B, una suave y evocadora tonada pop no incluida en el LP). Este sencillo será un gran éxito de ventas y popularidad en el verano de 1972.

El contrato de Módulos con Hispavox concluía en 1974, pero un año antes Pepe Robles sufre un grave accidente de coche, y el grupo tiene que hacer un alto. Se barajan sustitutos para cubrir actuaciones en directo durante su convalecencia hospitalaria. Hasta que, ya recuperado, Robles se reincorpora al grupo para grabar su cuarto álbum, ya en 1974, titulado “Módulos 4”.

La producción de este LP vino marcada por las presiones de la discográfica, que les exigía una línea más comercial. Eso se tradujo en un álbum de perfil algo más bajo que sus predecesores, lo que no significa que fuera un mal trabajo, ni mucho menos. En realidad, se descargaron en buena medida del denso barroquismo de sus habituales arreglos en aras de un producto más pop, lo que repercutía en una menor duración de los temas y dejaba también al descubierto una menor inspiración en las melodías. No obstante, el disco tiene momentos destacables, como el hallazgo rítmico de «Tú eres tu mundo», el falsete de Robles en la balada beatleliana «Sigo siendo un niño» o el instrumental «Luna de agosto». Pero el mayor hándicap fue la elección de “Sólo palabras”, tal vez el tema más flojo del álbum, como cara A del sencillo promocional del mismo, que fue un rotundo fracaso comercial.

Aún en 1974 Módulos contribuye, junto a otros artistas de Hispavox, al proyecto de UNICEF «Juntos para ayudarte» con el tema “Alguien en quien confiar”. Pero las tensiones entre el grupo y la discográfica y dentro del mismo grupo, a raíz de la grabación del álbum anterior, provocan la marcha de Juan A. G. Reyzábal a finales de 1974, siendo sustituido en las baquetas por Juan Cánovas (de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán).

Hispavox, no obstante las disensiones, les prorroga el contrato para lanzar un par de singles en los años sucesivos: “Perdido en mis Recuerdos»/ «Hacia el Siglo XXI” (1975) y “¿Recuerdas?»/ «Consumo S.A.” (1976), con la inclusión de José Mª Guzmán al bajo y voces, en lugar de Emilio Bueno, que abandonó el grupo. Lo más llamativo de estos temas es el contenido social de algunas de las letras, lo que no es del gusto de la discográfica, que les insta al finiquito contractual. La escasa promoción de estos sencillos y su mínima repercusión comercial reduce el caché del grupo y sus actuaciones. A raíz de ello, llegan más sustituciones: José Luis Campuzano (Sherpa) en lugar de José Mª Guzmán y Chupi de la Fuente en lugar de Juan Cánovas.

Fuera ya del paraguas de Hispavox, en 1978 Módulos trata de sobrevivir buscando una nueva casa discográfica que no encuentran. Finalmente, se autoproducen su quinto álbum, titulado simplemente «Módulos», con el pequeño sello Olimpo. Esto les da mucha mayor libertad en la composición y producción, ahondando de nuevo en la experimentación progresiva y el perfeccionamiento de las letras. La calidad de la obra raya a gran altura de nuevo, con piezas como «Otoño en cualquier lugar», «Beatles» (emotivo homenaje al cuarteto de Liverpool) o «Cristo». Pero la promoción de Olimpo es muy modesta y el disco pasa tristemente desapercibido.

Aún ese año dan múltiples conciertos (algunos bajo el nombre de Tao). Pero su identidad primigenia ha quedado demasiado diluida y muestran visibles síntomas de decadencia. La suerte está echada, y en 1979, justo 10 años después de su nacimiento (y porque «todo tiene su fin»), Módulos se disuelve como grupo finalmente.

Por separado, los integrantes de Módulos tomaron rumbos muy dispares: Pepe Robles formó un efímero dúo con Teddy Bautista en 1980 (el álbum «Radioactivo» y el recordado tema «Beatriz» en 1981) antes de colaborar en los años ’90 con Alejandro Sanz e iniciar en 2007 una muy interesante carrera en solitario de 4 álbumes hasta hoy (a destacar «Las calles del mar»). Tomás Bohórquez colaboró como músico de acompañamiento de otros artistas, destacando junto a Víctor Manuel y Ana Belén durante los ’80, antes de impartir clases de piano en el Conservatorio de Madrid. Juan Antonio García Reyzábal grabó algunos singles en solitario para CBS, y en especial uno de réquiem por John Lennon en 1981; en los ’90, formaría el trío de música contemporánea y fusión Desde el Sur de Europa. Emilio Bueno se retiró de la música tras la disolución de Módulos.

Más de una década después de su disolución, Hispavox reedita la discografía de Módulos en CD. Aparte de rescatarlos un poco así del olvido, su antiguo sello comprueba con sorpresa las buenas ventas de estas reediciones (más de 50.000 copias sólo de «Realidad» desde 1996 hasta hoy). Además, la magnífica versión que Medina Azahara hace en 1992 de «Todo tiene su fin» es algo más que un homenaje al cuarteto: Módulos vuelve a ponerse de moda.

Al hilo de este resurgimiento, en 1999 se reúnen los ex-miembros de la banda excepto Pepe Robles, quien declina la invitación, ya que ha iniciado su carrera en solitario, siendo sustituido a la guitarra por  Pibe Iglesias. Juntos graban en el 2000 un nuevo álbum con el sello EPF, titulado «Pensado y hecho… en la intimidad», que contiene nuevas versiones de 9 de sus antiguos éxitos más 6 temas nuevos. Paralelamente, realizan diversas actuaciones por toda España. El fenómeno es aprovechado por varias casas de discos (no sólo Hispavox) para lanzar distintos CDs recopilatorios del grupo.

Pero afortunadamente los ecos de Módulos, para mayor gloria de ellos y su gran legado musical, se han seguido produciendo en años posteriores: en 2006, cuatro músicos vascos bajo el nombre de Recordando a Módulos les rindieron tributo grabando 11 de sus temas en un disco titulado «Homenaje». Y a finales de 2014, el músico granadino Miguel Martín (ex-Lori Meyers, entre otros), apasionado de la música de Módulos, produjo el álbum «Unidad y Armonía» en honor a ellos, recreando 10 clásicos de su repertorio en colaboración con músicos de su generación como Noni López (Lori Meyers), Antonio Arias (Lagartija Nick), además de Eric Jiménez y Jota (Los Planetas) o Quimi Almendros (La Guardia) y algunos más.

Por desgracia el tiempo pasa para todos, y en octubre de 2015 nos dejó para siempre Juan Antonio García Reyzábal, con 69 años. Tres años después, en abril de 2018, falleció Tomás Bohórquez (con apenas 70 años, tras una operación).

Uno de los últimos giros de tuerca que el rock and roll brindó a lo largo de su floreciente y vigorosa evolución a lo largo de los años 60 y primeros 70 del pasado siglo fue el llamado rock progresivo y su variante próxima, el rock sinfónico. Estos estilos vanguardistas, lo mismo que otros previos, tuvieron también su pionera representación dentro de la música española de la época. Originalmente eran grupos que ponían el acento en su virtuosismo instrumental (hiperbólicamente se les solía llamar “supergrupos”) con temas extensamente desarrollados en la duración y las variaciones rítmicas y armónicas.

La avanzada de esta corriente musical tuvo un fuerte implante en Cataluña, con formaciones como Máquina!, Fusioon o Iceberg. Paralelamente en Sevilla, estas influencias fundaron las bases de lo que pronto sería el rock andaluz (Smash, Triana, Medina Azahara…). Y aunque de origen sureño es también su miembro fundador, en Madrid el gran grupo pionero del rock progresivo fue sin duda Módulos,   grupo que para nada envidiaría a aquellas bandas anglosajonas de las que se sintió deudor. Módulos es un lujo que no nos podemos permitir relegar al olvido, por lo que todos los tributos en años recientes a su memoria antes aludidos siempre serán merecidos.

Muy pocos grupos como Módulos supieron transitar tan convincentemente a la vez por la difícil doble senda de la calidad y la comercialidad. Su virtuosismo, junto con su cuidadosa dedicación y pulcritud en la producción, les supo mantener en permanente evolución. Y cuando -mayormente por presiones de la casa discográfica- tuvieron que simplificar su música, jamás cayeron en la vulgaridad y su pop sonó con una peculiar elegancia y tersura (grandes temas como «Ya no me quieres», «Sólo tú», «No puedo estar sin ti» o «Mari, Mari, Mari» dan fe de esto). El secreto de ello estuvo en sus cualidades musicales: la sólida base rítmica sin fisuras del tándem Reyzábal-Bueno, sobre el que se construía el imponente paisaje sonoro del órgano de Bohórquez y la voz dulce y siempre eficaz de Robles, cuya guitarra, por cierto, nunca se ha valorado suficientemente en cuanto a su técnica y sensibilidad, que en absoluto desmerece a los guitarristas de culto en los que se inspiró en sus inicios. A Módulos se debe en buena medida el surgimiento del rock andaluz, cuyas esencias ya se iban sugiriendo a lo largo de sus discos; así como su influencia en el estilo vocal de muchos artistas actuales como Manolo García, Antonio Orozco o Manuel Carrasco, entre otros.

Una de las mayores satisfacciones que me caben personalmente a nivel musical fue haber sido testigo en mi adolescencia de una actuación de Módulos. Fue en el cine Palacio de la Música, en plena Gran Vía madrileña, en abril de 1970, a la que fui invitado en la clausura de la entrega de premios del Concurso Nacional de Redacción (patrocinado por Coca Cola). A mis 14 años entonces asistí boquiabierto al sonido espectacular de la banda en directo. Una experiencia inolvidable.

FOTOS

1. Módulos

2 Después de Módulos

3 Pepe Robles en solitario

CARÁTULAS

Después de Módulos.

 

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