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Marcelo Bruné: “La Facultad te forma, pero el trabajo en el campo te redondea”

Entrevista al productor agrícola ganadero de la zona de Rincón del Pino en San José.

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Crió a sus tres hijos en el campo, y le preocupa la falta de información que hay en la sociedad acerca de lo que sucede en el agro, porque “no son solo números, es una forma de vida”. Marcelo Bruné expresó que en el futuro la certificación carbono neutra “va a ser como la trazabilidad, y el que no la tenga va a quedar en mercados marginales”. El productor dijo además que la canola se ha insertado muy bien en los esquemas productivos, y si bien el “boom” puede disminuir vino para quedarse.

-¿Cómo comienza su vínculo con el sector agropecuario? ¿Siempre en Rincón del Pino?

-Este establecimiento era propiedad de mi padre y un hermano. Yo me fui a estudiar a Montevideo y por cuestiones familiares que se dan, cuando terminé el liceo me volví a trabajar para acá afuera. Al principio no le ponía mucho interés, sos un chiquilín y te querés volver a Montevideo o salir. Podés andar a caballo o pasar 10 horas en un tractor y ensuciarte todo, pero no atendés. De a poco me fui enganchando y me empezó a gustar. Mi padre era muy veterano, tenía cerca de 80 cuando yo volví con 17 o 18 años. Tengo dos hermanos y soy el más chico, con bastante diferencia. Me fui quedando a cargo y me fueron dando responsabilidades acá. También tuve la oportunidad de explotar algún campo en Flores, pero me fue más o menos y cuando vendí por suerte agrandé el establecimiento acá en casa, en la zona de Rincón del Pino. Tengo la suerte de tener una familia que le gusta lo que hago y les va bien vivir afuera, a mi señora le entusiasma y se armó un combo que no es fácil, porque mis 3 hijos tienen vinculación con el campo pero por elección, no porque venga del padre. Cuando se murió mi padre me hice cargo y fui creciendo, preguntando mucho, estuve rodeado de gente buena que me cuidó y me asesoró, amigos agrónomos, veterinarios, alguna cooperativa también… Yo creo que la facultad te prepara pero el trabajo en el campo te redondea, porque todos los años son distintos. Sí pueden tener un patrón, pero la experiencia te cierra toda la parte agronómica y empresarial, termina la madurez de todo.

Marcelo Bruné y su familia
Marcelo Bruné y su familia

-¿Cómo es el esquema productivo que manejan?

-En sus inicios, allá por 1970, este campo era básicamente ganadero y se hacía poca agricultura. En esa época los equipos eran más precarios, hacer un movimiento de tierra llevaba más tiempo. Me acuerdo que mi viejo en su momento no hacía más de 15 o 20 hectáreas de avena porque le gustaba que los novillos que recriaba o que nacían acá, con 3 años los pasaba por esa pastura, los veía todos los días y cuando no podían más de gordos los vendía. Hoy hacer eso, por la zona y por la edad de los novillos es anti económico. Era 95% de ganadería y fuimos metiendo unas 30 o 40 hectáreas de trigo. Estamos en una zona de un potencial importante en la calidad del campo, cerca de Montevideo y de los puertos, y me fui metiendo en la agricultura haciendo más praderas, acorté los ciclos y fui haciendo rotaciones para llegar a praderas, sacando la gramilla y las chircas.

-Y ahí comenzaron con los cultivos de grano...

-Primero fue con trigo, después con cebada y hoy hay colza, soja y maíz. Arranqué con la agricultura para amortizar las praderas: repartía el fertilizante y con la cosecha de trigo lo amortizaba con grano, y ya me quedaba con la pradera. Era una forma de diversificar e ir repartiendo costos. Y no me retaban (se ríe). En 1980 o 1985 empezamos con la agricultura pensando en el grano, siempre con la connotación de mejorar el campo. Se hacía mucho de invierno y no tanto de verano, y el fin siempre era la pradera que venía después. Pero empezó a cambiar el porcentaje de ganadería y agricultura, ya que se ganó terreno y en el aumento de praderas se aumentó la extracción de ganado y el engorde se aceleró. Pasamos de 20 hectáreas de avena a 200 hectáreas de pradera que te dan comida todo el año y no solo en invierno, agilizás el ciclo y la edad de ganado en extracción. Ahí sacamos las vacas de cría porque era una locura tener ese ciclo en Rincón del Pino y ahora solo engordamos terneros hasta la edad de faena o en momentos puntuales, como pasó con la seca de este año, se sacan para un encierro. Pero eso solo fue por carencia de pasto.

Establecimiento de Bruné en San José
Establecimiento de Bruné en San José

-¿Las invernadas son todas en base pastoril?

-Todo sale en base a pradera. Estos últimos 3 años el déficit hídrico ha pegado mucho en las pasturas, que mermaron de forma importante. Las que se han hecho estuvo complicado, no tanto en los cultivos que han zafado, pero las praderas por pisoteo y deterioro se han perdido en gran parte. No hemos pensado en encierros aún, requieren de un manejo diario muy exacto y dependés mucho de los números del mercado: a cuánto están los granos, la reposición, lo que paga el frigorífico, y quedás expuesto a márgenes más pequeños. Dicen que la ventaja es que liberás tu campo para otras cosas, pero si no tengo ese valor agregado encarar un negocio así no me tienta mucho. Estamos enfocados en aumentar los rendimientos en lo pastoril, que es lo más barato.

-¿Qué tipos de praderas hacen?

-Como las hacemos en rotación con trigo, abajo tengo que lograr una pradera que en la cosecha no me la afecte. La fórmula que uso es trébol blanco que es casi natural de la zona, Festuca y trébol rojo en poca cantidad. Ahora en el sistema de emparcelamiento que estamos armando, que todavía no está funcionando, la idea es manejar alfalfa, Dactylis y algo de eso. Buscamos un manejo intensivo en base a pasturas. El mercado viene pidiendo carne de establecimientos carbono neutro y estamos en ese camino, por ello también los feedlots son complicados por las emisiones. Por el momento no vamos a ingresar en los encierros.

-El establecimiento está certificado en bienestar animal y libre de hormonas, ¿van camino a la carbono neutralidad?

-Los pasos de bienestar animal son los mínimos para llegar a la carbono neutralidad, por lo que hay que transitarlos de todos modos. Ya lo hicimos y estamos incurriendo en la propia certificación, donde no hay un mercado armado todavía que ya premie económicamente esos cortes, pero la idea es estar preparados y con la documentación pronta. Son procesos engorrosos, con auditorías, papeleo y te inspeccionan el establecimiento. En el futuro el consumidor lo va a demandar, y esperamos tenerlo armado para acceder a sus beneficios. Hay tentativas de predios certificados o en camino a ello con frigoríficos para armar una cadena de salida de carne con valor agregado, que es una expectativa hoy. Creo que dentro de unos años va a ser como la trazabilidad, el que no se certifica va a acceder a un mercado marginal que no es el mejor.

-¿Hay mala prensa con eso?

-La movida ambiental se da a nivel mundial y es una pata importante. Hay una propaganda “anti vaca” que debemos contrarrestar, pero el consumidor está queriendo saber de dónde sale y lo que adquiere para no quedar con el complejo de culpa de contaminar el medio ambiente, y estamos obligados a dar esa información.

-¿Cómo ha incorporado la canola al sistema?

-Calza muy bien. Este año los rendimientos no han sido espectaculares por la seca, pero en los dos años anteriores promediamos los 3.000 kilos que es muy bueno. Cambia la rotación del campo, haces un movimiento para combatir mejor las malezas, podés entrar con una soja casi de primera y diversifica la empresa. Este año la canola tuvo un boom que no creo que se mantenga, pero es un cultivo que vino para quedarse, con valores que ya no son la locura del año pasado, además de tener otros costos.

-Usted crió a su familia en el campo, ¿qué piensa de la conciencia agropecuaria y la información en la sociedad?

-Estudié en Montevideo y la mayoría de mis amigos son de allá, y con aquellos que se dedican a otras profesiones noto una disociación enorme entre Montevideo y el campo, y cuando se escucha a los productores hablar del clima o de las rentas se los tilda de llorones enseguida. Hay mucha falta de información que empieza en explicar por qué uno está pendiente de si viene seco o lluvioso, por qué ningún extremo es bueno, que somos tomadores de precios y en una zafra si perdés los ingresos porque la cosecha no vino como se esperaba terminas empatando o cambiando dinero, y después viene la seguidilla impositiva hacia el futuro. Noto que cuando explico por qué funcionamos así, la gente se engancha más allá de su orientación, de la vocación, del partido, de lo que sea. Entienden lo que pasa.

-¿Se puede combatir?

-Es ridículo tener esa mala imagen, y pasa con tambos, con la ganadería, pasa cuando muestran una cosechadora y ven lo que sale, o cuando ven la 4x4. Y no saben que las debes por 5 o 6 años, que al campo hay que ponerle amor, ganas, muchas horas y trabajo si no las cosas no salen. Hay que mostrar en colegios, en los medios de prensa. Me ha pasado de hablar con chicos que piensan que la leche sale de una canilla. Tenemos que cambiar eso, sin sesgar, pero mostrando lo que se hace, porque no es solo números, es una forma de vida.

La familia Bruné Macció en el campo
La familia Bruné Macció en el campo

Falta más información en la sociedad sobre agro

-¿Cree que la gente de la ciudad desconoce lo que pasa en el campo?

-Sí. Una vez vinieron a casa dos chicos a hacer unas fotos y filmaciones de una agencia de publicidad para una carnicería. Eran un hombre y una mujer, de unos 25 años. Los llevé a un campo donde tenía los novillos más lindos, y como todos los días iba la gente a cambiarlos de franja y darles de comer, nos asociaron con eso. Se acercaron, nos rodearon y les podías tocar la frente con la mano, eran muy mansos. Y la chica, atrás mío hizo un comentario: “¿por qué vienen las vacas si las tratan mal?” No le dije nada, pero me dí cuenta de la falta de información que hay. Si al animal lo trato bien, gana más kilos y reporta más económicamente, podrían pensarlo hasta por ese lado. La sociedad tiene que saber cómo se hacen las cosas en el campo. Esto tiene que empezar en las escuelas y seguir en todos lados, porque cuando los que no conocen saben cómo se trabaja en el campo, se enganchan más allá de orientación política o vocación

Carbono neutralidad es el futuro de la carne

El establecimiento de Marcelo Bruné está ubicado en Rincón del Pino y ya es libre de hormonas y con el sello de bienestar animal, y se va camino a la certificación carbono neutra. Es un proceso con auditorías, entrega de documentación e inspección de la empresa, pero demuestra la forma de producir del predio, y según Bruné, si bien al día de hoy no tiene un mercado “armado” que ya pague un precio diferencial, el día de mañana va a ser como la trazabilidad, y aquellos productores que no muestren cómo producen van a acceder a un mercado marginal. En lo que tiene que ver con los riesgos, el establecimiento ha optado de un tiempo a esta parte por diversificar y hacer foco en la compra de terneros para engordar hasta edad de faena, y se complementa el esquema con cultivos de grano: canola, cebada, trigo, soja y maíz.

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