Ya la discusión sobre el origen de la arepa está clara. Es el pan ancestral de nuestros indígenas Cumanagotos asentados en la población de Caigua municipio Simón Bolívar en el estado Anzoátegui, desde aquí se expandió al resto del país y el mundo.

Es por ello que tras el anuncio de la creación del expediente que se presentará ante la Unesco, para postular a la arepa como Patrimonio Cultural de la Humanidad iniciará el sustento de esta propuesta en nuestro estado.

El pasado 15 de septiembre de 2022 el Ministerio de Cultura adelantó que hay documentadas 27 variaciones del alimento venezolano, por ello iniciaron un recorrido que los llevaría a diversos puntos del país, para documentar este proceso.

Pero ya existe un trabajo de investigación realizado por historiadores gastronómicos quienes han expuesto con argumentos y referencias, como lo afirma Miro Popic en su columna Misión Gula fechada en mayo de 2022 que: “Está claro, y así lo reconocen los diccionarios especializados, que la voz arepa es indígena, propia de los Cumanagotos que poblaron el oriente de nuestro país. Según el DRAE, que norma el idioma español, Cumanagoto designa a “una persona del pueblo amerindio caribe que habitó en la antigua provincia de Nueva Andalucía o Cumaná, y cuyos descendientes habitan actualmente al norte del estado Anzoátegui, en Venezuela”.

En la lengua hablada por esos viejos parientes nuestros, al maíz lo llamaban erepa que con el uso derivó en a-re-pa. Es más, también llaman aripo a una plancha circular de metal o de arcilla donde se tuestan las arepas, que hoy conocemos nosotros como budare y los mexicanos como comal.”

De Caigua, para el mundo
Y es por ello que llenos de orgullo los habitantes de Caigua, quienes siguen el proceso de elaboración que fue transmitido por sus antepasados, están prestos para mostrar e informar a los representantes del ministerio que levantan el expediente para presentarse ante la Unesco, cómo se hace la “arepa caigüera”, desde el lugar en donde se le dio nombre a este ícono de la gastronomía nacional que no solo da sustento a los venezolanos desde hace unos 4 mil años, sino que como bien dice Popic: “Es un baluarte patrimonial profundamente arraigado en nuestra cultura, de gran significado metafórico no solo alimentario, representativo de lo que somos o podemos ser. Su voz en el imaginario popular abarca diversos aspectos de la vida.”