Barrio Villa del Parque – Historia

Cuando la fe y el trabajo transforman la realidad | Villa del Parque

Como pasa con la mayoría de los barrios populares, la historia de Villa del Parque se descubre en el relato de los viejos vecinos. Esa memoria transcripta aparece en el libro “Padre Osvaldo Catena, el pueblo escribe su historia” (Ediciones UNL – 2006). Cuentan que los comienzos del barrio se remontan al año 1912 cuando llegó el primer poblador. Se llamaba Juan Starder. Por ese entonces lo que hoy es Villa del Parque era solamente un paraje, un lugar de pastoreo para los animales, más allá de las vías, hacia los bañados del Salado.

Más adelante, con el paso de los años, se fueron asentando las primeras familias. En 1932 ya estaban instalados los Bravos, los Godoy, los Tévez y los Pereyra. En esa época Villa del Parque era conocida como «barrio los Bravos». Muchos creyeron que el nombre tenía que ver con el carácter de los vecinos y entonces el barrio tuvo cierta fama de temeridad. Pero en realidad se lo conocía como los Bravos por la familia de ese apellido. En esas primeras familias las mujeres eran protagonistas, y fueron ellas las que quedaron en la memoria. De los Starder, Doña Orfilia; de los Bravos, Doña Fortuna; de los Godoy, Doña Tomasa; de los Tévez, Doña María; de los Pereyra, Doña Adela.

Como la formación inicial de Villa del Parque se dio por la toma de terrenos el surgimiento fue bastante desordenado. “Era un laberinto de chilcas y caminitos que no tenía ningún servicio gubernamental…” rescataba la referida publicación de la Fundación Padre Catena.  Cuentan que recién en 1937 llegó el primer almacenero a Villa del Parque. Y como no había luz, era este humilde comerciante el que de noche sacaba un farol a la calle. Así, ese lugar se llamó «el farol de los gauchos rebeldes» porque de vez en cuando se armaba algún lío, de cuchillo y hasta revólver.

Como en todos los barrios del oeste, también en Villa del Parque durante muchos años el agua potable fue un motivo de preocupación, y de escasez. Primero los vecinos debían caminar hasta Bulevar Pellegrini y Perón, donde se sacaba agua de la maestranza municipal. Más tarde se instalaron algunas canillas comunitarias, que se transformaron en cuatro “mojones” del barrio (ubicadas en calles Junín y Roque Sáenz Peña). Y en alguna época la municipalidad también hizo circular un aguatero.

El relato de la historia de Villa del Parque plasmado por la Fundación, y que recuerda a Catena, menciona que, con el tiempo, el barrio fue creciendo y se agregaron muchas familias de Alto Verde, del Norte de la provincia y de zonas inundables del Oeste de la ciudad. Se recupera lo acontecido en una inundación en especial, en 1947, cuando el agua llegó hasta Blas Parera y la gente tenía que ir a trabajar en canoa. Después de esa creciente el barrio empezó a llamarse «El Triángulo». Esa era la forma que tenía porque estaba –y sigue estando- encerrado entre las vías de los FFCC Mitre y Belgrano.

La gente iba acercándose al barrio, empujados por la necesidad de una morada, no muy lejos de la zona donde podía conseguir un trabajo, ya sea el Mercado de Abasto, la Sociedad Rural, o en la construcción, los hombres. Y las mujeres, como empleadas domésticas. Sin embargo, las inundaciones repetitivas del Salado, en particular la de los años 1961 y 1962 hicieron que algunos habitantes emigraran a otros puntos de la ciudad. Muchos de esos vecinos habían llegado desde el norte santafesino, o el Chaco, a buscar un mejor futuro que la irremediable pobreza en el campo, y como paradoja, terminaron por encontrar muchos de ellos la marginalidad en la ciudad.

Una de esas primeras vecinas, Blanca Ávalos, recordaba que “En esos días no había cura en el barrio pero si había más perros que chicos, a pesar de que muchas familias del barrio, por ese entonces, tenían hasta 10 hijos. Recuerdo –agregaba- que cuando vivíamos en el fondo del barrio, teníamos una motocarga. Y para salir del mismo, con todos los hijos arriba, a chicote limpio lo debíamos hacer, para salvar los chicos de los perros”.

En el documental “El Hombre Nuevo, el hombre que te debo mi país. Padre Osvaldo Catena”, producido por la Fundación Padre Osvaldo Catena y realizado por Matecosido Producciones en 2007, un vecino del barrio, Toto Paz, mencionaba: “Éstos eran terrenos fiscales que a través de los años intendente tras intendente nos vinieron engrupiendo, que mañana, que pasado, y nunca loteaban… a tal punto que una vez nos quisieron desalojar a todos”.

La denominación “Villa del Parque” surge en los años ’60, y en realidad se refiere a la “villa miseria” del Parque Garay (mote con el que se nombraba a los barrios marginales en esa época). El asentamiento precario de viviendas era una postal que quedaba escondida detrás de los terraplenes de las vías. Y esa condición de exclusión, hasta visual y no sólo en términos de acceso, conformó una particular situación para el barrio. Encerrado entre vías tuvo la posibilidad de ser abordado en el trabajo territorial por los vecinos como un universo más acotado, aunque igualmente sembrado de postergaciones y dificultades.

En el devenir histórico más cercano, inundaciones de 2003 y 2007 de por medio, surge en el suroeste de Villa del Parque otro asentamiento de viviendas precarias, de cortes de ranchos, en forma anárquica. Como producto de las políticas neoliberales de los años ’90, y sus consecuencias de profundización de la pobreza y la desigualdad social, la zona más cercana a los reservorios comenzó a poblarse más rápidamente y autodenominarse como “Villa Oculta”.

Villa Oculta fue recientemente urbanizada, con la apertura de algunas calles, con nombres significativos propuestos por los vecinos. Así, las arterias se llaman Liberación (en realidad extensión de la misma calle desde Villa del Parque), Padre Atilio Rosso, y Jorge Moncada (en homenaje a un colaborador solidario del barrio). Fue en octubre de 2010 cuando el diario El Litoral reflejaba la alegría de los vecinos ubicados en este sector entre Santa Rosa de Lima y el viejo barrio “El Triángulo”. Por ejemplo, se reproducían las palabras de Ema Tarragona, que ayudó solidariamente durante 20 años en la cocina de la “Casa Padre Catena”, y que mencionaba que para tener los carteles de las calles, “Hubo venta de fideos, tortas, alfajores y pan casero. Toda la gente colaboró y eso es lo más valorable”. Más adelante la vecina señalaba: “Jamás pensé que las calles del barrio iban a tener nombre alguna vez. Vivo en Villa Oculta hace 25 años, cuando sólo éramos 12 familias y para llegar hasta acá había que pasar por una montaña de basura”. (El Litoral 7/10/2010)

Vecinos organizados

En la vida de Villa del Parque la huella del caminar del padre Osvaldo Catena ha dejado gran parte de la historia del barrio tras su derrotero. La escuela Cristo Obrero, la parroquia, el jardín de infantes, la escuela técnica, son obras de la fe entre los hombres, por los hombres y para los hombres. En el apartado sobre la vida de Catena se habla de la historia de Villa del Parque, en tanto el “Tío Pucho”, como le decían, dedicó su acción pastoral, y su propia existencia, al lugar. Pero antes de la llegada del clérigo, había una institución con tradición de trabajar por el bien de todos. La vecinal.

Al igual que otras entidades barriales, también en “El Triángulo” la vecinal pasó por altibajos en su tarea y presencia. No obstante, vale recordar lo mencionado en el documental “El Hombre Nuevo, el hombre que te debo mi país. Padre Osvaldo Catena”, cuando Vicente Tosti recordaba que la vecinal “…era un ranchito, un ranchito que se venía abajo, pero con dignidad, fue fundada por los vecinos, en 1955, el 27 de enero. Y la calle que cruza la vecinal, se llama 27 de Enero en honor a los fundadores y a la fecha en que se fundó la vecinal”. Más luego este viejo morador de Villa del Parque concluía: “La vecinal era el corazón del barrio, era el corazón del barrio, era la que en cierta manera regía el destino de todos los vecinos, era el gobierno del barrio y el gobierno del barrio se daba a través de las asambleas populares”.

Ese espíritu de lucha y organización ciudadana fue reforzado por la presencia de Catena, quien apoyaba los reclamos vecinales, como por ejemplo, la llegada del agua potable de red. Así lo rememoraba también Tosti, quien hablaba de cómo se tomaba mate en la vecinal, pero donde eran muchos los que trabajaban. Así consiguieron para el barrio, por intermedio de la vecinal, el Agua Corriente “…que era una de las pocas privilegiadas porque a través de nuestra lucha la municipalidad nos había conectado”. Justamente sobre la participación del cura Osvaldo en todas estas luchas por mejoras, por el loteo y la regularización dominial de los terrenos entre otras, Tosti concluía en el documental: “A lo mejor estas palabras escandalizan… pero los vecinos de deben mucho a Catena, pero Catena le debe muchísimo a los vecinos de Villa del Parque…”.

Lo cierto es que luego de la creación de la vecinal en 1955 se realizó una especie de “refundación”, con la apertura del nuevo edificio propio. Era el año 1960 cuando el vespertino local titulaba sobre una foto de orgullosos dirigentes barriales. “Se realizó la inauguración de la sede social propia de la Sociedad Vecinal Villa del Parque”. El acto se concretó un domingo, con presencia de autoridades, vecinos, vecinalistas, y como no podía ser de otra manera, Catena. Luego de la bendición de las instalaciones el padre Osvaldo realizó una valoración de la importancia para los pobladores de contar con un local propio para la entidad, a la par de agradecer la donación del local que hiciera Abraham Rezek. A su turno el benefactor destacó los buenos resultados que se obtienen mediante el trabajo colectivo. En la oportunidad también hicieron uso de la palabra el presidente y el secretario de la vecinal, amén de un representante del municipio. (El Litoral 1/3/1960)

Como barrio ubicado en la zona oeste, Villa del Parque tiene en su historia repetidas inundaciones. Además de la trágica y reciente acontecida en abril y mayo de 2003, aparece su antecedente inmediato de 1973, cuando el desborde del Salado afectó a la zona, con viviendas aisladas por las aguas. (El Litoral 11/5/1973)

En los años siguientes la vecinal actuó fuertemente en gestión y presentación de pedidos al municipio por mejoras para el lugar. Estas preocupaciones incluyeron no sólo la ansiada Agua Corriente sino además saneamiento de las cavas, obras hidráulicas de desagües, entre las más significativas. Sendas publicaciones, especialmente los primeros años de la década del ’70 dan cuenta de estas acciones. A modo de ejemplo se cita lo reflejado por El Litoral el 16 de septiembre de 1974 donde se leía sobre el comunicado al municipio de la vecinal: “Responsabilizamos a la Municipalidad de Santa Fe de todas las consecuencias sanitarias que traen aparejado el problema de la cava, y la intimamos públicamente para que le dé inmediata solución. Lo hacemos en nombre de los vecinos que viven alrededor de la cava, de los cientos de chicos que concurren a la escuela Cristo Obrero y de todos los niños y bebés que van a la guardería infantil”. En esa misma oportunidad expresaban la necesidad de desagotar las aguas estancadas, la limpieza y la fumigación, por lo que declaraban en “emergencia sanitaria” a esa zona del barrio.

Al poco tiempo, la acción vecinal lograba que el municipio en 1975 hiciera el desagüe por calle Junín, bajo las vías del ferrocarril, que permitía sacar los efluentes pluviales hacia el canal de calle Suipacha.

El “Manzanazo”

La presencia policial y del ejército en la zona de Villa del Parque a partir de la actividad vecinal y del propio cura Catena era la muestra clara de que las autoridades de facto, de varias épocas, veían con malos ojos a esa “Villa Miseria” que tomaba conciencia y accionaba para cambiar su marginalidad. Asimismo, la actividad de grupos políticos de jóvenes, de distintas vertientes, pero en especial de extracción peronista, daban un ingrediente más al “mote” subversivo del barrio.

En la última etapa de la Dictadura Militar autodenominada “Revolución Argentina”, bajo la presidencia de facto de Alejandro Lanusse, se endurecieron los operativos y la presencia de las fuerzas de seguridad del Estado en todos los rincones de la Argentina. Y Santa Fe no fue la excepción. Fue en ocasión del llamado “Manzanazo” en la zona oeste de la ciudad, cuando, por la situación de marginalidad y el clima de protesta entre los moradores, vecinos de Villa del Parque y Santa Rosa de Lima detuvieron un tren y tomaron la carga de manzanas que traía el convoy. Ese hecho, más la situación general, disparó un hasta entonces inédito operativo conjunto entre el ejército y la policía que entró a punta de pistola en Villa del Parque. Los viejos moradores recuerdan cómo bajaban los uniformados del terraplén de la vía, con armas largas y ametralladoras, entraban en los ranchitos y las casillas, y sin orden judicial, revolvían las pertenencias, y llevaban detenidos en averiguación de antecedentes.

En las crónicas de la época aparece este procedimiento, fuera de la ley, bajo un título del diario El Litoral del 24 de octubre de 1972 que decía “PROCEDIMIENTOS COMBINADOS DEL EJERCITO Y LA POLICIA”. La bajada mencionaba que había “detenidos por tenencia de armas”, y luego comenzaba un relato de los acontecimientos con una serie de trascendidos, sin información oficial de las razones del procedimiento. El tradicional vespertino refería: “Anoche y esta madrugada, fuerzas combinas (el error de tipeo es del original) del ejército y de la policía cumplieron un vasto operativo el cual, en su mayor parte, se desarrolló en el barrio Villa del Parque de esta ciudad, en la creencia, según trascendidos, de que allí se encontraría ‘aguantada’ una célula de carácter subversivo”. A pocos días de la bomba que estalló y destruyó la sede del Club del Orden (13/10/1973) la ciudad vivía un momento de inquietud, y ello era una justificación para incrementar la presencia policial y del ejército, uniformados o en ropa de civil sin identificación, en las calles. Villa del Parque estaba en la mira, y así, como lo decía el diario aquel martes 24 de octubre, “Según las informaciones que se han logrado obtener en distintas fuentes, ya que no hubo información oficial al respecto, se llevaron a cabo 15 procedimientos logrando la detención de alrededor de 18 personas, pero por tenencia de armas”. (El Litoral 24/10/1972)

Es interesante leer entre líneas lo publicado sobre las razones que originaron el operativo masivo, cuando se menciona que en jurisdicción de la seccional 8va. –lejos de Villa del Parque-  “…en horas de la mañana una menor se hizo presente en la seccional mencionada dando cuenta que momentos antes, en su finca de calle Blas Parera y Córdoba había llegado súbitamente un joven quien tras dejar un bolso se dio a la fuga”. Seguía la noticia diciendo que se había encontrado un arma, medio kilo de amonita (mezcla explosiva cuyo principal componente es el nitrato amónico), una peluca y panfletos del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo). Se decía después que la vigilancia llevó a la pesquisa de un sujeto que luego de ser “sometido a un interrogatorio”, confesó su verdadero nombre “Humberto René Pastrana, oriundo de Salta”. Así, “se estableció que vivía en un rancho en Villa del Parque, el cual fue allanado, encontrándose en su interior cinco de los denominados ‘barriletes’ pertenecientes al autodenominado ‘Ejército Revolucionario del Pueblo’. A todo esto en el mismo barrio se apresó un menor de edad, en cuyo poder se halló un revólver, proyectiles calibres 16, material de instrucción de tiro y combate, para atender a heridos, primeros auxilios y normas para prestar declaración ante las autoridades”.

Luego se hablaba que el tal Pastrana podría estar implicado en la fuga de otro detenido, y trascartón se detallaban otras detenciones fuera de Villa del Parque de personas presuntamente relacionadas al envío de una encomienda a Buenos Aires con un contenido que “Se estima que el explosivo que contenía dicha encomienda sería el mismo que se empleara en atentados contra funcionarios policiales y el puente ferroviario, no descartándose asimismo su vinculación con la voladura del Club del Orden”. Sobre la base de estas conjeturas se llevó adelante la “razzia” en Villa del Parque.

Y la reacción de las entidades ligadas al barrio no se hizo esperar, y de ello daba cuenta en la misma nota el diario, bajo el subtítulo “PROTESTAS DE ENTIDADES”. Se decía: “Con motivo del suceso relatado la Asociación Vecinal Villa del Parque en comunicado censura el ‘operativo realizado con gran despliegue de personal del ejército y de la policía’ que desde muy temprano ocuparon el barrio y procedieron a efectuar un allanamiento masivo, casa por casa con armas largas, ametralladoras, etc. Destaca además el censurable trato dado a los vecinos ‘que fueron despertados o sacados de la cama violentamente, encerrándolos como en un campo de concentración y haciendo perder el día de trabajo’ y agrega que no se permitió el acceso de las maestras a la escuela donde no se dictaron clases, que se detuvo al presidente de la vecinal Sr. Pedro Sosa y al vicepresidente Raúl Busto, diciendo por último que con estos procedimientos se persigue la intimidación y atemorización del barrio, no habiéndose respetado siquiera la capilla de Cristo Obrero y la casa parroquial”. (El Litoral 24/10/1972)

Seguían luego las expresiones de repudio de la Comisión Intersindical de Santa Fe, que resaltaba lo indiscriminado del procedimiento sin autorización judicial y que “solo es otra de las que se efectúan permanentemente en los barrios de la ciudad”. Se sumaba también la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, filial Santa Fe. La serie la cerraba la Comunidad Cristiana de la capilla de Cristo Obrero, donde se mencionaba que la entidad “…denuncia la ‘razzia policial militar’ que soportó el barrio esta madrugada, se refiere a los sucesos y denuncia especialmente que sin autorización judicial se allanó el local de la capilla y se revisó el archivo de la parroquia, violencia, dice aún más censurable por ejercerse contra un barrio humilde”.

Con todo, lo que en otros tiempos estos procedimientos en barrios como Villa del Parque querían doblegar era la militancia social, la lucha pacífica pero sin claudicar por una mejor calidad de vida, pero en especial por mayor equidad e igualdad. Un camino de búsqueda de la justicia social y la dignidad que todavía continúa luego de tantos años, tanto en el barrio del Cristo Obrero como en una gran porción de la ciudad de Garay.

ENVIANOS TU HISTORIA-03
Barrio Villa del Parque – Historia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll hacia arriba