¡Que alegría poder de nuevo reconocer tu verdadera identidad y que pena de toda la documentación  y tradiciones qué nos pudieran hoy aportar más luz sobre tu verdad! la historia patriarcal de nuestro cristianismo tiene una profunda deuda contigo. Las autoridades religiosas y teológicas deberían pedirte perdón públicamente por la injusticia que han cometido con tu persona.

Primero se intentó silenciar tu protagonismo en la vida de Jesús y en el de la primera comunidad; después se te quiso robar el titulo de la primera testigo de la Resurrección, para atribuírselo a Pedro, tal como lo hizo el evangelio de Lucas (24,34) y Pablo que ni siquiera te nombra entre los testigos de la Resurrección (1Cor 15,5-8). Una opción ideológica y política que sirvió para reclamar el derecho exclusivo de los varones para gobernar y obtener las «ordenes sagradas» y sostener así el patriarcado socialmente dominante, aunque eso fuese traicionar la opción de Jesús de una comunidad de iguales.

Soló las tradiciones marginales como la de los gnósticos y maniqueos te otorgaron la importancia que habías merecido y te escogieron como representante de sus doctrinas. El reconocimiento de tu misión como Apóstol de los Apóstoles se difundió en grabados de los siglos XI y XII, y en las vidrieras del XIII de las catedrales de Chartres, Auxerre…

Santa María Magdalena de la Basílica de Nuestra Señora del Rosario, Templo de Santo de Domingo | Archivo TDH 2017

Con la exclusión del Canon de todos los Evangelios que fueron reconocidos por la iglesia oficial y la quema de los escritos «herejes» de los maniqueos y gnósticos se intentó liquidar tu figura y tu protagonismo. Como dice la doctora Susan Haskins, «Con la desaparición de estos escritos ‘heréticos’, María Magdalena, heroína de los gnósticos, discípula principal, ‘compañera del Salvador’, ‘esposa’, ‘consorte’ y ‘pareja’ suyas, se desvaneció a su vez para resurgir brevemente entre los ortodoxos como testigo de la Resurrección y ‘Apóstol de los Apóstoles’, si bien sobre todo, y de mayor importancia para la historia del cristianismo y las mujeres, como una ramera arrepentida» (HASKINS, S.: María Magdalena. Mito y metáfora. Herder 1996. Para conocer las tradiciones sobre María Magdalena recomiendo también BERNABÉ UBIETA, C.: María  Magdalena. Tradiciones en el cristianismo primitivo. EVD, 1994. Ambas con abundante bibliografia).

Porque es verdad que para completar y justificar el robo de tu autoridad, como era imposible borrar tu presencia de los cuatro evangelios, se te convirtió en la  «pecadora», «la adultera», la «llorona arrepentida» (aún se conserva el dicho de «llorar como magdalena»); la representante del «pecado de la carne» paradójicamente ¡tan femenino! Y todo eso ¡cómo no!, se ratifica con la autoridad papal.

Pero hoy de nuevo las investigaciones feministas y la de tantos/as teólogos/as buscadores de la verdad, han vuelto a recuperar el esplendor de tu imagen. Pero aún están muy poco vulgarizadas sus conclusiones.

Santa María Magdalena de la Basílica de Nuestra Señora del Rosario, Templo de Santo Domingo | Archivo TDH 2018

Las mujeres cristianas te van reconociendo como tu patrona, la inspiradora de sus luchas, la que mantienes la antorcha de la verdad de Jesús de una comunidad de iguales. Y también por nuestra Orden de Predicadores, que te ha tenido desde un principio como patrona, ejemplo y abogada. Ruega por ellas y por todos los Frailes, Hermanos/as, Dominocos/as para que no falten las fuerzas, ni el humor, pues se necesita una buena dosis de amor con humor para seguir el camino. Tú sabes de dificultades, rechazos, calumnias, y menosprecios. A ti nos encomendamos. Gracias por ti.

Jose Luis Burguet O.P.
Prior Conventual del Templo de Santo Domingo
Publicado en la Revista «El Santo Rosario Camino De Conversión» No.104, Julio 2016

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