Cabreros del Monte

Villabrágima será el punto de partida para la excursión de hoy, que discurre por paisajes históricos y naturales de Tierra de Campos.  Se asienta a orillas del río Sequillo, entre Medina de Rioseco y Tordehumos. Junto a la iglesia de Santa María podemos apreciar lo original que debió ser su muralla, si toda ella tuvo el aire de lo que queda, la Puerta del Reloj, coronada por una especie de minarete que contiene el susodicho reloj y, en la punta, una campana. Alamedas, tapiales de piedra, casas señoriales y palomares completan la fisonomía de esta localidad, netamente terracampina.

Por un camino ancho y con buen firme que luego se irá estrechando y hundiéndose en roderas, nos dirigimos hacia Morales de Campos. Al Oeste se contemplan los cerros de Tordehumos y el perfil del pueblo en el que destacan, lógicamente, sus iglesias. Allí se firmó, entre los reyes de Castilla (Alfonso VIII) y León (Alfonso IX) el tratado de Tordehumos, de 1194 por el que, entre otras plazas, Villalmenter sería devuelto a León.  (Enseguida cruzaremos por este despoblado)


Rodamos por el término de Tordehumos y, justo en su límite, pasamos junto al arruinado caserío de Carresneros. Quedan arbustos en el camino, y unos muros y un palomar que están volviendo a los campos de tierra.

Y al poco estamos en Morales: una típica panera, casas señoriales, la iglesia del Señor Santiago -no hay mas que ver las vieiras del arco de entrada- y -cómo no- palomares, variados y abundantes palomares. Saludamos a la Virgen de los Arenales en su ermita y seguimos ruta hacia Cabreros.

Cruzamos también junto a una charca, normalmente seca. Y entre campos de labor llegamos al lugar, hoy despoblado, donde se levantó Villalmenter, que quedó en el reino de León según el tratado de Fresno-Lavandera, y luego por el de Tordehumos. Ya se ve que en las escaramuzas ganaban castellanos, y en los tratados, leoneses. Y ciertamente el lugar parece estratégico: está en un alto y domina la falda de Torozos, Villagarcía, conecta con Tordehumos, Cabreros… No queda nada, ni una mala construcción, ni restos de caserío. Eso sí, al dar un paseo andando por los campos de labor descubrimos todo tipo de restos de cerámica y algunas buenas piedras.

De Villalmenter a Cabreros vamos por un camino relativamente estrecho. Al fondo se divisa la torre de la iglesia y, más al fondo, las montañas -parece el Teleno o sus estribaciones-  nevadas, señal inequívoca de que ha llegado el invierno. Pero antes de presentarnos en la localidad no desperdiciamos la ocasión de contemplar algunos palomares, que aun subsisten en pleno campo y parece que cumpliendo su función de albergar palomas.

Y llegamos a Cabreros del Monte, donde el 26 de marzo 1206 los reyes de León y Castilla firmaron otro tratado de Paz, el primero en la historia redactado en lengua romance. En él se citan los castillos de Carpio, Valderas, Bollanos (Bolaños) y Villa Fruchoso (Villafrechós), entregados al infante Fernando, de León, por Alfonso VII de Castilla.  Al parecer, donde hoy se levanta la iglesia de San Juan -el lugar más alto del pueblo- en el siglo XI se levantó un castillo, donde posiblemente estuvieron reunidos los dos monarcas para firmar las paces.

Hoy Cabreros es un pueblo pequeño y tranquilo. Conserva una laguna y las ruinas de dos molinos de viento. También hay que acercarse a la ermita de la Piedad. Y, por supuesto, a alguno de sus muchos palomares, como debe ser costumbre del caminante en esta Tierra. Y aquí nos quedamos por el momento, para continuar la ruta en la entrada siguiente.

Autor: piscatorem

Los autores de este blog somos Federico Sanz (textos, fotos) y Óscar Domínguez (mapas, documentación). Tenemos escritos 7 libros de viajes y rutas, y un montón de artículos en diferentes revistas. Además, seguimos saliendo en bici todas las semanas. Si quieres, estas invitad@.

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