LOS GUAIQUERIES: UBICACIÓN EN LA ISLA DE MARGARITA

No es posible definir con exactitud cuáles fueron las tierras que durante el período prehispánico ocuparon los antepasados de los actuales guaiqueríes del estado Nueva Esparta, pues aquellos habitaron indistintamente en los diversos valles y puertos de la isla. Sin embargo, las evidencias arqueológicas tardías e historiográficas indican que los asentamientos prehispánicos guaiqueríes de la isla de Margarita fueron ocupados o reocupados hasta después de la llegada de los europeos: 1) a lo largo de la costa inmediatamente al norte del puerto El Tirano, en Playa Guacuco (Cruxent y Rouse 1982: 199);  2) en Porlamar, en los alrededores del suburbio de Bella Vista; y 3) al este de Porlamar, en Guamo (Alexander 1958: 117). Estos asentamientos coinciden con los lugares más densamente poblados de la isla para el momento del contacto.

Otros pueblos indígenas originarios están claramente identificados en la historiografía de Margarita, como es el caso de los dos asentamientos situados al norte, en El Tirano y El Manzanillo, ambos en el Valle de Paraguachí, donde en 1499 los guaiqueríes canjearon sus perlas con Alonso de Ojeda y Juan de la Cosa, los primeros europeos que pusieron pie en la isla.

Otro asentamiento de origen prehispánico importante hallado por los conquistadores a su llegada a la isla fue la aldea de Paraguarime, ubicada a unos 2,5 kilómetros hacia el norte del Morro de Charamaya (hoy Morro de Porlamar). Allí residía la familia de la cacica Isabel, hija del cacique Charamaya, precisamente el lugar donde en 1527 nacería el primer mestizo histórico de Venezuela, Francisco Fajardo. El territorio que comprendía esta antigua localidad indígena abarcaba desde las vertientes de la serranía central, conocida hoy como La Sierra, hasta las tierras regadas por el río El Valle, aguas abajo hacia el sur, hasta su desembocadura en la bahía de Guaraguao, región esta en la que se hallaban sus lugares sagrados (Cueva del Piache), y áreas de horticultura, cacería y pesca.

La aldea de Paraguarime, constituía el núcleo sociopolítico de otras viviendas que, aunque disgregadas a lo largo y ancho del Valle de Charaguaray (actual Valle del Espíritu Santo), se hallaban próximas unas de otras. Sus habitantes generalmente vivían en las inmediaciones de sus conucos, aunque erigían en las costas una suerte de cobertizos de palma que utilizaban para resguardarse del sol mientras realizaban labores de pesca (rancherías), muy posiblemente levantados en las cercanías de la boca del río El Valle a objeto de aprovechar el agua dulce. El Valle de Charagua­ray, para fines del siglo XV y comienzos del XVI, al parecer estuvo habitado por unas 200 personas. La población de Paraguarime, o Palguarime como se la conoce en la actualidad, continúa asentada en el mismo lugar de hace cinco siglos atrás.

Pamopatar (hoy Pampatar) fue otro de los pueblos guaiqueríes que halla­ron los españoles a su arribo a la isla de Margarita. Su antigüedad puede establecerse por la presencia de uno sus primeros pobladores, Pedro Moreno, quien para 1528 ya se hallaba en la isla. Este personaje se instaló al comienzo hacia Pampatar, quizás en las cercanías de Playa Moreno localidad a la que, como sugieren Subero (1981: 265) y Gómez (2001, T. II: 445), le quedaría como topónimo el nombre de este personaje tan influyente en la vida colonial de Margarita. Posteriormente, se trasladaría al Valle de Arimacoa.

De igual forma, son de data muy antigua los asientos originarios de otros pueblos guaiqueríes emplazados al norte de la isla, como aquel a que hace alusión Oviedo y Valdés (1962: 88), en 1535, ubicado en Juan Griego en: «un buen puerto y ancón de la parte del norte».

Finalmente, tenemos que en el Valle de Arimacoa existían dos poblados guaiqueríes: El Cercado y Pedro González.

(Tomado de MEMORIA HISTORICA DE LOS RESGUARDOS GUAIQUERIES de Cecilia Ayala Lafee y Wilbert Werner Wilbert, 2011)

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TORTUGAS MARINAS DEL ESTADO NUEVA ESPARTA

Las tortugas marinas son reptiles que presentan diversas adaptaciones al medio mari­no, Sus extremidades están modificadas en for­ma de aletas y su caparazón, de forma hidrodi­námica, les permite desplazarse fácilmente en el mar. Son animales pulmonados, por lo cual deben salir periódicamente a la superficie a res­pirar. Se pasan toda la vida en el mar y sólo la hembra regresa a tierra con el fin de desovar. Una tortuga en cada puesta puede depositar un promedio de unos 100 huevos, cuyo período de incubación es de aproximadamente dos meses, Todas las tortugas marinas son de gran tamaño, promediando una longitud de capara­zón entre 70 y 180 cm. y un peso entre 35 y 500 Kg,, dependiendo de la especie y la edad del animal, En el estado Nueva Esparta se en­cuentran las cinco especies de tortugas mari­nas señaladas para aguas marinas venezolanas, las cuales son conocidas localmente con los nombres de: Cardón (Dermochelys coñacea), Tortuga o tortuga verde (Chelonia mydas), Parape (Eretmochelys imbricatá), Carey (Caretta caretta) y Maní (Lepidochelys olivacea), nombres vernáculos que difieren notablemente de los que estas mismas especies reciben en el resto del territorio venezolano.

Las tortugas marinas tienen diversos enemigos naturales. Sin embargo, los factores que han tenido mayor influencia en la disminu­ción de sus poblaciones son los de origen hu­mano. Se pueden mencionar, entre ellos, la con­taminación marina, que deteriora el área de ali­mentación de estas especies; la utilización de la zona costera para la instalación de complejos turísticos, urbanísticos e industriales, eliminan­do áreas aptas para la anidación de tortugas marinas; el saqueo de nidos y captura de hembras para el consumo y venta – ambos ilegales- de los huevos, carne y caparazón; así como la pesca de juveniles y adultos,

Las tortugas marinas están protegidas, en nuestro país, por varios Instrumentos lega­les: Ley de Protección a la Fauna Silvestre (11 08-70); Resolución MARNR No. 95 (28-11 79); Ley Penal del Ambiente (05-12-91); Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestre (ClTES, 03-03-73).

(Tomado de ATLAS BASICO DEL ESTADO NUEVA ESPARTA, 1997)tortugas-marinas

LA IGLESIA DEL SANTISIMO CRISTO DEL BUEN VIAJE, PAMPATAR

Las primeras noticias acerca de tem­plos edificados en el Puerto Real de Pampatar, para los oficios del culto di­vino, durante los años iniciales de la época colonial, las tenemos en las Capillas que se levantaron con ese fin en las Casas Reales y en el Castillo San Carlos Borromeo. También hay que recordar al Gobernador de la Isla, Don Blas de Castro, quien hizo cons­truir una Casa de Aduana con su respectiva Capilla.

Pero la actual Iglesia, donde se le tri­buta cotidiana veneración al Santísimo Cristo del Buen Viaje, se debe al interés puesto de manifiesto por el Gobernador de Margarita Don José Longart y Cobián, quien habida cuenta que la población de Pampatar había aumentado considerable­mente, siendo insuficiente la Capilla exis­tente en el Castillo San Carlos Borromeo, para recibir tan crecida cantidad de fieles. Por otra parte, la distancia que media de este puerto a La Asunción, impedía a los de­votos cumplir con sus deberes espirituales. La iglesia de Pampatar ha debido estar con­cluida a fines del año 1748. Todo el pue­blo contribuyó con sus limosnas para feliz conclusión de esta obra pía.

La Iglesia del Santísimo Cristo del Buen Viaje tiene la particularidad de estar situada de Norte a Sur. Es decir, su puerta princi­pal se abre al Sur según la tradición, esta ubicación de la Iglesia permitía que los soldados de guardia de prevención pudieran seguir los oficios religiosos sin abandonar su guardia y así cumplir con uno y otro deber.

El encargado de los trabajos del templo lo fue Don Antonio de la Espada, Jefe del Castillo San Carlos Borromeo.

En la Iglesia de Pampatar hay, además de la impresionante y bella imagen del Santísimo Cristo del Buen Viaje, un Cuadro de Animas, en el cual se lee la inscripción si­guiente: «Hizo este retablo el Capitán de Ar­tillería Andrés de Berde. Año 1772». Según la acreditada opinión del crítico e his­toriador de arte Don Alfredo Boulton, este retablo fue pintado por Juan Pedro López, abuelo de Don Andrés Bello.

También hay una artística custodia de oro, plata y piedras preciosas que tienen grabada en su base con finos caracteres, la si­guiente leyenda: «La mandó a hacer Don An­drés Berde y dio 200 Ps. Fecit Ludovicus. Año 1769. Costo 250 Ps.».

En relación a la erección de la Parro­quia Eclesiástica de Pampatar, el 8 de octu­bre de 1758, el Dignísimo Obispo de Puerto Rico, Pedro Martínez de Oneca, erigió el “Beneficio Curado separado de la Parroquialidad de la iglesia de esta ciudad y por si solo con plena potestad, jurisdicción y derecho parroquial en todos los feligreses del expre­sado pueblo de Pampatar, Valle de Los Ro­bles, territorio llamado Agua de Bacas y Guaiqueríes de Los Cerritos. El 13 de octubre de 1758 el Obispo Martínez de Oneca señaló la jurisdicción de la Parroquia de Pampatar. Su primer párroco lo fue el Presbítero Dr. Don Francisco Antonio Vásquez.

(Tomado de MONUMENTOS HISTÓRICOS DE PAMPATAR de Jesús Manuel Subero, 1987)iglesia-de-pampatar

HAY FIESTA EN SAN FRANCISCO DE MACANAO

San Francisco de Macanao, este nombre se lo dan los vecinos de Juan Griego y San Juan Bautista, cuando construyen sus rancherías de pescadores en Las Arenas y en La Boca de Macanao.

Los pescadores provenientes de San Juan Bautista y de Juan Griego o Pedregales ingresaban por la franja de arena existente en la Boca del Pasadero (laguna de La Restinga) y de allí continuaban hacia San Francisco. Otras veces lo hacían en pequeñas embarcaciones des­de Juan Griego hasta la Boca de Macanao.

Anteriormente al caserío se le llamaba Vanda del Norte, Hato del Norte o Sexta Parte de La Península en clara alusión al hato de María del Jesús Narváez y Femando Marcano, el cual existía a co­mienzos de 1800.

San Francisco de Macanao es el caserío donde se refugió el general Bartolomé Ferrer en el año 1870, cuando es derrotado por Dionisio Silva Peña. Tiene sus comienzos como sitio de pescadores y de labranzas en 1860. Sus escasos habitantes se dedicaron principal­mente a actividades agropecuarias en La Auyama, La Chica, Guainamal, El Indio, La Carmela. Algunos se dedicaron a la pesca artesanal en El Maguey, El Tunal, La Pared.

(Tomado De CRONICAS DE MACANAO de Heraclio Narváez,2000)

Hoy 4 de octubre celebran la festividad de San Francisco de Asís, quien nació en Asís (Italia) en 1182. Hijo de familia rica. Su padre era un rico mercader llamado Pedro Bernardone y el nombre de su madre era Pica. Desde muy joven rompió moldes. Recorría las calles de Asís gritando jovialmente: «Paz y bien», una sencillez bondadosa resplandecía en Él: era admirado y amado. En 1202 fue encarcelado por unos meses a causa de su participación en un altercado entre las ciudades de Asís y Perugia. En 1202 fue encarcelado por unos meses a causa de su participación en un altercado entre las ciudades de Asís y Perugia. Murió el 3 de octubre de 1226, después de escuchar la lectura de la Pasión del Señor según San Juan. Tenía 44 años de edad. Sus hermanos llevaron al día siguiente el cadáver en solemne procesión a la iglesia de San Jorge, en Asís. Ahí estuvo depositado hasta dos años después de la canonización. En 1230, fue secretamente trasladado a la gran basílica construida por el hermano Elías.

Por iniciativa de la Comunidad Religiosa de este pueblo macanaguero, en el año 2015 se cambió la imagen de su Santo Patrono San Francisco de Asís, esta nueva reliquia mide ahora 1,80 metros de altura, fue elaborada en Colombia de manera artesanal y llegó a Venezuela, específicamente a la ciudad de San Cristóbal, el pasado 22 de septiembre y a la isla el 28 de este mismo mes.

(Verni Salazar 04 X 2016)san-francisco-de-macanao

«MOCA» MÓNICA DOMÍNGUEZ, ALFARERA DE EL CERCADO

De edad de once años fue que empecé con la loza y ahora tengo 73. Nací el 4 de mayo del año 25, aquí en El Cercado, cuando las mujeres parían con parteras y ayudas de vecinas. Con el tiempo una también ayudó a parir, sobre todo a colocar cabecitas para jalar a las criaturas con bien.

De por vida he estado aquí en El Cercado. Desde que nací, una sola vez he salido de la isla y fue para Carúpano, a la muerte de un hermano. Tamos aquí todos en familia con 3 hijos, 14 nietos y 5 bisnietos. La loza ha sido siempre oficio de las mujeres de la familia y todas hemos aprendido enseñadas por la mamá de una, cuando una era muchachita y debía ayudar a las labores de la casa. He trabajado con las manos de todo en la vida. He tejido chinchorros, flecos, hamacas, he horneado pan para vender, muchas cosas he hecho en esta vida pa’ llegar a donde estoy. Con la loza estoy asentada desde hace muchos años. El barro para hacer la loza se desmaya si no se le da fuerza suficiente. Eso hay que hacerlo con las lajas negra y blanca que una machuca ahora a pura piedra, porque el molino desde que se trancó a nadie se ha dolido para repararlo. La primera pieza que yo hice fue un aripo ayudada de mi mamá. Victoria Domínguez se llamaba y ella me enseñó todos los oficios que sé hacer. Toda su familia era alfarera. Mi abuela locera se llamaba María Luisa y su mamá también locera, se llamaban Estefan. Tuvieron fama. Lo primero que una aprende es a poner la base. Se hace sobre un tiesto o plato cubierto con ceniza o tierra para que la pieza no se pegue, y de De edad de once años fue que empecé con la loza y ahora tengo 73. Nací er 4 de mayo del año 25, aquí en El Cercado, cuando las mujeres parían con parteras y ayudas de vecinas. Con el tiempo una también ayudó a parir, sobre todo a colocar cabecitas para jalar a las criaturas con bien. 46 ahí para arriba ya se van haciendo los rollos que húmedos se van pegando y una los va alisando con la mano o un pedazo de totuma. Después del aripo que me servia de base, mamá me enseñó a hacer la cazuelita. «Ya lo voy a enseñá», me dijo y me pasó una pelotica de barro y yo fui haciendo como una arepita, y después me dijo ella, «ahora la va a ir levantando pa’rriba haciendo rollitos como éste y yo le voy a ir indicando cómo darle forma a la pieza». Fue ver eso y de ahí seguir practicando y practicando, porque una pone la pelotica de barro y tiene que irla subiendo y con rollitos que vaya quedando redonda, que no le quede fallo de una parte sino parejita, y si esté la va levantando hasta que sea música si es múcura, pimpina si es pimpina, y si es cazuela que lo sea. Yo así le hago la cazuela, el aripo, el anafre, el plato e’pie, las mondongueras, hormigueras para que la chatata no se coma las matas, las soperas, platos de comer de toda clase y si fuma, hasta cachimbos le hago.

(Tomado de MARGARIRA: HABLAS DE ARTESANIA de Mariano Díaz, 2009)

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CARMEN «SANGA» MARÍN, UNA BANDEJA DE SENTIMIENTOS

VERNI SALAZAR

Allí frente a la hermosa bahía de Juan Griego, se instala en una casa en ruinas, y comienza a poner en práctica esas enseñanzas en la preparación de comidas, allí se hizo popular su sancocho de pescado, sus pescados fritos…mientras tanto Fulgencio trabajaba como mesonero en Porlamar en los restaurantes “la Talanquera” y “El Caney el Caporal” y luego se encargaría en Juan Griego del restauran “El Fortín”…hasta que deciden formalmente colocarle el nombre de “El Búho”  a su restaurant y por razones que no vienen al caso hoy “El Bonguero”…pero en el alma popular sigue siendo el Buho, porque muchas veces basta…quizás la mayor parte del tiempo…una palabra, una mirada, un gesto y hasta una sabrosa comida,  para llenar los corazones de quien se ama, así es Sanga, la que está pendiente de todo los detalles, desde la cocina hasta la mesa, ella es la artífice de: el Arroz a la marinera, Asopado de mariscos, Sancocho de pescado, Sancocho de pescado Frito, Crema de Guacucos, Juan Griego especial, entre otros.

El Búho, Fulgencio Rafael,  cerró los ojos en 22 de diciembre de 2014…y los ojos color café de Sanga no han dejado de aguarse, su recuerdo permanece en cada amanecer Juangrieguero, en cada uno de los atardeceres crepusculares de su bahía, en cada una de sus evocaciones, sigue presente, propugnando y apoyando esa bandeja de sentimientos que desde que era Sanguita, floreció en su corazón…es esa bandeja que sale de su cocina, pero también como si saliera de su alma, de su espiritualidad margariteña, preparada de la siguiente manera y que me atrevo a parafrasear:

AsI…Con fraternidad,  a pesar de la diferencia de clases entre el Carite y el Tajalí, juntos los puso a orear,  ah.. pero por solidaridad no los dejó mucho tiempo al sol… mientras tanto con tolerancia le bajó los sumos a la tripa de perla, que  pantallera como siempre, aun sin perlas, que la esperaba molesta porque quería ser la primera que guisaran, con mucha ternura colocó  en la otra olla al cazón para que se ablandaba ya que formaría parte protagónica del cuajao y la tortilla, con simpatía tomó al erizo, que mudo sin espinas con que defenderse, se escondía tras un cucharón, huyendo hecho pasta de ser convertido en la otra totilla,…con la sutileza de una madre, tomó entre sus manos  las inertes y apiladas huevas de atún y dorado, que con mucho calor  se recostaban unas de otras como de costumbre, luego con cordialidad se acercó al pulpo, que haciéndose el importante, estiraba, sus tentáculos, lo convenció y con delicadeza lo convirtió en ensalada…y a escondidas se asomaba el botuto, a quien con mucha ternura mantenía alejado, preguntando cuando le tocaba a él, y le decía al oído con afecto …tu eres especial, tu  ensalada sorpresa, solo para los clientes y amigos…bandeja de sentimientos…que con sus consentidas las arepitas de maíz raspado, por ella misma…dan en el punto vital, de esa mezcolanza de ingredientes y emociones que hace sublime su degustación…

Gracias amiga Carmen Marín… es contigo Sanga…, gracias en nombre de la margariteñidad, por mantener y poner en valor todos los días durante este montón de años, nuestra identidad a través de tu cocina, a través de tus manos, a través tu bandeja de sentimientos, a través de tu apego a nuestra idiosincrasia culinaria, única en el mundo y pancarta sempiterna que nos identifica…que la Virgencita del Valle te de la fortaleza y la salud necesaria para mantenerte entre nosotros por mucho tiempo más…

Muchas gracias…

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