Valtierra entre senderos y sabores

Un paseo, visita a un huerto ecológico, clases magistrales sobre hortalizas, descubrir que los espárragos blancos se convierten en verdes, degustación de productos típicos, todo esto forma parte de las jornadas “Sabores y campo” que realiza el Ayuntamiento de Valtierra.

 

Hace unas semanas estuvimos en Valtierra disfrutando de estas actividades, y fue un día muy intenso, uno de esos días en los que a pesar de que es sábado merece la pena madrugar.

El día comienza prontito en la Plaza de la Esperanza y a pesar de que la lluvia amenaza pudimos realizar la ruta del Silencio, una ruta de unos 8 km a través de la cual Qeteo (empresa de servicios especializada en Geologia), nos cuenta los secretos que esconden estas tierras desde el punto de las rocas, es decir desde el punto de vista de la geología.

En la primera parada Javier nos cuenta que las rocas que vemos son yesos ya que en esta zona, hace millones de años, había un lago, mucho antes que el río Ebro bañara estas tierras, el agua de la que se alimentaba este lago contenían sales disueltas, junto con las altas temperaturas de la época se evaporaba fácilmente, las sales se cristalizaron y se formaron las capas de yeso.

Los terrenos por los que caminamos son muy secos y es muy difícil que haya plantas que se adapten a estos terrenos de yeso, aun así nos invaden las fragancias de las plantas aromáticas  como el tomillo romero y ontina que crecen en estas tierras.

Seguimos caminando y el terreno cambia, nos encontramos que en el camino hay cantos rodados lo que significa que nos encontramos justo en el lugar por el que paso el rio Ebro hace cientos de años, aunque ahora se encuentra a más de 5 km. Estas terrazas ahora convertidas en bosque, fueron repobladas con árboles por los habitantes de Valtierra.

Llegamos a la zona más elevada de la sierra del Yugo desde donde podemos apreciar los contrastes de estas tierras, a un lado de la sierra esta la Ribera del Ebro, donde predominan los campos verdes y los arrozales,  campos llenos de vida, al otro nos encontramos con uno de los desiertos más atractivos de Europa, las Bardenas Reales.

Desde aquí también se divisa la Ermita de la Virgen del Yugo, la leyenda cuenta que hace casi 1000 años un pastor de Arguedas divisó la figura de una Virgen que curó su cojera y desde entonces se le rinde culto en este lugar. Cualquier excusa es buena para montar una fiesta y el primer fin de semana de septiembre hacen una romería.

Justo en este punto hacemos un alto en el camino para coger fuerzas, allí nos estaba esperando nuestro amigo Hortelano y Chef con una enorme sartén de migas.

Comenzamos el descenso y nos llama la atención de que los fondos de los barrancos están aprovechados como campos de labor, estos fondos se denominan valles de fondo plano y se forman por la sedimentación de la arena y cantos rodados que arrastran las lluvias aplanando los barrancos.

Casi al final del recorrido llegamos al Barranco de las Palomas, un barranco muy peculiar ya que parece un cañón, es profundo y de paredes verticales, la energía del agua durante millones de años ha ido excavando estos barrancos

Durante el recorrido el silencio nos acompaña haciendo que prestes más atención a todo lo que nos rodea y disfrutando de la naturaleza.

Si tienes la oportunidad de hacer una visita guiada por esta ruta descubrirás muchas más curiosidades. También puedes hacerla si te descargas la aplicación MAPPACHE Valtierra e Irene, una pastora valtierrana, será tu guía durante todo el recorrido.

Al terminar este agradable paseo visitamos un auténtico huerto ecológico en el que descubrimos todo el trabajo que hay detrás de un manojo de espárragos, de los ajos y ajetes, las cebollas, las pochas o habas verdes, las fresas…..

Esta visita, como no podía ser de otra manera, está acompañada de una degustación de productos típicos: espárragos blancos y alcachofas. Y de postre fresas recién recogidas, hacía tiempo que no comíamos auténticas fresas! En definitiva es un  privilegio poder disfrutar de las verduras de temporada.

Aunque pueda resultar extraño en la ribera de navarra también hay sidrerías, un poco alejada del casco del pueblo, está la sidrería Bornax (http://www.bornax.com/), y como habíamos comido poco a lo largo del día optamos para comer algo ligerito: chorizo a la sidra, tortilla de bacalao, bacalao con pimientos, txuleta, hay que destacar que esta espectacular, y de postre cuajada quemada, típico postre navarro.

Evidentemente optamos por el menú sidrería y aunque la sidra no era casera no hace falta irse muy lejos para degustarla y disfrutar de una agradable sobremesa en muy buena compañía.

No hay mejor manera de terminar el día que dormir en una auténtica cueva bardenera. Estas cuevas fueron excavadas por los antiguos pobladores de Valtierra en el barranco de arcilla creando huecos que acondicionaron como hogares, inicialmente solo había dos huecos: la cocina y la habitación de matrimonio, conforme la familia aumentaba se excavaban más huecos.

Estas cuevas no necesitaban calefacción ya que se mantienen a temperatura constante todo el año, son calentitas en invierno y frescas en verano.

Estas cuevas estuvieron habitadas hasta los años 60, cuando sus habitantes se “mudaron” a las nuevas casas con luz y agua. Actualmente algunas están en desuso, otras se utilizan como bodegas o trasteros, y otras están rehabilitadas como alojamiento turístico (www.lasbardenas.com).

Estos apartamentos – cueva han sido rehabilitadas respetando la esencia de las cuevas bardeneras pero a la vez se ha creado un ambiente moderno y hogareño. Donde hacer planes en familia o tener un detalle romántico con tu pareja es posible gracias a las diferentes capacidades de sus estancias, que van desde 2 a 7 huéspedes.

Nosotros nos adentramos en varias estancias y os podemos asegurar que son espaciosas, con una temperatura muy agradable y eso que en el exterior hacía bastante calor. Además nos sorprendió que estaban todas equipadas como una casa rural con todo tipo de electrodomésticos e incluso varias de ellas con barbacoa.

Nuestra aventura rural no hubiera sido posible sin que Javier nos hubiera llevado al pasado a través de la geología, sin que Alicia nos hubiera orientado durante toda la jornada, sin que Hortelano y Chef no nos hubiera llenado tan bien nuestros estómagos y sin que hubiéramos podido relajarnos a la sombra de las cuevas bardeneras.